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TIHATRO
"PARA ALBERTO DUTARY,
QUE PINTA COMO QUIERO
ESCRIBIR".
Jose'e Oesas Alazeinez
ha Retzeta (Pieza en un Acta)
Personajes, segOn el orden en que aparecen:
JO YEN
HOMBRE
MUJER
COMERCIANTE
VENDEDORA
EL
ELLA
VIEJECITA
POLICIA
ARQUITECTO
Lugar: Un parque cualguiera.
Tiempo: El presente y el pasado.
Derecha e izquierda, as del espectador.
Panama, 1963
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ACTO UNICO El escenario representa el recodo de un viejo parque abandonado.
Do una penosa impresi6n. Todo es viejo: la banca que hay a la izquier-
da; el fad, cuya luz tambien es vieja, desabrida; la yerba, que nace y
crece vieja ye. Solo el aire, a pesar de ser tambien viejo, respirado,
conserve. . , o no, mejor: ha adquirido, con el tiempo, cierto frescura,
conforme se ha ido enfriando del color que un die obtuvo en pulmones
humanos. Alrededor del parque pueden verse altos edificios modernos.
Se trata de uno de esos parques que, no se sabe como, hen sobrevivido
a la moderna urbanizacion. El sitio en que se desarrolla la acciOn es,
come yo se ha indicado, on recodo poco transited°, apartado de la vere-
da principal que circunda a todo el parque y por donde la gente se
pasea. 0 se pasecba, mejor dicho, mientras los bomberos o Co Banda
Municipal tocaba piezcs cursis. Era una hermosa costumbre que here-
demos de los espanoles y que hemos ido perdiendo poco a poco. Por un
instante la escena permanece vacia. Lo Unico que llama la °tendon del
public° son los enormes edificios modernos y on anuncio comercial en
colores, sobre alguno de ellos, que se enciende y apaga con ritmo de
corazon y tiempo.
(Entre tin Joven, de prise, nervioso. Viste a la mode del
primer cuarto del siglo, totalmente en desacuerdo y en con-
traste con la urbanizaciOn actual del fondo. El Joven reco-
nose el sitio y eso lo tranquilize. Se sienta en la banca. Po-
co tiempo. to suficiente porn coger client° solo. Luego se
levanta y comienza a verb o todo. La bona° ha crujido. La
prueba, vuelve a crujir. Comprueba el polvo del farol, lo po-
drido de todo. Sin embargo sonrie. Tiene tin remedio pare
todo ello. Hace el esfuerzo de recorded° Lo recuerda.
Es una cancion: La Violetera. (0 quiz& si se prefiere, el vals
Sabre las Olas, de Juventino Roses). La silba. Entonces, y
como por la sole virtud de la melodic, cornices° todo a cam-
biar, a rejuvenecerse. lnmediatamente cesa el anuncio. Se
hace transparente el telon de fondo donde estcin pintados
los edificios de Los alrededores y se deja ver tin cielo mag-
nificamente estrellado, un ciao tropical, de verano. La luz
del faro se matiza, se hace coma de lune. La yerba se
tome verde, verde chillon, brillante. Los &boles, esqueloti-
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cos antes, Sc hacen frondosos y comienzan a mover sus ra-
mos al viento. De pronto aparecen flares por todas partes,
flores fosforescentes, o olumbradas coda into por un pequefio
foco pare dor esa impresidm. El Joven, sin dejar de sillier,
prueba otra vex la modem del bonito. Ye no cruje. El pal-
vo del poste de! farol. Ye no lo tiene. Y se va, silbando, pot
Jo derecha. En su comma se tope con un Hombre y una Mu-
jer, vestidos tambien a In mode de entonces. El Joven los
saluda con un movimiento de cabeza)
HOMBRE.— (Al Joven) Buenas noches.
MUJER.— (Lo mismo) Buenas noches.
HOMBRE.— ;Qua tipo mos raro!
MUJER.— jai! (Espera a que se voya) Lo Haman el Solitario. Siempre
anda solo. Nadie lo conoce.
HOMBRE.— iQue de gentes Mos extranos se yen en este .parque!
(Por algn sitio insospechado, y como rastreando uric pisto,
entra el Comercionte, hombre gordo, bojito y calve, barques
perfecto, seccindose el sudor de la frente con el paned°. He-
mos de pensar que el sudor es debido bien a su constitucion
fisica o a su preocupacion, puce nadie mos parece sentir ca-
lor. Pero Jo quo mils llama la retention de este nuevo perso-
naje es qua viste a la modo actual. Lleva desatado el nudo
de In corbata)
COMERCIANTE.— Perdonen Un nino de unos ocho ofios, dno lo han
visto ustedes? Con un aro. Uno de esos aros que los ninos hacen
rodor -empujondolos con una varita, un arc (Da el tantalize,
quo recuerda despues de un poco de vazilacion, con un gesto
de manes)
HOMBRE.--No. (Geste de desilusien del Comerciante) Es su hijo?
COMERCIANTE.— dame.? Ah, no, no. Si. Si. Estoy seguro de que se
me esconde. Estoy seguro.
MUJER.— Mire, quiz& no sec el mismo, pero roe porece haber visto
a un nifio jugando con un aro. dEl pelo castano rizado ?
COMERCIANTE.— iSi! Si!
MUJER.— Del lado del kiosko. Noce un rota.
COMERCIANTE.— Oh, muchos gracios. Muchos grades. (Minis r6pido)
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HOMBRE.— dVes lo que te digo? iQue tipo mOs extrahol
MUJER.— Y que rara su woo, dlo notaste?
HOMBRE.— Si.
MUJER.— Sigue contondome lo de la entrevista de esta manona.
HOMBRE.— 1-_)e veras que te interesa?
MUJER.— Claro. QL.16 tiene de particular?
HOMBRE.— No se.
MUJER.— A as esposas les interesa siempre todo lo que sea de sus
mar dos
HOMBRE.— No me acostumbro a estar casado.
MUJER.— Pues es tiempo de quo te vayas acostumbrando, porque va a
durar mucho tiempo. Qu'e to dijo el jefe entonces?
