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UNA HISTORIA DEL EVANGELISMO AL AIRE LIBREfuente: preachtruth.org

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UNA HISTORIA DEL EVANGELISMO AL AIRE LIBRE

Hay quienes afirman que predicar en las calles estuvo bien en los tiem-pos bíblicos, pero que no está bien hacerlo hoy en día. Este es un estu-dio histórico sobre la predicación al aire libre y su efectividad a lo largo de la historia de la Iglesia.

Charles Haddon Spurgeon dijo en una ocasión: “Sería muy sencillo probar que los avivamientos religiosos han venido normalmente acom-pañados, si no causados, por mucha predicación al aire libre o en lugares no usuales”.

La predicación en las calles ha dado origen a grandes movimientos y denominaciones protestantes a lo largo de los últimos 2000 años. Estos son solo unos cuantos predicadores callejeros que cambiaron la historia a lo largo de los últimos 20 siglos.

LOS PRECURSORES DE LOS PROTESTANTES

ÓRDENES CATÓLICAS: FRANCISCANOS Y DOMINICOS

La Orden Franciscana de la Iglesia Católica fue fundada por Francisco de Asís (1182-1226). Francisco era el hijo de un adinerado comerciante de telas y pasó su juventud disfrutando de esa riqueza hasta que una enfermedad que le sobrevino siendo prisionero de guerra le hizo reflex-ionar sobre la eternidad. Más tarde, se tomó seriamente los manda-mientos de Cristo a Sus discípulos de vender todo y darlo a los pobres. Esto fue lo que Francisco y sus discípulos hicieron. Recibieron el per-miso del Papa para fundar su orden y para “predicar el arrepentimiento en todo lugar”. De acuerdo a la Enciclopedia Católica (1909), Francisco “usualmente predicaba al aire libre, en los mercados, desde el exterior de las iglesias, desde las murallas exteriores de los castillos”. ¡FRANCISCO DE ASÍS FUE UN PREDICADOR CALLEJERO!

“Dios ha usado este medio a lo largo de la

historia para extender la Palabra”

"It would be very easy to prove that revivals of religion have usually been accompanied, if not caused, by a considerable amount of preaching out of

doors, or in unusual places." C.H. Spurgeon

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Muchos de los primeros predicadores franciscanos fueron tan popula-res que las iglesias no tenían el tamaño suficiente para contener las multitudes que venían para escucharles, por lo que tenían que predicar fuera de la iglesia al aire libre para acomodar a toda esa gente. Algunos de esos predicadores tan populares fueron Berthold de Regensberg (1220-1272), Antonio de Papua (1195-1231) y Bernardino de Siena (1380-1444). La valentía de estos frailes franciscanos queda reflejada en el siguiente relato de algunos de los primeros misioneros francisca-nos en España:

“Seis hermanos fueron enviados a la España árabe. En principio, se les recibió educadamente. Pero en Sevilla, cuando entraron a una mezquita y predicaron contra el Corán…fueron expulsados al exterior, golpeados y arrastrados ante el emir. Ellos le desafiaron y hablaron contra Mahoma, ese malvado esclavo del diablo. Entonces, los lleva-ron a lo alto de una torre desde donde gritaron diciendo que Mahoma fue un impostor. Una vez en la cárcel, trataron de convertir al carcelero así como a otros prisioneros. Como las autoridades no podían hacer nada con ellos, fueron enviados a Marruecos donde, insistiendo en su postura desafiante, fueron torturados y finalmente decapitados…”

Otro digno representante de los seguidores de Francisco fue Ramón Llull (1232-1315). El tenía una carga por predicar a los musulmanes en su propia tierra: quería viajar al norte de África y evangelizar en las calles de una ciudad musulmana. Su sueño se hizo realidad cuando tenía alrededor de sesenta años, cuando viajó a Bugía, al norte de África, donde “se dirigió a un lugar público, se puso de pie valiente-mente y proclamó en lengua árabe que el Cristianismo era la única religión verdadera”. Pronto fue arrestado y deportado. Sin embargo, regresó cuando tenía ochenta años, y “dirigiéndose al mercado central, se presentó abiertamente a la gente como el mismo hombre que años antes habían expulsado de su ciudad…Llull les habló y les amenazó con la ira divina si seguían persistiendo en sus errores”. En esa oca-sión, Ramón Llull murió apedreado a manos de la multitud. Murió como mártir predicando en las calles de una ciudad musulmana en 1315. ¡LOS FRANCISCANOS FUERON PREDICADORES CALLEJEROS!

Los Dominicos fueron fundados por Domingo (1170-1221), quien viajó con Diego de ciudad en ciudad llevando a cabo debates al aire libre. Algunos dominicos llegaron también a ser tan populares que se veían obligados a predicar fuera de las iglesias para poder acomodar a las multitudes que venían a escucharles. Uno de esos predicadores domi-nicos fue Vicente Ferrer (1350-1419). ¡LOS DOMINICOS FUERON PREDICADORES CALLEJEROS!


