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Lo vanguardista, crear y soñar
La narrativa vanguardista latinoamericana es una compleja entidad discursiva debido a
que han confluido diversos acontecimientos que le han dado su impronta; surgida en las
dinámicas aguas de la construcción de una práctica y de una identidad cultural.
Tanto la vanguardia artística como política han contribuido a una renovación de las
artes y se han manifestado como una ruptura radical en algunos casos, o como renovaciones
creativas basadas en progresivas transformaciones que se han retroalimetado para dar obras
narrativas auténticas; aunque muchas de las estéticas renovadoras también se caracterizaron por
un trabajo visionario de un autor o artista, la obra narrativa y creativa de Felisberto Hernández
puede integrarse a este movimiento vanguardista y, a la vez, hacerlo desde un espacio creativo
único e inaudito construido por el autor.
En este marco de vanguardia, se observa la obra del escritor Felisberto Hernández, ese
enrarecido universo humano combinado de extrañeza, cosas con dimensiones de personalidad,
personajes con miradas colmadas de misterio y fantasía, memorias y recuerdos que construyen
un mundo maravilloso, porque en su narrativa están presentes las características vanguardistas
principales de transformación tales como (Achugar, Hugo.1996:23-33):
1) La invasión de la primera persona. En las figuraciones del yo, explica Hebert Benitez,
es posible observar la caracterización de la vanguardia uruguaya, que no se mostrara tan
radical como en otros movimientos de vanguardia, encontrando el signo del acuerdismo
que se traduce en reformas pero no en rupturas; todo lo cual se constituye en el marco
de un estado y sociedad moderna que va consolidando su identidad.
En los años en los cuales escribe Felisberto, es posible ver ciertos rasgos de
colaboración progresiva, sin embargo, es destacable que Hernández es una figura
solitaria que no tiene contacto con los futuristas. La escritura vanguardista de Felisberto
mostrará un universo propio y singular que hará coyuntura con la vanguardia de su
tiempo.
2) Una organización que no sigue las coordenadas espacio-temporales o las leyes de causa-
efecto tradicionales. En los movimientos de vanguardia existe el afán por dislocar las formas de
pensamiento racionales imperantes que habían sido la manifestación de una generación creativa
y política anterior y que dieron resultados contra los cuales luchaban los vanguardistas haciendo
de su arte una bandera que fluctuara más allá de los idilios de la lógica cientificista.
3) La discontinuidad, como experiencia cuestionadora de la racionalidad que implica la nueva
posición del sujeto. El yo, Ich o sujeto en primera persona no es una construcción sólida y
consistente sino algo fragmentario cuyas coordenadas espacio-temporales han sido dislocadas.
Es un yo que, en algunos casos, se distancia y mira la realidad como algo ajeno aunque es un
Ich que se sostiene aún en su conflictividad, explica Benitez.
En la narrativas vanguardistas va a establecerse en el centro de la escena, una voz narrativa o
poética que se muestra en el torbellino creativo con una amplia libertad, que se desvanece y
rehace constantemente, todo lo cual constituye un puente creativo que se sostiene y cuestiona
los órdenes establecidos y cristalizados.
4) La conciencia metadiscursiva y metanarrativa. En la narrativa de Felisberto hay una
conciencia poética y creativa que trabaja desde una meta discursividad que si bien no se explica
como un programa creativo puede vislumbrarse en su “Explicación falsa de mis cuentos”, da
cuenta de un proceso creativo consciente de sí mismo y a la vez enriquecido por un discurrir
lógico alternativo que traduce el pensamiento de Hernández y su fluctuación vanguardista.
5) El atentar contra la “ilusión” de la realidad de la narrativa anterior y contemporánea, el
evitar el “efecto de realidad”. La narrativa vanguardista evita entonces esa convención o pacto
de lectura en el cual hay un estado de receptividad y credulidad por parte del receptor. Por ello,
en muchos casos narrativos, se realiza una exaltación del narrador para llevar al lector a un
estado o condición de irrealidad.
6) La presentación de la narración como “escritura”, producto de la imaginación o ejercicio
simbólico de representación que se sabe y se quiere tal asumiéndolo como metaescritura. Al
respecto del simbolismo en la representación es interesante observar lo escrito por Felisberto en
“Explicación falsa de mis cuentos”.
