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||10 CUENTOS INFANTILES LAS ABEJITAS JUGUETONAS En un panal había tres abejitas, que por primera vez iban a buscar néctar de las flores del campo. La reina de las abejas le dio un cántaro vacío a cada una y les ordenó traerlos bien llenos al caer la tarde. Las abejitas partieron volando a cumplir su tarea. La abeja mayor empezó inmediatamente. La del medio, se dedicó a escuchar las historias que le contaban las flores y los insectos. La más pequeña juntó muestras de todos los colores que encontraba en las florecillas. Sin que se dieran cuenta, de lo entretenidas que estaban, llegó la hora de volver al panal. En la entrada las esperaba la reina y su corte. La abejita mayor entregó su cántaro lleno y fue felicitada por todas las abejas. Luego le tocó a la del medio. Cuando mostró su cántaro con solo la mitad con néctar, la reina le dijo enojada: “¿Eso es todo lo que traes?” “No”, dijo la abejita. “Además tengo muchas noticias y chismes que me contaron las flores y los insectos.” Y así entretuvo a la reina y al panal por mucho tiempo. Las abejas también la felicitaron. Al final le tocó a la más pequeña. La reina le preguntó: “¿Y tú, cuánto néctar traes?”, la chiquita dijo: “Yo, traigo un tercio del cántaro con néctar y muchos colores, para que todas nos pintemos y nos veamos muy lindas...” las abejas se pintaron e hicieron una fiesta. Ese día aprendieron que todos los talentos son bienvenidos en el panal.

10 cuentos

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||10 CUENTOS INFANTILES LASABEJITAS JUGUETONASEn un panal haba tres abejitas, que por primera vez iban a buscar nctar de las flores del campo. La reina de las abejas le dio un cntaro vaco a cada una y les orden traerlos bien llenos al caer la tarde. Las abejitas partieron volando a cumplir su tarea. La abeja mayor empez inmediatamente. La del medio, se dedic a escuchar las historias que le contaban las flores y los insectos. La ms pequea junt muestras de todos los colores que encontraba en las florecillas. Sin que se dieran cuenta, de lo entretenidas que estaban, lleg la hora de volver al panal. En la entrada las esperaba la reina y su corte.La abejita mayor entreg su cntaro lleno y fue felicitada por todas las abejas. Luego le toc a la del medio. Cuando mostr su cntaro con solo la mitad con nctar, la reina le dijo enojada:Eso es todo lo que traes? No, dijo la abejita.Adems tengo muchas noticias y chismes que me contaron las flores y los insectos.Y as entretuvo a la reina y al panal por mucho tiempo. Las abejas tambin la felicitaron.Al final le toc a la ms pequea. La reina le pregunt:Y t, cunto nctar traes?, la chiquita dijo:Yo, traigo un tercio del cntaro con nctar y muchos colores, para que todas nos pintemos y nos veamos muy lindas...las abejas se pintaron e hicieron una fiesta.Ese da aprendieron que todos los talentosson bienvenidos en el panal.

OSCAR EL PINGINO DIFERENTELos pinginos son mundialmente conocidos por lo elegantes que son. Siempre visten de etiqueta y su andar es estirado y pomposo.Un da estando Oscar, el pingino, mojando sus patitas en el helado mar, not que flotando llegaba hasta l una hermosa caja. Rpidamente Oscar la abri y maravillado observ su contenido. No poda creer lo que sus ojos de pingino vean... la caja contena muchos frascos llenos de alucinantes colores!. Y Oscar aprovech la ocasin. Pint su elegante frac de fuertes azules y amarillos, su pechera blanca termin siendo anaranjada con puntos verdes. Se dibuj una corbata celeste y lila y sus pies los pint rojos con rayas moradas. Oscar resplandeca, porque el sol haba salido a iluminar tanto colorido, en la siempre blanca, nevada y helada antrtica.Entonces Oscar empez su triunfal paseo. Los dems pinginos quedaron asombrados. Rean. Saltaban. Silbaban. Aplaudan. Ese da fue el gran da de Oscar. Por fin, aunque fuera por poco tiempo, era diferente. Y la diferencia, lo hizo feliz.Entonces, Oscar cambi su nombre, ahora se llama Arcoiris, porque, aunque volvi a vestir de etiqueta, lleva todos los colores en su corazn.

ELTRENQUE QUERA VOLARHaba un tren, muy grande y pesado, que pasaba todo el tiempo pensando en volar. Los otros trenes le decan que era imposible, que solo los pjaros y los aviones volaban. Entonces el tren deca Quiero ser un pjaro! Quiero ser un avin!, pero segua siendo un pesado tren de carga que quera volar.Hasta que un da, hubo una gran tormenta, la cual destruy un puente que una dos cerros, justo cuando se acercaba el tren que quera volar. Frente a l se encontraba el vaco. El maquinista aplic el freno y salt a tierra para salvar su vida. En ese momento, el tren que quera volar vi su oportunidad. Desconect los frenos con un fuerte sacudn y aceler directo al vaco. Y entonces vol, vol, vol...Y era tan fuerte su deseo de volar, que se mantuvo en el aire a pesar de su cuerpo de hierro. Y sinti que era un pjaro. Y sinti que era un avin.Se mantuvo en el aire mientras las nubes, que haban bajado a ver la hazaa, pasaban sonriendo a su lado. Lleg volando al otro lado del barranco y las ruedas tomaron su camino de metal. Desde ese da, el tren que quera volar fue completamente feliz y se olvid de ser un pjaro o un avin.Entendi que lo suyo era ser un tren de carga y sonrea cuando alguien deca que para un tren era imposible volar.

RAL ELCIENPISVerano. El sol pega fuerte sobre el campo verde y florido. Entre la numerosa maleza vive una gran comunidad de cienpis, aquellas extraas orugas que se caracterizan por la gran cantidad de patitas que poseen. Estos cienpis son muy amistosos y se renen en grupos para salir a caminar, a bailar, a baarse en los charcos, a comer hojitas y todas aquellas cosas entretenidas que hacen los cienpis cuando estn felices.Pero haba uno llamado Ral al cual nadie invitaba y que pasaba todo el tiempo solo y si quera entretenerse tena que inventar sus propios juegos. Juegos solitarios, juegos aburridos. La soledad lo haba transformado en un cienpis tmido y no se atreva a preguntar el por qu no lo invitaban. l se miraba en las pozas de agua y se comparaba con los otros y no encontraba ninguna diferencia entre l y los dems. Lo nico raro que haba notado era que todos los cienpis que pasaban a su lado hacan extraas muecas con su nariz. Hasta que un da se arm de valor y pregunt al primero que pas a su lado el por qu todos lo evitaban. La respuesta lo dej helado.1. -Es que no te lavas los pies y los tienes muy hediondos, y como son cien... puf, puf!Ral se puso rojo de vergenza (l es verde) y sali corriendo como loco al primer charco que encontr y se puso a la difcil tarea de lavar bien sus numerosos pies.Desde ese momento Ral lava sus patitas todos los das y ya no le da flojera hacerlo porque la recompensa fue muy buena, ahora tiene cientos de amigos para jugar, caminar, bailar y ser feliz.

LOSCONEJITOSDECOLORESHaba una mam coneja que tena muchos conejitos. Todos eran muy blancos, y tambin, como todos los nios, eran muy juguetones y un poquito locos. As que siempre estaban jugando por el campo.Pero, un da, todo el paisaje apareci tambin blanco. Haba nevado!Cuando la mam coneja fue a buscar a sus pequeos, no los poda encontrar, porque como eran blancos, se confundan con la nieve. Entonces fue a buscar pinturas y pint a sus conejitos de todos los colores. Ahora s poda verlos, fcilmente, jugando en la nieve blanca!.Todo anduvo bien, hasta que un da, al mirar al campo, no pudo encontrar nuevamente, a sus conejitos queridos. Haba llegado la primavera con todo su esplendoroso colorido!.Llam a sus nios y uno a uno los lav y los volvi a su color natural, el blanco. Ahora los poda observar tranquilamente como corran por el florido campo. Estaba muy feliz. Pero, un da, pasado el tiempo... volvi a nevar! ...y este cuento vuelve a comenzar.

EL OSITO GOLOSOHaba una vez un osito que se mora de ganas de comer miel, pero las abejas lo picaban cuando se acercaba al panal.Entonces pens en hacer mejor las cosas y fue al valle, cort un gran ramillete de flores y se lo llev a las abejitas.Las abejas se conmovieron y le regalaron un frasco lleno de dorada, dulce y pegajosa miel.El osito qued muy feliz con su miel, pero mucho ms por tener tantas nuevas y buenas amigas.

ELVIAJELos patos silvestres que vivan en aquel estanque, notaron que el invierno se acercaba. Tal vez porque los das eran ms cortos o porque el aire estaba un poco ms fro. Haba llegado el momento de buscar climas ms clidos. Y un buen da echaron a volar iniciando un largo viaje siguiendo al sol.Todos... menos uno.Era un pato pequeo y dbil que no haba crecido tan rpido como los dems. Los otros eran fuertes, con hermosas y poderosas alas para volar grandes distancias.El patito mir con angustia, cmo la gran bandada se elev rumbo al norte, dejndolo solo en aquella tierra que empezaba a ser fra y que anunciaba el crudo invierno. Agach la cabeza y una lgrima rod por su carita.Pero en eso sinti un lejano graznido, luego otro y otro ms. Levant la cabeza y a lo lejos distingui un punto negro que creca y creca. Era la bandada que regresaba!- Hemos venido por t, pequeo le dijo el gua.- Te esperaremos el tiempo que sea necesario, para que crezcas, y puedas hacer el viaje con nosotros. Eres uno de los nuestros y tus hermanos no te van a dejar aqu solo.Y por la cara del patito ahora caan muchas lgrimas de felicidad. Pasaron dos semanas, justo las que el pequeo necesitaba para poder volar, y emprendi junto a sus hermanos, el largo viaje en busca del sol y de su calor.

ELROAll en lo alto de la montaa cubierta por la nieve que se derrite, nace un pequeo hilito de agua.Serpenteando entre las rocas y la tierra dura, el agua helada se desliza tratando por todos los medios de sobrevivir y llegar al hermoso valle que se distingue lejano. A medida que baja, se le van uniendo ms hilos de agua, que como l, quieren llegar al valle. Y as va creciendo. Y creciendo.Ms abajo ya es un arroyo que con alegra y fuerza juvenil serpentea y canta mientras baja entre las quebradas. Y as va creciendo. En cuanto llega al valle se junta con otros arroyuelos. Y con la ayuda de estos nuevos amigos va creciendo y baando los campos de trigo. Ya es un ro. Y creciendo.Ms adelante en unos caones profundos se va uniendo a otros ros, serio y responsable. Trabajador. Nutre de vida los campos aledaos y calma la sed de los animales que se acercan a su orilla.El viaje contina y ya es un gran caudal que tranquilo y reposado se desliza suavemente para que los botes de los pescadores que lo navegan no se hundan. Ya puede ver, a lo lejos, su final. El agua prometida, el mar.Y en ese lugar el ro muere para ser parte del ocano que lo acoge despus de tan largo y feliz viaje.

LAS DOS GOTITASAquel da llova fuerte. Y en esa lluvia iban dos gotitas que eran muy amigas.Mientras caan, iban conversando y preguntndose qu pasara con ellas al llegar a tierra. En eso estaban cuando el viento las separ.Una gotita cay en un lindo arroyuelo y feliz, se alej cantando y gozando la vida, en aquel hmedo y musical tobogn.La otra gotita fue a dar a un desierto seco y feo. Ella pens que su destino haba sido muy triste e intil.Pero mientras rodaba por la seca tierra del desierto, se encontr con una olvidada y sedienta semillita.La gotita se dej beber por la semilla, e hizo posible que, en el medio del desierto, naciera una hermosa flor.La flor di a beber de su nctar a las abejas. Las abejas hicieron, con el nctar, una dulce y sabrosa miel. La miel endulz la vida de mucha gente.La gotita supo entonces que no importa donde vivas, lo que importa es lo que hagas con tu vida.

