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 L  A PR E GUNTA SOCR ÁT I C A Y  A RISTÓTELES D IE SOKRATISCHE F RAGE UND   ARISTOTELES  (1990) * H. G. Gadamer [373] Toda comprensión de la evolución de la idea de una losofía práctica entre los griegos depende de reconocer que, aquí, ellos nos le- garon dos tipos fundamentalmente diferentes, en relación con la clase de textos losócos en Platón y en Aristóteles. Por un lado, diálogos muy logrados que evocan a Sócrates o a uno semejante a él como si es- tuvieran presentes y, por el otro lado, renglones escritos sin arte de un espíritu que se articula, a través de un trabajo de pensamiento y palabras de enseñanza. Uno es literatura en el alto sentido de la palabra. El otro es un material que es difícil de descifrar y que todavía debe ser desper- tado a una vida de ideas. Pero frente a ambos es el mismo ejercicio. Las dos clases de texto, como dos formas de hablar, se nos presentan como el mismo esfuerzo de rendir cuentas y, con ello, conducir la pregunta socrática a su verdad.  A los tipos de texto c orresponde la forma de su contenido. P or un la- do, tenemos en los diálogos de Platón el movimiento de la conversación como una anámnesis llena de vida, un despertar de un conocimiento in- cipiente y una práctica en el aseguramiento de lo sabido, que se yergue, tan sólo, en tal aseguramiento de una relación indeterminada hacia su propia determinación. La unidad interna de “anámnesis” y “diairesis”, del despertar y sacar la idea de un fondo aún no esclarecido y, por otro * Recibido: 02-10-07. Aceptado: 11-04-08. * Publicado originalmente en H. G. G  ADA ME R :  Griechische Philosophie III: Plato im Dialog , en  Gesammelte Werke  7, Tübingen: J. C. B. Mohr (Paul Siebeck) 1991, pp. 373-380. Traducción: Fernando Caloca Ayala y María Teresa Padilla Longoria, con la revisión de Hilde Rucker.  T ópicos 35 (2008), 139-148

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    LA PREGUNTA SOCRTICA Y ARISTTELESDIE SOKRATISCHE FRAGE UND ARISTOTELES(1990)*H. G. Gadamer

    [373] Toda comprensin de la evolucin de la idea de una filosofaprctica entre los griegos depende de reconocer que, aqu, ellos nos le-garon dos tipos fundamentalmente diferentes, en relacin con la clasede textos filosficos en Platn y en Aristteles. Por un lado, dilogosmuy logrados que evocan a Scrates o a uno semejante a l como si es-tuvieran presentes y, por el otro lado, renglones escritos sin arte de unespritu que se articula, a travs de un trabajo de pensamiento y palabrasde enseanza. Uno es literatura en el alto sentido de la palabra. El otroes un material que es difcil de descifrar y que todava debe ser desper-tado a una vida de ideas. Pero frente a ambos es el mismo ejercicio. Lasdos clases de texto, como dos formas de hablar, se nos presentan comoel mismo esfuerzo de rendir cuentas y, con ello, conducir la preguntasocrtica a su verdad.A los tipos de texto corresponde la forma de su contenido. Por un la-do, tenemos en los dilogos de Platn el movimiento de la conversacincomo una anmnesis llena de vida, un despertar de un conocimiento in-cipiente y una prctica en el aseguramiento de lo sabido, que se yergue,tan slo, en tal aseguramiento de una relacin indeterminada hacia supropia determinacin. La unidad interna de anmnesis y diairesis,del despertar y sacar la idea de un fondo an no esclarecido y, por otro*Recibido: 02-10-07. Aceptado: 11-04-08.*Publicado originalmente en H. G. GADAMER: Griechische Philosophie III: Platoim Dialog, en Gesammelte Werke 7, Tbingen: J. C. B. Mohr (Paul Siebeck) 1991, pp.373-380. Traduccin: Fernando Caloca Ayala y Mara Teresa Padilla Longoria, con larevisin de Hilde Rucker.

