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La paz de Dios...guardará sus corazones. Filipenses 4:7
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Cómo sentir paz en este mundo
lleno de problemas
Hoy día son muy pocas las personas que disfrutan de una vida tranquila. Muchas viven en zonas donde las guerras,
los disturbios políticos, la violencia étnica y el terrorismo
son cosa de todos los días.En otros casos, lo que
perturba la paz son los delitos, las actitudes hostiles y los problemas en el trabajo o
entre vecinos. Y por si fuera poco, es muy común ver que muchos hogares, en lugar de
ser remansos de paz, son verdaderos campos de
batalla.
Entonces, ¿dónde podemos hallar verdadera paz? La Biblia indica que esta proviene de nuestro Creador, pues lo llama “el
Dios que da paz” (Romanos 15:33).
Además, se muestra que muy pronto todos disfrutaremos de
“abundancia de paz” cuando el Reino de Dios gobierne la Tierra (Salmo 72:7; Mateo 6:9, 10).
Sin duda, nos anima conocer esta maravillosa perspectiva para el futuro, pero ¿verdad que también
nos gustaría disfrutar de un poco de paz ahora? ¿Habrá alguna forma de tener paz interior en estos tiempos
tan difíciles? La Biblia nos asegura que sí. De hecho, en la carta a los Filipenses,
capítulo 4, versículos 4 a 13, nos dice cómo hallarla.
¿Por qué no lee estas palabras del apóstol Pablo
en su propia Biblia?
(Filipenses 4:4-13) Siempre regocíjense en [el] Señor. Una vez más diré: ¡Regocíjense! Llegue a ser conocido de todos los hombres lo
razonablesque son ustedes. El Señor está cerca. No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades
mentales mediante Cristo Jesús.
“La paz de Dios”
En el versículo 7 leemos: “La paz de Dios que
supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales
mediante Cristo Jesús”. Como esta paz proviene de Dios, nadie la puede alcanzar por sí mismo
meditando o tratando de mejorar su personalidad. Además, es tan poderosa
que “supera a todo pensamiento”.
En otras palabras, se impone
sobre nuestros temores e inquietudes, que muchas
veces se deben a una visión limitada o errónea de las cosas. Incluso cuando no vemos la salida a
nuestros problemas, la paz de Dios puede darnos
tranquilidad, pues tenemos plena confianza en la
promesa bíblica de que pronto desaparecerán todas
nuestras dificultades.
Nos protege el corazón y la mente
Volvamos a Filipenses 4:7. Allí se dice que la paz de Dios guardará nuestro corazón y nuestra mente. Dicho de otro modo, la paz de Dios actúa como un guardián: nos protege, entre otras cosas, contra las preocupaciones innecesarias provocadas por la búsqueda incesante de bienes materiales. Veamos un ejemplo.
Filipenses 4:7 concluye diciendo que la paz de Dios
nos protegerá “mediante Cristo Jesús”. Ahora bien, ¿qué
relación hay entre Cristo y la paz de Dios? Jesús
desempeña un papel fundamental en el cumplimiento de los propósitos de Dios. Él dio
su vida para liberarnos del pecado y la muerte (Juan 3:16). Además, hoy ocupa la posición de Rey del Reino de Dios. Al
comprender todo esto, nuestra mente y nuestro corazón se
llenan de paz. ¿De qué manera?
Para empezar, nos sentimos más tranquilos al saber que, gracias al sacrificio de Jesús,
Dios perdonará nuestros pecados si estamos
sinceramente arrepentidos (Hechos 3:19). Y puesto que
comprendemos que solo disfrutaremos completamente
de la vida cuando Cristo gobierne sobre la humanidad,
no llevamos una vida frenética y desesperada como mucha
gente (1 Timoteo 6:19). Nada de esto impide que hoy tengamos
problemas, pero, sin duda alguna, nos consuela saber que
lo mejor está por venir.
Cómo conseguir la paz de Dios
En Filipenses 4:4, 5, la Biblia nos dice cómo obtenerla: “Siempre regocíjense en el Señor. Una vez más diré:
¡Regocíjense! Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes. El Señor está cerca”. Pablo escribió estas palabras mientras estaba injustamente
encarcelado en Roma (Filipenses 1:13).
En lugar de lamentarse por su situación, animó a sus hermanos cristianos a ‘regocijarse en el Señor’, como
de seguro él también lo hacía. Así indicó que su felicidad no dependía de las circunstancias, sino de su relación con Dios. Igualmente, prescindiendo de los problemas que tengamos, cualquiera de nosotros puede aprender
a disfrutar del servicio a Dios. ¿Cómo? Esforzándose por conocer mejor a Jehová y por hacer su voluntad.
De este modo, tendrá una vida más feliz y tranquila.
Pablo también anima a los cristianos a ser
razonables. Esto implica no esperar demasiado de uno mismo. Debemos entender que no somos
perfectos y que es imposible ser los mejores en todo. Así pues, ¿para qué perder horas de sueño tratando de
sobresalir? Tampoco esperaremos perfección
de las personas con quienes tratamos.
Como resultado, mantendremos la calma
cuando alguien haga algo que nos moleste. Es interesante que la palabra griega que se
vierte “razonables” también se traduce
“dispuestos a ceder”. Si somos flexibles y
cedemos en cuestiones de preferencia personal,
evitaremos entrar en polémicas, que lo único que hacen es perturbar nuestra paz y la de los
demás.
El versículo 5 concluye diciendo: “El Señor está cerca”. Tal vez parezca que dicha declaración está fuera de contexto, pero no es así. Por un lado, nos da la seguridad de que está muy cerca el día en que Dios elimine este mundo malvado y
establezca su Reino en la Tierra.
Y por otro, nos anima al garantizarnos que, aun hoy, él está cerca de todos los que lo buscan (Hechos 17:27;
Santiago 4:8). Saber esto nos ayudará a seguir el consejo de Pablo de regocijarnos y ser razonables. Además, tal como recomienda el versículo 6, no nos inquietaremos demasiado ni por los problemas que
tenemos ahora ni por el futuro.
Al leer los versículos 6 y 7, nos damos cuenta de que la paz de Dios es el resultado directo de la oración. Para algunos, la oración es simplemente una forma de meditación que les infunde tranquilidad. Sin embargo, la Biblia explica que, en realidad, es el medio que tenemos para comunicarnos con
Dios.
Esta es una comunicación real, tan estrecha como la que tiene un niño con su padre, a quien le cuenta sus penas y alegrías. ¡Qué
tranquilizador es saber que ‘en todo podemos dar a conocer nuestras peticiones a Dios’! Así es, podemos expresarle a Jehová
todo lo que llevamos dentro.
El versículo 8, a su vez, nos anima a concentrarnos en pensamientos positivos. Pero no basta con eso:
como indica el versículo 9, también tenemos que poner
en práctica los buenos consejos que da la Biblia.
De este modo, disfrutaremos de la
tranquilidad de tener una buena conciencia, pues
como dice el refrán: La mejor almohada es la
conciencia sana.
En efecto, todos podemos sentir paz interior, pues
Jehová se la da a quienes lo buscan y siguen su guía. Claro está, antes hay que conocerlo, y eso solo se consigue examinando su
Palabra, la Biblia. Y aunque seguir sus
normas no siempre es fácil, el esfuerzo bien vale la
pena. Si así lo hacemos, “el Dios de la paz estará
con [nosotros]” (Filipenses 4:9).
¿Quiéres saber más?mateocincotres@yahoo.com
La Atalaya1 julio 2009
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