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El siguiente material se reproduce con fines estrictamente académicos y es para uso exclusivo de los estudiantes de la materia Ciudad, cine y arquitectura de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Icesi, de acuerdo con el Artículo 32 de la Ley 23 de 1982. Y con el Artículo 22 de la Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena. ARTÍCULO 32: “Es permitido utilizar obras literarias o artísticas o parte de ellas, a título de ilustración en obras destinadas a la enseñanza, por medio de publicaciones, emisiones o radiodifusiones o grabaciones sonoras o visuales, dentro de los límites justificados por el fin propuesto o comunicar con propósito de enseñanza la obra radiodifundida para fines escolares educativos, universitarios y de formación personal sin fines de lucro, con la obligación de mencionar el nombre del autor y el título de las así utilizadas”. Artículo 22 de la Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo Cartagena. ARTÍCULO 22: Sin prejuicio de lo dispuesto en el Capítulo V y en el Artículo anterior, será lícito realizar, sin la autorización del autor y sin el pago de remuneración alguna, los siguientes actos: b) Reproducir por medio reprográficos para la enseñanza o para la realización de exámenes en instituciones educativas, en la medida justificada por el fin que se persiga, artículos lícitamente publicados en periódicos o colecciones periódicas, o breves extractos de obras lícitamente publicadas, a condición que tal utilización se haga conforme a los usos honrados y que la misma no sea objeto de venta o transacción a título oneroso, ni tenga directa o indirectamente fines de lucro;...”.

Kevin lynch la imagen de la ciudad (fragmento)

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El siguiente material se reproduce con fines estrictamente académicos y es para uso exclusivo de los estudiantes de la materia Ciudad, cine y arquitectura de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Icesi, de acuerdo con el Artículo 32 de la Ley 23 de 1982. Y con el Artículo 22 de la Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena. ARTÍCULO 32: “Es permitido utilizar obras literarias o artísticas o parte de ellas, a título de ilustración en obras destinadas a la enseñanza, por medio de publicaciones, emisiones o radiodifusiones o grabaciones sonoras o visuales, dentro de los límites justificados por el fin propuesto o comunicar con propósito de enseñanza la obra radiodifundida para fines escolares educativos, universitarios y de formación personal sin fines de lucro, con la obligación de mencionar el nombre del autor y el título de las así utilizadas”. Artículo 22 de la Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo Cartagena. ARTÍCULO 22: Sin prejuicio de lo dispuesto en el Capítulo V y en el Artículo anterior, será lícito realizar, sin la autorización del autor y sin el pago de remuneración alguna, los siguientes actos: b) Reproducir por medio reprográficos para la enseñanza o para la realización de exámenes en instituciones educativas, en la medida justificada por el fin que se persiga, artículos lícitamente publicados en periódicos o colecciones periódicas, o breves extractos de obras lícitamente publicadas, a condición que tal utilización se haga conforme a los usos honrados y que la misma no sea objeto de venta o transacción a título oneroso, ni tenga directa o indirectamente fines de lucro;...”.

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GGREPRINTSLADEKE

IMAGEN

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LA CIUDADV IN LY N C H

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Índiee

Prefacio

1. La imagen del medio ambiente

La "legibil idacl"Fll¡rlrorar:ión rle la imagenFls l lu t ' l ura e ident idadl ,a imaginabi l idad

Tres ciudades

BostonJersev CitvL o s Á n g e l l s . . . .' l-emas comunes

La imagen de la ciudad y sus elementcs

SendasBordesRarriosNodosMojonesInterrelaciones de elementos[,a imagen cambianteCualidad de la imagen

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4. La forma urbana

El diseño de las sendasEI diseño de los otros elementosCualidades de formaEl sentido del conjuntoLa forma metropolitanaEl proceso de diseño

5. Una nueva escala

Apéndice AAlgunas referencias a Ia orientación ..

Tipos de sistemas de referenciaFormación de la imagen . . . .La función de la forma . . . .

Apéndice BEl uso del método

t t 2

l17

Prefacio

Este es un libro sobre el aspecto de las ciudades;sobre si este aspecto tiene alguna importancia y si selo puede cambiar. El paisaje urbano, entre sus múl-tiples papeles, tiene también el de algo que ha deuerse, recordarse y causar deleite. Dar forma uisuala la ciudad constituye un tipo especial de problemade diseño; un problema bastante nouedoso, dichosea de paso.

En el curso del examen de este nueuo problema,este libro considera tres ciudades norteamericanas.a saber, Boston, Jersey City y Los Ángeles. Sugiereun método por medio del cual se puede empezar aocuparse de la forma uisual en escala urbana, yofrece algunos principios bó.sicos de diseño urbano.

La labor que sirue de base para el presente estudiofue efectuada bajo Ia dirección del profesor GyorgyKepes y de quien esto escribe, en eI Centro de Estu.diosUrbanos y Regionales del Institutode TecnologíadeMassachusetts. Durante uarios años contó con elEeneroso aporte de fondos proporcionados por laFundación Rockefeller. En cuunto al libro en sí, for-ma parte de una colección de uolúmenes publicadospor eI Centro Conjunto de Estudios Urbanos delInstituto de Tecnología de Massachusetts y Ia Uni-uersidad de Haruard, organismo surgido de las ac-tiuidades de inuestigación urbana de esas dos insti-tuciones.

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159r62169

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El método como llaseIndicaciones para lasclones

Apéndice CDos ejemplos de análisis

p a r a e l d i s e ñ o . . . .futuras investiga-

Hill

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Bibliografía

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I

I

Como todo producto intelectual, el contenido pro-cede de muchas fuentes difíciles de precisar. Diuersosinuestigadores asociados colaboraron directamenteen el desarrolln de este estudio: Dauíd Crane, BernardFrieden, William Alonso, Frank Hotchkiss, RichardDober, Mary Ellen Peters (actualmente señora deAlonso). A todos ellos quedo muy agradecido,

Un nombre debería figurar en la portada, junto almío, si no se lo hiciera responsable de las imperfec-ciones del libro. Ese nombre es el de Gyorgy Kepes.El desarrollo detallado y los estudios concretos mecoriesponden, pero Los conceptos subyacentes sur-gieron a lo largo de coloquios con el profesor Kepes.Me resultaría imposible sepa.rqr mis propias ideasde las suyos. Para mí, estos años de colaboracióncon él han sido fructíferos.

