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Retorno al micro-relato: algunas consideraciones
Dolores M. Koch
Carente de sancin crtica, la miniccin es un sub-gnero experimental del cuento que se ha exten-
dido agrestemente y, casi pudiramos decir, alegremente por los campos literarios durante el siglo
XX, practicado aun por escritores que se han hecho de nombre en otros gneros.
La lista de adeptos es extensa. La tendencia al cuento corto no es precisamente una novedad en la literatura
mundial, dado su origen oral, pero por razones que no es fcil precisar, en este siglo orece con ms vigor en
pases hispanoamericanos. Conviene recordar que los estudios crticos no crean las pautas: ms bien observan la
produccin literaria, estudian sus rasgos, y la clasican para facilitar su estudio. La variedad que hay de minic -
ciones y su abundante produccin, a pesar de una existencia que pudiramos calicar de bastarda, demandan
una mayor atencin crtica. Considero todava completamente vlida mi propuesta original de hace casi veinteaos y tambin las que le siguieron. Es mi intencin ahora dar una ojeada un poco ms amplia a la miniccin
en general con el propsito de aclarar las diferencias entre dos de sus variantes, el minicuento y el micro-relato,
diferencias que me pareci percibir entonces y que motivaron mi primera propuesta.
A pesar de los numerosos estudios y antologas publicadas desde entonces, lo cual me complace muchsimo,
convendra aclarar algunos puntos, pues parece que los estudiosos de la materia no han podido lograr un con-
senso al respecto, y la confusin se repite y perpeta.
Adems, si consideramos el minicuento como un cuento muy corto, qu son el resto de las minic-
ciones? No intento contestar esta pregunta, pero un repaso bsico de las minicciones nos pudiera
llevar a una mejor denicin del micro-relato y de las diferencias que lo distinguen.Debido a la popularidad del minicuento, trataremos tambin de puntualizar las caractersticas que lo
diferencian del micro-relato.
Hacia una breve tipologa de las prosas breves
Algunas minicciones simples pueden identicarse con relativa facilidad: el poema en prosa, la ancdota, la vi -
eta, la parbola, el aforismo, el epigramaaunque no hay rigidez en sus lmites. Quin puede negarle carcter
narrativo de miniccin al que ha llegado el siguiente aforismo, independientemente de su origen:
El amor y el inters se fueron al campo un da, y pudo ms el inters que el amor que le tena
En general, tanto el poema en prosa como la vieta carecen de verdadero nudo y desenlace, y aunque se lospresente a veces como minicuentos, no lo son. Pintan un cuadro emotivo o pintoresco, como una pincelada im-
presionista, sin esa tensin y golpe de gracia nal que esperamos de un cuento. La ancdota y el chiste poseen
menos literariedad y con frecuencia incluyen el dilogo como recurso estilstico. Por utilizar los mismos ele-
mentos estructurales y de estilo, grupos de minicciones pueden aparecer en serie, aunque sean autosucientes.
Estos son los denominados fractales por el crtico mexicano Lauro Zavala (1998).
Existen tambin unas prosas breves que no cumplen con los parmetros establecidos para
el cuento, pero que en conjunto se iluminan y amplan sus signicados unas a otras. Son prosas
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breves concatenadas o articuladas. Gabriela Mora las llama cuentos cclicos o integrados(1994).
Como ejemplo de estos relatos relacionados entre s tenemos la conocida Historia de cronopios y
de famas (1962) de Julio Cortzar. Otro ejemplo es Rajatabla (1970) de Luis Britto Garca. Por
tener el mismo ambiente o personajes comunes, integran una totalidad como un mosaico ypueden llegar a formar novelas fragmentadas, para seguir la nomenclatura de Juan Armando Epple.
Rayuela (1963), tambin de Cortzar, puede servir de ejemplo.
Como en todo subgnero experimental no denido, hay minicciones que resultan inclasicables.
