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    TIEMPO Y DISCIPLINA EN GERENTES DE EMPRESAS

    TRANSNACIONALES EN BUENOS AIRES

    TIME AND DISCIPLINE AMONG MANAGERS OF TRANSNATIONAL

    ENTERPRISES IN BUENOS AIRES

    Diego Szlechter*

    RESUMEN

    El presente trabajo analiza el modo de utilizacin y de concepcin del tiempo dealtos directivos de empresas transnacionales en la Argentina. Nos basaremos, por unlado, en un debate terico en torno a la nocin de tiempo desde diferentes disciplinas(antropologa, sociologa, historia de la vida cotidiana), cotejndolo con fuentes pri-marias y secundarias de las mismas empresas. El objetivo de este estudio radica enencontrar tendencias generales en la nocin y utilizacin del tiempo en altos directi-

    vos y mandos medios dentro del capitalismo actual. Las prcticas cotidianas de estos

    quedan, en gran medida, subordinados o subsumidos a los intereses corporativos.De esta manera, el eje alrededor del cual gira la temporalidad constituye la idea de laurgencia (de agregar valor al tiempo).

    PALA BRAS CLAVE: ARGENTINA * EMPRESAS TRANSNACIONALES *CAPITALISMO *TRABAJO *GERENTES *MANDOS MEDIOS *ADMINISTRACIN DEL TIEMPO

    ABSTR ACT

    This work analyzes the way managers of transnational companies in Argentina useand conceive their time. We will focus, on one hand, on the theoretic debate of thenotion of time from different perspectives (anthropology, sociology and history ofeveryday life), comparing it with primary and secondary sources of those companies.The objective of this research relies upon finding general tendencies in the notionand use of time among high level executives and middle line managers in the currentcapitalism. The everyday practices of this people remain, in some way, subordinatedor subsumed to the corporate interests. Therefore, the idea of temporality is shapedby the notion of urgency (of adding value to time).

    KEYWORDS: ARGENTINA *TRANSNATIONAL CORPORATIONS *CAPITALISM *LABOUR *MANAGERS *MIDDLE MANAGEMENT *TIME MANAGEMENT

    Rev. Ciencias Sociales 125: 141-150 / 2009 (III)ISSN: 0482-5276

    * Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina. [email protected]

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    INTRODUCCIN Y PRESENTACIN DELA PROBLEMTICA

    El presente trabajo pretende analizar

    los modos a travs de los cuales los cuadros1de empresas transnacionales en Buenos Airesinternalizan y naturalizan cierta disciplina res-pecto a tiempos de trabajo y del tiempo libre, deforma que les impiden su clara diferenciacin.El camino que seguiremos en la siguiente expo-sicin ser caracterizar a la figura del managero mando medio, ampliamente trabajada desdela sociologa por Bouffartigue et l. (2001),Bouffartigue (2001), Brunel (2004), Gada(2003), Livian et l. (2006) y desde la antropo-

    loga por Flament (2002), posteriormente pre-sentar un debate terico en torno a la nocin detiempo (de trabajo y de no trabajo) en el capita-lismo actual y por ltimo, indagar cules sonalgunas de las formas en que se manifiestanrasgos de introyeccin de una disciplina tempo-ral en los cuadros de empresas transnacionales.Por ltimo, presentaremos algunas interrogan-tes que se planteen a lo largo de la discusinterica que puedan llevar a una investigacin detipo emprica que logre responder de forma msacabada a dichas cuestiones. En esta instancia,slo dejar formuladas algunas preguntas quepueden allanar el camino para profundizar enestos temas.

    Si bien la eleccin de los sujetos deestudio los mandos medios de las empresas

    transnacionales se debe a la intencin decomprender tendencias de cambio globales, ladelimitacin geogrfica a la ciudad de Buenos

    Aires, aunque resuma en s misma el conjunto

    de transformaciones globales del capitalismo,evita la tendencia que poseen los enfoques glo-bales, los cuales suelen presentar a los factoresexplicativos del cambio como fuerzas ajenasa los seres humanos y a las naciones, que se

    veran de esta forma obligadas a padecerlos delmismo modo que se soporta una tormenta(Boltanski y Chiapello, 2002: 34). La percepcinde inevitabilidad2puede terminar llevando a la

    justificacin.La razn por la cual el trabajo emprico

    que se pretende llevar a cabo se centra en empre-sas transnacionales (las cuales representan a su

    vez, la mayor parte del comercio mundial en sutotalidad), se debe a que las justificaciones queencuentran sus actores muestran competenciasque son constantemente reproducidas a tra-

    vs de los procesos de socializacin familiares yescolares (Boltanski y Chiapello, 2002: 47). Talcomo sostiene Lpez Ruiz (2004), la mutacinsufrida por el espritu capitalista a travs de lareformulacin neoliberal de la economa poltica,gener una explicacin de la realidad que toma ala figura del ejecutivo como una matriz de con-ducta a ser diseminada por la sociedad entera, lacual no se funda en la satisfaccin del deseo, sinoms bien en la inversinconstante y exclusiva dela voluntad en la produccin de riqueza abstrac-ta. La ganancia se torna no una obligacin sinoun imperativo vital, la lgica del capital pasa aser la razn de su existencia.

