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57 Creneida, 2 (2014). www.creneida.com. ISSN 2340-8960 Élida Lois, La crítica genética: un marco teórico sobre la disciplina, objetivos y método La Crítica genética: un marco teórico sobre la disciplina, objetivos y método ÉLIDA LOIS CONICET - Universidad Nacional de San Martín Título: La Crítica genética: un marco teórico sobre la disciplina, objetivos y método. Title: The Genetic Criticism: Master Frame, Goals and Methods. Resumen: El primer objetivo de la crítica ge- nética es reconstruir la marcha de la escritura, pero a la vez intenta desentrañar la red de sig- nificaciones que se va configurando; desarrolla para ello dos tipos principales de actividades: la edición genética de textos modernos y el emprendimiento de diversas orientaciones interpretativas. El examen de los procesos es- criturales demuestra que en ese espacio late un perpetuo enfrentamiento entre unidad y diversidad, equilibrio e inestabilidad, y esa oposición dialéctica entre la permanencia y el cambio –inherente de la naturaleza de los procesos culturales– acompaña a los estudios filológicos desde sus orígenes: la crítica genéti- ca puede ser considerada, entonces, un avatar moderno de la Filología. Abstract: The first goal of genetic criticism is to reconstruct the dynamics of writing, but this discipline also tries to unravel the net- work of meanings that builds; for this purpose develops two main types of activities: the ge- netic edition of modern texts and the under- taking of various interpretative possibilities. The work in progress review shows that in this space beats a perpetual conflict between unity and diversity, balance and instability, and that dialectic opposition between permanence and change –inherent nature of the cultural pro- cesses– accompanies philological studies since its inception: genetic criticism then may be considered as one modern avatar of Philology. Palabras clave: Crítica genética, Génesis escri- tural, Ediciones genéticas, Conflictos discursi- vos, Avatar moderno de la filología. Key words: Genetic Criticism, Work in Pro- gress, Genetic Editions, Discursive Conflicts, Modern Avatar of Philology. Fecha de recepción: 8/3/2014. Date of Receipt: 8/3/2014. Fecha de aceptación: 11/4/2014. Date of Approval: 11/4/2014.

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    lida Lois, La crtica gentica: un marco terico sobre la disciplina, objetivos y mtodo

    La Crtica gentica: un marco terico sobre la disciplina,

    objetivos y mtodo

    lida loisconicet - Universidad Nacional de San Martn

    Ttulo: La Crtica gentica: un marco terico sobre la disciplina, objetivos y mtodo.

    Title: The Genetic Criticism: Master Frame, Goals and Methods.

    Resumen: El primer objetivo de la crtica ge-ntica es reconstruir la marcha de la escritura, pero a la vez intenta desentraar la red de sig-nificaciones que se va configurando; desarrolla para ello dos tipos principales de actividades: la edicin gentica de textos modernos y el emprendimiento de diversas orien taciones interpretativas. El examen de los procesos es-criturales demuestra que en ese espacio late un perpetuo enfrentamiento entre unidad y diversidad, equilibrio e inestabilidad, y esa oposicin dialctica entre la permanencia y el cambio inherente de la naturaleza de los procesos culturales acompaa a los estudios filolgicos desde sus orgenes: la crtica genti-ca puede ser considerada, entonces, un avatar moderno de la Filologa.

    Abstract: The first goal of genetic criticism is to reconstruct the dynamics of writing, but this discipline also tries to unravel the net-work of meanings that builds; for this purpose develops two main types of activities: the ge-netic edition of modern texts and the under-taking of various interpretative possibilities. The work in progress review shows that in this space beats a perpetual conflict between unity and diversity, balance and instability, and that dialectic opposition between permanence and change inherent nature of the cultural pro-cesses accompanies philological studies since its inception: genetic criticism then may be considered as one modern avatar of Philology.

    Palabras clave: Crtica gentica, Gnesis escri-tural, Ediciones genticas, Conflictos discursi-vos, Avatar moderno de la filologa.

    Key words: Genetic Criticism, Work in Pro-gress, Genetic Editions, Discursive Conflicts, Modern Avatar of Philology.

    Fecha de recepcin: 8/3/2014. Date of Receipt: 8/3/2014.

    Fecha de aceptacin: 11/4/2014. Date of Approval: 11/4/2014.

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    1. Una teora en construccin

    La crtica gentica es hoy una lnea de investigacin que busca enmar-carse en una semitica de la cultura enfocando los procesos de gestacin de diferentes tipos de procesos creativos, en un arco que abarca tanto las inscripciones significativas en diversos soportes (literatura, teatro, cine, plstica, arquitectura, msica, creacin oral) como las conceptualizacio-nes cientficas1; pero esta corriente surgi en el mbito de los estudios literarios autopostulndose como una rplica simtrica de la teora de la recepcin.

    Louis Hay, uno de sus principales tericos, sostiene que, con su insta-lacin, quedan delimitadas tres etapas en el proceso de la comunicacin literaria: produccin escritural, texto y lectura, y simultneamente, tres abordajes para cada una de esas etapas: la crtica gentica, las teoras so-bre el texto y los estudios acerca de la recepcin2. Pero esta presentacin esquemtica no agota toda la complejidad del fenmeno literario. En pri-mer lugar, porque los tres componentes sealados son interdependien-tes: escritura y lectura son dos caras de un mismo fenmeno (durante la escritura en proceso, el que escribe se lee simultneamente); por otra parte, quien escribe se plantea a la vez las posibles derivaciones textuales e, incluso, la recepcin social presumible. As, es imposible interpretar en profundidad un proceso de textualizacin sin dar cuenta de esa interde-pendencia entre produccin, texto y lectura.

    Ciertamente, esa descripcin sinttica oscurece matices significativos; pero permite, en cambio, recortar un campo de estudios privativo para la crtica gentica: los documentos escritos que, una vez reunidos y clasifica-dos en conjuntos coherentes, constituyen la huella visible de un proceso creativo. Se suele definir esta corriente como el estudio de la prehisto ria de los textos literarios: el desciframiento, anli sis e interpretacin de los

    1 En 2010, los principales exponentes de esta escuela consagraron un nmero de su rgano de difusin (la revista Genesis) a una actualizacin terica: VV.AA., Thorie: tat des lieux, Genesis, 30 (2010), pp. 1-295.

    2 Louis Hay, Nouvelles notes de critique gntique: la troisime dimension de la littra-ture, Texte, 5-6 (1986), pp. 313-328.

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    papeles de trabajo de un autor, de los materiales que preceden a la publi-cacin de una obra presuntamente terminada3.

