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INTRODUCCIÓN

Hace ya algunos años, una tarde en mi consultorio,reflexionando sobre el futuro, mis pensamientos comenza-ron a girar alrededor de la posibilidad de escribir un libro.No tenía idea del título, pero se trataría de mis memoriascomo médico.

Rondaba en mi cabeza el hecho de llevarlo a cabouna vez que me retirara del ejercicio práctico de la profe-sión, cuando suponía que iba a disponer de más tiempopara cumplir con mi cometido.

Los años transcurrieron, y lentamente fui compren-diendo que no debía programar cosas para el futuro, unfuturo que, por el solo hecho de yo ser un hombre, eraincierto y que no sería capaz de manejar a mi voluntad.

Fue creciendo en mí la necesidad de expresar, y dejarplasmado en un primer libro, conceptos que había ido in-corporando a lo largo de mi vida, como hombre y comomédico.

La madurez me ha hecho reflexionar profundamenteacerca de la Vida, acerca de la Verdad, y sobre las metas y

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objetivos que debía tener para encontrarle un sentido a laExistencia.

El contacto estrecho con el dolor, con el sufrimiento,las batallas frente a la muerte, fueron templando mi cora-zón, y me dispusieron a adelantarme en mi primera idea, yvolcar mis puntos de vista sobre un tema tan apasionantecomo lo es la Existencia Humana.

La profunda relación entre los fenómenos de la men-te y el cuerpo llamaron siempre mi atención, y me pusieronde manifiesto la indivisibilidad del Ser Humano.

Enfrentar la enfermedad como una agresión a todo elindividuo me ha hecho comprender la verdadera jerarquíadel arte de curar, fiel reflejo de los principios hipocráticos.

Tuve la dicha de tener grandes maestros de la medici-na, a los cuales les estoy profundamente agradecido. Ellosme enseñaron no sólo las técnicas que conforman la profe-sión, sino a jerarquizar la dimensión humana, como ele-mento fundamental, en la relación médico-paciente.

También le estoy agradecido a la Vida, que me per-mitió, desde la humildad, valorar cada uno de mis logros,fruto de mis esfuerzos, mi tenacidad y mis deseos de supe-ración.

Sigo aprendiendo hoy, como el primer día que ingre-sé a la Facultad de Medicina. La búsqueda incesante de laVerdad no admite límites, y la amplitud de criterios y lamente abierta, para comprender el comportamientohumano, me han sido de gran ayuda.

A medida que este libro fue tomando forma, percibíque estaba en lo cierto, y que no debía esperar a mi retiropara su creación, sino que éste era el momento para entre-

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garles a ustedes una parte de lo ya vivido, para compartirloo para disentir, pero por sobre todas las cosas para tomarconciencia de que a pesar de los profundos y graves proble-mas que aquejan a la Humanidad, aún podemos entre to-dos, si nos lo proponemos, construir un mundo mejor, másjusto, más equilibrado, más sano y con seres humanos or-gullosos de sus virtudes y conscientes de sus defectos, conuna férrea voluntad de cambio y de superación.

Pongo a vuestra consideración este material; esperoque les sea útil. Tengan la certeza de que ha sido escrito conel corazón.

DR. WALTER DRESEL

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PRIMERA PARTE

El diálogo interno

Conocerte a ti mismo será una experienciamaravillosa. Atrévete a ingresar en lo másprofundo de tu alma, y allí encontrarás lasrespuestas que hace tanto tiempo estásbuscando. Crecerás y serás digno ante tuspropios ojos.

Dr. Walter Dresel

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CAPÍTULO 1

El ser humano en crisis

Crisis es sinónimo de oscuridad.Sin embargo si logras ver laoportunidad que se te presentade cambiar el curso de tu vida,la luz iluminará el sendero quetransitarás en tu futuro.No resulta fácil ver los destellosCuándo estás sumido en tuspropias inseguridades.Pero, es posible y tú puedes hacerlo.

