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UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA FACULTAD DE FILOLOGÍA Dto. de LITERATURA ESPAÑOLA Y TEORÍA DE LA LITERATURA INSTITUTO DE SEMIÓTICA LITERARIA Y TEATRAL TESIS DOCTORAL APROXIMACIÓN SEMIÓTICA AL TEATRO HISTÓRICO DE DOMINGO MIRAS Y AIMÉ CESAIRE ANDRÉ MAH, Licenciado en filología hispánica Madrid, 1997

1 portada y dedicatoria - uned.esT/pdf/andremah.… · investigaciones de Peirce es de ofrecer algo más amplio que Saussure, en la medida en que los sujetos de la semiosis de Peirce

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  • UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIN A DISTANCIA FACULTAD DE FILOLOGA

    Dto. de LITERATURA ESPAOLA Y TEORA DE LA LITERATURA INSTITUTO DE SEMITICA LITERARIA Y TEATRAL

    TESIS DOCTORAL

    APROXIMACIN SEMITICA AL TEATRO HISTRICO DE DOMINGO MIRAS Y AIM CESAIRE

    ANDR MAH, Licenciado en filologa hispnica

    Madrid, 1997

  • TESIS DE DOCTORADO

    APROXIMACIN SEMITICA

    AL TEATROHISTRICO

    DE

    DOMINGO MIRAS Y AIM CESAIRE

    ANDR MAH

    INSTITUTO DE SEMITICA LITERARIA Y TEATRAL

    DEPARTAMENTO de LITERATURA ESPAOLA Y TEORA DE LA LITERATURA

    FACULTAD DE FILOLOGA

    INSTITUTO DE SEMITICA LITERARIA Y TEATRAL

    UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIN A DISTANCIA

    Diretor: Dr. D. Jos Romera Castillo

    Curso Acadmico 1996/1997

  • Dedicatoria

    Dedico esta tesis:

    A mis padres y a mi amigo Vicente Miravalles

    que la quisieron, pero no la vern.

    A mis hijos Que la vern para comprender lo que les espera.

    A mi esposa por su paciencia.

  • ndice

    Pg. 3

    NDICE

    NDICE AGRADECIMIENTOS

    INTRODUCCIN GENERAL: PRESUPUESTOS TERICOS

    I. EL MTODO DE ANLISIS SEMITICO: un estado de la cuestin

    I.1. Es el teatro un gnero literario?

    I.2. De la existencia de la comunicacin teatral

    I.3. Semitica del texto o de la representacin?

    II. EL DISCURSO HISTRICO

    III. CONFIGURACIN GENERAL

    PRIMERA PARTE: LOS DRAMATURGOS, LA OBRA, EL CONTEXTO Y LA

    CRTICA

    I. EL HOMBRE, LA OBRA Y EL CONTEXTO

    I.1. Domingo Joaqun Miras I.2. Aim Csaire II. EL CONTEXTO Y LA CRTICA: un estado de la cuestin SEGUNDA PARTE: LOS PERSONAJES: SUS FUNCIONES ACTANCIALES Y ACTORIALES II.1. EL ANLISIS ACTANCIAL: un modo privilegiado de lectura II.1. ANLISIS ACTANCIAL DE LAS PIEZAS DE MIRAS Y CSAIRE

    II.2.1. El eje Sujeto/Objeto (S/O)

    II.2.1.1. Su funcionamiento

    II.2.1.2. El paradigma Opresin/Libertad

    II.2.1.2.1. Sujeto de condicin humilde

    II.2.1.2.2. Sujeto perteneciente al alto estamento social

  • ndice

    Pg. 4

    II.2.1.3. El paradigma Muerte/Vida o el signo de la semilla

    II.2.1.4. El paradigma Sujeto nico/Sujeto colectivo

    II.2.1.5. El paradigma Mujer/Hombre

    II.2.2. El eje Ayudante/Oponente (A/Op)

    II.2.2.1. Su funcionamiento

    II.2.2.2. El paradigma Ayudantes sobrenaturales/Ayudantes normales

    II.2.2.3. El paradigma Oponentes/Pueblo/Poder

    II.2.2.4. Hacia un anticlericalismo en el teatro de Miras y Csaire

    II.2.2.5. El paradigma actante rbitro/traidor

    II.2.3. El eje Destinador/Destinatario

    II.2.3.1. Su funcionamiento

    II.2.3.2. La categora Destinador/Destinatario

    II.2.4. El paradigma Actante/Actor

    TERCERA PARTE: ANLISIS DE LAS DETERMINACIONES ESPACIALES Y

    TEMPORALES

    III.1. ESTRUCTURA DRAMTICO-ESPACIAL

    III.1.1. El concepto de espacio teatral

    III.1.2. Las determinaciones locales

    III.1.3. Tipologa de los espacios escnicos

    III.1.3.1. El espacio cerrado

    III.1.3.1.1. El convento y la Iglesia

    III.1.3.1.2. La casa y el palacio

    III.1.3.1.3. El bar, la taberna y la venta

    III.1.3.1.4. La prisin

    III.1.3.2. El espacio abierto

  • ndice

    Pg. 5

    III.1.3.2.1. El mar y el espacio areo

    III.1.3.2.2. La calle

    III.1.3.2.3.El barrio y la plaza pblica

    III.1.3.2.4. El camino y el campo

    III.1.3.3. El espacio imaginario

    III.1.3.4. El campo objetual

    III.2. ESTRUCTURA DRAMTICO-TEMPORAL

    III.2.1. El concepto de tiempo teatral

    III.2.2. Funcionamiento del tiempo en las piezas

    III.2.2.1. El tiempo escnico

    III.2.2.2. La temporalidad histrica

    III.2.2.3. El tiempo dramtico: la cronmica

    III.2.2.3.1. Las grandes secuencias

    III.2.2.3.2. La condensacin por saltos temporales

    III.2.2.3.3. La simultaneidad

    III.2.2.3.4. Otras figuras del tiempo

    III.2.2.3.4.1. Figuracin del da y la noche

    III.2.2.3.4.2. Figuracin de las estaciones

    CUARTA PARTE: ANLISIS DEL DISCURSO TEATRAL

    IV.1. EL CONCEPTO DE DISCURSO TEATRAL

    IV.2. DISCURSO TEATRAL EN LA DRAMATURGIA DE LOS AUTORES

    IV.2.1. Tentacin de la escritura y reduccin del inters dramtico

    IV.2.1.1. Miras y las didascalias

    IV.2.1.2. Csaire y los dilogos

    IV.2.2. El discurso del personaje: sociolecto e idiolecto

    IV.2.2.1. El sociolecto

  • ndice

    Pg. 6

    IV.2.2.2. El idiolecto

    IV.2.3. El discurso no verbal

    IV.2.3.1. El paralenguaje

    IV.2.3.2. Las cualidades y funciones paralingsticas

    IV.2.3.3. La kinsica

    IV.2.3.4. La proxmica y otros aspectos

    CONCLUSIONES GENERALES

    ANEXO (Esquemas Actanciales)

    BIBLIOGRAFA

  • ndice

    Pg. 7

    AGRADECIMIENTOS

    En primer lugar, quisiera que mis palabras de agradecimiento fuesen para el Dr.

    Romera Castillo, director de la tesis de doctorado, por el inters que ha manifestado por este

    trabajo y la cordial firmeza con la que lo ha dirigido y me ha guiado, poniendo a mi

    disposicin la bibliografa adecuada, su propia biblioteca y las posibilidades de participar en

    varios Seminarios de Semitica.

    Quiero agradecer tambin a los amigos y hermanos que, en distintos niveles, han

    contribuido a la realizacin de este trabajo, principalmente a Pierre-Clestin Ndzi Abena,

    Mme Guindon ne Yaw Jacqueline y Bernardin Essama Ngala, por su constante apoyo

    moral. Y as como a cuantos me han escuchado y aconsejado, pese a que no constan sus

    nombres, en este reducidsimo espacio.

  • INTRODUCCIN GENERAL:

    PRESUPUESTOS TERICOS

  • Introduccin general Configuracin general

    1

    I. EL MTODO DE ANLISIS SEMITICO: un estado de la cuestin

    De la forma ms general posible, diremos con M. Foucault (1996: 44)1 que la semiologa es el conjunto de conocimientos y tcnicas que permiten distinguir

    dnde se encuentran los signos, definir lo que los instituye como signos, conocer

    sus vnculos y las leyes de su encadenamiento.

    El mtodo de anlisis semitico en el caso del teatro es el que centra

    su atencin en la organizacin interna de sistemas significantes que componen el

    texto y el espectculo, en la dinmica del proceso de significacin y de

    instauracin del sentido por la accin de los practicantes del teatro y del pblico.

    La bibliografa de la Semitica general y de la Semitica teatral en particular, es abundantsima; por lo que, para tener una idea exhaustiva de la

    situacin, sugerimos el recurso a cualquier historia o manual dedicado al tema,

    siendo ms provechosa, a nuestro juicio, la serie de trabajos bibliogrficos

    llevados a cabo, durante estos ltimos aos por el profesor Romera Castillo, al

    inventariar toda la crtica en Espaa sobre la semitica literaria en general y

    teatral, en particular. Aludimos a:

    1) Jos Romera Castillo (1998)

    2) Jos Romera Castillo (1990), a lo que podemos aadir el pequeo estado

    de la cuestin que ofrece sobre la semitica teatral en general (Romera

    Castillo, 1993: 310).

    1 Hemos optado por el sistema anglosajn de notacin: el nombre y el ao remiten al libro y la edicin que hemos manejado, tal como se da en la lista bibliogrfica del final. Recurrimos a las notas al pie de pgina slo para discutir un punto o aclarar algn aspecto concreto.

  • Introduccin general Configuracin general

    2

    En lo que respecta a nuestro trabajo, slo intentaremos dar un sucinto

    panorama de lo que en la actualidad se conoce como semitica teatral y

    despejar algunas dudas sobre lo que sigue constituyendo puntos de polmica de

    la crtica teatral moderna.

    La filiacin histrica y la justa localizacin del enfoque semitico

    contemporneo nos conduce a la obra de dos pensadores de finales del XIX y

    principios del XX, el suizo Ferdinand de Saussure y el norteamericano Charles

    Sanders Peirce: en ellos residen los cimientos de una teora sin los cuales el

    desarrollo de la semitica teatral sera inexplicable.

    Saussure consigna en su famoso Cours de lingistique gnerale que la

    lengua es un sistema de signos que expresan ideas y por esta razn, es

    comparable con la escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritos simblicos,

    las formas de cortesa, las seales militares, etc. As, pues, podemos concebir

    una ciencia que estudie la vida de los signos en el marco de la vida social;

    podra formar parte de la psicologa social y, por consiguiente, de la psicologa

    general; nosotros vamos a llamarla Smiologie2 (del griego signo). Podra

    decirnos en qu consisten los signos, qu leyes los regulan (Eco, 1985: 43).