LARANITADE LA VOZLINDAEn un charco, a orillas de un ro, viva un grupo de ranas. Se lo pasaban todo el da croando y croando. Croooc! Croooc!...Aquel da era muy especial porque las ranitas pequeas cantaran por primera vez. Una a una fueron cantando: Crooc! Crooc!. Hasta que salt al escenario, que era una piedra en medio del agua, una ranita, que en vez del famoso Crooc! Crooc!, cant una hermosa meloda, con una bellsima voz de soprano!.Todos quedaron paralizados. Simplemente no lo podan creer. Una rana que s cantaba bien!. La novedad corri por todo el valle y lleg a odos, de un representante de artistas, que se apresur a ir a buscar a la ranita cantora. La llev a los ms grandes escenarios del mundo y grab muchos discos. Todos la admiraban y queran tomarse fotos con ella.Sin embargo, la ranita no era feliz. Ella quera volver a su charco, con su familia y sus amigos. Pero era esclava de su voz y de su fama. No poda volver.Hasta que, en medio de un recital, en un reino muy lejano, la ranita cantora cambi su dulce canto, por el canto natural de las ranas, el ronco Crooc! Crooc!... El pblico la empez a pifiar y las pifias eran msica para la pequea, porque se di cuenta que ahora podra volver a su charco aorado.Ahora la ranita s es feliz. Y cantando Crooc! Crooc! Crooc!, pero con su familia, sus amigos y su charco.

10 ADIVINANZASQu es rojo por dentro,y amable por fuera?El corazn

Este es un animal,de tal modo original,que al ponerse cara arriba,ya no se llama igual.Escarabajo

En un cuartito caliente,hay bailando mucha gente.Palomitas de maz

Alas de mil coloresy se pierden entren las flores.La mariposa

La mano las rompe,el pie las tritura,la boca las bebe.Que son?Las uvas

Adivina adivinador,por las maanas soy un gran cantor.El Gallo

Ruedo y ruedo,y en los bolsillos me quedo.La moneda

Me compran para dormiry me encanta sacudir.Qu soy?La almohada

En un cuarto me arrinconansin acordarse de m,pero pronto van a buscarmecuando tienen que subir.La escalera

Siempre mirando al soly no soy un caracol.Giro y giro sin finy no soy un bailarn.El girasol

10 RETAHLASPito pito, colorito,Dnde vas tu tan bonito?A la era verdadera,pin, pan, fuera.

A la vuelta de mi casa,me encontr con Pinocho,y me dijo que contarahasta ocho.Pin, uno, pin, dos,pin, tres, pin, cuatro,pin, cinco, pin, seis,pin, siete, pin, ocho

Todos cuentan hasta cincoen la casa de Franciscouno, dos, tres, cuatro y cinco.

Sana, sanaculito de rana;si no sana hoysanar maana.

Paso, paso,que maana me casocon un payasovestido de raso.

Una cosa me he encontradocuatro veces lo dir,si su dueo no aparececon ella me quedar

Grillo, grillo,quien se lo encuentre,para su bolsillo.

Santa Rita, Rita, Rita,lo que se da no se quita,con papel y agua benditaen el cielo ya est escrita.Si me la das, al cielo;si me la quitas, al infierno.

El que fue a Sevillaperdi su silla.El que fue a Lenperdi su silln.

Chivata, acusica,la rabia te pica,por fea, por mala,porque no vales nada.

10 FABULASEL RBOL Y EL ESPINODisputaban entre s elrboly el Espino, en la cual, se jactaba el rbol diciendo:

-Soy hermoso, esbelto y alto, y sirvo para construir las naves y los techos de los templos. Cmo tienes la osada de compararte a m?

A lo que el Espino dijo:-Si recordaras las hachas y las sierras que te cortan, preferiras la suerte de un espino!

MoralejaBusca siempre la buena reputacin pues es una gran honra, pero sin jactarte por ello, y tambin cudate de los que quieren aprovecharse de ella para su propio provecho.

EL ADIVINOInstalado en la plaza pblica, unAdivinoestaba trabajando en lo suyo, cuando de repente, se le acerc undesconocidodicindole quelas puertas de su casa estaban abiertas, y que haban robado todas sus pertenencias. El Adivino con tal noticia, se levant de un salto y corri hacia para ver que haba sucedido.

Una persona que se encontraban cerca y vio correr, le dijo:

-Oye amigo, t que predices lo que le ocurrir a otros, por qu no has previsto lo que te sucedera a ti?

MoralejaSiempre hay personas que pretenden dirigir lo que no les corresponde, pero no pueden manejar sus propios asuntos.

AFRODITA Y LA GATAUnaGata, se haba enamorado perdidamente de un bello joven, y rog a la diosaAfrodita, que la hiciera mujer. Afrodita, compadecida de su deseo, la transform en una bella doncella, y entonces, el joven enamorado de ella, la invit a su casa.

Estando ambos descansando en la alcoba nupcial,Afroditaquiso saber si al cambiar de ser a la gata, haba cambiado de carcter, por lo que solt un ratn en el centro de la alcoba. La Gata, olvidndose de su condicin presente, se levant y empez a perseguir al ratn para comrselo. La diosa, indignada, la volvi a la Gata a su forma original.

MoralejaEl cambio de estado de una persona, no la hace cambiar de sus instintos.

EL GUILA DE ALA CORTA Y LA ZORRACierto da unhombrecaptur a unguila, le cort sus alas y la solt en el corral junto con todas sus gallinas. El guila apenada, quien una vez fue poderosa, bajaba la cabeza y pasaba sin comer, se senta como una reina encarcelada.

Un da, pas otrohombreque la vio, sinti simpata y gust por ella, y decidi comprarla. Le arranc las plumas cortadas y se las hizo crecer de nuevo. Como agradecimiento a su liberador por acto noble a sus alas, elguilaalz vuelo, y apres unaLiebrepara llevrsela. Una Zorra, vio lo ocurrido y maliciosamente le mal aconsejaba alguiladiciendo:

-No le lleves la liebre al que te liber, sino al que tecaptur; pues el que te liber, ya es bueno sin ms estmulo. Procura ms bien ablandar al otro, no vaya a ser que atraparte de nuevo, y te arranque completamente las alas.

MoralejaSiempre hay que corresponder generosamente con tus bienhechores, y por prudencia, mantenerse alejado de los malvados que "insinan" hacer lo incorrecto.

EL GUILA Y LA FLECHAEstaba sentada unguilaen el pico de un peasco esperando por la llegada de lasliebres, mas fue avistada por uncazador, quien luego le lanz una flecha atravesndole su cuerpo. Elguila, viendo que la flecha estabaconstruida con plumasde su propia especie dijo:

-Qu tristeza terminar mis das a causa de mis plumas!

MoralejaMs profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias armas.

EL GUILA Y LOS GALLOSDos Gallos peleaban por la preferencia de las gallinas; hasta que un da, uno de ellos, logro vencer a otro. El gallo perdedor, resignado, se retir vencido a un matorral ocultndose all, sin embargo, el orgulloso vencedor, para hacer alarde, se subi a una piedra alta para cantar con gran estruendo.

A los pocos segundos, un guila, avist al orgulloso gallo, y no tardo en caerle para as raptarlo a la brevedad. A la falta del gallo ganador, el gallo que haba perdido la pelea, se quedo con todo el gallinero.MoralejaA quien hace alarde de sus propios xitos, no tarda en aparecerle alguien que se los arrebate.

EL PASTOR Y SU GANADOCierta vez, unPastora quien elLobohaba devorado sus mejoresOvejas, se acerc a losCorderosy les dio un discurso:

"Ustedes son presa fcil para elLoboporque son dbiles y desunidos. Si todos se mantuvieran unidos contra el peligro, estoy seguro de que el Lobo huira de su fuerza."

Uno de los msancianas Ovejasse acerc alJefecon muchos nimos, y dijo para todos:

"Basta ya!, Ya no huiremos delLobo!. Lucharemos juntas hasta vencerlo!"

Tras toda el discurso, lasOvejasse regocijaron y muy decididas, se propusieron aenfrentar al malvadoLobo. Al llegar la noche, la imagen de unPerroles pareci la delferoz Lobo, y sin pensarlo dos veces, todas lasOvejasemprendieron huida de la manera mas desordenada y alborotada.

"As son los cobardes. Prometen no rendirse y luego se contradicen. Tan pronto sienten un pequeo ruido, huyen como ustedes." - Dijo elPastor.

MoralejaEl cobarde hasta de su sombra tiembla.

LA LMPARA Y EL ESTUDIANTEHace mucho en una noche muy oscura, unEstudiantese preparaba para hacer sus tareas, y se dijo:

"Llenar de aceite miLmparay la encender para empezar mis trabajos."

Cuando lo hizo, suLmparabrillaba con muy buena luz en la oscuridad, y luego dijo alchico:

"Observe cmo irradia mi luzamigo. Es mas resplandeciente que el mismsimoSol."

Mientras laLmparasegua alardeando, vino una fuerte rfaga de viento que apag de inmediato su luz. El estudiante que vio todo, volvi a encender laLmparay le dijo:

"Dejate de hablar tonteras y dedcate a alumbrarme como de costumbre. Recuerda que el fulgor de las estrellas, jams se apagar."

MoralejaPresumir y no valer,es mascar sin comer.

LA MONA Y LOS MONITOSHace mucho, unaMonatenia dos hijos. A uno de ellos lo cuidaba mucho por ser sufavorito, y al otro que no lo era, lo dejaba a susuerte.

Un da, unPerropas cerca de ellos y de inmediato persigui a laMadrecon intenciones de atraparla. Esta dijo a suhijo favorito:

"No te preocupes mi beb, yo te salvar!"

Y ech a correr llevndolo en sus brazos. Por otro lado, el otroMonitoque estaba muy aterrado, slo se aferr fuertemente a la cola de suMadre. En la huida y la confusin, laMonachoc contra un rbol golpeando la cabeza delhijo favorito. El resultado fue la muerte instantnea de este.

Cuando por fin perdieron alPerro, laMonalloraba desconsoladamente por la perdida de suhijo favorito, mientra tanto, elhijo olvidado, jugaba sano y salvo balancendose por las ramas de los rboles.

MoralejaNo siempre el predilecto,conserva vida y afecto.

EL LOBO Y EL CARNEROHace mucho, un granPerroque fueexterminador deLobos, muri en una feroz pelea ocasionando el llanto de suAmo. UnCarnerovio a suAmollorar por suPerro, y l e dijo:

"Seor. Crteme los cuernos y cbrame con la piel delPerro. LosLoboscreern que soy l, y as huirn."

ElPastor, acogido por la idea, lo hizo.

Al poco rato, unLobohambriento ingres al rebao y tom a unCorderitopara hacerlo su cena. Elfalso Perrode inmediato persigui alladrnpero, al pasar por un matorral, una de las ramas se aferr a la piel delPerro, e hizo desprenderse delCorderoquedando as el engao descubierto. ElLobo, al ver alfalso Perrole dijo:

"Y t, que se supone que eres?"

"Soy unCarnerofiel a suAmo." - Respondi.

"Bueno, aunque uses ropas ajenas, eres comida para mi." - Dijo elLoboque sin mucha demora, devor alCarnero.

MoralejaAunque cambies de vestido,igual se cumplir tu destino.

