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JUEVES SANTO_ETAPA PORCIÚNCULA 1 DÉJATE MOVER POR EL AMOR GESTO: Déjate mover por el amor. Ya no tienes excusa. Si el amor ha tocado tu vida, tu vida se tiene que transformar en servicio. Déjate mover por el amor, y cíñete la toalla a tu cintura. Lava los pies de tu gente, de tus amigos, compañeros, familia… necesitados, marginados, los que viven en soledad… Si el amor ha tocado tu vida, no puedes quedarte quieto. Durante este día recordamos el servicio que realizaron durante toda su vida Jesús y Francisco. Cojamos su relevo y sirvamos a nuestro prójimo, mostremos una actitud desinteresada con el único propósito de cumplir con el deseo de nuestro padre Dios. Sirve en todo lo que puedas a las personas con las que vas a convivir estos días. Jueves Santo, día en el que se dio la mayor muestra de servicio y dedicación por una persona a sus hermanos. Jesús, sabiendo que esa misma noche le traicionaría uno de sus discípulos quiso enseñarles lo que puede llamarse una “revolución”. Pues el maestro, se arrodilló y lavó los pies a sus discípulos… algo revolucionario, ¿verdad? Y como él sirvió esa noche, así quiso que ellos extendiesen esa revolución hasta el día de hoy, donde nos toca a nosotros coger el testigo. “Tu actitud debe ser igual a la mía, porque yo, el Mesías, no vine a ser servido sino a servir y a dar mi vida”. Aceptar nuestra misión: Todos nosotros estamos aquí con un objetivo: servir a Dios y a los demás. Este es el propósito de Dios para nuestra vida. Siempre que servimos a otros de cualquier manera, verdaderamente estamos sirviendo a Dios. No estamos en la tierra solo para respirar, comer, ocupar un espacio y divertirnos. Dios nos creó a todos y cada uno de nosotros para llevar a cabo su misión. Muestra de ello es su hijo, Jesús, que, hasta el día de su muerte cumplió la misión que su padre le encomendó y ahora nos encomienda a nosotros: servir a Dios sirviendo a los demás. “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”. Para los cristianos, el servicio no es algo opcional, algo que debe realizarse si disponemos de tiempo. Sino que es la esencia de la vida cristiana. Jesús, como ejemplo del proyecto de Dios, vino a servir y como él, nosotros también debemos servir a nuestro prójimo. ice una parábola: Un día Dios invitó a dos jóvenes para que llevasen un nuevo estilo de vida. Ellos se ilusionaron ante esta novedad que les anunciaba.

Jueves santo porciúncula

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JUEVES SANTO_ETAPA PORCIÚNCULA 1

DÉJATE MOVER POR EL AMOR GESTO: Déjate mover por el amor. Ya no tienes excusa. Si el amor ha tocado tu vida, tu vida se tiene que

transformar en servicio. Déjate mover por el amor, y cíñete la toalla a tu cintura. Lava los pies de tu gente, de tus amigos, compañeros, familia… necesitados, marginados, los que viven en soledad… Si el amor ha tocado tu vida, no puedes quedarte quieto.

Durante este día recordamos el servicio que realizaron durante toda su vida Jesús y Francisco. Cojamos su relevo y sirvamos a nuestro prójimo, mostremos una actitud desinteresada con el único propósito de cumplir con el deseo de nuestro padre Dios. Sirve en todo lo que puedas a las personas con las que vas a convivir estos días.

Jueves Santo, día en el que se dio la mayor muestra de servicio y dedicación por una persona a sus hermanos. Jesús, sabiendo que esa misma noche le traicionaría uno de sus discípulos quiso enseñarles lo que puede llamarse una “revolución”. Pues el maestro, se arrodilló y lavó los pies a sus discípulos… algo revolucionario, ¿verdad? Y como él sirvió esa noche, así quiso que ellos extendiesen esa revolución hasta el día de hoy, donde nos toca a nosotros coger el testigo.

“Tu actitud debe ser igual a la mía, porque yo, el Mesías, no vine a ser servido sino a servir y a dar mi vida”.

Aceptar nuestra misión:

Todos nosotros estamos aquí con un objetivo: servir a Dios y a los demás. Este es el propósito de Dios para nuestra vida. Siempre que servimos a otros de cualquier manera, verdaderamente estamos sirviendo a Dios. No estamos en la tierra solo para respirar, comer, ocupar un espacio y divertirnos. Dios nos creó a todos y cada uno de nosotros para llevar a cabo su misión. Muestra de ello es su hijo, Jesús, que, hasta el día de su muerte cumplió la misión que su padre le encomendó y ahora nos encomienda a nosotros: servir a Dios sirviendo a los demás.

“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”.

Para los cristianos, el servicio no es algo opcional, algo que debe realizarse si disponemos de tiempo. Sino que es la esencia de la vida cristiana. Jesús, como ejemplo del proyecto de Dios, vino a servir y como él, nosotros también debemos servir a nuestro prójimo.

ice una parábola:

Un día Dios invitó a dos jóvenes para que llevasen un nuevo estilo de vida. Ellos se ilusionaron ante esta novedad que les anunciaba.