    Es interesante recordar esas palabras de Saussure, porque muchos

    semilogos de corte saussureano (Buyssens, Mounin, etc.) han obstaculizado,

    como lo veremos a continuacin, la semiologa teatral al no ser influidos ms

    que por el aspecto lingstico del signo y su doble articulacin.

    2 En nuestro trabajo, los trminos semiologa de origen europeo-occidental (Saussure) y semitica de origen angloamericano (Locke, Peirce, etc.) se contemplan como sinnimos. Utilizamos perfectamente semitica, de acuerdo con la Internacional Association for Semiotics Studies, que en su carta constitutiva, decidi unificar las denominaciones en dicho trmino.

  • Introduccin general Configuracin general

    3

    Casi en el mismo momento, Peirce, en los Estados Unidos, concibe una

    teora general de los signos bajo el nombre de semitica. La importancia de las

    investigaciones de Peirce es de ofrecer algo ms amplio que Saussure, en la

    medida en que los sujetos de la semiosis de Peirce no son necesariamente

    sujetos humanos sino tres entidades semiticas abstractas:

    Por semiosis, entiendo una accin, una influencia que sea, o

    suponga una cooperacin de tres sujetos, como por ejemplo, un signo, su

    objeto y su interpretante, influencia tri-relativa que en ningn caso puede

    acabar en una accin entre parejas (Eco, 1985: 45).

    La trada de Peirce, iconos, ndices y smbolos3 (el signo es considerado

    como algo que est en lugar de alguna otra cosa para alguien en ciertos aspectos

    o capacidades) no requiere como condicin necesaria para la definicin del

    signo, que ste se emita intencionalmente ni que se produzca artificialmente. Su

    compatriota Ch. Morris, en Writing of the general theory of signs (Morris, 1971)

    corresponder con l:

    Algo es un signo solo porque un intrprete lo interpreta como

    signo de algo (por lo que) la semitica no tiene nada que ver con el

    estudio de un tipo de objeto particular, sino con los objetos comunes en la

    medida (y slo en la medida) en que participan en la semiosis (Eco, 1985:

    46).

    A Morris, debemos adems las partes generalmente admitidas de la

    Semitica, que son las que propuso en 1958 en su obra Foundations of the

    theory of Signs: la Sintctica, la Semntica y la Pragmtica, basndose en el 3 Para la abundante bibliografa que han provocado las ideas de Peirce, pero sobre todo por esta clasificacin fundamental de los signos, oportuna para explicar los mecanismos que articulan la significacin de toda obra literaria, vase Jos Romera et alii, Ch. S. Peirce y la literatura, Signa 1 (1992).

  • Introduccin general Configuracin general

    4

    hecho de que en todo sistema de signos, hay unidades formadas (objeto para un

    estudio de unidades y relaciones), unos valores de significado o estmulos de

    conducta (objeto para un estudio de las relaciones, las formas con sus efectos), y

    unas relaciones externas con otros sistemas culturales o con los sujetos que usan

    los signos (objeto de un pragmtica) Bobes, 1989).

    De todos modos, desde que Peirce y Saussure empezaron a hablar de

    nuestro mbito de estudio -la Semitica o la Semiologa- la consideracin de que

    todo hecho cultural, dentro de la vida social, es un signo que comunica algo, ha

    ido afianzndose.

    De la interpretacin del pensamiento de Peirce y Saussure va a desprender

    la historia de la semiologa en general y de la teatral en particular. En el mbito

    europeo de raz saussureana se nota como rasgo caracterizador de la semitica,

    una fuerte imbricacin entre Lingstica y Semitica, con especial tendencia de

    dependencia de la segunda respecto a la primera. Con respecto a su aplicacin a

    los estudios teatrales, la Semitica como mtodo consciente de s mismo, se

    puede remontar a los aos treinta, al Crculo de Praga (la escuela checa). Sus

    mximos representantes son: Veltrusky (1990), Mukarovski (1977); Honzl

    (1940); Zich (1931) y el etnlogo ruso Bogatyrev (1971). Cabe destacar la

    presencia, en estos momentos en Checoslovaquia, de una figura cumbre de la

    reflexin sobre el arte y el lenguaje: Roman Jakobson (1963, 1966, 1977);

    influye y se deja influir por el crculo de Praga. Es tambien notable, en los

    mismos aos, la escuela polaca con Roman Ingarden (1971), como figura

    prominente.

    De estos autores nace la cracin y la reflexin teatral como resultado de la

    sntesis entre la teora del teatro y la prctica de la puesta en escena; de esa

    simbiosis germina y se consolida la semitica del teatro de raz estructuralista:

  • Introduccin general Configuracin general

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    su clasificacin de los signos escnicos, su anlisis del texto dramtico, su

    reflexin sobre la dinmica del signo teatral estn en base de la semitica teatral

    hasta hoy da.

    De este poderoso sistema conceptual europeo-oriental hereda la Europa

    occidental, cuyas figuras y obras ms destacadas pueden, brevemente, researse

    as:

    - Los Franceses: E Souriau (1950); G. Mounin (1972); R. Barthes (1964, 1972,

    1981, 1985); A. Ubersfeld (1978, 1982); P. Pavis (1976, 1990); el polaco T.

    Kowzan (1969); el belga A. Helbo (1975); etc.

    - Los Italianos: U. Eco (1985); su discpulo, M. De Marins (1982); G.

    Bettetini (1977); etc.

    Por lo que respecta a Espaa, cabe sealar, a partir de los setenta, la

    existencia inicial de dos ncleos de investigacin semitica: uno en Oviedo y

    otro en Valencia; y a partir de los ochenta, la constitucin de la Asociacin

    espaola de Semitica (1983). Un panorama de las actividades investigadoras de

    la A.E.S., se ofrece en J. Romera Castillo, 1993:303.

    El ao 1983 es muy fecundo para la semitica espaola espaola, no slo

    por la creacin de la Asociacin, sino tambin por la celebracin en Roma del

    Simposio Semitica del teatro: el texto de la representacin. Este encuentro

    evidencia la consolidacin de la semitica espaola, en sus diferentes lneas

    metodolgicas, donde la opcin por la representacin escnica cohabita

    vlidamente con los anlisis del texto dramtico. Una sucinta nmina de

    semiticos de teatro sera ms o menos la siguiente: J. M. Dez Borque y L.

    Garca Lorenzo (1975); M. C. Bobes (1989, 1991); su discpula J. Canoa (1989);

  • Introduccin general Configuracin general

    6

    J. L. Garca Barrientos (1981); J. C. Galiana (1974); M. Sito Alba (1987); K.,

    Spang (1991); A. P. Trapero (1989); A. Tordera, J. Talens y J. Romera (1988).

    La tesis doctoral de A. Tordera (1979) est an indita.

    A estos tericos, hay que aadir, para elogiar, la intervencin de

    especialistas que ejercen simultneamente el anlisis intelectual y la prctica en

    el trabajo de creacin teatral, como es el caso de Csar Oliva (Universidad de

    Murcia), M. Ricard Salvat (Universidad de Barcelona), Antonio Tordera

    (Universidad de Valencia), etc.

    Hoy da, la paulatina y creciente valoracin de la semitica pragmtica de

    Peirce, por una parte, ha permitido la recuperacin de la dimensin pragmtica

    de todo hecho de comunicacin cultural. Por otra parte, y como lo propuso

    Umberto Eco (1985: 28-29), la semitica teatral se ha enriquecido de la

    aportacin de otros campos de investigacin, siendo el proyecto de la Semitica,

    convertirse en disciplina que estudia el conjunto de la cultura:

    - La narratologa (el relato es una representacin de un acontecimiento: N.

    Everaert-Desmed, 1981: 7) desde la perspectiva de V. Propp (1971), Cl.

    Bremond (1973, 1981), A. J. Greimas (1966, 1970, 1973, 1983), R.

    Barthes (1981), G. Genette (1966, 1969, 1972, P. Ricoeur (1983, 1984,

    1985) etc.

    - La enunciacin y los actos de habla, es decir, la conversin de la lengua

    en discurso por un enunciador, la enunciacin que se refleja en la

    estructura del enunciado: E Benveniste (1966, 1973, D. Maingueneaud

    (1976, 1981, 1984), O. Ducrot (1972, 1986), J. Searle (1972) etc.

    - El vasto dominio de la paralingstica, que estudia los rasgos en un

    tiempo llamados suprasegmentales que corroboran la comprensin del

    lenguaje verbal; la kinsica y la proxmica, que nacidas en el mbito de la

  • Introduccin general Configuracin general

    7

    antropologa, se afirman como disciplinas de comportamiento

    significante, es decir, los gestos, las posturas del cuerpo etc., como

    lenguaje no verbal: F. Davis (1986), F. Poyatos (1994: I, II, III), Romera

    (1994 etc., sin olvidar la teora de la recepcin con su horizonte de

    expectativas etc.

    Como se puede notar, cada uno de estos campos est estrechamente ligado

    con el teatro: la estructuracin del drama, las determinaciones espacio-

    temporales, el discurso teatral y la actuacin del comediante: intentaremos

    aprovecharlo en nuestro trabajo. En definitiva, la Semitica no es una disciplina

    ms, sino un mtodo y, a la vez, un modo interdisciplinar de aproximarse a la

    produccin de sentido que comportan todos los lenguajes que intervienen en la

    comunicacin del hombre. Pero antes de todo, conviene aclarar algunos puntos

    polmicos: es que, dada la conocida frecuencia con que la crtica se somete a

    una no escrita ley del pndulo (puesto que la idea de teatro cambia

    constantemente segn las pocas), una aproximacin semitica a la escritura

    dramtica de nuestros autores, nos precipita en el centro de unas controversias.

    Es que, tras tantos aos de considerar en el teatro slo el nivel lingstico,

    o sea verbal, hoy se ha podido llegar a su olvido, o al menos, a su postergacin

    por parte de algunos crticos. Tres parecen ser los campos de batalla de la crtica

    teatral actual:

    1) Es el teatro, un gnero literario?

    2) Existe o no una comunicacin teatral?

    3) De existir una semitica teatral, semitica del texto o de la representacin?

  • Introduccin general Configuracin general

    8

    Se comprendern ahora las enormes dificultades tericas que encontramos en nuestro camino, no slo porque la semiologa del teatro sea an una disciplina balbuciente sino por la complejidad de la prctica, que la sita en una encrucijada de enormes querellas por la que transitan la antropologa, el psicoanlisis, la lingstica, la semntica y la historia. A. Ubersfeld (1989: 9)

    I.1. ES EL TEATRO UN GNERO LITERARIO?

