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In nomine Patris, et Filii et Spiritui Sancto. Amén. Ordo Supremis Militi Templi Ierosolimitani. Magnus Prioratus Mexici. Mensaje de Dominica de Trinidad de la Capellanía. Gran Prior S. E. Fr +++ Don Roberto Molinari, Hermanos del Consejo Prioral, Hermanos comendadores de receptorías. Hermanos profesos, Hermanos caballeros de capitulo, Postulantes, Simpatizantes Amigos: “Bendita sea la Santa Trinidad, y la Indivisible Unidad; alabaremosla, porque usó con nosotros su misericordia”. Introito de la Misa de Trinidad. is más cordiales saludos a todos, estoy contento de volverme a dirigir una vez más a vosotros. Recordándoles que siempre están en mis oraciones, preces cotidianas, y pidiendo la gracia de Dios en sus vidas espirituales y materiales. También me gustaría dirigirles un mensaje en este Domingo de Trinidad, mayor de los misterios cristianos, y que nos caracteriza como religión. En este pequeño escrito quisiera hablar de la catolicidad que está relacionada estrechamente con este Misterio, además de que nos sirva como reflexión espiritual, para que cada caballero templario edifique su anima con la Sagrada Letra que nos instruye, nos lleva hacia Jesús, y nos dispone también para recibirle sacramentalmente en la Hostia consagrada. Hermanos: la Iglesia custodia misterios de fe que deben ser contemplados por el ánima. No los desarrolla o discurre de una analogía o argumentación, son revelaciones directas de Dios por medio de la Sagrada Letra y los Concilios verdaderamente ecuménicos, quiero decir que la razón no los crea o desarrolla, sino los recibe, pero eso no significa dejar la razón fuera, sino integrarla para discurrir y mostrar ese misterio a los no creyentes o quienes dudan de la fe. Como caballeros es una de las premisas de la Orden “luchar contra el materialismo y establecer un reino espiritual”, ya no batallamos contra carne y sangre, sino batallamos contra conceptos que se anidan en la juventud y niñez, y les aleja de la base espiritual humana, como dice el salmo: “dice el necio no hay Dios”. Así que como M

Domingo de trinidad

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In nomine Patris, et Filii et Spiritui Sancto. Amén. Ordo Supremis Militi Templi Ierosolimitani.

Magnus Prioratus Mexici.

Mensaje de Dominica de Trinidad de la Capellanía. Gran Prior S. E. Fr +++ Don Roberto Molinari, Hermanos del Consejo Prioral, Hermanos comendadores de receptorías. Hermanos profesos, Hermanos caballeros de capitulo, Postulantes, Simpatizantes Amigos:

“Bendita sea la Santa Trinidad, y la Indivisible Unidad; alabaremosla, porque usó con

nosotros su misericordia”. Introito de la Misa de Trinidad.

is más cordiales saludos a todos, estoy contento de volverme a dirigir una vez más a vosotros. Recordándoles que siempre están en mis oraciones, preces cotidianas, y pidiendo la gracia de Dios en sus vidas espirituales y materiales.

También me gustaría dirigirles un mensaje en este Domingo de Trinidad, mayor de los misterios cristianos, y que nos caracteriza como religión. En este pequeño escrito quisiera hablar de la catolicidad que está relacionada estrechamente con este Misterio, además de que nos sirva como reflexión espiritual, para que cada caballero templario edifique su anima con la Sagrada Letra que nos instruye, nos lleva hacia Jesús, y nos dispone también para recibirle sacramentalmente en la Hostia consagrada. Hermanos: la Iglesia custodia misterios de fe que deben ser contemplados por el ánima. No los desarrolla o discurre de una analogía o argumentación, son revelaciones directas de Dios por medio de la Sagrada Letra y los Concilios verdaderamente ecuménicos, quiero decir que la razón no los crea o desarrolla, sino los recibe, pero eso no significa dejar la razón fuera, sino integrarla para discurrir y mostrar ese misterio a los no creyentes o quienes dudan de la fe. Como caballeros es una de las premisas de la Orden “luchar contra el materialismo y establecer un reino espiritual”, ya no batallamos contra carne y sangre, sino batallamos contra conceptos que se anidan en la juventud y niñez, y les aleja de la base espiritual humana, como dice el salmo: “dice el necio no hay Dios”. Así que como