    La crtica gentica ha nacido de la observacin de cmo los escritores escriben eso que escriben, pero ese recorrido de tan simple caracterizacin (la escritura transcurriendo) entraa una triple mutacin en los estudios literarios: un cambio de objeto de anlisis, un cambio de mtodo y un cambio de punto de vista. Abre, entonces, una nueva va de acceso al fenmeno literario.

    Hay un cambio de objeto de anlisis, que es visible y especfico: se trata de la escritura como etapa central de un proceso creativo que se desarro-lla en el tiempo y se expande por el espacio de la pgina por medio de operaciones que se materializan en inscripciones (pertenezcan o no al lenguaje articulado). Pero los objetos escriturales no son objetos textua-les: el texto es testimonio de una forma, los papeles de trabajo escritural son el testimonio de una dinmica. Por lo tanto, sobre ellos corresponde interrogarse acerca del proceso de produccin del texto y no acerca de la configuracin resultante.

    Ese objeto de anlisis impone, a su vez, un cambio metodolgico: en lugar de enfrentarse con un texto e interrogarse sobre los efectos de lectu-ra, la crtica gentica interroga la escritura desde el movimiento que la ha engendrado y disea herramientas que le permitan abarcar la plenitud de significados potenciales que se suceden durante esa dinmica.

    Esa operacin conlleva tambin un cambio de punto de vista ya que, habiendo renunciado a focalizar la psique del autor, la construccin ofre-cida a la lectura y las reacciones del lector, se define una crtica autnoma centrada en la consideracin de los procesos de escritura en la realidad de su ejecucin y, cuando se trata de manuscritos, en el anlisis de los testi-monios de un trazado escritural.

    La investigacin geneticista se enriquece, en consecuencia, con los aportes de todas las corrientes que se interesan por la produccin del discurso y de las ideas, pero su objetivo no es responder a la pregunta cmo es este producto textual?, sino ms bien plantearse cmo surge el discurso, una cuestin que no es independiente de un momento de la historia cultural en el que se produce un incremento de la reflexin anal-

    3 El concepto de virtualidad textual (al que volveremos) es una de las propuestas tericas de la crtica gentica.

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    tica. En este sentido, la dinmica terica de esta lnea de investigacin es inseparable del proceso histrico en el que se inserta.

    2. Irrupcin de una Crtica gentica

    Dos de sus principales tericos, Louis Hay4 y Jean-Louis Lebrave5, han coincidido en presen tar a la crtica gentica como la resultante de una confluencia de fenmenos culturales que tiene su punto de arranque en-tre fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, y conoce un punto culmi-nante en el ltimo tercio del siglo XX. En esa confluencia van a incidir tres factores: la evolu cin tecnolgica (que posibilita el tipo de cir cula-cin impresa estable que hoy nos resulta familiar)6, la compilacin de grandes colecciones de manuscritos modernos y el desarrollo de la ciencia lingsti ca y de la crtica literaria.

    Junto con una clara distincin entre el texto impreso y el texto manus-crito, surge el concepto de manuscrito moderno, de ndole diferente a la de los manuscritos de circulacin textual, y se crea una pareja de opuestos simtri cos: unos pertenecen al mbito pblico (pasan de mano en mano), los otros al mbito privado (son documentos de un taller de escritura personal). Aparece entonces el concepto de materiales de g-nesis, es decir, todo lo que el texto dej detrs de s (los pre-textos)7.

    4 Louis Hay, op. cit., pp. 313-328.5 Jean-Louis Lebrave, La critique gntique: une discipline nouvelle ou un avatar mo-

    derne de la philologie?, Genesis, 1 (1992), pp. 33-72. Para una informacin general acerca de la crtica gentica, vanse Almuth Grsillon, Elments de critique gntique. Lire les manuscrits modernes, Pars, PUF, 1994; Michel Contat y Daniel Ferrer (eds.), Pourquoi la critique gntique? Mthodes, thories, Pars, CNRS ditions, 1998; Pierre-Marc de Biasi, La gntique des textes, Pars, Nathan Universit, 2000; lida Lois, G-nesis de escritura y estudios culturales. Introduccin a la crtica gentica, Buenos Aires, Edicial, 2001; Daniel Ferrer, Logiques du brouillon. Modles pour une critique gntique, Pars, ditions du Seuil, 2011.

    6 Lebrave sostiene que, contrariamente a lo que podra suponerse dados los siglos transcurridos desde la invencin de la imprenta, hay que esperar hasta fines del siglo XVIII para que la circula cin textual alcance el grado de consolidacin representado por la repro duccin de un texto en miles de ejemplares idnticos. Cf. Jean-Louis Lebrave, op. cit., pp. 42-46.

    7 Adaptacin de avant-texte, concepto fundador de una crtica gentica. Grsillon lo de-

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    Precisa men te, las gran des colecciones de manuscritos modernos que hoy existen se reunieron en el siglo XIX y es sintomtico el gesto especta-cular de Victor Hugo al donar la totalidad de sus manus critos a la Biblio-teca Nacional de Pars. De todos modos, el acto de guardar o compilar un tipo de material que antao se tiraba y que muchos escritores continan desechando no permiti apreciar, de entrada, que cuando la escritura es trabajo de creacin van quedando en el escrito rastros del proceso de produccin de sentido; los manuscritos museificados venan sido tratados como fetiches y se exhiban en vitrinas junto con otros objetos que haban pertenecido al escritor. Los enfoques gen ticos aparecern posteriormen-te, como una consecuencia lgica de la evolucin de las ciencias del len-guaje y de la crtica literaria.

    Con los archivos de la memoria se haba iniciado la tarea filolgica en Occidente desde que Pisstrato encomend registrar los poemas hom-ricos fijando textos que circulaban en versiones orales muy diferentes. Pero el trmino filologa se consolidar, posteriormente, ligado a las investigaciones sobre repositorios de escritura en las que los fillogos de la Escuela de Alejandra definieron de hecho un campo de estudio en trminos de reconstruccin histrica, ya que buscaban recuperar a tra-vs del anlisis de textos antiguos su lengua, su significado y su contexto histrico-social. De este modo, la prctica filolgica como la de toda archivstica emerger tensionada entre dos extremos arriesgados: la in-abarcabilidad y la tergiversacin.

    Durante la primera mitad del siglo XIX, en una poca de notables avances en materia de metodologa cientfica y reflexiones epistemolgi-cas se ir delineando una clara oposicin entre erudicin (enorme masa de datos fragmentarios, heterogneos e inconexos que se enfocan analti-camente) y ciencia (ordenamiento sinttico a partir del cual se organi-zan los datos que a primera vista se ofrecen como desperdigados, dismiles y cambiantes). As, en tanto las lenguas son objeto de estudios histrico-comparativos que haban establecido regularidades enunciables en leyes y abierto el camino hacia la lingstica (que a comienzos del siglo XX

    fine as: ensemble de tous les tmoins gntiques crits conservs dune uvre ou dun projet dcriture, et organiss en fonction de la chronologie des tapes successives (Al-muth Grsillon, op. cit., p. 241). En espaol alternan los trminos pre-texto (el ms usual), antetexto y prototexto.

