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LIBROS Y NOMBRES
DE CASTILLA-LA MANCHA CENTÉSIMOCUARTA ENTREGA
104 Año IV/ 15 de febrero de 2013
Ángel Luis López Villaverde
El poder de la Iglesia en la España
contemporánea.
La llave de las almas y de las
aulas
Libros de la Catarata, nº 430; Madrid,
2013; 17 €
Históricamente, la Iglesia católica
española ha monopolizado “la llave de
las almas”, ya que no ha tenido la
competencia de ninguna otra creencia
religiosa desde los Reyes Católicos y,
pese a tener que rivalizar a partir del
siglo XIX con otros universos
simbólicos que no admitían su
prerrogativa de la verdad, la sociedad
española ha conservado las raíces
católicas -merced a la prevalencia de la
confesionalidad del Estado- hasta
finales del siglo XX. Dispuso de “las
llaves de las arcas” mientras fue un
estamento privilegiado y, aunque las
perdió con la revolución liberal, tuvo a
mano el llavero gracias a la
indemnización obtenida a partir de los
concordatos de 1851 y 1953, que ha
continuado con los acuerdos parciales
de 1979.
No obstante, la compensación más
destacada desde el poder civil vino con
la entrega de lo que puede calificarse de
“llave de las aulas”, pues la educación
es un lugar privilegiado para perpetuar
su influencia social y moral o su capital
simbólico. En las páginas de este libro
se determina la evolución del poder de
la Iglesia católica española desde sus
precedentes hasta la actualidad.
Descubrimos los debates
historiográficos y el pensamiento crítico
de la pugna entre los dirigentes
eclesiásticos y civiles y su influencia en
la población con el objeto de abarcar
los múltiples planos que configuran las
entrañas del poder de la Iglesia.
Ángel Luis López Villaverde (natural
de Almagro) es doctor en Historia por la
Universidad de Castilla-La Mancha,
donde ejerce como profesor titular de
Historia Contemporánea en la Facultad
de Ciencias de la Educación y
Humanidades y en la de Periodismo, en
Cuenca.
Sus líneas de investigación se vinculan
al Centro de Estudios de Castilla-La
Mancha (UCLM), con publicaciones en
torno a la historia de la prensa, y las
relaciones de poder y la Iglesia.
Además, interviene en proyectos de
investigación en torno a la pugna entre
catolicismo y laicismo en la España del
siglo XX.
Anteriormente, Almud ediciones de
CLM había publicado una recopilación
de trabajos, coordinada por él, bajo el
título Historia de la Iglesia en Castilla-
La Mancha (2010).
Y dos años antes, en 2008, Rubeo eds. -
de Barcelona- le había editado su libro
El gorro frigio y la mitra frente a frente.
Construcción y diversidad territorial
del conflicto político-religioso en la
España republicana.
Web de Libros de La Catarata
MIGUELETES DE AÑIL Y CAL
Pablo Torres
Edición del autor; 7ª edición; Madrid,
2012 El primer documento en el que se cita
Miguel Esteban, como lugar de La Mancha,
es de la época de Fernando III, “el Santo”,
del año 1243. La primera gran
“Enciclopedia” sobre el pueblo de Miguel
Esteban, son los cuatro tomos del Catastro
del marqués de Ensenada, de 1753, donde
se relacionan a todos los vecinos, cabeza de
familia, con todas sus propiedades. Están
incluidos hasta los representantes de la
iglesia católica: el cura párroco y el
comisario inquisidor, grandes terratenientes
junto a terratenientes.
En la guerra contra los ejércitos de
Napoleón, inicios del siglo XIX, sobresalió
el miguelete Antonio Panadero, corregidor
de la villa, un ilustrado de la época que
trabajó con propuestas a la Junta Suprema
Gubernativa del Reino, para mejorar la
Educación, con arreglo a la Constitución de
Cádiz.
El periodo que, durante muchos años, se ha
hurtado a los migueletes abarca desde la
proclamación de la segunda República
(1931) hasta el primer franquismo (1939-
45). La República intentó establecer una
democracia burguesa, de perfil europeo. No
fue posible por la alianza entre las derechas,
apoyadas por un sector golpista del ejército
y el clero católico. El golpe de Estado de
Mola y Franco, de julio de 1936, que
provocó la guerra civil, partiría España en
dos mitades irreconciliables: los franquistas
y los demócratas. En Miguel Esteban, ese
periodo de brutal represión fascista que
tanta muerte y sufrimiento provocó,
dividiría también al pueblo en dos mitades.