HOMBRE.— Bueno, pero sent-6moms.
MUJER.— No, aqui no. Esti:, reservado. (El Hombre la mire sin cam-
prender) Los novios. La parenta esa quo Viene todos los jueves
a la retreto.
HOMBRE.— Pues que se sienten en otra parte.
MUJER.— No, esta es la de ellos, aqui, oportados de la gents, en la
oscuridad. Todo el mundo les respeta el sitio. Todavia no hi
dodo el campanario las siete, verclacl?
HOMBRE.— (Mira so relop No. Pero ya las son. En ml reloj por lo menos.
MUJER.— Entonces no tardardn en Ilegar. Son muy puntuales. Ven, cer-
co del kiosko hay muchos bancas vacias. (Van soliendo) 1.2))e te dijo el jefe entonces? Ya me irnagino la cara quo hobo puesto.
HOMBRE.— Si. No se puede negar que lo sorprendi. Pero el, con mu-
cha circunspeccion, disimulando a sorpresa
(Han salido. En so camino se topan con la Vendedora quo
yierie pregonando su mercancia y que se la ofrece con un
gesto al Hombre. Este, sin interrumpir su narracion, deniega)
VENDEDORA.— (Se la comienza a oir desde antes de entrar. Su pregOn
Nene alga de lejano y melancolico) iCaramelos! iChocolates! ;Ci-garillos!
(Quo la viene acompailando) Par aqui no hay nadie, abuelita.
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VENDEDORA.— Si. Es ternprano todavia. Enos (Los del hence) siempre me compron.
ePuedo irme a jugor con Roberto ya?
VENDEDORA.— Buena, anda, ando. Pero yen que te arregle un poco.
(Se sienta en 9a banca pare arreglerle el audio) No se por que te gusto jugar tanto con ese nirio. El es rico, y los ricos son
diferentes.
NI1C10.— Roberto no es rico.
VENDEDORA.— Si, hiiito, si lo es. No yes la rope que usa? En carnbio
tu, ml pobrecito
NINO.— No es diferente.
VENDEDORA.— Silos son fences, pueden jugar. Los pobres no podemos
ser tan felices. Sobre todo, no conviene que nos acostumbrernos
o ser fences, coma ellos. eCornprendes?
NINO.— Pero Roberto no es fells, abuelita. Llora.
VENDEDORA.— (Extranada) eRobertito !bra? ePor que?
(Ya k han arreglado el cuello, metido la camisa, etc........ Sale corriendo, clegre) iSecreto! (Regresa) Abuela, dame un paquetito de caramelos. (Ella sonrie) Dame, por favor.
VENDEDORA.— Tomo. (Se la do)
NI1c1 0.— Asi yo le doy cararnelos y el me presto su aro. (Sale corriendo)
(La Vendedora lo ye irse, melancOlico, pero no tarda en vol-
ver a lc, realidod y a su pregon meconico)
VENDEDORA.— (Saliendo hacia la derecha) 9Caramelos! jCigarrillos!
;Chocolates! (Fuer° de escena ye, coda vex mos lejos) ;Chocola-tes! jCigerrillos! iCoramelos!
(Momentos antes de hacerse inaudible su orogen, cornienza
a dar lo hora 'in reloj de tome. Son siete campancidas, lentos,
de ceento grave. A las primeras campanados, y casi simul-taneamente, entree El y Ella. Uno par la derecha, el otro
par In izquierda. Pero permanecen separados, coda 'no en el
extrema opuesto del °scenario, y sin moverse, mirandose so- lomente. Terminan de sonar las siete. Se oye el silencio. Pausa)
EL.-- Hula. (No se mueve)
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ELLA.— Nola. (No se mueye. Se miran solamente. Pause)
EL.- Hemos side puntuales. Los dos.
ELLA.— Si. (Sonrie)
EL.- Por que te ries de ml?
ELLA.— (Serial No. (Aparte) Ahem vas a decirme que }lace una noche.
hermosa.
Hace una noche muy hermosa.
ELLA.— Si. (Aporte) "Tenia gancs de verte".
EL.— Tenia ganas de verte.
ELLA y EL.— (Sirnultoneamente) He estado esperando toda la torde que
diera el reloj los siete (El se da cuenta y se calla)
ELLA.- " pares venir. Hoy es jueves".
EL.— Te burros de mi.
ELLA.— No. Es que (No sigue)
EL.- (Acercandosele) Si tit supieras lo que signif icc pare ml (Ve que
ella retrocede, no se sabe per que, y se deo-lone, extrariado. Ella
se do cuenta de que El se ha dada cuenta y, pare desmentirse,
corre a sus brazes y a besa profusamente. El le coge la cabe.za
con arabas manes, ye que Dora) Te pasa alga.
ELLA.— (Deniega) Nosotros. Tenemos cries de acudir a la misma alto,
a la misma hora, en el mismo sitio. De repetirnos las mismas•
palabras , haste el punto de qua ya Sc ban gastado y no sig-
nif icon nada. (Cierra los °jos) Y da pena oirlas. Siernpre lo mismo.
Siempre lo rnismo, que se repite y se repite. lNo tienes a sen-
sacion de qua todo se este gastando, cambiando, poco a poco, pa-
re que no nos demos cuenta? Pero yo si me day cuenta. De pron-
to he tenido a sensaciOn (Li, mire. El sonrie) dl■lo compren-
des, verdad?
EL.— Te contradices: "Siempre lo mismo. Todo este carnbiando".
ELLA.— Es como si se estuviera gastando todo, de tante repetirse. Ya
hasta me parece que coda vez viene menos gente al parque. Pero
no as eso solamente, todo (Mira a su olrededor) Esto no as
real ya. dCuando has visto que eran asi as flores? Parecen arti-
f icicles (En efecto, lo son, y sin disimularlo) Nosotros mismos
por un instante Yo
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EL.— Eros real pare mi. Eros a unico real que existe pare mi.
ELLA.— (Comprende quo El no puede comprender) Perdona. Es solo una
sensaciOn. Sentemonos, quieres?