Dr. Walter Dresel

La vida de los seres humanos no puede ser observadacomo una línea recta, sino que, mirada en perspectiva, ve-remos en ella valles y mesetas que representan las distintascircunstancias por las que atravesamos en esta difícil rela-ción dinámica y cambiante con el mundo que nos rodea.

A medida que nos internamos en esta experiencia vi-tal, los sucesos que van apareciendo en nuestra existencia

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van provocando transformaciones en nuestra concepcióndel arte de vivir, que se reflejan en una serie de cambios queconducen a la instalación de períodos de inestabilidad emo-cional que, de no ser controlados, dan lugar a desequilibriosque afectan a todo el organismo.

Cambiamos en nuestro interior, a medida que nosdesplazamos por el sendero de la Vida, y también cambianlas circunstancias externas a nosotros, lo que nos obliga aadaptarnos y a flexibilizar nuestra forma de ver el mundo, yla manera en que reaccionamos.

Aparecen a lo largo de la existencia nuevas necesida-des, deseos y sentimientos, que debemos aprender a canali-zar adecuadamente para no sufrir, y comprender que todosestos cambios forman parte ineludible de la transforma-ción y evolución del ser humano, vinculados a su procesonatural de crecimiento.

¿Cuándo estamos en crisis?

Cuando sentimos que el terreno sobre el que estamosparados ya no es lo suficientemente firme para soportarnuestro propio peso, decimos que estamos en crisis.

No existe un momento especial para ingresar en unaCRISIS PERSONAL. Sí existen situaciones que nos desbordanen nuestros mecanismos de respuesta, y que hacen quenuestro Ser se derrumbe, frente al peso de una realidad yuna responsabilidad que no sabemos, y no podemos en-frentar.

Si pudiéramos congelar la imagen, como si estuviéra-mos frente a un televisor, diríamos que las crisis son capítu-

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los que están íntimamente vinculados al proceso de desa-rrollo del ser humano, y en los cuales se producen cambiosprofundos y estructurales, que van a pautar el futuro de esehombre o esa mujer.

La crisis generalmente se desencadena cuando descu-brimos que nuestras expectativas están muy lejos de lo que laVida nos está ofreciendo, o cuando por obra de una fuerzainterior comienzan a aparecer nuevas formas de valorarnos,necesidades que queremos satisfacer, y la comprensión deque no vamos a poder lograr esas expectativas con los esque-mas de vida que veníamos aplicando hasta el momento enque comenzamos a experimentar esa sensación tan desagra-dable de que el mundo se desmorona a nuestro alrededor.

La crisis puede llevarnos a transitar por un camino decuestionamiento sobre nuestra vida pasada, o de lo contra-rio, nos ayudará a tomar conciencia de que no podemosseguir con nuestras antiguas estructuras, que nos han con-ducido a sentirnos “un poco menos que nada”.

Lo trascendente de este verdadero torbellino interior,que se desata con furia en las aguas de nuestra existencia, esque desde lo más profundo de nuestro ser emerge la necesi-dad de realizar modificaciones significativas en nuestramanera de ver el mundo y, particularmente, en “nuestromicromundo”. Algo así como ir al oftalmólogo para quenos ayude a cambiar los cristales con que miramos lo quepasa a nuestro alrededor y, sobre todo, dentro nuestro.

La pregunta que usted, querido lector, se estará for-mulando es la siguiente: ¿estamos frente a una enfermedaddel cuerpo o del alma?

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¿Qué son las crisis personales?

Las crisis personales no son en sí mismas enfermeda-des que podamos definir con claridad, pero lo cierto es quesi no se encaran y se enfrentan adecuadamente, pueden lle-gar a ocasionar desde una alteración en la función de uno ovarios órganos, hasta un sufrimiento definitivo, tanto en elterreno psíquico como físico. De allí la importancia de de-tectar en forma precoz estas situaciones que afectan no sóloa la persona que la padece, sino a todo su entorno.

