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UNIVERSIDAD DE MEXICO 7
HISTORIADOCUMENT.AL
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I\LF()~.,U R.r"I,\
Visión df AlIáft1I1le(/5/9)
Por Alfomo REYES
candidatos, 10 que es unasuerte para mí. 1 as consultas que a este fin me hadirigido hicieron nacer laspresentes páginas. y eleallí surgió esta historia demis libros que voy redactando poco a poco.
Por último, el presenteaño de 1955 me encuentrocon una inesperada quintaedición', al incorporarse miopúsculo íntegro en unaantología de la prosa moderna organizada por elseñor Serrano Poncela par a l a Universidad dePuerto Rico, cuyas publicaciones dirige mi buenamigo Francisco Ayala.Esta antología ha sido impresa en México por losexcelentes talleres de Rafael Loera y Chávez. Dado el objeto y el origen dela edición, me fué muygrato autorizarla.
Joaquín García Mongepuso al frente de su edición ciertas palabras tomadas del prólogo con queFrancisco Carcía Calderón presentó mis Cuest'iones estéticas y de un artículo que éste había enviado al Fígaro de La Habana por febrero de 1914.EllO de marzo de 1917me remitió los primerosdie z' ejemplares, disculpándose de que, en la página 7, renglón 40., dijera: "La historia, obligadaa descubrir nuevos lTIundos ...", donde mi original decía: describir. Megustó la errata, y la' adopté decididamente en lasposteriores ediciones.
Yo he sufrido muchocon las erratas. Toña Salazar me ha hecho una caricatura en que me presenta como un San Sebas-
M 1 S
En "Dos o tres 1I1undos"
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VISION DE ANAHUAC
comparable amigo y benemérito americano me seguía por todas partes consus envíos y me hacía llegar sus publicaciones puntualísimamente.
La segunda edición fuéel número inaugural de lacolección "Indice" que comenzamos a publicar en1adrid Juan Ramón Ji
ménez y yo el año de 1923.Más adelante me explicaré al respecto.
La tercera consta en elvolumen Dos o tres mundos, pequeña selección demi prosa bautizada y preparada por Antonio Castro Leal para "Letras deMéxico" (1944, pp. 179218), a la cual ya me hereferido.
La cuarta edición (México, 1953), donde hice yaalgunos 1e ves retoques,fué provocada por haberse adoptado la obra comotexto para las máximasoposiciones de Francia: la"agregación de español".
(1519)
E N ~ "fa de lo¡ dese.l,j.J)rÚ¡)iMt~ Rlf34~n
libf01t Hj.o!.'l~ de l'XJtidat t!~tnW(u.Mrill$ y>lme'l11il'S 1lalTm:i:I~ goo¡;ní.fiCt!1 lA W\ilm-bt,oWí~ ., ckscuhritl'l~j)$ muDda~ ~ <kl!.bcnl3 ud ÚUI.ce .c~:":o,'y ~ni:~ vi h.~ po..IIIlro.c~&.o: d 1>U~u~,a Jm'~ ~tr1Wll
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lei
La poetisa y crítica Mathilde Pomes, que ha traducido mis versos y miprosa y varias veces meha dedicado comentariostan benévolos como inteligentes, quedó encargadade explicar el texto a los
DE
LIBROSvio" de Joaquín GarcíalVIonge (~an José de Costa Rica. 1917). Aquel in-
Fotografía de A. R., 2· edición
T RAS ese primerchoque o toma decon tacto con elambiente, de que
es testimonio el librito Cartones de Madrid)instalado ya con mi familia, aunque modestísimamente, en la calle de Torrijas, el recuerdo de lascosas lejanas, el sentirmeolvidado por mi país y lanostalgia de mi alta meseta me llevaron a escribir1a Visión d e A náhuac(1915).