Kpvrl LyNcHM. I. T.Diciembre de 1959

l. La imagen del medio ambiente

Observar las ciudades puede causar un placer par-

ticular, por corriente que sea la vigtq. Jal como una

obra arquitecúónica, también la ciudad es una cons-

fuucción en el espacio, pero se trata de una construcciónen vasta escala, de una cosa que sólo se percibe en eI

curso de largos lapsos. El diieño urbano es, por Io

tanto, un arté temporal, pero que sólo rar-a vez puede

u""t íut secuenciai controladas y limitadas de otrasartes temporales, como la música, por ejempio' En

diferentes ocasiones y para distintas personas' las

secuencias se inviertón, se interrumpen' son aban-áon.dt", atravesadas. A la ciudad se la ve con dife-rentes luces y en todo tipo de tiempo.-

En cada in-stante hay más de Io que la vista puede

ver, más de lo que el oído puede oír, un escenario o unpanorama que aguarda ser explorado. Nada se ex-peúmenta en si mismo, sino siempre en relación consus contornos, con las secuencias de acontecimientosque llevan a ello, con el recuerdo de experienciasánteriores. Washington Street colocada en un campoáe itbr.ttz. podúá tener eI mismo aspecto que la

calle comerciát del corazln de Boston, pese a lo cualresultaría absolutamente diferente. Todo ciudadanotiene largos vinculos con una u otra parte de su

ciudad, y su imagen está embebida de recuerdos y

signifi.cados.

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t-

I-os elementos móviles de una ciudad, y en especiallas personas y sus actividades, son tan importantescomo las parbes fijas. No somos tan sólo observadoresde este espectáculo, sino que también somos parte deé1, y compartimos el escenario con los demás participantes. Muy a menudo, nuestra percepción de laciudad no es continua sino, más bien, parcial, frag-mentaria, mezclada con otras preocupaciones. Casitodos los sentidos están en acción y la imagen es lacombinación de todos ellos.

La ciudad no es sólo un objeto que perciben (yquizás gozan) millones de personas de clases y ca-racteres sumamente diferentes, sino que es tambiénel producto de muchos constructores que constan-temente modifican su estructura porque tienen susmotivos para ello. Si bien las líneas generales puedenmantenerse estables durante cierto tiempo, los deta-IIes cambian constantemente. Solamente se puedeefectuar un control parcial sobre su crecimientó y suforma. No hay un resultado definitivo, sino unasucesión inintermmpida de fases. Nada de asombrosotiene, pues, que el arte de modelar las ciudades parael goce sensorial sea un arte absolutamente indepen-diente de la arquitectura, la música o la literatura.Puede aprender mucho de esas otras artes, pero noimitarlas.

Un medio urbano bello y deleitable es una rareza,y algunos diúan incluso que es un imposible. Nin-guna ciudad norüeamericana que sobrepase las di-mensiones de aldea es de uniforme buena calidad. sibien en unas pocas ciudades se encuentran algunosfragmentos atrayentes. No ha de asombrar, pues,que la mayor parte de los norteamericanos tengapoca noción de lo que pueda significar viür en unmedio ambiente así. Tienen bastante claridad en lotocante a la fealdad del mundo en que üven, y deüva voz se expresan en cuanto a la suciedad, elhumo, el calor, la congestión, el caos y aun la mono-tonia que hay en todo ello. Pero casi no tienen con-ciencia del valor potencial de un contomo armonioso,de un mundo que pueden haberenhevistofugazmentetan sólo como turistas o como fugados viajeros du-rante las vacaciones. No pueden tener clara noción/e to.Oue puede representar un escenario como deleite

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cotidiano, como ancla permanente de sus vidas ocomo acrecentamiento del sentido y la riqueza delmundo.

l,a "legibilidad"

En este libro se examinará la calidad visual de laciudad norteamericana y para ello se estudiará laimagen mental que, de dicha ciudad, tienen sus habi-tantes. Se prestará atención particularmente a unacualidad visual específica, a saber,la claridad mani-festada o "legibilidad" del paisaje urbano. Con estaexpresión indicamos la facilidad con que puedenreconocerse y organizarse sus partes en una pautacoherente. Del mismo modo que esta página impresa,si es legible, puede ser aprehendida visualmentecomo una pauta conexa de símbolos reconocibles,una ciudad legible seúa aquella cuyos distritos, sitiossobresalienües o sendas son identificables fácilmentey se agrupan, también fácilmente, en una pautaglobal.

El presente libro asevera que la "legibilidad" es deimportancia decisiva en el escenario urbano, la ana-liza con cierta detención y trata de demostrar de quémodo podúa utilizarse hoy esüe concepüo para lareconstrucción de nuestras ciudades. Como en se-guida se le pondrá en eüdencia al lector, el presenteestudio constituye una investigación preliminar, laprimera palabra y no la última palabra, un intentode captar ideas y sugerir en qué forma se las podúadesanollar y poner a prueba. Su tono es especulativoy quizás un poquito voluble: tentativo y presuntuosoa la vez. En este primer capitulo se desarrollaránalgunas de las nociones fundamentales; y en capitulosulteriores éstas se aplicarán a diversas ciudades nor-teamericanas, analizándose sus consecuencias parael diseño urbano.

Si bien la claridad o legibilidad no constituye deningún modo la única cualidad importante de unaciudad hermosa, resulta de particular importanciacuando se consideran los medios ambientes en laescala urbana de tamaño, tiempo y complejidad.

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Para comprender esto no debemos limitarnos a con-siderar la ciudad como cosa en sí sino la ciudad encuanto percibida por sus habitantes.

La estructuración y la identificación del medioambiente constituyen una capacidad vital entre todoslos animales móüles. Para ello se usan claves devariados tipos: las sensaciones visuales de color,forma, movimiento o polarización de la luz, al igualque otros sentidos, como el olfato, el oído, el tacto, lacinestesia, la sensación de gravedad y quizás de loscampos eléctricos o magnéticos. Estas técnicas deorientación, desde el vuelo polar de una golondrinade mar hasta el modo en que una lepada halla sucamino en la microtopografia de una roca, se hallandescritas en una vasta bibliografia que subraya suimportancis 10, 20, 3r, 5e. Asimismo, los psicólogoshan estudiado esta capacidad en el ser humano, sibien lo han hecho en forma bastante esquemática oen condiciones limitadas de laboratorio r, t, 8, tr, .7,03,65, 76, 81. A pesar de que subsisten algunos enigmas,parece ya improbable que haya algún "instinto"mágico para dar con el camino. Más bien hay un usoy una organización coherentes de claves sensorialesprecisas que proceden del medio exterior. Esta orga-nización es de importancia fundamental para la efi-cacia y la supervivencia misma de la üda de libremovimiento.