7) Relativismo de la perspectiva narrativa, al tiempo que se produce un relativismo moral que
erosiona la seguridad narrativa realista mediante la utilización de los recursos de la primera
persona y lo introspectivo. Este recurso que tiene un núcleo de movimiento vanguardista se
extenderá a toda la narrativa del siglo XXI y dará productos narrativos totalmente distintos a los
antes realizados, con lo cual se aumentará la producción de una narrativa que no pretende ser
una fiel representante de la realidad en su sentido estricto, ni tampoco una historicidad fantástica
que se dimensione dentro de un universo regionalista. La vanguardia crea una propia e
idiosincrática dimensión creativa.
8) El espacio no es urbano ni rural, la narrativa se constituye dentro de un espacio de lo
imaginario y se incorpora el sueño a la realidad que representa espacios inéditos. El espacio
propio del imaginario de la vanguardia no tiene relación con el espacio empírico exterior más
que a través de la metáfora o de la construcción de un referente textual que opera como un
interpretante del referente empírico. Es un espacio cuya consistencia nace del diálogo entre
narrador y lector, donde tiene preminencia la perspectiva de la primera persona que logra
“desrealizar” el propio espacio.
9) La utilización del recurso humorístico. No el humor por sí mismo sino el humor como una de
las manifestaciones de la desacralización de lo literario. Se trata de una nueva forma de concebir
la obra de arte donde se aloja la irreverencia, la burla y lo paródico dando lugar a una
relativización del carácter sagrado de la literatura. Así lo destaca Hugo Verani (1996: 44)
cuando analiza la autoconciencia reflexiva en la narrativa de Felisberto que está focalizada en el
acto de escribir y al afán de socavar la solemnidad literaria con un humor lúdico.
Desde Hugo Verani, es posible analizar lo misterioso y lo vanguardista en Felisberto, en
la construcción de una poética que acentúa la autoconciencia reflexiva junto con una voluntad
de subrayar los mecanismos productores de sentido:
En Felisberto el desajuste juguetón de lo concreto y la naturaleza dislocada y fragmentaria de las situaciones arrancan las cosas de la normalidad, preservando una zona de misterio irreductible a explicaciones lógicas (1996:44)
Respecto de la narrativa de Felisberto, explica Verani que se producen relaciones en las
cuales no hay un “pensamiento asociativo” sino una sensación disociativa, dislocada y absurda
desde donde los objetos más dispares se asocian con personas, ideas y sentimientos ajenos a
toda relación racional.
Iguala órdenes incompatibles en una simultaneidad que no remite a ninguna norma identificable, estableciendo, por lo tanto, un contacto con “lo otro” que quiebra la estabilidad de las leyes aceptadas como inmutables. Establecer nexos insólitos y desacostumbrados es una fórmula genérica de la narrativa de Felisberto. (1996:44)
Es interesante la observación de Verani al respecto de esas asociaciones que escapan a
las leyes de causa y efecto, en su análisis de la narrativa felisbertiana destaca la presencia de un
yo vacilante y con un matiz de extrañamiento que se encontrará presente en toda su obra y, a la
vez, una dimensión creativa que será su genealogía, es por ello que Verani pone de relieve que
Felisberto “borrando los límites entre los objetos, hechos, ideas y sentimientos, invirtiendo sus
atributos, enlazados en una yuxtaposición heterogénea”.(1996:44)
Este extrañamiento en la narrativa de Felisberto adquiere dimensiones imprevisibles y
misteriosas mediante el vitalismo de lo inanimado y la cosificación de los personajes que serán
rasgos centrales de sus cuentos:
… a enlazar correspondencias secretas entre las enigmáticas sombras que encubren lo anodino y parecen amenazar el orden asumido como normal. Al quitarle excepcionalidad al personaje fragmenta y disuelve su identidad, transformación que se inscribe en una tendencia generalizada desde la vanguardia: el proceso de disolución del estatuto del personaje (1996:45)
De este modo, lo vanguardistico, que está caracterizado por la yuxtaposición en el arte
creativo, se consolida en Felisberto con una idiosincrasia que contribuirá a una modalidad de lo
imaginario propio de la vanguardia latinoamericana y que se afianzara en diversos lugares con
matices mas estruendosos o leves pero que llevara consigo el comienzo de una exclusiva poética
que recorrerá caminos creativos diversificados en Europa y América.
