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Pontificia Universidad Católica del Ecuador Facultad de Ciencias Exactas y Naturales Número 12 Quito, abril de 2010 Edición corregida

11331.Nuestra Ciencia No12op

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P o n t i f i c i a U n i v e r s i d a d C a t ó l i c a d e l E c u a d o rF a c u l t a d d e C i e n c i a s E x a c t a s y N a t u r a l e s

Nuestra Ciencia

Número 12 Qui t o, ab r i l de 2 0 10

E d i c i ó n c o r r e g i d a

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G e n t e q u e h a c e h i s t o r i a

N o t i c i e n c i a

C u r i o s i d a d e s C i e n t í f i c a s

3 Diferentes modos de hacer una rana Eugenia M. del Pino

6 Vencer a la muerte Javier Carvajal

10 El enigmático flujo de carbono: ¿cuánto carbono se encuentra acumulado en los bosques del Parque Nacional Yasuní?

Renato Valencia

12 Adaptaciones de las plantas a la sequía Catalina Quintana 15 Una historia natural de Macrolobium Tjitte de Vries

18 ¿Mamíferos? Casi 400 especies… y contando Santiago F. Burneo

22 40 Años de Historia del Área de Vertebrados del QCAZ Luis A. Coloma

27 ¿Por qué conservar la biodiversidad del Ecuador? Olivier Dangles

31 ¿Científico o loco? Pablo Jarrín-V.

33 Charles Darwin: el hombre tras el gran pensador María Alejandra Camacho

36 Un ensayo sobre el agua: la gota se hizo río, el río mar, la célula atrapó al mar...

Carlos A. Soria

40 ¡Verdades y mentiras de la dulcamara! Omar Vacas

44 La Química Teórica en América Latina Lorena Meneses

48 Contaminación de recursos no renovables con hidrocarburos totales de petróleo: un desafío para los químicos ambientales

Tanya Cáceres, Wendy Heredia

51 Esmeraldas: una riqueza natural en peligro María F. Checa

54 Henrik Balslev: un Doctor honoris causa con todos los honores Alberto Rengifo

57 Libro BIOTA MÁXIMA salió a circulación

58 Nuevos cálculos en energías renovables

A c t u a l i d a d C i e n t í f i c a

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Contenido

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Edward O. Wilson, quizá el mayor biólogo de esta generación, en su libro, La creación. Salvemos la vida en la tierra, afirma: “Nuestro cometido más importante en el siglo XXI consiste en conseguir que todos los seres humanos alcancen un nivel de vida digno protegiendo al resto de las formas vi-vientes en la medida de lo posible. Hoy en día, la ciencia aporta algunos argumentos a la ética: cuanto más sabemos de la biosfera, tanto más compleja y hermosa nos parece. En este sentido,

el conocimiento es como una fuente mágica que jamás se agota. La tierra, en especial la frágil película de vida que la cubre, es nuestro hogar, nuestra fuen-te, origen último de nuestro sustento físico y espiritual” (Wilson, 2007).

Esta aseveración la comparten los científicos que escriben para Nuestra Ciencia; por esto, en todos los artículos que se publican en este número se percibe como nota característica la preocupación por dilucidar qué hacer para contribuir a que el medio ambiente sea el ámbito apropiado para vivir digna-mente.

Ojalá que usted, curioso lector, después de saborear los diferentes artículos de este duodécimo número se motive a participar como un agente positivo que tome y haga tomar conciencia de la importancia que significa conservar la bio-diversidad, no sólo por los réditos económicos y espirituales que ella nos puede brindar, sino también por el valor que tiene por sí sola, pues “implica que todas las formas de vida tienen derecho de existir” (Cfr., infra, Dangles, p. 30).

Precisamente, Luis Coloma en su artículo Cuarenta años de historia del área de vertebrados del Museo de Zoología de la PUCE manifiesta su enorme preocupación porque, queramos o no, la biología de la conservación “se está convirtiendo en una biología de extinción”. Para que esto no suceda, nuestros científicos, día tras día, se empeñan por “aportar al cabal conocimiento de la verdadera diversidad faunística del Ecuador”; por establecer que “la inmensa reserva de carbono no es la única razón ni la más importante para conservar el Parque Nacional Yasuní porque es más sorprendente aún la inmensa diversidad que contiene”; por resucitar a las levaduras en “dormancia”, lo cual posibilitaría, en cierto modo, “vencer a la muerte lo que supone descubrir un legado cultural e histórico perdido en el polvo de los años y en la oscuridad de los tiempos”; en fin, todos los artículos de este número, de una u otra manera, pretenden dar conocimiento y a la vez crear una conciencia de la conservación, porque al final de cuentas, “La ciencia es capaz de crear monstruos y héroes, pero la decisión final está en todos como sociedad”.

Como siempre, agradezco infinitamente a nuestra PUCE, a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, en especial a la Dra. Laura Arcos Terán, al Her-bario QCA y a REPSOL-YPF por su generosa ayuda económica que posibili-tó publicar este nuevo número, y, por supuesto, mi sincero reconocimiento a mis colegas y amigos articulistas que año tras año, con verdadero entusiasmo, escriben para Nuestra Ciencia, como una contribución al “conocimiento y culti-vo racional y razonable de la naturaleza, tareas indispensables e insustituibles para que el medio ambiente sea lo que debe ser: el ámbito apropiado para una vida digna de todos nosotros” (Corrales, Discurso pronunciado en el Docto-rado honoris causa al Dr. Henrik Balslev, 15 de octubre de 2009).

Dr. Alberto B. Rengifo A.EDITOR

[email protected]

EditorialNUESTRA CIENCIA n.º 12

Quito, abril de 2010Facultad de Ciencias Exactas y Naturales

AUTORIDADESDra. Laura Arcos Terán

DecanaMáster Mercedes Rodríguez R.

Directora de la Escuela de Ciencias BiológicasMáster Ramiro Merino M.

Director de la Escuela de Ciencias QuímicasMáster Galo Raza D.

Director de la Escuela de Ciencias Físicas y Matemática

EDITORDr. Alberto Rengifo A.

Profesor de la Escuela de Ciencias Biológicas

CONSEJO EDITORIALLic. Santiago Burneo N.

(Profesor de la Escuela de Ciencias Biológicas)Dr.Tjitte De Vries P.

(Profesor de la Escuela de Ciencias Biológicas)Dra. Eugenia del Pino V.

(Profesora de la Escuela de Ciencias Biológicas)

COLABORARON EN ESTE NÚMERODra. Laura Arcos Terán

(Decana de la FCEN),Lic. Santiago Burneo

(Laboratorio de Mastozoología),Dra. Tania Cáceres

(Escuela de Ciencias Químicas),Lic. Alejandra Camacho

(Laboratorio de Mastozología),Lic. María F. Checa

(Florida University),Dr. Luis Coloma

(Laboratorio de Herpetología),M. Sc. Javier Carvajal

(Laboratorio de Bioquímica),Dr. Olivier Dangles

(Laboratorio de Entomología),Dra. Eugenia del Pino

(Laboratorio de Biología del Desarrollo),Dr. Tjitte de Vries

(Laboratorio de Zoología),M. Sc. Wendy Heredia

(CESAC-PUCE),M. Sc. Pablo Jarrín

(Dirección de la Estación Científica Yasuní),Dra. Lorena Meneses

(Escuela de Ciencias Químicas),M. Sc. Catalina Quintana

(Herbario QCA),Dr. Alberto Rengifo

(Escuela de Ciencias Biológicas),Dr. Carlos Soria

(Laboratorio de Bioquímica),Lic. Omar Vacas

(Herbario QCA),Dr. Renato Valencia

(Herbario QCA).

ISSN: 1390-1893

Diseño Gráfico:Hojas y signos

Todo bien hecho en Imprenta Hojas y [email protected], 2443121

Los artículos publicados son responsabilidad exclusiva de sus autores y no comprometen a la Revista, al editor, ni a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la PUCE.

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Abeja solitaria (Centris sp.) y charapa (Podocne-mis unifilis). Parque Nacional Yasuní.

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3 Actualidad Científica

Diferentes modos de hacer una rana

Ya me he acos-tumbrado a que en el momento menos pensado nos visite un ar-tista, un amigo que se interesa por las Ciencias

Biológicas, y con quien manten-go gratas conversaciones sobre las investigaciones del laborato-rio de Biología del Desarrollo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Justamente, cuando estaba preparando una conferen-cia que planeaba dictarla ante un público internacional, asomó mi amigo y pensé que su visita me brindaba una oportunidad única de dar un repaso a mi exposición.

Llegas justo a tiempo –le dije– y enseguida le pregunté si deseaba escuchar una síntesis de nuestro trabajo.

Una sonrisa iluminó su ros-tro y dijo: Con gusto, como sabes tengo gran interés en el desarrollo de las ranitas. Precisamente visi-té la página Web de la Escuela de Ciencias Biológicas y me enteré de que hay 443 especies diferentes de ranas en el Ecuador.

Si –le respondí–. De acuerdo a las investigaciones de nuestros colegas del laboratorio de Her-petología de esta universidad, el Ecuador ocupa el tercer lugar en el mundo en la biodiversidad de ranas, superada solamente por aquéllas de Colombia y Brasil. A pesar de este gran número de es-pecies, los estudios del desarrollo embrionario están restringidos a

aquellas ranas que pueden man-tenerse y reproducirse en cautive-rio.

Ya sé, ya sé –replicó–. Tu tra-bajo y el de tus colaboradores se ha centrado en el análisis del de-sarrollo embrionario de la rana marsupial, de varias ranas den-drobátidas y de ranas con nidos de espuma.

Luego dijo: Déjame recordar…También has analizado el desa-rrollo de una especie de la rana Pac-man.

Exactamente, es así –afirmé y añadí–: Deseo presentarte una comparación del desarrollo de es-tas ranas con la rana Xenopus laevis que, como sabes, se utiliza a nivel mundial para estudios celulares y moleculares del desarrollo em-brionario. Además, los biólogos han concentrado sus esfuerzos por esclarecer los mecanismos del desarrollo embrionario solamente de unas pocas especies. En el caso de las ranas, fue escogida la rana Xenopus laevis, pues se suponía que todas las especies de ranas debían obedecer a un mismo patrón de desarrollo embrionario.

Mi amigo preguntó: ¿Es el desarrollo temprano de las ranas que estudias equivalente al de Xe-nopus laevis?

–No, difiere en varios aspec-tos, a pesar de que la morfología externa de los embriones es bas-tante similar entre las ranas. Sin embargo, se han encontrado di-ferencias en cuanto al tamaño y pigmentación del huevo y la ve-locidad del desarrollo. En nuestro

trabajo hemos encontrado dife-rencias más sutiles durante el pe-ríodo de la gastrulación.

¡Ah…la gastrulación, la gas-trulación. Qué estadio más im-portante, pues durante este perío-do se establece el plan del cuerpo de los vertebrados! – exclamó mi amigo–.

Exactamente –repuse–. En todos los casos que hemos ana-lizado durante la gastrulación se forma un blastoporo que rodea a un tapón de yema. Pero en dife-rentes ranas hemos encontrado importantes diferencias.

Qué interesante –dijo mi ami-go– y me pidió que hable sobre la gastrulación y las diferencias que hemos observado.

Le expliqué que uno de los desafíos del desarrollo embriona-rio es el de transformar la forma esférica del huevo y embrión tem-pranos a la forma alargada del re-nacuajo y del adulto. Los investi-gadores se han preguntado cómo se logra tal cambio de la forma. El trabajo clásico de Ray Keller deter-minó que en la gástrula media de Xenopus laevis se inician movimien-tos celulares hacia la línea media dorsal. Este tipo de movimiento se denomina “convergencia dor-sal”. Al mismo tiempo, las células que ocupan la posición dorsal del mesodermo y ectodermo se alar-gan en sentido antero-posterior para originar el notocordio y la placa neural. Este movimiento se denomina “extensión”. Recuerda que el notocordio es una varilla de cartílago presente durante em-

A c t u a l i d a d C i e n t í f i c a

Por Eugenia M. del Pino([email protected])

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4 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

briogénesis, su formación marca el cambio de forma de la esférica del embrión temprano a la alar-gada de estadios más avanzados. De modo que los movimientos de “convergencia y extensión dorsa-les” alargan el cuerpo del embrión. En la rana Xenopus laevis dichos movimientos se inician durante la gástrula media.

Mi amigo, mientras hacía ges-tos con los que parecía dibujar una esfera y luego alargarla, re-petía: Convergencia y extensión dorsales...Y de súbito, me pidió que le explicase acerca de la con-vergencia y extensión dorsales.

Continué con mi explicación y le señalé que se conocen aspectos moleculares de la convergencia y extensión dorsales. La ruta me-tabólica de la “polaridad celular plana” controla la convergencia

y extensión dorsales y el gen Bra-chyury es uno de los genes básicos de dicho proceso.

Si mal no me equivoco –dijo mi amigo– en tu laboratorio se ha estudiado la distribución de la proteína Brachyury y también recuerdo que estudiaron la distri-bución de la proteína Lim1 en los embriones de diferentes especies.

Así es –repliqué y añadí– que debido a tales estudios molecu-lares a nivel de proteínas pode-mos comparar el desarrollo de las ranas ecuatorianas con el de la rana Xenopus laevis. La expresión de Brachyury en el notocordio se toma como evidencia de que los movimientos de convergencia y extensión dorsales se han inicia-do; es decir, que el cuerpo ha ini-ciado su elongación. Enfaticé que en Xenopus laevis la convergencia

y extensión dorsales y el alarga-miento del nocordio se inician en la gástrula media.

¿Y qué pasa en las ranas ecua-torianas? –preguntó–.

–Todo depende, pues la for-mación del notocordio se inicia durante la gastrulación, tanto en Xenopus laevis como en las ranas con nidos de espuma del género Eng ystomops. En otras palabras, la convergencia y extensión dorsales están solapadas con la gastrula-ción. Estas ranas se caracterizan por su rápido desarrollo embrio-nario.

¿Y qué pasa con la ranita mar-supial y las otras ranitas que estu-dias? –interrogó–.

Le expuse que tanto la rana marsupial Gastrotheca riobambae como las ranas del género Epi-pedobates que hemos estudiado se

Figura 1. En las ranas con desarrollo rápido, como es el caso de Engystomops coloradorum, la convergencia y extensión dorsales y la gastrulación

ocurren simultáneamente. En cambio en la rana marsupial Gastrotheca riobambae, que tiene desarrollo lento estos procesos están separados en el

tiempo.

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Engystomops coloradorum

Gástrula

Gastrotheca riobambae

Ocurrencia simultánea de gastrulación y convergencia y extensión dorsales

Separación de la gastrulación y convergencia y extensión dorsales

Diferentes modos de hacer una ranaDesarrollo rápido Desarrollo lento

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5 Actualidad Científica

caracterizan por un tipo de de-sarrollo embrionario más lento y por retardo en el alargamiento del cuerpo. El notocordio se detecta después de la gastrulación en es-tas ranas.

Mi amigo no me dejó seguir adelante y expuso que le parecía que había una correlación entre el modo reproductivo y el alar-gamiento del cuerpo. Propongo –dijo– que las ranas que ponen sus huevos en el agua, es decir Xe-nopus laevis y las ranas con nidos de espuma del género Eng ystomops están sujetas a presiones ambien-tales asociadas con el desarrollo acuático tales como predadores y desecación del nido de espuma. Por tales motivos es favorable el desarrollo rápido y por lo mis-mo hay que alargar el cuerpo tan pronto como sea posible; es decir, durante la gastrulación.

Me quedé impresionada con el razonamiento de mi amigo y no le interrumpí.

Mi amigo continuó con su ex-posición y dijo: Fíjate, en cambio, que las ranitas dendrobátidas del género Epipedobates y más aún la ranita marsupial Gastrotheca no tienen la presión asociada al de-sarrollo acuático temprano por-que reciben cuidado parental, sea en el nido terrestre, o en la bolsa maternal de la rana marsupial. En tales circunstancias no hay tanto apuro en alargar el cuerpo y el embrión primero completa la gas-trulación, y solamente entonces empieza a alargar el cuerpo.

También he pensado como tú –afirmé–, pero deseo argumen-tar un poco más. Las presiones ambientales pueden influir en la programación de los eventos del desarrollo y así diferentes ranas presentan estrategias de desarro-llo más bien relacionadas con el modo reproductivo que con las relaciones filogenéticas. Nuestro trabajo señala que la convergen-

cia y extensión dorsales no repre-sentan movimientos intrínsecos de la gastrulación. Estos movi-mientos pueden estar solapados o separados de la gastrulación, como tú indicas. Hay asociación entre el desarrollo rápido de ranas con huevos acuáticos y nidos de espuma y el solapamiento de la convergencia y extensión dorsales durante la gastrulación. En cam-bio, aquellas ranas con desarrollo más lento separan estos procesos. Hasta aquí he repetido tus ideas, pero ahora quiero añadir un as-pecto nuevo.

Mi amigo me miraba con in-terés y me pidió que continúe la explicación.

Le expuse los resultados del es-tudio de la expresión de Brachyury en embriones de la rana Eleuthero-dactylus coqui, una rana provenien-te de Puerto Rico que carece del estadio de renacuajo, trabajo del Dr. Richard Elinson y colabora-dores.

Me interrumpió mi amigo y dijo: aquí también hay muchas especies emparentadas con Eleu-therodactylus.

Le expuse que es así, pero que no se ha estudiado su estrategia de desarrollo, y regresé a expli-carle sobre el “coqui”, como se le conoce vulgarmente. Los huevos del coqui se desarrollan en nidos terrestres muy rápidamente, pues se han eliminado los estadios de renacuajo y desde la fecundación hasta la formación de una nueva ranita se requiere de aproximada-mente un tercio del tiempo que le toma a Xenopus laevis desde la fe-cundación hasta la metamorfosis.

Ya sé, ya sé –dijo mi amigo–. Me imagino que esta rana debe seguir la misma estrategia de Xe-nopus laevis, debido a su rápido de-sarrollo.

Te equivocas –fue mi respues-ta–. El coqui retarda la conver-gencia y extensión dorsales hasta

después de la gastrulación, aún cuando tenga desarrollo rápido.

¡Qué interesante es la naturale-za! –dijo mi amigo–.

–Así es. Debo señalarte que no tenemos una explicación razo-nable para la separación entre la convergencia y extensión dorsales y la gastrulación en el coqui. La comparación de estas diferentes ranas sin embargo señala que la convergencia y extensión dorsales y la gastrulación son procesos in-dependientes. En otras palabras, la evidencia sugiere que hay dife-rentes modos de hacer una rana.

Hay diferentes maneras de ha-cer una rana –reflexionó mi ami-go–. Si se ve la forma de la gás-trula todas parecen similares. Si se ve al adulto, todas son “ranas y sapos”. ¡Qué fascinante es el desa-rrollo embrionario!

Así terminamos nuestra conversación esa tarde y me quedé pensado en sus últimas palabras...¡Qué fascinante es el desarrollo embrionario!

Literatura consultada

del Pino, E. M., Elinson, R. P. 2003. The organizer in amphibians with large eggs: Problems and perspectives. En: The vertebrate organizer (H. Grunz, editor). Springer �erlag, Berlin, Hei-Springer �erlag, Berlin, Hei-delberg, Germany. Pp. 359-374.

Ninomiya H, Zhang Q, Elinson R.P. 2001. Mesoderm formation in Eleu-

therodactylus coqui: Body patterning in a frog with a large egg. Developmen-tal Biology 236: 109-123.

Gilbert, S. E. 2006 Developmental Biolog y. Octava Edición. Sinauer Associates, Inc., Sunderland, Massachussetts.

Wolpert, L., Jessell, T., Lawrence, P., Me-yerowitz, E., Roberson, E., Smith, J. 2007 Principles of development. Tercera Edición. Oxford University Press, Oxford, UK.

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Hace poco tiem-po recordaba aquel pasaje bí-blico sobre la resurrección de Lázaro, amigo de Jesús, quien, luego de muerto,

había sido sepultado en una cueva que fue sellada con una gran roca. Como consta en la Biblia, Jesús hizo el milagro de resucitar a su amigo que al parecer tenía cuatro días de haber muerto. El milagro ocurrió tras pronunciar las palabras: ¡Láza-ro, sal fuera!

Además de recordar este im-pactante pasaje bíblico, vinieron a mi memoria otros de tipo literario, como aquel del Cid Campeador, le-gendario guerrero que luchó contra los moros en la España del siglo XI, quien, según cuenta la leyenda, una vez muerto, sus tropas le ataron a su caballo para hacer creer que aún estaba vivo, ya que su sola imagen producía terror en las huestes de sus enemigos; así, el Cid “ganó una ba-talla aún después de muerto”.

Recordé también aquella leyenda urbana acerca del congelamiento de Walt Disney, quien muriera en 1966 con cáncer de pulmón y posterior-mente fuera incinerado. También vino a mi mente, la inscripción que se ve en el sello de la Academia Fran-cesa: “À l’immortalité”, refiriéndose a

la inmortalidad de la lengua france-sa —no de sus académicos, que se hacen llamar “Inmortales”—, solo para remembrar unos pocos ejem-plos dentro del interminable núme-ro de veces en las que el imaginario ha jugado con la idea de la vida, la muerte, la inmortalidad y su infinito número de facetas. Lo antes dicho, me condujo al pensamiento conclu-yente de que uno de los deseos más profundos, antiguos e inherentes que tiene el ser humano es el de ven-cer a la muerte.

Sin ánimo de guiar al lector ha-cia la búsqueda de la solución de este enigma sin fin —y posiblemente inútil de intentar resolverlo—, úni-camente he querido compartir al-gunos de mis íntimos pensamientos con respecto a este fascinante tema en este nuevo artículo para la revista Nuestra Ciencia.

Lo que voy a relatar empezó en un auditorio de la Universidad Fe-deral de Minas Gerais, en Brasil, en junio de 2009, donde fui invitado a dar una presentación en la que ex-puse acerca de la Colección de Le-vaduras Quito Católica y los pro-yectos relacionados con levaduras que llevamos a cabo. Al finalizar mi exposición, una estudiante de Cien-cias Biológicas de la mencionada universidad, me hizo una pregunta muy sencilla pero —como casi to-das las preguntas sencillas—muy di-

fícil de contestar. Esa pregunta me hizo pensar en un tema tan cotidia-no pero insondable y misterioso: la muerte y la vida.

La vida y la muerte… dos caras de una misma moneda, ambas inter-dependientes aunque en su meca-nismo opuestas. La una que se fun-damenta en la generación de orden desde el nivel atómico y molecular, creando organización a partir del caos hasta el nivel macroscópico; la otra, que se encarga de desagregar el ordenamiento generando el caos, siguiendo un proceso de reciclaje de la materia y la energía, el mismo que se ha venido repitiendo en nuestro planeta desde hace 3 500 millones de años, cuando creemos que apa-recieron los primeros organismos vivos.

La primera ley de la termodiná-mica nos habla de que en el univer-so nada se crea ni se destruye, todo se transforma. Entonces, el juego pendular y perpetuo del cosmos es generar orden en un momento y en un espacio, al mismo tiempo que se provoca desorden de igual mag-nitud en otro espacio. Lo dicho le confiere un carácter oscilatorio a lo que podríamos denominar el par in-separable “vida-muerte”.

Relacionando lo dicho con el trabajo que realizamos en nuestro equipo que investiga la biodiversi-dad y aplicaciones biotecnológicas

Vencer a la muertePor Javier Carvajal([email protected])

A c t u a l i d a d C i e n t í f i c a

Mi cuerpo será camino, le daré verde a los pinos y amarillo a la genista...

Joan Manuel Serrat

6 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

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7 Actualidad Científica

de las levaduras, podemos decir que el objeto de nuestros estudios —las levaduras— constituye también un modelo ideal para otros científicos que enfilan sus esfuerzos hacia la comprensión del envejecimiento y muerte celular. Aquellos investi-gadores que emplean las levaduras como modelos válidos para enten-der estos procesos, incluso en seres humanos, están desentrañando los más íntimos secretos que las células poseen en cuanto a su programa-ción para la vida y para la muerte.

Para quien no conozca, las leva-duras son hongos unicelulares que están involucrados en innumerables procesos de transformación de la materia; por ejemplo, en el recicla-je de biomasa en los bosques; en la transformación de moléculas como azúcares en pigmentos, alcoholes, ácidos orgánicos, aminoácidos, ga-ses y diversidad de productos quí-micos; en la producción de biomasa celular que sirve de alimento a pe-queños invertebrados como flora intestinal de animales para la degra-dación de los alimentos, entre otras muchas funciones. Las levaduras ocupan distintos sustratos, depen-diendo de su especialidad. De las levaduras conocemos actualmente alrededor de mil especies, pero se

cree que esto es apenas el 1% de la posible biodiversidad de estos orga-nismos en nuestro planeta.

Resucitación de levadurasCuando en nuestro grupo de

trabajo se habla de “resucitación” de levaduras, este término despier-ta la atención de algunas personas. Algunos de los que más se sorpren-den por esta palabra hacen alusión al aparente mal uso de la misma, ya que se confunde con el término, más bien espiritual, de la “resurrec-ción”. Otros se sorprenden por la arrogancia del término, pues pien-san que es demasiado hablar de re-sucitar a un ser, ya que aquello es privativo de Dios, que es omnipo-tente. No obstante, en el diccionario de la Real Academia Española, resu-citación significa: “acción de volver a la vida, con maniobras y medios adecuados, a los seres vivos en esta-do de muerte aparente”.

En este contexto, entonces, es correcto el llamar resucitación al conjunto de acciones que en nuestro trabajo nos llevan a recuperar una cepa de levadura o refrescar algunas levaduras preservadas en congela-ción y, con mayor razón, cuando volvemos a la vida a antiguas leva-duras que fueron empleadas para

fermentar bebidas como la chicha o la cerveza en tiempos remotos.

Para esto último, en nuestro gru-po de investigación desarrollamos un método que consiste en restaurar las estructuras de compartimentali-zación de las levaduras, sean estas paredes celulares o membranas bio-lógicas que rodean a las distintas or-ganelas. El desarrollo y la aplicación de este medio de cultivo especial es un secreto industrial que pertenece a la PUCE y sus investigadores.

Una de las cosas que más llama la atención es esa capacidad que tienen las células de levadura para mante-nerse largos periodos de tiempo en un estado de vida suspendida: pue-den parar por completo sus funcio-nes vitales, deshidratarse y “apagar” toda la maquinaria celular. A esto se le conoce como dormancia y sus mecanismos son objeto de estudio en otros grupos de investigación extranjeros, que emplean levaduras para llegar al entendimiento de es-tos misteriosos procesos celulares. Estos estudios conducirán a la com-prensión del porqué de la longevi-dad y de cómo alcanzarla.

Las levaduras antiguasUna de las líneas de investiga-

ción más promisoria que tenemos

Medio de cultivo de resucitación con hisopos impregnados de levaduras recuperadas de vasijas.

