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Monografía Formación en Neurosicoeducación
Alumna: Verónica del Carmen Flores Alba
www.asociacioneducar.com Mail: informacion@asociacioneducar.com
Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar
Título: El corazón entra al aula
“Educar la mente sin educar el corazón no es en absoluto educación”.
Aristóteles
INTRODUCCIÓN:
La formación obtenida en la escuela tradicional basa fundamentalmente sus
contenidos en aspectos de tipo intelectual. Esta educación de corte racionalista
predice el éxito y por tanto la felicidad basándose en la acumulación de “saberes”.
Es así que docentes y padres de familia suponen que los alumnos son como un
recipiente al que hay que llenar para que en un momento determinado esté
capacitado para vomitar el cúmulo de información obtenida en un examen y poder
asignarle un número a la cantidad de lo vomitado y con ello asegurar la máxima
satisfacción del alumno, docente y papás. Sin embargo, esta satisfacción por parte
del alumno, no es del todo cierta, pues a cambio, tendrá que vivir jornadas
escolares rutinarias, llenas de aburrimiento y en el peor de los casos sumamente
estresantes que provocan estados de ansiedad que van en detrimento del
aprendizaje.
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En un estudio realizado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico) se encontró que los jóvenes de 15 años en México
reportan un nivel de ansiedad y estrés por su desempeño escolar por encima de la
media de los países que la integran. El 50% de los jóvenes se ponen muy tensos
cuando estudian y 79% está preocupado por sacar malas notas.
De lo anterior se puede asegurar que a la educación le ha faltado considerar que
el ser humano posee también una dimensión emocional que nos acompaña
durante toda la vida, de hecho, antes de nacer ya sentimos y mucho después
comenzamos a pensar.
La neurociencia nos aporta que todo lo que aprendemos es influido y organizado
por las emociones. Pensamientos y emociones se moldean mutuamente y no
pueden separarse. Ejemplo de ello son los alumnos que no saben lidiar con el
miedo que les provoca un examen provocando que la mente se quede en blanco y
no puedan demostrar lo aprendido. Un clima emocional apropiado es
indispensable para una sana educación. (Caine y Caine 1997).
Por una educación que dé más relevancia al mundo emocional de niños,
adolescentes y jóvenes y con ello favorecer el proceso de aprendizaje se presenta
el siguiente contenido atendiendo a las aportaciones de la neuroeducación y el
sistema Línea de Cambio que se nutren de las investigaciones realizadas en el
campo de la neurociencia.
DESARROLLO TEMÁTICO:
La inteligencia ha sido siempre de gran interés para diversas disciplinas y por lo
tanto de diversos autores, propiciando que surjan diferentes teorías y definiciones
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sobre la misma. En los últimos años, algunos autores consideran incompleta la
visión de inteligencia al contemplar únicamente el cociente intelectual, por esta
razón teorías recientes proponen una nueva perspectiva más amplia, en la que se
consideran otros aspectos, en concreto hablamos de los factores emocionales.
Estas emociones desempeñan un papel fundamental y trascendental en la vida de
todos los individuos en todas las facetas en las que se desarrolla el ser humano,
siendo uno principalmente relevante: el aprendizaje.
¿Qué es el aprendizaje?
Desde la definición del Dr. Carlos Logatt Grabner el aprendizaje es cualquier
variación a partir de la información teórica, practica o de experiencias en las
conexiones sinápticas que produce cambios en el pensamiento y en el
comportamiento.
Podemos decir también que es todo aquello que nos representa como persona:
nuestros recuerdos, anhelos, miedos, valores, conocimientos, capacidades, que
están esculpidos en una inmensa telaraña formada por la asombrosa cantidad de
100,000 millones de células cerebrales, a las que conocemos como neuronas. A
su vez, cada una de estas neuronas tiene la capacidad de conectarse con hasta
10,000 neuronas, construyendo un total de 1000 billones de posibles conexiones
neuronales. Cada uno de estos lugares de encuentro, en el que se conectan dos
neuronas es conocido con el nombre científico de sinapsis.
Cada neurona contiene una parte central redondeada (núcleo y cuerpo celular)
con un solo brote en una de sus puntas (dendritas) y muchas fibras finas en el
otro extremo (axón, cubierto por la vaina de mielina y nodos de Ranvier).