La larga dictadura franquista, que ha
ocupado la mitad del siglo XX; la brutal
represión contra los demócratas,
empobreció a la mayoría de los migueletes:
muchos emigraron a las principales
capitales de España o a Europa. Fue un
periodo oscuro y siniestro: años de plomo
vigilados por la guardia civil, con olor a
sacristía y taberna de cuartel, con alcaldes
puestos a dedo. La recuperación de la
democracia permitió representantes
municipales elegidos democráticamente,
señalando que siempre gana la derecha.
¿Razón, motivos? El franquismo, que
fomentó la ignorancia y la brutalidad, ha
calado con intensidad a lo largo de dos
generaciones, siendo el pensamiento
predominante.
Pablo Torres, periodista y escritor, con
“Migueletes de añil y cal” se adentra en la
historia de su pueblo natal, aportando
documentación encontrada en archivos y
bibliotecas, para ofrecernos una historia
auténtica, en una visión de conjunto, alejada
de la delirante historia oficial de los
“cronistas” locales que mantienen, entre
otros, los mitos del franquismo, presente
hasta en los rótulos de muchas de sus calles.
PABLO TORRES, PERIODISTA Y
ESCRITOR, FOTÓGRAFO
Periodista y escritor, fotógrafo de Prensa,
Pablo Torres (Miguel Esteban, La Mancha,
Toledo, 1954), se inició en el Periodismo en
los primeros años de la década de los 70
(siglo XX), con pequeñas colaboraciones en
el diario PUEBLO y en la Revista
Informativa Guadalajara. En 1973
entrevistó al poeta Gabriel Celaya. Con 23
años, en 1977, obtiene la licenciatura en
Periodismo (F. Ciencias de la Información.
Universidad Complutense de Madrid).
En el diario PUEBLO, como redactor,
preparaba la edición de los textos que
enviaban los corresponsales de Andalucía,
Aragón, Guadalajara, País Vasco… A partir
de 1977 sería redactor de Sucesos y
Reportajes. Su trabajo más destacado, en
aquellos años, fue una entrevista en
exclusiva a El Lute, Eleuterio Sánchez,
mítico delincuente del tardo franquismo,
realizada en el Penal de Cartagena. Pablo
Torres, que publicó más de 600 artículos en
el diario PUEBLO, permaneció en el
periódico prácticamente hasta su cierre
(1984). Un año después, en 1985, se
incorporaría a la revista Carta de España y,
poco después, fundaría y sería el editor de
Noticias Bibliográficas (1987- 2006).
El jueves 11 de marzo del 2004 viajaba en
un tren de Cercanías, hacia su trabajo. El
tren se detuvo a unos pocos metros de otro
tren, próximo a la estación de Atocha-Renfe
(Madrid), atacado por terroristas islamistas.
Pablo Torres preparó su cámara fotográfica
y empezó a tomar imágenes del atentado.
Una de sus fotos fue portada en el diario EL
PAÍS y en más de cuatrocientos periódicos
de todo el mundo. Esa foto le valió, al año
siguiente, el Premio Ortega y Gasset de
Periodismo gráfico.
Su producción literaria empezó con El
hongo de la sabiduría. Terfezia luridus en
1995. Era su segunda novela, primera
editada. Su primera obra, inédita por propia
voluntad, es Los ojos de María (1986). Su
segunda obra publicada será En brazos de
Carlota, narración corta, de carácter erótico,
que se editó, en 1996, en edición de
bibliofilia (Noticias Bibliográficas). Casi
todas sus narraciones breves, incluidas las
escritas en la adolescencia, están recogidas
en Re-Cuentos, libro editado por el autor,
en febrero de 1997, que hizo una tirada
mínima, de 9 ejemplares, sólo para sus
amigos. En 1998 finalizó El cuplé de la
geisa (Noticias Bibliográficas, Madrid
1999). A finales de 1999 acaba Teófilo
Torres, miliciano de la República,
reconstrucción biográfica de un miliciano
de la República, su tío Teófilo que, con 16
años, combatió en defensa de la libertad y
la democracia durante la guerra civil
española. En el año 2000 terminaba un
relato corto sobre la vida de un anarquista:
Cristobalón el carretero: excesos,
extravagancias y otras bellaquerías, mil
borriquerías vitales de Cristóbal Fernández
Dorado, un anarquista auténtico.
