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FORTALEZAS PERSONALES: HALLAZGOS Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
CHARACTER STRENGTHS: RESEARCH FINDINGS AND STRATEGIES AT THE
SCHOLAR CONTEXT
Autor: Ahmad Ramsés Barragán Estrada
Resumen
El presente artículo expone una de las líneas de trabajo más prometedoras dentro de la Psicología
Positiva: las Fortalezas y Virtudes personales. Se hace una revisión conceptual de su clasificación
y los criterios de selección que se toman en cuenta. Asimismo, se presentan los hallazgos más
significativos en relación al tema y los avances alcanzados hasta la fecha. Por otro lado se
documentan y explican los hallazgos referentes a las Fortalezas personales en el ámbito de la
educación. Por último, se explican algunas de las estrategias más utilizadas en la educación en
diversas investigaciones, con el fin de cultivar su utilización en los entornos escolares y promover
así, el cambio de paradigma educacional.
Palabras clave: Psicología Positiva, Fortalezas personales, educación, estrategias de intervención,
ámbito educativo.
Abstract
This article provides one of the most promising work-lines within the Positive Psychology: the
character strengths. This paper exposes a conceptual revision about character strengths
classification and the particular criteria to identify each one. Also, we expose some promoting
research about this topic and some progress report. Following this, this paper reviews empirical
findings in education. Finally, we expose several strategies about character strengths used in
education in some studies, to promote their benefits at the scholar context and cultivating the
educational paradigm change.
Key words: Positive Psychology, character strengths, education, intervention strategies, scholar
context.
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De acuerdo con un gran número de investigadores en torno al fenómeno, el estudio de las Fortalezas
personales ha originado una nueva manera de hacer investigación psicológica y a la que se han
sumado cada vez más adeptos. Como estos mismos autores sugieren, la psicología realizó durante
años grandes esfuerzos para estudiar las diferencias individuales por separado y no como una
entidad colectiva de atributos (Linley, Maltby, Wood, Joseph, Harrington, Peterson, Park &
Seligman, 2007). Aprendíamos sobre la creatividad, el amor y la generosidad pero como variables
aisladas que no operan así en la personalidad del individuo. Con la propuesta de la Psicología
Positiva, este conjunto de atributos que forman parte de lo que llamamos carácter, fueron
introducidos a la comunidad científica como fortalezas y virtudes personales.
El proceso fue complejo y exhaustivo: en un primer momento, el estudio de las Fortalezas surgió
como antítesis de la psicopatología y los trastornos mentales incluidos en los diferentes manuales.
De hecho, en el Manual de Psicología Positiva (editado por Snyder & Lopez en el 2002), la
conceptualización de las Fortalezas personales se presenta como la contraparte del DSM
(Diagnostic and Statistical Manual). Finalmente de esta premisa es que surge el manual “Character,
Strengths and Virtues: A Handbook and Clasification”, que aparece por primera vez en el 2004 y
edita la Oxford University Press.
Sin embargo, esta presentación de los “rasgos positivos humanos” requería un sustento y situarse
en un contexto histórico que lo respaldara. Contrario a lo que sus detractores sostienen, el tema de
los rasgos “que están bien” en la persona cuenta con un largo pasado que es posible rastrear hasta
los orígenes de la filosofía con personajes como Aristóteles, Epicuro y otros. Tal y como los
creadores de este manual de clasificación explicaron, llegar a él requirió numerosas rondas de lluvia
de ideas entre ellos, búsquedas extensivas en la literatura (principalmente de psicología y filosofía),
la revisión de inventarios anteriores acerca de fortalezas y virtudes, la revisión de metas y objetivos
que persiguen los programas educativos en todo el mundo, así como la gama de programas sociales
que se relacionan con las fortalezas; un buen número de discusiones, reuniones y conferencias con
toda clase de participantes, y otras tantas estrategias (Peterson & Seligman, 2004). De lo anterior
surgieron una serie de “criterios diagnósticos” (siguiendo la línea del DSM) que debía cumplir una
fortaleza para ser considerada como tal. La siguiente tabla presenta los 12 criterios que deben ser
tomados en cuenta.