Las dendritas se encargan de absorber la nutrición que da vida a cada una de
estas células, consistiendo su dieta en impulsos electromagnéticos provenientes
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de las otras neuronas con las que se halla habitualmente comunicada. Algunos
nutrientes pueden activar a la neurona y otros inhibirla.
El que una célula cerebral descargue o no un impulso dependerá de su capacidad
de efectuar un rápido cálculo aritmético entre los dos tipos de descarga recibidas:
si la diferencia entre ambas da un número negativo, no generará acción alguna,
pero si es positivo, modificará de inmediato su estructura física, de modo de enviar
una descarga electromagnética, que será emitida a través del axón, que según su
longitud conducirá pulsaciones que sólo duran unas milésimas de segundo a una
gran velocidad de hasta 300 km/h.
Una vez salido del axón, el estímulo encenderá a su vez a todas las dendritas de
las neuronas con las que se ha conectado, produciendo una reacción en cadena
que puede implicar a cientos, miles e incluso a millones de neuronas, que se
integran entre así, en una compacta y compleja red tridimensional a la que se le
conoce como redes hebbianas.
Cuando las neuronas se han descargado reiteradamente en forma conjunta, se
asocian y garantizan que en el futuro se vuelvan a activar, a este fenómeno se le
conoce como aprendizaje, que es la base de la neuromodelación o
neuroplasticidad cerebral.
De todo lo anterior podemos afirmar que el aprendizaje es como una especie de
“escultor” que va tallando en nuestros circuitos neuronales nuevos tipos de
conductas y que también funciona como un mecanismo de supervivencia pues
posibilita que tengamos conductas adaptativas en circunstancias futuras.
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Ahora bien, se sabe que: Aprender y memorizar van siempre de la mano. No
existe aprendizaje sin memoria, ni memoria sin aprendizaje, pues no sería
adaptativo, de nada serviría aprender algo y que luego desapareciera, y además
así nuestra mente no invertiría más energía de la necesaria.
Nuestra memoria es un proceso de adquisición, consolidación y persistencia que
se fija de forma determinante con el impacto emocional.
También es importante considerar que el cerebro recibe millones de bits de
información y que no está equipado para ello y será gracias a la atención
focalizada que discriminará dichos estímulos, esta discriminación será con base a
las emociones que suscite el estímulo.
¿Qué son las emociones?
Las emociones son otro mecanismo de supervivencia que también posibilita la
aparición de respuestas conductuales adaptativas frente a circunstancias que son
riesgosas para nuestra supervivencia y que fueron enfrentadas por nuestros
ancestros a lo largo de la evolución.
Las emociones surgen de programas cerebrales heredados de especies
ancestrales. Son instrumentos evolutivos que fueron efectivos en dar respuestas a
nuestras necesidades primarias y en pasar la información genética a las futuras
generaciones.
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Los sistemas emocionales funcionan como una enorme “batería” que energiza y
guía al organismo en sus interacciones con el medio ambiente.
La respuesta emocional frente a una interacción dada dependerá de si ésta
promueve o no la supervivencia.
Los procesos emocionales NO SON ESTÁTICOS, SE MODIFICAN Y CAMBIAN
CON EL DESARROLLO Y LA EXPERIENCIA.
Los sistemas emocionales son circuitos genéticamente predeterminados para
responder en forma incondicionada ante estímulos ambientales desafiantes, es
decir que responden de manera “instintiva” sin requerir de un aprendizaje previo.
Organizan respuestas motoras y cambios autonómicos y hormonales que han
probado ser adaptativos.
Modifican el umbral de excitabilidad de los sistemas sensoriales.
Son controlables en forma condicionada por estímulos ambientales
emocionalmente neutros.
TIENEN CONEXIONES RECIPROCAS CON LAS ÁREAS COGNITIVAS A
TRAVÉS DE LOS CUALES LOS SISTEMAS EMOCIONALES Y COGNITIVOS
PUEDEN CONTROLARSE MUTUAMENTE.
Entonces, en el cerebro de nuestros alumnos se relacionan de manera especial:
aprendizaje, memoria, la atención y las emociones.
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¿Cómo trabaja el cerebro emocional de nuestros alumnos?