A partir del 2001, siglo XXI, amplía su
producción: El doncel (2001), novela
histórica finalista en la segunda edición del
premio de novela histórica Alfonso X El
sabio, de Toledo, editada en 2006;
Migueletes de añil y cal (mayo del 2002),
monografía sobre su pueblo natal, ampliada
en sucesivas ediciones; El puchero de don
Quijote (junio del 2005), ensayo sobre la
gastronomía manchega; Extravíos por La
Mancha alta (octubre 2005), contra Ruta a
la de Azorín de 1905; Inquisidores, nobles
terratenientes y vasallos en la villa de
Miguel Esteban… (2006. Inédita); Los años
oscuros en Miguel Esteban. Represión y
fascismo en Castilla-La Mancha (Madrid
2008), que estudia la guerra civil y posterior
represión franquista; y El ladrón de sueños
(marzo del 2010), novela bárbara,
hiperrealista, que se desarrolla en un
psiquiátrico…
Actualmente trabaja en varios proyectos:
una segunda edición ampliada de Los años
oscuros en Miguel Esteban. Represión y
fascismo…, que añade datos notables de
episodios en Miguel Esteban durante la
guerra civil, desconocidos por la mayoría
de los migueletes; una novela del género
negro, ambientada en Irlanda… sus
artículos más políticos se encuentran en el
blog:
www.disidenciasynegaciones.blogspot.com
LyN de CLM
Documentos medievales del
archivo municipal de Alcázar de
san Juan (ss. XII-XV)
Pedro Andrés Porras Arboledas;
Alberto Herranz Torres, Fco.
Javier Escudero Buendía Edita Ayto de Alcázar de san Juan, 2012;
128 pags; incluye CD
No suele ser usual las presentaciones de
libros de investigación. No obstante
Alcázar de san Juan tiene despertada una
cierta animación en este sentido y con
frecuencia mensual edita un número de
TESELA una revista que recopila estudios
y artículos de investigación local.
Durante el periodo al que esta dedicado este
libro, Alcázar siglo XII al XV, la población
pasa de estar prácticamente devastada, a
convertirse en una villa emergente de
mucha importancia, que poco después esta
llamada a ser la mas importante del
priorato, incluso ostentar su capitalidad,
relevando a Consuegra.
En estos tiempos el crecimiento
administrativo de la Edad Media genera una
amplia tipología de documentos y la
aparición misma del Concejo, que es el
antecedente del ayuntamiento; así se da
lugar al nacimiento de los archivos
municipales. El documento escrito mas
antiguo que conocemos sobre esta
población se analiza en este libro; es un
documento que recoge la donación del
poblado de Alcázar en el año 1150 por el
rey Alfonso II de Castilla y VII de León, a
favor de tres caballeros. Eran sus ayudantes
Juan Muñoz, Fernando González y Pedro
Rodríguez a los que encargo su
repoblación. Un poco más adelante
descubrimos, también por la lectura de la
documentación, que Juan Muñoz se quedo
con las dos partes de los otros caballeros
pasando a ser único propietario de la villa y
cediéndola herencia Jorge Guillen. Las
vicisitudes de la época que no podemos
conocer con precisión hacen que en el
año1223 Guillen entregara Alcázar a la
Orden de Santiago como una simple
donación
Pero la historia convulsa de estos años, no
deja de dar sorpresas con el destino de esta
población. En el año 1237 después de
muchos vaivenes, las órdenes de Santiago y
San Juan se ponen de acuerdo y deciden
agrupar y ordenar sus territorios; por este
motivo Alcázar se transfiere y pasó a
formar parte de los territorios de la Orden
de San Juan. Este ir y venir de una
demarcación territorial a otra, señalo a la
villa y el hecho, se repite al pasar la
población de la provincia de Toledo a la de
Ciudad Real cuando se reagrupan los
territorios de las diputaciones provinciales
en el siglo XIX.
La Orden de San Juan desde el primer
momento estuvo muy interesada en la villa
y aplico un nuevo proceso de repoblación,
con una Carta de Población de 1241,
concediéndosela a 362 vecinos de
Consuegra para que se instalaran en Alcázar
llenos de prebendas. Este proceso de
repoblación se confirmo veinte años
después en 1262 y veinte años mas tarde la
villa había tomado cierto impulso,
mandando edificar el Torreón de la misma
en el año 1284 por el comendador de la
Orden de San Juan en España, Fernán Pérez
Mocego. Este aún se puede visitar, hoy
como centro de demostración sobre la
Orden de San Juan y se conoce como
Torreón del Gran Prior. En esta misma línea
de crecimiento, paso a convertirse en villa
en las cortes de Burgos del año 1292 y el
rey Sancho IV le concedió el escudo que
ahora se usa, un día de mercado semanal y
autoridad para nombrar alcaldes y jueces.
Como confirmación de todo ello, se le
entregó un vasto territorio, que constituye
hoy su término municipal uno de los
mayores de España. Dentro del término se
conceden la existencia de dos aldeas que
dependen del concejo de Alcázar, la de
Cervera (hoy Alameda de Cervera) y
Villacentenos (hoy desaparecida como
aldea y conocida como despoblado con
algún resto arquitectónicos de interés).