    A ntes de todo, queremos hacer una aclaracin, de acuerdo con el profesor Tordera (1988: 159): la mayor parte de las literaturas europeas distinguen entre

    drama y teatro, que coincidiran aproximadamente con el texto escrito y su

    representacin respectivamente. Aunque esta distincin esd apenas perceptible

    en castellano, no entramos en su discusin y utilizamos indistintamente ambos

    trminos, mientras no se indique lo contrario, para referirnos al teatro como

    totalidad.

    A la hora de analizar la falta de unanimidad en cuanto a la clasificacin

    del teatro y a la controversia sobre texto y representacin, conviene sealar dos

    tipos de postura, uno aparentemente opositivo y el otro excluyente.

    El primero es coyuntural: es el tipo de opinin expresada por algn autor

    en determinadas circunstancias, sin que sea una postura radical. Por ejemplo,

    cuando Lorca (1967: 1767) afirma: Hay que desterrar de una vez todas esas

    cantinelas ineptas de que el teatro no es literatura, y tantas otras. No es ni ms

    ni menos que literatura, o cuando, en su teora teatral, Ruiz Iriarte releva la

    supremaca del autor y del texto literario (Garca Ruiz, 1988: 197), pueden

    resultar excesivos en sus puntos de vista, puesto que ellos mismos saban que el

  • Introduccin general Configuracin general

    9

    teatro era ms que eso y lo demostraron en la prctica. Hay que apreciar estas

    opiniones como una reclamacin de la necesidad y de la legitimidad de decir

    que el teatro es tambin literatura.

    Al lado opuesto, pero dentro de los coyunturales, hay otros como

    Molire, Ortega y Gasset, Ubersfeld, etc., cuyos juicios no tienen que

    considerarse como excluyentes. En el prefacio de LAmour-mdecin, Molire

    escribe: Les pices ne sont faites que pour tre joues ; coincide con l

    Ubersfeld cuando dice que el teatro no es un gnero literario. Es una prctica

    escnica; Ortega y Gasset corrobora estas opiniones cuando escribe (Urrutia,

    1975: 269-291): Lo, literario se compone slo de palabras, (y el teatro) no es

    una realidad que, como la pura palabra, llega a nosotros por la pura audicin.

    En el teatro, no slo omos, sino que, ms an y antes que oir, vemos vemos a

    los actores moverse; y concluye: El teatro, antes que un gnero literario, es un

    gnero visionario o espectacular. En realidad, lo que se exige aqu es otra

    lectura de las obras dramticas, lectura diferente de la crtica literaria

    tradicional, que durante mucho tiempo, ha contemplado el teatro de igual modo

    que la novela o la poesa, haciendo odos sordos a su especificidad.

    Como se puede notar, los dos puntos de vista, aunque opuestos, no son

    excluyentes, y los reconcilia fcilmente el profesor Romera (1993: 310) con el

    concepto de la doble existencia artstica del hecho teatral:

    Los textos teatrales (escritos) pertenecen de lleno a la literatura, cuando

    tienen calidad artstica -cmo no?- y por lo tanto, pueden ser estudiados en las

    historias literarias: pero cuando hay representacin, el texto escrito es una

    parte ms, integrada en el conjunto de todos los elementos que articulan el

    espectculo teatral.

  • Introduccin general Configuracin general

    10

    El segundo grado de posturas opositivas, en trminos radicales, empieza

    con la revolucin en el mbito de la crtica, iniciada a principios del siglo XX y

    especialmente en el perodo entre las dos grandes guerras, con (como ya lo

    vimos) las escuelas checa y polaca. Le reflexin sobre el teatro desde una ptica

    semitica permite a los tericos y hombres del teatro definirlo como una

    estructura de signos. Pero mientras unos, como veltrusky, establecen la

    diferencia entre el texto escrito, literario, y la representacin, como los dos

    aspectos del hecho teatral, otros, como Ingarden, distinguen entre texto principal

    (dilogos) y texto secundario (acotaciones, terminologa cuyo carcter privilegia

    al texto literario dialogado; otros, como Zich, rechazan absolutamente la

    supremaca de la palabra en el teatro y proponen una definicin del hecho teatral

    de manera que la obra dramtica slo exista a partir de su realizacin escnica.

    La brecha est abierta: de los que sostienen que el teatro, constituvamente,

    es representacin, a los que piensan que el hecho teatral debe su especificidad de

    la correlacin entre el texto y la representacin, llegamos a los extremos con

    ciertos crticos italianos y franceses, en los que los trminos obra literaria y

    representacin estn en una oposicin equivalente a no teatro/teatro.

    A partir de all, ya no hay acuerdo sobre lo que es la obra dramtica: si

    empieza en el texto literario o si slo es representacin.

    En el origen del conflicto, cabe sealar las Historias de literatura,

    incluso del teatro, en las que se puede comprobar que, con frecuencia, el estudio

    de la obra dramtica se limita al texto escrito. As, no slo se clasifica el teatro

    como gnero literario igual que la novela o la poesa, sino que tambin, en las

    escuelas, Institutos y Facultades, es ledo, y en los anlisis de las piezas,

    encontramos el mismo empeo en el estudio de los temas, personajes, fuentes,

    etc. Nada de lo que hace especificidad, la inteligibilidad de una obra dramtica.

  • Introduccin general Configuracin general

    11

    A este problema se refiere el profesor Amors (1988: 4) cuando habla de

    nuestra gran incultura actual:

    () En el centro de toda sta, por supuesto, la inaceptable reduccin del

    teatro a un texto, sin tener en cuenta la enorme complejidad del fenmeno

    escnico (). En trminos generales, en las facultades de letras espaolas se

    estudia nuestro teatro clsico desde un punto de vista casi exclusivamente

    literario; no se acercan demasiado al teatro actual y de ningn modo a los

    problemas escnicos

    Adems (y es un problema ms agudo en nuestros pases de frica donde

    las casas editoras son muy escasa) los editores se dedican a la publicacin de lo

    que se estudia en los bancos; los promotores del libro favorecen ms la edicin

    de las obras teatrales inscritas en el programa escolar.

    Profesores e investigadores han intentado siempre estudiar los textos

    dramticos sobre la base de un acercamiento temtico, psicoanaltico, etc.,

    acordando la primaca al texto concebido como el conjunto de los discursos de

    los personajes, y con el total olvido del discurso didasclico, el mismo que rige

    la representacin. De ah nacieron algunos loci comuni hoy indesraizables en el

    espritu de muchos estudiantes: Yerma o el drama de la esterilidad, Fedra o el

    amor incestuoso etc.

    Por otra parte, en la concepcin historicista de la literatura (de donde

    deriva el inters por conocer las circunstancias personales, familiares,

    profesionales, sociales del autor, que aclararan sus posibilidades de expresin,

    su visin del mundo, sus fuentes literarias etc.) como expresin de un sentido

    nico (el dado por el autor y que la crtica debe descubrir) est segn Bobes

    (1991), el que, durante siglos, se consider como principio generador del arte, la

  • Introduccin general Configuracin general

    12

    mimesis: para el autor, la obra es un proceso de reproduccin de la realidad, tal

    como l, desde sus personales circunstancias, la capta; y para el lector, el

    proceso debe realizarse a la inversa. Nace as otra de las actitudes reductoras del

    hecho teatral, lo que Ubersfeld (1989): 13) llama la ilusin de la coincidencia

    entre el texto escrito y la representacin, es decir la idea de equivalencia

    semntica entre ambos.

    La representacin sera, en este caso, una traduccin fiel del texto

    literario. Semejante actitud conlleva el gran peligro de la tentacin de fijar el

    texto, de sacralizarlo hasta el extremo de bloquear todo el sistema de la

    representacin y la imaginacin de los intrpretes (director y comediantes)

    (Ubersfeld: 14). Es ms, segn Bobes (1991: 31): con la pretensin de fidelidad,

    se trata de sacralizar no slo el texto sino un sentido o sea, una lectura particular

    del mismo como si el texto dramtico, cracin literaria, fuera un texto histrico,

    testimonial nico.

    El error de esa concepcin historicista es olvidar que una representacin

    (una lectura entre otras de un director de escena) no puede ser fiel a un texto

    (literario) de lectura mltiple, o sea polivalente semnticamente.

    Otro punto de discordia es la postura frente al objeto de estudio. Ante las

    dificultades y la falta de estabilidad, en sus formas, de la representacin, los hay

    que creen que la teora del teatro debe reducirse al anlisis del texto dramtico

    (texto literario y espectacular, en su conjunto escrito, aunque denominado de

    formas diversas segn escuelas y autores). Para estos tericos, la representacin

    no aade nada nuevo al texto escrito: es la opinin de Meyerhold para quien

    ambos no son ms que uno (Tordera, 1988: 163). Ionesco resume as la

    situacin:

  • Introduccin general Configuracin general

    13

    Au thtre le metteur en scne, personnage peu prs inutile, sauf en tant

    que rgisseur, est aussi nfaste. Cest une sorte de doublure de lauteur. Une

    mauvaise habitude veut que souvent, le metteur en scne puisse considrer que

    le texte nexiste pas ou ne compte pas; il veut faire une mise en scne en se

    servant du texte au lieu de servir de texte tout naturellement, ce qui est la chose

    la plus logique puisque luvre est dans le texte, puisque les intentions sont

    dans le texte, cet univers-l est lunivers du texte (E. Jacquart, 1974 : 20).

    Otros, idealistas y simbolistas, ayudados por la psicocrtica, van hasta

    considerar la representacin como un empequeecimiento, una distorsin del

    texto o un atentado a los dotes imaginativas del lector. A este propsito escribe

    Maeterlink:

    La plupart des grands pomes de lhumanit ne sont pas scniques. Lear,

    Hamlet, Othelo, Antoine et Cloptre, ne peuvent tre reprsents; il est

    dangereux de les voir sur scne. Quelque chose dHamlet est mort pour nous le

    dangereux de les voir sur scne. Le spectre dun acteur la dtrior et nous ne

    pouvons plus carter lusurpateur de nos rves () Tout chef-duvre est un

    symbole et le symbole ne supporte jamais la prsence de lhomme de lhomme

    () Labsence de lhomme me semble indispensable (Bobes, 1991 : 68).

    Mallarm comparte esta posicin de rechazo de la representacin en

    nombre de la palabra y sus valores evocadores y simblicos: Un livre dans notre

    main, sil nonce quelque ide auguste, supple tous les thtres, non par

    loubli quil en cause, mais les rappelant imprieusement au contraire (Bablet,

    1983: 365). Para l, estara justificado el escenario nicamente para la danza u

    otro espectculo con tal que nunca est basado en la palabra, porque la limita.