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    140 H. G. GADAMERlado, la realizacin diferenciadora de ese recuerdo pensante que no sepresenta, tan slo, en la forma sintctica de pregunta y respuesta, de ar-gumento y apora, sino simultneamente, como una intercomunicacinde personas cuyas palabras estn dirigidas a los otros y que encuentran,en ese acto, una confirmacin ltima. Es un acontecimiento comunicati-vo el cual, no slo conduce las palabras a la esencia de su verdad, a travsdel intercambio y la comunidad de la conversacin, sino tambin, a loshombres que, as, se encuentran. Todo aparece como dominado por lapregunta socrtica acerca del bien. Como en un maravilloso reflejo en-trelazado, se encuentra ese recordar platnico con el alma, la ciudad yel todo, como grandes imgenes del bien, acerca de lo que se planteabala [374] pregunta socrtica y que nunca obtuvo ninguna respuesta entresus contemporneos. De tal manera se es un horizonte de preguntas enbusca de una nueva realidad, el cual se presenta mitad en el logos, mitaden el mito. No slo logos, el cual encuentra posteriormente su corona-cin en un mito. En cada una de sus pasos es ambos: pensamiento ehistoria, logos y mito.Por otro lado se halla la obra aristotlica. Tambin aqu nos encontra-mos, a veces, con series de argumentaciones y anlisis de consecuenciasimpresionantes y, al mismo tiempo, de gran fuerza estilstica. Los in-vestigadores filolgicos diagnosticaron quizs, con razn, a tales pasajescomo citas de las obras literarias originales de Aristteles, pero perdidaspara nosotros. Su flumen orationis aureum era famoso en la Antige-dad. Pero lo que leemos son, en general, un entretejimiento de notasdespreocupadas, elpticas; todas ellas parten del idioma vivo y, con ello,circunscriben a los campos semnticos, indican gamas de significadosy procuran, de esa manera, dotar al pensamiento de un contenido. Encuanto se trata de acoger la pregunta socrtica por el bien, esos textosprocuran dotar de un contenido al bien en la vida humana como unpi, es decir, en toda la concrecin de la praxis. Dos formas detextos, dos conceptos del pensar, se presentan, ante nosotros, buscandouna respuesta a la misma pregunta.Yo era consciente, ya como principiante, de la labor que implicabaunir la pregunta acerca del bien del hombre como la plantea el FileboTpicos 35 (2008)

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    LA PREGUNTA SOCRTICA Y ARISTTELES 141platnico en la ficcin brillante del mezclar la bebida de la vida conel anlisis aristotlico de la autointerpretacin de la existencia humanaen su aspiracin por el bien. Se trata de la actualidad de la preguntasocrtica en Aristteles. Y me he preguntado por ello repetidas veces,especialmente, en vista de los trabajos de Leo Strauss, e intento aqu daruna respuesta. Uno no debe acercarse tanto a la tica aristotlica con lapregunta en la que Aristteles procura establecer lmites frente a Platny frente al Scrates platnico, sino ms bien, cmo Aristteles intentaasimilar la herencia espiritual de Scrates que l recibi, a travs de Pla-tn, e incluirla en su pensamiento. Qu tanto este planteamiento de lapregunta proporciona un acceso adecuado a la filosofa prctica de Aris-tteles, ya se muestra al principio de la tica nicomquea. En ella sedesarrolla el programa de una filosofa prctica en la cual se expresa laplena conciencia de que Aristteles debe administrar aqu una herenciasocrtico-platnica, cuando pregunta por el bien que es, en todas las ac-tividades del hombre, tanto del espritu investigador como del hombreque ejerce asuntos prcticos, lo principal. El bien aparece como la in-tencin en torno a la cual el hombre sabe y elige. Aristteles no solicita,como Platn en la boca de Scrates, que le d razn ste o aqul quesale a su encuentro. Pero l procura dar razn a s mismo y a aquellosque lo escuchan y lo leen. Dar razn implica dialogar. La manera en queAristteles dialoga nos permite [375] reconocer nuestras propias pregun-tas en l. Se trata de una doble pregunta, la cual aqu sigue apareciendocomo una sola, como en Scrates. Es, por un lado, evidentemente, lapregunta que se plantea en la realizacin de la vida prctica y el bien,el cual procura encontrar lo correcto en la eleccin y decisin propias.Por otro lado, hay una especie de concientizacin de lo que son el actuarcorrecto y el saber racional y lo que slo ellos pueden ser. As, nuestrareflexin se compone, de antemano, de esas dos preguntas entrelaza-das, pero tambin, diferenciadas la una de la otra por los conocimientosprcticos del hombre y por la reflexin pensante que tiene por objeto lapraxis del hombre, su conducta y su saber. Este ltimo es el quehacer dela tica filosfica. La justificacin de la labor teortico-filosfica frentea la praxis del hombre es una tarea concomitante de la filosofa. Cmo