LeyendaUnaleyendaes unanarracinde hechos naturales,sobrenaturaleso mezclados, que se transmite de generacin en generacin en forma oral o escrita. Generalmente, el relato se sita de forma imprecisa entre elmitoy el suceso verdico, que le confiere cierta singularidad.Se ubica en un tiempo y lugar que resultan familiares a los miembros de una comunidad, lo que aporta al relato ciertaverosimilitud. En las leyendas que presentan elementos sobrenaturales, comomilagros, presencia de criaturas fericas o de ultratumba, etc., estos se presentan como reales, pues forman parte de la visin del mundo propia de la comunidad en la que se origina la leyenda. En su proceso de transmisin a travs de latradicin orallas leyendas experimentan a menudo supresiones, aadidos o modificaciones que expresan un estado extrao, surgiendo as todo un mundo lleno de variantes.Se define a la leyenda como un relatofolclricocon bases histricas.1Una definicin profesional moderna ha sido propuesta por el folclorista Timothy R. Tangherlini en 1990:2"Tpicamente, la leyenda es una narracin tradicional corta de un solo episodio, altamente ecotipificada,3realizada de modo conversacional, que refleja una representacin psicolgica simblica de la creencia popular y de las experiencias colectivas y que sirve de reafirmacin de los valores comnmente aceptados por el grupo a cuya tradicin pertenece".Contrariamente almito, que se ocupa dedioses,4la leyenda se ocupa de hombres que representan arquetipos (tipos humanos caractersticos), como el delhroeo el anciano sabio, como se aprecia por ejemplo en las leyendas heroicas griegas y en las artricas

20 LEYENDASLEYENDA DEL ORIGEN DEL LAGO DE ATITLAN

Los orgenes del Lago de Atitln son de hace mucho tiempo cuando los cakchiqueles dieron muerte a saetazos a Tolgom: se marcharon ms all del lugar de Qakbatzul y arrojaron a la laguna los pedazos de Tolgom. Desde entonces es famosa la punta del cerro del lanzamiento de Tolgom. Enseguida dijeron: Vamos adentro de la laguna. Pasaron ordenadamente y sintieron todos mucho miedo cuando se agit la superficie del agua.De all se dirigieron a los lugares llamados Panpat y Payn Chocol, practicando sus artes de hechicera. All encontraron nueve zapotes en el lugar de Chitulul. A continuacin comenzaron a cruzar el lago todos los guerreros yendo por ltimo Gagavitz y su hermana llamada Chetehauh. Hicieron alto y construyeron sus casas en la punta llamada actualmente Qabouil Abah. Enseguida se march Gagavitz; fue realmente terrible cuando lo vieron arrojarse al agua y convertirse en la serpiente emplumada.Al instante se obscurecieron las aguas, luego se levant un viento norte y se form un remolino en el agua que acab de agitar la superficie del lago.Los poblados mencionados han de haber estado en la parte noroeste del lago, mientras que lo siguiente pudo haber sucedido cercano al actual Santiago Atitln: All deseaban quedarse las siete tribus, queran ver la ruina del poder de los zutujiles. Cuando aquellos bajaron a la orilla del agua y se detuvieron all, les dijeron a los descendientes de los Atziquinahay: Acaba de agitarse la superficie de nuestra laguna, nuestro mar oh hermano nuestro! Que sea para ti la mitad del lago y para ti una parte de sus frutos, los patos, los cangrejos, los pescados, les dijeron. Y despus de consultar entre s, contestaron: Est bien, hermano. La mitad de la laguna es tuya, tuya ser la mitad de los frutos, los patos, cangrejos y pescados, la mitad de las espadaas y las caas verdes. Y as tambin juntar la gente todo lo que mate entre las espadaas.

As respondi el Atziquinahay. De esta manera fue hecha la divisin del lago, segn contaban nuestros abuelos. Y as fue tambin como nuestros hermanos y parientes se quedaron con los zutujiles.Pero nosotros no aceptamos la invitacin para quedarnos. Nuestros primeros padres y abuelos, Gagavitz y Zactecauh se fueron y pasaron adelante entre las tinieblas de la noche.

Cuando hicieron todo esto no haba brillado la aurora todava, segn contaban, pero poco despus les alumbr. Luego llegaron al lugar de Pulchich, de donde partieron en grupos.

Los penitentes de la recoleccionTodos los das a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recoleccin escuchan pasos de encadenados. Son penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas.

Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las cuales las viejitas dicen hay que rezar.

Verlos atemoriza pero tambin produce pena y compasin porque a nadie le gustara estar eternamente encadenado a sus malas acciones.

LEYENDA DE LA LLORONA

tambin llego a la Villa de la Asuncin de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los nios, sino tambin a las persona mayores, es conocido de Sonora a Yucatn. En nuestra tierra, la fbula cuenta que una mujer de sociedad, joven y bella, caso con un hombre mayor, bueno, responsable y carioso, que la consenta como una nia, su nico defecto... que no tenia fortuna.

Pero el sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar alturas ", trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades econmicas de su esposa, la que sintindose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigindole cada da mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.Marisa Lpez de Figueroa, tuvo varios hijos estos eran educados por la servidumbre mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. As pasaron varios aos, el matrimonio Figueroa Lpez, tuvo cuatro hijos y una vida difcil, por la seora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los aos y el marido enferm gravemente, al poco tiempo muri, llevndose " la llave de la despensa ", la viuda se qued sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedan que comer. Por un tiempo la seora de Figueroa comenz a vender sus muebles. Sus alhajas con lo que la fue pasando.Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse intil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pens mucho, pero un da los reuni dicindoles que los iba a llevar de paseo al ro de los pirules. Los chamacos saltaban de alegra, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subi al carruaje y sali de su casa alas voladas, como si trajera gran pisa por llegar. Lleg al ro, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeos, que con las manitas le hacan seas de que se estaban ahogando.

Pero ella, tendenciosa y fra , vea como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estaran muertos . Como autmata se retiro de el lugar, tomo el carruaje, sali como "alma que lleva el diablo ", pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era intil las criaturas haban pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que haba hecho, se tiro ella tambin al ro y pronto se pudieron ver cuatro cadveres de nios y el de una mujer que flotaban en el ro.

Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la seora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: sala del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando Aaaaay mis hijos Donde estarn mis hijos y as hasta llegar al ro de los pirules en donde desapareca. Todas las personas que la vean pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna vean su carruaje que conduca una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.

LA TATUANA

Apareci en mitad de la plaza del pueblo como quien planta un rbol y espera que de fruto al instante. Erguida hasta la arrogancia, saludable y en ademn de invitar a la cata del fruto prohibido. Dijeron que haba llegado en barco sin que pudiera afirmarse que lo vieron arribar en playa o puerto alguno.Corran los tiempos de la Inquisicin y su temible brazo castigador consegua vadear las aguas del Atlntico sin perder nada de su lava destructora, cuando la mujer ms hermosa a la que accediera mirada humana se present bajo el nombre de Tatuana.Apenas transcurridos unos meses, y sin que tampoco nadie pudiera explicar de dnde salieran los dineros, mont casa. Y era casa de postn y mucha juerga por la que no hubo hombre maduro ni joven que no se dejara caer , cuando menos, alguna nochecita.El tiempo pasaba y los adoquines se embriagaban noche y da de chillones atuendos coronados por generosos escotes.Todos saban y callaban, hasta que lleg el da en que la Tatuana celebraba fiesta de aniversario de la feliz inauguracin de su casa cuando con mandado de la Inquisicin vinieron a buscarla y a prenderla.Y de qu se me acusa quiso saber. La respuesta slo lleg tras varios das de encierro al conducirla ante el Tribunal . Se le acusaba de bruja por haber hechizado a todos los hombre s de la localidad, amn de muchos extranjeros de paso.No tuvo defensa ni tortura pues la condena fue inmediata: morira quemada viva.La Tatuana, an esplndidamente ataviada de fiesta en la vspera de su ajusticiamiento, mir desde lo ms profundo de sus negros ojos a los de su carcelero y le rog que le concediera un ltimo deseo: un carbn para dibujar.Por la maana vinieron a buscarla para conducirla hasta la pira. En uno de los muros, con trazo firme y algo infantil, se vea navegando y alejndose un velero como el que decan que la haba trado alas costas de Amrica, el catre an caliente y la celda vaca.

EL CARRETON DE LA MUERTE

Llegada la media noche, muchas personas del Centro Histrico escuchan el roce de las ruedas de una carreta con el suelo. Hay quienes aseguran han odo hasta relinchar a los caballos.Cuando la curiosidad hace que las personas vayan a ver, no ven nada, aunque escuchan y hay quienes dicen sienten un aire extrao que pasa sobre sus cabezas porque este carretn no roza el piso sino que vuela... La gente prefiere quedarse en su casa y solo escucharlo pasar porque dicen que en ese carretn nos iremos todos, el dia que la muerte decida trasladarnos al mas all.

EL CADEJO

La leyenda del cadejo o cadejos est presente en casi todo centroamrica, se trata de un perro enorme de color blanco y ojos rojos que protege a los hombres cuando llegan a altas horas de la noche, sin embargo el cadejo tiene un enemigo, el cadejo negro, un ser diablico que ataca y mata a las personas de dudosa moral, cuando ambos el espritu protector y el diablico se encuentran comienza entre ambos una lucha a muerte que normalmente da tiempo a la persona a huir.

El cadejo blanco como protector acompaa al hombre que trasnocha hasta su casa lo hace muchas veces desde las sombras y sin dejarse ver, normalmente se siente como un presencia que no puedes localizar. Su finalidad es defender al borracho o trasnochador del cadejo negro

El cadejo negro dependiendo de la cultura que enfoca la leyenda puede tener dos fines, matar a las personas de dudosa moral a las que no puede defender el cadejo blanco siempre a altas horas de la noche, o simplemente golpearle y aplastarle, en ambas creencias el cadejo nunca muerde (salvo en su lucha con el cadejo blanco) y causa el dao golpeando y aplastando, debido a su gran tamao deja al hombre al que ataca como si hubiera recibido una paliza.- GuatemalaSegn las leyendas en Guatemala, es un animal fantsmagrico que aparece en suelo guatemalteco. La versin ms conocida de este animal es la de forma de un perro de color negro y ojos rojos que pareciera tienen fuego. Se cree que cuida a aquellos que se embriagan y deambulan por las noches ayudndoles a encontrar el camino a casa o bien durmiendo cerca de ellos para evitar les roben o daen. Las otras versiones refieren que este ser tiene dualidad, el negro y blanco, este ltimo cuida de mujeres en el mismo estado fsico, sin embargo stos son rivales y no pierden oportunidad de agredirse, aunque se narra que se han unido para salvaguardar a sus protegidos de otro espectro como La Llorona, Siguanaba o de algn maleante. Tambin este personaje tiene su resonancia precolombina maya en un espectro bienechor guardin de los caminos.

PANICO EN LA CARRETERA

El seor J.L. Gmez trabaja para una importante compaa fabricantes de productos populares. Su labor consiste en colocar la mercanca en las tiendas del interior, razn por la cual, realiza constantes viajes por todas las carreteras del pas. El da Lunes 26 de Junio de 1969, como de costumbre aunque retrasado en esa oportunidad, sali a las cuatro de la tarde rumbo a la costa sur.

Infortunadamente antes de llegar a Paln tuvo que detenerse por falta de aire en un neumtico. La suerte pareca no acompaarle, debido a que la llanta de repuesto tambin estaba en malas condiciones. Gracias a la ayuda de un piloto muy atento, pudo regresar a la poblacin de Amatitln. Repar las dos llantas y continu hasta Escuintla. El atraso fue de unas dos horas y media y sin embargo todo iba muy bien. Muchos vehculos le acompaaban en el camino. El viaje era extremadamente duro. Tena que llegar a Coatepeque esa misma noche, debido a un buen negocio que le esperaba en esa poblacin.