En el departamento dealIado, Jesús Acevedo labraba por aquellos díassus breves imágenes literarias, y especialmente,aquella paginita que llamó CO1'rientes oceánicasy que yo mismo me sentídeseoso de evocar junto ala ViS¡:Ól1 de Anáhuac enlas notas que consagré asu recuerdo ( "Notas sobre Jesús T. Acevedo",Si111,patías :\1 dife'relláas,2a. ed. II, p. 294). *
La ViSZ:ón apareció primeramente en "El Convi-
nI. Visión de Anáhuac
* Este artículo de Acevedo sepublicó bajo el título de La llegadadel Galeón en la revista madrileñaA¡'rededor del 11{¡mdo, según creorecordar. Genaro Estrada, Nuevasnotas de bibliografía me.ricana(1954), p. 5, lo llama La Nao, ytal vez tenga razón;' pero considera que es el único capítulo publicado hasta hoy del libro inédito queAcevedo dejó a su muerte, y parael cual, a modo de prólogo, yo escribí las notas a que arriba me hereferido. La verdad es que Acevedo llegó a publicar algunos otrosfra<Ymentos, todos de 1915. Yo, almel~os, guardo en mis archivos LasTI'es Gmcias (impresiones sobrecuadros del Museo del Prado),Paisaje del Este (citado en mi anterior capítulo, a propósito de la"Plaza de Toros" de Diego Rivera) y Paisaje del Oeste. ¿No habrá un amigo piadoso que recojae<tas deliciosas aClla"~hs'
Visiónb~ .Qná[?uac
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tián acribillado de flechas,que son erratas. Ya he dicho que el libro Huellas("colección de erratas conalgunos versos", segúnVentura García Calderón) me metió en camacon fiebre. Pero tambiéndebo a las erratas algunosinvoluntarios aciertos, como el que acabo de mencionar. Véase sobre estomi artículo "Escritores eimpresores" en La experiencia literaria.
A los comienzos del ensayo (pp. 12 a 14 de aquella edición, y 14 a 17 de la4a., la que hoy recomiendo), desde "El viajeroamericano" hasta "dondeel aire se purifica", aproveché, con ligeros cambios,fragmentos que datan de1911 y que constan, bajosu primera forma, en miconferencia sobre El paisaJe.
Fuentes principales: lasCartas de relación de Cortés; la H'istoria verdaderade la conquista) BernalDíaz del Castillo; y laCrónica del ConquistadorA nánimo) que ahora resulta una invención del Ramusio; 10 cual, por suerte,para nada afecta mi ensayo.
En la primera edición(1917), constaban también algunas de mis fuentes modernas: Fueter, sobre la transformación delgénero histórico; y Horschelmann, sobre la representación de la flor en lapictografía indígena; pero~uprimí ambas citas enlas subsiguientes edicionespor, mía observación quem,e hizo, en carta privada(París, 20 de marzo de1917), el hispanista francés Raymond FoulchéDelbosc, sobre la inconveniencia cle perturbarcon estas citas la evocación, la imagen del sigloXVI, en una obra de carácter no erudito o documental, sino exclusivamenteartístico. Esto aparte, laobra sólo fué realmenteadvertida' por la crítica enla segunda edición (Madrid, "1ndice", 1923).
Entre los años de 1921y 1922, Juan Ramón Jiménez y yo llegamos a pu-
A R. por Morrno Villa
blicar hasta cuatro números de una revista cuyonombre se ha popularizado después. La revista ~e
llamaba Indice) se deseaba hacerla apa"recer mensualmente, tenía cierta calidad de transparencia,cierta condición de aéreavivacidad, vertiginosa ysaludable, como todo aquello en que Juan Ramón pone la mano. La impresiónera pulquérrima y fina,obra de García Maroto,que hoyes ya todo un mexicano. En aquellos cuadernos escribían solamente los jóvenes o los juveniles, y algunos hicieronallí sus primeras armas.Entre sus firmas, amén de
las consagradas y conocidas (Juan Ramón, Antonio Machado, "Azorín",Ortega y Gasset, Díez-Canedo, Pedro HenríquezUreña, Moreno Villa, Gómez de la Serna, AdolfoSalazar, Corpus Barga)se estrenaban, o se estrenaban casi, las de PedroSalinas, Antonio Espina,José Bergamín, Jorge Guillén. Federico Garda Larca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego. Marichalar.India no ofreció programa: demostraba el movimiento anclando. Recogíapáginas selectas, españolas y universales. Cadanúmero llevaba un suplemento humorístico y caprichoso con un dibujitoa colores: "La rosa de papel", "El lorito real", "Lasirenita del mar", y en el49 número, un trazo deWladyslaw Jah!. En lossuplementos, En r i q u e
UNIVERSIDAD DE MEXICO
Díez-Canedo y yo inventábamos cartas cambiadasentre el Greco y don Luisde Góngora, un debate medieval entre Don Vino yDoña Cerveza, nos reíamos de los que discutíanen serio nuestros documentos imaginarios, hacíamos un palmo de narices al "espíritu de pesadez". (Ver: Burlas literarias) Archivo de AlfonsoReyes: B-l, México, 1947,donde reproduzco e s o sjuegos). Guarden la revista quienes tengan la suertede poseerla, que es ya unacuriosidad bibliográfica.