Hay adems cierta tnica subversiva y un afn de originalidad en este desacato de las formas litera-
rias convencionales. Pudiramos llamar a estas prosas o narraciones breves
minitextos, o textculos. No son cuentos propiamente dichos; cabalgan de un lado y otro de las
fronteras de los gneros tradicionales. A veces hay en ellos accin y personajes, a veces dilogo,
o se asemejan al ensayo, creando un ambiente potico o una expresin personal. Como ejemplo
podramos considerar algunos relatos breves de Carlos Daz Dufoo (hijo), Conrado Nal Roxlo,
Jos Pedro Daz, o Julio Miranda. La lista es extensa.
Otros minitextos se acercan ms a la semblanza, el cuadro, la estampa de la poca, o emprenden un juego
atrevido de palabras, como los del escritor venezolano Oswaldo Trejo. Ha de estudiarse cada relato breve en
particular, pues aun los recogidos en un volumen por su autor presentan gran variedad. No slo no hay parmet-
ros establecidos, ni siquiera tienen un nombre denido. Recordemos la famosa frase de Jorge Luis Borges al re -
specto de que un soldado nunca sabe el nombre de la batalla en que muere. En general, pudiera aadirse que los
autores de estas y otras minicciones no tratan conscientemente de establecer un nuevo subgnero. Al contrario.
Su intencin parece originarse precisamente en un impulso opuesto: el de no acatar las tradiciones literarias en
un afn subversivo de originalidad, resistindose a todo tipo de clasicacin y encasillamiento.
Violeta Rojo le adscribe a la miniccin un carcter proteico que lo inscribe como gnero experi-
mental (1998:116). Hay otras minicciones que carecen de carnet de identidad. Es necesaria una
taxonoma que revalide su existencia y sus mritos, y haga posible realizar su estudio sistemtico.
En mis trabajos anteriores slo me dediqu a estudiar una variedad, la que llam micro-relato para
distinguirla del cuento. Cre innecesario ahondar en la denicin del minicuento, pues era obvia la
diferencia primordial, su extensin, entre cuento, minicuento y microcuentoo cuento, cuento corto
y cuento ultracorto, si seguimos la nomenclatura de Lauro Zavala (1996). Sus estructuras abrevia-
das parecen responder a las deniciones ya establecidas para el cuento que nos han provisto, hace
ya mucho tiempo, maestros del cuento como Edgar Allan Poe, y para nuestras literaturas, Horacio
Quiroga y Julio Cortzar.
A travs de la historia, el cuento ha sido la narrativa ms elemental, cuyo origen oral tradicional le
permite pasearse de una cultura a otra, de un idioma a otro, de un siglo a otro. Cada poca lo col-
orea segn su visin del mundo y lo arma de los recursos literarios en voga. Pero su estructura
bsica no ha cambiado.
Un problema a resolver es comprobar si la estructura del minicuento sigue o no las pautas
establecidas por el cuento. Otro asunto a dilucidar es la diferencia entre cuentoy relato. Esto es
necesario si queremos decantar el cuento del llamado micro-relato. Por breve que sea, el
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minicuento consta, al igual que el cuento, de una exposicin o introduccin, un nudo o situacin
conictiva, y una accin o suceso concreto que constituye el desenlace. Debido a los recursos
estilsticos empleados para lograr la brevedad, algunas de estas etapas slo se sugieren. La
exposicin nos dar una idea de la ubicacin del narrador o del personaje, esto es, su identidad,localidad y tiempo histrico. El nudo o conicto apuntar a su situacin o disyuntiva, y el
desenlace resolver esa situacin por medio de un suceso o accin concreta.
Como ejemplo podramos mencionar El juicio, de Gabriel Jimnez Emn:
Se encontraba en medio del tribunal, todas las miradas de los jueces clavadas negramente
en l. Esperaba la sentencia. Lo condeno a vivir para siempre dijo uno de los
esqueletos (1993:27).
