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Nº 0001 (4.9.2015) El Concepto Mesiánico en el Protoevangelio Un estudio exegético de Génesis 3:15 INTRODUCCIÓN Este artículo presenta un análisis de Génesis 3:15, o también conocido como el Protoevange- lio. Las referencias se escogieron usando el tex- to hebreo analizando en este las expresiones uti- lizadas por Dios para manifestar así su voluntad hacia la raza caída (seres humanos) y la serpien- te (Satanás). En este estudio se intenta llegar al centro teológico del concepto mesiánico de acuerdo al pensamiento de su autor, Moisés, y lo que nos dice acerca del plan de salvación. El contexto y mensaje del texto a utilizar acla- rará el rol, objetivos y características que debe tener el ser humano en relación a su condición y la promesa que Dios nos ofrece para nuestra sal- vación. La Biblia confronta al ser humano con su forma de entender y hacer las cosas, abriendo el camino para que todo el que quiera siga al Señor de la Palabra. Si hay un tema de vital importancia que aborda el pensamiento de restauración del cual todo cristiano debe tener como base de su fe es el de la “redención humana”. Hay un hecho que no podemos pasar por alto al mencionar la historia de la redención, “todo esto ya era parte de una estrategia divina” (1 Pedro 1:20. Apocalipsis 13:8), lo que en el cumplimiento del tiempo constituyó una cadena de acontecimientos históricos trascendentales, aún antes y después de la existencia del cristianismo ya se tenía un concepto acerca de una promesa mesiánica. Pero el motivo al cual se rinde este estudio no está en hacer un recuento histórico de estos hechos, sino, el de poder tener una idea más clara acerca del acto e Cristo y la “salvífico” d presencia de estas promesas en el Pentateuco. “¿De dónde viene la idea de un mesías? Sólo podemos contestar esta pregunta con una mirada a las promesas tempranas registradas en los documentos hebreos más antiguos, y creo que el comienzo de las profecías mesiánicas que se abrirán en abanico hasta el estable-cimiento de la tierra renovada, se encuentra en el libro de Génesis. Es inconcebible pensar, como creen algunos eruditos del AT, que no existen promesas mesiánicas en el Pentateuco. Por supuesto, “la mayoría de ellos se acerca al material Bíblico con intereses y presuposiciones hermenéuticas particulares.” Para muchos les hace complicado el entendimiento de este men- saje, pues para esto depende en gran manera la actitud que uno tenga hacia este registro. Dicho de otro modo, al leer el relato de la creación éste debe ser leído tal como su autor intentó que se lo leyera, como el relato de algo histórico, factual, verídico, literal y preciso de lo acontecido cuando se iniciaron todas las cosas, y cuyo conocimiento el autor llama (2 inspiración Pedro 1:21). En el libro de Génesis encontramos un texto en particular que es el punto clave e inicio de toda esperanza; Génesis 3:15, también conocido como el es sin duda la pri- “Protoevangelio” mera profecía mesiánica registrada en la Biblia. 01

EL CONCEPTO MESIÁNICO EN EL PROTOEVANGELIO

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Page 1: EL CONCEPTO MESIÁNICO EN EL PROTOEVANGELIO

Nº 0001 (4.9.2015)

El Concepto Mesiánico en el ProtoevangelioUn estudio exegético de Génesis 3:15

INTRODUCCIÓN

Este artículo presenta un análisis de Génesis 3:15, o también conocido como el Protoevange-lio. Las referencias se escogieron usando el tex-to hebreo analizando en este las expresiones uti-lizadas por Dios para manifestar así su voluntad hacia la raza caída (seres humanos) y la serpien-te (Satanás). En este estudio se intenta llegar al centro teológico del concepto mesiánico de acuerdo al pensamiento de su autor, Moisés, y lo que nos dice acerca del plan de salvación.

El contexto y mensaje del texto a utilizar acla-rará el rol, objetivos y características que debe tener el ser humano en relación a su condición y la promesa que Dios nos ofrece para nuestra sal-vación. La Biblia confronta al ser humano con su forma de entender y hacer las cosas, abriendo el camino para que todo el que quiera siga al Señor de la Palabra.

