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CARLOS ANDRES RUALES TABLA PSICOLOGO, ESP. GERENCIA SOCIAL Y EN DESARROLLO HUMANO [email protected] LECTURAS DE FORMACION PERSONAL “CREER CON CONVICCIÓN” Por Carlos Andrés Ruales Tabla Las creencias se convierten en esperanza, sólo cuando son asumidas con sinceridad. En la mente de cada uno de los pastusos palpita el recuerdo de aquella época en la que nuestros tatarabuelos demostraron con valentía su inconformidad hacia el trato que el ejército patriota dio a la gente de nuestra región porque no compartían la promesa de una independencia que en ese entonces apenas germinaba y se estaba acogiendo en el resto del país, pero que para el pueblo nariñense solo significaría el cambio hacia un gobierno cruel, inexperto y centralizado en Bogotá. A esa amenaza se opusieron con gran decisión y defendieron lo que ellos consideraban adecuado. Agustín Agualongo es uno de los paradigmas de esa época que más polémica ha generado en la actualidad, considerado héroe por unos historiadores y villano por otros debido a que defendió la causa realista, demostró, que la vida se saborea plenamente y la muerte se recibe con satisfacción, cuando se defiende con coraje y perseverancia aquello que se cree. En cada época y en cada lugar, las creencias han formado parte esencial de la vida de las personas y han conducido el destino de la humanidad: los conflictos religiosos, étnicos, políticos, sociales y las dos

Creer con conviccion

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CARLOS ANDRES RUALES TABLA PSICOLOGO, ESP. GERENCIA SOCIAL Y EN DESARROLLO HUMANO

[email protected] LECTURAS DE FORMACION PERSONAL

“CREER CON CONVICCIÓN”

Por Carlos Andrés Ruales Tabla

Las creencias se convierten en esperanza, sólo cuando son asumidas con sinceridad.

En la mente de cada uno de los pastusos palpita el recuerdo de aquella época en la

que nuestros tatarabuelos demostraron con valentía su inconformidad hacia el trato

que el ejército patriota dio a la gente de nuestra región porque no compartían la

promesa de una independencia que en ese entonces apenas germinaba y se estaba

acogiendo en el resto del país, pero que para el pueblo nariñense solo significaría el

cambio hacia un gobierno cruel, inexperto y centralizado en Bogotá. A esa amenaza

se opusieron con gran decisión y defendieron lo que ellos consideraban adecuado.

Agustín Agualongo es uno de los paradigmas de esa época que más polémica ha

generado en la actualidad, considerado héroe por unos historiadores y villano por

otros debido a que defendió la causa realista, demostró, que la vida se saborea

plenamente y la muerte se recibe con satisfacción, cuando se defiende con coraje y

perseverancia aquello que se cree.

En cada época y en cada lugar, las creencias han formado parte esencial de la vida

de las personas y han conducido el destino de la humanidad: los conflictos

religiosos, étnicos, políticos, sociales y las dos guerras mundiales se han desatado

porque una persona o un pueblo entero creyeron en algo. De la misma manera, los

actos más sublimes, las creaciones más preciosas y las victorias más contundentes

sobre la maldad, la muerte y el miedo han sido manifestaciones de la capacidad de

las personas para creer en Dios, en el amor, la bondad, en la espiritualidad, la

lealtad del ser humano y el valor de la palabra.