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8 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

en nuestro Centro es la que hemos llamado Bioarqueología. El término nació cuando observaba el cuidado y la dedicación con que los arqueó-logos buscan los restos antiguos. En la Arqueología se excava usando he-rramientas como espátulas, pinceles y brochas para llegar a las piezas antiguas con la mayor delicadeza posible. A veces estas excavaciones hechas a punta de pincel y brocha llegan a profundidades realmente impresionantes como en la Necró-polis de La Florida ubicada en las faldas del Pichincha, en Quito, don-

de se ven tumbas de hasta 17 metros de profundidad.

Mirando esto y comparándolo con el método que practicamos para muestrear las vasijas antiguas de donde recuperamos levaduras que aparentemente fermentaron las be-bidas ancestrales, pudimos darnos cuenta que, tal como los arqueó-logos, nosotros hacemos raspados muy sutiles sobre la superficie de los materiales, recuperando capa por capa las muestras, con la esperanza de recoger algunas levaduras pre-servadas en estado de dormancia.

En otras palabras: los arqueólogos excavan el suelo en busca de los te-soros arqueológicos, mientras que nosotros excavamos en los restos arqueológicos en busca de nuestros tesoros biológicos: las levaduras.

A la fecha hemos podido recupe-rar más de 130 aislados de levaduras de 61 distintos recipientes usados para fermentaciones, los cuales da-tan desde hace más de 1.800 años de antigüedad. Los sitios donde fueron encontrados son todos en la plani-cie de Quito, por ejemplo, en el si-tio arqueológico La Florida, Nuevo

Toma de muestras para resucitación de levaduras de vasijas de chicha.

Vista parcial de la cervecería del Con-vento de San Francisco fundada por Fray Jodoco Ricke en 1566.

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9 Actualidad Científica

Aeropuerto y en Cayambe; además de algunas vasijas conservadas en el Convento Mayor de San Agustín y en el Museo de la Cerveza del Con-vento de San Francisco.

La primera cerveza de América

En el Convento de San Francis-co, cuya construcción data del año 1534, existe un museo que muy po-cos conocen. En este museo, res-taurado en 1975, se encuentran los equipos originales de lo que es la primera cervecería de América. Esta cervecería fue fundada en 1566 por Fray Jodoco Ricke, quien trajo por primera vez a las Américas el trigo, la cebada, la tecnología cervecera y, más aún, las levaduras cerveceras.

En nuestros trabajos de resucita-ción de las levaduras, conseguimos obtener una cepa que se recuperó de toneles de roble, donde se fermentó la cerveza franciscana hasta media-dos del siglo XX.

Sumado a este hallazgo, se con-siguió la receta original de la cer-veza, que fue guardada por varios siglos. Una vez rescatados estos dos elementos, solo faltaría preparar la cerveza con la receta original de

Fray Jodoco y fermentarla con las propias levaduras empleadas por los franciscanos en la elaboración de sus cervezas tan especiales e históricas.

Elaborar la cerveza con todos los elementos que utilizaron Fray Jodoco y sus colaboradores resultó una experiencia muy enriquecedo-ra. La receta es concordante con un antiguo estilo belga que se conoce como “oud bruin” o “antigua os-cura”. Esta cerveza, de la cual muy pocos ejemplos comerciales subsis-ten en Bélgica, se caracteriza por su color oscuro, gran cuerpo, espuma consistente, sabor a café, chocolate y caramelo y su alta graduación al-cohólica que llega al 7%.

La posibilidad de resucitar a las levaduras en dormancia, rescatar la receta de una antigua cerveza ya perdida en el tiempo y elaborar la cerveza respetando las técnicas arte-sanales que emplearon los antiguos franciscanos nos abre una puerta al pasado, al Quito del siglo X�I; nos permite caminar en el tiempo y, por qué no decirlo, bebernos la historia y, en cierto modo, vencer a la muerte no solo de una cepa de levadura ancestral que de no ser por

nuestro trabajo seguramente hubie-se permanecido ignorada, sino de un legado cultural e histórico per-dido en el polvo de los años y en la oscuridad de los tiempos.

El trabajo de resucitación de levaduras tiene mucho que ofrecer desde el punto de vista histórico, cultural, antropológico, médico, ecológico, evolutivo y tecnológico. Las levaduras, a su modo, cuentan historias de antiguas prácticas, de antiguos ecosistemas, de técnicas perdidas en el tiempo. Las levadu-ras nos hablan de contactos entre pueblos y culturas a través del tras-paso y la fusión de tecnologías de fermentación de cada pueblo.

Las levaduras ancestrales han sido vueltas a la vida y este hecho abre muchas nuevas preguntas de diversos géneros, justamente como aquella que me hiciera la estudiante de la Universidad Federal de Minas Gerais al final de mi charla:

“Profesor Javier, ¿piensa usted que con las técnicas que están em-pleando para resucitar levaduras antiguas podrían resucitar otros organismos o, en un futuro, a seres humanos…?”.

a. Fragmento de made-ra de roble de uno de los toneles de fermen-tación de la cervecería de San Francisco.

b. Microscopía de con-traste de fases de las levaduras cerveceras (Saccharomyces cerevi-siae) resucitadas de los toneles de fermentación (aumento 100X).

c. Botella de cerveza elaborada a partir de la receta original de Fray Jodoco Ricke y las levaduras resucitadas de los fermentadores.

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El Parque Nacio-nal Yasuní (PNY, 980 000 hectáreas) y la Reserva Étnica Waorani albergan cerca de 1.5 millo-nes de hectáreas y conforman la por-

ción de selva contigua más extensa del Ecuador. Un avión comercial tardaría alrededor de 15 minutos en atravesarlo. �arios ríos origi-nados al pie de los Andes, como el Cononaco, el Shiripuno, el Tiputini y el Yasuní, interrumpen el paisaje y a su alrededor, en planicies y te-rrenos de poca elevación, originan bosques periódicamente inundados debido a las crecidas repentinas de sus causes. Infinitas colinas emer-gen entre estos ríos, las cuales, en contraste, alojan bosques no inun-dables o de tierra firme, cuya exten-sión cubre alrededor del 80 % de este parque nacional.

¿El PNY es fuente o sumidero de carbono?

Los flujos de carbono entre la at-mósfera y las plantas son objeto de intenso debate, especialmente por-que las plantas capturan el dióxido de carbono (CO2) a través de la fo-

tosíntesis y lo incorporan en molé-culas complejas, como la celulosa, que conforman la estructura de sus cuerpos. Este mágico proceso evita la acumulación de CO2 en el am-biente y a su vez mitiga los efectos del cambio climático global. Los ta-llos, ramas y raíces de los árboles y otras plantas leñosas pueden crecer de manera casi indefinida a lo largo de su vida incorporando más car-bono a medida que incrementan su grosor y su tamaño. El carbono que incorporan las plantas en sus tejidos a través de la fotosíntesis se conoce como Productividad Primaria Bru-ta (PPB). Y los árboles, debido a su tamaño y a su peso, son los organis-mos que acumulan más carbono en la naturaleza.

Pero los bosques también emi-ten CO2 cuando respiran y a medida que se mueren y desomponen los tejidos de las plantas. En algunos bosques amazónicos, donde se han realizado mediciones de los flujos de carbono (es decir de PPB y res-piración), se encontró que las plan-tas respiran más de la mitad de lo que producen de carbono (60-65 % de la PPB)1,2, de tal forma que una porción significativa de carbono es nuevamente emitida hacia la atmós-

fera por las propias plantas. El resto del carbono fijado por las plantas (PPB– la respiración de la plantas), en un bosque que se encuentre en relativo equilibrio, se esperaría que sea retornado a la atmósfera a tra-vés de la respiración heterotrófica (respiración de microbios, animales y descomposición de la materia ve-getal muerta). No obstante, no sabe-mos si los bosques naturales están en verdadero equilibrio y apenas percibimos que este equilibrio na-tural está siendo amenazado por las actividades humanas. Por ejemplo, el 20 % de las emisiones anuales de carbono en el ambiente correspon-

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EL ENIGMÁTICO FLUJO DE CARBONO:¿cuánto carbono se encuentra acumulado en los bosques del Parque Nacional Yasuní?

Por Renato Valencia([email protected])

La palma Iriartea deltoidea o Pambil es una de las especies más comunes de los bosques colinados de P. N. Yasuní.

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11 Actualidad Científica

den a la deforestación de los bos-ques a nivel mundial.

Pero, en concreto, ¿cuán impor-tante es la contribución del PNY en este flujo de CO2?, ¿Cuánto carbono existe almacenado en los troncos y ramas de los bosques del PNY? Y quizás más importante todavía: ¿son estos bosques receptores o emisio-res netos de carbono?

En un estudio sobre la dinámica forestal de un bosque no inundable del PNY se ofrecen unas respues-tas. Se trata de una investigación en 25 ha de bosque donde se ha examinado detenidamente la bio-masa (peso seco de la materia viva) y los flujos de carbono (una tone-lada de biomasa ≈ media tonelada de carbono) de 150 000 árboles y arbustos de más de 1 cm de diáme-tro. Según este estudio, publicado en septiembre de 20093, las colinas almacenan 150 toneladas de carbo-no por hectárea (t/ha), mientras los bajíos contiguos (valles húmedos usualmente atravesados por peque-ños riachuelos) almacenan 100 t/ha; es decir, 43 % menos que las co-linas. Esta diferencia en el carbono almacenado en distintos ambientes de la tierra firme no inundable se mantiene en cualquier sitio de esta gran parcela e incluso es evidente cuando se comparan conjuntos de árboles de tamaños equivalentes. Por ejemplo, los árboles de más de 30 cm acumulan mucho más car-bono en las colinas (2 vs. 1.5 t por tallo), donde además son más nu-merosos que en el bajío.

¿Qué significado tienen estas ci-fras? Para fines comparativos, ano-temos que las 150 t/ha equivalen a 62 millones de galones de gasolina (o 54 de diesel) almacenados en una hectárea. Un árbol relativamente grande de una colina en Yasuní, con un diámetro promedio de 60 cm, puede almacenar 1 tonelada de carbono, lo cual sería equivalente a la emisión anual de CO2 de 574 ve-hículos a gasolina, cuyo consumo

promedio sea de alrededor de 60 galones al mes4.

En cuanto a si los bosques son emisores o receptores netos de car-bono, se midió el cambio durante un período de 6.3 años (entre 1995 y 2002) y se encontró que los bosques de Yasuní están receptando un pro-medio 0.15 toneladas de carbono por hectárea cada año. Sin embargo, existen áreas donde el bosque alma-cenó más carbono, y otras donde el bosque más bien fue emisor de car-bono en el ambiente. Únicamente los árboles más grandes, con tron-cos de más de 30 cm de diámetro, receptaron o almacenaron carbono. Los árboles pequeños (menores a 30 cm) fueron más bien emisores netos de carbono.

El Bosque de Yasuní es más que una reserva de carbono

Los flujos y las reservas de car-bono en Yasuní muestran una face-ta fascinante y poco conocida de la dinámica del bosque. Sin embargo, esta inmensa reserva de carbono no es la única razón ni la más impor-tante para conservar este parque nacional como un patrimonio mun-dial de la humanidad. Aún más sor-prendente es su inmensa diversidad de especies. Por ejemplo, las mismas

25 hectáreas en las que se estudia-ron los flujos de carbono, albergan una diversidad de 1 100 especies de árboles y arbustos, es decir, más que todas las especies de árboles que existen en todo Estados Unidos y Canadá en su conjunto. Actual-mente, esta parcela de Yasuní es la más diversa de todas las parcelas de gran escala establecidas en regiones tropicales del planeta.

Literatura consultada

1. Malhi Y., et al. 2009. Comprehensive assessment of carbon productivity, allocation and storage in three Ama-zonian forests. Global Change Biology 15: 1255–1274.

2. Luyssaert S., et al. 2007. CO2 balance of boreal, temperate, and tropical forests derived from a global database. Global Change Biology 13: 2509–2537.

3. �alencia R., Condit R., Mueller-Lan-dau. C., Hernández C. & Navarrete H. 2009. Dissecting forest biomass in a large Amazonian forest plot. Journal of Tropical Ecology 25:473–482.

4. Un galón de gasolina contiene en pro-medio 2.421 gramos (g) de carbono u 8.8 kg de CO2, mientras uno de diesel contiene 2.778 g o 10.1 kg, respectiva-mente. Fuente: http://www.epa.gov/oms/climate/420f05001.htm.

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Un árbol grande (>60 cm de diámetro) puede almacenar fácilmente más de una tonelada de carbono por hectárea en el P. N. Yasuní.

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12 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

El origen de la vida en el planeta se re-monta al océano primitivo donde el agua fue el elemen-to más abundante. Para las primeras plantas que coloni-

zaron la tierra firme hacia alrededor de 450 millones de años, la busque-da de agua se vuelve un verdadero dilema de supervivencia. Las plan-tas desarrolan diversas estrategias para sobrevivir como órganos de almacenamiento, reducción de la superficie expuesta al sol y cambios en el metabolismo.

Con el ejemplo de las plantas del Bosque Seco Interandino descubri-remos una serie de habilidades de las plantas para sobrevivir períodos del año sin agua. Estas plantas han desarrollado varias estrategias para incrementar al máximo la captación de agua y reducir su pérdida. Así, algunas presentan tallos modifica-dos para almacenar agua. Es el caso de los bulbos del narciso (Phaedra-nassa dubia). El narciso pierde sus hojas en los períodos más secos que pueden durar varios meses, durante los cuales la planta es sólo el bul-bo; luego, en períodos menos secos brotan las hojas y finalmente flore-ce. (Fig. 1)

Otros tallos que almacenan agua son los de los cactus, cuyas hojas se han transformado en espinas para evitar la pérdida de agua. (Fig. 2)

Las hojas pueden funcionar

como órganos modificados para almacenar agua, tal es el caso de los pencos (Furcraea andina y Agave americana), las siempre vivas (Echeve-ria quitensis) y el espinazo del diablo (Kalanchoe daigremontiana), todas estas plantas son suculentas y de hojas car-nosas. Las plantas suculentas por lo general tienen raíces cortas de máxi-mo 10 cm de largo, y distribuidas en amplias superficies a fin de absor-ber rápidamente el agua superficial durante los cortos períodos en que esta está disponible. Pero los pencos son una excepción ya que sus raíces están concentradas en el centro de la planta donde aprovechan el agua que es conducida por las hojas direc-tamente hacia ellas. (Figs. 3 y 4)

Muchas plantas del bosque seco tienen hojas cubiertas por una cutícula más gruesa de lo común para impedir la deshidra-tación. Esto es evidente en los pencos o cabuyos (Furcraea andina y Agave americana), en los mortiñi-llos (Myrsine andina) y en el chivo caspi (Duranta triacantha).

Otra estrategia de supervivencia en el bosque seco es tener hojas pe-queñas y delgadas lo cual también evita la pérdida de agua. Este es el caso de las gramíneas que con sus hojas angostas y alargadas tienden a doblarse para reducir más aun su superficie de exposición. Los hele-chos son expertos en esta adapta-ción, enrollan sus hojas pequeñas

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Adaptaciones de las plantas a la sequía

Por Catalina Quintana M.([email protected])

Figura 1. Flores de Phaedranassa dubia.

Figura 2. Espinos cubriendo tallo y frutos en Opuntia soederstromiana var. veintimiglia.

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para evitar la transpiración. Los algarrobos (Acacia macracantha) y mimosas (Mimosa albida y Mimosa quitensis) tienen hojas compuestas sumamente divididas y delgadas. (Fig. 5)

Los pelos sobre hojas y tallos actúan como un “rompeviento” y reducen la transpiración provo-cada por el viento. Las hojas de las chirimoyas (Annona cherimola), margaritas (Onoseris hyssopifolia),

quishuares (Buddleja bullata) y las flores de las salvias (Salvia quitensis, S. humboldtiana y S. sagitata) presen-tan esta estrategia. (Fig. 6)

Las raíces también se adaptan a la sequía. Por ejemplo muchos árboles y arbustos siempre verdes del bosque seco, presentan raíces superficiales para captar el agua de las lluvias ligeras y raíces pro-fundas para captar el agua subte-rránea. Este es el caso de los cho-

lanes, los algarrobos, las guabas (Inga insignis), las chilcas (Baccharis latifolia) y las chamanas (Dodonaea viscosa). (Fig. 7)

Las hierbas anuales logran so-brevivir a la sequía ya que restringen su ciclo de vida a los meses húme-dos, en los que florecen y fructifi-can; el resto del año solo existen sus semillas que fueron dispersadas an-tes de su muerte. Este es el caso de

Figura 3. Echeverria quitensis mostran-do sus hojas que actúan como cister-nas de agua.

Figura 4.Furcraea andina con sus hojas cubiertas por cutículas duras.

Figura 5. Duran-te los períodos secos Astrolepis sinuata curva sus hojas para evitar deshidra-tarse.

Figura 6. Flores de Onoseris hyssopifolia con sus hojas con el envés blanquecino cubierto de pelos.

Figura 7. Los árboles de Quishuar lucen verdes durante todo el año gracias a sus raíces superficiales y profundas.

las salvias, ñáchag (Bidens andicola) y las margaritas del bosque interandi-no seco. (Fig. 8)

Figura 8. Durante los meses húmedos las hierbas anuales provocan una explosión de flores tal es el caso de Bidens andicola.

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Muchas plantas perennes del bosque seco lucen muertes duran-te varios meses al año. En reali-dad se encuentran en un período de latencia que se rompe con las primeras lluvias. Es el caso de las gramíneas cuyas hojas reverdecen con las primeras lluvias. Muchos árboles y arbustos pierden la ma-yoría de sus hojas en la época seca y las reponen en el período llu-vioso; entre estos están los noga-les ( Juglans neotropica), chirimoyas (Annona cherimola) y guabas. No se han registrado para la zona Inte-randina especies totalmente deci-duas como ocurre en los bosques secos de la costa.

Una adaptación fisiológica a la sequía se encuentra en las gramí-neas, orquídeas, bromelias y cra-suláceaes suculentas. Todas estas realizan fotosíntesis mediante un mecanismo conocido como Me-tabolismo del Ácido Crasuláci-co (CAM). En este mecanismo el CO2 del ambiente es captado y fijado durante la noche lo cual permite a las plantas mantener cerrados sus estomas durante el día y así evitar la pérdida de agua. Este tipo de metabolismo es más eficiente en ambientes donde ocu-rre una amplia variación diaria de temperatura. En los bosques inte-randinos la temperatura puede va-riar entre 25-30°C al medio día y entre 5-10°C en la noche. Durante las bajas temperaturas nocturnas el dióxido de carbono es fácil-mente almacenado como ácido, mientras en las mañanas calientes el CO2 fijado en el ácido crasuláci-co es utilizado para la fotosíntesis. De esta manera la planta no tiene necesidad de abrir los estomas du-rante el día. Si se prueba un pe-dazo de hoja de una planta CAM en la mañana será muy ácida, pero la acidez irá disminuyendo con el pasar del día. Esto es una señal de que el ácido se va degradando en el transcurso del día para entregar

al cloroplasto el carbono necesa-rio para la fotosíntesis en el trans-curso del día. (Fig. 9)

Un grupo interesante de plantas presente en estos bosques son las poiquilohídricas, es decir, las que están en equilibrio con la humedad del ambiente. Estas plantas lucen muertas cuando les falta agua, pero

“resucitan” con las primeras llu-vias. Tal es el caso de los helechos (Cheilanthes myriophylla, Ch. bonarien-

sis, Pellaea ovata entre otros) y los musgos. (Fig. 10)

Gracias a estas y otras estrate-gias se puede crear una flora única y armoniosa, que posibilite la vida en medios áridos.

Figura 9. Las orquídeas al igual que otras plantas presentan el metabolismo del ácido crasulácico como un mecanismo de ahorro de agua.

Figura 10. Cheilanthes myriophylla durante la época lluviosa con sus hojas totalmente extendidas.

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Macrolobium acaciaefolium de la fa-milia Caesalpiniaceae es la especie característica y dominante del bos-que inundado (igapó) en el área de la Laguna Grande en la Reserva Cuyabeno. Es increíble cómo es-tos árboles pueden vivir en el agua al borde de la laguna y en el labe-rinto de los canales que forman el sistema lacustre en esta parte de la Amazonía ecuatoriana.

El régimen hídrico anual de la Amazonía norte del Ecuador, in-cluyendo Cuyabeno, presenta tres estaciones climáticas diferenciadas: una estación seca (diciembre-mar-zo), una estación lluviosa (marzo-junio) y una época de fluctuación en donde ríos y lagunas oscilan en-tre 1 y 3 metros en sus niveles de agua (julio-diciembre). En la época seca, la Laguna Grande puede se-carse completamente por el lapso de 2 a 4 semanas; mientras que en la época lluviosa el nivel de agua vol-verá a ser de 3 a 4 m.

UNA HISTORIA NATURAL DE MACROLOBIUM

Por Tjitte de Vries([email protected])

A c t u a l i d a d C i e n t í f i c a

El paisaje fascinante del bosque de Macrolobium

Figura 1. Mapa de la distribución de los 20 árboles de Macrolobium presentes en el cua-drante en octubre 2009 con Genipa, Astrocaryum y Bactris.

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En marzo de 1990, se estableció un cuadrante de 10 x 10 m en los márgenes de la Laguna Grande. En el sitio existían 4 arbolitos de Macrolobium acaciaefolium de 1.50 a 1.90 m de altura; también, un árbol de 3 m de altura y 0.13 m de diáme-tro a la altura del pecho (DAP).

En agosto de 1995, habían cre-cido 10 arbolitos de un tamaño de 1.03 a 2.80 m de altura; a más de los 4 árboles originales de 1990, su-mando un total de 14 árboles.

El 10 de octubre de 2009, con estudiantes del curso de Ecología, hicimos nuevamente un monitoreo de los árboles en el mismo cuadran-te, y contamos 22 árboles. El árbol que en 1990 tenía un DAP de 0.13 m tiene ahora una altura de aproxi-madamente 12 m y un DAP de 0.36 m (es decir, la circunferencia del tronco al nivel del pecho de más de un metro (113 cm). Esto quiere de-cir que en 19 años creció en grosor de 0.13 m hasta 0.36 m, un aumento de casi 3 veces. Los otros 19 árboles en el cuadrante fluctuaban en DAP entre 0.30 a 16.4 cm (en circunfe-

rencia entre 1.0 a 48 cm y en altura entre 0.70 a 5.50 m). Además de los 20 árboles de Macrolobium hay en el cuadrante 19 arbustos de Genipa americana y 2 especies de palmas, Bactris y Astrocaryum (Figs. 1 y 2).

En los alrededores, contamos 187 arbolitos de 10 cm hasta 1 m de altura (Tabla 1). La mayoría de un tamaño de 30 a 40 cm; lo cual indi-

caba que están en su primer año de vida (de �ries, 1997). �ino a nues-tra mente, entonces, una pregunta: ¿cuántos de estos pequeños no so-brevivirán? Pregunta que nos lleva a otra: ¿qué edad tienen los árboles grandes? (Fig. 3). Medimos un ár-bol con 3.31 m de circunferencia o sea 1.05 m de DAP. ¿Si en 19 años un árbol crece de 0.13 hasta 0.36 m

Figura 2. Cuadrante visto desde el borde de la laguna con arbolitos de Macrolobium marcados.

Figura 3. Árbol de Macrolobium de casi 3 m. de circunferencia.

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en grosor en cuantos años este ár-bol llegaría a 1.05 m? ¿Sería tam-bién 3 veces (3 x 0.36 = 1.08) o sea 60 años? O mejor no usar el DAP como una medida lineal y mejor pensar en el volumen del tronco y calcular 3 x 3 x 19 = 171 años. Hay árboles sobre los 8 metros de cir-cunferencia (DAP de 2.54 m). ¿Será que éstos tienen entre 300 ó 400 años? Futuras mediciones, segura-mente nos darán una respuesta.

El árbol de Macrolobium da vida al bosque de igapó, en el cual nadan delfines, pescan garzas, cormora-

nes y anhingas, que usan las ramas como sitio de descanso (Fig. 4). El Poto Grande (Nyctibius grandis) pone su único huevo sobre una rama; cuando lo incuba, parece un palo seco, bien camuflado (Fig. 5). Hay una gran variedad de epífitas (orquídeas, anturiums, helechos y hasta una especie de cactus) que crecen sobre las ramas de Macrolo-bium (Fig. 6).

Plantas pequeñas pueden sobre-vivir los primeros años de su vida bajo el agua, y crecen cuando las aguas bajan en las épocas de fluc-

tuación y sequía (de �ries, 1997). En enero o febrero la Laguna Grande puede secarse por comple-to, hay que verlo para creerlo: ¡desa-parece el nivel de agua de 3 a 4 m! En esta época, las plantitas crecen, pero también los gigantes caen en un suelo flojo y quebrantado; pues, las raíces no resisten.

¡De esta manera, una historia natural de una vida que tuvo más de 200 años se termina!

Literatura consultadade �ries, Tj. 1997. Crecimiento de plántu-

las de Macrolobium acacaeifolium (Benth.) Benth. (Caesalpiniaceae), en el igapó de la Laguna Grande, Cuyabeno, Ama-zonia ecuatoriana. En: �alencia R. y H. Balslev (eds.).Estudios sobre diver-sidad y ecología de plantas, pp. 275-278. Centro de Publicaciones, PUCE, Quito.

Figura 4. Pilherodius pileatus, garza descansando en el bosque de Macrolobium.

Figura 6. Epífita, una orquídea Epidendrum.

Figura 5. El Poto Grande anidando sobre una rama de Macrolobium.

Tabla 1. Medidas de los 187 arbolitos de Macrolobium, presentes en los alrededores del cuadrante.

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El grupo de los mamí-feros es muy intere-sante en cuanto a su diversidad y biogeo-grafía. Pese a que es un grupo de animales muy estudiado, resulta curioso que cada año

se sigan descubriendo y describiendo especies nuevas. La mayoría de nue-vos registros corresponde a órdenes de micromamíferos como roedores, qui-rópteros y soricomorfos. En el mundo la clase Mammalia registra 5 418 espe-cies (Wilson y Mittermier, 2009) de los cuales 2 277 son roedores y 1 116 son murciélagos, siendo estos dos órdenes responsables de más del 60 % de la di-versidad mundial.

En el Ecuador la Mastozoología (rama de la zoología dedicada al estu-dio de mamíferos) lleva pocas décadas de estudios sistemáticos. En 1991, el Dr. Luis Albuja publica, como parte de la Lista de �ertebrados del Ecuador de la Revista Politécnica, la cifra de 324 especies. Una década y media más tarde Tirira (2007) reporta 382 especies para el país lo que representa un aumento de casi el 18 %. En la actualidad, la fau-na del Ecuador sigue incrementándose de manera sostenida, lo que nos lleva a pensar que para finales de este año estaremos rondando las 400 especies de mamíferos.

