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José Ma. Alegre Peyrón
Escandinavia y los orígenes del Feudalismo europeo
Romansk 1 nstitut K0benhavns Universitet
Nummer 102 Maj 1982
Njalsgade 78-80 2300 Kbh. S Gebyr 5,00 kr.
REVUE ROMANE ETUDES ROMANES RIDS
Revue Romane Romansk Institut under Kobenhavns Universitet udgiver foruden RIDS tidsskriftet REVUE ROMANE, der kommer med to numre om &ret. Det stpttes af Statens humanistiske Forskningsr&d og har siden 1966 v<eret Skandinaviens eneste internationale tidsskrift for romanistik med b&de
litteratur og sprogvidenskab.
I 1981 blandt andet:
José Ma. Alegre: Las mujeres en el Lazarillo de Tormes Daniela Quarta: Il teatro prefuturista di Marinetti. Marie-Alice Séférian: Mer, ville, désert, trois espaces
pdvilegiés du Muezzin de Bourboune. Disp·_¡tatsforsvar: Marcel Hénaff, Sade. L' invention du
corps libertin. Indl<eg ved Yvon Belaval og Ebbe Spang-Hanssen, svar ved Marcel Hénaff.
Etudes Romanes fremstar som sacrnumre af REVUE ROMANE og rummer storre sam-lede afhandlinger.
Nr. 19 (1979) Arne Schnack: Animaux et paysages dans la description des personnages romanesques (l8oo-l845)
Nr. 2o (1979) Lene Waage Petersen: Le strutture dell' ironía ne "La Coscienza di Zeno" di Italo Svevo
Nr. 21 (l98o) Michael Herslund: Problemes de syntaxe de l' ancien franc;ais. Compléments datifs et génitifs
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Telefon ( ol) 54 22 11
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Una de las partes más esenciales de la Historia de las Instituciones es quizás la que abarca de los siglos II al IX. En estos casi ochocientos años se forjan muchos de los fundamentos de toda la sociedad medieval y, en parte, los de toda la historia posterior.
El final de una época histórica como consecuencia de las invasiones bárbaras en el Imperio romano, el gran comercio, la economía monetaria, urbana y parcialmente industrial surgen en estos momentos de la trasformación de una sociedad levantada sobre elementos heredados del mundo greco-latino por una parte, y del mundo escandinavo-germano por la otra.
En qué proporción sea lo medieval más romano que germano es problema sujeto a tesis aceptables respecto a una y otra idea,pero que,prácticamente, no tiene por el momento solución clara y concluyente. La misma incógnita que se nos presenta repetidamente a lo largo de la Historia aparece aquí con más fuerza, si cabe: ¿ de qu~ parte viene, qué cultura ha dejado el residuo más fuerte, la herencia que hemos organizado a nuestro modo y de la que hemos vivido durante siglos?
La Edad Media es en todos sus aspectos resultado de la uni6n de dos grandes círculos que llegan a tocarse por múltiples circunstancias: el primero, enorme, es ya en sí condensación de más de cuarenta siglos de hacer humano, es el recuerdo de pueblos e imperios total o parcialmente destruidos o aniquilados. El segundo, nuevo y fuerte, ha tenido escasas intervenciones en lo que podríamos llamar el mundo culto. Es el círculo de los pueblos escandinavos que han estado durante más de cinco siglos recorriendo las tierras de Europa del Norte.
Llegará un momento en que el viejo círculo se agote por si mismo y en que el círculo joven, dándole un golpe de gracia, intente, -no lo logrará del todo-, sustituirlo.
De esta biosíntesis nacerán una época y una sociedad en parte nuevas y en parte residuales. Los posteriores grandes cambios
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y aportaciones , -Islam, Extremo Oriente, América, etc.-, no con
seguirán alterar por completo las claras líneas que la humanidad consiguió irse haciendo a partir del siglo V.
De este modo, hasta la decimoquinta centuria el mundo no hace sino tratar de ir asimilando todas las innovaciones, de hallar unas formas, unos cuadros político-sociales más o menos definiti
vos, unas instituciones firmes. Cada pueblo y cada individuo intentará en una larga pugna contra su época encontrar una organi
zación en todo conforme a las facilidades naturales y a la idio
sincracia específica de un lugar y un espacio.
Siendo la Edad Media, en nuestra opinión, esta dilatada lucha por un equilibrio en el que cuentan por igual elementos bien
diferenciados, cada uno de los grandes fenómenos que en ella na
cen, viven y perduran en mayor o menor grado es una etapa apar
te de esta lucha magnífica. Y, volviendo a la idea del principio,
se constituirá sobre bases latinas o germanas y tendrá diversos caracteres según la proporción en que estas bases coexistan y se
mezclen. Entre estos fenómenos uno, la génesis del Feudalismo presen
tará problemas particularísimos y siempre fundamentales, con ma
tices muy diferentes según los países.
Por una serie de circunstancias, que intentaremos desentrañar a lo largo de estas páginas, Escandinavia ofrece quizás uno
de los más interesantes, ya que no el único, de los cuadros his
tóricos de la Alta Edad Media, e incluso de la época anterior, aunque existen todavía muchas lagunas de imposible solución por el momento. La particular configuración política y social de los
pueblos que la habitaron ayuda extraordinariamente a separar eta
pas y elementos diversos. Sus géneros de vida y la legislación,
-muchos de los primeros sin conocer, y en cuanto a la segunda sóla aparece escrita en el siglo XII-, desde los primeros pasos da
dos en el campo estrictamente nacional, es una incógnita de difí
cil solución entre los pueblos diseminados por la geografía es
candinava. Un estudio más profundo de estas leyes escritas, aunque tardías, nos aportará soluciones parciales a cierta parte de
los problemas de su historia.
Mi propósito en este estudio es intentar ver sucintamente ca
da pequeño fenómeno de interés para la génesis del Feudalismo en
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las antiguas sociedades escandinavas que integran lo medieval y, una vez unidos éstos, seguir en lo posible paso a paso las alternativas de la historia social e institucional de los pueblos escandinavos, a la vez que señalaré las importantes y decisivas lagunas que aparecen ante el historiador.
Asi pues, en el momento en que los dos circules de los que hablé anteriormente llegan a ponerse en contacto,el conjunto de pueblos nórdicos presenta una organización evidentemente retrasada, de tipo tribal y guerrero. El nomadismo es aún una tendencia innata, siendo tardio y raro el asentamiento definitivo.
Sin duda, el fundamento de la unidad escandinava fue del orden lingüistico. Dentro del mundo germánico, las lenguas escandinavas formaron y siguen formando todavia un sector caracteris
ticamente individualizado (l).Según Musset (2), en las lenguas habladas en Escandinavia durante los tiempos prehistóricos no se puede señalar con precisión algún elemento pre-germánico, y concluye que el primitivo sustrato lingüistico escandinavo debe ser relacionado con una lengua no germánica. Sin embargo, la carencia de documentación suficiente no nos permite afirmar la existencia de una población diferente a la germánica al no haber dejado huellas lingüisticas diferentes.Tampoco los recientes descubrimientos arqueológicos aportan indicios convincentes para afirmar la existencia de una población no germánica (3).
En el estado actual de las modernas investigaciones sólo nos queda la posibilidad de recurrir a la tesis de Jordanes cuando afirma que Escandinavia fue el nabitat más antiguo de los germanos (4).
Si los descubrimientos arqueológicos nos permiten resaltar la importancia de Dinamarca por su riqueza en silex, superior a la de sus vecinos, y la comercialización del ámbar de Jutlandia, sin embargo, no debemos olvidar que la civilización escandinava hasta el cuarto milenio antes de Cristo acusa un notable retraso en relación al resto de Europa occidental. Sólo a principios del tercer milenio, con la aparición de la agricultura en el sur de Escandinavia y la profusión de monumentos megaliticos en Dinamarca y en la zona meridional de Suecia, nos permite señalar esta región como un importante foco de civilización europea que duraria hasta el año 1500 anterior a nuestra era (7). A partir de esta fe-
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cna, la del desarrollo de la cultura del bronce en Escandinavia,
la prolifereración de restos arqueológicos resalta el desarrollo de la civilización en Jutlandia, -consecuencia de las transaccio
nes comerciales del ámbar como medio de adquisición de bronce en
Europa central-, convirtiendo las landas jutlandesas en zona de gran riqueza de enterramientos en túmulos (6).
Durante la Edad del Hierro el uso de este metal se generaliza en Escandinavia en una área mayor, aunque la pobreza de consis
tencia del metal empleado, el posible desplazamiento del mercado
del ámbar desde Jutlandia a Samland, -tesis rechazada por F0ssing (7)-, y en particular la expansión celta parecen naber redu
cido los lazos de contacto entre el mundo escandinavo y Europa occidental.
En el periodo comprendido desde el año 500 antes de Cristo
nasta el principio de nuestra era, la in1'luencia de los países
celtas, en los que se desarrollan las conocidas civilizaciones del Jiallsttat y de la 'l'ena, fue muy preponderante. A partir de
este momento, a principios de nuestra era-, en que los paises cel
tas fueron sometidos por Roma-, la influencia romana dejará sus
huellas en Escandinavia nasta medlados del slglo IV a.C (8).A pe
sar de la pobreza ae la calldad ael metal, parece ser que la Edad
del Hierro fue un periodo favorable al desarrollo de la vida ru
ral en Escandinavia (9). La cultura rúnica es sin duda desde un principio el patrimo
nio común de los pueblos germánicos (10). No deseo entrar aquí
con detalle en las múltiples teorías en que los investigadores
escandinavos se debaten durante años. Prefiero admitir la hipóte
sis de aquéllos que atribuyen a los godos y escandinavos, cuya influencia cultural es hoy día innegable, la difusión de la cultura
rúnica (11) en las razas germánicas de Alemania, en Frisia y en los pueblos anglo-sajones, durante el siglo VI de nuestra era.