    Este compromiso asumido por estos

    empleados capitalistas debe lograrse pormedios pacficos y no por coaccin. Durand(2006) llama a este compromiso servilismo

    1 Es necesario aclarar a qu nos referimos concuadros: Boltanski y Chiapello (2002) sostienenque el trmino cuadro, a partir de la dcada de

    los 90, pasa a constituir un trmino obsoleto,debido a que sugiere jerarqua y burocracia, trmi-nos rechazados por el discurso del managementdebido a que es la autonoma y la horizontalidadlo que prima en el discurso actual. Incluso, segnsostienen los autores, la literatura de los 90 reem-plazan a los cuadros por el personal intermedio ysubalterno. Por lo tanto, al hablar de cuadro, esta-mos haciendo referencia a lo que en la jerga empre-sarial suele llamarse manageren su acepcin msgeneral, lo cual incluye a aquellos que tienen lacapacidad de animar equipos, manejar personas,etc. Como sostienen los autores, el manager, en el

    capitalismo actual, es el hombre de las redes queen lugar de hacer carrera, construye relaciones enbase a sus competencias y carisma.

    2 Bessin (1998) considera que lo que diferenciaal posfordismo del taylorismo o fordismo es ladependencia del entorno. A la aceleracin de lasoperaciones de produccin tayloristas se sumaotra forma de aceleracin producto de los cambiosen el entorno, que a su vez obliga a las empresasa modificar la esquematizacin del tiempo. De laorganizacin secuencial, se pasa a la organizacin

    de la simultaneidad de operaciones. Este nuevotipo de aceleracin en las empresas, aumenta ladisposicin a la irreversibilidad.

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    voluntario. Debe lograrse una adhesin plena

    y conciente a los objetivos de la empresa, que

    requiere de sacrificios (idealmente, consentidos

    libremente) y de iniciativas que lleven a la esta-

    bilizacin del sistema en pos de su producciny reproduccin. Estos empleados deben encon-

    trar maneras dejustificarideolgicamente esta

    adhesin: las personas necesitan poderosas

    razones morales para adherirse al capitalismo

    (Boltanski y Chiapello, 2002: 43).

    En orden de mantener vivo su espritu

    y poder de movilizacin3, el capitalismo debe

    apropiarse de recursos discursivos ajenos al

    mismo e incluso que le son hostiles. As surgen,

    por ejemplo, los programas de responsabilidad

    social empresarial, las fundaciones empresarias

    caritativas y filantrpicas o las mismas declara-

    ciones de principios de las empresas (llamadas

    por Estas misin o visin). Para atraer a las

    elites al mundo de los negocios y hacer de ellos

    sujetos productivos, es necesario que las empre-

    sas les ofrezcan los aportes que esta le hace a la

    sociedad en su conjunto y hacerles creer que el

    objetivo de los negocios no es slo ganar dinero

    (Boltanski y Chiapello, 2002: 106). De Gaulejac

    (2005) define a esta movilizacin como ideo-

    loga de la gestin. Es necesario aclarar que el

    capitalismo no est regido por normas de justi-

    cia (no es intrnsecamente injusto, sino que la

    justicia no es pertinente dentro de sus reglas de

    juego)4, debido a que la norma de acumulacin

    de capital es amoral, lo que obliga al capitalis-

    mo (a las empresas y a sus cuadros) a justifi-

    carse y autocontrolarse (Boltanski y Chiapello,

    2002: 82 y 83).

    Por otro lado, Lpez Ruiz, en lugar dehablar de las justificaciones que debe encontrar

    el capitalismo para lograr su objetivo, sostiene

    que este obliga al trabajador a adoptar deter-

    minadas estrategias de superviviencia dentro

    de un ambiente que constantemente lo pone

    a prueba (en trminos de los resultados de sus

    inversiones). El trabajador debe convertirse en

    un trabajador-empresario. El autor caracteriza

    al capitalismo moderno como la masificacin

    del afn de lucro en todos los niveles jerrqui-

    cos. Cada uno debe internalizar el afn de lucro

    y hacerlo su principal motivo, tal que cada uno

    se convierta en empresario de s mismo.

