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MONAR EN

PABLO FERN.~NDEZ ALBALADEJO

Coordinador

.QU~A, IMPERIO Y PUEBLOS LA ESPARA MODERNA

Actas de la IV Reunión Científica de la Asociación Española

de Historia Moderna

Alicante, 27-30 de mayo de 1996

CAJA DE AHORROS DEL MEDITERRÁNEO UNIVERSIDAD DE ALICANTE

A. E. H. M. 1997

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O Caja de Ahorros del Mediterráneo Publicaciones de la Universidad de Alicante A. E. H. M.

ISBN Obra Completa: 84-7908-370-0 Tomo 1: 84-7908-371-9 Depósito Legal: A-1679-1997

Fotocomposición: B ~ s ~ a g m a f i c Aries, 7 . 0 511 47 58 - 51 1 47 94 Fax 511 50 13

Imprime: INGRA Impresores. Avda. del Zodíaco, 15. O 528 25 44

Encuadernaciones Alicante. Políg. Ind. Pla de la Vallonga, C 4, nave 11

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luntas e iurisdictio*: obediencia, ejecución y cumplimiento de la voluntad real en la Corona de Castilla en el siglo XVII"

BEATRIZ CÁRCELES DE GEA

C.S.1.C.

ante el siglo XVII, en la monarquía hispana, inveterados conceptos como lealtad y uyo acto más emblemático era, sin duda, el juramento de fidelidad al rey (1)-, lejos

poseer un valor formal o simbólico, perviven interviniendo en la fundamentación del orden ritorial a la vez que desempeñan un papel activo en el discurso político (2). En la Corona de

illa, su arraigada articulación en los principios constitutivos en torno a los cuales se nvuelve la conzunicación entre el rey y sus servidores los convierte en el elemento minante de la relación política. Junto a ello, la antigua fórmula del derecho castellano, ézcase pero no se cuinpla, todavía vigente en las controversias jurídicas de la época (3), se ierte en un elemento de actuación política, al que se puede apelar en momentos conflictivos impedir la ejecución de la volontad del rey, y con ella, la transformación del discurso

Este trabajo ha sido realizado gracias a una beca postdoctoral del MEC, asociada n la Escuela Española de Historia y rqueología del CSIC en Roma.

ravés del juramento, la lealtad se transforma cn un acto de servicio. Vid «Modo et foiriia tenirtn rrel presmre il ito giiii-ninento di fedelta o1 sereriissimo don Filil~po 3" di Arrsrria per la sircce.~ioiic ,>el regito di Castiglicr ... u, 11

oviembre 1584, ASV (Archivio Segreto Vaticano), Fondo Borgliese, serie 1, n" 58, ff. 128r.-136v. Vid. RUSSELL MAIOR, «Vertical ties tkrough timen, Freilcli HisrorlcnlStiidies, 17, 1992, pp. 863-871.

Vid MOUSNIER, R., «Le probléme des fidélités aux XVle, XVlIe et XVllle si$cles», (resumen de la reunión de Strasbonrg de 26 dc octubre de 1974), Revrre Histoi.iqiie, 1975, pp. 540-546.

Hispcrriiomni iiiiici Pntrnirnrss Snncti lacolii pi.o Eclesiis Metr.opolitnitis et Cnthedialibirs, cic rinirici.so clcrn iionrrii Coinnne Castellae et Legiotiis corilrn Reircre~idos Porires Dismlceatos de Monte Cnrrnelo. Coinpei~diiiiii

i et hiris cirrn Resl,orisioiiib~is. Roma, 1629. Vid. GONZALEZ ALONSO, B., «LB fórmula "obedézcase pero no se plan, en el derecho casiellano de la BajaEdad Media*, AHDE, 1980.

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súbdito, a través de la obediencia, se mantenga en las directrices marcadas por su indetermina y necesidad de renovación, con lo que se aseguraba que los diferentes estados y cuerp conservaran sus atributos políticos. ulo jurídico que comprometía al príncipe y a sus vasallos, en función del cual se ordenaba el

Por tanto, si la «sujecidn» territorial era una cuestión de derecho y señorío, ello articulaba en torno a uti tipo de obediencia politica (3, de la que nacía el comprotniso coiitractu que canalizaba el servicio al rey. Configurado dicho servicio cotno un acto de lealtad (6), que inaterializaba mediante ayuda y consejo (7), a través de él el rey se vinculaba con la liollintas d

para el discurso político se refería al ejercicio de la regia pofesfcis, que si se apoyaba e estar el discurso político fundamentado en un acto de justicia y voluntad, el rey no

4.-Vid., Seiioi. doii Jiidri de Pnlafor g Meiidoza, obispo de Osiiio, (le1 Coriscjo (le str Mojesto<l, pro l~o i ic n vil Mnjesrod J' a ivriestiu real Coiirejo los iuzoiies qrie sr le Iiriit ojrecido, por[, obe[lccci; g ilo ciriripli i dos ea ~zdn consentiiniento» políticamente operativo. La rebelión eximía de la obediencia y rompía pro i~ is io i ies ~ !es~x ic l~ndns por l o re111 C l in i i c i l l e~ in dc V ~ i l l n t l o l i ~ l , In ir iolr i i r i coiicriri.eitre dc Iri rrlesiris,i ininiiriirlod de In crrcil, )'de las Iglcsios, es i'rresiiu irinjestcd ríiiico 11<1triii, J' ~ ~ m r e c l o r , Osma, 29 agosto, 1656.

Senoi; dodo lioi. I n P m i ~ U e r i c i n de Dios, riiediniire el coiitiíii coiisei~iii i i ierito dc el Piieblo, obedrcieroi n una carta dada por los Estados Generales de las Provincias Unidas de los Países Bajos, con motivo de ,<...Iris i-eueieiicini.oir f ie l , J' lenliiieiite coiso stibrliros, J' Bireiios V<issrrllor», De oi igi i ie Iiisririne. Siric iridicis Me osrili<lndes rleclrirnrlns, qiie se coiiieteii por t q o s de sol<lodos qrir rieireii siis jiiittns, y rrti~<!(li is rii ticiras de lo

bediericlri del señor re), <le Eslmiia ... », se quejan a la reina gobernadora cn los siguientes términos: «...r-el~~iimitos iie Iiabloinos cr iirm reina, qire eii lo rlcsviodo de sii resi<leiici~,, rio l>iicrlcfúcibiieiite scrber lo qiie paso eii csfcis iovirtcins, crtj'os lstei~cioiier .snlieirios ser del todo biieiiris ~ i ~ i i u costiiiiirii. (le vivir eii biieiirr niiiirrcid coi, este

Estodos Geneiales de I(,s Piuiii icios Uiri<l<!s rlel País Bnjo, n lo sereriísiiiin, ), i i l i i~~l~odei-osa seioro rririn gobcina<lorn deE,~l~oiín, sri fecha (le LzHq'o eii 12 de felirriv de 1666 ..». ASV, Scgrctaria di Siato, Spagna, 133, fol. 21 Ir.-2l2r.

q"c <lere<( csrri cirrdod r.e<l~icNTe g toiiinr- con todnfidelidod n lo orltigrin obedieiici<i <le .sir M r ~ ~ l , qiierl<iii<lo biienosfieles vnsnllos eir los Iirrizos ~ ~ a t e i r ~ a l e s de icsrr i - q p g seiioi. iiotririrl, )' coilio o tal le siil~licori sea (le 211