Las crisis personales nos llevan a vivir situaciones decambios súbitos y profundos. Estos cambios nos enfrentana riesgos y peligros, que nos generan gran ansiedad y de loscuales buscamos protegernos.

Esas transformaciones llevan naturalmente al abando-no de lo que para nosotros hasta hoy era seguro y conocido.En la búsqueda del equilibrio, nos sentimos expuestos, vul-nerables y temerosos de sufrir daños en nuestro interior.

Debido a esto podemos reaccionar de una forma im-previsible, llegando aun a experimentar pánico frente a lasnuevas situaciones que nos tocarán vivir y para las cualesno nos sentimos lo suficientemente preparados.

Con frecuencia, quien sufre la crisis es de los últimosen enterarse de lo que está sucediendo.

Primero hay un desajuste en toda nuestra vida perso-nal y de relación, y luego una repercusión sobre nuestrocuerpo, que puede ir desde los trastornos leves hasta dolen-cias irreversibles.

Cuando ya llegamos a la consulta médica, no nos pre-sentamos expresando que estamos sufriendo una crisis per-

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sonal, sino que lo hacemos por las serias consecuencias, fí-sicas o psíquicas.

De lo que usted debe estar alerta es acerca de cómodeben ser abordados estos complejos cuadros clínicos, parano obtener sólo resultados o alivios transitorios.

Las crisis personales no tienen un tratamiento con-creto y determinado como lo pueden tener otras enferme-dades, que habitualmente sufre el ser humano. Deben serenfocadas desde un punto de vista global, de modo que sepueda abarcar el cuerpo y el alma de la persona, para teneruna visión en perspectiva de la existencia de ese hombre ode esa mujer, hasta el momento en que la crisis se presentacon su poder devastador.

Lo que importa es llegar al corazón del ser humano,al núcleo central del problema, y a partir de allí comenzar aconstruir un nuevo camino en la Vida.

Debemos ser extremadamente cuidadosos en el diag-nóstico de estos desequilibrios psicofísicos, para no come-ter errores, y evitar así la posibilidad de omitir el diagnósti-co de una enfermedad orgánica, que sea la causa real delproblema que estamos enfrentando.

Una vez descartados todos estos elementos, debemosexplorar el mundo exterior e interior del hombre o de lamujer que atraviesan por ese trance.

Nuestro mundo exterior e interior

¿QUÉ ES EL MUNDO EXTERIOR A NOSOTROS? Se trata dela vinculación que tenemos en todos los terrenos de nues-tra actividad cotidiana con el mundo que nos rodea.

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¿QUÉ ES EL MUNDO INTERIOR?1. Es el juicio que tiene cada ser humano de sí mis-

mo (confianza y respeto por sí mismo, autoestima).2. Son sus prioridades en la Vida, sus necesidades y

su escala de valores.3. Sus expectativas hacia el futuro, esperanzas e ilu-

siones, o la visión negativa de su realidad actual, yel pesimismo acerca de sus posibilidades.

4. El sentimiento sobre sus experiencias vividas comoéxitos o fracasos, sus pérdidas.

5. Sus necesidades satisfechas o vividas como profun-das frustraciones.

Las crisis personales no tienen una edad característicapara hacer irrupción, sino que surgen espontáneamente comoconsecuencia de los balances interiores que realizamos, sobretodo, en oportunidad de sentirnos allí en la penumbra, quedeja traslucir los matices grises de una existencia sin vibra-ciones. Estas crisis nos dan la posibilidad de crecer a partir denuestras propias potencialidades, que emergen cuando nues-tro instinto de conservación nos empuja nuevamente a lalucha, en pos de esta maravilla que es la Vida.

¿Cómo se realiza un balance interior?

Primero, y antes que nada, deberemos acostumbrar-nos a dialogar con nosotros mismos.

Esto que parecería una tarea por demás sencilla, en lapráctica no lo es, porque todos tenemos dudas ante la posi-bilidad de correr algún riesgo.

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