Se detuvo a comer en un restaurant al lado de la carretera. Tom de nuevo el volante y por fin lleg a Retalhuleu. El descanso fue agradable. Bebi un vaso de agua e hizo revisar el aire y el aceite. Eran casi las diez y media de la noche, cuando se dispuso a tomar el ltimo trayecto del camino. Senta un raro presentimiento. Nunca le haba sucedido algo parecido y sin embargo no le dio importancia y parti. Quizs haba recorrido unos 15 kilmetros cuando tuvo problemas con la mquina. Fallaba constantemente y se detena por momentos. Era muy raro en un coche de modelo reciente, que adems era revisado con regularidad. Pareca faltarle la corriente en alguna parte, las luces se apagaban. El temor de quedar varado en el camino a esas horas, se manifestaba en el seor Gmez. Por prevencin detuvo completamente el auto y trat de averiguar la causa de la falla. El cielo estaba limpio y las estrellas fulguraban en forma imponente.

A pesar de ser un hombre acostumbrado a caminar largos trechos solo, ahora senta una terrible ansiedad sin compaa. Algo le pareci muy extrao. Fue un olor fuertemente azufrado que le causaba malestar estomacal. Se imagino que la batera era la causa. Despus de unos minutos de intil trabajo por hacer volver a caminar el carro, pens pacientemente esperar que alguien le auxiliara. La intranquilidad se apoder de l y los minutos pasaban. De pronto vio sobre la cinta esfltica una baga silueta que caminaba muy raramente.

Era una figura alta que vena en zig-zag. Ante el temor de ser atacado sorpresivamente, encendi los faros del auto y as pudo ver aunque brevemente la forma exacta de aquel hombre. La luz se apago bruscamente. Sin saber por qu el miedo lo sobrecogi. Cerr los vidrios sin tardanza y esper que algo ocurriera. No sabe exactamente si l lo pens o alguien se lo dijo, pero una idea surgi en su mente. El carro no estaba malo, la falla era debida a un enorme campo de energa y pronto desaparecer . Despus de esto pudo observar que a travs de la maleza, se escurra aquella extraa figura. No haban transcurrido ni dos minutos, cuando un penetrante silbido agudo se hizo presente. Una luz clarsima e instantnea surgi y l solo pudo ver las sombras proyectadas por ella. Se movi rpidamente y parti rumbo al sur. Por la ventanilla pudo observar como un punto luminoso desapareca en el firmamento.

Despus de esta y en un estado casi histrico, trat de arrancar el coche, ahora sin dificultad el motor se puso en marcha. Sin pensarlo dos veces parti velozmente hacia la poblacin ms cercana. Hasta en ese momento no haba credo en los tales OVNIS, pero el piensa que algo de eso tuvo que ver en este pasaje inverosmil de su vida.Qu haba pasado en aquel lugar esa noche? Quin era aquel ser tan misterioso que no se haba dejado ver? Era un campesino o un ser de otro mundo? Nadie lo podr afirmar o negar, ya que este caso permanece an en el misterio.

El seor Gmez desde entonces ha quedado muy impresionado. Es una persona agradable y perfectamente normal. Nunca ha tenido problemas y parece siempre feliz. No obstante eso cada vez que recuerda el incidente de su vida, el pnico se apodera de l y prefiere nunca mencionarlo.

Sus viajes siguen sucediendo normalmente y por lo general nunca viaja de noche, ya que por nada del mundo deseara encontrarse de nuevo con aquella figura sobrecogedora. Muy seguido nos ocurren esas cosas misteriosas a nosotros los habitantes de la tierra, muchas veces no les podemos encontrar una explicacin satisfactoria y adecuada. Ante esta imposibilidad, solo nos queda dar nuestro relato como un autntico testimonio de lo extrao

LEYENDA DEL SOMBRERN En aquel apartado rincn del mundo, tierra prometida a una Reina por un Navegante loco, la mano religiosa haba construido el ms hermoso templo al lado de la divinidades que en cercanas horas fueran testigo de la idolatra del hombreel pecado ms abominable a los ojos de Dios, y al abrigo de los tiempo de montaas y volcanes detenan con sus inmensas moles. Los religiosos encargados del culto, corderos de corazn de len, por flaqueza humana, sed de conocimientos, vanidad ante un mundo nuevo o solicitud hacia la tradicin espiritual que acarreaban navegantes y clrigos, se entregaron al cultivo de las bellas artes y al estudio de las ciencias y la filosofa, descuidando sus obligaciones y deberes a tal punto, que, como se sabr el Da del juicio, olvidbanse de abrir al templo, despus de llamar a misa, y de cerrarlo concluidos los oficios... Y era de ver y era de or y de saber las discusiones en que por das y noches se enredaban los mas eruditos, trayendo a tal ocurrencia citas de textos sagrados, los ms raros y refundidos. Y era de ver y era de or y de saber la plcida tertulia de los poetas, el dulce arrebato de los msicos y la inaplazable labor de los pintores, todos entregados a construir mundos sobrenaturales con los recados y privilegios del arte. Reza en viejas crnicas, entre apostillas frondosas de letra irregular, que a nada se redujo la conversacin de los filsofos y los sabios; pues, ni mencionan sus nombres, para confundirles la Suprema Sabidura les hizo or una voz que les mandaba se ahorraran el tiempo de escribir sus obras. Conversaron un siglo sin entenderse nunca ni dar una plumada, y diz que cavilaban en tamaos errores. De los artistas no hay mayores noticias. Nada se sabe de los msicos. En las iglesias se topan pinturas empolvadas de imgenes que se destacan en fondos pardos al pie de ventanas abiertas sobre panoramas curiosos por la novedad del cielo y el sin nmero de volcanes. Entre los pintores hubo imagineros y a juzgar por las esculturas de Cristos y Dolorosas que dejaron, deben haber sido tristes y espaoles. Eran admirables. Los literatos componan en verso, pero de su obra slo se conocen palabras sueltas. Prosigamos. Mucho me he detenido en contar cuentos viejos, como dice Bernal Daz del Castillo en "La Conquista de Nueva Espaa", historia que escribi para contradecir a otro historiador; en suma, lo que hacen los historiadores.Prosigamos con los monjes...Entre los unos, sabios y filsofos, y los otros, artistas y locos, haba uno a quien llamaban a secas el Monje, por su celo religioso y santo temor de Dios y porque se negaba a tomar parte en las discusiones de aqullos en los pasatiempos de stos, juzgndoles a todos vctimas del demonio. El Monje viva en oracin dulces y buenos das, cuando acert a pasar, por la calle que circunda los muros del convento, un nio jugando con una pelotita de hule. Y sucedi... Y sucedi, repito para tomar aliento, que por la pequea y nica ventana de su celda, en uno de los rebotes, colse la pelotita.El religioso, que lea la Anunciacin de Nuestra Seora en un libro de antes, vio entrar el cuerpecito extrao, no sin turbarse, entrar y rebotar con agilidad midiendo piso y pared, pared y piso, hasta perder el impulso y rodar a sus pies, como un pajarito muerto. Lo sobrenatural! Un escalofro le cepill la espalda. El corazn le daba martillazos, como a la Virgen desustanciada en presencia del Arcngel. Poco, necesit, sin embargo, para recobrarse y rer entre dientes de la pelotita. Sin cerrar el libro ni levantarse de su asiento, agachse para tomarla del suelo y devolverla, y a devolverla iba cuando una alegra inexplicable le hizo cambiar de pensamiento: su contacto le produjo gozos de santo, gozos de artista, gozos de nio... Sorprendido, sin abrir bien sus ojillos de elefante, clidos y castos, la apret con toda la mano, como quien hace un cario, y la dej caer en seguida, como quien suelta una brasa; mas la pelotita, caprichosa y coqueta, dando un rebote en el piso, devolvise a sus manos tan gil y tan presta que apenas si tuvo tiempo de tomarla en el aire y correr a ocultarse con ella en la esquina ms oscura de la celda, como el que ha cometido un crimen. Poco a poco se apoderaba del santo hombre un deseo loco de saltar y saltar como la pelotita. Si su primer intento haba sido devolverla, ahora no pensaba en semejante cosa, palpando con los dedos complacidos su redondez de fruto, recrendose en su blancura de armio, tentado de llevrsela a los labios y estrecharla contra sus dientes manchados de tabaco; en el cielo de la boca le palpitaba un millar de estrellas. . .La Tierra debe ser esto en manos del Creador! pens. No lo dijo porque en ese instante se le fue de las manos rebotadora inquietud, devolvindose en el acto, con voluntad extraa, tras un salto, como una inquietud.Extraa o diablica?... Frunca las cejas brochas en las que la atencin riega dentfrico invisibley, tras vanos temores, reconcilibase con la pelotita, digna de l y de toda alma justa, por su afn elstico de levantarse al cielo. Y as fue como en aquel convento, en tanto unos monjes cultivaban las Bellas Artes y otros las Ciencias y la Filosofa, el nuestro jugaba en los corredores con la pelotita. Nubes, cielo, tamarindos. . . Ni un alma en la pereza del camino. De vez en cuando, el paso celeroso de bandadas de pericas domingueras comindose el silencio. El da sala de las narices de los bueyes, blanco, caliente, perfumado. A la puerta del templo esperaba el monje, despus de llamar a misa, la llegada de los feligreses jugando con la pelotita que haba olvidado en la celda. Tan liviana, tan gil, tan blanca!, repetase mentalmente. Luego, de viva voz, y entonces el eco contestaba en la iglesia, saltando como un pensamiento: Tan liviana, tan gil, tan blanca!. .. Sera una lstima perderla. Esto le apenaba, arreglndoselas para afirmar que no la perdera, que nunca le sera infiel, que con l la enterraran. . ., tan liviana, tan gil, tan blanca . . . Y si fuese el demonio? Una sonrisa disipaba sus temores: era menos endemoniada que el Arte, las Ciencias y la Filosofa, y, para no dejarse mal aconsejar por el miedo, tornaba a las andadas, tentando de ir a traerla, enjuagndose con ella de rebote en rebote..., tan liviana, tan gil, tan blanca . . . Por los caminosan no haba calles en la ciudad trazada por un teniente para ahorcar llegaban a la iglesia hombres y mujeres ataviados con vistosos trajes, sin que el religioso se diera cuenta, arrobado como estaba en sus pensamientos. La iglesia era de piedras grandes; pero, en la hondura del cielo, sus torres y cpula perdan peso, hacindose ligeras, aliviadas, sutiles. Tena tres puertas mayores en la entrada principal, y entre ellas, grupos de columnas salomnicas, y altares dorados, y bvedas y pisos de un suave color azul. Los santos estaban como peces inmviles en el acuoso resplandor del templo. Por la atmsfera sosegada se esparcan tuteos de palomas, balidos de ganados, trotes de recuas, gritos de arrieros. Los gritos abranse como lazos en argollas infinitas, abarcndolo todo: alas, besos, cantos. Los rebaos, al ir subiendo por las colinas, formaban caminos blancos, que al cabo se borraban. Caminos blancos, caminos mviles, caminitos de humo para jugar una pelota con un monje en la maana azul. . . Buenos das le d Dios, seor! La voz de una mujer sac al monje de sus pensamientos. Traa de la mano a un nio triste. Vengo, seor, a que, por vida suya, le eche los Evangelios a mi hijo, que desde hace das est llora que llora, desde que perdi aqu, al costado del convento, una pelota que, ha de saber su merced, los vecinos aseguraban era la imagen del demonio... (... tan liviana, tan gil, tan blanca. . .) El monje se detuvo de la puerta para no caer del susto, y, dando la espalda a la madre y al nio, escap hacia su celda, sin decir palabra, con los ojos nublados y los brazos en alto. Llegar all y despedir la pelotita, todo fue uno.Lejos de m, Satn! Lejos de m, Satn! La pelota cay fuera del conventofiesta de brincos y rebrincos de corderillo en libertad, y, dando su salto inusitado, abrise como por encanto en forma de sombrero negro sobre la cabeza del nio, que corra tras ella. Era el sombrero del demonio. Y as nace al mundo el Sombrern.