¿Cómo se registran las especies para el Ecuador? Pues de varias for-mas: los mastozoólogos descubren, en trabajos de campo, especies que nunca

fueron observadas con anterioridad, pero también algunas de ellas estuvie-ron siempre presentes, “escondidas” en complejos de especies poco estudiadas; otras representan especies que habían sido reportadas solamente en países vecinos hasta que fueron descubiertas también en el Ecuador. �amos a ver algunos ejemplos.

Uno de los casos más conocidos es el del reporte de una población de la vizcacha de montaña (Lagidium perua-num) en el Cerro Ahuaca, cerca de Ca-riamanga en la provincia de Loja por Werner y colaboradores en 2006. Este hallazgo es sumamente interesante ya que la familia Chinchillidae, abundante en los Andes chilenos, argentinos y bo-livianos hasta el sur del Perú no había sido reportada para la parte norte de la cordillera, y la población más cercana de esta especie (si se trata de la misma) se ubica en la zona de la Puna, en los Andes centrales del Perú. Los propios autores sugieren cautela al tratar con la especie ya que trataron a los individuos de la población lojana como miembros de esta especie a falta de estudios mole-culares que revelen las verdaderas rela-ciones filogenéticas de la familia.

Otras especies de roedores, más pe-queños, están siendo estudiadas en la actualidad en busca de su descripción como especies nuevas. Investigadores en Canadá, Estados Unidos y nuestra universidad se encuentran revisan-do material de los géneros Akodon, Neacomys y Neusticomys (todos de la fa-milia más diversa de ratones neotropi-

cales, los cricétidos) que presentan evi-dencia de ser especies nuevas o nuevos registros para el país y serán publicados en el transcurso del año.

Pero es en el grupo de los micro-mamíferos voladores, los murciélagos, en los que mayor cantidad de descubri-mientos se han realizado en los últimos años para el país. En 2001, un grupo de científicos del Museo de Zoología de la PUCE (QCAZ) y la Universidad Técnica de Texas, entre los cuales se encontraba nuestro recordado compa-ñero y amigo René Fonseca, visitaron varias localidades del occidente ecuato-riano, descubriendo entre sus capturas algunas especies de murciélagos que no habían sido descritas por la ciencia. El año 2007, en conmemoración del naturalista Oliver P. Pearson se publica un número especial de la serie Zoolo-gía, The Quintessential Naturalist en el cual se incluye un artículo de Fonseca y colaboradores con la descripción del murciélago orejudo de Giovanni, Mi-cronycteris giovanniae, de la zona de San Lorenzo, Esmeraldas. Este es un es-pécimen único nombrado en honor al escritor y poeta Nikky Giovanni sobre la base de características morfológicas, cariotípicas y moleculares.

En el 2009, Baker y colaboradores (uno de los cuales es otro de nuestros compañeros del QCAZ, Juan Pablo Carrera) describen una nueva especie de murciélago de bonete, original-mente catalogada como Eumops glau-cinus. Gracias a análisis cariotípicos, una pequeña serie de especímenes de

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¿Mamíferos? Casi 400 especies… y contando

Por Santiago F. Burneo ([email protected])

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19 Actualidad Científica

la provincia del Guayas (Cerro Blanco y la Isla Puná) y de Piura (Perú) fue separada de este complejo de especies recibiendo el nombre de Eumops wilsoni (en honor a Don E. Wilson, reconoci-do mastozoólogo del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smi-thsoniano en Washington). Los holoti-pos de estas especies están depositados en el QCAZ (Micronycteris giovanniae, QCAZ-7200; Eumops wilsoni, QCAZ-10600).

Gracias a estudios moleculares similares, en el 2008, Baird y colabo-radores descifraron las relaciones fi-logenéticas del complejo de especies Rhogeessa tumida, que para el Ecuador permanecía con el nombre putativo de R. io. Determinaron que las especies de R. io tenían un cariotipo similar a la especie R. genowaysi de México, pero eran genéticamente distintas y biogeo-gráficamente separadas; además, estos individuos eran distintos (genética y cariotípicamente) de los R. io del nor-te de Sudamérica. Toda esta evidencia permitió elevar a la subespecie ecuato-riana a la categoría de especie, bajo el nombre de Rhogeessa velilla descrita ori-ginalmente por Thomas en 1903 (mur-ciélago amarillo pequeño ecuatoriano, como subespecie) en base a especíme-nes de la provincia del Guayas.

Dos murciélagos nectarívoros del género Lonchophylla han ingresado re-cientemente a la mastofauna del Ecua-dor. Woodman, en el 2007, basándose en evidencia morfológica en relación a medidas craneales y corporales, define que existe una forma intermedia entre los murciélagos de este género grandes y aquellos más chicos. El holotipo de la nueva especie, Lonchophylla fornicata (en alusión al arco posterior del paladar) corresponde a un espécimen del �alle del Cauca, en Colombia, e incluye entre los paratipos a un espécimen colectado por T. J. McCarthy en el túnel del tren en Lita, provincia de Imbabura.

Por otro lado, el mismo Neal Wo-odman había descrito en 2006 la es-pecie Lonchophylla pattoni, sobre la base de un único espécimen de la Reserva

Cusco Amazónico en el departamen-to Madre de Dios en Perú; Mantilla y Colaboradores (2009) reconocieron a esta especie entre los individuos que habían sido colectados en una expedi-ción del QCAZ y TTU en la Hostería Safari, provincia del Pastaza en 2001. Los especímenes fueron identificados originalmente como L. thomasi, cuan-do esta nueva especie todavía no había sido descrita, convirtiéndose este regis-tro en el segundo de la especie.

En un reciente trabajo en la pro-vincia del Pastaza los investigadores del QCAZ registraron por primera vez el género Lampronycteris en el Ecuador (Tirira et al., en prep., Fig.1), cuya dis-tribución extensa incluye como zonas más cercanas a nuestro país los bos-ques amazónicos del nororiente del Perú. Por otro lado, Carlos Boada, in-vestigador del QCAZ recolectó en la Cordillera del Cóndor, al suroriente del país un murciélago del género Sturnira perteneciente a un subgénero caracte-rizado por presentar solamente dos in-cisivos inferiores (a diferencia de cua-tro presentes en el resto de especies del

género). Análisis moleculares llevados a cabo por Raquel Marchán han reve-lado que no corresponde ni a la especie Sturnira bidens, de partes más elevadas de los Andes ecuatorianos, ni a S. nana del Perú, correspondiendo, por lo tan-to, a una nueva especie para la ciencia que se encuentra ya en proceso de des-cripción.

Paul �elazco, del Field Museum of Natural History de Chicago, ha trabaja-do varios años en el complicado género de murciélagos insectívoros Platyrrhin-us habiendo propuesto ya varias espe-cies nuevas para el Ecuador al listado de 2007. En un trabajo más reciente (2009) en colaboración con Alfred Gardner del Museo Nacional de His-toria Natural, se reconoce una nueva especie para el género en el Ecuador, P. nitelinea, de las provincias de El Oro y Guayas, además de otras localidades del occidente colombiano. La especie recibe su nombre por la marcada línea blanca que atraviesa su espalda.

Otros ejemplos de recientes adi-ciones de murciélagos a la fauna ecua-toriana incluyen una nueva especie

Figura 1. Lampronycteris brachyotis registrado por primera vez por investi-gadores del QCAZ en la provincia del Pastaza.

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20 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

de Peropteryx (pallidoptera en relación a la coloración casi transparente de las alas) cuya descripción se encuentra en prensa basándose en especímenes co-lectados en el Parque Nacional Yasuní por Burton Lim y colaboradores del Museo Real de Ontario, en Canadá, y la validación de la especie Cynomops abrasus (Gardner, 2007) considerado previamente para el Ecuador como C. greenhalli. El propio Alfred Gardner (2007) menciona que existen varias es-pecies que se esperaría encontrar en el Ecuador ya que se encuentran en eco-sistemas continuos de países vecinos; algunas de estas especies son Carollia benkeithi, Anoura cadenai, Anoura latidens y Diclidurus ingens (este último reciente-mente reportado por Mantilla y cola-boradores en el Chocó Colombiano).

Pero existe además una fuente no explorada de diversidad de murciéla-gos para el Ecuador. Tradicionalmente los inventarios quiropterológicos han usado redes de neblina como método de captura estándar, con un limitante ya que este tipo de trampas se ubican generalmente en el sotobosque y, en muy pocos casos, en el subdosel de los bosques. Este tipo de ambientes

son apropiados para el vuelo de varios gremios de murciélagos frugívoros y nectarívoros, y podrían resultar apro-piados para algunas especies de in-sectívoros y carnívoros de interior de bosque. Pero existen muchas especies de murciélagos, principalmente insec-tívoros, que vuelan por sobre el dosel del bosque y han sido reportados en el país gracias a que han sido capturados en sus refugios (cuevas, túneles, cons-

trucciones humanas) o en redes sobre lechos de agua a los que estos anima-les descienden para hidratarse. Esta limitación en el muestreo seguramente ha resultado en que muchas especies de quirópteros que, posiblemente se encuentren en nuestro país, no hayan sido reportadas todavía por la falta de métodos de registro que sean dirigidos especialmente al espacio de vuelo so-bre el dosel.

Familia Especie Distribución cercana conocida (Gardner, 2007)

Emballonuridae Diclidurus ingens Zona oriental de Colombia (recientemente reportado en el Chocó colombiano.

Emballonuridae Saccopteryx canescens Suroriente de Colombia y Noriente de Perú

Molossidae Cynomops planirostris Suroriente de Colombia y Noriente de Perú

Molossidae Eumops trumbulli Suroriente de Colombia y Noriente de Perú

Molossidae Molossus pretiosus Colombia, a lo largo de la frontera con el Ecuador

Molossidae Molossus sinaloae Colombia, con un solo registro en el Perú

Molossidae Nyctinomops aurispinosus Colombia y Perú

Molossidae Nyctinomops laticaudatus Colombia, con un solo registro en el Perú

Molossidae Tomopeas ravus Noroccidente del Perú (Figura 2)

Mormoopidae Pteronotus davyi Dos poblaciones conocidas, una en Perú y otra desde Colombia al norte (Figura 2)

Mormoopidae Pteronotus gymnonotus Dos poblaciones conocidas, la del Perú alcanza la frontera del Ecuador (Figura 2)

Mormoopidae Pteronotus personatus Dos poblaciones conocidas, una desde Perú hacia el oriente y otra desde Colombia al norte

Vespertilionidae Eptesicus fuscus Andes de Colombia

Vespertilionidae Histiotus humboldti Poblaciones aisladas en el suroccidente de Colombia (Figura 2)

Vespertilionidae Lasiurus cinereus Islas Galápagos, en el continente en Perú y Colombia

Figura 2. Algunos ejemplos de distribuciones conocidas de especies de murciélagos que se espera estén presentes en el Ecuador.

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21 Actualidad Científica

Como ejemplo, en el Ecuador se han reportado el 56% de las especies de la familia Phyllostomidae (la única con representantes frugívoros y nectarívo-ros), pero solamente entre el 18 – 20% de las familias Mormoopidae, Molos-sidae (insectívoros) y Emballonuridae (principalmente insectívoros).

La tabla anterior presenta algunas especies insectívoras cuya distribución sería esperada en el Ecuador, basada en la cercanía de su presencia en países ve-cinos, pero que no han sido registrados todavía en ningún estudio. En ensayos utilizando técnicas de modelamiento predictivo de distribución de especies se ha comprobado que no tendrían li-mitaciones climáticas para ocupar am-bientes dentro del territorio continen-tal ecuatoriano equivalentes a los que usan en su distribución conocida.

En el presente año, el QCAZ ha empezado un proyecto de detección de llamadas de ecolocación de murcié-lagos, usando detectores de ultrasoni-do especializados y software estándar

para su análisis (Fig. 3). Basándonos en el hecho de que los sonidos que emiten los murciélagos tanto para orientarse como para localizar y perseguir a sus presas, tienen componentes evolutivos, podríamos descifrar patrones particu-lares de ciertos grupos taxonómicos (familias, géneros) e incluso identificar ciertas especies mediante su patrón so-noro, sin necesidad de que los indivi-duos sean capturados (Fig. 4).

Trabajos similares realizados re-cientemente en Bolivia (Siles y Terán, 2007) han permitido registrar la pre-sencia de numerosas especies de mur-ciélagos no filostómidos (los que son capturados con mayor facilidad usan-do redes de neblina) pertenecientes a las familias Molossidae, �espertilioni-dae y Emballonuridae. En �enezuela (Ochoa et al., 2000) en una localidad con trece especies de murciélagos co-nocidas, al emplear métodos acústicos, se registraron sonogramas correspon-dientes a 30 especies adicionales.

Con esta investigación, auspiciada

por la PUCE, esperamos que muchas especies no reportadas previamente para el Ecuador sean registradas me-diante métodos acústicos en los próxi-mos meses, con lo cual seguiríamos aportando conocimiento de la verda-dera diversidad faunística del Ecuador que, al parecer, todavía tiene muchas sorpresas que depararnos.

Literatura consultadaWilson, D. E. y R. A. Mittermeier

(Eds.). 2009. Handbook of the Ma-mmals of the World. �ol 1. Carni-vores. Lynx Ediciones, Barcelona.

Tirira, D. 2007. Guía de Campo de los Mamíferos del Ecuador. Ediciones Murciélago Blanco, Quito.

Gardner, A. L. (Ed.). 2007. Mammals of South America, �olume 1 Mar-supials, Xenarthrans, Shrews, and Bats. The University of Chicago Press, Chicago.

Ochoa, J., M. J. O’Farrell y B. W. Miller. 2000. Contribution of accoustic methods to the study of insectivo-rous bat diversity in protected areas from northern �enezuela. Acta Chiropterologica 2(2):171–183.

Nota: Literatura Citada disponible en la Sección Mastozoología del QCAZ.

Figura 3. Pamela Rivera, estudiante de la PUCE, grabando los sonidos emitidos por murciélagos en la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno.

Figura 4. Diferencias en la frecuencia (eje y) sobre tiempo (eje) en sonogramas de dos especies de murciélagos embalonúridos (Rhynchonycteris naso arriba, Saccopteryx bilineata abajo).

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22 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

El Museo de Zoología de la Pontificia Uni-versidad Católica del Ecuador (QCAZ) cumplió 40 años. A continuación proveo una síntesis cronoló-gica de algunos hitos

históricos en el desarrollo del Área de �ertebrados y finalmente comen-to brevemente sobre este proceso.

1969 a 1981: un comienzo ornitológico

Entre 1969-70, el Dr. Fernando Ortiz Crespo (1942-2001), recono-cido científico y conservacionista, organizó las colecciones del Área de �ertebrados que era parte del Departamento de Ciencias Bioló-gicas, el cual a su vez era parte del Instituto de Ciencias de la PUCE, la cual tuvo apoyo de Saint Louis University, y fondos de AID (U. S. Agency for International Develop-ment).

Ortiz obtuvo su Ph. D. en la Universidad de California, Berke-ley, USA, en 1980. Fue profesor universitario, pionero de la conser-vación, cronista, divulgador de la ciencia. Su actividad científica tuvo énfasis en la ornitología y especial-mente en el estudio de los colibríes, sobre los cuales se publicó (luego de su trágica desaparición) su ma-yor obra: Historia natural de unas aves casi sobrenaturales. Ortiz dirigió y organizó las colecciones de ver-tebrados hasta el primer año de la

década de los ochenta. Al final de este periodo, el entonces estudian-te Eduardo Asanza —conocido por sus estudios pioneros de cai-manes y su lucha para la conserva-ción de la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno— ayudó con la organización de los ejemplares museológicos.

En 1976, se incorporó al Área de �ertebrados Tjitte de �ries, ornitó-logo y ecólogo holandés radicado en Ecuador desde 1965, fecha en la cual arribó (a través de un progra-ma de la UNESCO, para el fortale-cimiento de la Estación Científica Charles Darwin) para participar en el estudio y la conservación de las islas Galápagos. Tras culminar (1973) estudios de doctorado en la Universidad Libre de Amsterdam, Holanda, en los que se especializó en el estudio de aves volvió a Ga-lápagos (con apoyo de WWF) y dirigió el trabajo de campo de va-

rios estudiantes de tesis del Depar-tamento de Ciencias Biológicas de la PUCE. Aunque el tema de su in-vestigación se ha centrado en aves rapaces, también ha dirigido inves-tigaciones sobre ecología e historia natural de muchas especies de ver-tebrados. Actualmente, es uno de los profesores que más ha dirigido tesis de licenciatura en la PUCE, pues se cuentan más de 100.

Entre 1969 y 1981, los ejempla-res de vertebrados se utilizaron para fines didácticos, aunque también se almacenaron unos pocos (princi-palmente aves) para uso científico. Estas colecciones fueron parte del Museo de Zoología, el cual inicial-mente ocupó un área de 40 m2. En el QCAZ, fueron depositadas copias (87 ejemplares) de recolec-ciones valiosas de aves, realizadas en 1977 en la Amazonia ecuato-riana, en la región de Limoncocha por Dan Tallman y Erika Jansic de

A c t u a l i d a d C i e n t í f i c a

40 Años de Historia del Área de Vertebrados del QCAZ

Por Luis A. [email protected]

1966. Fernando Ortiz Crespo (23 años) en Saint Louis University, USA, dos años antes de su llegada al Ecuador. Foto tomada de Saint Louis University Magazine, 1966.

(Historia en imágenes: http://zoologia.puce.edu.ec/historia.aspx)

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23 Actualidad Científica

Tallman de Los Angeles State Uni-versity, USA, y quienes documenta-ron la presencia de 464 especies en la zona. Sobre la base de aquellos estudios y recolecciones se recono-ció a Limoncocha como uno de los sitios con mayor diversidad de aves en el mundo.

1982 a 1991: “recolectar, recolectar, recolectar…”

En 1981 se incorporó al enton-ces Departamento de Ciencias Bio-lógicas de la PUCE el entomólogo, agrónomo y misionero religioso italiano Giovanni Onore, quien fue el promotor de las colecciones para uso científico. En la década entre 1982 y 1991, Onore dirigió las ac-tividades tanto del Área de Inver-tebrados como del Área de �erte-brados del QCAZ. Paralelamente Tjitte de �ries centró su atención en investigaciones ecológicas y de historia natural. En esta época se destacó la colaboración de becarios y voluntarios del museo tales como Rodrigo Sierra, Luis A. Coloma, Stella de la Torre, Felipe Campos Yánez, entre otros.

Onore trabajó en la PUCE como Curador de entomología, profesor e investigador entre 1981 y 2006. Actualmente, dirige la Fundación Otonga. Sus aportes científicos, académicos, conservacionistas y hu-manistas son numerosos y valiosos y están reseñados en el libro: Vida de Giovanni Onore, el héroe nunca canta-do escrito por César Enrique Jáco-me. Su aporte a la Entomología lo resumen Barragán et al. (2009). Sus recolecciones de vertebrados (espe-cialmente anfibios y reptiles) duran-te la década de los ochentas tienen un valor intangible, pues contribuyó substancialmente y sentó las bases para su crecimiento y organización. Onore revitalizó la documentación de la diversidad biológica de verte-brados del Ecuador, no solamente por sus recolecciones sino también por los conocimientos, entusiasmo

y motivación que transmitió a una generación de jóvenes estudiantes ecuatorianos. Esta renovada era se basó en el incremento del interés por la biología de campo, la tenaz exploración del territorio ecuatoria-no y la recolección de ejemplares y su conservación en los museos.

Durante este periodo, el Área de �ertebrados ocupó nuevos espacios (en 1984) de aproxima-damente 100 m2, en el edificio construido para el entonces De-partamento de Ciencias Biológicas. Onore recolectó (con la ayuda de campesinos, colonos y estudian-tes) cerca de 23 000 ejemplares de anfibios y reptiles. La mayor parte de ellos provenían de zonas como San Francisco de las Pampas, al-rededores de Santo Domingo de los Tsáchilas y Coca, las cuales en aquellos años estaban siendo de-vastadas por la colonización, ex-plotación maderera y agricultura intensiva. Estos ejemplares fueron depositados en el Muséum d´Histoire Naturelle de Genève y copias en el QCAZ, mediante un convenio de cooperación con la PUCE. A tra-vés de estas recolecciones se des-cribieron y continúan describién-dose numerosas nuevas especies. Adicionalmente, las recolecciones realizadas por Onore en la región Andina durante la década de los ochentas proveyeron de datos cla-ve, posteriormente utilizados para documentar las extinciones catas-

tróficas de anfibios y plantear hi-pótesis que explicarían sus causas.

1991 a 2001: ¡a publicar!En 1991 y hasta el 2001, el Área

de �ertebrados estuvo bajo la di-rección de Luis A. Coloma, quien fue estudiante de los zoólogos pio-neros Gustavo Orcés �illagómez (1902-1999), Ortiz, Luis H. Albuja �. y Onore en el Departamento de Ciencias Biológicas de la PUCE. Coloma se especializó en sistemá-tica y ecología (con énfasis en los anfibios) bajo la dirección del afa-mado herpetólogo norteamericano William E. Duellman del Museo de Historia Natural de la Universi-dad de Kansas (KU). Este último abrió las puertas de KU también a otros ecuatorianos (Santiago R. Ron, Omar Torres-Carvajal y Juan Manuel Guayasamin), quienes rea-lizaron estudios de maestría y PhD bajo su tutela y la de Linda Trueb, a la vez que se mantuvo y continúa una estrecha relación de coopera-ción científica.

Durante los años noventa, las colecciones de vertebrados y su in-fraestructura física se incrementa-ron y reorganizaron mientras que paralelamente se desarrollaron los Laboratorios de Herpetología y Mastozoología en estrecha relación con los museos. Las recolecciones tanto de investigadores ecuatoria-nos como extranjeros empezaron a ser depositadas en su totalidad en el

1987. Izquierda a de-recha: Giovanni Onore, Helmut Zimmermann, Elke Zimmermann, Luis A. Coloma. Visita de investigadores alemanes (expertos en Dendrobatidae) al QCAZ.

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24 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

QCAZ y se envíaron para estudios en el exterior bajo la modalidad de préstamo o intercambio. En el La-boratorio de Herpetología empezó en 1991 una colección de anfibios vivos con fines de investigación y conservación, los cuales fueron ini-cialmente mantenidos y estudiados por Gloria M. Correa, Alexandra Quiguango-Ubillús, Néstor Acos-ta-Buenaño e Italo G. Tapia. Este último ingresó en el 2000 a formar parte del personal permanente en el Laboratorio de Herpetología y se hizo cargo de la administración de la colección herpetológica (ejem-plares de museo y anfibios vivos), a la vez que ha contribuido noto-riamente con trabajos de campo y recolecciones de anfibios y reptiles.

En este periodo se inicia una era pionera de producción científi-ca basada en ejemplares del museo. Las colecciones de vertebrados son incrementadas y utilizadas por estu-diantes de tesis de Licenciatura de la PUCE. Entre los estudiantes ecua-torianos en la sección de mastozoo-logía cabe destacar las contribucio-nes de Diego Tirira S. (entre 1990 y 1999) y Pablo Jarrín �alladares (entre 1999-2001), quienes organizaron la sección mastozoológica y realizaron recolecciones, estudios y publicacio-nes. Las colecciones también fueron usadas por numerosos investigado-res de universidades y museos del mundo con quienes se establecieron relaciones de cooperación. Entre los investigadores extranjeros con quie-nes se iniciaron colaboraciones en mastozoología está Natan Muchha-la y en herpetología destacan Stefan Lötters, Laurie J. �itt, Morley Read, Eugene Kramer, Pedro M. Ruiz-Carranza (1932-1998), Chris W. Funk, entre otros.

Con el apoyo de Onore empe-zó una serie de publicaciones y li-bros del QCAZ, bajo el título de Publicaciones del Centro de Bio-diversidad y Ambiente —Centro que tuvo la coordinación de Die-

go Lombeida, Gloria Correa, Ruth Boada y �erónica Cano y servía de apoyo en la gestión de los proyec-tos de Zoología—. Esta serie que actualmente cuenta con 20 publi-caciones incluye varias de vertebra-dos: Lagartijas de Cuyabeno; Biología, sistemática y conservación de los Mamífe-ros de Ecuador, Mamíferos de Ecuador, Ecuador megadiverso: anfibios, reptiles, aves, mamíferos, Mamíferos en la niebla, Animales que cantan y encantan, y Sa-pos, Ecuador sapodiverso.

2001…: un Banco de Genoma y el Retorno de Cerebros

Los museos y laboratorios de herpetología son dirigidos entre el 2001 y 2008 por Coloma, mien-tras que los de mastozoología entre el 2001 y el presente por Santiago Burneo. Entre el 2001 y 2008 el Área de �ertebrados se divide en las secciones de ictiología, herpe-tología, ornitología y mastozoolo-gía. Durante esta última década se consolidan laboratorios y museos de las secciones de herpetología y mastozoología. Progresivamente el número de proyectos crece al igual que las colecciones, el espacio físico (~ 700 m2), equipamiento y perso-nal. También se desarrolla el Banco de genoma con el apoyo inicial de UCODEP (Unità e Cooperazione per lo Sviluppo dei Popoli). Este reservorio de material genético es actualmente el mayor banco de re-cursos genómicos de anfibios, rep-tiles, aves y mamíferos del Ecuador (~ 26 000 muestras).

Santiago Burneo obtuvo la Li-cenciatura en Ciencias Biológicas en la PUCE y realizó estudios de Biología de la Conservación en la Universidad Internacional de An-dalucía, España. Sus temas de inte-rés son la Mastozoología, Conser-vación y Sistemas de Información Geográfica. Burneo también tomó a su cargo el mantenimiento de las colecciones ictiológica y ornitoló-gica. En el área mastozoológica se destacan los aportes del entonces estudiante de la PUCE René Fon-seca (1976-2004), quien falleció trágicamente en Ecuador mientras cursaba estudios de maestría en la Universidad de Texas Tech.

Jóvenes investigadores ecuatoria-nos se sumaron al personal del Área de �ertebrados: Néstor Acosta-Bue-naño (Licenciado en Ciencias Bioló-gicas y Magister en Administración de Empresas en la PUCE), quien en el 2003 toma a cargo la bioinformá-tica, administración de bases de da-tos y otras tareas administrativas de la sección de herpetología. A partir del 2004, Diego Almeida Reinoso (doctorado en la Universidad Cen-tral del Ecuador) colabora como administrador de la colección de an-fibios vivos y su interés se centra en el manejo ex situ de anfibios en pe-ligro de extinción. María Alejandra Camacho (Licenciada en la Escuela de Biología de la PUCE) forma parte de la sección de mastozoología (des-de el 2007) como administradora de las colecciones. En este periodo también colaboraron en varios pro-

2003. Izquierda a derecha: Pablo Jarrín Valladares, Sebastián Tello, Santiago Burneo, Robert Baker, Juan Pablo Carrera, René Fonseca. 83th American Society of Mammalogist Meeting, Lubbock, Texas.