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    142 H. G. GADAMERpuede la filosofa servir a la razn prctica y, simultneamente, ser saberde lo general? O debera ella realizarse solamente en un saber de la vidaconciliador? Por ello, nos vemos en la necesidad de regresar a Aristtelesy solicitar de l la ilustracin acerca del sentido de una tica filosfica yuna fundamentacin o justificacin de tal tica.En este caso uno debe empezar, ciertamente, con la pregunta sobreel saber prctico mismo. Que la aret sea saber, uno cree saberlo desdePlatn como enseanza socrtica. Qu nos dice Aristteles con respec-to a eso? Hay que comenzar con el libro VI de la tica nicomquea(o fue originalmente un texto de la tica eudemia que, nicamente, senos hered tan mutilado?). El libro VI se pone la tarea de desglosar,en su inherente estructura conceptual, el factor del logos hacia el cualhan desembocado, una y otra vez, los anlisis ms exactos del ethos.De esa manera es convincente que no se puedan sentar reglas, general-mente aplicables, cuando se trata de la pregunta sobre la vida correctade uno mismo y cundo uno debe actuar. Pero aqu aparece, de pron-to, como insatisfactorio, que la ltima respuesta siempre resulta: comoel verdadero logos indica, o como dir el pi, o incluso: , como conviene. Qu significa entonces aqu logos y qu relacintiene ste con el ethos?[376] La relacin entre ethos y logos caracteriza la arquitectura de laslecciones ticas. Esto es el resultado de un trabajo analtico el cual ya, atravs de Platn y de la academia platnica, parece haberse convertido enun elemento constante de sus tareas. Aristteles se refiere expresamentea estos trabajos preparatorios platnicos cuando en el captulo 13 delprimer libro de la tica nicomquea alude a los Exoterikoi Logoi enlos cuales se introduce la diferencia entre el y el , atravs de la diferenciacin de dos partes del alma. Por ello, es significati-vo lo que Aristteles advierte, todava de manera ms categrica en otropasaje, que el discurso de las partes del alma es, en el fondo, imprecisoe inadecuado. En verdad, s se puede hablar con sentido de partes delcuerpo, no obstante, uno debe preguntarse si es adecuado decir que sehuele con la nariz. Uno s huele con ayuda de la nariz, pero no es la narizla que realiza el acto de oler. Esto ya se lo plante Platn con suma cla-Tpicos 35 (2008)

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    LA PREGUNTA SOCRTICA Y ARISTTELES 143ridad en el Teeteto. Pero, sea como fuere, es an ms claro en las partesdel alma que, toda el alma, todo hombre viviente, siempre se adentra enuna u otra de sus posibilidades de ser. Se est totalmente adentro en cadauna de ellas cuando uno siente, se esfuerza o piensa. Incluso en la cla-sificacin del alma que Platn fundamenta con hbil insistencia en laRepblica, no se debera olvidar que la posible discordia est aunada auna ciudadana ideal y a una ciudad-estado ideal. Esto quiere decir que,en el fondo, el ideal de una ciudad consiste en que, en ella, las partes,las clases o como uno quiera denominar lo que constituye la ciudadanade una ciudad-estado, viven en concordia y no en desavenencia y dis-cordia y en los horrores de la guerra civil. Justo en ese mismo sentidohay que partir de la armona del alma y de la unidad del hombre, que deacuerdo con sus orientaciones normativas, permite interpretarse concep-tualmente, por un lado, a la manera del ethos y, por otro, a la manera dela phrnesis. Tampoco aqu lo esencial es la desavenencia, sino la unidad.Aristteles mismo proporciona, para la demostracin del carcter purode ambos aspectos, la distincin del lado cncavo y del lado convexo deuna curvatura. La tarea que Aristteles se propuso para fundamentar lafilosofa prctica es, en primer trmino, aclarar la relacin intrnseca queexiste entre un saber de lo que en un sentido prctico es lo correcto y,el ethos, o sea, el ser devenido y ya preformado del hombre. Por consi-guiente, no se trata tampoco de un saber para todo el mundo. No es unsaber al cual uno puede tener acceso, a travs del aprendizaje. Este saberse nos presenta slo en la orientacin de cada uno, en la cual el hombreactuante siempre se ha hallado y se halla como un ser ya educado porla sociedad. sta es la verdad propiamente dicha de la pregunta socrti-ca acerca del ser y del saber del bien, en tanto que la distincin entre lavirtud dianotica y la tica es una separacin analtica de lo inseparable1.[377] Si esto es as, entonces hay que hacer una doble diferenciacinen relacin con las distinciones necesarias en la forma del saber las cua-

