Las dialecticas de la vida comunitaria

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LAS DIALECTICAS DE LA VIDA COMUNITARIA

TENSION DE SOLEDAD/COMUNICACION

Su resolución:ENCUENTRO DE COMUNION

Por un lado está el derecho y la necesidad decultivar la propia intimidad y los espacios delibertad: experiencias y proyectos más íntimos,la privacidad, los espacios propios, elconocimiento de mis fortalezas y debilidades, lahistoria personal, los afectos, las conviccionesmás profundas...

Es el mundo de mi intimidad, cuyas puertas y ventanas nadie puede forzar ni violentar para entrar en ella. Yo se la abro o la cierro a quien quiero. Intimidad que fluye espontanea cuando acontece el milagro de la amistad.

Una intimidad que es preciso cultivar y profundizar. Es preciso que yo me eduque en el autoconocimiento, que vaya aprendiendo a estar en contacto con mi interioridad, con mis sentimientos, con mis emociones, con mis deseos más profundos, con mis conflictos internos, con mis frustraciones...

Por otro lado está la comunicación.

Para que pueda vivir en comunidad, esto es, para que pueda entablar relaciones vivas con los hermanos/as, para que me puedan comprender y aceptar en mi realidad, en mis limitaciones y en mis valores los demás necesitan conocerme, saber de mis proyectos, de mis sentimientos, de mis deseos más íntimos.

Tendré que diferenciar lo que podré decir en comunidad y lo que deberé reservar para compartirlo con mis confidentes: mi amigo/a, mi confidente, mi acompañante... Uno de los criterios para discernir que hay verdadero encuentro de hermanos, verdadera comunidad, es que pueda compartir con ellos, sin miedos ni presiones, algo de mi intimidad.

De cada hermano/a, de cada comunidad depende el grado de intimidad que en ella se pueda compartir y, por tanto, el nivel de calidad de vida fraterna.

Sin una comunicación fluida, sincera, capaz de transmitir ciertos niveles de intimidad, de sentimientos, de deseos y de convicciones, una comunidad no avanza ni humana ni espiritualmente.

“Para llegar a ser verdaderamente hermanos y hermanas es necesario conocerse. Para conocerse es muy importante comunicarse cada vez de forma más amplia y profunda”. CONGREGACION PARA LOS INSTITUTO DE VIDA CONSAGRADA: La vida fraterna en comunidad, n. 29, PPC, Madrid 1994)

“El conocimiento funda la comunidad.

Por eso, el conocimiento llega tan lejos como llega el amor, la simpatía y la participación”

J. MOLTMAN: Trinidad y Reino de Dios, Sígueme 1986, 23.

1º. Sin correr los riesgos de una comunicación de calidad no se puede avanzar hacia el encuentro de comunión. El arriesgarse a ser conocido por el otro a través de una comunicación auténtica es el camino para que el otro me pueda aceptar tal como soy. Sin comunicación no hay comunidad

2º. Los niveles de comunicación van aumentando según aumentan los niveles de acogida afectiva, confianza y fiabilidad de cada hermano y de la comunidad. No hay por qué comunicar todos los niveles de intimidad a la comunidad.

3º Aquél que airea fuera la intimidad que un hermano ha compartido en comunidad o la utiliza en su contra, está traicionando y dañando seriamente la vida de comunión de la fraternidad.

4º La comunicación es un ejercicio de autenticidad para ayudarnos a conocernos y darnos a conocer tal como somos, para podernos aceptar y poder ser aceptados por los otros tal como somos. En un encuentro de comunidad no se puede jugar a salir airoso, o a salvar la imagen. Es el autoengaño más nefasto en que uno puede caer en la vida de comunidad.

Cuando la vida real de uno no corresponde a lo que comunica, él personalmente y su comunicación pierden toda credibilidad y la comunidad tiene la impresión de quedarse sin recursos para ayudarle a esa persona. Sin dejar algún flanco a la vulnerabilidad no es posible el cambio. Tras varios años de convivencia, todas las máscaras son trasparentes, menos para el que las utiliza.

Power: “Transparencia”

Comunidad como tensión entre sintonía/diferencia.

Su fruto: la resolución positiva de los conflictos.

La grandeza y, a la vez, la dificultad de la comunidad cristiana consiste en que el reconocimiento y la defensa de la pluralidad y de las diferencias entre los miembros de una comunidad son tan importantes como la afirmación de su comunión (1 Cor 12,4-11).