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Tabla 1. Criterios de selección de las Fortalezas y Virtudes personales (adaptada por el autor
de Seligman, Steen, Park & Peterson, 2005)
Criterio A qué refiere
Ubicuidad Es ampliamente reconocida por muy diversas culturas.
Satisfacción Contribuye a que el individuo se sienta pleno, satisfecho y le
permita construir su Felicidad.
Moralmente valorada Es valorada por derecho propio; como un medio y no como un fin.
Desvalorizar La expresión de la fortaleza no debe desvalorizar a otros.
Terminología opuesta Incluye su antónimo y que hace referencia a lo “negativo” en la
persona.
Rasgo deseable Es un rasgo individual demostrable de ser general y estable
(consistente).
Susceptible de
medición
Ha sido medido empíricamente con éxito por los investigadores y
como una variable propia.
Distinguible No redunda, se confunde o asemeja (conceptual o empíricamente)
con otras fortalezas personales.
Consensuadas Deben poder identificarse modelos, muestras consensuados de la
fortaleza en cuestión.
Prodigios Aparece prematuramente en algunos niños y jóvenes.
Ausencia selectiva No aparece o no se presenta en algunos sujetos.
Instituciones Es una meta intencional de las sociedades y establecen prácticas y
rituales para cultivarla.
De lo anterior podemos desprender su definición:
“ una Fortaleza es un rasgo deseable, general y estable en la personalidad del individuo, observable
a través de la medición, valorado por derecho propio y por la sociedad; considerado como un medio
para lograr un fin y contribuye a que la persona se sienta plena, satisfecha y capaz de producir
Felicidad”.
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De estos criterios y definiciones surgieron 24 Fortalezas personales enmarcadas en alguna de las 6
Virtudes principales. Cabe mencionar que a diferencia de un código de valores morales y éticos,
las Fortalezas y Virtudes personales no son dependientes de la cultura o de la sociedad en la que
uno está inmerso. Como recién hemos visto, más bien son recursos psicológicos con los que cuenta
el individuo y utiliza a su favor con tal de encarar los diferentes desafíos que le presenta la vida.
Aunque las Fortalezas están inmersas en la sociedad y ésta las cultiva a través de diversas prácticas,
las Fortalezas y Virtudes personales son capaces de volverse estrategias de afrontamiento, o como
Remor, Amorós-Gómez & Carrobles sugieren (2010), factores de protección contra la adversidad.
Dicho de otro modo y en relación al ámbito educativo, podemos cultivar la identidad nacional o la
solidaridad en los estudiantes; sin embargo, cuando enseñamos a cultivar y desarrollar Fortalezas
personales, también ayudamos a que los estudiantes descubran “para qué son buenos” aún antes de
completar el curso; qué saben hacer bien, con qué habilidades cuentan y al mismo tiempo, volver
eso una herramienta actual de afrontamiento y como factor preventivo y de promoción de la salud
física y mental. Son recursos con los que cuenta el sujeto y en los que una sociedad intenta o no
inculcarlos para perpetuar sus tradiciones y bagaje cultural.
Cabe destacar, a su vez, que las Fortalezas y Virtudes personales son distintas a lo que
habitualmente llamamos “talentos”. Como bien señala Margarita Tarragona (2013) al respecto,
muchas de las veces los talentos son automáticos y se dan por descontado (tiene buen oído o es ágil
por naturaleza). Sin embargo, las Fortalezas tienen más que ver con nuestra convicción y deseo de
realizarlas. Así, decidimos ser más curiosos, optimistas o justos.
En relación a las Virtudes que aborda la Psicología Positiva, se distingue que éstas han sido
valoradas por distintas culturas a lo largo de los siglos y por consenso son comúnmente aceptadas
por filósofos y pensadores religiosos (Martínez, 2006). En este sentido, hablamos de virtudes
universales. Las 6 Virtudes que engloban las 24 Fortalezas personales son:
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Tabla 2. Clasificación de las 6 Virtudes y 24 Fortalezas personales (Peterson & Seligman,
2004)
1. Sabiduría y conocimiento. Fortalezas cognitivas que promueven la adquisición y
uso del conocimiento.
Creatividad: pensamiento nuevo y productivo de hacer las cosas.
Curiosidad: interés sobre cualquier experiencia a la mano.