Recordemos por ejemplo, la heroica respuesta de Don Tomas Santacruz Caicedo,

quien recogiendo el sentir del cabildo de Pasto- en el año 1812- respondió en carta a

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[email protected] las amenazas de destrucción y vituperios nacidos de la deslealtad del Jefe patriota

McCaulay al romper el acuerdo de paz con esta ciudad. El texto dice:

“…ha tenido este cabildo que tocar con la oficialidad y tropas de esta ciudad, sin

cuyo consentimiento nada puede hacer por si solo y han resuelto esperar a usted y

quedar sepultados bajo las ruinas de su patria con el consuelo y la gloria de haber

sido hombres de su palabra, incapaces de felonía”…

Por supuesto, estas palabras eran muestra viva del valor de la gente de estas tierras

que no sólo habían logrado reconquistar su ciudad, sino que más adelante vencerían

al general McCaulay en Catambuco; en ellas subyace una verdad universal de gran

poder: Quien decide creer, encuentra una razón para existir, un motivo por el cual

sacrificar su vida y obtiene el temple del que están hechos los héroes.

En el plano individual, la forma como la persona se comporta está determinada por

convicciones e ideas arraigadas, racionales o irracionales, que se han aprendido en

el entorno y la Psicología Cognitiva ha logrado reconocer que estas últimas son

causa de muchos problemas emocionales y psicológicos. Tenemos, por ejemplo,

aquel individuo que desconfía o hiere a los demás porque en su infancia aprendió a

pensar que las personas son malas o inmorales por naturaleza; el pesimista cree

que todo cuanto sucede está fuera de su control y aquel con baja autoestima se

desenvuelve en torno a la firme convicción que son los demás quienes determinan

su valor propio.

Tener creencias es importante porque son ellas las que construyen la identidad y

permiten que los demás sepan a que atenerse con uno. Cierto filósofo cuenta la

anécdota de un mercader árabe que desistió de hacer un buen negocio, porque

supo que su intermediario no creía en Dios y en nada. Se dijo a sí mismo:

- Este hombre no tiene nada a lo cual le guarde fidelidad y de seguro tampoco

me la guardará a mí.

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[email protected] Conocer las creencias, es una sabia manera de comprender a las personas y de

encontrarse con uno mismo. ¿En algún momento de la vida, se ha sentado usted a

pensar en lo que cree? ¿Realmente, usted está creyendo en algo? ¿Cómo llegó a esa

creencia? Para responderse usted tendría que evaluar sus pensamientos y

opiniones en torno a aspectos como Dios, el amor, la amistad, su filiación política, su

propia capacidad, etc. Pese a que ninguna creencia está totalmente acabada

porque se construye con la experiencia aproximándose poco a poco a lo que se

llama “verdad”, al centrar su atención en alguno de estos aspectos mencionados,

se dará cuenta que cada creencia está basada en una experiencia y conocimiento

logrados con la razón y aceptados con las emociones. Sin embargo, si lo que

encuentra es una “inercia ideológica” mediante la cual ha asumido sin cuestionar

las creencias de la familia o ha sido doblegado por la presión social a la

conformidad, de tal manera que usted ha terminado defendiendo algo que solo

conoce superficialmente, entonces puede estar cayendo en uno de los peores

errores humanos causantes de muchas desgracias. Tom Payne, en su libro “la Edad

de la Razón”, lo expresó así:

“la infidelidad no consiste en creer o no creer. Consiste en profesar que se cree lo

que no se cree. Es imposible calcular el perjuicio moral, si se me permite expresarlo

así, que ha producido la mentira mental en la sociedad. Cuando el hombre ha

corrompido y prostituido de tal modo la castidad de su mente como para someter su

profesión de fe a algo que no cree, se ha puesto en condiciones de cualquier otro

crimen”

Si ha notado esta infidelidad en su cotidianeidad, sería importante que comience a

desarrollar una Filosofía de Vida que cimiente con bases firmes su comportamiento,

le otorgue un horizonte a su existencia y genere una mayor coherencia entre lo que

usted piensa, dice y hace. Para lograr eso, es necesario considerar lo siguiente:

- El Creer es un aprendizaje, no una herencia . Adoptar la religión, el partido

político, la profesión que han caracterizado a la familia durante varias

generaciones sin tener un proceso de inducción, ni la oportunidad de

cuestionarlos lleva a la infidelidad con uno mismo. Recuerde que su entorno

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[email protected] cultural inmediato ofrece bases ideológicas para que usted pueda vivir con los

demás, pero el hecho que le den resultado o se sienta cómodo con ellas, no

significa que sean universales o constituyan la verdad y única realidad.

