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Filipenses 3.20-21
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya,
por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Como ciudadanos celestiales estamos llamados a vivir de acuerdo a la norma
bíblica sin importar el sistema político o económico vigente.
Como ciudadanos celestiales estamos
llamados a vivir bajo la autoridad que Dios
ha designado, no enfocando la mirada en las cosas terrenales
sino en las celestiales.
Colosenses 3.2, 5
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”
“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;”
Colosenses 3.8
“Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia,
palabras deshonestas de vuestra boca.”
Eclesiastés 10.4
“Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la
mansedumbre hará cesar grandes ofensas.”
Jeremías 29.5, 7.
“Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos.”
“Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a
Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.”
Como ciudadanos celestiales estamos llamados a vivir con la esperanza que un día nuestro Señor Jesucristo tendrá sujetas todas las
cosas bajo Su poder y dominio.