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problemas de adaptación escolar en el área físico motora
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“Año de la Diversificación Productiva y Del Fortalecimiento de la Educación”
CURSO : Psicología Educativa
DOCENTE : Psi. Sandra Izquierdo Marín
TEMA : Problemas De Adaptación Escolar: Área Físico Motora
INTEGRANTES :
Ávila More Christopher
De La Calle Vera Sussan
Mendieta Marín Zaira
Rodríguez Fernández Iván
Ruíz Rodríguez Mitchell
CARRERA : Psicología
CICLO : VI
TRUJILLO – PERÚ
2015
INTRODUCCIÓN
En el aula de educación infantil, nada ocurre de forma aislada. Todos los aprendizajes se
realizan gracias a la relación del cuerpo con la mente. El recurso de los juegos, las
canciones, la expresión corporal y el movimiento, hace que los niños y niñas progresen
en su desarrollo físico y asimilen conceptos abstractos que sin esa parte dinámica serían
imposibles de aprender (ni enseñar).
Por tanto un elevado número de fracasos escolares son en buena medida, consecuencia
de una falta de educación psicomotriz en los primeros años de desarrollo del niño o niña
y son muchas las razones que destacar, la gran importancia de la estimulación
psicomotriz, principalmente en la familia.
Las ocupaciones del niño en casa refuerzan la actividad escolar, pues el colegio
solamente ocupa al niño una escasa parte del tiempo, en comparación con el que
permanece en el hogar.
La familia es el elemento indispensable para situar a los hijos al nivel de otros alumnos,
futuros competidores a lo largo de toda la vida. Si el elemento familiar no es favorable,
pueden aparecer, y de hecho aparecen, con cierta frecuencia, deficiencias o estímulos
que sitúan a estos alumnos en un plano de inseguridad desde los primeros años de
escolaridad.
La motricidad influye de forma notable en el psiquismo del individuo hasta el punto de
que el proceso intelectual depende de la madurez del sistema nervioso. Es decir, entre lo
físico-fisiológico y lo intelectual existe una estrecha vinculación. Desde los primeros
momentos de su vida, el bebe responde a estímulos del medio a través del movimiento,
como son las caricias, abrazos, etcétera.
El individuo está siempre en relación a un tiempo y un espacio, pues todo se realiza o se
percibe aquí o allí y antes o después. Estos conceptos están presentes en funciones tan
elementales como la lectura y escritura.
PROBLEMAS DE ADAPTACIÓN ESCOLAR: ÁREA FÍSICO MOTORA
I. ADAPTACIÓN ESCOLAR :
El análisis del concepto de adaptación supone la adopción de una serie de criterios que
determinen lo que es considerado como "normal" y que, por tanto, definan las
conductas en cuanto se ajusten o no a esa supuesta normalidad (SALMERÓN, 1989).
Desde una perspectiva tradicional en el análisis de la adaptación, el concepto de
normalidad se basa generalmente en dos criterios:
Por una parte, en un criterio estadístico cuantitativo, según el cual se define
como "normal" aquel comportamiento que reúne las características que
determina la conducta de la mayor parte de un grupo social; por tanto, anormal
es todo comportamiento que se aparta de dicha conducta generalizada.
Por otra parte, en un criterio estadístico que implica a su vez un criterio
valorativo; según este último se considera como normal todo comportamiento
que sea aprobado por el grupo o que no llegue a merecer su rechazo (Sánchez
Moro, 1982).
II. DESARROLLO FÍSICO :
El concepto de desarrollo físico se refiere a los cambios corporales que experimenta el
ser humano, especialmente en peso y altura, y en los que están implicados el desarrollo
cerebral, el desarrollo óseo y muscular. El crecimiento es continuo a lo largo de la
infancia y adolescencia, pero no se realiza uniformemente. El ritmo de crecimiento es
rápido en el primer año de vida, a partir del segundo año muestra un patrón más lineal y
estable, enlenteciéndose gradualmente hasta la pubertad.
Para la mayoría de los niños, al menos durante los primeros años, crecer significa ser
mejor, más fuerte y más coordinado. Sin embargo, también puede ser una época
atemorizante, decepcionante, emocionante y problemática.
