07 03 Ana Maria Llamazares

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    Mg. ANA MARA LLAMAZARES

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    Occidente Herido: El PotencialSanador del Chamanismo en el MundoContemporneo1

    Resumen

    Este artculo brinda una introduccin general al chamanismo, una delas vas de conocimiento espiritual ms antigua y universal, situandoel tema en la perspectiva de la crisis contempornea y las heridas

    de Occidente.

    Se incluye una breve caracterizacin general del chamanismo suantigedad, la diversidad de sus manifestaciones, los principalestemas que, como constantes trans-culturales, permiten describir sucosmovisin, sus prcticas y rituales, as como la vigencia de estalarga tradicin de sabidura.

    Se enfoca especialmente en el tema de la curacin chamnica tra-tando de revisar el concepto clsico de ecacia simblica de Lvi-Strauss a la luz de las nuevas concepciones energticas de la salud

    que nos aportan los nuevos paradigmas de la ciencia holstica msreciente.

    Se proporcionan tambin algunos elementos epistemolgicos parareexionar sobre la naturaleza y el origen del padecimiento fsicoy anmico que hoy sufrimos en el mundo contemporneo -las he-ridas occidentales-, as como sobre las posibilidades de su alivio ycuracin a la luz del conocimiento chamnico y sus proyeccionesactuales.

    En este sentido, se evocan dos guras mitolgicas que provienen de

    la propia tradicin occidental: Dionisos y Quirn. Ambos encarnanel principio inicitico por excelencia del destino chamnico, y deesta manera, nos recuerdan que esta visin del mundo tambin estinscripta en nuestra propia tradicin occidental.

    Palabras clave: Crisis contempornea, chamanismo, plantas sagra-das, ecacia simblica

    1 Versin original en espaol del artculo Wounded West. The Healing Potentialof Shamanism in Contemporary World, publicado en ReVision, Journal ofConsciousness and Transformation Vol. 32 (2) 2011, San Francisco (EEUU).Traduccin de Ana y Ramiro Morales.

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    Injured West: The Healing Potential ofShamanism in the Modern World

    Abstract

    This article brings up an introduction to shamanism, placing this sub-ject in a larger scope, that of the global contemporary crisis and theWestern wounds. It presents a general outlook of the main trans-

    cultural shamanic features; focusing on the cure process, revisitingLvi-Strauss concept of symbolic efcacy in the light of healingconceptions involved in new holistic science. Also provides episte-mological elements to reect upon the physical and psychologicalsuffering that we endure in Western societies, as well as the possi-

    bilities of their relief the light of shamanic knowledge and its presentprojection. Two classical mythological characters are evoked: Dio-nysus and Chiron. Both embody the initiation principle par excel-lence of shamanic fate, and thus remind us that this worldview isalso rooted in our own Western tradition.

    Keywords: Contemporary crisis, Shamanism, Sacred plants, Sym-bolic efcacy

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    Introduccin

    El chamanismo es un conocimiento antiqusimo y universal, que seha desplegado en sociedades muy diversas, desde los cazadores-re-colectores paleolticos hasta sociedades sedentarias y agrcolas mscomplejas. Ha logrado perdurar en la mayor parte de las comuni-

    dades indgenas actuales e incluso readaptarse en lo que hoy en da,dentro de la sociedad occidental contempornea se denomina comoneochamanismos.

    Uno de los temas fundamentales del conocimiento chamnico es elque se relaciona con la capacidad para realizar curaciones tanto deenfermedades fsicas como de trastornos del espritu. Esta cualidadteraputica del chamanismo, basada en una concepcin integral ymultidimensional de la realidad, de la persona y la salud, es la queseala su potencial sanador y su poder espiritual. Esto es justamente

    lo que promueve hoy en da, el resurgimiento del inters sobre elchamanismo, un fenmeno que trasciende lo acadmico y concita lasinquietudes de un pblico mucho ms amplio, pues es un campo quetiene una gran proyeccin y potencialidad para reexionar y actuarsobre los problemas contemporneos.

    En las ltimas dcadas, el chamanismo ha recibido tambin un cre-ciente inters por parte de los estudios antropolgicos y de algunamanera, quisiera contribuir a su comprensin. Con este propsito,en este artculo incluyo una breve caracterizacin general del cha-manismo su antigedad, la diversidad de sus manifestaciones, los

    principales temas que, como constantes trans-culturales, permitendescribir su cosmovisin, sus prcticas y rituales, as como la vigen-cia de esta larga tradicin de sabidura. Me detendr especialmenteen el tema de la curacin chamnica tratando de revisar el conceptoclsico de ecacia simblica de Lvi-Strauss a la luz de la nuevaconcepcin energtica de la salud que nos aportan los nuevos para-digmas de la ciencia holstica ms reciente.

    Simultneamente quiero situar el tema en la perspectiva de la cri-sis contempornea, para lo cual intentar brindar algunos elementos

    para reexionar sobre el potencial sanador del chamanismo y su vi-gencia en la sociedad contempornea.

    Debido al proceso global de occidentalizacin que ha sufrido el pla-neta en los ltimos siglos, hoy los padecimientos nos alcanzan a to-dos, occidentales y no occidentales. Aunque no de la misma maneray con la misma intensidad, nos alcanzan a todos. Y as como es uncompromiso global encontrar salidas a la crisis ambiental, econmi-ca, social y tica, tambin es una necesidad de todos y cada uno denosotros encontrar vas de sanacin. Sanacin del planeta y su bio-

    diversidad. Sanacin de las sociedades y las economas. Sanacin de

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    nuestros cuerpos que duelen y se enferman cada vez ms. Sanacindel alma que se desgarra inexorablemente.

    Muchas personas piensan hoy que algo de este conocimiento cham-nico antiqusimo puede an ser de utilidad y aplicacin para aliviarel padecimiento fsico y anmico que hoy sufrimos en el mundo con-

    temporneo. Por mi parte, coincido con esta idea y es mi intencinexplorarla y desarrollarla a lo largo de este trabajo, proporcionandotambin algunos elementos epistemolgicos para reexionar sobrela naturaleza y el origen de nuestras heridas occidentales, as comosobre las posibilidades de su alivio y curacin a la luz del cono-cimiento chamnico y sus proyecciones actuales. En este sentido,evocar dos guras mitolgicas que provienen de la propia tradicinoccidental: Dionisos y Quirn.

    Dionisos fue el dios del vino, de la embriaguez, de la ilusin, de lairracionalidad, del desborde muchas veces violento, pero por sobre

    todo, fue el gran demiurgo del xtasis. La historia y el simbolismo deeste antiguo dios preolmpico, resultan muy reveladores para com-

    prender qu lugar ocupan en Occidente los estados no ordinarios deconsciencia y por qu lo dionisaco en su sentido ms amplio, fueanulado de nuestras vidas. Por su parte, Quirn, el centauro sabio dela mitologa griega resulta el perfecto arquetipo del sanador heri-do, de la autocuracin y la potencialidad de sabidura que encierrala superacin del dolor y la integracin de los opuestos.

    Tanto Dionisos como Quirn son guras mitolgicas que encarnan

    el principio inicitico por excelencia del destino chamnico, y deesta manera, nos recuerdan que esta visin del mundo tambin estinscripta en nuestra propia tradicin occidental. Sin duda, ha llegadola hora de redescubrirla y reapropiarnos de ella. Los pueblos ind-genas la han cultivado durante milenios, han sido los encargados deenriquecerla y preservarla ritualmente, y muchos de ellos hoy en daestn generosamente abriendo este conocimiento. Seguramente, hallegado el momento de compartir no slo el dolor que ha producidoel proceso de occidentalizacin moderna, sino el gran poder sanadorque encierra el conocimiento chamnico, algo que de alguna mane-

    ra, pertenece a la humanidad en su conjunto.

    LAS HERIDAS DE OCCIDENTE

    Cuando hablo de heridas me reero a un amplio espectro de dolorque abarca desde lo planetario hasta lo personal, sin perdonar entremedio, ninguna instancia. Desde el sofocamiento de Gaia, el planetaTierra, nuestro nico hogar por el momento; el arrinconamiento ydestruccin permanente de especies completas, animales y vegeta-

    les; la manipulacin sistemtica de otras especies para los nes del

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    consumo masivo, la experimentacin cientca o el entretenimientocolectivo; la destruccin, la muerte y la violencia de todo tipo queno dejan de asolar pueblos enteros, a travs de guerras, guerrillas,maas, terrorismos y el sostenimiento de la industria armamentista;

    pasando por las condiciones negativas que generan la desigualdady la pobreza de sectores cada vez ms extensos de poblacin, hasta

    las propias heridas que cada uno carga en su historia familiar, edu-cacional y personal a causa del autoritarismo, la discriminacin, elabandono afectivo, la represin, el castigo y tantas otras cosas quenos pueden haber tocado en suerte atravesar segn la diversidad denuestros destinos.

    En trminos de la cosmovisin de nuestros pueblos originarios de losAndes diramos que estamos en medio de un nuevo Pachacuti, uncataclismo que involucra grandes cambios, tanto externos -del entor-no fsico, energtico y climtico- como internos -mentales, anmicos

    y espirituales-. En la lengua quechua pachasignica Tierra - laPachamama-, as como el estar aqu y ahora, y cutec se reere a laidea de revolucin, giro completo o retorno a los orgenes.

    El trmino Pachacuti es entonces, sinnimo de gran transformacin,de un momento de cambio profundo, donde todo quedara trastocado,con los pies para arriba. Adems de una transformacin ecolgica,acompaada de cataclismos climticos y telricos, tambin implicaun cambio en la consciencia colectiva que llegar a expresarse enfuertes transformaciones sociales. De alguna manera, tambin signi-ca un retorno a la Tierra, una vuelta a las fuentes y la recuperacin

    de la energa y los valores de los orgenes. El actual momento decrisis podra interpretarse entonces, como un nuevo Pachacuti con-temporneo, de gran envergadura, pues como todos ya sabemos, lacrisis es global.