Sobre estos aspectos y los que se producen
a continuación con los derechos y
concesiones que los reyes hacen a la villa
discurre este libro sobre la historia medieval
de Alcázar de san Juan y del centro de La
Mancha, permitiéndonos conocer con
precisión y a través de este caso concreto la
formad e vida de los medievales
manchegos, sus relaciones, su economía,
sus costumbres o sus leyes y sus intereses.
Pedro Andrés Porras Arboledas catedrático
de Historia del Derecho de la Universidad
Complutense de Madrid, alentado por el
PMC de Alcázar, ha sido el alma de este
estudio que ahora se difunde. Junto a el han
estado, Alberto Herranz profesor en el CU
Cardenal Cisneros adscrito a la UCM y
Francisco Javier Escudero Buendía,
Licenciado en Derecho por la U
Complutense y Archivero Municipal de
Socuéllamos.
El libro es una edición del PMC, que se
administra el archivo histórico municipal
alcazareño. Recoge los 12 documentos de la
época estudiada que se conservan en el
archivo y junto a ellos se analizan
documentos relacionados con Alcázar
que se encuentran en otros archivos.
Estudia el inventario que en el año 1739 se
hizo en al archivo de la ciudad atestiguando
que muchos de los documentos que se
enumeran en el siglo XVIII han
desaparecido a lo largo de estos casi
trescientos años, pero aun así los más
importante se han logrado conservan,
aunque algunos haya tenido que adquirirlos
el Ayuntamiento en las librerías de antiguo.
El estudio se completa con la trascripción
de los documentos, todos de la misma mano
y con un criterio actual que nos permite
acercarnos en bloque a la villa medieval
de Alcázar para entender el desarrollo
posterior de la ciudad. La edición se
completa con una versión adjunta del
mismo libro en formato archivo electrónico
que se incorpora en un DVD adjunto, en
este también encontramos una reproducción
integra de los documentos que dan origen y
sentido al libro.
José Fernando Sánchez Ruiz
GARCÍA SÁINZ DE BARANDA Y
CORDAVIAS, Gvia Arqueológica y de
Tvrismo de la provincia de
Guadalajara, Guadalajara, Aache
Ediciones de Guadalajara S. L., 2012,
CD-ROM, formato PDF y e-book.
Donde el autor de la presente reseña
recuerda con cariño la lectura de este
libro en su todavía no lejana mocedad
Antonio Herrera Casado, que sabe
mucho de libros y de ediciones, -pues
no en vano es el alma madre de Aache-,
acaba de ofrecer al interesado un “libro”
de lujo, pero puesto al día no solo en su
forma de edición, que es en formato en
CD, sino también en su adaptación a los
tiempos que corren.
Confieso, así, en primera persona, que
tengo un gran amor hacia este libro, un
amor diferente al que profeso a otros
muchos de Guadalajara -o sobre
Guadalajara- que conservo en mi
biblioteca. La razón no es anecdótica y
responde a una vivencia personal que, si
me permiten, les contaré.
Andaba yo entonces por una edad
cercana a los dieciocho años y acababa
de llegar de tierras valencianas, donde
había vivido algo más de un par de
años. Recordaba mi “patria chica” y
procuraba leer sobre ella; su historia,
sus monumentos, sus fiestas... y, ¡cosas
que suceden en la vida sin que uno
llegue a comprenderlas!, de buenas a
primeras en la no muy amplia biblioteca
de abuelo paterno encontreme con este
libro, totalmente desencuadernado, pero
legible.
Se lo pedí y me enzarcé en su lectura,
que se me hizo más breve de lo normal,
puesto que vivía lo que iba leyendo, y
eso me animó a recorrer más tarde esos
pueblos y profundizar en sus entresijos
culturales, cosa que puede llevar a cabo
poco a poco gracias a mi padre, que
tanto me ayudó a conocerlos en vivo.
Aquel libro desencuadernado, de hojas
ajadas por el uso, aquel vejestorio
fatigado que más bien merecía la
papelera como castigo a sus desarreglos,
que tanto me enseñó y que todavía
conservo, ha sido nuevamente editado,
aunque esta vez con otra cara más
moderna, más actualizada.
Yo sigo conservando en el recuerdo
aquellas fotografías en blanco y negro,
algunas, muchas, algo borrosas -la
tecnología de finales de los años veinte,
fecha en que se editó por primera vez el
libro de Sáinz de Baranda y Cordavías
era bien distinta a la actual- e incluso
alguna que otra vez repaso lentamente
sus páginas y lo toco y lo sopeso e
incluso lo huelo con auténtico cariño,
con cierta parsimonia calculada, yo diría
que con callado e íntimo
agradecimiento y quizá de una forma un
tanto fetichista, cuasi erótica. Dejemos
que los tiempos sigan su curso.
