2.- Marcelino Champagnat. Su evolución humana y cristiana

2. Su evolución humana y cristiana 1

Marcelino ChampagnatSu evolución humana y cristiana

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2 Marcelino Champagnat


Introducción

Marcelino no nació santo. Fue un hombre de carne y hueso como nosotros. Su vida, comola nuestra, fue un largo proceso en el que Marcelino fue creciendo, madurando, abrién-dose poco a poco a Dios. Es bueno darse cuenta de esta evolución: nos estimula.

Cuando vemos un cuadro maravilloso, una obra maestra de un gran pintor, nos queda-mos asombrados ante tanta perfección. ¿Quién es capaz de hacer algo parecido? Perosería bueno sentarnos en el estudio del pintor y asistir pacientemente al proceso deelaboración. ¡Cuántos brochazos, cuántos retoques, cuántas veces el artista ha tenidoque tirar el lienzo y volver a empezar...!

Es bonito ver a Marcelino en la perfección y madurez de sus 50 años, al final de su vida.Nos asombra su equilibrio, su coherencia, su experiencia de Dios... Pero no podemosolvidar que, para llegar a esa obra maestra ha habido un largo camino, con desvíos, contropezones, a lo largo del cual Dios ha hecho su obra. Lo veremos en estas páginas.

Tenemos una primera biografía de Marcelino, escrita por el H. Juan Bautista unos añosdespués de su muerte; en ella se refleja el estilo propio de las vidas de santos escritas enaquella época. Da la impresión que, si una persona muere con fama de santidad, hayque hacer ver que esa santidad está ya presente desde sus primeros días. Falla esaperspectiva, que hoy tanto apreciamos, de ver el crecimiento gradual y progresivo de lapersona. Influido por la mentalidad de la época, Juan Bautista nos habla de que "envarias ocasiones, al acercarse a la cuna en que descansabael pequeño Marcelino, su madre vio una especie de llama lumi-nosa que parecía salir del pecho del niño... Y no dudó de queel cielo tenía sobre aquel niño designios particulares de mise-ricordia para ella desconocidos" (Vida, ed. 1989, p.3-4). Ciertamente no

2 . SU EVOLUCIÓNHUMANA Y CRISTIANA

José María FERRE


fue esa hipotética llama la que determinó la santidad de Marcelino; ni nos debe preocu-par el que nuestra infancia no se haya visto marcada por fenómenos de este estilo.

Llamativa es también la descripción que hace Juan Bautista del día en que Marcelinodecide su vocación. Un sacerdote visita a la familia Champagnat en búsqueda de can-didatos para el seminario. Habla con todos los hijos; se detiene algunos instantes conMarcelino y termina diciéndole: "Hijo mío, tienes que hacerte sacerdote:Dios lo quiere". Juan Bautista pone en boca de Marcelino estas palabras: "Serésacerdote, puesto que Dios lo quiere". Y añade: "A partir de esemomento, ya nunca cejó en su empeño".

La verdad es que en Marcelino no hubo en ese momento una decisión definitiva, clara ypor siempre. Su vocación es un largo camino de búsqueda, de altos y bajos, como la detantas personas. Se le podía aplicar el testimonio que de sí mismo da San Pablo: "Nopretendo que haya llegado a la meta o que ya sea perfecto.Sigo luchando por alcanzar a Cristo porque ya he sido al-canzado por Él" (Fil. 3, 12-14)

No hay en Champagnat la llamada ex-traordinaria de algunos santos como SanAgustín. Creció poco a poco tomando pro-gresivamente conciencia de las llama-das que Dios le iba haciendo. Y por esose nos hace más cercano, nos sentimosmás animados por su vida y su ejemplo.

Cuando Juan Bautista terminó esa pri-mera edición de la vida de Marcelino, ala que hemos hecho alusión, envió al-gunos ejemplares a personas que habíanestado relacionadas con el Fundador.Uno de estos ejemplares fue enviado alSr. Bedoin, párroco de Marlhes, pueblonatal de Marcelino, quien lo leyó con in-terés. Hubo varios párrafos que le resul-taron chocantes, entre ellos uno que de-cía:


"El comportamiento de Marcelino antes de que surgiera suvocación fue siempre muy ejemplar, pero desde el momento enque tomó la resolución de abrazar el estado eclesiástico, fuetodavía más edificante" (1ª edición de la vida, cap. 2, p. 14)

El anciano sacerdote se creyó en el deber de escribir al autor de la biografía para pun-tualizar algunas cosas y le envió el siguiente comentario:

"Los compatriotas de MarcelinoChampagnat siguen todavía haciendocomentarios sobre sus travesuras enMarlhes, tan propias de la infancia.La vida de San Luis Gonzaga es ad-mirable, extraordinaria, pero rarísimay no se trata aquí de comparar la ju-ventud de Marcelino con la de eseilustre personaje. En el seminario me-nor de Verrières, Marcelino no estu-vo exento de esa superficialidad quese refleja en la mayoría de los jóve-nes; y así, durante sus dos primeroscursos, formaba parte de la llamada"banda alegre". La muerte repentinade uno de sus compañeros, así comola buena reprimenda que le hizo el Sr.Linossier, profesor de retórica, fue-

ron la ocasión y la causa de la conversión firme y perseve-rante de Marcelino. Un historiador como usted, que ha hechoinvestigaciones tan minuciosas, no hubiera debido pasar poralto este aspecto. Hubiera sido muy conveniente para estimu-lar a los pecadores a salir de su triste esclavitud y para quelos jóvenes estudiantes, cuya vida no es ejemplar, tomen elvalor necesario para convertirse"

Vamos pues a recorrer la vida de Marcelino, dividiéndola en 6 grandesetapas cronológicas: los grandes momentos que van marcando, comomojones en el camino, su evolución humana y cristiana.


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1ª ETAPA

* 1 7 8 9 - 1 8 0 5* Desde su nacimiento hasta los 16 años.* Lugar: Rosey, Marlhes* Características: Etapa familiar: es el momento de

poner bases humanas y cristianas a su personalidad.

Todos sabemos la influencia decisiva que tiene la familia y los primerosańos de vida en la formación de la personalidad. Marcelino, como todosnosotros, quedó profundamente marcado por las circunstancias concre-tas de su familia y por el contexto geográfico, histórico y político en elque se desarrolló su infancia.

Es un chico de pueblo, con todo lo que ello implica.

Es el penúltimo de siete hermanos, aunque pronto se convirtió enel benjamín de la familia, al fallecer su hermano pequeńo.


Su familia es sencilla: no son ricos, pero tampoco miserables. Encasa las necesidades básicas se ven cubiertas.

Crece en un país en plena crisis. Su nacimiento (1789) coincidecon el inicio de la Revolución francesa. Marcelino se verá influidopor estos grandes ideales de la Revolución que van a cambiar lavisión del mundo: "Liberté, Égalité, Fraternité".

La enseńanza está muy mal organizada. Los maestros, mal prepa-rados. Sus primeras experiencias escolares en el pueblo van unidasa experiencias negativas que le alejan por un tiempo de los bancosde la escuela.

Influencias que marcan a Marcelino durante esta época

1 .Su madre,

María Chirat. Es una mujer con mucho carácter. Lo necesita paraeducar a los tres hijos y tres hijas que han sobrevivido. Tiene fama deformar bien a sus hijos y de ser una buena ama de casa. Todo lo quetiene de carińosa lo tiene de estricta a la hora de exigir a sus hijosorden y un comportamiento adecuado dentro y fuera de casa. Nadade caprichos ni derroches. Forma a sus hijos en buenos modales. Estambién una mujer profundamente creyente, fiel a sus conviccionescristianas y a la práctica religiosa. En los ańos de persecución participacon sus hijos en cultos celebrados a escondidas. Y, sobre todo, haceque su hogar sea el pequeńo templo donde se practican las devocio-nes populares.

Los que conocieron a Marcelino ya adulto decían que, de primeras,imponía respeto, parecía severo y exigente, pero que pronto descu-brían en él al hombre bondadoso y cercano. żNo hay en todo estomucho de influencia materna?

2 .Su padre,

Juan Bautista Champagnat, era un hombre del campo, granjero, muymańoso para cualquier trabajo o reparación: hábil trabajando la ma-dera, en las obras de albańilería o en cualquier otra actividad manual.Era corriente verle con su carro en los mercados de los pueblos cerca-nos para vender el fruto de sus campos y de su granja. Había construi-


do un molino en un arroyo cercanoa casa, aprovechando la fuerza delagua para moler el grano. Es fácilimaginarse al pequeńo Marcelinoacompańando a su padre y a sus her-manos en todos estos trabajos, ob-servando, echando una mano,aprendiendo... No es de extrańarque más tarde digan de él que eraun hombre eminentemente prácti-co y hábil, capaz de ponerse al fren-te de la construcción de un gran casacomo la del Hermitage.

Su padre era un hombre de gran sen-satez y muy culto para la época ylugar en que vivía. Los ideales de-mocráticos de la Revolución le lle-varon a meterse en el mundo de lapolítica. Se convirtió en jefe del can-tón, echaba arengas, y es lógico queestas temas surgieran también encasa. Marcelino escuchaba y se ibadejando influenciar. El grito revolu-cionario de "fraternidad" lo plasma-rá en la fundación de una familia dehermanos que vivan todas lasimplicaciones de la fraternidad...cristiana.

3 .Su tía

paterna, Luisa, religiosa de las Her-manas de San José, quien obligadapor la Revolución a salir del con-vento, se había refugiado en casa delos Champagnat, con quienes com-partía la vida. Muchas horas pasócon Marcelino, iniciándole a la lec-tura, enseńándole las oraciones, con-tándole historias de la Biblia y de las

...era un hombreeminentementepráctico y hábil,capaz de ponerseal frente de laconstrucciónde un gran casacomo ladel Hermitage


vidas de los santos, dándole consejos de vida cristiana. Un comple-mento perfecto de la influencia cristiana de la madre. Ahí aprendióMarcelino a rezar, a conocer y amar a María, a ir descubriendo a eseDios misterioso que se nos va revelando a través de las mil circunstan-cias de la vida.