    Para la empresa transnacional, dentro

    de un marco de economa neoliberal, el salario

    de sus managers es una renta, el producto o

    el rendimiento de un capital. Si esta mqui-

    na llamada trabajador, debe producir flujos de

    renta, entonces este debe convertirse en una

    especie de empresa: la base de la sociedad ya

    no es el individuo, sino el trabajador-empresa(Lpez Ruiz, 2004).

    EL TIEMPO EN LA EMPRESA

    El tiempo es pensado y experimentado

    de diversas maneras de acuerdo con el grupo

    social al cual un individuo pertenece. Esta

    diversidad no slo proviene de criterios inter-

    nos de la estructura simblica de los grupos

    sociales, sino que adems es producto de lasrelaciones jerrquicas de una sociedad basada

    en las clases.

    La utilizacin del tiempo es expresiva de

    la forma que toman los diferentes tipos de

    relaciones sociales. As, las definiciones

    sociales de tiempo o temporalidades son

    fuertemente marcadas por la experien-

    cia de clase social, gnero y grupo etario

    (Heilborn, citado por Delfino, 2004).

    La percepcin del tiempo est condicio-

    nada por el lugar que ocupa la nocin de trabajo

    3 El poder de movilizacin que intenta producir

    el capitalismo est dirigido en un doble sentido:

    por un lado, se hace necesario movilizar a los

    cuadros de las empresas, pero por otro, se hace no

    menos perentorio aplicar dispositivos de control

    desmovilizadores para contrarrestar los intentosde movilizacin de la clase trabajadora, a veces

    con xito y otras veces no, pero el objetivo se

    encamina, en todos los niveles jerrquicos, a una

    individualizacin de la relacin del trabajador (o de

    los cuadros) para con su empresa.

    4 Tal como veremos al tratar el tema de la temporali-

    dad en el capitalismo actual, esta falta de necesidad

    de imaginar un orden justo (o ms justo), se rela-

    ciona con un determinado modelo temporal, en el

    cual se profundiza la brecha entre la experiencia

    acumulada y el futuro incierto, sobredimensionn-

    dose el tiempo presente. De esta manera, se llegaa naturalizar el orden social dominante y poco se

    hace por imaginarse un orden social deseado.

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    en la vida de las personas y por las expectativas

    depositadas en torno a este. De esta forma, se

    jerarquizan las actividades de la vida cotidiana.

    Thompson (1967) sostena que, en las

    sociedades campesinas5, la percepcin del tiem-po se relacionaba con la orientacin a las tareas.

    El autor propone tres explicaciones a esta forma

    de comportamiento: 1) es ms comprensible,

    en trminos humanos, que el trabajo pautado,

    ya que el campesino parece atender lo que son

    necesidades observadas y explcitas; 2) dentro

    de una comunidad en la cual la orientacin a

    la tarea es comn, parece haber una menor

    demarcacin entre trabajo y vida. Las rela-

    ciones sociales y el trabajo se entrecruzan (el

    da de trabajo se prolonga o acorta de acuerdo

    con la tarea realizada), por lo que no existe con-

    flicto entre trabajo y pasar del da y 3) para

    los hombres acostumbrados al trabajo pautado

    por el reloj, esta actitud hacia el trabajo apa-

    rece como derrochadora y falto de urgencia

    (Thompson, 1967: 60).

    Si el capitalismo actual muestra una

    caracterstica propia de las sociedades campesi-

    nas la turbia escisin entre trabajo y tiempo

    libre no se debe a una vuelta al pasado, sino

    precisamente a una evolucin en el proceso de

    disciplinamiento del tiempo: si en el capitalismo

    en red (Boltanski y Chiapello, 2002), trabajo y

    vida se entrecruzan, se debe a que los cuadros

    de las empresas internalizan una cierta nocin

    de tiempo que abarca el tiempo laboral y el de

    fuera del trabajo: las redes se construyen en

    cualquier momento y en cualquier lugar. Toda

    accin, va a estar sometida a las leyes del mer-

    cado, incluso la misma divisin entre tiempo de

    trabajo y tiempo libre. El tiempo libre y el de tra-bajo tienen una conexin y un orden, que impo-

    ne el trabajo, siendo este ltimo el que controla

    y establece la forma en que el tiempo libre deba

    ser utilizado de la mejor manera para reproducir

    la vida y servir a que los trabajadores rindan ms

    en el mbito de trabajo (Sgrazzutti, 2004). Es

    preciso que el tiempo de los hombres se ajusteal aparato de produccin, que este pueda utilizar

    el tiempo de vida, el tiempo de existencia de los

    hombres (Foucault, 1991: 130).