Efectivamente, la lealtad no significaba unión jurídica, tal y coino Iii que se establece cntre el súbdito y el príncipe servicio digrtnisc de orlriiir?rii. cii str giacia d id in cisdnd y srrs ciiida<lnitos ... ». «Copia dc papel que dio al Sm soberano. P. VIOLLET recoge que, cuando, bajo Enrique IV, el cardenal (Ossut solicita, en nombre del rey, la Don Juan de Austria cl conseller en cap de la ciudad de Barcelona, poniéndose a la ob~dieiicia de su Majd. quc concesión dc iin indulto para los tres obispados, el Papa respondió aqiie Ier silles de Meiz, Toiil cr Veiiliiii ér<ifit giiarde~, ASV, Segretarin di Stato, Spagna, 104, f. 618r. Con la toma de la ciudad de Evora, cn 1663 se impriin seiileiiieiit soiis la 1,rorectioii et iiori soiis lo sorrveiiiiiité de V.M., S.S. iie soridini t fci i rr ~~ ré j i i r l i ce 6 l'eiirl~ireu carta en In que vemos expresarse la misma idea: «...todo Porlrrgrrl ha qiierlodo otriirl i~lo, y cri Lisboa iio dcji,ri d hnbri- ii,qaiciirrles. )i se l>iie<le cieci; qiie iiiiiclios de los iiinl coiilciitos del goliiciso, J' los Iiieii nfecros a l servicio d rii riinjestod qrie sc decla,urt, si siis reoles oi-iiios i~>oiitieiicir es/<, ciiirlorl. por estar cir el co,uzóri del Alniitcjo n!irc legiias de Setiil>oi; y n diez g siere de Llslioo». «Copia de carta venida del ejército, en que se avisa la toma de E ciudad, y el felis snccso de las armas de su Majestad, que Dios guarden, ASV, Segictaria di Stato, Spagiia. 12 2191. V i d BENIGNO, F., L« s0111lim del l.ej', Madrid, 1994, pp. 192-196. También. VERGER, J., «Thé?rie ~iolitiq propagande politique», Lefoiriie della l>i.ol>agaii~la (n~>oliticri riel Brie e irel Ti-eceiito, Collecrioii de I'Eccolc Frniif~ <le Roiiie, 201, 1994, pp. 33-34.

8.-Esto hacía posible que se pudiesen mantener varios vínculos de fidelidad, sin que ello ruviera que supo

rnplos de la expe~ericla, 1621, 67v. Vid. HERMAN, A.L., «Thc language of fidelity in early Modern Franccn. Tlie iimnl ofModerri Hisioi)', 67, marzo. 1995, p. 9.

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manifiesta con respecto a un rey «benigno», no «severo»; no se refiere ni a un acto ejecutivo, n. ro rey. fuera amado por sus vasallos con un amor que no suponía rendimiento ante la la relación entre el súbdito y la ley real, sino a la comunicación entre rey y súbdito, por lo que real, sino reconocimiento, fmto del juicio del súbdito, de virtud de rey (19); una uirtcrs denota imposición ni cumplimiento de una normativa, sino una transacción entre el rey y es política, que suscita adhesión, que ni somete ni gobierna y que toma cuerpo a través del servidores (14). Aun en el caso de que la obediencia se constituya como un acto formal

a de mutuo reconocimiento de derechos y facultades. No se obedece de acuerdo con una

con lo que el servidor del rey es apto para enjuiciar y no ejecutar la voluntad real. La unión que

elirle Segritrdo pioctica<la eii el reiiio de Poi.tiiga1, eii otros <le sri feliz doiiriiiio. Taii rico carlertn de anioi-osa iitiióri es 11i-eciso qlre se rviii[>n ciioiido se I>ottgnil ri lo i~ista de rifias, y otms iinciories (os daiios delparriitescor, ibíd., f f 371r.-371v. Vid. HERMAN, A.L., ol>.cil. josé o s LA MADRE DE DIOS, a este respecto, afirma, *No i r i l i e /)cct<do en i8rtesrin c ~ ~ e q ~ o trtortol. Nndie e ~ ~ f e j i d i ó

I i i g ~ r coiiio Theodorero Presliitero Eclerieiise Regiii ri riraiiide disserr, qiiod hiiic i~ir i ict i sitbrlalnirtiir cives, i l l i sila slioiite irioi-erii gerniil [dice] del rey a l tirritio ha)', lo qrie de iiiiesri.o Pi incipe Crirólico, ri qirieri ririiaiiios

.errianieiite, niiitqiie los qrie esminos iiiós lejos de padecer niite él, a reiflnineiico rebelde, que los triirinos pie le 14.-Vid VALLB DE LA CERDA, L., ol>.cif., p. 24v. También, NARBONA, E. DE, Dostri!?n polil icc~ ..., DI>. cit., p. 84". a,, de bebei; le bebeiáii sir roiigi-e. Eslo es prres lo qiie </ice el ol~ostol [dice Tlieodoret] i io repare el ~>ecn<lo eii 15.-Fr. José DEL E S P ~ R I T U SANTO, sobre este punto, afirma, ~Obed ie i t c io , se crieiita entre las csl>ccies <Ir ln sotivs, i io le obedezcdis con t e i r i ~ i ra y niiior del re)', qiie es vileza eii raii Iiidalgos coi.<izoiies foil cobriide

obscr.vaiicia ... Onas iliceri, qric es parte />oleiic¡ril sri)'<t, porque iio es str objeto el ciiBo hoitrn clelsiil>eiior; siiio Irridiinieiito...u. Los dos estados de Niii ive cnstivn y libertada, dedirci<los del libro (le Joiiós, profetri, Madrid, riini~doto, ), voliirirad Es obediercinfoi-inol,~cia J o n l lo qire grrri,rln el ~> i~cel , to , l>oy i ie es l>recepfo del sir l~ei loiu. Co<leiio 1619. V i d SAS~IER, Y., op. c i t . p. 28. riiística coriiielira de los oritoi-es caiiiieiitos descobos.. ., ol>.cit., p. 62. Un ejemplo de esta nobedieiicirt Jor,ni1111 es cfr. GIRAUD. M., «Crise de consciente el d'autorité 8 la fin du rhgne de Louis XIV», Aiiiiales. Ecorioriiies. Sociéres. que ocurre en 1694, cuando, la Audiencia de Sevilla acude al Consejo dc Castillih quejándose de 1ñ frecuencia con Civilisorioii, abril-junio, 1952, p. 179. FINZI, CI., «II principe e I'obbedienza. 1 primi scritti politici di Giovanni que el tribunal de Hacienda despacha cédulas de inhibición en los negocios en que entienden algunos ministros Pontanon, Tliéologie el d iu i t <I<riis la scieitce l~olitiqrie de I'Erot Morleirte, Collectiori (le 1'Ecole Fmiicaise <le Roii~e, comisionados, descartando incluso la <vio <le exceso». Aunque, a requerimiento del monnrcii, el Consejo lhsbia 147, 1991, pp. 263-279. despachado, en numerosas ocasiones, cédulas de inhibición a las Cliancillerfas y Audiencias haciendo Iiincapié eii

que no se admitiese ninguna causa por vía de apelación, exceso, o cualquier otra forma, con ella sólo lhabia llevado a cabo un acto de «obediericio Jorriinl» al rey, sin carácter vinculante. En efecto, el Consejo apoya a la Audiencia, tramitando su demanda, en consiilta de 4 de febrero: r...los reciii:ros [mr. i~in de exceso n Iris Cliniicillerías Aiidieiiciris so11 coiifoiri~es a dereclto rozóii 1, a l beirejcio de los snsnllos qrre exl~eiii irei,ti~iiari grcives disl>eiirlio,r si hithicseii de ocirdb. con siis qiiejas siernprr n los rribritioles de In corte, o qiieclnr. e.vl>rrestos n los i>oliii,tniios l~'ncedi~nietitos (le los jrieces a qiiieii se do11 10s coiiiisioiier y por esros jiisrísiirios i~iotivos se ho l~iiicticrirlo esto siei l i l~re y es rioverlad que el Collsejo de Hncicr>rlo qriiem e.xcelitirrtr. <le esta brreito regla n los qiie obrorr co coiiiisioiies sri),osu, AHN, Consejos, leg. 7.128.

