Investigación " SIN MEMORIA, ME-MORÍA, SE MORÍAN"
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- 1. 1 CORPORACIN PARA LA VIDA MUJERES QUE CREAN SIN MEMORIA,
ME-MORA, SE MORAN CUATRO HISTORIAS DE VIDA INFORME DE INVESTIGACIN
LAS MUJERES Y LA VIOLENCIA EN EL CONTEXTO DEL CONFLICTO
SOCIOPOLTICO ARMADO VIVIDO EN MEDELLN ENTRE 1988 Y 2008
Investigadora Principal: Luz Mara Londoo F. Co-investigadora:
Claudia Isabel Acevedo G. Asistente de investigacin: Alba Nelly
Londoo S. Medelln, marzo de 2012
- 2. 2
- 3. 3 DE LO QUE CONTIENE LA GRATITUD A MODO DE PRESENTACIN
CAPTULO 1. DE CMO HICIMOS ESTE EJERCICIO INVESTIGATIVO 1.1. LO QUE
SE PROPUSO 1.1.1. En general 1.1.2. Especficamente 1.2. EL ENCUADRE
1.3. DECIDIR CON QUIN 1.4. CMO TRATAR LO RELATADO 1.4.1.
Transcribiendo, organizando y analizando 1.4.2. Comprendiendo
tambin con algunos conceptos 1.5. ACTUACIONES PARA CONSTRUIR
CONOCIMIENTO CON OTRAS CAPTULO 2. PRINCIPALES ABREVADEROS CAPTULO
3. SEMBLANZAS 3.1. ROSA: DESTERRADA DE SU SER SOCIAL, DE SU VIDA
COMUNITARIA 3.2. GLORIA: ENTRE MIEDOS, DOLORES Y AMORES, ESAS
VERDADES QUE ASUSTAN
- 4. 4 3.3. MARA: DE LO HABLADO A LO QUE SILENCIA 3.4. ANA: DE LA
INCONFORMIDAD A LA BSQUEDA Y EL REBUSQUE, Y DE AH A LA TRASGRESIN
CAPTULO 4. REFLEXIN FINAL Y EL CONFLICTO SIGUE BIBLIOGRAFA
- 5. 5 LA GRATITUD A las mujeres participantes, que con
generosidad y valenta compartieron con nosotras su historia, sus
palabras, su vida, y se unieron as a esta apuesta por la memoria y
por las comprensiones de nosotras las mujeres, del conflicto y de
la vida en esta ciudad. A la vida que nos ha dejado encontrar-nos,
y entre recuerdos, reflexiones y afanes, irla haciendo, irla
viviendo. A las mujeres que apoyan tras bambalinas esas labores y
detalles que a veces parecen imperceptibles: citar, transcribir,
contratar y dems, pero que realmente son definitivas para hacer lo
necesario, lo propuesto, lo preciso y lo deseado. A la agencia
vasca SETEM Hego Haizea y a la diputacin de Gipuzkoa, quienes han
credo en nosotras y en nuestras apuestas. A todas y todos, nuestra
gratitud.
- 6. 6
- 7. 7 A MODO DE PRESENTACIN Entre cada tarde y cada maana
ocurren hechos que es una vergenza ignorar. Jorge Lus Borges En el
marco del proyecto Recuperando memorias para vivir sin violencias
contra las mujeres, financiado por la agencia SETEM Hego Haizea con
fondos de la Diputacin de Gipuzkoa, la Corporacin para la Vida
Mujeres que Crean concibi la realizacin de una investigacin sobre
las violencias ejercidas contra ellas en el contexto del conflicto
sociopoltico armado vivido en la ciudad de Medelln entre 1988 y
2008, que buscaba rescatar y resignificar en la voz de las mujeres
las muchas memorias relacionadas con los fenmenos de violencia en
el contexto del conflicto sociopoltico armado vivido en la ciudad
de Medelln en ese lapso en el que los hombres hicieron parte
mayoritariamente de los relatos noticiosos de la guerra y de las
cifras de asesinatos diversos. En el mes de octubre de 2010 se dio
inicio al proyecto de investigacin: Sin memoria, me-mora, se moran.
Cuatro historias de vida, que pretende evidenciar los efectos
individuales y colectivos causados por el conflicto en las mujeres,
para fortalecer su actora poltica y promover, en alianza con
organizaciones de mujeres y defensoras de derechos humanos,
acciones que conlleven a la exigibilidad de sus derechos y a la
reparacin integral de dichos efectos en sus cuerpos y en sus vidas.
Se busca con ello incidir en la transformacin de factores
histricos, sociales, polticos y culturales que mantienen y
reproducen las violencias contra las mujeres, develando no slo su
carcter estructural sino su exacerbacin en contextos de conflicto
armado, as como las graves consecuencias en el cuerpo, la vida y la
dignidad de las mujeres y en el desarrollo democrtico de nuestras
sociedades. Dentro de este contexto, el ejercicio de recuperacin de
las memorias de las mujeres que vivieron el conflicto armado de la
ciudad de Medelln entre 1988 y 2008, parti de la necesidad de
trabajar los silencios, los dolores ocultos y emergentes, as como
los imaginarios culturales que generan y
- 8. 8 sostienen violencias fcticas y simblicas contra ellas. Una
sociedad que naturaliza las violencias contra sus mujeres y no las
ve en perspectiva histrica, se condena a reproducirlas y
perpetuarlas como una forma de vida, que adems se transmite
generacionalmente, hacindolas un asunto colectivo en el que se
imbrican los mbitos privado y pblico. Llevado a cabo entre ocho
mujeres cinco de ellas desde el relato de los procesos de
victimizacin que han vivido en el marco del conflicto urbano que ha
azotado a Medelln en las ltimas tres dcadas, y las otras tres como
escuchas y como intrpretes1 , dicho proceso investigativo nos llev
sin habrnoslo propuesto a transitar caminos inesperados y complejos
y a replantearnos paradigmas de aproximacin y comprensin del papel
que hemos jugado las mujeres en dicho conflicto y el que nos
correspondera jugar como agentes de construccin de paz. Mediante
los relatos de los acontecimientos que cuatro mujeres vivieron
durante esas dos dcadas, buscamos construir las memorias histricas
que habrn de darle paso a la reconstruccin de la memoria social de
las mujeres de esta ciudad en ese lapso. 1Luz Mara Londoo
(investigadora principal), Claudia Isabel Acevedo
(co-investigadora) y Alba Nelly Londoo (asistente de
investigacin).
- 9. 9 CAPITULO 1 MEMORIA METODOLGICA: DE CMO HICIMOS ESTE
EJERCICIO INVESTIGATIVO La inclusin de esta memoria como punto de
partida del presente informe, pretende mostrar la trayectoria
recorrida en el transcurso de nuestro ejercicio investigativo,
dando cuenta de los momentos, las decisiones y operaciones asumidas
a lo largo del proceso. Con ello buscamos compartir ese quehacer
particular que en las ciencias sociales denominamos investigar, que
como muchos estudiosos y estudiosas ya lo han dicho tiene como
propsito ganar en la comprensin y explicacin de fenmenos sociales
mediante la construccin de entramados de significacin, que, a
partir de unas preguntas iniciales sobre situaciones que nos
pre-ocupan y apoyndose en una serie de herramientas tericas y
metodolgicas, nos permitan entender mejor la realidad que nos
rodea, en la bsqueda de una mejor sociedad humana. Como la
construccin de esas tramas de sentido que constituyen la esencia de
los procesos investigativos en ciencias sociales tiene mucho del
oficio de tejer de hilvanar sentidos, dedicaremos este captulo a
dar cuenta de algunos de los hilos centrales de nuestra urdimbre.
LO QUE SE PROPUSO1.1. En general1.1.1. Identificar, analizar y
visibilizar los efectos e impactos dejados en el cuerpo, la vida y
los derechos de las mujeres por la violencia ejercida contra ellas
en el contexto del conflicto sociopoltico armado de Medelln entre
1988 y 2008, y las estrategias con que ellas los han afrontado,
como una forma de reconstruir su memoria colectiva y una opcin
poltica de exigibilidad de sus derechos.
- 10. 10 Especficamente1.1.2. Reconstruir el conflicto
sociopoltico armado vivido en Medelln entre los aos 1988 y 2008
desde la voz de mujeres que han sido victimizadas dentro del mismo.
Identificar los principales efectos e impactos dejados en el
cuerpo, la vida y los derechos de- mujeres afectadas por violencias
de origen socio poltico ocurridas en ese perodo. Explorar las
formas en que estas mujeres han afrontado esos efectos e impactos y
los resultados- obtenidos en trminos de su recuperacin fsica,
emocional y sociopoltica. Indagar por los imaginarios culturales
que subyacen tanto a las afectaciones producidas por las-
violencias vividas por ellas, como a las reacciones que han tenido
frente a tales violencias. Conforme con los anteriores objetivos,
nuestras preguntas de investigacin fueron las siguientes: Cmo se
configura entre 1988 y 2008 el conflicto sociopoltico armado vivido
en Medelln desde la voz de mujeres victimizadas dentro del mismo?
Qu se conoce sobre la violencia de origen sociopoltico ejercida en
contra de las mujeres de Medelln en ese lapso (magnitud, actores,
modalidades)? Qu efectos fsicos, emocionales y sociales ha tenido
esta violencia en el cuerpo, la vida y los derechos de las mujeres
que la han sufrido? Qu impactos han tenido en sus vidas esas
experiencias de violencia? Cules han sido las estrategias de
afrontamiento empleadas por las mujeres victimizadas y qu
resultados han tenido en su recuperacin fsica, emocional y social?
Qu imaginarios culturales subyacen a las afectaciones producidas en
estas mujeres por las violencias vividas por ellas y a las
reacciones que han tenido frente a los hechos violentos?
Considerando en cada historia aspectos como: La modalidad de
violencias ejercida y las circunstancias que rodean el hecho
violento (actores,
- 11. 11 razones esgrimidas y modus operandi). El contexto
general donde ocurre la violencia y cmo este contexto afecta la
experiencia vivida por la mujer. Los efectos e impactos fsicos,
emocionales y sociopolticos producidos en la mujer victimizada, su
familia y organizaciones (entorno social). Las estrategias de
afrontamiento empleadas por las mujeres y los resultados obtenidos
en trminos de la recuperacin fsica, emocional y socio poltica. Los
imaginarios socio culturales que alimentan dicha violencia, las
afectaciones producidas por ella y las reacciones de las mujeres
frente a la misma. Los sentidos asignados (re-significaciones) por
ellas a la violencia vivida (entrecruzamiento privado- pblico:
continuum de violencias). EL ENCUADRE1.2. Con el propsito de
aproximarse al entendimiento de las vivencias de mujeres vctimas de
violencia poltica en el contexto del conflicto socio poltico armado
ocurrido en Medelln en las tres ltimas dcadas, y de los mbitos en
los que se hacan realidad esas vivencias, desde un inicio nuestra
propuesta investigativa fue pensada con un enfoque fenomenolgico.