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    ser entronizada por Saussure como la autntica ciencia del lenguaje), en el campo textolgico Karl Lachmann elabora un mtodo riguroso para reconstruir un texto original perdido valindose del examen analtico de una complicada maraa de post-textos de pocas y lugares diversos.

    La metodologa lachmanniana marc, indudablemente, un ingente es-fuerzo de aproximacin hacia los monumentos literarios de la Antige-dad y del Medioevo, conocidos a travs de un eslabonamiento de copias apgrafas heterogneas; pero la literatura moderna cuenta con materia-les textuales (y a menudo pre-textuales) del autor en cantidad suficiente como para no recaer en fijaciones que despojen a la obra de su vitalidad: los tira y afloja de un escritor que lucha con la palabra para traducir una lengua que todava no existe a una lengua por venir, las fluctuaciones de registro que se adecuan a diferentes estrategias de discurso, la variacin morfo-fontica y lxico-gramatical indisociable de las lenguas vivas no son desviaciones de un rgido esquema preexistente: son la dinmica mis-ma del lenguaje.

    Pero antes de que la filologa alemana y los genetistas textuales propu-sieran dispositivos de lectura de estos complejos procesos, los fillogos se haban interesado por el anlisis de variantes escriturales de autor desde el siglo XVI; en realidad, en una dimensin universal el anlisis gentico se vena realizando cada vez que un lector crtico adverta la existencia de reescrituras del autor en dos o ms versiones (manuscritas o ditas) de un texto y lea en esas reformulaciones significados dignos de ser tomados en cuenta8. Pero si en el caso de la edicin de obras antiguas y medievales el fillogo se encuentra ante la virtual inexistencia de pre-textos y en el caso de ediciones con variantes ese caudal de disimilitudes generalmente permite ser inventariado en notas al pie, cuando se trata de obras contem-porneas de autores que han conservado testimonios de su trabajo escri-tural, puede llegar a darse el caso opuesto: la superabundancia de material

    8 A comienzos del siglo XVI, por ejemplo, Pietro Bembo analiz copias en limpio autgrafas del Canzoniere de Petrarca y coment las numerosas variantes del texto, y desde entonces con marcos tericos diversos, los fillogos italianos prosiguieron con los estudios de variantstica hasta nuestros das. Cf. Mara Teresa Giaveri, La critique gntique en Italie; Contini, Croce et ltude des paperasses, Genesis, 3 (1993), pp. 9-29.

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    pre-textual (hecho que vuelve muy compleja la posibilidad de editar esos materiales en su totalidad).

    A lo largo del siglo XX una serie de corrientes crticas van afinando las tcnicas de lectura: estilstica, formalismo ruso, estructuralismo, nueva crtica, escuela temtica, crtica psicoanaltica, sociologa de la literatura, crtica ideolgica, sociocrtica, teoras de la enunciacin, lingstica del discurso, gramtica del texto, pragmtica, decons truccionismo, semitica (en un abanico que se abre desde la semitica formalista a la semitica de la cultura), etc. Cuando a principios de los setenta alcanzan su apogeo las grandes teoras sobre el texto, aparecen en la escena literaria dos vertientes crti cas: las teoras de la recepcin originadas en medios aca-dmicos alemanes y la escuela de crtica gentica francesa (que acabara por revolu cionar a un tiempo el mtodo histrico-filolgico y la estti ca formalista).

    A fines de la dcada del 60, un equipo del CNRS (Centre Nationale de la Recherche Scientifique de Francia) dirigido por Louis Hay haba co-menzado a analizar los manuscritos de Heinrich Heine, reciente adqui-sicin de la Biblioteca Nacional de Pars. No es casual que las investi-gaciones de un grupo de germanistas dieran origen a la crtica gentica, ya que en Alemania, justamente, empez a consolidarse desde fines del siglo XIX una tradicin editorial crtica de textos contemporneos que intentaba superar por medio de otras alternativas grficas las dificulta-des de lectura impuestas por la consignacin de variantes textuales a pie de pgina9.

    En 1974, Louis Hay fund el CAM (Centre dAnalyse des Manuscrits), que reuni en una misma estructura a los grupos de investigadores de di-versos corpora de manuscritos autorales (fondos Heine, Proust, Zola, Ara-gon, Flaubert, Valry, Nerval, Joyce, Sartre, etc.), que posteriormente se transform en un laboratorio del CNRS y fue rebautizado como ITEM (Institut de Textes et Manuscrits Modernes) en 1982. Desde entonces, el Instituto ha ido convocando a estudiosos de diferentes corrientes crticas y hoy agrupa a centenares de investigadores (franceses y extranjeros) y a dos decenas de equipos; ha continuado profundizando en el estudio de

    9 Almuth Grsillon, op. cit., pp. 180-186.

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    los grandes archivos literarios de los siglos XIX y XX, y ha empezado a explorar autores del siglo XXI10.

    Si bien el concepto de avant-texte categora descriptiva fundadora de una crtica gentica y el empleo de una nueva metodologa en el es-tudio de la gnesis de un poema de Milosz puede datarse en 1972, su creador el psicoanalista y crtico literario Jean Bellemin-Nol habra de encauzar su investigacin teorizando acerca de un enfoque psicoanaltico de la literatura que llam textanalyse11. Por otra parte, si bien ya Roland Barthes haba distinguido entre escritu ra y texto, y Julia Kristeva, entre geno-texto y feno-texto, las investigaciones de los miembros del ITEM terminaran por desplazar el estatuto cientfico del texto para cedrselo a los manuscritos los papeles privados del escri tor y al pro-ceso gentico de su constitucin; por eso las primeras investigaciones fo-calizaran su trabajo en una potica de la escritu ra por oposicin a una potica del texto.

    3. Objetivos de la Crtica gentica

    El primer objetivo de una crtica gentica es reconstruir la marcha de la escritura, pero a la vez se apunta a dar cuenta de los proce sos de simboli-zacin. Siendo su finali dad dar cuenta de una dinmica la de la textuali-zacin en movimiento, desarrolla para ello dos tipos principales de acti-vidades: la edicin gentica de textos modernos y el abordaje de diversas orien taciones hermenuticas.