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25 Actualidad Científica

yectos de la sección de herpetología Martín R. Bustamante (entre 2000-2008) y Andrés Merino �iteri (entre 2000-2006), quienes realizaron in-vestigaciones sobre declinaciones de anfibios y participaron en la produc-ción de la exhibición pública “Sapari, aventúrate en un mundo de sapos”, la cual tuvo notable éxito en Ecuador.

En años recientes, la infraes-tructura humana del Área de �er-tebrados se fortifica por el retorno de una generación de estudiantes ecuatorianos especializados al nivel de PhD en universidades del exte-rior y quienes se incorporan perma-nentemente a la PUCE.

Santiago R. Ron formó parte de la sección de herpetología entre 1998 y 2001 y retornó e incorporó definitivamente en el 2007. Realizó estudios de maestría en KU y de PhD en la Universidad de Texas. Actualmente, realiza investigación y docencia y desde el 2009 toma la posta como Curador de las co-lecciones de anfibios. Sus áreas de interés incluyen la sistemática y bio-diversidad de anfibios del Neotró-pico, las declinaciones de anfibios en el Ecuador, la evolución de la comunicación y selección sexual en los cantos de las ranas.

Pablo Jarrín �alladares forma parte de la sección de mastozoolo-gía desde el 2007, después de reali-zar estudios en el Centro de Eco-logía y Biología de la Conservación del Departamento de Biología en la Universidad de Boston. Actualmen-te finaliza su tesis de PhD y realiza investigación sobre evolución y lí-mites entre las especies. Además, es el Director Académico de la Esta-ción Científica Yasuní.

Juan Manuel Guayasamín for-ma parte de la sección de anfibios desde el 2008, después de realizar estudios de PhD en KU. Realiza docencia e investigación sobre sis-temática, evolución, historia natu-ral y conservación de anfibios.

Elisa Bonaccorso es investi-

gadora y Curadora de la colección ornitológica desde el 2008. Realizó sus estudios de PhD en KU. Co-labora en aspectos de bioinformá-tica de vertebrados y sus áreas de interés son biogeografía, ecología, evolución, conservación de aves y modelos ecológicos predictivos.

Omar Torres-Carvajal es inves-tigador y Curador de la colección de reptiles desde el 2009. Realizó sus estudios de PhD en KU y de post-doctorado en el Smithsonian Insti-tution. Realiza docencia e investi-gación sobre sistemática, historia natural, evolución y conservación de reptiles.

Otros investigadores y personal asociados actualmente y tempo-ralmente a través de proyectos al área de vertebrados se indican en la página web del QCAZ (http://zoologia.puce.edu.ec). Ellos y los investigadores permanentes con-formamos un equipo de cerca de 40 personas.

Es loable la cooperación cientí-fica y académica durante esta épo-ca en la sección herpetológica con David C. Cannatella de la Uni-versidad de Texas en Austin (UT), mientras que en la sección de mas-tozoología con Robert Baker de la Universidad de Texas Tech (UTT). Como parte de esta cooperación, ellos han apoyado a estudiantes ecuatorianos de la PUCE para rea-lizar estudios de maestría y PhD. Entre ellos están Santiago R. Ron (UT), Juan Carlos Santos (UT), Mónica Guerra (UT), René Fon-seca (UTT), C. Tamara Enríquez (UTT), Juan Pablo Carrera (UTT), Miguel Pinto (UTT) y M. Raquel Marchán (UTT).

También hay que resaltar la co-operación científica con J. Alan Pounds, investigador del Centro Científico Tropical en La Reser-va Biológica Monteverde en Costa Rica, con quien el equipo de inves-tigadores de anfibios de la PUCE realizó varias publicaciones. En

particular, en el 2007 Pounds, el equipo de la PUCE y otros inves-tigadores extranjeros publican en la Revista Nature uno de los artículos científicos sobre anfibios más cita-dos en el mundo: “Widespread am-phibian extinctions from epidemic disease driven by global warming”. En este se plantea una hipótesis que atribuye al calentamiento global la culpa de gatillar la emergencia de enferme-dades letales y responsables de ex-tinciones masivas y repentinas de anfibios ocurridas desde mediados de los ochentas.

En el 2005 y paralelamente a la Cumbre mundial de los anfibios realizada en Washington, se ela-bora el Plan estratégico para la in-vestigación y conservación de los anfibios del Ecuador (Balsa de los Sapos), el cual fue conceptualiza-do, gestionado y coordinado con el apoyo de �erónica Cano y Miguel A. Rodríguez. Como parte de uno de los seis grandes programas de este plan, en el 2006 se construye en la PUCE la infraestructura para el primer Centro de Investigación y Conservación de Anfibios en pe-ligro de extinción en Sudamérica (CICA), con el apoyo del Zoológico de Saint Louis, USA.

El área de bioinformática crece notablemente en esta última década y en el 2000 se inician las enciclo-

2007. Tjitte de Vries y placa de reconoci-miento de sus alumnos al cumplirse 100 tesis de licenciatura bajo su dirección.

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26 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

pedias electrónicas de libre acce-so sobre los anfibios y reptiles del Ecuador, AmphibiaWebEcuador y ReptiliaWebEcuador, las cuales actualmente se fortalecen mientras que paralelamente se desarrollan las de aves y mamíferos bajo el pro-yecto FaunaWebEcuador. También hay un incremento substancial en la producción científica; por ejemplo, investigadores del QCAZ produje-ron entre el 2005 y 2009 unas 10 publicaciones científicas anuales en revistas con procesos de arbitraje.

En el 2008, se forma un labo-ratorio molecular asociado al Área de �ertebrados, el cual actualmente cuenta con el apoyo de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT).

EpílogoEn estos 40 años de trajinar

pausado del Área de �ertebrados del QCAZ, ésta es hoy por hoy una de las más prestigiosas e importan-tes de América Latina, debido a sus museos, laboratorios, personal de alto nivel académico, producción científica y de divulgación.

�arios elementos positivos con-vergen y coadyuvan en tiempos re-cientes a su prosperidad. Por una parte, una nueva generación de bió-logos especializados en sistemática, evolución y ciencias afines retornan al Ecuador y son incorporados por la PUCE. Por otra parte, el estado

realiza mayores inversiones en cien-cia, sea a través de donaciones del 25% del impuesto a la renta o fi-nanciamiento de la SENACYT. Por ello, la investigación florece y está en manos de un creciente número de científicos emprendedores, con el talento y preparación necesarios para enfrentar desafíos nuevos y en consonancia con las revoluciones genómica y bioinformática.

No obstante, y a pesar del de-sarrollo alcanzado, la conservación de los vertebrados y su cimien-te, la biología de la conservación, agonizan frente a la expansión demográfica humana, su inmensa huella de destrucción ecológica, y la impávida reacción social sumida en una retórica conservacionista de no menos de dos décadas. Las nuevas amenazas a la biodiversi-dad como el irreversible cambio climático global y enfermedades emergentes se suman a la impara-ble destrucción y fragmentación de los hábitats, contaminación y otros factores. Estos peligros notorios ahondan aún más la actual crisis de biodiversidad manifiesta en ma-sivas declinaciones y extinciones especialmente de anfibios.

Esta crisis va muy por delante del desarrollo científico y tecnológi-co, por lo que algunos biólogos nos hemos visto obligados a transmutar nuestro quehacer a la biología de la extinción —aunque nos cueste re-

conocerlo—. Las necesidades nue-vas de investigación y conservación son inconmensurables y apremian-tes. La ciencia y sus fortalezas (por ejemplo, su capacidad predictiva) se ahogan en la inmensa brecha con la sociedad pues la comunicación de la ciencia apenas nace en el Ecua-dor, y ello a pesar del milagro de la evolución bioinformática.

Desafortunadamente, y pese a los progresos realizados, la capaci-dad de respuesta en cuanto a infra-estructura física y humana es y al parecer será insipiente en el corto y mediano plazo para satisfacer las nuevas demandas científicas y de conservación. Por tanto, se requie-re de un milagro o una revolución (pacífica, por supuesto) para cam-biar esta realidad. Dicha transfor-mación exige acelerar los procesos, incorporar ejércitos de biólogos na-cionales y extranjeros, construir in-mensas edificaciones de investiga-ción y conservación con tecnologías vanguardistas. Todo ello necesita enormes aportes financieros nacio-nales e internacionales, pero sobre todo atreverse a librar una batalla casi perdida y contra el reloj.

Literatura consultadaAnónimo. 1966. Report from Ecuador.

Saint Louis University is helping a South American University face the demands of the 20th century. Saint Louis University Magazine, 10 -13.

Arcos Terán, L. 1998. Orígenes, actividad y proyección de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Prospecto ge-neral, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Pontificia Universidad Ca-tólica del Ecuador, 12-25.

Maldonado, G. 1966. Instituto de Ciencias. Programa de Desarrollo, Oficina de Desarrollo. Pontificia Universidad Ca-tólica del Ecuador. 6 pp.

Barragán, A. R., O. Dangles, R. E. Cárde-nas y G. Onore. 2009. The history of entomology in Ecuador. Annales de la Société Entomologique de France, 45(4): 410-423.

2009. Personal del Área

de Vertebrados.

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27 Actualidad Científica

¿Por qué conservar la

biodiversidad

del Ecuador?

En Ecuador, como en cualquier otra parte del planeta, la bio-diversidad enfrenta masivos disturbios causados por activi-dades humanas para alcanzar las crecien-

tes demandas por comida, agua, madera, combustible y minerales. Algunos disturbios, tales como los cambios en el uso de la tierra, ocurren progresiva y predecible-mente. Otros, tales como aquellos relacionados al cambio climático, se llevan a cabo como incrementos en la frecuencia o magnitud de los impactos ambientales. La pérdida de hábitat en los trópicos se tra-duce directamente en pérdida de especies. La estimación de la tasa de pérdida de especies seguida por estos impactos ha probado ser di-fícil en los bien estudiados ecosis-

temas templados y casi imposible en países tropicales megadiversos. Hay pocos datos para Ecuador, principalmente en plantas y ranas, sin embargo estos son dramáticos. A lo largo de los últimos 250 años, de 19 a 46 especies endémicas de plantas se han extinguido y unas 155 especies encontradas por botá-nicos del siglo XIX, alrededor de la capital Quito, fueron recolectadas en bosques que ya no existen. Hasta la fecha, unas 282 especies, casi el 7 % de la flora endémica del Ecua-dor, califican como críticamente en peligro. En 40 años, entre 2 400 y 4 550 especies de plantas se predice que se «comprometerán a la extin-ción» en toda la cuenca amazónica. Con respecto a la fauna, 44 espe-cies de anfibios ecuatorianos han declinado en los últimos 20-40 años, con extinciones que ocurren aun en aéreas prístinas como los

páramos. Globalmente, la actual tasa de declinación y extinción excede a las tasas de extinción his-tóricas multiplicado por 211. En la actualidad, a nivel mundial, las tasas contemporáneas de extinción de especies es de 100 a 1 000 veces más alta que en ningún otro tiem-po en los últimos 65 millones de años.

¿Cuánto realmente nos importa si se pierden especies?

Hay evidencia científica con-vincente de que la pérdida de di-versidad de especies en la naturale-za tendrá importantes impactos en las propiedades de los ecosistemas y el bienestar de las poblaciones humanas. Necesitamos todas las especies porque una declinación en el número, especialmente en ambientes altamente diversos, re-duce la estabilidad de los ecosiste-

Por Olivier Dangles ([email protected])

A c t u a l i d a d C i e n t í f i c a

«Mientras uno camina desde el terminal hasta su aerolínea, nota a un hombre en una escalera ocupado sacando remaches del ala del avión. De alguna manera, preocupado, se acerca al

sacador de remaches y le pregunta qué diablos está haciendo. [...] No se preocupe, él le asegura. “Estoy seguro de que el fabricante hizo este avión mucho más fuerte de lo que necesitaba ser,

entonces no le estoy haciendo daño. Además, le he sacado muchos remaches de sus alas y todavía no se ha caído”.

Los sistemas ecológicos naturales de la tierra [...] son análogos a las partes de un avión que lo hacen un vehículo adecuado para los seres humanos. En la mayoría de casos, el ecólogo no

puede predecir la consecuencia de la extinción de una especie dada, más que un pasajero de una aerolínea puede evaluar la pérdida de un solo remache. Pero ambos pueden fácilmente prever los

resultados a largo plazo de forzar continuamente a especies hacia la extinción o de la remoción de remache tras remache. Ningún pasajero de una aerolínea en su razón aceptaría hoy en día una

pérdida continua de remaches de su transporte aéreo».

Paul & Anne Erlich, Extinction: las causas y consecuencias de la desaparición de especies, 1981.

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28 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

mas. Más aún, la biodiversidad pro-vee una póliza de seguros general que minimiza la probabilidad de grandes cambios en ecosistemas en respuesta a los cambios ambientales globales, una propiedad llamada re-siliencia. Mientras que algunos pro-cesos de los ecosistemas están prin-cipalmente controlados por factores ambientales abióticos y pueden ser poco sensibles a la pérdida de es-pecies, la mayoría son fuertemente

dependientes de la función ecoló-gica llevada a cabo por organismos vivientes, entrelazados en comple-jas e interactivas redes alimenticias. En Ecuador, por ejemplo, los mo-nos araña se alimentan de frutas de por lo menos 152 especies de plan-tas y tragan las semillas de más del 98 % de éstas. Se ha calculado que dispersan alrededor de 195 000 se-millas por año hasta una distancia de 1 250 metros.Las declinaciones

en las poblaciones de monos ara-ña, así como en la de los pequeños invertebrados o los depredadores primarios probablemente tienen un efecto en la dinámica de la di-versidad del bosque. La pérdida de estas especies, especialmente aque-llas en ambos extremos de las redes alimenticias, probablemente ten-ga consecuencias colosales para el bienestar de los humanos. Desafor-tunadamente, al contrario de los fluctuantes precios del petróleo, la declinación de poblaciones de espe-cies o simplemente las extinciones no tienen impactos inmediatos y tangibles en las vidas diarias de las personas, como el costo de viajar, la falta de alimento o la calefacción. En este contexto, es difícil conven-cer a la población y gobiernos que la biodiversidad realmente importa. Un acercamiento potencial es el de atribuir un valor económico a la biodiversidad.

El valor económico de la biodiversidad

El concepto de los bienes y servicios de los ecosistemas deno-ta que éstos crean productos para la sociedad que son directa o in-directamente útiles para las per-sonas. Mientras que los bienes de los ecosistemas son tipificados por productos tales como alimentos, fibras, plantas medicinales, ingre-sos por turismo, etc., los servicios de los ecosistemas incluyen alma-cenamiento de carbono, abasteci-miento de agua, resistencia a inva-siones biológicas, regulación del clima, control de pestes o fertili-dad del suelo. Casi el 60% de estos servicios de los ecosistemas están siendo usados a nivel mundial de manera no sostenible. La valora-ción de los bienes y servicios de los ecosistemas es una herramienta esencial no sólo para evaluar la im-portancia relativa de los diferentes componentes en el sistema, sino también para informar a quienes

El mono araña juega un papel clave en la diseminación de las semillas de los árboles del bosque.

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29 Actualidad Científica

toman decisiones y que ignoran ta-les asuntos ambientales.

Algunos de los beneficios de uso directo de la biodiversidad han sido evaluados para Ecuador. El valor económico de los mangla-res ecuatorianos ha sido estimado en $ 13 000 por hectárea por año. Entre 1969 y 2001, se estima que la Costa ecuatoriana perdió aproxi-madamente 200 000 hectáreas de humedales de manglar. En el oeste del Ecuador, el valor de un área de tierra de 1 000 m2 como proveedor de potenciales nuevas medicinas se calcula que alcanza los $ 9 177, lo que hace de esta región la más va-liosa para bioprospección de unos 18 puntos calientes hotspots de bio-diversidad en el mundo. Más allá de los beneficios directos, las ac-tividades de bioprospección y los programas de descubrimiento de medicinas pueden proveer entre-namiento, mejoramiento de infra-estructura, patentes con base local y desarrollo de capacitación para la investigación con un impacto po-sitivo en la conservación de áreas con alta biodiversidad. En las islas Galápagos, el turismo recauda cer-ca de $ 60 millones anuales y pro-

vee ingresos para un 80 % de los residentes de las islas. Gracias a Galápagos, Ecuador rápidamente se convirtió en uno de los líderes en destinos ecoturísticos en el mundo en la década del noventa, mejo-rando cientos de proyectos comu-nitarios, alrededor de todo el país. Estos últimos dos ejemplos indican que, además de los ingresos mone-tarios, la biodiversidad representa una fuente vital de desarrollo para países megadiversos como Ecua-dor.

La valoración de influencias más indirectas de los servicios de ecosistema para la humanidad es difícil, pero el capital natural para estos servicios se espera que sea sorprendentemente alto. Las esti-maciones del valor económico de la captura de carbono para dete-ner el daño causado por el cambio climático alcanzan los $ 2 000 por hectárea para bosques primarios y secundarios. La economía neoclási-ca corriente, generalmente, falla al incluir estos servicios en sus cálcu-los de asistencia social e ingresos, principalmente porque muchos servicios (por ejemplo: aire lim-pio, polinización) no pasan por el

mercado. La valoración de estos servicios es crucial, ya que no sólo estimularía la necesidad percibida de invertir en la conservación de nuestros recursos naturales, sino también ayudaría a predecir la pér-dida potencial de la productividad futura debido a la pérdida del capi-tal natural. Además de estas con-sideraciones de tipo académicas, la emergente escasez de servicios ambientales, tales como los hábitats silvestres y naturales en reducción, podría hacerlos potencialmente su-jetos a un intercambio comercial práctico. Este reconocimiento ha llevado al surgimiento del concepto de pago por servicios ambientales (PSA), en el que los beneficiarios externos de servicios del ecosistema hacen retribuciones directas, tran-saccionales y pagos condicionales a los terratenientes locales y usuarios como reintegro por adoptar prác-ticas que aseguran la conservación y restauración de ecosistemas., En Ecuador, varios PSA se han de-sarrollado, tales como los fondos para la conservación de la cuenca hidrográfica de Quito y Cuenca, el programa de captura de carbono de 16 años de PROFAFOR o progra-mas para la conservación de la bio-diversidad en sistemas agroforesta-les. Aunque Ecuador tiene uno de los más ricos portafolios de PSA de todas las naciones de América del Sur, una participación más cerca-na del Estado central sería urgente para apoyar la sostenibilidad de ta-les actividades.

El valor espiritual de la biodiversidad

Los ecosistemas biodiversos no solamente proveen bienes y servi-cios esenciales sino oportunidades únicas para reflexiones psicológicas y morales, las emociones, educa-ción o inspiración. Estos valores se ilustrarán en las siguientes páginas, por tanto, decidimos escoger aquí un ejemplo que no es comúnmente

Los ingenieros del proyecto europeo CIRCE se han inspirado en la diversidad de formas de orejas de murciélagos para desarrollar sonares muy sensibles.

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30 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

citado en publicaciones: la biodi-versidad es una fuente de inspira-ción para la ciencia biomimética. La biomimética es la aplicación de las invenciones biológicas encon-tradas en la naturaleza en el diseño de sistemas modernos de ingenie-ría. Mucha tecnología del presente encuentra su origen en las diversas formas y funciones que han evolu-cionado en la naturaleza. El velcro fue inspirado en semillas con gan-chos pegajosos, algunos sistemas de enfriamiento de los edificios fue modelado sobre la base de los montículos creados por termitas, algunos radares fueron inspirados por las orejas de los murciélagos,

las pinturas que se autolimpian fue-ron inspiradas en plantas acuáticas como el loto; hay numerosísimos ejemplos de invenciones ingenio-sas inspiradas por la naturaleza. De modo similar, incontables mate-

riales encontrados en la naturaleza combinan propiedades inspiradoras tal como la miniaturización, la re-sistencia o la adaptabilidad, y repre-sentan valiosas herramientas para el diseño de innovadoras tecnologías. Resulta interesante que, en algunos casos, las tecnologías inspiradas en la naturaleza pueden ofrecer solu-ciones para enmendar ciertos pro-blemas del presente relacionadas a la conservación de la naturaleza. Por ejemplo, el desarrollo de reves-timientos para las superficies de barcos que imitan la estructura de la piel de tiburón puede disminuir la resistencia al flujo y, por tanto, redu-cir el consumo de combustible.

Los valores espirituales de la biodiversidad la hacen invalorable para la humanidad. Sin embargo, la biodiversidad también tiene un va-lor por sí sola, un valor intrínseco, que implica que todas las formas

de vida tienen el derecho a existir. Aunque no hay ninguna manera científica de probar ese valor, se filtra a través de todas las culturas y religiones y debe hacerse impe-rativa su conservación. La mayoría de las religiones del mundo creen en una sagrada interconexión entre seres vivientes. El contacto con am-bientes biodiversos, por tanto, nos debería recordar que somos parte del proceso evolutivo que moldeó la vida en la tierra y hacernos sen-tir que somos responsables por su perpetuación.

Este artículo es parte del libro BIOTA MÁXIMA. Ecuador Biodi-verso, cuya publicación fue financia-da por la PUCE y el IRD. Todos los los datos que aparecen en este artí-culo están avalados en el libro antes mencionado.

El contacto directo con la naturaleza lleva a un incremento en la salud mental y desarrollo psicológico tanto en niños como en adultos. Interesantemente, se ha demostrado que los beneficios psicológicos ganados por los usuarios de espacios naturales incrementan con los niveles de biodiversidad.

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31 Actualidad Científica

Al presentarse uno como científico, en una reunión so-cial promedio, es i n med iat amente recompensado con miradas extrañadas o actitudes incó-

modas. A este sentimiento uno debe acostumbrarse, especialmente en so-ciedades donde los “héroes” suelen ser buenos pateadores de pelotas o escaladores de piedras. Son socieda-des que privilegian el músculo a la materia gris, el logro a base de es-fuerzo (cierto es) pero del tipo aven-turero e individual que privilegia lo momentáneo, lo etéreo, lo superfluo a fin de cuentas. Porque poco se be-neficia una nación formada por mi-llares de individuos cuando un “chu-llita” logra encajar la pelota en una red o enterrar una bandera en altitu-des absurdamente hostiles a la vida humana. Esto demuestra que somos una especie a la que le hechizan las historietas de superhéroes, pero que fácilmente olvida la realidad y los es-fuerzos que convergen en auténtico progreso y éxito para la sociedad.

Como científico es fácil sentirse ofendido en tales tipos de sociedad. Tan ofendido como cuando presen-taron al presidente de los Estados Unidos de Norte América al Dr. Brackish Okun (Brent Spiner), direc-tor del Área 51. Quizás fue la forma despectiva con la que el presidente de “los unites” lo miraba o quizás la desastrosa manera en que dirigía la vivisección del “alien”. Sea como

fuere, el presenciar la holiwoodesca “Día de la Independencia” me hizo preguntarme seriamente cuántas veces había sido testigo mudo de la ignominia contra la ciencia y el científico en las películas de cine y televisión. Con pocas excepciones, y solamente cuando el argumen-to lo exige, parecería ser que lo del “científico loco” es un fenómeno universal que sirve para ridiculizar al practicante de ciencia; y lo que es peor, enviar el mensaje equivocado acerca del valor de la ciencia, disci-plina fundamental para el desarrollo humano.

Desde los dibujos animados que nos inundan la infancia con fantasías y tergiversaciones de la realidad, has-ta las películas más sofisticadas de nuestros días, el científico siempre, o casi siempre, lleva las de perder. Aparte de Jimmy Neutrón, travieso niño genio cuyas creaciones siempre se salen de madre y amenazan con el desastre, se me vienen también a la mente varios títulos distintos en donde, entre tubos de ensayo y complejos aparatos, el investigador de ciencia engendra, como único resultado de su pasión y esfuerzo, confusión, dolor y destrucción.

Ilustres personajes de estudio y dedicación desfilan por la pasarela literaria y cinematográfica, con el fruto de sus años de sacrificio y de-dicación. Por ahí va el Dr. Frankens-tein perseguido de su monstruo o el pobre Dr. Jekyll escapando de Mr. Hyde. Cómo no mencionar al Dr. Moreau, asfixiado por las garras de sus creaciones genéticas. ¡Y qué de-cir de los más modernos y más es-trambóticos personajes! Como por ejemplo, el Dr. Strangelove (Peter Sellers), la mano culpable detrás del fin nuclear de la civilización. El fa-moso Lex Luthor, el más peligroso y brillante enemigo de Super Man o el pobre Dr. Seth Brundle (Jeff Gold-blum) mitad mosca y mitad hombre.

La pasarela no es suficiente cuan-do se trata de equipos enteros de chiflados que, por hacer caso omi-so de las recomendaciones de Ho-llywood, se empecinan en dedicarse a la peligrosa y poco grata actividad

C u r i o s i d a d e s C i e n t í f i c a s

¿Científico o loco?Por Pablo Jarrín-V.([email protected])

El Dr. Herbert West, basado en el perso-naje interpretado por Jeffrey Combs en la película Re-Animator (1985) de Stuart Gordon. Herbert West es un personaje creado por H. P. Lovecraft en su novela corta “Herbert West-Reanimator” (1922). Esta ilustración fue creada por el artista Lucas Soriano (lucaselvaquero.blogspot.com) (Valencia-España), quien muy amablemente me ha permitido reproducir su arte en este artículo.

“La creencia popular y el comportamiento son influencia-dos más por las imágenes que por los hechos demostrables”.

(De Fausto a Strangelove: Representaciones del Científico en la Literatura Occidental, Roslynn Doris Haynes, 1994)

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32 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

científica. Los restos del equipo de genetistas y biólogos moleculares que aíslan el ADN del monstruo espacial al que llamamos “Alien”, se hallan ya secos y olvidados en alguna nave espacial a la deriva. ¡Merecido lo tienen estos científicos orgullo-sos y ambiciosos! Cómo no olvidar al equipo de expertos en biología molecular que logra reconstruir el genoma completo de decenas de es-pecies extintas de dinosaurios para su desastroso Parque Jurásico.

Quizás no todo es tan malo en el mundo del celuloide. Por ahí hay al-gún científico que resulta ser una per-sona equilibrada o hasta el héroe de la película. El apuesto y aventurero Dr. Indiana Jones (Harrison Ford) o el parco y eficiente Dr. Spock (Leonard Nimoy) son dos buenos ejemplos. En la literatura también hay personajes heroicos de la ciencia. Por ejemplo, Hari Seldon, el salvador de la hu-manidad en la novela Fundación de Isaac Assimov, o Eleanor Arroway, la atractiva y valiente astrónoma en la novela Contacto de Carl Sagan. As-simov y Sagan tenían una sólida for-mación científica y no es sorpresa que sus personajes hayan sido retratados como benefactores de la humanidad. Pero no se puede esperar lo mismo de aquellos directores de cine que lamen-tablemente se empecinan en ensalzar lo iluso y ficticio en detrimento de lo concreto y real.