A la revista sucedió, en1923, la Biblioteca de 1ndice, que como he dicho se
inauguró con la segundaedición de mi Visión deAnáhuac y cuyos sucesivos volúmenes son: Bergamín, El cohete ~v la estrella; Góngora, Fábula dePolifemo) que yo preparé:Espina, Signm'io; Benjamín Palencia, Niños} colección de dibujos; y Pedro Salinas, P1'esagios. Eln9 6, que se anunció ynunca llegó a publicarse,iba a ser un tomo de Rubén Daría, Cartas )1 ve'rsos a Juan Ra1nón fil1lé-
nez.Recordaré, por su or
den, los principales juiciossobre esta segunda edición, que, naturalmente,no me propongo copiar íntegros:
Era necesaria la impresión totalizadora del poema,ajeno al engorro del análisis y del dato, pero agudoy pleno de emotivas esencias. Estp ha conseguido A
UNIVERSIDAD DE MEXICO
~.: un cuadro, una proyeccIón vívaz y lírica del legendario valle de Anáhuac.La ..obra ·está concebida yescnta con una sorprendente,diríamos, puntualizaciónde ,'estilo. " exactitud verbal, dinamismo, equilibriofonético, elasticidad.-An~onio Espina. (SemanarioEspaíta, Madrid 31 deagosto de 1923).'
A. R es \Jn trasmutadorde la emoción lírica en emo
. ción geográfica... A. Rha tallado con suvísión sobre la piedra de Anáhuacel camafeo mexicano -co~sas y hombres- que descubrieron los centauros extremt;ños ..c-Corpus Barg-a.
.. (Revista de Occidente Ma-· :drid, julio-septiembr~' de
1923, 1, ,2).)l'1aisvoicí quell'érudit
et poete A. R, dont i'aitléj aétudié -1'oeuvre, nousoffre -un 'petit Jivre, Visión.dcAnáhuac, ou se trouventde précieux élé~ents defolklore. Certes, c'est unouvrage- d'érudition et d'évocation ou 1'auteur dé-
,ploie son savoir et su donIyrique, mais qui abonde endétails sur les moeurs etles arts des anciens aztequeso - Francisco Contreras. (Mercure de France,París, 1S de octubre de1923 ).
El opúsculo de R es unaevocación del antiguo imperio azteca tal como lo hartl;uori 10s conquistadoresespañoles, trazada con finura y curiosidad literaria yla preparación erudita paralas disciplinas históricas queel autor reúne.-E. Gómezde Baquero. ("La Américavieja y la América nueva".El Sol,Madrid, 31 de octubre de 1923).
· . ,A.. R. ®atllOque vive aMádrid (o forse perche vive a 'Mádrid?) non pubstórdare di essere messica-
·no; ..~Mario Puccini. (llSecolo, Milán, 9 de noviembre de 1923).
"Aiorin"·, tras una alegoría gracianesca, diálogo entre el extranjeroblanco y el nativo cobrizo,escuchado por un león,un caimán, un lobo, unaserpiente y un águila, e interrumpido por la aparición de dos multitudes encontradas, dice:
A. R, el fino erudito-artista y erudito- acabade publicar un libro singu·Iar. Se titula Visión de Aná-huac (l519). El libro deR,>es una' descripción espléndida de la Nueva Es-
paña en los tiempos d l. e aconquIsta. La prosa del au-t?r :e de~envue1ve precisa,limpIa, vIvamente coloreada. Asistimos materialment~ ~ una vida que no hemosv~vldo ... Españoles y amencanos tenemos nuestrosanteces~res en los hombresque paCIentemente, a lo largo de los siglos, han labradouna civilización... A. R,en el epílogo breve y elevado de su Visión de Anáhuac, llega a una conclusiónde h.umanidad, de piedad yde mdependencia. Mereceplácemes nuestro amigo. Ymerece aplausos sinceros porla labor tan limpia y amorosa que realiza día por día deinformar al público de' su'patria del movimiento intelectual esnañol. Hombrescomo A. R.. honr;¡n a supatri;¡ nativa v a b tierqespañola. ("Tm;tación deGraci~.n". A. R. r:. M"rlrirl.28 de noviernhre de 1923).