    As, dentro de esta lnea de investigacin, editar e interpretar pro-cesos de escritura son dos actividades complementarias: editar mate-riales de gnesis representa una propuesta de lectura, pero con ello se est adelantando un primer intento de interpretacin. Y al mismo tiempo, es imposible acceder a la etapa interpretativa sin haber tran-

    10 Jean-Louis Lebrave (op. cit., pp. 33-35) y Pierre-Marc de Biasi (op. cit., pp. 27-28) aportan detalles acerca de la formacin del ITEM. Vase, adems, www.item.ens.fr

    11 Jean Bellemin-Nol, Le texte et lavant-texte. Les brouillons dun pome de Milosz, Paris, Larousse, 1972.

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    sitado por una reconstruccin de la escritura que permita leerla sin dificultad.

    La reconstruccin de un proceso de escritura se materializa en una edi-cin gentica. Y una edicin gentica se define por oposicin a edicin crtica remarcando, en particular, la diferencia de objetivos. En tanto la edicin crtica se propone ofrecer un texto para la lectura, la edicin gen-tica tiene por ob jetivo central hacer leer pre-textos. Se entiende, enton ces, por la categora edicin gentica la que presenta, exhaustivamente y siguiendo el orden cronolgico de su aparicin, los testimonios de una gnesis12.

    Sin embargo, existe un estatuto intermedio. Cuando el proceso re-construido desemboca en un texto13 una configuracin significativa a la cual la firma del autor le confiri ese carcter, pero se desea ofrecer a la lectura un resultado junto con el proceso creativo que condujo a l, la reproduccin de la ltima etapa escritural registrada y su con-frontacin con la dinmica pre-textual toma la forma de una edicin crtico-gentica14.

    Una edicin gentica se postula como la transcripcin de un proceso significativo fracturado y multidimensional que rompe con la ilusin de linealidad a la que nos tiene acostumbrados la letra impresa. Representar ese proceso y facilitar su legibilidad es su finalidad. Y es en este senti do que una edicin gentica pretende ser una mquina de leer los testimo-nios de la arqueologa de una produccin litera ria.

    12 Almuth Grsillon, op. cit., pp. 177-202.13 Un texto no es, indefectiblemente, la etapa final de un proceso de escritura. Muchas

    veces, un autor interviene sobre una obra ya publicada y sus reformulaciones con-vierten un texto en un pre-texto.

    14 Editadas normalmente en papel (aunque a veces complementadas por CD-Roms), las ediciones crtico-genticas suelen asignar la mitad o dos tercios de la pgina a la edicin crtica del texto, consignando al margen, en cuerpo menor, las reescrituras. La literatura latinoamericana cuenta, en esta lnea, con un acervo paradigmtico de ms de medio centenar de volmenes: la Coleccin Archivos, producida en un laboratorio dependiente del ITEM-CNRS, primero en la Universidad de Nanterre y actualmente en la Universidad de Poitiers, y editada durante ms de dos dcadas en Madrid y actualmente en la ciudad de Crdoba de la Repblica Argentina. http://www.mshs.univ-poitiers.fr/crla/contenidos/Archivos/accueil.html

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    Hay tres tipos principales de ediciones genticas: las ediciones facsimi-lares, las ediciones genticas propiamente dichas (que todava hoy siguen siendo las ediciones en soporte-papel)15 y las ediciones genticas en sopor-te electrnico (que estn incrementndose progresivamente)16.

    La reproduccin del manuscrito mismo representa el medio ms expe-ditivo para adquirir informacin sobre l, ya que permite tomar contacto con rasgos reveladores que el aparato crtico no consigna: distribucin de bloques de escritura en el espacio, diagramacin, direccionalidad, duc-tus17, trazos reveladores de ritmos de escritura y de estados de nimo, grficos, dibujos, etc.18 Frente a la sofisticacin de los aparatos de varian-tes con su sobrecarga de signos diacrticos, el facsmil emerge una y otra vez; no caben dudas acerca de lo dificultoso que resulta descodificar los signos que indican supresiones, alternancias, agregados en distintas posiciones y en diferentes etapas de revisin.

    Dentro de esta lnea, constituye un modelo en su gnero la edicin de un embrin textual de Rayuela de Julio Cortzar (que incluye, adems, otros materiales prerredaccionales), en donde el Estudio preliminar y la anotacin de Ana Mara Barrenechea iluminan los caminos a veces azarosos y siempre apasionantes de la produccin textual19. Aunque no pueda ser catalogada como una edicin gentica stricto sensu porque no se transcriben integralmente todos los manuscritos conservados (s se trans-

    15 La aclaracin en soporte-papel parece ociosa dentro de lo que es todava hoy el pano-rama editorial; pero el concepto se opone a edicin en soporte electrnico (o sobre pantalla), tipo permanentemente en vas de desarrollo, que est destinado a constituir-se en la edicin gentica del futuro.

    16 En las bibliografas difundidas por el rgano oficial del ITEM, puede consultarse la lista de las ltimas ediciones genticas publicadas. En Genesis, 30 (2010), pp. 285-286, se registran 29 trabajos editados durante el bienio 2008-2009; casi todos ellos fueron publicados en Francia, lo que constituye una muestra de la vitalidad de los estudios geneticistas en ese pas.

    17 Almuth Grsillon, op. cit., p. 243, define ductus en estos trminos: trajet de la main qui conduit le trait; impulsion personnelle donne au trac des lettres; variable selon ltat physique et psychique du scripteur.

    18 Obviamente, a medida que la tecnologa va relegando la intervencin manual cam-bia la naturaleza de estos documentos y se van difuminando estas proyecciones del scriptor.

    19 Ana Mara Barrenechea, Cuaderno de bitcora de Rayuela de Julio Cortzar, Buenos Aires, Sudamericana, 1983.

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    criben los segmentos analizados en el estudio), este trabajo es un ejemplo paradigmtico de la fun cionalidad del facsmil y de la relevancia de la anotacin cuando se emprende la tarea de hacer leer gnesis. Por otra parte, el progreso de la tcnica ha permitido mejorar notablemente la calidad de las imgenes y con ello hay otra razn ms para revitalizar estas reproducciones20.

    Lo que hoy se considera una edicin gentica propiamente dicha es el resultado de un trabajo de investigacin y debe constar de las siguientes partes:

    - Transcripcin de todos los documentos genticos de una obra por orden cronolgico (incluidas las notas de documentacin, los planes y los bosquejos). La representacin de un proceso de escritura (que se ca-racteriza en trminos de linealidad interrumpida) define una edicin gentica propiamente dicha.

    - Notas crticas acerca de los aspectos que no son directamente apre-hensibles para el lector (porque no se incluyen facsmiles o porque no pueden apreciarse en la reproduccin por ejemplo, informacin sobre los materiales de soporte y escritura, o sobre rasgos e intensidad del tra-zado), as como toda indicacin relacionada con la gnesis que el editor considere til.