    No quisiera parecer reduccionista, pero creo que es posible sugerirque algo en comn late por detrs de todas las heridas contempo-rneas. Si hurgamos ms profundamente se resumen en un mismodolor. O tal vez, en una misma herida bsica, una ablacin comnque ha sufrido la consciencia occidental moderna, casi como precio

    de su propia condicin de existencia, manifestada hoy a travs demltiples expresiones de dolor, slo aparentemente diferentes.

    Una perspectiva comprehensiva de la crisiscontempornea

    Para ampliar esta idea retomar un planteo interpretativo sobre lacrisis contempornea que desarrollo en mi libroDel reloj a la or de

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    loto. Crisis contempornea y cambio de paradigmas2, que proponeuna interpretacin de la crisis de Occidente desde una triple perspec-tiva: epistemolgica, evolutiva y espiritual. Estas son tres dimensio-nes de la crisis interrelacionadas.

    Esta interpretacin sostiene que detrs de las mltiples manifestacio-

    nes de la crisis contempornea podemos encontrar una raz comn:el sistema de valores implicado en el paradigma cientco modernoque surgi en Occidente a partir del siglo XV y se desarroll con elRenacimiento, la Revolucin cientca, la Ilustracin, la RevolucinIndustrial y tecnolgica; en sntesis, a travs del proceso histricosocial que denominamos la Modernidad y su actual epgono, la Pos-modernidad. Esta visin del mundo o paradigma se basa en los prin-cipios de la oposicin excluyente, la competencia y la explotacinde los recursos humanos y naturales para el benecio del ideal de

    progreso y crecimiento ilimitados. Este sistema de valores determina

    una particular manera de concebir el mundo, de percibirlo, de sentir-lo y de actuar en l.

    Desde este punto de vista podemos decir que la crisis contempor-nea tiene una base epistemolgica, porque lo que est en crisis, esuna forma de pensar y concebir la realidad, un paradigma, particu-larmente, el paradigma occidental moderno, tambin llamado para-digma materialista, mecanicista o racionalista derivado de la cienciacartesiana newtoniana.

    Tambin podemos comprender este proceso en trminos evolutivos

    como una instancia del despliegue de la consciencia, cuya nalidadha sido la constitucin de la identidad del ser humano como sujeto,la autoarmacin del ego oselfcolectivo como entidad autnoma,una etapa bastante trascendente, aunque inevitablemente dolorosa,dentro de la macrohistoria de la especie humana. Utilizo esta expre-sin justamente por la amplsima extensin que ha alcanzado estenivel de consciencia. Al atravesar las fronteras culturales y tnicas eimpregnar las mentes de millones de personas alrededor del mundo,este paradigma aunque originario de Occidente- se ha transformadoen un patrn cognitivo a escala planetaria, propio ya de una instancia

    evolutiva delHomo sapiens sapiens.Ms all de la conmocin epistemolgica que implica el recambio delos paradigmas cientco-culturales, en la crisis que vivimos hay unadimensin ms profunda que es justamente, la dimensin espiritual.Durante la Modernidad y casi como una condicin de existencia del

    2 Llamazares, Ana Mara;Del reloj a la or de loto. Crisis contempornea ycambio de paradigmas; Del Nuevo Extremo; Buenos Aires; 2011.

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    paradigma cienticista, Occidente ha sufrido varias fragmentacio-nes que lo llevaron a perder su conexin con la naturaleza, con lovital, con la propia subjetividad humana y en general, con todos los

    planos sutiles, sensibles e intangibles de la existencia. Se impusouna concepcin de la realidad que slo da crdito a lo racional, a lomaterial y mensurable, para la que el juicio cientco es el ltimo

    tribunal de certeza, y que ha hecho creer al hombre que su poder esinconmensurable e ilimitado, que l es superior a todo lo dems, quesus necesidades son prioritarias y que para satisfacerlas, se justicacualquier atropello.

    Por sobre todo, esta concepcin del mundo ha descartado como in-necesaria la presencia de lo sagrado y lo sobrenatural, y junto conesto, de todo aquello que habita fuera de la estrecha franja de larealidad material ordinaria. As, la vida cotidiana de cualquier perso-na comn adaptada a la sociedad occidental suele discurrir casi sin

    espacio alguno para la experiencia profunda de lo espiritual, en unasucesin de profanas linealidades, al cabo de las cuales la vivenciabsica que va quedando es el sinsentido de la inmediatez, la soledad,la incomunicacin, el vaco, el desamparo ms absoluto, consecuen-temente la angustia o la disociacin. De esta manera, llegamos anteel umbral ms profundo de la crisis contempornea: sus consecuen-cias existenciales y anmicas.

    Podramos decir que en este punto habitan las razones que impulsanal ser humano moderno a la bsqueda muchas veces, desesperaday compulsiva- de caminos espirituales y tambin, de recursos psico-

    teraputicos. Es all, en las profundidades de la psique y el coraznhumanos donde reencontramos, ms all de lo epistemolgico, ladimensin espiritual de la crisis de paradigmas.

    Materialismo y fragmentacin: ilusiones de lamente moderna

    Consideremos con ms detalle, cmo se produjo en Occidente el

    quiebre de la espiritualidad. Para ello es necesario reconocer los pro-fundos lazos que unen lo epistemolgico con lo existencial, puesas podremos apreciar mejor la vinculacin directa que existe entreciertas concepciones y recursos epistmicos como la fragmenta-cin, el reduccionismo materialista y la virtualidad-, y algunas delas vivencias contemporneas ms erosivas, como el desamparo, laangustia, la compulsin competitiva y el ansia de poder.

    Si revisamos brevemente el proceso de constitucin del paradigmaoccidental moderno podemos advertir que el dolor est inscripto des-de su mismo origen. Cada uno de los pasos hacia la autonoma de la

    consciencia, desde la inevitable prdida del estado de participacin

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    mstica con la madre Naturaleza y el Cosmos, hasta su constitucincomo sujeto auto-consciente3, implicaron sucesivas fragmentacio-nes, cortes, separaciones, cesuras que han dejado naturalmente, unasuperposicin de heridas en la memoria colectiva, actualizada puesen cada uno de nosotros a nivel particular.

    El principal instrumento losco de la fragmentacin fue la divi-sin cartesiana entre res extensa (materia) y res cogitans (mente),que supuso al mismo tiempo la divisin entre objeto y sujeto, entreel mundo y el hombre. El observador y lo observado seran a partirde all dos entidades independientes, cualitativamente diferentes, en-frentadas y autnomas.

    Asumir como verdadera la discontinuidad entre sujeto y objeto, en-tre el hombre y el mundo, fue algo as como el pecado original de laracionalidad occidental. Esta ruptura fue la llave epistemolgica dela objetividad, del materialismo losco y de la tica pragmatista.

    Fue tambin, un instrumento altamente potente que permiti gran-des descubrimientos y el despliegue del mundo moderno tal comohoy lo disfrutamos y lo sufrimos. Sin embargo, por basarse en unfundamento cticio la separatividad, que es tan slo una ilusinconstructiva de nuestra mente-, fue tambin la raz de gran parte delsufrimiento contemporneo.

    Las consecuencias de la fragmentacin afectaron tanto al objetocomo al sujeto, llevando al ser humano a una doble fractura o a loque se ha llamado tambin un doble y simultneo desencantamien-

    to: de la naturaleza y dentro de s mismo, de su propia subjetividad.La naturaleza fue explotada hasta el borde del desastre ecolgico enque vivimos hoy en da. Por su parte, la vida y la mente humana sereicaron (reducidos a una cosa) al someterse a los principios me-canicistas. La alienacin es una consecuencia natural de la separa-cin gnoseolgica entre observador y observado, al abrir una brecha

    3 Otros autores tambin ofrecen un marco referencial muy til para considerarlas ideas planteadas en esta seccin. Kremer y Bareld (The Past and Future

    Process of Mythology. En Kremer, J.Looking For Dame Yggdrasil; FalkenugPress; Red Bluff, CA; 1994) desde una perspectiva indigenista describen tresmodos de consciencia; 1) la participacin originaria o consciencia indgena;2) la participacin inconsciente o consciencia moderna; y 3) la participacinfutura o la consciencia indgena recuperada. Connie Zweig (Ser mujer; Kairs;Barcelona; 2007) desde una perspectiva de gnero plantea la existencia de tresetapas evolutivas caracterizadas por tres tipos de consciencia: a) matriarcal; b)

    patriarcal y c) emergente. Por nuestra parte hemos propuesto una matriz histrico-epistmica centrada en tres grandes contextos perceptivos o metaparadigmas:1) contexto geocntrico (paradigmas antiguos y medievales); 2) contextoheliocntrico (paradigma occidental moderno); y 3) contexto cosmolgico(paradigmas holsticos contemporneos). (Ver Llamazares, op.cit. Eplogo).

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    que termina generando un distanciamiento emocional y espiritualde todo lo viviente. El corazn del hombre moderno se aisl debajode mil corazas, nuestros cuerpos se rigidizaron y hoy, se enfermancada vez ms. Al perder la conexin con el entorno y el sentido de

    pertenencia a una totalidad que nos engloba, nos hemos convencidode nuestro ms absoluto desamparo, de que estamos solos en este

    mundo; y por supuesto, la vida ha perdido su valor y el ser humanoparece haber olvidado cul es el sentido de su existencia.

    El reduccionismo materialista, o lo que es lo mismo, la conviccinde que el mundo es slo la estrecha franja de la realidad material,no ha hecho ms que agravar la situacin existencial. Al quedar las

    posibilidades cognoscitivas limitadas a la observacin sensible y laelucubracin mental, se alimenta la ilusin de separatividad, obnu-

    bilando nuestra posibilidad de advertir que es slo all en el planomaterial- en donde nos vivimos como seres individuales, aislados y

    esencialmente separados. La consciencia de la interconectividad, denuestra participacin natural en la trama de la vida y en el orden cs-mico slo es posible al trascender el plano inmediato de lo materialy acceder a otros niveles de realidad y percepcin ms sutiles.