Aquel libro, que sigue siendo el mismo
en su contenido -quiero decir en su
texto-, acaba de ser publicado por
Aache con el nuevo formato que he
comentado, en CD-ROM, y numerosas
nuevas fotografías a todo color e
inmejorable calidad, además de alguna
de las antiguas que aún conserva su aire
añejo.
¿Es este libro mejor o peor que aquel
que yo leí en mis años mozos? Ni
mejor, ni peor; diferente -en parte- de
aquel otro, del que no me resisto a
ofrecer su ficha bibliográfica:
SÁINZ DE BARANDA, Julián y
CORDAVIAS, Luis, Gvía
Arqueológica y de Tvrismo de la
provincia de Guadalajara, Guadalajara,
Taller Tipográfico de la Casa de
Misericordia, 1929, 300 páginas, que
sus autores, burgalés el primero -Juez
de Primera Instancia de Guadalajara- y
alcarreño el segundo -Secretario de la
Comisión provincial de Monumentos-
dedicaron a la Excelentísima Diputación
de Guadalajara “propulsora entusiasta
del arte, cultura en la provincia, en
cuyos anhelos palpita el bienestar y
progresos de esta tierra.” (sic).
Un libro, que surgió gracias a la
celebración de la Exposición Ibero-
americana, cara al posible contingente
de turistas que pudiera visitar
Guadalajara, y en el que se recogen
datos de unos cuatrocientos pueblos,
gracias a las gestiones de sus autores
que los solicitaron a sacerdotes y
maestros y a los que les proporcionó el
“Catálogo Monumental” ya existente de
don Juan Catalina García López.
La distribución del trabajo es sencilla y
ofrece al lector una síntesis de la
provincia de Guadalajara a través de los
datos más interesantes concernientes a
su geografía, historia, arte y
pensamiento. Sigue el mismo esquema,
aunque ya centrado en cada una de las
nueve cabezas de Partido Judicial que
entonces componían la provincia,
comenzando por la capital, de la que, al
igual que sucede con Sigüenza, ofrece
algunos datos más extensos: como
bosquejos históricos, monumentales,
situación geográfica, la Guadalajara
moderna, el porvenir, etcétera, y seguir
con los pueblos más importantes de
cada uno de ellos, a modo de ficha,
centrándose por lo general en los
aspectos más llamativos de su historia y
su patrimonio artístico y monumental
(entonces denominado arqueológico).
Queda a la vista la falta de datos
relativos al folklore y las costumbres
tradicionales (tal vez porque estaban a
la orden del día) dado que son escasas
las alusiones a este tema: botargas de
Majaelrayo, fiesta del Niño Perdido en
Valdenuño...
Tras estas notas no faltan otros datos de
interés como las que incluye “acerca de
algunos objetos de culto existentes en
las Iglesias (sic) de la provincia que han
llegado a nuestro conocimiento con
posterioridad a la factura del texto” o la
escueta relación de Monumentos
Nacionales de la provincia (que nada
más eran el Palacio del Infantado y la
Capilla de Luis de Lucena) y de
Monumentos arquitectónicos y
artísticos, que nada más los había en
Mondéjar -convento de San Antonio- y
Guadalajara -los torreones de
Alvarfáñez y del Alamín, y las iglesias
del Hospital civil y de San Gil (esta
última en ruinas)-.
Llama la atención lo extenso de la
bibliografía (dados los tiempos que
corrían) y, como no debía faltar en guía
alguna que se preciase de ello, finaliza
con la lista de hoteles, fondas, casas de
viajeros y bancos existente.
El libro es una verdadera joya -piénsese
en las dificultades de la época para
hacer trabajos de este tipo- (aunque
había auténticas maravillas editadas por
Hauser y Menet, con unas fotografías de
lujo) y, aprovechando la ocasión,
quisiera destacar las siguientes palabras
de su prólogo:
“... y si el fin que conseguimos
es facilitar el conocimiento de la
provincia y servir de cicerones a
los visitantes de ella,
sobradamente nos
consideraremos satisfechos;
pero quisiéramos más, y es que
esta guía sirviera para aficionar
a las personas de esta tierra a
profundizar en su historia y
arqueología, con el fin de que no
tardando mucho, pudiera
hacerse el catálogo monumental
de esta provincia, suprema
aspiración...”
Y, sí, está claro que conmigo lo
consiguieron y yo les quedo muy
agradecido, aunque ellos no lo sepan.