    - Un estudio preliminar en el que se describa el corpus gentico, se in-forme sobre su localizacin y sus caractersticas materiales, y se expliciten sus etapas distinguibles. Es imprescindible que este marco informativo incluya la consideracin de documentos paratextuales: peritexto (ttulos, ordenamientos, epgrafes, prlogos, notas) y epitextos (correspondencia y otros testimonios sobre la escritura, sean del autor o de terceros).

    Indudablemente, estas ediciones constituyen repertorios de informa-cin destinados a especialistas y su lectura puede resultar dificultosa21.

    20 En este terreno, se destacan las ediciones facsimilares de los Cahiers de Valry y las de pre-textos de Joyce (que ocupan 55 volmenes). Cf. Paul Valry, Cahiers, Paris, CNRS, 1957-1961; y The James Joyce Archive, New York-London, Garland, 1963-1977, vols. 1-55.

    21 Grsillon aporta informacin detallada sobre varios emprendimientos de este tipo. Cf. Almuth Grsillon, op. cit., pp. 189-199.

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    De todas maneras, la pretensin de exhibir una compleja sucesin de procesos recursivos que desarticulan la linealidad del lenguaje slo puede volcarse en una edicin gentica electrnica, ya que el hipertexto infor-mtico constituye per se un modo de edicin al servicio de un discurso no secuencial. La totalidad del dossier gentico es, en este caso, un hipertexto, un con junto de documentos totalmente disponibles dentro de la memo-ria de la computadora y activables sobre la pantalla con el objeto de re-construir la dinmica misma de la escritura, el movimien to que ninguna edicin en papel puede reproducir.

    Una vez archivada la informacin, se la puede hacer circular en todas las direcciones imaginables. Se puede hacer desfilar en orden cronolgico todas las sinopsis de partes de una obra, o comparar un bosquejo con su textualizacin o la primera redaccin de un pasaje con la ltima, o cotejar la fase x con la fase x, o desplegar el abanico completo de una gnesis, o reunir todas las ocurrencias de una palabra-clave para observar sus contextos. Adems, es posible incorporar a la pantalla informacin ex-tratextual aclaratoria: marco histrico, intertexto cultural, paratexto (por ejemplo, comentarios del propio autor o de terceros), reformulaciones (adaptaciones, traducciones), etc. Por otra parte, a estas posibilidades ya de por s cuantiosas, se aaden otros aportes de la informtica: las edi-ciones multimedia, en las que no se trata tan solo de reproducir textos, tambin es posible reproducir imgenes y sonidos vinculados al proceso creativo o a su recepcin22.

    4. Innovaciones metodolgicas

    En tanto los estudios genticos interrogan la escritura desde el movimien-to que la va engendrando, pretendiendo abarcar la plenitud de significa-dos potenciales que se suceden durante esa dinmica, imponen el desa-rrollo de metodologas especficas para cumplimentar la fase heurstica de una investigacin (que si bien provienen de una matriz filolgica, han tenido que proponer nuevas categoras descriptivas para dar cuenta de la etapas del proceso de textualizacin y de la operacin reescrituraria) y

    22 Ibdem, pp. 199-202. Vase tambin Paolo DIorio, Quest-ce quune dition g-ntique numrique?, Genesis, 30 (2010), pp. 49-53.

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    procedimientos analticos que conduzcan a la fase hermenutica, ya que slo en funcin de una interpretacin del proceso escritural reconstruido puede hablarse de una autntica crtica gentica.

    En consonancia con la naturaleza de su objeto de anlisis, la crtica gentica desarrolla una metodologa de raigambre filolgica encaminada a enfocar la materialidad, la forma y la modalidad de la escritura (papeles, tintas, gra fas, rasgos simples, trazado, ductus, diagramacin, ritmos). As, sus principales innovaciones tcnicas se concentran en su fase heurstica, que impone el relevamiento de un corpus dinmico en el que ser necesa-rio deslindar mltiples dimensiones diacrnicas: en primer trmino, la de las etapas de un proceso de produccin encaminado hacia una hipottica desembocadura textual, y dentro de cada una de ellas, las sucesivas cam-paas de reescritura, en tanto que paralelamente se impone la descripcin de una operatoria mltiple y heterognea. El hecho de focalizar la din-mica escritural conduce a la crtica gentica a la postulacin de categoras descriptivas y procedimientos de elucidacin ad hoc: una vez relevado un corpus documental se impone el reconocimiento de etapas genticas en tanto que, dentro de cada una de ellas, debe ser reconstruido el proceso de escritura particular.

    La reconstruccin de esa dinmica presupone la constitucin de un dossier gentico (el conjunto material de documentos de ese proceso que ha sido posible reunir y clasificar). No se trata tan solo de material prerre-daccional, redaccional y editorial de la trayectoria escritural misma; inte-resan tambin (aunque tengan carcter complementario) los documentos que aportan informaciones exteriores a la gnesis pero valiosas para el analista (biblioteca personal del escritor, correspondencia u otros escritos en los que se hable del proceso creativo, contratos de edicin, archivos personales y otros materiales testimoniales: dibujos, fotos, entrevistas, vi-deos, films, etc.).

    Con respecto al deslinde de etapas escriturales, la primera distincin que se impone es la de una gentica prerredaccional (etapa anterior al co-mienzo de un proceso de textualizacin) y una gentica redaccional (etapa en la que la escritura se encamina directamente a textualizar); adems, en el itinerario gentico redaccional, generalmente se advierten marcadas diferencias entre una gentica de manuscritos y una gentica editorial.

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    La didctica de la redaccin y los manuales de correccin de estilo han venido insistiendo en progresiones del tipo planificacin, redaccin (con su tradicional subdivisin en comienzo, desarrollo y acaba-miento) y publicacin (con sus clsicas operaciones de acondiciona-miento); no obstante, los dossiers genticos ms nutridos y complejos muestran que esas etapas, que pueden sucederse en un proceso indivi-dual, se desarticulan al considerar globalmente un itinerario escritural: al igual que la escritura en proceso, la historia de la dinmica textual de una obra no es lineal.

    Algunas veces, en medio de un proceso de textualizacin avanzada, se emprenden procesos de documentacin o se incorporan testimonios reu-nidos posteriormente; otras, se decide retocar o recomenzar planificacio-nes generales23. Otras veces, se reformula una versin dita hasta el punto de convertirla en forma regresiva y comparativamente en un verdadero borrador24. Incluso, a partir de una prueba de pgina o una versin dita, un autor puede lanzarse a recuperar etapas primigenias de su pro-duccin escritural: es el caso de la novena edicin de El gaucho Martn Fierro, para cuya preparacin Jos Hernndez retoma caractersticas so-ciolingsticas de los primeros estadios escriturales, consulta para ello el manuscrito ms antiguo que conserva y repone muchos de sus versos25.