    Grfco 1

    Esta epistemologa de la objetividad ligada al principio de neutra-lidad valorativa como requisito de la supuesta certeza de la ciencia,le otorgaron al hombre una libertad de maniobra sin precedentes. Ladivisin entre objeto y sujeto se transform en algo ms que un re-curso metodolgico, devino en un articioso enfrentamiento antag-nico. Implic a su vez, la jerarquizacin de la racionalidad cientca

    por sobre otras formas de conocimiento, del Sujeto por sobre el Ob-

    2

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    jeto y consecuentemente, del Hombre por sobre la Naturaleza, quepas a convertirse en un reservorio explotable de materias primas.

    En el proceso de construccin e instauracin social de esta nuevaforma de racionalidad la ciencia tuvo un papel fundamental: fue laencargada de mostrar que efectivamente esta forma de racionalidad

    funcionaba. Con su consciencia pragmtica demostraba los bene-cios inmediatos, y as lograba su legitimacin. Finalmente se esta-blece y perdura incluso en nuestro imaginario colectivo contempo-rneo- como nico saber verdadero y conable; ocupando un lugarde poder naturalizado y por tanto, indisputado.

    Al mismo tiempo que los trminos racional y objetivo se con-vertan en sinnimos de conocimiento verdadero, caan en eldestierro y la marginacin todas las otras formas de ser y conocer,consideradas como no objetivas y por tanto, menos conables: lo -losco, lo artstico, lo irracional, lo mgico, lo sensible, lo intuitivo,

    lo corporal, lo afectivo, lo paradjico, lo mstico, y por supuesto, loespiritual.

    Pero la hegemona que logra la racionalidad cientca se sustenta ensu propia ceguera epistemolgica. Para lograr el efecto absolutistade la objetividad debi eximirse de la reexin autocrtica y ocluirla posibilidad de mirarse a s misma como un saber ms entre otros

    posibles. Finalmente, termin hechizada por su propio poder y no esdifcil imaginar la implementacin cultural y poltica de este senti-do fundamentalista de superioridad. En un gradiente de progresiva

    violencia signic la descalicacin, la represin, la persecucin yen algunos casos, el aniquilamiento, de todo lo dems diferente yextrao, que de una u otra manera ocupara el inquietante lugar delotro. De esta forma, fue constituyndose a sus espaldas un granterreno de incertidumbre, una enorme y ominosa sombra que na-turalmente con el tiempo, ha ido buscando los caminos para salirnuevamente a la luz.

    La aspiracin baconiana de saber es poder logr una ecaz instru-mentacin a travs de la ciencia mecanicista, aunque el precio a lalarga resultara muy caro. Tal vez una raz de los excesos resida en

    otro de los ncleos del paradigma moderno: la aspiracin de certezay la bsqueda de lo absoluto, alimentadas por el descubrimiento dela virtualidad.

    Uno de los factores que gener las condiciones epistmicas para eldesarrollo de la virtualidad fue la coincidencia histrica en los al-

    bores de la Modernidad de la utilizacin aritmtica del cero, la in-vencin del dinero virtual para las transacciones comerciales y el

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    mtodo pictrico de la perspectiva en base a un nico punto de fuga4.

    El sujeto moderno descubri un mecanismo mucho ms poderosoque la polea simple, por el cual es posible generar ilusiones y efectosde realidad mediante recursos articiales. Pas de la iconicidad a laabstraccin. Y semejante secreto le permiti con el tiempo, llegar

    hasta la Luna, desplegar la globalizacin ciberntica, llenar nuestrasbilleteras de tarjetas de plstico y tantas otras cosas que hoy ya nosparecen naturales y sin embargo, son realmente articiales. Al rom-per las ataduras de lo tangible encontramos el poder del vaco y de laausencia: signos y metasignos que pueden generar nuevos y nuevossignos ad innitum, creando a su vez la engaosa ilusin de que esees, en s mismo, un poder ilimitado.

    Pese a que el siglo XX trajo una cantidad de dramticas experienciasque nos han ido mostrando lo contrario, la idea de que nuestro poderno tiene lmites an sigue siendo una de las convicciones de la Mo-

    dernidad ms rmemente instaladas. Pensemos si no en la apelacintan frecuente de los recursos publicitarios. Junto con la adquisicindel producto anunciado se nos promete desaar todo lmite, de ve-locidad, de competitividad deportiva, de seduccin, de confort, et-ctera etctera. El poder basado en la virtualidad no se pregunta porlos lmites, no registra el entorno, slo piensa en que llegar ms lejoses mejor, cueste lo que cueste. Y all es donde justamente se abre la

    paradjica y ambivalente condicin de este poder, el cual si no estorientado desde una rme consciencia tica del equilibrio, puededispararse ms all de lo razonable, llevando a una desestabilizacin

    general de todo el sistema.

    Tal vez sea ste, el delicado punto en el que como especie humananos encontramos. El riesgo de la virtualidad reside en que ese gran

    poder est basado slo en nuestra capacidad de abstraccin mentaly carece de un anclaje en lo concreto. En este sentido, recuperar la

    4 Ver Rotman, Brian; Signifying Nothing. The Semiotics of Zero; StanfordUniversity Press; Stanford; 1987. En este interesante ensayo el autor sostiene queel cero, el punto de fuga y el dinero virtual seran manifestaciones isomrcas,diferentes pero equivalentes semiticamente, de una misma conguracin desentido o signicado. Todas ellas tienen en comn la utilizacin de recursosvirtuales para producir efectos reales. Respecto del cero aclaremos que estamosconsiderando su utilizacin aritmtica para el clculo. La nocin de cero fuedescubierta y utilizada en la antigedad tanto por los mayas americanos como

    por los babilonios de la poca helenstica. Pero slo fue introducida en Europa anes de la Edad Media (siglo XIV) junto con los sistemas de numerales hindesy otros conocimientos que aport la cultura rabe.

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    experiencia directa de lo real5, bsicamente a travs de la reconexincon nuestros cuerpos, nuestras emociones y con la naturaleza, puedeser una clave para orientarnos en nuestra bsqueda.

    Occidente y la bsqueda del xtasis

    Llegamos hasta el momento actual, en el que los efectos ms corro-sivos de ese divorcio del ser humano para con la naturaleza, tantoexterior como de su propia naturaleza interior, se hacen ya insos-tenibles. Todos los aspectos que quedaron relegados, sojuzgados,reprimidos o anulados de la consciencia, al igual que los sectoressociales que los encarnan y representan, han constituido lo que entrminos junguianos podramos denominar una enorme sombrasobre las espaldas de la consciencia occidental moderna. Y comotodo en el universo sigue la ley de las compensaciones y precisa ser

    reequilibrado, todo aquello que se ha intentado reprimir tiende a sa-lir nuevamente a la luz, de alguna manera necesita regresar, a veces

    puede que incluso con bastante furia clama por su reconocimiento ysu reintegracin.

    Como resultado nal del proceso de fractura psquica a la que inevi-tablemente conduce la fragmentacin, aparece una de las vivenciasoccidentales ms difundida: la angustia. Detrs de ella, se encadenauna plyade de otros estados conexos: la ansiedad, la depresin, elmiedo, el abandono, y una larga lista de manifestaciones psicofsi-cas, desde el ya habitual estrs hasta las cada vez ms frecuentesenfermedades degenerativas y los accidentes cardiovasculares.

    Todo esto cobra una gran claridad si lo consideramos desde la pticade la espiritualidad frustrada, pues podemos ver que existe una pro-funda interrelacin entre todas estas vivencias psicolgicas, ciertasenfermedades fsicas, la compulsin adictiva en sus mltiples va-riantes alcohol, tabaco, drogas, tranquilizantes, trabajo, velocidad,sexo, etctera- y la bsqueda de experiencias extticas de orden ms-tico y espiritual6.

    5 Para ampliar este punto ver las obras de Charlene Spretnak: Estados deGracia. Cmo recuperar el sentido para una posmodernidad ecolgica; Planeta;Buenos Aires; 1992 y Resurgence of the Real. Body, Nature and Place in a

    Hypermodern World; Addison Wesley; 1997, especialmente la ltima.

    6 Para un detallado examen de la adiccin como encubrimiento de bsquedas

    espirituales ver tambin Grof, Christina y Stanislav Grof; La tormentosabsqueda del ser; Los libros de la Liebre de Marzo; Barcelona;1995.

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    Grfco 2

    Segn el psiclogo Robert Jonson, La gran tragedia de la sociedadoccidental contempornea es haber perdido virtualmente la capaci-

    dad para experimentar el poder transformador del xtasis y la ale-gra. (...) Nuestros espritus necesitan nutrirse ms que nunca. Pero,

    al haber excluido de nuestras vidas la experiencia interna del xta-

    sis divino, slo podemos buscar sus equivalentes fsicos. (...) Este

    anhelo ha conducido hacia el sntoma ms caracterstico de nuestro

    tiempo: la conducta adictiva.7.

    Es importante reconocer esta ligazn profunda y a la vez tan desco-nocida entre la angustia y la necesidad de xtasis. Tenerla en cuenta

    puede alertarnos tambin hacia cierta tendencia sutilmente compul-siva que muchas veces se maniesta en la bsqueda espiritual, sobre

    todo a travs de la insaciable y variada reiteracin de experienciascon las que se pretende acceder a otros planos de consciencia o mo-vilizar los contenidos del inconsciente.

    Este vnculo tambin aparece en la concepcin de la espiritualidadcomo un movimiento exclusivamente ascensional y vertical. Cuandoen realidad, la apertura espiritual no se logra con una evasin hacialo alto, sino a travs de una cuidadosa zambullida en el cuerpo y enlo terrenal, es decir, equilibrando ambos movimientos -descendien-do y ascendiendo simultneamente-.

    En un nivel an ms profundo podemos advertir una conexin entreel hambre espiritual insaciable y la aspiracin de poder ilimitado,a la que me he referido antes. En la consciencia moderna ambas es-tn tambin pulsando desde el trasfondo de la bsqueda de certeza y

    7 Johnson, Robert A; Extasis. La Psicologa del Gozo; Kairs; Barcelona;1992, p.11.

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    de absolutos, el ltimo de los rostros que en Occidente ha tomado laidea patriarcalista del Dios Padre.