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LOS PRIMEROS PROTESTANTES

Antes de que apareciera Lutero o que surgiera la Reforma Protes-tante, la base para su éxito la pusieron varios grupos de personas dentro de la Iglesia Católica, quienes cuestionaron la autoridad papal hasta el punto de ser excomulgados. Tres de esos grupos surgieron en Francia en el Siglo XII y comenzaron con PREDICADO-RES CALLEJEROS.

Los seguidores de Enrique de Lausana (quien murió en 1148) y lo seguidores de Pedro de Bruys (quien murió en 1126) trabajaron juntos denunciando doctrinas romanistas tales como el bautismo de niños y la transubstanciación. Ambos fueron más tarde condena-dos como herejes y murieron mártires. También rechazaron los edifi-cios eclesiásticos y “predicaron en las calles y en los lugares abier-tos”. ¡LOS ENRICIANOS Y LOS PEDROBRUSIANOS FUERON PREDICADORES CALLEJEROS!

LOS VALDENSES

Los valdenses tuvieron su origen en Pedro Waldo, un rico comer-ciante de Lyón, Francia, en el Siglo XII. Un día le preguntó a un teólogo qué debía hacer para obtener la vida eterna. La respuesta fue que hiciera lo que Jesús dijo al joven rico, que vendiera sus pos-esiones, que diera el dinero a los pobres y que siguiera a Cristo. Waldo tomó la respuesta al pie de la letra, ya que al poco tiempo vendió su negocio y dio todas sus riquezas. El y sus seguidores, solían viajar en parejas predicando en las calles, leyendo pasajes de las Escrituras que ellos mismo traducían a la lengua del vulgo. Según el Libro de los Mártires de Foxe, la Inquisición comenzó como respuesta contra los valdenses. ¡LOS VALDENSES FUERON PREDICADORES CALLEJEROS!

LOS LOLARDOS

Ahora hablamos de John Wycliffe (1330-1384), “El lucero de la mañana de la Reforma”. Wycliffe fue el primero en traducir la Biblia al inglés (de la Vulgata), de ahí el nombre de la Asociación de Traductores de la Biblia Wycliffe. Sus seguidores fueron llamados “lolardos” y viajaron por toda Inglaterra predicando en calles y mer-cados en contra de los errores del Papado. ¡LOS LOLARDOS FUERON PREDICADORES CALLEJEROS!

Peter Waldo

muerte de George Wishart


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LOS REFORMADORES PROTESTANTES

Los primeros reformadores protestantes tuvieron que ser obligadamente predicadores exteriores ya que, como Spurgeon dice, las iglesias estaban en manos del papado. William Farel (1489-1565), quien allanó el camino a Juan Calvino para que llegara a Suiza y quien ha sido llamado “el pionero del Prot-estantismo en la zona Oeste de Suiza”, fue un PREDICADOR CALLEJERO. “El convirtió toda tribuna y piedra en un púlpito, cada casa, cada calle y cada mercado en una iglesia”.

La Iglesia Presbiteriana fue fundada en Escocia por Juan Knox (1513-1572), quien comenzó siendo un guardaespaldas para un PREDICADOR CALLE-JERO llamado George Wishart. Después de que Wishart fuera martirizado en 1546, Knox tomó el liderazgo de la reforma. A Wishart no se le permitía predicar en las iglesias, por lo que solía predicar en los mercados y en los campos. Juan Knox le acompañó en sus giras de predicación con espada en mano, para protegerlo de ataques violentos. Más tarde, cuando se estab-leció la Iglesia de Inglaterra en Escocia, los predicadores protestantes fueron destituidos de su derecho a predicar desde el púlpito y vinieron a ser predicadores campestres, proclamando su mensaje al aire libre. Algunos de estos predicadores campestres presbiterianos escoceses fueron Richard Cameron (1648-1680) y Donald Cargill (1619-1681).

PREDICADORES DE LA POST-REFORMA

Después de la Reforma, surgieron otros grandes movimientos de mano de predicadores callejeros. La Iglesia Metodista, fundada por George Whitefield (1714-1770) y por John Wesley (1703-1791) es un ejemplo de ese período histórico. Ambos eran anglicanos, pero después de que se les prohibió predicar en las iglesias, decidieron tomar LA PREDICACIÓN CAMPESTRE y proclamaron valientemente la PALABRA DE DIOS a grandes multitudes en calles y mercados. Whitefield llegó a hablar a multitudes de 20.000 personas al aire libre. Viajaron por toda Inglaterra y por las colonias americanas, y fueron usados en el GRAN DESPERTAR, un avivamiento poderoso que arrasó las colonias en el Siglo XVIII.