Durante la primaria, el desarrollo físico es bastante estable en la mayoría de los niños;
se vuelven más altos, más delgados y más fuertes, de manera que son más capaces de
dominar deportes y juegos. Sin embargo, existe una enorme variación. Un niño en
particular podría ser mucho más grande o mucho más pequeño que el promedio y estar
perfectamente sano. Puesto que los niños en esta edad están muy conscientes de las
diferencias físicas, pero aún no tienen mucho tacto, uno podría escuchar comentarios
como: "Eres muy pequeño para estar en quinto grado. ¿Qué problema tienes?" o "¿Por
qué eres tan gordo?".
A lo largo de la escuela primaria, gran parte de las niñas tienden a ser tan altas o más
que los niños de su salón de clases. Entre los 11 y los 14 años, las niñas son, en
promedio, más altas y más pesadas que los niños de la misma edad (COOK, 2005).
Esta diferencia en el tamaño podría darles ventaja a las niñas en las actividades físicas,
aunque algunas de ellas podrían sentir un conflicto por esto y restar importancia a sus
habilidades físicas.
III. DESARROLLO PSICOMOTOR:
Según (Muniáin, 2006): La psicomotricidad es una disciplina educativa / reeducativa /
terapéutica, concebida como diálogo, que considera al ser humano como una unidad
psicosomática y que actúa sobre su totalidad por medio del cuerpo y del movimiento, en
el ámbito de una relación cálida y descentrada, mediante métodos activos de mediación
principalmente corporal, con el fin de contribuir a su desarrollo integral.
Como se ha indicado anteriormente, el desarrollo motor de los niños depende
principalmente de la maduración global física, del desarrollo esquelético y
neuromuscular. Los logros motores que los niños van realizando son muy importantes
en el desarrollo debido a que las sucesivas habilidades motoras que se van a ir
adquiriendo hacen posible un mayor dominio del cuerpo y el entorno. Estos logros de
los niños tienen una influencia importante en las relaciones sociales, ya que las
expresiones de afecto y juego se incrementan cuando los niños se mueven
independientemente y buscan a los padres para intercambiar saludos, abrazos y
entretenimiento. En el desarrollo psicomotor pueden establecerse dos grandes
categorías:
A. Motricidad fina y gruesa
1. Motricidad Gruesa (locomoción y desarrollo postural): El desarrollo
motor grueso se refiere al control sobre acciones musculares más
globales, como gatear, levantarse y andar.
2. Motricidad Fina (prensión): Las habilidades motoras finas implican a
los músculos más pequeños del cuerpo utilizados para alcanzar, asir,
manipular, hacer movimientos de tenazas, aplaudir, virar, abrir, torcer,
garabatear. Por lo que las habilidades motoras finas incluyen un mayor
grado de coordinación de músculos pequeños y entre ojo y mano. Al ir
desarrollando el control de los músculos pequeños, los niños ganan en
competencia e independencia porque pueden hacer muchas cosas por sí
mismos.
Los logros motores de los niños han sido suficiente y repetidamente
estudiados por pediatras, neurólogos, psicólogos, etc., hasta el punto de
existir tablas de adquisición de conductas evolutivas, indicando los hitos
del desarrollo motor y psicomotor. La revisión de la literatura existente
(LE BOULCH, 1999).
B. Aspectos del desarrollo psicomotor
1. Esquema corporal:
Según (BALLESTEROS, 1982), este concepto se puede definir como la
representación que tenemos de nuestro cuerpo, de los diferentes
segmentos, de sus posibilidades de movimiento y de acción, así como
de sus diversas limitaciones. Es un proceso complejo ligado a procesos
perceptivos, cognitivos y práxicos, que comienza a partir del
nacimiento y finaliza en la pubertad, interviniendo en el mismo la
maduración neurológica y sensitiva, la interacción social y el desarrollo
del lenguaje. Las experiencias producidas por el movimiento, los
resultados de dicho movimiento y la percepción del cuerpo de otros
sientan las bases sobre las que se va a elaborar la percepción del cuerpo
propio. Durante el segundo año de vida el niño manifiesta una
progresiva diferenciación de algunas partes del cuerpo y en el tercero,
los niños son capaces de identificar ojos, boca, orejas, nariz, manos,
brazos, pies y piernas.