  • Introduccin general Configuracin general

    14

    Esta serie de ideas de finales del siglo XIX pertenece a la vieja jerarqua

    defendida por los guardianes de la literatura. Patricia Trapero (1989) las

    resume as:

    - slo hay pensamiento en la literatura; nicamente la literatura es un arte

    elevado y duradero.

    - La lectura del texto es un fenmeno espiritual, activo.

    - El espectculo est constituido por medios materiales, efmeros,

    inferiores.

    - El espectculo es obra de los sentidos; su efecto es sensual, y su

    contemplacin pasiva.

    - La literatura es el arte de la lite. El teatro-espectculo es, sobre todo, el

    arte de las masas y sta es una de las causas de su inferioridad artstica.

    No es de extraar que esta postura sea tachada de mentalista: al privilegiar

    el texto escrito, no se dan cuenta de que estas teoras pueden conducir a la

    esterilizacin del teatro.

    Frente a esas actitudes intelectuales o pseudos-intelectuales, en palabras de

    Ubersfeld, se puede una reaccin que, naturalmente, parte de los directores de

    escena, tendente a minusvalorar, e incluso rechazar, la palabra y a privilegiar los

    signos no verbales de la escena, sobre los que el director tiene plena

    competencia. Esta corriente se inicia a principios del siglo XX, con directores de

    escena como G. Graig, A. Appia, y llega a su extremo con A. Artaud. Uno de los

    detonantes de esta corriente es el descubrimiento de sistemas smicos, como la

    luz con sus posibilidades expresivas, descriptivas y simblicas. El

    enfrentamiento texto/representacin se plantea aqu como una especie de desafo

    entre las posibilidades del lenguaje escnico no verbal y el lenguaje verbal.

  • Introduccin general Configuracin general

    15

    Esta nueva actitud ha llevado, como ya hemos dicho, el enfrentamiento al

    extremo, intentando representaciones que prescindan del texto, es decir, realizar

    un teatro sin palabras, o por lo menos, sin texto previo para evitar el carcter

    literario del texto: se trata de desvincular al teatro de las artes de la palabra y

    buscar su propio ser en formas no verbales, distintas de las literarias. Uno de los

    representantes de ese extremismo es Artaud, y algunos de sus seguidores

    consideran no teatro las representaciones que se apoyan en el lenguaje verbal:

    El dilogo cosa escrita y no hablada no pertenece especficamente a la

    escena, sino al libro, como puede verse en todos los manuales de la historia

    literaria, donde el teatro es una rama subordinada de la historia del lenguaje

    hablado (Artaud, 1964: 37).

    Para Artaud, el lenguaje teatral debe crearse espontneamente en escena, o

    sea, sin pasar por un texto previo. Pero parece haber contradicciones en sus

    planteamientos, entre otras cosas cuando asegura, pginas despus, que sus

    espectculos en manera alguna quedan librados al capricho de la inspiracin

    inculta e irreflexiva del actor (Artaud, 1964: 111). Adems, su idea de teatro-

    vida condena el teatro, segn Urrutia (1975: 276), a la destruccin:

    (Este teatro) existe mientras no existe, mientras se va creando. La

    simbologa teatral se autentifica paulatinamente, el signo se aproxima cada vez

    ms al referente; en la determinacin del proceso, el teatro se ha autodestruido,

    ya no es teatro; es nuevamente vida.

    En la misma lnea, se encuentra otro director de escena, J. Grotowski,

    quien, como para refutar a Ionesco, realza el papel de los actores y de los

    directores de escena:

  • Introduccin general Configuracin general

    16

    Por supuesto, el director de escena pretende ser un creador, y de ah que,

    ms o menos abiertamente, se declare partidario del teatro autnomo,

    independiente de la literatura considerando a sta nada ms que como forma de

    pre-texto (Grotowski, 1970: 52).

    Define el teatro como lo que sucede entre el espectador y el actor,

    basndose en el teatro de las civilizaciones primitivas o de las que han

    mantenido el sentido antiguo de la escritura teatral (por ejemplo, el teatro

    oriental), y ofrece su propuesta de teatro-pobre.

    Si todo el mundo comprende fcilmente la importancia dada al actor y con

    ello, al lenguaje gestual, por parte de los directores, cabe notar que su concepto

    del teatro no ha florecido demasiado, y ese fracaso se debe, segn M. Corvin

    (1963: 6), a la falta de une convergente entre la dramaturgie, la mise en scne et

    le public, qui seule permet de transformer une distraction de mandarins en fair

    de civilisation.

    En consecuencia, toda actitud de rechazo radical del teatro de texto

    constituye otra forma de ilusin, contraria y simtrica a la de los mentalistas.

    As va el teatro: mientras unos privilegian el texto, otros hacen primar, sin

    reserva, la prctica escnica. La eminente teatrloga francesa Anne Ubersfeld

    (1989) ha caracterizado una y otra de las dos actitudes de terrorismo textual y

    terrorismo escnico del que tenemos que liberarnos a la vez. A este nivel es

    donde interviene el semilogo, no para servir de rbitro sino ms bien de

    organizador, de legislador, pues viene a delimitar el campo de actuacin y fija

    las reglas del juego. La primera constatacin que salta a los ojos es que todos

    (defensores del texto o de la representacin) se sirven de sistemas de signos;

  • Introduccin general Configuracin general

    17

    esos signos son los que hay que estudiar y constituir conjuntamente, con el

    objeto de establecer, luego, una dialctica verdadera de la teora y de la prctica.

    Si por semitica, entendemos, en un sentido amplio, la investigacin sobre

    los signos, entonces todo estudio que tenga por objeto los signos del teatro,

    verbales y/o no verbales, escritos y/o representados, en el texto literario o en el

    texto espectacular4, ser un anlisis semitico del teatro. Desde esta perspectiva,

    los enfrentamientos aludidos carecen de sentido.

    A este propsito, Bobes (1991: 32) concibe el texto dramtico como una

    creacin de caracteres especficos en el conjunto de las creaciones literarias y

    se afirma como un proceso de comunicacin especfico, que se inicia en la

    creacin, se formula en el texto literario y el texto espectacular como aspectos

    simultneos y se dirige a formas de recepcin tambin especficas, frente a los

    gneros literarios, porque es espectculo, y frente a los otros espectculos,

    porque es literario.

    As se aluden las polmicas que pretenden excluir algunos signos o

    privilegiar otros. La semitica que considera la obra como objeto significante

    (Eco, 1985) tiene en cuenta todos los signos que la crean, tanto en su forma

    escrita como en la representacin.

    Superada la polmica sobre texto/representacin desde una perspectiva de

    anlisis semitico, planea otra duda: si lo que llamamos signos teatrales lo son

    realmente, es decir, en otras palabras, si existe un lenguaje teatral.

    4 Tomamos prestada esta terminologa de M. Carmen Bobes (1991: 25) que propone distinguir, dentro de la obra dramtica en conjunto, Texto dramtico, dos aspectos: el Texto literario, constituido fundamentalmente por los dilogos, pero puede extenderse a toda la obra escrita, con su ttulo, la relacin de dramatis personae, los prlogos y aclaraciones de todo tipo que pueda incluir, y tambin las mismas acotaciones, si se presentan en el lenguaje no meramente referencial; y un Texto espectacular que est formado por todos los indicios que, en el texto, disean una virtual representacin, y que estn fundamentalmente en las acotaciones, pero pueden estar en toda la obra, desde el ttulo, las dramatis personae, los prlogos y aclaraciones que incluya, o sea, que puede coincidir con el Texto Literario, ya que los dilogos se conservan en la escena (son parte de la representacin) e incluyen indicios para su realizacin paralingstica.

  • Introduccin general Configuracin general

    18

    I.2. DE LA EXISTENCIA DE LA COMUNICACIN TEATRAL

    Un lenguaje se define como un sistema de signos destinados a la

    comunicacin. De ah, se ha negado la existencia de un lenguaje teatral. En el

    mismo sentido, si se tiene en cuenta la teora strictu sensu del signo saussureano

    (elemento significante compuesto de dos partes indisociables: el significante y el

    significado, y su caracterstica esencial: su arbitrariedad, su carcter inmotivado,

    es decir la falta de relacin aparente o lgica con su referente), se puede decir

    que no existe un signo teatral.

    A partir de esos presupuestos, G. Mounin (1972) cuestiona la posibilidad

    de enfocar semiticamente o sea como accin comunicativa, el teatro. Primero,

    segn l, no se demostrado previamente su condicin comunicativa, y ms an

    en la prctica, la existencia de una intencin de comunicar. Luego, parte de la

    diferencia entre comunicacin y significacin para sealar que el verdadero

    objeto de la Semiologa es la comunicacin, y que no existe una Semiologa de

    la significacin. Su postura es que, al ser el teatro slo un hecho de

    significacin, no se puede hablar de una Semiologa del teatro:

    La lingstica ha considerado central la funcin de comunicacin. Esto

    ha llevado a Buyssens y a otros lingistas a distinguir los hechos que implican

    una intencin de comunicacin que se puede verificar (existencia de un locutor

    en relacin con un receptor por medio de un mensaje que da lugar a

    comportamientos verificables) y a separarlos de los hechos que no tienen ese

    carcter, por mucho que se llame a estos signos y se los estudie en el lenguaje.

  • Introduccin general Configuracin general

    19

    Estos hechos que Trobetzkoy llama ndice y sntomas son informes que el

    locutor da sobre s mismo sin intencin de comunicar (Mounin, 1972: 99).

    Como se puede ver, Mounin enfoca los estudios teatrales desde los

    presupuestos de la comunicacin lingstica, y por eso, rechaza absolutamente la

    idea de una comunicacin teatral. Otro de sus argumentos ms relevantes, es que

    el esquema de la comunicacin teatral es siempre (E---R): no se da un

    intercambio de papeles entre emisor y receptor y, adems, actores y

    espectadores no poseen el mismo canal de expresin:

    La comunicacin lingstica se caracteriza por el hecho fundamental,

    constitutivo de la propia comunicacin, de que el emisor pueda convertirse a su

    vez en receptor, y el receptor en emisor. Nada semejante se da en absoluto en el

    teatro, en el cual los emisores-actores siguen siendo los mismos y los

    receptores-espectadores tambin los mismos siempre. Si existe comunicacin,

    tiene un sentido nico, a diferencia de lo que ocurre en la comunicacin

    propiamente lingstica. Los espectadores jams pueden responder a los

    actores. Se podrn objetar los murmullos y los suspiros, los bravos y los

    silbidos, algunos otros indicios mmicos o gestuales, que son las nicas

    respuestas observables y posibles del pblico a los actores: pero esas

    respuestas forman parte de otro sistema de comunicacin, diferente del que

    constituye la propia obra de teatro. Repitmoslo, los espectadores no pueden

    nunca responder a los actores por medios teatrales (Mounin, 1972: 101).