Apertura de mente: pensar en todas las cosas de manera profunda y desde
cualquier ángulo.
Amor al aprendizaje: desarrollar nuevas destrezas, temas y cuerpos del
conocimiento.
Perspectiva: ser capaz de proporcionar consejos con sabiduría para otros.
2. Coraje. Fortalezas que acompañan el deseo de cumplir las metas y ante cualquier
adversidad.
Autenticidad: decir la verdad y presentarse a uno mismo de forma genuina.
Valor: no intimidarse ante la amenaza, el reto, la dificultad o el dolor.
Persistencia: terminar lo que uno empieza.
Vitalidad: aproximarse a la vida con excitación, ilusión y energía.
3. Humanidad. Fortalezas interpersonales que implican “ofrecer y ser amistoso”
con los demás.
Bondad: hacer favores y buenas acciones a otros.
Amor: valoración de las relaciones cercanas con otros.
Inteligencia social: ser consciente de los motivos y sentimientos personales y de
los demás.
4. Justicia. Fortalezas cívicas que sostienen la vida en comunidad saludable.
Justicia: tratar a todo el mundo de la misma forma de acuerdo a las nociones de
justicia e igualdad.
Liderazgo: organizar actividades grupales y conseguir que se lleven a cabo.
Trabajo en equipo: trabajar bien tanto como miembro de un grupo como en
equipo.
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5. Templanza. Fortalezas que protegen contra los excesos.
Capacidad de perdonar: perdonar a aquellos que nos han hecho daño.
Modestia: permitir que los logros personales hablen por sí mismos.
Prudencia: cautela acerca de nuestras decisiones; no hacer o decir cosas de las
que después nos podríamos arrepentir.
Autorregulación: regular lo que siente y hace la persona.
6. Trascendencia. Fortalezas que crean conexiones con nuestro universo y nos
proveen de significado.
Aprecio de la belleza y la excelencia: percibir y apreciar la belleza, la excelencia,
o la capacidad en todos los ámbitos de la vida.
Gratitud: ser consciente y agradecido por las cosas buenas que nos pasan.
Esperanza: capacidad para esperar lo mejor y trabajar para lograrlo y conservarlo.
Humor: gusto por reír y bromear; dotar de sonrisas a los demás.
Religiosidad: tener creencias coherentes acerca de un propósito superior y el
sentido de la vida.
Por último, ofrecemos un listado a manera de resumen de por qué es importante conocer, hablar y
desarrollar las Fortalezas y Virtudes personales:
Algunos hallazgos científicos
Apenas la conceptualización de las Fortalezas quedó hecha, surgió la imperiosa necesidad de
medirlas a través del uso del método científico. Apareció entonces the Values in Action Inventory
of Strengths (VIA-IS) que traducido al español llevó por título: Cuestionario VIA de Fortalezas
personales. Puesto a la disposición del público en general desde el 2001, las personas que lo han
contestado se suman ya por cientos de miles (Linley y cols. 2007) y se basa en un inventario de
240 reactivos en donde se mide la presencia gradual de cada una de las 24 Fortalezas (10 ítems por
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fortaleza). Utiliza una escala Likert que va de Totalmente de acuerdo a Totalmente en desacuerdo
y arroja un listado en orden de importancia de las fortalezas medidas1.
La utilización del inventario permitió emerger la investigación científica con valiosos resultados
que se siguen evidenciando hasta el momento. Por ejemplo, y como documentan Peterson y
Seligman (2003) en un estudio comparativo de las mismas Fortalezas antes y después del atentado
terrorista contra las torres gemelas en el 2001, la gratitud, la esperanza, la amabilidad, el liderazgo,
la capacidad de amar, la espiritualidad y el trabajo en equipo, se incrementaron significativamente
tan sólo un mes después de los sucesos del 9/11. Bajo esta dirección, también está el estudio de
Peterson, Park, Pole, D´Andrea & Seligman (2008) que al estudiar las Fortalezas como una función
de la historia de traumas (asaltos, enfermedades) y accidentes (desastres naturales) con peligro para
la vida, hay un buen número de Fortalezas que se presentan en mayor grado (componentes del
crecimiento postraumático discutido por Tedeschi & Calhoun, 1995; citados por Park, Peterson &
Sun, 2013).
