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La Montaña, 20 de septiembre de 2014. Mis queridas semillas, Una vez existía en la Montaña un gran Sabio, su casa era la más alta de toda la Montaña por eso las cigüeñas se instalaron en su tejado, construyeron un nido bonito, muuuy bonito y el sabio cada día cortaba trocitos de pan, maíz, trigo, arroz, y alimentaba a los polluelos, a las cigüeñas pequeñitas, a los bebés, las cigüeñas estaban tan felices que al terminar la comida de sus polluelos, ellas se ponían todas alrededor del anciano y danzaban dándole las Gracias. Era una imagen angelical, con sus grandes alas, su pico largo. Un día el anciano se hizo la pregunta “¿Voy al pueblo a ver cómo los humanos muestran su generosidad? Sé que son buenos y tienen buen corazón, deseo verlo por mis propios ojos”; así que se preparó un cestito con su comida y bajó. En medio camino se comió su pan, llevaba dos o tres higos, un poquito de miel, y al llegar al pueblo se sentó y observó sin que lo vieran, no podía percibir bien a todos los hombres, mujeres y niños; y vio en la puerta de una iglesia un anciano que estaba pidiendo limosna y le dijo: “Buen anciano ¿me quieres prestar tus hábitos? Los necesito, vamos a cambiarlos, tú me dejarás tu chaqueta, tu pantalón, yo te voy a dar los míos”. El anciano fue contento, lo suyo era viejo y roooto, mientras que lo del anciano era nuevo, limpio y olía muy rico. Se sentó en otra esquina de la calle y pidió limosna, apenas le daban una moneda, al final del día no tenía nada y se dirigió a una posada, un restaurante, llamó a la puerta y le dijo muy amablemente “Vengo a pedirle un plato de comida, pero antes de

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La Montaña, 20 de septiembre de 2014.

Mis queridas semillas,

Una vez existía en la Montaña un gran Sabio, su casa era la más alta de toda la Montaña por eso las cigüeñas se instalaron en su tejado,

construyeron un nido bonito, muuuy bonito y el sabio cada día cortaba trocitos de pan, maíz, trigo, arroz, y alimentaba a los polluelos, a las cigüeñas pequeñitas, a los bebés, las cigüeñas estaban tan felices que al terminar la comida de sus polluelos, ellas se ponían todas alrededor del

anciano y danzaban dándole las Gracias. Era una imagen angelical, con sus grandes alas, su pico largo.

Un día el anciano se hizo la pregunta “¿Voy al pueblo a ver cómo los humanos muestran su generosidad? Sé que son buenos y tienen buen corazón, deseo verlo por mis propios ojos”; así que se preparó un cestito con su comida y bajó. En medio camino se comió su pan, llevaba dos o tres higos, un poquito de miel, y al llegar al pueblo se sentó y observó sin que lo vieran, no podía percibir bien a todos los hombres, mujeres y niños; y vio en la puerta de una iglesia un anciano que estaba pidiendo limosna y le dijo: “Buen anciano ¿me quieres prestar tus hábitos? Los necesito, vamos a cambiarlos, tú me dejarás tu chaqueta, tu pantalón, yo te voy a dar los míos”. El anciano fue contento, lo suyo era viejo y roooto, mientras que lo del anciano era nuevo, limpio y olía muy rico.

Se sentó en otra esquina de la calle y pidió limosna, apenas le daban una moneda, al final del día no tenía nada y se dirigió a una posada, un restaurante, llamó a la puerta y le dijo muy amablemente “Vengo a pedirle un plato de comida, pero antes de que usted me dé el plato de comida, quiero decirle que no tengo dinero para pagarle”. El hombre que abrió la puerta le contestó: “Entre, enseguida le vamos a servir su plato de comida” Entró y le dio un trozo de pan y plato de sopa, se la comió y le supo a gloria. Cuando se fue le dijo a ese hombre que lo había recibido, era el amo, “Disculpe, pero estoy en deuda con usted me ha hecho un regalo, yo tengo que hacerle un regalo” “¡No, no, no!” le

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contestó el amo del albergue “Si das, recibes y si miras bien siempre el fondo de la cacerola, queda un poquito de sopa para quien viene a pedirlo”, “Sí, pero le debo una”.

Al día siguiente el sabio, de nuevo fue a pedir, poquita cosa recogió y de nuevo llamó a la puerta del albergue, lo vio y le sonrió “Tiene su pan y su sopa” se la comió, feliz, muy contento y de nuevo le dijo: “Estoy en deuda con usted, me ha regalado y yo no le he dado nada a cambio” “¡No se preocupe! Hoy hemos hecho un poco más y podemos compartir”, “Mire no puede ser, su generosidad es tan grande que tengo que hacerle un regalo”.

Sacó un lienzo, sus pinceles, su pintura y dibujó un árbol, grande muy grande, el árbol era preciosísimo, parecía una ceiba, el árbol de los colorines, una higuera, parecía un almendro, como todos los árboles que tenéis en vuestros países, el más bonito, el más lindo; y en ese árbol dibujó unas cigüeñas. El amo del albergue lo contemplaba, lo miraba y no comprendía, pero dijo: “¡Qué obra de arte más bonita, qué colores! Y se echó a reír” Y de pronto, aquellas cigüeñas que había pintado, salieron del cuadro, se pusieron a danzar y a bailar dentro del restaurante, tal era la alegría que daban y la belleza, que empezaron a entrar gente, unos por curiosidad, otros por admiración, otros por pasar ese momento maravilloso.

Años más tarde, bajo el anciano sabio y fue a saludar a su amigo del albergue y al llegar dijo: “¡Qué ha pasado, ha cambiado!” y salió el amo y le dijo: “¡Hola mi amigo! Gracias a ese cuadro ha entrado tanto dinero, me he enriquecido, he ayudado a mis hijos, a mi familia y a todos los pobres del pueblo y aún continúan esas cigüeñas a danzar y a darnos esa alegría en el corazón”.

Mis semillas, mis estrellas, si vosotros tenéis en las manos ese Don de Dios, esos 5 minutos, si el Universo os ha dado el Rayo Láser con vuestro chakra 6 os hago la pregunta: ¿No podéis hacer más que ese sabio? La respuesta es ¡Sí!

Podéis dar la Vida, primero para el alma, para el cuerpo, la naturaleza,

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los árboles, las cigüeñas, los pájaros, para todos los animales de este planeta tan hermoso y tan grande ¿Qué seríamos estrellas, sin La Enseñanza? ¿Qué seríamos sin estar conectados con nuestra memoria Universal? ¿Qué seríamos con este Don que nos han dado y que llevábamos dentro desde el Inicio de la Vida? Sois esencia, sois almas muy grandes, estar conscientes de ellos y de ello, dejar esas preocupaciones de la mente, del cuerpo, dejar las humillaciones, dejar el dolor, dejar las envidias, dejar tooodas esas historias de los hombres que os impiden de ver la Gloria de Dios, todo está escrito, no os vais a morir hasta que no sea vuestra hora, no os va a pasar nada, no temáis, todo está escrito, vuestra Misión tenéis que cumplirla ¡¿Cóoomo os va a llegar una catástrofe, si tenéis que cumplirla y ayudar a los otros?!

Ser conscientes del Poder, de la Fuerza y del Milagro que hacéis al transmitir esta Enseñanza.

Con todo mi amor,La Jardinera