Perderse por completo constituye quizás una ex-periencia más bien rara para la mayoria de los habi-tantes de la ciudad de hoy. Nos apoyamos en lapresencia de los demás y en medios específicos deorientación, como mapas, calles numeradas, señalesde ruta y letreros en los autobuses. Pero si llega aproducirse el percance, la sensación de ansiedad yhasta de terror que lo acompaña nos revela hastaqué punto está ünculado con el sentido de equilibrioy el bienestar. La misma palabra "perdido" significaen nuestro idioma mucho más que la mera incerti-dumbre geográfica; tiene resonancias que connotancompleto desastre.

En el proceso de orientación, el vínculo estratégicoes la imagen ambiental, la representación mentalgeneralizada del mundo fisico exterior que posee unindividuo. Esta imagen es producto al mismo tiempo

de la sensación inmediata y del recuerdo de experien-cias anteriores, y se la utiliza para interpretar lainformación y orientar la acción. La necesidad dereconocer y estructurar nuestro contorno es de im-portancia tan decisiva y tiene raíces que calan tanhondo en el pasado, que esta imagen tiene una vastaimportancia práctica y emotiva para el individuo.

Es eüdente que una imagen nítida permite des-plazarse con facilidad y prontitud: hallar la casa deun amigo, un agente de policía o una botonería. Peroun medio ambiente ordenado puede hacer todavíamás; puede actuar como amplio marco dereferencias,como organizador de la actividad, las creencias o elconocimiento. Por ejemplo, sobre la base de unacomprensión estructural de Manhattan, es posibleordenar una cantidad sustancial de hechos yfantasiasrelativos a la naturaleza del mundo en que vivimos.Como todo marco eftcaz, esta estructura confiere alindividuo la posibilidad de opción y un punto departida para la adquisición de nuevasinformaciones.De este modo, una imagen nítida del contorno cons-tituye una base útil para eI desarrollo individual.

Un escenario fisico vívido e integrado, capaz degenerar una imagen nítida, desempeña asimismouna función social. Puede proporcionar la materiaprirna para los símbolos y recuerdos colectivos decomunicación del grupo. Un paisaje llamativo es elesqueleto que aprovechan muchos pueblos primitivospara erigir sus mitos de importancia social. Los re-cuerdos en común de la "patria chica" han sido amenudo los primeros y más fáciles puntos de contactoentre los soldados durante una guerra.

Una imagen ambiental eftcaz confiere a su posee-dor una fuerte sensación de seguridad emotiva. Puedeéste establecer una relación armoniosa entre sí y eImundo exterior. Esto constituye el extremo opuestodel miedo provocado por la desorientación; significaque la dulce sensación del hogar es más fuerte cuandoel hogar no sólo es familiar sino también caracterís-tico.

A decir verdad, un mcdio ambiente caracteristicoy legible no brinda únicamente seguridad sino tam-bién realza Ia profundidad y la intensidad potencia-les de la experiencia humana. Si bien Ia vida dista

L

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mucho de ser imposible en eI caos visual de la ciudadde hoy, la misma acción cotidiana podría asumir unnuevo significado si se la ejecutara en un marco másvíüdo. Potencialmente, la ciudad es en sí misma elsímbolo poderoso de una sociedad compleja. Si se laplantea bien visualmente, puede tener asimismo unintenso significado expresivo.

En contra de la importancia de la legibilidad ffsicapodúa argumentarse que el cerebro humano es ma-ravillosamente adaptable, que con un poco de expe-riencia uno puede aprender a abrirse paso a travésdel contorno más desordenado o monótono. Abun-dan los ejemplos de navegación certera a través delos desiertos sin huellas del mar, Ia arena o el hielo,así como a través del laberinto de la selva.

Pero incluso el mar cuenta con el sol y las estrellas,los vientos, las corrientes, los pájaros y sus propioscolores, sin los cuales la navegación sin instrumentossería imposible. El hecho de que sólo profesionales ex-pertos puüeran navegar entre las islas de laPolinesia,y esto únicamente después de un prolongado adies-tramiento, indica las dificultades que impone estemedio específico. La tensión y la ansiedad no faltabanni siquiera en las expediciones mejor preparadas.

En nuestro mundo, podriamos decir que casi todoser humano puede, si es atento, aprender a navegaren Jersey City, pero sólo a expensas de cierüos esfuenose incertidumbres. Por otra parte, los valores posi-tivos con que cuentan los contornos legibles estánausentes: la satisfacción, el marco para la comuni-cación o la organización conceptual, las nuevas pro-fundidades que pueden abrir en la experiencia coti-diana. Todos estos son placeres de los que carecemos,por más que nuestro actual medio urbano no sea tandesordenado que llegue a imponer una tensión into-lerable a quienes están familiarizados con é1.

Hay que conceder que el elemento labeúntico o desorpresa tiene cierto valor en el medio ambiente. Amuchos nos deleita la Casa de los Espejos y haycierto encanto en las calles retorcidas de Boston.Pero esto sólo ocurre, sin embargo, cuando estánpresentes dos condiciones. En primer término, nodebe existir el peligro de perder la forma básica uorientación, de manera que no pueda nunca volverse

a encontrar el camino. La sorpresa debe darse en unmarco global; las confusiones deben constituir pe-queñas zonas en un conjunto visible. Por otra parte,en sí mismo el laberinto o misterio debe poseer ciertaforma que pueda explorarse y, con el tiempo, aprehen-derse. Un caos completo, sin pizca de arnomia, nuncaresulta agradable.

Pero estas consideraciones ulteriores indican queexiste un requisito importante. El propio observadordebe desempeñar un papel activo alpercibirelmundoy tener una participación creadora en la elaboraciónde su imagen. Debe contar con el poder de cambiaresa imagen para adaptarse a necesidades cambiantes.Un medio ambiente que está ordenado en formadetallada y definitiva puede impedir que aparezcannuevas pautas de actividad. Un paisaje en el quecada una de las rocas narra una historia puede hacerdificil la creación de nuevas historias. Aunque éstapueda no parecer una cuestión decisiva en nuestroactual caos urbano, indica, con todo, que lo que bus-camos no es un orden definitivo sino abierto a lasposibilidades, capaz de un ininterrumpido desarrolloulterior.