    Creo que todos estos anhelos encierran una necesidad de otra ndole:constatar simblicamente la existencia de ese lugar de poder siem-

    pre externo, superior, trascendente, masculino y estricto, que en gran

    medida, an vivimos temiendo o disputando, como si poder fuerasinnimo excluyente de una nica dinmica: someter o someternos.

    Tal vez una de las experiencias ms importantes de la Modernidadha sido la frustracin sistemtica y denitiva de ese anhelo franca-mente adolescente. Slo a travs de la profunda internalizacin deesta experiencia, que implica dejar de proyectar la autoridad haciaafuera y hacia arriba, y al mismo tiempo, asumir nuestro propio po-der como una fuerza personal interna positiva y creadora, nuestraconsciencia podr superar esta antigua confusin y acceder a la abis-mtica dimensin que se abre a partir de una autntica visin de lo

    holstico. Abrazar conadamente la incertidumbre no es poca cosa.

    Todo lo dicho, que por cierto no agota la exploracin de los posibleslados oscuros de la espiritualidad, no inhibe tampoco la capital im-

    portancia de su integracin y la genuina necesidad de su bsqueda;slo la hace ms compleja y nos obliga a renar nuestros instrumen-tos de navegacin para discernir lo bueno de lo malo, lo bastardo delo autntico. Al mismo tiempo, debemos resaltar el signicado de laespiritualidad dentro del surgimiento de nuevas formas de conscien-cia, su poder teraputico y su alto potencial evolutivo, siempre que

    se cultive como una herramienta de lcida libertad y de anacin denuestra sintona con el universo.

    Nuestra sociedad posmoderna todo lo puede corromper y tambinha puesto a la espiritualidad en los escaparates de los comercios. Haconvertido al movimiento de la Nueva Era, por ejemplo, en un gran

    bazar de ofertas espirituales fciles y rpidas. Y lo mismo sucede conla actual atraccin por lo indgena, cada vez mayor. Tal es la nece-sidad por reconectar con las races originarias y con lo natural, quemuchas personas tienden a adherir incondicionalmente a cualquier

    propuesta que suene a telrica, desde las ms inofensivas costum-

    bres de adoptar vestimentas tnicas, hasta las ms comprometidas,como participar en ceremonias, someterse a supuestas curaciones o

    pruebas, tomar plantas sagradas por mera curiosidad psicodlica yluego sentirse iniciados en el camino de la sabidura indgena. Losms imprudentes llegan a creer que ciertos conocimientos ancestra-les se pueden adquirir en un taller de n de semana, por poner unextremo, y que luego pueden ociar de chamanes o curadores delalma y el cuerpo incluso entre los mismos indgenas o mestizoscontemporneos que no tienen una clara adhesin a la cosmovisiny los valores tradicionales-.

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    De todas maneras, y precisamente en este marco, tampoco podemosdejar de enfatizar la importancia para el mundo contemporneo del

    potencial teraputico y sanador del chamanismo y, en particular, deluso de las plantas sagradas, uno de sus principales conocimientos.

    Sin caer en la simplicidad de sugerir formar las frente a los mo-

    dernos consultorios chamnicos, creo que lo que resulta altamen-te inspirador para reexionar sobre cmo aliviar los actuales pade-cimientos generalizados, ms que participar del fenmeno fsico,concreto y cultural del chamanismo, es la posibilidad de hacer unanueva mirada sobre la cosmovisin chamnica, esta otra forma dever el mundo y operar sobre l, que hoy nos empieza a ser cada vezms afn. Pues justamente, esa cualidad simblica, multifactica ymgica de la vida en el mejor sentido- que impregna todo el mundochamnico, es algo que los occidentales hemos olvidado, inmersoscomo estamos en una cultura de la materialidad y la inmediatez.

    Se hace necesario tambin situar toda esta problemtica en el marcodel proceso de resurgimiento tnico y losco de los pueblos in-dgenas a lo largo del mundo, y en especial en Amrica, por ser uncontinente con un enorme caudal de poblacin originaria que estrecuperando el sentido de su identidad y abriendo su sabidura paracolaborar en el despertar colectivo, y por eso est llamado a jugar un

    papel protagnico en los prximos aos.

    Creo que nuestra misin como investigadores, como antroplogos,pero fundamentalmente como seres humanos comprometidos com-

    pletamente con el nuevo Pachacuti y el cambio de consciencia, espropiciar la reexin y facilitar el respetuoso conocimiento de estasabidura para el bien de todos.

    CHAMANISMO: UN FENMENOTRANSCULTURAL

    Volvamos ahora nuestra mirada sobre el tema del chamanismo, paraluego poder apreciar con ms elementos, lo que proponemos como

    su potencial teraputico y espiritual en el contexto de la crisis con-tempornea.

    En esta parte del artculo tratar de aportar algunos elementos paraacercarnos a la difcil cuestin de denir qu es el chamanismo. Re-visar algunos datos sobre su antigedad y su diversidad cultural,que nos remontan hasta los orgenes paleolticos del sentimiento reli-gioso y el vnculo ancestral entre el hombre y los animales. Tambinhe reunido algunos rasgos y conceptos que nos permiten caracterizareste fenmeno en su universalidad, ms all de sus diferencias cul-

    turales particulares.

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    Qu es el Chamanismo?

    En 1705 Nicolaas Witsen, un diplomtico holands que visitaba lacorte del zar ruso realizaba un clebre dibujo (ver gura 1). Duranteun viaje por las tierras siberianas haba visto este tipo de persona-

    jes, vestidos con pieles que les daban aspecto de oso, llevando unagran cornamenta de ciervo sobre la cabeza, bailando y tocando rt-micamente su tambor hasta caer en un profundo trance. Durante eseestado hablaban, predecan el futuro, conversaban con los espritusy los animales, lograban curar a las personas enfermas. Parecan lo-cos extraviados que se agitaban, sin embargo gozaban de un gran

    prestigio en sus comunidades. Segn decan, uno de ellos llamadoKkchi, haba alentado con sus profecas al mismo Gengis Kan, elfundador del imperio mongol. Witsen haba dibujado a un chamnsiberiano del grupo manch-tungs.

    Figura 1. Chamn siberiano dibujado por Nicolaas Witsen (1705)8.

    En esa lengua a estos personajes se los designaba con el nombrexaman, osamanen ruso, trmino que proviene de la razscha- quesignica saber, de donde xaman es el que sabe, el sabio, ytambin alude a la idea de movimiento o agitacin corporal9. Unaetimologa muy interesante que retomaremos ms adelante. A partirde all se populariz este trmino, castellanizado como chamny en ingls shaman, para referirse a estas personas que en casi

    8 Clottes, Jean y David Lewis-Wiliams;Los chamanes de la prehistoria; Ariel;Barcelona; 2001.

    9 Narby, Jeremy; La serpiente csmica. El ADN y los orgenes del saber;Takiwasi/Racimos de Ungurahui; Lima; 1997. p.151.

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    todas las culturas tradicionales conocidas desempean la funcinde comunicar distintos planos de realidad y, gracias al cultivo delas facultades para desdoblar su consciencia, hacen de puentes en-tre su comunidad y lo sobrenatural, cumpliendo una diversidad defunciones: como adivino, curador, sabio, ociante de ceremonias oincluso, jefe poltico. Lo que distingue a los chamanes y les otorga

    esa identidad tan especial es su capacidad para salir de la realidadordinaria, ir hacia lo extraordinario y saber regresar, trayendo a este

    plano algo emanado de su conexin con esos otros planos sagradoso sobrenaturales.

    Los chamanes se ocupan especialmente de mantener la comunica-cin con las fuerzas espirituales, del dilogo con los espritus de losanimales, a quienes deben pedir permiso o apaciguar despus de unacacera; de los elementos de la naturaleza, para traer la lluvia, conju-rar una sequa o detener un fuego; de las plantas, de quienes apren-

    den el arte de curar las enfermedades del cuerpo y del alma; de losmuertos, cuyas almas a veces no quieren partir; o de las mismas divi-nidades, a quienes es necesario honrar y atender permanentemente.

    Segn la formulacin de Mircea Eliade y Ioan Couliano, el chama-nismo no puede considerarse propiamente una religin, sino ms

    bien Un conjunto de mtodos extticos ordenados para obtener elcontacto con el universo paralelo, aunque invisible, de los espritus

    y el apoyo de stos en la gestin de los asuntos humanos, muy a me-

    nudo en un sentido lato de lo que hoy llamaramos teraputico10.

    Sin embargo, tambin podemos reconocer que el rol del chamntrasciende incluso lo teraputico. ... la funcin del chamn es de vi-tal importancia para las comunidades. Su papel no se limita a ver el

    alma humana, conocer su drama, curar, puricar casas y personas,

    neutralizar o dirigir las inuencias negativas, adivinar y comuni-

    carse con los espritus, entre otras cosas. El chamn, en su dimen-

    sin ms abarcadora, es el verdadero guardin de las tradiciones y

    del equilibrio psico-fsico de la comunidad; al renovar los mitos y

    actualizar permanentemente la cosmovisin genera signicado para

    el grupo y se transforma de esta manera, en un fundamento de la

    cultura.11

    10 Eliade y Couliano 1992 Citado en Fericgla, Joseph Maria;Los chamanismosa revisin. De la va del xtasis a Internet; Kairs; Barcelona; 2000. p. 82.

    11 Llamazares, Ana Mara; Arte chamnico: visiones del universo. En:Llamazares y Martnez Sarasola (Eds.)El lenguaje de los dioses; Buenos Aires;Biblos; 2004. p. 107-108.

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    Los principales temas chamnicos: el viaje, eltrance, la transformacin y el poder

    El chamanismo es un conocimiento antiqusimo nacido junto conlas necesidades bsicas del modo de vida propio de las sociedadesde cazadores y recolectores. En Europa y frica, las pinturas

    paleolticas ya describen personajes humanos con rasgos animalesque pueden interpretarse como representaciones de chamaneso hechiceros, desde por lo menos unos 35.000 aos antes del

    presente. Aunque posiblemente su antigedad podra remontarsemucho ms atrs, tal vez hasta los tiempos de nuestros antecesoresneanthertalenses unos 60.000 y hasta 200.000 aos atrs- quienesya dejaron evidencia de su familiaridad con dos temas centrales dela cosmovisin chamnica: el dominio del fuego y la trascendenciasimblica de la muerte.