    Adems, Mounin plantea el problema de la relacin con algo emparentado

    con la comunicacin, la estimulacin, porque, segn l, lo nico que pretende la

    escena es actuar sobre el pblico:

  • Introduccin general Configuracin general

    20

    El circuito que va del escenario a la sala es esencialmente un circuito

    muy complejo del tipo estmulo-respuesta. Se acta sobre los espectadores, al

    menos eso es lo que se busca () la representacin teatral aparece entonces

    como la construccin de una red de relaciones muy complejas entre escenario y

    sala (). Se producen estmulos lingsticos, visuales, luminosos, gestuales,

    plsticos, cada uno de ello perteneciente, seguramente, a un sistema diferente

    cuyas reglas fundamentales quiz se pueden explicar (Mounin, 1972: 105-106).

    Como se puede notar, no se da en el teatro una situacin comunicativa

    sino un complejo juego de estmulos-respuestas. Gran parte de su

    argumentacin, como l muestra la primera cita, parte de lo trabajo de de E.

    Buyssens, bsicamente, la idea de intencionalidad para influir sobre alguien y

    que ste la reconozca como tal, es el postulado general. De esta manera,

    distingue entre hechos semiolgicos (con intencin consciente de comunicar) e

    ndices. A partir de ese enfoque, advierte que los actores en el teatro simulan

    personajes reales que comunican entre s, pero no comunican con el pblico;

    esto crea una situacin que S. Alexandrescu (1971) calific de escndalo

    semitico.

    Esta postura diferenciadora de los hechos semiolgicos e ndices, de

    Buyssens (1978) i Mounin (1972), es rebatida especialmente por:

    - Los tericos de la semiologa de la significacin, en especial R. Barthes,

    quienes reivindican precisamente el estudio de los ndices por la ciencia

    semitica.

    - Los diferentes estudios de psiclogos, psiquiatras e investigadores de la

    comunicacin no verbal: F. Davis (1986), F. Poyatos (1994b; I, II, III), U. Eco

    (1975: 95-102), J. Romera (1994) etc., en el sentido de que ciertos indicios,

  • Introduccin general Configuracin general

    21

    gestos, posturas deben ser recogidos como hechos de comunicacin y no

    simplemente como respuestas emocionales.

    - Otros semilogos de la comunicacin, Eco (1985), Bobes (1991) que

    demuestran que no depende exclusivamente de la intencin del emisor para

    que se d un hecho comunicativo, sino tambin de la posibilidad de ser

    considerado intencional o no por el receptor.

    Otros autores, retomando las cautelas metodolgicas de Mounin, an

    admitiendo que un hecho cultural, por ejemplo el teatro, no puede reducirse

    exclusivamente a un proceso de comunicacin, proponen por razones de

    eficacia, estudiarlo como si fuera un acto comunicativo. Es el caso de Prieto

    (1971), que clasifica la Semiologa en dos mbitos: semiologa de la

    comunicacin (existencia de la lingstica), semiologa de la significacin (ms

    amplia, dedicada a nuestros comportamientos sociales); y sita la semiologa de

    comunicacin artstica a caballo de las otras dos, porque, segn l, si bien por su

    objeto, el arte, se presenta como una parte de la semiologa de la comunicacin,

    sin embargo, por el tipo de problemas que plantea dicho objeto, por ejemplo, no

    existe una codificacin-descodificacin idntica a la comunicacin lingstica

    (), es tambin parte de la semiologa de la significacin (Tordera, 1988: 164).

    Para Helbo (1975), el enfoque de Mounin se inspira en un cientificismo

    prximo al terror, al considerar dignos de anlisis los nicos trminos

    convertibles al dogmatismo postsaussureano:

    La posicin de Mounin se arroga el privilegio de limitar la comunicacin

    al lenguaje humano: semejante restriccin descalifica toda idea de la

    representacin efectuada dentro de un vocabulario que desborda la analoga o

    la antiloga del simulacro (Helbo, 1975: 130).

  • Introduccin general Configuracin general

    22

    La exclusividad comunicativa no se puede asociar nicamente al lenguaje

    hablado, ya que se dejan de lado otras manifestaciones sin duda comunicativas,

    por lo que Ubersfeld (1989) afirma y demuestra que no slo el teatro es un

    hecho comunicativo, sino que es tambin capaz de ser estudiado segn las seis

    funciones del lenguaje propuestas por Jakobson.

    Por lo que respecta a la intencionalidad, Bettetini (1977), Eco (1985), y

    Bobes (1991) postulan que ese criterio no es suficiente para delimitar la

    actividad de lectura teatral ya que la intuicin y competencia del receptor

    singularizan sistemas de codificacin voluntarios o involuntarios; no es, en

    definitiva, pertinente para el estudioso de la Semitica, porque a sta no le

    incumbe recoger las intencionalidades sino que, debido a los mltiples sistemas

    de significacin y comunicacin del fenmeno teatral, debe buscar las reglas de

    funcionamiento que rigen la produccin de sentido.

    Genot (1973) centra su atencin en el malentendido del tema que nos

    ocupa; segn l, en primer lugar, la comunicacin pertenece a un

    comportamiento social mientras que la intencin es un dato psicolgico; y en

    segundo lugar, si se habla de la intencin de comunicar, tambin se tendra que

    hablar de la intencin de recibir, ambas presentes tanto en el pblico como en

    los actores.

    La intecomunicabilidad es rebatida tanto por Ruffini como por Bobes, al

    referirse a cdigos y canales empleados por emisor y receptor. Para ellos, si un

    mismo cdigo significa la identidad de ambos y correspondencia, deberemos

    concluir, por ejemplo, que no hay comunicacin entre un hablante capaz de

    entender el lenguaje de los sordomudos y un mudo capaz de or el lenguaje

    hablado, pero slo capaz de responder con su lenguaje.

  • Introduccin general Configuracin general

    23

    Podemos, de acuerdo con Bobes, resumir as el estado de la cuestin:

    - En primer lugar y en contra de lo afirmado por Mounin, puede haber una

    semiologa de la significacin y una semiologa de la comunicacin. A este

    propsito, Eco (1985) no ve por qu oponer los dos campos de investigacin

    que, a pesar de su distincin, son complementarios dentro de un proyecto de

    semitica general: una teora de la significacin es la desarrollada por la teora

    de los cdigos, y una semitica de la comunicacin incumbe a la teora de la

    produccin de los signos; la semitica, segn l y a partir de las definiciones

    originales de Saussure y Peirce, estudia todos los procesos culturales como

    procesos de comunicacin, y cada uno de dichos procesos subsiste porque

    debajo de ellos se establece un sistema de significacin:

    el proceso de comunicacin se verifica slo cuando existe un cdigo. Un

    cdigo es un sistema de significacin. () En los procesos culturales los dos

    fenmenos van estrechamente ligados (Eco, 1985: 34-35).

    La semitica de la comunicacin puede abarcar tanto a los signos

    codificados y a los cdigos, como a los no codificados, bajo la forma que se

    usen. Entendida de esta manera, la semitica de la comunicacin abarcara a la

    semitica de signicacin. Afirma lo mismo Eco (1985: 35) en el mismo texto

    cuando dice: cualquier proceso de comunicacin entre humanos presupone un

    sistema de significacin como condicin previa necesaria.

    De ah, se destaca que el objeto de la semitica es el signo, no unos

    determinados procesos realizados con el signo, y no el signo limitado a

    determinadas funciones. La semitica de la comunicacin no tiene por qu

    limitarse a la comunicacin lingstica; hay modelos de comunicacin no verbal.

    Resumiendo:

  • Introduccin general Configuracin general

    24

    - Est claro que no podemos excluir de los hechos la semitica de la

    significacin y negar las posibilidades tericas a la semitica de la

    comunicacin no lingstica, porque es posible. As es cmo podemos

    entender el lenguaje de los sordomudos y podemos contestar a sus signos

    con otro tipo de lenguaje. Los mensajes pueden revestirse de formas

    diferentes y no es necesario que haya coincidencia en la forma y en el

    sentido para lograr comunicacin. Hasta no es necesario para la

    comunicacin, la contestacin por el mismo canal: una carta puede ser

    contestada por telfono, por ejemplo.

    - Es absurdo negar al teatro la intencin de comunicar. Segn Eco (1985),

    para que haya comunicacin, basta que el destinatario sea un ser humano,

    que la seal que se emita est de acuerdo con reglas conocidas por el

    destinatario humano y solicite una respuesta interpretativa del destinatario.

    - En el teatro, el comediante comunica necesariamente algo, el escritor

    tambin. Adems, al otro lado de la cadena, se encuentra el destinatario-

    pblico que recibe el mensaje dotado de lo que O. Ducrot (1986) denomina

    la fuerza ilocutoria, es decir, lo que determina cmo el mensaje debe ser

    recibido por el receptor.

    - Si fueran vlidas las tesis de Mounin, entonces sus exigencias tendran que

    entenderse a toda la literatura, que dejara de ser comunicacin. Habra

    escndalo semitico hasta para los discursos polticos, los sermones, etc.,

    porque all no hay posibilidad de intervenir igual que le resulta a un lector

    imposible comunicar con el sujeto textual de un poema, o a un pblico

    intervenir en los dilogos de Calixto y Melibea. Curiosamente, nadie ha

    negado que en los sermones, discursos polticos, haya comunicacin!.

  • Introduccin general Configuracin general

    25

    Segn Bobes, lo que no hay es dilogo (hecho lingstico), pero s

    dialoguismo (hecho semitico). Las exigencias de Mounin al teatro para

    considerarlo como comunicacin son propias del dilogo, pero todos los

    mensajes no son dialogados: en realidad, todo mensaje es dialgico, es

    decir que incluye virtualmente un intrprete, y esto ocurre en todo signo:

    Para que haya comunicacin, basta con que el emisor del mensaje

    utilice signos de un sistema convencional, es decir, signos que pueden ser

    interpretados, y por esto, se pueda hablar no slo de significacin, sino

    tambin de interpretacin y de comunicacin, es decir, hay dialoguismo

    desde el momento en que el receptor podra ser tambin emisor, y podra

    dialogar, aunque de hecho no utilice esta forma lingstica con el emisor

    (Bobes, 1991: 41).

    Como se puede ver, basta con decir, con Eco (1985), que el

    destinatario humano es la garanta metodolgica de la existencia de una

    funcin semitica establecida por un cdigo. Un espectculo como el teatro

    no se puede limitar a las intenciones del emisor, sino que debe extenderse a

    lo que captan los distintos espectadores, a las distintas lecturas del pblico.