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caballeros de la Orden debemos conocer los misterios revelados y mostrarlos al mundo con nuestros actos. Y lograr establecer un reino espiritual con la espada del verbo, si hermanos, no se escandalicen pensando que hago llamado a la guerra, cuando me refiero a la espada del verbo, es lo que Raimundo Lull dice en su libro “El Orden de Caballería” que: “Al caballero se le da una espada; la cual es labrada en semejanza de cruz, para significar que así como nuestro Señor Jesucristo venció a la muerte en la cruz, en la cual muerte habíamos caído por el pecado de nuestro padre Adán; de esta manera el caballero debe vencer con la espada, y destruir los enemigos de la Cruz”. (Ibid., p. 29). En este caso, una espada del verbo sería, las razones de la fe que profesamos. Esa cruz, esa locura que San Pablo se refiere. Porque para los gentiles el mensaje de la Cruz es necedad. Así que siempre que podamos escudriñemos las Sagradas Escrituras para alimentar ese verbo, y tener una espada filosa que entre en los espíritus y los lleve hacia el Señor Jesús. La palabra misterio proviene del griego “Mysterion” que significa algo oculto. La Iglesia tiene misterios que están velados, no porque sean secretos guardados o de carácter esotérico, sino que son ocultos a la razón, son ocultos al no iniciado en el cristianismo por el bautismo. Uno de estos misterios es la Revelación de Dios uno y trino. La Santísima Trinidad. Básicamente es que hay Un solo Dios, en tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Algo que ya existía desde el AT, y que se conocía por sombras, sin embargo Jesús lo revelo a nosotros en el mandato dado, como lo muestran las conclusiones de los Evangelios Sinópticos: “Id, pues y enseñad a todas las gentes, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a observar todo cuanto os he mandado”. (Mt. 28; 18-20). La fórmula del bautismo es trinitaria y obedece a este principio que el Señor nos pide, una vez que somos instruidos en la verdadera fe, entonces podemos enseñar a otros a guardar los preceptos que Él enseño. Como cristianos no es una opción enseñar al que no sabe, es un deber amoroso en caridad, como caballeros que llevamos la espada de la justicia es aun más grave que tenemos esa vocación, por nuestro compromiso con el Señor en el día de la Ordenación y jura, es un llamado doble de mostrar al mundo la ciencia de Jesucristo, en primer lugar por la promesa en el bautismo y retomada en la Confirmación, segundo en nuestra ordenación al sernos impuesto ese blanco manto, es menester entender la gravedad de nuestra misión. Decía Aristóteles al definir la naturaleza del silogismo: “Dos cosas iguales a una tercera, son iguales entre sí”. Podemos usar este concepto para acercarnos a hablar de este misterio. La naturaleza de Dios es ser acto puro, inmaterial, eterno, etc., y esta cuestión se debatió bastante en los Concilios Ecuménicos, principalmente Nicea, donde San Atanasio, inspirado por el Espíritu Santo desarrollo el Credo que se intitula con su nombre, “El Credo de San Atanasio”. También varios teólogos medievales desarrollaron la definición de lo que es Dios, por medio de la vía negativa, Santo Tomás de Aquino nos lo muestra en su libro “Suma de Teología” y en “La Suma contra los Gentiles”. Podemos definir a Dios negando propiedades contingentes y mudables, Dios no es finito, por ende, es infinito, etc., el inicio del Evangelio de San Juan inicia con esta declaración Trinitaria: “En el Principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios, esto era en el Principio con Dios” (Jn. 1; 1), así pues, por un acto de fe, creemos que Dios es trino y uno, y por la razón discurrimos que podría ser ese misterio. Así que el Padre tiene los mismos atributos que el Hijo y que el Espíritu Santo, El Padre es Inmaterial, así como lo es el Hijo, y el Espíritu Santo. Así pues, dice San Atanasio: “Porque es una la Persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo;

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Mas la Divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es toda una, igual la Gloria, coeterna majestad. (…) Porque así como la verdad cristiana nos obliga a reconocer que cada una de las Personas de por sí es Dios y Señor”. Así pues, hermanos, todos los cristianos creemos que Dios es trino y uno, quien sale de esa premisa, no es cristiano, así diga que Jesús es más grande que los Ángeles, o el Profeta más perfecto, ha salido de la verdadera fe. La verdadera fe es la católica. Hay que tener cuidado con esta palabra que se ha malinterpretado y se polariza a una sola facción de la Iglesia. La palabra Católico viene del término griego “Katholikos” que significa universal. Sin embargo, San Atanasio define que es la verdadera catolicidad, y de hecho quien sale de ésta, no puede salvarse: “Todo el que quiera salvarse, debe ante todo mantener la Fe Católica. El que no guardare esa Fe integra y pura, sin duda perecerá eternamente; y la fe católica es esta: que adoramos un solo Dios en Trinidad, y Trinidad en Unidad, sin confundir las Personas, ni dividir la Sustancia; (…) Esta es la fe católica, y quien no la crea firmemente no puede salvarse”. Así que primero somos cristianos, y con base a esta creencia somos católicos. Y ya después vienen las ramas de la Iglesia como históricamente se han desarrollado según el Apóstol que funda las comunidades, p.e. sabemos que San Marcos fundo en Egipto la Iglesia, San Pablo varias comunidades, como Antioquia, Chipre, Malta, etc., San Juan Grecia, San Pedro Italia, etc., así como caballeros debemos librarnos de prejuicios y polarizaciones, la catolicidad es universal porque quiere abarcar a todos los hombres como dijo el Señor Jesús, de ahí, surge que el vocablo se aplique como Iglesia Universal, mas no se es primero católico. El bautismo abre las puertas de la Iglesia y nos hace hijos por adopción, cualquiera que sea el rito cristiano en que vivimos. Así que hermanos, debemos ante todo defender la catolicidad, es decir, creer en ese Dios Trino y Uno, y no solo creer, sino que manifestarlo al mundo, tan sediento de Dios. Que este Domingo de Trinidad nos haga reflexionar sobre este Misterio tan hermoso de la fe. Que en las comunidades de fe que le celebremos, el Espíritu Santo nos infunda las gracias necesarias para alabar y adorar a la bendita Trinidad, entender la verdadera catolicidad, vivirla y trasmitirla a otros. Usar nuestra espada del verbo en esa misión. Dios los bendiga en abundancia, estén orando unos por otros, por la Orden y su misión, por los candidatos, por los caballeros de Capitulo, por los Profesos, por los que han abandonado su vocación en la Orden, por nuestros enemigos, y por este siervo vuestro, que la gracia, paz y bendición de Dios Omnipotente este con todos ustedes. Amén. Atte. Revdo. Fr. + + Lic. Sr. Carlos Adrian Capellán para la Orden Soberana y Militar del Temple de Jerusalén, (porto) (Temple Méjico) Iglesia Anglicana Latina de Méjico.

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