    Pero no se trata slo de un conocimiento antiqusimo, sino tambinde un fenmeno que es universal. Con caractersticas y nombresdiversos pero con un sello inconfundiblemente propio, ha estado

    presente en cientos de culturas a lo largo de los cinco continentes.Encontramos tradiciones chamnicas en Europa desde el Paleolti-co hasta la poca precristiana, y en numerosos grupos indgenas defrica, Oceana, Australia, Asia y Amrica.

    Esta diversidad cultural sigue siendo sorprendente y favorece el es-tudio comparativo de los principales temas chamnicos, aquellos

    rasgos o principios recurrentes que, ms all de las diferencias lo-cales o culturales especcas, son los ejes comunes que sustentan suuniversalidad. En un trabajo anterior12para el que realic un estudiotranscultural de la relacin entre cosmovisin, prcticas rituales yarte chamnico he propuesto una sntesis alrededor de cuatro gran-des temas:

    a) el viajey la comunicacin entre mundos o planos de realidadalternativos,

    b) el tranceexttico como forma de acceder a otras realidades,

    c) la transformacincomo resultado y meta del trabajo chamni-co, y

    d) el podercomo fuerza y desafo tico de la prctica del chamn,como dira Carlos Castaneda, segn palabras de Don Juan Matus:el tercer y ms fuerte de todos los enemigos del hombre de conoci-miento.

    12 Ibid.

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    El viaje

    La actividad central del chamn es el viaje entre diferentes mundos oplanos de la realidad. A nivel de la cosmologa la idea del viaje estinscripta en una concepcin mltiple y estraticada del universo,en la que predomina la triparticin en Cielo (Supramundo), Tierra

    (Mundo Intermedio) y Mundo subterrneo (Inframundo), comuni-cados entre s por el eje vertical o axis mundieje del mundo-, amenudo representado directamente por escaleras, cuerdas colgantes,rboles o troncos con escalones, que es el lugar por donde se produ-cen los pasajes.

    A travs del viaje el chamn cumple con su misin fundamental,que es conectar los tres planos csmicos, manteniendo as el equili-

    brio entre ellos. El es el nico capaz de acceder a esos lugares, enta-blar comunicacin con las fuerzas espirituales que moran all y traera este plano, sus mensajes, la informacin y el conocimiento que se

    precisa aqu en la tierra.

    El tema del viaje est ntimamente relacionado con la presencia yadquisicin de los espritus o animales guas. La forma de viajar esgeneralmente a travs del vuelo, cuando se trata de ascensos, aunquetambin pueden ser descensos en distintas formas de cada; y gene-ralmente son las facultades de sus animales protectores las que elchamn necesita adquirir para poder realizar el viaje.

    Junto con el arte del vuelo el chamn debe desarrollar la capacidadde la visin. Semejante a la mirada penetrante de las aves, esta fa-cultad escrutadora le permite ver a travs de la materia y saber loque sucede en otros mundos. En un sentido ms amplio, la visinchamnica o el ojo fuertedel chamn se reere al conocimiento

    para ampliar la percepcin ordinaria y tener visiones o anar la sen-sibilidad para captar y ver energas y fuerzas sutiles13.

    El trance

    Para poder viajar el chamn debe desarrollar su principal atributo:

    la capacidad para desdoblar su consciencia y entrar en estados detrance exttico. El trance es el vehculo del viaje y, para lograrlo,se utilizan diversos medios, entre ellos la vibracin de la msica, elcanto y el baile repetitivos, la percusin, el movimiento fsico cons-tante y especialmente la asimilacin de plantas o sustancias psicoac-

    13 Ryen, Robert E.; The Strong Eye of Shamanism. A Journey into the Caves ofConsciousness; Inner Traditions; Vermont; 1999.

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    tivas, consideradas sagradas por el uso exclusivamente ritual y cura-tivo que se hace de ellas.

    Para lograr el trance tambin se utilizan objetos de poder, general-mente bastones, cetros, cuchillos o elementos cortantes, piedras se-mipreciosas, plumas, pezuas u otras partes de animales y ciertas

    tierras o sustancias minerales. Un elemento a veces menos conside-rado en la tecnologa del trance es el uso y la realizacin de imge-nes e iconos, como estatuillas, tallas, vasijas o piezas decoradas, o

    pinturas, ya sean corporales o sobre otras supercies naturales comocorteza, roca o la tierra misma. Finalmente, el dominio de ciertastcnicas fsicas y psquicas para lograr una absoluta concentracin eslo que permite al chamn amplicar su percepcin y dirigir su podera voluntad.

    La transformacinComo resultado del viaje, sobreviene la transformacin del chamnque suele implicar su muerte y resurreccin, as como su conversinen otros seres, generalmente animales. Esto es posible gracias a la

    profunda conexin o consustanciacin del chamn con las fuerzasnaturales y animales.

    Un captulo especial de su aprendizaje es el que le permite ingre-sar en el espritu de otros seres, especialmente animales o vegetales,logrando metamorfosearse para aprender de ellos teniendo la expe-

    riencia vvida de ser ellos mismos. El arte chamnico, en particularprecolombino, es rico en este tipo de representaciones donde se inte-gran y confunden los atributos humanos y animales, con un nfasismarcado en la simbiosis entre el jaguar y el chamn, o la serpiente yel chamn, imgenes que nos hablan de las posibilidades chamnicas

    para el desdoblamiento, la transformacin y el acceso a otros planosde realidad.

    La tarea chamnica siempre es transformar algo: una enfermedad ensalud, una sequa en lluvia, una seal en un anuncio. Podramos decirque el arte chamnico por excelencia es el arte de transmutar; de uniry conectar, para transformar. Para lo cual debe imprescindiblemente,atravesar la experiencia de la propia transformacin personal que enlneas generales implica primero su autocuracin.

    El destino o vocacin chamnica se suele manifestar con algnevento extraordinario que acta como una llamada, una clara se-al de que la persona debe emprender el camino de convertirse enchamn. Generalmente, se trata de una enfermedad grave, un acci-dente, un ataque de insectos, animales o espritus desconocidos. Ladisyuntiva es muy dura, pues si no lo hace seguramente enfermar

    ms gravemente an, morir o causar serios daos a su familia. Por

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    LA CURACIN CHAMNICA: UNA VISINHOLSTICA DE LA SALUD Y LA ENFERMEDAD

    Uno de los principales poderes chamnicos es el de realizar curacio-nes, tanto de enfermedades fsicas como de trastornos del espritu.Tanto que en muchas culturas como entre los indios de las praderasnorteamericanas- el trmino que se utiliza como sinnimo de cha-mn es el de medicine-man o medicine-woman, que alude tantoa la condicin de ser una persona de poder como al conocimiento decurar14. En el Per actual tambin se llaman curanderos o mdicosvegetalistas, debido al profundo conocimiento sobre la aplicacin ylas propiedades de las plantas, tanto medicinales como psicoactivas.Es interesante destacar que en este mismo contexto cultural las plan-tas psicoactivas, tambin consideradas como plantas maestras o de

    poder, son genricamente designadas como la medicina.

    Esta cualidad teraputica, que el chamn ejerce a travs de mltiplesrecursos, es el resultado de su largo y penoso proceso de aprendi-zaje y autocuracin. Como dije antes, la vocacin chamnica sueleestar ligada a la aparicin de enfermedades o sucesos cercanos a lamuerte, que la persona deber sobrepasar como pruebas de su valor einiciarse en el camino del conocimiento. La autocuracin no slo seconvierte en un trance de supervivencia, sino en la condicin mismaque lo calica para actuar brindando su ayuda para curar a los dems.

    De alguna manera, la tarea sobre s mismo es una disciplina que

    deber sostener a lo largo de su vida, pues no podr ejercer sus fun-ciones como curador de otros, si l mismo no est en un adecuadoestado de equilibrio y dominio de sus poderes. Este es tal vez, el

    punto ms delicado de la tarea chamnica, especialmente en el mun-do contemporneo, lleno de distracciones y tentaciones, que suelenejercerse a veces fatalmente sobre los chamanes actuales.

    El poder chamnico, como todo poder, tiene su potencial y su peli-grosidad, sus lados luminosos y bencos as como sus lados oscu-ros y potencialmente malignos. Esto generalmente pone al chamnen la situacin de elegir hacia qu lado dirigir sus fuerzas y por

    tanto, le implica una altsima responsabilidad. Recordemos que ladualidad el principio de la complementariedad de los opuestos- escentral en las cosmovisiones indgenas. Como es sabido, entre loschamanes existen quienes hacen el bien y quienes hacen el mal, - en-tre los guaranes, por ejemplo el ipayes el que propicia las lluvias y

    14 Angeles Arrien en su obra Las cuatro sendas del chamn rescata otrainteresante equivalencia al desarrollar el camino del guerrero: Para los pueblosaborgenes del continente americano las palabras poder y medicina son

    sinnimos. Cuando expresamos plenamente quines somos, se dice que estamos`llenos de poder y `expresando nuestra medicina. (Gaia; Madrid; 1998, p.36).

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    el mbaecu, el que las detiene- y ambos suelen convivir en la mismacomunidad, aunque no siempre en forma pacca.

    El famoso Don Juan de Carlos Castaneda deca que el poder era eltercer enemigo del hombre de conocimiento. En su primer libro, Lasenseanzas de don Juan dice:

    Y vendr un momento en que comprenda que su claridad eraslo un punto delante de sus ojos. Y as habr vencido a su segundo

    enemigo. (...) Sabr entonces que el poder tanto tiempo perseguido

    es suyo por n. Puede hacer con l todo lo que se le antoje. Pero

    tambin habr tropezado con su tercer enemigo: El poder! El poder

    es el ms fuerte de todos los enemigos. Y naturalmente lo ms fcil

    es rendirse. (...) Y de pronto, sin saber, habr perdido la batalla. Su

    enemigo lo habr transformado en un hombre cruel, caprichoso.15

    Acceder al poder obliga al chamn a mantenerse en una tensin per-

    manente entre el bien y el mal. Pero es justamente all, en ese lo deimpecabilidad, donde reside su potencial teraputico.

