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Fabián Valero Socio-Director Zeres Abogados Realidad digital vs legislación laboral 21 Abril de 2016 Las empresas españolas se enfrentan a la carencia de un marco normativo adaptado a las nuevas tecnologías COMUNICACIÓN YEMPRESA La legislación laboral española no se ha adaptado a los cambios producidos por la revolución digital. La empresas deben sortear esta carencia dotándose de los instrumentos necesarios para adaptarse a una sociedad digitalizada que ya puede trabajar “anytime, anywhere”. La explosión de la economía digital colisiona contra una legislación laboral incapaz de proteger los derechos de los trabajadores.

Realidad digital vs. Legislacion laboral

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Fabián ValeroSocio-Director Zeres Abogados

Realidad digital vs legislación laboral

21Abril de 2016

Las empresas españolas se enfrentan a la carencia de un marco normativo adaptado a las nuevas tecnologías

COMUNIC

ACIÓ

NYEMPRESA

La legislación laboral española no se ha adaptado a los cambios producidos por la revolución digital. La empresas deben sortear esta carencia dotándose de los instrumentos necesarios para adaptarse a una sociedad digitalizada que ya puede trabajar “anytime, anywhere”. La explosión de la economía digital colisiona contra una legislación laboral incapaz de proteger los derechos de los trabajadores.

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La empresa en España no en-cuentra mecanismos eficientes que le permitan responder a un mercado cada vez más agresivo, competitivo y lleno de riesgos. Rigidez, falta de adaptación a las necesidades empresariales, confusión y reformas laborales inadecuadas son algunas de las quejas que se dirigen contra una legislación laboral que presenta innumerables carencias a la hora de responder ante los incesantes y trascendentales cambios que han modificado sustancialmente los hábitos laborales en los últi-mos años.

Pensando en la fábricaBuena parte del pro-blema radica en una legislación laboral orientada a la fábri-ca, pensada para una cadena de montaje propia del “Fordismo” o del Taylorismo de la segunda revolución industrial. En este contexto, los cambios laborales se han orientado his-tóricamente a mo-dificar los tipos de contratación o reducir el coste del despido, pero no a favorecer una flexibilidad productiva que dé respuesta a las necesidades del mercado. Es cierto que las últimas reformas laborales han desarrollado mecanismos de fle-xibilidad interna, permitiendo la distribución irregular de la jorna-da, la modificación de las condi-ciones de trabajo como alterna-tiva al despido o la potenciación del convenio colectivo de empre-sa. Pero, a pesar de todo esto, seguimos hablando de reformas pensadas para un entorno bási-camente industrial.

La ruptura digitalEl trabajo ha cambiado en los úl-timos 10 años más que en todo el siglo XX, y la causa se encuentra en la que ya se denomina Cuarta Re-volución Industrial, la “Revolución Digital”. Internet ha transformado el trabajo como no lo había hecho ningún otro descubrimiento desde la máquina de vapor o la produc-ción en cadena. La red trae consigo la descentralización productiva, la posibilidad de que cada vez un ma-yor número de empleos se puedan realizar “anywhere and anytime”. La fábrica, entendida como centro

n La Red permite que cada vez un mayor número de empleos se puedan realizar “anywhere and anytime”

Por otra parte, la explosión de las redes sociales trae consigo nue-vos cauces de comunicación entre el empresario y sus trabajadores y clientes, fragmentándose la rela-ción de control y poder vigente has-ta nuestros días.

Protocolos necesariosLo cierto es que el actual Estatuto de los Trabajadores es incapaz de dar respuesta a estos retos. En este sentido, resulta sorprendente que en su texto se dediquen apenas diez líneas a analizar el trabajo a distancia, o poco más de dos a es-

n La legislación laboral sigue orientada a la fábrica, está pensada para las cadenas de montaje

de trabajo donde se ejecuta la ac-tividad laboral bajo la vigilancia del empresario, pierde cada día más fuerza.Con la “Revolución digital” estamos asistiendo al surgimiento y expan-sión de nuevos perfiles laborales: el autónomo económicamente dependiente, el agente o el arren-dador de servicios, por ejemplo. Nos encontramos ante lo que ya se denomina “Uber economy”, que, en no pocas ocasiones, colisiona contra una legislación laboral in-capaz de proteger los derechos de los trabajadores dentro de la nueva economía.