LA LEYENDA DEL JILGUERILLOCuenta la leyenda que hace cientos de aos una tribu indgena se estableci en la zona Atlntica de nuestras tierras. Entre ellos haba un guerrero muy cruel llamado Batsu. Un buen da Batsu decidi buscar esposa y escogi a Jilgue, una hermosa joven que acostumbraba pasear por el bosque cantando como un pajarillo. Cuando Jilgue se enter de las intenciones de Batsu huy a esconderse en el bosque.

Batsu estall en clera cuando supo que la joven haba desaparecido y mand a sus guerreros a buscarla. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cada vez que se acercaban al sitio de dnde vena el canto, Jilgue haba desapareci. Entonces Batsu mand a quemar el bosque. Cuando las llamas comenzaban a levantarse le grit a Jilgue que si sala poda salvarse. Ella le respondi que prefera la muerte. El fuego se haca cada vez ms fuerte. De pronto vieron como Jilgue cay al cuelo u agoniz. Pero un pajarillo color ceniza, con el pico y las patas rojas, comenz a cantar sobre sus cabezas. No era el canto de un pjaro, era la voz de Jilgue, que desde entonces se sigue escuchando en el canto de los jilgueros que hoy pueblan los bosques de nuestras tierras.

LA LEYENDA DEL MICO BRUJOEn todo Centroamrica se conoce la leyenda del Mico Brujo. En algunas partes tambin le dicen la Mona.

Decan nuestros antepasados que haba unas mujeres que a las once de la noche se daban tres volantines para atrs y luego tres para adelante; que esta mujeres tenan un guacal blanco y que a la ltima voltereta vomitaban el alma en el guacal. Ya sin alma, tomaban figura de monos o micos y se dedicaban a hacer diabluras.

Y as, estas brujas, acompaadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los rboles y tiraban frutas a la gente. Se suban a los techos de las casas, saltando de un lugar a otro y arrojando pedradas contra las piedras de la calle. Muchas personas han tratado de agarrar y matar a la mona o al mico, pero de nada les sirve, pues cuando ya estn cerca y creen tenerlo acorralado se les esfuma como por encanto.

Tambin contaban nuestros antepasados que estas mujeres podan convertirse en chanchas grandes, negras y llenas de lodo.

Apenas vean a la persona sealada, aligeraban su trote y comenzaban a gruir. Embestan furiosamente a la persona y le daban trompadas y mordiscos en las piernas hasta derribarla y hacerle perder el conocimiento. Al da siguiente, la vctima amaneca molida y mordida, y con los bolsillos vacos.

LA LEYENDA DE LA SEGUAHay varias leyendas de la Segua. Una de ellas cuenta que es una joven muy linda, que persigue a los hombres mujeriegos para castigarlos. Se aparece de pronto en el camino pidiendo que el jinete la lleve en su caballo, pues va para el pueblo ms cercano. Y dicen que ningn hombre se resiste a su ruego. Hay quienes le ofrecen la delantera de la montura y otros la llevan a la polca. Para ella es lo mismo. Pero a medio camino, si va adelante vuelve la cabeza y si va atrs hace que el jinete la vuelva. Entonces aquella hermosa mujer ya no es ella. Su cara es como la calavera de un caballo, sus ojos echan fuego y ensea unos dientes muy grandes, al mismo tiempo que se sujeta como un fierro al jinete. Y el caballo, como si se diera cuenta de lo que lleva encima, arranca a correr como loco, sin que nada lo pueda detener.Otras leyendas cuentan que las Seguas son varias. Y no faltan ancianos que aseguren que cuando ellos eran jvenes atraparon a una Segua. Pero que una vez atrapada y echa prisionera se les muri de vergenza. Y que al da siguiente no encontraron el cadver, sino solamente un montn de hojas de guarumo, mechas de cabuya y cscaras de pltano.

LEYENDA DE LA SIGUAMONTA

A finales del Siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, la capital guatemalteca se expande y crece ms all de los barrancos que la rodeaban y haban mantenido hasta cierto punto contenida en lo que hoy son las zonas cntricas de la ciudad. Este crecimiento trae consigo horripilantes sucesos y surge as la leyenda de la Siguamonta

Muchos confunden a la Siguamonta con la Siguanaba, primero por el obvio parecido en los nombres, y tambin porque ambos nefastos personajes suelen atraer a sus vctimas a sus muertes, aunque se valen para ello de estrategias muy distintas, dirigidas contra una presa en especial: mientras la Siguanaba atrae a los hombres mujeriegos, la Siguamonta hace lo propio con los nios curiosos y desobedientes.

Y es que a principios del siglo pasado, la ciudad no era para nada ruidosa al menos no comparada con el ensordecedor bullicio de estos das- y la rodeaban verdes barrancos repletos de vegetacin y animales. A falta de suficientes puentes y caminos, los habitantes solan atravesar los barrancos para acortar las distancias entre una y otra zona. Es durante estos cortos trayectos entre los matorrales que empezaron a suceder cosas horribles, pues varias personas salan y no volvan a casa, solo para ser encontrados muertas algunas horas o incluso das despus. Muchas de las vctimas eran nios que presentaban mltiples heridas, pero no era claro si esos golpes habran sido propiciados por algn adulto o por el contrario los habran sufrido al caer por el barranco.La teora ms aceptada era que en los barrancos de la ciudad se escondan peligrosos y desalmados bandoleros que aprovechaban para asaltar y despojar de sus pertenencias a quienes se aventuraban a ingresar en sus profundidades con la esperanza de ganar algunas horas en su recorrido.

La mayora de padres de familia prohibira a los nios acercarse a los barrancos, pero su naturaleza rebelde y curiosa los obligaba en muchos casos a desobedecer, formando pequeos grupos para sentirse ms seguros al momento de ingresar al barranco a investigar. En una ocasin, uno de estos grupos formado por 5 nios entre los 8 y 13 aos de edad, baj por el barranco del barrio Gerona que separa las zonas 1 y 5 de la capital para realizar su habitual recorrido de 2 horas por los bordes de este barranco. Eran aproximadamente las 4 de la tarde y los nios ya casi terminaban su recorrido, cuando escucharon el peculiar silbido de un pajarito:

Tutuiiit! Tutuiiit! Tutuiiit!

Al no poder ver al ave que produca tan simptico sonido, los 2 chicos mayores de 12 y 13 aos decidieron ir a investigar, avanzando algunos pasos. Cuando los chicos caminaban el ave no produca ningn sonido, y cuando paraban repeta su silbido, como llamndolos: Tutuiit! Tutuiiit!. Los chicos se alejaban cada vez ms de los pequeos de 8 y 10 aos, quienes los llamaban a gritos para que no siguieran y que no los dejaran solos. En vano. Los chicos desaparecieron detrs de unos arbustos y luego solo se escucharon sus gritos que se tragaban las profundidades del barranco para terminar en un silencio sepulcral.Y entonces, nuevamente el silbido: Tutuiit! Tutuiiit! esta vez muy cerca de los pequeos, que alcanzaron a ver al pequeo pajarillo que pareca de oro al reflejar los ltimos rayos del sol de esa tarde. Espantados, los chiquillos corrieron fuera del barranco llorando y pegando de gritos de terror y de auxilio.

Algunos adultos que regresaban de sus faenas diarias los detuvieron y tras tranquilizarlos escucharon incrdulos la historia que les contaban, pero al notar la ausencia de los mayores de 12 y 13 aos organizaron un grupo de bsqueda y rescate. Sus esfuerzos fueron infructuosos debido a la cada de la noche, pero muchos hombres dijeron haber escuchado los silbidos a travs del monte y algunos incluso dijeron haber visto unos ojos brillantes que los observaban entre los arbustos. Entre ellos, estaba un dominicano que huy despavorido al sugerir que se trataba de la Ciguapa, un fantasma que vive en cavernas y montes de aquella isla y baja a los ros en busca de afecto y proteccin.

No fue sino hasta al da siguiente que pudieron encontrar los cuerpos de los nios. Es as como de la fusin de la historia del pajarito visto por los nios y de la Ciguapa sugerida por el dominicano surge la Siguamonta en el imaginario popular, como un ave endemoniado dorado y de simpatiqusimo cantar que atrae a los nios curiosos y desobedientes hasta su muerte.

La historia de la Siguamonta recorrera toda la ciudad de Guatemala y sera transformada en incontables versiones por padres angustiados que buscaban la manera de mantener a los nios lejos de los barrancos.

Hoy en da, an hay quienes creen en la Siguamonta principalmente en el interior del pas, y sugieren que al escuchar el cantar de un pajarito deben ignorarlo y proseguir su camino para evitar caer en su encantamiento potencialmente fatal.LEYENDAS DEL CORAZN DEL CIELO EN GUATEMALA

Cuentan los indgenas kekches de Cobn que el Tzultaka es el Dios del Maz, es el Dios de las alturas, de las profundidades, de la abundancia, de los animales.Celso A. Lara FigueroaTambin es el Seor del Cerro, el Dueo del Mundo. Los indgenas pocomches de la regin tambin le llaman Kajal Yuk Quixcab, que tiene el mismo significado.El Tzultaka siempre ha vivido en una cueva y contina viviendo en las cuevas y en los cerros de la Alta Verapaz. Tena una hija llamada Cana Po que se dedicaba a los oficios domsticos y como una buena muchacha tambin le gustaba tejer y bordaba en sus tejidos todos los acontecimientos del da.La hija del Tzultaka era la Luna y todos los das pasaba cerca de su casa Xbalamke que era el Sol y quien trataba de impresionarla porque se haba enamorado de ella. Para que se diera cuenta de que era un hombre muy importante, pasaba todos los das cerca de la casa llevando como presa un venado. Cada vez que la seorita Luna vea pasar a Xbalamke se senta impresionada y comentaba que ese hombre era un buen cazador. Un da le dijo a su pap, el Tzultaka que para ella aquel hombre era muy atractivo y que estaba segura que l tambin le corresponda con el mismo atractivo que ella senta por l.El padre le respondi a su hija:-Hay que tener mucho cuidado con ese hombre, puede ser engaoso; pero debemos analizarlo en alguna forma, hasta que estemos seguros si su actitud es sincera.En seguida dijo a su hija que el agua del nixtamal donde se cuece el maz, tirara en el camino por donde acostumbraba pasar Xbalamke. As lo hizo y cuando aquel pas muy entretenido viendo a la muchacha Luna, no se dio cuenta de que el terreno que iba pisando estaba muy resbaloso por el agua de nixtamal que haba sido tirada, y se resbal y cay.Al momento de caer llevaba nada ms un cuero de venado que era el mismo que le haba estado sirviendo para engaar a la seorita Luna, que por estar pensando en ella ya no cazaba nada. Cuando cay se descubri que era simplemente un engaador y la Luna se ri mucho de l y su padre volvi a confirmarle que siempre debe tener cuidado con los hombres.Desde ese momento Xbalamke tena vergenza de pasar por ah, por haber fallado en sus intenciones. Desde entonces, siempre rondaba la casa de la luna, sin encontrar la oportunidad de volver a acercarse a ella para manifestarle su amor.Cuando Xbalamke cay al suelo tambin cay una semilla de tabaco y esta semilla germin, naciendo una planta que creci y a la que llegaban muchos colibres para saborear el nctar de sus flores. Al ver esto Xbalamke aprovech la oportunidad para hablar con el colibr y le pidi le prestara su plumaje para utilizarlo y as poder acercarse hasta la casa de la seorita Luna.