En la mayoría de las películas que se transmiten a diario, el cien-tífico es retratado como un ser tor-pe, inepto, ridículo y malicioso. El científico es el primero en caer en desgracia u ocasionar un desastre por su ineptitud y curiosidad. Caos que es solo revertido en orden por la heroica intervención de algún bruto con metralleta. Esta imagen universal del científico y la ciencia, promovida principalmente por la televisión, puede filtrarse en la con-ciencia colectiva e inevitablemente irradiarse en falta de comprensión

y apoyo al desarrollo científico, ade-más de repeler a las mentes jóvenes lejos de la ciencia.

Quizás la única característica en común entre estos personajes imaginarios (p. ej. Frankenstein, Moreau, Brundle) y el científico de carne y hueso (p. ej. Darwin, Newton, Maxwell) sea su increíble entusiasmo y energía para perse-guir un objetivo determinado, pese a todas las contrariedades que se presentan en la vida. La mayoría de científicos son personas normales como cualquier otra, sujetos a las mismas necesidades y sentimientos, y con iguales aptitudes y defectos. Hay científicos elegantes y elitistas, otros que prefieren la moda causal y la vida sencilla. Hay científicos que son figuras reconocidas, otros que prefieren la soledad de sus labora-torios. Hay científicos ricos y cien-tíficos pobres, científicos guapos y científicos feos, científicos comuni-cativos y científicos callados. En fin, hay para todos los gustos, similar a la inmensa gama que ofrece la hu-manidad. Sin embargo, los distin-gue un credo particular, aquel que pregona el amor por la verdad.

Es profundamente negativo y preocupante que la imagen del cien-tífico se vea distorsionada por los medios de comunicación. “El men-saje del cine y la televisión es que la ciencia es peligrosa y nunca trae nada bueno”, así lo manifestó Carl Sagan, creador de la serie televisiva Cosmos y prolífico escritor de cien-cia popular. La niñez y juventud se ven expuestas desde muy temprano a un lavado sistemático del cerebro. Son las películas, que distorsionando la realidad, menosprecian el conoci-miento y hacen del bruto musculoso el héroe y modelo por seguir.

A diferencia de lo que nos pin-tan en las películas sobre el cien-tífico incompetente y destructor, son en cambio, las sociedades y las confluencias socio-económicas las

causantes de las peores creaciones, monstruosidades y horrores de la historia. La ambición económica y expansionista del imperio nipón en las décadas de 1930 y 1940, coadyu-vada por la locura nazi, dio lugar a la desenfrenada carrera de los EEUU por desarrollar la bomba atómica, y abrir así un portal para la extinción de nuestra especie y el fin de la civi-lización. Fue un grupo de científicos los que desarrollaron la bomba, pero fueron las sociedades humanas y sus gobiernos las que dieron lugar a este proceso de virtual autodestrucción. La inquisición con sus millares de víctimas, la destrucción de las to-rres gemelas, las guerras en el Me-dio Oriente, son todos flagelos que tienen una causa común, pero para estos casos es fácil sostener que la ciencia no es la culpable. Al contra-rio, la ciencia nos libera de las cade-nas de la superstición e ignorancia, es una luz en la oscuridad.

Es triste que la mayor parte del presupuesto destinado a la investi-gación en el mundo se lo haga en el marco del desarrollo armamentista y militar. Los científicos tenemos una responsabilidad moral con nuestro trabajo, pero como en cualquier otra actividad o profesión, no escapamos a las tentaciones y distracciones im-puestas por la sociedad moderna. La sociedad actual se fundamenta en los frutos de la ciencia. Desde los axiomas matemáticos en las raíces de la historia, hasta la biología mo-lecular de nuestros días, es en el cul-tivo de la ciencia en donde encon-traremos respuestas a los problemas que nos aquejan. Pero todo progre-so solo será posible en una sociedad consciente. Una sociedad que exija a gobiernos y empresa privada el uso responsable de los exiguos recursos destinados a investigación y desarro-llo tecnológico. La ciencia es capaz de crear monstruos y héroes, pero la decisión final está en todos como sociedad.

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Mucho se ha escrito sobre Darwin, es-pec ia lmen-te en el año 2009 durante el 200.° ani-versario de

su nacimiento y 150.° aniversario de la publicación de El Origen. Es así como rememoramos sus viajes y sus aventuras, el Beagle y la re-volucionaria teoría de la evolución; pero, ¿qué hay del hombre, del pa-dre, del esposo?

Darwin fue un apasionado de la naturaleza desde niño. Recolectaba escarabajos en el camino de una milla entre su casa y la escuela, en Shrewsbury, Inglaterra. Ayudaba también a su hermano mayor Ras (diminutivo de Erasmus) en sus ex-perimentos de química en el jardín de casa.

En la juventud, durante su se-gundo año de Medicina en Edim-burgo, pasaba mucho tiempo con el zoólogo y médico Robert Edmond Grant, un experto en esponjas que despertó su interés por los inverte-brados marinos.

Más tarde, la taxidermia atrapó su atención tras una charla del pin-tor y ornitólogo John James Audu-bon quien le permitió recibir leccio-nes privadas de taxidermia de aves con John Edmonston, un antiguo esclavo que se entrenó en viajes en Sudamérica. Durante las lecciones,

Charles disfrutaba de las historias de exploraciones e historia natural a la vez que perdía cualquier rastro de interés por ser médico.

Tras abandonar la medicina y ser enviado por su padre a la Uni-versidad de Cambridge para iniciar sus estudios como clérigo, pudo in-volucrarse en trabajos de campo en donde realizó algunas colecciones de insectos y plantas con la ayuda del Rev. John Stevens Henslow.

Justamente fue su maestro y amigo Henslow quien sugirió al profesor de astrología de Cambrid-ge, George Peacock, que invitara a Charles a un viaje alrededor del mundo en una embarcación de su majestad. El joven Charles vio esto como la oportunidad de su vida. Robert Fitzroy, el capitán del barco, deseaba en el viaje un naturalista y compañero de pláticas.

A Charles le costó persuadir a su padre. Su tío Josh Wedwood tuvo que intervenir y convencer al Dr. Darwin de que ésta sería la única forma de que su hijo sentara cabe-za. Aún así, Charles casi no logra enrolarse en la tripulación del barco ya que el capitán FitzRoy, quien era frenólogo (aquellos convencidos de que los rasgos de la personalidad se derivan de la forma del cráneo), pensó que la forma de su nariz no era conveniente. Charlie tuvo que persuadirle de que “su nariz habla-ba en falso”.

Para Charles, todas las experien-cias durante el viaje en el Beagle fueron memorables. Desde el co-mienzo y durante cinco años sufrió de mareos que apenas le dejaban trabajar dentro del barco. En tierra era distinto: sus malestares pasaban y podía explorar. Cabalgó en las llanuras con gauchos, acampó con bandidos, desembarcó en el medio de revoluciones civiles en Sudamé-rica, lidió con soldados e indígenas; tuvo aventuras en los bosques del Brasil, las pampas de Argentina, los Andes y las islas encantadas.

El viaje terminó un 2 de octu-bre de 1836. La aventura le costó (… ¡a su padre, más bien!) más de 1 000 libras. Había navegado más de 64 000 km y cabalgado otros 3 200. Había escrito 1 700 páginas de notas de zoología y geología; un diario de 800 páginas y había pre-parado 4 000 pieles, huesos y otros

33 Curiosidadas Científicas

Charles Darwin: el hombre tras el

gran pensador

Por María Alejandra Camacho([email protected])

C u r i o s i d a d e s C i e n t í f i c a s

El joven Charles Darwin.

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34 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

especímenes secos y más de 1 500 preservados en alcohol.

Tras su regreso, con 27 años, Darwin empezó a reflexionar y publicar sobre sus descubrimien-tos y observaciones. Las preguntas empezaban a rondar su cabeza, al-gunas de ellas perturbadoras en el sentido de que retaban sus propias creencias. A medida que los espe-cialistas se pronunciaban respecto a sus colecciones, estas preguntas se hacían más inquietantes.

Sin embargo, otros asuntos eran igual de preocupantes. Todos los amigos de “Charlie” estaban casán-dose y formando familias. Cerca de los 30, el joven naturalista no tuvo otra opción que remitirse a las evi-dencias y escribió una lista de pros y contras sobre el matrimonio. Entre las razones a favor del matrimonio escribió: tener hijos (¡si eso com-placía a Dios!), compañía constante (¡mejor que la de un perro de cual-quier manera!), cariño y música, una esposa delicada y hermosa. Los contras eran: ya no tener libertad para ir donde quisiera, tener que ir a visitar a parientes, gordura y enfer-medad, ansiedad y responsabilidad, menos dinero para libros.

Tras reflexionar decidió que quería encontrar a esa esposa deli-cada y hermosa. Pensó en su prima Emma Wedgwood. Siempre fueron buenos amigos y compañía en los juegos; además, era la hija de su tío querido y buen amigo Josh. Un mes más tarde y con la alegría de to-dos su familiares y amigos, Emma aceptó ser su esposa y diez semanas después, el 29 de enero de 1939, se casaron.

Darwin no se había equivocado: estaba feliz con su matrimonio. Se refería a Emma con admiración, y decía que ella era su superior en toda cualidad moral, y siempre se sorprendía que ella haya aceptado ser esposa. Emma no sólo se con-virtió en su compañía y la madre sus hijos, fue, además, su amorosa

enfermera ya que Charles sufría de dolores de cabeza y molestias esto-macales muy fuertes y frecuentes que incrementaban con cualquier tensión o emoción

De los hijos, William fue el pri-mero en llegar en 1939. El flamante padre estaba deleitado con su hijo y con la idea de la paternidad. Como naturalista, claro, el deleite era aún mayor. Tenía en casa la oportuni-dad de ver a un primate juvenil de cerca, así que inició un nuevo libro de notas y registró el desarrollo de su hijo de la misma detallada ma-

nera como lo había hecho con un bebé orangután que estudió a ini-cios del mismo año en el Zoológico de Londres.

Luego, en 1941, nació la primera de las hijas, Anne Elizabeth, la luz de su vida. De ahí vinieron Mary Elea-nor, Henrietta, George, Elizabeth, Francis, Leonard, Horace y Charlie. Así fue, Charles y Emma tuvieron diez hijos. Sin embargo, no todo fue alegría. Enterraron a Mary Eleanor tres semanas después de su nacimien-to; en 1851 perdieron a la adorada Annie y en 1856 uno de los temores respecto a sus hijos se convirtió en una realidad cuando pocos meses después del nacimiento del Charlie descubrieron su retraso mental. Di-chos hechos no hacían más que em-peorar la salud de Charles.

Estos tristes momentos fueron terribles para los Darwin. Sin em-bargo, la muerte de sus niños fue tomada de diferente manera por ambos. Para Emma, era una amar-ga prueba de su fe, esa misma fe que proveería consolación. Para Charles, la enfermedad y muerte de sus hijos era la demostración de las crueles y caprichosas leyes de la na-turaleza en cada ser vivo.

En su tristeza, pero también en su afán de recolectar toda evi-dencia para sustentar sus ideas y fortificar su reputación, Charles se vio inmerso en su trabajo. Revisó y analizó las notas que por años ha-bía acumulado sobre la variación de las plantas y los animales. Muchas de sus preguntas fueron enviadas a eminentes científicos dentro y fue-ra de Inglaterra; y, no contento con las respuestas, hacía sus propios ex-perimentos y observaciones, en los que incluía como ayudantes a sus sirvientes, hijos y vecinos.

Su vida familiar transcurría en medio de una sosegada rutina. Darwin se levantaba muy temprano y daba un paseo antes del desayuno; trabajaba en la mañana durante hora y media, tomaba un descanso y vol-vía a sus libros antes del almuerzo, a la una. Antes de reiniciar su tra-bajo a media tarde leía y respondía la correspondencia u oía a su esposa leer una novela. Trabajaba una hora más y en la noche, luego de la cena, jugaba backgammon con Emma. Como recolector de datos, Charles llevaba registro de los juegos de los cuales Emma había ganado 2 490 y Charles 2 795.

A pesar de todo su trabajo y sus molestias físicas, Charles nun-ca dejó de ser un padre amoroso y paciente. No le molestaban las inte-rrupciones en su despacho y jugaba con sus hijos cuando su salud se lo permitía.

Su preocupación principal era la publicación de sus ideas revolucio-narias. Para 1844, Darwin estaba

Emma Wedgwood, esposa de Charles.

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35 Curiosidades Cientifíficas

convencido de la teoría de la se-lección natural. Sin embargo, ideas como la evolución y la transforma-ción de las especies eran asociadas a rebeldía, radicalismo y ateísmo. Para un todavía joven naturalista, el compartir estas ideas con la socie-dad inglesa representaría más pér-didas que ganancias. Pero no sólo se trataba de su reputación, aún no del todo asentada, sino por razones familiares. La publicación de sus ideas golpearía las creencias religio-sas de su amada esposa.

Así, Darwin pospuso la pu-blicación de su “Gran Libro” por muchos años hasta que en Junio de 1858 recibió un ensayo cuyo jo-ven autor, Alfred Russel Wallace, proponía ideas idénticas a las que él había estado trabajando por 20 años. Sin espera, sus amigos Lyell y Hooker motivaron a Darwin a es-cribir lo que él llamó “el resumen” de su “Gran libro”. En noviembre de 1859, fue publicado su resumen de 155 000 palabras: On the Origin of species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favored Races in the Struggle for Life.

Tras la publicación de El Origen, la fama de Darwin y su reconoci-miento como naturalista eran in-

discutibles. Por déca-das, las ventas de sus libros fueron extraor-dinarias y sus títulos pronto eran los temas de moda en la socie-dad inglesa. Su última publicación, Formation of vegetable mould through the action of worms with observations on their habits, publicado en 1881 con mucha ayu-da de su hijo Francis, fue la culminación de una larga trayectoria de observaciones.

Un año después y tras meses de des-canso y maravillosos

momentos con sus hijos, ahora con familias propias, Darwin sufrió un último traspié en su salud. El 19 de abril de 1882, luego de cuatro días de intensa lucha, muere en los brazos de su fiel esposa, quien le confortara durante 43 años de feliz matrimonio.

A pesar de haberse decidido como lugar de sepultura el pue-blo donde vivía, sus más cercanos amigos propusieron que el lugar adecuado para el entierro de Char-les Darwin debía ser la abadía de Westminster. Los reconocimientos y notas necrológicas no tardaron en llegar de todas partes del mundo. El periódico The Times escribió:

“Se ha dicho... Que hay que mi-rar atrás, a hombres como Newton o Copérnico, para encontrar un hombre cuya influencia en el pen-samiento humano… haya sido tan radical como aquel del naturalista que acaba de morir… El Sr. Darwin será por siempre conocido como uno de los gigantes del pensamien-to científico y la investigación”.

El 26 de abril, una abadía llena de amigos, familiares, profesores universitarios, embajadores, par-lamentarios y curiosos recibieron el carruaje funeral. Con un fondo

musical de Beethoven y Schubert, el ataúd de Darwin fue colocado muy cerca de las tumbas de Isaac Newton y Charles Lyell.

Sin duda, Charles Darwin fue un visionario. Su increíble habi-lidad de ver lo que otros no nota-ban; sus poderes de observación, su habilidad para hacer conexiones, su perseverancia y su casi obsesiva necesidad de descifrar aquello de lo que no conocía su explicación, le llevó a transformar la ciencia como hoy la conocemos. Sin embargo, no hay que olvidar al hombre tras el gran pensador, Charles Darwin fue también un hijo y hermano respe-tuoso, esposo abnegado y un padre cariñoso.

Claro está, no podemos olvi-dar a las personas que le ayudaron a convertirse en este gran hombre. En primer lugar, su padre Robert, quien le proporcionara la tranqui-lidad y estabilidad económica que le permitió dedicarse por completo a sus investigaciones. En segundo lugar, su capitán y amigo de viaje, el capitán Robert FitzRoy, quien a pesar de no compartir las ideas que Darwin promulgaba, significó para él la persona que le dio la oportu-nidad de tener el momento más importante de su vida y decisivo de su carrera. Por último, su esposa y ángel guardián Emma, de quien no solamente recibió compañía y cui-dado, sino una vida llena de felici-dad a lado de sus hijos.

Literatura consultadaAydon, C. 2002. Charles Darwin. The na-

turalist who started a scientific revolu-tion. Carroll & Graf Publishers, New York.

Berra, T.M. 2009. Charles Darwin. The Concise Story of an Extraordinary Man. The Jonhs Hopkins University Press, Baltimore.

�an Wyhe, J. 2009. Darwin. Susaeta Edi-ciones S.A., Madrid.

Darwin observa el juego de sus hijos.

Page 38: 11331.Nuestra Ciencia No12op

36 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

Conservación y respeto

En un gimnasio de la ciudad observaba a un extranjero llenar con agua un tercio del la-vamanos; con esa can-tidad reducida de agua se enjuagó y se afeitó. En el pocillo conti-

guo, un paisano también se afeitaba, pero con el agua corriendo, es decir, según lo observado, hizo lo mismo pero con 15 veces más la cantidad de agua que necesitó el otro señor. Le dije al extranjero que era una buena costumbre la de economizar agua. “En mi país es muy cara, no es abun-dante y somos muchos. Cada familia tiene derecho a una cuota de agua, y una vez pasado el consumo asignado, pagamos el triple de ese valor”, dijo.

Me acordé cómo mi padre me en-señó a respetar al agua y su entorno; él consideraba al agua como un sec-tor estratégico de decisión y de con-trol de los estados, patrimonio de los seres vivos, que debería ser regentada por un consejo intercultural. Tanto le importaba el agua que solamente usaba jabones de glicerina para no contaminarla, como ocurre con los que contenían fosforados, y cuando se inspiraba, durante nuestros paseos por el campo, decía:

“Suspendido en el aire de alas y colores, bebe el picaflor el agua des-tilada por el sol, que temblorosa se suspende de los pistilos de la flor”.

“El mirlo pico amarillo, sacudía sus plumas impermeables y salpicaba la lluvia, moviendo la cabeza de un lado para el otro, como saludando a su público de hormigas y de abejas que anunciaban agitadas la fuga de la lluvia y la salida del sol”.

La vida depende de las propiedades coligativas del agua

El agua existe en abundancia rela-tiva en los sistemas vivos. Y es que la vida depende de ella, de sus propie-dades físico-químicas; es decir, de las fuerzas de atracción de sus puentes de hidrógeno y de su capacidad para io-nizarse en hidronio e hidroxilos. Lo dicho gobierna el auto ensamblaje, la estructura y la función de las biomo-léculas, porque el poder disolvente y las interacciones electrónicas no covalentes del agua son responsables de la fuerza y de la especificidad con que se reconocen las biomoléculas en solución.

Comparado con la mayoría de solventes, el agua tiene puntos altos de fusión, ebullición, evaporación y congelación, debido a la gran cohe-sión intermolecular que llamamos, propiedades coligativas del agua. Esto se explica porque en su compo-sición, cada hidronio electropositivo comparte un par de electrones con el correspondiente oxígeno electrone-gativo, formando un dipolo parcial. Hay, entonces, una atracción electros-tática entre el átomo de oxígeno de una molécula de agua y el hidrógeno

de la molécula contigua, formando un débil pero importante puente de apenas 23 Kj/mol de energía de di-sociación, en contraste con los 470 Kj/mol, requeridos para disociar el enlace covalente del hidrógeno y del oxígeno del agua.

Por eso se puede decir que a tem-peratura ambiente de unos 20 grados centígrados, la mayoría de las molé-culas de agua permanecen juntas, de-bido a los puentes de hidrógeno que se forman en 0.1 picosegundo pero que solamente pueden mantenerse entre 1 a 20 picosegundos hasta que se rompan y vuelvan a formar otro enlace. De ahí que a temperatura ambiente, por la débil atracción mo-lecular, por la absorción de calor y por el empuje hacia el desorden, por el calentamiento de la tierra (debido a la elevada concentración de dióxido de carbono, cuya emisión debemos controlar), tanto el descongelamiento de los glaciares como la evaporación de las fuentes de agua ocurren espon-táneamente y en estos últimos tiem-pos, con más rapidez. He visto caer al mar lo que creo pudieran ser decenas de toneladas de hielo antártico en el transcurso de 8 horas de un día de la penúltima primavera.

El concepto de agua puraEl agua pura es ligeramente ioni-

zable porque forma hidronios que se pasan de una molécula a otra y viajan rápidamente largas distancias en una solución; el objetivo es estabilizarse

Por Carlos A. Soria([email protected])

C u r i o s i d a d e s C i e n t í f i c a s

Un ensayo sobre el agua:la gota se hizo río, el río mar, la célula atrapó al mar...

Parque Nacional Cajas

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37 Curiosidades Científicas

con gases ambientales u otras molé-culas vecinas. Por ejemplo, el agua destilada (pH 7) no debería contener solutos, pero la presencia de hidro-nios hace que absorba gases como el dióxido de carbono atmosférico que se convierte en ácidos carbónicos, res-ponsables de su acidificación (pH 5). Resinas mixtas, débiles, de intercam-bio iónico, pueden remover sales del agua, partículas y microorganismos (cuando el sistema va acompañado de un filtro de profundidad o de mem-brana) hasta el agotamiento de la re-sina. Es más, la calidad del agua (y el agotamiento de la resina) podría medirse por conductividad en micro siemens (us)/cm (Fig. 1). El agua ex-tremadamente pura estará por el or-den de <1 us/cm, mientras que aguas desmineralizadas aceptables podrían arrojar valores de 1-50 us/cm.

Los varios tipos de solutos se comportan de diferente forma

Cuando hablamos del agua bioló-gica, sabemos que siempre va acom-pañada de solutos. La solubilidad de un soluto en el agua es muy depen-diente del pH del medio. Para dar un ejemplo, la solubilidad de un antibió-tico como la oxitetraciclina (100 mg por cc), dependerá del pH de la solu-ción (Fig. 2).

Algunos solutos polares pueden disolverse en el agua a dimensiones de angstroms (10-10 m) lo cual maxi-miza y orienta la atracción electros-tática para formar puentes de hidró-geno entre grupos funcionales dentro de la solución. Los iones de cloruro de sodio o de ácido clorhídrico (como en el jugo gástrico), adquieren gran movimiento en el agua (aumen-ta la entropía); algo similar ocurre con los ácidos polipróticos de Lewis como los fosfatos, oxalatos, citratos, nitratos o ácidos carboxílicos en so-luciones acuosas y que se comportan como ácidos y bases de Bronsted-Lowry que buscan a los derivados cál-cicos o amónicos como aceptadores protónicos. La presencia de solutos

como los que hemos mencionado, al-teran las propiedades coligativas del agua y es de esperarse que algunos solutos disueltos como los que en-contramos en el agua lluvia (pH 5.5), en los ríos o el mar (pH 7.8), propi-cien la formación, el mantenimiento o el fin de la vida.

Algunas biomoléculas polares, pero sin carga, como los azúcares, por ejemplo, se disuelven en el agua porque forman puentes de hidróge-no entre los hidroxilos de los azúca-

res y los hidrógenos polares del agua. Igual sucede con otras moléculas po-lares, como los alcoholes, aldehidos, ketonas o aminos que perturban la composición del agua debido a las atracciones electrostáticas hidrofí-licas. Pero lo más significante es la interacción de los aminoácidos pep-tídicos o proteicos con otros vecinos, lo cual generalmente ocurre en pre-sencia de agua.

Compuestos hidrofóbicos, fuer-zan cambios energéticamente

Litros de agua procesados / unidad de desmineralización.

Figura 1. Variación de la conductividad del agua / volumen desmineralizado en una columna (1.5

x 0.16 m) de resinas iónicas de lecho mixto. Promedio de 6 repeticiones.

pH Figura 2. Precipitación de una solución de oxitetraciclina (100 mg / cc) en búferes con diferentes

pH’s. Promedio de 6 repeticiones.

Con

duct

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38 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

desfavorables en la estructura del agua. Otras biomoléculas son am-pipáticas; es decir, que contienen regiones polarizadas mientras que otros segmentos hidrofóbicos se juntan entre ellos para alejarse del agua creando micelas. Las interac-ciones interatómicas de van der Waals son otras atracciones débiles que mantienen distancias permi-sibles entre orbitales electrónicos atómicos, en la solución.

Durante el curso evolutivo de las biomoléculas, éstas se han ensambla-do o auto ensamblado o se han mol-deado estructural y funcionalmente entre puentes de hidrógeno que los unen. Se trata de las interacciones débiles o fuerzas cohesivas como los puentes de hidrógeno, las atracciones hidrofóbicas, la relación iónica o las interacciones de van der Waals que permiten la solubilidad de los solven-tes y el arreglo tridimensional de las proteínas, ácidos nucleicos, polisacá-ridos y membranas celulares.

Cambios en el pH del solvente y la importancia del búfer

Cambios significativos en el pH de medios acuosos biológicos po-drían minimizar la vida como es el caso de las orinas ácidas (pH 4.5) que pueden llegar a perforar los riñones, u otros pH s alcalinos (pH >7.5) que desdoblan sin control las cadenas de ADN. Ahí la importancia de búferes o sistemas Arrhénicos ácido-base conjugados, como los encontrados en el agua interna o externa celular. Estos conjugados pueden ser mono protónicos como los acetatos o los iones amónicos, di protónicos como los bicarbonatos y los amino ácidos, o los tri protónicos como los diferen-tes fosfatos nucleotídicos. O como las mismas proteínas plasmáticas que ac-túan como búferes constituidos por cientos de amino ácidos estereoisó-meros enantiómeros anfolíticos o zwiteriones de ácidos y bases débiles.

El pH de los líquidos vitales de la mayoría de seres vivos fluctúa entre

6.5-6.8 (saliva, leche materna) y 6.9- 7.4 (lágrimas, sangre); alterarlos resul-taría en catástrofes biológicas. A ma-nera de ejemplo: si el pH sanguíneo bajara de 7.4 a 6.8 o menos, como en la acidosis diabética, ocurriría muerte súbita celular y total, o si el pH de la matriz se igualara con el del lumen mitocondrial, en este caso, no habría gradiente protónica, por ende, no ha-bría energía que alimente a la vida.

El agua también actúa como bú-fer de calor y mantiene la temperatu-ra biológica relativamente constante, aun en situaciones extremas. Esto es posible porque se requiere alta energía calorífica para aumentar en un grado centígrado la temperatura de un gra-mo de agua, y los excesos de calor se regulan con la producción de sudor o de vapor de agua (Tablas 1, 2).

Las adaptaciones son la llave de la continuidad

La presencia de una capa superfi-cial de hielo en los lagos, durante el invierno, es un ejemplo de cómo esta

porción congelada de agua, que al ab-sorber y secuestrar las temperaturas bajas del ambiente, preserva el calor de las capas inferiores para que no se congelen, con la consecuente pérdi-da de la vida acuática. Esto se debe a que la densidad del hielo es más baja que la del agua líquida, porque cada molécula en estado sólido, forma 4 puentes de hidrógeno con 4 molécu-las vecinas y ocupa más espacio por unidad de volumen, al compararlo con el estado líquido (3.6 puentes de hidrógeno).