    1Que la expresin pi finalmente apunta hacia la misma inseparabi-lidad de y , lo confirm recientemente, como a m me parece,L. COULOUBARITSIS: Le problme de la proairsis chez Aristote, en Annales delInstitut de Philosophie, Bruxelles 1972, pp. 7-50.Tpicos 35 (2008)

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    144 H. G. GADAMERles se tratarn aqu. Una es la distincin de la forma del saber teortico,que sabe reconocer en su verdad inalterable lo que es, de la otra, precisa-mente, la manera prctica del saber en donde aquello que uno tiene quehacer es el objeto del saber. Pero debe tratarse de algn ente capaz decambiar. sta es, seguramente, la primera distincin entre el saber teo-rtico y el saber prctico. Esto suena muy inocuo, casi como la nuevaedicin de la clsica distincin platnica del ser y del devenir. Pero, estadistincin basta? No se nos conduce a un camino errneo, a travs deesta distincin platnica? El saber prctico por el cual preguntamos noes, en realidad, un saber de lo cambiante y de lo cambiable? Entonces s,se torna imperioso distinguir, entre aquel saber que se nos presenta tanestrechamente unido al ethos, y aquel otro saber que tiene en la mira laelaboracin de algo. El artesano hace algo en virtud de su saber y su ca-pacidad, transformando un material, un material cambiable. El hacedortiene al bien en la mirada. As, se dejan al descubierto estos dos puntosesenciales: la distincin entre el saber teortico y prctico, y aqulla entreel saber tcnico y prctico. Ambas distinciones las desarrolla Aristtelesen palabras que Platn mismo habr usado, deliberadamente, todava sinuna verdadera distincin. Distinguirlas es la tarea propia de la formacinde conceptos que Aristteles se propone aqu en el libro VI de la ticanicomquea. Nosotros podemos llegar a ver del anlisis mismo qu tan-ta ganancia conlleva la formacin de conceptos. Y, tal vez, tambin, qutanta renuncia y prdida incluye sta.Echemos un vistazo al objetivo de la particularidad del saber prcti-co, al anlisis exacto de las cinco formas con que el idioma griego sabahablar de un modo del saber perfecto. stas son: la techne, el saberque sabe; la episteme, la ciencia; la phrnesis, el saber prctico; lasopha, la sabidura y, finalmente, el nous, la inteligencia (si est per-mitido usar esta dudosa equivalencia para la palabra griega upsilonperispomene). En eltratamiento de estas cinco palabras clave para el saber perfecto, el ar-te de la distincin aristotli-[378]-ca, da buenos resultados. ste ofrecela oportunidad de considerar la ganancia y la prdida del giro sobre ellenguaje conceptual. Lo que s se pierde es, sin duda alguna, la ambi-gedad inagotable que, por ejemplo, es siempre propio de la palabra deTpicos 35 (2008)

