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Nació el 17 de Enero de
1852, en Pecco-Turín,
Italia.
Fue bautizada el mismo
día en que vio la luz
con el nombre de
María Teresa
Sexta de ocho hijos. Su padre Santiago
Gedda era un hombre
sencillo y bueno.
Su madre, María Oberto,
inteligente y activa.
Mamma Maria Oberto
Domenica (hermana)
Lucia (hermana)
Rosa (hermana)
Antonio (hermano)
Antonio Minellono (sobrino, hijo de Rosa
sacerdote 1er. Biógrafo de Sor Teresa)
Los domingos y días
festivos todos se
acercaban al Banquete
Eucarístico y en los
días ordinarios, si las
ocupaciones no se lo
impedían, no faltaban
al Santo Sacrificio de
la Misa.
Esta familia patriarcal
sin grandes bienes de
fortuna, vivía del
cultivo de las pocas
tierras que poseía.
Teresa, que era
estudiosa y obediente,
se distinguía por su
constante atención
tanto en el Catecismo
como en la Escuela, a
la que asistía con gran
gusto y
aprovechamiento.
Pero el buen Dios, que
había determinado ya
mostrarle el camino de
la perfección religiosa,
comenzó por
ejercitarla, desde muy
pequeña, en el espíritu
de sacrificio.
Exigencias de familia obligaron a los padres de Teresa a retirarla
de la escuela y retenerla en casa, para que ayudara
en las faenas domésticas y en las labores del campo.
¡Qué doloroso fue este sacrificio para ella!
Casa Natal Gedda
Pero cuán útil para su propio perfeccionamiento, como ella
misma lo confesará más tarde exclamando:
“¡Oh sabia disposición de Dios, que no me permitió mayor
instrucción proporcionándome así el medio de ejercitarme en
la virtud de la humildad, de la que tanto necesito!”
Después de su Primera Comunión la gracia de Dios siguió
actuando en ella fuertemente hasta el punto de desear
consagrarse totalmente a Dios. Les expresó a sus papá este
deseo. Su mamá se opuso fuertemente. A esto se aunó la
repentina muerte de su padre que cayó de un árbol.
María Teresa tenía 14 años
Dos de sus hermanas, Catalina y
Lucía trabajaban en la Parroquia
de Strambino (Ivrea) al servicio
del Párroco Teólogo Oglietti.
Catalina enfermó (al poco tiempo
murió) por lo cual María Teresa
fue a trabajar allá:
¡La Providencia de Dios!
Don Oglietti conoce a Don Bosco
y la ayuda a ingresar al Instituto.
Parroquia de Strambino
A inicios de noviembre de 1876, con 24 años, entró en la Congregación.
La joven pasó el primer mes en Turín, donde mostró su humildad y
laboriosidad y eso hizo exclamar a las Hermanas:
“Esta postulante si continúa así llegará a hacerse santa”.
Turín
De Turín fue enviada a Mornés, a la Casa Madre del Instituto, donde Madre
María Mazzarello, primera Superiora General, la recibió con toda la bondad
de una verdadera madre y pronto la conoció a fondo.
María Teresa Gedda hizo petición por escrito para ir a las misiones a
América, y su petición fue aceptada: “era un pozo de virtud y de criterio”.
Mornese
Se le adelantó la Profesión
Religiosa para poder enviarla en
la Primera Expedición Misionera
de las FMA.
Profesó en la Basílica de Turín el
3 de setiembre de 1877, a los 25
años, estando presentes Don
Bosco y Madre Mazzarello.
En los Ejercicios Espirituales le
había pedido al Señor que fuera
su mamá, y así lo hizo, quien
quedó profundamente
conmovida y la abrazó con
ternura.
Basílica María Auxiliadora
El 14 de noviembre de 1877, hace 140 años, junto con Sor Ángela
Vallese (como superiora), Sor Juana Borgna, Sor Teresita Mazzarello,
Sor Ángela Casullo, Sor Ángela Denegri, acompañadas y guiadas
por el fervoroso e intrépido Don Santiago Costamagna y la tercera
expedición de los SDB, parten en el Saboya rumbo a Uruguay.
“El 12 de diciembre, el Savoie anclaba en el puerto de Montevideo.