Las inusitadas relaciones de objetos que adquieren vida propia y de seres cosficados, envueltos en el misterio de lo cotidiano, responden a asociaciones mágicas que producen un mundo de correspondencias enigmáticas e incongruentes en el que los elementos y atributos transfiguran su funcionalidad habitual y trastornan toda certidumbre posible, penetrándose en dimensiones imprevisibles, proteicas e irreconciliables de la realidad, en zonas donde actúan fuerzas amenazantes que transgreden la aparente normalidad (1996:45)
La vanguardia tendrá retornos y proliferaciones, muchas veces, bajo formas de
dispersiones. Dentro de estas relaciones histórico-vanguardistas, se encuentra Felisberto como
un escritor solitario y, en gran medida, el de mayor transgresión y producción de los códigos de
vanguardia desde su libertad imaginativa y tropológica.
Escritura de ruptura, la literatura fantástica y la crítica literaria
En la obra de Felisberto Hernández existe un universo particular en el cual las
sensaciones, percepciones, memorias y los sueños, se van brindando hacia una literatura llena
de fantasía y misterio.
Al respecto de la concepción de literatura fantástica, dice José Pedro Díaz que se
designa como fantásticas aquellas obras que generan incertidumbre en el lector, a propósito de
la índole de los hechos que narran… cabe la posibilidad de que sea forzoso admitir que se trata
de un hecho sobrenatural.
La definición y explicación de Díaz nos remite a diversas características de lo fantástico
y las incertidumbres que dentro de la labor critica han surgido, éstas van reduciéndose o
expandiéndose en los diferentes estudios sobre lo fantástico y maravilloso siendo transformadas
en el tiempo tanto desde las obras visionarias de autores como desde el estudio critico de los
intelectuales.
Recordemos a Todorov y su concepción acerca del efecto fantástico diferenciándola de
lo maravilloso donde se hace presente lo sobrenatural no inquietante: Hay un fenómeno extraño
que puede ser explicado de dos maneras, por tipos de causas naturales y sobrenaturales. La
posibilidad de vacilar entre ambas crea el efecto fantástico.
Por el lado de la labor crítica es destacable los estudios continuos al respecto de la
literatura fantástica que van construyendo diversos recorridos y creando un corpus de
referencia; la propuesta de Noe Jitrik sobre los atípicos en la cual que es necesario abrir el
horizonte de estudio y de observación de los objetos literarios que quedan fuera del canon
literario y académico:
Al convocar a una reflexión sobre escritores, obras y situaciones teóricamente extravagantes estamos incitando no sólo a una recuperación sino también a que los críticos encuentren la ocasión de poner a punto sus instrumentos de modo tal que estas sesiones no sean sólo un acto de justicia porque se habla de alguien a quien el tipismo había menoscabado sino porque se lo hace con la frescura de la creencia en un instrumento joven, feroz quizás, si así lo requiere la verdad, pero renovado, modelizador, enérgico y vivaz.
De este modo, se presenta el estudio de los atípicos y va adquiriendo cierta relevancia,
Noe Jitrik dice que algunos de los que yacen en ese recinto han logrado conmover el edificio de
las historias de la literatura; otros tal vez no… ellos son el laboratorio de la significación, en
ellos triunfa la escritura si la escritura es el riesgo extremo y no sólo el utilitarismo de la
transcripción.
En la creación de Hernández triunfa la escritura que se anima a más, que recorre
caminos desconocidos y se arroja al riesgo extremo de reflejar y reflexionar sobre el ser-en-el-
mundo en un devenir narrativo que va desde lo misterioso a lo fantástico. Por esto mismo,
Felisberto es un escritor de ruptura, un atípico que va más allá de los códigos semióticos
preestablecidos, resultando de su obra narrativa una determinada rebeldía respecto de lo
convencional.