Elaboraeión de la irnagen

Las imágenes ambientales son el resultado de unproceso bilateral entre el observador y su medio am-biente. El medio ambiente sugiere distinciones yrelaciones, y el observador -con gran adaptabilidady a la luz de sus propios objetivos- esco ge, organizaydota de significado lo que ve. La imagen desarrolla-da en esta forma limita y acentúa ahora lo que se ve,en tanto que la imagen en sí misma es contrastadacon la percepción filtrada, mediante un constanteproceso de interacción. De este modo, la imagen deuna realidad determinada puede variar en formaconsiderable entre diversos observadores.

La coherencia de la imagen puede darse de diversasmaneras. Puede ser poco en el objeto real lo queresulte ordenado o notable, y pese a esto su imagenmental ha adquirido identidad y organización a tra-

Estos puntos seexaminan deta-lladamente en elApéndice A.

Véase el Apen.dice A.

Jersey City esanalizada en eIcapítulo 2.

IL-

I4 15

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It

Ii

vés de una larga familiaridad. A un individuopuederesultarle fácil hallar los objetos que necesita en unamesa de trabajg que_para cualquier otro está completamente desordenada. Por otra parte, un objeto viitopor primera vez puede ser identifrcado y relácionadono porque sea familiar sino porque sé ajusta a unclixé ya construido por el observador. Un norteame-ricano puede dar con la farmacia de la esquina, pormuy poco discernible que ésta pueda ser para unbosquimano. Asimismo, un objeio nuevo püede pa-recer que tiene una fi.rme estructura oidenti¿á¿ ¿e¡iaoa rasgos ffsicos notables que sugieren o imponen supropia-pauta. Así, el mar o una gran montaha puedeatraer la atención de alguien que llega de las planiciesdel interior, incluso en caso dt tratárse de un indivi_duo tan joven o tan ignorante que no cuente connombres para estos grandes fenómenos.

Como manipuladores del medio fisico.los urbanis-tas están interesados ante todo en el agente externode la interacción que produce Ia image"n ambiental.Diferentes ambientes se oponen o faciúhn et pro"esáde elaboración de la imagen. Cualquierlo"-" drdu,un hermoso jarrón o un pedazo de arcilla, cuenta conmuchas o pocas probabüdades de evocar irna imagenvigorosa entre diversos observadores. Cabe ."poñL,que esta probabilidad puede enunciarse con preásióncreciente si se distribuye a los observadores en cate-goúas cada vez más homogéneas en lo tocante a.4?.d, gg*g, c_ultura, ocupacién, temperamento o fa-miliaridad. Cada individuo crea vlfeuá su propiaimagen, pero parece existir una óoinciáencia fun-damental entre los miembros de un mismo grupo.Son estas imágenes colectivas, qu" á"-u".tran elconsenso entre números considerables de individuos,las que interesan a los urbanistas qul aspiran ámodelar un medio ambiente que será usado porgrannúmero de personas.

Por consiguiente, en este estudio se tiende a hacercaso omiso de las diferencias individuales, por interesantes que las mismas puedan ser para un psicólogo.La primera consideración será pará lo que;odúamlsllamar las "imágenes públicas;, las represLntacionesmentales comunes que hay

"r, g"a-rrd"s números

de habitantes de una ói,raad. Se t "1"

¿"1á" puntos de

coincidencia que puede esperarse que aparezcan enla interacción de una realidad fisica única, una cul-tura común y una naturaleza fisiológica básica.

Los sistemas de orientación que se han empleadovarían muchísimo en las diversas partes del mundo,bambiando de cultura a cultura y de un paisaje aotro. El apéndice A ofrece ejemplos de muchos deellos: sistemas de dirección abstractos y fijos, siste-mas móviles y sistemas dirigidos a la persona, elhogar o el mar.

El mundo puede ser organizado alrededor de unconjunto de puntos focales, o parüido en regionesnominadas, o bien ligado mediante rutas que serecuerdan. Por muy variados que sean estos métodos,y por inagotables que parezcan las claves potencialesque un indiüduo puede adoptar para diferenciar sumundo, con todo contribuyen a explicar los mediosque hoy usamos para ubicarnos en nuestro mundourbano. En su mayor parte, estos ejemplos parecenhacerse eco, en forma bastante curiosa, de los tiposformales de elementos imaginisticos en que podemosdiüdir adecuadamente la imagen de la ciudad, asaber, senda, mojón, borde, nodo y barrio. En elcapitulo 3 se definirán y analizarán estos elementos.

Estruelura e identidad

Una imagen ambiental puede ser distribuida ana-líticamente en tres partes, a saber, identidad, estruc-tura y significado. Resulta útil abstraer estas partesa los fines del análisis, pero debe recordarse que enrealidad siempre aparecen conjuntamente. Una ima-gen efrcaz requiere, en primer término, la identifica-ción de un objeto, lo que irnplica su distinción conrespecto de otras cosas, su reconocimiento como enti-dad separable. A esto se le da el nombre de identidad,no en el sentido de igualdad con otra cosa sino con elsignificado de indiüdualidad o unicidad. En segundotérmino, la imagen debe incluir Ia relación espacialo pautal del objeto con el observador y con otrosobjetos. Por último, este objeto debe tener cierto sig-nificado, práctico o emotivo, para el observador. El

1 716

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signiñcado es asimismo una relación, pero se tratade una relación completamente difereni" a" U

""p"-cial o pautal.Así, una imagen que es útil para encaminar a una

salida, -exige el reconocimientb de una puerta comoenüidad diferenciada, de su relación espacial con elobservador¡r su significado como

"gui"ro que per_

mite salir. Estos elementos no "or

i"pu""út"., ".,realidad. La identificación visual de uná puertaestá

consustanciada con su significado como puerta. Nogbqtgnte, es posible analizar la puerta en términosde identidad de forma y claridad de posición, consi_derados como elementos anteriores a su signihcado.

Esta proeza de análisis podúa carecer áe sentidoen el estudio de una puerta, pero no así en el estudiodel medio urbano. P-ara comenzar, elproblema delsigniñcado en la ciudad es complejo. E! ^"rros pro_bable que las imágenes colectivas ¿á sienincado seancoherenües en este nivel que Ias percepüánes de enti_9"4 v relación. Por otra p""te, ei

"idifi"a¿o no está

influido tan fácilmente por la maáipulración ffsicacomo estos otros dos com,ponentes. Si nuestro objetivoconsiste en construir ciudades para el goce de g"á"á""grupos de personas con antecédenteñumamlnte di_versos -y ciudades que, además, sean adaptablespara propósitos futuros-, mostraremos sensatez siconcentramos la atención en la claridad fisica dela imagen y permitimos que

"l "igrrific"ao se desa_

rolle. sin-nuestra guía directa. La lmagen de los ras-cacielos de Manhattan puede

""p"u""ñtu, ütaüdad,

po$er, decadencia, misterio, corrg"sfiá;1 to l"e "óquiera, pero en cada caso esa niTida represenüación

cristaliza y refuerza el significado. Los^significadosde una ciudad son tan diversos, incluso'cuando suforma pueda._ _resultar fgqlm.e4te cámunicable,que parece posible separar el significaao ¿é ta iorma,al menos en las primeras fases dle anafi"i.¡f p""r""i"estudio se concentrará, por lo tanto, en lá idlentidady la estructura de las imágenes de ia ci"dud.. Para q_ue una imagen posea valorpara la orienta-

cron en -el_espacio vital, es necesario que tenga diver_sas cualidades. Debe ser suficiente, áuÉntiéa en unsentido _pragmático y permitir que el indiüduo actúeclentro de su medio ambiente en la medida deseada.