4 .Experiencias concretas

que vive Marcelino en este contexto familiar y social, y que dejan enél una huella profunda:

El primer día de clase, en la escuela del pueblo, se le queda mar-cado en su memoria afectiva. El maestro, malhumorado, dio unsonoro bofetón a un compańero que se le había adelantado paraleer. Marcelino, tímido, lleno de miedo, promete no volver más aaquella escuela. Y no habrá manera de convencerle.

Durante las catequesis preparatorias a la primera comunión, elcatequista pone un mote a uno de los chicos. El pobre chaval sesiente humillado y ya no vuelve a la catequesis. Marcelino lo guar-da en su memoria. Son detalles que aflorarán más tarde cuandovaya perfilando su vocación de educador.

Su padre le regala unos corderos y Marcelino los cuida, los cría,los vende y va montando supequeńo negocio. Es la expe-riencia interesante de poderconvertirse en comerciante,de disponer de dinero, deaprender a ahorrar y a orga-nizarse.

La visita inesperada del sacer-dote que llega a casa y le su-giere entrar en el seminario.Una cosa es haber recibidouna formación cristiana, unosvalores, y otra es la opción devida. La llamada que aquel díarecibe es una semilla que aco-ge con carińo y que un día,después de muchos soles ytormentas, dará fruto.


Reflexiona y comparte

Al recorrer esta etapa de la vida de Marcelino es bueno que tomesconciencia de muchos elementos que, en tu vida, vienen de tuinfancia, de tu familia.

* Piensa en tus abuelos, padres, hermanos y otros familiares,amigos y personas que han dejado huella en ti. Analiza estarealidad. Escribe nombres y palabras-clave que los definen.

* Identifica los aspectos positivos, las ventajas, los traumas,las inseguridades, los problemas,... que vienen de tus prime-ros años, de tu infancia.

* Evoca las experiencias significativas de esos años, ésas quese te han quedado grabadas, y mira cómo siguen influyendoen ti.


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2ª ETAPA

* 1805 - 1813* De los 16 a los 24 años.* Lugar: Seminario menor de Verrières* Características: Una espiritualidad basada en un

mayor autoconocimiento y en la renuncia

En 1805, con 16 ańos, Marcelino decide entrar en el Seminariomenor de Verričres. Previamente había tenido que hacer algunas re-nuncias. Alejarse del hogar familiar, que tanto significaba para él,implicaba también renunciar al mundo de los negocios, tímidamenteempezado con su compraventa de corderos, y quizá también al mun-do de la política en el que tan metido estaba su padre.

Sin embargo, aquel primer ańo nos muestra que Marcelino está lejosde responder con todo su corazón a las expectativas del Seminario ya las llamadas de Dios a las que intenta responder:


El curso escolar acaba con un fracaso, explicable en parte por suretraso en los estudios. Expulsado del Seminario, son las lágrimase insistencia de su madre las que consiguen su readmisión.

Marcelino, con otros amigos seminaristas, forma un grupo llama-do "La Banda Alegre". Cometen pequeńas travesuras,comprensibles en otros jóvenes, pero juzgadas "escandalosas" porlas autoridades del Seminario.

En sus notas aparece la mención "Conducta mediocre"

Hay sin embargo una serie de acontecimientos que, para él, se vanconvirtiendo en llamadas de Dios a una mayor coherencia:

En 1807, con apenas 18 ańos, muere Denis Duplay, compańerode clase del Seminario, alguien con quien había compartido sue-ńos, inquietudes, planes. La experiencia de la propia finitud siem-pre marca.

En 1810, es la muerte de su madre, que tan profundamente ha-bía influido sobre él y que tanto le había animado a seguir la carre-ra sacerdotal.

Finalmente, un día afortunado, el profesor de gramática, Sr.Linossier, le llama al orden. Es una larga entrevista, donde se lehace reflexionar, se le ponen las cosas claras, se le amonesta seria-mente. La reacción de Marcelino resulta positiva.

Para saber de fuente directa lo que Marcelino vive y siente en estaépoca de su vida, hemos de esperar hasta 1811, ya con 22 ańos. Esentonces cuando, tras seis ańos de vida en el Seminario, Marcelinoescribe sus primeras resoluciones. Algunas de ellas van en una líneade renuncia:

"Señor mío y Dios mío, prometo nunca más ofenderte; nuncavolver a la taberna sin necesidad; evitar las malas compa-ñías y no hacer nada que vaya contra el deber que tengo deservirte". (Resoluciones, 1812)

Es una primera etapa del camino de conversión. Es el momento enque el agricultor se dedica a quitar piedras del terreno, a allanar...