16.-Ello lo argumenta el obispo de Osma en los siguientes términos: "10 srrl>i.eiiin ley de Inx le~aes, eil el C<itólico i de V.M. y la que ~ m v ~ ~ l e c e eri sii recil coruzóti, es lo inzóii de lo coiisn. y In jr ist i l ic i~iórt . Ir, eqiiirlrid lii iv~.i11~!4 la jirsticia, y coi, eslo qirieir V.M. qiie se regiilert rodar srrs órrleiies, y <le.spnclios; y sin ellos, qrie se halleii iv<ici<(.~ < nrttoridnd. e jec~ic ió~ i ) ' podeiu, ol>.cit. Vid. OURLIAC, P., «Droit commiin ct commiine opinionu, Sriidi Clr~,~icc, VI 1965, pp. 103-107.

17.-Vid. Lüsrow, V., R E . 22.1, 1953, coll. 1.040-1.046, s."., Potesr<t.~, esp. 1.043-1.044. 18.-Sobre este punto, A. CARRILLO LASSO, refiriéndose a las Cortes, sostiene: «...fist<issoii trii Consejo extr-tiiioirliriniio

lince V. Majesrad IIO sólo coii l a costrrrnbre, pero niin cort ~»rc isa disl~osicióri <le leyes, jiistnnietile rlebr esl~ei ayi~el los vr,snllos, que por iiids ionofos, s i les Jnlln el ~ro/ , io soelo lonienos podi -d i i f i jn~ las inedrm en el gobieirio de l a rel~iiblica, pide coiioceila, qriieti es ertr<iiio, so piierle haber. perieliado srrsfirei-os, costiiiii ASV, Segretaria di Stato, Spagna, ff. 3731.-373". A ello se aíiade que: <Todos (lebeir servir n V. Mnjesra<, A esto se responde con el padre Thomás SANCIIEZ sobre el Decálogo, que «aunque no son rigurosas leyes,

porque no obligan primo et perfe, a culpa sino a pena; pero obligando directe a pena, in directe obligan a culpa, y son Mujd.. )' q"e niiadaii orros inorivos I>ar<i el lo raiiibiéri es bireiioz, pues <La coiiseriocióii de las iiroiioi leyes preceptivas, en las cuales está embebido el precepto y basta esto para que sean verdaderas leyes ... » (p. 389).

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un derecho que no subordina, que da a cada uno lo que es suyo (22), y que, por lo m permite su contravención. En este caso, contravenir no significa someter, no es un ac dominio, sino de justicia, de ahí que la desobediencia, perfilada como un acto polític supusiera ningún agravio para la autoridad real. Así, de entre las insignias reales, la «plipliia

la o b e d i e n c i a 2 se refiere a la « o b l i g a c i ó n » del vasallo con respecto a la r n a j e s t a d r e a l (23), pu la desobediencia afecta sólo al rey, y no a la niajestad (24). Al ser la n i a j e s t a d r e a l «per distinta que vive en el rey» (25), y con la cual el vasallo ha establecido un pacto que trascie el vínculo que se establece y que puede « o b l i g a r > , se refiere al derecho y no al ejercicio d poder, a la ejecución; un derecho que implica a todos. Por lo que se refiere al monarca, implicación le nob l i gc i» a administrar la « s a g r a d a j l i s t i c i a » , mantetiiéndose en la «obed ien

d e b i d a a s u s t iza) lores y la c o r z s e r v a c i ó n d e la p a t r i a » (26). Es la obediencia del rey a 1 principios constitutivos de la república cristiana (27), la que se configura como atributo de r e g i a d i g n i t a s , y la que como tal puede « o b l i g a r e n c o n c i e n c i a » y « e n j u s t i c i a u al súbdito. vínculo constitutivo es el único que « o b l i g a > ) porque de él depende el establecimiento derecho de cada uno. A través de esta institución, la obediencia, como un acto de la l i o l r i n tas

súbdito, se erige en manifestación del derecho del vasallo, lo que se garantiza con el coinprom contractual que del servicio al rey se deriva (28). La «ob l i gac ión» del súbdito con respecto a un supuesta « l e y d e la o b e d i e n c i a » debe entenderse a partir de los deberes contraídos eti est compromiso (29), en tanto en cuanto es la encargada de llevar el vínculo contractual a un tipo d

22.-Juan Luis LÓPEZ, sobre este punto, afirma: «...dj i i ic io i~l j i isto izliitcri l>rie<le ser rrclo <le siil~eiloi.poie.vtnrl.. el jriez sriperioi- j r i y n iirjristniiteiite, iio j~izcu, ),si giavci, ),oprime n olgiiiio iirjristriiiiciilc, gn dice el iiiiriito .?niir el riiiutno Iiiglrr; criul re(, este juicio, y eit qué foirim se le /~l ie( le y <lebe mist i>; iio por sin de jrrr.~~lil icciór~, qiie esr itiitgiiiio lo Iro soño~lo, sirio <le (e~roteccióii, defensa, coiiio lo eirtierrcle(eii todosu, «Discrriso j~ i i i r l i co hislóilco l>olític eir defeizsn de la jririsdicciói~ i-enlu, 1684. Para José DEL ESPIRITU SANI.~ , «El ins, o rleirdio, cii crioitto .sigitific<i i S: es In regio rlc l a jrisrici<r, eri cirnitto sigitific<r l a legíriilio />oresr<!h es sri coii<licióii i,ecesr~i.iu; eii crrnitr sigiiificn lo qiie es jiisto, y igrrnl 11nia oli.os, es el objeto de Ir1 jrirricin, o qiiieir pei-teircce rlni. n cir<l<r iiiio lo qrie srr~~ou. También, Jesús María, Fr. ALONSO DE, Peligros y reparos rle Ir1 /~erfefeccióri )I 11oz i-eligiosn, 1636, t. 1, 11. 38 El tema lo tratamos en, «La "justicia distributiva" en el siglo XVlI (Aproximación político-constitucional) Cliiuiricn Nova, 1984-85.

23 .- #...el priircipe so ercirsu n siis siíbditos de 10 debido obcdieiici<r por I I ~ C ~ O S hechos con ellos colitr(r la a~lori<l<i< piiblico, la ciiul cio<iie priede coiiiladeciii.. p w s estiir obIigo<los los riibrliros por el dei-eclio de ~ i ~ ~ i l c u , y el r q q k es el derecha l~ositiso, iio les ~ ~ i i e d e libiur:.. y toii ibibi l lar estur peirdieiite de lo riinjestod y sobeiuiii<l<id g s dereclio coitccdido n nqiielln rligirirl<,d n 10 crin1 los rríbditos se oblignivii, y iio piicderi ~ ~ o r brt iejcio de ~reirci

penoso, corito es el ~~i ' f i i c ipe, exiinii-se dc l a obl igociói~ I~ec l in n lo digrii<l(r<l, iri esti-ecliai-lo eit ii.riri<ie < coi orla...^, VALLE DE LA CERDA, L,. 011. cit., p. 33".