Si hay un tema de vital importancia que aborda el pensamiento de restauración del cual todo cristiano debe tener como base de su fe es el de la “redención humana”. Hay un hecho que no podemos pasar por alto al mencionar la historia de la redención, “todo esto ya era parte de una estrategia divina” (1 Pedro 1:20. Apocalipsis 13:8), lo que en el cumplimiento del tiempo constituyó una cadena de acontecimientos históricos trascendentales, aún antes y después de la existencia del cristianismo ya se tenía un concepto acerca de una promesa mesiánica. Pero el motivo al cual se rinde este estudio no

está en hacer un recuento histórico de estos hechos, sino, el de poder tener una idea más clara acerca del acto e Cristo y la “salvífico” dpresencia de estas promesas en el Pentateuco.

“¿De dónde viene la idea de un mesías? Sólo podemos contestar esta pregunta con una mirada a las promesas tempranas registradas en los documentos hebreos más antiguos, y creo que el comienzo de las profecías mesiánicas que se abrirán en abanico hasta el estable-cimiento de la tierra renovada, se encuentra en el libro de Génesis. Es inconcebible pensar, como creen algunos eruditos del AT, que no existen promesas mesiánicas en el Pentateuco.

Por supuesto, “la mayoría de ellos se acerca al material Bíblico con intereses y presuposiciones

hermenéuticas particulares.” Para muchos les hace complicado el entendimiento de este men-saje, pues para esto depende en gran manera la actitud que uno tenga hacia este registro. Dicho de otro modo, al leer el relato de la creación éste debe ser leído tal como su autor intentó que se lo leyera, como el relato de algo histórico, factual, verídico, literal y preciso de lo acontecido cuando se iniciaron todas las cosas, y cuyo conocimiento el autor llama (2 inspiración Pedro 1:21).

En el libro de Génesis encontramos un texto en particular que es el punto clave e inicio de toda esperanza; Génesis 3:15, también conocido como el es sin duda la pri-“Protoevangelio”mera profecía mesiánica registrada en la Biblia.

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Teniendo en cuenta el contexto en el cual se encuentra, poder desenvolverse en ella y así reafirmar la promesa redentora que encontra-mos en este texto es el interés primario del cual nace la iniciativa de elaborar este estudio y si esta solamente está registrada en posición profé-tica para el cumplimiento del acto de “salvífico”Cristo en su Primera Venida o está referida a la culminación del mal en la esperanza de su Segundo Advenimiento.

DETERMINACIÓN DEL TEXTO Y LA SECCIÓN MAYOR

La sección de estudio (Génesis 3:15) es parte de una que se enmarca desde el “sección mayor” versículo 14 hasta el 17 en los cuales encontra-mos declaraciones provenientes por parte de

Dios hacia sus interlocutores (la primera pareja y la serpiente). La delimitación de la sección mayor, basándose en el texto Hebreo de la BHS se da a través del cierre de la sección con una

es tuma (s), siendo el texto en el cual está enfoca-do este estudio el ver-sículo 15 al cuál está adhe-rida dicha característica. Si vemos desde el género literario, se está tomando en cuenta la diversidad de declaraciones que se registra en este contexto cuestionando y condenando la actitud de la primera pareja y la participación de la serpiente en la misma.

EVALUACIÓN TEXTUAL

En el idioma original, el texto se presenta de la siguiente forma: Génesis 3:15.

H['_r>z: !ybeäW ^ß[]r>z: !ybeîW hV'êaih'( !ybeäW '^n>yBe( tyviªa' hb'äyaew>s `bqE)[' WNp,îWvT. hT'Þa;w> varoê ^åp.Wvy> aWh

Traducción del investigador: “Y contienda pongo (establezco) entre ti y entre la mujer y entre tu simiente y entre su descendiente, él te aplastará (a ti) tu cabeza cuando tú hieras a él su talón.” (Génesis 3:15)

CONTEXTO LITERARIO

El género presentado aquí es narrativo, pero también se le puede dar lugar al género legal por las múltiples sentencias que Dios mismo hace a la primera pareja y a la serpiente, “Dirigiéndose a cada uno de los protagonistas, Dios enuncia un sin número de sentencias que son otros tantos juicios”.

“De hecho, estas páginas del Génesis son sufi-cientemente complejas y sus temas suficiente-mente sensibles para que su lectura suscite interpretaciones numerosas”.

Se puede a demás deducir que estas promesas van marcando los cambios en el tiempo, de un presente desalentador a un futuro promisorio; a demás se puede destacar la forma cómo el men-saje da inicio, por medio de la expresión “y con-tienda” (hb'yaew>)) dando a entender en primera

instancia el significado real de este texto, “la lucha milenaria entre el bien y el mal.”

Análisis literario-gramatical

El texto está escrito en una lengua determinada (hebreo), se necesita de la sintaxis y la semántica para poder determinar y dar una mejor traduc-ción para el entendimiento correcto de dicha perícopa.