Los elementos con que se construye el esquema corporal son de distinta
naturaleza: perceptivos, cognitivos y lingüísticos. Y la experiencia
social será de gran relevancia para su construcción. Además el proceso
de construcción del esquema corporal está en un punto muy crucial
durante la etapa de la incorporación a la escuela.
Entre los 2 y 5 años los niños van mejorando la imagen de su cuerpo y
los elementos que lo integran, van perfeccionando movimientos,
estabilizando su lateralización y conquistando el espacio,
relacionándose y actuando en él. Aunque entre 5 y 6 años el esquema
corporal es bastante bueno en cuanto a la calidad de los movimientos y
a la representación que se tiene del mismo, todavía se deben dominar
conceptos espaciotemporales que permitan situarse adecuadamente en
el espacio, en el tiempo y con relación a los objetos. De 6 a 12 años se
sigue perfeccionando el esquema corporal, el movimiento se hace más
reflexivo, permitiendo una potenciación de la representación mental del
cuerpo y del movimiento en función del tiempo y el espacio.
2. Lateralidad
El cuerpo humano aunque a nivel anatómico es simétrico, a nivel
funcional es asimétrico. El término lateralidad se refiere a la preferencia
de utilización de una de las partes simétricas del cuerpo humano, mano,
ojo, oído y pie. El proceso por el cual se desarrolla recibe el nombre de
lateralización y depende de la dominancia hemisférica. Así, si la
dominancia hemisférica es izquierda se presenta una dominancia lateral
derecha, y viceversa. El que una persona sea diestra o zurda depende
del proceso de lateralización. Se considera que un niño está
homogéneamente lateralizado si usa de forma consistente los elementos
de un determinado lado, sea éste el derecho (diestro) o el izquierdo
(zurdo). Cuando la ejecución de un sujeto con una mano sea tan buena
como con la otra se le denomina ambidextro. Mora y Palacios
establecen que la lateralización se produce entre los 3 y los 6 años
(COOK & COOK, 2005)
Hacia los cinco años, alrededor del 90 por ciento de los estudiantes
preferirán su mano derecha para realizar la mayor parte del trabajo
especializado, y el 10 por ciento preferirá su mano izquierda; existen
más niños zurdos que niñas zurdas. Esta preferencia tiene una base
genética, por lo que no es correcto insistir en que los niños la cambien.
3. Estructuración espacio-temporal
La orientación espacial implica establecer relaciones entre el cuerpo y
los demás objetos, está asociada al espacio perceptivo e incluye
esencialmente relaciones topológicas. La estructuración del espacio
conlleva a adquirir nociones de conservación, distancia, reversibilidad,
etc., por lo que se convierte en un proceso largo que se va configurando
desde los planos más sencillos (arriba, abajo, delante, atrás...) a los más
complejos (derecha-izquierda), dándose primero en la acción y pasando
posteriormente a ser representados en uno mismo, en el otro y en el
espacio con los objetos. No hay que confundir la dominancia lateral con
discriminar las nociones espaciales derecha-izquierda en sí mismo o en
los otros. El concepto derecha-izquierda se va configurando entre los 5
y los 8 años. Generalmente los niños de 6 años tienen adquiridos los
conceptos básicos espaciales y la noción derecha-izquierda sobre sí
mismo. La discriminación de la derecha e izquierda de otro situado
enfrente se consigue a partir de los 8 años y la posición relativa de tres
objetos a los 11-12 años. La orientación temporal permite no solo
localizar acontecimientos en el tiempo, sino mantener las relaciones
entre uno y otro acontecimiento, pero es un aspecto difícil de adquirir
en las primeras edades y juega un papel muy importante en aspectos
tan básicos como la comprensión ya sea oral o escrita. El conocimiento
de estos conceptos es fundamental para los aprendizajes escolares, ya
que el desconocimiento de los mismos se relaciona con alteraciones de
la lectura (dislexia), de la escritura (disgrafía) y dispraxias.
4. Tono muscular
Este concepto hace referencia al grado de contracción de los músculos
pudiendo ir desde la hipertonía (tensión) a la hipotonía (relajación).