24.-Para Luis Valle de la Cerda. las insignias reales son: el anillo de fe, el cetro de justicia, la espada de veiigiinza. púpura de obediencia, la diadema de majestad y gloria, 011. cit. p. 63v.

25.-Valle DELA CERDA, L., op. c i t p. 33v.

26.-Valle DE LA CERDA, L., op. cil. p. 5 Ir.

27.-Esta obediencia incluye la obediencia del rey, en tanto que príncipe cristiano, a Dios y a los preceptos divinos, qne se deriva las correspondientes «oblignciorws» con respecto al estado eclesiástico. Ello puede ve ejemplo, en BELARMINO, R., O j c i o d ~ l ~ ~ r f i i c i p e crirl iorto)' vido de O I ~ O S I.CJC.V, Madrid, 1624.

28.-Cuando en 1639, Olivares acudió al Consejo Real de Castilla en busca de apoyo para que las ciuddes anticipara 1.300.000 ducados, repartidos por meses y por provincias, dicho tribunal contestó de la siguiente forma: #El hecll

Corisejo de lo qiie iio depeiide de sirs rlirl,osicioiies g de oqiiello qiie iio es liosible i>eircei.lo Ins rlil Consejos, leg. 7.131

29.-Vid CARRILLO LASSO, A., Sobeln~líu (le1 reino ..., p. 9.

icación jurídico-política. En función de esta c o i i i ~ i i z i c a c i ó n , se determina el derecho de uerpo, se define la justicia constitutiva, y, en su caso, se refuta la volttntad del rey.

ntendida la decición i-ea1 como testimonio del derecho del príncipe, por vía jurisdiccional a con los derechos del súbdito. En caso de que no sean suficientes los inecanisinos legales

gados a través del ejercicio judicial, como la utilización de la vía acumulativa por parte de sdicció~i ordinaria, para impedir la ejeciición de la voluntad del rey, pueden entrar en mecanismos jurisdiccionales, con la instruinentalización de la «j i is t ic ic i v i r i d i c a t i v a » , o

excomunión eclesiástica (30). Estos recursos tio tienen coino función itnponer un ejercicio utoridad en función de una preeminencia de po tes tas o fruto de un acto coactivo, pues se eti facultades jiirisdiccionales, a las que, por lo mismo, sirve. De esta forma, la voluntad , al estar sujeta a la interpretación del derecho y al ejercicio judicial, no podía obligar, tanto la auctoritas cotno el ejercicio del poder, no se fundamentaban en la ejecución sino hos y facultades jurisdiccionales. Esto quiere decir que la facultad ejecutiva del rey no se a a partir de la potestad real, sino de los derechos del príncipe.

En consecuencia, la obediencia se perfilaba cotno un elemento fundamental de articulación iscurso político, necesario para que ningúii derecho sometiera, y era coino tal, como se

uía en un atributo de la r e g i n dignitas. La obligación que se derivaba de dicha obediencia figuraba en un compromiso asentado a través del ejercicio del poder cotno una forma de ción. A partir de aquí, el gobierno de la monarquía se articulaba y c o n z l l n i c a h a a través de

bediencia. Con esta ocasión se garatitizaban los deberes recíprocos coti respecto a la i i i r t jestrrd

y que se referían a la lealtad iniitua -plasmada en el gobienio político cotno una cotnutiión a-, necesaria para impedir la ingerencia jurisdiccional susceptible de gobernar y

diiiar. Consecuenteinente, si la obediencia se constituía en un signo de manifestación de la digrzitas, lo era en tanto que manifestación de la potestas del servidor del rey y en cuanto

materialización de un pacto político (31). Así, la obediencia daba la pertinente viabilidad a la ntad del rey, por lo que las órdenes reales se ejecutaban en tanto que expresión de uiia acción y comunión jurídico-política, manteniéndose con ello operativa la facultad de avención del súbdito. Se obedecía al monarca como una forma de articular el « e s t i l o d e la I;(IK en un tipo de discurso jurídico-político, a cuyo servicio se colocaba la soberaiiía (32). Al

obediencia facultad del servidor del rey, por su intercesión y consentimiento se producía la lacióii jurisdiccional y territorial de las leyes, normas y costumbres en torno a las cuales se

ilaba el discurso político. La importancia de dicho consentimiento no se refería sólo a la rdia necesaria para establecer el vínculo jurídico entre el príncipe y sus vasallos, sino que a constituído como una forma de actuación política a partir de la cual se ejecutaba la

ntad real. En funcióti de esta « c t p r o b a c i ó ~ z ~ ~ , el monarca, eti tanto que príncipe soberano, se a en el protector del súbdito y de cada una de las leyes y cotistituciones particulares que

ma que tratamos en el primer tomo de nuestra tesis, «Los ~irntagonistas del lraudex, Frnti<lc y a</!liiiiiii.~tr<icirj~~ col eii Cc!stiila (1621-1700). El serliicio <le ir~illoiics: podcijiiscol )I l~ i iv i leg in jriddico ~ ~ o l í l i c o , UAM, 1992. Para

e caso dc la excomunicóii eclesiástica sirl tambiéii, LOCAN, F.D., Eicoiiiriiiic<itio>i <iiiil rlie seciiirir. a r ~ i i iit rriediei'frl igic,rid. A sciidy iri lcgnl ,~ivcerl i i i r / roi , i llle Tii-teciirh to flle Si.vrcer>ri? Ceiiliiig, Toronto. 1968. esp., pp. 35-42.

Cjk BuncEss, C., eUsurpation, obligation and obedieiice in tlie tliouglit of tlie engagement coiitroversy», T11c Hirro>ic<il Joiiiri<rl. 29, 3, 1986.

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integraban la república cristiana (33), siendo como tal protector como su voluntad se ejecut un acto coactivo, llevara tras de sí una negociación, tal como la que se inanifiesta en fiscal (37). Y esta negociación se desenvolvía a través del servicio al rey, lo que

omo tal instrumento de actuación, la obediencia impedía que el « g o b i e r l z o p o l í t i c o »

se sujeto a la voluntad del rey y se constituyese en expresión de una p o t e s t o s absoluta que ejecutiva. La voluntad real, no era ejecutiva por sí misma: su valor estaba en que

'cción pertinente para que pudiera cumplirse (38), lo que significaba que, a través de su de una faciiltad, derivaba de la necesaria articulación de la voluntad del rey, contravenir tampoc ación y pertinente consentiiiiieiiiu, sc recuiiucía su facultad de contravencióii.