El cerebro emocional, también llamado límbico o sistema emocional, está formado
por varias estructuras que se relacionan con respuestas fisiológicas ante estímulos
emocionales. Ejemplo: Estímulo emocional: La alegría o el miedo por conseguir o
no una buena calificación en un examen. Respuesta fisiológica: Sudoración de
manos, dolor de estómago, dolor de cabeza, rigidez muscular etc… En otras
palabras, cada vez que experimentamos dolor o placer, no importa en qué grado,
nuestro cerebro emocional buscará la causa que lo ha producido y lo registrará en
la MEMORIA para facilitar nuestras decisiones del FUTURO, creando
neurofusiones.
Las neurofusiones dolorosas se producen con mayor rapidez y mayor intensidad
que las placenteras, pues escapar al peligro es mucho más importante que
acercarse a algo placentero. Sin embargo, en determinados momentos, las
placenteras también pueden ser muy fuertes (adicciones).
Las neurofusiones no son entelequias, sino una realidad biológica. Son
conexiones físicas entre neuronas de nuestro cerebro (sinápsis, redes
hebbianas).Las conexiones nunca son fijas e indelebles, excepto las relacionadas
con dolores o placeres muy intensos o muy tempranos.
Cuanto mayor sea la emoción que produzca un estímulo, mayor será el grado de
la neurofusión. Si un estímulo nos resulta sólo algo agradable su anclaje en la
memoria será menor.
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Siempre la intensidad emocional y el nivel de liberación de neurotransmisores (NT)
que esta produzca será la responsable de cuan grabado en la memoria quede el
estímulo y la respuesta que produzca la próxima vez que se nos presente.
De la misma manera el registro de los estímulos sensoriales que pasan por los
filtros cerebrales está fuertemente influenciado (como ya se mencionó) por los
estados emocionales en el momento de estar en contacto con la información.
Un modo de contribuir a que estos filtros trabajen en forma óptima es logrando
niveles bajos de estrés, ya que, si los alumnos están preocupados por otras
situaciones que consideran más importante de atender, el foco atencional estaría
en la misma y no en los contenidos de la clase. Para lo anterior es importante
conocer qué estrategias son compatibles con el cerebro, considerando los tres
elementos del estudio de la Dra. Judy Willis, a los que se les conoce como RAD.
R: Sistema activador reticular ascendente (SARA)
A: Amígdala
D: Dopamina
La información que nuestro cerebro recibe como estímulo sensorial debe pasar
primero a través del sistema activador reticular ascendente (SARA), más tarde por
el sistema emocional o límbico, para ser reconocido y codificado en áreas y,
finalmente, almacenada en la memoria de largo plazo.
El SARA está ubicado en la parte más baja del cerebro (tronco encefálico). Recibe
información de las terminaciones nerviosas sensoriales de los brazos, piernas,
tronco, cabeza, cuello y órganos internos que convergen en la medula espinal
dorsal.
En nosotros es el “encendido” del nivel de respuesta y alerta del cerebro.
El objetivo de una enseñanza exitosa es controlar el fluido de información que
pasa a través del SARA, para que, la información más útil, la que se puede
convertir en conocimiento, alcance los circuitos neuronales cognitivas superiores
en la corteza prefrontal.
El modo de traspasar estos filtros es captando su atención, ya que el cerebro está
atento a los cambios del entorno, es importante incorporar sorpresas y novedades
en el aprendizaje a través de variaciones en los estímulos sensoriales como:
- Cambios de voz.
- En el volumen.
- En el ritmo.
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- Cambios visuales en los colores.
- Modificaciones en el movimiento.
- Variaciones en el tamaño.
- Cambios táctiles.
El cerebro es un órgano autoprotector que busca el placer. Es la respuesta
emocional a la información sensorial lo que estimula a los centros sensoriales de
los cerebros.
Una vez que la información sensorial atravesó el SARA, debe pasar ahora a través
del núcleo emocional del cerebro: El sistema límbico (en especial por la amígdala
y por el hipocampo) en donde se le da significado emocional a la información.
Cuando recibimos información sensorial, estos filtros emocionales evalúan los
valores de supervivencia y placer. Esta “decisión” determina si a la información se
le permite el acceso al cerebro racional y, de ser así, a qué lugar se enviará.