Está sometido, en parte, a un control involuntario dependiente del
sistema nervioso y, en parte, a un control voluntario. Se va regulando
como consecuencia de distintas experiencias que se van teniendo en
tanto que las mismas exijan un control del cuerpo para adecuar las
acciones a los objetivos. Este aspecto repercute en el control postural y
en el grado de extensibilidad de las extremidades. Es un factor
relacionado con el mantenimiento y control de la atención, las
emociones y la personalidad.
IV. PROBLEMAS DE ADAPTACIÓN ESCOLAR :
A. Relacionados con la alimentación
En la niñez, una alimentación inadecuada incide negativamente en su
crecimiento, desarrollo y socialización de las demás personas. Los niños
gordos (obesidad) y los delgados (raquitismo) sufren una mala nutrición
y ninguno de ellos está sano. El juego con los amigos y la participación
en deportes pueden verse afectados de manera negativa. Además, los
niños obesos a menudo son el blanco de bromas crueles. Al igual que
todos los aspectos que implica el desarrollo de los niños, es probable que
existan muchas causas en interacción para este incremento en los índices
de obesidad, como una dieta inadecuada, factores genéticos, más horas
frente al televisor y los videojuegos, además de falta de ejercicio
(MEECE & DANIELS, 2008)
Algunos estudios confirman que la capacidad intelectual se ve afectada
por la calidad nutritiva de la dieta. Según algunas investigaciones
realizadas sobre la importancia de la nutrición y rendimiento escolar, los
alumnos que se saltan el desayuno cometen más errores en los ejercicios
de resolución de problemas. Expertos de la Universidad de Gales
(SCHNEIDER & BJORKLUND, 1992).
“Los efectos de la desnutrición severa sobre el funcionamiento
cognoscitivo y sobre la conducta, según se ha observado en países
subdesarrollados, se hacen aparentes en el período postinfantil. La
desnutrición severa durante el crecimiento puede ocasionar una
reducción del tamaño cerebral, una disminución del número de células
cerebrales y una organización del cerebro inmadura o incompleta” (Daza,
CH.1992: 6)
El cerebro, para desarrollar eficientemente sus funciones (entre otras,
pensamiento, inteligencia, sensaciones, memoria, imaginación y
aprendizaje, importantes para la etapa escolar), necesita básicamente dos
moléculas: oxígeno y glucosa (azúcares). Esta última constituye la única
fuente de energía en el sistema nervioso.
En cuanto a su evolución, el cerebro presenta una marcada aceleración de
su crecimiento en el último trimestre del embarazo y hasta casi los 2 años
de edad, por lo que es imprescindible otorgarle una correcta nutrición
que le permita al niño desplegar su máximo potencial tanto en términos
de estructura (crecimiento), como de función (desarrollo). Podemos
reflexionar entonces que un individuo puede alcanzar un nivel óptimo de
su talento natural sólo si acompaña su crecimiento y su aprendizaje con
una alimentación correcta y eficiente. (SCHEIDER, 1985).
B. Relacionados con los defectos físicos
Los defectos físicos pueden ser hereditarios o el resultado de un
ambiente prenatal desfavorable o alguna lesión durante el nacimiento.
Algunos de ellos se deben a enfermedades o accidentes. Unos cuantos de
ellos, tales como el tartamudeo y la pronunciación no clara, son de origen
psicosomático, mental o emocional. Algunos de ellos son "obstáculos
fantasmas" (defectos imaginarios). Los niños se imaginan que tienen
alguna invalidez y, debido a ello, se acepta que no hagan lo que no
desean.
Los niños sufren muchos defectos físicos, algunos de ellos comunes y
otros que no lo son tanto. Entre los defectos señalados se encuentran las
caries dentales, las deficiencias visuales y auditivas, las incapacidades
ortopédicas, los trastornos del sistema nervioso central, los males
cardiacos, los defectos del habla, los labios leporinos, los paladares
hendidos, las marcas de nacimiento corporales o faciales, las
anormalidades físicas (tales como dedos entrelazados, ojos cruzados,
jorobas, un sexto dedo u orejas deformadas) y las cicatrices y
contracciones como resultado de las quemaduras. Algunos de esos
defectos se pueden cubrir y otros empeoran progresivamente.