En la primera parte encontramos un lenguaje directo, esto es claro determinar por el empleo de un “verbo qal imperfecto en primera persona, singular” , por ende (Tyvi /pongo, establezco)podemos deducir que el lenguaje de esta sección tiene en primer lugar sentencias claramente establecidas por el mismo “Quien fue creador de todo lo existente”, este mismo lenguaje va enmarcándose (pero no cambiando de forma) poco a poco hasta dar un mensaje alentador pero

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no sensible como se espera de un Dios de amor. Por medio de ese mensaje que presupone ser insensible Dios da a conocer las verdaderas intenciones que Él tiene hacia su creación perdi-da, trascendiendo de aquí en adelante el verda-dero y satisfactorio mensaje de restauración que la raza humana espera y que las encuentra plas-madas al transcurso de la lectura de las sagradas escrituras, siendo el punto de partida de estas promesas nuestro texto de estudio.

Debemos destacar que Dios en este texto se comunica únicamente con la serpiente, además podemos resaltar el uso constante de preposicio-nes, que dan realce al mensaje individualista que Dios hace al dirigirse a la serpiente. Vemos ade-más que este texto es una oración compuesta, la cual se divide en dos secciones mayores, las mismas son limitadas no por la longitud sino por su significado, y por la presencia de los acentos disyuntivos mayores en cada parte u oración determinando el fin de las dos mitades. Las mismas que a su vez se ven divididas por el uso del . El valor y la función real 'atnah' y el 'sillúq'de estos símbolos gramaticales (atnah y sillûq) nos permite apreciar una mejor traducción de este versículo: “Y contienda pongo (establezco) entre ti y entre la mujer y entre tu simiente y entre su descendiente”, es la primera mitad del versículo marcada con un 'atnah'. “Él te aplasta-rá a ti tu cabeza cuando tú hieras a él su talón” luego sigue la segunda mitad que finaliza con un 'sillûq', seguido de inmediato por el signo 'sof pasuq'. La división de la primera parte del texto se da por la presencia de un “saqqef” la misma que cumple la función de dividir la primera idea propuesta en dos:

a. Primera parte: hV'êaih'( !ybeäW '^n>yBe( tyviªa' hb'äyaew (Y con- tienda pongo /establezco entre ti y entre la mujer…); encontramos en esta oración que el Sujeto es tácito puesto que el 'yo' va presupo-niendo la participación de Dios aunque no sea mencionado (y contienda 'yo' pongo…), encontramos que el verbo tyvia ((pongo, establez-

co) raestá en Qal imperfecto 1 persona Singular lo cual respalda la propuesta en cuanto a la pre-sencia del 'yo' como sujeto tácito en la oración. Así mismo que el imperfecto establece el futuro o el presente de la expresión, que también es usado para referirse a acciones que dependen de un factor incluido en el contexto, además de reflejar voluntad depende de una acción anterior que demanda una respuesta o reacción (en este caso la desobediencia del hombre).

El objeto directo se divide en: la conjunción 'y' (w>), 'con- más el sustantivo femenino singular tienda/enemistad' (hb'ya) sobre la cual esta cayendo la acción del verbo (¿Qué es lo que pongo?: la contienda.), establece la acción directa de Dios. La presencia de la conjunción 'y' nos aclara la idea de continuidad de un hecho anterior a este (la lucha en el cielo). El objeto indirecto 'entre ti y entre la mujer' (tyviªa' hb'äyaew)está recibiendo la acción expresada por el verbo y ejecutada por el sujeto, en forma mediata y próxima.

b. Segunda parte H['_r>z: !ybeäW ^ß[]r>z: !ybeîW (y entre tu : simiente y entre su descendiente…); la presen-cia del “atnah” en esta sección cumple la fun-ción de marcar el fin de la primera mitad del versículo, Esta es la segunda parte de la oración compues-ta (compuesta subordinada), a la que podemos llamar coordinada copulativa ya que está unida por la conjunción copulativa 'y', pues se relaciona con la oración principal antecesora. Los sustantivos tienen una sinonimia en el signi-ficado con el objeto indirecto de la oración anterior.