Dentro de este marco, se opt por el desarrollo de un estudio
exploratorio descriptivo que, empleando como estrategia la historia
de vida, nos permitiera responder a las demandas de la tarea
investigativa. Desde la hermenutica fenomenolgica, los relatos y
las narrativas en general, como ejercicio de lenguaje, son formas
de dejarse or, que permiten ubicarse e identificar los lugares
desde los que comprendemos y hacemos el mundo y la vida misma. La
interpretacin es una dimensin intrnseca del ser humano que da
cuenta de que las experiencias nacen y se hacen sobre el trasfondo
de las que le anteceden y que es a travs del lenguaje como se hace
posible la auto comprensin. La concepcin diltheana de la
hermenutica como fundamento de las ciencias del espritu, se torna
ya no slo como una cuestin metodolgica, sino como una perspectiva
de naturaleza filosfica que
- 12. 12 habra de situarse en la base de la conciencia histrica y
de la historicidad del hombre2 , haciendo de la comprensin un
proceso hacia las vivencias del espritu. La realidad nos remite
entonces a procesos en el tiempo, a aquello que nos es transmitido
y que asimilamos/recibimos y retomamos, convocndonos a entender las
articulaciones que se hacen entre esas realidades para darle un
lugar de relatividad y parcialidad, tanto como de
circunstancialidad. Identificar pues, a la mujer, al hombre, al ser
humano con el lenguaje, implica reconocer diversas aristas de ese
ser, que al entendido de Ricoeur3 , posibilita entender la
hermenutica como la restauracin plena del sentido, como
manifestacin que devela significados ocultos y trata de identificar
motivaciones e intereses escondidos. En cuanto a la historia de
vida, en tanto tcnica conversacional ha sido utilizada como un
instrumento de reflexin terica y de prctica metodolgica para
acceder a las interpretaciones respecto a cmo las personas crean y
reflejan su mundo social, sin la pretensin nica o necesaria de
escribir su biografa, sino de construir organizadamente su punto de
vista e incluso el de varios sujetos acerca de un fenmeno
determinado. Como su nombre lo indica, se apoya bsicamente en el
relato que hace un sujeto de su vida o de aspectos especficos de
ella, de su relacin con el mundo social en el que se desenvuelve,
con su realidad social, y los modos como interpreta los contextos y
crea los significados. Por su carcter de particular, no puede
esquematizarse en un patrn fijo, existiendo diferentes criterios no
slo para su concepcin, sino para su realizacin. 4 Dentro de este
marco amplio, nuestro trabajo investigativo tuvo adems como
improntas: El enfoque de gnero:- Parte de asumir que las
experiencias de hombres y mujeres frente a todas las formas de
violencia-destruccin-reconstruccin son diferentes, tanto en la
manera en que las sufren, como en las estrategias con que las
enfrentan. Busca hacer de la diferencia basada 2 Reale, Giovanni y
Antiseri, Daro (1992). Historia del pensamiento filosfico y
cientfico, Vol. I, 2 edicin, Barcelona, Editorial Herder, p. 555. 3
Ricoeur, Paul (2002). Del texto a la accin. Ensayo de hermenutica
II. Mxico, F.C.E., 2 edicin, p.140. 4 Por considerarlos
especialmente pertinentes para nuestro trabajo, destacamos los
criterios a los cuales segn Gareth Jones (citado por Hernndez) debe
ajustarse su elaboracin: a) Considerar a la persona historiada como
miembro de una cultura, que capta el pasado, presente y futuro como
parte del conocimiento de sentido comn a travs de los esquemas
interpretativos de sta; b) Reconocer el papel de los otros
significativos en la transmisin de la cultura, destacando el papel
de la familia, los lderes de opinin, entre otros; c) Especificar la
accin social misma y las bases de la realidad social (esto es, las
expectativas bsicas, los postulados elementales que se dan por
supuestos en la conducta, los principales criterios con los que se
define la situacin y se orienta en ella el actor valores centrales,
cdigos de conducta, mitos, ritos), con toda la racionalidad
subyacente que se les atribuye); d) Demanda la reconstruccin y el
seguimiento del hilo conductor que relaciona a travs del tiempo
unas experiencias con otras en la vida del actor (la significacin
de unos hechos para el comportamiento posterior, las expectativas u
objetivos de futuro como hitos marcadores de la conducta a lo largo
de la vida, los momentos de crisis en los que este hilo se quiebra,
los cambios significativos en la definicin de la realidad y las
conexiones de unos comportamientos con otros aparentemente
desconectados); e) Reclama la recreacin continua y simultnea de los
contextos sociales asociados con la persona y su accin social, ya
que el contexto no puede disociarse de la conducta, puesto que no
slo la condiciona, sino que sirve de clave interpretativa para su
comprensin. Cfr. Hernndez Moreno, Katia Susana (2009). El mtodo
historia de vida: alcances y potencialidades. [En lnea]:
http://www.gestiopolis.com/economia/
metodo-de-investigacion-cualitativa.htm
- 13. 13 en el gnero un motor de la prctica investigativa, que
conduzca a afinar la comprensin de las experiencias personales y
colectivas de hombres y mujeres y delpapel que juegan en ellas las
construcciones de gnero. La perspectiva interseccional:- Reconoce
la interaccin de las construcciones de gnero con otros marcadores
de identidad (raza, clase, etnicidad, religin, orientacin sexual) y
busca entender las formas en que se entrecruzan y los efectos de
tal entrecruzamiento. El enfoque feminista:- concebido como un
ejercicio de conocimiento y accin poltica, orientado a incorporar
la voz de las mujeres al entendimiento y comprensin del conflicto
armado vivido en Medelln durante las tres ltimas dcadas y a incidir
en la transformacin de factores histricos, sociales, polticos y
culturales que mantienen y reproducen las violencias contra las
mujeres, exacerbadas en contextos de conflicto armado. En
concordancia con este enfoque, posiciona como asuntos fundamentales
de la prctica investigativa, entre otros: La centralidad que ocupa
el anlisis de las relaciones de poder, tanto en el contexto social
que es investigado, como en el proceso de investigacin misma. La
reflexividad, entendida como el reconocimiento del peso que tienen
las creencias y comportamientos del investigador/investigadora y la
importancia de su permanente anlisis crtico. La bsqueda de
comprensiones que trasciendan las caracterizaciones binarias, para
abrirse a representaciones paradjicas (vctimas y victimarias,
vctimas y agentes), en un esfuerzo por mostrar las contradicciones
de la vida humana afectada por la violencia. En concordancia con
los objetivos de la investigacin y el tipo de estudio, se acord
utilizar como tcnicas de recoleccin de informacin primaria la
entrevista a profundidad y la observacin, considerada como un
elemento coadyuvante en la comprensin de los efectos de las
violencias en la vida de las mujeres. A partir de los objetivos
propuestos y de las preguntas de investigacin, se construy entonces
una gua de entrevista que orientara grosso modo los dilogos que se
realizaran con las participantes en el estudio. Simultneamente se
inici un primer momento de revisin bibliogrfica en torno a los
siguientes ejes
- 14. 14 temticos: Conflicto sociopoltico armado urbano en
Medelln (temporalidades, actores, expresiones, dinmicas)
Violencia(s): definiciones, tipos, violencia contra las mujeres,
violencia en el contexto del conflicto sociopoltico armado.
Aspectos socio-jurdicos: victima, victimario, victimizacin, normas,
resoluciones, verdad, justicia, reparacin, derechos humanos,
memoria. Efectos e impactos de la violencia: Considerando como
efectos aquellos de ocurrencia inmediata e impactos los que se
presentan a mediano o largo plazo. Mecanismos de afrontamiento,
agencia, resiliencia. Este primer ejercicio de revisin bibliogrfica
nos fue aportando elementos de comprensin sobre asuntos tales como
la historia reciente del conflicto sociopoltico armado en Medelln,
sus actores principales, lo femenino y las mujeres en la cultura
patriarcal, la memoria como una accin poltica, los procesos de paz
y la guerra misma, los derechos humanos de las mujeres, y en ellos
la verdad, la justicia y la reparacin con sentido para las mujeres,
entre otros. DECIDIR CON QUIN1.3. Entendida nuestra prctica
investigativa como la conjugacin de formas dialgicas, buscamos las
mujeres e identificamos las que podran participar en la
investigacin. Con tal fin, establecimos unos criterios de
participacin que nos permitieran hacerles invitaciones provocadoras
a re-latar, re-cuperar, re-construir, sus memorias de esas dos
dcadas en ellas y en la ciudad, as como los imaginarios que les
subyacen. Esos criterios fueron: Haber habitado la ciudad de
Medelln en algn momento comprendido dentro del lapso determinado
por el estudio (1988-2008). Haber sido victimizada por actores
armados legales o ilegales con hechos de violencia derivados
directamente del conflicto sociopoltico armado existente en la
ciudad durante ese perodo.
- 15. 15 Tener de 18 aos en adelante al momento de la
investigacin. Tener inters en participar voluntariamente en el
estudio. Confirmar su disponibilidad para narrar acontecimientos
personales vividos en el marco del conflicto y que pudieran
representar la reminiscencia de dolores y malestares. Una vez
establecidos estos criterios, se socializ el estudio y sus
propsitos con mujeres participantes en procesos de acompaamiento
psicosocial llevados a cabo por organizaciones de mujeres, para
provocar en ellas su vinculacin a esta iniciativa, as como tambin
con integrantes del movimiento social de mujeres en la ciudad,
especficamente de la Ruta Pacifica de las Mujeres por la Resolucin
Pacfica del Conflicto Armado. De esta socializacin resultaron tres
mujeres con amplia disponibilidad para articularse a la
investigacin, con quienes iniciamos las entrevistas a la espera de
poder hacerlo con una cuarta, que nos habra de permitir adentrarnos
en historias de violencias relacionadas con las dinmicas del
narcotrfico en la ciudad y ejercidas en contra de mujeres de
estratos medios y altos5 . La bsqueda de la cuarta participante se
hizo en diferentes instancias y sectores: desde el cotidiano,
indagando entre las mujeres conocidas y con las cercanas; hasta el
institucional que lleva a cabo acciones con las vctimas en la
ciudad. Con todo, no fue posible encontrar una mujer con esas
caractersticas que quisiera participar en el estudio, entre otras
razones porque son poco visibles las mujeres vctimas del
narcotrfico. Muchas de las que se conocen-reconocen como tales no
habitan en el territorio colombiano o lo hacen de manera
discontinua, alternando entre ste y algn otro pas para protegerse
entre otros de los resultados que les dej lo acaecido, o llevadas
por el deseo de no enfrentarse a la historia vivida. Otras,
conscientes de la vigencia de las estructuras narcotraficantes,
expresaron temor a participar en cualquier asunto que rememore lo
relacionado con estas mafias, de las que saben su podero, atrocidad
y abyeccin. No obstante, con los relatos de las tres mujeres
iniciales empezamos a adelantar el trabajo investigativo y a
identificar los efectos e impactos dejados por la violencia del
conflicto socio poltico armado en sus cuerpos, vidas y derechos.
Con la idea de profundizar en sus historias y de ampliar la
comprensin que 5 Dos razones impulsaron nuestra bsqueda de un caso
con esas particularidades: de un lado, lo poco que se ha
investigado en nuestro medio sobre los procesos de victimizacin de
las mujeres a manos de estos actores, y de otro, por el deseo de
romper la tendencia predominante de circunscribir este tipo de
investigaciones a los estratos socioeconmicos ms bajos o a los
sectores populares, como si los fenmenos relacionados con la
violencia fuesen privativos de esta poblacin.