El modo en que reaccionan los niños a sus defectos físicos determina los
efectos que tendrán sobre sus adaptaciones personales, escolares y
sociales. Algunos niños (relativamente pocos), tratan de compensar sus
defectos, alcanzando el éxito en un campo que no se vea afectado por
ellos. Por ejemplo, un niño cojo, que no puede participar en juegos y
deportes con sus compañeros, puede tratar de conquistar un lugar en el
grupo, mediante el éxito en los juegos de cartas u otras formas
sedentarias de Juegos que sean populares entre los coetáneos.
La mayoría de los niños que tienen obstáculos en alguna forma, debido a
defectos físicos, desarrollan sentimientos de incapacidad e inferioridad y
muchos de ellos, además, tienen complejos de mártires. Las
repercusiones de los defectos físicos se dejan sentir en muchos campos.
Aun cuando la mayoría de los niños sufren daños psicológicos debido a
las lesiones físicas o los defectos, la amplitud de los daños psicológicos
varía y depende de la cantidad de factores, seis de los cuales resultan
especialmente comunes.
En primer lugar, la gravedad del defecto influye en las actitudes del niño
hacia él. Cuanto mejor se pueda ocultar, tanto menos tendrá que revisar
el niño su imagen corporal y tanto menos perjudiciales serán para él
desde el punto de vista psicológico.
En segundo lugar, el momento en que se produce el defecto influirá en la
adaptación del niño a él. En el caso de que se encuentre presente en el
nacimiento o se produzca poco después, el niño se adaptará mejor a él
que si se presenta más adelante.
En tercer lugar, el grado de restricción de las actividades influirá
considerablemente en los efectos que tenga el defecto sobre el niño. Por
ejemplo, un niño ciego o baldado se verá más restringido que otro sordo
o que tiene el rostro desfigurado.
En cuarto lugar, si las personas sienten lástima por los niños con
defectos físicos, se autocompadecerán y desarrollarán sentimientos de
mártires. Por otra parte, si las personas les demuestran simpatía, como
suele suceder cuando el defecto es muy evidente, los niños desarrollarán
actitudes más sanas y de aceptación.
En quinto lugar, las actitudes de los niños hacia sus defectos influirán en
los efectos que tengan sobre ellos. La mayoría de los niños reconoce y
aceptan sus defectos, aun cuando casi todos tratan de convencerse de que
no son distintos de los demás. Muchos se sienten culpables por sus
incapacidades, sobre todo si son el resultado del hecho de haberse
dedicado a actividades prohibidas o contra las que se les hubiera
advertido.
En sexto lugar, el punto hasta el que los niños sienten que son distintos
de otros, afecta sus actitudes hacia ellos mismos. Cuanto más reconocen
que son diferentes, tanto más perjudiciales serán sus efectos desde el
punto de vista psicológico.
El hecho de que son pocos los niños que logran adaptarse a sus
incapacidades se pone de manifiesto por la gran cantidad de adultos
incapacitados y mal adaptados, la mayoría de los cuales sufrieron sus
lesiones de niños. En estudios de adultos con lesiones físicas, que buscan
empleo o rehabilitación, se ha descubierto que muchos tienen problemas
emocionales que pueden obstaculizar su éxito ocupacional. A menudo,
sus problemas emocionales sé remontan a su niñez. Realizan también
malas adaptaciones sociales, evitando las actividades externas y
dedicando su tiempo a la lectura, la televisión y las actividades con los
miembros de su familia.
C. Relacionados con alteraciones en la psicomotricidad
Hay muchas causas de retraso del desarrollo motor, algunas de las cuales
son controlables y otras no. Puede deberse a lesiones cerebrales al nacer
o a condiciones desfavorables en el ambiente prenatal o a comienzos del
postnatal. Sin embargo, lo más frecuente es que se deba a la falta de
oportunidades para aprender habilidades motoras, debido a las
condiciones ambientales desfavorables, la sobreprotección de los padres
o la falta de motivación del niño para el aprendizaje. Por ejemplo, se ha
señalado que las madres restrictivas reducen el nivel de competencia de
sus hijos en las actividades motoras, mientras que las estimulantes las
elevan.