En la segunda división del versículo encontra-mos nuevamente la presencia de un la 'saqqef' cual está seccionando a la segunda parte del versículo en dos nuevas ideas:

a. Primera parte: varoê ̂ åp.Wvy> aWh… “él te aplastará “a ti” tu cabeza…”, 'él' (aWh) El sujeto , es expre-so ya que se halla presente en la oración. El pro-

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clítico seguido del verbo 'te' 'aplastará' (^åp.Wvy>),cumple la función de objeto indirecto, que al mismo tiempo toma un calificativo en la expre-sión (aunque esto sería redundar); ya que el 'a ti' sustantivo cumple la función de 'cabeza' (varoê) objeto directo (¿Qué es lo que aplastará?: Tu cabeza).

b. Segunda parte: `bqE)[' WNp,îWvT. hT'Þa;w> (cuando tú hieras a él su talón…), 'sillûq' la presencia del seguido del 'sôf pasûq' marcan el fin del versícu-lo; esta segunda sección es una oración com-puesta, subordinada, sustantiva, circunstancial, temporal; ya que se introduce con el adverbio de tiempo, implicando que esta acción llegaría a suceder siempre y cuando la anterior se cumpla. El verbo aquí encontrado antecedido 'herir' (@Wv)por el pronombre personal, 2da persona, mascu-lino, singular (que toma forma de sujeto), 'tu'recae su acción directa e inmediata sobre el objeto directo 'su talón' (bqE[') (¿Qué es lo que herirá?: su talón), que pertenece al objeto indi-recto que se encuentra sufijado al verbo 'a él''herir' (WNp,WvT) (¿A quién herirá?: a él).

El autor aquí se expresa por medio de símbolos y figuras literarias, detalle que se encuentra en gran parte de los mensajes proféticos registrados en las Sagradas Escrituras. Encontramos en este texto las expresiones “establecer enemistad”entre la de ambas partes en “descendencia” disputa, dando a entender que no hay una tregua ni espacio para buscar un acuerdo entre ambas partes; , como símbolo de “aplastar la cabeza”exterminio de la fuente de vida de un ser vivo; y “herir en el talón”, como figura de impacto de poca importancia, o insignificante para una persona.

En cuanto a la mujer (que hace mención el texto) es la misma que tomó del árbol prohibido y comió del fruto prohibido, no podemos deducir que sea otra persona, por esta razón la figura de la mujer en este versículo no esta tomando nin-gún simbolismo. Lo mismo vemos en el caso de

la serpiente, teniendo en cuenta que es Satanás el que hace uso de la forma de este animal.

Caracterización

Las partes impactadas por el desenlace de esta historia que la Biblia registra son las mismas que entran en el plano profético, cada cual toma su lugar de acuerdo a sus actos en el contexto de esta perícopa, estos son: 1) en primer lugar el texto da a conocer a que es en sí la serpiente,Satanás mismo, aquél ser celestial que fue arro-jado del cielo por inquirir en contra del Sobera-no; 2) , quién tiene un rol muy impor-la mujertante en el transcurso de la historia de este mundo y es usada en representación (no de mane-ra simbólica) de toda la humanidad; y 3) Dios, quien hace de emisor, transmitiendo su mensaje a la serpiente a quien se dirige en primer plano.

CONTEXTO HISTÓRICO

Indicaciones de la escritura

“Si bien el Nuevo Testamento se refiere al Pentateuco en general como “Moisés” o el 'libro' o la 'Ley' de Moisés, en ninguna parte menciona específicamente el libro de Génesis en estos términos”. El Pentateuco, por su parte, habla de la participación decisiva de Moisés en su com-posición, desde sus primeros escritos registran-do la maldición contra Amalec (Éxodo 17:14) y el libro del pacto del Sinaí (Éxodo 24:3-7), hasta la redacción y preservación de su exposición final de la ley (Deuteronomio 31:24,26). Bajo Dios, la médula y sustancia de los libros de Éxodo a Deuteronomio son obra suya, así como bajo Dios los acontecimientos constituyen la historia de su vida.

“Sin embargo, en esos aconteci-mientos, Moi-sés siempre es 'él', nunca 'yo'. Aún el 'diario de viaje' de Números 33 está en tercera persona (es decir, ha sido redactado de su informe, no sim-plemente insertado), y cuando habla en primera persona, como en Deuteronomio, sus palabras van enmarcadas entre una introducción y una conclusión que hacen que el relato final sea

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historia, no autobiografía. No hay nada que corresponda a las memorias de Nehemías o a los 'nosotros' de pasajes de los Hechos”.