La vida del mar alcalino (pH 7.8) ha desarrollado sistemas semiper-meables para regular la entrada de altas concentraciones de solutos o la salida del agua citoplasmática; imagi-némonos una lechuga en agua de mar o una alga marina en agua de río; de igual manera, pensemos en las adap-taciones que poseen los organismos que viven en aguas de transición en la desembocadura de los ríos al mar.

Los organismos terrestres regulan su estructura y función dependiendo del agua dulce y del lugar donde les tocó vivir. En el agua, las flores lu-cirán y abrirán intensamente sus co-lores (Fig. 3) y las hojas su turgencia, (Tabla 2) hasta que sus tejidos empie-cen a morir (Fig. 3). Moluscos de lu-gares semiáridos conservan agua en su vejiga y la sueltan periódicamente, regulando y economizando su uso. Los cactus del desierto han cubierto sus hojas con películas de cera para evitar pérdidas de agua por el calor o por el viento, mientras que las ratas o los camellos, también del desierto conservan, agua de excreción for-mada durante la oxidación o por al-macenamiento de las grasas. La vida evoluciona y hace sus ajustes genéti-cos para existir con diferentes cuotas de agua.

Relaciones agua y tierraLa lluvia, agua de regadío o de

inundaciones, se cohesiona con el suelo y se retiene o se pierde de di-ferentes maneras, dependiendo de la

Tabla 1. Evaporación del agua inicial

(150 cc / kg) en suelos franco arenosos

Días Suelo + agua (g) 0 1150 *

5 1135

10 1080

15 1041

* Promedio de 6 repeticiones.

Tabla 2. Pérdida de peso (g) de 5 hojas apicales

de plantas de fréjol (30 días de edad, al día 0) en

maceteros con 1 kg de suelo franco arenoso y

100 cc de agua al inicio del experimento.

Días Peso de las hojas * 0 1.25

5 1.21

10 0.89

15 0.70

* Peso (g) promedio de 6 repeticiones.

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39 Curiosidades Científicas

textura de los suelos, temperatura o evaporación (Tabla 2); suelos areno-sos retienen poca agua y el resto se lixivia arrastrando nutrientes a capas profundas, donde las raíces no pue-den alcanzarlas. En cambio, las ar-cillas no la dejan pasar fácilmente y la poca agua que lo logra se retiene en sus partículas finas (< 0.002 mm) dando como resultado suelos mal aireados y apelmazados que forman charcos por falta de drenaje. Otras consideraciones importantes en la relación suelo-agua, son la presencia de materia orgánica o el espesor del suelo que actúan como colchones de retención de humedad. De ahí la im-portancia de conservar la selva o el pajonal, esponjas naturales, recopila-doras de agua condensada.

Es el agua capilar, mejor presente en los suelos franco-arenosos, la que puede ser absorbida con más faci-lidad por las raíces, permitiendo el transporte de nutrientes o principios activos hacia las hojas u otros tejidos en los procesos de transpiración, más aún, cuando se han incorporado ca-tiones que mejoran la solubilidad y el transporte de soluciones que se mue-ven, aprovechando uniones acuosas con los puentes de hidrógeno de que hemos hablado. Un ejemplo que ilustra el último punto es un experi-mento que se hizo sobre la corta du-ración de las rosas (�irginia) en agua desmineralizada, comparada con una mejor duración de las mismas en flo-reros con sales de cloruro de calcio, magnesio o cobre al 0.5 % (Fig. 3).

El agua no es solamente solventePero el agua no es solamente el

solvente o vehículo donde ocurren reacciones bioquímicas entre solutos; puede también participar en reac-ciones de condensación o pérdida de agua como ocurre en la formación de ATP desde ADP y fósforo inorgá-nico o, al revés, cuando por hidróli-sis enzimática de proteínas, carbohi-dratos, lípidos o ácidos nucleicos, se forma agua.

El dióxido de carbono, tóxico y poco soluble, producido durante la oxidación metabólica de la glucosa, es convertido enzimáticamente a bi-carbonatos solubles en los eritrocitos. Lo curioso de esta reacción es que el agua sanguínea no solamente actúa como solvente, sino que se protoni-za para formar bicarbonatos con el hidroxilo, dejando libre al hidróge-no que formará parte de la gradiente protónica mitocondrial en la produc-ción de energía, o será absorbido por alguna estructura electronegativa.

Las plantas verdes, por otro lado, toman la energía del sol para rom-per o ionizar el agua en el proceso fotosintético. Durante este proceso de oxidación-reducción, el agua se convierte en donador de electrones que pasan a una cadena energética de moléculas aceptadoras, mientras que el oxígeno remanente se libera a la atmósfera; estos son dos procesos importantes para la vida, orquestados por el sol y por el agua.

A manera de conclusiónDe lo descrito, parece que estamos

hablando de un laboratorio acuático donde ocurre la evolución molecu-lar. De ahí que si la vida, entendida a nuestra manera, ocurrió o podría

ocurrir en alguno de los millones de planetas de la súper atmósfera, es de esperarse que solamente existiría en aquellos donde hubo o hay agua y so-lutos apropiados.

Y así, mientras el maestro recita-ba, pude realmente ver las aguas del cielo en glaciares, escarcha o granizo, en gotas que se atraen en ríos o lagu-nas y mar; un niño tomando el agua que su padre y su madre aprendieron a cuidar, conservar y a usar en for-ma racional. Ladera abajo lavaban los riachuelos las sales magmáticas de las montañas. Si no fuera por los radi-cales atmosféricos y por las entrañas volcánicas que alimentan de solutos al agua, este ensayo sería ilusión, pa-labras y solo agua.

Literatura consultadaBerg JM, Tymoczko JL, Stryer L. 2007.

Biochemistry, pp. 11-17. 6th edition. W. H. Freeman and Co., NY.

Day RA, Underwood AL. 1967. Quantita-tive analysis, pp. 110-115. 2nd edition. Prentice Hall, Inc. NJ.

Nelson D., Cox M. 2005. Lehninger Prin-ciples of Biochemistry, pp. 47-70. 4th edition. W. H. Freeman and Co., NY.

• = en agua desmineralizada.

x = en agua con sales de cloro

Figura. 3 Influencia de las sales de cloro (0.5%) en la apertura y duración de las rosas (Virginia) en

floreros con agua. Promedio de 6 repeticiones.

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40 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

Breve reseña histórica del uso de las plantas medicinales

El uso de las plantas medicinales para tratar diferentes do-lencias humanas, es un proceso que em-pezó hace muchos siglos, con el cúmu-lo de observaciones

sobre los hábitos de los animales y de la prueba y el error sobre los hu-manos, durante el transcurso de los años. En el siglo X�I se provocó un tremendo interés comercial, bo-tánico y médico por las plantas, no sólo como resultado de recuperar las drogas “perdidas” utilizadas en la antigua medicina griega y roma-na, sino también debido a las explo-raciones en el Nuevo Mundo.

Dejando a un lado el miedo cau-sado por los efectos secundarios de las prescripciones de la medicina moderna alopática, en la cual a ve-ces, la cura es peor que la enferme-dad, un factor determinante para el auge de las plantas medicinales es su conocimiento ancestral. Éste suele considerarse como la información llena de saber antiguo y moderno, mezcla ecléctica de anécdotas, tra-dición, magia, cosmovisión, mito e información objetiva, pasada oral-mente de generación en genera-ción, y en otros casos documentada como aquellas obras compiladas por los médicos griegos Theophrastus

(288-370) y Dioscórides (40-80) que incluian información sobre la tradi-ción oral del folklore médico.

En el Ecuador, la llegada de los Incas, la conquista de los españoles y el arribo de los africanos no sólo que ocasionaron un sincretismo de nuevas costumbres en religión, mú-sica, cantos y bailes sino también implicó el desarrollo de una prácti-ca particular de medicina natural.

Las plantas medicinales desem-peñan una función destacada en algunos sistemas terapéuticos, los cuales se diferencian entre sí por sus principios teóricos, su concepción terapéutica en general, su forma de elaboración de los medicamentos y la calidad del remedio, entre las escuelas más importantes tenemos: fitoterapia, homeopatía, medicina antroposófica, terapia de flores de Bach, terapia de Kneipp (fitobal-neología), aromaterapia, ayurveda (medicina india), medicina tradi-cional china (MTC) y la medicina Kampo (Japón).

En la actualidad, existe un re-novado interés en todo el planeta por las plantas útiles y el rescate de sus usos debido al crecimiento de la medicina alternativa, a la tendencia de la automedicación, a un estilo de vida que privilegia el consumismo ecológico, al empleo popular y tra-dicional de plantas medicinales y a la novelería.

Según la Organización mundial de la Salud (OMC), cerca del 28%

de las especies vegetales tienen una aplicación médica y el 80% de la población mundial depende de los medicamentos elaborados con sus-tancias naturales. Una buena parte de estas plantas medicinales provie-ne de los países denominados me-gadiversos como el Ecuador.

La “dulcamara”, una inconsistencia en ciernes

Sin duda una de las plantas que más interés y atención ha causado en los medios de comunicación y sociedad ecuatoriana en los últimos años ha sido la “dulcamara” por sus propiedades curativas milagrosas1, lastimosamente la desinformación que existe sobre ella ha causado más de una confusión en el momento de escoger la planta que debemos usar para curar tal o cual enfermedad.

No existen “dulcamaras” ni falsas ni malas; científicamente existe una sola especie en el mundo la S. dulca-mara L. que pertenece a la familia So-lanaceae, descrita por Carlos Linneo (1707-1778); pero en nombres comu-nes la situación es totalmente diferen-te, la gente tomó el nombre científico de la especie (dulcamara) que viene del latín para nombrar a varias plantas que perteneciendo a diferentes fami-lias y géneros botánicos tienen pro-piedades medicinales similares para tratar o curar el cáncer, entre otras

1 Existen plantas milagrosas, que hacen mucho más de lo que se puede hacer comúnmente con los medios disponibles.

¡Verdades y mentiras de la “dulcamara”!Por Omar Vacas [email protected]

C u r i o s i d a d e s C i e n t í f i c a s

“No hay plantas específicas para el cáncer, sino tratamientos para el cáncer con una

variedad de plantas medicinales…” Daniel Flores

(Iridiólogo-Naturista ecuatoriano)

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41 Curiosidades Científicas

Solanum dulcamara L.Planta herbácea perenne trepa-

dora, puede llegar a medir hasta los 4 m de altura. Las hojas son de 4-12 cm de largo. Las flores están en racimos irregulares colgantes de 3 a 20 y están formadas por cinco pétalos de color azul-violeta y es-tambres amarillos. La fruta es una baya roja ovoide, venenosa para los humanos y el ganado.

Origen y distribuciónEspecie nativa de Europa y Asia

en donde se la encuentra entre los 500 y 3 500 m de altitud; fue intro-ducida América extendiéndose en Canadá, Ecuador, Estados Unidos y Perú. En el Ecuador, se la cultiva en la Amazonía, en terrenos húme-dos, bosques de ribera o junto a co-rrientes de agua.

Usos en EcuadorSe la consume en presentaciones

de cápsulas, té, jarabes; inclusive su tallo y hojas son ingeridas directa-mente. Se le han atribuido benefi-cios medicinales y curativos ya que

refuerza el sistema inmunológico del organismo, protege de enferme-dades tipo alérgicas, cancerígenas, hepáticas y gastrointestinales; tam-bién, desinflama la próstata. Se han registrado usos para tratamiento de eczemas y dermatosis.

Fitoquímica y farmacologíaTiene varios compuestos quí-

micos como alcaloides, saponinas y ácidos, de estos mencionaré a la naftoquinona droserona que es uti-lizada como antipasmódica y para tratar la tos convulsiva y al glucoal-caloide solanina que es ligeramente narcótico, sirve para contrarestar la bronquitis, la tos, los catarros intes-tinales, los dolores reumáticos, las afecciones cutáneas y las picaduras de avispas.

En homeopatía forma parte de la composición del medicamen-to homeopático antihomotóxico Zeel® utilizado para aliviar el dolor e inflamaciones reumáticas.

ContraindicacionesCuando se bebe grandes canti-

dades se producen fenómenos de excitación y alteración en el habla. Se han observado así mismo vómi-tos, hipo, mareo y espasmos, por esta razón queda su uso restringido a preparados por laboratorios far-macéuticos calificados. Las bayas tienen principios alucinógenos del tipo de los alcaloides glucosilados y saponinas.

patologías, porque entre algunas de ellas tienen una morfología muy parecida de sus hojas, en este senti-do cualquier planta que tenga estas

propiedades medicinales milagrosas se la puede llamar “dulcamara”, este artículo recoge algunas de estas es-pecies, pero probablemente existen

otras “dulcamaras” aún desconoci-das por el autor y la ciencia.

Otras especies llamadas “dulcamara”Especies nativas

Se han identificado al menos dos especies que pertenecen a dos fami-lias distintas, y que por sus propie-dades milagrosas han sido llamadas “dulcamaras”; su uso y conocimien-to es ancestral por los indígenas de varias nacionalidades ecuatorianas, más su difusión a los grupos urba-nos es reciente: 1. Capparis detonsa Triana & Planch. (Capparaceae), árbol, distribuida en Sierra y Ama-zonía, se la encuentra entre los 0-1 000 y 1 500-2 000 m de altitud. Nombres comunes: lumu yuyu,

punwi panka, wachansu (kichwa). Los Kichwa del Oriente se realizan baños con la decocción de las hojas para tratar la inflación del cuerpo y en Pastaza utilizan la parte interior de la corteza, hervida, para combatir la gonorrea (Fig. 1) y 2. Begonia gla-bra Ruiz ex Klotzsch (Begoniaceae), hierba terrestre o epífita, distribuida en Costa, Sierra y Amazonía, se la encuentra entre los 0-2 000 m de al-titud. Nombres comunes: kini tape (chafi´ki), pe ko tomo, shili ayan (tsafi´ki), punkwi panga, yaku kiwa (kichwa), hoja de sapo (español). Los Kichwa del Oriente (Napo) calientan la planta y la colocan so-

bres golpes para desinflamarlos, los Tsáchilas utilizan el emplasto de la planta para tratar paperas y tumo-

Figura 1. Capparis detonsa.

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42 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

res, las hojas hervidas se usan para curar los eczemas e irritaciones de la piel, mientras que los Chachi usan las hojas, machacadas y mezcladas con orina para tratar la gangrena y los Awa ingieren la decocción de la planta para eliminar las lombrices intestinales (Fig. 2).

Especies introducidasPertenecen a la familia Crasssu-

laceae, la cual está dividida en dos géneros: Bryophyllum y Kalanchoe, las cuales son comunes en África tro-pical y Asia. Muchas de ellas tienen propiedades medicinales importan-tes, mencionaré a tres de ellas, ya que son comercializadas en el Ecua-dor: 1. Bryophyllum gastonis-bonnieri (Raym.-Hamet & H. Perrier) Lauz.-March: hierba, introducida y culti-vada en Ecuador en Costa y Oriente entre los 0-1 000 m de altitud, dis-tribuida en Madagascar, Basónimo2: Kalanchoe gastonis-bonnieri Raym.-Ha-met & H. Perrier (Fig. 3), 2. Bryophy-llum daigremontianum (Raym.-Hamet & H. Perrier) A. Berger: hierba y subarbusto, introducida y cultivada en Ecuador en Costa y Sierra entre

2 El basónimo es el nombre científico bajo el cual fue originalmente nombrado o catalogado un taxón.

los 0-500 m y 2 000-2 500 m de alti-tud, distribuida en Estados Unidos, México y Madagascar, Basónimo: Kalanchoe daigremontiana Raym.-Ha-met & H. Perrier (Fig. 4), en Méxi-co se la denomina con los nombres comunes de aranto o aulaga y 3. Ka-lanchoe pinnata (Lam.) Pers.: hierba y subarbusto, introducida y cultivada en Ecuador en Costa, Amazonía y Galápagos, entre los 0-300 m de altitud, en la Sierra es cultivada en invernaderos, distribuida en Amé-rica, Angola, Australia, Islas Cana-rias, Java, India, Madagascar y Sri Lanka, Basónimo: Cotyledon pinnata Lam. (Fig. 5).

En la medicina popular de los países tropicales se bebe el jugo fresco de las kalanchoes para tra-tar las diarreas, todo tipo de fiebres y diferentes tipos de cáncer. En Europa se usa para tratar la esqui-zofrenia y crisis de pánico. Su uso externo es en forma de ungüento, contra hinchazones, tumores, abs-cesos, quemaduras y heridas de difí-cil tratamiento. Por otro lado, pue-de sanar daños celulares de muchos órganos provocados por la diabetes, afecciones a los pulmones, riñones, afecciones del aparato urogenital, afecciones al aparato digestivo, afecciones a la piel, problemas cir-culatorios, entre otros. Otros usos que actualmente se le dan a varios géneros son ornamentales como la especie Kalanchoe multiflora, a la venta en supermercados y locales de ex-pendio de plantas ornamentales en Quito.

La Enciclopedia de Plantas Útiles del Ecuador menciona 116 especies dis-tribuidas en 52 familias botánicas que son utilizadas para tratar el cán-cer y los tumores, de estas hay que destacar a Catharanthus roseus (L.) G. Don., hierba, introducida y cultiva-da en la Costa ecuatoriana entre los 0-500 m de altitud, Basónimo: Vin-ca rosea L. En las Figuras 6, 7 y 8 se indican algunas variedades.

Figura 2. Begonia glabra.

Figura 3. Bryophyllum gastonis-bonnieri.

Figura 4. Bryophyllum daigremontianum.

Figura 5. Kalanchoe pinnata.

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43 Curiosidades Científicas

Registro y Control Sanitario en Ecuador

Para conocer si un producto na-tural de uso medicinal de las cate-gorías A y B, cuenta con Registro Sanitario, ingrese a la base de datos del Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez (http://www.inh.gov.ec) esta base de datos a enero 2010 cuenta con 353 pro-ductos, de los cuales dos son en base a “dulcamara”.

Recomendaciones generalesEn términos generales lo impor-

tante es que cuando utilicemos un producto natural de uso medicinal tiene que estar estandarizada su fa-bricación, lo que garantiza la utili-zación de la misma proporción de principios activos y administrados en dosis apropiadas por un especia-lista.

Otros criterios generales de ob-servación son la efectividad (los beneficios obtenidos bajo circuns-tancias ordinarias, que pueden ser variables) y eficacia (los beneficios obtenidos bajo circunstancias idea-les) de un producto natural, para los cuales debemos tener presente los aspectos siguientes: 1) el efecto medicinal de una planta está en sus principios activos, los cuales son un complejo de compuestos quí-micos que la planta ha desarrollado a través de la evolución como me-canismos de defensa y que tienen un efecto sinérgico3 en su acción como droga; 2) fisiológicamente la planta puede potenciar o inhibir sus principios activos dependiendo de algunas consideraciones bióticas y abióticas; 3) la fitoterapia moderna debe utilizar cultivos controlados de plantas medicinales, así se logra que las propiedades de estas se de-fina con precisión y homogeneidad.

3 Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales.

AgradecimientosA Daniel Flores, hombre amable

y cordial que tiene un don especial para curar, que ha arrancado algu-nos secretos a las plantas en benefi-cio de los más necesitados.

Literatura consultadaCazar, L. y Romero C. 2009. Tesis de grado

Producción y Comercialización de una bebi-

da natural a base de Dulcamara (Solanum

dulcamara L.) en la ciudad de Guayaquil. Escuela Superior Politécnica del Lito-ral. Centro de Investigación Científica y Tecnológica. Facultad de Economía y Negocios, Guayaquil, Ecuador.

De la Torre, L., H. Navarrete, P. Muriel M., M.J. Macía & H. Balslev (eds.) 2008. Enciclopedia de las Plantas Útiles del

Ecuador. Herbario QCA de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador & Herbario AAU del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Aarhus. Quito & Aarhus.

Grünwald, J. y Jänicke, C. 2008. La farmacia

verde. Editorial Everest, S. A.Neira, M. 2000. El hombre que cura el cáncer.

Segunda edición, Ediciones Abya-Yala, Quito, Ecuador.

Ordinatio Anthiomotoxica et Materia Medica. 1998. Heel Madrid. Biologische Heil-mittel Heel Gmblt Baden-Bade Ale-mania

Rios, M., M.J. Koziol, H. Borgtoft Peder-sen & G. Granda (Eds.). 2007. Plantas

útiles del Ecuador: aplicaciones, retos y pers-

pectivas. Ediciones Abya-Yala, Quito, Ecuador. 652 pp.

Figura. 6 Catharanthus roseus.

Figura. 7 Catharanthus roseus.

Figura. 8 Catharanthus roseus.

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44 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

Por Lorena Meneses Olmedo([email protected])

La Química Teóricaen América Latina

¿Qué es la Química Teórica?

Es posible que en ge-neral, no se conoz-ca en qué consiste la química teórica. Es común asociar a la química sola-mente con proce-sos experimentales,

industriales, y por qué no, con fe-nómenos cotidianos. Muy poco se conoce de cómo se llega a diseñar un proceso experimental, de cómo se puede hacer la verificación de que un proceso se ha llevado con éxito, de la manera de determinar la estructura de un producto o cómo se establece el mecanismo de una reacción. Pues de todo esto se ocu-pa la química teórica.

El estudio de la química teórica se inició en Europa y EE UU a raíz del desarrollo de la mecánica cuán-tica a principios del siglo veinte. El contenido de la química teórica es más amplio que el de la mecánica cuántica, engloba además de los fun-damentos de la mecánica cuántica, las técnicas estadísticas que permi-ten pasar del micro al macrocosmos, y, por lo tanto, interpretar y predecir las experiencias fenomenológicas. La química teórica es parte de la quími-ca que se encarga del desarrollo de teorías y métodos, gracias a la utili-zación de modelos matemáticos, que permiten predecir y estudiar el com-portamiento de las moléculas desde el punto de vista mecano-cuántico.

La incidencia práctica de la quí-mica teórica está estrechamente li-gada al desarrollo de la informática. En la actualidad, la informática está invadiendo todos los campos cien-tíficos y profesionales, pero esto es especialmente relevante en el cam-po de la química, ya que la química teórica ha podido desplegar todas sus posibilidades gracias a la explo-sión de la potencia de cálculo de los modernos ordenadores. No es de extrañar que los químicos teóricos sean los principales usuarios de los diferentes centros de cálculo. Las simulaciones de Monte Carlo y de Dinámica Molecular son verdade-ros experimentos numéricos con ordenadores.

En un número anterior de esta revista (cfr. Nuestra Ciencia n.°10, pp. 58-60) hicimos una revisión com-pleta de las áreas de la química en las cuales se aplica la química cuán-tica y hablamos sobre el desarrollo de la informática. En este número, haremos una revisión del estado ac-tual de la química teórica en Amé-rica Latina, cuáles son las áreas de estudio en las que están interesados los químicos teóricos de Latino-américa y cuáles los principales re-sultados obtenidos por el grupo de química teórica de la PUCE.

En América LatinaPartimos por Brasil, el país más

grande de América Latina, y que ha contribuido enormemente al desa-rrollo de la química en general, y en

particular de la química teórica. En la Universidad de Brasilia, se han optimizando las funciones de onda del método Monte Carlo Cuántico (un método que permite calcular integrales numéricamente) para el estudio de moléculas diatómicas. Una función de onda es un valor propio de energía que permite solu-cionar la ecuación de Schrödinger. En la Universidad de Sao Paulo, se están realizando estudios de pro-cesos químicos en medio acuoso por medio de la utilización de va-rios métodos de la química teóri-ca como el método Monte Carlo y los métodos ab initio de química cuántica. En esta Universidad, tam-bién se ha estudiado la exactitud y confiabilidad de la información espectroscópica mediante la carac-terización de estados electrónicos de sistemas diatómicos, y cómo los métodos de la química cuánti-ca pueden proporcionar resultados energéticos suficientemente con-fiables para calcular la constante de velocidad y ayudar a elucidar mecanismos de reacción en siste-mas de relevancia atmosférica. En la Universidad Federal de Bahía, se ha estudiado el impacto de las in-teracciones inter e intramoleculares sobre las propiedades de materiales basados en fulerenos. Un fulereno es una molécula compuesta por 60 átomos de carbono dispuestos de tal manera que forman una esfera similar a un balón de fútbol, que ha encontrado potenciales aplicaciones

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45 Curiosidades Científicas

en nanociencia y nanotecnología (Fig. 1). En la Universidad Estatal de Campinas, se han realizado si-mulaciones de Dinámica Molecular para investigar el comportamiento estructural de receptores nucleares de las hormonas tiroidea y estróge-no para tratar de elucidar la inter-pretación de ensayos de funciones biológicas.

Más al sur, en la Universidad de Chile, se están buscando los isóme-ros más estables de clusters atómi-cos (cúmulos de átomos) por medio de metodologías nuevas como el Big Bang. En la Universidad An-dres Bello, se han desarrollado ín-dices globales y locales de nucleofi-lia y electrofilia para el estudio una serie de reacciones orgánicas. En la Universidad de Concepción, se han realizado estudios de mecanismos de reacciones enzimáticas median-te métodos híbridos de Mecáni-ca Molecular y Química Cuántica (QMMM). Estos métodos han per-mitido simular satisfactoriamente el sitio activo y el entorno utilizando la mecánica cuántica, y el resto de la enzima y el solvente aplicando la mecánica molecular. También se ha utilizado este método híbrido en el estudio de la conformación de den-drímeros de poliamidoamina (PA-MAM). Los dendrímeros son una

clase especial de macromoléculas sintéticas, que se caracterizan por tener una composición estructu-ral bien definida pues poseen una baja polidispersidad, a diferencia de los polímeros. Los dendrímeros de PAMAM poseen múltiples apli-caciones, especialmente en el área farmacéutica.

En Uruguay, en la Universidad de la República, se está haciendo uso de las herramientas de quími-ca computacional para el estudio de problemas en química ambien-tal. Se ha estudiado la interacción de moléculas en estado gaseoso, las interacciones entre gas y sóli-dos, partición de fases, el equilibrio químico entre especies, fenómenos de adsorción/desorción, oxidación-reducción de metales y sustancias orgánicas, procesos importantes en la química ambiental y de suelos.

En Argentina, en la Universi-dad del Noreste de Argentina, se han realizado estudios de espec-troscopia de resonancia magnética nuclear (RMN), en moléculas que contienen átomos pesados, intro-duciendo parámetros relativísti-cos. En la Universidad Nacional de Quilmes, se están obteniendo cons-tantes de velocidad en fase gaseosa, utilizando algoritmos mixtos clá-sico-cuánticos. En la Universidad

de Buenos Aires, se han realizado simulaciones computacionales en hemoproteínas, para entender las bases moleculares de la unión de ligandos y de la reactividad química de las hemoproteínas. En la Univer-sidad de La Plata, se han realizado estudios estructurales del ácido val-prónico, utilizado en el tratamiento de convulsiones provocadas por la epilepsia.

