. . . No me llamó. . .

¿Cuántas veces hemos sido testigos o protagonistas de este diálogo?

Es como una epidemia en las relaciones entre hombres y mujeres. Una relación que comienza con entusiasmo y esmero; salidas, coqueteos, muestras de mutuo interés, una relación que parece preciosa y llena de entendimiento, y de pronto... ¡Zas!,…Uno de los dos se esfuma en el aire.

Esto puede suceder antes o después de llegar al encuentro de intimidad sexual, en tanto haya sido -si ocurrió- un buen momento para ambos,

como no... No parece ser esto lo determinante. Parece que el crack, lo que se rompe, tiene más relación con una situación de intimidad afectiva,

emocional, profunda, de vislumbrar que esa relación "puede funcionar". Cuando para uno "todo parece estar bien“… El otro se esfuma en el aire.

El teléfono enmudece, los fines de semana pasan en una angustia adolescente esperando el contacto que nunca más llega.

Si se intenta un acercamiento, el interesado/a puede encontrarse con mensajes que nunca son contestados, o con una voz amable, distante y casi

sorprendida que a lo sumo dirá un impersonal : "nos hablamos"...

Parece que los hombres son los más activos "escapistas" en esas situaciones, pero no es sólo así. Lo que coincide en estos casos es la

carencia absoluta de explicaciones... Frecuentemente, frases del tipo: "no se qué me pasa" o "estoy confundido/a", es lo máximo que se puede

escuchar.

En general la situación sume a quien la padece en una serie interminable de dudas, recordando los momentos juntos, visualizando cada escena, intentando descubrir qué fue lo que sucedió. Y por lo general no lo encuentra... Sucede que eso que se rompe, no es en la relación, sino en el interior del "escapista".

Temor al compromiso, intentos de olvidar un desengaño amoroso, temor a que se conozcan ciertas dificultades propias (afectivas, sexuales),

fobias o compulsión a seducir porque sí, pueden ser las causas de estas actitudes.

Quien se esfuma en el aire sin razón aparente, desconoce el dolor que produce en el otro.

Como es un poco complejo detectar quien tiene estos mecanismos -conscientes o inconscientes- la única alternativa frente a estas

circunstancias -si se repiten en tu vida- es saber detectarlas la próxima vez.

Esto no implica estar a la defensiva ni cobrarle a justos por pecadores, consiste en "dudar" y "estar a la expectativa de ver qué sucede" en una

nueva relación.

No sobreinterpretar frases, gestos y actitudes del otro, observar la coherencia entre lo que dice y hace. No todo es Amor, no es oro todo lo que

reluce a veces en el otro... No "saques tus propias conclusiones", se claro en lo que esperas de una

relación, háblalo con todas las palabras y escucha al otro/a.Tómate tu tiempo...

Comprender que no todas las personas pueden o saben despedirse antes de retirarse... no quiere decir que tu tengas que

soportarlas. Y si todas esas personas te tocan a ti.. es hora de pararse a

pensar qué estás haciendo inadecuadamente de forma repetida...

Gloria