También aparecen en estas resoluciones algunas actitudes positivasque quiere cultivar:


"Prometo hacer actos de fe, de esperanza y otros cada vezque me acuerde; prometo dar buen ejemplo; prometo orientara los demás a la práctica de la virtud, en la medida de loposible; prometo enseñar el catecismo tanto a los pobrescomo a los ricos".

Son buenos propósitos, pero todavía imprecisos, generales, propiosde una persona que aún no se conoce suficientemente para saber yconcretar dónde hay que poner de verdad el acento. El mismoMarcelino lo reconoce:

"Me doy cuenta, Señor, de que todavía no me conozco y deque tengo muchísimos defectos; Pero confío que, ya que mehas dado la gracia de conocerlos, me des también la gra-cia de vencerlos y de luchar contra ellos con valentía"(Resoluciones de 1812)

Con la ayuda de su director espiritualva conociéndose mejor y tomando con-ciencia de todo lo que le impide un sanocrecimiento. Hay algo que le preocu-pa: el tema de las relaciones. Siente unacierta antipatía hacia algunos de suscompańeros, una tendencia a menos-preciarlos. Quizá no se trate más quede un problema de carácter; Marcelinoha entrado ya mayor en el seminario,es de los grandullones de la clase y ade-más no brilla por su inteligencia; ha te-nido que soportar burlas de los más pe-queńos... Todo ello podría explicar esa

antipatía que siente hacia algunos. Él considera que todo eso es frutode su orgullo, y éste se convierte en su campo de batalla. Escribe:

"¿Por qué soy tan orgulloso? ¿A causa de mis talentos?¡Si soy el último de la clase! ¿A causa de mi virtud? Loúnico que tengo es orgullo. ¿Por mi buen parecer? Dios esquien ha creado mi cuerpo y desde luego que no es ningunamaravilla; yo no soy más que un poquillo de polvo" (Reso-luciones de 1812)



* Llegar a conocerse a uno mismo es una tarea larga. ¿Podríashacer una lista de todas las cualidades y dones que has idodescubriendo en ti, que te ayudan a crecer y que benefician alos demás? ¿Eres capaz de identificar los rasgos de tu carác-ter, los defectos, los hábitos que obstaculizan tu maduraciónhumana y cristiana? ¿Eres capaz de hacer tu propio retrato,realista y sincero?

* Solemos decir que Dios nos quiere y nos acepta como so-mos. Suele resultar más difícil que nosotros aceptemos y asu-mamos nuestra propia realidad. ¿Cómo te encuentras en cuan-to aceptación de ti mismo, en cuanto a tu auto-imagen? ¿Quémiedos hay todavía en ti cuando te enfrentas con tu propiarealidad, cuando miras al futuro?

* En su proceso de maduración Marcelino encontró personasque le ayudaron a conocerse, a aceptarse, a crecer. Entoncesse llamaban "directores espirituales". Hoy se suele utilizar lapalabra "acompañante". ¿Cuál es tu experiencia en este cam-po? ¿Qué satisfacciones, dificultades y deseos sientes?

* La renuncia es un elemento que está siempre presente en todoproceso de crecimiento cristiano. En la medida en que vamosdescubriendo a Dios en nuestra vida y vamos experimentán-dole, sentimos la llamada a dejar de lado lo que nos impideesta relación con Él. ¿Qué renuncias te ha ido pidiendo Dios?¿Cuáles ves que te sigue pidiendo? ¿Cómo estás respondien-do?


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3ª ETAPA

* 1813 - 1816* De los 24 a los 27 años* Lugar: Seminario mayor de Lyon* Características: Una espiritualidad orientada hacia

el autocontrol y la consolidación de su ideal de vida

Ya en los últimos ańos de Verričres, Marcelino ha ido tomándose suvida en serio. Su conducta ha mejorado. Su constancia en el estudio,aún robándole horas al sueńo, le ha permitido seguir el ritmo de loscursos. Su conciencia de la llamada de Dios al sacerdocio se ha idoclarificando... El paso al seminario mayor de Lyon va a ser un estímu-lo decisivo. Además, tiene ya 24 ańos. El día de la ordenación apare-ce más cercano; el ambiente formativo, más serio. Su ideal de sersacerdote se va afianzando. Hay como una idea que subyace en él:tengo que organizarme, tomar las riendas de mi vida, conseguir portodos los medios lo que me propongo.


El claustro de profesores del Seminario San Ireneo de Lyon es bastan-te mejor que en Verričres. Refleja las tendencias espirituales de laépoca: un cierto jansenismo en algunos, la influencia de los sulpicianosen otros, restos de un galicanismo que aún sigue vive... Marcelinoquiere estar abierto, dejarse interpelar por todas esas personas queDios pone en su camino en estos últimos ańos de su formación; y, almismo tiempo, integrar todas esas influencias con lo que él mismo vaviviendo y sintiendo.