Autoreflexividad fantástica
La puesta en Ich en la narrativa de Felisberto se analiza en una creación dentro de la
cual como un edificio, se mantiene los cimientos de una realidad que se hace ficción con la
eliminación de la tercera persona y se sujeta la vertiente de la creación con los muros de la
subjetividad.
Una subjetividad que reflexiona sobre sí, sobre los hechos que la rodean y constituyen,
haciéndose centro de una voz narrativa que a veces tiene puntos de confluencia con otras voces
narrativas y otras veces desvanece su marco de referencia dando espacio a un tiempo que
trasunta lo cotidiano. Tal como ha dicho Benitez, en este tipo de narrativa es preciso la actividad
del lector quien tiene que llevar la falta de contraste para obtener una garantía, para
concretizarla.
Como si nos asomáramos por una ventana al abismo, escuchamos la voz narrativa que
se refiere a sí misma como personaje. Esto es, las formas del yo en la escritura que producen en
primera persona, instituyéndose por momentos como voz confiable porque es el objetivo de una
narrativa que se observa a sí misma y requiere la participación activa de un lector que no posee
un campo de contraste de otras voces narrativas.
De este modo, hay un encapsulamiento narrativo en el cual el acto de creencia necesita
entrar en alguna forma de fiabilidad y para ello hay dos recursos: un campo de conocimiento
donde se limita la narración y develar las fuentes. Es así como se produce un contraste mediante
una autentificación didáctica que ofrece otro contexto desde adentro de la ficción.
Los cuentos de Felisberto son capaces de una gran autonomía reflexiva y se constituyen
desde narradores que van adquiriendo una conciencia, a veces consolidada, a veces escindida,
que se amplía en el galopar de las historias y se ubican en una dimensión que hasta rebosa
campos de conocimientos.
En lo que respecta al revelamiento de sus fuentes, es demasiada exigencia para una
narrativa que se constituye en un camino intermedio entre una exterioridad o interioridad pura.
A medida que avanzamos en la lectura de los cuentos de Felisberto, accedemos a un universo
propio y singular en el cual el misterio cotidiano, lo realidad fantástica colmada de percepciones
y recuerdos se mostrará tan diversa como lo son sus personajes y los objetos presentes.
La fantasía será representada desde una subjetividad que se observa en las cosas
adquiriendo un estatus de vitalidad continua y se elevará al compás de la melodía misteriosa que
la rodea y hasta la constituye.
En lo que respecta a la evocación de los recuerdos, dice Lasarte que para no tener que
admitir lo poco confiable que es su memoria, el narrador acude a un recurso creativo que es la
invención de un socio que conspira con los recuerdos, en principio un contra/oponente que
intenta estropearle la narración de la memoria para luego transformarse en una voz ayudante; es
la formulación de un doble. Produce una escisión psíquica que exacerba la angustia y la
enajenación asociadas ya desde un principio con el problema de la memoria.
Al analizar la obra de Felisberto, el Ich se pone y propone en un mundo con elementos
determinados e indeterminados. Los elementos determinados son los particulares ficcionales
relacionados directamente con el mundo ficcional, mientras que en los elementos
indeterminados hay la omisión de un particular ficcional que puede referirse a un particular real
que da la indeterminación.
El Ich en Felisberto Hernández es un Ich permanente, es la puesta en yo que no se retira
nunca y le garantiza que no haya un campo de contraste que supere la subjetividad de la voz
narrativa haciendo, de este modo, un universo mágico que sorprende en la relación de los
particulares ficcionales.
La ex-centricidad y anticonvencionalidad en Felisberto
Lo anticonvencional en Felisberto, se manifiesta en varios aspectos, si enfocamos en el
hilo de los acontecimientos veremos que hay laborioso trabajo en nexos desacostumbrados o
excéntricos, en relaciones de los seres humanos o de objetos inanimados, entre los cuales es
posible observar una curiosa red de relaciones donde los objetos llegan a actuar de misteriosos
intermediarios:
Pero también puede ocurrir que el modo de aludiar a la fisura en el continuum superficial consista en presentar segmentos aislados de una entidad que nos hemos acostumbrado a percibir como un todo, es decir, en romper relaciones de dependencia de las partes con respecto a la globalidad, lo cual es otro modo de innovar en los ordenes aceptados. En ciertos momentos basta con que el relato se focalice en un detalle y lo aísle de modo inusual. (Barrenechea, 1972: 161)
Que los objetos cobren ánimo o anima y entren en relaciones impensadas o que un todo
se fragmente y sus partes tomen vida propia es algo característico en la literatura y arte de
vanguardia pero, como da relevancia Barranechea, en los textos de Felisberto Hernández estos
procesos avanzan más, con mayor profundidad, y por caminos menos frecuentados, sobre todo,
en las relaciones de cualidades y acciones.