Las Hermanas estaban ansiosas por bajar a besar la tierra donde
Dios las llamaba a ser sus colaboradoras, pero se recibió la orden
de pasar nueve días en cuarentena en la isla Flores, porque durante
la escala en Río de Janeiro, donde causaba estragos la fiebre
amarilla, varios pasajeros habían bajado a la ciudad,
la cuarentena quedó reducida a cinco días únicamente.”
Isla Flores
Durante la travesía al lazareto de
las islas, que hicieron en un gran
lanchón sin toldo, expuestas a
los ardientes rayos del sol del
verano, sor Teresa contrajo un
dolor de cabeza que la
acompañó casi diariamente
hasta el fin de sus días.
Llegaron al Uruguay en diciembre de 1877.
Se instalaron en una casita en Villa Colón
(Montevideo) en febrero de 1878; era una zona
compuesta mayormente de emigrantes italianos,
estaban cerca del Colegio Pío, fundado por
Monseñor Lasagna (SDB), en 1876.
Casa de Villa Colón
En estos primeros
años sufrió también
la muerte de sus
seres más queridos
en la lejana Italia: su
bienhechor el
téologo Oglietti, su
hermano Doménico
siendo seminarista,
sus dos madres
amadas: Madre
Mazzarello primero
y luego su Mamma
María… el Señor la
colmó de una paz y
una fortaleza
in crescendo…
Capilla Villa Colón
Amó entrañablemente a
Uruguay donde se entregó por
23 años (1877 – 1900) a su
gente, a sus hermanas, a los
salesianos… vivió con una
disponibilidad propiamente
misionera: catequesis y talleres
con las niñas y jóvenes,
cocinera, ropera, vicaria,
asistente, ecónoma, enfermera,
sacristana, campanera…
“trabajo y oración,
oración y trabajo”
El amor a Jesús era su motor y
María su compañera
y madre inseparable
Comunidad Villa Colón 1886
Comunidad Escuela Taller Montevideo
1894 - 1900
En el mes de setiembre de 1900 las Superioras
señalaron a sor Gedda como compañera de viaje de una
hermana para ir a Italia: un regalo de Dios.
En esta circunstancia conoció la nueva
Casa Madre del Instituto en Nizza Monferrato.
Nuestra Señora de las Gracias
Nizza Monferrato
Las Superioras le piden un gran sacrificio: dejará Uruguay
para ir a México, como Directora. Doble sacrificio de dejar
nuevamente Italia y su amado Uruguay, pero su amor a
Jesús es más fuerte que el dolor, por eso, sin más
vacilaciones, pronuncia con la sonrisa en los labios:
“Fiat, Jesús mío…” “Soy siempre hija de obediencia”.
El 26 de diciembre
entraban en México sor
Teresa y tres hermanas
que la acompañaban,
dirigiéndose a la Colonia
de Santa Julia, desde
donde partieron el 9 de
enero de 1901 a Morelia,
allí tomaron posesión del
Colegio San Vicente de
Paúl, cuya dirección debía
asumir sor Gedda y que
había sido regentado
hasta entonces por
maestras seglares.
1900-1906
1907-1912 1912-1913
Sor Gedda, que había sido óptima súbdita, fue también excelente
superiora. Con su maternal corazón y poniendo en práctica el
espíritu de Don Bosco, era toda bondad y dulzura con las
hermanas y niñas, usando con ellas todas las delicadezas y
cuidados de una verdadera madre.
Su paciencia y tolerancia soportaban y mejoraban los caracteres más
difíciles. Como Don Bosco y Madre Mazzarello sentía un gran amor
por las niñas, especialmente por las más necesitadas y ellas,
atraídas por su maternal bondad, la amaban y veneraban
como a una afectuosa madre.
El aprecio y confianza de sus Hermanas se manifestó
eligiéndola en el año 1905 delegada al Capítulo General que
debía celebrarse en la Casa Madre, siéndole dado así volver a
Italia por segunda vez. Allí demoró algunos meses antes de
volver a México y en la convivencia con las Hermanas que
tuvieron la dicha de tratarla, dejó marcadas las huellas de sus
brillantes virtudes de humildad, caridad y espíritu salesiano.
La Vicaria General Madre
Enriqueta Sorbone en su visita
por América pasó por
Centroamérica. En Nicaragua le
solicitaron una nueva fundación
de un Colegio en Granada.