Se obedece11 las órdenes del rey como la expresión de la ~ ~ o l u ~ z t n s real y como la nificación de los derechos del príncipe. Aunque las leyes reales se identifiquen con el ho de regalía, sólo « c o n z [ ~ r e h e n d e n . » a « t o d o g é n e r o d e p e r s o n c r s u (39), una vez son

la desobediencia no conllevara incertidumbre, sino todo lo contrario: era un elemento básic armonía política. Ello se hace evidente, en el hecho de que la falta de ejecución en vez

33.-Francisco DE OCAMPO considera al lhonarcii como el último garante de las constitiiciones de la orden de Santiago poder apelar sus miembros "...en coso qlie teilgn jristn cri~isn... segiíil el r i h i t i i o de ie~irieii i~nrói, ... r , y ello, no calidad de juez competente sino n...coiiio n rq3g~> i i i i c i l >c solicrniio, />rriu qiic Ic s o c o m eii oqirclgrm,oiiieri yf i ie ir~jirslo qiie se le Iioce ... u. Oliligacio~res de los colinlleius de 10 ir l igiói i de Soiiti<igo, pli. 117v:I 18r. V i d SAI.T Marqiiés DE, Hisloi.io iiobilioiio esi?liEoln, Madrid, 1951. También, S ~ C H E Z ACESTA, L., «El concepto de sobe en Suárezn. Aiclii im <le Deiccho Piíblico, 1948, pp. 51-71.

a de 18 de abril de 1635, el Consejo de Castilla informa que, con respecto al obispo dc Cartagena, había

una sanción: «Esraiido ar Mojel bieri irfoforrii[rdo qlie iifirclios de sris siílulitos de los P<rires q ~ i c se le Ilnii cedido ~i l t i i i fo irarrido de IJRZ cii lrr el10 COIBI!(I )' 1<1 <le Esl~(lii<l, 10s cmflex sc holl<rbart nt .sci.iiicio de Piiiicipcs e,rlrcii

~>ersorinsu, «Papel del excma. Sr. duque de la Pdlata, al arzobizpo de Lima...», en Disciii-so jriií<lico, Históiico. o/ítico eri </efeicsn de 10 ,/i i i is~/iccióii real. Lima, 1684.

cusnie, J. Dn, <<Contribution i I'histoire de la fidélité: note siir le serment en France a I'epoque des Guerres de n*, Annaler tic Birlo~ngrre e[ (les Pa)!r de L 'O~~es l (Airjoe d4ui/re, Tortiaii~e), 1975, p. 292.

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por la obedieiicia. Esto impedía que el estado p o l i t i c o de la monarquía fuera una cuesti ', la relación política, articulada en torno a la ( (sabidt i r ías, la deliberación, y atributos exclusiva del rey, pues, merced a la posibilidad de desobedecer, el súbdito estaba en condici diccionales y de gobierno, hacía posible que la ejecución se vinculase con el subdito, y que, de regular, a través del discurso político, no sólo el ((estilo de la regctlia», sino la neces su intercesión, la orden del rey pudiera no cumplirse. De aquí surgía el i r npe r i o de la pr inc ip i s en torno a la cual se estaba configurando el ejercicio de la reg ia potestas, en tanto q dicción a través del cual el monarca compartía su facultad de ejecución con los organistnos o poder soberano, en el siglo XVIT. nales comvetentes o. en su caso, en virtud de un concierto o acuerdo entre iurisdicciones. La

Y es que, la obediencia o aprobación del súbdito, ejercían como intermediarios en cución de la voluntad real se producía a través de la corizunicnción del gobierno con los voluntad del rey y su aplicación. Las órdenes reales, antes de ejecutarse, se obedecían. 'stros o servidores del rey, o a través de un tipo de conninicación jurisdiccional. Aun cuando vertebración de la orden real se establecía a través de una co i i i ~ i r z i cc i c i~n entre sujetos jurídi onarca hace uso de sus atribuciones de ejecución, en virtud de una potestas absohitct, al políticos. Primero el servidor del rey obedecía la voluntad real, después, el mismo mis ularse en una necessi tas pub l icc t de la que depende la conservación del cuerpo de la servidor, ejecutaba las órdenes, y finalmente, el súbdito comúti las cuinplía (43). Sin la pri arquía, aflora la mutua lealtad que da sentido a la relación política. Por tanto, la ~~necesi(1~1d

coiidición, a través de la cual la ~tol~irztrrs del rey se sometía al juicio del súbdito, y que te eiita» tampoco obliga (47). De esta forma, al ser la obediencia el instrumento en inanos del como fin preservar un tipo de relación vertebrada a través del servicio al rey, no era posible o que le asegura la lealtad del rey, y estar articulada de acuerdo con principios jurídico- ejecución, y sin ésta, que implicaba el «coiilrín corzsert/iiiiien/o», y con él el ejercicio de atributos os, la ejecución viene a vincularse a formas de actuación jurisdiccionales. jurídicos, configurados como formas de actuación política, no era posible el cutnplimietito de I En el discurso político, entre la obediencia y la ejecución se encuentra el juicio y acuerdo disposiciones del monarca. Tampoco en torno a la ejecución se debatía un problema de acatar cuyo influjo se cumple la voluntad real (48), se orienta al rey y se negocia el alcance de órdenes del rey, sino de articularlas en el orden jurídico-político de la monarquía, siendo Ila necessitas pr inc ip is . Por tanto, entre ambas se perfila la relación política. Aunque las virtud de tal articulación como se acataban (44). Por tanto, si la obediencia se resolvía en un esidades extremas» de la monarquía se vinculen con la potestas absokrtrr, en la práctica, y de relación política de servicio ( 4 3 , la ejecución era una cuestión que se resolvía a través de u ed a la obediencia potestativa del súbdito, se articula a través de la potestas ordinnrici (49) o tipo de cor izun icnc ión jurisdiccional y entre po tes ta tes (46) El eco i i i l i n conserztiiizieizto> avés de un concierto con la jurisdicción eclesiástica. Ello se hace evidente en los Consejos, a expresado con el asesoratniento o información al rey, como antesala de la ejecución, ha aún podemos añadir los ayuntamientos, pues del entendimiento entre el monarca y los posible la contravención de la voluntad del monarca. Si es cierto que las leyes y órdenes colegiados, depende que la voluntad real obtenga la «j~ut f icac idn» y «n~ttorizctción»

podían ser revocadas por el rey, al depender su ejecución de su vertebracióu jurisdiccional, su esaria para su ulterior cumplimiento (50). La opinión «a~i tor izada» del súbdito, expresada a

cumpliiniento o vigencia legal dependía de un acto de voluntad consentida políticameiite activa. és de las votaciones, memoriales, informes, representaciones, etc., es decir, a través del icio al rey, proporciona a la voluntad real la «atitorización-n» necesaria para su ejecución. Por o, se trata de una cualidad adquirida a través de un concierto entre potestades, no le es

43.-Que la obediencia política era un reqiiisito necesario para la ejecución, articulada eslü última de forma jurisdiccional, da fe Cristóbal de Moscoso eii una carta de 26 de octubre de 1656. Ante las dificultades con las qiie se encontraban los administradores para cobrar de los eclesiisticos los millones una vez expiró el breve rle lnocencio .-El Cardenal Sandoval alude a esta lealtad como intérprete de las ~i~ecesid~i~les ertreinor» dc la monarqiiía en el informe X en agosto de 1656, sostiene que ,<...,,o se /iiie<lc ocoiisejni- n V.M. qiic e.xpoiiga siis iriiios (1 I<I rii<lyor. Iiihocióii y citadosobre lacontnbución de los eclesiásticos al servicio de millones: «...ciioii lejos crtide Itobei-Ilegii~lo el criso qiie los descorrsrielo qiie se /iobi<i visrn, rlescoisrilgados in<los los <i~ l r i~ i i~ isr r<~<lo~ 'e.~, cobrodores de las i-eiirris iriiler, iiiiiiistros <le V.M. siil~oiieii de la riecesi<lrrd iii-itrísitnn o criirriin que .solri piiei(e reiierjieizn 11oro qiie Irr le), ~,rilirial)~ eiiti-edichos los Iiigaies coii ces<ició~~ n dii>iiiis, siii obedcccr- los l~i-el<rdo.~, riiorosl~reciaiido Ins ~~mvisio~ies diviiio oblig~re n los eclesiásticosa In coirriibricióri». Y, aun siipoiiiendo e...qiie eslrii,ios)a hoy rii el criro clc 10 e.xrirrria Coitscjo desl>nch<i<l<,s eit iioiiibie de V.M., perdido el vesl~ero yiie se dehe y siit poderse ejecrrr<rr. 10 que I<rs 1 iiecesidad ,sobre didm, niiii heclto esl<r YLI~os~c~U,~, e~ rh t ion lejos /OS CCI~XRISI~COS [le 1" oblignciórz <le c~~~,rln.ibriii' e!! di~pisporieii ... B , AHN, Consejos, leg. 7.13 1 dicltos rrilirrios qric, niir>qtie izo hrvier(irt el ~~rivilegio de lo irti~aitiid~r~l, no diobieinit coiifiibiiii- poi- sei- diclior fiibiiios