La dialéctica narrativa de Felisberto es innovadora, Barranechea explica que el texto
parte de una posición ex-céntrica y genera una constante tensión de conjunción y disyunción en
perspectiva infinita, observada por un narrador también en constante tensión de unificación y
dispersión engendrado desde su función textual. De este modo, se relacionan narrador y lo
narrado en uniones y alejamientos incesantes.
Lo misterioso
Cuando se abandona el orden convencional, como en la narrativa de Felisberto que
toma matices de anticonvencionalidad, surgen nuevos órdenes misteriosos. Nos adentramos a
una escritura que constituye su núcleo en mundos ambiguos de entidades extrañas que se
desplazan a través del texto constituyendo relaciones inesperadas con un halo de misterio y
fantasía.
Es posible analizar la narrativa con una perspectiva que se desplaza en distintos niveles
como la escritura de Felisberto, a este respecto dice Barrenechea que las cosas y las personas
aparecen en conjunción, interviniendo como actantes del mismo nivel.
También es observable relaciones de disociación en las cuales los objetos o los
fragmentos de seres que se van constituyendo e independizando cobran papel de intermediarios
en la circunferencia de relaciones particulares y misteriosas que van configurando nuevas
“figuras”.
La forma estática no es la que predomina en su obra sino un desarrollo dinámico en constante fluir. Personas y cosas, seres y sus cualidades o acciones, narrador y elementos del mundo narrado tejen su red y juegan entre sí variando la dirección de sus influencias. Lo más característico de este movimiento relacional de disyunciones y conjunciones es la autonomía que alcanzan los predicados (funciones y cualificaciones) por su transformación en actantes. (Barrenechea, 1972: 168-169)
Este mundo ficcional de Felisberto, tan particular, es analizado por Francisco Lasarte
mediante dos conceptos: “misterio” y “memoria” y este autor lo enmarca dentro del
surrealismo en su significado más amplio como referencia a una literatura de carácter
visionario que transforma la realidad cotidiana.
En la narrativa felisbertiana es posible observar una visión de la realidad y de la
literatura terriblemente original, así lo explica Lasarte, en un movimiento literario que es un
rechazo tan obvio y tan angustiado de lo convencional.
Toda la obra de Felisberto se puede concebir como una especulación subordinada siempre a un propósito narrativo fundamental, sobre los límites del arte y de la personalidad humana. Sin embargo los pasajes que tratan directamente sobre “misterio” y “memoria” logran separarse del
hilo narrativo de tal forma que se impone el deseo de profundizar en una personalidad y en un arte sumamente singulares.
Lasarte explica que “misterio” y “memoria” están íntimamente ligados porque el deseo
del narrador es recobrar lo “misterioso” de las cosas y de las personas, y esto lo lleva a
examinar sus recuerdos. Ambos conceptos cumplen la función de filtros, es decir, como prismas
que refractan las percepciones del narrador tanto las observaciones como los recuerdos, todo lo
cual produce una visión dislocada e ilógica de la realidad. Esta realidad se presenta oculta y
elusiva, trascendiendo lo cotidiano y se hace distante de la lógica de un lenguaje ordinario.
Por otro lado, lo misterioso es posible encontrarlo en un estado de receptividad
extraordinario, en una especie de trance donde se pone en pausa el pensamiento lógico para dar
lugar a un mundo circundante que se presenta como maravilloso. Es una experiencia
trascendente que permite un atisbo de esa dimensión usualmente impenetrable, oscura e
ignorada de las cosas donde reside el valor poético de éstas.