Creo que no importa tanto el saber si el rúnico fue un producto
importado a Escandinavia durante la Edad del Hierro, o si fue una
creación germánica común. El hecho nistórico es que debemos naturalizar la civilización rúnica en el área escandinava, y así po
demos afirmar que la civilización nórdica,durante la época de las
grandes invasiones,se halla en un estadio más avanzado al del resto de los pueblos bárbaros.
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Los importantes avances en la investigación del mundo bárbaro nos dan pie para afirmar que el Imperio romano no empieza a darse cuenta de la importancia de estos pueblos hasta la época de Augusto. ~ra necesario también encontrar un vocablo común para designar los pueblos invasores. Se les denominó "germani", al parecer introducido en el lenguaje literario por el historiador griego Poseidonios, en el primer siglo anterior a nuestra era, y popularizado más tarde en los Comentarios de Julio César.Sin em~ bargo, los germanos no se atribuyeron a sí mismos este nombre genérico, y solamente aquéllos que se quedaron en el continente después de la emigración anglo-sajona se autodenominaron con el nombre de "deutsche" [¿siglo VIII?], que significaba "gentes del pueblo", y servía para resaltar la diferencia entre los elementos germánicos y romanos en el Imperio carolingio. Entre los escandinavos, al contrario, encontramos denominaciones de origen culto, como los "nordboer" y "skandinaver".
En el estado actual de las investigaciones, debemos recurrir a los lingüistas para sentar las bases de una clasificación racional de los pueblos germánicos. Con sus recientes estudios, los lingüistas han revolucionado por completo la vieja y tradicional clasificación de estos pueblos, al mismo tiempo que nos ayudan a determinar con mayor precisión las analogías, parentescos y derivaciones de las lenguas nórdicas con los dialectos del interior de la antigua Germanía. E. Schwarz (12) nos da, para la época de las invasiones, una clasificación tripartita: en dos polos opuestos se encontrarían el germánico continental Ldialectos de los francos, alamanes, bávaros, lombardos, etc.J y el godo-escandinavo ldialectos nórdicos y ósticos, entre este ~ltimo el burgundio, vándalo, ruge, bastarno, etc., todos extinguidos], y entre estos dos polos el germánico del Mar del Norte Lnordseegermaniscn],origen del anglo-sajón y del frisón, y quizás también de un germánico del Elba [Elbgermaniscn].
A partir del siglo IV de nuestra era abundan las fuentes escritas concernientes al mundo escandinavo. Es, pues, el momento de su entrada en la Historia (13). El greco-marsellés Pythéas nos describe su viaje realizado en el año 300 a.C. por lnglaterra, Escocia, Islandia y [quizás por Jutlandia (14)] hasta Thulé, en Noruega (15). Si bien es ésta la primera fuentP escrita, los
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inJormes de Pythéas, difusos e imprecisos, nos obligan a. restarle
importancia práctica. Lo mismo ocurre con los datos aportados por
la obra del geógrafo griego Estrabón, contemporáneo de Cristo. Bn
cambio, considero el libro de Julio César, De Bello Gallico, La
ños 58-51 a.C.] y las noticias en él aparecidas sobre la Germa
nía como la primera fuente importante. De gran valor serían, sin
duda, las referencias que Tito Livio legaba en sus Historias de
las relaciones políticas de Roma con los germanos, pero por des
gracia la obra se perdió y la conocemos sólo por referencias. La
decisión del emperador Augusto de conquistar Germanía será el o
rigen de las importantes fuentes escritas referentes a los pue
blos germanos llegadas hasta nosotros si exceptuamos las confusas
noticias que ya se tenían de los cimbrios (16). En el año 5 d.C.,
el emperador Tiberio llega con su flota hasta las costas de Jut
landia (17). A partir de este momento, los autores posteriores
nos irán dejando un numero interesante de datos: Pomponius Mela
(18), Plinio el Viejo (19), Ptolomeo (20), Ammianus Marcellinus •••
y sobre todo Tácito.Este autor latino, nacido en Roma a mediados
del siglo primero de nuestra era, escribió poco después del año
98 la célebre obra Germanía (21) que divide en dos partes: en la
primera, lcapítulos 1 al 27J, describe la vida y costumbres de
los germanos, comunes a todos los pueblos germánicos; en la se
gunda, Lcapítulos 28 al 46j, habla de cada pueblo en particular.
Au~que parece ser que Tácito no visitó personalmente los pue
blos y tierras descritos en su obra, no cabe duda que se basó pa
ra escribirla en un amplio repertorio de gentes y de fuentes.Las
personas que pudieron aportarle datos concretos serian los oficia
les y comerciantes conocedores de los lugares en razón de sus in
tervenciones guerreras y viajes comerciales. Entre las fuentes es
critas, el propio Tácito cita a Julio César y, aunque el autor no
lo diga, es posible que tuviera presente la obra de Plinio, via
jero por aquellas regiones en los años cincuenta de nuestra era.
Conocemos bien los avatares de la obra de Tácito. Olvidada
durante toda la Edad Media, fue encontrado en 1.400 en un conven
to alemán un manuscrito del año 900 del que se sacaron varias co
pias. La primera edición impresa de la Germanía se nizo en Vene
cia en 1.470. Las notic~as sobre los pueblos escandinavos transmitidas por
los autores a::::ericres a 'J'ácito son muy imprecisas y siempre frag-
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mentarías. Si exceptuamos estas fuentes, habrá que a~itir la carencia de conocimientos exactos y abundantes sobre la historia de Europa del Norte antes de las grandes invasiones.
Durante un milenio, la historia de Escandinavia fue rica en traumas de enorme magnitud cuyas influencias se dejaron sentir en todo el mundo occidental. El resultado de la inestabilidad general anterior y de las crisis del mundo escandinavo será la causa de las sucesivas olas invasoras de gentes del Norte desde los años 113 a.C., con la invasión de la Galia, España e Italia del Norte por cimDrios y teutones, hasta las invasiones vikingas varios siglos más tarde (22).
A partir del siglo Ill a.C., -y quizás incluso antes-, el mundo germánico presenta el fenómeno de las corrientes migratorias hacia el Sur, al principio con ritmo lento, y después con mayor aceleración. Los historiadores de la época se percataron de este
fenómeno y Jordanes, en su Genetica LlV,2')j nos dice: "Skandza ínsula, quasi officina gentium aut certe velut vagina nationum". Sin embargo, como siempre ocurre en parecidas ocasiones, nos es difÍcil encontrar explicaciones simples a un fenómeno tan importante. Parece ser que a mediados del milenio anterior a nuestra era se produjo en Escandinavia y en las regiones del Háltico un empeoramiento climático, pero esto no nos da pie para considerarlo como la causa principal de las migraciones. Tampoco tenemos indicios de que en dlchas regiones se diera el factor de la superpoblación. Bien al contrarlo, los recientes hallazgos arquelógicos nos dejan pensar que Dinamarca, en los últimos siglos anteriores al comienzo de nuestra era, se hallaba bastante despoblada. Si echamos mano de factores sociológicos, podemos preguntarnos si los escandinavos conocieron el ver sacrum que obligaba a los jóvenes de cada generación a buscar fortuna en el exterior por medio de las armas, o si estas migraciones respondían a un deseo generalizado de aventura y de botín. En el momento presente no podemos contestar a estas preguntas.
Basándose en Ptolomeo y Plutarco, Chütte sitúa el emplazamiento del pueblo cimbrio en Jutlandia, -Himmerland-, contra la teoría opuesta de L. Weibull (23), que lo sitúa entre el Rhin y el Elba, y la actitud reservada de Schmidt (24) y de Johannes Br0ndsted (25). Las primeras migraciones correspondieron a tribus
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escandinavas mal conocidas, bajo influencias celtas todavía, que se movían con extraordinaria libertad a lo largo de una Europa aparentemente poco poblada. Hacia el año 230 a.C., los bastarnos y los skires amenazan la desembocadura del Dnieper. Parece ser que llegaron hasta allí procedentes del Norte siguiendo rutas que iban desde el mar Báltico al mar Negro. Los romanos los aniquilaron casi por completo en el año 29 a.C., pero algunos bastarnos quedaron diseminados por aquellas regiones hasta el siglo III de nuestra era. En cuanto a los skires supervivientes se integraron en la emigración de los godos y su independencia duró hasta el 469. De esta estirpe procedía Odroaco, el exterminador del Imperio romano en 476. El desplazamiento del pueblo cimbria nos muestra una de las primeras direcciones desplazatorias de los bárbaros: el corrimiento hacia el sureste desde Escandinavia hasta la costa sur del Báltico, y después hacia Ucrania y la estepa. Godos, vándalos y burgundios siguen más tarde la misma ruta en sus desplazamientos hacia el sur. No conocemos con detalle la dramática, pero fulgurante aventura desplazatoria de los cimbrios. Después de abandonar Jutlandia, atraviesan Europa Central, se enfrentan denodadamente a los galos boyenos de Bohemia, y en 113 se presentan ante la plaza fuerte romana de Noreia en Carinthia. Después de derrotar sucesivamente a cuatro cónsules romanos, emprenden un itinerario a todas luces ilógico que va por Baviera, el este de la Galia, y por el valle del Ródano llegan hasta la Cataluña fran
cesa. Mario terminaría con ellos en la batalla de Verceil, en el verano del año 101. La misma suerte correrían los pueblos teutones y ambros aniquilados también por Mario un año después en Aixen-Provence, en el otoño de 102.
Los cimbrios dejaron constancia de su presencia en Himmerland, al sur de Aalborg. Quizá lo mismo ocurriera con los teutones en Ty, en los alrededores de Thisted, y con los ambros en la isla de Amrum. Hay que rechazar la tesis del sueco L. Weibull que, desorientado por un error de Estrabón, afirma que la migración de los cimbrios, teutones y ambros no partió de Escandinavia sino que lo hizo desde las riberas del bajo Elba.