- 16. 16 de cada caso bamos teniendo, pensamos en los aportes que
podran proporcionarnos otras narrativas de personas cercanas a
ellas y a sus relatos, por lo que decidimos indagar con las tres
acerca de esta posibilidad. En uno de los casos, la mujer
entrevistada nos sugiri conversar con una hija, lo que a la postre
se convirti efectivamente en un apoyo que permiti ahondar en
comprensiones de lo pretendido en la investigacin. En otro de los
casos la respuesta fue negativa, pues esta mujer, vctima de
violencia sexual por parte de paramilitares, nunca hasta entonces
haba hablado con otras personas acerca de esta experiencia y
manifest su deseo de que no se involucrara a nadie ms. En el tercer
caso su protagonista nos propuso hablar con una familiar que poda
tener una mirada distinta y ms completa que la suya sobre el
conflicto de la ciudad en ese momento, razn por la cual decidimos
establecer contacto con ellas. De las conversaciones iniciales con
esta nueva cuarta mujer, se fueron desprendiendo cuestionamientos y
reflexiones que nos exigan una ruta de comprensiones diferente,
perfilndose as como el cuarto caso a incluir en nuestra
investigacin. Mientras en los tres primeros casos las mujeres
victimizadas fueron transitando hacia la bsqueda de proteccin con
diferentes estrategias el resguardo en la rutina diaria de la vida
domstica, el aquietamiento comunitario y la resistencia no armada,
en este ltimo la vida de su protagonista, llena tambin de
privaciones, de soledad y de exigencias, sin condiciones para
cumplirlas en medio de un conflicto creciente, fue anudando las
alternativas armadas y sociales que ste le ofreca a sus anhelos
libertarios y justicieros, en busca de una vida que se soaba para
todos sin penurias ni limitaciones extremas. Sus vnculos con el
conflicto armado fueron un entresijo sobre el que construy su vida,
que si bien no estuvo exenta de dolores y prdidas, al igual que
para las dems mujeres, se configur tambin a base de transgresiones
que dejaron para otros quebrantos y sufrimientos, convertidos en
eslabones que anillaban las vidas la suya y la de muchos y muchas
en la ciudad a una historia de guerra que pareciera nunca acabar.
Los primeros contactos con ella habran de hacernos girar la mirada
que hasta ese momento habamos tenido sobre los procesos de
victimizacin de las mujeres dentro del conflicto urbano acaecido en
Medelln, pues en su condicin dual de vctima-victimaria se constituy
para nosotras en la oportunidad y el reto de analizar otras
vivencias de las mujeres en contextos similares y de aproximarnos a
sus memorias en clave de comprensin de las esferas en las que la
vida de la
- 17. 17 ciudad y de las mujeres en ella deviene historia y
posibilidad de construir una paz activa y colectiva. Dimos entonces
continuidad a nuestras conversaciones con esta cuarta mujer, en el
mismo marco que las habamos desarrollado hasta entonces con las
dems, es decir, partiendo de consideraciones ticas acordes a
nuestras apuestas y posturas, tales como la plena informacin del
estudio a realizar, sus objetivos y metodologa; el reconocimiento
de su voluntad para la realizacin de cada una de las actividades
que las implicaran en desarrollo del mismo, y de nuestro compromiso
infranqueable con la preservacin de su intimidad e integridad6 .
Como parte de ello, y con conciencia clara de que los procesos de
reconstruccin de memoria de lo vivido en contextos de conflicto
pueden resultar muy dolorosos para las vctimas, a todas ellas se
les ofreci la posibilidad de recibir apoyo psicolgico dentro de la
Corporacin en caso de requerirlo7 . As mismo, y por considerarlo
necesario tambin para descargar los sentimientos de dolor y
angustia que el acercamiento a este tipo de situaciones produce en
quienes conforman los equipos de investigacin, buena parte de
nuestros encuentros de trabajo se centraron en analizar y compartir
este tipo de sentimientos, lo que nos permiti tambin a nosotras
irlos elaborando y asimilando de la mejor manera. 1.4. CMO TRATAR
LO RELATADO 1.4.1. Transcribiendo, organizando y analizando Tan
pronto se iniciaron las entrevistas con las participantes, se
contrataron las personas encargadas de su transcripcin y edicin, de
absoluta confianza del equipo de investigacin. Simultneamente las
investigadoras bamos realizando la revisin y anlisis de las mismas,
lo que nos permiti ajustar y profundizar sobre ciertos aspectos que
emergan en los encuentros con las mujeres y que coadyuvaban en la
comprensin de asuntos planteados en el estudio. El paso siguiente
consisti en la elaboracin de una matriz de anlisis, en la cual
fuimos consignando no slo la informacin ya clasificada segn las
categoras propuestas al inicio del proceso investigativo, sino las
que fueron emergiendo en el transcurso del anlisis mismo, como
tambin las reflexiones 6 En esta direccin, las entrevistas
realizadas fueron sometidas despus de su transcripcin a un riguroso
proceso de edicin, encaminado a eliminar cualquier tipo de
informacin que pudiese comprometer la seguridad de las mujeres
participantes. Por igual razn, en este informe aparecen con nombres
ficticios. 7 A la postre dos de ellas lo solicitaron y lo han
venido recibiendo desde entonces.
- 18. 18 suscitadas por las conversaciones con las mujeres
participantes y entre nosotras mismas, y los elementos tericos de
los que bamos echando mano para su interpretacin y comprensin, lo
cual nos permiti incorporar diversos elementos de anlisis e irle
dando cuerpo al informe que aqu se presenta. 1.4.2. Comprendiendo
tambin con algunos conceptos Dentro de los referentes tericos que
nos guiaron se destacan algunos conceptos propuestos por las teoras
sociales y feministas, como tambin algunas ideas-nociones
construidas con las mujeres participantes, en tanto la generacin de
informacin y sus reflexiones al respecto entregaron elementos para
proponer conceptualizaciones propias de las vivencias de las
mujeres. Entre los temas y conceptos trabajados estn, entre otros,
los de conflicto socio-poltico, violencia, victimizacin,
acontecimiento, podero, poltica, memoria, subjetividad,
patriarcalismo/patriarcado, efectos, impactos, agencia, agencia de
las mujeres. 1.5. ACTUACIONES PARA CONSTRUIR CONOCIMIENTO CON OTRAS
Los discernimientos llevados a cabo en conversaciones en las que se
compartieron las miradas y percepciones de los relatos, nos
permitieron acercarnos a los lugares que han habitado las mujeres
en el conflicto de la ciudad: los del silencio por miedo y
amenazas; los de la proteccin de sus familias, con los riesgos que
implica; los del protagonismo activo en acciones diversas, tanto
sociales como domsticas; y otros que habremos de develar en el
transcurso del anlisis y de la escritura. As, las mujeres
participantes, en su diversidad e inmersas en la cultura patriarcal
que las reduce a desempearse en el mbito privado, se perfilan en
ese momento de la ciudad con incipientes asomos de presencia
pblica, sin mucha configuracin como actoras visibles o protagnicas
en ese mbito. Ellas hacen gala de modos particulares, igualmente
ntimos, de afrontar las diferentes situaciones y vicisitudes del
conflicto armado que las ha afectado y que les ha provocado
cambios, as como tambin les ha dejado hacer cambios, enunciando que
la posibilidad de concienciacin marca la diferencia entre tomar
decisiones y aceptarlas u obedecerlas. Los hallazgos que
identificamos se organizaron para obtener un texto articulado que d
cuenta de lo propuesto con el ejercicio investigativo y que permita
proyectar reflexiones para las mujeres y para
- 19. 19 una sociedad que pretende configurarse como una
democracia incluyente de las mismas y de sus habilidades como
ciudadanas plenas.
- 20. 20
- 21. 21 CAPTULO 2 PRINCIPALES ABREVADEROS La necesidad de contar
puede caer en el silencio, en la imposibilidad de hacerlo, por la
inexistencia de odos abiertos dispuestos a escuchar. Elizabeth
Jelin Conforme a la identificacin hecha desde un comienzo por el
equipo de investigacin de los principales ejes temticos sobre los
que se haca necesario profundizar a lo largo del proceso
investigativo, la revisin bibliogrfica realizada sobre los diversos
temas y, de manera especial, la necesidad de encontrar marcos
interpretativos que nos permitieran ir logrando una mayor
comprensin de los distintos tpicos que emergan del anlisis de las
entrevistas realizadas con las mujeres participantes, nos permiti
ir definiendo los que seran los principales abrevaderos tericos de
los cuales habramos de beber a lo largo de la investigacin. En
relacin con el primero de los ejes temticos identificados al inicio
de nuestro trabajo el conflicto armado vivido en Medelln entre 1988
y 2008, nos fueron particularmente tiles una serie de anlisis
desarrollados sobre el tema por autoras y autores diversos8 , en
cuanto nos proporcionaron insumos importantes para entender la
conflictividad vivida en la ciudad durante ese perodo, sus lgicas,
actores, expresiones y dinmicas, pues si bien el conflicto mismo no
fue objeto directo de nuestro trabajo, el acercamiento al mismo
resultaba un imperativo por ser justamente el contexto donde las
mujeres haban tejido sus memorias. En la medida que avanzbamos en
la lectura de textos de estudiosos y estudiosas del conflicto
urbano, pudimos ir ubicando los aconteceres que las mujeres nos
narraban en las diferentes fases en las que se ha temporalizado el
conflicto de acuerdo con las dinmicas y actores prevalecientes en
los 8 Entre ellos: Angarita, Pablo Emilio; Blair, Elsa y otras;
Jaramillo, Ana Mara y colaboradores (ver la citacin completa de
estas fuentes en la bibliografa final).
- 22. 22 distintos momentos. As, lo fuimos recorriendo desde la
poca de los primeros combos9 y bandas10 , la emergencia y posterior
decaimiento de las milicias urbanas11 , la irrupcin del narcotrfico
como constituyente y detonante del conflicto12 , el afianzamiento
del paramilitarismo y el papel que jugaron en su consolidacin las
operaciones realizadas por las fuerzas armadas del Estado13 ,
pasando por la creciente mercenarizacin del conflicto14 hasta
llegar a esa paz a medias con que las mujeres definen la poca ms
reciente. Y atravesndolo todo, las permanentes hibridaciones de
actores y dinmicas, imprimindole al conflicto vivido en la ciudad
durante el perodo estudiado (1988-2008) un sello camalenico de
violencias imbricadas y de deslizamientos mltiples de los actores
entre los distintos bandos comprometidos en la confrontacin. Adems
del recorrido histrico realizado a travs del tiempo, y lo que ello
nos aportaba en trminos de hacer un mejor encuadre de los relatos
de las mujeres de nuestro estudio, un texto de Blair, Grisales y
Muoz sobre el conflicto en Medelln (2009)15 nos result crucial para
el logro de una mejor comprensin de las dinmicas de la
conflictividad efectivamente vivida por ellas. De hecho, el llamado
que hacen en l sus autoras a leer el conflicto vivido en la ciudad
tanto en una clave nacional, que lo explica como una proyeccin del
conflicto sociopoltico armado ms amplio vivido en el pas vertiente
esta que ha primado en el anlisis, como en una clave ms local, que
propugna por articular al anlisis de lo acontecido en Medelln a
otras conflictividades, de orden ms barrial, que no han recibido 9
Caracterizados por Jaramillo y colaboradores como grupo
constituidos mayoritariamente por delincuentes de bajo perfil y con
un fuerte asentamiento territorial, cons- tituyendo sus parches o
lugares de reunin (esquinas, aceras, mangas) su principal referente
de identidad y de pertenencia al grupo. Cfr. Jaramillo, Ana Mara;
Villa, Marta Ins y Ceballos, Ramiro (2001). Actores recientes del
conflicto armado en Medelln- En: De Sousa Santos, Boaventura y
Garca Villegas, Mauricio. El caleidoscopio de las justicias en
Colombia: anlisis socio jurdico, Volumen 2, Bogot: Siglo del Hombre
Editores, p. 436. 10 Entendidas como formas organizadas de la
delincuencia que se articulan de diferentes maneras a la
confrontacin armada. 11 Jaramillo y colaboradores ubican sus
antecedentes en la organizacin de autodefensas surgidas a mediados
de la dcada de los 80. Sobre su aparicin y accionar en Medelln,
dicen: [] las acciones de los escuadrones de la muerte y grupos de
limpieza que venan operando en la ciudad desde finales de la dcada
del 60 y que co- braron la vida de numerosos simpatizantes y lderes
de izquierda crearon un ambiente favorable al ejercicio de la
justicia por mano propia en la cual se insert el proyecto
miliciano. [] Las milicias fueron tambin depositarias de la
experiencia de bandas de delincuencia comn que cumplan con la
funcin de proteger los barrios. [] Se dieron a conocer en 1991,
proclamndose como el poder armado en los barrios, aunque de manera
menos pblica ya la gente conoca su existencia como grupos que
parecan dispuestos a exterminar delincuentes y drogadictos, [].