    La crtica gentica se ha fijado como objetivo esencial la reconstitu-cin de la etapa pre-textual a partir de manuscritos y en este espacio ha desplegado, particularmente, su repertorio terico-metodolgico. Es bien

    23 Inmerso en el proceso de textualizacin de su novela La traicin de Rita Hayworth, Manuel Puig rehace continuamente la planificacin general en listas de ttulos con-notativos o de identificaciones instrumentales de los captulos. Cf. Graciela Gold-chluk, Esquemas narrativos, en Materiales para La traicin de Rita Hayworth, ed. Jos Amcola, La Plata, Ediciones especiales de la Revista Orbis Tertius, Universidad Nacional de La Plata, pp. 373-402.

    24 Despus de la publicacin del cuento Estreno (que abre la galera de relatos que componen La guerra gaucha), Leopoldo Lugones comienza a reformularlo, hace una nueva copia en limpio manuscrita en la que finalmente no queda casi ningn pasaje sin modificaciones; as, las reescrituras y reestructuraciones convierten esa copia en limpio en un nuevo borrador. Cf. lida Lois, Construccin de una autoridad lite-raria y tematizacin del autoritarismo, op. cit., pp. 103-116.

    25 Jos Hernndez, Martn Fierro, ed. crtico-gentica lida Lois, Pars-Madrid, Colec-cin Archivos, 2001, pp. LXIII-LXVI.

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    sabido, sin embargo, que a menudo pueden rastrearse importantes inno-vaciones en etapas posteriores (sobre copias dactilografiadas o impresas, en pruebas de imprenta, a travs de versiones ditas sucesivas); pero es in-dudable que entre el manuscrito y lo impreso para ser difundido se cruza la brecha entre el mundo privado y el espacio pblico, y la transposicin de ese lmite constituye un hito remarcable en el proceso de la comunica-cin literaria. De todos modos, no siempre es posible trazar una frontera ntida entre esos dos mbitos: su interaccin opera notoriamente en el proceso escritural mismo (muchas reescrituras obedecen a la anticipacin in mente de una presunta recepcin), en tanto que algunos escritores al-canzaron fama (particularmente entre los editores) por su compulsin a reescribir sobre las pruebas de pgina transformndolas en autnticos borradores26.

    Con las limitaciones remarcadas, los materiales de gnesis escritural se dividen en tres gran des categoras:

    - materiales prerredaccionales,- material redaccional,- versiones ditas sucesivas con reescrituras27.

    En la etapa prerredaccional se producen pre-textos preparatorios, es de-cir, anteriores al comienzo de la tex tualizacin y, en los escritores que tienden a programar la marcha del proceso escritural28, este estadio cons-

    26 En este sentido, son proverbiales los casos de Honor de Balzac y de Benito Prez Galds.

    27 De Biasi distingue cuatro etapas genticas porque deslinda una fase preeditorial (Pierre-Marc de Biasi, op. cit., pp. 29-40). Es cierto que al margen de la existencia de excepciones como las ya comentadas en lneas generales se observa en la prepa-racin del material destinado a la imprenta un predominio de retoques en funcin de alguna hiptesis textual que ya ha guiado el acabado del original. Pero, justamen-te porque las reescrituras de esta etapa no suelen diferenciarse sustancialmente de las que se han llevado a cabo en la(s) ltima(s) copia(s) en limpio, este estadio no parece alcanzar una autntica autonoma escritural; adems, a veces ese tipo de retoques caractersticos se prolonga en la etapa editorial.

    28 Louis Hay distingue dos tipos fundamentales de escritura literaria: la escritura pro-gramada (criture programme) y la escritura pulsional (criture processus). Se trata de dos modos diferentes de encarar la dinmica escritural: el primero, a partir

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    tituye el ncleo generador primario de ese proceso. Las operaciones de bsqueda de materiales, exploracin y preparacin pasan aqu a primer plano; pero esto no significa postular que constituyan rasgos privativos de la etapa, ya que pueden reaparecer en todas las instancias posteriores (incluso a partir de un texto editado).

    Esta etapa puede estar precedida por investigaciones preliminares (por ejemplo, documentacin histrica, geogrfica, lingstica, de usos y cos-tumbres, etc.) y proyectarse en anotaciones y reflexiones crticas acerca del material reunido; puede, tambin, expresarse en estudios exploratorios.

    Los pre-textos ms caractersticos de este estadio son de ndole instru-mental: planes, croquis (a veces con grficos y dibujos, por ejemplo, en funcin de una descripcin o de un desarrollo de acciones), bosquejos, esquemas argumentales, guiones, listas de palabras clave (ttulos, temas, personajes, ambientes, atmsferas, smbolos), cronologas, genealogas, notas dispersas (ideas, comentarios), esbozos de redaccin (comienzos, pasajes sueltos), etc.

    Distinguir los materiales prerredaccionales de los redaccionales no implica desechar hbridos: por ejemplo, planes que contienen embrio-nes textuales o que intercalan segmentos de textualizacin. Tambin se mueven en un terreno medianero las salidas truncas. Comienzos aban-donados o textualizaciones incompletas pueden retomarse ms adelante (incluso muchos aos despus): a veces a partir de la pieza dejada de lado, a veces sin tenerla a la vista.

    Otro caso especial constituyen las anotaciones metaescriturarias, en las que un autor comenta su propia produccin o se da instrucciones a s mismo, ya que pueden funcionar o no como nuevos pre-textos prepa-ratorios.

    La etapa redaccional, por su parte, es el mbito de los pre-textos pro-piamente dichos, es decir, de la escritura ya directamente encaminada a textualizar (embriones textuales, borradores sucesivos, copias en limpio

    de una documentacin y una planificacin rigurosas (Zola es un ejemplo paradig-mtico); el segundo, sumergindose en el flujo escritural sin esquemas previos (as escriban Stendhal y Kafka, aunque lanzndose a nuevas campaas escriturales a par-tir de relecturas). De todas maneras, la mayora de los escritores suele combinar los dos estilos de produccin literaria segn las circunstancias de cada proceso creativo. Cf. Louis Hay, op. cit., pp. 313-328.

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    (que tambin pueden sucederse), originales destinados a la impresin, prue bas de imprenta con correc ciones, etc.

    Los borradores manuscritos, normalmente el espacio de mayor espesor conflictivo (con sus vacilaciones, su planteamiento de alternativas, sus marchas y contramarchas, sus zigzagueos y sus crculos), constituyen el objeto de anlisis preferido por el geneticismo. De su examen ha surgido la concepcin del trabajo de escribir en trminos de tensin y recursivi-dad, y los mayores desafos tericos, metodolgicos y hermenuticos a los que se enfrenta la crtica gentica.