El colibr al principio no quiso acceder, pero despus de tantos ruegos de Xbalamke lo convenci, ofrecindole envolverse en unas hojas de ceiba y slo as le prest su plumaje. Xbalamke se puso el plumaje y se convirti en un colibr y se fue a parar sobre la planta de tabaco donde la seorita Luna lo vi. Lo estuvo viendo durante todo el da y ese da fue cuando apareci el Xakche en los tejidos que la Luna haca, representando la planta del tabaco.Cuando haba pasado bastante tiempo, y ella haba bordado ese motivo en su tejido, llam a su padre y le dijo que le gustaba mucho ese pajarito que estaba sobre aquella planta y que lo quera. El Tzultaka dijo a su hija que lo ira a cazar con su cerbatana (llamada Pubche) con la cual hizo un disparo al Tzunum (colibr) con suavidad y solamente se desmay. El pajarito cay al suelo y l lo recogi y lo trajo a su hija, quien lo introdujo en la jcara donde guardaba los hilos que le servan para tejer. Cuando el pajarito volvi en s dentro de la jcara, se senta muy incmodo y empez a piar. Ella lo tom entre sus manos y cuando termin de tejer, se lo puso sobre su gipil.Entr la noche y la Luna se fue a dormir. A la media noche el Tzunum se convirti nuevamente en Xbalamke, tomando su forma natural. Al ver esto la Luna se asust, pero estaba muy contenta de ver nuevamente a Xbalamke. l le dijo a ella que llegaba a robrsela, pero ella no estaba de acuerdo con eso porque su padre fcilmente los encontrara por medio de su espejo (lem). Xbalamke le dijo que esto lo haba previsto y que trajera pom y copal, as como el espejo de su padre. Quem las resinas y con el humo ahum completamente el espejo para que el Tzultaka no pudiera verlos a travs del mismo y pudiera encontrarlos.Entonces ella le dijo nuevamente:-Tambin hay otro obstculo que es su cerbatana (pubche) y que es muy poderosa...-El le pidi que fuera a traerla y que adems trajera chile y lo moliera. Despus ech suficiente chile molido dentro de la cerbatana y la fueron a dejar al mismo lugar donde el Tzultaka la guardaba. Despus de esto Xbalamke y la Luna huyeron a media noche.Al amanecer del siguiente da el Tzultaka llam a su hija, pero ella no respondi porque ya se encontraba muy lejos, huyendo con su amado. Dispuso cerciorarse del motivo por el cual no apareca su hija y se dio cuenta que en casa no haba nadie. Se imagin inmediatamente que Xbalamke se la haba llevado y se enfureci tanto que inmediatamente fue a buscar su espejo (lem), pero se encontr con que estaba completamente ahumado por el humo del pom y del copal, por lo que no poda ver nada.Pero Xbalamke cometi un error cuando sostena el espejo ahumndolo, sus dedos quedaron marcados en el mismo, no permitiendo que esa parte se cubriera de humo y as fue como el Tzultaka pudo observar por donde huan los jvenes.Muy enojado por la burla, el Tzultaka dijo:Con mi poderosa arma yo les voy a dar alcanceY agarrando su cerbatana (pubche) aspir primero bastante aire para soplar con ms fuerza y en el momento que hizo esa aspiracin, se trag todo el polvo del chile y cay al suelo desmayado, porque se estaba ahogando y tosa desesperadamente. Desde entonces apareci la tos en las zonas kekches y pocomches. Cuando el Tzultaka se repuso y se dio cuenta que no poda alcanzar a los jvenes con sus propias fuerzas, llam a su amigo el Cagua Kak, que es el rayo y le explic la razn de su llamado, pidindole que persiguiera a aquellos que se haban burlado de l. El Cagua Kak estuvo de acuerdo en colaborar con su amigo y fue as se apareci en los gipiles de Tactic, de Cobn y de Tamah y todava se le conoce como Palic.Cuando el Tzultaka pidi al Cagua Kuk que persiguiera a Xbalamke (el novio) y a Cana Po, que as se llamaba la hija que era la Luna, estos ya se encontraban cerca del gran lago de Izabal, huyendo de la persecucin. Cagua Kak pudo controlarlos y fue en ese momento cuando precisamente encontraron donde esconderse, y la Luna se escondi en la caparazn de una tortura. En ese momento cay con fuerza el hacha del rayo y parti en mil pedazos la caparazn de la tortuga donde se ocultaba la Cana Po, y con los fuertes vientos y la lluvia los pedazos fueron cayendo dentro de l agua.Entr la noche y al da siguiente, cuando Xbalamke se repuso y sali de la concha, se dio cuenta que su amada Luna estaba hecha pedazos, hecha trizas. Entonces llam a las liblulas y a los brujos, para que con sus guacales reunieran aquellas partculas y las fueran depositando hasta llenar trece tinajas (las trece tinajas tambin aparecen en los tejidos de Cobn, Tactic, Tamah y San Pedro Carch). Estas tinajas se llenaron con las partculas de la Can Po y las cubrieron. Xbalamke pidi a una anciana que viva cerca del lago que le guardara las 13 tinajas y que no fuera a abrirlas, porque l volvera dentro de 13 das.Durante todo este tiempo la anciana estuvo muy inquieta, no poda dormir ni tena tranquilidad a consecuencia de que se oa una serie de ruidos, chillidos y cosas muy raras que procedan de dentro de las tinajas, pero no se acerc a curiosear para ver lo que haba adentro. Cuando regres Xbalamke, al dcimo tercer da, la anciana se puso muy contenta y le dijo que se llevara inmediatamente aquellas cosas que le causaban mucho espanto.Xbalamke empez entonces a destapar una por una las tinajas. Cuando levant la tapa de la primera tinaja vio slo serpientes de toda clase; en la segunda haba solo animales repugnantes como lagartijas y otros reptiles, la tercera tena solo animales ponzoosos; en la cuarta, quinta y todas las dems haban avispas, tbanos, alacranes, araas, vampiros y otros diferentes animales.Cuando lleg a la penltima tinaja Xbalamke pidi a un hombre que se llevara las tinajas que faltaba revisar y su contenido lo echara dentro del agua del lago. Pero este hombre tena curiosidad por ver el contenido de las tinajas y en el camino abri una de las tinajas de donde sali una nauyaca (serpiente grande, venenosa y con aspecto de tener cuatro fosas nasales) que lo asust y del susto sali corriendo y el contenido de las tinajas se fue regando sobre la superficie de la tierra, hasta que se regaron todos los animales que iban a ser lanzados al gran lago.Cuando la Luna retorn a la vida le faltaba su atributo de feminidad por lo que Xbalamke llam a un cabro para que le diera la forma de una mujer y despus a un venado, para que completara esta obra. La Luna dio al venado la fragancia de las flores y esto molest mucho a Xbalamke porque senta celos de l y entonces tom el almizcle (sustancia odorfera) del ratn para untrselo al venado. Despus, complacido por lo que haba hecho, tom de la mano a su amada Luna y se la llev al cielo como esposa. Ahora, all en el cielo vive Xbalamke que el mismo Sol que alumbra de da, con la Cana Po, que es la misma Luna que alumbra de noche.El Sol se llev al Cielo a la Luna en San Juan ChamelcoEn cierta ocasin el Sol tuvo conocimiento que en un lugar lejano haba una patoja muy linda y hermosa, que era tejedora y viva con su padre. El Sol dispuso un da ir a buscarla porque si era bonita podra casarse con ella y cuando la encontr, qued maravillado de ver tanta belleza que dispuso enamorarla.Para impresionar a la patoja el Sol le llev a obsequiar unos venados que le dijo haba cazado, pero estos no eran de verdad sino que eran slo los cueros rellenos de ceniza que aparentaban ser los cuerpos. La patoja emocionada ante la cortesa de su enamorado, pregunt a su pap:-Pap, ser cierto que es cazador y que caza muy bien? le dijo la hija a su pap.-Vamos a probarlo le respondi el pap a su hija.El padre agarr tres ollas de nixtamal y las reg sobre el suelo y cuando pas el sol por ese lugar, se resbal y cay. Los venados le cayeron encima y como eran cueros rellenos de ceniza, se reventaron. La patoja se dio cuenta que los venados no eran de verdad y al ver el engao de su enamorado, se enoj tanto que lo ech de su casa.El Sol se qued azorado por lo sucedido y ante el repudio de la patoja, se puso a llorar.-Ya no tengo nada que hacer... dijo el enamorado.Pero el Sol, que se senta muy enamorado, record que tena poderes especiales y para llegar a la patoja dispuso transformarse en un pajarito gorrin. Como la patoja tejedora era bonita y hermosa, el Sol convertido en gorrin vol hasta donde estaba ella para contemplar su belleza.-Rin, rin... cantaba el gorrin contento de ver a la patoja, y lleg a posarse sobre el lazo que sostena su telar.La muchacha se impresion al ver al gorrin, le dijo a su pap:-Pap, aqu hay un pajarito muy bonito... Mtalo, mtalo para m... le dijo la muchacha a su padre.El pap que consenta tanto a su hija, le respondi:-Est bien hija... le dijo el padre a su hija.Al mismo tiempo el padre de la muchacha agarr su cerbatana y de certero disparo hiri al pajarito que cay por los suelos.La muchacha al ver herido al gorrin, lo auxili, recogindolo y al mismo tiempo que contemplaba su plumaje, exclam:-Es muy bonito dijo la muchacha.-Que te quede hija le dijo su pap.El pajarito, como era un gorrin de plumaje muy bonito, le gust tanto a la patoja y se lo llev a su habitacin, para cuidarlo y jugar con l. Al llegar la noche, la muchacha contemplando al gorrin se durmi tranquilamente, y el pajarito aprovech la ocasin para convertirse nuevamente en un hombre. Cuando ella despert aquel hombre le dijo a la muchacha que l era el Sol y que ella era la Luna. Y al mismo tiempo que enamoraba a la muchacha, le ofreca hacerla su esposa.-Ahora estoy contigo... le dijo el Sol a la Luna.La muchacha impresionada al saber que su pretendiente era el Sol y ella era la Luna, tambin se enamor de l.-Nos vamos a huir, le dijo el Sol a la Luna.-Est bien... le respondi la Luna, que fcilmente se convenci para acompaarlo.Los dos amantes se fueron y se escondieron metindose en una laguna grande.El padre de la patoja asustado al no encontrar a su hija, pregunt a su mujer:-Dnde est mi hija... le dijo.-No est... le respondi la esposa.-Voy a buscar un palo... dijo el pap, porque ese pjaro es un hombre malo que se rob a nuestra hija, y voy a buscarlo para matarlo.Agarr su cerbatana y apunt hacia el lugar por donde haban hudo los jvenes y aspir fuertemente para halar a su hija, pero se le trab el aire en la garganta y no logr su objetivo. Se qued tosiendo fuertemente y exclam:-Esto es la tos ferina... dijo el padre asustado.El padre de la Luna llam rpidamente al relmpago y le pidi ayuda:-Mi hija se huy pero te ruego que mates al hombre que se la llev.El relmpago rpidamente se convirti en el trueno para buscar a los jvenes que huan. Cuando el relmpago los encontr dej caer la descarga de un rayo muy fuerte sobre los jvenes. El Sol se escabull y se escondi, metindose bajo las aguas del mar, pero el relmpago mat a la patoja.Volvi a salir el Sol y vi en las aguas del mar la sangre de su mujer la Luna. Llorando desconsoladamente, llam a unos pjaros y les dijo:-Me recogen toda la sangre de la Luna y me la guardan... les dijo el Sol sollozando y se meti en una concha de tortuga, para ocultarse.Los pjaros recogieron la sangre de la Luna y la pusieron en un tecomate, dejndolo juntamente con otros tecomates que eran 13 por todos, y se retiraron. Pero el Sol no saba en cual de todos los tecomates se encontraba la sangre de la Luna y se puso a buscarla, porque saba que en uno de esos tecomates tena que encontrar a su mujer.Tent (de tocar) el primer tecomate y encontr una culebra; en el segundo, haba ratas; en el tercero, lagartijas; en el cuarto, ranas; en el quinto, sapos; en el sexto, ra kox (no se le encontr traduccin); en el sptimo, gusanos; en el octavo, culebras tamags (cierta serpiente venenosa); en el noveno, una concha de tortuga; en el dcimo, pescados, en el undcimo, mariposas, en el duodcimo, murcilagos y hasta en el dcimo tercer tecomate encontr a su mujer la Luna.Cuando el Sol encontr a la Luna exclam:-Yo soy el Sol, el marido de la Luna, y llam a su mujer y se la llev al cielo.El padre de la muchacha agarr su lente (anteojo) para ver de lejos hasta donde estaba su hija, pero ya no la vio porque el sol se la llev en una bolsa.El Sol ascendi al cielo llevndose a la Luna y su espritu, se lo llev a Dios como Ser Divino.EL HOMBRE INVISIBLE