Segn sealan estos autores, inicialmente surgieron las Milicias
Populares del Pueblo y para el Pueblo (MP/PP), seguidas por las
Milicias Populares del Valle de Aburr (MPVA), que, segn advierten,
funcionaron en un principio bajo la gida del ELN pero se separaron
despus de esta organizacin guerrillera e iniciaron una vida propia.
Cfr. Jaramillo et al, Op. Cit, pp. 428-430. 12 Ubicado por diversos
estudiosos y estudiosas del tema durante las dcadas de 1980 y 1990,
este fenmeno constituye an en nuestros das un elemento que
atraviesa de manera central la guerra que se ha vivido en Colombia.
Como es ampliamente conocido, Medelln ha sido histricamente uno de
los epicentros de la problemtica aso- ciada al narcotrfico,
especialmente a principios de los 90, cuando la ciudad, convertida
en el principal campo de batalla del llamado Cartel de Medelln,
vivi un perodo de violencia extrema que la llev a ocupar un lugar
preponderante en las estadsticas de criminalidad a nivel nacional e
internacional y llen de luto miles de hogares. 13 De manera
especial las operaciones militares Mariscal y Orin. Llevadas a cabo
durante el ao 2002 en los barrios 20 de Julio, El Salado, Las
Independencias y Nuevos Conquistadores, ubicados en la comuna 13
donde residen en condiciones marginalidad unas 34.000 personas,
contaron con la participacin de las Fuerzas Militares, la Polica
Nacional, la Fuerza Area, la Fiscala y el Departamento
Administrativo de Seguridad (DAS) y tuvieron como propsito sacar de
la zona a las milicias de las FARC, el ELN y los CAP (Comandos
Armados del Pueblo). Segn lo han denunciado diversos organismos de
Derechos Humanos, se cont para ello con el apoyo de grupos
paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC),
representadas all por el Bloque Cacique Nutibara. 14 El texto de
Vilma Franco Restrepo Violencias, conflictos urbanos y guerra
civil: el caso de la ciudad de Medelln en la dcada de los noventa
resulta especialmente pertinente para profundizar en este tema (ver
citacin completa de esta fuente en la bibliografa final). 15 Blair,
Elsa; Grisales Hernndez, Marisol y Muoz Guzmn, Ana Mara (2009).
Conflictividades urbanas vs. guerra urbana: otra clave para leer el
conflicto en Medelln. En Universitas Humanstica, nm. 67,
enero-junio, 2009, pp. 29-54, Pontificia Universidad Javeriana,
Bogot, Colombia, [En lnea]: http://redalyc.uaemex.
mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=79118958003
- 23. 23 suficiente atencin por parte de los anlisis ms macro16 ,
nos impuls a incorporar y realzar en nuestro anlisis aspectos que
hablaban de la intervencin de ese otro orden de conflictividades al
que aluden las autoras mencionadas. En cuanto al segundo de los
ejes temticos propuestos cuyo objetivo era profundizar en torno al
tema de la(s) violencia(s) ejercidas contra las mujeres en el
contexto del conflicto sociopoltico armado vivido en Medelln entre
1988 y 2008, dos campos resultaron ser de nuestro particular
inters, relacionados de un lado con la necesidad de precisar qu
entendamos por violencia sociopoltica (pues era claro que nuestra
indagacin tena que ver con los efectos, impactos y resistencias de
mujeres afectadas por este tipo de violencia); y de otro, de
profundizar en el temas de violencias contra las mujeres y en lo
que tericas feministas han planteado acerca de la existencia de un
continuum de violencia contra ellas, por considerar que este ltimo
planteamiento poda enriquecer nuestra comprensin de lo vivido por
ellas en el marco del conflicto. Sobre el primero de los temas,
encontramos contribuciones importantes en trabajos realizados por
la Corporacin AVRE. En el Mdulo Salud Mental y Derechos Humanos del
Proceso de Formacin de Terapeutas Populares y Multiplicadores en
Acciones Psicosociales en un Contexto de Violencia Sociopoltica,
Gloria Amparo Camilo, citada por Garca, habla de la violencia
sociopoltica como una relacin de fuerza entre dos o ms partes en la
que una parte pretende mediante el dao lograr un propsito y esta
accin tiene un efecto en la persona y en quienes la rodean17 . El
elemento de intencionalidad de esta forma de violencia es resaltado
por Gmez, de la misma Corporacin, quien la define como aquella que
tiene la intencionalidad de producir dao mediante la fuerza, para
afectar las capacidades individuales y colectivas de la construccin
de alternativas democrticas.18 Siguiendo los desarrollos realizados
por AVRE, para efectos de nuestro trabajo entendemos como 16 Sealan
estas autoras al respecto: El conflicto urbano en Medelln, entre
1995 y 2005, ha sido analizado, fundamentalmente, como una guerra
urbana que se explicara a partir del conflicto poltico armado a
nivel nacional. La presencia de actores armados vinculados a las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) fundamentalmente el Bloque
Cacique Nutibara y a las guerrillas [Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) y Ejrcito de Liberacin Nacional
(ELN)], permiti a muchos analistas explicar el conflicto en Medelln
como expresin local del conflicto poltico a nivel nacional. [] En
este artculo cuestionamos esa tesis. Sostenemos que ms que una
guerra urbana, explicable desde el mbito de lo nacional y bajo una
concepcin muy estatal e instrumental/racional de lo poltico o del
poder, Medelln ha vivido insertada en una multiplicidad de
conflictos que se articulan de maneras especficas y que involucran
aspectos bastante ms subjetivos, presentes en dinmicas barriales
pre-existentes a la guerra, que justo por eso preferimos llamar
conflictividades urbanas. Sobre la base de lo encontrado en la
investigacin, sugerimos a los expertos en violencia urbana algunas
nuevas claves de interpretacin del conflicto en Medelln. Una de
ellas est atada a aspectos o a dimensiones subjetivas de la vida
barrial que intervienen significativamente en la dinmica de los
conflictos, incluidos los conflictos polticos. Cfr. Blair et al,
Op. Cit, p. 30. 17 Camilo, Gloria Amparo (Ed., 2002). El Impacto de
la Violencia Sociopoltica. En Salud Menta y Derechos Humanos,
Proceso de formacin de terapeutas populares y multiplicadores en
acciones psicosociales en un contexto de violencia sociopoltca.
Citado en: Garca Mndez, Hada Luz: La violencia sociopoltica, una
realidad colom- biana. Abordaje desde la psicologa jurdica. En
ALPJF, Asociacin Latinoamericana de Psicologa Jurdica y Forense,
01-09-2011, [En lnea]: http://psicologiajuridica. org/archives/719
18 Gmez Crdoba, Oscar (2006). Aspectos psicosociales de la
reparacin integral. Voces de Memoria y dignidad. Bogot: Corporacin
AVRE, p. 9. [en lnea]:http://
psicologiajuridica.org/archives/719
- 24. 24 violencia sociopoltica aquella ejercida como medio de
lucha poltico social, ya sea con el fin de mantener, modificar,
sustituir o destruir un modelo de Estado o sociedad; reprimir a un
grupo humano con identidad dentro de la sociedad por su afinidad
social, poltica, gremial, tnica, religiosa, cultural e ideolgica,
est o no organizado. [] busca la dominacin y control sobre las
personas, sobre sectores sociales, bienes y territorios, as como
eliminar a cualquier individuo u organizacin que de alguna manera
obstaculice este propsito.19 Esta violencia puede ser ejercida por
agentes del Estado o particulares que actan con el apoyo,
tolerancia o aquiescencia de autoridades del Estado (en cuyo caso
se tipifica como violacin a los Derechos Humanos); por grupos
insurgentes que combaten contra el Estado o contra el orden social
vigente (tipificada como acciones blicas, o como infracciones al
Derecho Internacional Humanitario cuando se apartan de las normas
que regulan los conflictos blicos); o por grupos o personas ajenas
al Estado y a la insurgencia, motivados por la lucha en torno al
poder poltico o por la intolerancia frente a otras ideologas,
razas, etnias, religiones, culturas o sectores sociales, estn o no
organizados. 20 Un aporte adicional de especial valor para el
entendimiento de las violencias relatadas por las mujeres
participantes en nuestro estudio, lo constituy la aproximacin hecha
por Mugarik Gabe a lo que se entiende por violencia estructural.
Segn esta ONG del pas Vasco, este trmino aplica a aquellas
situaciones en las que se produce un dao en la satisfaccin de las
necesidades humanas bsicas (supervivencia, bienestar, identidad o
libertad) como resultado de los procesos de estratificacin social,
es decir, sin necesidad de formas de violencia directa, y remite a
la existencia de un conflicto entre dos o ms grupos de una sociedad
(normalmente caracterizados en trminos de gnero, etnia, clase,
nacionalidad, edad u otros) en el que el reparto, acceso o
posibilidad de uso de los recursos es resuelto sistemticamente a
favor de alguna de las partes y en perjuicio de las dems, debido a
los mecanismos de estratificacin social. De acuerdo con Mugarik, su
utilidad reside en el reconocimiento de la existencia de conflicto
en el uso de los recursos materiales y sociales y, como tal, es til
para entender y relacionarlo con manifestaciones de violencia
directa (cuando alguno de los grupos quiere cambiar o reforzar su
posicin en la situacin conflictiva por la va de la fuerza) o de
violencia cultural (legitimizaciones de las otras dos formas de
violencia, como, por ejemplo, el racismo, sexismo, clasismo o
eurocentrismo). 21 19 Corporacin AVRE (2002). Gua de orientaciones
para atencin en salud mental y trabajo psicosocial a poblacin
desplazada en Colombia. Bogot, CHF INTERNACIO- NAL - CORPORACIN
AVRE, p. 11. [En lnea]:
http://www.disaster-info.net/desplazados/documentos/avre/2003/guiaatpsico/guiaatencionpsicosocial.pdf
20 CINEP (2001). Justicia y Paz, Panorama de Derechos Humanos y
Violencia Poltica en Colombia, en Noche y Niebla, p. 8. Citado en:
Corporacin AVRE (2002). Gua de orientaciones, Op. Cit, pp. 11-12.