    Pero si bien la crtica gentica privilegia el trabajo sobre manuscritos, en algu nos casos las transformaciones a las que un autor somete las su-cesivas ediciones de sus textos permiten seguir la gnesis de una obra a travs de variacin dita. En estos casos, puede decirse que las reescrituras conocen una etapa editorial.

    Si bien las variantes que se observan en reediciones a menudo revisten el carcter de retoques (ajustes de cabos sueltos), no faltan versiones su-cesivas intensamente reescritas. La tercera versin de Los misterios del Pla-ta de Juana Manso, por ejemplo, no podra publicarse en una columna junto a cualquiera de las dos versiones anteriores en una edicin gentica que buscase facilitar el cotejo textual, a tal punto ha sido reformulado el relato a pesar de mantener la secuencia argumental29. Tampoco las reescrituras que Borges realiz sobre las reediciones de sus tres primeros poemarios (Fervor de Buenos Aires, Luna de enfrente y Cuaderno San Mar-tn) se limitan a retoques: van componiendo un trnsito de pticas, de valores, de poticas, de retricas, de estticas, y tampoco desconocen la contradiccin; simultneamente, nuevos prlogos pretenden manipular la interpretacin del lector30.

    Debe tomarse en cuenta, al respecto, que el peritexto suele moverse conjuntamente con el texto, mostrando que tambin cambian esas pis-tas acerca de cmo debe leerse un texto que el autor esparce en prlogos, dedicatorias, ttulos, subttulos, epgrafes, notas, eplogos, apndices. En

    29 lida Lois, Juana Manso, puente entre dos culturas: la edicin gentica bilinge de Los misterios del Plata ideada por Paul Verdevoye, Ro de la Plata, 28 (2005), pp. 197-210.

    30 lida Lois, La dialctica cambio-permanencia en la reescritura de poemas del primer Borges, en VV.AA., Borges, Buenos Aires, Biblioteca del Congreso de la Nacin, 1998, pp. 101-118.

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    las recopilaciones de poemas o de relatos, por otra parte, el cambio de orden de las piezas puede ser tan significativo como las supresiones y los agregados.

    En suma, si bien como se ha dicho no debe olvidarse que la serie de tres etapas sealada puede alterar esa linealidad que la lgica pretende imponer a la temporalidad histrica, no caben tampoco dudas acerca de que cada una de ellas est marcada por una operacin predominante (aunque no le sea privativa): las actividades preparatorias de un proceso de escritura (fundamentalmente, documentacin y planificacin) en la etapa prerredaccional, el vaivn escritura-reescritura / lectura-relectura de la tex-tualizacin en proceso en la etapa redaccional y la reconstruccin textual en la etapa editorial (ya que en este estadio al investigador se le presenta la oportunidad de confrontar textos sucesivos ntidamente fijados para su publicacin y esta posibilidad caracteriza la dinmica de este estadio escritural). Es con una orientacin simplificadora, entonces, que pueden distinguirse una gnesis de proyectos escriturales, una gnesis escritural y una gnesis editorial.

    La linealidad del lenguaje, directamente aprehensible en la cadena so-nora y en la materialidad de los renglones impresos, se desarticula en la escritura en proceso: como se ha dicho, la escritura es reescritura y des-cribe una progresin que la crtica gentica debe reconstruir.

    En los estudios genticos, la reescritura se define como la actividad escritural que vuelve sobre lo ya escrito (ya se trate de palabras, frases, p-rrafos, captulos o textos enteros) para reformularlo31. As, la reescritura se ofrece como una combinatoria de operaciones mltiples y heterogneas: reemplazos verticales o lineales al correr de la pluma, desplazamientos, expansiones, yuxtaposiciones, interpolaciones, reducciones, supresiones, interrupciones momentneas o permanentes, conexiones, desgaja-mientos, intersecciones, etc. En cuanto a la consignacin de alternativas posibles, representan planteamientos de sustitucin no consumados.

    Las distintas operaciones se entrecruzan a travs de los ejes del sin-tagma y del paradigma, que resultan insuficientes para dar cuenta de las relaciones oblicuas que las encadenan y las desvinculan continuamente. Cada operacin de reescritura es un indicio susceptible de ser interpreta-

    31 Almuth Grsillon, op. cit., p. 295.

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    do; pero, sin negar que existen casos de reescrituras aisladas u ocasionales cargadas de valor indicial, en principio son las redes de relaciones las que sustentan las construcciones crticas ms slidamente fundamentadas.

    Con respecto a las tachaduras, interesa distinguir las que cumplen una funcin eliminatoria y las que suprimen elementos para sustituirlos por otros, ya que imponen diferentes interrogantes: por qu se desechan de-terminados elementos? Por qu se reescriben determinadas secuencias?

    Interesa tambin analizar la naturaleza de las interrupciones: los co-mienzos abortados, los cortes ocasionales o motivados, las secuencias definitivamente interrumpidas y las diferidas (las que se retoman poste-riormente). Hay que diferenciar, por otra parte, las interrupciones del in-acabamiento (la falta de continuacin de un proceso que puede responder tanto a circunstancias fortuitas como a desinters por su prosecucin).

    As, en este tipo de anlisis van surgiendo nuevas categoras concep-tuales, resultado de una pragmtica de la escritura en proceso: como la distincin entre espacios variantes y espacios invariantes (masa escritural conservada a lo largo de sucesivas reformulaciones), ya que, apuntando a la interpretacin global de un proceso de escritura, hay que tomar en cuenta tanto lo que se modifica como lo que se conserva.

    En los espacios variantes, es importante distinguir entre variantes de escritura (las que surgen al correr de la pluma y se reconocen porque se escriben en la lnea escritural despus de una tachadura) y variantes de lec-tura (las que surgen en una lectura posterior a la que acompaa el proceso escritural y se observan en interlineado, o se extienden por los mrgenes o dorsos, o exigen soportes suplementarios). La ubicacin y la distribu-cin de las variantes de lectura (tambin la intensidad o el color de la tinta) informan sobre la temporalidad y las caractersticas del proceso de reformulacin (la presencia de una o ms campaas de reescritura, por ejemplo). Es significativa, adems, la extensin de las variantes (palabras, frases, pasajes, captulos) y su funcin lingstica (elementos lexicales, construcciones gramaticales, conectores oracionales, operadores pragm-ticos, modalizadores).

    Tambin es importante distinguir entre las variantes puntuales y las variantes ligadas (stas se integran en redes de relaciones ms complejas que es necesario establecer para desentraar los significados de las rees-crituras).