Es también hipotética la tesis sobre los vándalos como pobladores vecinos de los cimbrios en tierras de Jutlandia (26). Su primitiva historia está basada sobre raíces inciertas, mezcladas con
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tradiciones godas, lombardas o inglesas, y sobre algunos datos onomásticos o hallazgos arqueológicos. Sin embargo, la mayor parte de estos vestigios nos hacen pensar en el origen escandinavo de los vándalos. Los restos arqueológicos hallados en Vendsyssel, (Dinamarca), muestran semejanzas interesantes con otros restos vándalos de época posterior hallados en Silesia que datan de las postrimerías del último siglo anterior a nuestra era. ~os restos de Silesia nos permiten clasificar este yacimiento como el primer habitáculo plenamente conocido de los vándalos. Los descubrimientos de Vendsyssel nos autorizan a afirmar que anteriormente al habitat de Silesia, los vándalos vivieron en Dinamarca, en la punta norte de Jutlandia, al otro lado del Limfjord. Su lenguaje parece haber sido un dialecto óstico, próximo al gótico. La historia nos habla por primera vez de los vándalos en el siglo primero de nuestra era cuando ya estaban establecidos en la ribera sur del Báltico. La denominación de "vandali" o "vandili" abarca un gran número de pueblos, entre los que Plinio cita a los burgundios y a los varinos y sitúa su habitáculo en tierras de Posnania y de Pomerania. Más tarde, el nombre de vándalos se empleará solamente para designar a dos tribus: los silingos (mencionados por Ptolomeo y establecidos en la actual Silesia) y los hasdingos (nombrados por Doin Cassius y establecidos entre el alto Vístula y el alto Dniester). Estos dos pueblos llevaron una existencia paralela, pero separada. Nuevos estudios determinan el origen silingio de Silesia, y afirman que el nombre hasdingo se empleó sólo para denominar la familia real. Conocemos bastante bien los desplazamientos por Europa de los vándalos hasdingos a partir del año 171 d.C., intentando entrar en Dacia, su convergencia y fusión con los silingos en territorios situados a la orilla izquierda del Danubio poco antes del año 400, su entrada en Rhetia en 401, el paso del Rhin, su entrada en Ualia, la invasión de España en el otoño del 409, el reparto de este país como botín de guerra y de conquista,y su paso al Norte de Africa.
Conocida es la afirmación de Jordanes (27) remontando el origen de los godos, -instalados en el siglo I de nuestra era en las riberas del Vístula-, a los países escandinavos vecinos del Báltico, concretamente en la isla de Gotland (Suecia). Tampoco entra-. ré aquí en detalle acerca de las innumerables guerras filológicas entre partidarios y enemigos del autor godo Jordanes (28). Los
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godos fueron, sin ningún género de dudas, el grupo étnico más importante que recorrió el Imperio ramano de punta a punta, que fundó Estados durables, que logró agrupar elementos germánicos y roma
nos, y que poseyó una importante cultura autónoma. Hasta Justiniano, los godos detentarán la supremacía del mundo bárbaro y su pres
tigio entre los otros pueblos germánicos quedaría reflejado en la tradición épica. Ateniéndonos a las tradiciones recogidas por
Gassiodoro y Jordanes entre los ostrogodos de ltalia en el siglo
VI, los godos procederían de la isla de "Scandza", -nombre idénti
co a Scania, y por lo tanto originarios de Escandinavia-, atravesarían el Báltico hacia la "orilla del océano citerior", se apo
derarían del país de los "ulmerungios" y someterían a los vánda
los. Es decir, procedentes de Escand.inavia, se instalarían en el
litoral polaco del mar Báltico. Podemos decir que, a pesar de cier
tos detalles legendarios, el origen escandinavo de los godos nos
parece a todas luces veros{mil. La tradición ~ecogida por Cassio
doro y Jordanes habla de los orígenes y formación de un grupo de
pueblos estrechamente relacionados entre si como fueron godos,ru
ges, vándalos, érulos y skires que, por consiguiente,tendría lu
gar en la época de su establecimiento a orillas del Háltico.
Si bien debemos a Ulfila el perfecto conocimiento de la lengua de los godos, los estudios lingüísticos realizados hasta el mo
mento actual no nos han permitido esclarecer el confuso origen de
este pueblo, y se limitan a señalar que hay que buscar dicho ori
gen en el área nórdica. No podemos en la actualidad delimitar el
área de ocupación goda en el s.iglo anterior a nuestra era. En cambio, durante el Imperio romano existieron dos pueblos escandina
vos que nos recuerdan el primitivo origen de los godos: los gutar, de la isla de Gotland, y los g5tar, de G5taland en la mitad meri
dional de la antigua Suecia.
La arqueología, en vez de ayudarnos a esclarecer el misterio,
nos aporta datos contradictorios. Los enterramientos godos, cuando
este pueblo se hallaba establecido en Pomerania, presentan carac
terísticas distintas de los demás pueblos germánicos, ya que los godos no depositaban armas en las tumbas masculinas, práctica fu
neraria esta que se siguió utilizando durante el siglo anterior a nuestra era en la parte occidental de G5taland (Vasterg5tland), y que, según Eric Graf Oxenstierna (29), parece ser que dicha re-
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gi6n se hallaba despoblada de hombres en el momento preciso en que las fuentes romanas nos hablan del establecimiento de los godos en la parte sur del Báltico. La práctica funeraria era también distinta, pues, mientras que casi todos los godos establecidos a orillas del Vistula practicaban la inhumaci6n, en Escandinav'ia lo hacian siempre por incineraci6n.
La historia conocida del pueblo godo se inicia con las citas del Plinio en el año 75 al hablarnos de los gutones, y con las de Tácito al nombrar a los gothones alrededor del año 98. En este tiempo, los godos estaban ya establecidos en el noroeste de Germanía. Ptolomeo señala que estaban en la orilla derecha del bajo Vistula. A partir de estas fechas conocemos con detalle el devenir del pueblo godo: su divisi6n en visigodos y ostrogodos, sus avances hacia las fronteras del Imperio romano, su penetraci6n en el mismo,los "foedus"establecidos con Roma, y su definitivo establecimiento en tierras de Italia, Francia y España.
Si aceptamos el origen escandinavo de los cimbrios, teutones y godos, -con las reservas ya apuntadas-, podemos pensar que después de su emigraci6n hacia el sur s6lo quedarian en Escandinavia pueblos de habla n6rdica. Y a partir de este momento debemos recurrir a las fuentes escritas de los autores de la antigüedad clásica (30), porque juzgo de poca consistencia la tesis sobre el origen escandinavo de los lombardos (31). Más interesantes me parecen las tesis afirmativas del origen escandinavo de anglos y
jutes y su emigraci6n a Inglaterra por via maritima en el siglo lV (32).
Entre la emigraci6n de anglos y jutes y la de los vikingoe, Jordanes nos da una lista de pueblos escandinavos diseminados por la inmensa geografia de las tierras n6rdicas. No pienso entrar en detalle en la descripci6n de estos grupos étnicos porque poseemos abundante bibliografia (33), pero si es necesario recordar que a la par que se desarrollan las grandes migraciones terrestres desde Escandinavia a Europa continental, el estudio de otros desplazamientos humanos por mar, menos conocidos, desde Escandinavia a zonas costeras del noroeste de Europa, nos ayudarán a completar
el panorama migratorio desde las zonas costeras del Báltico hacia tierras de Europa continental. Alli entrarán en contacto con otros pueblos anteriormente establecidos, de origenes diversos, -algu-·
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nos, como hemos visto, escandinavos-, con la consiguiente simbiosis de culturas diferenciadas por el paso de los siglos. Estos grupos étnicos escandinavos que utilizan el camino del mar y que convergen con otros grupos procedentes de las costas de Germanía y de la actual Holanda, coincidirán a finales del siglo III en una empresa diversificada, pero con efectos comunes,como fue la ruina de la autoridad y civilización romanas en la Bretaña francesa.Esta actividad cobrará nueva intensidad durante los siglos V y VI y llegará a afectar toda la zona marítima europea comprendida desde Galicia, en España,hasta las costas de Noruega, siendo un precedente importante de las futuras invasiones vikingas.
Los érulos, pueblo originario de Dinamarca oriental, o de Suecia meridional, inician con sus mal conocidas incursiones marítimas a mediados del siglo III la historia de estas migracio
nes por mar.En el año 267 llegan hasta el mar de Azof, avanzan hacia el Bósforo y saquean las costas del Egeo. Pero las principales incursiones tendrán lugar hacia Occidente: en el 287 y 409 atacan las costas de la Galia, hacia el año 456 saquean las de Galicia y Portugal, y en el 459 llegan hasta la Bética. La creciente potencia de los francos dificulta sus incursiones por lo que intentarán asegurarse la alianza con los visigodos. A partir de las primeras décadas del siglo VI desaparecen las menciones sobre los érulos.
A los érulos sucederán otras expansiones marítimas más importantes a cargo de sajones, anglos y jutes. Incursiones piratas al principio,pero que muy pronto se convertirán en empresas de conquista y colonizaci6n. Plinio llama "ingvceones" a los habitantes de las costas del Báltico occidental y del tla.r del Norte, al este del río Wesser. Sin duda, los "ingvceones" formaban un grupo coherente de etnies que hablaban un lenguaje que los ligüistas llaman el "nordseegermanisch". Entre estos grupos étnicos, Tácito menciona a los "chanci", establecidos entre el Ems y el Elba, y a los "angli", arraigados en el sur de Jutlandia. Habla también de numerosos grupos que vivían en la península jutlandesa, entre los cuales los más conocidos eran los "varini". Ptolomeo, en el siglo II, cita a un nuevo pueblo, los sajones, que habitaban en el mismo sector jutlandés y que sitúa con más precisión en el .tiolstein.
