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Autor: Jimmy R. López Yule Diferencias entre un buen carácter y un mal carácter 1. El buen carácter calla cuando debe callar (y eso no es ser débil). Calla espera, cuando una imprudencia podría echarlo todo a perder. El contemporizador llega a ser dueño del mundo. No gasta sus energías luchando contra la tempestad sin necesidad, sino que aguarda un poco a que haya calma. El mal carácter dice abiertamente todo lo que le disgusta; expone con aspereza sus opiniones y hace enojosa la vida a los demás. Se olvida de que la prudencia debe regir el trato con los otros y que "el que dice todo lo que quiere, oirá también lo que no quiere". 2. El mal carácter es desabrido. Molesto para oírle contestar. Sombrío, retraído. Inexorable en la crítica. Destaca las menores faltas con reproches amargos. Se irrita a la menor contrariedad . Tiene una ironía mordaz. "Cada palabra suya es como una puñalada ". Desconoce el placer de darle la razón al contario y ser complaciente. Es brusco, rencoroso, susceptible. Su mal viene de adentro y produce una doble desdicha: para él y para los demás. Y se va quedando solo y abandonado. Una general oposición es la sanción a un mal carácter. El buen carácter es alegre: suelta una serie de observaciones placenteras aunque la situación actual no sea lo más agradable. Gusta del humor, del chiste oportuno. Sabe que lo que no se puede cambiar es mejor aceptarlo y seguir viviendo de la manera más feliz. No se dedica a pensar en un problema o disgusto que ha llegado; trata de solucionarlos, pero sin amagarse la vida por ello. Mantiene su pensamiento y su actitud lo más tranquilos y joviales posibles. De la persona de buen carácter nunca se podrá decir lo que de su conyugue dicen algunas personas: "Nunca jamás pronuncia una frase alegre". Cuando una persona conoce que no es necesaria ni importante, ni deseable, pierde la alegría de vivir. Por eso, quien posee un buen carácter llena su conversación de expresiones que demuestren a los que viven con él, que si se les aprecia y si las considera importantes. 3. El mal carácter es pesimista. Reduce de tal manera su personalidad que la conduce a la mayor esterilidad. El apostolado y la influencia de muchas personas se quedaron en la mediocridad a causa de la imagen tremendamente pequeña que se hicieron a cerca de su propio yo.

Diferencias entre un buen caracter y un mal caracter

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Page 1: Diferencias entre un buen caracter y un mal caracter

Autor: Jimmy R. López Yule

Diferencias entre un buen carácter y un mal carácter

1. El buen carácter calla cuando debe callar (y eso no es ser débil). Calla

espera, cuando una imprudencia podría echarlo todo a perder. El

contemporizador llega a ser dueño del mundo. No gasta sus energías

luchando contra la tempestad sin necesidad, sino que aguarda un poco a

que haya calma.

El mal carácter dice abiertamente todo lo que le disgusta; expone con

aspereza sus opiniones y hace enojosa la vida a los demás. Se olvida de

que la prudencia debe regir el trato con los otros y que "el que dice todo lo

que quiere, oirá también lo que no quiere".

2. El mal carácter es desabrido.

Molesto para oírle contestar. Sombrío, retraído. Inexorable en la crítica.

Destaca las menores faltas con reproches amargos. Se irrita a la menor

contrariedad . Tiene una ironía mordaz. "Cada palabra suya es como una

puñalada ". Desconoce el placer de darle la razón al contario y ser

complaciente. Es brusco, rencoroso, susceptible. Su mal viene de adentro y

produce una doble desdicha: para él y para los demás. Y se va quedando

solo y abandonado. Una general oposición es la sanción a un mal carácter.

El buen carácter es alegre: suelta una serie de observaciones placenteras

aunque la situación actual no sea lo más agradable. Gusta del humor, del

chiste oportuno.

Sabe que lo que no se puede cambiar es mejor aceptarlo y seguir

viviendo de la manera más feliz. No se dedica a pensar en un problema o

disgusto que ha llegado; trata de solucionarlos, pero sin amagarse la vida

por ello. Mantiene su pensamiento y su actitud lo más tranquilos y joviales

posibles.

De la persona de buen carácter nunca se podrá decir lo que de su

conyugue dicen algunas personas: "Nunca jamás pronuncia una frase

alegre".

Cuando una persona conoce que no es necesaria ni importante, ni

deseable, pierde la alegría de vivir. Por eso, quien posee un buen carácter

llena su conversación de expresiones que demuestren a los que viven con

él, que si se les aprecia y si las considera importantes.

3. El mal carácter es pesimista.

Reduce de tal manera su personalidad que la conduce a la mayor

esterilidad. El apostolado y la influencia de muchas personas se quedaron

en la mediocridad a causa de la imagen tremendamente pequeña que se

hicieron a cerca de su propio yo.

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Autor: Jimmy R. López Yule

Por su pesimismo, el mal carácter carece de ideales y no tiene poderosos

deseos de triunfo. El pesimismo los priva de los estímulos que los podrán

impulsar a efectuar grandes acciones, y los vuelve perezosos, tímidos,

agotan la vida en soñar y no se atreven a realizar lo que desean, por temor

a las críticas de los demás.

El buen carácter es optimista.

siente que no está luchando solo. Sabe que todo el poder y la inmensa

bondad de Dios le acompañan todos los días de su vida. Dice como San

Pablo: "No lucho al azar como dando puñetazos al viento. Tengo una meta

donde me espera el gran premio que Dios tiene destinado a todos los que

se esfuerzan". Aunque las dificultades se me presenten tan numerosas y

fuertes como un ejército en orden de batalla, nada temo, porque Dios está

conmigo y ha prometido no faltar nunca al llamado de los que lo invocan

con fe.

Mejor carácter, mejor vida. Para conquistar las personas hay que

conquistar, ante todo, su corazón. Las cosas se solucionan o se complican

según el buen o mal carácter de quien las dirige.

Por eso, para una vida más feliz, es necesario tener un buen carácter.

Para mas éxitos, mejorar el carácter.

El físico nadie lo va a cambiar. Si nacimos eucaliptos, nadie nos va a

convertir en sauces. Pero el espíritu si se logra cambiar. En el carácter se

puede obrar el milagro que se efectuó en los llanos del Tolima y en los

desiertos de Israel: Con un regadío bien llevado se volvieron fuentes de

riqueza los que antes eran valles de tristeza. El carácter, con un poco de

esfuerzo, nos puede producir inmensas ganancias de simpatía y triunfos en

nuestra vida social.

Hagamos el ensayo. Ni siquiera imaginamos lo que ganaremos mejorando

el carácter que tenemos.