Otra investigación, ahora del ámbito salutogénico, reportó que ciertas Fortalezas personales ayudan
a los individuos a recuperarse mejor de serias enfermedades, tales como la diabetes, el cáncer y los
padecimientos cardiovasculares. Así, practicar fortalezas como el aprecio de la belleza, la valentía,
la curiosidad, la justicia, el perdón, la gratitud, el humor, la amabilidad, el deseo de aprender y la
espiritualidad, permite predecir con seguridad la recuperación óptima de dichos pacientes
(Peterson, Park & Seligman, 2006).
Por otro lado, el ámbito educativo también se ve beneficiado por estos descubrimientos, pues cada
vez hay mayor evidencia de que ciertas Fortalezas predicen el adecuado rendimiento académico.
Dicho de otro modo, desarrollar en los estudiantes Fortalezas como la perseverancia, la capacidad
de amar, la gratitud y la esperanza u optimismo, es garantía de un mayor éxito y aprovechamiento
académico (Park & Peterson, 2009). Adicionalmente, la práctica de las Fortalezas y Virtudes
personales se asocia con una mayor satisfacción en el colegio; es decir, los estudiantes logran
sentirse más satisfechos con el ambiente educativo en el que están inmersos y lo que aumenta la
probabilidad de obtener mayores resultados en el aprendizaje.
1 El Cuestionario VIA de Fortalezas personales está disponible sin costo desde la página:
www.authentichappiness.org o en www.viastrengths.org
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Lo anterior se explica en razón del nuevo modelo educativo que impera en la mayoría de las
sociedades actuales: en vez de etiquetar a los estudiantes con términos que aluden a sus déficits o
incapacidades, el trabajo con Fortalezas les permite reconocer de lo que son capaces con base en
el autodescubrimiento, el apoyo del docente y la motivación intrínseca que se presenta en cada
situación. Así, el estudiante se pone constantemente a prueba en relación a sus capacidades y no en
razón de sus incapacidades (distraído, inquieto, desorganizado, inconsistente, indiferente,
problemático, etc.).
Seligman (2002) afirma que las Fortalezas personales llevadas a la práctica actúan como barreras
ante determinadas situaciones estresantes a las que se enfrentan los individuos. El constructo de
habilidades sociales, por ejemplo, permite prevenir la aparición de comportamientos disruptivos.
A su vez, la presencia de habilidades sociales durante la infancia reduce la agresividad y el
negativismo al tiempo que favorece la adaptación, la aceptación de los demás y el bienestar
entendidos como el capital psíquico de una persona (Lacunza, 2010).
A ello se suman las investigaciones asociadas con el tipo de relaciones que tienen los adolescentes
para con sus padres y en las que hemos descubierto que los padres que se relacionan positivamente,
logran mayor éxito personal, social y académico con sus hijos (Rice, Fitzgerald, Whaley & Gibbs,
1995; citados por Giménez, Vázquez & Hervás, 2010). Al mismo tiempo, se asocia con un
consumo menor respecto al alcohol y el tabaco (Martínez & Robles, 2001). En relación a su
opuesto, las relaciones inseguras con los padres ocasionan mayores síntomas concernientes a la
depresión, la ansiedad, la evitación de explorar el entorno, las relaciones conflictivas, las conductas
de riesgo y los comportamientos antisociales (Sund & Wichstrom, 2002; López & Brennan, 2000;
Serrano, Godás, Rodríguez & Mirón, 1996; citados por Giménez, Vázquez & Hervás, 2010).
De manera separada, distintas Fortalezas han sido estudiadas en relación a las áreas que engloba la
Psicología Positiva. Por ejemplo, el Optimismo entendido como la expectativa global de que
ocurrirán más cosas buenas y malas, se asocia con un mejor estado de ánimo, una mayor
satisfacción con la vida, éxito en la escuela, los deportes y el trabajo; así como con una mejor salud
y una vida más longeva (Peterson, 2000; citado por Park, Peterson & Sun, 2013). También está
relacionado con la resolución activa de los problemas y la atención necesaria y relevante para dicha
solución (Scheier, Weintraub & Carver, 1986; Aspinwall & Brunhart, 1996; citados por Martínez,
2006). El entusiasmo o ilusión se relaciona fuertemente con la satisfacción en el trabajo (Peterson,
Park, Hall & Seligman, 2009). La bondad o generosidad se asocia con la buena salud e incluso
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resulta más benéfica para el que ayuda que para el “ayudado” (Brown, Nesse, Vinokur & Smith,
2003). Por el contrario, la “baja amabilidad o generosidad” conduce significativamente al consumo
de alcohol, la poca responsabilidad y la agresividad física (muy particularmente en adolescentes
varones) (Carrasco & Barrio, 2007; citados por Giménez, Vázquez & Hervás, 2010).