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Después de repasar la bibliografía existente hay que concluir
que el establecimiento de estos importantes grupos étnicos escandinavos en Noruega, Dinamarca y Suecia es todavía mal conocido (34).
Autores como M. Kristensen (35), P. J0rgensen (36) y La Cour (37) tratan de los frisones, pueblo germano que juntamente con los daneses y suecos ocuparon los lugares,en la provincia de Jutlandia,abandonados por los anglos y parte de los jutes al emigrar a Inglaterra. Establecidos los frisones primeramente en las islas y costas bajas del mar del Norte, entre las desembocaduras de los ríos Rhin y Elba, ocupan después las tierras bajas costeras del sur de Jutlandia entre Ejder y H0jer. Sometidos posteriormente a los daneses, conservaron, sin embargo, la lengua y costumbres durante toda la Edad Media formando una especie de enclave étnico y lingüístico (38). Otros autores como J. ~r0ndsted (39) y T.Ramskov (40) no son tan categóricos en sus deducciones y aunque nos hablan de los frisones y de sus relaciones comerciales con Escandinavia se limitan a transcribir las noticias aportadas por Plinio, situándolos en la actual tlolanda, entre los ríos Weser y Schelde, con el nombre de cnauchernos. Los datos aparecidos en las obras de estos dos historiadores daneses se reducen a describir el adentramiento de los frisones por tierras ribereñas del Rhin y recalcan la importancia comercial de este pueblo aprovechado por Carlos Martel como intermediario en las relaciones con los eslavos.
Sajones, anglos, frisones y jutes protagonizaron las invasiones germánicas en ~retaña. Nos resulta difícil averiguar las causas de esta importante expansión marítima protagonizada por pueblos escandinavos. Sólo podemos afirmar que hubo progresos en la técnica de navegación y en la construcción naval sin alcanzar un perfeccionamiento importante. Se conserva. un modelo de navío de la época encontrado el año 1864 en Nyda , en la costa báltica de S0nderjylland (Dinamarca) el cual presenta ya una innovación importante como es la superposición de planchas de madera sujetas con clavos de hierro. Pero su tamaño reducido (33 m de largo por 3.2? de ancho), quilla pequeña, pilotaje a remo y carencia de mástil nos demuestra que en el siglo IV este tipo de embarcación quedaba muy lejos de los airosos y veloces navíos vikingos.
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A partir de la emigración de los anglos y jutes, los pueblos
escandinavos entran en lo que los historiadores llaman el "periodo épico". Las historias nacionales de estos pueblos aparecen re
flejadas en las sagas y dan origen a una rica e interesante producción literaria en lengua escandinava desde los años 400 al
900 de nuestra era, o en idioma inglés antiguo. Pero para el historiador presentan sólo un valor relativo. Como fuentes documenta
les son bastante tardias y no aparecen escritas hasta el siglo XI
y los manuscritos que han llegado hasta nosotros datan del siglo
XIII. Los manuscritos ingleses son anteriores, de los siglos X y XI. Los ciclos y periodos de las sagas escandinavas han sido y son
objeto de concienzudos y valiosos estudios criticas (41).
Los origenes de la literatura nórdica se remontan hasta los
temas aparecidos en las sagas, expresados y transmitidos por via
oral en forma de poesia heroica. Si en un principio los temas de
esta literatura heroica escandinava se basan en el ciclo de Atila
y de sus contemporáneos,-común a toda la literatura épica germá
nica-, luego toman un carácter nacional y se dedican a cantar las
gestas, bien que de forma mitica, de los héroes daneses y suecos.
Un gran inconveniente para los filólogos es el hecho de no haber
llegado hasta nosotros los ciclos, descritos en las sagas, en lengua original. Un ejemplo caracteristico es el de la epopeya dane
sa conocida solamente por las traducciones en prosa que de ella se hicieron, y sobre todo por los hexámetros latinos del más gran
de de los historiadores escandinavos, Saxo Gramaticus (42).
El problema que aparece ante el historiador es el del valor histórico y el de la credibilidad de las sagas. Es evidente que
todos estos poemas tardios no pueden describir con exactitud la sociedad escandinava y sus costumbres de los siglos V al IX. Sin
embargo, apreciándolos desde un punto de vista más general encon
traremos en ellos elementos topográficos y noticias de personajes
reales que posteriores estudios históricos y sobre todo descubri
mientos arqueológicos nos inducen a aceptarlos como válidos (43).
Aunque no estoy de acuerdo con algunos historiadores escandina
vos (44) que intentan reconstruir toda una cronologia de reyes y
de hechos basándose en dichas fuentes, tampoco me es posible re
chazarlos por completo y negarles interés histórico. Si las fuentes conocidas nos impiden establecer un estudio
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completo y sistemático de la sociedad escandinava durante el periodo épico, los recientes descubrimientos arqueológicos nos permiten ver con más claridad en este mundo de tinieblas que los historiadores tienen ante si. La numismática nos ayuda a compr~nder cómo la variedad de monedas aparecidas en Escandinavia se debe, sin duda, al intenso intercambio comercial entre los pueblos del área del Báltico y los del sur de Europa que pueblan toda la costa mediterránea hasta el oriente bizantino (45).
Todos los historiadores coinciden en calificar los dos siglos precedentes a la expansión vikinga como el periodo más oscuro de la historia de Escandinavia. Por suerte, el Codex Regius,aparecido en Islandia en 1643, nos permite, a pesar de sus importantes lagunas, conocer con bastante detalle las creencias religiosas y mitológicas de los pueblos escandinavos. Aunque esta fuente, conocida también bajo el nombre de Cantos de la antigua Edda (46), se remonte sólo hasta el año 1270 tiene un valor inestimable para el conocimiento de ciertos aspectos de la historia de Escandinavia, sobre todo por aparecer en ellos noticias de una mitologia más propia del área escandinava que de los pueblos germanos en general. Aparecen los grandes dioses mitológicos nórdicos Odin, Thor, etc., y los nuevos hallazgos arqueológicos han servido para mostrarnos el verdadero emplazamiento de sus santuarios (47).
Moviéndonos en un terreno muy dificil para poder sacar conclusiones válidas, dada la falta de documentación suficiente, se puede, sin embargo, presentar un cuadro más o menos aproximado del estado de la cuestión y establecer las coordenadas necesarias que un dia nos servirán para completar el cañamazo histórico de la influencia de Escandinavia en el mundo altomedieval europeo. Es necesario prufundizar más en el estudio de los pueblos escandinavos en la época que va desde los últimos siglos anteriores al principio de nuestra era hasta los dos primeros siglos de ésta.
Hoy dia podemos afirmar que en el siglo III asistimos a una reorganización del mundo escandinavo-germánico. Aquellas confederaciones citadas por Plinio,de carácter más cultural que politico, se habian disgregado. A partir de finales del siglo II aparecen otras formaciones de pueblos de carácter eminentemente militar. Con anterioridad al siglo V, varios movimientos de pueblos mal
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conocidos cambiaron la faz de Escandinavia meridional. Han desa
parecido las antiguas tribus de cimbrios, teutones y chauchernos,
han emigrado los érules de las islas danesas y sobre sus ruinas han aparecido los jutes y los daneses, mientras que piratas pro
cedentes de las costas danesas y de Germanía infestan desde el
año 285 las zonas marítimas nórdicas de la Galia, Bretaña y España hasta la Bética. Durante esta época, la civilización de es
tos pueblos es compleja y variada. Los germanos de la estepa,(go
dos y tribus vecinas), germanos del bosque, (la mayor parte de
las tribus que habitaban en la Alemania actual), germanos del mar,
(sajones, frisones, daneses, etc.), presentan géneros de vida muy diferentes. Hacia el siglo V, en las lenguas germánicas aparecen
variantes muy notables que hacen casi imposible su comprensión
entre los mismos pueblos originarios de los territorios aludidos,
y sólo dos lenguas empiezan a fijarse en una tradición escrita: el nórdico, que se escribe con caracteres rúnicos, -los germanos
del continente no adoptarán la escritura rúnica hasta el siglo
VI-, y el gótico, que gracias a la influencia del obispo Ulfila
(hacia 311-383), se convierte en lengua literaria, sobre todo en
la traducción del Nuevo 'l'estamento, y utilizando un alfabeto inspirado en el griego adquiere el rango de lengua cultural, aunque
desaparecerá pronto hacia finales del siglo Vl. Los demás dialectos tendrán que abrirse camino poco a poco, con grandes cambios
lingüísticos, hasta conseguir el estadio de lenguas literarias.
No existiendo coherencia lingüística entre los pueblos escandinavo-germánicos, ¿se puede hablar de unidad religiosa? 'l'am
bién aquí la solución del problema se nos presenta muy difícil.
Empezamos por desconocer el culto de un pueblo tan esencial como
era el godo y tan apenas nos han quedado fuentes sobre el perio-
do que va desde Tácito hasta el establecimiento de las primeras
misiones cristianas. Sin embargo, podemos aceptar un panteón co
mún de divinidades formado a lo largo de diversas etapas cronoló
gicas. Con respecto a la mitología sólo nos ha llegado la versión escandinava escrita en el siglo XIII, (Edda en verso, comentada por
la Edda en prosa), del islandés Suo;ri Sturluson. Las grandes figu
ras divinas son: Wothanaz, -Wotan, Odhinn-, dios de la magia y de
la victoria; Tiuz, -Ziu, Tyr-, dios del derecho y de las asambleas.:, Thunraz, -Donar, Thorr-, dios del rayo; Njordhr, divinidad de la
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guerra y de la fecundidad (forma nórdica) que Tácito la presenta como la diosa Nerthus, y por último la divinidad Freyr. ¿~ué influencia tuvieron estas divinidades entre los invasores del Imperio? Sólo sabemos que habían sido incorporadas a los vocablos que sirvieron para designar los nombres de los días de la semana.En cambio, conocemos muy poco del culto y ritual: sacrificio masivo por inmersión de los prisioneros de guerra con sus armas después de una victoria, -práctica confirmada por los relatos de guerra de los cimbrios y atestiguada por los descubrimientos arqueológicos en Dinamarca-, procesiones con carros sagrados y algunas prácticas adivinatorias o propiciatorias. El paganismo entre los germanos meridionales era poco firme y se encontraba en periodo de decadencia en víspera de las invasiones, no así entre los suecos, daneses y sajones que todavía después del siglo VIII practicaban un culto nacional con santuarios centrales.