El plano, sea o no exacto, tiene que ser lo bastantebueno como para que uno llegue a destino. Debe serlo suficientemente claro y bien integrado, de maneratal que resulte económico en materia de esfuerzomental; en otras palabras, el plano debe ser legible.Asimismo, debe ser seguro, con tal abundancia declaves que permita alternativas y aminore el peligrode fracasos. Si una luz que se enciende y se apaga esla única señal en un recodo cútico, la falta de energíaeléctrica puede provocar desastres. De preferencia,la imagen debe ser de extremo abierto, adaptable alos cambios, permitiendo que el indiüduo siga inda-gando y organizando la realidad; conviene que hayaespacios abiertos en los que pueda extender el dibujopor su cuenta. Por último, la imagen debe ser comu-nicable en cierta medida a otros individuos. La im-portancia relativa de estos criterios de imagen "buena"variará en los casos de diferentes personas en dife-rentes situaciones; uno apreciará un sistema econó-mico y suficiente, en tanto que otro preferirá unsistema de extremo abierto y comrrnicable.

l ,a i rrraginabi l idad

Como aqui se hará hincapié en el medio fisicocomo variable independiente, el presente estudio seconsagrará a la búsqueda de cualidades fisicas quese relacionan con los atributos de identidad y estruc-tura en la imagen mental. Esto lleva a la definiciónde lo que se podría denominar imaginabilidad, esdecir, esa cualidad de un objeto ffsico que le da unagran probabilidad de suscitar una imagen vigorosaen cualquier observador de que se trate. Se trata deesa forma, de ese color o de esa distribución quefacilita la elaboración de imágenes mentales delmedio ambiente que son vividamente identificadas,p<lderosamente estructuradas y de suma utilidad. Aesto se Ie p<ldúa dar, asimismo, el nombre de legibi-lidad, o quizás el de uisibilidad enun sentido realiza-do, cuando no sólo es posible ver los objetos sino quese los presenta aguda e intensamente a los sentidos.

Hace medio siglo Stern estudió este atributo de un

t 918

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objeto artístico y le dio el nombre de apariencia(ap-parency)7a. El mencionado autor consideraba que sibien el arte no se limita a esta única finalidad, unade sus dos funciones básicas consiste en "crear imá-genes que por su claridad y armonía de forma cumplanla necesidad que existe de una apariencia vívida-mente comprensible". Conforme a su pensamiento,esto constituía un primer paso fundamental hacia laexpresión del signifrcado interno.

Una ciudad muy imaginable (evidente, legible ovisible) pareceúa, en este sentido específico, bienformada, nítida, notable; incitaúa a los ojos y losoidos a una atención y una participación mayores.La aprehensión sensorial de un contorno así no sólose simplificaúa sino que también se ampliaúa y pro-fundizaúa. Una ciudad como ésta seúa una ciudadque pudiera aprehenderse con el tiempo como unapauta de gran continuidad, con muchas parües dife-renciadas y nítidamente vinculadas entre sí. El ob-servador perceptivo y familiarizado podúa en ellaabsorber nuevos impactos sensoriales sin que setrastornara su imagen básica, y cada nuevo impactoiúa a dar sobre muchos elementos precedentes. Elobservador estaría bien orientado y podúa moversecon comodidad. Tendúa muy clara conciencia de sumedio ambiente. La ciudad de Venecia podúa cons-tituir un ejemplo de un medio altamente imaginablecomo el que describimos. En Estados Unidos, unosiente la tentación de citar partes de Manhattan,San Francisco, Boston o, tal v ez,el frente lacustre deChicago.

Se trata de catactnnzaciones que surgen de nuestrasdefiniciones. El concepto de imaginabilidad no deno-ta necesariamente algo fijo, limitado, preciso, unifi-cado u ordenado regularmente, si bien puede tener aveces estas cualidades. Tampoco significa que setrate de algo patente al primer vistazo, evidente,claro o simple. El medio ambiente total que hay quemodelar es sumamente complejo, en tanto que laimagen evidente aburre a poco y sólo puede destacarunos cuantos rasgos del mundo vivo.

La imaginabilidad de la forma de la ciudad cons-tituirá el eje del estudio que va a continuación. Existenotras propiedades básicas en un medio ambiente

bello, a saber, el significado o la expresividad, eldeleite sensorial, el ritmo, el estímulo, la elección.Que concentremos nuestra atención en la imagina-bilidad no implica que neguemos la importancia deestas otras propiedades. Nuestro objetivo consistetan sólo en considerar la necesidad de identidad yestructura en nuestro mundo perceptivo, y ejemplificar la particular importancia de esta cualidad en elcaso concreto del complej<l y cambiante medio ur-bano.

Como el desarrollo de Ia imagen constituye unproceso bilateral entre observador y observado, esposible fortalecer la imagen mediante artificios sim-bólicos, mediante la reeducación de quieri percibe obien remodelando el contorno. Al observador se lepuede proporcionar un diagrama simbólico de cómoestá dispuesto el mundo, mediante un mapa o unaserie de instrucciones por escrito. En la medida quepueda ajustar la realidad al diagrama, cuenta conuna clave para la conexión entre las cosas. Se puedeincluso instalar una máquina que dé direcciones,como se hizo recientemente en Nueva Yorkle. Si biendichos procedimientos son extremadamente útilespara proporcionar datos condensados sobre las in-terconexiones, son asimismo precarios, puesto quela orientación falla si se pierde la guia y, además,porque es necesario referir y ajustar constantementea la realidad esta guía. Los casos de lesiones cerebra-les que se señalan en el apéndice A son muestras dela ansiedad y los esfuerzos que acompañan a laabsoluta confianza en estos medios. Por otra parte,la experiencia completa de la interconexión, toda laprofundidad de una imagen vívida, se pierde.