“El Nuevo Testamento, al atribuir al Pentateuco en su totalidad la autoría de Moisés, parece indi-car para el Génesis una relación similar entre sustancia y forma final a la que señala para el resto de los libros: esto es, que el material es de Moisés, cualquiera fuese su biógrafo y compila-dor/ Parece artificial, por ejemplo, excluir a Génesis del dicho. de nuestro Señor: 'Moisés. . . de mí escribió él' (Juan 5:46), y de su exposición de Emaús “comenzando desde Moisés” (Lucas 24:27). No se le hubiera ocurrido tal distinción a ninguno de los lectores originales de los Evan-gelios”.

“Esta estimación de la relación de Moisés con los libros que llevan su nombre parece concor-dar con algunas de las pequeñas claves que apa-recen en la superficie de Génesis, aunque debe señalarse que no son concluyentes. Por un lado, por ejemplo, en Génesis 47:11 aparece la expre-sión 'la tierra de Ramsés' con referencia al terri-torio israelita, término que Moisés habría empleado con especial naturalidad si fue con-temporáneo de Ramsés II. Por otro lado, en 36:31, la lista de los reyes que reinaron en Edom antes que reinase rey sobre los hijos de Israel” tiene que ser fechada, naturalmente, en la época de Saúl o después.

Esta lista de reyes, sin embargo, podría ser un agregado destinado a poner al día un libro anti-guo, y no indicar realmente la época de compo-sición del libro; pero no hay manera de saberlo. Otras frases menores que tal vez tengan signifi-cación en relación con la fecha son 12:6: 'el cananeo estaba entonces en la tierra', y 14:14: 'hasta Dan' (Jueces 18:29). La primera no es concluyente, ya que 'entonces' puede significar 'entonces, como ahora' (Josué 14:11), mientras que la segunda, lo mismo antes citado, podría indicar el período del autor o de un escriba que

substituyó un nombre arcaico por uno corriente en sus días”.

TEOLOGÍA DEL TEXTO

El pueblo escogido siempre tuvo la esperanza de un libertador personal y esta misma se encuentra a través de todo el AT. En este contexto podemos notar que las predicciones mesiánicas no son incidentales o que ocasionalmente son mencio-nadas en las tradiciones hebreas tanto oral como escritas sino que forman el centro mismo de todo mensaje encontrado desde el inicio de su historia y la unción como pueblo escogido por Dios que les daba el privilegio que en ellos se cumplirían estas promesas, “de entre quienes nacería su redentor”.

Aún cuando la designación no se “Mesías”encuentra en este texto, ni en los anteriores y posteriores a este, sabemos que como único hijo de Dios y ungido desde el principio para este ministerio, se lo ve en distintas formas y en con-textos variados al transcurso de la lectura de las Sagradas Escrituras.

La declaración encontrada en Génesis 3:15 tiene un énfasis relevante a través de la historia humana, siendo el plan de redención el tema central y expuesta en las Sagradas Escritu-ras como punto de partida de toda esperanza y primera promesa mesiánica. Desde el Génesis al Apocalipsis se lleva a cabo el desenvolvimiento de una lucha entre dos fuerzas no humanas, teniendo como campo de batalla este mundo por la conquista del corazón humano; tomando en cuenta este mensaje como una profecía futura de victoria contra el mal, no podemos dejarla de lado y considerarla como un mensaje sin sentido queriendo darle explicaciones alternas. He aquí la importancia que a esta se le otorga:

El autor al describir la expresión “Y contienda pongo/establezco”, está declarando que Dios al referirse a estos singulares personajes, está con-firmando una lucha pre-existente. La palabra

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hbya proviene del verbo bya que significa “ser enemigo de” proponiendo un odio entre dos partes racionales. El comienzo de esta lucha se dio en el cielo antes del Edén, donde el mismo ser que tentó a Eva luchó contra Miguel y como resultado fue arrojado al abismo (Apocalipsis 12:7-9).

Vale poner en claro en este contexto que al hablar Dios en primera instancia, no lo hace a la serpiente en calidad de ser irracional, sino que, se está comunicando con un ser inteligente, capaz de razonar y maquinar engaño. La ser-piente “habló”, algo que Dios había facultado únicamente al hombre en toda la creación y es más, este ser lo hace con astucia, presuponiendo sentimientos y los animales tienen instinto.

Si nos detenemos a analizar un texto anterior al que se está estudiando, encontramos en el ver-sículo 14 que Dios está hablando directamente a la serpiente, condenándola en su estado animal ante las demás bestias del campo, degradándola de su estado original a otro que se entiende como

repugnante: “sobre tu pecho andarás y polvo comerás todos los días de tu vida” (Génesis 3:14). “El autor parece suponer que, en el jardín de Edén la serpiente caminaba derecha.

