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El Realismo
José Luis Lasierra PérezColegio Santa Rosa-Altoaragón
El arte romántico da paso al movimiento realista, que se despoja de muchos de los efectos del romanticismo para presentarnos un arte más apegado a la realidad, más escueto, más sereno y también más comprometido socialmente.
No se puede entender el realismo sin recordar el desarrollo de la sociedad industrial, el auge de la burguesía y la aparición de un proletariado cada vez más organizado y dispuesto a mejorar sus condiciones de vida.
Desde el punto de vista de la técnica pictórica, el realismo aporta muy pocas cosas al romanismo. La diferencia fundamental es en la elección de los temas. Pintan escenas de la vida cotidiana, obreros realizando su trabajo, escenas de la vida en las ciudades, paisajes sin ningún tipo de idealización…Aparece así una pintura que, en muchos casos, resulta fea, pues no oculta ningún aspecto de la realidad en la que vive el artista, por sórdida que sea.
Gustave Courbet 1819-1877Francés
Autorretrato con perro negroGustave Courbet, 1844
DesesperaciónGustave Courbet, 1845
Courbet participó en la revolución de 1848.A partir de este momento su pintura es totalmente realista. Se niega a crear una belleza idílica al margen de la realidad.Pinta la vida cotidiana, y es testigo de primer fila de los cambios que en la vida de las personas produce la Revolución Industrial.Muchos críticos no le perdonaron que eligiera temas tan cotidianos para sus cuadros.
AutorretratoGustave Courbet, 1849
Los picadoresGustave Courbet, 1849
Un entierro en OrnansGustave Courbet, 1950 El cuadro tiene unas proporciones
grandísimas, de manera que las figuras aparecen de tamaño casi natural.
Un entierro en OrnansGustave Courbet, 1950
Representa el entierro del abuelo del pintor. El cuadro fue rechazado por su fealdad, pero Courbet, fiel a sus ideas, representa el entierro tal cual es. Casi todo el pueblo asistió al entierro y el cuadro retrata particularmente a cada uno de ellos .
Un entierro en OrnansGustave Courbet, 1950
La cruz domina todo el cuadro. Las personas parecen aisladas, no hay comunicación entre ellas. Tampoco parece que estén pendientes del muerto, están cómo distraídas. Sólo la viuda parece afectada.
“La pintura es un arte esencialmente concreto, no puede consistir más que en la representación de las cosas reales y existentes. Es una lengua completamente física, que tiene como palabras a todos los objetos visibles”
Courbet
Las Señoritas del puebloGustave Courbet, 1851 El paisaje realista describe el
paisaje tal cuales, sin adornos ni idealizaciones. Suelen representar ambientes plácidos y serenos.
Buenos días señor CourbetGustave Courbet, 1854
Courbet se retrata en el personaje de la derecha.
El taller del pintorGustave Courbet, 1855
El taller del pintorGustave Courbet, 1855
La mujer, alegoría de la Verdad
El niño, la inocencia
Los intelectuales
Los burgueses
El poeta Baudelaire
Pobres, extranjeros, minorías raciales…
Entre un mundo y otro, Courbet
Jóvenes a la orilla del SenaGustave Courbet, 1857
“Mantengo que la pintura es un arte absolutamente concreto y que sólo puede existir en representaciones de cosas reales y concretas…”
Courbet
Las cribadorasGustave Courbet, 1859
Proudhon y sus hijosGustave Courbet, 1865
Intelectual, teórico del socialismo amigo íntimo de Courbet.
La olaGustave Courbet, 869
El marGustave Courbet, 1873
La truchaGustave Courbet, 1873
El Castillo de ChillónGustave Courbet, 1875
Típico paisaje realista. Bien equilibrado, armonioso y sereno.
Jean-François Millet (1814-1875)
Millet nació y se crió en el campo y durante toda se vida se dedicó a pintar campesinos atareados en las distintas faenas agrícolas.
Fue tratado de revolucionario al elegir como tema de su pintura a campesinos pobres a los que retrata con veneración, pero todos sus cuadros desprenden una luz especial, casi religiosa, que lo alega de posturas revolucionarias. Sus campesinos no parecen revelarse ante su dura situación.
El aventadorJean-François Millet , 1848
El sembradorJean-François Millet, 1850
Las espigadorasJean-François Millet, 1857
Las espigadorasJean-François Millet, 1857
Las espigadoras eran mujeres pobres que recogían las espigas que habían quedado en los campos después de recogida la cosecha.
Las espigadorasJean-François Millet, 1857
La luz dorada nos trasmite algo religioso. La postura de las mujeres nos trasmite la dureza del trabajo. En un segundo plano se observa la abundancia de la cosecha recogida, de la que ellas no participan.
El Ángelus,Millet, 1857
Los sembradores de patatasMillet, 1862
Descanso al mediodíaMillet, 1866
El hombre con una azadaMillet, 1862
Daumier fotografiado por Nadal
Honoré Daumier 1808-1879
Honoré Daumier es un realista diferente a Courbet y Millet. Como en ellos, la realidad, sobre todo la realidad social, es su punto de partida. Pero llega un poco más allá. Daumier no plasma la realidad como la ve, sino que la deforma, la altera, para que sea más verdad. El rostro de un campesino deformado nos da una idea más clara de la realidad en la que vive.
Daumier llega a la caricatura, donde alcanzará grandes triunfos y también algún disgusto. Estuvo seis meses encarcelado por una caricatura en la que representaba a Luis Felipe de Orleans como Gargantúa.
Dos abogadosDaumier, 1848
Hay toda una serie de cuadros y grabados sobre los abogados, criticando su altanería y su falta de escrúpulos
Ecce homo (Queremos a Barrabás)Daumier, 1850
Los contornos de las figuras están muy remarcadas con líneas negras, con lo que consigue una gran fuerza expresiva.
Todo el cuadro es oscuro y agresivo, salvo en torno a la aislada figura de Jesús, alrededor de la cual aparece una luz esperanzadora.
La cargaHonoré Daumier, 1853
Una lavandera y su hija luchando contra un fuerte viento, además de arrastrar una carga muy pesada.
Daumier parece querer representar la lucha por la supervivencia, tan dura en esta época para las clases populares
Tres abogados conversandoDaumier, 1856
Un grupo de abogados muy satisfechos de ellos mismos.
El levantamientoHonoré Daumier, 1860
De nuevo las líneas negras remarcando los perfiles y dando agresividad al dibujo.
La lavanderaHonoré Daumier, 1863
El médico y el enfermoDaumier, 1862
El médico mira al enfermo con cara de no entender nada, y el enfermo al médico con pocas esperanza de que éste le ayude
El vagón de terceraHonoré Daumier, 1865
Daumier quiere representar la dura vida en las ciudades.
En el primer plano encontramos una familia campesina que abandona el campo y se dirige en tren a la ciudad. En el centro la abuela, a la izquierda la madre amamantando al niño y a la derecha el hijo durmiendo. Falta la figura del padre.
En segundo plano se ve un grupo de gente variopinta, entre los que destacan las chisteras, sobrero que usaba la burguesía en esa época. Entre ellos asoma una joven, que puede representar a las jóvenes que en los inicios de la industrialización acudían a la ciudad a buscar trabajo y acababan en la prostitución .
Jugadores de ajedrezDaumier, 1865
Don Quijote y Sancho Panza bajo un árbolDaumier, 1866
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