Asimismo, se puede adiestrar al observador. Brownobserva que un laberinto que se hacía recorrer asujetos de experimentación con los ojos vendados,les parecía a éstos al comienzo un problema ininte-rrumpido. Al repetirse el experimento, ciertas partesde la pauta, en especial el comienzo y el fin, se hacíanfamiliares y asumían el carácter de localidades. PorúItimo, cuando los sujetos de experimentación podíanrecorrer el laberinto sin cometer errores, todo el sis-tema parecia haberse convertido en una localidad'.De Silva describe el caso de un chico que parecía

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poseer una orientación direccional "automática",pero que resultó haber sido adiestrado desde la pri-mera inf'ancia (por una madre que era incapaz dedistinguir entre derecha e izquierda) para respondera instrucciones como "el costado este del pórtic<.1" o"el extremo sur del &párador",r.

La descripción hecha por Shipton de la labor dereconocimiento para la ascensión al Everest brindaun ejemplo muy elocuente de esta clase de aprendi-zaje. Al aproximarse al Everest por una nueva direc-ción, Shipton reconoció inmediatamente los princi-pales picos y pasos que conocía desde el costadonorte. Pero el guia sherpa que Ie acompañaba, quienconocía muy bien ambos lados, no se había dadocuenta jamás de que tenian los mismos rasgos yrecibió la revelación con sorpresa y deleiteT0.

Kilpatrick describe el proceso de aprendizaje per-ceptivo impuesto a un observadorporestímulos nue-vos, que no se ajustaban ya a imágenes previas r. Seinicia con formas hipotéticas que explican concep-tualmente los nuevos estímulos, en tanto que la ilusiónde las antiguas formas persiste.

La experiencia personal de la mayoúa de entrenosotros da testimonio de esta persistencia de unaimagen ilusoria mucho despuéÁ de advertirse con-ceptualmente su inexactitud. I.'ijamos la vista en laselva y sólo vemos la luz del sol sobre las hoiasverdes, pero un ruido nos precave de que hay unanimal oculto allí. El observador aprende entonces ainterpretar la escena mediante la selección de claves"reveladoras" y volviendo a meditar sobre señalesprecedentes. El animal camuflado puede ser aprehen-dido ahora por el reflejo de sus ojos. Finaimente,mediante Ia experiencia reiterada se rnodifica todala pauta de percepción y el observador ya no necesitabuscar conscientemente datos reveladores ni agregarnuevos datos a un marco antiguo. Ha llegado alograruna imagen que le servirá eficazmente en la nulrasituación, pareciéndole natural y correcta. Muy súbitamente el animal oculto aparece entre las hojas,"tan claro como el dia".

Del mismo modo, tenemos que aprender a ver lasformas ocultas en la extensá desorganización denuestras ciudades. No estamos acostumbrados a or-

g,arjzar y representar üsualmente un medio ambienteá*ificial en una escala tan grande; pese a lo cualnuestras actividades nos empujan aello. CurtSachsda un ejemplo de incapacidad para establecer cone-xiones más allá de determinado nivel6a. Lavozy elson del tambor de los indios norteamericanos siguen"tempos" absolutamente diferentes, percibiéndoselosindependientemente. En pos de una analogía musi-cal entre nosotros, este autor menciona nuestros ser-vicios religiosos, en los que no pensamos en coordi-nar el coro del interior con las campanas que repicanen la cúpula.

En nuestras vastas superficies metropolitanas noligamos el coro y las campanas; como el sherpa, sólovemos los costados del Everest y no la montaña.Extender y profundizar nuestra percepción del medioambiente equivaldría a prolongar un dilatado desa-nollo biológico y cultural que ha ido desde los sentidosde contacto a los sentidos de distancia, y desde lossentidos de distancia ha pasado a la comunicaciónsimbólica. Nuestra tesis es la de que ya estamos encondiciones de desanollar nuestra imagen del medioambiente mediante acción sobre la forma fisica ex-terior así como mediante un proceso interno de apren-dizaje. A decir verdad, la complejidad de nuestromedio ambiente nos impone ahora proceder de estemodo. En el capitulo 4 se examinará de qué modosería posible llevar a cabo esta tarea.

El hombre primitivo estaba obligado a perfeccio-nar su imagen ambiental mediante la adaptación desu percepción al paisaje que tenía ante si. Podiaefectuar cambios secundarios en su medio ambientecon montones de piedras para hacer señales, conatalayas u hogueras, pero en materia de claridadvisual o de interconexión visual las modificacionesimportantes estaban limitadas a los solares de lascasas o los recintos religiosos. Sólo las civilizacionespoderosas pueden empezar a actuar sobre su medioambiente total en una escala considerable. La remo-delación consciente del medio fisico en gran escalasólo se ha hecho posible recientemente y, por lo tanto,el problema de la imaginabilidad ambiental es nuevo.Técnicamente, podemos hacer paisajes completa-mente nuevos en un breve lapso, como en el caso de

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f'-los "polders" holandeses. Aquí, los diseñadores yase hallan ante el problema de cómoformarlaescenatotal de modo que le resulte sencillo al observadorhumano identificar sus partes y estructurar el con-junto¡0.

Con rapidez vamos erigiendo una nueva unidadfuncional, la región metropolitana, pero aún nosqueda prlr aprehender que también esta unidad debetener su imagen conelativa. Suzanne Langer planteael problema en su sucinta definición de la arquitec-tura: "Es el medio ambiente total que ha sido hechovisible"a2.

2. Tres ciudades

Para comprender el papel que desempeñan lasimágenes ambientales en nuestras propias vidasurbánas nos resultó necesario observar cuidadosa-mente ciertas zonas urbanas y conversar con sushabitantes. Nos era necesario desarrollar y poner aprueba la idea de imaginabilidad y, asimismo' me-áiante una comparación entre la imagen y Ia realidadvisual conocer qué formas determinan imágenes ü-gorosas, para poder así sugerir algunos principiosáe diseño urbano. Llevamos a cabo esta labor con laseguridad de que el análisis de la forma existente ysus efectos sobre el ciudadano es una de las piedrasfundamentales del diseño urbano, y con la espetanzade que subsidiariamente podría desarrollarse unatecnica eftcaz para el reconocimiento sobre el terrenoy las entrevisias con los ciudadanos. Como en todoestudio piloto en pequeño, la ñnalidad era no demos-trar hechos en forma definitiva y terminante, sinodesarrollar ideas y métodos.