Vemos aquí que “ante la confesión de los culpa-bles”, al Creador pronun-ciando la sentencia; maldice al tentador al que condena al plano de los más despreciables animales, a demás se establece una enemistad entre la serpiente y su descendencia de una parte y la mujer y su des-cendencia de la otra, al confirmar Dios esta contienda, está dando una declaración de guerra contra alguien quien ya dio el primer ataque. La palabra tyv (poner: en hebreo la forma verbal describe una escena futura, pero viendo el con-texto del mensaje, Dios está hablando en prime-ra persona y en presente -siendo el sujeto de esta parte de la oración “tácito”- la cual induce a un cambio en la fonética, por ende en la traduc-ción).

El imperfecto generalmente da esta connota-ción. en el contexto del versículo (hV'êaih'( !ybeäW '^n>yBe( tyviªa' hb'äyaew Y contienda pongo /establezco entre ti y entre la mujer…) nos da a entender que esta se llevará a cabo en un futuro, queriendo conciliar la idea de que nuevamente los partícipes de esta “enemistad” se enfrentarían, como si hasta ese entonces se definiría la descendencia de ambos. Como se dijo anteriormente a quién Dios se refiere en el versículo 15 es a Satanás en su esencia (racional) no en forma animal (irracio-nal), en la expresión “entre ti y la mujer” Dios le está hablando directamente porque presupone entendimiento y raciocinio por parte de este. Al referirse a está expresándose a la hVa (mujer),mujer misma en su forma de ser humano no figurativamente. “como en el pasaje se habla de la simiente y tomando en cuenta que Eva ha entrado en una relación de amistad con 'la ser-piente' es lógico suponer que la mujer a la que se refiere aquí, no es otra que Eva”.

A continuación encontramos uno de los puntos de mayor discusión en cuanto al tema de estudio: al establecer Dios la contienda entre la simiente de ambas partes. En el hebreo la palabra [rz (descendencia, simiente), está haciendo referen-cia a toda la raza humana que por una parte salió de la mujer, mientras que la simiente de la ser-piente abarca toda la raza malvada que se deriva de ella.

Pero la expresión descendiente como lo afirma Pablo en la carta a los Gálatas capítulo 3, ver-sículo 16; refiriéndose a Cristo como único descendiente de la mujer. Satanás será derrota-do, su poderío será aplastado, la condena de esta serpiente ya fue dada en el momento mismo en que Cristo vino a esta tierra, murió y resucitó, siendo en esta instancia cuando la serpiente muerde el talón del descendiente de la mujer.

El verbo @Wv (herir: Este verbo aparece sólo en dos pasajes del Antiguo Testamento el significa-do es herir o aplastar… Este verbo toma un acu-

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sativo doble y el segundo determina específica-mente la parte o el miembro afectado por la acción del verbo. En esta cláusula tenemos las partes siguientes: El sujeto que está enfatizado por el pronombre personal 'él'; el verbo en qal imperfecto, y el doble acusativo, del individuo y de la parte que es afectada. En la primera cláusu-la la simiente de la mujer herirá a la serpiente en la cabeza; en la segunda, la serpiente herirá a la simiente de la mujer en el calcañar), empleado aquí dos veces, también se lo halla en el Salmo 139:11 y en Job 9:17. La herida que la serpiente hace al descendiente de la mujer, es una herida que puede ser sanada, pero herir en la cabeza, representa herir la parte vital del ser viviente, en este caso la serpiente o Satanás.

“El instrumento de Satanás, la serpiente, fue maldecida y transformada de lo que probable-mente fuera originalmente -un animal erguido, hermoso e inteligente- en una víbora repugnante y rastrera… Más en relación con la serpiente no sólo se hizo referencia al más profundo misterio de la redención-expiación (tipificado por la serpiente de bronce de Moisé en Núm 21:5-9; Jn 3:14-15; 2 Co 5:21), sino que se hizo la primera promesa de un Redentor…

Esta predecía que provendría de la raza humana, y vendría a través de Abel, Set, Noé (Gén 6:810), Sem (9:26-27), Abraham (12:1-3), Isaac (17:19-21), Jacob (28:10-14), Judá (49:10), David (2Sam 7:5-17), culminando en Cristo (Mat 1:1)”. A continuación Dios castiga a la mujer en las funciones propias de su sexo (3:16; ver tam-bién en Isaías 13:8; 21:3), por último se pronun-cia la sentencia contra el hombre que se verá castigado en su trabajo, penoso y con frecuencia infecundo y finalmente por la muerte (3:17).