    Y, para P. Trapero (1989), es interesante comprenderlo as, porque, en primer

    lugar, ello introduce el concepto de pblico como creador de significado (uno

    de los puntos esenciales en la labor textual, dramatrgica y de

    representacin), y en segundo lugar, creemos que limitar la comunicacin a

    las intenciones estrictas es un obstculo para la dinmica de montajes.

    En resumidas cuentas, la semitica como mtodo de anlisis de las

    obras humanas establece sus propios presupuestos (el arte es un hecho

    semitico, el signo artstico crea sus propias referencias, el signo artstico es

    polivalente etc.), desde las cuales aborda el estudio de los objetos que se

  • Introduccin general Configuracin general

    26

    propone: literatura, pintura, teatro, etc., y nicamente excluye de su inters el

    mundo natural porque lo natural es, no significa, a no ser que el hombre le

    d un valor simblico, en cuyo caso, aade a su ser natural una dimensin

    cultural.

    El teatro, en su forma escrita (texto literario o espectacular), utiliza los

    signos del sistema lingstico, cuya semitica es aceptada por todos; el teatro,

    en su realizacin escnica, es decir, realizacin del texto espectacular, utiliza

    objetos naturales o culturales que, por el hecho de estar en el escenario, o sea,

    el espacio escnico, actan como signos. De las artes significantes, el teatro

    se destaca por la gran capacidad del escenario de volver significativo todo lo

    que aparece en su escenario y lograr as el proceso de comunicacin. Signos

    sistemticos o no, convencionales o no, todos pueden ser objeto de una

    semitica, porque tienen una capacidad simblica, convencional o no,

    metonmica y metafrica, etc. A este nivel es justo reconocer el inmenso

    trabajo de T. Kowzan (1969) cuyo cuadro de sistemas operantes en escena

    sigue muy operativo en la actualidad.

    Superadas todas las controversias, podemos hablar de una

    performancia teatral constituida por un conjunto de signos, articulados en

    dos subconjuntos: el texto y la representacin. Estos signos se inscriben en el

    proceso de comunicacin del que constituyen el mensaje segn el conocido

    esquema de la teora de la informacin

    Destinador ----------------- Contexto ----------------- Destinatario

    Mensaje

    Contacto

    Cdigo

  • Introduccin general Configuracin general

    27

    Con la complejidad que impone el teatro:

    - El destinador o emisor es doble: autor, director de escena, tcnicos,

    comediantes.

    - El mensaje doblemente articulado: el texto y la representacin.

    - Los cdigos igualmente mltiples: lingsticos y no lingsticos.

    - El destinatario o receptor es mltiple: el comediante, el pblico, etc.

    Pero pensamos, y de acuerdo con Bobes, que el modelo semitico que

    mejor explica la comunicacin lingstica en general y particularmente la

    artstica literaria, no es el lineal (lo utiliz generalmente el estructuralismo y le

    result adecuado en sus anlisis y teorizaciones), sino el modelo circular. La

    pertinencia de este modelo viene de que, segn l la comunicacin es un

    proceso interactivo, es decir, un proceso que se inicia en el emisor y a travs de

    la forma llega al receptor del mensaje, y aade a ste un efecto feedback que

    procede del receptor y condiciona al emisor y a la obra misma (Bobes, 1991:

    17).

    En definitiva, est fuera de duda la licitud del enfoque semitico del

    teatro. Podemos afirmar con Barthes (1985: 309-310) que el teatro constituye un

    objeto semiolgico privilegiado. El texto dramtico inicia un proceso de

    comunicacin que pasa por la lectura, se prolonga y culmina en la

    representacin siempre colectiva. La representacin no es algo aadido al texto

    y ajeno a l (ya que est virtualmente incluido como algo constitutivo del mismo

    texto), y esta circunstancia condiciona el modo de recepcin, como es lgico,

    pero tambin condiciona fuertemente la creacin y la forma del texto literario

    dramtico, es decir, afecta a todo el proceso semitico y a sus partes. Por eso

    mismo, resulta incomprensible la resurgencia de la controversia actual:

    semitica del texto o semitica de la representacin?

  • Introduccin general Configuracin general

    28

    I.3. Semitica del texto o de la representacin?

    Hemos reservado un epgrafe aparte a esta discusin porque, si de todos

    modos puede relacionarse con la primera polmica, su planteamiento es

    diferente y exclusivo de los semilogos. Excepto Segre (1975)55 que sigue

    hablando de la superioridad del texto escrito sobre la representacin, todos los

    semilogos llegan al consenso al considerar la realizacin escnica como

    culminacin del hecho teatral.

    Algunos autores, principalmente italianos, opinan que il vero oggeto della

    semiotica teatrale es nicamente lo spettacolo, la messa in scena, as De

    Marinis (1982). Esta tesis est presente, como lo subrayamos, en los primeros

    trabajos semiticos checos sobre el teatro, Zich (1931) por ejemplo, para quien

    el hecho teatral no existe realmente sino a partir de la realizacin escnica.

    En general, los semilogos intentan superar esa fragmentacin del proceso

    para llegar a un anlisis globalizante de todos los aspectos del fenmeno

    comunicativo teatral. De ninguna manera se trata aqu de puntos de vista

    excluyentes: en general, el mtodo y las tcnicas de anlisis teatral son iguales

    (muy diferentes de los tradicionales y ms cuidadosos de la teatralidad); las

    discrepancias surgen fundamentalmente de la diversidad terminolgica propia de

    las primeras etapas por la que atraviesa la investigacin semitica. Expresiones

    como texto literario y texto espectacular de Bobes (1991), texto del autor y texto

    de la puesta en escena (T + T) = representacin de Ubersfeld (1989) o texto

    A y texto B de Dez Borque (1975), Representacin, signos no verbales de la

    representacin, texto y realizacin escnica, etc., son utilizados con

    contenidos prximos, pero con lmites diferentes al situarlos en oposiciones

    5 Para C. Segre (1975), la superioridad del texto escrito procede de que precede a sus posibles puestas en escena y las sobrevive constituyendo una inagotable reserva de sentidos abiertos a nuestras lecturas, a nuestras interpretaciones; adems y segn l, el texto est escrito en el cdigo lingstico que es capaz de traducir a todos los dems cdigos.

  • Introduccin general Configuracin general

    29

    distintas por los diversos estudios, y esto crea una especie de metalenguaje para

    iniciados en cada orientacin que sigan. Algunos ejemplos pueden corroborar

    nuestro propsito:

    a) El estudio de Helbo (1975), Smiologie de la reprsentation, thtre,

    televisin, bande dessine, lleva segn Ubersfeld (1989: 15), un ttulo

    usurpado (a pesar de sus importantes aportaciones), porque en realidad, lo

    esencial de su trabajo se refiere al texto teatral. Comparte la misma

    opinin Bobes (1991: 67) cuando al citar a Helbo como ejemplo, afirma:

    De hecho, ocurre que muchas de las obras que se titulan, y es de suponer

    que se proponen hacer una semiologa de la representacin, no toman

    como objeto de sus investigaciones la realizacin escnica, sino el que

    hemos denominado Texto espectacular:

    b) Los mismos semilogos, De Marinis (1982) o Bettetini (1977) por citar

    algunos ejemplos que defienden el espectculo como objeto de la

    semitica teatral, reconocen la doble existencia del teatro. El primero

    articula el hecho teatral en dos textos a los que denomina Texto dramtico

    (al texto escrito), y Texto espectacular (a la representacin) y define el

    texto espectacular como un conjunto no ordenado, pero coherente y

    completo de unidades textuales, de varias dimensiones, que remiten a

    cdigos diversos, heterogneos entre s y no todos especficos (o por lo

    menos, no necesariamente), a travs de los cuales se realizan estrategias

    comunicativas (De Marinis, 1982: 62). El segundo insiste en la

    prevalencia del texto dramtico al que considera como espectculo en

    potencia y como esquema de un proyecto () sobre el cual o contra el

    cual se realiza la puesta en escena (Bettetini, 1977).

  • Introduccin general Configuracin general

    30

    c) Dz Borque (1975), en su Aproximacin a la escena del teatro del

    siglo de Oro, define el teatro desde un punto de vista semitico, como la

    ejecucin verbal y no verbal de un Texto A (texto de la obra) que necesita

    las mediaciones del Texto B (texto escnico: actor, escenografa, etc).

    Todo su estudio de la escena (sistema de signos de la escena: la palabra,

    los signos kinsicos, el decorado) es en realidad, el anlisis de los

    elementos de la teatralidad contenidos en el Texto A. El mismo lo

    reconoce, cuando al final, y como decepcionado por la imposibilidad de

    estudiar una representacin y la reivindicacin del Texto A, escribe:

    Y llegamos de nuevo al punto de partida para afirmar otra vez, que

    la aproximacin semiolgica a la escena concreta de un teatro concreto

    slo merecer entrar en igualdad de derechos en la ciencia semiolgica

    general, cuando se puedan establecer las relaciones sintagmticas y

    paradigmticas de los signos escnicos con una sistematizacin

    comparable a la lingstica; por ahora y hasta entonces seguiremos

    viendo nacer ms o menos brillantes aproximaciones, con un marcado

    carcter de aplicacin particular (Dez Borque, 1975: 92).

    Adems del embrollo terminolgico, hay que aadir los obstculos

    planteados por el estudio de las obras dramticas en su escenificacin. Si el texto

    puede ser fcilmente tomado como objeto cientfico, la representacin lo es con

    dificultades, hasta tal punto que muchos estudiosos declaran, como Urrutia

    (1975: 269), la posible imposibilidad de la crtica teatral y la reivindicacin del

    texto literario. Creen imposible estudiar algo tan fugaz como la representacin,

    que cambia no slo de una puesta en escena a otra, sino incluso en las

    representaciones sucesivas de una misma puesta en escena:

  • Introduccin general Configuracin general

    31

    Mientras que en el nivel lingstico textual del drama (el texto) se observa

    una constancia relativamente fija, el nivel de la representacin escnica est

    sujeto a variaciones bastante frecuentes , modificaciones que son la expresin

    de la libertad interpretativa del colectivo responsable de la representacin (K.

    Spang, 1991: 26).

    Bobes (1991: 67) coincide con Kurt Spang, cuando afirma que el estudio

    de la representacin, tal como lo proponen algunos tericos del teatro, como

    texto que se opone a la obra escrita, tiene mayores dificultades tericas: la

    representacin es la realizacin en el tiempo, y por lo tanto, no queda fijada, de

    unas posibilidades tan ampliadas como se quiera, que estn virtualmente

    contenidas en el texto escrito.