    De Coster (1996) sostiene que, en el capi-

    talismo actual, la dilucin de la frontera entre

    tiempo de trabajo y de no trabajo se debe a la

    bsqueda de optimizacin de las condiciones de

    uso del factor trabajo. El trabajo invade al tiem-

    po libre y (con menor frecuencia) viceversa. La

    razn de esta invasin yace en que es necesario

    sumar a las horas de trabajo los tiempos de

    informacin y de formacin necesarios para

    las funciones ejercidas y los tiempos que deben

    estar disponibles, los cuales reducen la autono-

    ma temporal del empleado6.

    Siguiendo la tesis de la evolucin del dis-

    ciplinamiento del tiempo de Thompson (1967),

    la medicin del tiempo de trabajo, encierra una

    relacin simple: los empleados experimentan

    una distincin entre el tiempo perteneciente

    a sus empleadores y su propio tiempo. El

    empleador debe usar el tiempo de su trabajo

    y procurar que este no sea derrochado: no la

    tarea sino el valor del tiempo es lo dominante,

    cuando se reduce a dinero (Thompson, 1967:

    5 En general, al referirse a las sociedades pre-indus-

    triales, Thompson sostiene que el patrn que des-

    criba la forma de trabajo de estas, era la alter-

    nancia de momentos de trabajo intenso y de ocio

    y en la cual los hombres estaban en control de

    sus propias vidas laborales. Como este patrn de

    trabajo subsiste entre algunos artistas, escritores,

    pequeos agricultores e incluso estudiantes, el

    autor eleva la provocadora pregunta acerca de sien realidad esto sera un ritmo de trabajo humano

    natural (Thompson, 1967: 73).

    6 A diferencia del modelo temporal de la sociedad

    industrial, en la sociedad red, los tiempos de tra-

    bajo se transforman en su naturaleza (condicio-

    nes de trabajo, tecnologa, gestin del personal...),

    en su administracin (horarios...), sus ritmos (neo-taylorizacin), su duracin (reduccin del tiem-

    po de trabajo, jubilacin avanzada, desempleo).

    Adems, se precariza (debido a una multiplicidad

    de estatus, y a la segmentacin...) y se diversifica

    (tercer sector, economa subterrnea, trabajo en

    negro, economa domstica...). El paradigma del

    empleo definido por el trabajo asalariado, nico y

    estable, con una perspectiva de carrera continua y

    progresiva y un vnculo salarial cerrado se modifi-

    ca; ponindose al servicio de la optimizacin tem-

    poral de la movilizacin de factores productivos, la

    extensin de la duracin de funcionamiento de los

    equipamientos, y la produccin de riqueza concen-trada aunque producida a partir de la deslocaliza-

    cin (Gaullier, citado por Luongo, 2005).

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    61). El autor se preocupa por el sentido del

    tiempo condicionado por la tecnologa y por la

    medicin del tiempo como medio de explota-

    cin en el trabajo.

    Lo que Thompson analiza no es el pro-

    ceso de disciplinamiento del tiempo en la tran-

    sicin hacia el industrialismo, sino hacia el

    capitalismo industrial, el cual posee sus propias

    caractersticas definidas. En esta transicin, las

    luchas se definen principalmente por luchas

    alrededor del tiempo: finalmente los trabajado-

    res aprenden la leccin y comienzan a luchar no

    contra el reloj sino por alcanzar mayores nive-

    les de autonoma temporal (lucha por menos

    horas de trabajo, por pago de horas extras, etc.):estos han aprendido que el tiempo es dinero

    (Thompson, 1967: 86). Este proceso se asemeja

    a una internalizacin o interiorizacin de la

    disciplina, pero el autor se pregunta hasta qu

    punto fue impuesta y hasta cunto fue asumida

    voluntariamente por los trabajadores. En las

    sociedades capitalistas maduras, todo tiempo

    debe ser consumido, comercializado, utilizado:

    pasar el tiempo constituye una ofensa para

    la fuerza laboral. La disciplina fue finalmente

    internalizada (Thompson, 1967: 91).La gran narrativa de la Modernidad supo-

    na la insercin de los agentes en la historia

    como poseedores de un pasado definitivo y un

    futuro predecible (Giddens, 1991: 12). La pers-

    pectiva de largo plazo supona logros acumulati-

    vos. Esta gran narrativa de la historia, se disuel-

    ve una vez que se produce una prdida de la

    creencia en el progreso. En el nuevo capitalismo,

    la experiencia personal se encuentra a la deriva:

    La consigna nada a largo plazo desorienta

    la accin planificada, disuelve los vnculos deconfianza y compromiso y separa la voluntad del

    comportamiento (Sennet, 1998: 31). El tiempo

    histrico es expropiado de la vida de los sujetos,

    imponindose prcticas ligadas slo al presente.