La tierra maldita por Dios producirá abrojos y espinas, de “la hierba del campo se alimentará” (3:18), comerá en adelante con el sudor de su frente y todo esto hasta que descienda nueva-mente al polvo, pues ha sido tomado de ella,

porque “eres polvo y al polvo volverás” (3:19). Aquí Dios pronuncia la sentencia de muerte hacia el hombre a la que queda sometido en adelante, “porque es polvo”, es decir frágil, mortal; la muerte es en verdad el castigo del pecado, porque en el jardín de Edén podía no morir, teniendo a su lado el ser humano y a su disposición el “árbol de la vida”. Pero vale notar que en esta parte del estudio se puede enfocar el tema de la redención en tres puntos esencial-mente notables, el descenso de la humanidad al sucumbir al pecado, un concepto mesiánico venidero y el concepto restauracionista mesiáni-co-redentor.

El descenso de la raza humana

“La historia de la salvación en el tiempo comien-za en el Edén. Según el relato de Génesis 3, la primera pareja humana que vivía allí en feliz relación con su creador, vivió la experiencia de la tentación. La 'serpiente, portadora de toda malignidad demoniaca, se acerca a la mujer para clavar en ella el dardo de una ambición malsana. Tras sembrar en su mente la duda en cuanto a la veracidad y la bondad del Creador, la incita a comer del fruto prohibido, con lo que tanto ella como Adán se convertirían en dioses, pues obtendrían un conocimiento tan absoluto como el de Dios”.

La explicación que da el Génesis acerca del origen del pecado es la de mayor alcance teoló-gico. “la idea del pecado es como el reverso de la idea de Dios. Dios es la fuerza y todo su actuar tiende a dar el poder y la vida; pero al contrario, el pecado, que no toma el aspecto de una fuerza antagónica más que en los textos más recientes del Antiguo Testamento, crea siempre un estado de debilidad, precursor de la muerte”.

Comparando al tentador de 1 Crónicas 21:1, con la serpiente de Génesis 3, se llega a interpretar al tentador como Satán, el diablo, que es ya aquí un ser maligno, hostil a Dios y al hombre, quien por

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envidia a inducido a nuestros primeros padres a pecar y provocando que la muerte entre en el mundo, es decir “ha privado al primer hombre de la inmortalidad feliz, para lo que habría sido creado”.

El concepto mesiánico venidero

El Mesías, es el tema principal por el cual nace una luz en medio de la oscuridad, La palabra Mesías (el ungido), es empleado especialmente para designar al rey de Israel a quién se le llama el Ungido de Yahvé aludiendo al resto de la unción con que era investido como rey (1Sam 9:16; 24:7). La idea de un Mesías nace a raíz de la necesidad que el ser humano tiene de renovar su vida y el amor de Dios hacia su caída crea-ción. Pero ¿es la promesa del Mesías el tema central de Génesis 3:15? o ¿la necesidad del ser humano de una restauración? Este concepto es el que se mueve a través de todo el Antiguo Testa-mento y toma forma en el Nuevo Testamento, “La esperanza mesiánica es como una línea que parte de la promesa divina de victoria sobre la serpiente por medio de la simiente de la mujer en Génesis 3:15. Después se restringe sucesiva-mente a la simiente de Abraham (Gén 22:18), a la tribu de Judá (Gén 49:10), a la raíz de Isaí (Isa 11:1), a la casa-dinastía de David (2Sam 7), y al siervo sufriente de Jehová Isaías 53). Es el que llevó nuestros pecados en su cuerpo para que podamos vivir a la justicia (2Ped 2:21-25)”.

Adán y Eva debieron haber entendido el Protoe-vangelio como una promesa de victoria, así como la expresión de una “enemistad puesta por Dios mismo hasta el día en que la serpiente sería herida en la cabeza. “Toda la raza humana ha sido herida por la serpiente…en el mismo cora-zón”. Por esta misma razón Jesús alcanzó nues-tra salvación y ya en el AT encontramos el pro-pósito de Dios. El Protoevangelio tiene un ante-cedente: la batalla en el cielo anterior a la crea-ción del hombre. La última batalla será el punto decisivo de este gran conflicto y Dios pudo preanunciarlo en el Edén, porque “llama a las

cosas que no son como si fuesen” (Rom 4:17).