EL.— Yo comprendo que to sientas ask Tambien yo, a veces, me canso,
me
ELLA.— No es eso.
EL.— Pero faits poco yo. Nos casaremos bien pronto
ELLA.— No es eso.
EL.— Y entonces • entonces seremos felices.
ELLA.— No es eso. Yo soy, yo, feliz; desde quo nos conocemos. Nunca
he sido tan feliz. Esto sere a mejor epos° de mi vida, estoy se-
gura. Siempre lo recordare came la mejor. Pero no es eso. (El
le pregunta con la mirada) No se. No podrio explicarlo. Es solo
uric sensacion, to he dicho.
EL.— SensaciOn, de que?
ELLA.— De gag siempre, todos los jueves, es lo mismo. De quo es el
mismo jueves quo se este) repitiendo y repitiendo. Como si fuera
un dia terco que no se quisiera ir. iQuizes porque somas tan
dichosos en 61!
EL.— To dire lo qua haremos, paro romper la monotonic: El proximo
jueves nos citarernos en otra parte.
ELLA.— No podriannos. Na te digo quo es un mismo dia quo se repite
y se repite? Tel come, lo vivimos la primera vez tendremos quo
vivirlo siempre, haste quo se paste del todo, haste quo ye no
sea real, haste que sea como un suego. jCads vez me parece me-
nos real todo esto! La lus. (Verde -azul, de seam, quo se ha pe-
dido) Cuendo has visto, si no en suenos, una luz asi? No es real.
Quiz& sea porque somos tan dichosos. dVerdad?
EL.- Si. Debe ser eso.
ELLA.— Es hermoso lo quo hemos hecho nosotros de esta hora. Por eso
es que no quiere irse y se repite, vuelve todos los jueves, (Sonreida)
a la misma hora.
EL.— Es uno horo puntual. (Ella rie un poco del chine)
ELLA.- (Transicion) Pero, no sientes le sensacion de quo ella nos tiene
corno amarrados, de quo no podriamos, aunque a intentaramos,
hacer otra coso quo esto, ester sentados aqui, o paseando alre-
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dedor, esperando quo comience a mUsica? Dime, de veras, si pow
el proximo jueves nos citammos a Ms siete en otra parte, dque
horias?
EL.— Isla a esa otra parte, clam.
ELLA.— Y oyeras el reloj de la torre dar as siete, dpodrias no venir aqui?
EL.— (La mire) Si, vendria, porque te conozco, y estoy seguro de que
estorias aqui.
ELLA.— Y yo, porque to conozco, sobria que ibas o pensar eso mismo
que has dicho ahora, y estaria aqui, esperandote. V entonces si
que nos dariamos cuenta, ya sin ninguna dada, de que estamos
presos en este dia. Es mejor que no hagamos a prueba. Me daria
miedo.
EL.— (Swiveled)) A veces me parece que eres muy inteligente, pero a
veces
ELLA.—(Afirma con la echos°. Sonrie. Vuelta) Mira, por ejemplo, de on
momenta a otro va a poser la vendedora de caramelos.
EL.— Paso siernpre.
ELLA.— Pero yo te voy yo decir el momenta exacto en que va a pesos.
(Cierra los ojos. Pause) jAhoral
VENDEDORA.— (Su vas lejana, acereandose) jCommelos! jCigarrillos!
jChocolates! (Entre) 'Chocolates! —Buenas noches, parejita.
ELLA.— (Sonriente. Es El quien ha quedado serer() Buenos noches, sehoro.
VENDEDORA.— dUn paquetito, coma siempre? (El page) Gracie's.
ELLA.— dlinde esto su nieto? dEs que no lo ho traido hoy?
VENDEDORA.— di?ero cree usted que me iba a dejar salir sin que lo tro-
jera? Ando por ahi, jugando. Ya sabe lo revoltoso que es: Has-
ta luso°.
ELLA.— Haste luego, sefioro.
VENDEDORA.— (Mutis. Su voz, alejendose) iCaramelos! ;Cigarrillos!
'Chocolates!
EL.— Na tiene nada de raro. La oiste antes de que yo la pudiem air.
Eso es todo.
ELLA.— Buena. (Le mete un caramelo en la boca) Von, vamos a dar una
vuelta. (Mao-is de ambos)
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(Por el lade contrario entre una Viejecita. Es evidente que no quiere ser vista por to pareja y espera a que hayon soli-
d0 del lode pare acabor de entrar ella. Se siento en el ban-
co y teje. Viste un reale negro, sin mode. En la cabeza,
un sombrerito raro, de coiores abalones. Despues de un breve
memento, comienza a reirse para sus adentros, coma si recor-
dare algo gracioso, y a dialogar consigo misma como con sus
recuerdos. Timidamente al principio y completomente interior,
pero exteriorizando su pensamiento coda vez mos, haste que
al final actüa como una persona demente, o extrovagante par lo menos)
VIEJECITA.— iJe, je, je....! ;Ji, ji, ii....! No.... Si, bueno. Rabic._ ha-
bia.... (Mira el cielo oscuro) sol. jie , J r Asi. Caramba, estas co-ws son asi, dolia Matilda Usted este bien, creamelo. El aire....
No siente usted trio? El mundo este combiando. Cuando se ha
visto que huge este frio aqui? (Se arrebujo un poco) Yo._ toso....
de noche. No me gusto. Es on cuarto horrible. No tiene ventanas.
Aqui, si. El °ire. Pero, earl torde? Yo pense...., siempre pens&
que hacia sal. Si. Todo se acaba, se gasta. El sal se este apagando.
(Alegre) Pero usted este bien. ;J I, ji, ji (Triste) Solo la luz. Me
hoce fait°. Se ha gastado. Yo recuerdo, en cambia_ jUh, hoce tan-
to tiempo! Mos. Wks. En el pueblo, cuondo era nine. Alli si habia
sol. Entonces si. Cortiamos, robobamos frutas en el huerto de don
Tomes. jDon Tomas! (Transicion) jOh, no, don Tomes, no he sido
yo! Ha sido Anita, y Juan. A mi no me gustan lo s marafiones, ni los almendras. De veras. (Picara) ji, ji I (Transicion) Pero,
dya va a Hover? (Disgustada) jOh! Que luz tan gris. Antes no. Es
lo minimo que se ho debido guarder. Deberian inventor alga.