José Ramón López de los Mozos
Presentado „Nieblas‟, el libro de
Antonio Alcarria Rozalén
La Biblioteca Pública del Estado, de
Albacete, ubicada en la calle san José de
Calasanz, acogió la presentación del
libro de Antonio Alcarria Rozalén
'Nieblas'. Se trata de un trabajo de
relatos, que cuenta con un total de trece
historias. Esta es su segunda obra, tras
su novela de género negro 'La mulata de
la calle Ancha' (Ediciones Nausicäa,
2005). El libro mezcla lenguaje poético,
con humor y rabia Antonio Alcarria
Rozalén (nacido en Cuenca, en 1956),
después de una novela de género negro
(La mulata de la calle Ancha, Ed.
Nausicäa, 2005), presenta este libro de
relatos Nieblas) que compendia trece
historias. Está editado por Ediciones
que Vayan ellos, de Albacete
La niebla, unas veces onírica, otras real,
otras como metáfora de la turbia visión
que en ocasiones la vida engañosa pone
ante los ojos, impregna el trasfondo de
algunas de las historias. De ahí el
nombre, NIEBLAS, manifestadas con
diferentes formas y significados según
el medio en que se mueven los distintos
protagonistas. Unas veces con lenguaje
poético, otras con humor, y otras con la
rabia por el cieno que frecuentemente
mancha la existencia, NIEBLAS son
retazos de vida, con el tratamiento que
la literatura permite para presentarla
como ficción, aunque, en algún caso,
solo sea la descripción de la realidad
que impresiona la retina. Los relatos
contenidos en Nieblas expresan la
ficción de forma heterogénea y
variopinta en contenido, pero con la
unidad de la espontaneidad y precisión
de un libro de cuentos. Desde el
subjetivismo que confiere la narración
en primera persona y que obliga a un
ejercicio de introspección donde la
memoria revive el pasado, hasta el
necesario y aparente distanciamiento de
la redacción en tercera persona, los
cuentos recorren diversos ambientes
entre los que quizá debiera hacerse una
mínima pausa antes de iniciar el
siguiente. Antonio Alcarria Rozalén colaboró en el volumen colectivo Sin
respiro Cuidadoras familiares: calidad
de vida, repercusión de los cuidados y
apoyos recibidos Elaborado por
profesionales sanitarios y de enfermería
de la UCLM y editado por Talassa.
La Verdad de Albacete 16-12-2012
El mirador de piedra
Rubén Martín Editorial Visor, Madrid, 2012
Después de una veloz trayectoria
poética, con tres libros escritos y
publicados en sólo cinco años, Rubén
Martín entrega a sus lectores “El
mirador de piedra”, premio Hermanos
Argensola publicado por Visor.
Un libro que marca ese último hito de
su trayectoria desde dos puntos de vista,
desde dos lecturas posibles: La primera,
con la intención de dejar en sus poemas
el poso de una infancia que fue
intensificando los momentos vividos y
soñados en un espacio natural de la
sierra de Cazorla (el título es el
topónimo de un lugar de la sierra); una
infancia descrita por el niño que
descubre la naturaleza y hacia ella
aproxima sus inquietudes, que se
sorprende con aromas y colores que van
dejando el paisaje, que vibra ante una
conversación o ante la presencia de los
otros como un complemento necesario
para su formación sentimental.
La segunda lectura viene de la mano de
una recuperación de esa naturaleza en
sus tonos más universales, en los
elementos que la conforman y que la
hacen respuestas ante la creación o el
origen, con el agua, la tierra, el fuego y
el aire (presocráticos incluidos)
diseñando lo que entra en la percepción
de un poeta y que, seguro, desconoce la
mirada del niño. Hölderlin,
Schopenhauer o las teorías que nacen de
la física cuántica van trufando el
mensaje con un lenguaje sencillo,
acariciado en el contexto en el que
Rubén quiere situar sus reflexiones;
pero, además, Claudio Rodríguez o
Valente como maestros cuyas teorías
sobre la poesía van acumulando
conocimiento para el joven poeta.
“El mirador de piedra” es un recorrido
que, a la vez, se desplaza por el interior
y el exterior del ser humano, por la
mera percepción y la contundente
reflexión de cuanto se percibe. Dos
instantes que marcan el ritmo de los
poemas, que van desfilando desde esa
infancia recuperada para afianzarse en
la madurez del poeta manchego. Y, por
encima de todo, como una necesidad del
movimiento, la luz, que aparece como
tema recurrente en los versos de Rubén.