21 Mugarik Gabe (s/d). Cmo entiende Mugarik Gabe las violencias
machistas, p. 7. [En
lnea]:http://ezetz.net/files/2011/01/MG-y-Violencias-Machistas.pdf
- 25. 25 En el campo relacionado de manera ms directa con la
violencia contra la mujer y siguiendo tambin a Mugarik Gabe, que
toma su definicin del Informe de la IV Conferencia Mundial sobre la
Mujer realizada en Beijing en 199522 , entendemos como tal todo
acto de violencia basado en el gnero que tiene como resultado
posible o real un dao fsico, sexual o psicolgico, incluidas las
amenazas, la coercin o la privacin arbitraria de la libertad, ya
sea que ocurra en la vida pblica o en la privada. Puede asumir
formas diversas (fsica, sexual y psicolgica) y ser ejercida en
cualquier mbito: en el de la familia, a nivel de la comunidad en
general (tales como violaciones, abusos sexuales, hostigamiento e
intimidacin sexual en el trabajo, en instituciones educacionales y
en otros mbitos, trata de mujeres, prostitucin forzada), o
perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que ocurra.23 En
esta misma lnea, y tomando la definicin de la Ley Catalana, Mugarik
emplea el trmino de Violencia machista para referirse a [] aquella
que se ejerce contra las mujeres como manifestacin de la
discriminacin y de la situacin de desigualdad en el marco de un
sistema de relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres y
que, producida por medios fsicos, econmicos o psicolgicos incluidas
las amenazas, las intimidaciones y las coacciones, tenga como
resultado un dao o un sufrimiento fsico, sexual o psicolgico, tanto
si se produce en el mbito pblico como en el privado24 Como ya lo
sealramos, dentro de los aportes realizados por el feminismo a la
comprensin de las violencias contra las mujeres, el tema del
contnuum de violencias que contra ellas se ejerce es, a nuestro
modo de ver, uno de los ms significativos. En este sentido, los
trabajos de Olga Amparo Snchez25 , Cecilia Barraza26 y Patricia
Muoz27 nos resultaron particularmente enriquecedores. En un
documento resultante de una investigacin sobre violencias contra
las mujeres en nueve zonas del pas, la primera de ellas hace una
crtica a la manera dicotmica en que se contina analizando esta
problemtica, fruto de la separacin que suele hacerse de las esferas
pblica y privada, que, en una sociedad en guerra como la
colombiana, no permite leerla en toda su complejidad y tener una
comprensin ms afinada del continuum de violencias contra las
mujeres. Segn lo plantea Snchez, se hace necesario entonces
redefinir el espacio privado y lo personal, en cuanto explcita 22
El informe completo puede verse
en:http://www.un.org/womenwatch/daw/beijing/pdf/Beijing%20full%20report%20S.pdf
23 Mugarik Gabe (s/d). Cmo entiende Mugarik Gabe, Op. Cit., p. 4.
24 Ibd, p. 5. 25 Snchez G., Olga Amparo (2008). Las violencias
contra las mujeres en una sociedad en guerra. Bogot: Ruta Pacfica
de las Mujeres Colombianas. 26 Barraza Morelle, Cecilia (2009).
Continuum de la violencia: un desafo para las polticas pblicas.
Ponencia presentada en el foro Mujer y construccin de ciudadana en
Cali, organizado por el Centro de Estudios de Gnero, Mujer y
Sociedad, Universidad del Valle, con el auspicio de la Secretara de
Desarrollo Territorial y Bienestar Social de la Alcalda de Santiago
de Cali, y realizado en la Biblioteca Departamental, Cali, Nov. 12
al 14, 2008. En La manzana de la discordia, enero- junio, 2009.
Vol. 4, No. 1:19-25. 27 Muoz Cabrera, Patricia (2011). Violencias
Interseccionales. Debates Feministas y Marcos Tericos en el tema de
Pobreza y Violencia contra las Mujeres en Latinoam- rica.
Tegucigalpa: Central Amrica Womens Network (CAWN). [En lnea]:
http://www.cawn.org/assets/Violencias%20Interseccionales.pdf
- 26. 26 o implcitamente se abordan como categoras desligadas e
incluso opuestas a lo pblico, a lo social, altamente valorado, en
contraposicin con el espacio de lo privado, lo personal, lo
cotidiano, objeto de escasa valoracin.28 En esta misma lnea se
inscribe la reflexin de Barraza, quien seala que el anlisis y la
atencin del problema de violencia contra las mujeres se constrie
muchas veces a determinadas expresiones concretas de dicha
violencia, sin establecer las posibles relaciones que existen entre
ellas, siendo necesario desde una perspectiva feminista visibilizar
el hilo conductor que las une y que las lleva a constituir el
contnuum de la violencia contra las mujeres. Desde su punto de
vista, la utilidad fundamental de esta nocin de contnuum reside en
la posibilidad de visualizar los distintos tipos de violencia
contra las mujeres psicolgica, verbal, fsica, sexual como parte de
una misma estrategia patriarcal para el mantenimiento y la
reproduccin del orden establecido.29 Advierte Barraza que en
trminos de poltica pblica, se desprende de all la necesidad
imperiosa de reconocer dicha violencia como un continuo en el
tiempo, que va tomando diversas formas y se reproduce en todos los
escenarios sociales, tanto en tiempos de paz como en el marco de
conflictos armados, donde si bien se exacerban o reproducen esas
prcticas con mayor crueldad, no son necesariamente expresiones
nuevas o desconocidas, puesto que tambin estn basadas en la
subordinacin de las mujeres en la cultura patriarcal y se practican
por el hecho mismo de ser mujeres.30 De otro lado, a la par que el
concepto de contnuum, la mirada interseccional que empiezan a
incorporar los estudios sobre la violencia contra las mujeres nos
dio tambin pistas claves para abordar las memorias reconstruidas
por las partcipes en nuestro estudio. Sobre este tema se pronuncia
tambin Snchez en el trabajo que acabamos de citar, quien al afirmar
que la categora mujer no es nica, puesto que las mujeres
experimentan y viven mltiples identidades, reconoce, aunque sin
desarrollarlo a cabalidad, la importancia que tiene el enfoque
interseccional para la comprensin de las violencias que contra
ellas se ejercen.31 Con todo, es el trabajo de la acadmica
feminista Patricia Muoz sobre pobreza y violencia contra las
mujeres en Latinoamrica, el que pone en evidencia la necesidad de
recurrir al paradigma de la interseccionalidad para poder dar
cuenta de manera ms fina de los vnculos existentes entre ambas (la
pobreza y el contnuum de violencia que afecta a las mujeres). 28
Snchez G., Olga Amparo, Op. Cit., pp. 35-36. 29 Barraza Morelle,
Cecilia. Op. Cit., p. 9. 30 Ibd, p. 23. 31 Snchez G., Olga Amparo,
Op. Cit., p. 9.
- 27. 27 Recuperando los desarrollos sobre interseccionalidad
hechos por Kimberl Williams Crenshaw32 y otras feministas
afroestadounidenses, Muoz plantea la necesidad de hacer una revisin
radical del concepto de mujer enunciado en el paradigma terico de
la violencia contra las mujeres (VCM), por considerar que si bien
sta afecta a todas las mujeres por el simple hecho de ser mujeres,
en la vida de mujeres indgenas, mujeres afrodescendientes, mujeres
lesbianas, mujeres de sectores populares en zonas rurales y
urbanas, la VCM proviene de un complejo engranaje de poder que no
puede ser interpretado en su totalidad por variables aisladas sino,
por el contrario, por un enfoque integrador u holstico. Hace nfasis
entonces en la necesidad de asumir el sujeto mujer como una
categora diversa, heterognea y compleja; sugiere que un marco
analtico que busque entrelazar las mltiples estructuras de opresin
en contra de las mujeres permite hacer una lectura ms holstica y
estructural de la violencia contra las mujeres y su vinculacin con
otros mecanismos de opresin cmo raza/etnicidad, edad, clase,
sexualidad, entre otros, y destaca la importancia de investigar en
mayor profundidad el cruce entre violencia material y simblica,
particularmente los procesos mediante los cuales mltiples formas de
dominacin, abuso y violencia cotidiana son naturalizadas por
instituciones, culturas e ideologas, al punto de dar forma y fondo
a la vida cotidiana de las mujeres.33 En relacin ya con las
lecturas que emprendimos para profundizar en el eje temtico
relacionado con aspectos socio-jurdicos de la violencia
sociopoltica ejercida contra las mujeres sujetos de nuestro
estudio, ms all de las concepciones que manejan diversos autores y
autoras sobre los conceptos de vctima y victimario, sustentadas
todas ellas en la diferenciacin entre quien padece el dao vctima y
quien lo infringe victimario, encontramos dos insumos especialmente
pertinentes para sustentar nuestra interpretacin de los relatos de
las mujeres que nos acompaaron como sujetos del trabajo
investigativo. El primero de ellos, relacionado con el tema de la
victimizacin, provino del abogado peruano Alejandro Tapia, que
habla de ella como un proceso en el que adems de la existencia de
actores diversos que ocupan lugares variables, el contexto, la
historia y los discursos ideolgicos circulantes desempean un papel
fundamental. Segn l lo propone, se trata de un proceso social en el
que la confluencia de esos tres elementos en un sujeto le otorga a
ste un lugar especfico de poder. 32 Fue ella quien en 1995 acuo el
trmino, el cual define como la expresin de un sistema complejo de
estructuras opresin que son mltiples y simultneas. Para Cranshaw,
la subordinacin interseccional es con frecuencia la consecuencia de
un factor de discriminacin que, al interactuar con otros mecanismos
de opresin ya exis- tentes crean, en conjunto, una nueva dimensin
de desempoderamiento. Precisa Muoz que el paradigma creado por
Crenshaw, sustentado en dos marcos conceptuales (riesgo mltiple y
opresiones entrelazadas), recupera el concepto de violencias
entrelazadas al tiempo que enfatiza que el contnuum de violencia
contra las mujeres, en particular cuando se trata de mujeres
pobres, migrantes de color y afrodescendientes responde a una
diversidad de factores y no puede ser explicado de manera cabal slo
por su condicin de gnero. Cfr. Muoz Patricia, Op. Cit., p. 8. 33
Ibd, pp. 7-11.
- 28. 28 De acuerdo con su concepcin, la historia registra las
etapas en las que se suceden unos hechos vulneradores, mostrando
cmo stos han sido una construccin social que se va configurando
hasta llegar a dejar a alguien en condicin de vctima y/o de
victimario. La contextualizacin de los hechos, por su parte,
dilucida los factores sociolgicos que evidencian la subyugacin, la
segregacin, exclusin y vulnerabilidad a las cuales las lgicas del
poder someten a los sujetos, identificando en ese entorno la
combinacin de ese conjunto de elementos que deja ver los hechos
como un producto de las construcciones sociales de un momento
histrico. En cuanto a los discursos ideolgicos circulantes, ellos
propenden de cierto modo por el posicionamiento de determinadas
ideas sobre la realidad y los sistemas en general desde los que se
busca conservar, instaurar, transformar o restaurar prcticas
sociales que logren el carcter de colectivas. Cumplen, pues, un
papel dinamizador en el proceso de victimizacin, toda vez que actan
como mecanismos de legitimacin producidos por la sociedad a travs
de la legislacin, las polticas, los criterios para concebir el
desarrollo y la creacin de opinin pblica, entre otros, que se
alimentan de versiones pasadas y presentes desde diferentes voces,
como una memoria de lo sucedido.34 El concepto de victimizacin nos
ayud a la interpretacin de las condiciones en las que las mujeres
participantes devienen actoras, en distintas formas y niveles, del
conflicto armado que se mantiene en la ciudad, y que se configura y
transforma, permaneciendo sin embargo como problemtica social en la
que tambin ellas tienen distintos lugares. Tal nocin nos permiti,
adems, ganar en comprensiones que develan cmo las interacciones
sociales estn marcadas por unos hechos resultantes del accionar
humano en el tiempo y de sus propias concepciones de s y del poder,
que cambian hacindose efectivas y en ocasiones legitimas a travs de
mecanismos de fuerza y coercin, de persuasin y consenso, de
construccin dialgica colectiva, o de una combinacin entre tales
mecanismos en todos los mbitos y esferas de la vida cotidiana. En
relacin tambin con los procesos de victimizacin, el otro autor
clave que marc la reflexin que realizamos sobre el tema fue Ivn
Orozco Abad, hasta el punto de constituirse sus puntos de vista
sobre la naturaleza de dichos procesos en el caso colombiano y las
implicaciones que ello tiene, en un eje medular de nuestro trabajo
de investigacin. A travs de los diversos textos que de l
consultamos, fue ganando fuerza su argumentacin central, que,
basada en la diferenciacin que establece entre procesos verticales
y horizontales de victimizacin, apunta sustancialmente a hilar 34
Tapia, Alejandro (2007). La victimizacin: un concepto anascpico.