    Se deben elegir estrategias da a da.

    El desarrollo del tiempo libre ha acen-

    tuado la oposicin tiempo de trabajo-tiempo

    de no trabajo, pero como el tiempo de trabajo

    es el vector que contamina al resto del tiempo,

    la rentabilizacin del tiempo se ha acentuado(Boisard, 1984). En el mismo sentido, Bessin

    (1998) sostiene que en el modelo capitalista

    actual, la lentitud se encuentra estigmatiza-

    da, ya que nos encontramos en un paradigma

    epistemolgico dentro del cual la racionalidad

    econmica reposa sobre la rentabilidad tempo-

    ral y en el cual las innovaciones tecnolgicas sederraman en la sociedad por medio de la veloci-

    dad de los modelos difusionistas delmarketing.

    El tiempo es dinero en el sentido de que su

    inversin debe generar un retorno en metlico.

    Jurczyk (1991) formula la tesis segn

    la cual la vida cotidiana toma el carcter del

    trabajo, lo que traera como consecuencia un

    abuso temporal, fenmeno cada vez ms expan-

    dido en las sociedades occidentales. Los indivi-

    duos se ven obligados a reorganizar sus vidas

    da a da, o semana a semana. Esto ocurre con

    mayor acento en las empresas transnacionales.

    Cuanto mayor es la flexibilidad e incertidumbre

    exterior, agrega Jurczyk, mayor es la tendencia

    hacia la bsqueda de estabilidad y flexibilidad

    interior. La estabilidad interna va acompaada

    de una capacidad de actuar de manera flexible.

    De esta manera, el sujeto se repliega ms hacia

    s mismo, buscando la salvacin individual7.

    Schehr (1999) prefiere hablar de una

    temporalidad social dominante, en la cual la

    temporalidad laboral juega un papel preponde-

    rante. El horizonte temporal de nuestras socie-

    dades parece ms que nunca caracterizarse por

    la incertidumbre y lo efmero sobre un fondo de

    crisis de legitimidad de la temporalidad social

    dominante. El autor presenta el ejemplo de los

    jvenes fuertemente influidos por una tica de

    trabajo en la cual el presente queda suspendido

    en detrimento de sus posibilidades a una

    insercin definitiva aunque indeterminada en

    el mercado de trabajo: se podra hablar de unaheterodeterminacin cultural del tiempo en

    funcin de un exterior no manejable.

    La gestin de la carrera de losmanagers,

    tan bien analizada por Luci (2007), se presen-

    ta en trminos de una extrema movilidad, la

    cual genera una hipervalorizacin del tiempo

    presente: si en un momento, el diploma asegu-

    raba oportunidades de promocin dentro de la

    7 Laidi acua el concepto de presente autrquico, en

    el cual este se desaferra del pasado y del futuro ycuyos ejes pasan a ser la autorreferencia y la auto-

    suficiencia (Laidi, citado por Luongo, 2005).

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    empresa, las cuales llevaban al desarrollo de

    una carrera, al hacerse evidente un alto por-

    centaje de desempleo entre este grupo social,

    si bien diferente en magnitud respecto a los

    sectores menos favorecidos, comenz a mostrar

    una realidad diferente a la de los ltimos aos:

    si bien las empresas continan ofreciendo pers-

    pectivas de promocin a los elementos conside-

    rados provistos de mayor talento, la seguridad

    a largo plazo no est garantizada (Boltanski y

    Chiapello, 2002: 27).

    Este sobredimensionamiento del tiempo

    presente se produce a travs de un acelera-

    miento del tiempo, se debilita la capacidad de

    insertar un momento dado en una perspectivahistrica y se desvanece tanto el pasado como

    el futuro, emergiendo un presente omnipotente

    (Lechner, citado por Luongo, 2005). Este pre-

    sente omnipotente se asemeja al de la sociedad

    informacionaldescrita por Castells (1998), la

    que se caracteriza por ser una cultura on-line,

    instantnea, atemporal y global. La contrapar-

    tida se presenta como la cultura de la urgencia,

    una cultura del fin inmediato de la vida, sin

    ninguna proyeccin de largo plazo, los proyec-

    tos mutan de forma desenfrenada: Las culturaslocales de urgencia son la expresin invertida

    de la atemporalidad global (Castells, 1998: 87).

    Prima lo contingente, el sentido de la vida es la

    vivencia inmediatamente perceptible.

    Dubar (2002) sostiene que al estar la

    organizacin centrada en la eficacia inmediata,

    buscando la flexibilidad mxima para hacer

    frente a la incertidumbre, el empleado que

    entra a trabajar en la empresa busca estabili-

    zarse y adquirir competencias profesionales.