Veamos otro minicuento, titulado Premio, de Reinaldo Arenas:
A aquel hombre (de alguna forma hay que llamarlo) que no tuvo hijos, ni mujer, ni
amigos, ni madre amantsima, ni paciente abuela, un da el cielo le concedi la gracia de
un enemigo poderoso. Desde entonces no est solo. Se rumorea que secretamente suea,
y hasta posee ya algunos amigos. (Escrito en Cuba en 1971. 1989:23)
Es esencial subrayar que este desenlace se efecta por medio de un evento o accin concreta. El
narrador, con frecuencia omnisciente, nos cuenta algo concreto que sucede y que resuelve la
situacin. Otro ejemplo es Bailarina, de Ren Avils Fabila:
Estoy profundamene enamorado de una bailarina. Su tez es blanca, plida, piel suave y tersa, pier-nas hermosas y senos pequeos, labios rojos y los ojos oscuros, como sus cabellos largos y sedo-
sos. Su cuerpo esbelto gira y danza vestido con mallas negras, lo mismo msica de chaikovsky que
rock and roll. Ignoro si me corresponde, si ella siente algn afecto por m. Parece un enigma desen-
traable. Me mira tristemente y nunca re, en ocasiones me dedica una sonrisa apenas esbozada,
cuando en la soledad de mi casa se le termina la cuerda y vuelvo a guardarla en su caja de cristal
(1986:55).
Tanto el minicuento como el micro-relato son minicciones y en consecuencia caracterstica ms
notable, la brevedad, no nos sirve para diferenciarlos. Y est bien que as sea, segn Gabriel
Jimnez Emn, excelente autor de micro-relatos: . .. es su intensidad, no la poca extensin de su
desarrollo: es por ello que prescindo siempre del trmino corto para aludir a su precisin. Lo queimporta, entonces, no es su carcter escueto sino la ecacia de su sntesis (1980/81:26). La
brevedad es supercial comparada con la intensidad necesaria. Cristina Peri-Rossi comenta: La
funcin de un relato es agotar, por intensidad, una situacin (1997:76). Es la intensidad la que se
distingue en el micro-relato.
Algunos de los recursos estilsticos empleados para lograr la brevedad, al confundirse con sus
temas, tambin dicultan la denicin. Veamos otra miniccin de Avils Fabila, esta vez un micro-re-
lato cuyo nal bismico se presta a diversas interpretaciones.
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Hambre
Despert con un apetito atroz e inaplazable; me dirig a la cocina: el refrigerador estabavaco; de una alacena obtuve un libro con docenas y docenas de sabrossimas recetas; de
inmediato lo herv en la olla de presin y luego puse la mesa dispuesto a darme un
suculento banquete con sus pginas (1983:45).
Qu distingue pues al micro-relato del cuento? Para Edmundo Valads, quien utiliza el trmino
miniccin sin distinguir entre el minicuento y el micro-relato, lo importante es la accin,
aunque ms adelante se desdice: lo que opera en las minicciones certeras o afortunadas es un
golpe nal de genio (1993:286). Las dos apreciaciones seran claras si aplicara la primera al
minicuento y la segunda al micro-relato. Porque en el desenlace del minicuento hay accin, hay
un suceso que se narra. Mientras que en el desenlace del micro-relato no sucede nada en el
mundo, sino en la mente del escritor (y a veces en la del lector cmplice). Por eso, el desenlacedel micro- relato es slo una entelequia. Dicho de otra manera, el minicuento resulta en lo que le
ocurre a alguien, mientras que el micro-relato resulta en lo que se le ocurre a alguien.
Para Juan Armando Epple, lo que distingue a estos textos como relatos es la existencia de
una situacin narrativa nica formulada en un espacio imaginario y en su decurso temporal,
aunque algunos elementos de esta triada (accin, espacio, tiempo) estn simplemente sugeridos
(1996:14). Veamos un micro-relato de Poli Dlano:
A primera vista
Verse y amarse locamente fue una sola cosa
Ella tena los colmillos largos y alados
El tena la piel blanda y suave:
Estaban hechos el uno para el otro (1975:54)
Sugerido al lector o dejado a su interpretacin, el desenlace ser el resultado de un proceso
mental. Descansa en una paradoja, una desproporcin, una epifana, narrada con un humor
ingenioso o satrico. Estas distinciones me parece aplican igualmente al micro-relato en Mxico
(Koch 1981), en Argentina (1985) en Cuba (1987), y en Venezuela (1996). Mientras no se
realice alguna clasicacin de la miniccin, aunque sea provisional, no podremos realizar un
estudio sistemtico. Cules seran entonces otras caractersticas distintivas del micro-relato?