    Por eso, se presenta dudosa la existencia de un texto de la representacin

    que pueda alcanzar categora de objeto cientfico para la investigacin semitica

    y que obras como la de Helbo (1975), Dez Borque (1975) o Garca Barrientos

    (1991), a pesar de su opcin escenocntrica, respectivamente Semiologa de la

    representacin, Aproximacin a la escena y Drama y Tiempo (Dramatologa

    I), toman como objeto el texto espectacular (en el sentido que le da Bobes) y

    no la realizacin escnica. El profesor Tordera (1998: 166-167), despus de

    reconocer que un texto es dramtico en virtud de su potencialidad de funcionar

    sobre la escena, propone que el acto de la representacin (perfomance =

    actuacin) sea el objeto de estudio; pero releva inmediatamente que sin

    embargo, ocurre que este acto es efmero, fugaz, irrepetible etc:

    Pilar Moraleda Garca (1984: 143-144), en El estudio de la literatura

    dramtica, hoy, reconoce tambin el carcter esencialmente irrepetible de la

    puesta en escena ya que impide volver cuantas veces sea preciso sobre el objeto

    del anlisis. Algunos autores (Tordera, 1988: 167) han propuesto filmar la

  • Introduccin general Configuracin general

    32

    representacin y as obtener un objeto duradero para estudiar; sin embargo,

    concordamos con Moraleda cuando opone que ni siquiera la grabacin en vdeo

    ha conseguido, hasta ahora, superar totalmente el hndicap, puesto que nos

    permite acceder no a la representacin de la obra, sino a un hecho escnico

    concreto, a una sola de las representaciones, mediatizada, adems de forma

    adicional por el cambio de medio artstico. El propio Tordera va ms all y ve

    en ese cambio de medio el obstculo grave de que de este modo se traduce un

    medio artstico a otro distinto, con gramticas distintas.

    Ms all de estas consideraciones, es evidente que el crtico teatral se

    suele encontrar, salvo rarsimas excepciones, sometido a la condicin caduca del

    hecho dramtico. Si la necesidad de aislar una representacin como objeto de

    anlisis es algo que ya limita considerablemente su trabajo, hay que sumar la

    dificultad de poder efectuar ese aislamiento y la barrera insuperable para quienes

    como nosotros, trabajan con textos de dramaturgos cuyas producciones se han

    apenas estrenado. De ah, la necesidad de buscar vas de accesos

    complementarias, capaces de identificar en el texto escrito toda la potencialidad

    teatral, toda su virtualidad de representacin. De ah tambin, la necesidad de

    obrar sobre hiptesis de puestas en escena surgidas de las rdenes inscritas en

    las didascalias6 explcitas o implcitas, que, como marcas de representacin

    acompaan al dilogo teatral:

    El texto de teatro est presente en el interior de la representacin ();

    tiene una doble existencia, precede a la representacin y la acompaa ()

    6 Las didascalias son indicaciones escnicas o acotaciones. Distinguimos dos tipos segn vayan incluidas en el texto secundario o en el principal (utilizamos aqu la terminologa de Roman Ingarden, 1971). - La didascalia propiamente dicha es la explcita o externa y forma parte del texto secundario. Por lo general, va acompaada

    por algn procedimiento tipogrfico (cursiva o entre parntesis) diferente de las rplicas de las figuras en el texto principal. - La didascalia implcita, interna o inmersa (segn los autores) se localiza en el texto principal mismo ya que es parte de la

    rplica; suele ser un elemento dectico que puede referirse a la misma historia con el entorno ptico-acstico y la concrecin y creacin del espacio-tiempo dramtico.

  • Introduccin general Configuracin general

    33

    Nuestro presupuesto de partida es que existen, en el interior del texto de teatro,

    matrices textuales de representatividad (Ubersfeld, 1989: 16).

    En otras palabras, la teatrloga francesa destaca aqu lo especfico del

    texto de teatro, la cuestin palpitante: su disposicin formal para ser

    representado, que lo convierte en un discurso diferenciado de otros textos

    literarios, novela o poema, que pueden ser representados, por ejemplo Cinco

    horas con Mario de Delibes; pero, para eso, tiene que prepararse porque en su

    forma habitual no lo estn. El efecto feedback, es decir, la proyeccin del

    receptor en la emisin que se inicia en la forma de recepcin del texto

    dramtico es precisamente el que condiciona las formas del texto desde su

    creacin. Por eso, Garca Pintado (1982: 19) puede escribir en Primer Acto: Yo,

    de todas formas, cuando escribo, me siento a la mquina y veo el escenario. O

    como deca Iriarte, el autor () ha de estar en trance: ha de soar la fbula en

    teatro, ha de escuchar cmo hablan sus propios personajes en teatro; ha de

    realizar teatralmente lo soado y lo escuchado (V. Garca Ruiz, 1988: 200). El

    esquema de la comunicacin teatral presentado por G. Barrientos (1991: 116)

    pone de relieve el carcter de instancia extra-discursiva englobante del pblico

    virtual que es el verdadero y ltimo destinatario de la comunicacin, y al

    tiempo, refleja la posibilidad de actuacin del pblico, que lo sita en el interior

    del drama como destinatario inmediato de los mensajes teatrales.

    Parafraseando a Ubersfeld, resumimos todas estas ideas admitiendo que

    un texto no sabra escribirse sin la presencia de una teatralidad anterior. Si

    admitimos que la especificidad del teatro est ya en texto escrito, lo hacemos

    porque el discurso (dialogado y didasclico) contiene virtualmente la

    representacin (que para unos crticos y directores de escena es la fase

    especficamente teatral). De modo que un texto de teatro puede ser analizado

    con unos instrumentos (relativamente) especficos que ponen de relieve los

  • Introduccin general Configuracin general

    34

    ncleos de teatralidad del texto; y lo que hace un texto pueda ser conceptuado

    como texto de teatro, de entrada, son los dos componentes distintos e

    indisociables: el dilogo y las didascalias. De ah, la percepcin de la

    teatralidad en el texto escrito, como lo muestra tan bien Barthes (1973: 50):

    El teatro sin el texto, es un espesor de signos y sensaciones que se levanta

    en la escena a partir del argumento escrito, esa especie de percepcin ecumnica

    de los artificios sensuales, gestos, tonos, distancias, sustancias, luces, que

    sumerge el texto bajo la plenitud de su lenguaje exterior. Naturalmente la

    teatralidad debe estar desde el primer germen escrito de la obra, es un factor de

    creacin, no de realizacin. No existe gran teatro sin una teatralidad devoradora,

    en Esquilo, en Shakespeare, Brecha; el texto escrito se ve arrastrado

    anticipadamente por la exterioridad de los cuerpos, de los objetos, de las

    situaciones, la palabra se convierte en seguida en sustancia

    Larthomas (1972) comparte este punto de vista al creer que el gesto, la

    entonacin, la mmica del texto dramtico concretan el carcter naturalmente

    representado del dilogo teatral: estn incluidos en el mismo texto, de modo que

    no es que el texto se proyecte hacia su representacin, es que sta es una de sus

    modalidades estilsticas. A partir de los mismos presupuestos, el profesor Nez

    Ramos (1988: 501-513) hace una brillante demostracin, mediante cuatro

    aspectos de la teatralidad como cualidad del texto: la exterioridad de los

    cuerpos, de los objetos, de las situaciones, etc., se halla en el propio enunciado

    verbal, antes ya de cualquier representacin.

    Finalmente, existe un argumento sociolgico: escribir para el teatro es una

    prctica socioeconmica, la de la escena, lo que implica un lugar escnico, unos

    comediantes, un pblico, unas inversiones y unas estructuras materiales cuyas

    consecuencias inciden en la escritura. Raros son los ejemplos de escritura teatral

  • Introduccin general Configuracin general

    35

    realizada al margen de las condiciones materiales, en las que incluimos las

    condiciones de recepcin por parte del pblico; de descuidar estos

    condicionamientos, la escritura teatral se expone a la irrepresentabilidad o la

    falta de comprensin. Por lo tanto, la pieza dramtica est escrita para su

    representacin.

    Total, casi todos los crticos o tericos del drama (Tordera, Moraleda, A.

    R. Fernndez y Gonzlez, K. Spang) coinciden en la conclusin de que las

    didascalias textuales preparan la prctica de la representacin; que la obra est

    escrita pensando en el escenario y que todo sucede segn es preciso para la

    puesta en escena.

    Hasta T. Kowzan (1975: 220), el creador del mejor cuadro sinptico de

    signos operativos en escena, sintetiza as el tema de las relaciones entre el texto

    y la representacin

    Lart du spectacle nest pas un simple prolongement. Il nest pas un

    complment de la littrature, et pourtant il se nourrit essentiellement de

    matire littraire qui lui sert de support thmatique.

    Para Ubersfeld (1982: 13), resulta difcil pensar que une reprsentation

    sans texte puisse exister; mme sil nya pas de paroles (). Un important et

    potique texte didascalique est base dActe sans parole de Beckett, et

    labsence de paroles est la trace dune parole antrieure ou intrieure.

    Y podramos citar como ejemplo espaol, se ha vuelto Dios loco? de

    Arrabal, en la que el texto consiste en una extensa didascalia.

  • Introduccin general Configuracin general

    36

    Con todo lo que precede, podemos preguntarnos con Jorge Urrutia (1975),

    para qu elaborar una crtica teatral de una representacin, un hecho irrepetible,

    una actuacin: la crtica se revela intil. Por otro lado, un vdeo, una visin, no

    permite un estudio; a lo mejor sirve para verificar cmo el texto se modifica, se

    intensifica o se desvirta en los signos no literarios, o sea el grado de

    intertextualidad entre el texto dramtico y el hecho escnico reproducido, pero

    no una crtica.

    Ubersfeld (1989: 11) corrobora nuestra postura cuando define as el hecho

    teatral:

    El teatro es un arte paradjico. O lo que es ms: el teatro es el arte

    de la paradoja; a un tiempo produccin literaria y representacin

    concreta; indefinidamente eterno (reproductible y renovable) e instantneo

    (nunca reproductible en toda su identidad); arte de la representacin, flor

    de un da, jams el mismo de ayer, arte del hoy, pues la representacin de

    maana, que pretende ser idntica a la velada precedente, se realiza en

    hombres en proceso de cambio para nuevos espectadores; la puesta en

    escena de hace tres aos, por muchas que fueran sus buenas cualidades,

    est, en el momento presente, ms muerta que el caballo del Cid. Y, no

    obstante, siempre quedar algo permanente, algo que al menos

    tericamente, habr de seguir inmutable, fijado para siempre: el texto.