Todo esto nos hace comprender mejor algunos rasgos de Marcelinoque aparecen en esta época y que no nos terminan de cuadrar con laimagen del Marcelino maduro y equilibrado que llega a ser en susúltimos ańos. Pero, bueno, por ahí, por etapas previas de maduraciónpasamos todos, y pasa él:

Llama la atención la rigidez, el rigorismo que se autoimpone, eldeseo de controlar al milímetro su vida, de tener bien sujetas lasriendas. Lo refleja este texto de sus resoluciones de 1814, al aca-bar el primer curso en Lyon: "No hablaré ni palabra en lospasillos ni en las escaleras, ni por gestos ni de ningunaotra manera, sin necesidad. También guardaré silencio an-tes y después de las oraciones, cuando esté en clase odurante los momentos de lectura. En una palabra, guarda-ré completo silencio de un recreo al otro" (Resoluciones,1814)

Quizá le han comentado en clase la importancia de la vida inte-rior, del silencio que nos permite escuchar las voces de Dios tantasveces ahogadas por los ruidos. Marcelino se lo toma en serio.

Relacionado con esta rigidez está el ascetismo, esa serie de exigen-cias que uno se impone para reforzar el autocontrol. Vemos enMarcelino cómo este ascetismo se va plasmando en actitudes ex-ternas: "Cada vez que, al hacer mi examen de conciencia, medé cuenta de que he criticado a alguien, me privaré deldesayuno al día siguiente. Cada vez que me sienta culpablede haber mentido o haber exagerado rezaré el Misererepara pedir perdón a Dios. Cada vez que no sea fiel enguardar estas resoluciones, me daré tres latigazos con ladisciplina uniéndome a los sufrimientos de Jesucristo" (Re-soluciones, 1814)


Ayunos, disciplinas, penitencias, cilicios... ˇCómo contrasta estaespiritualidad, este rigorismo, con lo que el Marcelino de ańosdespués tratará de inculcar a sus hermanos! Sabrá dar a un sanoascetismo el valor que tiene. Y cuando los Hermanos jóvenes de laCongregación que va a fundar le pidan permiso para ayunar, élinsistirá en lo importante: Haced ayunar los ojos, los oídos, laboca... controlando lo que veis, lo que oís, lo que decís, de mane-ra que os ayude en lo esencial: a ir descubriendo la presencia deDios en vuestras vidas y a haceros más presentes a ese Dios quequiere establecer una relación vital con vosotros.

Junto a este rigorismo del Seminario, Marcelino va consolidandosu ideal sacerdotal. Comprende las exigencias que implica la voca-ción a la que se siente llamado. Las etapas se van sucediendo rápi-damente: órdenes menores, subdiaconado, diaconado. Sus resolu-ciones, únicos escritos suyos de la época, dejan entrever ese inte-rés suyo por ir centrando su vida en torno al Dios que le llama yque le invita a seguirle con radicalidad: "Durante las clases olas conferencias me esforzaré por estar atento y aprove-charlas al máximo. Al acabar las clases iré siempre ahacer una visita al Santísimo Sacramento..." (Resolucionesde 1814)

Pero Marcelino se va dando cuenta de que no basta con tomar reso-luciones. Una cosa es escribirlas y otra cumplirlas. La vida le va ense-ńando a aceptar sus limitaciones. Y es curioso cómo, al concluir susúltimas resoluciones del Seminario, su escrito se convierte en oración:"Dios mío, ¡qué desgraciado soy! Ten compasión de mí, te losuplico. Santísima Virgen, sabes bien que soy tu siervo y quesoy indigno de un favor tan grande, pero es ahí donde tubondad se manifiesta y resplandece sobre mí. Amén."

Su ideal se ve también reforzado con su plan de vacaciones. Volver alpueblo, con su sotana, con sus ilusiones, es un gran reto. Todos leconocen. Ahora es ya el seminarista a punto de ordenarse. Organizaal detalle su tiempo: su vida de oración, su ayuda en casa, su trabajode catequista con los nińos, sus contactos pastorales con los adultos,sus estudios de teología, sus visitas a los enfermos.

Marcelino encuentra estímulo al compartir sus ideales apostólicos conotros jóvenes seminaristas. No camina solo. Junto a él está Juan MaríaVianney, el futuro santo cura de Ars. Compańeros suyos son los


seminaristas Courveille, Colin, Terraillon y otros con quienes com-parte un sueńo: la fundación de lo que será la Sociedad de María. Eldía de la ordenación sacerdotal se acerca. María, que tan hondasraíces ha tenido en su vida, sigue estando presente en estos momen-tos. Arrodillado ante el altar del santuario de Fourvičre, le hace ofrendade su vida y de su misión:

"Virgen Santísima, hacia ti elevo mis manos suplicantes; tepido que me acojas bajo tu protección y me concedas lagracia de ser un digno ministro de tu Hijo... Nada puedo,Madre de misericordia, nada puedo pero tú lo puedes todocon tu intercesión. Virgen Santísima, en ti pongo toda miconfianza. Te ofrezco, te doy y consagro mi persona, mitrabajo y mi vida entera". (Vida 1989, p. 32)