44.-La vinculación quc existía entre ejecución y jurisdicción da la medid;, el hecho de que el contador Pedro Fern5nde respecto de ellos, sirl~ricsio lo qrie daii n V.M ... p no <l<in los .segl<ri.e.s, nrciiiifie.st<iiiiciae rlesigirrilesg de,~~>esl>o,«'oiiriiI<,.~): de la Praililla defendiese, en un memorial escrito c l 3 de ~ioviembre dc 1685, la entrega de una nejecricióii pi.iis<irivfi coiisigrrieirteineiitc. Nij~rrlor..u. Vid POST, G., «Plena pokstas and consent in medieval assemblies: a study in romano- a los superintcndentes. separada de los Consejos y tribunales. B.L.. Eg. 2.084, f. 369v. canonical procedure and tlie rise of rcpresentation, 1150-1325», Tiaditio, 1, 1943, pp. 355-408.

45.-Felipe IV, a consulta del Consejo de Castilla de 18 de abril dc 1635, se refiere a la obediencia como iin víncul Cfi. LEWIS, E., «King above law? Quod principi placuit in Bractnns, S/>cniliirii, 39, no 2, iibril, 1964. p. 252 ~ ~~

político, al lamentarse, con motivo de la negativa del obispo de Cariagena a contribuir a la paga de los 2 millone Cfr: OAKLEY. F., ~Jacobean political theology: tlie absolute and ordinary powers of tlie kings, Joiiinnl of llic Hisloi)'

medio coiicedidos por c l Reiiio, de que no se podía n...l>oircr. cridn dín eri ocnsióir n los piieblos (le fnIl<ri' obedieircia y obligncióii iiolirral, qiie es (1 lo que i r i i i n i i , g izo o1 celo (Ir2 11, jsrir<licciUir. los eclesirísricos qrre o

ofl<leos, vol. XXIX, 1968.

<le ea<, i~iniieiu...a. AHN. Conseios. lee. 7.131. Gracias a la desobediencia, los eclesiásticos aseciiraban 4 Como ejemplo puede verse la consulta del Consejo de Castillade 27 dejunio de 1628 con motivo de la pragmática de - - norma, aunque tuviese sil origen, como en este caso, en iin acuerdo hecho en Cortes, no fuese ejecutable, y con el1 los precios, AHN, Consejos, leg. 7.137. Por lo que se refiere a las ciudades, podeinos exponer el caso de Fernando de

que la relación con cl monarca se mantuviera de servicio en términos jurisdiccionales, de dignidades y potestad. Iñ Cerda, quien, en cabildo general de la ciudad dc Córdoba, celebrado el 21 de julio de 1638, con motivo de la

46.-Ello se hace evidente, por ejcinplo, y a pesar de las manifestaciones cn sentido contrario, en las relaciones entre petición del rey y del reino de seis mi l infantes a la ciudad y su provincia, recoge la Súrmula del derecho castelliino

Corona y el Papado. Así, cn una carta que Felipe IV da al marqués de Casielrodrigo, embajador extraordiii obedézcose pero ito se ciriril~l<r para no ejecutar la cédula real: n....obedece In céd~rlrrl<r r k sir rrr i l mnjd coi, todo rr.s/~cio

Roma, el 22 de agosto de 1632, entre las recomendaciones que se le Iiacen parn obtener el pertinente breve coi>io In iieiie obedecida, J, eii ciini,to a sri cirriil~li~iiief~io sril~licn della poi. 10s iazoites qrre </ir¿¡ ), nrí eslo coi110 lo

esta la siguiente: «...leiigo IInreccies de los Iioiiibirs iirás rlocior de iiiis reiiios de qiie iio iieccsiro del (biri'e deiirás qiie votaré pmresio qiie ito se prieda eriteii<ler. qrie el por. ello táciin r i i expresriiiieiite n~~irielicr r r i i'ieiie eir lodo

lo />ido iiiás por i i r t acto de olie~lilieiccia que 170'. iiecesidcrd, piies yo rio />iic<lo dejar de ~lefeirrlci- iiiis re eri parte e aprobar. los ~~odei-es dice si vos (le losp,vcarador.es de Coires oiries lo coiztiadiceii coino lo ho Iieclio

del~m~dder-eii esto l>ai.te de ohilr io (le 01 m...», AHN, Consejos, leg. 7.131 nsi ellos coiiio to<lo lo qire cii srr virrird riuroreri J' efectrr<rreir eri Ins <lichrrs Cortes J' poqire se veo lo qiie iinl~ofl¿~ el qiie los ioirios coiisirlieii n srrs ciii<lades lo qiie se coiicedieie n nr iiinjd ... », AHN, Consejos, les. 7.132.

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intrínseca, o más exactamente, de esta forma la ejecución se convierte en un acto de justici, de iiilperio. Así, el consejo y el privilegio jurisdiccional o ejercicio judicial, a través del disc político, sirven de intermediarios entre el o b e d é z c a s e y el no s e c i i r i ~ p l a , cuya funció establecer la avenencia, comunión o consentiiniento necesario para perfilar, confirmar y artic la voluntad real para después ejecutar las decisiones de gobierno, pues, en palabras del obisp Osma, Iván de Palafox y Mendoza, obedecer si11 « d i s c l i r i . i r » es contra derecho (51). independencia de que las órdenes se ajustasen a razón y derecho, debía manifestarse de fo explícita la comunión jurídica, pues la ejecución se producía como el resultado de una alia política; esto quiere decir que la orden no se tramitaba: se aprobaba y autorizaba (52). Aun en el caso de que las órdenes se articulasen debidamente, podían no cumplirse con el argumento de que no eraii justas o ajustadas a razón. Si los reforinadores hispanos buscaron, a lo largo del si XVII, los resquicios legales que les perinitieseti articular una voluntad real eminenteme

1 transformadora, ello fue coiitestado por el reino a través del ejercicio judicial para impedir ejecución instrumeiitalizada que pretendía desvincularse de aquellos principios jurídicos en tor los cuales se articulaba la comunidad civil (53). Esto era posible porque la capacidad de obedec o de contravenir la voluntad del rey era un atributo del consejo y del privilegio j~r isdicc ion~, reservado a los servidores del monarca que, bien participaban de la po tes tos ord i rzar ic i del rey, bieil estaban capacitados para « p r o t e s t a r » la órdenes de S.M. (54). El servicio al moiiarca y la obediencia se encuetitran vinculados (55) hasta el punto de configurar 1111 tipo de co r in in i cac ió r i de] gobierno de la que depende que la voluntad real, a través de la ejecucióii, y por vía de jurisdicción, se configure como voluntad soberana (56). De este inodo, la soberanía real servía para regular 10s términos de la relación entre el rey y sus servidores en los asuntos que afectaban a la « c o n s e r v a c i ó n » y « g o b i e r n o p o l í t i c o » de la monarquía. Los « n e g o c i o s d e E s t o r l o » , aunque apoyados en una «razón de majestad)) (57), no podían ser constitutivos del derecho de regalía.