    Veamos un poco ms en detalle cmo curan los chamanes y en quconsiste el fenmeno de la curacin chamnica.

    El uso sagrado de plantas psicoactivas

    El uso ritual de plantas psicoactivas es un elemento fundamental delproceso de curacin chamnica, totalmente complementario a la ad-ministracin de plantas y sustancias estrictamente medicinales.

    En la concepcin indgena, las plantas psicoactivas son consideradassagradas y se distinguen de las plantas exclusivamente medicinales,

    pues adems de las propiedades curativas, contienen la posibilidadde poner a la persona que las ingiere, en un estado de conscienciaamplicado equiparable al trance exttico. Durante este estado semodica la percepcin de un modo global y ya sea a travs de sen-saciones corporales, auditivas, visiones o impactos cognitivos in-

    sights-, se puede entrar en contacto con entidades o planos sobrena-

    turales.El estado de consciencia que producen las plantas sagradas aumentala sensibilidad de tal modo que la persona es capaz de captar ener-gas y vibraciones que la consciencia ordinaria no puede registrar.Esto ha sido comparado con la emergencia de un sexto sentido,

    15 Castaneda, Carlos; Las enseanzas de Don Juan; Fondo de CulturaEconmica; Mxico; 1977.

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    un estado de hiperestesia16 en el que la sensibilidad est super-desarrollada. Esto resulta fundamental para el proceso de curacin

    pues gran parte del trabajo chamnico es de naturaleza energtica yresulta invisible a los ojos normales. En la mayor parte de los casosel chamn debe tomar las plantas para poder captar el estado bio-energtico de las personas y tambin, operar sobre ellas utilizando

    esas fuerzas.

    Las personas que buscan su curacin no siempre deben tomar lasplantas, aunque a veces lo hacen. En todo caso, la persona ingre-sa dentro de una situacin energtica que se abre y potencia por elefecto del encuentro entre la fuerza de la planta y la consciencia delas personas. Los pasajes o cambios de consciencia que se producen

    por el ingreso a la situacin de trance, ya sea con plantas o por otrosmedios, son en s mismos curativos, ms all de las maniobras espe-ccas que pueda realizar a su vez el chamn.

    Existe un vnculo inseparable entre las plantas sagradas y el chama-nismo, pues stas forman parte del instrumental bsico del chamn,de los recursos que le permiten cumplir con su actividad fundamen-tal: entrar en trance y as, acceder por medio de su consciencia am-

    plicada a otros planos de realidad.

    La mayor parte de las tradiciones chamnicas a lo largo del mundohan utilizado sustancias vegetales o animales para acceder a estadosde consciencia amplicada y lograr el trance exttico. Pero nuestrocontinente americano, y en particular Sud Amrica por su biodiver-

    sidad, es de una especial riqueza en cuanto a variedad, antigedad yvigencia de las tradiciones de uso de plantas sagradas.17

    Cmo se producen las enfermedades

    Existen diversas maneras de curar que utilizan los chamanes segnel origen del trastorno que deban tratar. Los ms comunes son:

    I. La intrusinde espritus malcos, adherencias u objetos mgi-cos en el cuerpo fsico o energtico de la persona afectada. En estos

    casos se aplica uno de los procedimientos chamnicos ms clsicosque es la cura por succin. Las sesiones de curacin siempre estnacompaadas de complejos rituales que por lo general giran en torno

    16 Castillo. J; Chamanismo Piaroa. En: Poveda, J.M. (Ed) Chamanismo. Elarte natural de curar;Temas de Hoy; Madrid; 1997. p.357-362.

    17 Llamazares, A. M., C. Martnez Sarasola y F. Funes; Principales plantassagradas de Sudamrica. En: Llamazares y Martnez Sarasola (Eds.)El lenguajede los dioses. Buenos Aires; Biblos; 2004. p 259-285.

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    a la toma de alguna planta sagrada, tanto por parte del chamn comoen ocasiones, del paciente. Y suelen incluir danzas, cnticos, asper-sin del humo de tabaco u otras hierbas, el venteo que consiste enagitar racimos de hojas, plumas o pequeos instrumentos de percu-sin y la utilizacin de otros objetos, como las clsicas estatuillasque el chamn modela en madera o arcilla para que ejerzan el rol de

    sus espritus ayudantes o tambin de dobles del paciente. Parte deltrabajo chamnico consiste en ver a travs del cuerpo de la perso-na para encontrar dnde est alojado el mal. Finalmente, la sesinculmina con una fortsima aspiracin o succin por la cual el chamnextrae la sustancia patgena.

    II. La prdida del alma, de partes de ella o de alguna de ellas, puesentre los indgenas tambin puede concebirse a la persona como do-tada de varias almas. Una serie de indicios le indican al chamn quese trata del extravo del alma. Su tarea es ir a rescatarla, si es que fue

    arrebatada por fuerzas naturales u otros espritus que la mantienencautiva, o a convencerla de que regrese al cuerpo de la persona, sies que su fuga fue voluntaria. A travs del trance, el chamn debeiniciar un viaje hacia otros planos, primero para localizarla y luego,

    para hacerla regresar, lo cual a veces implica mantener luchas conotros espritus.

    III. La ruptura de un tabo alguna regla del grupo, en cuyo casola tarea del chamn es reestablecer el orden que fue quebrado o al-terado por la trasgresin. Esto se logra por diversos medios, pero enestos casos la mayor fuerza se encuentra en la realizacin de rituales

    destinados a apaciguar los espritus afectados, el relato de los mitosejemplicadores, y tambin a travs de la creacin de imgenes, can-tos o formas danzadas que re-instauran, a la manera de conos cos-molgicos, la estructura y el equilibrio propios del orden csmico.Es en este aspecto que el chamn se convierte en un artista cuyo artees el don de restablecer el equilibrio a travs de su profundo conoci-miento de las leyes del universo.

    IV. Los hechizos o brujerasse consideran como acciones de otrochamn brujo o hechicero que se dedica a hacer el mal, a veces por s

    mismo y otras veces, como un trabajo encargado por otros que bus-can perjudicar a la persona. Estas acciones negativas pueden causarlas enfermedades por intrusin, daos, ojeos o mal de ojo, prdidasdel alma o simplemente, el desbalance energtico de la persona; encada caso las tcnicas teraputicas utilizadas varan. Entre los gruposamaznicos peruanos uno de los principales peligros es recibir elimpacto de dardos o virotes arrojados por brujos malcos. Estaes una prctica an hoy muy comn para agredirse entre los mismoschamanes; tambin tiene una gran antigedad, a juzgar por algunasrepresentaciones de los dardos que aparecen ya en el arte precolom-

    bino, en algunas pinturas de la cultura Nazca (200-600 d.C).

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    Efcacia simblica revisitada

    La enfermedad suele concebirse como algo concreto que le ha suce-dido a la persona, y el chamn debe intervenir tambin concretamen-te, pero su intervencin siempre opera en mltiples planos simult-neamente, no slo en el cuerpo fsico, sino fundamentalmente en el

    plano espiritual, mental o como diramos hoy en da: energtico.

    El marco conceptual desde el que se concibe la salud y la enfermedaden las cosmovisiones chamnicas es francamente multidimensional,y bsicamente espiritual. Aunque pueda existir un agente externo,un ataque, un traumatismo o cualquier otro hecho violento, la raz ocausa ms profunda de los trastornos est siempre en un desequili-

    brio o desajuste de fuerzas. La verdadera causa de la enfermedad esla prdida del equilibrio. Por eso la teraputica del chamn es cla-ramente un trabajo energtico, una bsqueda constante por restituir

    el equilibrio. Esa es en denitiva, la esencia del trabajo chamnico:asegurar la comunicacin, el ujo dinmico de las energas, -fsi-cas, mentales y espirituales- a travs del dilogo y la corresponden-cia entre las fuerzas o los espritus que operan en los diversos planoso realidades.

    Hay un concepto clsico con el que desde la antropologa se ha tra-tado de explicar cmo se produce el efecto teraputico de la cura-cin chamnica. Es el concepto de efcacia simblica, introducido

    por Claude Lvi-Strauss, el padre de la antropologa estructural, yaen 1950. Lo desarrolla en un captulo de su libro La antropologaestructural donde retoma un caso de curacin chamnica entre losindios cuna de Panam a partir de la transcripcin de un relato deorden mitolgico, con el que el chamn ayud a una mujer partu-rienta que no poda tener su beb. En trminos modernos diramosque se trataba de un caso en el que si bien el proceso de parto estabainiciado, la mujer no tena la suciente dilatacin para dar a luz enforma natural.

    Es un ejemplo sumamente interesante pues en ningn momento elchamn interviene fsicamente sobre la paciente. Su tratamiento es

    solamente de palabra.

    Segn la descripcin de Lvi-Strauss la primera etapa del trabajochamnico consisti en la realizacin de los nuchu, pequeas imge-nes esculpidas en ciertos materiales especcos que tienen la funcinde representar los espritus protectores que sern los asistentes delchamn en el viaje que debe emprender hacia la mansin de Muu,la potencia responsable de haber arrebatado el purbao alma de lafutura madre. La segunda etapa del trabajo es la recitacin completadel canto que relata en forma de mito, la bsqueda y la recuperacin

    del alma.

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    Lvi-Strauss seala que el inters excepcional del relato no reside ensus aspectos formales sino en cambio en:

    el descubrimiento de que Mu-Igala, es decir, la `ruta de Muuy laMansin de Mu, no son para el pensamiento indgena un itinerario y

    una morada mticos, sino que representan literalmente la vagina y el

    tero de la mujer embarazada, que el chamn y los nuchu exploran yen cuyas profundidades libran su combate victoriosos.18

    Primero, cuando el parto an est difcil, los nuchu deben alinearseuno detrs del otro formando una hilera, luego, a medida que el rela-to progresa y suponemos que tambin lo hace la dilatacin del canalvaginal, se forman uno al lado del otro avanzando en una la muchoms ancha.