A todos nos preocupa encontrar el camino que va a dar sentido anuestra vida, que nos va a hacer felices, ese sueńo que Dios tienesobre nosotros y al que intentamos responder: la vocación. Lasintuiciones vocacionales de Marcelino se han ido plasmando; ha idoponiendo los medios, ha podido aclararse... żCómo podrías descri-bir tu itinerario vocacional? żQué llamadas has ido sintiendo? żCómolas has ido plasmando? żCómo has ido evolucionando? żVas te-niendo claro tu puesto en la sociedad y en la Iglesia?

Marcelino, en su evolución vocacional, pasa por momentos de ri-gorismo, de esfuerzo, de austeridad, de auto-control. Responder auna llamada, sobre todo cuando viene de Dios, no es fácil. żQué hasupuesto y está suponiendo para ti responder a las llamadas que vassintiendo? żQué apoyos necesitas? żQué convicciones se van afian-zando en ti con más fuerza? żCómo ha ido evolucionando tu mane-ra de entender la espiritualidad en estos últimos ańos?


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4ª ETAPA

* 1816 - 1825* De los 27 a los 36 años* Lugar: La Valla* Características: Una espiritualidad de apertura y

entrega total a Dios y a los demás; de búsqueda dearmonía y equilibrio en su propia personalidad.


Apenas ordenado sacerdote, Marcelino es enviado como vicario a lapequeńa parroquia de La Valla. Empieza una nueva etapa de su vida.Está dispuesto a todo. Su corazón joven arde de entusiasmo; sientecon fuerza la llamada del Seńor que le invita a asociarse a su misión.Estamos ante unos ańos caracterizados por una gran actividad; ańosde plenitud humana, de generosidad sin límites, de entrega sin reser-vas. Lo refleja en uno de los primeros sermones que pronuncia en elpueblo: "Sabéis que, al venir aquí, mi único objetivo es poner-me a vuestro servicio. No dudéis en llamar a mi puerta encualquier momento. Estaré siempre dispuesto a ayudaros".

Basta recorrer su vida en estos ańos de ministerio para darse cuentade que no se trata sólo de palabras o de declaración de intenciones:

Se dedica cuerpo y alma al ministerio parroquial: celebra la Euca-ristía, confiesa, visita a los enfermos, organiza la catequesis... Es laluna de miel de quien ha encontrado la ocasión de plasmar aquellopor lo que tanto ha luchado y en lo que ha sońado.

No escatima esfuerzos; es vigoroso y de constitución robusta. Nose arredra ante la complicada orografía de la parroquia, ante lasnevadas del invierno o los calores agobiantes del verano que lehacen sudar en sus visitas apostólicas. No le importa caminar de

"Sabéis que,al venir aquí,mi único objetivoes ponerme avuestro servicio.No dudéis en llamara mi puerta encualquier momento.Estaré siempredispuestoa ayudaros".


noche si así lo exige la atención a un enfermo o el corregir unosabusos que se están cometiendo en la parroquia.

Es capaz de superar las dificultades que encuentra precisamentede quien debería ayudarle más: el párroco. Tiene problemas conél, pues no comparte sus métodos y le critica incluso abiertamen-te. Es duro para el entusiasmo de un joven no verse apoyado porquien debería estar más cercano a él en esos momentos. PeroMarcelino sigue adelante.

Hay una experiencia que le marca profundamente: el encuentrocon el joven Juan Bautista Montagne agonizante. Todos estamosfamiliarizados con este hecho y con el sentido profundo que en éldescubre Marcelino. Y aunque el trabajo de la parroquia es másque suficiente para calmar las ansias apostólicas del joven vicario,Marcelino se lanza a una nueva aventura.

La fundación de los Hermanos Maristas es uno de los frutos deestos ańos de plenitud, de generosidad total. Sin medios, sin apo-yo, intuye que Dios le pide plasmar su sueńo del seminario, sugrito de "Necesitamos Hermanos". Y se da cuerpo y alma. Tieneapenas 27 ańos, pero se comería el mundo. A sus labores habi-tuales tendrá que ańadir la animación, la formación de ese grupitode jóvenes que ha reunido. Y hasta decide, en resolución genero-sa que roza lo heroico, dejar la tranquila comodidad de la casaparroquial para irse a vivir con ese grupito de jóvenes buenospero incultos, que conviven en una pequeńa vivienda, en condi-ciones realmente pobres.

De las paredes de esta casita de La Valla, cuna del Instituto maris-ta, cuelgan carteles que él mismo pone y que reflejan esa mismasensación de totalidad que marca estos ańos: "A Dios toda lagloria", "Jesús, todo mi amor", "Jesús, mi única felicidad".

