2
Tres simples reglas.... TRES SIMPLES REGLAS La primera es: No me creas. No tienes que creerme, sino pensar y hacer elecciones. Cuando te digo algo, cree en lo que tú quieras creer, pero sólo si tiene sentido para ti, si te hace feliz. Si te conduce hacia tu despertar, entonces haz esa elección y cree en ella. Soy responsable de lo que digo, pero no soy responsable de lo que tú comprendas. Vivimos en un sueño completamente diferente. Aunque lo que yo digo sea absolutamente cierto para mí, no significa que tenga que serlo para ti. La primera regla resulta muy sencilla: No me creas. La segunda regla es más difícil: No te creas a ti mismo. No te creas todas las mentiras que te dices: todas esas mentiras que tú nunca escogiste, pero que fuiste programado para creer. No te creas a ti mismo cuando te dices que no eres lo bastante bueno ni lo bastante fuerte ni lo bastante inteligente. No te creas tus propias limitaciones y dificultades. No te creas que no eres digno de amor o de felicidad. No te creas que no eres bello. No te creas ninguna cosa que te haga sufrir. No creas en tu desdicha. No creas en tu propio Juez o en

Tres simples regla (gracias a Carlos por su aporte)

  • Upload
    morfeo1

  • View
    2.321

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Tres simples regla (gracias a Carlos por su aporte)

Tres simples reglas....

TRES SIMPLES REGLAS

La primera es: No me creas.

No tienes que creerme, sino pensar y hacer elecciones. Cuando te digo algo, cree en lo que tú

quieras creer, pero sólo si tiene sentido para ti, si te hace feliz. Si te conduce hacia tu despertar,

entonces haz esa elección y cree en ella. Soy responsable de lo que digo, pero no soy responsable

de lo que tú comprendas. Vivimos en un sueño completamente diferente. Aunque lo que yo digo

sea absolutamente cierto para mí, no significa que tenga que serlo para ti. La primera regla resulta

muy sencilla: No me creas.

La segunda regla es más difícil: No te creas a ti mismo.

No te creas todas las mentiras que te dices: todas esas mentiras que tú nunca escogiste, pero que

fuiste programado para creer. No te creas a ti mismo cuando te dices que no eres lo bastante

bueno ni lo bastante fuerte ni lo bastante inteligente. No te creas tus propias limitaciones y

dificultades. No te creas que no eres digno de amor o de felicidad. No te creas que no eres bello. No

te creas ninguna cosa que te haga sufrir. No creas en tu desdicha. No creas en tu propio Juez o en

Page 2: Tres simples regla (gracias a Carlos por su aporte)

tu propia Víctima. No te creas la voz interior que te dice que eres un estúpido, que te dice que te

suicides. No te la creas porque no es verdad. Abre tus oídos, abre tu corazón y escucha. Cuando

oigas que tu corazón te conduce hacia la felicidad, entonces haz una elección y mantenla. Pero no

te creas a ti mismo sólo porque es algo que estás acostumbrado a decir, porque más del ochenta

por ciento de las cosas que crees se basan en la mentira: no son verdad. La segunda regla es difícil:

No te creas a ti mismo.

La tercera regla es: No creas a nadie.

No creas a otras personas porque todas mienten constantemente. Cuando hayas curado tus

heridas emocionales y no sientas la necesidad de creer a otras personas sólo para ser aceptado, lo

verás todo más claro. Verás si es negro o blanco, si es o no es. Lo que ahora mismo es, quizá no lo

sea dentro de unos pocos instantes. Lo que ahora no está bien quizá lo esté dentro de unos

momentos. Todo cambia muy rápido pero, si eres consciente, podrás ver cómo acontece. No creas

a los demás porque utilizarán tu propia estupidez para manipular tu mente. No le creas a una

mujer que te diga que proviene de las Pléyades y que quiere salvar el mundo. ¡Malas noticias! No

necesitamos que nadie venga a salvar el mundo. El mundo no necesita a intrusos que vengan del

exterior a salvarnos. El mundo está vivo; es un ser vivo y es más inteligente que todos nosotros

juntos. Si creemos que el mundo necesita ser salvado, pronto llegará alguien y dirá: «Bien, hay que

escapar del planeta porque va a chocar contra nosotros un cometa. Mátate y ¡boom!, alcanzarás

al cometa e irás al cielo». No creas en ese tipo de historias. Crea tu propio sueño del cielo; nadie

puede hacerlo por ti. Sólo el sentido común será capaz de conducirte hacia tu propia felicidad, tu

propia creación. La regla número tres resulta difícil porque necesitamos creer en otras personas.

No creas en ellas.

No creas en mí, no creas en ti y no creas en nadie más. Cuando no crees, todo lo que no es verdad

desaparece como por arte de magia en este mundo de ilusión. Todo es lo que es. No necesitas

justificar lo que es verdad; no tienes que dar explicaciones. Lo que es verdad no necesita el apoyo

de nadie.

Extracto del Libro:

Maestría del Amor del doctor Miguel Ruiz

Maestro de la escuela tolteca de tradición mística