En Colombia, país vecino, en la Universidad de Antioquia, se ha estudiado la relevancia de la autoio-nización molecular en la ruptura de la simetría de moléculas de hidró-geno, expuestas a un laser de pulso de femtosegundo (10-15segundos) con intensidad ultravioleta (UV). Así mismo, se están analizando los efectos relativistas sobre las propie-dades moleculares de sistemas que contienen átomos pesados. Se co-nocen como átomos pesados, aque-llos que tienen densidad mucho mayor que 1,0g/mL, que es la den-sidad del agua. Son átomos pesados entonces, el oro, el plomo, el níquel, el cromo, el hierro, y la mayoría de los metales de transición, aquellos que se encuentran en el centro de la tabla periódica.

Estos son únicamente algunos ejemplos de los trabajos que se es-tán llevando a cabo en las Univer-sidades de América Latina, y, como se puede ver, son trabajos que, a pesar de estar enmarcados dentro de la Química Teórica, tienen apli-cabilidad futura de mucha relevan-cia, pues pueden permitir resolver con agilidad y economia problemas reales de procesos químicos, far-macéuticos, biológicos, etc.

¿Y en Ecuador?Regresando a nuestro país, en

la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), iniciamos un grupo de química teórica hace aproximadamente cuatro años. Los resultados de los trabajos rea-lizados están rindiendo sus frutos,

Figura 1. Estructura del fulereno C60. Cada vértice representa un átomo de carbono.

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46 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

pues ha sido posible publicar va-rios artículos, asistir a congresos internacionales y realizar colabo-raciones con investigadores de otros países. Nuestro grupo de in-vestigación es pionero en la quími-ca teórica en nuestro país, y ha ido adquiriendo importancia a nivel latinoamericano.

En nuestro grupo, estamos de-dicados al estudio de la reactividad química, es decir, definir porqué unas moléculas reaccionan con preferencia en un proceso químico frente a otras, entender qué hace que una reacción se produzca por un sitio específico de una molécula,

predecir mecanismos de reacción, estudiar aspectos termodinámicos y conocer la cinética de los proce-sos químicos. Nuestro trabajo está enmarcado principalmente dentro de la química orgánica, y nos he-mos enfocado a la aplicación y de-sarrollo de índices de reactividad y selectividad para clasificar los reac-tivos dentro de escalas.

Algunos resultados importantes incluyen el desarrollo de una escala absoluta de electrofilia global (ω) que permite clasificar los reactivos presentes en reacciones de oxida-ción de Baeyer-�illiger (Fig. 2). La electrofilia es la capacidad que tiene

una molécula para ganar electrones. Dentro de este contexto, analizamos el poder electrofílico de una serie de aldehídos y cetonas aromáticas que participan en estas reacciones de oxidación junto a peroxiácidos, para formar ésteres de interés comercial principalmente en las áreas farma-céutica y cosmética, donde se utili-zan como fuente de aromas. En la Figura 2 se puede ver claramente que los sustituyentes de los anillos aro-máticos influyen fuertemente en el carácter electrofílico de la molécula, pues las especies que tienen grupos que atraen electrones (NO2, Cl, Br) se encuentran en la parte superior de

Figura 2. Escala teórica de electrofilia global para una serie de aldehídos y cetonas.

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47 Curiosidades Científicas

la escala, mientras que aquellos con grupos que ceden electrones (CH3, OCH3, NH2) se encuentran en el fondo de la escala. Esto se debe principalmente a los efectos inducti-vos y de resonancia que se producen entre los sustituyentes, el anillo aro-mático y el carbono carbonílico que es el sitio que va a reaccionar. Los grupos que atraen electrones deses-tabilizan el carbono carbonílico, por lo que aumenta su reactividad, y por lo tanto su electrofilia, mientras que aquellos que ceden electrones, esta-bilizan este carbono haciendo que su reactividad disminuya. De esta manera, una serie de 18 aldehídos y cetonas han sido clasificados dentro de una escala absoluta, de manera que a nivel de laboratorio o indus-trial, se podrán escoger las molécu-las más reactivas para llevar a cabo el proceso de oxidación, y descartar aquellas que aparecen en la parte baja de la escala.

Otra reacción que estamos es-tudiando, que ha tenido un impor-tante desarrollo, es la de sustitución nucleofílica (SN2). En esta reacción, una especie nucleofílica (atrae nú-cleos o que cede electrones con facilidad), que puede ser neutra o aniónica, reacciona con un halo-genuro de alquilo para sustituir el halógeno. Esta reacción procede a través de un estado estacionario único y ha sido muy discutida en términos de los factores que modi-fican su reactividad.

En nuestro estudio, analizamos los factores termodinámicos, ciné-ticos y de reactividad que intervie-nen en esta reacción. Estudiamos las energías de reacción (∆E) y las energías de activación (∆Ea) para la sustitución de cloruros de eti-lo, isopropilo y ter-butilo con una serie de aniones, encontrando que la variación en la estructura del

halogenuro de alquilo no influye de forma importante en la energía de reacción, mientras que la varia-ción en la estructura del nucleófilo sí. En cuanto a la energía de acti-vación, analizamos los estados de transición involucrados en estas re-acciones. En la Figura 3 se presenta lo que se conoce como un perfil de energía potencial en función de la coordenada de reacción, donde se

indica la energía de reacción (∆E) para la reacción del cloruro de etilo con el anión nitrilo (CN-), el estado de transición encontrado y la ener-gía de activación (∆Ea). Con estos parámetros, se puede entender el mecanismo de reacción de sustitu-ción, así como también predecir la reactividad de estos aniones frente a halogenuros de alquilo en reac-

ciones de sustitución.Con los resultados que estamos

obteniendo, pretendemos aportar al mejoramiento y aprovechamiento de recursos en múltiples procesos industriales, especialmente dentro de la áreas de química farmacéuti-ca, química de polímeros, química de nuevos materiales, nanotecnolo-gía, y, en el futuro, deseamos incur-sionar en el área de la bioquímica. Los estudios realizados en el marco de la química teórica aportan con datos invaluables a la química expe-rimental, que se traduce en un aho-rro de tiempo y, sobre todo, dinero en la industria.

Literatura consultadaAndrés, Juan; Beltrán, Juan. Química Teórica

y Computacional. Univeritat Jaume, Cas-telló de la Plana, 2000.

Resúmenes del XXX� Congreso de Quí-micos Teóricos de Expresión Latina QUITEL 2009.

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+

Halogenuro de alquilo nucleófilo producto de sustitución

Figura 3. Perfil de energía potencial para la reacción del anión nitrilo con cloruro de etilo. Se

presentan la energía de reacción (∆E), la energía de activación (∆Ea) y la estructura del estado de

transición (n es la frecuencia imaginaria característica de un estado de transición).

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48 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

Introducción

Un sexto de la población mun-dial que vive en países de-sarrollados, es responsable del consumo del 75% de los re-

cursos y la energía del mundo, a pe-sar de este valor se observan nive-les de contaminación relativamente bajos. Mientras que en los países en vías de desarrollo conformado por aproximadamente tres mil millones de personas, se observa una con-siderable reducción de los recur-sos renovables. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (1997), ocho millones de personas mueren anualmente por el consu-mo de agua contaminada. Este dato nos invita a reflexionar puesto que aproximadamente un 3% del agua en el planeta es agua dulce y sola-mente de este valor, el 0,02% se en-cuentra en lagos y ríos.

Bajo esta perspectiva convie-ne encarar la problemática actual sobre la gestión de los recursos hídricos, los cuales hoy en día se han convertido en un recurso no renovable debido a causas muy bien conocidas como son la explotación demográfica, el inadecuado manejo de los recursos naturales, el rápido desarrollo de las economías emer-gentes, sistemas políticos fallidos y sociedades que se desintegran.

Explotación del petróleo y sus derrames

Uno de los principales ingre-sos económicos para el país es la explotación de petróleo, la cual se encuentra concentrada en la región oriental. Lamentablemente, durante los procesos de extracción de cru-do se han producido derrames, los cuales han contaminado los dife-rentes compartimentos ambientales (suelo, agua y aire) y han afectado a la biota local (Lucas, K, 1999). De igual manera, se han reportado de-rrames de combustible en impor-tantes áreas protegidas tales como Galápagos (Diario Hoy, 2009), por lo que es indispensable desarrollar técnicas efectivas de análisis e iden-tificación de los hidrocarburos to-tales de petróleo (HTP’s ) a fin de poder estimar el destino ambiental y el impacto de estos compuestos en las zonas afectadas.

Los hidrocarburos totales de petróleo (HTP’s)

Así, hoy en día, los químicos am-bientales enfrentan nuevos desafíos en el desarrollo de metodologías de análisis adecuadas que permitan identificar contaminantes a niveles traza. Uno de los principales con-taminantes orgánicos provenientes de la industria petrolera son los hidrocarburos totales de petróleo HTP’s, estos compuestos conta-minan los recursos no renovables: aire, agua, suelo y biota, ocasionan-do el deterioro de su calidad, lo cual

CONTAMINACIÓN DE RECURSOS NO RENOVABLES CON HIDROCARBUROS TOTALES DE PETRÓLEO:

UN DESAFÍO PARA LOS QUÍMICOS AMBIENTALES

Por Tanya Cáceres Correa, Wendy Heredia Rojas([email protected]), ([email protected])

C u r i o s i d a d e s C i e n t í f i c a s

Supongamos una reu-nión hipotética entre los miembros de las actuales y las futuras generaciones, para decidir sobre reglas de distribución de los recursos naturales entre generaciones. ¿Cuál sería el crite-rio de sostenibilidad, producto de esta reu-nión? Seguramente como lo señala Tom Tietenberg1, “el crite-rio de sostenibilidad sería como mínimo que las generaciones futuras no deben es-tar en peor condición que las actuales, y las distribuciones, que empobrezcan a las futuras generaciones a fin de enriquecer a las actuales, son ob-viamente injustas”.

1Tietenberg, Tom, (1992), Eco-nomics of the Environment: an overview, Environmental and Natural Resource Economics, Harper Collins Publishers Inc., Cap. 2, pp. 18-23.

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49 Curiosidades Científicas

incide directamente en la calidad de vida de los organismos.

EL término hidrocarburos tota-les de petróleo abreviado HTP’s se utiliza para definir una familia de varios cientos de compuestos quí-micos originados del petróleo cru-do. Los HTP’s son una mezcla de compuestos orgánicos en su mayo-ría no polares tales como hidrocar-buros alifáticos y aromáticos, algu-nas de las sustancias químicas que pueden encontrarse en los HTP’s son aceites minerales, combustibles, naftalina, xileno, fluoreno, quero-sén, benceno, etc. (Hidalgo, 2009). Debido a que existen muchos pro-ductos químicos en el petróleo cru-do y sus derivados, no es práctico medir cada uno en forma separada; sin embargo, es útil medir la canti-dad total de HTP’s en un sitio.

La toxicología de los HTP’s no es bien conocida, ya que no exis-ten estudios detallados de toxici-dad aguda y crónica de todos sus componentes. Sin embargo, se ha observado que los compuestos en las diferentes fracciones de los HTP’s afectan la salud de manera diferente. Algunos componentes de los HTP’s, especialmente los compuestos más pequeños como el benceno, tolueno y xileno (que se encuentran en la gasolina), pueden afectar el sistema nervioso de seres humanos. Las exposiciones a canti-dades suficientemente altas pueden ser fatales. La inhalación de con-centraciones de benceno más altas de 100 partes por millón (100 ppm) durante varias horas puede produ-cir fatiga, dolor de cabeza, náusea y adormecimiento. Cuando la exposi-ción cesa, los síntomas desaparecen. Sin embargo, la exposición durante un período prolongado puede pro-ducir daño permanente del sistema nervioso central. Además, el bence-no es un compuesto carcinogénico y ha sido clasificado como conta-minante grupo 1 por La Agencia Internacional para la Investigación

del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés). Otros componentes de los HTP’s o productos del petróleo, por ejemplo el benzo(a)pireno pueden probablemente producir cáncer en seres humanos (Grupo 2A IARC) basado en estudios toxicológicos en seres humanos y en animales.

La ingestión de algunos produc-tos de petróleo, tales como gasolina y kerosén, produce irritación de la garganta y el estómago, depresión del sistema nervioso, dificultad para respirar y neumonía debido al paso de líquido hacia los pulmones. Los componentes de algunas frac-ciones de los HTP’s también pue-den afectar el sistema inmunitario, el hígado, el bazo, los riñones y los pulmones. Algunos componentes de los HTP’s pueden irritar la piel y los ojos, mientras que otros, por ejemplo algunos aceites minerales,

no son muy tóxicos y se usan en ali-mentos (Agency for Toxic substan-ces and disease Registre, 1999).

Metodología desarrollada en el centro de servicios ambientales y químicos (CESAQ–PUCE) para el análisis de HTP’s.

Los métodos para determina-ción de HTP’s en agua y en suelo que utiliza el Centro de Servicios Ambientales y Químicos, CESAQ, están basados en métodos estanda-rizados como son el método APHA SM 5520 F: Hidrocarburos - ASTM D3921: Standard Test Method for Oil and Grease and Petroleum Hydrocarbons in Water y el méto-do EPA 3550. Adicionalmente, los métodos están validados y comple-tados con los aspectos que hacen referencia a las normas, por lo cual, se crea un procedimiento interno

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50 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

el cual está acreditado (CP-PEE-A072) (Hidalgo, 2009).

Los métodos utilizan una extrac-ción con solvente S-316 (reemplazo de freón por su elevada toxicidad y riesgo ambiental) de los HTP’s en las muestras de agua y suelo, se realiza una limpieza con sílica y posteriormente se realiza la deter-minación cuantitativa por Espec-trofotometría de Infrarrojos (4000-550 cm-1), midiendo la absorbancia de la muestra y comparándola con una curva de calibración de están-dares conocidos donde se relaciona la absorbancia con la concentración (Hidalgo, 2009).

En los siguientes gráficos se pue-den observar los resultados de aná-lisis realizados para los Hidrocarbu-ros Totales de Petróleo en muestras de suelos, utilizando la metodología descrita anteriormente.

La concentración de HTP’s varía entre 0,1 a 3000 mg/Kg evi-denciando que el método utilizado permite la cuantificación de estos

compuestos desde niveles traza has-ta concentraciones elevadas. Por lo tanto, la metodología desarrollada es una herramienta útil para iden-tificar y cuantificar hidrocarburos en matrices ambientales tales como agua y suelo. Los HTP s pueden migrar desde las zonas contamina-das hacia cuerpos de agua superfi-ciales y subterráneas mediante pro-cesos de escorrentía y percolación y de esta manera contaminar este recurso tan importante. Además, debido a la alta toxicidad de ciertos componentes de los HTP s, espe-cies sensibles que viven en ecosiste-mas acuáticos pueden ser afectadas inmediatamente (efectos agudos) o en el futuro (efectos crónicos) debi-do a la exposición a estos compues-tos. El desarrollo de metodologías analíticas sensibles nos permitirá monitorear de una manera más eficiente la concentración de estos compuestos en el medio ambiente a fin de poder mitigar los daños que estos xenobióticos puedan causar

en áreas de alto interés ecológico tales como los bosques tropicales de la Amazonía, catalogados como puntos calientes (hotspots); es de-cir, en los que se encuentra mayor número de especies por hectárea.

Desafío para los Químicos Ambientales

Por lo tanto, es importante rea-lizar el control ambiental de los recursos no renovables, con labora-torios especializados y acreditados que permitan tomar decisiones a partir de resultados “confiables” y de esta manera tomar acciones para proteger nuestro medio ambiente. Éste es un gran desafío para los químicos ambientales en este siglo, puesto que la conservación del am-biente es una responsabilidad que nos atañe a todos, y de esto depen-de el futuro de nuestro planeta.

Literatura consultadaAgency for Toxic substances and disea-

se Registre, 1999. Total Petroleum Hydrocarbons. http://www.atsdr.cdc.gov/es/phs/es_phs123.pdf.

Diário Hoy. 2009. Derrame de combusti-ble contamina 200m de playa en Islas Galápagos. http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/derrame-de-com-bustible-contamina-200-metros-de-playa-en-islas-galapagos-353779.html

Hidalgo, Alexandra. 2009, “Resumen de Análisis Hidrocarburos Totales de Pe-tróleo”, Quito, Ecuador.

Lucas, K. 1999. El petróleo destruye la Amazonía. Organización de Estados Americanos para la Ciencia y la Cul-tura. http://www.oei.org.co/sii/entre-ga18/art03.htm.

Tietenberg, Tom. 1992. “Economics of the Environment: an overview”, Environ-mental and Natural Resource Econo-mics, Harper Collins Publishers Inc., Cap. 2, pp. 18-23.

World Health Organization (OMS), 1997. How does safe water impact global health.

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Var iació n d e la Con centración de HTP's

Hidrocarburos Totales de Petróleo mg/kg

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51 Curiosidades Científicas

Me acuerdo de esta ilusión óptica du-rante mi viaje desde Pedro �icente Mal-donado, en P i c h i n c h a ,

hacia el suroriente de Esmeraldas. Ahí, a orillas del río Canandé, yace uno de los pocos remanentes de bosque verdadera-mente protegidos de esta zona exquisi-tamente diversa. Y es que los bosques esmeraldeños tienen una diversidad de flora y fauna excepcional, incluyendo un alto porcentaje de especies endémicas (especies que habitan únicamente un área restringida), que supera el 20 % en diferentes grupos de animales y plan-tas. Esta zona alberga gran variedad de especies en peligro de extinción como el mono aullador, el tapir de la costa, mono araña de cabeza café, entre otros. Los bosques de Esmeraldas están ubi-cados en el hotspot o punto caliente de diversidad Chocó Darién-Occidente del Ecuador. En el mundo existen 21 hots-pots que son zonas caracterizadas por poseer tasas excepcionales de especies endémicas, pero que experimentan a su vez pérdidas excepcionales de hábitat naturales (más del 70 % de cobertura vegetal). Para el caso de Esmeraldas, no existen cifras oficiales y actualizadas de cuánto aún persiste de su cobertura ve-

getal original. Datos publicados para el año 2001, mostraron que aún quedaban en pie 600 000 ha de bosque primario; sin embargo, el Clirsen evidenció que en Esmeraldas quedaban alrededor de 220 000 ha hasta el 2000, o sea menos del 15 % de bosques naturales. La alar-mante pérdida de hábitat naturales es más visible si se considera que anual-mente se talaban 15 mil hectáreas de bosque, lo que equivale a 16 mil can-chas de fútbol profesional (reporte para el año 2001). Parecería ser que en poco tiempo más ya no se la podrá llamar a Esmeraldas por el sobrenombre habi-tual, la provincia verde. Más lamentable aún es que este patrón de deforestación vertiginoso ocurre en todo el país. Se-gún datos de la FAO, publicados en el 2007, entre el periodo de 2000-2005, Ecuador fue el país que más deforestó en América Latina.

Causas de deforestaciónLlego a Golondrinas, un pequeño

pueblo que queda en el límite entre la provincia de Pichincha y Esmeraldas. El paisaje es repetitivo durante todo el trayecto: los bosques naturales han desaparecido. La principal causa de de-forestación en toda la provincia ha sido la explotación maderera. Hasta 1995, el 80 % de la madera que se utilizaba en el Ecuador provenía de Esmeraldas y en años recientes, este porcentaje se redu-jo al 60 % y la Amazonía es la que ha provisto el otro 40 %. (Fig. 1.) La his-toria de las madereras empezó hace dos siglos en Esmeraldas. En 1857, el Estado ecuatoriano concesionó por 83 años ex-tensos territorios a la compañía británica Ecuador Land Company para explota-ción de madera, plantas medicinales, en-tre otros. Posteriormente, desde 1970 el Estado continuó con las concesiones de

terrenos a empresas madereras, y, en defi-nitiva, han sido estos procesos los que han permitido que estas empresas devasten miles de hectáreas de bosque prístino de forma legal. Debido a que la madera co-menzó a escasear en tierras concesionadas, empezó la compra de

C u r i o s i d a d e s C i e n t í f i c a s

Por M

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F. C

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Por María F. Checa([email protected])

Esmeraldas: una riqueza natural en peligro

“Él se siente a sí mismo [el ser humano], a sus pensamientos y sentimientos

como algo separado del resto, un tipo de falsa ilusión óptica de su conciencia.

Esta delusión es un tipo de prisión… nuestra meta debe ser liberarnos…

ensanchando nuestro círculo para incluir a todas las criaturas vivientes y a la

naturaleza entera en su asombrosa belleza”A. Einstein

Figura 1. Explotación maderera.

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52 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

tierras a campesinos y comunidades in-dígenas. La falta de ingresos económicos ha presionado a cientos de campesinos a vender sus tierras a precios irrisorios e, incluso, a explotar la madera de sus tierras y venderla. Por otro lado, la tala ilegal es un problema serio que también afecta la preservación de reservas natu-rales en esta zona, como es el caso de Mache Chindul situada al suroccidente de la provincia.

En los últimos años, otro factor que ha incrementado la destrucción de bos-ques naturales es el cultivo de palma afri-cana (Fig. 2). Los frutos de estas palmas se cosechan para producir aceite de co-cina, jabón, chocolate; además, el interés en su cultivo ha aumentado considera-

blemente debido a que puede ser materia prima para la generación de biocombus-tibles. Este tipo de plantación requiere un alto grado de capital y cuatros años continuos de inversión antes de reali-zar la primera cosecha, lo que dificulta en gran medida que pequeños finqueros tengan sus propios cultivos. Un proble-ma grave relacionado a esta actividad es la utilización indiscriminada de agroquí-micos de alta toxicidad, muchos de ellos clasificados como altamente peligrosos por la Organización Mundial de la Salud. Los agrotóxicos están relacionados con enfermedades parasitarias (las enferme-dades diarreicas son una de las princi-pales causas de mortalidad en Esmeral-das) y con el cáncer. Los trabajadores

son afectados por el contacto directo o indirectamente por la ingestión de agua contaminada con estos productos. La contaminación afecta a la comunidad en general, ya que los ríos que les proveen agua atraviesan estas plantaciones.

Finalmente, otra actividad que ha incidido en la pérdida de bosque son las plantaciones de eucalipto. Aunque esta especie sea nativa de Australia y pueda producir daños irremediables al ambien-te y, por consecuencia, a las comunidades humanas locales, es legalmente cultiva-da en la zona por parte de la corporación transnacional japonesa-estadounidense Eucapacific. El objetivo es plantar 10 500 ha de eucalipto para la producción de celulosa y papel.

¿Quién se benefició con la ex-plotación de recursos naturales?

Es muy visible que la explotación de los recursos naturales no han ayudado a sus pobladores a salir de la pobreza. Me acuerdo de la historia de doña María y don Jacinto, habitantes de la orilla del río Canandé. Ellos viven valientemente sembrando cacao, criando gallinas y cer-dos, sin agua potable, ni luz u otro servi-cio básico. (Fig. 3). Tienen algunos pro-blemas de salud, el más reiterativo es la leishmaniasis, una enfermedad tropical producida por un organismo microscó-pico pero transmitida por un insecto, la mancha blanca. En la zona, le denomi-nan la “llaga brava” debido a que en el área del picado, la Leishmania va degra-

dando la carne humana y produciendo huecos en forma de volcanes. Ellos se vieron obligados a salir a Quito o a Ma-chala para obtener medicamentos, ya que en los alrededores de donde habitan no los pueden conseguir a pesar que es una enfermedad común en la zona. Doña María además tiene cisticercosis (enfer-medad producida por un parásito del cer-do, que luego de ingerirse se alberga en el cerebro humano) y osteoporosis (en-fermedad que debilita los huesos). Doña María no se aflige ni se derrumba. Si la enfermedad llega o empeora, cruza el río en una pequeña canoa a remo, cruza en mula la palmicultora vecina y llega a la carretera a tomar el bus. Lleva con ad-mirable valentía su pesar y sus años. No es difícil notar que la situación de Doña María refleja las condiciones de vida en que viven muchos lugareños. Según el INEC, el 89 % de los esmeraldeños son pobres; es decir, sus necesidades básicas (acceso a la educación, salud, nutrición, vivienda, servicios urbanos y oportuni-dades de empleo) no están satisfechas.

Por otro lado, la explotación de re-cursos naturales generalmente ha sido justificada con la producción de empleos para las comunidades locales. Sin embar-go, las empresas dedicadas a la agroindus-tria en esta zona (madereras o de palma africana) ofrecen empleos, pero escasos y temporales con salarios injustos y sin cumplir los requisitos laborales míni-

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Panorámica del bosque de Esmeraldas.

Figura 2. Cultivos de Palma Africana.

Figura 3. Pobladores de la orilla de Canandé.

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53 Curiosidades Científicas

mos. La mayor parte de gente que vende sus tierras pasa a ser mano de obra bara-ta, que según algunas denuncias de casos reportados en palmicultoras, llegan a ga-nar USD $ 40 al mes sin seguridad social, ni beneficios de ley. De acuerdo a estos datos, la explotación de más de un mi-llón de hectáreas de bosque virgen no ha contribuido a mejorar el nivel de vida de sus comunidades locales, pero entonces, ¿a quién benefició? En cuanto a cifras de compra y venta, el dueño recibe USD $ 6 por un árbol de 4 m3 cantidad necesaria para obtener 1 m3 de tríplex; el metro cú-bico de tríplex se vende a un promedio de USD $ 459, el 98,4 % de las ganancias se lleva la industria maderera, el 1.1 % es para los trabajadores y el 0,5 % es para el Estado como impuestos.

Consecuencias de la deforestación La deforestación ha producido gra-

ves consecuencias sociales y ambienta-les. Las pérdidas de la inigualable belle-za paisajística de los bosques naturales, el canto de cientos de animales como el Chocó tucán o los monos aulladores en la mañana, serán irremplazables. La fal-sa ilusión óptica de la que Einstein ha-blaba es ahora más que nunca visible y obvia, porque las consecuencias incluso limitarán nuestra propia supervivencia y no estamos haciendo nada para evitarlo. Entre las consecuencias más directas es-tán la pérdida del agua y la proliferación de enfermedades tropicales. Es común escuchar que los lugareños se quejan más frecuentemente sobre la disminu-ción de la lluvia y la prolongación del incandescente sol de verano. La hume-dad ambiental ha disminuido y el cauce de ríos y riachuelos también, y es que un bosque húmedo tropical, como el de Es-meraldas y la Amazonía, puede producir más del doble de la cantidad de agua que consume. No así las palmicultoras o las

plantaciones de eucalipto, las cuales no solo que no producen más agua sino que absorben inmensas cantidades de este re-curso: una sola planta de eucalipto puede absorber 200 litros de agua al día, can-tidad suficiente para cubrir la necesidad diaria de 200 personas. Entre otras con-secuencias están la erosión, la prolifera-ción de plagas agrícolas y la desertifica-ción, procesos que afectan directamente la actividad agrícola, medio que provee alimentación y fuentes de ingresos a las comunidades locales.