- Quien cree, puede dudar de sus ideas ; quien no cree, se cierra . Asumir las

ideologías y doctrinas como algo acabado e inmodificable cierra las posibilidades de

aprender y madurar, generando conflictos con las demás personas, se forman

estereotipos negativos de aquellos que tienen ideologías distintas como los

protestantes, los defensores del aborto, de la pena de muerte o se incrementan las

diferencias entre militantes de partidos políticos en épocas de elecciones.

Cuando no hay una reflexión continua del individuo, las creencias erróneas o

irracionales ganan fuerza en la existencia del individuo con los respectivos

problemas éticos, psicológicos y emocionales que acarrean.

Es necesario el cuestionamiento propio y la búsqueda constante de información y

experiencias que lo puedan confirmar como un creyente o le permitan aumentar la

fidelidad consigo mismo, aún al tener que abandonar una creencia.

Valor para creer y dejar de creer. Cuestionarse requiere valor, porque en

muchos casos, las creencias generan comodidad, esperanza, autoimportancia y si lo

que se ha defendido es un error, aun percatándose de ello, gran parte de las

personas tienden a seguir encontrando evidencias que sustenten su error y aplican

sus postulados falsos constantemente a la tarea de sobrevivir y autorrealizarse, lo

cual es equivalente a convertirse en comerciante teniendo la firme idea que 2 + 2

es igual a 5.

Bajo un conocimiento errado, en la interacción con otros seres humanos nunca

sabría si está perdiendo o ganando, pero logrará que quienes se sientan estafados o

engañados se alejen de él y al percatarse de no progresar nunca podrá aceptar la

causa de ello.

- Tomar el control de sus creencias : Si usted se despoja de la inercia cultural

que genera conformidad con las creencias, comenzará a decidir sobre las

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[email protected] ideologías y pensamientos que defenderá, sin embargo, habrá momentos en que

la información existente sobre algún aspecto en torno al cual desea formar su

opinión y comprometer sus emociones, no es suficiente y le impide saber si en

realidad sus creencias se acercan a la verdad o lo correcto. En ese caso,

recordemos la siguiente expresión de Don Juan transcrita por Carlos Castañeda

en el libro “las Enseñanzas de Don Juan”:

“un guerrero(1) debe ser fluido y debe variar en armonía con el mundo que lo rodea, ya sea el mundo

de la razón o de la voluntad… el aspecto más peligroso de esa variación surge cada vez que el

guerrero descubre que el mundo no es ni lo uno ni lo otro. El único modo de salir a flote en medio de

esas variaciones es proseguir con nuestras acciones como si uno creyera. En otras palabras, el secreto

de un guerrero es que el cree sin creer. Pero, por lo visto un guerrero, no puede nada mas que decir

que cree y dejar allí las cosas. Eso sería demasiado fácil. Creer no más que por creer lo libraría de

examinar su situación. Cuando un guerrero tiene por fuerza que creer, lo hace porque así lo escoge,

como expresión de su predilección más íntima. Un guerrero no cree, un guerrero tiene que creer”.

Rescatar la posibilidad de creer en algo por lo que se daría hasta la vida es el paso

esencial para lograr una sociedad con valores éticos y espirituales y Colombia,

necesita gente que crea en su país, en su gente, en su trabajo y en sus propias

potencialidades para emerger en el contexto internacional como una nación digna y

fiel, recuperando aquellos valores que le permitan a la gente actuar con coraje y

heroísmo.

(1)Término empleado para describir a un hombre con conocimientos superiores que le permiten un estilo de vida

con control de las fuerzas de invisibles de la naturaleza y el propio hombre. Sem. Chaman.

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