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CARTA PASTORAL Conmemorar nuestra historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra Patria

Carta pastoral definitiva

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Page 1: Carta pastoral definitiva

CARTA PASTORAL

Conmemorar nuestra

historia desde la fe,

para comprometernos

hoy con nuestra Patria

Page 2: Carta pastoral definitiva

Todos los Obispos del país en

comunión, a través de la Carta

Pastoral titulada Conmemorar

nuestra historia desde la fe, para

comprometernos hoy con nuestra

Patria, desean compartir con el

Pueblo de México un ejercicio de

discernimiento histórico de nuestra

Nación, así como un mensaje de

compromiso, fe y esperanza frente al

futuro.

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Presentación e Introducción

de la Carta Pastoral

• La Carta Pastoral está compuesta de 72 páginas, con 140

parágrafos, dividido en tres grandes partes.

• En la Presentación de este histórico

documento señalan que: “Sentimos el deber de

sumarnos con actitud solidaria y lucidez crítica

a la conmemoración del Bicentenario de la

Independencia y del Centenario de la

Revolución Mexicana.

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Como creyentes, descubrimos

en los hechos de la historia el

designio de Dios, aun en medio

de las debilidades y pecados de

los hombres.

Como nos decía S.S. Juan Pablo II

“hemos de ver el pasado con

gratitud, vivir el presente con

responsabilidad y proyectarnos al futuro

con esperanza”.

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CONTENIDO

• PRESENTACIÓN (P. 3)

• INTRODUCCIÓN GENERAL (P. 7)

• PARTE I: UNA MIRADA A LA PROPIA HISTORIA DESDE LA FE (P. 11)

PREÁMBULO DE LA PRIMERA PARTE (P. 11)

Un proceso nunca acabado (No. 8)

La Iglesia en medio del mundo y de la historia (No. 9)

Desarrollo de la Primera Parte (No. 10)

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I. MIRADA PANORÁMICA DE LA HISTORIA (P. 13)

Evangelización y “Acontecimiento Guadalupano” (No. 11)

La fe, elemento dinamizador (No. 12)

Catolicismo renovado y pensamiento ilustrado (No. 13)

Tres antecedentes de la Independencia (No. 14)

Reconocimiento de la libertad conquistada (No. 15-16)

Celebrar el don de la libertad (No. 17)

Postindependencia (No. 18)

Paradoja nacional (No. 19)

Presencia del “catolicismo social” (No. 20)

Búsqueda de justicia y democracia (No. 21)

En búsqueda de la “laicidad positiva” (No. 22)

Diferencias complementarias (No. 23)

La gramática de Dios (No. 24)

El progreso como “vocación” (No. 25)

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II. LA IGLESIA EN LA INDEPENDENCIA (P. 21)

Iglesia implicada (No. 26)

La “Ilustración católica” (No. 27)

Derechos del hombre (No. 28)

Sacudimiento religioso y social (No. 29)

La resistencia pacífica (No. 30)

Difícil realización (No. 31)

Creciente opresión y reacciones diversas (No. 32)

“La Patrona de nuestra Libertad” (No. 33)

Reprobación del levantamiento y excomuniones (No. 34)

Acusaciones contra Miguel Hidalgo (No. 35)

La excomunión de Miguel Hidalgo (No. 36)

Acusaciones contra José María Morelos (No. 37)

La excomunión de José María Morelos (No. 38)

Mezcla y confusión (No. 39)

Búsqueda de un orden legal (No. 40)

Represión y disolución social (No. 41)

Protagonismo de los laicos (No. 42)

Nación independiente e Iglesia libre (No. 43)

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III. CATOLICISMO Y REVOLUCIÓN (1910-1917)

“Campanazo político” (No. 44)

Despertar social católico (No. 45)

Hacia un catolicismo social (No. 46)

El Partido Católico y la “leyenda negra” (No. 47)

Catolicismo social y liberalismo intransigente (No. 48)

El artículo 123 y la Rerum Novarum (No. 49)

Somero balance (No. 50)

Con gratitud, veracidad y compromiso (No. 51)

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IV. SENTIDO CRISTIANO DE LA HISTORIA (P. 32)

Nuestro horizonte (No. 52)

Cristo: centro, clave y fin de la historia (No. 53)

Iglesia solidaria con el género humano (No. 54)

Fe probada y vencedora (No. 55)

Fortaleza en la debilidad (No. 56)

“Yo estoy con ustedes” (No. 57)

Universo transformado en Gloria (No. 58)

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• PARTE II.

SERVIR A LA NACIÓN, COLABORANDO A CONSTRUIR UN PROYECTO CULTURAL DESDE LA FE (P. 36)

Comprender el pasado para actuar en el presente y preparar el futuro (No. 59)

Un camino cultural desde la experiencia de la fe (No. 60-64)

La Nación es anterior al Estado (No. 65-66)

Un proyecto al servicio de la Nación (No. 67-68)

La importancia del aporte cristiano (No. 69-71)

Múltiples iniciativas a partir de la experiencia de la fe (No. 72)

La fe ilumina a la razón y vivifica a la cultura (No. 73-74)

Cambio de Época, pluralismo cultural y laicidad (No. 75-80)

Derecho a la Libertad Religiosa (No. 81-82)

Ofrecer la cultura de la vida en un México plural (No. 83-88)

Contribuyendo a renovar las instituciones con la Doctrina Social de la Iglesia (No. 89-90)

La Iglesia anuncia a Cristo (No. 91-96)

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• PARTE III:

PROTAGONISTAS TODOS, EN LA CONSTRUCCIÓN DE

UN FUTURO CON ESPERANZA (P. 49)

Ofrecemos una visión integral y trascendente del hombre (No.