Viernes 25 de mayo de 2007. [En
lnea]:http://lamiradadelasvctimas.blogspot.com/2007/05/
la-victimizacin-un-concepto-anascpico.html
- 29. 29 ms fino al momento de abordar los temas de justicia y
reconciliacin en Colombia. De hecho, en sus trabajos sobre las
diferentes clases de procesos de victimizacin que se dan en
contextos de dictaduras o de guerra, este autor expone una tesis
que si bien le agrega complejidad al abordaje del tema, resulta
sumamente pertinente para entender las dinmicas propias del
conflicto colombiano y sus implicaciones en trminos de entrever
posibles caminos de construccin de paz en el pas. En el mbito de
procesos de victimizacin masiva y colectiva, establece Orozco una
distincin entre los que denomina procesos de victimizacin vertical
unidireccional para referirse a aquellos donde los perpetradores
tienen el monopolio de la violencia, mientras que las vctimas
indefensas e inocentes poseen tan solo el monopolio de la
legitimidad, situacin que ilustra por excelencia el caso de los
campos de exterminio de la Alemania nazi, y los que llama procesos
de victimizacin horizontal bidireccional, entendidos como aquellos
donde dos o ms partes de un conflicto armado se victimizan
recprocamente bajo condiciones carentes de claridad en lo
relacionado con la justicia. Mientras en el primero de los casos
existe una ostensible separacin entre los roles de las vctimas y
los victimarios, y junto a ello, la posibilidad de discernir con
claridad quines son los buenos y quines los malos, los segundos
entre los cuales ubica el conflicto armado colombiano se
caracterizan porque se produce un colapso de los roles de la vctima
y del victimario, y, en consecuencia, no resulta clara la distincin
entre quienes son los buenos y quines los malos. En esta ltima
situacin, cada actor armado y las bases sociales que los apoyan,
son entonces, al mismo tiempo, vctimas y victimarios de graves
violaciones de los derechos humanos, presentndose en tal situacin
abundantes zonas grises, caracterizadas por la existencia de lmites
difusos entre ambas condiciones (vctima/victimario), donde no es
posible tener la suficiente claridad cognitiva y moral para
determinar claramente el papel que han jugado dentro de la
confrontacin.35 En trminos de las implicaciones concretas que
tienen los anteriores planteamientos, se destaca el llamado que
hace Orozco acerca de la importancia que tiene el contexto en la
definicin de las opciones y mecanismos de la justicia transicional.
En este sentido, advierte sobre los peligros que entraa desconocer
las necesidades particulares de pases en situacin de conflicto,
donde a veces resulta difcil distinguir a vctimas de victimarios, y
asumir sin ms los parmetros de justicia transicional promulgados
desde los pases del centro, olvidando que la justicia es una
construccin histrica y no un conjunto de valores que surgen en
vacos polticos. En consecuencia, insta a la bsqueda por 35 Orozco
Abad, Ivn (2005). Sobre los lmites de la conciencia humanitaria.
Dilemas de la paz y la justicia en Amrica Latina. Bogot: Temis, pp.
12-13.
- 30. 30 parte de los pases perifricos de frmulas creativas de
solucin y negociacin de sus conflictos, y demanda para ello que se
les reconozcan a estos pases espacios de maniobra, como lo tuvieron
en algn momento aquellos que hoy los enfrentan con un marco
normativo hegemnico y limitado.36 Frente al tema de la construccin
de memoria histrica, objeto central de nuestra indagacin, los
planteamientos de Orozco constituyeron tambin un aporte de suma
importancia. A partir de la caracterizacin que hace del conflicto
colombiano como uno donde han primado los procesos de victimizacin
horizontal bidireccional, afirma que la historia colombiana no
puede ser pensada y narrada sino en cuanto apuntalada en la
dialctica entre la memoria y el olvido. Al igual que Todorov37 ,
advierte sobre los peligros que entraa el abuso de la memoria
cuando es empleada por parte de individuos y colectivos sociales y
polticos como estrategia poltica en sus luchas por la verdad y por
la justicia, asunto que se torna especialmente conflictivo en
conflictos armados prolongados y degradados como el colombiano, en
los que muy frecuentemente las vctimas se transforman en
victimarios y los victimarios en vctimas, con lo que casi nunca es
posible establecer con absoluta claridad quines son los buenos y
quines los malos. Tal como l lo explicita, Para hacer aparecer a
los unos o a los otros como victimarios o como vctimas basta con
invisibilizar un aspecto u otro de su realidad ambivalente y
compactada38 , aseveracin de Orozco que tuvo en nosotras una
particular resonancia, en cuanto suscit fecundas discusiones sobre
los mltiples roles de las mujeres en el conflicto colombiano, y la
responsabilidad sentida de aportar a procesos de construccin de
memoria histrica que los recojan en toda su complejidad. En una
lnea de pensamiento similar, aunque ya en el contexto de los
trgicos sucesos acontecidos en Estados Unidos el 11 de septiembre
de 2001, se inscriben los aportes de la terica feminista
norteamericana Judith Butler en su libro Vida precaria. El poder
del duelo y la violencia. De las innumerables reflexiones que su
lectura nos suscit en torno a las posturas que puede asumir una
determinada sociedad frente a hechos particularmente graves de
violencia que se viven en su seno, destacamos dos. La primera tiene
que ver con la importancia que reviste la incorporacin de mltiples
voces en las narrativas que esa sociedad construya sobre esos
hechos, y el riesgo que entraa la estigmatizacin 36 Orozco Abad,
Ivn (2005). Reflexiones impertinentes: sobre la memoria y el
olvido, sobre el castigo y la clemencia. En: Rettberg, Angelika
(Comp.). Entre el perdn y el paredn: preguntas y dilemas de la
justicia transicional. Bogot, Ediciones Uniandes, p. 171. [En
lnea]:
http://idl-bnc.idrc.ca/dspace/bitstream/10625/30921/4/121252. pdf
37 Todorov, Tzvetan (2000). Los Abusos de la memoria. Barcelona,
Paidos. 38 Orozco Abad, Ivn (2005). Reflexiones impertinentes, Op.
Cit.
- 31. 31 de algunas de ellas por considerar que no se ajustan a
lo que, segn un determinado criterio, resulta polticamente
correcto. En tal sentido, advierte esta autora: La esfera pblica
est constituida en parte por lo que no puede ser dicho y lo que no
puede ser mostrado. Los lmites de lo decible, los lmites de lo que
puede aparecer, circunscriben el campo en el que funciona el
discurso poltico y en el que ciertos tipos de sujetos aparecen como
actores viables.39 Seala a continuacin cmo el disenso y el debate
en torno a la interpretacin de esos hechos de violencia dependen de
la inclusin de todos aquellos que sostengan un punto de vista
crtico, y como acusar a los que ejercen ese punto de vista crtico
de traicin, relativismo moral o calificativos similares, es tratar
de destruir la credibilidad no del punto de vista que all se
sostiene, sino de las personas que lo sostienen, cercenando as la
posibilidad de disenso. En palabras de la autora, Lo que se produce
entonces es un clima de miedo en el cual manifestar ciertos puntos
de vista es arriesgarse a la vergenza y a ser etiquetado con una
apelacin odiosa.40 En este mismo sentido, en un captulo titulado
Explicacin o absolucin, o lo que podemos escuchar, a propsito del
binarismo propuesto por Bush tras los ataques del 11 de septiembre
y la postura asumida por buena parte de la sociedad norteamericana
frente a los mismos O se est con nosotros o se est con los
terroristas, advierte Butler sobre cmo con frecuencia la bsqueda de
explicacin de los fenmenos de violencia es descalificada como un
intento ms de absolucin de las responsabilidades frente a los
mismos. Advierte a propsito cmo junto con la experiencia de
violencia surge un marco para poder pensarla, el cual funciona
tanto para prevenir cierto tipo de preguntas y de anlisis
histricos, como para justificar una determinada postura moral
frente a los hechos vividos, y la importancia que reviste prestarle
atencin a ese marco, en cuanto es el que decide lo que puede
escucharse, si una postura va a ser tomada como una explicacin o
como una absolucin, si seremos capaces de percibir la diferencia y
de aceptarla. Seala a rengln seguido cmo con frecuencia se tiene la
tendencia a rechazar cualquier esfuerzo de explicacin de los
hechos, como si explicarlos les concediera racionalidad, como si
explicarlos nos llevara a identificarnos con el opresor, como si
entenderlos implicara construir un marco que los justifique, y
aboga por la construccin de narrativas polifnicas de los hechos de
violencia que den cabida a las mltiples voces de los implicados. 41
En cuanto a los restantes ejes temticos de nuestra investigacin los
efectos e impactos causados 39 Butler, Judith (2006). Vida
precaria. El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires, Paids,
pp. 21-22. (El resaltado es nuestro). 40 Ibd. 41 Ibd, pp. 28 y
32.
- 32. 32 en las mujeres por la violencia sociopoltica ejercida
contra ellas en el marco del conflicto armado vivido en Medelln
entre 1988 y 200842 ; y los mecanismos de afrontamiento que han
empleado para hacerles frente, cabe destacar como marcas
sustanciales del abordaje que hicimos de los mismos las siguientes:
El valor concedido a la dimensin subjetiva. En este sentido,
buscamos ahondar en el peso atribuido- por las mujeres a los
eventos victimizantes, en procura de establecer cul o cules de
ellos las haban marcado ms. Nos respaldamos para ello en el
concepto de acontecimiento, entendido como un fenmeno imprevisible
pero infinitamente frecuente43 , una reconstitucin retroactiva de
huellas y hechos, un inventario de todos los elementos de la
situacin. As, el acontecimiento resulta ser un suceso o una
concatenacin de ciertos sucesos singulares que irrumpen en la vida
de un sujeto o de una sociedad y la fraccionan, marcando rupturas
que inducen a re significaciones subjetivas en el individuo y
societales en los grupos humanos, al punto de dividir su percepcin
de la vida en un antes y un despus. No obstante la relatividad y la
complejidad en la conceptualizacin del acontecimiento, su
inscripcin en lo temporal le da un carcter histrico no lineal, es
decir que ese tiempo escapa a la sucesin de hechos y en cambio se
compone y se expresa en mltiples dimensiones con las que el sujeto
particulariza su vida y la compone desde sus relaciones consigo,
con los dems y con el mundo, hace parte de su proceso de
subjetivacin. Ahora bien, la estrecha relacin existente entre
acontecimiento y subjetividad, y las implicaciones que tiene su
abordaje, son puestas claramente de manifiesto por Anabelle Lee,
quien afirma: El concepto de subjetividad se temporaliza, adquiere
un sentido prximo al de modo de existencia. La subjetividad no
remite al sujeto, ni a la persona, ni al yo, sino a modos de
existencia, al modo de pensar, de sentir, de actuar, al modo de
relacin que cada uno realiza consigo mismo, con los dems y con el
universo. El concepto de subjetividad en su mutua apropiacin con el
concepto de acontecimiento se vuelve un problema que concierne al
pensamiento, a la tica y la poltica.44 La importancia concedida a
la agencia desarrollada por las mujeres victimizadas, que, inscrita
en- la tendencia reciente a contemplarlas no slo en su carcter
innegable de seres sufrientes, busca visibilizar las mltiples
formas en que ellas se resisten frente a la adversidad y logran
hacerle frente. 42Considerando como efectos aquellos de ocurrencia
inmediata, y como impactos los que se presentan a mediano o largo
plazo. 43 Marzouk El-Ouariachi, K. (s/f). Acontecimiento.