Para calicar como micro-relato segn este criterio, un micro-relato ha de tener algunas de las
caractersticas siguientes (no necesariamente todas a la vez): hibridez genrica, desenlace
ambivalente o elptico, alusiones literarias (o bblicas, mticas, histricas, etc.), rescate de
frmulas de escritura antigua (como fbulas o bestiarios) y la insercin de formatos nuevos, no
literarios, de la tecnologa y de los medios modernos de comunicacin. Veamos a continuacin
con detenimiento cada una de estas caractersticas.
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Hibridacin genrica
Hay que reconocer que la miniccin se ha producido a espaldas de una crtica que la ha
considerado carente de envergadura precisamente por la cualidad que ms lo distingue, labrevedad.parmetro que no le ha aplicado al haiku, por ejemplo, el cual es de una circularidad
y bisemia semejantes.
El carcter del micro-relato es denitivamente literario y combina, en distintos grados,
elementos del cuento, del poema en prosa y del ensayo. Su desenlace es ingenioso y parece
brotar de una sensibilidad interior. Un elemento irnico o simplemente ldico causa a veces esa
chispa de reconocimiento que suscita la sonrisa.Con frecuencia, como en el ensayo, el elemento
narrativo est expresado en primera persona, lo que le conere un tono de intimidad. Como el
poema en prosa, cuida mucho de su lenguaje, que es sugerente, y sumamente ecaz. No le falta
el elemento narrativo.
Comnmente utiliza la paradoja como el haiku utiliza la metfora para iluminar la
verdadera nauraleza de las cosas y de los seres, y de ah su universalidad. Su lenguaje es a veces
de tal resonancia potica que resulta en una prosa lapidaria que recuerda al aforismo. El lenguaje
es ingenioso, no slo en los conceptos que expone sino en los recursos utilizados para lograr una
brevedad que a la vez lo distingue y lo condena. Veamos un micro-relato de los ms breves, de
Augusto Monterroso:
Fecundidad
Hoy me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta lnea (1981:61).
Debe notarse que para lograr la ecacia lingstica del micro-relato, aun el ttulo es parte de la
narracin, pues sin l el lector no comprendera el desenlace, aunque ste dependa tambin de un
conocimiento previo. Veamos otro micro-relato ingenioso de Juan Jos Arreola:
Libertad
Hoy proclam la independencia de mis actos. A la ceremonia slo concurrieron unos
cuantos deseos insatisfechos, dos o tres actitudes desmedradas. Un propsito grandioso
que haba ofrecido venir envi a ltima hora su excusa humilde (1973:152).
Desenlace ambivalente o elptico
Con cierta semejanza a la ancdota y el chiste, el humor del micro-relato es escptico e irreverente,
no faltndole ocasionalmente elementos pardicos, sarcsticos y aun de humor negro. El verdadero
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desenlace o resolucin de la situacin, de interpretacin abierta o simplemene sugerida, requiere un
lector activo. Veamos un ejemplo del venezolano Alfredo Armas Alfonzo:
La diferencia
El tal Ocho Tope no procreaba; lo contrario, se beba a sus propios hijos. Un da se hinch y por cada
uno de los poros le supur la descendencia. La gente crea que eran los gusanos. No eran. Los gu-
sanos carecen de ombligo (1975:123).