100-111)

Frente a los grandes desafíos sociales: justicia y solidaridad (No.

112-118)

Combate a la pobreza (No. 119-123)

Educación integral y de calidad para todos (No. 124-128)

Reconciliación nacional (No. 129-135)

• CONCLUSIÓN: UNA MIRADA DE ESPERANZA (P. 62)

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Parte I:

Una mirada a la propia historia desde la fe

En esta Primera Parte de la Carta Pastoral, la más larga de las

tres que la componen, señalan que: “La gestación y el

crecimiento de una nación es un proceso siempre prolongado

y nunca totalmente acabado, con luces y sombras que hay que

acoger con espíritu generoso y también agradecido hacia

quienes contribuyeron a su realización” (No. 8).

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Nos dicen que: “En repetidas ocasiones

hemos hecho hincapié en que la Iglesia

«está en el mundo, sin ser del mundo», y

por ello está llamada a

participar, iluminando con la Palabra los

diversos sucesos que configuran y dan

sentido a nuestra Nación”.

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Después, recuerdan los dos antecedentes

de su magisterio dirigidos a todo el Pueblo

de México, que son: la Carta Pastoral del

año 2000, Del Encuentro con Jesucristo a

la Solidaridad con Todos, así como la

Exhortación Pastoral, presentada al inicio

de este mismo año, Que en Cristo nuestra

paz México tenga vida digna, que aborda la

difícil situación de violencia por la que

atraviesa nuestro País.

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Parte II:

Servir a la nación,

colaborando a construir

un proyecto cultural desde la Fe

En esta Segunda Parte, que comprende treinta y ocho parágrafos, los

obispos manifiestan que, en continuidad a los anteriores esfuerzos, e

inspirados por las recientes enseñanzas del Papa Benedicto

XVI, principalmente por su reciente encíclica social Caritas in

veritate, y por la V Conferencia General del Episcopado

Latinoamericano y del Caribe (“Aparecida”), ahora queremos

proponer y ofrecer este nuevo esfuerzo, haciendo hincapié en el tipo

de cultura que los discípulos de Jesús debemos fomentar para

mostrar la vitalidad de la fe y para colaborar en la construcción de

un proyecto nuevo al servicio de la Nación, en el momento actual.

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Señalan que, antes de que la fe pueda reflejarse en la vida

social, su itinerario natural exige pasar por el ámbito de la

conciencia personal, de las convicciones, de los estilos de

vida que lleven a una conversión, es decir a un “cambio de

mentalidad” que transforme e impacte la propia vida y el

entorno social. La cultura, indican es, «todo aquello con lo

que el hombre afina y desarrolla sus innumerables

cualidades espirituales y corporales».

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Parte III:

Protagonistas todos,

en la construcción

de un futuro con esperanza

En esta parte, los Obispos señalan que la Iglesia tiene el derecho

de participar, a través de sus ministros y fieles laicos, según sus

propias funciones y responsabilidades, en la construcción de la

cultura de la vida, aportando lo que les es más propio, a partir

de la cosmovisión del mundo y sobre todo de la concepción que

del hombre tienen, que se caracteriza por su trascendencia, su

dignidad inviolable y su realización eminentemente social:

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“Es nuestra visión del hombre, la que queremos

ofrecer, en tanto que reconocemos que él es el

medio, sujeto y fin de toda cultura, de toda actividad

humana y dinámica social. Posee derechos que

emanan de su propia naturaleza, que siempre se le

deben respetar. El cristianismo, además, adiciona

aspectos que presuponen la fe. La dignidad del

hombre para nosotros no sólo se deriva de su

naturaleza, sino de su calidad de hijo de Dios, así

como de haber sido redimido por Cristo y llamado a

la felicidad eterna” (No. 100).

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Ante esta realidad que nos apremia en el tiempo presente, los

Obispos proponen a todos los sectores que conforman la

sociedad, asumir tres prioridades fundamentales en el camino

de nuestro desarrollo como Nación:

a) Queremos un México en el que todos

sus habitantes tengan acceso equitativo

a los bienes de la tierra. Un México en el

que se promueva la superación y

crecimiento de todos en la justicia y la

solidaridad; por lo que necesitamos

entrar decididamente en un combate

frontal a la pobreza.

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b) Queremos un México que crezca en su

cultura y preparación con una mayor

conciencia de su dignidad y mejores elementos

para su desarrollo, con una educación integral

y de calidad para todos.

c) Queremos un México que viva

reconciliado, alcanzando una mayor armonía e

integración en sus distintos componentes

sociales y con sus diferentes orientaciones

políticas, pero unificado en el bien común y en

el respeto de unos y otros.

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Conclusión:

Una mirada de esperanza

Los Obispos señalan finalmente en las conclusiones que su mirada hacia el

futuro está llena de esperanza porque somos un pueblo con una gran

riqueza humana y cristiana.

Nuestras raíces, nuestra historia y nuestra cultura nos piden estar a la

altura de nuestros antepasados.

A los creyentes, por otro lado, les recuerdan los Obispos que nuestra

esperanza está fincada, más allá de nuestras posibilidades humanas, en sí

mismas valiosas, en la firme voluntad divina, manifestada en Jesucristo, de

conducir la historia de la humanidad hacia la plenitud de la vida y la

salvación. Nuestra esperanza, afirman, es sobre todo, esperanza en Dios

(números 136 y 137).