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    LA PREGUNTA SOCRTICA Y ARISTTELES 145la poesa y, que en la obra de arte platnica acerca del discurso socrti-co incluye la verdad; esa verdad nunca podr ser agotada completamentepor el concepto, aunque la palabra definitoria tenga algo de la irradiacindel significado que es propio de una palabra expresiva en el habla. El artede la distincin de Aristteles tiene su modelo en la diairesis de Platn,en su arte de la distincin dialctica, el cual culmina en la conversacin.Pero en Platn, este arte de la distincin dialctica est ligado, una y otravez, a una situacin comunicativa, a menudo con matices de irona. Porcierto, el anlisis conceptual de Aristteles no pretende, por su lado, serentendido como una forma de demostracin, como apodeixis. Esteanlisis conceptual tambin puede ser, tan slo, induccin, epagoge,sobre el sentido respectivo de las cosas que estn en el discurso. Peroeste anlisis debe distinguir y debe satisfacer una rigurosa exigencia deuna determinacin conceptual, ms de lo que es necesario y se requiereen la situacin dialgica de Platn. As, Aristteles se ve en la necesidadde aclarar su punto, separando la episteme como ciencia de la techne, elsaber hacer, el conocimiento de cmo se hace y se produce algo. Platn,por el contrario, conserv en sus dilogos la sntesis definitiva de ambosconceptos, los cuales encontr en el uso del idioma. Todava se tornams clara la iniciativa aristotlica cuando l busca separar la phrnesis dela sopha, aunque, sin duda, la sopha no posee en el uso del idioma delos griegos una unin exclusiva con la actitud teortica. De esta manerase pierde aqu lo que la lengua saba, cuando sta renuncia a la correla-cin interna de la episteme, la techne, la sopha y la phrnesis. Lo quede ello se obtiene como ganancia es, no obstante, que el saber prctico,el saber-en-s, se destaca como una forma del saber completamente dis-tinta. Slo en el concepto oscuro del nous, que como la raz comn detodo ser intrnseco sapiente precede aun al logos, repercute lo que les escomn en el anlisis aristotlico.Sin embargo, el inters fundamental de Aristteles se muestra, sobretodo, en la distincin entre la techne y la phrnesis. Ah le podemos leer,por ejemplo, la siguiente oracin provocativa: De la phrnesis no hay, olvido. (EN. Z5, 1140b29). Como si uno, en la virtud del saberprctico, tuviera tal representacin directriz intelectual que la que le co-

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    146 H. G. GADAMERrresponde, en realidad, al conocimiento aprendible, en general, y al dela techne, en especial. Por lo visto, se sostiene aqu la distincin entre laphrnesis y la techne por el [379] hecho de que a la phrnesis se le niegael olvidar y el desaprender, los cuales corresponden, justamente, al saberaprendible. Con ello, ciertamente, se seala la naturaleza de la raciona-lidad tica, de la sensibilidad para con la obligacin, la que podramosdenominar la escrupulosidad, pero, sin que con ella, se pueda ofrecer unconcepto adecuado. Alguna vez le coment a Ilting que Heidegger men-cion en 1923, en relacin con esta diferencia entre phrnesis y lethe,segn la cual, la phrnesis no conoce el olvido: sta es la conciencia.Eso ocasion que Ilting lo contradijera; no obstante, aquel comentarioprovocativo nos permite ver cun difcil fue para Aristteles elaborar unaformacin adecuada de conceptos para el saber prctico. El concepto dela conciencia, tan familiar para nosotros, no lleg a acuarse, como essabido, sino hasta la poca del helenismo y con el desarrollo cristianode la palabra, a travs de la syneidesis, conscientia ; sin embargo, aunen esa poca, se conserv libre de todo dejo cristiano-pietista. Pero, encambio, quien recuerde los dilogos socrticos, tendr que reconocer larelacin entre el examen de conciencia socrtico y la interiorizacin dela moral connatural en la doctrina cristiana.Un proceso similar en Aristteles, donde se presentan dificultades enla formacin de conceptos, se encuentra en la modificacin conscienteque le impone al concepto de synesis. Con ello, parece que Arist-teles hace suya una expresin para la capacidad meramente intelectual,o sea, para el aprendizaje fcil y, por tanto, para la comprensin de loque sucede al aprender. Entonces, Aristteles modifica el significado dela synesis rumbo a una direccin completamente distinta, a saber, laque se refiere a la comprensin considerada. Ser considerado cuandouna persona te necesita tiene su lugar en el mbito de la phrnesis y desituaciones tico-morales. Eso es lo que quiere mostrar Aristteles. Pa-ra ello, vienen en su ayuda la proximidad de otras expresiones, a saber, y , las cuales podemos reproducir en alemn, aproxi-