(Transicion brusca) -Werra, dque haces aqui?! (La mono sabre el
corneal) Crei que te babies escondido para asustorme. Si, es que
ye comienza a fallorme lo memoria. iQue vestido tan bonito! ge
lo hizo to mama? jTanto tiempo de ester muerte y quo colores
tienes, Maria! Oh, tambien yo puedo der esos saltos. Mira, voy o
dor uno.... (Se inmoviliza un instante) Nies? Viste? dV el dio qua
la Ha liege a case ..... con aquellos regalos? -jTia, axtra mi?! jQue Endo!
(Las flores, de grupo en grope, comienzan a opogarse. El
anuncio vuelve a latir. Todo retorna al estodo calomitoso del principle)
VIEJECITA.— (Al vet desaparecer has flores) jOh, oh, alguien viene!
(En efecto, entre tin Policia, vestido a la moderna)
POLICIA.— Buenas noches, senora.
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VIEJECITA.— Buenos noches, senor policia. Ah, no; chore son "guardias e
POLICIA.— Es lo mismo. Ha venido usted hay temprano.
VIEJECITA.— No. Hace tiempo que han dodo yo as siete.
POLICIA.-- 17:)e veras? No me habia dodo cuenta.
VIEJECITA.— dhlo oy6 usted las campanadas?
POLICIA.— Los campanadas? dQue campanadas?
VIEJECITA.— De la torre de la iglesia. Es un reloj que marcha muy bien.
POLICIA.— Tan bien que desde que yo tengo memoria este parado.
VIEJECITA.— Cifirno? dY las camponadas? (El Policia la mire sonriente:
No hay tales companadas)
POLICIA.— La vi de lejos que hablaba. Estaba usted acompanada otra
vez, eh?
VIEJECITA.— iJi, ji, ji....! No. No. Estoy solo. Tejiendo un sueter. Coda
vez hace mos trio alit.
POLICIA.— Pero ye a perder la vista con este luz.
VIEJECITA.— No puedo perder lo que no tengo, hijo. Ya estoy cosi cie-
go. Esto lo puedo hacer sin ver. Si bajo los ojos es pore disimular.
De usted, por ejemplo, solo veo una mancha kaki. (El uniforme)
Pero no es solo que este perdiendo la vista, es que a us se este
gastando____, porque, en otros sitios, yea mejor. Aunque, tambien
alit, sabe usted?, coda vez es mos gris, mos oscuro, mos trio.
(Hablondo consigo misma, coma antes) -iEstos tiritando, Maria!
;Que te pose! iMaria, .que te paw?! iVoy a ir corriendo a avi-
sarle a (Ve al Policia. Vuelta) -Perdone. Muria. Era una pnimi-
to rnia. No la olvidare nunca.
POLICIAr éPar que no habla can personas reales, senora? Seguro que
tendre gente conocido, amigos
VIEJECITA.— Oh, si, tengo muchas amistades: La senora Natividad, Ma-
ria misrna, con la que algunas veces voy a jugor, antes de
aquello. Dona Matilde Dona Matilde y yo fulmos muy amigos,
siebe? Oh, hablebamos mucho. Nos conteloamos todo.
POLICIA.— Ha muerto, sterclaci?
VIEJECITA.— Si, par supuesto. Si no, cifirno iba a poder verla? No le
digo que estoy ye casi ciega? Todos han muerto, menos yo. Pero
ellos son todos muy buenos y no han querido abandonarme, dejar-
me sofa aqui.
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POLICIA.— No esta solo. Otros hen ido naciendo. Como el nifio ese pare quien teje el sueter.
VIEJECITA.— Oh, desto? Es pare el nieto de la vendedora. Vestia tan mal el pobrecito.
POLICIA.— Liz, vendedora?
VIEJECITA.— De caramelos. Siempre venia a la retreta. Y el siempre me compraba un paquetito pans mi.
POLICIA.— Pero ese nil)°, a estas bores
VIEJECITA.— (Detiene la labor por en breve instante) Habra muerto tam-
bien. (Se pone a tejer de nuevo, mos de prise, pare ahuyentar desmentir el pensameento)
POLICIA.— Para usted significa mucho este parque, dverdad?
VIEJECITA.— Para ml, y pare muchos. No son solamente mis recuerdos los que hay aqui. Esto este Ileno de gente.
POLICIA.— Nadie mds que usted viene yo por aqui. La gente vu chore al cine, o yo nadie viene al parque. Listed solamente.
VIEJECITA.— Se habron olvidado. Es posible. Tendron que buscarse. En-
contrarse. Como use senor gordo, bajito, de la corbata desanudada.
(El Comerciante) Yo no. He tornado mis precauciones. Se donde de-
bo ir a buscarme cuando Ilegue la how. Aqui. Sabre todo aqui.
POLICIA.— eFuc aqui donde conocio a su esposo?
VIEJECITA.— No. Pero, antes de casarnos, veniamos todos los jueves, a
retreta. (TransiciOn) Oh, pero no, no puedo hablar de esto. Me
oirian. Ella sospecha ye. Esto nerviosa. Puede vernos.
POLICIA.— Quien es elle?
VIEJECITA.— Yo. Entonces. Pero, (Picara) yo tengo mis truces. Cuando
los recuerdos liege como si pensara en otra coon. Hago come Si
me preocupara par el tejido. Asi los miro sin que me vean ellos.
Porque ella sospecha ye. Par eso no conviene que yo este aqui.
Ni usted, senor pond°. Venga, vamonos a etre parte. Vendron por
aqui apenas comience la mosica. Tocaban canciones ton bonitos.