El chirrido de las viejas persianas anunci la llegada de don Renn Torreblanca, a la cantina de don Mercedes, en el chapinsimo sector de la Calle de las Tnchez, de la capital guatemalteca. El olor al fermento del aguardiente le lleg abrindole ms la gana del trago cotidiano. Don Renn era un hombre taciturno, llegaba a menudo al estanco de nuestro relato y, siempre apartado de los parroquianos se sentaba alejado en una mesa del fondo. Desde que llegaba los comentarios no se hacan esperar por parte de quienes lo observaban. No me lo van a creer pero don Renn es un hombre raro, con estos ojos que algn da se comern los gusanos, lo he visto desaparecer de mi vista.El que hablaba era un obeso carpintero que cumpla con las rdenes de Baco, en el estanco.Eso s que no te lo creo vos; porque eso slo se lee en las novelas respondi el amigo, agregando solo viendo lo creera.El olor a las fritangas invada el espacio y las risotadas apagaban los comentarios. Don Mercedes con su limpiador al hombro y su gabacha, departa con sus clientes mientras les serva las tandas. Tanda servida, tanda pagada! Repeta el cantinero, agregando Para evitar clavos posteriores.Todos celebraban la puntada con una sonora carcajada.Don Mercedes se fue acercando a la mesa del carpintero y el amigo que le acompaaba. Al calor de los tragos el tema era don Renn, que lejano de los comentarios, tomaba una copa lejos del grupo.Yo s que no creo en esas cosas, pero ya son varios los que han visto desaparecer a don Renn agreg el cantinero. Y qu le han contado don Mercedes?Bueno, no es que yo sea chismoso, pero la vez pasada, justamente donde estn ustedes sentados, estaba tomando el finado Flix, ya estaba un tanto borracho, cuando sali atrs de don Renn.Al poco tiempo regres todo asustado gritando y diciendo que haba visto palpablemente cmo don Renn haba desaparecido ante su vista. Con decirles que la gran soca se le fue del puro susto, pero yo lo atribu a los tragos que don Flix se haba tomado.El carpintero, un tanto ms curioso, trataba de persuadir al cantinero para que le hiciera la lucha de sacarle en pltica a don Renn cmo estaba el asunto, pero aquel hombre raro y solitario no soltaba prenda. Finalmente, el cantinero indic que tratara de hablar con el hombre, pero que por favor hablaran ms quedito porque poda escuchar el comentario que de l se haca. As las cosas y los das, don Renn continuaba llegando al estanco de una Guatemala que ya se fue para no volver, con sus calles empedradas y carruajes realeros. Aquella tarde la calle de las Tnchez pareca ms animada, los trenes de mulitas con carbn procedentes de Palencia, as como los arrieros hacan ms escndalo que de costumbre, pregonando el carbn y las cargas de lea. En la cantina La Copa de Oro el bullicio no se haca esperar. Una vez ms el chirrido de la persiana anunci la llegada de don Renn. Solicit don Meches, el cantinero, fue hasta la mesa de nuestro personaje para ofrecerle su servicio. Qu tal don Renn, cmo lo trata la vida? Salud el cantinero muy sonriente. Don Renn sin verle a los ojos le respondi:Pues como lo ve, don Meches, trabajando duro y dando la vuelta por aqu para relajarme un poco, porque no todo es trabajo en esta vida.El cantinero, mientras limpiaba la mesa, le respondi: En eso s que tiene razn, pero lo veo tan solitario siempre, sin amigos, sin quien lo acompae en su mesa y por eso mi pregunta: porqu tan solitario y sin compartir?cuando escuch esto, don Renn lo fulmin con la mirada, respondiendo:La verdad es que uno tiene que escoger a sus amigos y no alternar con cualquiera. El cantinero se sinti mal por la pregunta indiscreta y como para ablandar el momento sugiri:Bueno, disculpe una vez ms, no volver a preguntar nada y me dir que le sirvo.Ahora don Renn fue el que sonri sarcsticamente, respondiendo:Lo de siempre, don Meches lo de siempreNo cabe duda que la pregunta cay como balde de agua fra y el cantinero se retir muy cortsmente de la mesa de don Renn simulando una sonrisa. Al poco tiempo don Renn abandon la cantina rumbo a la calle, sin despedirse de nadie. En ese momento el cantinero fue llamado por los parroquianos que ocupaban la mesa del carpintero. Fue ste el que pregunt cmo le haba ido con don Renn.Pues vern, pero a este hombre no se le saca nada; es ms, como que se mosque cuando quise llegar al meollo del asunto y mejor me qued callado porque prefiero mantener un cliente que perderlo.El carpintero sorbi la copa de licor y chup un poco de limn para luego concretar:A m se me est afigurando que el tal don Renn hasta puede ser alma de la otra vida. Hoy s que me hizo rer, los espantos no chupan, slo espantan. acot el cantinero.La carcajada fue generalizada en la mesa, todos sacaron chiste de la puntada.Bueno, tienen razn, don Renn es como nosotros, de carne y hueso, pero yo hasta no ver no creer como dijo Santo Toms.Un hombre bajito de abdomen prominente y gran bigote, se acerc a la mesa y pidiendo disculpas por meterse donde no lo llamaban, habl con aire de conocimiento en la materia:Pues vern, yo he ledo un mi poquito, soy tan tonto como puedan creer, pero segn los entendidos en la materia hay personas que desaparecen porque su cuerpo astral se los permite, es decir, tienen dos cuerpos, el astral y el fsico.Un tanto incrdulo don Mercedes atac de nuevo al que haca el comentario:Barajemela ms despacio, por favor y cunteme que esto est mero interesante. Ahora el hombre bajito y barrign se sent sin pedir permiso y principi a explicar el fenmeno:Bueno, como les deca, hay personas que tienen esa virtud: es decir, la de tener dos cuerpos: el astral y el fsico que todos tenemos, y estas personas, sin quererlo, se manifiestan muchas veces en dos sitios a la vez. A esto los conocedores en la materia le llaman Bilocacin y otros le llaman fantasmas vivientes. Yo creo que en esa fase est don Renn.Por cuenta de la casa, don Mercedes le sirvi un trago al hombre bajito, mientras comentaba en voz alta:Hoy si me la pusieron difcil y cranme que ya me est dando miedito, porque don Renn a veces se queda aqu hasta que cierro el negocio y su mirada profunda y rara lo pone a uno en el avispero.Alguien grit desde el fondo que solicitaba bocas para mesa cinco y don Mercedes tuvo que abandonar al grupo. Mientras tanto, uno del grupo coment que el caso de don Renn era realmente extrao, muy extrao y que era primera vez en su vida que escuchaba un comentario de los espantos vivos. Aquella mesa daba justamente a la punta del mostrador, muy cerca de la barra, desde all don Mercedes hizo otro comentario como para extender la charla.Bueno, pues desde hoy en adelante lo voy a controlar ms de cerca porque ustedes ya me pusieron en qu pensar. Imagnense uno hablando con un muerto. Dios me guarde! Es capaz que caigo muerto del susto, pero ya se han dado casos y por eso no hay que creer ni dejar de hacerlo. Y explicado el asunto como lo hace aqu el seor pues hombre, hay mucho de raro en el caso.El ayudante de don Mercedes mientras limpiaba unos vasos, coment desde lejos:Lo mejor sera seguirlo la prxima vez, regularmente el viernes es cuando se echa sus capirulazos ms de la cuenta y se va un poco tarde. Es cuestin que dos valientes se pongan de acuerdo y seguirlo para salir de dudas; eso s, hganlo ustedes porque lo que soy yo, por baboso.Invitaron a don Mercedes para formar el do que seguira a don Renn, pero ste con toda educacin rechaz la oferta, aduciendo que el negocio lo tena que atender y ms an tratndose del da viernes, que era cuando ms gente llegaba.Lleg el da viernes esperado, que lamentablemente luca gris y la lluvia a manera de temporal arreciaba y despus continuaba con una llovizna pertinaz. La cantina luca desierta porque la lluvia haba cado durante todo el da. En ese momento entr don Renn, con ms borrachera que alegra, un tanto platicador, lo cual era raro en l.Qu bueno verle por aqu, don Renn, ya s, le servimos lo mismo de siempre. Pero como ya se indic, don Renn iba dos que tres entre pecho y espalda, respondiendo en el acto con voz aguardentosa:As me gusta don Mercedes, que atienda y que no haga preguntas. Pero qu me cuenta don Mercedes?Pues aqu como lo ve, espantando moscas porque con la lluvia se pone silencio, pero as es el negocio.Mientras la lluvia arreciaba, los otros dos hombres entraron al establecimiento. En tanto don Renn se fue al fondo, a la misma mesita para tomarse solo el trago. As pasaron dos horas y finalmente el hombre de nuestra historia como pudo se levant, pag la cuenta y se retir.Fue el momento en que don Mercedes cerr el establecimiento y sigui los pasos de don Renn en compaa de los dos hombres que deseaban salir de dudas en torno al inexplicable caso de don Renn.El hombre daba la impresin que caera de un momento a otro debido a la gran borrachera que llevaba, los dos hombres le seguan muy de cerca. Don Renn para acortar camino se introdujo por un predio baldo para salir a la otra calle. Los curiosos se quedaron apreciando la escena entre unos matorrales; era imposible perderle de vista ya que ellos lo tenan a pocos metros de distancia.De pronto fue el carpintero el que asombrado grit: Pero qu es lo que veo, Dios mo?El acompaante por poco y se va de esta vida al ver cmo don Renn desapareca ante sus ojos. Una vez ms don Renn ha desaparecido ante la vista de nosotros! agreg el compaero, ms plido que un muerto. Los hombres se quedaron de una pieza, asombrados ante lo que miraban. A don Renn pareca como que si se lo hubiera tragado la tierra y todo qued en silencio. Cuando se recuperaron corrieron rumbo a la cantina, que ya estaba cerrada. Llegaron jadeantes y fue el carpintero el primero que habl.Si no lo hubiera visto no lo creo, pero ahora s estoy seguro que don Renn es alma de la otra vida!Despus de un silencio prolongado donde los tres hombres slo se miraban las caras, se escuch que alguien tocaba puerta. Nadie tuvo el valor de abrirla, pero finalmente fue el cantinero quien tom la iniciativa de hacerlo. El susto fue maysculo, as como el grito de espanto que el hombre emiti asustando a sus compaeros.Cuando se hubo repuesto y ante la insistencia del hombre de tocar la puerta pregunt: Sos de esta o de la otra, en qu penas ands! Mientras tanto don Renn desde afuera les grit:Qu penas ni que ocho cuartos, con esta ya son tres veces las que socado me voy entre la zanja Y Quiero Un Trago Porque Me Estoy Muriendo Del Fro!LOS PENINTENTES DE LA RECOLECCIN