y al día siguiente, meexplicaba por carta: "Celebro que le haya gustadomi alegoría. La he escritocon verdadero cariño. Hubiera yo querido precisarun poco más. Al hablar delas dos muchedumbres queavanzan, en una hubierahecho ver "reflejos de corazas" ; en la otr~, "lanzasy ballestas". y antes hubiera t a m b i é n evocado-levemente- las hogueras de la Inquisición (paraEspaña) .y los sacrificioshumanos (para México).N o 10 he hecho por temora las dos censuras: la delperiódico y la gubernativa. Pero acaso 10 hagacuando recoja en volumenel artículo." Ignoro si 10habrá recogido. En la colección de Aguilar no loencuentro" a menos que lehaya cambiado el título oque yo haya buscado malen esos tomitos de tan arduo manejo y de papel tandelgado.
Esta alegoría de "Azorín" despertó la curiosidadde Federico Garda Sanchiz, quien, encontrándoseen París, me pidió el libroal mes siguiente, y luegome escribió una larga ysabrosa carta de que entresaco esta observacióningeniosa: "c 1a r o quetambién usted ve, contempla, analiza el espectáculo
antiguo con ojos actuales.No hace un proceso como"Azorín". Sencilla:nentecompleja111.ente, hace un¡perspectiva adecuada a lascircunstancias ... Un detalle del libro lo explicarácomo una imagen: la Visión se refiere a 1519 yestá fechada en 1915: ..Con los mismos númerosdistintas cifras, cantida~des. Este juego vale por elotro."
Por el amor que muestraa la tierra mexicana, nostransporta a las páginas tanolvidadas y plenas, sin embargo, de un sublime mexicanismo, del Nigromanteo de don Justo Sierra. Elestilo de R en la Visión deAnáhuac alcanza toda la nobleza de aquellos de nuestros mejores escritores quehan trabajado por descubri r la rica alma de nuestropueblo. Nnta ;¡nónima. (Conozca usted a México. marzo de 1924).
Norherto Pinilla Gtlifica 1::> Visi(Í 11 romo oht'a deun humanista poético veloe-ia la nro<:a en (l1te estáescrita. (Fl ribend. Santiag-o de Chile. 24 de diriembrf' de 19:B).
La 4~ edición (1953)fué saludrl(b. ron unas Q'enerosas palabras de Gahriel Arrovo. donde ofrece::> 1 lector un hreve resumenbien calr.ulado para desnf'rtrlr el ;:> netito. (Tnrin.Mpxico. 19 de abril de19.54).
La Visión ha sido frae-mentariamente traduddavarias veres: 1) Al ine-lés:1"11 Erina Pnets. 19.~2: V enThp Pnsition ol A 111e;'irn.,111d Other EssrT,\'s. trad.Harriet de On í" (NewYork. A. A. K non f .1950),2) Al alem~n. trad.Inés E. Mam: (Rerli17erLokal-Anzeiqer, Ul1tf'rhrrltul1Qs-Beila~f', Berlín. 23de julio de 1932). 3) Alcheco, por Zdenek Smiel.con otras pág-inas más deLa Saeta y La Caída reunidas en el libro Tribtwh(Brno, Atlantis. 1937).4) Al francés (íntegra),que he dejaelopara el finaunque sea anterior, porlas reseñas que mencionoa continuación. La des-
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cripción es la siguiente:Vision de rAnahuac
(1519), trad. Jeanne Guérandel, introd. de Valer"Larbaud, portrait de j.Moreno Villa, gravé parC. Aubert. París, Edit. dela N ouvelle Revue Fran~aiseJ 1927, 62 pp.
Jean Cassou hizo algunos retoques a la traducción. Yo recibí el tornocuando me encontraba yaen Buenos Aires (20 deabril de 1928), aunque laobra se empezó durante misegunda permanencia enParís, donde residí desdefines ele 1924 hasta el 21ele marzo ele 1927.