Como aquella de to ra me to ra ra re ma rd.... (La ViaVetere. Mutis de maims)
(Una banda ol fondo, toca la Violetera. Todo vuelve a trans-
formarse. Entron El y Ella. Von pasando)
ELLA.— d'Ves? Yo sable que en el momento de Ilegar aqui comenzarian a tocar.
79
EL.— No quisiera que fueras asi, sabes? Yo soy un simple meconico, y
tengo miedo de que te desilusiones cuando me conozcas mejor.
(Se oye, acercendose, el pregim de la Vendedora)
ELLA.— No digas tonterias. gar que me vas a desilusionar?
EL.— No se. Fres tan complicada. Tienes cosos tan rams. Y yo soy
muy burdo.
ELLA.— Quieres que te diga lo que eres? (Cariiiosa) Tonto. (Han solid&
VENDEDORA.— (Entre. Cambia de sonrisas con Ella) ;Caramelos! iCiga-
rrillos! iChocolates!
(Entre el Comerciante, buscando, sec6ndose el sudor. Par ci
lado opuesto, el Nino. El Comerciante vuelve a sally)
jAbuelito I (Se pare en seco al ver al Conterciante y espero
a que este salsa. Transicietn) Miro. Es el.
VENDEDORA.— dQuien?
NINO.— Ese segor. Roberto le tiene miedo.
VENDEDORA.— Por que?
NINO.— No se. (TransiciOn) Abuelita, dome afro paquetito
VENDEDORA.— e( el que te acabo de dor?
NINO.— Se °cab& Es que le day o Roberto. (Han salido)
(Entran el Hombre y la Mujer)
HOMBRE.— dQuieres?
MUJER.— No. Era un capricho, un (Subrayado) ontojo. Pero yo me p056.
(Ella sonrie significativamente. El la mire, pone cora de idiot°
y sale disparado detrOs de la Vendedora)
HOMBRE.—iEh, vendedora 1 (Mutis)
(Entre el Joyen. Le sonrie a la Maier pero Osta no le hoce
caso. Entran el Hombre y la Vendedora)
HOMBRE.— (A to Mujer) Escoge. Es tin ontojo.
VENDEDORA.— Mis felicitaciones.
MUJER.— Estos.
HOMBRE.— (Paga) No estas cansado? No convendra que se sientes un
rato?
80
MUJER.— No se en que estos pensando. dEs que no puede una tener un antojo? (Han salido)
VENDEDORA.— Cigarrillos, joven? Xanomelos?
JOVEN.— No.
(A la Vendedora se le cae alguna mercancia que el Joven le recoge)
VENDEDORA.— Muchos grocias, joven. 'ía no eston mis brazos para car-gar con este trasto todo el dia.
JOVEN.— dQuien la podro estor recordando a usted, pobre vieja?
VENDEDORA.— Como?
JOVEN.— Se explica que eso pareja este aqui. Ella le vo a decir que van
tener un hijo. Y eso no lo olvidaron nunca. Los novios, tambien.
Es una viejecita. Yo b conozco. La he visto algunas veces. Pero a usted,
(Entra el Nino)
NIRO.— iAbuelito
JOVEN.— (Coe en la cuenta) Ah, es el.
(La Vendedora, mirando extranada at Joven, hese mutis con el Nino. Entre el Comerciante)
COMERCIANTE.— Por favor, no ha visto usted a un ninb de unos ocho °hos ?
JOVEN.— Usted no es de aqui, bterdad? (Por lo moderno de su ropo)
COMERCIANTE.— No, no soy de aqui. dVestido.... de azul me parece,
y jugando con un aro?
JOVEN.— (Lo mire. Tarda en responder) No.
COMERCIANTE.— Se me esconde, estoy seguro. Estoy seguro. (El Joven lo mire, sonrie) Soy comerciante. Me Ilarno....
JOVEN.— No. El. Ese nino, es usted, usted mismo, dverdad?
COMERCIANTE.— Empiezo a dudarlo. Empiezo ya a ponerlo en duda. Pero, no. Lo deje aqui. Eso lo recuerdo bien..Se me esconde. (Cierra los ojos) A veces estoy a punto de verb, y de pronto oigo que sale corriendo. Me corre por la frente, por la medula....
JOVEN.— Tendre miedo. Los ninos son muy miedosos.
COMERCIANTE.— No. No es miedo. Es vergiienza. Yo_creo que es ver-gUenza. Se averglienza de mi.
81
!OVEN.— (Como si eso lo explicara todo) jAh!
COMERCIANTE.— Se equivoca usted. No soy un hombre malo. Soy.... co-
merciante. Pero el tenia no se que ideas. Usted conoce a los nirios.
Queria ser mOsico. Como los de la banda. Usted comprenderd que
ser masico, en estos tiempos.... Tuve que abandonar esa idea.
JOVEN.— (Lo sigue comprendiendo todo) Si.
COMERCIANTE.— Pew el no comprende.
JOVEN.— No podre comprender. Los nihos...., ya se sabe. Debio usted
haberselo explicado, con rezones, con ejemplos. Hay uno muy a
proposito, de la hormiga que se pose el verano almacenando all-
mentos pare el invierno, y la cigarra, que se la pose cantando.
Digo que es a proposito porque coma la cigarra canto, tiene aloe
de musico. Es poeta, la cigarra. (Baja la eche= y medita un pace.
Tambien el as poeta. Vuelta a la ironic) La hormiga no, la hor-
rniga vale macho mos.
COMERCIANTE.— Debi helper hecho muchas cosas.
JOVEN.— Todavia puede hacerlo. Convenzalo usted. Despues de todo,
ser hormiga no es tan desprecieble, dile?
COMERCIANTE.— (Demasiado preocupado para darse cuenta de la iro-
nic) Ya no hay tiempo. Ademos, se me esconde. No lo encuentro.
iY tengo que encontrarlo, selior!
JOVEN.— gor que?
COMERCIANTE.— Yo no se que hay despues de la vida, o si siquiera
hay alga. Pero, lo necesito a el. Na se me juzgaria con justicia
si no ye el conmigo. jTambien yo he tenido mis ideales! dCom-
prende?