El misterio es construido a través de una narrativa que utiliza un singular poder
asociativo que altera el sistema de relaciones entre los elementos de la realidad en un entramado
que recorre objetos, hechos, sentimientos e ideas.
Felisberto construye una nueva causalidad que reposa en sensaciones disociativas,
dislocadas y, eventualmente, absurdas.
…el valor estético de “misterio” yace precisamente en esa modificación de las percepciones que describe Felisberto… reflejan en su lenguaje esa conciencia que busca y capta lo extraño. La modificación del léxico cotidiano es un rasgo estilístico que obedece tanto a los dictados de esa conciencia como a la necesidad de relatar una experiencia trascendente. El asincronismo y distanciamiento producidos por la presencia de “misterio” son propicios a la creación de un lenguaje literario que se destaca por la abundancia de figuras poéticas innovadores.
Dentro de este movimiento metonímico, explica Lasarte, se produce un momento
visionario caracterizado o construido desde cuatro categorías generales en que se dividen las
imágenes: personificación de objetos, cosificación de personas, autonomía del cuerpo y de sus
partes y concretización de lo abstracto.
Es interesante ahondar sobre la sensibilidad singular que constituye la narrativa de
Felisberto a través de sus principales rasgos: extrañamiento en la percepción del narrador y/o
personaje, sensaciones disociativas, reorganización alterada del espacio-tiempo con inesperados
movimientos.
En las historias de Felisberto, es posible encontrar un narrador que se concibe a sí
mismo desplazado y aislado, fuera de la realidad cotidiana, de este modo lo explicita Lasarte
diciendo que el narrador siente que no está sincronizado con el resto del mundo y por esta razón
puede aproximarse a él de una manera distinta, percibiéndolo como un conjunto irracional,
dando lugar en este momento trascendente a la sensación disociativa que se distingue del
pensamiento asociativo lógico y racional.
Es como si se estableciese una barrera espacial y temporal que disocia al sujeto de su circunstancia y lo libra de las limitaciones que ésta ordinariamente le impone. Y aunque Felisberto no llega a decirlo directamente, la experiencia descrita sugiere la transformación de la realidad efectuada por la poesía.
Después de todo, la búsqueda de lo “misterioso” en el pasado resulta ser el intento de captar una experiencia esencialmente estética y subjetiva en un texto que es a su vez una experiencia de ese tipo. Los recuerdos y su carga de “misterio”, en vez de ser una vía de escape paralizadora, proporcionan la inspiración estética que conduce a la obra de arte.
Es así como Felisberto va construyendo una dimensión o dimensiones narrativas que se
conectan subrepticiamente con una realidad modificada y misteriosa a través no sólo de las
percepciones sino también en la asociación de aquellas de una manera diferente con los
recuerdos que evoca desde la infancia, al estilo de Proust.
Con una intención “vanguardista”, la narrativa de Felisberto apunta a una selección de
los recuerdos, percepciones, sensaciones y pensamientos que se producen en el marco de
“sensaciones disociativas” en contraposición a una selección exclusiva del intelecto
“racionalista”.
Observa Lasarte que la resolución narrativa de la formulación de un doble que danza
entre las evocaciones y percepciones, transformado desde un contraproductor o enemigo hacia
un socio o colaborador, se produce a través de una síntesis de las dos posiciones que rechaza a
la emoción pura y al intelecto puro como formas iguales de enajenación ; habiendo todo un
trabajo consciente sobre una metanarrativa que arribará por distintos caminos creativos hacia un
estilo artístico único y auténtico, repleto de fantasía y misterio.
La estética de abstracción, un encuentro con Genealogía
En este breve cuento, Felisberto introduce un espacio que va transformándose de
acuerdo a “movimientos reposados” que van dibujando la historia de una joven circunferencia
donde lo simbólico obedece a ordenes geométricos que van consolidando una estética abstracta
que se remite a un sistema de escritura y pensamiento que en cierto modo representa y hace
presente lo bello y, podemos aventurar, que desde la línea se intenta estructurar y producir un
orden que comienza con una interioridad geométrica que avanza hacia una subjetividad que es
observadora de la interacción de las figuras, las cuales adquieren cualidades personales:
Hubo una vez en el espacio una línea horizontal infinita. Por ella se paseaba una
circunferencia de derecha a izquierda. Parecía como que cada punto de la circunferencia fuera
coincidiendo con cada punto de la línea horizontal. La circunferencia caminaba tranquila,
lentamente e indiferentemente. Pero no siempre caminaba. De pronto se paraba: pasaban unos
instantes… Pero una vez la circunferencia violentó su ritmo. Se detuvo más tiempo que de
costumbre: quedó parada con el perfil hacia mí y el frente hacia la línea infinita.