E n s u introducciónLarbauel decía (traduci~mas) :
La breve Visión de Anáhuac es, bajo la forma deun trata,dito histórico, unverdadero poema nacionaln~;xica?o. .Es la descripclon mlOUClosa como en loscuadros de Breughel, de laantigua ciudad de Méxicotal como ella apareció a lo~ojos de los conquistadores.~~mbi.é~ es una descripclon hnca, y de un lirismo emparentado con el deSaint-John Perse: g r a npoema de colores y hombres, de monumentos extraños y de riquezas acumuladas; en suma, la verdadera"visión" ofrecida por el autor, en todo su brillo y sumisterio. .
Las sig-uientes citas dantestimo~io de la acogidaque el lIbro tuvo en Francla:
Le Méxique, c'est I'Egypte des Amériques comme lePérou en est I'Inde. Sur leshauts 1acs, la capitale azteque offre la réplique monumentale des Pyramides:R l'évoque telle qu'elle apparut aux conquérants espagnols dans sa poésie etson réalisme. II a réussi laun rare mélange oes Milleef-une-Nuits, et d'évocationc¡uotidienne, de fantastic¡ueet de vérité, imaginé un procédé heureux dont l'application -si elle était possible- aux vieilles chosesd'Occident en renouvelleraitsans doute I'aspect et le sensde la maniere la plus imprévue. B e n i a m i n Crémieux. (La Nouvelle Revue Fran(aise, París, Febrero de 1928.)
México -d ice JeanCa.ssou-, y la prueba es
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la Visión de A. R., estállamado a dar la poesíaoriginal que se espera delos países nuevos. Larbaudcomparaba la obra. con loscuadros de Breughel, conlos poemas de Saint-Perse. y concluye:
Libro minucioso, sutil,.- oloroso y denso, que termi
ha en una nota melancólica,evocación de toda una líricaperdida con el desaparecidoimperio azteca. (Las N ouvelles Littératires, París, 24de marzo de 1928.)
Estas semejanzas entrela Visión y los poemas deSaint-John Perse han sidointerpretadas como una influencia directa de mi librito sobre el poeta francés por Juan José Domenchina. ("A. R. Y su Visiónde An6huac", en HO'jI,
México, 22 y 29 de juniode 1940.) No sé si opinólo mismo, consultado porDomenchina, nuestro Octavio Barreda, traductormexicano de la Anabase.
Todo es posible: la prioridad corresponde a mi libro (1917 y 1923), puesto que la Anabase es de1924 o fines del año anterior. El caso no sería deshonroso para ninguno (ypara mí, al contrario),puesto que sería el caso deuna mera influencia de atmósferas. Pero no hay quefingir hipótesis, no hacefalta admitirlo: cada unopor su sendero.
Respecto a la intencióndel libro, he escrito en carta a Antonio Mediz Bolio(Deva, 5 de agosto de1922) :
Yo sueño -le decía yoa usted- en emprender unaserie de ensayos que habíande desarrollarse bajo estadivisa: En busca del almanacional. La Visión de Anáhuac puede considerarse como un primer capítulo deesta obra, en la que yo procuraría extraer e interpretar la moraleja de nuestraterrible fáb~la histórica:buscar el pu:so de la patria
en todos los momentos y entodos los hombres en queparece haberse intensificado; pedir a la brutalidad delos hechos un sentido espiritual; descubrir la misióndel hombre mexicano en latierra, interrogando pertinazmente a todos los fantasmas y las piedras denuestras tumbas y nuestrosmonumentos. (Simpatías ydí!erencias, 2\\ ed., México,1945, JI, pp. 264-264.)
Algunos se inclinan aconsiderar la Visión como mi poema por excelencia; otras optan por la 1jigenia cruel) que no es evocación del pasado o delambiente geográfico, sinomitología del presente ydescarga de un sufrimiento personal. Entre aquéllos, recientemente, Octavio Paz, en el prólogo dela Anthologie de. la PoésieM exicaine (París, 1952),donde considera este ensayo como "un gran frescoen prosa".