La vida económica entre estos pueblos era muy dispar. Todos los germanos conocían la agricultura sedentaria, aunque los frisones y sajones, cuyas casas se encaramaban en colinas en medio de húmedas planicies, se dedicaban con preferencia a la ganadería bovina. Los germanos del bosque practicaban sobre chamiceras un cultivo más o menos rotativo, sin duda organizado colectivamente. Los de la estepa, que vivían en poblados y conocían la agricultura, se dedicaban con preferencia a la cría de ganado, en especial el caballar.
Muchas de los términos empleados por los escandinavo-germánicos en el comercio, transporte o medidas fueron tomados del latín: (del latín caupo =danés k0be, all., kaufen; lat., aureus = danés~' etc.). A pesar del gran número de monedas romanas que penetró en Escandinavia no se logró implantar un sistema de cambio monetario ya que hasta muchos siglos después se seguirá usando el ganado como patrón de valor juntamente con barras y anillos de metales preciosos. En cuanto a aglomeraciones urbanas, en Escandinavia no existían ciudades, viviendo la población en peque
ñas agrupaciones humanas. Poco es también lo que conocemos de la estructura social de
estos pueblos, lo que nos impide afirmar que en algunos de ellos existiera una nobleza junto a la familia real. Los hombres libres, los guerreros cuya muerte violenta obligaba al pago de la campen-
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sación más elevada, formaban la base de la sociedad escandinavogermánica. Por debajo de los hombres libres, que en algunas tribus no constituian la mayoria de la población, existia una clase numerosa de "semilibres" cuyo origen procedia de los pueblos vencidos. Habia también numerosos esclavos, con preferencia cautivos, tanto domésticos como asignados al cultivo de la tierra. Durante el siglo IV, ciertos ciudadanos romanos implantados en la sociedad escandinavo-germánica constituyeron un factor humano muy importante en algunas tribus, cuyo ejemplo más significativo es la ascendencia capadociana del apóstol de los godos, Ulfila.
En todos aquellos pueblos, ya tuvieran una organización monárquica o republicana, el objetivo fundamental del Estado fue
de orden militar, y las solas subdivisiones sólidas eran las del ejército. La jerarquia social descansaba en la institución guerrara, la "comitatus" latina, por la que grupos de jóvenes guerreros de probada fidelidad quedaban unidos a sus jefes.
Debo confesar que me encuentro ahora en el momento más escabroso de mi estudio. Consecuente con la afirmación anterior de que los dos siglos que preceden a la expansión vikinga, -mitades del siglo VI a mitades del VIII-, corresponden al periodo más oscuro de la historia de Escandinavia, me impiden hacer un estudio de la sociedad n6rdica en esta época y no puedo precisar con detalle las instituciones que de manera directa o por pueblo interpuesto, -en este caso los germanos del continente-, influyeron en la génesis del Feudalismo. A veces el historiador debe recurrir a hipótesis en espera de que nueva documentación o nuevos hallazgos arqueológicos le den la razón. Esto es lo que han hecho los autores que han historiado este periodo. A algunos hay que desecharlos por sus arriesgadas conclusiones emitidas, a mi juicio, muy a la ligera. Otros merecen más credibilidad. Es el caso de Musset cuando afirma que "hasta tiempos muy avanzados de la época de los vi
kingos, la organización politica de Escandinavia descansaba sobre los mismos principios que en Germania en el momento anterior a las grandes invasiones" (48), y para afirmar esto se apoya en el testimonio de los historiadores del Derecho (49).
Por estos autores sabemos que en tiempos de paz la autoridad de los poderosos descansaba en su influencia social y en el número_ de fieles. Los reyes gozaban además del prestigio religioso, pero
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el verdadero poder lo detentaban las asambleas locales de hombres libres, -thing, en Escandinavia, mahal, en Alemania, mallus = latín-, celebradas al aire libre con regularidad periódica. En cambio, en tiempos de guerra los jefes hereditarios o elegidos.tenían un poder casi absoluto con la sola condición de respetar ciertos derechos elementales, como el de los soldados en la parte del botín. En los primeros siglos de nuestra era, el mundo escandinavo, Sajonia y ciertos pueblos anglo-sajones presentaban una estructura propia de sociedad en tiempos de paz. En cambio, la mayor parte de los estados implantados en territorio romano lo habían hecho mediante conquista y tenían una estructura característica de pueblos en armas. La monarquía y pueblo merovingios, -en los albo-res del Feudalismo en Francia, cuando el mallus detentaba un poder real importante, a la vez que el poder del monarca era considerable-, hay que situarlos en la conjunción de estas dos sociedades descritas. Hay que tener presente que la Francia merovingia no es la creación de un solo pueblo franco. Los merovingios, a mediados del siglo VI, recogieron la herencia del reino burgundio y la continuaron con todo vigor sin atentar contra la idea de "nacionalidad" burgundia. La aristocracia de este pueblo siguió detentando los puestos claves del Estado entre los merovingios.
Conviene hacer incapié en esta herencia burgundia para ayudar a despejar la incógnita sobre la influencia escandinava en la génesis del Feudalismo francés. Los burgundios, -o burgondiones (50)-, aparecen en el siglo I en la región del Báltico como un elemento del grupo de los "vindili". Después penetran en el interior, hacia el medio Vístula. Por su lengua y costumbres se puede apreciar que es un pueblo de origen escandinavo. Su dialecto óstico se parece mucho al gótico, y sus tradiciones, recogidas posteriormente, se remontan a una isla llamada "Scandinavia" (51). Muchos nombres escandinavos son análogos a la toponimia burgundia: el país de Borgund, en el Sognefjord (Noruega), y sobre todo la isla danesa de Bornnolm,llamada Borgundarholm en el siglo XIII.
No entraré aquí en el estudio de las etapas de la invasión burgundia desde el Báltico hasta la Galia romana, pues-existen a este respecto trabajos científicos de reconocido mérito (52), aunque pienso que el día que conozcamos mejor las formas de vida y
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costumbres, y sobre todo la estructura politica de este pueblo cuando vivia en Escandinavia, habremos dado un gran paso en el estudio de la génesis del Feudalismo europeo.
Basándonos en la hipótesis ya apuntada por Musset, nos bastará recordar que toda la sociedad germánica tenía su base fundamental en la familia y en la prolongación de la sippe, en la misma linea de naturaleza que la "gens" latina y la "genos" griega, esto es, constituida según las normas del parentesco agnaticio (53). La estructura en sippes llegó a alcanzar una gran significación militar y agraria, y en todos los órdenes jurídicos, pero no rompió la idea política general del Estado (54). Esta idea de ESTADO tardó mucho en abrirse paso y, cuando lo hizo, la sippe no influyó en su creación sino en cuanto había un jefe militar que tenía o se arrogaba el derecho de conservar el poder para sus descendientes directos.
El Estado germano no será de tipo familiar pero sí es cierto que la idea errónea de la patrimonialidad del reino, tan fuerte
entre los visigodos y merovingios,es bastante germánica y se parece mucho a la tutela o poder paterno (munt) del jefe de familia.
La historia de los germanos hasta su irrupción en Occidente adolece, como ya he dicho, de una gran falta de noticias (55). Muchos problemas nos son aún prácticamente desconocidos. Tácito nos describe ya una monarquía hereditaria pero no absoluta, aunque los pueblos por él descritos no se encuentran en el mismo estado de evolución que en el siglo IV, aparte de que sus datos no pueden
ser generalizados (56). Lo que parece más seguro es que en épocas de guerra, con rey
o sin él, se elige a un "dux" con poderes supremos según el principio de la autoridad personal, de tanto arraigo posteriormente. El principio de autoridad se va fortaleciendo durante las invasiones en detrimento de la antigua nobleza bastante poderosa.Con todo hay una fuerte tendencia a la independencia personal.
Es normal que este fortalecimiento progresivo de la monarquía en favor del simple "dux" se dé durante las invasiones pues es el jefe el que conduce al pueblo y el que pacta con el enemigo. En un momento determinado el viejo monarca se borra ante el "dux" militar.
Otra consecuencia de las invasiones fue que siendo un pueblo
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entero en movimiento no sólo eran las clases superiores las que luchaban sino todos en general. Incluso nada prueba que el "dux" fuese un noble. Luego la organización cambiaría por completo y lo mismo que se destruiría la monarquía tradicional se difuminaría la vieja estratificación de la sociedad (57).
Entre los germanos, el lazo de relación personal es muy importante y fuerte puesto que llega a entrañar la carencia de una verdadera organización política. Su naturaleza es fundamentalmente distinta, a lo que contribuye el fuerte sentido democrático de estos pueblos que, en circunstancias normales, depositan los poderes supremos en las asambleas y no en el rey.
Una segunda diferencia con Roma es la de que estos lazos no tendrán entre los primitivos germanos una razón esencialmente económica, sino político-militar. A pesar de la inclinación a la independencia personal, propia de tribus más o menos errantes y de concepciones políticas restringidas, en el ambiente militar la dependencia de un jefe victorioso y de prestigio es algo considerado como un honor. Es lo que se llama gesinde o Gesellschaft ("comitatus" latino)(58). Según sus usos, el jefe premiará con los medios a su alcance y alimentará a sus "comites" que, por su parte, se comprometen a seguir en paz y en guerra a su caudillo, a defender su vida y a morir por él.