Porque esa luz que ilumina lo
descubierto, lo que es externo y lo que
se vislumbra desde el interior, es la
“masa madre” (permítaseme el término)
de un libro como este que hoy
comentamos. Así, “El mirador de
piedra”, es emoción, intensidad, vívida
razón del mundo, reflexión, entusiasmo
y entendimiento para, por encima de
todo, dotar a este camino de una luz
central que descubre los elementos del
viaje. Javier Lorenzo Candel
La editorial DB salda la deuda con
El Greco editando su guía turística
La directora gerente del Museo del Greco,
Ana Carmen Lavín, es la autora de los textos
de un trabajo que ofrece «un recorrido
monográfico» que ha optado por la sencillez
y el rigor
Porque «desde 1920 ha llovido mucho»
y porque Toledo es visitada al año por
más de un millón de turistas llegados
tras el eco del cretense, se hacía
necesaria una publicación destinada a
acercar la vida, obra e influencia del
pintor en una ciudad tocada por su
impronta.
Con este cometido, y sabedores de que
esta era una de las muchas asignaturas
pendientes para con el Greco, David
Blázquez -responsable de „Db
comunicación‟ junto a José Florencio
Moreno- comenzó hace meses a trabajar
en torno a una idea con la que contó con
la colaboración de Ana Carmen Lavín,
directora gerente del Museo del Greco y
una de las mayores conocedoras de la
figura del pintor. Esta unión, ya
consolidada en otras citas nacionales e
internacionales con el Greco, ha
propiciado la edición de una guía útil,
sencilla, accesible y atractiva que,
además, posee el rigor científico
inherente a su autora. Este trabajo, por
cierto, es el primero que recorre «los
espacios que tienen obra del Greco» ya
que, como precisó Lavín, las únicas
guías monográficas existentes sobre el
Greco y la Casa del Greco se publicaron
por el Patronato Municipal de Turismo
en los años 20.
Pues bien, como ya es habitual en esta
ciudad -hay que decir que por fortuna-
ha sido la iniciativa privada la
encargada de renovar la realidad local
con la publicación de una obra que
ofrece al visitante (y, claro está, a los
residentes) una senda guiada por la
ciudad y los espacios Greco a través de
contenidos claros y atractivos que, para
su autora, «invitan a leer de una manera
fácil y asequible».
Para conseguirlo, la guía ofrece una
estructura «muy sencilla» que inicia
camino con una presentación sobre la
vida, la obra y la mirada del pintor, y
que sigue -partiendo del Museo del
Greco- por los lugares contenedores de
la obra del creador. Así, el paseo marca
paradas en la iglesia de Santo Tomé, la
Catedral, el Museo de Santa Cruz, la
Capilla de San José, el convento de
Santo Domingo El Antiguo, el Hospital
Tavera, además de otros lugares que
como la iglesia de San Vicente, el
antiguo colegio de San Bernardino o el
paseo del Tránsito, guardan estrecha
relación con su estancia y trabajo en
Toledo. Es importante destacar que
además de la calidad de las
reproducciones y de la inclusión de un
apartado de bibliografía, la guía cuenta
con un plano que sitúa el recorrido y los
espacios citados. Algo imprescindible
para los incondicionales de este tipo de
guías.
En el asunto económico y ampliando el
concepto «accesible» a esta realidad
cotidiana, los promotores de esta
publicación anunciaron que la guía
puede adquirirse en librerías y puntos de
venta habituales para el turismo por un
precio de cinco euros. De momento, y
con la idea de publicar esta guía en
inglés y posiblemente en otros idiomas,
se han editado 20.000 ejemplares, de los
que el Ayuntamiento ha adquirido 1.000
a modo de colaboración que, como
apuntó la edil de Turismo, «se ampliará
dependiendo de las necesidades». Y es
que para Ana Isabel Fernández esta
publicación oferta «una visita
especializada, diferente y única», razón
por la que desde el Consistorio «se
colaborará llevando esta guía a todas las
actuaciones promocionales».
latribunadetoledo.es, 6 febrero 2013
Florencio Martínez Ruiz, en su
último viaje terrenal
Se nos van los amigos. Se nos van en
ese viaje largo, larguísimo y sin regreso,
donde el reencuentro es infinito y del
que ignoramos dolores y alegrías.
Florencio Martínez Ruiz acaba de
decirnos adiós. En casos similares,
siempre recuerdo una expresión que
utilizaba el poeta Rafael Morales en sus
últimos años de su vida: “Nada hay más
triste –decía- que ver cómo se nos
marchan los amigos, y nos quedamos a
la espera”. Y cada día lo comprendo
más, porque la soledad en que nos dejan
suele ser destino que implica sombras y
tenebrosidades.