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y yo, por mi parte, creoque mi premio ha sido elque todos repitan y hayanconvertido en proloquiolas palabras con qüe seabre mi libro: "Viajero:has llegado a la región mástransparente del aire".Pero estas palabras, jusItas todavía para la diamantina m€seta, ¿siguensiéndolo, en especial, parala ciudad de México y susalrededores? ¿Quién, alvolver de Cuernavaca porel Ajusco, no ha visto conpena ese manchón de humo, de bruma y de polvoposado sobre la ciudad?Han cambiado un poco lascosas desde 1915; Y en1940 tuve que escribir la"Palinodia del poI v o"(Ancorajes) 1951), que seabre con este lamento:"¿ Es ésta la región mástransparente del a i l' e?¿ Qué habéis hecho, entonces, de mi alto valle metafísico ?"
(VieHede la pág. 6)
milia. Fueron muy raras las personas que llegaron a descubrirlo, yninguna de éstas perduró en nuestraamistad. Al principio se llenaban deestupor, luego se movían llenas de.qesconfianza, por último desertabanhaciendo comentarios poco agradables, discutiendo si estábamos bast?-nte locos y mucho más cuando unade mis tías contó que mi papá teníaguardado en un estuche de seda, elombligo de una de sus hijas. Y eracierto. Ahora yo 10 conservo; es pequeño como un caballito de mar yno lo tiro porque a 10 mejor me pertenece.
Pasó el tiempo y crecimos todas.. Mis padres ya no estaban entre nosotras; pero nos seguíamos cambiando de casa, y empezó a agravarse elproblema de la situación de Mariquita.
Tomamos un señorial caserón enruinas, con grietas que anunciabansu demolición. Para tapar las bocas que hacían gestos en los cuartos,distribuímos pinturas y cuadros enlos huecos, sin interesarnos si el lugar era artístico, sino con el únicoempeño de olvidar el derrumbe.c:uando la rajadura era larga comotúnel, la cubríamos con algún gobelino en donde las garzas que nadaban en "punto de cruz" añil hubieran podido excursionar por el hondo agujero. La casal que como to-
HISTOR'IA DEMARIQUITAdas las de esa calle, tenían obligación de conservar su fuente, alderredor de la cual un corredor en escuadra repartía las piezas, no escapó a nuestro delirio de grandeza;dímosle una mano de polvo de mármol al desauciado cemento de lafuente, quedando lamentable, elblanco cascarón sin suerte. En laparte de atrás, donde otros pondríangallinas, hicimos un jardína la americana, con su pasto, su pérgolablanca y una variedad de enredaderas y rosales que nos permitió desfogar nuestro complejo residencial.La casa se veía muy alegre; peroasí y todo había duendes. Cuandopor excepción se escuchaba un minuto de silencio, sonaba una descargade charolas y cristales, ocasionandoel bailoteo de todos los candiles. Corríamos por toda la casa sin descubrir nada. Nos fuimos acostumbrando y cuando esto se repetía nohacíamos el menor caso; pero nuestras sirvientes buscaban la explicación e inventaron que la culpable erala niña que escondíamos en el ropero; que en las noches su fantasmarecorría todas las casas de la cuadra. Se empezó a correr la voz ya crearnos el compromiso de tener
que dar explicaciones; y como todaséramos solteras con bastante buenareputación, se nos puso muy difícil.Fueron tantas las habladurías, queya la única decente resultó ser laniña del bote a la que siquiera no lelevantaban calumnias.
Para enterrarla se necesitaba' unacta de defunción,pero ningún médico quería darla. Mientras tanto,la niña que llevaba tres años sincambiar de agua, se había sentadoen el fondo del frasco definitivamente aburrida. El líquido amarillento le enturbiaba el paisaje.
Decidimos enterrarla en el jardín.Señalamos su tumba con una aureo-la de mastuerzos y una pequeñacruz como la de un canario.
Ahora hemos vuelto a mudarnosde casa y yo no puedo olvidarmedel prado que encarcela su cuerpecito. Me preocupa saber si existealguien que cuide el verde Limbodonde habita y si en las tardes todavía la arrullan las palomas. Cuandocontemplo el familiar estuche quela guardó 20 años, se me nubla elcorazón de una nostalgia como lade aquellos que conservan una jaulavacía, y se me agolpan las tristezasque viví frente a su sueño. Reconstruyo mi soledad y descubro queúnicamente ella, ligó mi infancia para siempre a su muda compañía,que ya se desvanece en mis recuerdos.
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