Si el monarca era el principal ejecutor, en realidad, la ejecución se configuraba coino uiia forma de transacción o juicio entre la a o l i i i l t o s del rey y la i iollriztcis y atributos de gobieriio del

bdito (58). No sólo el precepto real debía articularse en un discurso jurídico-político para su ecnción, sino que, para que el súbdito preeminente pudiera cotistituirse en brazo ejecutor, debía

sí mismo acreedor de obediencia. De aquí nace el i i i i p e r i o de la jurisdicción que mantenía a j i i r i s r l i c t i o y ~ ~ o t e s t a s , a j l i r i s d i c t i o y ejecución. Ello se resolvía en iin tipo de discurso

Ittico particular en el que, para que las órdenes se cumplieran, la condición y la potestad debían oyarse en un cuerpo competencial, apoyado en el derecho, la tradición y el ejercicio de la toridad (59). L a pérdida de esta dignidad, entendida como un derecho, conllevaba la sautorización y consiguiente desacatamiento de la autoridad: una autoridad vinculada a echos y facultades (60). Por tanto, el brazo ejecutor tenía capacidad imperativa no en virtud de apoyo regio, sino de una transacción fruto de una comunión jurídico-política. En otros

minos, el i n i p e r i o del monarca se ejercía por «vín d e j r i r i sd i cc ió i z» y no «de r e g a l í c ~ » (61). Las autoridades y tsibunales eran obedecidos eii tanto eii cuanto eran portadores de una

onidad entendida como cualidad « i ~ z s e p a n r h l e d e lkr persorra», y fuese del género u orden que e, tpor e l d e r e c h o radicado e n e l l a » (62). Así, a través de la adininistración de justicia, de las l i g a c i o n e s d e l e s t a d o ec les ic ís t ico», o de las disposiciones de gobierno, las cornpeteiicias

ablecidas por el derecho, la costumbre o la ley, se perfilaba la dignidad de tribuiiales y toridades. La « a i i t o r i z a c i ó n » que se despreiidía de esa dignidad vinculaba la norma con los rechos del súbdito, siendo esta unióii lo que le proporcionaba la ejecución necesaria para su

cumplimiento. La obedieiicia y ejecución, así entendidas, se referían a un tipo de « n i i t o r i z o c i d r z ~

desprendida de un discurso jurídico-político, por lo que su propia naturaleza no obligaba. La relación entre el súbdito, el derecho y la 1101-mativa se producía por iiitercesión de uii tipo tle porestas que se resolvía en un discurso basado en relaciones de poder perfiladas en torno a uiia autoridad vinculada a los derechos adquiridos y a la norma jurídica. Si el derecho y la costiiinbre proporcionaban a los tribunales la legitimidad de actuación, su « c i ~ i t o r i z a c i ó ~ z ~ ~ y, por

58,Vid Carta del Obispo dc Segovia a S.M. de 1 dc abril de 1669 y de 19 de abril de 1669. A H N , Conscjos, leg. 7.132. 59-Olivares, en el Gran Memorial, habla dcl «teiiioi-y seiicr.ricióiiu que se ticiie a los consejeros de Castilla. IJOr ciianto

quc, «...<riiibns cosos ii,il>urroii l~or i r In i~iós I>ioiilr! oheilieiicio rii los sríbdilos y i~icjoi- ejecricióiz dc los Ieycsn. Utilizamos la copia dc la B.N.. ims. 17.839. Vin. ELLiorr. J.H., PENA, J.F. DE LA, Mo>roiioles y Cf f~ fas </e/ Clii?!lr-

52.-La función que tenía el conscjo de detener los mandatos dcl siiperior, lo legitima Francisco DE OCAMPO de la Diique de Olh'oirs, Madrid, 1978, p. 37.

siguiente iorma: «...ln obediei~ciri hn de ser hrriiiilde, piics iririt er, lo qiie les l>r!irciei.e sei- iitjirrto g <rgi.iiiii<i<lo, iio 60.-Rcfiriéndosc a las precedencias del presidente de la Cliancilleria sobre los consejeros en las juntas, 61 rnismo qrricir que cor~rindigoii Iri palnbin del M(re.?f>'e o Corr ici ihdoi i nias, obeckciciido el iiioiiilriiiiiciiro, ~~ i i cdc i i , si les argumenta: «Las ~>rrr.rogofiii<ir, Iroitrn <Iebi<ln o los digiiiilrides, es dcreclio l~i ihl ico, de i~~irchci coiisideiricióii, iio

piieik iritiriicioi-se, cniiipeteri por él los ~ s i e d i o s ~>u,veroilos, y disiiiiiiriirlo se desesriiiin Icr rligi~idn<l, sc iiie!iosciib<l

Coiiier~dadoi; lo yiie les ii7lICi~c o sirl~licrii- de sii c~iiiililiiirierifo, o re coilfiiriie o se iei80yric, segiíii Iri 1 q 1, rii. 14, ll6 la obedicitcio, 1, se pieirle 10 o<liriiiiisfiucióii de jrislicio: I>nrqiie Ins pierriiiiieiicic,s de Iris ~ligligiii<lo~les, y ceieriioi~ins

4 wco l~ i l ac ió i~ ... u. Obligacioi~cs de los cobnllcros (le Iri i r l igiói t de Sciiitirigo, p. I I l . Iiiil>lic<~s son 10s iiiirinllns qrie coiiseri,<iii lo srisloiici(i1 (12 In jiistici<i. )a o qiiicii iio se le gi i ( i i r l<~i~, se le i i ~ i i i i n ; y de In i~iisiii<i siieite qtic lo digiiidnd qiic sc (10 eri lilulo, no prieik qtrilnise siii coiiso legiriilio, tri i i i l~oco los l~o i~o ics , )' 53.-En este sentido, fiieron frecuentes las apelaciones a1 hcclio de que determinadas provisioncs eran obtenidas por pieeiiiiiieircios ytre f r r i in o1 t ie i i i l~o qiie er!ri.ó n servir.». «Memorial del presidcnte de la Cliancillcrí;i a S.M.