El concepto de restauración mesiánico-redentor

La figura de la caída no termina sin un rayo de esperanza. Cuando Dios pronunció el juicio condenatorio contra la serpiente agregó: “la simiente de la mujer te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar”, en Gálatas 4:4 se encuen-tra una confirmación de esta primera profecía de Cristo “Dios envió a su hijo, nacido de mujer” y en Hebreos 2:14 leemos que “para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, este es, el diablo”. La presencia divina en el Antiguo Testamento puede ser definida como la del Dios que viene; pero dado que esta presencia estaba ligada a la noción del Dios escondido, no pudo nunca satisfacer totalmente las aspiraciones religiosas, a pesar de sus mani-festaciones en la historia.

La situación presente es de absoluta apostasía e incredulidad. Pero la caída no ha sido final. Habrá una restauración (Rom 11:12,15,25-36). Esto no quiere decir que todos serán salvos, sino aquellos que mediante el arrepentimiento y la fe en el Mesías entren a recibir las bendiciones prometidas. Esos que creerán son llamados por Pablo “el remanente” (Rom 9:27) y ese rema-nente será el que entrará a disfrutar de las bendi-ciones del reino mesiánico. Podemos definir que toda las Sagradas Escrituras está centrada en Cristo y su obra redentora, todos pueden llegar a él pero solo existe un camino, que toma forma a la sombra de la cruz al ocaso y en su resurrec-ción al alba del amanecer, tras la esperanza de un nuevo día. “Puesto que a partir de la cruz y de la resurrección, Cristo está presente en la iglesia, también a esta iglesia hemos de entenderla como centro de la historia”.

El inicio de las promesas mesiánicas son parti-cular para el pueblo de Israel de ese entonces y siempre estuvo presente en el transcurso de su historia; “El tema central y la culminación de la

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profecía hebrea es el ideal mesiánico… el mesianismo del Antiguo Testamento es un resul-tado lógico del aserto que Jehová es el Señor del cielo y de la tierra”.

El mesianismo se encuentra sumergido en dos esferas de importancia trascendental, una que está antes del cumplimiento de estas promesas (Antiguo Testamento), y la otra con el hecho mismo concluido y confirmado (Nuevo Testa-mento); uno que nos habla de la esperanza de un pueblo deseoso por tenerlo entre ellos y la otra que la promesa viva está entre ellos pero estos son un pueblo sin esperanzas. Dios mismo en el transcurso de la historia humana reveló su voluntad a sus siervos los profetas, anticipando lo que acontecería. La referencia que encontra-mos en el Génesis en cuanto al inicio de la histo-ria no solo tiene por propósito hacer de este un recordativo literal en cuanto a este aconteci-miento, más bien hacernos comprender que desde aquel momento con anterioridad a la obra entera de la creación el Mesías ya existía, con una existencia eterna y en su totalidad.

La promesa de un salvador futuro es parte de la esperanza de antaño pero al mismo tiempo cohe-siona con la esperanza actual que todo cristiano tiene en la promesa de su Segunda Venida. En el contexto del Antiguo Testamento, esta promesa radicaba en las esperanzas de un libertador de la opresión. Este es el punto decisivo en la historia humana. El ideal de Dios de redimir a su crea-ción caída. La idea de un salvador personal, en completa armonía con el deseo divino, señalan un futuro no muy distante en la que el pecado no será más. Dios mismo al establecer y confirmar aquella condena contra la serpiente, quién no era nadie más que Satanás disfrazado en un ser irra-cional, pone en claro que su poderío no será más. Tras la muerte de Jesús en el calvario, Satanás dio la primera estocada, una aparente victoria retronó los confines de este planeta, pero al tercer día, en el silencio de la hora más oscura de la madrugada, los cielos evocaron al Señor de

Señores y la tierra devolvió a su creador y este venciendo el abismo condenó al sepulcro para siempre (Oseas 13:14). La lucha de la simiente de la serpiente contra el descendiente de la mujer llegó hasta el punto en el cuál le fue propiciada una herida, pero tal insignificante herida fue sanada.

La herida hecha en el talón del descendiente de la mujer propinada por la serpiente no tuvo, ni tiene, ni tendrá por siempre tal relevancia como la sentencia ejecutada contra Satanás, ahí, en el momento de la resurrección, desde aquél mismo instante Satanás ya está muerto, lo único que queda en este mundo son las acciones o “gritos de un ahogado”, que en su intento de no perderse sólo, trata de acarrear junto a él a los seres huma-nos, pues su poderío ya fue condenado, solo queda la ejecución de la misma en la que ningu-no quedará exento.

Gracias a esta acción inmediata por parte del Creador nosotros nueva-mente somos partícipes de la redención y de una nueva vida sin fin para lo cual hemos sido creados, en mérito a la obra redentora de Cristo. JOP

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