Esperanza para el futuroExisten algunas iniciativas que per-

miten vislumbrar un futuro mejor, más justo social y ambientalmente en Esme-raldas. (Fig. 4). Algunas comunidades locales están apostando a programas de desarrollo sostenible conservando los recursos naturales. Un ejemplo es la co-munidad Awá en el norte de la provincia, que hace poco tiempo marchó hacia la capital para exigir el derecho legal sobre sus tierras. Ahora lo tienen y resisten día a día frente a la presión de explotación de sus tierras apostando a otro tipo de de-sarrollo, más justo y equitativo. Por otro lado, el año anterior, un ente estatal dejó sin efecto la adjudicación ilegal de cien-tos de hectáreas de bosque esmeraldeño por una empresa privada, permitiendo que vuelvan a manos del Estado. Queda la esperanza que en un futuro, estas hec-táreas valiosas sean manejadas en benefi-cio del país. Finalmente, un valioso paso hacia delante es la propuesta del progra-ma Socio Bosque por parte del gobierno actual. Este programa consiste en entre-gar un incentivo económico a los dueños de tierras con bosques conservados con el fin de que los protejan. El valor econó-mico del incentivo depende del número de hectáreas por proteger. Mientras ma-yor es este número, mayor es el cantidad

que se recibe por cada hectárea, aunque el valor máximo que se entrega por cada una es USD $ 30. Este tipo de medidas han sido implementadas hace varios años en países como Costa Rica y han tenido éxito, corroborando a la preservación de bosques naturales. Este tipo de incentivo económico puede marcar una diferencia, ya que el incentivo principal de la gente local para explotar sus tierras o interve-nir en la explotación de los recursos es la imperante necesidad diaria de sobrevivir a la pobreza. Es lógico concluir que estas iniciativas de conservación serían más eficientes si paralelamente se invertiría en la protección real de las reservas na-

turales del Estado que aún persisten en Esmeraldas. Además, que exista un ma-yor control sobre los responsables de la devastación de nuestro patrimonio natu-ral que ha beneficiado sólo a unos pocos. Sin duda, Esmeraldas es aún una joya natural que espera por el despertar de un poco de justicia y solidaridad.

Literatura consultadaChivian, E. and A. Bernstein. 2008. Sustai-

ning Life: how human health depends on biodiversity. Oxford Press, United Kingdom.

Checa, M. F. 2008. Mariposas de Canandé: sus amenazas, potencial y futuro. Tra-ma Ediciones y PUCE, Ecuador.

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Figura 4. Atardecer de Esmeraldas.

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G e n t e q u e h a c e h i s t o r i a

¿Cómo conocí al Dr. Henrik Balslev?1

La tarde del jueves 15 de octubre de 2009, acudí presuroso al Auditorio Mayor del Centro Cul-tural de la PUCE; pues-to que a las 18:00 h, se realizaría la ceremonia

de investidura de “Doctor honoris causa” al científico danés Henrik Bals-lev, por haber “contribuido significati-vamente a la formación de botánicos ecuatorianos y al desarrollo científico de nuestro país”.

Mientras espero que la ceremonia comience, mi memoria trae al presente la primera vez que conocí al Dr. Bals-lev. Sucede que en julio de 1999, pre-senté a la comunidad universitaria y al Ecuador el primer número de la revista Nuestra Ciencia, órgano de divulgación científica de los profesores y ex alum-nos graduados de la Facultad de Cien-cias Exactas y Naturales de la PUCE. A pesar del éxito que tuvo este primer número, no lograba obtener financia-

1El Profesor Henrik Balslev, de nacionalidad danesa, nació el 4 de enero de 1951. Inició sus estudios uni-versitarios en la ciudad de Aarhus, Dinamarca, donde obtuvo la maestría en Biología, en 1978. Posterior-mente, se especializó en la City University of New York en un programa sobre Sistemática de plantas, coauspiciado por el Jardín Botánico de Nueva York, del cual fue becario entre 1978 y 1981. Obtuvo su título de Doctor (Ph. D.) en 1982 y se trasladó a Quito para colaborar con el Departamento de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador como profesor y director del Herbario hasta 1984. Entre 1983 y 1984 actuó como curador asociado del Jardín Botánico de Nueva York. Desde fines de 1984, ha sido profesor de la Universidad de Aarhus, donde emprendió su carrera como profesor Asociado y curador del Herbario (1984-1989), luego Profesor (1989-1997) y finalmente Profesor (desde 1997, hasta la actualidad), la más alta dignidad que puede aspirar un profesor universitario. En el ámbito científico, el profesor Balslev ha recibido reconocimientos por su trayectoria y aportes a la Botánica, especialmente lati-noamericana; entre los más importantes está la Golden Medal, Faculty of Science, Charles University, Prague (1998), y la designación como miembro del Consejo de Investigaciones de la Academia Danesa de Ciencias Naturales (2009). Otros reconocimientos los ha reci-bido de sus colegas botánicos, quienes han nombrado siete especies de plantas con flores en su honor.

miento para el segundo; por más es-fuerzos que realizaba, las empresas me cerraban sus puertas.

Cierto día, por sugerencias de mi colega y buena amiga Eugenia del Pino, visité al Dr. Balslev en la Biblioteca del Herbario de la PUCE, quien, al día si-guiente, se regresaba a su tierra natal, Dinamarca. Me recibió con amabilidad, y, después de escuchar pacientemente mi petición para que sea la Universidad de Aarhus la que financie este segun-do número de Nuestra Ciencia, me dijo: “leí el primer número, me pareció in-teresante y bien diseñado; envíeme un e-mail a Dinamarca escribiendo las ca-racterísticas que va a tener el segundo; espero que éste tenga la misma calidad del primero”. Y eso fue todo, la conver-

sación terminó. Días después, el finan-ciamiento se concretizó (Cfr., Rengifo, Instantes de Vida y Ciencia, Quito, Hojas y Signos, 2006, p. 45).

Ahora que rememoro aquel en-cuentro, caigo en cuenta en dos valores claves del Dr. Balslev: paciencia para escuchar y ejecutividad para actuar.

¿Por qué se hizo merecedor al doctorado honoris causa?

La ceremonia empieza, al son de La Marcha militar de Shubert, entran, uno tras otro, los decanos; luego ingresan, al ritmo de los compases de la Marcha Radetzky de Jhoann Strauss, las autori-dades de la PUCE y el homenajeado. Cuando todos están bien ubicados, en la mesa directiva, a la izquierda del

Henrik Balslev: un Doctor honoris causa con todos los honores

Por Alberto Rengifo A.(arengifo@puce. edu.ec)

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55 Gente que hace historia

Gran Canciller, Mons. Raúl �ela Chi-riboga, se divisa al Dr. Henrik Balslev: alto, robusto, calvo; sus ojos apacibles se resguardan tras unos lentes de ca-rey, su barba blanca le hace parecer un Papá Noel de postal que provoca una inmediata simpatía.

El acto se realiza con rigor y senci-llez. Cada uno de los oradores, con su peculiar estilo, nos hace caer en cuenta del porqué se ha hecho merecedor al doctorado honoris causa este científico danés.

Científico prolífico e incansable, maestro motivador, amigo leal

El Dr. Renato �alencia recalca la faceta de su dedicación al trabajo; la cual le ha permitido liderar proyec-tos, investigaciones, publicaciones, asesoramientos. Científico riguroso, con mucha imaginación. Parecería que nunca descansa o, mejor dicho, que el trabajo es su descanso. Una muestra fe-haciente de lo anotado es, precisamen-te, sus 120 publicaciones, la mayoría como primer autor, y 8 libros editados sobre Ecología y Sistemática de Bos-ques Tropicales.

Concomitante a esta cualidad, aflo-ra su capacidad de “maestro”, de aquel que no se limita a dar sus clases, sino que valora, estimula, motiva, para que los conocimientos adquiridos constitu-yan el soporte para buscar alternativas que favorezcan el desarrollo normal de la naturaleza y, por ende, el desarrollo integral de la persona. Justamente, una de sus mayores contribuciones ha sido la formación de científicos e investiga-dores jóvenes; entre éstos hay 25 doc-tores (Ph. D.), de ellos 7 ecuatorianos; 44 Maestros (M. Sc.), de ellos 4 ecuato-rianos; y 4 estudiantes de Licenciatura de la PUCE.

�alencia recuerda con gratitud y simpatía sus años de estudiante, cuan-do asistía a las clases del Dr. Balslev; pues, más que un profesor se constitu-yó en un amigo que orientaba, sugería y estaba pronto a dar su mano de ayu-da. Por esto, a pesar del tiempo trans-

currido, casi todos los ex alumnos de Balslev lo consideran su amigo. Y esto lo pude constatar, precisamente, en la ceremonia del “doctorado”, puesto que esos ex alumnos, convertidos hoy en excelentes profesionales, querían estrechar su mano, darle un abrazo, tomarse una foto con él. Nunca como en esta ocasión pude constatar aquello que dice un poeta: “Me da gusto decir-lo que en esta tierra vive un amigo, un amigo que nunca se olvida”.

“Un hombre que ha dedicado toda su vida a la vida”

Manuel Corrales Pascual, nuestro Rector, con la claridad, sencillez y profundidad que caracterizan sus in-tervenciones, nos hace caer en cuenta de que “La voz que en esta ocasión nos convoca a ustedes y a mí es la voz de la �ida. La �ida con mayúscula, y nuestras propias vidas como ma-nifestación y signo de esa �ida tras-cendente en la que —lo queramos o no— radica nuestra existencia”. Bajo esta premisa, Corrales sostiene que “lo que realmente interesa y debe in-teresar a una universidad es la perso-na: su realización, su plenitud como tal persona, su desarrollo pleno y completo. … y una de las condiciones de posibilidad del desarrollo integral de las personas es el medio ambiente adecuado ¡La naturaleza! ¡La natu-raleza que nos rodea! Esos montes, esos ríos, esas plantas, esos animales, esas piedras … y, juntamente con la naturaleza, lo mejor que haya hecho el ser humano, por domeñarla, por perfeccionarla”. Ciertamente, el Dr. Henrik Balslev al estar dedicando toda su vida a la vida, “con su trabajo encaminado a un mejor conocimiento de este medio megadiverso que es el Ecuador, nos ha dado la mejor lección de Botánica: aquella que nos enseña que el desarrollo integral de las per-sonas, misión de la Universidad, no podrá conseguirse sin una conciencia de respeto y de amor a nuestro mundo natural”.

Una entrevista “sui generis” que refleja a un hombre sabio y feliz

Durante el coctel, que se sirvió después de la ceremonia, aprovecho la oportunidad para en unos cuantos segundos identificarme y solicitarle me conceda una entrevista que me fa-cilitará la tarea de escribir su perfil, el cual aparecerá en la sección Gente que Hace Historia en el duodécimo número de Nuestra Ciencia; él acepta de gustoso, pero como todos quieren saludarlo y felicitarlo efusivamente, no logramos establecer día ni hora. Y por esas cosas que tiene la vida, no pude entrevistarle; puesto que él regresó a Dinamarca, an-tes de lo que yo pensaba.

Con el ánimo de transmitir a usted, amable lector, algunas facetas que no siempre se abordan cuando se escribe acerca del diario vivir de un científico, me permito transcribir sus respuestas a un cuestionario que le envié a Dina-marca, vía e-mail.

¿Cómo recuerda su niñez y su ju-ventud?

Nací en África, en lo que era Tan-ganyika que más tarde se convirtió en Tanzania. Mi padre trabajó en un hos-pital como doctor y enfermero. Soy el cuarto de cinco hijos. Todos fuimos a una escuela con profesores escandina-vos, quienes eran contratados porque la misión empleaba a muchas personas de los países escandinavos. �iví ahí hasta los 10 años. Entonces, regresamos a nuestra nativa Dinamarca donde mi pa-dre trabajó como doctor de familia en un pequeño pueblo en el campo. Eso fue en los años 60, fueron años muy fe-lices. �ivíamos en una casa grande, con mucho espacio y teníamos un gran jar-dín que yo ayudaba a cuidar. Yo estaba particularmente interesado en el cultivo de la huerta, donde teníamos muchos vegetales. También teníamos bastantes árboles de manzana y pera. En la par-te de atrás del jardín, había grandes ár-boles de olmo, y construí una pequeña casa en la copa (dosel) de uno de ellos.

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56 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

¿Cuándo le nació su afición por ser botánico?

Cuando era joven, nunca se me ocu-rrió ser botánico. Quería ser arquitecto, pero no tuve la oportunidad de seguir ese interés en mis estudios. Me gustaba la naturaleza y en especial los pájaros, conocía la mayoría de especies de pája-ros daneses y a menudo iba a excursio-nes para observarlos. Fue sólo cuando empecé a asistir a la universidad que la Botánica se hizo interesante. Tuve algunos profesores motivadores que nos llevaron a mí y a mis compañeros a muchos viajes alrededor de Europa, en los cuales nos concentramos en la flora y la vegetación, y me fascinó. Estos eran profesores jóvenes y entusiastas que ahora son mis colegas en la Universidad de Aarhus. Lauritz Holm-Nielsen fue mi tutor y ahora es el Rector de la Uni-versidad; Benjamin Oellgaard también fue mi profesor, hoy todavía enseña Bo-tánica en la Universidad. Finalmente, Simon Laegard, quien fue uno de mis más inspiradores profesores, está toda-vía por aquí (en el campus), aún cuando se jubiló hace algunos años.

¿Qué significa para usted ser un botánico?

Para mí botánica, como tal, es una anticuada forma de categorizar un tra-bajo. Antiguamente, los biólogos se di-vidían de acuerdo a los grupos de orga-nismos que estudiaban, entonces había botánicos, ornitólogos, micólogos y demás. En la ciencia moderna, esta-mos menos preocupados de describir y dividir por categorías nuestros traba-jos, más bien estamos más preocupa-dos por buscar respuestas a interesan-tes preguntas acerca del mundo en el que vivimos. Y estas interrogantes, a menudo, cruzan los límites entre botá-nicos, micólogos, ornitólogos, etc. Por ejemplo, uno de los mayores desafíos actuales es predecir qué le va a pasar a nuestra biodiversidad cuando cambie el clima. Para contestar esta pregunta, no debemos definirnos como botáni-cos, más bien debemos salir y buscar información y métodos que nos ayu-

den a contestar la pregunta de cómo el clima afectará a la biodiversidad. Por tanto, ser un botánico no signifi-ca nada para mí. Ser un científico que trata de encontrar respuestas a impor-tantes preguntas acerca del mundo na-tural significa mucho para mí.

¿Qué es lo que más recuerda de su estadía en la Católica y en el Ecuador?

Estuve en la Católica en dos largos periodos. Uno fue desde 1982 hasta 1984, justo cuando me gradué; el otro fue desde 1995 hasta 1997, en la últi-ma parte de mi carrera. De la primera estancia recuerdo el entusiasmo que sentía por ser parte de un grupo que estaba desarrollando la enseñanza de Biología en la universidad. Éste estaba liderado por la Dra. Laura Arcos Terán, quien trabajó día y noche para la crea-ción de un Departamento que pudiese competir en el escenario internacional de las universidades. Ella tenía una verdadera visión internacional, y yo estuve muy orgulloso de ser parte de ese equipo. Teníamos un gran grupo de estudiantes, y muchos de ellos son todavía amigos muy cercanos. Todos ellos fueron muy amables conmigo y me ayudaron a aprender español, para así convertirme en un mejor profesor. También recuerdo que admiraba a las autoridades de la PUCE por tener una mente abierta hacia la creación de un Departamento de Biología con énfasis en la investigación científica.

¿Es feliz con lo que hace?Soy un adicto al trabajo. Mi trabajo

es lo mejor que tengo, aparte de mi ma-ravilloso hijo Nicolás. Trabajo cada vez que puedo, y estoy muy feliz por eso.

¿Qué significa para usted “hacer ciencia”?

Para mí hacer ciencia es algo que debe ser tomado muy seriamente. Ha-cer ciencia significa producir conoci-miento, y este conocimiento es lo que otros (políticos y líderes) usan como base para sus decisiones. Entonces,

la ciencia debe ser correcta, porque si no lo es, las decisiones que se dicten podrían ser destructivas para nuestra sociedad y para los recursos naturales de los cuales dependemos.

¿Volvería a trabajar en nuestra Universidad Católica?

Cada vez que puedo, regreso a la Católica. Intento tener proyectos de cooperación con mis colegas ecuato-rianos tanto como puedo y en la Uni-versidad de Aarhus intentamos tener visitas de investigadores de la PUCE cada vez que sea posible. Me encan-taría volver a trabajar en ella, pues pasé algunos años muy felices. Uste-des me premiaron (honoris causa) por mi contribución. No puedo pensar en un lugar más feliz para mí que regre-sar y trabajar en la PUCE. En este momento, estoy ocupado con varios proyectos; por ejemplo, un proyecto financiado por la Unión Europea que durará hasta el 2013. Algunas veces, creo que debería retirarme (jubi-larme) anticipadamente y regresar a Quito y trabajar en la Pontificia Uni-versidad Católica del Ecuador, eso se-ría grandioso y maravilloso para mí.

Un mensaje para todos los jó-venes que están estudiando esta carrera de Ciencias Biológicas.

Creo que todos ellos deberían saber que se están preparando para dar una importante contribución para la sobre-vivencia de nuestro planeta. El cambio global, el cambio climático y otros fac-tores influenciarán en nuestro planeta y en la vida de los jóvenes estudiantes. Además, ellos deben trabajar con tesón para entender el mundo natural, para de este modo ayudar a predecir los cambios, proteger los recursos natura-les, las plantas, los pájaros y todos los otros organismos. Es importante que ellos se auto eduquen para que puedan dar las respuestas justas y adecuadas a las grandes interrogantes que cada día plantea el mundo natural.

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Nuevos cálculos en energías renovables

Según los datos de la OPEP, para el año 2015 el mundo re-querirá de 92,1 mi-llones de barriles de crudo diarios, lo que en 365 días se con-vierte en la astro-

nómica suma de 3,9x1012 litros de petróleo al año, tomando en cuen-ta que un barril de petróleo tiene 117,34 litros.

En la naturaleza, la sustancia más abundante que existe es la ce-lulosa. Se reciclan naturalmente 1015

Kg/año.Si tomamos en cuenta que en la

conversión enzimática de celulosa a glucosa, un rendimiento aceptable es el 75 %, tendríamos 7,5 x 1014 kg de glucosa por año.

Ahora, si tomamos en cuenta una conversión de 0,45 kg de eta-nol por cada kg de glucosa, obten-dríamos la cantidad de 3,375 x 1014 kg de etanol por año, que transfor-mándolo a litros (densidad del eta-nol=0,789 kg/l) se convierte en la escalofriante cifra de 4,2 x 1014 li-tros de etanol/año... un volumen de combustible cien veces mayor que el del petróleo necesario para todo el año 2015. En otras palabras, su-ficiente para las necesidades de un siglo con un consumo algo mayor al del año 2015.

No perder de vista que estamos hablando de la cantidad de celulosa que es reciclada en la naturaleza en tan solo un año. Por lo antes dicho,

si pudiésemos utilizar el 1 % de la celulosa que se recicla en el planeta en un año para convertirla en eta-nol, estaríamos cubriendo práctica-mente las necesidades de petróleo con etanol combustible para el año 2015 (en un mundo hipotético en el que toda la economía se vuelque al etanol y se haya salvado la necesi-dad de hidrocarburos usados en la industria petroquímica).

Pero sin ser ilusos, no hay a la vista una manera de que nos po-damos apropiar de ese 1 % de ce-lulosa con ninguna tecnología que sea conocida en la actualidad, como tampoco podríamos aprovechar con nuestro aún pobre conocimien-to, cada ráfaga de viento, cada ola

marina, cada caida de agua, cada volcán, cada rayo de sol, cada áto-mo de hidrógeno o cada gramo de uranio o de isótopos del hidrógeno disponibles en nuestro planeta para convertirlos en energía.

Es por eso que las energías reno-vables son complementarias entre sí. Estamos apenas en los albores de una era energética distinta a la que todos hemos conocido. Estamos en la era de la diversificación, mas no de la transición del petróleo hacia otras energías.

Javier Carvajal

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N o t i C i e n c i a

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Libro BIOTA MÁXIMA. ECUADOR

BIODIVERSO salió a circulación

El jueves 11 de marzo de 2010, se presen-tó el libro BIOTA MÁXIMA. ECUA-DOR BIODIVERSO de los doctores Oli-vier Dangles de la Escuela de Ciencias

Biológicas de la PUCE y François Nowicki del Ministerio de Ecología de Francia, con los diseños de Belén Mena. Sin lugar a dudas, este her-moso libro se convertirá en la con-sulta obligada para todos aquellos que deseen conocer y conservar la naturaleza ecuatoriana.

Según Renato �alencia, Profesor de Ecología de plantas de la PUCE, “Biota máxima ilustra con imágenes espectaculares estas facetas de la naturaleza ecuatoriana. Cada ima-gen está acompañada de un texto actualizado, fundamentado y conci-so. Se describe la diversidad de cada grupo, su origen, las adaptaciones de las especies, aspectos fisiológicos y otras curiosidades y enigmas de

las especies y los ecosistemas. Los autores han revisado más de 600 ar-tículos científicos publicados en re-vistas o libros especializados. El ar-gumento del libro está dispuesto en cinco capítulos que nos transportan por los Andes y sus fajas altitudina-les; nos actualiza sobre la megadi-versidad de especies de animales y plantas; las complejas formas como se ensamblan las comunidades de árboles y las estrategias adaptativas de las especies; finalmente, el libro se enfoca en la conservación y ex-plora sus funestas consecuencias, al

tiempo que advierte sobre los valo-res económicos y espirituales de la biodiversidad.

Lo más importante de este li-bro, en mi opinión, es que motiva a conocer y conservar la naturale-za ecuatoriana. En sus páginas los jóvenes y niños descubrirán aspec-tos novedosos y respuestas a sus consultas académicas; los adultos formados encontrarán inspiración y argumentos para preservar este patrimonio único en el mundo”.

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N o t i C i e n c i a

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Noti Ciencia

Iguana marina (Amblyrhynchus cristatus) y la lagartija de la lava (Microlophus albemarlensis). Isla Fernandina, Parque Nacional Galápagos. Lagartijas de lava a menudo se perchan sobre las cabezas de iguanas en descanso para tomar ventaja de un sustrato que les provee una buena

oportunidad para atrapar moscas y otros insectos. La percha es probablemente también un buen lugar para tomar el sol o buscar potenciales parejas

y competidores. Los potenciales beneficios para las iguanas no están claros, ya que los parásitos de su piel son usualmente limpiados por sinsontes

y pinzones.

59 Noti Ciencia

Por O

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60 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

Queridas y queridos graduados:Para todos ustedes, ésta es una

época muy especial al haber com-pletado sus estudios de pregrado o estudios profesionales y salir al mundo que propiamente está a sus pies, con la ilusión y la alegría de la juventud para empezar a cumplir sus sueños de futuro.

Para algunos, comenzará una nueva etapa de formación por me-dio de una especialización, maes-tría o doctorado que les permita profundizar sus conocimientos en áreas específicas del saber.

También tenemos graduados, ahora presentes, con títulos de cuarto nivel de nuestra Institución. Formación que cada vez se hace más necesaria, dentro de la globa-lización reinante, no sólo por los conocimientos en sí, sino también por la visión que se obtiene a través de una formación superior universi-taria que brinda una mejor y mayor perspectiva de lo que nos rodea, de manera que nos permite conver-tirnos en verdaderos ciudadanos del mundo, partiendo sí de nuestro pequeño terruño, pero al mismo tiempo saliendo de él, dejando a un lado lo que nos impide ver el paisaje panorámico que se presenta.

La formación académica sólida ofrece a la persona seguridad en el desempeño de sus funciones a la vez que brinda mayor libertad en la escogencia de su Actividad. Por lo tanto, la dedicación al estudio, el esfuerzo empeñado en adquirir una profesión, un título, se ve premiado posteriormente, tarde o temprano, con la propia realización.

Esta Universidad que ha forma-do a las últimas generaciones, como

las de ustedes, se ha fortifica-do a través de sus 63 años de vida, ha adqui-rido madurez, se ha institu-c ion a l i z a do , tiene normas específicas que cumplir, es un ente multidiscipli-nario, en el que comparten respon-sabilidades directivos y profesores, muchos de los cuales demuestran vocación y mística por lo que la Pontificia Universidad Católica del Ecuador ha obtenido un desarrollo académico y científico reconocido nacional e internacionalmente.

Hay que tener presente que la Universidad no da todo a sus estu-diantes a pesar de conferirles un tí-tulo, solamente ofrece las bases para que cada uno siga perfeccionándose a través del tiempo en un determi-nado campo. Los conocimientos adquiridos en ella permiten tan solo iluminar el camino por seguir, ya que el recorrido por la vida es un constante aprendizaje.

La aplicación de conocimientos en la profesión debe ir acorde con los principios éticos y morales ad-quiridos a partir de la familia y ro-bustecidos por nuestra Institución.

Es cierto, ustedes jóvenes que salen al mundo y se sienten dueños del mundo, y, en realidad, lo son, tienden al cambio de la sociedad, pero este cambio debe manifestar-se en el cambio de nuestras propias actitudes, que estemos dispuestos a todo en beneficio de la población, de la institución para la que trabaja-mos o para nuestra propia empresa,

como lo exige un país en desarrollo. Debemos hacer lo que emprende-mos con excelencia, como rezan los principios de la Compañía de Jesús y por lo tanto de nuestra Universidad, con la cual ustedes deben identifi-carse y cooperar con su actuación a que siga su nombre en alto.

No puede realizarse un cambio desconociendo nuestra historia, desconociendo lo que existe y a las personas que nos antecedieron, todo tiene que realizarse con equi-librio y serenidad, procurando, den-tro de nuestras posibilidades, crear bienestar en el País, y que todos procuremos contribuir, sobre todo, con madurez política, que tanta fal-ta hace al Ecuador.

Ejerzamos siempre nuestra li-bertad con respeto y consideración a nuestros semejantes, tengamos el coraje de mejorar lo que podamos mejorar. Por lo tanto, queridos gra-duados y graduadas es deber de us-tedes elevar el nivel cultural, social, económico y político del país a tra-vés del trabajo continuo y responsa-ble, cualquiera que sea el lugar que ocupen en la sociedad.

Gracias,

Quito, 18 de marzo de 2010.

Alocución de la Doctora Laura Arcos Terán, Decana de la Facul-tad de Ciencias Exactas y Naturales, en la incorporación de nue-vos graduados de la PUCE, 2010

N o t i C i e n c i a

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El árbol de Macrolobium da vida al bosque de igapó, en el cual nadan delfines, pescan garzas, cormoranes y anhingas.

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