4 dc orar es encontrarse con jesús

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Comienza tu oración haciendo tuya la experiencia del ciego.

Cierra tus ojos, si lo deseas. Piensa en los aspectos menos

logrados de tu vida: tu falta de libertad, tu incapacidad para amar, tu incoherencia, tu cerrazón a la luz y a la

vida.

Descubre a Jesús que se hace presente en medio de tu vida.

Jesús vislumbra la vida donde los demás no ven más que un mendigo, incapaz de moverse; despierta la gracia en los desgraciados.

Es amigo de dar la vida

en plenitud. Puedes simbolizarlo

abriendo tus ojos y encendiendo una vela.

Mira lo que hace Jesús con el ciego y pídele que también te lo haga a ti.

Que ponga barro en tus ojos y haga de ti una creación nueva.

Que te unte los ojos y haga de ti un ungido/a, un/a hijo/a de Dios.

Contrasta la actitud de Jesús con la de la gente y de los fariseos.

Estos son más amigos de la ley que de la vida, más amigos del curioseo que de la alegría del ciego.

Jesús se alegra de poder levantar la

vida, no abandona a los que quieren vivir de verdad, ofrece su casa a los que se han quedado sin

morada.

Muéstrale a Jesús

tu fe y tu amor. Coge la luz que Él te da, bebe el agua que te ofrece.

No eres dueño de la fuente, pero puedes cantarla y saciarte con su frescor.

Centro de Iniciativas de Pastoral de Espiritualidad www.cipecar.org * cipe@cipecar.org