Se llevaron a cabo, por lo tanto, análisis de laszonas centrales de tres ciudades de Estados Unidos,a saber. Boston (Massachusetts), Jersey City (NuevaJersey) y Los Ángeles (California). Boston,la ciudadque teniamos a mano directamente, es única por sucarácter entre las ciudades norteamericanas' por seral mismo tiempo de forma viüda y llena de dificulta-

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"Parece haber una amargura o nostalgia entre losnaturales que podría ser una especie de resentimientopor el gran número de cambios o simplemente incapa-cidad para reorientarse con tal rapidez que puedánseguir el ritmo de los mismos."

Observaciones generales por el estilo de éstas seponen en evidencia rápidamente cuando se lee elmaterial de la entrevista. Sin embargo, es posibleestudiar tanto las entreüstas como los estudios sobreel terreno en forma más sistemática y aprender asímucho más sobre el carácter y la estructura de laimagen urbana. A esto consagraremos el capítulosiguiente.

3. La imagen de la eiudady sus elementos

Parece haber una imagen pública de cada ciudadque es el resultado de la superposición de muchasimágenes individuales. O quizás lo que hay es unaserie de imágenes públicas, cada una de las cuales esmantenida por un número considerable de ciuda-danos. Estas imágenes colectivas son necesariaspara que el individuo actúe acertadamente dentro desu medio ambiente y para que coopere con sus conciu-dadanos. Cada representación individual es única ytiene cierto contenido que sólo tara vez o nunca secomunica, pese a lo cual se aproxima ala imagenpública que, en diferentes ambientes, es más o menosforzosa, más o menos comprehensiva.

Este análisis se reduce a los efectos de los objetosfi.sicos y perceptibles. Hay otras influencias que ac-túan sobre la imaginabilidad, como el significadosocial de una zona, su función, su historia e inclusosu nombre. Se las pasará por alto, ya que nuestroobjetivo consiste en develar Ia función de Ia formaen sí. Se da por sentado que en el diseño concreto laforma debe utilizarse para reforzar el significado yno para negarlo.

Los contenidos de las imágenes de la ciudad que sehan estudiado hasta aqui, y que son referibles a lasformas fi.sicas, pueden, para mayor comodidad, serclasificados dentro de cinco tipos de elementos, asaber, sendas, bordes, barrios, nodos y mojones. A

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decir verdad, estos elementos pueden resultarde apli-cación más general puesto que parecen reapareceren muchos tipos de imágenes ambientales, seg{rn!,ugdg verse en el apéndiceA. Estos elementos pueáendefinirse en la siguiente forma:

l. Sendas. Las sendas son Ios conductos que si-gue el observador normalmente, ocasionalménte opotencialmente. Pueden estar representadas por ca-lles, senderos, líneas de tránsito, canales o vías férzeas.Para muchas personas son éstos los elementos pre-ponderantes en su imagen. La gente observa la ciudadmientras va a través de ella y conforme a estassendas se organizan y conectan los demás elementosambientales.

2. Bordes. Los bordes son los elementos linealesque el observador no usa o considera sendas. Son loslímites entre dos fases, rupturas lineales de la conti-nuidad, como playas, cruces de ferrocarril. bordesde desarrollo, muros. Constituyen referencias latera-les y no ejes coordinados. Estos bordes pueden servallas, más o menos penetrables, que sdpararl rrn"región de otra o bien pueden sersuturas, líneas segúnlas cuales se relacionan y unen dos regiones. EJtoselementos fronterizos, si bien posiblemente no sontan dominantes como las sendás, constituyen paramuchas personaÉi importantes rasgos organizad-ores,en especial en la función de mantener juntas zonasgeneralizadas, como ocurre en el caso del contornode una ciudad trazado por el agua o por una muralla.

3. Bamios. l.os barrios o distritos son las seccionesde la ciudad cuyas dimensiones oscilan enüe me-dianas y gzandes, concebidas como de un alcancebidimensional, en el que el observador entra ,,en suseno" mentalmente y que son reconocibles como situüeran un carácter común que los identifica. Siem-pre identificables desde el interior, también se losusa para la referencia exterior en caso de ser visiblesdesde afuera. La mayoúa de las personas estructurasu ciudad hasta cierto punto en esta forma, quedandomargen para las diferencias individuales en cuantoa si las sendas o los barrios son los elementos prepon-derantes. Esto parece depender no sólo del i.tdirriduosino también de la ciudad de que se trata.

4. Nodos. Los nodos son los puntos estratégicos

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5. Mojones. Los mojones son otro tipo, de punto dereferencia, pero en este caso el observador no entraen ellos, sino que le son exteriores. Por lo común setrata de un objeto ffsico definido con bastante senci-llez, por ejemplo, un edificio, unaseñal, una tienda ouna

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rdecir verdad, estos elementos pueden resultardeapli-cación más general puesto que parecen reapareceren muchos tipos de imágenes ambientales, segúnpuede verse en el apéndiceA. Estos elementos puedendefinirse en la siguiente forma:

I. Sendas. Las sendas son los conductos que si-gue el observador normalmente, ocasionalmente opotencialmente. Pueden estar representadas por ca-lles, senderos, líneas de hánsito, canales o vías férreas.Para muchas personas son éstos los elementos pre-ponderantes en su imagen. La gente observa la ciudadmientras va a través de ella y conforme a estassendas se organizan y conectan los demás elementosambientales.

2. Bordes. Los bordes son los elementos linealesque el observador no usa o considera sendas. Son loslímites entre dos fases, rupturas lineales de la conti-nuidad, como playas, cruces de ferrocarril, bordesde desamollo, muros. Constituyen referencias latera-les y no ejes coordinados. Estos bordes pueden servallas, más o menos penetrables, que separan unaregión de otra o bien pueden ser suturas, lineas segúnlas cuales se relacionan y unen dos regiones. Estoselementos fronterizos, si bien posiblemente no sontan dominantes como las sendas, constituyen paramuchas personas importantes rasgos organizadores,en especial en la función de mantener juntas zonasgeneralizadas, como ocurre en el caso del contornode una ciudad trazado por el agua o por una muralla.

3. Barrios. Los barrios o distritos son las seccionesde la ciudad cuyas dimensiones oscilan entre me-dianas y grandes, concebidas como de un alcancebidimensional, en el que el observador entra "en suseno" mentalmente y que son reconocibles como situvieran un carácter común que los identifica. Siem-pre identificables desde el interior, también se losusa para la referencia exterior en caso de ser visiblesdesde afuera. La mayoúa de las personas estructurasu ciudad hasta cierto punto en esta forma, quedandomargen para las diferencias individuales en cuantoa si las sendas o los barrios son los elementos prepon-derantes. Esto parece depender no sólo delindiüduosino también de la ciudad de que se trata.