tudiar el poder de dirección empre-sarial. Por el contrario, el Estatuto dedica páginas enteras a analizar los contratos de trabajo tradicio-nales. La inmensa mayoría de los convenios colectivos también son ajenos a la “Revolución Digital”. Ha sido el Tribunal Supremo el que en diversas sentencias ha exigido a las empresas protocolizar sus re-laciones laborales como respuesta a los retos del trabajo actual. Sin protocolos, el poder de dirección en un entorno digital se diluye. El trabajador, tal y como recuerda el Supremo, disfruta de una “expecta-tiva de intimidad” y tiene derecho

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“a la protección de sus datos de carácter personal”. En consecuen-cia, solo mediante normas internas y protocolos que regulen el uso de los equipos informáticos, internet, las redes sociales, las cámaras de vigilancia, los sistemas de geoloca-lización o el correo corporativo, la empresa podrá realizar una super-visión digital del trabajador.Todos estos protocolos deben encajar en el Código Ético, que cobra cada día más relevancia en las compañías y organizaciones como reflejo de su compromiso ante los “stakeholders” y la sociedad en su conjunto. El incumplimiento del Código Ético, tal y como ha sucedido recientemente en una importante empresa farmacéutica, es causa suficiente para rescindir d isc ipl ina-riamente un contrato de trabajo.

Ahora bien, sin protocolos y sin códigos las compañías están desarmadas ante la “Revolución Digital”, pues la legislación la-boral es incapaz de dar respues-ta a esta situación. Ha llegado la hora de crear un nuevo marco de

n Los convenios colectivos activos también son ajenos a la transformación radical del trabajo

n Sin protocolos y sin códigos las compañías están desarmadas ante la “revolución digital”

1. Uso de los equipos informáticos2. Uso de internet3. Uso de las redes sociales4. Uso de cámaras de vigilancia5. Sistemas de geolocalización 6. Correo corporativo

Asuntos que requieren normas internas y protocolos

relaciones laborales que conci-lie los derechos y deberes de los trabajadores con las necesidades operativas y reputacionales de la empresa en un entorno digital ca-racterizado por la inmediatez y la complejidad.

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n Antes de Facebook no pensábamos en esto; después no pudimos pensar en otra cosa

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La reputación corporativa en juegoXurxo Torres | Director General Torres y Carrera

Hace solo unos días se celebraba el décimo aniversario de Twitter. Además del valor conmemorativo, este tipo de efemérides tienen la virtud de enfrentarnos al trepidante paso del tiempo que caracteriza a la sociedad postindustrial.

Durante todo el siglo XX, la percepción del cambio marchó pareja a la realidad productiva y al marco normativo en la que ésta se encontraba inmersa. A pesar de los avances tecnológicos registrados en el siglo pasado (desde el teléfono a internet), en ningún momento se vivió el vértigo de un cambio tan abrupto que amenazara las bases del sistema.

Todo discurría deprisa pero -en apariencia- de manera abordable. La sociedad occidental evolucionaba dentro del orden establecido por el libre mercado. Des-vanecida la amenaza comunista, los poderes políticos y económicos se apres-taban para disfrutar del “fin de la historia” preconizado por Fukuyama en 1992.

Pero la historia es muy tozuda y, en lugar de ese bonancible desarrollo, a co-mienzos del siglo XXI se decantó por una realidad alternativa: la de una comu-nicación global, permanente e individualizada. Antes de Facebook simplemente no pensábamos en esto, después de la irrupción de la primera red social no pudimos pensar en otra cosa.

Ahora bien, pensar en ello no es sinónimo de adaptación. Durante una déca-da, hemos convivido con la realidad del espacio online y de las redes sociales partiendo siempre desde una premisa juvenil y lúdica. Y lo que empezó como anécdota se ha convertido en un elemento clave del cambio estructural que vive nuestra sociedad.

Este Comunicación y Empresa se acerca desde una perspectiva laboral al im-pacto que las nuevas tecnologías tienen en el actual desarrollo de cualquier organización. Las redes sinápticas que antaño (esto es, hace solo diez años) permitían gestionar la reputación corporativa de una empresa se han multipli-cado exponencialmente.

Volvemos a ser pioneros enfrentado horizontes ignotos, pero la historia -aquella que nunca muere- nos recuerda que tras la audacia del explora-dor es preciso establecer reglas de convivencia. Y a tenor de las disfuncio-nes que se aprecian entre nuestra vetusta legislación laboral y la realidad digital, ya estamos tardando.