El trastorno psicomotor, se relaciona en forma negativa con el
aprendizaje del niño(a), porque al tenerlo, se siente incapaz, pierde el
entusiasmo, baja su autoestima, se compara con sus pares, etc. Sufre un
verdadero quiebre entre sus pensamientos, sus deseos y sus posibilidades
de accionar sobre su entorno. Cuando entran al jardín o al colegio, se
desencadenan en algunos niños(as) llamativos síntomas de dificultades
en relación con el manejo del cuerpo y sus posibilidades de
concentración en el aprendizaje.
Los efectos del desarrollo motor demorado son peligrosos para las
buenas adaptaciones personales y sociales. Hay dos razones para esto. En
primer lugar, tiene efectos desfavorables sobre los conceptos que tienen
los niños de sí mismos. Como resultado de ello, esto conduce a menudo a
problemas emocionales y conductuales. Por ejemplo, cuando los niños
tratan de hacer cosas para alcanzar la independencia que desean y no lo
logran con un éxito suficiente para asegurar su independencia, se frustran
al tener que depender de otros para que les ayuden. Conforme aumenta
su edad y comparan sus realizaciones con las de sus coetáneos, se sienten
inferiores al descubrir lo mucho que les falta para alcanzar su nivel. Los
sentimientos de frustración e inferioridad conducen siempre a problemas
emocionales y conductuales que son un riesgo para la realización de
buenas adaptaciones. En segundo lugar, el desarrollo motor demorado es
peligroso, porque no proporciona las bases sobre las que se pueden
establecer posteriormente las habilidades motoras. Cuando se demora el
aprendizaje de habilidades, por el retraso para el establecimiento de las
bases de las que dependen, los niños tienen desventajas al comenzar a
jugar con otros. Esto se debe a que los primeros contactos sociales se
establecen primordialmente en la forma de juegos. Si los niños carecen
de las habilidades motoras necesarias para lugar con sus coetáneos, se les
excluirá del grupo, privándoles de la diversión que tienen sus
compañeros y las oportunidades para aprender habilidades sociales y de
juegos, cuando sus compañeros las estén adquiriendo.
En este sentido entre las perturbaciones a ser abordadas por el trabajo
educativo se encuentran:
1. Debilidad motriz
Se caracteriza por un retraso en la maduración del sistema nervioso,
se manifiesta por movimientos toscos, limitados, sin fluidez, no
dinámicos. Tienen movimientos torpes, paratonía (no pueden relajar
su musculatura, es el rasgo más característico de este trastorno),
sincinesias (movimientos involuntarios con una parte del cuerpo,
mientras otra hace movimientos voluntarios).
2. Inestabilidad motora (Hiperkinesia)
Se caracteriza por una agitación constante motora y del carácter, su
hiperactividad le impide la atención y concentración, muestra
desequilibrio en la afectividad, fracasa cuando se le exige
coordinación, precisión y rapidez de movimientos carece de
organización, no terminan sus trabajos no hacen un análisis y síntesis
de pensamiento, no concreta nada, demanda del docente un apoyo
emocional. Estos niños no son capaces de inhibir sus movimientos o
la emotividad que está relacionada con los mismos. Son niños que
siempre están dispersos y no logran mantener un esfuerzo constante.
Presentan hiperactividad y problemas con los movimientos de
coordinación motriz (con una constante agitación motriz). Estos
niños presentan problemas de adaptación escolar, problemas de
atención, de memoria y comprensión, además de trastornos de
lenguaje y perceptivos. Su falta de interés en el aprendizaje aumenta
cuanto más fracasa.
3. Inhibición psicomotriz
La falta de seguridad le impide tener experiencias motoras necesarias
para el aprendizaje en general, sus movimientos son rígidos,
encogidos y presentan bloqueos en todos los niveles. Estos niños se
presentan pasivos y muy tensos, evitando hacer, para evitar los
movimientos desmesurados que harían si se movieran y por tanto
llamarían la atención y provocarían rechazo.
4. Dispraxia
Es la desorganización conjunta del esquema corporal y de las
nociones espacio-temporales. En este sentido, al conocer cuál de
estas perturbaciones poseen estos niños, el trabajo se debe realizar
tomando en cuenta tiempo, cuerpo y espacio que son pilares de la
Psicomotricidad. El manejo de actividades simples y de una sola
consigna que sea corta, dará oportunidad al niño para que la termine,
sienta apoyo y seguridad, razone en lo particular sobre lo que hizo y
pueda llegar a lo analítico, propiciar que organice tiempo y espacio
por medio de su cuerpo a través del apoyo de un especialista en el
campo psicomotor, deporte y recreación que le permita descubrir a
cada estudiante con dificultades de aprendizaje los aspectos
relacionados con la personalidad, en cuanto al desarrollo motriz,
afectivo, psíquico, social e intelectual.