Al mismo tiempo que Marcelino se hace todo para todos, sin medirtiempo ni esfuerzos, se da cuenta de un peligro que acecha su vida: elactivismo. Una actividad desbordante puede degenerar en vacío inte-rior si se pierde la perspectiva, si nos desenganchamos del que llama,del que da la fuerza, del que da sentido: Dios.

Y reacciona. No quiere perder el equilibrio. Se esfuerza por dar co-herencia y armonía a su vida. Repasa y renueva las resoluciones quehabía tomado poco antes de salir del Seminario y cuya importanciacomprende ahora con más claridad:


"Haré al menos media hora diaria de meditación. Nuncacelebraré la santa misa sin haberme preparado antes; dedi-caré también un tiempo a la acción de gracias. No omitiré elexamen de conciencia al caer la tarde. Dedicaré una horadiaria al estudio de la teología. Recordaré siempre quellevo a Jesús en mi corazón" (Vida, ed. 1989, p. 36-37)


Recuerda esos momentos de tu vida: experiencias, actividades, com-promisos en que has sentido dilatarse tu corazón de hombre y decristiano, en que te has sentido feliz, realizado. Rememóralos. Dagracias. Piensa en todo lo que te han ayudado a crecer.

Para Marcelino, el encuentro con el joven Montagne constituye unmomento-clave donde Dios le habla con fuerza. Piensa tú tambiénen esos encuentros o circunstancias que han sido significativos parati, que en cierto sentido han dado un cambio, pequeńo o grande, atu existencia. Acógelos con corazón sencillo como María y vuelve areleerlos a la luz de Dios.

Todos sońamos con una vida coherente, equilibrada, donde sepa-mos dar a las cosas el valor que tienen. Nos encontramos muchasveces a tirones entre las exigencias familiares, los estudios, los ami-gos, los compromisos como cristianos, como animadores, comovoluntarios... y nuestra necesidad de silencio, de encuentro conDios. Examina tu vida con sinceridad: żTe sientes desbordado osabes optar? ż Caminas hacia un equilibrio integrador o te sientesdesperdigado en mil cosas que te van dejando vacío? żCuáles sontus momentos fuertes de encuentro con el Dios en quien crees, conel Dios que te envía (cada día, cada semana, cada mes, cada ańo...)?


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5ª ETAPA

* 1825 - 1836* De los 36 a los 47 años* Lugar: El Hermitage* Características: Una espiritualidad puesta a prueba.

Dios reclama el puesto central que le pertenece: "Siel Señor no construye la casa, en vano se afanan losc o n s t r u c t o r e s "

De La Valla al Hermitage, Marcelino experimenta un gran crecimien-to humano y cristiano. Se siente capaz de todo. Su generosidad lelleva al borde del agotamiento pero se siente feliz. Ahí van quedandolos frutos: el cambio conseguido en la parroquia, la Congregación deHermanos que se va consolidando, los nińos catequizados, los enfer-mos visitados, las gestiones llevadas a cabo. Ha habido que afrontarproblemas, pero se ha sentido fuerte para superarlos con gallardía.


Ha visto que la casita de La Valla resultaba a todas luces insuficientepara acoger a sus Hermanos y se las ha arreglado para conseguircomprar un terreno, El Hermitage, y empezar a construir un granedificio que sea la casa-madre de la naciente familia. Han sido mesesduros de cura obrero, rompiendo rocas, mezclando mortero, dandoorientaciones a los obreros y, al mismo tiempo, encargándose de laformación de la naciente comunidad, del trabajo pastoral, de la ges-tión económica. Ciertamente agotador.

En Agosto de 1825 se inaugura el nuevo edificio. Marcelino, con sus36 ańos recién cumplidos, sonríe feliz: es un sueńo más que ha logra-do plasmar. A finales de ańo Marcelino se siente mal. La fatiga acu-mulada, la dureza con que ha castigado su cuerpo, le pasan factura.Está muy afectado por disgustos y sinsabores con los que ha tenidoque enfrentarse y que, por no preocupar a sus hermanos, ha guarda-do para él. Se siente muy débil. El 26 de Diciembre tiene que guardarcama. Los médicos le visitan y emiten un dictamen preocupante.Tiene la salud destrozada y temen un desenlace fatal. Por prudencia,los amigos le aconsejan que haga testamento: no tanto para que serepartan sus bienes, sino para saber quién va a responsabilizarse de susnumerosas deudas. Su pulso es tan débil que casi no puede ni firmar.

La noticia corre por la región. Los deudores afluyen al Hermitageexigiendo ser indemnizados y dispuestos a proceder al embargo delmobiliario de la casa. Algunos Hermanos se desaniman, incluso semarchan; piensan que si Marcelino muere, será el final de la historia.Hay sacerdotes en el Hermitage que le han estado echando una mano.Pero ni Courveille ni Terraillon saben estar a la altura de las circuns-tancias. No sólo contribuyen a fomentar el desánimo entre los Her-manos sino que empiezan a buscar soluciones personales en caso deque se produzca el fatal desenlace.