En otra variable estudiada, Garaigordobil (2006) encontró una relación significativa entre el trabajo
en equipo mostrado por un grupo de jóvenes y los pocos síntomas psicopatológicos estudiados.
Así, un adolescente que coopera en actividades grupales tendrá menos síntomas obsesivo-
compulsivos, de depresión, ansiedad y hostilidad.
La equidad como otra Fortaleza característica, se asocia con un mayor grado de razonamiento
moral (Pérez-Delgado, Frías & Pons, 1994; citados por Giménez, Vázquez & Hervás, 2010). El
sentido del humor se relaciona con niños mucho más asertivos y competentes en ambientes sociales
y educativos (Erickson & Feldstein, 2007). Aunado a ello, el sentido del humor parece ser una
estrategia de afrontamiento benéfica y defensiva para con el adolescente fungiendo como método
de ajuste personal. Disminuye los efectos del estrés negativo (Martín, 1996, 2001; Ruch & Köhler,
1998; citados por Martínez, 2006) y se traduce en una serie de cambios de nuestro organismo tanto
en el sistema endocrino como en el cardiovascular, inmunológico y neuronal. Favorece las
relaciones sociales al brindar mayor apoyo social y es un estimulador de la salud física (Carbelo &
Jáuregui, 2006).
El aprecio de la belleza y la excelencia, según documentan Peterson & Seligman (2004), es
característico de personas que encuentran más alegría en la vida diaria, de sentido en sus vidas y
de conectar profundamente con las demás personas. Según Keltner & Haidt (2003; citados por
Martínez, 2006), los que practican esta Fortaleza presentan una conducta más prosocial y menos
orientada a la búsqueda de la riqueza material o las preocupaciones comunes.
La Gratitud, ya mencionada con anterioridad como una Fortaleza que predice el bienestar y la
satisfacción con la vida, también sirve como motivador moral (desear ayudar a otros) y muy
probablemente como un aspecto vital en el éxito de las relaciones de pareja (Gottman, 1999). En
relación al punto anterior, otra Fortaleza que se relaciona estrechamente con la moralidad es la
Espiritualidad o Fe, que también se asocia con el propósito de vida y la felicidad (French & Joseph,
1999).
Así, y como Martínez (2006) expone, las Fortalezas personales sirven como estrategias de
afrontamiento al tiempo que propician una mayor autoestima, empatía, perspectiva de vida y
10
autorregulación emocional. Contribuyen al bienestar y a una vida más plena y con sentido. Por
ende, está de más decir que buscan contribuir significativamente y de manera positiva en cualquier
ambiente de aprendizaje que existe o pueda aparecer en el futuro.
De manera general, la Psicología Positiva ha evidenciado una gran labor de investigación en torno
al uso y cultivo de las Fortalezas personales. En las siguientes tablas enumeramos algunos de sus
hallazgos más relevantes y a manera de resumen. Asimismo y para ayuda del lector, separamos las
tablas en hallazgos generales y hallazgos relacionados con la educación:
Tabla 3. Hallazgos en relación a Fortalezas personales en el ámbito educativo.
Descubrimientos de la investigación Investigadores
Las Fortalezas que se presentaron con mayor frecuencia
en un grupo de terapeutas y estudiantes fueron la
curiosidad y el aprecio de la belleza y excelencia.
(Riddle & Riddle, 2007).
Algunas Fortalezas específicas como el deseo de
aprender están relacionadas con un bajo consumo de
drogas entre adolescentes (en una muestra de
afroamericanos); la prudencia con los encuentros
sexuales fortuitos y el pensamiento crítico con el inicio
de la vida sexual activa.