El lector cmplice se ver obligado a interpretar la lgica implcita en la ltima lnea. Violeta Rojo, que
preere no hacer distincin entre minicuentos y micro-relatos, ofrece otra posible clasicacin, te-
niendo en cuenta este factor: minicuentos con fbulay minicuentos sin fbula aparente (1997:50). La
paradoja tambin sirve econmicamente de desenlace ambiguo o abierto a interpretaciones, como
sucede con El dinosaurio, de Augusto Monterroso, quiz la ms famosa de todas las miniciones
precisamente por ser la ms interactiva, si se me permite la expresin. Otro ejemplo de desenlace
paradjico nos lo presenta Juan Jos Arreola, aunque en este caso la paradoja no es elptica.
Ciclismo
Se me rompi el corazn en la trepada al Monte Ventoux y pedaleo ms all de la meta ilusoria.
Ahora pregunto desde lo eterno del hombre: Cmo puedo emplear con ventaja los tres segundos
que logr descontar a mi ms inmediato perseguidor? (1973:209).
Juan Jos Arreola, gran escritor de micro-relatos, reconoci que lo que l haba escrito no eran
cuentos y los llam de diversas maneras. En una entrevista con Cristina Peri-Rossi (1980), elautor aclara:
Yo empec escribiendo cuentos tradicionales, pero en seguida deriv hacia ciertos textos
que ya no cumplan las reglas del cuento, aun las ms elementales, y podan llamarse
poemas en prosa. Por ltimo deriv a la clusula, que es la frase que contiene o trata de
contener una pequea revelacin
Y el mismo Arreola ofreci este ejemplo:
Cuento de horror
La mujer que am se ha convertido en fastasma.
Yo soy el lugar de las apariciones.
Arreola titula a su micro-relato con el rtulo de clusula cuando no necesita que el ttulo sea
parte de la narracin:
Clusula III
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Soy un Adn que suea con el paraso, pero siempre despierto con las costillas intactas
(1973:142)
Alusiones literarias, bblicas, mticas o histricas
Dada la economa lingstica del micro-relato, el escritor suele valerse de un contexto supuesta-
mente conocido de muchos, como la historia de Can, de la tortuga y la liebre o alusiones a la obra
de Dante. Hay un gran nmero de micro-relatos que utilizan este recurso, rechazado ocasionalmente
por libresco. Marco Denevi nos proporciona un buen ejemplo, modelo de sugerente concisin:
Justicacin de la mujer de Putifar
Qu destino: Putifar, eunuco, y Jos, casto! (1977:48)
Dada la precisin que lo caracteriza, la estructura del micro-relato es circular como el cuento, sin
faltarle ni sobrarle nada. La primera palabra, que es el ttulo, de modo secreto ya preconiza la ltima.
Augusto Monterroso nos proporciona un buen ejemplo:
Heraclitana
Cuando el ro es lento y se cuenta con una buena bicicleta o caballo s es posible baarse
dos (y hasta tres, de acuerdo con las necesidades higinicas de cada quin) veces en el
mismo ro (1978:138).
Conviene apuntar que en algunos pases, como en Venezuela, el mpetu narrativo es tal que se
escriben minicuentos con mucha ms frecuencia que micro-relatos que aluden fuera del texto. La
accin toma precedencia a los juegos conceptistas o lingsticos, y la experiencia vital se impone
a las alusiones librescas. En su lugar, no es raro notar el uso potico de regionalismos o del lenguaje
de la calle. La ingenuidad, de Alfredo Armas Alfonzo, por ejemplo, nos habla de las juncias, los gua-
tacaros, la piscua, el majomo y la tgana. (1975:9).
Rescate de frmulas de escritura antigua, como fbulas o bestiarios
Los bestiarios modernos ms conocidos, de Juan Jos Arreola y Augusto Monterroso, cumplen
generalmente con los requisitos propuestos para el micro-relato en mayor medida que la zoologafantstica creada por Jorge Luis Borges. Estos bestiarios modernos se distinguen temticamente
del bestiario antiguo principalmente porque niegan la idea del perfeccionamiento del ser humano y
del progreso materialista, remanente de conceptos positivistas. Tambin niegan la superioridad del
espritu sobre el cuerpo, que es lo que bsicamente permitira ese perfeccionamiento. Para actualizar
este formato de la antigedad, se utiliza como recurso principal la irona para degradar al ser humano
al transformarlo en animal instintivo. En los bestiarios y fbulas medievales, los animales servan de
ejemplo para la conducta del hombre a pesar de estar dotados de facultades y vicios humanos. Los
modernos frecuentemente enfocan las cualidades humanas como si fueran caractersticas animales.
