Comienzo dando gracias a Jesús por redimir mi vida:

“Gracias por tu sangre derramada a mi favor, ya que con este amor me

libraste de la herencia de maldición adámica, para así recibir la inversión

del Padre en mí y tener su paternidad.

Rebeca Rodríguez Santiago Puebla, México

¡ASI ESTOY COMPRENDIEN

DO MI ADOPCION!

Tu glorioso perdón desarraigando de mi vida todo aquello que la deformaba, para que en lo porvenir no haya nada que pueda separarme de tu amor, y ni siquiera exista el menor intento de arrebatarme de tus manos.  

Tú has hecho posible que pueda ver mi vida, sin las limitaciones que me esclavizaron por falta del conocimiento de tu Verdad, la cual hoy sé, que es inmutable, incorruptible y eterna; tu amor por mí es incondicional.

Ya no estoy sujeta a la existencia en muerte, cada día es un nuevo amanecer, para aprender a vivir guiada por tu Espíritu Santo.

Mi destino lo trazaste y el cumplimiento es divino y eterno, por la gloria que le diste a Jesús y Él a mí, su amada hermana.

Estoy aprendiendo a mirar con tus ojos, a sentir con tu corazón, dejando atrás mi vieja naturaleza, para vivir mi presente glorioso cada día contigo en mi.

Tu verdad me hace entender, que ya no tengo que estar pensando en la triste, afanada y corrupta vieja criatura,

sino con mis ojos puestos en Jesús, gozando mi transformación.”

No estoy minimizando o negando lo que falta aún por aprender, entender, y entregar por mí a Papá, para seguir disfrutando de ser su perla de gran precio, la niña de sus ojos; sin embargo continúo comprobando cada día más de su reposo, en el compromiso de su fidelidad y promesas de amor para mí, que me llevarán a ser como Jesús.

La importancia de entender cuán profunda es su obra redentora, que si bien no tengo que hacer nada en mis fuerzas, tiene que ver con…..

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¡GRACIAS PADRE, GRACIAS JESUS, GRACIAS ESPIRITU SANTO!

Con plena convicción hoy puedo decir:

“¡MI REDENTOR VIVE!”