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La Montaña, 8 de febrero de 2015. Mis queridas semillas, Hoy es domingo, hemos ido a pasear y hemos encontrado un pueblecito tan bonito, son esos pueblecitos que para navidad están iluminados, con sus árboles, parecía una pintura. Paseando por sus calles vimos una casa muy particular y en el jardín estaba sentado un niño y su madre, quisimos ser discretos y nos sentamos, la madre muy amorosa, le dijo: “Toma hijo, abre las manos” y en las manitas del niño le puso un puñado de semillas, el niño le dijo: “¿Mamá qué voy a hacer con ellas?” “Ven, que te lo voy a explicar, vamos a ir al jardín y te enseñaré lo que hay que hacer, se llaman semillas, Semillas de Vida, cada semilla tiene una vida, igual que tú, igual que yo.” “Pero mamá ¿se parecerán a nosotros?” “Nooo hijo, ven, llamamos a tus amigos que te van a ayudar”. El niño miró alrededor y sonrió, nosotros que estábamos cerquita abrimos los ojos, no vimos a sus amigos, pero sí estábamos escuchando esa voz tan dulce cómo explicaba. “Mira, las primeras hadas que van a venir son las hadas de la tierra, esas hadas van a trabajar y dar lo mejor para que esa tierra reciba la semilla y coja bien sus raíces, ahora vamos a llamar a las amigas y tus amigos que son la lluvia ¡Hadas de la lluvia, venir!” Y vinieron corriendo y volando y trajeron una lluvia, agua cristalina y regaron tooodo el jardín. Continuó hablando al niño diciéndole “Siembra ahora las semillas”, el niño

La montaña 8 febrero 2015 - "Semilla"

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La Montaña, 8 de febrero de 2015.

Mis queridas semillas,

Hoy es domingo, hemos ido a pasear y hemos encontrado un pueblecito tan bonito, son esos pueblecitos que para navidad están iluminados, con sus árboles, parecía una pintura. Paseando por sus calles vimos una casa muy particular y en el jardín estaba sentado un niño y su madre, quisimos ser discretos y nos sentamos, la madre muy amorosa, le dijo: “Toma hijo, abre las manos” y en las manitas del niño le puso un puñado de semillas, el niño le dijo: “¿Mamá qué voy a hacer con ellas?” “Ven, que te lo voy a explicar, vamos a ir al jardín y te enseñaré lo que hay que hacer, se llaman semillas, Semillas de Vida, cada semilla tiene una vida, igual que tú, igual que yo.” “Pero mamá ¿se parecerán a nosotros?” “Nooo hijo, ven, llamamos a tus amigos que te van a ayudar”. El niño miró alrededor y sonrió, nosotros que estábamos cerquita abrimos los ojos, no vimos a sus amigos, pero sí estábamos escuchando esa voz tan dulce cómo explicaba.

“Mira, las primeras hadas que van a venir son las hadas de la tierra, esas hadas van a trabajar y dar lo mejor para que esa tierra reciba la semilla y coja bien sus raíces, ahora vamos a llamar a las amigas y tus

amigos que son la lluvia ¡Hadas de la lluvia, venir!” Y vinieron corriendo y volando y trajeron una lluvia, agua cristalina y regaron tooodo el jardín. Continuó hablando al niño diciéndole “Siembra ahora las semillas”, el niño obedeció y cuando había terminado de sembrar la última, vinieron las hadas del

viento, empezaron a soplar, a soplar, haciendo que la tierra sea más tiernita, que la lluvia le diera esa humedad y finalmente poder brotar sus hojas, al salir las hojas el viento las acariciaba. Acariciando las hojas, permitió que pudieran abrirse y dar los frutos.

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¿Por qué tenían tanta prisa las semillas, qué buscaban? Y la madre le dijo: “Shhh, mira ¿has visto? La primera mirada a quién se las da, están buscando lo único que les dará la vida, el Sol”. Efectivamente, todas las semillas habían sacado la cabeza y ya miraban el Sol, el Sol les daba ese calor tan agradable que necesitamos nosotros todos los días, sin Él no creceríamos como esas semillas.

Estaba muy contento el niño y le dijo: “Gracias mamá, por la primera vez he visto la semilla de la vida, un gesto tan sencillo” y la madre le dijo: “Sencillo en su acto, hay que poner primero tu pensamiento, en tu mano tu corazón, y en tus palabras la alegría, ojalá esta semilla pueda crecer cada día en los niños que nacen y que los adultos sepan conservarla, ojalá esa semilla sepáis verla, al Inicio siempre es la pureza, quitaros los celos y las envidias, quitaros lo que os molesta, quitaros esa venda de los ojos, cada semilla da una vida y en ese momento, de abundancia es vuestra generosidad y vuestra bondad que crece, qué gesto más sencillo ¿Por qué no lo aplicamos cada día? Estar atentos cuando comáis una fruta, pensar en esa semilla de vida, aprovechar, los restos que os sobran y fabricar compos, el alimento más grande que podéis darle a esa semilla será vuestro amor, vuestro cariño y primero que crezca, que florezca y que se expanda en vuestro pensamiento.

Imaginaros si una semilla por muuuy pequeña que sea da un árbol, vosotros que sois Átomos de Luz, cuán grandes sois, y la pureza grande sin dimensiones que tenéis, venís de la Luz. Y la madre continuaba hablando, nosotros recibimos una lección, una lección de sabiduría y de humildad, que llevamos todos dentro y que hemos olvidado que la tenemos, eso también es una semilla, con nuestra sonrisa nos fuimos alejando respetando el lugar y sus habitantes; así es la Semilla de la Vida.

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Con todo mi amor,La Jardinera