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    Desde ya, todas las categoras descriptivas se combinan: importa, por ejemplo, relacionar el tipo de reescrituras y la etapa escritural (puede re-escribirse un plan reinstalando una fase preparatoria en la etapa redaccio-nal, pueden recomenzarse textualizaciones en la etapa editorial).

    Por ltimo, no puede olvidarse que el examen de trabajo escritural manuscrito es una entrada en la vida privada de un escritor que ha tenido contacto corporal con la tinta y el papel; as, la premura o la detencin, el nerviosismo o la distensin, la firmeza o las vacilaciones del ductus, o la intensidad de una inscripcin, son indicios interpretables no slo de estados de nimo sino tambin de actitudes ante el proceso creativo.

    5. La interpretacin del proceso escritural

    En su primera dcada de investigaciones, la crtica gentica de la escuela francesa no slo insisti en deslindar un campo de estudios privativo (la escritura en proceso), privilegi tambin el enfoque de un mtodo que denomin potica de la escritura. En estos trminos caracteriz Le-brave una competencia especfica cuando, respondiendo a la pregunta que haba formulado en el ttulo de uno de los artculos fundadores de esta escuela (La critique gntique: une discipline nouvelle ou un avatar moderne de la philologie?), sostena que haba irrumpido en el campo de los estudios literarios una nueva disciplina que se independizaba total-mente de los dominios de la filologa32.

    Consideramos, por el contrario, que la filologa es una ciencia en mo-vimiento perpetuo y el geneticismo textual practicado sobre manuscritos modernos uno de sus avatares. La materialidad y la operatoria de la escri-tura estn atravesadas de historicidad y nunca podrn ser autnticamente interpretadas sin dar cuenta de esa condicin. Indudablemente, la His-toria no ofrece una clave preexistente para la interpretacin de dinmicas textuales y la garra invisible de la ideologa dominante no abre todas las puertas de acceso a la complejidad de un proceso de simbolizacin; en otras palabras, as como la gnesis escritural no es un recorrido predeter-minado que desemboca en un texto, tampoco es una funcin mecnica

    32 Jean-Louis Lebrave, op. cit., pp. 70-72.

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    de procesos histricos o de condicionamientos ideolgicos. No obstante, tampoco puede dejar de sealarse la existencia de campos de interaccin entre lo literario y lo social, y as como la compleja maraa de imbrica-ciones que se teje y desteje durante los vaivenes de las reescrituras no obe-dece a una sola lgica, tambin se interrelaciona con mltiples factores histricos.

    En la considerable masa documental analizada ya por la crtica genti-ca, la escritura se exhibe como un conjunto de procesos recursivos en los que escritura y lectura entablan un juego dialctico sostenido que rompe con la ilusin de una marcha unidireccional: escritura resulta ser sin-nimo de reescritura, y este objeto redescubierto por el geneticismo, en tanto soporte material e intelectual de la cultura, recoge en su interior las tensiones del proceso social en el que est inmerso. As, las fluctuacio-nes de la escritura son descritas como el resul tado de tensiones en las que se enfrentan programas vs improvisaciones pul sionales, la adhesin a lo establecido versus la voluntad de innovar, y otras indecisiones y titubeos que hacen de los papeles de trabajo escritural un lugar de conflictos discursivos. En su modo peculiar de avanzar, la escritura se revela regida por cdigos sociolingsticos y estticos, y por otras constricciones cultu-rales; su sustrato ideolgico se integra, entonces, en ese espacio comple-jo que Michel Foucault ha denominado formacin discursiva, y en el interior de una formacin discursiva la escritura se correlaciona con las formaciones sociales.

    Por otra parte, la etapa final de un proceso textual es vista como una ms entre otras; a lo sumo, como el producto especfico de un conjunto de tendencias, pero jams como un resultado inevitable. Sin embargo, la intuicin de los poetas se haba adelantado a esa percepcin de la vir-tualidad textual, como la de Jorge Luis Borges (entre otros), que escri-bi en 1932 en su ensayo Discusin: no puede haber sino borradores. El concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religin o al cansancio33.

    De todas maneras, aunque sin dejar de reivindicar la delimitacin de un campo de indagaciones especfico (las reescrituras de manuscritos mo-dernos) y privilegiando siempre la esttica de los procesos creativos y la

    33 Jorge Luis Borges, Las versiones homricas, en Obras completas, Buenos Aires, Eme-c Editores, I (1923-1949), 1974, p. 239.

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    historia de las prcticas escriturales, los miembros ms conspicuos del ITEM han reconocido la legitimidad de otras perspectivas. Louis Hay considera que las indagaciones ideolgicas, sociolgicas e historiogr-ficas se vinculan con una larga tradicin de controversias acerca de las relaciones entre procesos de simbolizacin y sociedad, y sostiene que la crtica gentica las ha provisto de nuevos materiales (nuevos campos de batalla)34.

    Almuth Grsillon y Pierre-Marc de Biasi, por su parte, no han dejado de incluir en sus visiones panormicas del geneticismo las diversas orien-taciones hermenuticas. De Biasi, por ejemplo, no slo toma en cuenta la potica de la escritura sino tambin la exploracin de reescrituras em-prendida por la lingstica, el psicoanlisis, la fenomenologa, la historia, la sociocrtica, la crtica temtica, la crtica biogrfica y la crtica autobio-grfica35. Grsillon, por su parte, ha condensado en la expresin lire tous les sens las mltiples perspectivas de anlisis a las que se abre la gnesis escritural36.

    En suma, el examen de los procesos escriturales demuestra que en ese espacio late un perpetuo enfrentamiento entre unidad y diversidad, equi-librio e inestabilidad, permanencia y cambio, un campo de tensiones que ya poda presentirse en el ambiguo planteamiento del conflicto entre es-critura vs oralidad y entre memoria escritural vs que hace Platn en su obra ms hermtica, el Fedro (donde ese punto de inflexin de un proceso cultural que puede asociarse al nacimiento de la filologa se vincula al famoso mito del viaje del alma al reino de las ideas puras)37. As, desde los mitos de los orgenes hasta el concepto de hipertexto en cuya postulacin confluyen la teora literaria y la informtica, esa oposicin dialctica entre la permanencia y el cambio inherente a la naturaleza de los procesos culturales signa un campo donde la Filologa muere y rena-ce como una suerte de Ave Fnix.

    34 Louis Hay, Critiques de la critique gntique, Genesis, 6 (1994), pp. 11-23.35 Pierre-Marc de Biasi, op. cit., pp. 84-103.36 Almuth Grsillon, op. cit., p. 141.37 Derrida ha analizado la ambigedad esencial de ese pasaje del Fedro desde la ptica

    de una metafsica de la escritura (Jacques Derrida, La Dissmination, Paris, di-tions du Seuil, 1972).