JOVEN.— Perfectemente.
COMERCIANTE.— Que me aconseja que haga?
JOVEN.— Na se. Veyase a su case.
COMERCIANTE.— iEstoy muriendorne en mi case! Creen que estoy in-
consciente. Me oyen algunas de estas palabras que le estoy di-
ciendo a usted, aqui, pero ellos dicen que es delirio. La fiebre,
scibe? (Sc seca el soder) Yo tambien los oigo, y ellos no lo so-
ben: (Escucha) iVe usted? d0ye? Mi mujer le pregunta al doctor
coma me encuentra. Y el le dice.... (Sc frota las orejas) Ye no se
aye. Me zumban los oidos. jEstoy muriendome! iVoy a morirme
de un momenta a otro! (Inicia el mutis) iY tengo tengo que
encontrarlo, antes de (Ha salido)
(Entran los novios)
82
JOVEN.— (Les cede el bunco) Sientense, sientense. Me iba yo. (Mutis)
ELLA.— Por lo menos, no me negarcis que coda vez viene menos gente.
EL.— Si, es verdad.
ELLA.— Es curioso. Porque siendo el mismo dia, deberia venir la mis-ma gente, flio?
EL.— Yo no se. Yo.... no te comprendo. Ye te he dicho que soy muy
burdo. Yo.... te quiero solamente. (Pause)
ELLA.— Tambien yo. (Se boson) jOh, si pudieramos guarder este dio
pare siempre! jClavarlo! (Transicion) je has dodo cuenta de lo
que acabo de decir? "Si pudieramos guarder este dia para siem-
pre. Cleverlo". Seguramente dije eso mismo la primera vex que
lo vivimos y se ha cumplido mi deseo. ;Yu no podremos sour nunca de aqui!
EL.— Aqui estamos juntos.
ELLA.— Si. Estoy nerviosa. Perdono.
EL.— A pesar de que se quo cuando nos casemos seremos mos felices,
no me importaria quedarme aqui siernpre. Quiero decir, que fue-ra cierto eso que to dices.
ELLA.— dToda la eternidad? Te aburririas de mi.
EL.— No. TO si, seguramente.
ELLA.— No. Es de veras que te quiero. Es de veras que soy feliz contigo.
Es que.... Ya me ha pasado. [re cuento un chiste?
EL.— Buena.
ELLA.— Pues, un hombre que no habia visto nunca el mar, cuando lo
ve, dice: ;Cuomo aqua! Si, le dice otro, y eso que solo se ve la de encima. (El no rie) Lo he contado mal. Es mos largo. No me mires asi, por favor.
EL.— Perdona.
ELLA.— Cueniame to uno.
EL.— Yo no se chistes.
ELLA.— ;Brrrl Hace trio. Que brisa ma's fresco se ha levantado. Viene
del mar, seguramente. Me gustan los veranos. El viento.
EL.— Eres muy bonito. (Pausa)
ELLA.— Me se otro, rnuy bueno. eQuieres que te a cuente?
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EL.— Bueno.
ELLA.— No.
(MUsica. Se miran)
ELLA.— Serb e tan bonito, que fuera eterno este momento. Par lo menos
vivire mientras yo viva. Seth ml mejor recuerdo. Siento coma si
me miraran. Quizes seen las estrellas. (Las ve) 0 Dios. (Gesto de El.
Ella lo detiene) Piens° bien lo que vas a decir, quedura grabado pa-
re siempre. (Pousa. El to besa) De roses fueron, 'amperes sin tela,
los &boles, /a mUsica, el treinta y cuatro y medio. El color °merino.
Y este piedrecita. (Que recoge del suelo)
EL.— Que dices?
ELLA.— Nada. Pa'cloths sin sentido. Para recordarlas tambien a &los. Me
siento tan generosa. Mira, (La piedrecita) te condeno a que la re-
cuerdes siempre. Las cosas importantes las recuerda todo el mun-
do, no conocen el olvido, pero, estas Pobrecitas. Mira la
recuerdala.
EL.— Buena. La recordare.
ELLA.— ;Quo vas a recorder! A lo mejor te olvides haste de ml, haste de
este moment°.
EL.— Nunca.
ELLA.—Yo si que no lo olvidare. Nada. No dejare que se me escape ni un
solo detalle, ni un solo instante. Ni uno solo. Los guardare, presos,
pare siempre. No pasara el tiempo en ml memoria. Sera jueves
todos los dies, haste que me muera. Y °Ili te vere, y Pie vere,
como estamos ahora. Y me seguire dando rise tu manera de pei-
narte. (Lo despeina, cariflosa. Vuelve a peinarlo con la mono) Te
mirare, tal y corn° te estoy mirando ahora. Y me mirare a ml mis-
ma, como soy chore, porque en ml memoria no pasor6.... (Sc ha
oido. Coe en la cuenta de lo que dice y la invade el temor, pero
se deja seguir hoblando para oirse) el tiempo. Siempre sere jueves,
el mismo dia que se repetira y se repetne, y lo estare mirando....
iAh! (Sc tapa la boca con la mono, angustiada, e inicio ropidamen-
te el mutis)
EL.— dQue te pasa?
ELLA.— (Se detiene y se vuelve, pero no hacia El sine hacia algtin punto
determinado donde fija la °tendon) iSiento como si me estuvieran
mirando! (Mutis rapid°. El sale debt de Ella)
(Todo se hace viejo otra vex. Entran el Policia y el Arquitecto.
Este vista tambien a la moderno, por supuesto)
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POLICIA.— No, no estO aqui.
ARQUITECTO.— Y dice usted que viene....
POLICIA.— Todos los dies, alrededor de las siete. Es el Unica consuelo
que debe tener la pobre.
ARQUITECTO.— Ya se ha de haber ido. Creo que lo mejor es cerrar
las yerjas de una vez.
POLICIA.— No, estoy seguro de que todavia anda par aqui. Podria que-
der encerrado. Le dara mucha peno cuando yea que se destruye
todo esto. eNlo puede usted esperar a que se vaya ella por su
cuenta? Tendriamos que decirle por que hay se cierran las verjas
del parque ton temprano.