    Estamos francamente frente a la accin del lenguaje y el mito comoinstrumentos u operadores simblicos. Segn Lvi-Strauss la escena

    narrada constituye una forma de medicacin puramente psicolgicaque proporciona a la paciente una forma de comprender y expresarlo que le sucede, y su cuerpo reacciona en consecuencia. Y en estesentido sostiene que la cura shamanstica est a medio camino en-tre nuestra medicina orgnica y las teraputicas psicolgicas como

    el psicoanlisis.19Esta es la forma en que clsicamente se concibeel concepto de ecacia simblica, como una instancia de recupe-racin de contenidos del inconsciente que el lenguaje permite traer ala consciencia, a travs de provocar una experiencia vivencial.

    La mayor diferencia tal vez entre la curacin chamnica y el psicoa-

    nlisis o las teraputicas occidentales exclusivamente verbales, esque el chamn opera con smbolos de todo tipo y en base a una meto-dologa analgica. Y si revisamos la ecacia del smbolo a la luz delas nuevas concepciones energticas, no slo de la psicologa, sinode la fsica y la medicina vibracional, podremos reconocer que suforma de operar sobre la realidad o mejor an, sobre las realidades,va mucho ms all de los efectos de una mera sugestin psquicao psicolgica.

    La ecacia del smbolo se produce cuando ste logra traducir y

    expresar en su propio orden de existencia, principios metafsicos deotro orden de existencia. Segn la vieja mxima hermtica o ley delas correspondencias, el mundo, la realidad en su conjunto, es conce-

    bida como una totalidad plena de signicado que se despliega en uncontinuummultidimensional de planos sucesivos, incluyentes e in-terrelacionados, entre los cuales es posible encontrar isomorsmos,

    18 Lvi-Strauss, Claude;Antropologa Estructural; Editorial Universitaria deBuenos Aires; Buenos Aires; 1968. p.170. [Orig. 1958 Anthopologie Structurale.Paris, Plon]

    19 Ibid. p.179.

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    analogas y eslabonamientos. All es donde opera el smbolo, comomanifestacin especular, que a travs de sus formas perceptibles en

    planos ms inmediatos, nos trae los reejos de esos otros planos me-nos visibles, menos tangibles, ms mediatos.

    Sin embargo, este mismo principio explicativo puede hoy leerse con

    implicancias an ms amplias, que trascienden lo meramente metaf-sico, desde el ngulo de la nueva concepcin de la realidad como uncontinuum energtico, teniendo en cuenta que las diferencias entrelos planos espiritual, psquico, anmico y fsico son slo una cuestinde grados y de conguracin o densidad de fuerzas, y por tanto, estotalmente factible operar sobre el plano fsico por correspondenciaestructural desde el plano psquico, y tambin a la inversa. En reali-dad, la interrelacin y la correspondencia entre los mltiples planoses lo que sucede todo el tiempo en todas las direcciones. Es slonuestra forma ordinaria occidental moderna- de fragmentar la reali-

    dad en niveles estancos, lo que nos lleva a pensar que el cuerpo slodebe tratarse con recursos fsicos qumicos o mecnicos- y a su vez,la mente slo responde a recursos psquicos o verbales.

    El mismo Lvi-Strauss anticipaba ya esta ampliacin explicativa delconcepto de ecacia simblica cuando al nal del captulo dicererindose una vez ms al paralelo entre psicoanlisis y cura cha-mnica:

    se trata de inducir una transformacin orgnica, consis-tente en esencia, en una reorganizacin estructural, haciendo que el

    enfermo viva intensamente un mito y cuya estructura sera, en el pla-no del psiquismo inconsciente, anloga a aquella cuya formacin

    se quiere obtener en el nivel del cuerpo. La ecacia simblica con-

    sistira precisamente en esta `propiedad inductora que poseeran,

    unas con respecto a otras, ciertas estructuras formalmente anlogas

    capaces de constituirse, con materiales diferentes, en diferentes ni-

    veles del ser vivo: procesos orgnicos, psiquismo inconsciente, pen-

    samiento reexivo.20

    En el equipamiento chamnico podemos encontrar mltiples instru-mentos que son los que sirven para poner en prctica este mismo

    procedimiento inductor: no slo el mito o las metforas poticas,sino tambin las imgenes, los conos, las visiones, y todos los recur-sos vibracionales como la msica, la percusin, el movimiento, elventeo, las sopladas que consisten en la prctica de fumar taba-co virgen y arrojar el humo con fuerza sobre la cabeza y los centrosenergticos del paciente- y fundamentalmente, las plantas sagradas,cuyos efectos en un plano mucho ms sutil, son tambin vibratorios.

    La energa es vibracin. Y los chamanes parecen ser grandes especia-

    20 Ibid. p.182.

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    rante. Los segundos, mitad caballos y mitad hombres, le transmitie-ron la sabidura y la virtud. Ya adulto, Dionisos recupera su formahumana y se revela como un dios. Descubre el poder de la vid einventa el arte de la fabricacin del vino. Hera, al reconocerlo, loaige con la locura. Y a partir de all comienza una etapa de viajes

    por el mundo, acompaado por su squito de stiros, silenos, cen-

    tauros y espritus del bosque que danzaban y brincaban difundiendoentre los hombres el culto y el placer del vino y la embriaguez. Loseguan tambin las mnades (mujeres posedas) o bacantes (muje-res de Baco), un conjunto de mujeres salvajes de la montaa que loveneraban y realizaban sangrientos rituales en su honor precedidos

    por cantos y bailes que llegaban al agotamiento. Esta etapa es la quecost a Dionisos, la mala fama que an hoy tiene.

    Finalmente, su abuela Rea lo salva nuevamente; lo redime de lalocura inicindolo en los misterios femeninos ms secretos de las

    ancianas. Su poder se hizo casi incomparable y crecan sus segui-dores. Quienes lo seguan experimentaban el xtasis divino, quienesse oponan a l, se volvan locos. Su ltima hazaa fue rescatar a sumadre del mundo de los muertos y traerla nuevamente a la vida bajoel nombre de Tione que en griego signica nada ms ni nada menosque xtasis.

    Algunos de sus otros nombres o apelativos son muy ilustrativos delas caractersticas arquetpicas que lo identican con el tema cham-nico.

    Bromios, atronador o el que brama. Apela a la intervencin dela vibracin como parte esencial del estado de xtasis.

    Dimorfos(mfo), por el hecho de que poda mostrarse comobello o como terrible de acuerdo a las circunstancias.

    Ditirambo, el de la doble puerta. Hace referencia a su capacidadde transformacin y pasaje entre diversos estados y naturalezas.

    Eleuterio(), el libertador, tambin aplicado a Eros.

    Faleno(), del falo, garante de la fecundidad.

    Lieo( Lysios), el que desata, como un dios de la relaja -cin y la liberacin de las preocupaciones.

    Omadio(), que ama la carne cruda.

    Quirn, el sanador herido

    Quirn es el centauro sabio de la mitologa griega, arquetipo del sa-nador herido, de la autocuracin y la potencialidad de sabidura queencierran la superacin del dolor y la integracin de los opuestos.

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    Sus sufrimientos comienzan al ser abandonado por sus padres, queno pudieron tolerar la visin de su naturaleza hbrida, mitad humanay mitad equina. En realidad, Quirn no fue fruto de una unin amo-rosa, sino de una brutal persecucin instintiva que sufri la ninfaFlira por parte de Cronos. Para huir de sus acosos, Flira se habatransformado en yegua, pero Cronos la enga, convirtindose l

    mismo en un caballo. La compensacin al abandono vino por partede Apolo, quien adopt a Quirn y le ense muchas de sus habilida-des, las cuales lo llevaron a convertirse en mdico, instructor y guade muchos hroes, entre ellos los famosos Jasn, Aquiles, Hrculesy Esculapio este ltimo conocido por sus dotes de sanador, que lashaba aprendido sin duda, de Quirn.

    Ms tarde, comienza su verdadero sufrimiento al ser herido acciden-talmente en una pata por Hrcules, uno de sus discpulos. La heridano cicatriza pues la echa estaba envenenada con sangre de la Hidra

    y le ocasiona terribles dolores que lo acompaarn el resto de suvida. As comienza la incansable bsqueda de Quirn por curar suherida, un camino que le proporciona no slo una gran sabidura,sino el desarrollo de sus talentos de sanador, los que le permiten po-nerse al servicio de los dems.

    La historia de Quirn es casi una versin mtica del proceso de ini-ciacin chamnica. Pero su simbolismo es muy amplio y complejo.

    No slo nos ensea sobre las condiciones de la sanacin a partir delaprendizaje del sostenimiento del propio dolor, sino que nos infor-ma sobre las races ms profundas del sufrimiento: la ruptura de los

    vnculos amorosos entre las dos naturalezas, la divina y la humana.En otro plano, la ruptura de la conexin entre lo espiritual y lo instin-tivo, fractura basal y prototpica de muchas otras que detrs de sta,se han ido instalando en el seno de nuestra psique occidental. Reen-contramos aqu todas aquellas fragmentaciones que dieron lugar alas heridas de Occidente: entre el sujeto y el objeto, entre la mentey la materia, entre la razn y la emocin, entre el pensamiento y elcuerpo, entre la especie humana y la naturaleza, entre lo masculinoy lo femenino.

    Tampoco es casual que en la historia de Quirn haya sido Hrcu-les, uno de sus mejores discpulos, quien lo haya herido en su parteinferior, instintiva, en su anca de caballo. Hrcules es por su parte,la gura arquetpica del hroe, la imagen viva del impulso racionalmasculino hacia el logro y la superacin. Pensemos solamente hastaqu punto, la historia de Occidente est dominada por esta pulsinheroica individualista y esforzada hacia el xito. Como dice MelanieReinhart por la conquista y la dominacin como nes en s mismos,

    por una psicologa del `derecho de la fuerza, por una devaluacin

    de lo instintivo y de lo femenino, y por una sobrevaloracin del he-

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    rosmo a costa de mucho sufrimiento humano.23

    Una vez ms la imagen de Quirn, con su cuerpo hbrido, la mitadsuperior humana, la mitad inferior animal, nos brinda una analogasimblica de la integracin de los opuestos, de la reconciliacin yreparacin de la escisin fundamental entre espritu y materia y to-

    das las dems fragmentaciones sucesivas; en denitiva, una buenametfora de la va o el camino de la sanacin.