La imagen va a descubrirnos un universo de movimientos, desvíos, intuiciones,
intenciones, viajes de las figuras dentro de un espacio de representación que hace tangible un
tiempo alternativo a la subjetividad observadora:
Ahora, hecho un pentágono era más refinado, menos brusco, pero no más veloz, ni
menos torturado de problemas. Su marcha era regular a pesar de la contradicción de sus deseos:
ser desigual, desproporcionados sus pasos, arrítmico. Cuando fueron viejos no se les importó
más de la forma y la elipse se volvió una circunferencia encerrada en un triángulo. Cuando
murieron el triángulo desunió sus lados tendiendo a formar una línea horizontal. La
circunferencia se abrió, quedó hecha una línea curva y después una recta. Los dos unidos fueron
otra línea superpuesta a la que les sirvió de camino. Y así, lentamente, se llenó el espacio de
muchas líneas horizontales infinitas.
La construcción de esta narración en la cual confluyen lo geométrico, lo abstracto, la
subjetividad contemplativa en una voz que de algún modo al narrar procura una cierta
ordenación, y el núcleo de la imagen es un pasaje entre lo visible y lo invisible, lo terrible y lo
habitable, lo conocido y lo desconocido:
El terror ante la intemperie de los fenómenos provoca tanto una necesidad de estabilizar como una necesidad de saber. Cada cultura tiene un modelo propio de suspender o retardar los flujos, de relacionar lo que pasa con lo que permanece. Por lo tanto, mirar es ordenar lo visible, una actividad esencialmente práctica. Una imagen no extrae su poder de sí misma sino de la comunidad que a través de ella establece un pacto de conductas, una comunidad de significaciones. La imagen supone una praxis, produce efectos, determina conductas, impone una conducta mimética de la sociedad respecto del símbolo. La imagen ocupa como presencia el lugar de una ausencia. El alma de las sociedades es el cuerpo de sus Imágenes. (Estal, 2010: 52)
En este cuento se hacen presentes diversos elementos que configuran el espacio por el
cual alternan las figuras geométricas, produciendo un escenario con tiempos de movilidad y
transformación, lo cual va constituyendo figuras que en su devenir van representando una cierta
vitalidad que va reflejando una estructura de significación y significados que se elevan de la
mera reproducción representativa, observada por la voz narrativa que nos invita a leer y
contemplar el cuento por donde transitan destellos de una belleza ordenada:
Los miembros de una comunidad se ordenan jerárquicamente según la verticalidad de una Figura y esta Figura es un modelo de Orden porque posee equivalencias estructurales con los fenómenos. La determinación funcional de la Imagen depende de su grado de iconicidad. Si representa fenómenos en un nivel de abstracción menor que sí misma, es Signo. Si representa un fenómeno de nivel de abstracción mayor, la Imagen es Símbolo. No se simboliza sin unir lo que era extraño, no se simboliza sino por lo incompleto, por lo oculto. El acto de leer implica el ausentarse del mirar en el ver, es decir, enfocar la vista en una superficie codificada de significación. La condición de la Imagen es la alteridad. Lo Sagrado aparece cuando la Imagen se abre a algo distinto de sí misma. La imagen captura en la revelación. (Estal, 2010: 52-55)
Genealogía es una elaborada narración en la cual el autor recorre un camino diferente
de sus otros cuentos, aunque manteniendo el sello indiscutible de una voz narrativa que se
enfrenta a situaciones extrañas, dislocadas, específicas y abstractas al mismo tiempo en las
cuales los personajes se ven constituidos por rasgos que van más allá de la norma o la lógica
ordenadora convencional y se los presenta en un espacio y tiempo que transcurre dentro de una
dimensión cargada de vitalismo.