    As, pueden suscitarse malentendidos, ya quesi el cuadro ha depositado todo en su desarrollo

    profesional dentro de la empresa, la ruptura

    puede llegar a ser dramtica. La carrera deviene

    aleatoria e incierta. Si esta tensin entre el cua-

    dro y la empresa es difcil de resolver, Cmo

    es posible que los managers internalicen la

    disciplina de la empresa, an incluso cuando

    pueden llegar a mantener, de forma paralela,

    visiones instrumentales acerca de su trabajo en

    la organizacin?Es necesario aclarar que en los mbitos

    empresariales, actualmente se hace hincapi

    en valorar el tiempo fuera del trabajo de los

    cuadros, tiempo dedicado a la afectividad. Este

    tiempo involucra a las empresas debido a que

    la afectividad es un rasgo fundamental de la

    empresa red (Boltanski y Chiapello, 2002). Eltiempo libre es tiempo en el cual es posible des-

    plegar libremente la creatividad para desarro-

    llar redes. La literatura de gestin empresarial

    se rebela contra la separacin entre tiempo de

    trabajo y fuera de trabajo, ya que esta divisin

    separa aspectos indisociables de la vida (la afec-

    tividad familiar y de las redes) y va en contra de

    la flexibilidad requerida en el trabajo en red.

    Cada manager debe comportarse como

    si fuera un empresario (o en otros trminos, un

    inversor: invirtiendo en redes, en aprendizaje,

    en la carrera y tambin en amistades e incluso

    en las relaciones ms ntimas), corriendo con

    los riesgos, la autonoma, la carga de trabajo

    y la escisin de la frontera de los tiempos de

    trabajo y de no trabajo que esto implica indefec-

    tiblemente. El cuadro debe comportarse como

    capitalista, llevando consigo mismo el capital

    llamado humano8: lo humano pasa a cons-

    tituir un conjunto de habilidades, destrezas y

    aptitudes propias de los hombres que adquieren

    valor de mercado. El nuevo emprendedor inte-

    rioriza la contraposicin capital/trabajo (Lpez

    Ruiz, 2004). A diferencia de lo que sostiene el

    autor, la realidad muestra que el nuevo empren-

    dedor diluye, borra y solapa ms que interioriza

    dicha contraposicin.

    8 Lpez Ruiz (2004) presenta dos momentos signi-

    ficativos del espritu capitalista: por un lado, los

    primeros aos del siglo XX , en la cual la figuraarquetpica del emprendedor adquiere significan-

    cia, y por otro, a partir de los aos 50, durante los

    cuales se produce una crisis de dicha figura y de la

    tica del trabajo protestante, pasando a prevalecer

    la tica del trabajo empresarial el trabajo pasa

    a constituir un emprendimiento individual. El

    autor utiliza la teora del capital humano, ideada

    por economistas de la Universidad de Chicago en

    los aos 50, para sustentar su tesis. Este sostiene

    que dicha teora fue adoptada por las doctrinas de

    la gestin empresarial en las dcadas de los 90 y

    2000, las cuales definen al capital humano como

    un conjunto de capacidades, habilidades y destre-zas de los seres humanos que deben ser valorizados

    y gestionados.

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    11 Para controlar lo incontrolable (el mercado, los

    clientes, los cuadros), la nica solucin es que las

    personas se autocontrolen, desplazando la coac-

    cin de la exterioridad de los dispositivos organi-

    zacionales a la interioridad de las personas, con-

    cediendo capital importancia a la implicacin del

    personal, relacionado con la motivacin y movi-lizacin del personal y con el placer de trabajar

    (Boltanski y Chiapello, 2002: 127).

    DISPOSITIVOS DISCIPLINARIOS Y DE CONTROL

    Si la acumulacin se produce en un

    contexto de determinadas relaciones sociales,

    entonces est directamente relacionada con ladisciplina. Para que exista un cierto patrn de

    acumulacin, adems de un disciplinamiento

    de la clase trabajadora, es necesario que los

    mandos medios se encuadren dentro de deter-

    minada relacin social9.

    El objetivo de la disciplina es reproducir

    un orden (en este caso un orden productivo)

    y una estructura jerrquica. Productividad y

    disciplina no pueden estar planteadas de forma

    separada. As pues, las tcnicas de gestin de la

    fuerza laboral (de gestin del personal y de los

    recursos humanos en la jerga empresarial), si

    bien se muestran bajo el manto de la inevita-

    bilidad de cambios globales, por lo que se hace

    necesario adaptarse a reglas de juego impuestas

    desde afuera, lo que queda oculto es la gestin

    del poder y la naturaleza poltica de la tcnica10.