    Sostener la contemplacin simultnea de los opuestos, aquello queFlira no pudo tolerar, parece ser una llave maestra para trascenderel dolor de la fragmentacin. Y esto es una vez ms, algo que forma

    parte de la sabidura chamnica. Nos dice Joan Halifax los chama-nes estn entrenados en el arte del equilibrio, en moverse de forma

    segura y airosa en el umbral de los opuestos, en crear el cosmos a

    partir del caos. El Reino del Medio sigue pues, siendo un sueo al

    que el soante puede dar forma.24

    MS REFLEXIONES...

    Sobre el potencial sanador del chamanismo en el mundocontemporneo

    Ambos mitos, tanto el de Dionisos como el de Quirn, nos muestranclaramente que en Occidente existi una profunda tradicin de tipochamnica que con el correr del tiempo fue olvidada y desprestigia-

    da. Asociada con todo aquello que deba ser sometido al orden dela razn, esta raz chamnica termin estigmatizada como sinnimodel mal, de la locura, el desenfreno sexual y la embriaguez.

    En su libroExtasis. La Psicologa del Gozo, el psiclogo junguianoRobert Johnson analiza profundamente el mito de Dionisos y sostie-ne que la prdida de lo dionisaco, particularmente expresado en laincapacidad de experimentar esta energa natural dentro de un marcosocialmente aceptado, es una de las grandes tragedias de la culturaoccidental. Pero tambin nos advierte que intentar llenar un vaco

    de orden espiritual con cosas materiales o sensaciones fsicas, sloaumenta el vaco. Y lo que es peor, genera un crculo vicioso que esla bsqueda compulsiva de satisfaccin, un ansia que se incrementa

    progresivamente al quedar insatisfecha, mostrando claramente la re-

    23 Reinhart, Melanie; Signicado y simbolismo de Quirn. Una dimensinpsicolgica de la astrologa; Urano; Barcelona; 1991. p.40.

    24 Halifax, Joan en ibid. p. 33.

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    requiere una reparacin amorosa de las heridas inigidas. Y esto im-plica tener paciencia, ser cuidadosos y conar en el tiempo propiode los procesos naturales, que siempre es ms lento que el tiempo denuestra mente y nuestros deseos.

    Vemos entonces, que al hablar de sanacin estamos hablando de

    algo que trasciende el plano de las enfermedades fsicas o inclusopsicolgicas, para las cuales podramos aplicar ms estrictamentelos trminos curacin (para las dolencias fsicas) o psicoterapia(para las dolencias psquicas o psicolgicas). No se trata de elimi-nar sntomas ni atacar agentes patgenos, sino de algo mucho msdifcil. La sanacin es un proceso complejo que supone restablecerun equilibrio que podramos llamar energtico entre los distintos

    planos de la persona: somtico, emocional, intelectual y espiritual.

    Por eso al hablar de sanacin tambin estamos aludiendo a un con-cepto multidimensional e integral de salud que nos lleva a conce-

    birla como un estado de equilibrio dinmico de los distintos planosenergticos, por el cual se genera una alineacin simultnea de la

    persona hacia el interior consigo misma- y hacia el exterior, mejo-rando su vinculacin con el entorno.

    Este es el punto en el que reaparece el inters contemporneo sobreel chamanismo, pues como hemos visto, esta sabidura ancestral se

    basa justamente sobre una concepcin holstica de la salud y de lavida. Hay algunos aspectos centrales en las enseanzas de los pue-

    blos indgenas que pueden resultar muy valiosos para restaar las

    heridas de Occidente y que se maniestan esencialmente en laprctica chamnica, como por ejemplo:

    La concepcin del cosmos como una totalidad constituida por ml-tiples planos y realidades, poblados por multiplicidad de seres, fuer-zas y energas.

    La vivencia del ser humano como parte integrante de ese ordencsmico.

    La dedicacin activa y constante al mantenimiento del equilibrio.

    La integracin social de la experiencia del xtasis para mantener unuido contacto con otros planos de realidad.

    La ligazn permanente del ser humano con la tierra, que permiteanclar estos ascensos y descensos a otros planos.

    La interrelacin respetuosa del ser humano con las dems especiesviventes, vegetales y animales, as como con los dems elementosde la creacin.

    En resumen, el sostenimiento de una fuerte conexin espiritual.

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    En este sentido el chamanismo, que ha sido conservado ritualmentepor los pueblos indgenas, pero que como vimos, tambin est ins-cripto en nuestra propia tradicin occidental, contiene un gran poten-cial sanador, como un conocimiento ancestralmente reservado quehoy se est abriendo y haciendo ms pblico.

    A travs de la prctica concreta, el chamanismo sostiene hoy en da,una manera de concebir y actuar en el mundo, radicalmente diferentea la que hemos desarrollado en Occidente. De esta forma, podramosdecir que a travs de su perduracin, el chamanismo adquiere casiuna condicin losca, pues ms que un aporte a la antropologao a la historia de las religiones, su vigencia lo convierte en la vivademostracin de que es posible vivir de otra manera, bajo otra vi-sin del mundo, basada en la aceptacin y la convivencia con lodiferente, en la constante familiaridad con lo no ordinario, con lomultidimensional y lo energtico, en la bsqueda activa de la com-

    plementacin de los contrarios.Esta dimensin del chamanismo, que algunos autores designan comochamanidad25, permite hoy en da imaginar una proyeccin de esteconocimiento ms all de los lmites de las comunidades indgenas ylas prcticas teraputicas, y pensar concretamente en su vinculaciny acercamiento con nuevas formas de consciencia holstica y ecos-ca emergentes en Occidente. Este es un dilogo que recin se estiniciando.

    Creo sinceramente que el ansia ms profunda del alma humana con-

    tempornea -en la cual incluyo tanto a los indgenas como a los occi-dentales-, es reencontrar aquella conexin espiritual perdida, sanarlas heridas de la fragmentacin y superar la costumbre de convertira los opuestos en antagonistas. Recuperar el sentido de pertenencia aun orden mucho ms inclusivo, a un universo inteligente y sensible,sentirnos parte de esa trama y restablecer ese vnculo sagrado, puedeser un buen camino para reencontrar el equilibrio. La bsqueda porlo holstico es un nuevo despertar de ese profundo anhelo de com-

    prensin, de sentido y de integridad, que hoy tambin se renueva enOccidente de la mano del chamanismo.

    Fecha de recepcin: Mayo de 2013

    Fecha de aceptacin: Julio de 2013

    25 Vitebsky, Piers;Los chamanes; Taschen; 2001.

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    Otras lecturas sugeridas

    Berman, Morris;Historia de la conciencia. De la paradoja alcomplejo de autoridad sagrada; Cuatro Vientos; Santiago de Chile;2004.Berman, Morris; El reencantamiento del mundo; Cuatro Vientos;

    Santiago de Chile; 1987.

    Doore, Gary (Ed.); El viaje del chamn. Curacin, poder y creci-miento personal; Kairs; Barcelona; 1993.

    Eliade, Mircea;El chamanismo y las tcnicas arcaicas del xtasis;Fondo de Cultura Econmica; Mxico; 1993.

    Fericgla, Joseph Maria; Apolo, Dionisos y el uso de entegenos. En:Los entegenos y la ciencia; Los libros de la Liebre de Marzo; Bar-celona; 1999.

    Furst, Peter;Los alucingenos y la cultura; Fondo de Cultura Eco-nmica; Mxico; 1994.

    Furst, Peter;Flesh of the Gods. The ritual use of hallucinogens; Al-len y Unwin; London; 1972.

    Halifax, Joan; Shamanic Voices. A survey of visionary narratives;Arkana Books; 1991.

    Harner, Michael; The way of the Shaman: A guide to power andhealing; Harper and Row; New York; 1980.

    Harner, Michael;Hallucinogens and Shamanism; Oxford UniversityPress; New York; 1973.

    Lewis Williams, David; The Mind in the Cave; Thames y Hudson;London; 2004.

    Llamazares, Ana Mara; Metforas de la dualidad en los Andes; cos-movisin, arte, brillo y chamanismo. En: Valverde Valds, Ma. delCarmen y Victoria Solanilla (Eds.) Las imgenes precolombinas.

    Reejo de saberes (pags. 461 -488); UNAM; Mxico; 2011b.

    Martnez Sarasola, Carlos; El crculo de la consciencia. Una intro-duccin a la cosmovisin indgena americana. En: Llamazares yMartnez Sarasola (Eds)El lenguaje de los dioses(pp 21-65). Bue-nos Aires; Biblos; 2004.

    McKenna, Terence;Food of the Gods. The search for the OriginalTree of Knowledge; Bantam Books; 1992.

    McKenna, Terence; The Archaic Revival; Harper; San Fancisco;1991. (trad.La nueva consciencia psicodlica. De las alucinacionesa la realidad virtual. Planeta; Buenos Aires; 1994)

    Narby, Jeremy y Francis Huxley; Chamanes a travs de los tiempos.

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    Quinientos aos en la senda del conocimiento; Kairs; Barcelona;2005.

    Neumann, Erich; The Origins and History of Consciousness; Bol-lingen Paperbacks; Princeton; 1995.

    Rutheford, Ward; Shamanism.The Foundations of Magic; Thorsons

    Pub. Group; Northans; 1986.

    Schultes, Richard E. y A. Hofmann; Las plantas de los dioses. Or-genes del uso de los alucingenos; Fondo de Cultura Econmica;Mxico; 1982.

    Tarnas, Richard; The Passion of Western Mind. Understanding theIdeas that have Shaped Our World View; Ballantine Books; NewYork; 1993.

    Tarnas