Es l'1ontesquieu el primero que ve en este "comitatus" un origen directo del Feudalismo y por ello escribe: "Chez les germains il y avait des vassaux". En general los grupos seguidores no se mantienen sino en tiempo de guerra. Después de la campaña el jefe les premia con la framea, un caballo y armas ••• , pero nunca se les concede la propiedad de una tierra. El "comitatus" tampoco constituye en ningún momento un principio de organización política (59). Este vasallaje que quiere l'1ontesquieu no tiene ninguna concomitancia con el medieval, pero es cierto que a cada paso encontramos huellas de germanismo en las relaciones personales que mantienen las clases sociales en la época del Feudalismo.
En cuanto a la posesión de la tierra, lo poco que de la cuestión sabemos hoy está recogido en fuentes demasiado antiguas como para juzgar por ellas la organización de los bárbaros del siglo IV. César nos dice que no existe la propiedad privada de la tierra, pero Tácito habla ya de una explotación agraria organizada
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con existencia de propiedades individuales a pesar de haber asociaciones agrícolas (markgenossenschaften). Quedan indivisas los allmende o tierras comunales de pastos y bosques,como ocurrirá en las zonas donde el asentamiento se verifique por el método de la "hospitalitas".
Según afirma Jacques Ellul (60), en el siglo II los cultivos eran sacados a suertes anualmente entre las sippes y los jefes repartían los lotes entre los hombres. La propiedad es aún, pues, colectiva pero en fase de evolución hacia la individual y con fijación de las zonas de cultivo.
Nos encontramos ahora con un fenómeno peculiar: la sippe se vuelve sedentaria mientras que el cultivo de las tierras adopta una forma nómada, es decir, cambiante. Seguramente la asignación de tierras entre las sippes se iría estabilizando poco a poco,convirtiéndose en asignaciones fijas, perdiéndose así la costumbre de la repartición anual. Se establece entonces la propiedad fami
liar y el jefe no puede alienar la propiedad sin la autorización de todos los miembros de la familia. Tampoco puede trasmitirla a un extraño por testamento ni donarla en dote al marido de la hija que se une en matrimonio (61).
El estudio de las Instituciones de los bárbaros, y sobre todo del encuadre jurídico de estas sociedades, nos ayudará a establecer analogías y diferencias entre romanos y germanos. El Breviario de Alarico,de 506, del Estado visigodo; la Lex Romana Burgundionum, de principios del siglo VI, de los burgundios; el Edictum Theoderici, de la misma época, de los ostrogodos, y la Lex Romana Curiensium, del siglo VIII, de los recios, se basan en el derecho "vulgar" recogido en la codificación de Justiniano y están redactados en latín. En cambio, en la Ley Sálica de los francos y en el Edicto de Rotario de los lombardos se encuentran aspectos más arcaicos. Desconocemos el derecho germánico de los vándalos, y en cuanto a las otras leyes de los bárbaros: Ley Ripuaria, Ley de los 'l'uringios, Ley de los Francos Cnamaros, son legislaciones secundarias de los siglos VII, VIII y IX, mientras que las de los alamanes y bávaros: Pactus Alamannorum y Lex Bajuvariorum se redactaron cuando estos pueblos habían perdido su independencia.
Basándonos en las leyes más antiguas de estos textos, encontramos que en todos ellos existe un "espíritu" común de derecho
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bárbaro, caracterizado por las siguientes características: proce
dimiento único oral y formalista, personalidad de las leyes, importancia de la conjura y de la ordalia, tasificación de las com
posiciones pecuniarias (wergwld), solidaridad familiar, etc. Huchos de estos rasgos aparecerán en el derecho escandinavo, r'edac
tado a partir del siglo XII y lejos de toda influencia de Roma.
C O N C L U S I O N E S
Nos resulta fácil apreciar el abismo que separa al mundo es
candinavo-germánico de la sociedad romana. El primero se nos presenta animado de un dinamismo singular, aunque de tipo rural, ca
si inculto y sin una verdedarea organización estatal, mientras que la segunda, si bien bastante decrépita, se asienta en ciudades im
portantes y está basada en un derecho escrito, a la vez que some
tida desde la época de Diocleciano a la autoridad abrumadora de una burocracia totalitaria. En definitiva, la sociedad germánica
del siglo V representa la continuación de una estructura social que los romanos habían encontrado y destruido a principios de nues
tra era en la Galia, España y en la regiones del Danubio, a todas
luces más arcaica y rudimentaria que la herencia legaaa a Roma por
el mundo greco-oriental. Por lo que respecta a las invasiones escandinavas en el Impe
rio romano, una de sus más importantes consecuencias fue la destrucción de la Romanía, con unidad lingüística, cultural y políti
ca, que los romanos habían establecido en Occidente. El germanis
mo logrará infiltrarse en este edificio tambaleante, -no logrará
derribarlo-, mediante la adopción de compromisos diversos en las distintas regiones. Por eso no podemos hablar de un germanismo integral sin residuos o influencias latinas, ni de una romanidad in
tacta sin intromisiones germánicas. Así pues, a partir de esta época la civilización europea, en proporciones variables, será la heredera del legado de Roma y de los escandinavo-germánicos.
La influencia escandinava dependería de la densidad y empuje
de sus establecimientos en el Imperio romano durante las primeras generaciones que siguieron a las invasiones. Allí donde las distancias que separaban los dos mundos fueran menores, o en aquellos lugares en los que la desorganización de las estructuras romanas permitieran la colonización directa de la tierra, el elemento es-
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candinavo arraigaría con más intensidad y su preponderancia militar, -aunque no social y política-, intentaría eliminar los elementos romanos. En cambio, allí donde la osatura social romana se mantendría con más o menos vigor,los conquistadores escandinavos s6lo podrían establecer pequeñas colonias no permanentes que permanecerían independientes por poco tiempo hasta ser aniquiladas o integradas por los mismos romanos o por otros pueblos invasores. Sin duda, estas colonias integradas jugarían más tarde un papel local importante en la preparaci6n del terreno a futuras invasiones (62).
Por el momento no podemos afirmar la existencia de una influencia real escandinava en la génesis del Feudalismo europeo. S6lo cuando aparezcan estudios más completos sobre la existencia en Escandinavia de la propiedad privada o de comunidades agrarias; sobre el origen, desarrollo e influencias de la "centena" en los diversos pueblos n6rdicos, -su influencia fue diferente entre los godos, francos y escandinavos-; sobre influencias celtas, o no, en el origen del "comitatus" latino; sobre la existencia de factores escandinavos en las formaciones militares privadas en Germania y Roma durante el Bajo Imperio; sobre la autoridad real de los monarcas escandinavos y sobre las relaciones personales de dependendencia de sus fieles, -si es que las hubo-, y en especial, sobre el carácter de estas relaciones de dependencia, entonces habrá llegado el tiempo de revisar los conceptos actuales en los que se basan los historiadores para estudiar la génesis del Feudalismo.
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N O T A S
(1) E. WESSE: The Scandinavian Comunity of langpage, en Le
Nord, IV, 1941, pp.221-236; D.A. SEIP: Norden; Samh0righet og Sprakutvikling, Oslo, 1931; P.SKAUTRUP: Det danske Sprogs Historie, 1-II, Copenhague, 1944-1947; E. WESSWN: Svensk Sprakhistoria,
2 vols.Estocolmo, 1943. (2) L. MUSSET: Les Peuples scandinaves au Moyen Age, París,
1951, pp.7-8 y l-45; Obras importantes son también: ALLEN MAWER: Early Scandinavia, en el Cap.:The Vikins, de Cambridge Medieval History, T.III, pp.307-310; tlENRY HUBERT: Les Germains, París,
1952, pp.94-ll8, y 160-183, 297-319; ROBERT LATOUCHE: Les grandes invasions et la crise de l'Occident au ve siecle, París,l95l,
pp.l-26; F. LOT: Les invasion barbares, París, 1937, pp.ll7-196. (3) Véase: JOHANES BR0NDSTED: Danmarks Oldtid, 3 vols., Copen
bague, 1957-1960; Ibid: De reldste Tider. Indtil ar 600, Politikens Forlag, Copenhague, 1969, pp.ll-42; GEOFFREY BIBBYS: Spadens Vidnesbyrd, Arhus, 1957; H.C.BROHOLM: Danmarks Bronzealder, 4 vols., Copenhague, 1943-1949; P.V.GLOB: Mosefolket, Copenhague, 1965.
(4) "Scanza insula, quasi officina gentium, aut certe velut vagina nationum", en Getica,IV,p.25. He consultado la edición inglesa: The Gothic History of Jordanes (in English version with and introduction and commentary by CHARLES CHRISTOFER MIEROW, Princeton University Press and Oxford University Press, 1915); F.LOT: Les invasion barbares, op.cit., p.117.
(5) Vide el cap. de J.BR0NDSTED: De forhistoriske Minder, en la obra de STRUCKrillNN, JESSEN y HJERL-HANSEN: De danske Heder, T.I., Copenhague, 1943.
(6) P.V.CLOB: Helleritsninger i Danmark, en Jysk Arkreol. Selskabs Skrifter, f.VII, 1969; JOHANNES BR0NDSTED: De reldste Tider, op.cit., pp.203-344.
(7) P.F0SSING: Pytheas og Ravlandet Abalus, en Aarb0ger for Nordisk 01dkyndighed og Historie, Copenhague,l943, pp.l74-182.