(Ma et al., 2008).
Las Fortalezas personales de la perseverancia, la
capacidad de amar y ser amado, la gratitud y la esperanza
u optimismo, predicen el rendimiento académico entre
escolares de preparatoria y universidad.
(Park & Peterson, 2009a).
En general, las Fortalezas personales están relacionadas
con la consecución de logros, la satisfacción con la vida
y el bienestar entre niños y jóvenes.
(Park & Peterson, 2008a).
Los logros académicos entre niños se pueden predecir a
través de las Fortalezas de la perseverancia y las
englobadas en la Virtud de la Templanza (ver tabla 1).
(Peterson & Park, 2009).
11
En un estudio longitudinal se observó que los profesores
(académicos) que son mejor evaluados por sus
estudiantes en pruebas estandarizadas, son aquellos que
cultivan las Fortalezas de la inteligencia social, el
entusiasmo o energía y el sentido del humor o diversión.
(Park & Peterson, 2009a).
Independientemente del C. I. (Cociente intelectual) que
muestren los estudiantes, las Fortalezas de la
perseverancia, la justicia, la gratitud, la honestidad, la
esperanza u optimismo y la perspectiva o sabiduría,
predicen en buena medida los grados académicos que
obtendrán (concluir una profesión, estudiar un posgrado,
etc.).
(Park & Peterson, 2008a)
Las Fortalezas que predicen la satisfacción en el colegio
o universidad, son la esperanza u optimismo, la
inteligencia social, el autocontrol y la justicia.
(Lounsbury et al., 2009).
Los estudiantes que se vuelven “populares” dentro de un
colegio suelen presentar como principales Fortalezas el
liderazgo, la justicia, el autocontrol, la prudencia y el
perdón o misericordia2.
(Park & Peterson, 2009b).
Estrategias de intervención de las Fortalezas personales
Una de las premisas fundamentales de la Psicología Positiva desde su aparición, fue que se debía
prestar mayor atención (o por lo menos la misma) a la fortaleza en comparación con la debilidad;
equilibrar la balanza con tal de ir del -5 en la vida de las personas al +8 o quizás más arriba.
“Despatologizar” para comenzar a construir los mejores aspectos de la vida de cualquier persona,
aunque sin dejar de lado el malestar o la adversidad a la que se enfrentan diariamente. Es ahí donde
opera este nuevo enfoque de la psicología: en identificar lo que uno hace bien y utilizarlo de manera
2 Información obtenida del sitio web: www.authentichappiness.com
12
óptima para enfrentarse a los problemas de cualquier tipo (por ejemplo, al dar cabida al uso de
Fortalezas y Virtudes personales).
Surgen así un buen número de estrategias de intervención que principalmente se dirigen al ámbito
clínico, pero que en fechas recientes empiezan a ser replicadas en los ambientes educativos y
derivados de sus efectos positivos en la psicoterapia. De hecho y de manera teórica, podríamos
proponer múltiples estrategias por cada una de las 24 Fortalezas; sin embargo, hemos optado por
presentar las que mayor evidencia científica reportan, pues como Vazquez, Hervás y Yo (2006)
documentan, hay pocos estudios que sometan al debido rigor empírico las intervenciones
enmarcadas en el campo de la Psicología Positiva.
1. El sentirse agradecido o Counting blessings: Desarrollar una intervención basada en el
agradecimiento produce cambios en la satisfacción de vida, el optimismo y disminuye los síntomas
depresivos (Emmons & McCoullogh, 2003). Aunque hay diferentes formas de trabajar el
agradecimiento, una de las más comunes consiste en escribir tres cosas al final del día por las que
se sientan agradecidos y que consideren les hayan salido “bien”. Otra metodología empleada se
basa en mostrar agradecimiento a otras personas a través de la escritura. En esta, la persona escribe
tres cartas de agradecimiento a distintas personas sin que necesariamente tengan que entregarse; la
experiencia per se produce los resultados reportados. No obstante, el agradecimiento o counting
blessings debe ser paulatino para no provocar la “habituación al estímulo”; es decir, que se pierdan
sus efectos benéficos fruto de la rutina. En este sentido, Lyubomirsky (2008) recomienda que se
desarrolle la intervención una vez por semana.