Universidad de Fez (Marruecos). [En
lnea]:http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/A/acontecimiento.pdf
44 Lee Teles, Annabel (2006). Acontecimiento y subjetividad. [En
lnea]:http://epensamiento.com/index.php?option=com_content&view=article&id=49:acontecimient
o-y-subjetividad&catid=34:articulos&Itemid=53
- 33. 33 Esto nos llev a profundizar sobre el tema,
particularmente sobre los conceptos de agenciamiento, potenciacin y
empoderamiento, fundamentales para la comprensin del mismo. En este
campo, los desarrollos realizados por Naila Kabeer45 nos hicieron
un aporte invaluable. Despus de explicitar que una manera de pensar
sobre el poder es en trminos de la capacidad de optar46 , usa el
trmino empoderamiento para referirse a los procesos por los cuales
aqullos que han estado privados de la capacidad de hacer opciones
adquieren tal capacidad, mientras estar desempoderado es estar
privado de elegir. Hace nfasis en que el empoderamiento implica un
proceso de cambio, de superacin de una situacin de
desempoderamiento, y destaca que empieza a menudo desde adentro e
involucra cambios en cmo las personas se ven a s mismas (su sentido
de auto-valoracin) y su capacidad para la accin. Segn Kabeer, el
concepto de empoderamiento puede explorarse a travs de tres
dimensiones estrechamente interrelacionadas: la agencia, que
corresponde a cmo se hace efectiva la opcin, y abarca tanto la
accin observable en el ejercicio de opcin toma de decisin,
protesta, trato, negociacin, como el significado, la motivacin y el
propsito que los individuos le asignan a sus acciones, es decir, su
sentido de agencia. Relacionada con el empoderamiento, para Kabeer
la agencia implica no slo ejercer activamente la opcin, sino tambin
hacerlo de maneras que desafe las relaciones de poder; los
recursos, que son el medio de poder. Distribuidos a travs de las
varias instituciones y relaciones en las sociedades, que rara vez
son igualitarias, le otorgan a ciertos actores una posicin
privilegiada sobre otros en lo concerniente a cmo se interpretan
las reglas institucionales, las normas y convenciones, as como
tambin en cmo stas se ponen en efecto en virtud de la posicin que
ocupan en una sociedad dada47 ; y los logros, entendidos como el
punto hasta el cual este potencial se realiza o falla en ser
realizado, es decir, los resultados del esfuerzo ejecutado48 . Otro
elemento importante de los desarrollos hechos por Kabeer, es la
distincin que establece entre 45Kaber, Naila (2006). Lugar
preponderante del gnero en la erradicacin de la pobreza y las metas
del milenio. Mxico D.F, Plaza y Valds S.A. [En lnea]: http://www.
ccee.edu.uy/ensenian/catgenyeco/Materiales/2011-08-10%20M4%20-%20Kabeer(2006)LugarPreponderanteDelGeneroEnLaErradicacion.pdf
46Considera Kabber que para que haya una posibilidad real de optar
se requieren dos condiciones: a) la existencia de alternativas es
decir, debe existir la capacidad de escoger algo diferente, y b)
las alternativas no slo deben existir, sino que ellas tambin deben
ser vistas para existir. Menciona al respecto que el gnero opera a
menudo a travs de una aceptacin incuestionada del poder, que
determina que la persona no vea otras opciones distintas, dndose en
la prctica una ausencia de opcin. Ibd. 47 En relacin con este
punto, Kabeer seala que Las condiciones en que las personas ganan
el acceso a los recursos son tan importantes en los procesos de
empo- deramiento como los recursos en s mismos, queriendo decir con
ello que estas condiciones tambin son materia de consideracin y que
tendrn mayores efectos de empoderamiento en la medida que
contribuyan a fortalecer la posicin de la persona para negociar.
Ibd. 48En lo que atae al empoderamiento, advierte Kabeer que los
logros tienen que ser mirados en trminos tanto de de la agencia
ejercitada como a sus consecuencias, segn stas faciliten
condiciones para un mayor o menor empoderamiento, siendo
especialmente favorables aquellas asociadas a la ampliacin de
oportunidades, la mayor auto-confianza, el afianzamiento del
sentido de independencia, entre otras. Ibd.
- 34. 34 una agencia eficaz y una agencia transformativa. En
relacin con las mujeres precisa la autora la primera hace alusin a
su mayor eficacia llevando a cabo sus roles dados y
responsabilidades, mientras la segunda es entendida como un
ejercicio de agencia que acta contra el hilo de los valores
patriarcales, y se relaciona con su habilidad de cuestionar,
reinterpretar y quizs cambiar estos papeles y responsabilidades.49
Hecho este resumen de las principales fuentes donde bebimos
conocimiento, pasaremos a continuacin a entrar de lleno en las
historias de vida de las mujeres protagonistas de nuestra
investigacin, contadas en sus propias voces y desde la lectura que
hicimos de ellas. 49 En su trabajo sobre pobreza y empoderamiento,
Kabeer se centra en esas formas transformativas de agencia, lo
cual, afirma, conduce a formularse una serie de preguntas de la
siguiente ndole: Cmo se perciben las mujeres a s mismas y cmo son
percibidas por parte de personas cercanas as como de otras
distantes en la sociedad?, Cmo se tratan las mujeres a s mismas y
cmo son tratadas por otros?, Son capaces de tomar las decisiones
importantes sobre asuntos relacionados con ellas mismas (su propio
bienestar) y con sus hijos, particularmente con sus hijas?, Qu tipo
de participacin tienen ellas en otros aspectos de toma de decisin
dentro de la familia?, Tienen alguna influencia en asuntos
relativos a la comunidad y la sociedad en qu ellas viven y esta
influencia es decisiva o meramente simblica?. Ibd.
- 35. 35 CAPTULO 3 SEMBLANZAS Este captulo contempla rasgos
bsicos de cada una de las participantes en este ejercicio
investigativo, de su humanidad, que entre las lneas de la
interpretacin, despliega breves trazos de la historia de sus vidas,
tan prolficas en experiencias. Presentarlas desde los generosos
relatos de sus vivencias como mujeres, seres humanos que han
vivido, sufrido y resistido acontecimientos en medio de un contexto
adverso, en esta ciudad, en este momento histrico, est en funcin de
avivar la reflexin sobre el acto memorioso de narrar y sobre el
hecho responsable de comunicar para in-formar, para sanar, para
evitar, para responder y no repetir sin olvidar. ROSA: DESTERRADA
DE SU SER SOCIAL, DE SU VIDA COMUNITARIA1.1. Rosa, serena y cada
vez instalada, con el pelo pintado de experiencia, las manos
colocadas y la voz dispuesta a contarse, cual la rosa de los
vientos, gua, orienta su historia con los recuerdos y nos ubica en
el relato, en el conflicto, en el tiempo de la ciudad. Ella, su
familia, el apoyo y la compaa que cuida, sus consejos, la Doctora
Corazn. En ella toda, el servicio y la ayuda. A ella de nosotras la
gratitud. Luz Mara, Claudia, Alba Nelly La experiencia de Rosa,
contada a dos voces y en dos momentos, se amalgama con el relato
que su hija hace de su propia vida, para dar cuenta de un momento
comn en el tiempo y el espacio, dismil en las vivencias pero afn a
la experiencia que las han hecho compaeras de destierro,
enriqueciendo las posibles comprensiones de la vida en el
conflicto. DE S: LA EMANCIPACIN1.1.1. [] a ver, yo nac aqu en
Medelln, llegu aqu al frente de donde vivo, pero de seis meses sal
a vivir ah [barrio comuna nororiental], ya luego de ah para ac toda
mi vida la viv all. Me cas,
- 36. 36 tengo 11 hijos yo les coment, o tuve, que ya se me
murieron dos, eh pues, un hogar normal con familia normal, eh mis
hijos, pues tengo varios profesionales casi todos, sobre todo las
mujeres y... ya de hace 15 aos, 15 casi 20 aos nos vinimos a vivir
aqu a [Barrio de la comuna diez] yo en mis tiempos estudi hasta
cuarto de bachillerato que era pues lo que uno estudiaba y luego
estudi secretariado comercial y sal y corr y me cas antes de
cumplir los 17 aos, porque si uno no se casaba a los 17 se quedaba
pues segn las historias de las abuelas [] A sus 74 aos de edad,
viuda y con condiciones econmicas estables, Rosa, rodeada por
veinte nietas y nietos, diez bisnietos, ocho hijas y un hijo,
dedica su tiempo a algunas actividades domsticas y a actuar en la
organizacin social de mujeres en la que participa con conviccin.
Estudi secretariado comercial y ayud en la crianza de su hermana
menor que naci cuando ella tena su cuarta hija. Se autopercibe como
una mujer decidida, ecunime, organizada, no dcil, vaga pues casi
nunca ha trabajado, servicial, amada y respetada por sus nietos y
nietas as como por sus hijas, pegona y maltratadora de sus hijas e
hijos sobre todo de los tres mayores cuando eran nios, y muy
sociable. Como mujer de su tiempo, respondi a algunos de los
mandatos que estaban establecidos para las mujeres, pero en un acto
de transgresin de los mismos, resolvi que al crecer sus hijos e
hijas terminaba su perodo de crianza y con ello la vida de pareja
con su esposo, a quien conceba como borracho, celoso y machista, y
se independiza de l, aunque continan compartiendo el mismo techo.
Participa en grupos sociales con los que considera aporta a su
proceso de liberacin femenina, fortaleciendo la decisin de cambiar
su vida y de ensear a los ms jvenes sobre los derechos; pasa por
grupos de gimnasia, grupos comunitarios de capacitacin para la
participacin y la veedura ciudadana hasta ingresar al programa
Hacia la Nueva Mujer, orientado por la pastoral social de la
ciudad, donde recibe formacin ms especfica sobre el ser y el hacer
de las mujeres, y desde all se articula al movimiento social de
mujeres de la ciudad. Gozaba del reconocimiento de sus vecinos, al
punto de autonombrarse como la Doctora Corazn por su actitud de
escucha y de consejera a quienes lo solicitaban. Tambin tena cierta
independencia de su esposo, lograda principalmente por las
posibilidades que haba en su familia de origen de apoyarla
econmicamente en caso de que l decidiera no responder econmica y
materialmente por sus hijas e hijos.