    Tal como sostiene Palomino (2000), las

    nuevas formas de organizacin del trabajo indu-

    cen a una sujecin no ya directa sino indirecta de

    la fuerza de trabajo, en las cuales la relacin labo-

    ral est mediada por las reglas del mercado ms

    que por la misma organizacin. Cada empleado

    se transforma en inversor, que comparte el ries-

    go del capital puesto en juego.

    Boltanski y Chiapello sostienen que la

    historia de la gestin empresarial es una historiade la sofisticacin permanente de los medios de

    dominacin de cuanto ocurre en la empresa y en

    su entorno. El control incluye a los mercados, la

    competencia, los clientes, la cadena de distribu-

    cin, el comportamiento de los consumidores, la

    prensa, los poderes polticos y hasta a los mismos

    directores de las grandes empresas. Por lo tanto,

    una pregunta central que debe formularse en

    una investigacin emprica acerca de la cuestin

    del control en los cuadros es Cmo funciona

    el proceso de internalizacin de la disciplina?,

    Cules son las nuevas modalidades de control

    de la nueva gestin empresarial? Si la exigencia

    hacia los cuadros es la del autocontrol De qu

    manera se manifiesta dicho control?11

    Como hemos visto hasta ahora, el obje-

    tivo de las empresas no es que sus empleados

    acaten los lineamientos de su direccin por

    medio de la coaccin fsica, sino que es nece-

    sario movilizar a los cuadros con el objetivo de

    que estos interioricen ciertos valores y creen-

    cias y que logren hacer propios los objetivos

    primarios de las empresas. La interiorizacin

    debe ser dulcificada como para que parezca lo

    ms voluntaria posible. El objetivo del involu-

    cramiento es la fidelizacin para con la misin

    de la empresa, o en otras palabras, extraer plus-

    valor con la menor dificultad posible.

    Una clara caracterizacin que hace tanto

    la literatura sobremanagamentcomo las gran-

    des empresas transnacionales acerca de las

    nuevas formas de gestin es la aparente eli-minacin o reduccin al mnimo de las jerar-

    quas. Esta oda a lahorizontalidaddiferencia al

    discurso de los cuadros desde los aos 90 frente

    9 () el estudio de la disciplina y de forma articula-

    da, la del control, permite evidenciar las complejas

    relaciones sociales que constituyen y conforman el

    proceso de trabajo como instancia de valorizacin;

    y de tal manera explican los especficos supuestos

    que subyacen al diseo de su estructura y funcio-

    namiento. La disciplina comprende una estrategia

    reguladora de su configuracin y operatividad,

    estrategia mltiple y compleja dirigida a conseguir

    la adecuacin productiva del comportamiento delos trabajadores (Gaudemar, citado por Montes

    Cat, 2004: 53).

    10 De este modo, las formas de produccin y disci-

    plina se articulan gestionando un adecuado equi-

    librio entre la materialidad del orden y la eficacia

    social de sus representaciones simblicas, a fin de

    adecuar la tecnicidad de los medios de produccin,

    las funciones de los trabajadores y las combinacio-

    nes sociales del trabajo a las necesidades del capi-

    tal expresadas en una cudruple exigencia: permi-

    tir la continuidad del poder, obtener los mximos

    resultados productivos, facilitar la minoracin delos costes y lograr un control efectivo del trabajo

    (Gaudemar, citado por Montes Cat, 2004: 54).

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    a lo que anteriormente se caracterizaba comouna gestin verticalista y burocrtica. La hori-zontalidad logra eliminar (al menos en el planosimblico) el carcter conflictual de la relacin

    laboral, para reemplazarlo por una relacinarmoniosa en el espacio de trabajo12.

    El discurso de la horizontalidad y lademocracia en la gestin, tiene como contra-cara la evaluacin del rendimiento de formaindividual, tomando en cuenta las opinionesde jefes y pares. Ahora la presin, la jerarqua

    y el control provienen del exterior: El clientey El mercado. De esta manera, el mercadodecidir si las decisiones de un cuadro son eva-luadas positiva o negativamente al final de unperodo, por lo que es el mercado quien deci-de sobre la continuidad o no del cuadro en laempresa. As, las decisiones que estn tomandoalgunas empresas en cuanto a la reduccin dela semana laboral de sus cuadros (no as de losobreros) est estrechamente relacionado conel llamado a la eliminacin de la autoridad porparte de las empresas y la exigencia de estasde que sus cuadros deben autoorganizarse13 yautodisciplinarse, tomando en cuenta las exi-gencias del cliente y del mercado.