ARQUITECTO.—Le ha cogido usted mucho carino a esa senora, por lo
que veo. Aunque no le dijaramos nada, lo sabria mariano cuando
venga y se encuentre a los obreros trabajando. Desde °fuer°, par-
que no la dejaron entrar.
POLICIA.— Si. Pobre.
ARQUITECTO.— No puedo yo creer que no tenga familia...., algon pariente lejano....
POL/CIA.— Pero es cierto. Vive sola en una habitacion vieja. No tiene
a nadie.
ARQUITECTO.— Hay asilos pare esa close de gente.
POLICIA.— Si. Supongo. (Pausa) Algunas veces, de tonto oirle sus histories
de oquellos tiempos, tambithn a mu me ha parecido air voces, pre-
gones, masica, en este parque viejo.
ARQUITECTO.— Me habria interesado conocerla. (Consulta su reloj) Mire
usted,
(El Policia se ha acercado al sitio desde donde creia Ella que
la mirabar)
POLICIA.- Senora, dque hace usted ahi, escondida?
VIEJECITA.- iChh! (Se asoma, ve qua se han ido ya los novios y sale)
POLICIA.— Quiero presentarle al senor arquitecto del Municipio. Le he
hablado mucho de usted y quiere, conocerla.
ARQUITECTO.— Encontado.
VI EJ ECITA.— jh?
ARQUITECTO.— Que tengo mucho gusto de conocerla.
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VIEJECITA.— Ah, oh, muchas gracias. Es usted muy ornable. Muy °ma-
ble. Como el senor policia.... No, el senor Guardia. Ahora les Ha-
man guardias, sabe usted?
ARQUITECTO.— Si, senora, lo se.
VIEJECITA.— ;Oh, pero debemos irnos de aqui! Von a poser de nuevo.
POLICIA.— Co[mese, senora.
VIEJECITA.— (Ve lo ruinoso de todo) Es verdad. No me habia dado cuenta.
(Inicia el mutis)
POLICIA.— Quiere que le ayude a cruzer la calle?
VIEJECITA.— (Coe en lo cuenta de quo se iba y regresa sabre sus pesos)
No. No. Es muy temprono todovia. Todavia no puedo irme.
ARQUITECTO.— Sin embargo, senora, hoy se va a cerrar el parque roes
temprono quo de costumbre.... (lba a decirselo pero se arrepiente)
Que piens° usted hater cuondo se decider) por fin a destruir este
parque?
VI EJ EC ITA.— dCorno?
ARQUITECTO.— Cuando edifiquen cases aqui. Torde o temprano lo ho-
rthn, sin dude.
VIEJECITA.— Estare muerte pare entonces. Serie horrible, dverdad? Oir
dar les siete y no poder venir. Separerme asi. Serb e como si me
hirieran, como Si me cortaron en dos. No poder venir a buscarlos
cuando.... (Piensa un moment° en ello) No. Ademes, no haron eso
quo dice usted. Los parques son necesarios en as ciudades. Para
quo la gente tenga donde pasearse, pare que jueguen los ninos....
ARQUITECTO.— Aqui ya no viene nadie, senora.
VIEJECITA.— Porque usted no los ye. Pero vienen, vienen. Y es ton her-
moso ver esto Ileno de gente.... Aunque cede vez vienen menos,
es cierto. 0 sere quo es mi memoria a quo este fallendome y ye
no los recuerdo. No se.
ARQUITECTO.— usted conoce a esa gente?
VIEJECITA.— A olgunos de ellos, Si.
ARQUITECTO.— amigos de usted, le hablan?
VIEJECITA.— ;Que pregunto! ;Ji, ji, ji
POLICIA.— (Al Arquitecto) Venia con su esposo.
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VIEJECITA.— No, no. No nos habiamos cased° todavia. A 61, de esposo,
lo recuerdo menos. Se hizo muy mai genio con el tiempo. Me re-
gonabe coda vez que me vela distraida, recordando. Porque, ya
desde entonces, dsabe usted? Hostel que mud& y pude dedicarme
de Ileno a revivir los dies de nuestra juventud, a agarrarlos, ten-
derles a mono, pare que no se vayan, coma se ye todo. Y es lo
que hag°. Yo me do un pace de vergiienza. Cambia una tanto can
el tiempo, &erdad? Por eso me do vergdenza que me vean, y
tengo quo recordarlos a escondidas, disimulando. Pero, tengo quo
hacerlo, si no deseparecerian. Porque ellos solo me tienen a mi.
Yo tengo a Dios, pore ellos sOlo me tienen a mi. Uy, que ver-
gOenza me dare el die en que me les tenga quo presenter. No sé
que les dire, que care pondre, Dios mio. (Pausa) Hace fro.
ARQUITECTO.—Senora, ye es tarde y.... (Mira su reloj, impaciente)
POLICIA.— V le puede hacer den°. Ha refrescado mucho. Por que no se
va ye a Cu case?
VIEJECITA.— Bueno. Me ire.
POLICIA.— La ayudare a....
VIEJECITA.— No. No. Prefiero...., prefiero irme solo. Grades. Buenas no-
ches. Hasta methane. Porque manana es jueves. Tambien mane-
no sere jueves.
POLICIA.— Haste manana, senora.
VIEJECITA.— damo es quo era? Ah, Si: De roses fueron, lamparas sin
tela, los &boles, el treinta y cuatro y medio. El color amarillo.
usted? Lo recuerdo. —La piedrecita. Menos mob que me
encontro a mi. Si no, thiinde estaria a estas horas? (Weitz el mutis)
Ah, si, y la mosica. To ra re to ro re r6 re rap.. (La Violetera.
Mutis)
(Poca a poco se deja air la banjo qua recoge y continua la
melodic. Cesa el anuncio, corazem del Hemp°, y todo vuelve
a adquirir el aspect, magic°, pero ni el Arquitecto ni el Po-
licia Sc aperciben de node de ello)
POLICIA.— Va hablando solo. dVe usted cam° se detiene de vez en cuan-
do? Va recordando. Alli donde usted a ve est6 ye casi ciega. El
camino lo conoce de memorio.