2. Tú en tu mejor momento: Hacer consciente al estudiante de “sus mejores momentos” o de aquel
recuerdo en que obtuvo su mayor logro, es otra manera de cultivar las Fortalezas y Virtudes
personales. Al mismo tiempo, permitirle idear maneras novedosas de ponerlas en práctica, es un
reforzador por sí solo. Por último, identificar las Fortalezas y utilizarlas con mayor frecuencia a lo
largo de una semana, reporta un beneficio positivo en el Bienestar. Cabe mencionar que estas tres
variaciones de ejercicios son propuestas y documentadas por Seligman, Steen, Park y Peterson
(2005) al ser comparadas con un ejercicio control o placebo y otro ejercicio referente a la gratitud.
Dicha investigación reporta que aunque hay efectos significativos que inciden directamente sobre
el bienestar, la que más y mejores resultados arroja es aquella en la que ideamos maneras novedosas
de poner en práctica las Fortalezas. Aunque hace falta investigación al respecto, la postura de este
13
autor es que no estaría de más que intentáramos involucrar a nuestros estudiantes con las otras dos
y observar los resultados que nos ofrecen.
3. Practicar el perdón: El perdón es una poderosa herramienta para convertir emociones negativas
como el rencor y la amargura en otras mucho más neutrales o incluso positivas (Cuadra-Peralta,
Veloso-Besio, Ibergaray & Rocha, 2010). Como un medio de hallar satisfacción con el pasado, la
práctica del perdón puede introducirse en los estudiantes a través de una reflexión personal y no
obligada. Como sugiere la investigación, alcanzar el perdón promueve la reconciliación con el
pasado para vivir un mejor presente. Una estrategia muy utilizada en la psicoterapia positiva y otras
formas de psicoterapia, es la de escribirle una carta de perdón a la persona en cuestión y no
necesariamente entregarla; el simple hecho de escribirla es un acto de valentía, humildad y otras
Fortalezas que se vinculan con esta Fortaleza. Otros psicoterapeutas proponen al perdón como una
serie de pasos compuestos que dan cabida a un proceso que lleva por título: REACE (R de Recuento
del daño, E de Empatía, A de don Altruista, C de Compromiso y E de Engancharse al perdón)
(Seligman, 2002). El proceso REACE es una excelente manera de lidiar contra las emociones
negativas, pero como recién hemos dicho, se requiere una cuidadosa supervisión de un experto y
no obligar a las personas a completar cada uno de los pasos de este proceso. Bajo esta línea, se
recomienda dejar a la persona encontrar su propio ritmo de trabajo y alentarlo en cada uno de los
logros conseguidos en relación al perdón3.
4. La consecución de logros: Partiendo de Fortalezas como la perseverancia, enseñar a nuestros
estudiantes a desarrollar metas reales y asequibles, potenciará el uso de muchas otras Fortalezas y
Virtudes personales. La literatura experimental ha mostrado que los sujetos que se plantean metas
congruentes con sus valores e intereses, se acercan mucho más al bienestar, la autodeterminación
y la consecución de logros (es decir, alcanzan las metas planteadas) (Vázquez, Hervás & Yo, 2006).
Además, distintas filosofías tanto orientales como occidentales, proponen que el desarrollo de
metas que equilibren el desafío con la realidad, promueve en las personas una mejor salud mental
y una personalidad mucho más madura. Así, se vuelve preponderante en el ámbito del aprendizaje,
enseñar a los estudiantes (de cualquier nivel educativo) a plantear objetivos de vida basados en
3 Para obtener mayores detalles del proceso REACE, consulte la obra de Seligman, La auténtica felicidad.
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sub-metas, acorde a su escala de valores y congruentes con su realidad. Los progresos de la meta
final se supervisan y retroalimentan. De esta forma todo el proceso se traduce en bienestar.
5. Utilización del sentido del humor: Vista como la capacidad para reconocer con alegría lo absurdo
o incongruente y para provocar la risa en otros o en nosotros mismos, cultivar esta Fortaleza en los
educandos es sinónimo de un sinnúmero de beneficios (Martínez, 2006).