4. Nodos. Los nodos son los puntos estratégicos

de una ciudad a los que puede ingresar un observadory constituyen losfocos intensivos de los _que parte o aios que se encamina. Pueden ser ante todo confluen-cias, sitios de una. ruptura en el transporte, un cruceo una convergencia de sendas, momentos de paso deuna estructura a otra. O bien los nodos pueden ser,sencillamente, concentraciones cuya importancia sedebe a que son la condensación de determinado usoo carácter físico, como una esquina donde se reúnela gente o una plaza cercada. Algunos de estos no-dos de concentración constituyen el foco y epítomede un barrio, sobre el que irradian su influencia y delque se yerguen como símbolos. Se les puede dar elnombre de núcleos. Por supuesto, muchos nodos tienenrasgos de confluencias al mismo tiempo que rasgosde concentraciones. El concepto de nodo está vincu-lado con eI concepto de senda, ya que lasinfluenciasson tlpicamente la convergencia de sendas, aconte-cimientos en el recorrido. Del mismo modoestáüncu-lado con el concepto de barrio, puesto que los núcleosson típicamente los focos intensivos de barrios, sucentro polarizador. De cualquier modo, en casi todaimagen pueden hallarse algunos puntos nodales y enciertos casos pueden constituir el rasgo dominante.

5. Mojones. Los mojones son otro tipode puntodereferencia, pero en este caso el observador no entraen ellos, sino que Ie son exteriores. Por lo común setrata de un objeto fisico definido con bastante senci-llez, por ejemplo, un edificio, una señal, una tienda ouna montaña. Su uso implica Ia selección de unelemento enfue una multitud de posibüdades. Algunosmojones están distantes y es caracteústico que se losvea desde muchos ángulos y distancias, por arribade las cúspides de elementos más pequeños, y que selos utilice como referencias radiales. Pueden estardentro de la ciudad o a tal distancia que para todo finpráctico simbolicen una dirección constante. Deestetipo son las torres aisladas, las cúpulas doradas ylas grandes colinas. Incluso un punto móvil, como elsol, cuyo movimiento es suficientemente lento y re-gular, puede ser empleado. Otros mojones son fun-damentalmente locales, siendo visibles únicamenteen localidades restringidas y desde determinadosaccesos. Entre ellos figuran los innumerables letre-

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rros, frentes de tiendas, árboles, titadores de puertasy otros detalles urbanos que caben en la imagen dela mayoúa de los observadores. Se trata de claves deidentidad e incluso de estructura usadas frecuente-mente y parece que se confia cadavez más en ellas amedida que el trayecto se hace más familiar.

La imagen de una realidad fisica determinadapuede cambiar ocasionalmente de tipo si las circun-tancias de su üsión son diferentes. Así, una autopistapuede ser una senda para el conductor y un bordepara el peatón. O una zona central puede ser undistrito cuando una ciudad está organizada sobreuna escala media y un nodo cuando se considera lasuperficie metropolitana en su conjunto. Pero lascategoúas parecen tener estabilidad para un obser-vador determinado cuando actúa en un nivel determi-nado.

Ninguno de los tipos de elementos aislados anteriormente existe en realidad en estado de aislamiento.Los barrios están estructurados con nodos, definidospor bordes, atravesados por sendas y regados demojones. Por lo regular los elementos se superponeny se interpenetran. Si este análisis comienza pordiferenciar los datos en categoúas, debe terminarcon su reintegración a la imagen total. Nuestrosestudios han proporcionado abundante informaciónsobre el carácter visual de los tipos de elementos.Más abajo nos ocuparemos de esto. Por desgracia,sólo en medida menor hizo el trabajo revelacionessobre las interrelaciones entre elementos o sobre ni-veles de imagen, cualidades de imagen o el desarrollode la imagen. Estos últimos temas serán considera-dos al final del presente capítulo.

Sendas

Para la mayoúa de las personas entrevistadas,las sendas constituían los elementos urbanos predo-minantes, si bien su importancia variaba de acuerdocon el grado de familiaridad con la ciudad. Las per-sonas con menos conocimiento de Boston tendían aconcebir la ciudad en términos detopografia, grandes

regiones, caracteústicas generalizadas y vastas re-laciones de dirección. Los individuos que conocíanmejor la ciudad habían, por Io común, dominadouna parte de Ia estructura de las sendas; estas per-sonas pensaban en términos de sendas especificas ysus interrelaciones. También se puso en evidencia,en las personas que conocían mejor la ciudad, latendencia a confiar más en pequeños mojones ymenos en regiones o sendas.

No debe subestimarse el drama y la identificaciónpotenciales en el sistema de carreteras. Un habitantede Jersey City, que poco podia encontrar que fueradigno de describir en su contorno, se iluminó repen-tinamente cuando describió el Holland Tunnel. Otrarelató su placer:

"Se cruza tsaldwin Avenue, se ve toda Nueva York alfrente, se ve la tremenda pendiente de tierra (las Pali-sades)... y de pronto el panurama abierto de la partebaja de Jersey City al frente, y va uno descendiendo lacolina, y alli ya se sabe: ahi está el túnel, ahi está elHudson River y todas las cosas... Siempre miro a laderecha para ver si puedo ver 1a... Estatua de la Libertad...Luego siempre levanto la vista para ver el Empire Statel3ui lding, para ver cómo está el t iempo... Siento unaverdadera sensación de l 'el icidad porque voy a algunaparte y me ent 'anta ir a una u otra parte."

Determinadas sendas pueden convertirse en ras-gos importantes en diversas fbrmas. Naturalmente,una de las influencias más enérgicas será Ia delrecorrido habitual, de modo que las principales lineasde acceso, como Boylston Street, Storrow Drive o'lremont Street, en Boston, Hudson Boulevard enJersey City o las autopistas en Los Angeles sonimágenes-claves. Los obstáculos para el tráfico, quecomplican a menudo la estructura, pueden en otroscasos aclararla al concentrar la circulación transver-sal en menos canales, Ios cuales asi se tornan concep-tualmente predominantes. Beacon Hill, que actúacomo una rotativa gigante, realztt la importancia delas calles Oambridge y Oharles; el Jardín Públicofbrtalece a Beacon Street. El Charles River, al limitarel tráfico a unos cuantos puentes que son muy üsiblestodos con su fbrma propia, aclara sin lugarr a dudas

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