(8) G. EKHOLM: On Romarnes Handels pa Nordeuropa, en Fornvannen, XXX, 1934, pp.349-365; Ibid: Zur Geschichte des romisch-Ger-
28
manischen Jiandels, en Acta Archeologica Scandinavica, Copenha.gue, T. VI, 1935, pp.49-98; D.B. SADDING'l'ON: Roman Attitudes to the gentes of the Nord, en Acta classica, IV, 1961; K. CRIST: Romer und barbaren in nohen Kaiserzeit, en Sreculum, X, 1959: M. CARY: The Frontier Policy of the Roman Emperors down to A.D. 200, en Acta classica, I, 1958; M.WHEELER: Les influences romaines au
dela des frontieres impériales, Paris, 1960; L.HARMAND: L'Occident Romain, Paris, 1960; M.P. CHARLESWOR'l'ti: Trade routes and Comerce of the Roman Empire, 2a. ed., Cambridge, 1962.
(9) JOHANNES BR0NDSTED, op.cit., pp.347-449; G.HATT: Prehis
toric fields in Jylland, en Acta Archeologica, T.II, Copenhague, 1931¡ pp.ll7-l58; Ibid: Landbrug i Danmarks Oldtid, Copenhague, 1937; lbid: Oldtidsagre, Copennague, 1943; A.W.BR0GER: Jernet og Norges eldste 0konomiske historie, en Vidensk. Akad., II, Oslo,
1940. (lO) JOHANNES BR0NDSTED, op.cit., 509-512; F.ASKEBERG:Norden
och Kontinenten i gammal tid, Uppsala, 1944, pp.38-94; O. VON FRIESEN y A. B&KSTED: Runerne, deres historie og brug, en Nordisk Kultur, VI, Copenhague, 1943; L.JACOBSEN y E. MOLTKE: Danmarks
Runeindskrifter, Copenhague, 2 vols., 1942; A.B&KSTED: Islands Runeindskrifter, Copenhague, 1942; THORKILD RAMSKOV: Normannerti
den, Politikens Forlag, Copenhague, 1969, pp.76-84; M. OLSEN dirigió a partir de 1914 las publicaciones sobre la escritura rúnica: Norges indskrifter indtil Reformationen: I. Norges indskrifter med de reldre runer; II. Norges indskrifter med de yngre runer; En Suecia, E. WESSEN comenzó en 1940 la publicación titulada: Upplands runinskrifter; EUGENE LOZOVAN: Varegues, Roméens et le lion du Pirée, en Revue Romane: Mélanges Poul H0ybye, T. ·III, Fascicules l-
2, Akademisk Forlag, Copenhague, 1973, pp.l5l-l56. (11) LUCIEN MUSSET, op.cit., p.l5 (12) E. SCHWARZ: Goten, Nordgermanen, Angelsachsen. Studien
zur Augliederung der germanischen Sprachen, Berna, 1951. (13) Véase E. JANSSEN: Histoire ancienne de la Mer du Nord,
2a. ed., (14)
(15) (16)
Bruselas, 1946. JOHANNES BR0NDSTED, op.cit., p.358. L. MUSSET, op.cit., p.l7.
.::;;R;.;:e""s---'"g""e""s-"t.;;;;rec...;::d;;::i"'"v-=i'--_;;A;.;;u.gu==s:...;t=i , en Monumen tum Ancyranum, ed. de GAGÉ, Paris, 1935.
29
(17) Ibídem, cap.26, p.l28
(18) De Chorographia, III,54. (19) Historia Natural, IV,96. (20) G. SCHÜTTE: Die Quellen der "Pt<:>lemaischen Karten von Nord
europa, en Beitrage zur geschichte der deutschen Sprache, XLI,l906, pp.l y ss.
(21) E.NORDEN: Die germanische urgeschichte in Tacitus Germa
nía, Stuttgart, 1959; ROBERT LATOUCHE: Les grandes invasions, París, 1946, pp.l3-35; JOHANNES BR0NDSTED: De reldste tider, op.cit.
pp. 373-401. (22) G.SCHÜTTE: The origen of the Cimbrian, en Acta Philol.
Scand., l930,pp.2l y ss; Ibid: Kimbrerne, en Scandia, l940,pp.227 y ss.; Ibid: Die Wohnsitze der Angeln und Kimbern, en Acta Philol.
Scand., 1920, pp.25 y ss. (23) L.WEIBULL: Upntackten av den Skandinaviska Norden, en Sean
día, VII, 1934, pp.80-l30; Ibid: Kimbrernas bopladser, en Scandia, XIII, 1940, pp.284 y ss.
(24) Zur Kimbern und Teutonenfrage, en Klio, XXII, l928,pp.97
y SS.
(25) De reldre tider, op.cit., pp.366-372. (26) G.KOSSINNA: Die Wandalen in Nordjütland, en Mannus, XXI,
1929, pp.232-255; KR.HALD: Angles and Vandals, en Classica Medirevalia, IV,l94l,pp.62-78; S. BR0NDUM-NIELSEN: 0navnet Sjrelland, en
Namm og Bygd, XX, 1932, pp.94-99. (27) Op.cit., IV,pp.25 y ss;y XVII, p.99; Véase N.WAGNER:Geti
ca.Untersuchungen zum Leben des Jordanes und zur frühen Geschich
te der Goten, Berlín,l967. (28) B.NERMAN: Ein Kristen mission pa Gotland, en Forvanen,
XXXVI, 1941, pp.3l-40; YRWING: Gotland under aldre medeltid, Lund,
1940. (29) Véase: Die Urheimat der Goten, Leipzig y Estocolmo,l948.
(30) G.SCHÜTTE:Nordens reldste Indbygernavne, en Nord.Hist.Tids
krift, IV,l920, pp.l y ss.; Respecto al origen de los angli (Tácito), situándolos en la costa oriental de Jutlandia y emigrados
luego a Inglaterra, véase: KR. HALD: op.cit., pp.62-78; H.JANKUP~:
Zur Frage nach der Urheimat der Angeln, en Zeitschrift der Ges. f. Schleswig-Holst.Gesch., 1943.
(31) Véase: T.E.KARSTEN: Les anciens germains, traduc. de F.
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MOSSÉ, Paris, 1931. (32) Para los anglos, véase la bibliografia de la nota ante
rior. Sobre los jutes, véase: G.SCHÜT'l'~: Our Forefathers, pp.307 y ss.¡ V.STARCKE: Danmark i Verdenshistorien, Copenhague,l946,pp. 83-99; A.C.BOUMAN: The Heroes of the fight at Finnsburh, en Acta Philol. Scand., X,l935, p.l30¡ R.H.HODGKIN: A History of the Anglo-Saxons, Oxford, 1933; J. CALMETTE: Le monde féodal, Paris,
1951, p.22. (33) L.WEIBULL: Skandza und ihre Volker in der Darstellung des
Jordanes, en Arkiv for Nordisk Filologi, XLI, 1925, pp.213 y ss.¡ K.MALONE: The identity of the Getae , en Acta Philol. Scand., IV, 1929-30, pp.84-90, y la réplica de E.WADSTEIN: The Beowulf poem as a English National Epos, ibid., VIII, 1933, pp.273-291.
(34) G.SCHUTTE: Daner og Eruler, en Danske Studier, 1927, pp. 65-74¡ E.WADSTEIN: Namnet Danmark, en Gotenborg Hogskolas Arsskrift, XXIV, 1918 y XXV, 1919; L.SCHMIDT: Geschishte der deutschen Stamme, I. Die Ostgermanen, 2a, ed., Munich, 1934, pp.558-559; Más bibliografia aparece en L.JACOBSEN: Danemarks Runeinskrifter, I, 1942, col.646 y 817-819, y en Schultz Danemarks Historie, T.I,Copenhague, 1941, p.384.
(35) En S0nderjyllands Historie, T.I., pp.lOl-107. (36) Über die Herkunft der Nordfriesen, en Kgl. Danske Videns-
kabernes Selsk. Hist.Filol. Meddel., XXX, 5, 1946. (37) Cfra. nota 35, pp.314-325. (38) L. MUSSE'l': op.cit., pp.22-26. (39) Op.cit., pp.365-66. (40) Op.cit., pp.65-67. (41) F.JONSSON:Den oldnorske og oldislandske Litteraturs Histo
rie, 3 vols., 2a. ed., Copenhague, 1920-192á; F.PAASCHE: Norges og Islands Litteratur indtil utgangen av middelalderen, Oslo, 1924; J.DE VIRES: Altnordische Litteraturgeschichte, en Gründris der germ. Philol. begr. von H. Paul 16, 2 vals., Berlin; 1941-1942; Existe una edición muy valiosa de las Sagas islandesas traducida por autores daneses, entre ellos: JOHANNES V.JENSEN,3 tomos, Copenhague, 1960. En Reykjavik se ha hecho una edición de 48 volúmenes de las Islendiga Segur. Los originales, después de ser guardados durante siglos en Copenhague, fueron devueltos a Isl'andia. En cambio, en Dinamarca existe una rica y variada colección de
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ediciones diplomáticas o fotocopiadas de los manuscritos depositados en la Biblioteca real por gentileza de la Kongelige Nordiske Oldskrift-Selskab.
(42) Véase: AXEL OLRIK: Kilderne til Saxos Oldhistorie, 2. vols. Copenhague, 1892-1894; Ibid: Danmarks Heltedigtning, 2 vols., Copenhague, 1903-1910¡ Ibid: The heroic legends of. Denmark, New-York, 1919; EUGENE LOZOVAN: Doina et saga. Paralleles épigues roumanoscandinaves, en Actes du 4e Congres des Romanistes Scandinaves dé
diés a Holger Sten, en Revue Romane, Numéro Spécial 1, Copenhague, 1967, pp.207-214¡El texto de la obra de Saxo ha sido editado por C.KNABE, P.HERRMANN, J.OLRIK y H. ~DER, Copenhague,l931; Un resumen de las sagas de tema danés aparece en la obra de THORKILD RAMSKOV: Normannertiden, 600-1060, op.cit., pp.ll-49.