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Y para ello se habrn de escoger con mucho cuidado las palabras que mantengan un estilo satrico
pero alegrico. El utilizamiento de este formato provee un contexto conocido que permite alardes de
ingenio dentro de la brevedad. Adems, el bestiario moderno parece empearse en demostrar, si lo
aceptramos como micro-relato, que ste es mucho ms literario que el minicuento.
Veamos el Bestiario de Juan Jos Arreola. En El sapo se aprovecha tambin de otro
contexto conocido, el cuento infantil del sapo que se convierte en prncipe, lo cual desde luego
no sucede en su relato. La referencia implcita es que lo esperado no ocurre: las aspiraciones de la
juventud no se cumplen. El sapo es tambin notable por aprovechar el contexto antiguo para
expresar una inocencia casi adnica que observa el mundo por vez primera. La mayora de los mi-
cro-relatos son ms extensos de los que hemos escogido como ejemplos para este trabajo, y no
quisiera que esto reavivara errneamente la idea de que carecen de envergadura. De este micro-re-
lato, veamos slo el comienzo: El sapo arreolano se despierta en primavera ms sapo que nunca, y..
Salta de vez en cuando slo para comprobar su radical esttico.
El salto tiene algo de latido: vindolo bien, el sapo es todo corazn (1973:100).
Arreola convierte al hipoptamo en pisapapeles de la historia que jubilado por la naturaleza y a
falta de pantano a su medida, se sumerge en el hasto (1973:107). Los leones no trabajan porque
tienen melena, y son los de Don Quijote y los de Androcles, o nunca son tan felices como al verse
hechos de mrmol y de bronce. En El rinoceronte sobresalen sus cualidades humanas. Demuestra
un arranque total de lsofo positivista que nunca da en el blanco, pero queda siempre satisfecho de
su fuerza (1972:11).
Julio Torri nos regala un micro-relato modelo en el que utiliza como contextos la historia de No yel estilo del bestiario. Lo titula Los unicornios y comienza as, haciendo gala de su prosa musical
caracterstica:
Creer que todas las especies animales sobrevivieron al diluvio es una tesis que ningn naturalista
serio sostiene ya. Discurre que el arca no debi seducir grandemente al unicornio.
El relato concluye con un alarde de ingenio:
Los unicornios, antes que consentir en una tubia promiscuidad indispensable a la
perpetuacin de su especie, optaron por morir. Al igual que las sirenas, los grifos, y una
variedad de dragones de cuya existencia nos conserva irrecusable testimonio la cermicachina, se negaron a entrar en el arca. Con gallarda prerieron extinguirse. Sin
aspavientos perecieron noblemente. Consagrmosles un minuto de silencio, ya que los
modernos de nada respetable disponemos fuera de nuestro silencio (1964:74-75)
Otro recurso narrativo que cae dentro de este grupo es la utilizacin de un ttulo en otro odioma,
preferentemente en latn. Conere el conveniente contexto antiguo, medieval. As Marco Denevi
titula uno de sus ingeniosos micro-relatos:
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Veritas odium parit
Traedme el caballo ms velozpidi el hombre honrado. Acabo de decirle la verdad al
rey (1977:80)
Insercin de formatos nuevos, no literarios, de la tecnologa y de los medios modernos de comuni-
cacin
La insercin del micro-relato en un formato familiar al lector promedio es sin duda un recurso
til para lograr su expresin con el menor nmero de palabras. Arreola utiliz el formato del anuncio
clasicado para satirizar la infabilidad papal:
De LOsservatore
A principios de nuestra Era, las llaves de San Pedro se perdieron en los suburbios del Imperio Ro-
mano. Se suplica a la persona que las encuentre tenga la bondad de devolverlas inmediatemente al
Papa reinante (1973:150)