~si i i iesirr t iclricióiiz. Vid. HANLEY, S., Tlle l i l de jirsticc o/ rlie Ki i lg of Frniiee, Princeton. 1983. Utilizamos la defendiendo la prccedenciii de los presidentes de Chancillería sobre los consejeros del Consejo eii las juntas y

edicibn francesa, Le l i t de jiislice des Rois (le Fioiice, 1991, pp. 207-208. concurrencias particulares para qiie por ello no pierdan las presidencias las prerrogativas que se debeii» (1664). B.N. 54.-Vid. GARC~A M A R ~ N , J.M.. L<I ~ I O . O C I U C ~ O c~~fe l l< l lza b<ljO IOSAI ISI I~~S, Madrid, 1986, pp. 60 y SS. V.E. 208-87. 55.-La ciudad de Toledo, cl 7 de septiembre de 1667, da fe de la imbricación que existía entre s 61.-Y ello no obstante los esfuerzos desplegados en sentido contrario. Así, Juan Luis LÓPEZ, argumeiita:

obediencia al suplicar a la reina gobernadora, con motivo de la prórroga de los servicios de millones «...Coiistniitiiio, i i i qii iro, i i i prido ctpciirni. de s i (iqriclln s i i l ~ i r i i i <~ ~>oresln~I, q ~ e k eiicoi~tei~dó Dios cori el iei l~ci io, «...iruevrrs óirkiier cir qrie iirnri$eslcir niicsrrn ubcdiencilr n srr irrqyorscr-vicio,,, AHN, Consejos, leg. 7.131 paro cle/errdr l n Igltsio, 18 ci<iil~ti. de Icf nl~.rni~o~~nilcin de .riis Leyes, p ,?ngw~lns co~l.slir~tiiiicioiirr que es 10 i'ef<rlí<i, qrie La transacción política que n través de dicha nobediei ieias se produce, se reIería a las mercedes q sc hn coeriiiiiodo cit los rqacs, izo 11oi. vio de jriiisdiccióii; qire iio hoy cotdlico qiic iio sella {~rrsci i idi i ; )' ei~lciiílei. comisarios de millones, jurados y regidores recibirían para si y par;, sus Iiijos por votar el coiisentimiento esron, Disciirso jiiridico, Iiisfórico, ~ ~ o l i l i c o eii defelrfeii.srr c/c 10 jiiilsdiccióii real, 1684. En esta línea. aiin podcrnos la prórroga. Virl. ODEGAARD, Ch.E., «Carolingian oatlis of fiilelityr, SJI~CLI~LIII I , XVI, 1941. exponer otro ejemplo: «Y 170'. lo qtie tiiivri n losj7iitos de los diclios eclcsiósficos, qrie iieiidicrrii 11oi ii i(yoi; o

56.-Vid SCIACCA. E., «~Lopposition néo-conciliaristc h I'absoliitisme monarcliique en Francc: Jacques Almain et Je iiieiioi; o bici, sierido coseclieios, u trofniites, qite 1io1n de ser COI! 1"s I ~ ~ S I I I < I S ~ ~ ~ e d i < l < i ~ que los seci i l i~irs, 1:oi-qric

Mairn, P(irlioiiieiits, Erfales oiidRel~reseiilolioir, vol. 8, no 2, diciembre. 1988, p. 152. eslo iiiircr rd régiirre,~ príblico, que iocn dicltrr xgnlí f l ... ». aCurirnl1~1 $obre i ~ i w i i i ~ ~ ~ l ~ ~ r l ~ , B.N., ms. 6.732.

57.-Vid. CLAVERO, B., Rnzóri de Erfodo, iiizóii de iridivi(11ro. rrrzóri de Historio, Madrid, 1991, pp. 26-27. .-~Meriiorinl del ~,icddeiife <le la Cliniicillerín ... D .

Page 11: PABLOdigital.csic.es/bitstream/10261/88428/1/R.C.AEHM_Alicante...MONAR EN PABLO FERN.~NDEZ ALBALADEJO Coordinador .QU~A, IMPERIO Y PUEBLOS LA ESPARA MODERNA Actas de la IV Reunión

consiguiente, ejercicio, dependía de una serie de vínculos vertebrados en un orden juríd político en el que la opiliión común y aceptación de la que dependía el cumplimiento de resoluciones o normativa se refería a relaciones establecidas entre las diferentes cain competenciales, constituidos en potestcrs (63). También la decisióii de los tribunales esta sujetas al r e c t ~ m z i ~ i d i c i u t i z y, por tanto, debían ajustarse a razón y derecho. Esto impedía existiese un tipo de jerarquía de p o t e s t a s de subordinación. La precedencia entre las instituci y autoridades era una cuestión de justicia, no de dominancia.

ndía el cumpliiniento de la uoluntcrs , la lealtad adquiría el raiigo de t o b l i g n c i ó t z a en la que se amentaba la estabilidad del cuerpo político. A partir de aquí, la función del contrato no era i g a r » , sino enlazar; la de la jurisdicción no era someter, sino «enjuiciar»; la de la ejecución,

de potestcrs bien territoriales bien en la corte. De aquí nacen los conflictos de competencias qu o era gobernar, sino « h a c e r j ~ i s t i c i n » . Desde un punto de vista político, la voluntad real iio podía bligar, pues las decisiones de gobierno eran el resultado de una comunión jurídica, tableciéndose de este modo la negociación como principio regulador del i r i i p e r i o del monarca.

este medio, el rey se mantenía como iin aliado «obligado» y necesario. Consecuentemente, la cución, en tanto que acto imperativo, no pudo constituirse ni a partir de una jiisticia privativa

respecto a la coinpartimentación jurisdiccional, derechos y privilegios -incluidos los del prínci Su ftinción no era obligar de por sí. Su trascendencia estaba en que servían de interinediarios un discurso jtirisdiccional y su principal característica era la posibilidad de enjuiciar contravenir. Por lo que, sólo podían ser imperativas si no contradecían el derecho; lo que

posibilidad de « i n t e r / ~ r e t a c i ó n » y «ctzscrnche», de lo qtie es buena muestra el esfuerzo

63.-Cfii PIASENZA, P., «Opinion publique, identité des institutions, "absolutisine". Le probléme de la légaiité 3 P. entre le XVlle et le XVllle siecle», Rci~rre Historiqrre, CCXCII, julio-septiembre, 1993.

64.-CÁRCELES DE GEA, B., «LOS protagonistas del fraude», o[>. cir.

pr/!>cipe and lo slolo», Stirdies iii llic Rei~aissaiice, vol. IV, 1957, pp. 113-138. punto, A. CASTILLO SaroMAYOR sostuvo que se p d í a derogar la obligación de la licencia apostólica 66.-Vid. F E K N ~ N D E Z AI.BALADEJO, P., «Los Austrias Mayores» en. Fiugiiiei>ios de Moririrqiiío, 1992, p. 88 iríriido itecessitns ~irrbl icn ira iiigeíit ir1 periciiliiiii sir iii irioi-n, i1r1 iit iloil / J O . Y S ~ ~ ~ ~ i i i i s coiisiili iicc <i~/iliil seileiil 67.-Contra esta posibilidad se liabía pronunciado el arzobispo dc Scvilla en carta de 13 de febrero de 1657 cuan olicrriii nbsyiir i~r<rgrio <letiiiiieiiro cr l~ei.icirlo Reil>iiblicne», De teil i is debitis c<rtholicis regibirs Hi.~~~~rl>rritioi.iiiiz

la pretensión de Fclipc IV de cargar a los eclesiáslicos con los iitilloitcs sin el breve del Pontífice, apoyad icribiis er rebirs qtior deciirioiiliii., Madrid, 1634, cap. IX, n. 60, 01,. ci t . por G. CATALANO, COIII IUI~EI~S~C «/>i.esiriitn volriiitod de sii Soirt idnd~, sostrivo que «...si se nbiiese piicvrn esrns p~esiirtcioi>es izo I~<ibi'ín el1

Vi</, CARCELES Da GEA, B., R C ~ O ~ I I O yfiorirlefiscal eii el reiirn<lo de Carlos 11. Lo Scilrr de riiilloties (1658-1700),

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