Madre Enriqueta le pidió a la
Visitadora de México que le
cediera a Sor Francisca Lang
para que fuera como Directora
de la nueva obra y a la santa Sor
Teresa Gedda como portera y
tesoro del Instituto.
Otra prueba durísima de
desprendimiento para ella,
ya debilitada de salud
con sus 60 años.
Interrogada Sor Teresa por la reverenda Madre Vicaria General, si
estaba dispuesta a ir a Granada, la santa religiosa irradiando los
destellos de su heroica virtud, contestó:
“Si mi buen Jesús me pide este sacrificio, estoy pronta a cumplir su
santa Voluntad, manifestada por mis Superiores. Confieso que
siento dejar la Inspectoría Mexicana, a las Superioras y a mis
Hermanas, pero si el Señor así lo exige,
sea todo para su mayor gloria”.
Y así diciendo, dos gruesas lágrimas
asomaron furtivamente a sus ojos…
pero reaccionando al instante, agregó:
“Perdone mi debilidad, querida Madre,
que voy gustosa a complacer a Jesús,
a mis Superioras y a conquistarme un
nuevo mérito para el Cielo”.
En Granada sor Teresa
parecía ascender con mayor
rapidez en la escala de la
perfección religiosa. Con su
atrayente figura, alta y
serena, su voz dulce y
moderada, su trato culto y
una amable sonrisa siempre
en los labios, en breve tiempo
llegó a cautivar a todos,
adueñándose de los
corazones.
Sor María Romero fue alumna
de este colegio en el tiempo
de Sor Teresa Gedda:
las coincidencias santas.
Foto profesión antes de salir a Uruguay
Su corazón rebosante de
divino amor, la hacía exclamar:
“¡Oh mi buen Jesús, cuánto
me amas!”
La Santa Comunión era el vital
alimento de su alma que
encendía en ella cada vez más,
la llama de la generosidad en
el sacrificio, el ardiente celo
por el bien espiritual de las
almas y aquel dominio de sí
misma, que la hacía aparecer
siempre en el constante
ejercicio de todas las virtudes.
Después de haber llenado con
sus virtudes el ambiente de la
casa de Granada, como ya lo
había hecho en las casas
anteriores, sor Teresa Gedda
estaba pronta para responder a
la última llamada. Hacía dos
años que nuestra Hermana venía
sufriendo del corazón y aunque
hasta el presente no se había
preocupado gran cosa de su
salud, ahora, sintiendo que sus
fuerzas iban decayendo,
comenzó, siempre basada en la
obediencia, a seguir las
prescripciones médicas y los
mandatos de sus Superioras.
Capilla de
Granada
Sitio donde se sentaba Sor Teresa
para ver a Jesús Eucaristía
El 17 de marzo de 1917, se vio obligada a abandonar por
completo su oficio de la portería, pues así lo ordenaba el
doctor.
El 19, fiesta del gran Patriarca San José, por un favor especial
de este Santo a quien encomendaba sus últimos momentos,
pudo asistir a la Misa, lo que contribuyó a aumentar su
alegría, con lo que disipaba en los demás toda preocupación
de su cercano fin.
En la tarde sufrió fuertes convulsiones, a consecuencia de
una hemiplejía que la privó del uso de las extremidades y de la
palabra.
Fue llamado urgentemente el reverendo padre José Misieri,
Inspector de los salesianos, para que le administrara los
Santos Sacramentos, que la Hermana recibió con toda la
devoción y entereza con que las almas fuertes al acercarse
esa hora reciben la última gracia de la Misericordia infinita.
Al día siguiente, 20 de marzo,
amaneció un poco mejor,
recobrando casi por completo
el uso de la palabra.
Recordó a sus amadas
Superioras del Uruguay
y México, hablando
afectuosamente de ellas.
El 21 la visita el señor Obispo
que le imparte su santa
bendición, así como el
reverendo Padre Inspector y
otros sacerdotes que la
confortan con la bendición de
María Auxiliadora.
Las Hermanas que no han
abandonado la cabecera de la
enferma noche y día,
le preguntan:
“¿Qué dice? El 24 haremos
una fiesta en honor de María
Auxiliadora y usted, sor
Teresa, irá a la capilla a honrar
a la Santísima Virgen y a darle
las gracias por su curación”.
“Oh sí, yo también iré a la
capilla, pero la fiesta la veré
desde el Cielo, porque
mientras ustedes la celebrarán
aquí, yo estaré celebrándola
en el Paraíso”.