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JUEVES SANTO_ETAPA PORCIÚNCULA 2

Uno de ellos le dijo al Maestro:

- ¿Y qué me ofreces si lo cumplo?

El Maestro le contestó:

- La felicidad aquí y en el cielo.

El joven no entendió nada y le dijo:

- No me interesa nada de esto. No me interesa nada que no palpen mis manos o pueda disfrutarlo. Anda lárgate con tu rollo a otra parte, tío. A mí no me la pegas.

Entonces el Maestro se dirigió al otro joven de buen aspecto, mirada tranquila y resplandeciente y le dijo:

- ¿Y tú, me quieres seguir?

Depende, contestó el joven. ¿Qué me ofreces?

- Te ofrezco todo lo que pueda apetecer a un corazón feliz: el servicio a los más necesitados de este mundo.

De acuerdo, contestó el joven. Cuenta conmigo. Nadie hasta ahora me había ofrecido algo semejante. Los jóvenes de hoy en día con ideales anhelan cosas y personas como tú, Maestro. Gracias por darme la oportunidad de pertenecer a tu proyecto.

Preguntas:

¿Cuál de los dos jóvenes eligió mejor? ¿Qué tipo de joven eres?

El servicio a Dios:

“Dios obra a través de personas diferentes y de manera diferente, pero es el mismo Dios que cumple su propósito a través de todos ellos”.

Eres una obra de arte hecha a mano por Dios. No has sido fabricado en una línea de producción, ni ensamblado, ni producido en cantidades industriales. Eres un diseño hecho a medida, una pieza original. Dios deliberadamente te hizo y te formó para que le sirvieras en su proyecto. Dios no solo te formó antes de que nacieras, sino que planeó cada día de tu vida. Eso quiere decir que nada de lo que pasa en tu vida es irrelevante. Dios usa todo esto para enseñarte a servir cada día a las personas con las que te cruzas y así servirle a él.

Para cumplir su propósito, Dios te dotó de una serie de habilidades, talentos, dones, personalidad y experiencias para que, haciendo buen uso de ellas, puedas servirle. Somos algo maravillosamente complejo, algo que solo Dios puede crear para llevar a cabo su misión. Estos dones son un regalo, una expresión de la gracia de Dios. No se pueden escoger, pues solo Dios los determina. Cada uno tiene dones diferentes y ninguno puede disponer de todos los dones sino que necesitamos todos de todos, compartiéndolos y ayudándonos los unos a los otros. Si identificas y entiendes esos dones que Dios te regala, puedes descubrir su voluntad en ti.

¿Cuáles son tus habilidades, talentos, dones para servir a Dios? ¿Qué experiencias te motivan a servir a Dios? ¿Cuál crees que es la voluntad de Dios en ti?

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El servicio a los demás:

“Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos”

Esto no significa que tengamos que morir para demostrar nuestro amor por nuestros amigos. Ponemos nuestra vida cada vez que anteponemos las necesidades de otra persona a las nuestras. Estos “amigos” pueden entenderse como toda persona que conocemos o simplemente nos cruzamos con ella, debido a que Jesús también nos mandó que “os améis los unos a los otros”. El servicio nos permite poner en práctica lo que hizo Jesús. Nos conecta con las personas a quienes servimos y nos brinda una satisfacción que el egoísmo nunca podrá ofrecer. Entreguémonos y sirvamos a aquellos que nos necesitan.

Una de las maneras de ofrecer nuestra vida es por medio del servicio. Los miembros de la Iglesia tienen muchas oportunidades para prestar servicio. Podemos hacer pequeños actos de bondad por nuestros vecinos, tomar parte en el servicio a la comunidad, cumplir con responsabilidades en nuestras congregaciones locales y contribuir a los esfuerzos de ayuda humanitaria de la Iglesia a gran escala. Estas acciones, sean grandes o pequeñas, nos permiten sentir la felicidad de conectarnos con nuestros hermanos y nos recuerdan que Dios frecuentemente concede que seamos la respuesta a la oración de otra persona.

Del reparto de dones que Dios nos entrega a cada uno de nosotros nace también la necesidad de ayudarnos los unos a los otros, complementarlos para superar todos los obstáculos, o simplemente hacer nuestro día a día mejor, ser felices. No solamente servimos cuando realizamos un trabajo específico o material, también podemos servir de formas que parecen tan pequeñas que no imaginamos el efecto que pueden llegar a causar en la persona que recibe la ayuda. Una conversación cercana con el mendigo de tu calle, una sonrisa a aquella persona que parece apagada, sujetarle la puerta al que viene detrás, ayudar a cruzar a la anciana con la compra…

Ver video (Youtube): Cadena de favores infinita: https://www.youtube.com/watch?v=8Gosg1ybxTU

Preguntas:

¿Qué cualidades tienes para servir a los demás? ¿Qué experiencias te motivan a servir a los demás? ¿Qué servicios están en tu mano realizar?

El llamarse a sí mismo cristiano lleva aparejado el deber

y el privilegio de toda un vida de servicio.

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