    En resumen, todas las opiniones reseadas en relacin con este epgrafe

    discuten sobre los lmites y la naturaleza del texto dramtico, y sobre todo, qu

    parte o qu signos del proceso de comunicacin dramtica son ms teatrales. Las

    palabras, los signos no verbales, el texto escrito o la representacin y las

    relaciones entre unos y otros, son el texto que las diferentes orientaciones

    proponen como objeto cientfico de una investigacin dramtica. para contentar

  • Introduccin general Configuracin general

    37

    a todo el mundo, Ertel (1977) haba propuesto un triple objeto a la semitica

    teatral:

    a) El estudio de los textos de teatro como conjuntos significantes

    limitados, en su especificidad de textos de teatro,

    b) El estudio de la representacin como conjunto significante

    autnomo en el texto verbal, bajo forma acstico-fnica, no es

    ms que un elemento ms o menos importante, segn el tipo de

    representacin,

    c) El confrontar texto y representacin de una obra concreta.

    A nuestro parecer, es innecesario estudiar separadamente el corpus de

    textos dramticos (que seran objeto de una historia del teatro) y la

    representacin para descender a cada uno de los textos y su representacin. Lo

    ms sencillo y desde luego oportuno, es distinguir lo que es el texto y lo que es

    la representacin, los dos componentes del mismo proceso, y aplicarles

    instrumentos de anlisis diferenciados.

    Si admitimos que el objeto de la Semitica son todos los signos y sus

    valores y relaciones, la semitica dramtica que considera la obra como objeto

    significante, tendr en cuenta todos los signos que la crean, tanto en su forma

    escrita como en la escnica. El objeto de la Semitica, el texto dramtico, se

    extiende a todo el proceso de comunicacin que va desde la produccin del texto

    y sus sujetos hasta la recepcin con sus modalidades de lectura y

    representacin y sus sujetos respectivos, el lector y el espectador, y que pasa por

    la forma que adopta la obra, dilogos y acotaciones, realizacin del dilogo en el

    lenguaje oral de la representacin, realizacin de los referentes de las

    acotaciones en el escenario; total, cuanto en el teatro crea sentido y los procesos

    de creacin de este sentido. As ponemos fin a las discrepancias.

  • Introduccin general Configuracin general

    38

    Superamos asimismo la oposicin entre el texto y la representacin, o

    entre las diferentes clases de signos, tambin entre el autor y el director de

    escena, ya que el Texto que propone el semilogo es el proceso completo, en sus

    dimensiones. No se concibe un teatro sin palabra interior o exterior, no se

    concibe una representacin dramtica sin texto (sera otro espectculo) y

    tampoco se concibe un texto dramtico sin representacin, real o virtual,

    porque si no, sera otro gnero literario.

    Aceptadas las matrices de representatividad en el texto literario como

    especificidad del texto teatral, cualquier crtico puede admitir el hecho de que:

    a) El texto escrito precede a la representacin, y sta se realiza sobre el

    texto.

    b) El texto permanece igual en sus formas (en este sentido, lo

    consideramos como acabado), mientras que las puestas en escena

    pueden ir cambiando a lo largo del tiempo

    c) El texto dramtico persiste despus de las representaciones en su

    misma forma y sentido textual sin que la puesta en escena influya para

    nada; el efecto feedback procedente de la representacin se da en el

    momento de la creacin, sobre el autor, y una vez que la obra est

    acabada, una vez que se ha constituido en texto, no cambia por las

    interpretaciones que en lecturas o representaciones se hagan de l. La

    profesora Bobes (1991: 73) nos lo demuestra por un ejemplo bastante

    revelador:

    Shakespeare pens y dio forma a todos los actos de Hamlet; quiz

    rectific, tach, ampli o redujo el texto de modos diversos partiendo

    del cronicn del que tom el argumento, y una vez que termin el acto

    creativo, la obra permanente inalterable en sus formas, en sus

  • Introduccin general Configuracin general

    39

    contenidos posibles, abierta a las interpretaciones que sea, y seguir

    igual por ms que Baty represente al espectro por medio de un punto

    de luz, o por ms que algunos vanguardistas vistan al prncipe con

    corbata. Estos actos de representaciones, no alcanzan al texto que les

    sirve de punto de partida.

    Situadas la lectura y la representacin como hechos de recepcin del

    proceso comunicativo dramtico, y situados el texto literario y el texto

    espectacular como aspectos del texto dramtico, ahora s, tenemos un objeto

    para la ciencia con las mismas posibilidades que los dems objetos de

    investigacin cientfica.

    El texto dramtico es el conjunto de la obra escrita y representada con todas las

    relaciones que suscitan en el proceso de comunicacin en el que intervienen dos

    aspectos: el texto literario que se dirige a la lectura y el texto espectacular, a la

    representacin, pero ambos estn en el texto escrito, conforme con J. Alter

    (1979: 279).

    Indead theatre is a two-faced semiotic monster, each FACE

    presenting a different network of signs systems. On the one hand, in the

    play as text, the representational function is carried out with printed

    words. In that sense, theatre belongs to, and is identified as, literature; it

    is written and read according to literary codes.

    El texto espectacular va dirigido en principio al director y a los actores

    que harn el cambio pertinente de los signos verbales del texto en los signos no

    verbales de la escena, es decir, esas partes que nunca sern odas por el

    espectador, porque se visualizan en la escena para crear es espacio ldico o

    escenogrfico. El texto dramtico, en su conjunto, se destina a una primera

  • Introduccin general Configuracin general

    40

    comunicacin por la lectura, necesaria y previa a toda representacin (la puesta

    en escena procede de una lectura global, de acuerdo con las alusiones del

    dilogo, para mantener una mejor coherencia entre el dilogo y los elementos

    escnicos.

    En resumidas cuentas, el texto literario que se escribe para ser

    representado no podra comprenderse en todos sus aspectos si no tuviese en

    cuenta el efecto feedback que la presencia del pblico (aunque sea mudo)

    impone a travs de la representacin. Las relaciones lector-obra-autor, son las

    que canalizan este efecto en todos los gneros; el teatro, al prolongar el proceso

    despus de la lectura en una representacin, y al dirigirse a un nuevo receptor, el

    espectador, ampla tambin el efecto feedback, que afecta no slo al director de

    escena y a los actores (sujetos del nuevo proceso), sino tambin al autor. El

    efecto feedback es tan impactante en la creacin que Jean Paul Sartre (1948) en

    la solapa de su ensayo Quest ce que la littrature afirma:

    Ainsi tous les ouvrages de lesprit contiennent en eux-memes limage du

    lecteur auquel ils sont destins.

    sta es una de las razones que apoyan la tesis de que el teatro empieza en

    el texto, que no es ajeno a la obra, o algo pegadizo: el autor, cuando escribe,

    tiene presente al destinatario final del proceso, y la forma especfica de

    recepcin, la representacin en un escenario ante un pblico. Definir el texto de

    teatro consiste ante todo en elegir una manera de leerlo: la que aqu proponemos,

    en trminos generales, es una lectura presidida por la pertinencia de lo teatral

    () que recorre el camino de la textualidad a la teatralidad.

    En definitiva, puede caracterizarse el texto dramtico (en su doble aspecto

    de texto literario y texto espectacular y en su respectiva forma de recepcin,

  • Introduccin general Configuracin general

    41

    como lectura y como representacin), por su disposicin para ser representado,

    que se formaliza en un discurso dilogo con acotaciones, en un lenguaje

    directo, y tambin en una interrelacin dilogo-acotaciones por medio de un

    aparato dectico propio del lenguaje en situacin. La lectura y la representacin

    son fases de un proceso de comunicacin nico: la representacin no es algo

    aadido, sino la culminacin de un proceso previsto en todas sus fases desde el

    principio: el texto est preparado para su lectura y para su representacin. La

    semitica estudia el proceso de comunicacin dramtica en todos estos aspectos.

  • Introduccin general Configuracin general

    42

    La humanidad avanza perfeccionando sus fuerzas. Todo cuanto ahora le resulta inasequible, le ser algn da prximo y comprensible. Slo que hace falta trabajar, ayudar con todas las fuerzas a quien busca la verdad.

    (A. Chejov. El jardn de los cerezos)

    II. EL DISCURSO HISTRICO

    Novela histrica o drama histrico, en nuestro caso, son expresiones y contenidos que, desde el punto de vista de la teora literaria llevan

    inmediatamente a uno a plantearse el problema de la dicotoma realidad/ficcin.

    La realidad sera lo histrico, es decir, el conjunto de experiencias sociales

    transmitidas y compartidas por una comunidad, y la ficcin lo inventado por un

    autor particular. Es el punto de vista de varios investigadores que teorizan la

    ficcin como una representacin liberada de su objeto, como una representacin

    de la ausencia de realidad. Kate Hamburger (citado por el profesor Oleza Sim,

    1996: 89) distingue netamente entre los enunciados de realidad y los enunciados

    de ficcin. Para ella, la literatura es, por esencia, ficcin, lo opuesto, por tanto, a

    la realidad.

    Desde este enfoque, se pueden distinguir dos tipos de textos histricos: el

    texto histrico propiamente dicho, o sea, el texto de historia y el texto literario

    histrico, en forma de novela o de drama histrico. En qu coinciden? En qu

    discrepan? Es el propsito de este epgrafe.

  • Introduccin general Configuracin general

    43

    Conocemos, por un lado, los esfuerzos de los historiadores a lo largo de la

    historia de la historiografa, por desembarazarse, en su relato, de la ficcin. Cada

    poca establece criterios dominantes para configurar lo que es historia y lo que

    no lo es, los que son textos histricos y los que no lo son. En todo caso, el texto

    histrico necesita tener marcas de historicidad, desde el conocimiento por la

    percepcin yo he visto o yo he odo de una persona creble que ha visto lo que

    yo refiero hasta la visita a los archivos, los documentos, el principio de

    objetividad etc., para buscar en la investigacin la prueba de que lo que se

    cuenta no es fruto de imaginacin (Lozano, 1986: 128). Porque la pretensin del

    texto histrico es contar la verdad; el texto histrico posee vocacin de contar

    lo verdadero. Por eso, las tesis de Hamburger (1977: 110-111) no pueden sino

    rechazar toda la pretensin de historicidad y de referencialidad histrica por

    parte del texto literario histrico:

    Le processus (de fictionnalisation) transforme la matire historique du

    roman en une matire non historique () Le fait quil sagisse dun rcit

    traitant dune matire historique authentique ou imaginaire (c'est--dire, dont

    lhistoricit est plus ou moins feinte) est sans importance.

    Dicho de otro modo, las fechas y los lugares histricos, adems del propio

    acontecimiento, que aparecen en el texto literario histrico, careceran de valor

    referencial, y seran puros artif