Casi finalizando el 6 de febrero nos dijo
adiós Florencio. La personalidad
literaria de Florencio Martínez Ruiz
(Alcalá de la Vega, Cuenca, 1930),
viene prestigiada a lo largo de los años
por su labor de crítico y ensayista,
estudioso y divulgador de la obra
creativa de los demás. Pero no es menos
plausible su aporte creativo personal por
quienes, inmersos en el mundo de la
cultura, conocen o conocemos lo que
pudiéramos denominar su obra más
íntima.
Periodista, poeta, escritor y crítico
literario, estudió latín y Humanidades,
Filosofía y Teología en el Seminario de
San Julián y Magisterio en la Escuela
Normal “Fray Luis de León”,
trasladándose a Madrid en 1958 para
estudiar Filosofía y Letras y graduarse
en la Escuela Oficial de Periodismo en
1961. A finales de la década de los 50
comenzaría sus colaboraciones en La
Hora, Poesía Española, La Estafeta
Literaria y Mundo Hispánico, para
continuar sumando periódicos como
Signo, El Español, Arriba, Ya y, sobre
todo, el ABC. ABC, donde,
desarrollando siempre temas culturales,
ocuparía plantilla en 1968 hasta su
jubilación, desempeñando cargos como
la jefatura de la sección cultural y la
responsabilidad del “Mirador Literario”
y “Domingo Cultural”, ocupándose más
tarde de un hermoso y acertado mensaje
para los castellano-manchegos de su
provincia como fueron las páginas
centrales que abordaban la cultura en El
Día de Cuenca. La crítica y el
comentario, la noticia significativa y
cultural pasaban de su pluma a la
platina ardiente de los diarios y revistas
especializadas. Pero también estaba la
otra crítica, la superior y que nacía con
mayor reposo y estudio. Ensayos sobre
Saúl Bellow, Heinrich Boll o
Solzhenytsin… Había antologado “El
nuevo mester de clerecía”, libro que
publicara la Editora Nacional,
recopilando y apareciendo antes (1971)
una “Antología crítica de la Nueva
Poesía Española”. Había prologado,
entre otros y con un interesante estudio
de la misma, la obra poética de Eladio
Cabañero, que publicaría Plaza y Janés,
así como un libro del embajador de la
República del Ecuador, Alfonso Barrera
Valverde, “Heredarás un mar que no
conoces y lenguas que no sabes”,
publicado en Selecciones Austral de
Espasa Calpe, y un ensayo introductorio
para las “Novelas del descontento” de
Pedro de Lorenzo, y otro más cercano a
La Mancha, que se publicó en ediciones
“El Empotro”, de Valdepeñas: “Juan
Alcaide en sus raíces”. Mientras, el
poeta secreto iba dando su obra con la
parsimonia que al hombre le era
permitida. Yo dijera que fue la suya una
dilación entre premeditada e impuesta:
lo primero por la exigencia y
responsabilidad personal; lo segundo,
por la velocidad que imprime el reloj en
la marca del tiempo sobre los rotativos
de un diario, cuando el cronista tiene
que dar puntualmente su trabajo. La
obra personal, los versos y la prosa,
iban naciendo despacio, viendo la luz
los menos y permaneciendo los más en
la oscuridad de los cajones. Libros
como “Cuaderno de la Merced”,
“Balada de la espina y otros poemas”,
“Oda a la roca”, “Elegías de
Mirabueno” y “Locus Amoenus”, que
se darían a la imprenta adormecidos por
el tiempo. Y los que ahora, en sus
últimos lustros, ha editado la Diputación
Provincial de Cuenca, como son
“Crónicas de la platina ardiente”,
“Cuenca y los enconquensados” o “Leer
y entender la poesía de Diego Jesús
Jiménez”, volúmenes, éstos, que a modo
de ensayo o reseña superan cada uno las
doscientas páginas y agrupan centenares
de trabajos/crónica, la mayoría
publicadas en el diario ABC, o
prestigiosos diarios y revistas de
España. En la tarde del 7 de febrero le
hemos dicho adiós a un buen amigo.
Con él se cerraba la última crónica de
nuestro más viejo libro. Él, entonces
(1962), junto a “La Valija” de Diego
Jesús, hizo referencia a mi “Profecías de
la guerra”. Posteriormente, con el
seudónimo de “Eduardo Alcalá”, nos
acogería en otras ocasiones. Porque se
sabía y así se consideraba, y lo
considerábamos, en ocasiones sacaba su
carácter. Yo también, como todos, tengo
el mío, y los dos lo sacábamos. Pero nos
queríamos. Nos lo demostramos en más
de una ocasión Mi expresión está aquí,
en estas palabras que ya no puedes leer.
Espérame en la luz de las tinieblas.
Nicolás del Hierro/ Lanza 10/2/2013