Cuando el cerebro percibe amenazas o el alumno, se siente estresado, el filtro
límbico en la amígdala cambia al “modo supervivencia” y desvía la información
sensorial del cerebro racional a los centros automáticos (respuestas de lucha o
fuga). Ejemplos de estas situaciones estresantes en el aula serían: confusión por
material extremadamente demandante, por aburrimiento por los temas vistos,
actividades repetitivas o presiones sociales como la intimidación o el acoso.
A de amígdala: La amígdala esta designada como el centro de la emoción del
cerebro del sistema límbico. También consolida la información potencial en la
memoria de largo plazo que acompaña a la emoción positiva. Cuando la amígdala
está altamente activada en respuesta al estrés, toma cantidades más altas de
glucosa y oxígeno, entra a modo de supervivencia y hay una caída en la actividad
de los más elevados centros cognitivos cerebrales. La alta actividad en la
amígdala bloquea la entrada de información a la corteza pensante, tanto, que la
información nunca llegará a la memoria de largo plazo.
Por el contrario, cuando la información que pasa a través de la amígdala se asocia
a una emoción positiva, se realza para facilitar su almacenamiento en la memoria
de largo plazo. Al lado de la amígdala, está el hipocampo. Es en este centro de
consolidación que la nueva información sensorial se liga al conocimiento previo y a
las memorias de experiencias anteriores.
D de dopamina: La dopamina es uno de los neurotransmisores más importantes
del cerebro. Los neurotransmisores son las proteínas del cerebro que llevan
información a través de los espacios (sinapsis) formados cuando una terminación
nerviosa se conecta a otras. Cuando el cerebro secreta dopamina durante una
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experiencia agradable, se construyen memorias fuertes de la misma, que
posteriormente secretan dopamina en la expectativa de una próxima experiencia
agradable que inicialmente dio lugar a la oleada de este neurotransmisor,
iniciándose así un ciclo de anticipación de la recompensa. Un aumento de
dopamina en el sistema emocional o límbico, especialmente en el hipocampo,
facilita la consolidación de la nueva información y la conexión a priori con
memorias relacionadas.
La dopamina llega a la corteza prefrontal, aumenta la liberación de otro
neurotransmisor (la acetilcolina) que incrementa el foco atencional. Estudios de
actividades o experiencias que se asocian a niveles crecientes de dopamina en el
cerebro, pueden ser:
- Movimiento físico.
- Conexiones del saber con intereses personales.
- Contacto social.
- Música.
- Novedad.
- Sentido del logro.
- Recompensa personal.
- Iniciativa.
- Juego.
- Humor.
CONCLUSIÓN:
Es fundamental que docentes, padres de familia e inclusive los alumnos tengan
una visión sobre el funcionamiento de nuestro cerebro a fin de que exista un
conocimiento que nos aclare con más precisión todo lo que se relaciona con el
proceso de aprendizaje, entre ello nuestro mundo emocional. Aún hoy en día, la
base de los procesos educativos en relación a las conductas del alumnado, están
más cerca del folklore que del conocimiento científico. La mayoría de las veces se
puede predecir lo que ocurre en clase, pero no sabemos por qué ocurre, al
centrarnos únicamente en la conducta. Es así, que conjuntar las bases científicas
del cerebro sobre las emociones y las aportaciones hechas por teóricos sobre
inteligencia emocional como Salovey y Mayer, Goleman, Boyatzis, Bisquerra,
Davidson, Elsa Punset entre otros, fortalecería de fondo la tarea sustancial de la
escuela: el aprendizaje.
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BIBLIOGRAFÍA:
Arena Pública (2017) Alumnos estresados y ansiosos, un mal global que se
acentúa en México. Recuperado de:
https://www.arenapublica.com/articulo/2017/05/22/5773 el día 28 de noviembre de
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Ayala, A. (2016) Begoña Ibarrola: “Educar en las emociones es clave para
favorecer el aprendizaje”. Educación 3.0. Recuperado de:
https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/educar-en-emociones-
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Casas, L. (2017) Educarnos para educar. Paidós Educación. Recuperado de: Libro
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Asociación Educar para el Desarrollo Humano (2017-2018) Formación en
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