- 37. 37 Rosa, con un nivel educativo que para la poca no era del
comn de las mujeres (bsica secundaria y secretariado comercial),
logra combinar su vida entre lo domstico-hogareo de tinte
patriarcal que decreta la maternidad y la crianza de hijos e hijas
como una labor definitoria e identitaria de una mujer, y la vida
social-pblica que le dejaba saberse til, reconocida por sus
cercanos en relacin con otras y otros que tambin deberan como ella,
ir saliendo del coco. En ese reconocimiento implcito de
sociabilidad, alberga Rosa la posibilidad de desdibujar esas
fronteras instituidas entre lo privado la casa, la familia y lo
pblico los vecinos, la calle del barrio, los grupos, como una forma
de redireccionar y dimensionar su vida, de hacerla pblica en tanto
lugar para la sociabilidad fluida y las mltiples relaciones. Desde
su resistencia a vivir su vida relegada de las relaciones sociales
amplias y a ser vista como una mujer sumisa, tomaba decisiones que
le permitieran vivir armnicamente su vida familiar-hogarea y
social-vecinal. De lo anterior, surgen elementos provocadores de un
anlisis orientado a revisar la mirada de lo privado entendido como
privacin, y as, como esfera reservada exclusivamente para las
mujeres.50 Dicha revisin deja percibir la caracterstica sistmica
que tienen lo privado y lo pblico es decir, su articulacin dinmica,
que obliga a la vez a considerar la necesidad de redefinir el
concepto de privacidad, que comporta diferencias con el de
privacin. Para las mujeres, esa histrica asimilacin de la
privacidad con la ausencia, con la imposibilidad, ha sido un
elemento productor de deficiencias en la construccin de sus
identidades que marginadas de lo poltico por considerarse un mbito
con roles asignados a los varones y contrarios al mandato
patriarcal de lo femenino, refuerzan y promueven la desigualdad al
repartir las condiciones para el relacionamiento social. La
sociabilidad es para Rosa una condicin personal y sobre todo vital,
en la que no slo proyecta sino que reafirma su subjetividad, esa
misma desde la que concibe un modelo de mundo en el que la
asociacin a otros y otras pasa de ser un lazo para convertirse en
vnculos sociales en los que se tienen otras mrgenes de accin, que
se traducen en posibilidad de hacerse ella misma, de
autodeterminarse. Esa aspiracin, que en ella se ha ido haciendo
principio de vida, le viene tambin de su historia inicial, en la
que la libertad se asomaba desde sus condiciones familiares y
personales con guios de potencialidad que le dejaron llevar hasta
su lenguaje la idea de liberarse para tomar la decisin de 50 En
palabras de Soledad Murillo, es as que lo privado se bifurca
dependiendo del universo que represente: hombres y mujeres se
alinean a ambos lados. En su acep- cin positiva propio o en su
sentido negativo privacin. La primera coincidira con las
definiciones histricas que conjugan la privacidad con
individualidad, la segunda se ceira a una funcin articulada en
torno a la negacin de lo propio. Citado en: Fuentes, Melisa (s/d).
Las esferas de lo pblico y lo privado: Fronteras permeables o
compartimientos estancos?. En: Suite101.net. Historia siglo XXI.
[En lnea]:
http://melisafuentes.suite101.net/las-esferas-de-lo-publico-y-lo-privado-
a7867#ixzz1mea7ekli
- 38. 38 independizarse: [] ya pues en este momento l muri [su
marido], pero entonces ya pues yo es decir, yo hace 20 aos o un
poquito ms que hice apoyo a la liberacin femenina, entonces logr
pues digamos independizarme de l; no nos dejamos, siempre vivamos
en la misma casa; pero yo le dije: Hasta aqu, ya cri mis hijos, ya
este tiempo que queda es mo, si usted quiere nos vamos a grupos de
la tercera edad o no, haga lo que quiera pero este tiempo es mo. Ya
empec a salir con programas distintos, al primer programa que yo
entr as pues ms o menos con esos procesos de liberacin fue a
[nombre del programa], que me llev una amiga a hacer ejercicio,
pero entonces ah tenamos tutores y nos ensearon pues que ah
saliendo del coco y todas esas cosas y resulta que yo me lo tom muy
en serio; y bueno, ya despus fue cuando de verdad ya dije hasta aqu
no ms []. Se recuerda de su infancia como nia mimada, evadiendo las
tareas domsticas de hacer mandados, y luego en su juventud, como
esposa y madre muy ayudada siempre como ella dice, cargada, pues en
su hogar paterno era la hija mayor, que tuvo once hijos y a la que
sus hermanas y hermano auxiliaron econmicamente, adems de que su
padre y su madre siempre estuvieron presentes para ayudarle a
suplir sus necesidades y las de sus hijos e hijas. Recuerda tambin
que ella, hija de una madre de carcter muy fuerte que no se ocupaba
del cuidado de ningn enfermo, y de un padre tambin fuerte pero que
se diferenciaba por las posibilidades de transar que ella logr con
l, ha sido privilegiada por sus condiciones econmicas y por haber
recibido siempre el apoyo material y fsico de su madre y su padre.
Repasa en sus memorias, vuelve una y otra vez sobre sus relaciones
familiares en las que ve su vida transcurrir entre la enfermedad y
muerte de sus padres, y el nacimiento y crianza de su propia
descendencia. Ella es el centro, es la vara de la fortaleza en la
que se cimentaron y an hoy se fijan las acciones y las decisiones
de la familia; lo mismo que ahora le deja saberse reconocida, lder,
pero tambin exiliada y despojada de su actividad pblica. Entre sus
recuerdos est la muerte de su padre a causa de un cncer que se
resolvi muy pronto, en un lapso de un mes de diagnosticado; la de
su madre 4 aos despus de su abuela, y que ha representado su ms
expresado dolor y sus ltimas lgrimas; el deceso de su hijo y su
hija, ambos por enfermedades fsicas, no por violencia, y la de su
hermano y otros familiares, que en medio del contexto conflictivo
fueron tocando su diario vivir.
- 39. 39 Pero tambin recapitula la vida, que para ese entonces
tambin se concretaba en sus once hijos a quienes criaba al mismo
tiempo que a su hermana menor, y quienes segn ella, marcaron la
llegada de su sufrimiento por los problemas y las dificultades que
traan cotidianamente en medio del contexto de ciudad que se haca ms
adverso y que empezaba a mostrar algunas de las expresiones
violentas del narcotrfico. Elige adems evocar la vida en las
fiestas de navidad, en las que el encuentro con todos era el
principal regalo, y en el apoyo mutuo y constante que les ha
permitido sostenerse como grupo familiar en medio de las
circunstancias y las vicisitudes de la vida diaria: [] entonces a m
me toc como a la fuerza, me entiende?, son cosas como que que van
forzando a uno, a m me toc con mi pap y hacer las vueltas y el
entierro y todo esto, entonces yo creo que eso lo va pues yo antes
no haba tenido como cosas graves, yo creo que para m lo primero
grave fue la muerte de mi pap, entonces yo creo que ah empez como
como a saber que yo tena que estar ah, que yo era la que estaba ah,
y con mis hermanas es igual. Por ello, para Rosa, todo eso acab
vigorizndola para afrontar la vida y dejndole saber hoy, que su
fortaleza es un don del cielo que deriva en racional calma y en
capacidad de discernimiento para lograr soluciones, aunque tambin
se la explica como una virtud venida de su capacidad intelectual-
mental, alimentada con el hbito compulsivo de leer, que es para
ella lo que le ofrece alternativas de comprensin de la vida y le
aporta formacin con la que puede remediar dificultades y problemas:
[] yo me considero que como que estoy por encima de todos los
problemas Imagnese que a m, pues por la maana hay un problema tan
horrible, que vea, que esto pues que Virgen Santsima, qu va a
pasar?, hay que ponele la velita a la Virgen, y yo muy confundida,
pero de pronto suena cualquier bolero, cualquier cancin de
cualquier cosa y de pronto yo cualquier carajada, se me olvid el
problema, lo dej de lado, hasta que vuelvo y me acuerdo: iAh!, eso
est muy horrible, no, si es que es muy horrible y yo tan contenta.
Yo soy capaz de estar cantando en un velorio de un hijo, y as por
el estilo, entonces yo digo pues no s, no s realmente yo misma no
me comprendo, pero s s que tengo ese espritu de de que tenga
problemas y que si hay forma de solucionarlos pues a hacerlo. Del
mismo modo, rememora su vida social como lder del barrio, donde
realizaba actividades conjuntas para lograr el mejoramiento del
barrio (mediante la construccin de la cancha deportiva y de
viviendas) y de la vida de sus vecinas que ya empezaban a saber del
conflicto por sus hijos que participaban de l bien fuera directa o
indirectamente. De esos recuerdos extrae tambin lo que de su vida
social
- 40. 40 cambi a partir de la salida de su barrio querido: ya no
era ms la lder, la vecina conocida y reconocida que conversaba y
aconsejaba, la mujer referente de ayuda a los dems, la que tena
cercana con sus contiguos. En esas experiencias vitales y esas
formas de insertarse en la vida a medida que esta transcurre, se
percibe la memoria social con la que ella va reconstruyendo la
historia y otorgando sentidos tanto a lo sucedido como a su vida
presente, que lee tambin a la luz del conflicto mismo que se vive
en la ciudad. De la familia: la que salva Rosa siente que las
condiciones de su familia de origen la han hecho una mujer con
otras posibilidades y que ello se vio reflejado en opciones para
ella, muy distintas a las del grueso de las mujeres. Creci en un
hogar de amplias condiciones econmicas, compuesto por su padre, su
madre, dos hermanas y un hermano, a estos ltimos los deja un tanto
en la memoria guardada de sus aos jvenes, solo su hermana menor
quien se cra con sus hijos y como uno de ellos, aparece en su
relato interactuando en los sucesos que viven sus hijos, como parte
de su familia que vive unida tanto en las satisfacciones como en
las crisis. Criada por su abuela, ve en su madre una figura de
mujer algo diferente a la que en esa poca se conceba, pues
trabajaba para ayudar a su abuela en el sustento de sus hermanos
que eran bastantes y lo sigui haciendo hasta cuando se cas con su
padre, al que Rosa reconoce como trabajador y estricto por ejemplo
en el control de los horarios. [] yo vengo de un hogar normal,
pues, pero tena una gran ventaja sobre todos los dems y era que mi
mam trabajaba, que acurdese que en tiempos atrs las mujeres no
trabajaban, pero mi mam, como tambin vena de una familia numerosa,
eh se puso a, ella era modista, entonces se puso a coser y, y para
ayudarle a mi abuela pues a sacar toda esa familia adelante tambin.
Entonces ya, pues, a m me toc una parte muy buena de mi mama y era
que ella sigui trabajando, entonces nosotros, pues s, ramos
personas como, digamos con muy buenos, muchos lujos, con muchas
cosas que no se tenan mucho en ese tiempo, pero era porque yo tena
una ventaja, de que los dos paps trabajaban, y nosotros ramos
poquitos, ramos sino dos mujeres y un hombre. Luego conforma un
hogar con un hombre adicto al alcohol, controlador y con el que
tuvo dificultades relacionales frecuentes pero que logr sobrellevar
tambin porque ella reconoce que si bien no era sumisa, era
controlada y tomaba decisiones que le permitan sortearlas de modo
que vivieron en la
- 41. 41 misma casa hasta que l muri. Segn ella, era un hogar ms
o menos normal con una familia normal,