George Whitefield declaró: “Yo creo que nunca fui más agradable a mi Mae-stro que cuando prediqué a la gente al aire libre…Ahora predico a diez veces más personas que a las que predicaría si estuviera restringido a las iglesias”.También John Wesley declaró: “Estoy totalmente seguro que hice mucho más bien a mis parroquianos de Lincolnshire predicando en la tumba de mi padre que el que hice predicando en su púlpito durante tres años”… “Hasta este día, la predicación al aire libre es una cruz para mí, pero conozco cual es mi comisión y no veo otra manera de predicar el evangelio a toda cria-tura”.

John Wesley

GeorgeWhitefield


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Un amigo de Whitefiled y de Wesley comenzó un gran avivamiento en Gales llamado el Avivamiento de Gales. Se llamaba Howell Harris, y él es otro ejemplo de un hombre conocido por ser un PREDICADOR CAMPESTRE.

Otro gran predicador metodista que solía predicar en el exterior fue Gideon Ouseley (1762-1839). Viajaba a los lomos de un caballo y predi-caba varias veces al día, sin desmontarse, en calles, en ferias y en mer-cados por todo el territorio irlandés. Los metodistas también jugaron un papel importante en el Segundo Gran Despertar de América, tipifi-cado por las Reuniones Campestres que comenzara James Mcready en 1800 y también por la predicación de Peter Cartwright (1785-1872) y de Lorenzo Dow (1777-1834).

Un gran avivamiento bautista en Escocia vino como resultado de la PREDICACIÓN CAMPESTRE de Robert (1764-1842) y James (1768-1851), de Haldane y de Rowland Hill (uno de los fundadores de la Sociedad de Tratados Religiosos así como un defensor de la vacu-nación). Originalmente, eran anglicanos, aunque se hicieron bautistas cuando la Iglesia establecida les prohibió predicar al aire libre. Robert y James dejaron sus negocios y vendieron sus establos para dedicarse por completo a la predicación del Evangelio.

MOVIMIENTO DE LAS MISIONES MODERNAS

La primera sociedad misionera protestante moderna fue iniciada por William Carey (1761-1834), el primer misionero a la India. Carey recibió poca educación, pero él mismo aprendió ciencia e idiomas. Tradujo la Biblia a 11 lenguas. Fue a India y comenzó predicando a grandes multi-tudes que se agolpaban en las calles de un barrio conocido por sus prostíbulos. Uno de sus convertidos fue un joven marinero británico llamado Robert Flockhart (1778-1857), quien regresó a las Islas Británi-cas y predicó en las calles de Edimburgo durante 43 años hasta su muerte. Uno de los ayudantes de Carey, el Sr. Chamberlain, solía ir al Río Ganges, donde los hindúes se reunían, para conversar con alguno de los Brahmanes. Cuando la discusión atraía a la multitud, comenzaba a predicar abiertamente a los hindúes presentes. ¡EL MOV-IMIENTO DE LAS MISIONES MODERNAS COMENZÓ CON PREDICA-DORES CALLEJEROS!

“solía ir al Río

Ganges, donde los hindúes se reunían,

para conversar

con alguno..”


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Otros predicadores de renombre comenzaron sus ministerios predi-cando en las calles. Entre ellos se encuentran C.H. Spurgeon, D.L. Moody y Billy Graham. Spurgeon comenzó predicando en las calles de Londres cuando tenía 16 años, y continuó haciéndolo hasta que llegó a ser pastor del Tabernáculo Metropolitano a los 19 años de edad.

Dwight L. Moody (1837-1899) fue un conocido predicador en la zona de Chicago. El Instituto Bíblico Moody lleva su nombre. “Una de las cosas que hacía con regularidad a finales de los años sesenta era exhortar a los viandantes por la tarde desde las escaleras del ayunta-miento. A menudo, esos grupos espontáneos atraían tantos detracto-res como seguidores”.

Es sobradamente conocido que El Ejército de Salvación comenzó haci-endo mucha PREDICACIÓN CALLEJERA.

Ya en los tiempos actuales, existen muchos restos de todas estas per-sonas que todavía siguen llevando a cabo la misión de la PREDI-CACIÓN CALLEJERA.

Además de todas las personas que se han mencionado, seguro que la eternidad revelará un montó de historias desconocidas de hombres que han sido fieles a esta labor tan importante. Aunque estos hombres han recibido históricamente poco reconocimiento, el Padre les dispen-sará la gloria y la recompensa verdaderas.

Tal y como Charles Spurgeon afirmó:

“No se necesita ningún tipo de defensa para la predicación al aire libre, pero sí se necesitan argumentos muy sólidos para probar que un hombre ha llevado a cabo su cometido sin nunca haber predicado más allá de las paredes de su casa de reuniones. De la misma manera que se han de defender las reuniones que se llevan a cabo dentro de edifi-cios, también se han de defender las reuniones que se llevan a cabo fuera de ellos”.

La iglesia de Jesucristo necesita más que nunca un avivamiento

que se demostrado

con la predicación callejera.


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