V. JUEGO, RECREO Y ACTIVIDAD FÍSICA :
María Montessori dijo: "El juego es el trabajo de los niños". Piaget y Vygotsky
estarían de acuerdo con ella. Recientemente, la Academia Americana de
Pediatría (American Academy of Pediatrics) señaló lo siguiente: "El juego es
esencial para el desarrollo porque contribuye al bienestar cognoscitivo, físico,
social y emocional de los niños y jóvenes" (GINSBURG, 2007)
Ya vimos que el cerebro se desarrolla con la estimulación, y que el juego
proporciona parte de esa estimulación a cualquier edad. De hecho, algunos
neurocientíficos sugieren que el juego podría ayudar al importante proceso de la
eliminación o poda de sinapsis cerebrales durante la niñez (PELLIS, 2006).
Otros psicólogos consideran que el juego permite que los niños experimenten de
manera segura mientras aprenden acerca de su entorno, prueban nuevas
conductas, resuelven problemas y se adaptan a nuevas situaciones
(PELLEGRINI, DUPUIS, & SMITH, 2007). Los niños que se encuentran en la
etapa sensoriomotriz aprenden explorando, succionando, golpeando, agitando y
lanzando, es decir, al actuar sobre sus entornos. Los preescolares en etapa
preoperacional disfrutan el juego de la simulación, el cual utilizan para formar
símbolos, usar el lenguaje e interactuar con los demás. Empiezan a participar en
juegos sencillos con reglas predecibles. A los estudiantes de primaria también les
gusta la fantasía, pero empiezan a practicar juegos y deportes más complejos, lo
que les permite aprender acerca de la cooperación, la justicia, la negociación, el
triunfo y la derrota, y también a desarrollar un lenguaje más complejo.
Conforme los niños se convierten en adolescentes, el juego continúa formando
parte de su desarrollo físico y social (MEECE & DANIELS, 2008).
El juego. La Asociación Nacional para la Educación de Niños Pequeños
(National Association for the Education of Young Children, 2006) menciona los
siguientes resultados positivos del recreo y del juego al aire libre:
El juego es una forma activa de aprendizaje que une la mente, el cuerpo y el
espíritu. Hasta los nueve años de edad, por lo menos, los niños aprenden
mejor cuando la persona participa como un todo.
El juego reduce la tensión que a menudo se produce al tener que obtener
logros o al aprender. En el juego, los adultos no interfieren y los niños se
relajan.
Los niños expresan y resuelven aspectos emocionales de las experiencias
cotidianas a través del juego no estructurado.
Los niños a quienes se les permite jugar con libertad con los compañeros
desarrollan habilidades para percibir las situaciones a través del punto de
vista de otra persona: la cooperación, la ayuda, el acto de compartir y la
resolución de problemas.
El desarrollo de las habilidades perceptuales de los niños puede verse
afectado cuando obtienen gran parte de su experiencia a través de la
televisión, las computadoras, los libros, las hojas de trabajo y los medios de
comunicación masiva que requieren únicamente el uso de dos sentidos. Los
sentidos del olfato, el tacto y el gusto, así como el sentido del movimiento a
través del espacio, son formas poderosas de aprendizaje.
El recreo. Otros investigadores afirman que los estudiantes de los países asiáticos,
quienes de manera consistente superan a los estudiantes estadounidenses en
pruebas internacionales de lectura, ciencias y matemáticas, tienen espacios de
recreo más frecuentes a lo largo del día escolar. Esos recesos podrían ser
especialmente importantes para los niños que tienen un trastorno por déficit de
atención con hiperactividad (TDAH). De hecho, con más recesos podría haber
menos alumnos, especialmente varones, diagnosticados con TDAH
(PELLEGRINI & BOHN, 2005).