(Entran el Hombre y la Mujer)
VENDEDORA.— (Acercandose) Ca ramelos! ; Cigarri llos! ;Chocolates!
POLICIA.— (Siguiendo a la Viejecita con la mirada) Le aseguro a usted
quo hay noches en que a mi tambien me parece air pesos de gen-
te quo se pasea, y coma vinienclo.... de otro mundo.
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ARQUITECTO.— (Irenico) Si, si, veo que le ha contagiado. En fin, desde
manana a que se oiro son los taladros. Venga, vamos a cumplir
con el requisito de cerrar esto oficialmente.
(Se aye quo en automOvil pita insistentemente)
POLICIA.— (Quo esta viendo) jCuidado
(El automovil frena: se oye el chirrido de las Pantos)
POLICIA.— jMire jLa ha atropellado!
(Mutis de annbos quo solen corriendo a socorrerla)
HOMBRE.— Siantate. Te puede hacer den° caminor tanto.
MUJER.— No, yo te he dicho que aqui no.
HOMBRE.— ;Las bancas son publicus!
MUJER.— (A la Vendedora, que antra en esos momentos) Vercled, senora, que esta banca es propiedad privada?
VENDEDORA.— Je, je.... Cosi. Pero se han ido yo.
MUJER.— (Se sienta).[ron temprano?
VENDEDORA.— Si. Los han venido a buscar..Uno viejecita. Es curioso....
Es la primera yes__ Mirelos, elle von, cruzart la cane ahoro.
MUJER.— Ya no los veremos hasto el proximo jueves.
JOVEN.— (Entrando) No. A esos yo no los veremos nunco.
(Entre el Nino)
JOVEN.— (Al Nina) Se fue con el comerciante el nifio con quien jugobas, &erdad? (El Nino, medroso, no responde) El sehlor ese gordo, de
corbato desatada.... (El Nino asiente con un 'eve gesto) Esto bien. Se lo merecia. (Sonreido). Nos vamos quedando solos. Me-
jar dicho: Nos hemos quedado solos.
(La Vendedora y la Mujer se cruzan gestos significando con
ellos quo el Joven ester loco. Poco a poco, sin embargo, van
cayendo en la cuenta de quo lo quo dice es verdad. La Ven-
dedora reaccionara inmovilizandose, opretando contra si, co-
ma para defenderlo, a su nieto. La receded, de la Mujer es de
en histerismo mudo)
JOVEN.— (Continuando sin interrupciOn. Sonriente, disimulondo asi 511 ver-
dadero estado de &limo) Todo el mundo se va en estos momentos.
Tambien a ellos los recordabo la vieja. Eran el fondo, el marco
de la pareja. Se borran, miren. (Salo la Mujer miro) Menos noso-
tros. Nosotros tenemos vido propia. Quiero decir, pertenecemos a
otros. A otros que no han venido a buscarnos, no sel par quo. Por
lo menos en mi caso. Y que ya no vendron. Han cerrado el par-
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que. Van a edificar aqui. Por eso les hoblo, ye es hora de que lo
sepan. Pero no, no teman, a este no le pasarg node. Es el otro, el
viejo. Solo que, naturalmente, al destruir el otro, cerraron toda po-
sibilidad de que nos vengan a buscar. (La müsica cesa poco a pare como alejandose) Tambien la music° se va. Se la Ileva
vieja. (Silencio) Oyen el silencio? dY yen esa como neblina qua
comienzo a formarse? Es la eterniclad.
(El efecto de la neblina qua lo invade todo lentamente debe
sugerirse apenas, levisimamente, y esto exclusivamente par
medics luminotecnicos. La Maier no puede retener un peque-no gemido, se levant&
HOMBRE.— (Un poco disgustado, al Joven) dQue le pose a usted?
MUJER.— ;Vente, vornonos de aqui! (Hace mutis con'el Hombre)
VENDEDORA.— iSenora, par Dios!
JOVEN.— (Pause. Mira a la Vendedora) El es en Dios de vivos. De nada nos sirve a nosotros.
VENDEDORA.— Es usted un loco sin conciencia. Ha asustado a esa se-nora clue espera en nino.
JOVEN.— Nina. Los conozco. Se han divorciado, se hen cosado de nuevo,
han envejecido. Yo no se reconocerian si se vieran. Se recuerdan,
si, alguna que otra vez. Pero no lo suficiente para venir a buster-
se. Y Si °bora intentaran hacerlo, ya no podrign. Pero no lo inten-
toren. Yo Is digo que los conozco, los he vista On algunas de mis
salidas. Me he interesado por ellos. En un principio tuve la inten-
tion clei..., de decirles...., recordarlesi... Pero no voila a pena. A usted si no la he visto nunca. Usted ye estaro muerta, por supues-
to. Es este nirio, o, este hombre, mejor dicho, el que la recuerda.
Pero quien sabe donde pueda ester.... (Esta mirando al Nino) En
un pals lejanoi..., en una cartel.... Lo cierto es que el tampoco
ha venido.
(Regresa el Hombre y la Mujer, elle cabizbaja y llorando)
.10VEN.— (Empiexa a ponerse serio) Les dije que habion cerrado. Que vamos a hater chore? Na se. Podriamos aullar, coma lobos. Po-
driamos hacernos fontasmas del torque.... Na , lo van a des-
truir. Gastarnos. Pero, cOmo? \fen ustedes? Ahora comienza. (La
Vendedora - lo interroga con la miracle) Que quien soy yo? Que mos
do. Una de ustedes, un olvidado. Par mis ideas, mis proyectos....
poco lucrativos, supongo. He salido machos veces, me he busca-
Y nada. Nunca he podido averiguar que fue de mi. Aunque
estoy seguro de que me he vista. (Mira al public° directamente y
completamente serio, tragico) Que me ve. Y no me reconoce.
(Esta mirando al pablico mientras cae, despacio, el
TELON
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