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1. 2 BÁLSAMO EN GALAAD Jer. 8:18-22, A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí. 19 He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene

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BÁLSAMO EN GALAAD Jer. 8:18-22, A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí. 19 He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion?¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron ai-rar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas? 20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. 21 Que-brantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, es-panto me ha arrebatado. 22 ¿No hay ……….

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bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo? Israel bien entendió a Jeremías. Gén. 37:25, Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas, bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto. 26 Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? 27 Venid, y ……….

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vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne.

La condición espiritual de Israel no tenía justificación. ¿Qué dijo Jeremías? (Cap. 8)

¡Lo mismo es aplicable hoy en día!

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La enfermedad es el pecado Las síntomas: Isa. 1:6, Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Rom. 1:28-32, Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades ……….

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30 murmuradores, detractores, aborrecedo-res de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, in-ventores de males, desobedientes a los pa-dres, 31 necios, desleales, sin afecto natu-ral, implacables, sin misericordia; 32 quie-nes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

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Rom. 3:9-18, ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10 Como está es-crito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron in-útiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 13 Sepulcro abierto es su gar-ganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios ……………

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14 Su boca está llena de maldición y de amargura. 15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y desventura hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.

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Es una enfermedad universal Rom. 3:10,23, Como está escrito: No hay justo, ni aun uno …. 23 por cuanto todos pe-caron, y están destituidos de la gloria de Dios. 1 Jn. 5:19, Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Al escuchar las noticias diarias esto se hace evidente. Esta “enfermedad” es de nivel epidémico.

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Es una enfermedad fatal Rom. 6:23, Porque la paga del pecado es muerte. Ezeq. 18:20, El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el pa-dre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Ningún pecador escapará esta paga del pe-cado. 1 Ped. 4:17,18, Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál ….

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será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? 18 Y: Si el justo con di-ficultad se salva, ¿En dónde aparecerá el im-pío y el pecador?

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Esta enfermedad es incurable

Jer. 8:11, Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. El negar la realidad del pecado no la quita. El ignorar al pecado no lo hace desvanecer. Decir, “paz, paz” no trae paz; no cambia nada. El pecador confronta la muerte eterna. Rom. 7:24, (hablando como inconverso, Pablo dice) ¡Miserable de mi! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

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El Médico es Jesucristo ¡Hay buenas nuevas para el pecador! Heb. 7:25, por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Mat. 11:4-6,28, Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. 5 Los ciegos ven, los cojos an-dan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio …………..

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6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí ….. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Cristo sanaba para probar su derecho de perdonar pecados. Mar. 2:9-11,17, ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pe-cados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: ……

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Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa …. Al oir esto Jesús, les dijo: Los sanos no tie-nen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecado-res. En irrisión y mofa los enemigos de Jesús dirían (Luc. 4:23): El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. -- Es decir, hacer milagros allí para verificar su reputación en partes lejanas.

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El Remedio: La Sangre De Cristo La Justicia de Dios demanda la muerte. Heb. 9:14, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vues-tras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Efes. 1:7, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Isa. 53:4-6, Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Mas él herido …………

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fue por nuestras rebeliones, molido por nues-tros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros cura-dos. 6 Todos nosotros nos descarriamos co-mo ovejas, cada cual se apartó por su cami-no; mas Jehová cargó en él el pecado de to-dos nosotros.

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La Razón Por Qué Israel No Fue Sanado:¡No Quiso!

Jer. 8:22, Ver. Moderna, “¿Por qué pues no han sido curadas las heridas de la hija de mi pueblo?” ¡Israel no tenía respuesta, excusa! La gente de hoy rehusa contestar la pregun-ta: ¿”Por qué no he sido salva”? Mat. 23:37, ¡Jerusalén, Jerusalén, que ma-tas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos de-bajo de las alas, y no quisiste!

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Mat. 13:14,15, De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.

“No hay hombre más ciego que el que rehu-sa ver”.

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Algunos dudan, pero no investigan. Compárense 1 Tes. 5:21, Examinadlo todo; retened lo bueno. Hech. 17:11, Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Algunos siguen los placeres. 2Tim.3:4, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.

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Algunos aman el dinero.1 Tim. 6:9,10,17, Porque los que quieren en-

riquecerse caen en tentación y lazo, y en mu-chas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extra-viaron de la fe, y fueron traspasados de mu-chos dolores..A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

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Algunos son vanagloriosos.

1 Jn. 2:15-17, No améis al mundo, ni las co-sas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los de-seos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

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Algunos son como Naamán. 2 Reyes 5:12, Abana y Farfar, ríos de Damas-co, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré tam-bién limpio? Y se volvió, y se fue enojado. En lugar de obedecer al evangelio, ofrecen hacer algo por substituto, expresando así su propia voluntad. ¡Se enojan cuando se les llama la atención a lo que en realidad están haciendo!

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El tiempo es corto.

Jer. 8:20, Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. Ya era tarde para Israel para evitar el castigo de Dios. El pecador de hoy no debe menospreciar su oportunidad para salvarse. 2 Cor. 6:2, He aquí ahora el tiempo acepta-ble; he aquí ahora el día de salvación.

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2 Ped. 3:9, El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no que-riendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Los pecadores que creen que Jesús es el Hijo de Dios, se arrepienten de todos sus pe-cados, y, confesando su fe en Jesús, se bau-tizan para perdón de los pecados, serán sal-vos. Así enseña la doctrina del Gran Médico, Jesucristo. “Sed salvos de esta perversa ge-neración”, Hech. 2:40

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CONCLUSION

¿Por qué no había sanado Israel? 1. No por falta de medicina 2. No por falta de médico 3. La culpa estaba en ellos mismos ¿Por qué, amigo, no ha sanado de la enfer-medad de pecado? 1. ¿No murió Jesús por usted? 2. ¿No ha oído el evangelio predicado? 3. La respuesta está en usted.

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