El efecto ldico se logra por medio del contraste inesperado. Ren Avils Fabila tambin se aprove-
cha de este recurso:
Anuncio
Oriundo de Hamelin, soy autista y alquilo mis servicios: puedo sacar las ratas de una ciudad o, si se
preere, a los nios de un pas sobrepoblado (1986:137)
Conclusiones
Si bien la brevedad parece ser la caracterstica primordial del minicuento, no lo es as del micro-re-
lato, que es ms complejo y literario, aunque la brevedad le sea esencial y de fcil
distincin. Tan importantes como la brevedad resultan la lucidez y la ecacia de lenguaje. Puede
comprobarse que la expresin es ecaz cuando ninguna palabra puede ser eliminada o alterada
sin dao, pues cada palabra aprovecha sus matices y sentidos laterales. Esa ecacia haceimposible
contar el micro-relato de otro modo en un nmero similar de palabras. Esto hace que estas pginas
sean formas precarias perecederas, segn Jorge Luis Borges, ya que las obras narrativas que per-
duran han de poder tolerar todas las versiones. (1974:202-204). Pero no demuestra esto su ali-
acin potica, su naturaleza hbrida?
La mayor distincin entre el minicuento y el micro-relato es que el desenlace del micro- relato no
depende de una accin o suceso concreto sino de una idea. Algo sucede, pero no en el mundo, sino
en la mente del escritor, y posiblemente en la del lector, aunque en algunos casos no sea necesari-
amente lo mismo.
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La crtica literaria en general no ha logrado consenso en poder distinguir las variantes de la mini-
ccin. Aun en su afn de catalogar, no ha sabido qu hacer con la ccin mnima. Slo se le ha
dado entrada en antologas especiales por ser considerada frvola o gratuita, de falsa erudicin,falta de compromiso poltico y nacional. Una notable excepcin es el muy antologado Borges y yo,
siempre visto como una genial anomala. Pero, cuntos han ledo Las uas, tambin de Borges?
(1974:785).
Desde luego, como subgnero en proceso de formacin, ocurre tanto en formas redondeadas como
en formas intermedias. Algunos minicuentos estn divididos en varios minicaptulos (como algunas
obras de Jos Rafael Pocaterra y de Humberto Rivas Mijares). La carencia de parmetros estableci-
dos para las minicciones modernas o posmodernas no ha arredrado a los escritores, que siguen
producindolos en todas sus variantes.
Hemos intentado un repaso de estas variantes: el minitexto, el minicuento (y microcuento o cuento
ultracorto?), los relatos articulados o fragmentarios (y la novela fragmentada, para seguir la propues-
ta de Juan Armando Epple), los relatos o cuentos fractales (siguiendo la propuesta de Lauro Zavala),
y el micro-relato (cuyo estudio Francisca Noguerol ha avanzado). Hemos repasado las caractersti-
cas bsicas del micro- relato, que son bsicamente las mismas que ya haba propuesto hace casi
veinte aos.
El inters crtico por las minicciones se ha despertado, afortunadamente, pero la mayora de los
estudios todava las llaman minicuentos sin atender a ninguna de sus diferencias. Delinear una
tipologa de la miniccin sigue siendo una empresa arriesgada, pero ha de animarla un corpus con-
siderable. Todo est en espera de que alguno de ustedes logre una ms clara denicin.
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Bibliografa
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Aires: Emec, 1974, 202-204.
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Epple, Juan Armando: Introduccin, en Revista Interamericana de Bibliografa (RIB), XLVI,
No.1-4 (1996) (volumen dedicado a la miniccin), 9-17.
Jimnez Emn, Gabriel: La brevedad, Zona franca, No. 21-22 (nov 1980 / feb 1981), 26.
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8/4/2019 Koch, Dolores - Retorno Al Microrrelato
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