Análisis del texto Explicación falsa de mis cuentos de Felisberto Hernández
Con el objetivo de recorrer la estética de este escritor, se cita el texto para observar y
analizar su arte poética:
Obligado o traicionado por mí mismo a decir cómo hago mis cuentos, recurriré a
explicaciones exteriores a ellos. No son completamente naturales, en el sentido de no intervenir
la conciencia. Eso me sería antipático. No son dominados por una teoría de la conciencia. Esto
me sería extremadamente antipático. Preferiría decir que esa intervención es misteriosa. Mis
cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la
conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado pienso que en un rincón de
mi nacerá nacerá una planta. La empiezo a acechar creyendo que en ese rincón se ha producido
algo raro, pero que podría tener porvenir artístico. Sería feliz si esta idea no fracasara del todo.
Sin embargo debo esperar un tiempo ignorado: no sé cómo hacer germinar la planta, ni cómo
favorecer, ni cuidar su crecimiento; sólo presiento o deseo que tenga hojas de poesía; o algo que
se transforme en poesía si la miran ciertos ojos. Debo cuidar que no ocupe mucho espacio, que
no pretenda ser bella o intensa, sino que sea la planta que ella misma esté destinada a ser, y
ayudarla a que lo sea. Al mismo tiempo ella crecerá de acuerdo a un contemplador al que no
hará mucho caso si él quiere sugerirle demasiadas intensiones o grandezas. Si es una planta
dueña de sí misma tendrá una poesía natural, desconocida por ella misma. Ella debe ser como
una persona que vivirá no sabe cuánto, con necesidades propias, con un orgullo discreto, un
poco torpe y que parezca improvisado. Ella misma no conocerá sus leyes, aunque
profundamente las tenga y la conciencia no las alcance. No sabrá el grado y la manera en que la
conciencia intervendrá, pero en última instancia impondrá su voluntad. Y enseñará a la
conciencia a ser desinteresada. Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos,
porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia, pero también sé que viven peleando con
la conciencia para evitar extranjeros que ellas les recomienda.
En este escrito es destacable, en primer lugar, la noción de intervención misteriosa en la
elaboración de la narrativa, en un camino intermedio entre una producción surgida
inconscientemente y una regida por una excesiva conciencia lógica. La comparación de la
creación con un devenir misterioso y de la obra con una planta, plantea la cuestión de la poética
como algo natural que se contrapone a las estructuras de la lógica y que determina poner en
cuestión la tradición narrativa del realismo, por supuesto, tanto como de la ficción fantástica.
En segundo lugar, este procedimiento creativo como un devenir que se coloca en una
interioridad y exterioridad fantástica es el logro de un autor que ha recorrido un deliberado
camino en la narrativa de su tiempo y de la trayectoria anterior, haciendo una obra caracterizada
por líneas de pensamiento que se alimentan de una energía o elan vital que trasciende los límites
de lo conocido aventurándose a tierras habitadas por una cierta magia, haciendo un sello de
originalidad y autonomía en el mundo ficticio:
Esa fertilidad en la percepción es, en efecto, lo que motiva las narraciones de Felisberto, que también busca el misterio elemental del mundo, y llega a él sólo a través de su visión fresca y desfrenada. Es evidente, pues, que los conceptos “misterio” y “memoria” explorados en algunos textos de Felisberto Hernández, dejan vislumbrar los procesos mentales que llevan a la creación de su extraordinario universo narrativo.
Es destacable el máximo esfuerzo creativo realizado por Felisberto para lograr
narraciones que crecerán de acuerdo a su propia esencia con la menor intervención posible de
una conciencia estrictamente lógica y racional y será traducida en imaginación libre, fantasía y
misterio dentro de un marco de autónomo de invención.
En este escrito Explicación falsa de mis cuentos es posible observar una voluntad
creativa llevada a cabo en la obra de Felisberto y que trasunta los procedimientos conocidos y
explorados por otros escritores tanto desde una visión lógica racional como de un imaginario
estrictamente surgido desde el inconsciente, brindando una obra que recurre a diversas
herramientas de creación para llevarnos a una dimensión vanguardista, original, autentica y
única.