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    LA PREGUNTA SOCRTICA Y ARISTTELES 147madamente, como conocimiento de causa y tolerancia2. Todo ello atraeel mbito de la pi, de lo justo, a saber, el examen de lo razonabley el juicio sobre la conducta humano-tica. De tal manera, el nuevo artede la distincin aristotlica, logra sustituir los recursos poticos conlos cuales Platn presenta el lenjos de Scrates y hace sentir su efec-to tico y llevar, todo ello, a una afirmacin conceptual. Con ello, elfamoso conocimiento de la virtud de Scrates adquiere su verdaderosentido. Eso, queda completamente esclarecido al final del Libro VI dela tica nicomquea que trata de la phrnesis.[380] Si contemplamos la discusin crtica con Platn, que Aristte-les conduce dentro del mbito de la metafsica, de la filosofa primera,el arte de la distincin conceptual de Aristteles se torna especialmentevalioso, mientras que l evidencia claramente en su crtica que el senti-do autntico del eidos, slo puede consistir en encontrar su ser en elsiendo. De esta manera, en verdad, tan slo resuelve una falsa hipstasisde la idea. Adems, l bloque durante mucho tiempo, por su forma decriticar, la lectura correcta de los dilogos platnicos. En una disposicindel alma completamente distinta, tarda, que devino interior, Plotino in-terpret novedosamente la teora de los dos mundos y la convirti enel escenario de un drama sublime del mundo y del alma, que Aristtelesagudiz polmicamente y fij de manera dogmtica, justo por haberlacombatido3. El platonismo de Plotino y su adopcin por parte de Agus-tn lleg, as, a tener una nueva y productiva influencia y, tambin, siguiacompaando, de una manera subrepticia, a la escuela de la filosofa cris-tiana que lleg a su apogeo, bajo el signo de Aristteles. Incluso aquresulta explcito cmo Aristteles legitima, con sus propios medios, elconocimiento de causa socrtico-platnico en la unidad de toda virtud.El proyecto aristotlico de una filosofa prctica permanece ms prxi-

    2Nota de los traductores: los vocablos alemanes son Einsicht y Nachsicht, respec-tivamente.3Cf. El pensar como redencin, en este volumen, pp. 407-417. [Nota de los tra-ductores: se refiere al mismo volumen 7 del que procede tambin la conferencia queestamos traduciendo de las Obras completas. El ttulo completo de la conferenciaa la cual Gadamer alude es: El pensar como redencin. Plotino entre Platn y SanAgustn].Tpicos 35 (2008)

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    148 H. G. GADAMERmo a la intencin socrtico-platnica fundamental que, por otro lado,hace suponer la crtica aristotlica a la teora platnica de las ideas. Aqutenemos que ver con un estilo de argumentacin aristotlica consciente-mente crtico-argumentativo que, en principio, prescinde, por as decirlo,de dar cabida al autor, en este caso Platn, en sus propias, verdaderasintenciones. El gran modelo de toda conversacin autntica, de acep-tar al otro no en sus debilidades, sino en sus fortalezas y de conducirloprogresivamente de una manera productiva es, justamente, Platn. Aris-tteles realiza su crtica al jorisms de las ideas desde el terreno de sufsica. Pero no vamos a recaer en el recurso fantstico de calificar el Par-mnides platnico como no platnico (por ejemplo, en una refutacinmegrica) y, adems, tendramos que renunciar al Poltico, cuya ense-anza del , la justa medida, y todas su aplicaciones, tampoco seajustaran a la crtica de Aristteles. Por lo tanto, no es Platn, sino Aris-tteles el autor de la teora de los dos mundos, y a l se remonta aquelloque distorsiona en forma permanente la imagen de Platn, a travs delneoplatonismo. De esa manera queda, todava, tanto para Platn comopara Aristteles, lograr que nosotros conduzcamos un dilogo producti-vo con ellos. El nivel en el que Hegel coloc su conversacin, me pareceque hasta hoy no se ha vuelto a alcanzar.

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