El sentido del humor se relaciona con un buen estado de ánimo al tiempo que disminuye los efectos
del estrés negativo (Martin, 1996; 2001; Ruch & Köhler, 1998; citados por Martínez, 2006), pues
permite reinterpretar las situaciones generadoras de amenazas. Al mismo tiempo y como bien
sabemos, los efectos de la risa se traducen en cambios positivos en el sistema muscular,
cardiovascular, endocrino, inmunológico y neuronal. Además, favorece las habilidades sociales y
proporciona un mayor apoyo social (Carbelo & Jauregui, 2006). En situaciones de grupo, Napier
& Gershenfeld (2009) exponen que con frecuencia el humor es un recurso natural que puede
cambiar la vida tanto del grupo como de los individuos por separado, al convertir lo tolerable en
interesante y lo aburrido en soportable. Además y de acuerdo con estos mismos autores, el humor
aumenta nuestro goce en el grupo, reduce las defensas, ayuda a enfrentar el peligro, abre los canales
de comunicación y mejora el sentido de pertenencia o cohesión grupal.
Aunque las técnicas para promover el sentido del humor son muy diversas, Napier & Gershenfeld
(2009) proponen que los programas o intervenciones basadas en el uso del humorismo se
desarrollen bajo alguno de los siguientes conceptos: las paradojas, las discrepancias, lo
impredecible, lo inesperado, las verdades universales, lo absurdo, lo familiar y lo memorable.
6. Programas de potenciación de las Fortalezas: Los programas de potenciación cumplen distintos
propósitos según la población a la que se dirijan. Pese a ello, la mayoría se basa en la hipótesis de
que una intervención basada en la utilización de diferentes Fortalezas y Virtudes personales, tendrá
un efecto mayor en la consecución del bienestar o la felicidad. Al respecto, Fordyce (1977, 1983,
1995; citado por Remor, Amorós & Carrobles, 2010) implementó un programa breve para
aumentar la felicidad de acuerdo con su propuesta sobre el significado y componentes de ésta. El
programa incluyó el trabajo con actitudes como la socialización, el significado del trabajo, la
productividad, el ser organizado y la solución de problemas. Al esquema se sumó Kirsten & Plessis
(2006), que abordaron un programa de nueve sesiones para promover el bienestar. En él se
trabajaban constructos como el autoconcepto, el crecimiento personal, el manejo del entorno, los
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proyectos vitales, las relaciones interpersonales y la autonomía. En este caso, el nivel de bienestar
también aumentó significativamente.
En otra línea de investigaciones, Zygouris (2007) desarrolló una intervención dirigida a personas
con problemas de alcohol en el que trabajó y potenció conceptos como: la concientización del
problema, el fortalecimiento de la cooperación del grupo, la mentalidad abierta o flexible, el
pensamiento positivo y la esperanza. Por último, está el programa manualizado de intervención en
grupo propuesto por Remor, Amorós & Carrobles (2010), consistente en diez sesiones de
periodicidad semanal y en donde se trabajaron aspectos como la comunicación asertiva, la empatía,
el optimismo, el afrontamiento positivo, el perdón, la gratitud, la vitalidad y el entusiasmo. Cabe
mencionar que estos dos programas también mostraron efectos positivos en los participantes,
aunque en diferente proporción.
Conclusiones
Finalmente y de lo que se trata, es de encontrar una línea de trabajo que sea congruente y plausible
con las necesidades de todos los participantes (en este caso, las necesidades educativas). De ahí
que el modelo seleccionado por la institución educativa en cuanto al uso y cultivo de las Fortalezas
personales se muestre tan ambicioso como lo deseen, escogiendo y seleccionando de entre las
mejores estrategias a la hora de desarrollar la intervención. Ya sea que las actividades propuestas
se realicen íntegras, con variaciones, adaptaciones o en distintos periodos o de manera prolongada,
la invitación está abierta para medir los efectos del bienestar y la felicidad en las personas
(estudiantes), así como cualquiera de los beneficios aquí reportados. Así, si las estrategias para
cultivar Fortalezas son efectivas por separado, es válido suponer que lo sean también en conjunto.
La investigación lo confirma y nuestra experiencia en múltiples grupos escolares (desde secundaria
hasta posgrado), así lo demuestran.
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