En virtud del valor que tienen el recreo y el juego, a muchas personas les
preocupa que en la actualidad estemos ignorando el juego como un aspecto
importante del desarrollo humano. De hecho, mientras escribía esta sección, leí la
nota de portada de una revista de noticias dominical acerca de "Tomar el juego
con seriedad". En los primeros párrafos, Henig comenta:
A los educadores les preocupa que los directivos de las escuelas estén
reduciendo el recreo para incluir las actividades de un currículo cada
vez más saturado. Los psicólogos se quejan de que los niños llenos de
actividades programadas no tengan tiempo para la verdadera empresa
de la niñez: el juego libre creativo y sin estructura. Los funcionarios de
salud pública asocian el tiempo insuficiente para jugar con un
incremento en la obesidad infantil. (HENIG, 2008)
Los niños y los adolescentes pasan muchas de sus horas de vigilia en la escuela.
Como en la actualidad la mayoría de ellos no realiza demasiada actividad física en
su vida cotidiana, las escuelas tienen un papel relevante en la promoción del juego
activo. Esto puede ser especialmente importante para los estudiantes que viven en
la pobreza y para los niños con discapacidades. Por desgracia, el tiempo de recreo
se está reduciendo para que los estudiantes realicen más actividades académicas
enfocadas en la preparación para los exámenes (PELLEGRINI & BOHN, 2005)
(GINSBURG, 2007).
VI. CONCLUSIONES :
Es importante conocer el modo en que se desarrollan físicamente los niños,
porque el desarrollo físico influye en la conducta infantil, de modo directo,
determinando lo que pueden hacer y, en forma indirecta, al influir en sus
actitudes hacia los demás y ellos mismos, lo que afecta el tipo de adaptaciones
personales y sociales que realizan.
La psicomotricidad no se restringe al acto motor del niño, sino que se refiere a la
interacción de este acto motor con el resto de los ámbitos de su personalidad.
Englobamos, pues, a la psicomotricidad con el desarrollo cognitivo, afectivo y
motriz del niño.
El desarrollo físico y psicomotor tiene una etiología multicausal en la que
factores de herencia y de medio ambiente interactúan potenciándose
mutuamente.
La leyes de desarrollo céfalocaudal y próximodistal tienen una base biológica y
regulan el proceso de desarrollo del niño, pero otros factores aceleran o
enlentecen de forma importante dicho proceso. El desarrollo físico no sigue un
ritmo uniforme, ni siquiera todos los órganos corporales evolucionan
paralelamente, esta asincronía está determinada biológicamente.
Los diversos aspectos del desarrollo psicomotor que hacen referencia al esquema
corporal, la coordinación de movimientos, la orientación espacial y temporal, el
ritmo y los aspectos de la organización perceptiva, tienen un periodo de
maduración que va de 4 a 12 años aproximadamente.
Está demostrada la relación entre los primeros aprendizajes escolares y la
adquisición de las funciones madurativas básicas de la psicomotricidad. Todas
las funciones psicomotrices están relacionadas entre sí, por lo que el retraso de
una de ella afecta en mayor o menor medida a las otras funciones, y viceversa.
Actualmente en el diseño curricular de los alumnos de Educación Infantil y
Primaria se ha incorporado la psicomotricidad como materia del programa
educativo. Los padres, ante cualquier sospecha de retraso, se aconseja que
acudan al pediatra o a un profesional especializado a fin de identificar
tempranamente los problemas.
BIBLIOGRAFÍA
BALLESTEROS, S. (1982). El esquema corporal. Madrid: TEA Ediciones.
COOK, J. L., & COOK, G. (2005). Child development: Principles and perspectives.
Boston: Boston: Allyn & Bacon.
CÓRDOBA, D. (2011). Desarrollo cognitivo, sensorial, motor y psicomotor en la
infancia. España: Innona, España.
GINSBURG, K. R. (2007). The importance of play in promoting healthy child
development strong parent-child bonds. Pediatrics.
HENIG, R. M. (2008). Taking play seriously. The New York Times Magazine.
HURLOCK, E. (1982). Desarrollo del niño (2a. ed. ed.). México: Mc Graw-Hill.
LE BOULCH, J. (1999). El desarrollo psicomotor del nacimiento hasta los 6 años.
Barcelona: Paidos.
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09 de Septiembre de 2015, de efdeportes.com:
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