(43) Destacan los trabajos de B.NERMAN: Studier over Svarges hedna litteratur, Uppsala, 1913; Ibid: Det Svenska rikests Uppkomst, Estocolmo, 1941¡ S.TUNBERG: Gotarnas Rike, Uppsala,l940¡ O.MOBERG: Svenska rikets Uppkomst, en Forvannem, Estocolmo,l944, pp.l58-186¡ O.JANSEN: Notes sur les premiers rois paiens de la Suede, en Rev. Etudes anciennes, XXVI, París, 1926, pp.243-253.
(44) N.C.LUKMAN: Skjoldunge und Skilfinge, en Classica et Medirevalia dissertationes, III, Copenhague,l943, p.173.
(45) G.EKHOLM: Gallisk-Sakandinavisk forbindelser, en Fornvan
~' Estocolmo, XXX, 1935, pp.l93-205; Ibid: Handelsvagarna mellem Skandinavien och det romerska riket, en Scandia, X, Estocolmo,l937, pp.l49-599; O. JANSEN: Notes sur le solidi romains et byzantins trouvés en Scandinavie, en Revue Numismatigue, XXV, París,l922, pp.33-48.
(46) Véase la traducción de MARTIN LARSEN en 2 vols.,l943-1946. (47) JOHANNES BR0NDSTED: De reldste Tider, op.cit., pp.512-514¡
THORKILD RAMSKOV: Normannertiden, op.cit., pp.255.26l y 323-329; Obras importantes son: H.SHETELLING y HJ.FALK: Scandinavian Arche
~' traducida al inglés por E.V.GORDON, Oxford,l937, y J. DE VRIES: Altgermanische Religionsgeschichte, 2 vols., Berlín, 1935-
1937. (48) L.MUSSET, op.cit., p.78. (49) Ibidem, pp.78 y 115
(50) En la bibliografía francesa, salvo en ALFRED COVILLE: ~cherches sur l'histoire de Lyon du Ve au IXe siecle, Paris.l928,
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aparecen con el nombre de "burgondes" = burgundios. Hay que desconfiar de la obra, anticuada ya desde su aparición, de RENE GUICHARD: Essai sur l'origine du peuple burgonde, De Bornholm vers la Bourgagne et les Bourguignons, París, 1965.
(51) Passio s. Sigismundi, en MGH, SS, Rer.Merov., II,333.Sin duda el texto está influenciado por Jordanes.
(52) Véase: MARCEL BECK: Bemerkungen zur Geschichte des ersten Burgundenreiches, en Schweizerische Zeitschrift für Geschichte, XIII, 1963, pp.430-534; MAURICE CHAUME: Les origines du duché de Borgogne, Dijon, 1925, 4 vols.; ALFRED COVILLE, op.cit; A. JAHN: Geschichte der Burgundionen und Burgundiens bis zum Ende der l. Dynastie, Halle, 1874, 2 vols.; G.KOHLER: Die Bekehrung der Burgunden zum Christentum, en Zeitschrift für Kirchengeschichte, LVIII,
1938, pp.227-243; FERDINAD LOT: Les limites de la Sapaudia, en Revue Savoisienne, LXVII, 1935, pp.l46-l56; P.E.MARTIN: Le probleme de la Sapaudia, en Revue suisse d'histoire, XVIII, 1933, pp.l83-205; •rrt. PERRENOT: La toponymie burgonde, París, 1942; HANS ZEISS: Studien zur den Grabfunden aus dem Burgunderich auf der Rhone, en Sitzungsber. der Bayer. Akad. der Wiss., Phil.-Hist.
Klasse, 1938. (53) F. COULANGES: La ciudad antigua, Madrid, 1945, pp.l37-l53. (54) J:lANUEL •rollliES en Historia de España, dirigida por R. Me
néndez Pidal, T.III, pp.9-l0. (55) Véase: L. MUSSET: Les invasions, les vagues germanigues,
Coll. Nouvelle Clio, 12, París, 1965; Ibid: Les invasions, le second assaut contre l'Europe chrétienne, París, 1971; M.BLOCH:Sur les grandes invasions, en Revue de synthese, 60, 1940-1945; Ibid: Les invasions, en Annales d'histoire sociale, 1945; HENRI HUBERT: Les Germains, París, 1952; Si bien la bibliografía sobre el tema es incompleta, esto no quiere decir que las obras apareci-das carezcan de interés. Son muy valioso.s los estudios de L.HALPHEN: Les barbares, París, 1940; J.R.LATOUCHE: Les Grandes Invasions et la crise de l'Occident au Ve siecle, París, 1946; F.LOT: Les invasions germanigues, la pénétration mutuelle du monde barbare et du monde romain, 2a. ed. París, 1945; Ciertos pueblos germanos han sido objeto de estudios monográficos. Para los alanos, véase: P.A.KUZNEZOV y V.K. PUDOVIN: Alany y zapadnoj Evropy y
epoku velikogo peresenelija narodnov, en Sovet. Arkheol., 1961,
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pp.79-95; El problema de las razas primitivas y de su supervivencia en los reinos bárbaros ha sido estudiado de una manera general por K.KIENAST: Studien über die franzosischen Volksstame des Frühmittellalters, Stuttgart, 1968, y sus consecuencias por E. EWIG: Volksstum und Volsbewusstsein im Frankenreich des 7. Jahrhunderts, en Settimane di studio., Spoleto, V, 1957, pp.587-648¡ Sobre los borgoñones, véase aRENÉ GUICAHRD: Essai sur l'Histoire du peuple burgunde, París, 1965, y a ODET PERRIN: Les Burgondes, Neuchatel, 1968¡ Sobre los visigodos: R. DE ABADAL: Del reino de Tolosa al reino de Toledo, Madrid, 1960. Una bibliogarfía selecta aparecerá en mi trabajo inédito: JOSE MARIA ALEGRE: Feudalismo.Anotaciones al estudio de génesis y desarrollo, pp.l80-
196·Sobre los vándalos véase: J.CARCOPINO, Profils de conguérants: Gen~éric et les vandales con uérants de l'Afri ue, Paris,l96l.
ide clfra. nota 21. (57) ROBERT LATOUCHE, op.cit., p.233 (58) J. ELLUL, op.cit., p.732. (59) Ibidem, pp. 630, 643 y 667. (60) Ibidem, p.642. (61) B.H. SLICHER VAN BATH: De agrariche geschiedenis van West
Europa (500-1850), Utrech-Anvers, 1960, pp.67-69; M. BLOCH: Champs et villages, en Annales d'histoire économigue et sociale, V, París, 1934, p.479; L. MUSSET: Les invasions, op.cit. T.I, París, 1965, p.85; P. COURCELLE: Histoire littéraire des grandes invasions germaniaues, París, 1948, p.?O¡ Concretamente esta norma es la Lex Burgundionum, X, 1,8 y en la Lex Wisigothorum, X,l,B.
(62) Merecen ser destacados los trabajos de: EUGENE LOZOVAN: De la mer Baltique a la mer Noire, in: F.Altheim - R. Stiehl, Die Araber in der alten Welt, Berlín, 1965, 2 vols., pp.524-554¡ Idem: Rurik et Dragol, en Revue des Etudes Romaines, París, 1965, pp.61-80.
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De seneste numre af RIDS
76. Henrik Prebensen: Prredikative relativsretninger i fransk grammatik.
77. E. Lozovan: D. Cantemir avant les "Lumieres".
78. Henning N0lke: Pragmatisk lingvistik i studiet af fremmedsprog.
79. Henrik Prebensen: Den franske opinion i 1940: Fyrre millioner pétainister?
80. J0rn Ivar Qvonje: Un emploi spécial du pronom roumain sine et le probleme de la particule ~·
81. Daniela Quarta: "La Traviata Norma". Espressioni formali di una minoranza nel movimento del '77.
82. José Alegre Peyron: IGLESIA: génesis del poder espiritual (siglos I al VI)
83. Bente Lihn Jensen: Tegnet 'si' pa moderne italiensk. Et indlreg i diskussionen om hvad 'si' er.
84. Oleg Koefoed: 'La Serrure' de Jean Tardieu. Essai d'analyse sémiotique.
85. Marianne Plum : Om artikelsyntaks ved landsnavne pa italiensk efter di og in.
86. Isabelle Durousseau et Ole Kongsdal Jensen: Perception des erreurs de prononciation.
87. Lis Glebe-M0ller: Hovedtrrek af. fransk-amerikanernes historie - en overset minoritetsgruppe i USA.
88. Barbara Melchior: Sagprosa-<malyse. 89. Eric Eggli: Histoire de temps.
90. Fran9ois Marchetti: Pour un supplément au dictionnaire fran-9ais-danois de Blinkenberg et H~ybye.
91. x 2+3xy: PK-grammatik. Et alternativ.
92. Eugene Lozovan: Cantemir: "Le panégyrique de Pierre le Grand".
93. Ole· Hjordt-Vetlesen: Forskelle og ligheder pa rumrenske sproglyd.
94. Vibeke Grubbe: Juan Goytisolo: Makbara (1980), en neoanarkistisk nomadeutopi.
95. Merete Grevlund: L'Amérique de Chateaubriand. 96. Henning N~lke: Udviklingslinjer inden for nyere adverbial
forskning, specielt roed henblik pa fransk. 97. Jules Lund: Fra handens til andens arbejde - og retur.
Linjen i Daniel Mothés forfatterskab fra 1954 til 80.
98. Lise Velschow: Brugen af den bestemte artikel ved possessiv i forbindelse med FAMILIEBETEGNELSER pa moderne italiensk.
99. Gretter Aggernres y Birgit Hansen: Lista de adjectivos que se construyen con ~ o estar en oraciones atributivas.
100. Michael Herslund: DATIV, en syntaktisk-semantisk analyse af á N strukturer pa fransk.
101. Lis Glebe-M~ller: Fra "le fran9ais fondamental" til "le niveau-seuil"
ATlAS-OlJICKA-S.KBH$ Un 4•
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