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El Parque Ueno
Una visita al pasado
El Estanque de Shinobazu: Es lo primero que vemos al acercarnos al Parque por el sur...
...un inmenso estanque de nenúfares gigantes, tan abigarrados que no dejan ver el agua...
...cuyo espejo reposa a un metro por debajo del espeso manto de hojas verdes que cubren el Estanque.
El monumento a Saigo Takamori: Conocido como el último samurai, su intervención fue decisiva para que el Emperador recuperase en 1868...
...el gobierno del pais que le habia sido arrebatado 200 años antes por los shogunes, que se oponian a la apertura de Japón a occidente.
El Shogunato Tokugawa se habia hecho con el gobierno y contaba con un ejército, los Shogitai. Pero Takamori, al mando de las fuerzas imperiales...
...los derrotó y devolvió el poder al Emperador. La imagen de abajo es en memoria de los Shogitai muertos en la batalla de Ueno en 1868.
Museo de las Artes de Tokio: Otro de los atractivos del Parque Ueno. Muestra una amplia colección de armaduras, ropas, armas, utensilios...
...y todo tipo de reliquias del pasado. Visitar su colección de muestras requiere de horas. No tuvimos tiempo para verlo.
Nos llamó la atención el espectáculo de un grupo de artistas que practicaban distintas disciplinas...
...que, al parecer, eran alumnos de la Escuela de Artes Escénicas del Museo, aunque no pudimos verificarlo.
Junto a estos artistas se abría la entrada a un templo, cosa que nos indicaba el Torii o puerta seguido de un pasadizo de toriis menores
Pasadizo que atravesamos. El hecho de que hubiera una entrada de toriis nos indicaba que nos acercábamos a un centro de oración sintoista.
Los templos budistas no tienen toriis.
Lo que sí tienen en común es que hay que purificarse antes de ponerse en comunicación con los dioses.
Realmente estos sitios de oración rodeados de una naturaleza tan exuberante invitan a la meditación.
El emblema circular de los estandartes nos indica que estábamos en los antiguos dominios del Shogunato Tokugawa.
Un altar sintoista nos recuerda que estamos en un sitio de oración. Antiguamente se instalaban también en las casas.
Pero conviene decidir entre nosotros qué camino tomar. Aquí tenemos un curioso mapa orientador.
Decidimos ver el Templo Kaneiji, antiguo bastión del Shogunato Tokugawa y en cuyas inmediaciones se libró la Batalla de Ueno.
Y luego el Templo Toshogu, con sus numerosas linternas de cobre, que los shogunes regalaban a los Tokugawa para ganarse su aprecio.
La Pagoda de los Tokugawa, que no pudimos ver de cerca porque se encuentra en terrenos del zoo, que no llegamos a visitar.
Este es un pequeño templo dedicado a Buda. Antíguamente tenía una gran estatua de buda, pero se destruyó y sólo conserva su rostro.
Este es otro Templo sintoista, el Kyomizu Kannondo.
Este monumento está dedicado al dios Jizo, que indica el camino hacia Buda. Es el patrón de los viajeros y de los niños difuntos. La madre que ha
perdido a su hijo escribe mensajes en papel que deposita en los rios...
...porque todos los ríos conducen sus aguas a un lugar donde Jizô está aguardando como compañero de juegos y protector divino de todos los
niños japoneses fallecidos.
Después del interesante y extenso recorrido nos venia bien sentarnos un rato a la salida. Ahora iríamos al Mercado de Ameyoko.
El Mercado de Ameyoko es un entramado de calles muy comerciales donde la gente gusta de ir para comprar cualquier cosa...
Nosotros nos mantuvimos con el grupo durante un rato, pero pronto nos separamos de ellos porque teníamos otro plan para la tarde...
...dejamos que ellos siguieran su camino y buscamos un sitio para comer y reponer fuerzas. Estábamos hambrientos.
Teníamos que organizar la tarde. Iríamos a Volks de Harajuku y Sinjuku pues sólo quedaba un dia y la DollfieDream que quería comprar aún no la
había encontrado. Y era mi gran capricho en este viaje.
FIN
El Parque Ueno resultó ser extremadamente interesante. Hubiera merecido una visita más ámplia, de más de un dia, y con mayor documentación pues tiene
muchos rincones que plantean preguntas y no sabíamos las respuestas.