Capilla del Colegio María Auxiliadora
de Granada Nicaragua
En la noche del día 22 entró en
una fatigosa agonía que duró
treinta y seis horas.
Desde ese momento
no habló más.
Continuas convulsiones la
agitaron hasta el día 24, día en
esa ocasión doblemente
consagrado a María Santísima
Auxiliadora, por ser 24
y caer en sábado.
A las nueve y media de la
mañana voló su purísima alma a
la patria de los justos,
a recibir el premio
de sus santas obras.
Tenía 64 años.
Capilla del Colegio María Auxiliadora
de Granada Nicaragua
Su santo cuerpo, revestido con los hábitos religiosos fue
llevado a la capilla, donde se expuso a la veneración de la
multitud que acudía deseosa de contemplar por última vez
la candorosa y amable figura de aquella que siempre había
irradiado en torno suyo las suavidades de su sencillez y
heroica santidad.
Durante todo el día 24 y la mañana del 25, desfilaron sin
interrupción ante el féretro de sor Teresa, toda clase de
personas de Granada, Managua y pueblos vecinos, las
cuales con toda veneración tocaban los sagrados restos
con rosarios, medallas y otros objetos,
a fin de conservarlos como reliquias por haber estado en
contacto con el cuerpo de una santa.
A las seis de la mañana del día 25, el señor Obispo cantó la
Misa de difuntos de cuerpo presente. Siguieron después
otras Misas que celebraron diferentes sacerdotes,
ofreciéndolas por el alma de la extinta. Muchísima gente
continuó durante el día visitando con devoción y honrando
los sagrados restos de sor Teresa hasta las 4 y media de la
tarde, hora en que se organizó el cortejo fúnebre después
del canto de las exequias rituales.
Encabezaban el cortejo dos
largas filas de alumnas
internas y externas de los
Colegios de María
Auxiliadora, portando
simbólicos lirios y coronas
de flores en las manos,
seguían 150 cofrades de
María Auxiliadora, gran
número de bienhechores,
señoras y señoritas de todas
las clases sociales.
En puesto de honor e
imprimiendo grave y severa
solemnidad con su ilustre
presencia, el señor Obispo
seguido del clero secular de
la ciudad, los reverendos
padres jesuitas y el señor
Inspector y sacerdotes
salesianos.
Cementerio de Granada
Tumba de las FMA
El féretro fue llevado
hasta el coche fúnebre
por las Hermanas, que
dominadas por el más
intenso dolor ante la
pérdida de tan santa
religiosa, se disputaban
el honor de llevar a la que
habían venerado como a
una reliquia y que ahora
las precedía en la gloria.
La familia Cuadra ofreció
la tumba para guardar los
restos pues las FMA
todavía no tenían tumba
en el cementerio.
Cuando ya se adquirió se
pasaron su restos.
El 24 de agosto del 2012, en el Centenario de la Presencia
Salesiana en Nicaragua, con la honrosa presencia de la Madre
General de las Hijas de María Auxiliadora, Madre Yvonne
Reungoat, del Arzobispo de Granada Mons. Jorge Solórzano, de
varios sacerdotes, de las dos Hermanas Provinciales de
Centroamérica, de Hijas de María Auxiliadora representando a
los 6 países Centroamericanos, de amigos, jóvenes y niños, se
trasladaron los restos de Sor Teresa Gedda a la Capilla del
Colegio María Auxiliadora, su última comunidad en esta tierra.
El 24 de marzo de 2017, centenario de la muerte de Sor Teresa
Gedda, sobre esta lápida, las hermanas de la Comunidad del
Colegio María Auxiliadora de Granada Nicaragua colocarán los
dos elencos del Instituto de las FMA como oración para que Sor
Teresa Gedda interceda por todas las comunidades FMA del
mundo y por toda la Familia Salesiana.
Cuando los granadinos se
enteraron el 24 de marzo de
1917 que sor Teresita ha
volado al Cielo, experimentan
que la Hermanita Santa,
llegada también de Mornés, se
les ha ido, pero que seguirá
viva, ahora más que nunca,
entre ellos.
Hoy, a los 100 años de su
muerte, podemos hacer presente
a esta hermana que testimonió
la radicalidad del amor a Dios,
del abandono en María, de la
amistad con los santos, para ser
toda para todos.