No es posible una vida de comunidad adulta sin el reconocimiento de las diferencias. Si en una comunidad desaparecen las diferencias, es señal de que alguien se ha impuesto sobre los demás.

Una de las tensiones que tiene que asumir toda comunidad religiosa es que debe aprender a convivir con el conflicto y que tiene que aprender a manejarlo y resolverlo positivamente para convertirlo en una ocasión de crecimiento. Es la tensión que se da entre sintonía/diferencia.

Cf. SABINO AYESTRAN: El conflicto comunitario. ¿Una oportunidad para crecer o una amenaza de destrucción? FRONTERA n. 13, Instituto de vida

religiosa, Vitoria 1996.

Ejercicio: “Parecidos y diferencias”

La comunidad se funda en que hay un núcleo de valores centrales que las personas comparten y que hacen posible el encuentro de comunión. La comunión es aquel encuentro que acontece entre personas que sintonizan a niveles existenciales y afectivos de fondo

Lo que funda la comunidad es, pues, la sintonía en los valores fundantes, y no la simpatía que brota natural entre las personas.

Los hermanos no nacen en mí, como los amigos: por afinidad de gustos, simpatías o intereses comunes. Nuestra comunidad se fundamenta y brota del corazón del Padre, que se ha fijado en cada uno de nosotros, para constituirnos en hijos y con-vocarnos en una familia de hermanos. (Ef 1,5; Rom 8,29; 1 Jn 3,1)

Ahora bien, el que se dé esa sintonía de intereses vitales, Dios y su Reino, no elimina las diferencias sicológicas ni el conflicto: gustos distintos, percepciones dispares de la realidad, estrategias distintas de acción, ejercicio del poder, comprensiones distintas de la Iglesia ... Para resolver esas diferencias no hay otra

salida que la negociación a partir de aquellos principios de comunión y de sintonía en los que se funda la comunidad y desde los que cabe resolver positivamente los conflictos con la praxis del discernimiento y del consenso.

Todo ello nos remite a la necesidad de fundar la comunidad sobre buenos niveles de comunicación:

“El diálogo es el nuevo nombre de la Caridad” (Juan

Pablo II)

La resolución del conflicto suele seguir este esquema:

1. Comunicación de los valores y de las necesidades personales que están en juego.

2. Confrontación de estos valores con los valores fundantes de la comunidad y con las necesidades sentidas por los hermanos.

3. Búsqueda de armonización con los valores fundantes y con las necesidades de todos los hermanos.

4. Toma de decisiones.

La tensión entre ser/hacer

No es concebible pensar en el ser del ser humano al margen de su hacer

El ser humano es un ser dinámico que se va haciendo a sí mismo desde lo que va haciendo.

Lo que hace, le hace.

No hay posibilidad de ser en el mundo sino haciendo algo. Lo que uno es, lo más personal de uno mismo, es justamente lo que uno ha hecho consigo mismo.

Modifico mi ser con mi quehacer.

La cuestión no es dar prioridad al ser sobre el hacer.

La cuestión es cómo y qué hacer para que yo llegue a ser la persona que estoy llamada a ser.

El crecimiento personal como síntesis entre ser/hacer, consiste en despertar procesos de transformación interior de dentro-afuera, a partir de necesidades sentidas, a partir de motivaciones propias.

Para discernir si ese proceso de crecimiento avanza, es preciso comprobar si se avanza, desde sí mismo, hacia el encuentro de comunión con el otro, hacia la integración en una comunidad concreta y de unos compromisos históricos concretos.

El amor, que es lo que más personaliza, es un encuentro de entrega, en libertad comprometida, al otro, a mi comunidad, a la historia doliente de los hombres y mujeres.

La tensión entre Ser/hacer se resuelve en una vida de amor/servicio.

La verdad de mi hacer se muestra en que genera comunión.

Mi hacer transformará entonces mi propio ser.

El encuentro de comunión exige dos cosas:

1. Celebrar y acoger la comunidad como DON DE DIOS que nos fundamenta como comunidad de hijos y de hermanos

2.Afanarnos en una apasionanteTAREA que exige nuestrosmejores esfuerzos paraconstruir una vida de común-unión que se haga creíble enuna vida comunitaria de calidady solidaria.

Extractos de una conferencia de Fr. Juan MariIlarduia,cfm

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