    CONCLUSIONES PRELIMINARES (INCLUYENDOINTERROGANTES QUE ENMARQUEN UNAESTRATEGIA DE INVESTIGACIN EMPRICA)

    Con el objetivo de sensibilizar a laaudiencia a la cual se dirige, el discurso degestin empresarial manifestado de la formams clara en los textos de management, debeser capaz de brindar herramientasmoralesparadesenvolverse en la vida cotidiana. Este tipo dediscurso dirigido a los cuadros, demuestra laimperiosa necesidad de que estos adhieran a labuena marcha de las empresas donde trabajan

    y se comprometan a la obtencin de beneficios(ganancias) de las mismas. Esta necesidad se

    debe a que, al estar menos sometidos a la nece-sidad de las clases obreras, la posibilidad decontraponerse al rgimen capitalista aumenta(incluso por medio de una resistencia pasiva oun comportamiento indiferente en relacin conlos objetivos empresarios).

    Los cuadros, especialmente los ms jve-nes, necesitan encontrar motivos personalespara el compromiso, por lo que las oportunida-des que se les presentan adquieren el carcterde excitantes, plenas de pasin, portadoras de

    posibilidades de autonoma y autorrealizacin.Sin embargo, paralelamente con los anhelosde libertad, el capitalismo (o en su defecto, laempresa) debe proporcionar seguridad para loscuadros, demanda que en la actualidad es msdifcil de satisfacer14.

    Si tal como sostienen Boltanski yChiapello (2002), en tanto que la justificacincompagina simultneamente las justificacionesindividuales (motivos personales para adherirseal capitalismo) como las generales (en las cualesel compromiso para con el capitalismo sirve al

    14 Boltanski y Chiapello (2002) establecen tres inte-rrogantes a los cuales el capitalismo debe propor-cionar una respuesta adecuada e histricamentesituada a sus cuadros, de las cuales nos interesaplantear una que se relaciona con la cuestin dela justificacin: De qu manera puede el compro-miso con el proceso de acumulacin capitalista seruna fuente de entusiasmo incluso para aquellosque no sern los primeros en aprovecharse de losbeneficios realizados? Cmo responden los cua-

    dros a esta cuestin? Es lo que un futuro trabajoemprico, basado en el debate terico planteadoaqu, debiera indagar.

    12 En los eventos empresarios organizados fuera delhorario de trabajo, dedicados principalmente ala recreacin, todos participan de las diferentesactividades en igualdad de condiciones, consumenlos mismos alimentos, se tratan de igual a igual. Elobjetivo es constituir a la empresa como punto dereferencia en la constitucin de grupos y relacionessociales. Se hace sumo hincapi (especialmente enestos eventos) en la constitucin de un nosotrosfrente a un otro (competidor), el cual constituye

    la amenaza. El objetivo de la alta dirigencia es quelos cuadros se sientan orgullosos de trabajar en laempresa.

    13 El trabajo del capitalismo conexionista, caracteri-zado por Boltanski y Chiapello (2002), implica eltrabajo en equipos pequeos pluridisciplinarios,flexibles y autnomos. El equipo es el lugar de laautoorganizacin y el autocontrol. La direccin o,mejor dicho, la coordinacin, orientacin y evalua-cin del rendimiento de estos equipos es realizadapor unos pocos, llamados lderes con visin. Estoslderes visionarios logran que el compromiso, fide-

    lidad y adhesin de los cuadros a las empresas enlas que trabajan, no necesite de la fuerza. Por otrolado, stos otorgan sentido al trabajo.

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    bien comn), entonces se allana el camino parapresentar un interrogante que no podr serresuelta en este trabajo, debido a que requierede un anclaje emprico: Cmo manifiestan los

    cuadros las diferentes formas de justificacindentro de las mismas empresas?15. La litera-tura relacionada al management (gestin deorganizaciones en general y de empresas enparticular) provee a los cuadros de suficientesherramientas de justificacin de la forma deobtencin de beneficios y con el objeto de resis-tir a las crticas (por parte de los subordinados

    y de contextos sociales ajenos a las empresas)a la hora de llevar a cabo las recomendacionesque hacen los textos (generalmente en forma decasos de estudio) para tal propsito.

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    15 Estas justificaciones deben apoyarse en argu-mentos lo suficientemente robustos como paraser aceptados como evidentes por un nmero losuficientemente grande de gente, de manera quepueda contenerse o superarse la desesperanza o elnihilismo que el orden capitalista no deja de inspi-rar igualmente, no slo entre quienes oprime, sino

    tambin, a veces, entre quienes tienen la tarea demantenerlo y, a travs de la educacin, transmitirsus valores (Boltanski y Chiapello, 2002: 46).

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