Todos los das a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recoleccin escuchan pasos de encadenados. Son penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas.Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las cuales las viejitas dicen hay que rezar.Verlos atemoriza pero tambin produce pena y compasin porque a nadie le gustara estar eternamente encadenado a sus malas acciones.LA PALOMA TORCAZ

Haba una vez un guerrero valiente y apuesto.Amaba la caza y as, con frecuencia, iba por los bosques persiguiendo animales. En una de sus caceras lleg junto a un lago y, lleno de asombro, contempl a una mujer bellsima que bogaba en una canoa. El guerrero qued tan enamorado que, muchas veces, volvi al lugar con el nimo de verla pero fue intil, pues, ante sus ojos, slo brillaron las aguas del lago. Entonces pidi consejo a una hechicera, la cual le dijo:No la vers nunca ms, a menos que aceptes convertirte en palomo.Slo quiero verla otra vez!Si te vuelves palomo jams recuperars tu forma humana.Slo quiero volverla a ver!Si as lo deseas, hgase tu voluntad.Y la hechicera le clav en el cuello una espina y en el acto el joven se convirti en palomo. Este levant el vuelo y fue al lago y se pos en una rama y al poco rato vio a la mujer y, sin poderse contener, se ech a sus pies y le hizo mil arrumacos. Entonces la mujer lo tom entre sus manos y, al acariciarlo, le quit la espina que tena clavada en el cuello. Nunca lo hubiera hecho, pues el palomo inclin la cabeza y cay muerto! Al ver esto, la mujer, desesperada, se hundi en el cuello la misma espina y se convirti en paloma. Y desde aquel da llora la muerte de su palomo.EL HOMBRE QUE VENDI SU ALMA

Cierta vez un hombre bueno pero infeliz decidi salir de apuros vendiendo su alma al diablo.Invoc a Kizn y cuando los tuvo delante le dijo lo que quera. A Kizn le agrad la idea de llevarse el alma de un hombre bueno.A cambio de su alma el hombre pidi siete cosas una para cada da. Para el primer da quiso dinero y en seguida se vio con los bolsillos llenos de oro. Para el segundo quiso salud y la tuvo perfecta. Para el tercero quiso comida y comi hasta reventar. Para el cuarto quiso mujeres y lo rodearon las ms hermosas. Para el quinto quiso poder y vivi como un cacique. Para el sexto quiso viajar y, en un abrir y cerrar de ojos, estuvo en mil lugares.Kizn le dijo entonces:Ahora qu quieres? Piensa en que es el ltimo da.Ahora slo quiero satisfacer un capricho.Dmelo y te lo conceder.Quiero que laves estos frijolitos negros que tengo, hasta que se vuelvan blancos.Eso es fcil dijo Kizn.Y se puso a lavarlos, pero como no se blanqueaban, pens: "Este hombre me ha engaado y perd un alma. Para que esto no me vuelva a suceder, de hoy en adelante habr frijoles negros, blancos, amarillos y rojos".

JUAN TUL Y LA ARDILLA

Cierta vez el conejo Juan Tul sostena con las manos el techo de una cueva.Pas la ardilla, se detuvo y al verlo en tal apuro le dijo:Qu haces Juan Tul?Ya lo ves, sostengo el techo de esta cueva.Estars cansado?Mucho.Si quieres yo te ayudar.Me hars un favor porque te digo que ya no puedo ms.La ardilla tom el lugar de Juan Tul y all se estuvo horas de horas hasta que cay en la cuenta de que se trataba de una broma. Baj las manos y sali de la cueva.A los pocos da encontr a Juan Tul y le dijo:Me engaaste con eso de la cueva.Juan Tul, hacindose el sorprendido, le contest:Jams he estado en la cueva que dices. Llevo meses en este zacatal. Por cierto, estoy que me muero de cansancio. Por qu no me das una mano?Con mucho gusto respondi la ardillaJuan Tul le ech encima los hatos ms grandes de zacate y escap. La ardilla se rindi bajo el peso y como pudo se escurri y luego pens: "Otra vez me enga Juan Tul".En un camino volvi a encontrar a Juan Tul y le dijo:Ya no me engaars ms, Juan Tul. Con este bejuco te voy a dar una paliza.Qu cosas dices! Desde nio vivo junto a este rbol. Jams me he alejado de l. No s, la verdad, no s de qu me hablas.De todas maneras te tengo que castigar.Y por castigarme as, vas a despreciar las piuelas que estn all?Dnde?No las ves, tonta? All, a la orilla del camino!Y mientras la ardilla buscaba las piuelas, Juan Tul desapareci.Una tarde, la ardilla tropez con Juan Tul y le dijo:Oye, Juan Tul...Yo no soy Juan Tul. Yo acabo de salir del bosque que est del otro lado del camino.Entonces me dars un poco de agua? Vengo sedienta de tanto correr!Claro que s! Aqu tienes mi calabazo lleno de agua. Bebe hasta la ltima gota, si quieres.Sedienta como estaba, la ardilla bebi de golpe todo el contenido del calabazo y cuando tom aliento cay de bruces. Lo que haba tomado era aguardiente. Entonces Juan Tul, muerto de risa, le dijo:Vieja borracha, ahora alcnzame si puedes. Y ech a correr.EL PERRO Y KAKASBAL

Un hombre era tan pobre que siempre estaba de mal humor y as no perda la ocasin de maltratar a un infeliz perro que tena.

Kakasbal [espritu del mal], que est en todo, vio que poda sacar partido de la inquina que seguramente el perro senta contra su amo y as se le apareci y le dijo:Ven ac y dime qu te pasa, pues te veo triste.Cmo no he de estarlo si mi amo me pega cada vez que quiere respondi el perro.Yo s que es de malos sentimientos. Por qu no lo abandonas?Es mi amo y debo serle fiel.Yo podra ayudarte a escapar.Por nada le dejar.Nunca agradecer tu fidelidad.No importa, le ser fiel.Pero tanto insisti Kakasbal que el perro, por quitrselo de encima, le dijo:Creo que me has convencido dime, qu debo hacer?Entrgame tu alma.Y qu me dars a cambio?Lo que quieras.Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo.Acepto.Cuenta, pues...Y Kakasbal se puso a contar los pelos del perro pero cuando sus dedos llegaban a la cola, ste se acord de la fidelidad que deba a su amo y peg un salto y la cuenta se perdi.Por qu te mueves? le pregunt Kakasbal.No puedo con las pulgas que me comen da y noche. Vuelve a empezar.Cien veces Kakasbal empez la cuenta y cien veces tuvo que interrumpirla porque el perro saltaba. Al fin Kakasbal dijo:No cuento ms. Me has engaado pero me has dado una leccin. Ahora s que es ms fcil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.

LOS ATOLEROS DE LA PARROQUIAEsta historia sucedi all por el ao de 1,915, antes de los terremotos del 17. Casi principiaba el siglo y la vida cotidiana se desarrollaba corrientemente en la ciudad de Guatemala. Muy cerca de la iglesia de la Parroquia se improvisaba un pequeo mercado donde la atraccin lo constituan las ventas de atol en sus diferentes sabores. Don Herculiano y doa Mina, eran los propietarios de uno de estos negocios que, a base de calidad, luchaban diariamente por vender su producto.Pasenpasen, que tenemos atolillo, atol de tres cocimientos, arroz en leche y, para los queempinaron el codo anoche ms de la cuenta, hay atol blanco con su respectivo chile, frijolitos y pepitoria molida! Doa Mina, que con un blanco limpiador le sacaba brillo a los vasos y secaba las escudillas de barro, fren en sus gritos a don Herculano.Callate vos Herculano, ya la gente sabe y sin necesidad de estarte desgalillando nos compran!a lo que airoso respondi don Herculano:Vos siempre metindote de shute en lo que uno hace, no ves que la competencia est juerte y si nos descuidamos la na Vicenta nos quita la clientela, mejor atend a la gente y dej de estar regaando.Los vecinos se reunan en los distintos puestos degustando las bebidas calientes. A lo lejos, doa Mina divis la figura inconfundible de don Chepe, que se abra paso entre los compradores tratando de llegar al puesto.De qu le damos su atol, chulito?pregunt la mujer a don Chepe.Me extraa doa Mina, ya sabe ust qu lo quiero, con chile y toda la cosa porque me estoy muriendomurindose de la goma anda ust, don Chepe, pero no quita maa, no quita maa. Pero aqu viene su escudilla de atol blanco con suficiente chile para que sude y salga la gomarabia y quede como nuevo.Don Herculano se acerc a su esposa y le dijo al odo que no se tomara esas confianzas con el hombre porque se poda enojar y era buen cliente. Don Chepe se tom su escudilla y se apart del grupo sentndose en una banca cercana al pequeo negocio. Don Chepe no fallaba los lunes y era buen cliente; a veces hasta tres o cuatro amigos llevaba.Hay tiras y revolcado!Patitas a la vinagreta para llevar o comer aqu!Don Herculano continuaba publicitando sus productos a voz en cuello. Las viandas pasaban de un lado para otros abriendo el apetito a los parroquianos que iban llegando por grupos. De un comal caliente iban saliendo las tortillas humeantes que complementaban los pequeos platos. Uno De los hombres all reunidos temblaba al tomar el atol blanco, por momentos se pensaba que botara la escudilla con el hirviente alimento, pero por supuesto que la tembladera no era precisamente por la emocin de haber conseguido su escudilla con atol blanco.Yo no s cmo aguanta don Chepe, pero en una de estas, Dios no lo quiera, nos puede dar un susto, ya que le entra al guaro con fe y alegra.Callate hombre, por favor. Mir que te puede oir.Si solo es un comentario, no estoy hablando mal de l y, por el contrario, le deseyo todo el bien del mundo, mujerDoa Mina continuaba atendiendo a la clientela y hablando en voz baja con su marido.Ay, pero no s porqu los hombres no hacen caso. Ya ves las malmatadas que le da la mujer y ni as hace caso el pobre de don Chepe.Es muy su vida, mujer, es muy su vida. Y l sabe lo que hace porque ya est grandecito y comprende el bien y el mal.Menos mal que se fue a tomar su atol hasta all, por un momento pens que te haba odo. Pero cllate que all viene a cancelar la cuenta.El hombre, ya con otra cara, llegaba hasta el punto donde doa mina atenda a su clientela. La mujer, muy zalamera y con un cantadito muy suyo, pregunt a don Chepe:Algo ms don Chepe?Gracias, aqu le pago y nos vemos otro da.Bueno, a portarse bien que nada le cuesta y a chambiar que es lo mejor.Yo me porto bien, doa Mina, la que arruina el asunto es la Julia, mi mujer. Con ese carcter que tiene; ya no la aguanto, es ms celosa que los celos y me da muy mala vida. Pero tengo un plan que no me fallar y de repente me voy a suicidar.De los ojos de don Chepe salieron dos lagrimones que sec de inmediato con su pauelo. Don Chepe se qued platicando con doa Mina, en lo que don Herculano despachaba le cont su vida que era un secreto a voces y sus proyectos un tanto fnebres. Al ver la atencin que le pona la mujer, don Chepe sigui lam