Es el momento de la prueba, de la cruz, el sello que Dios pone siem-pre en sus obras para garantizar su valía. Marcelino, el hombre robus-to, lleno de vigor, el que se comía el mundo, está ahí postrado en unlecho de muerte con 36 ańos. Sus fuerzas han llegado al límite. Estáagotado. La casa de Nuestra Seńora del Hermitage está acabada perosu salud está rota, destrozada. El Instituto, su obra, se tambalea.

Y ahí, en ese contexto, Marcelino hace una gran experiencia de Dios.Es como si el Seńor le susurrara al oído: Vale, Marcelino; hasta ahorate has empeńado en demostrarme lo que eres capaz de hacer; yo nonecesito que me demuestres nada pero tú te sentías bien haciéndome


ver que sabes llevar una parro-quia, que eres un buen funda-dor, que eres un apóstol de ca-tegoría; que eres capaz de con-trolarte a ti mismo y de con-trolar las circunstancias. Hastahas sido capaz de construir estegran edificio. Bueno, ży ahoraqué? żQué más pretendes de-mostrarme? żHasta dóndequieres llegar? Mira lo queeres, mira dónde estás. Nada.

Todos estos acontecimientosaparentemente negativos seconvierten para Marcelino enocasión de redescubrir unaimagen más auténtica de Dios.Recordando estos momentos,una vez restablecido, escribi-rá: "Entonces comprendí, conmás claridad que nunca, la ver-dad de aquellas palabras del sal-mo: Si el Seńor no construye lacasa, en vano se cansan los cons-tructores". (Salmo 126)

Hay que pasar por experien-cias parecidas para entender,en carne propia, esas palabrasevangélicas: "Si el grano de tri-go no cae en tierra y muera,queda estéril. Si cae y muere,entonces da fruto".

Esta experiencia por la quepasa Marcelino no le lleva auna depresión estéril. Siente ensu propia carne la pobreza, elvacío y la impotencia. Desdeahí Dios le recuerda:Marcelino, quiero que sepas,

Entonces comprendí,con más claridadque nunca, la verdadde aquellas palabrasdel salmo: Si el Señor...


que sientas que todo este tra-bajo que has estado haciendo,que todas estas realizaciones noson obra tuya; es cosa mía. Túhas trabajado duro, es verdad,pero soy yo el que está detrásde todo esto.

Dios reclama un puesto cen-tral en la vida de Marcelino. Yesto va suponer un cambio ra-dical en su evolución humanay cristiana, en su camino deconversión: saber retirarse paradejar que sea Dios el que ocu-pe el centro de su vida.

Es un cambio de "activa" a"pasiva":

* No se trata de decir: Seńor,żqué quieres que haga? sino,como María: "Hágase en mísegún tu palabra.

* Lo importante no es decir:Yo amo a Dios, sino experi-mentar que soy amado porÉl.

* Más importante que procla-mar: Yo he optado por elSeńor es reconocer que Nome escogisteis vosotros a mí,sino yo os elegí a vosotros.

* No soy yo el que ha alcan-zado al Seńor sino que es Élquien me ha seducido.

Ahí está el secreto y la fuerzade la espiritualidad deMarcelino: la gran experienciade sentirse amado, elegido,seducido, perdonado por Él.


Ahora ya nada podrá debilitar su áni-mo: ni las críticas, ni las dificultades,ni ningún obstáculo. "Cuando soy dé-bil es cuando me siento fuerte" (2 Cor12, 10). Ciertamente los conflictosvan a presentarse. Y tendrá que afron-tarlos. Conflictos con grupos de Her-manos que no aceptan sus directricesen el campo comunitario y educati-vo. Conflictos con el clero que noentiende la aventura en que se hametido: quieren frenar la fundación,fusionarla con otras existentes. Hastasu propio confesor le abandona por-que le considera terco, obstinado; yllega a negarle la absolución.

Durante esta nueva etapa en la vida de Marcelino aparece una expre-sión típica suya, a veces en sus cartas, a veces en los márgenes de suscuadernos de notas: "Tú lo sabes, Seńor". Es el grito de alguien quemira a Dios cara a cara. Es la oración de quien se siente impotentepero que asume su propia debilidad, consciente de estar envuelto,arropado, por el amor incondicional de Dios.

Este grito de Marcelino tiene resonancias bíblicas. Es el grito delsalmista: "Seńor, tú me sondeas y me conoces; tú sabes cuando me sien-to y cuando me levanto; antes que la palabra llegue a mi boca, tú ya laconoces, Seńor" (Salmo 138). Es el grito de Pedro arrepentido; delapóstol valiente que estaba dispuesto a seguir al maestro aunque to-dos le abandonaran: "Seńor, tú sabes todo, tú sabes que te amo" (Jn21, 17).

Después de pasar por esta experiencia de conversión y purificación,la espiritualidad de Marcelino se simplifica. Dios está en el centro, esel centro. Y da una nueva perspectiva a todo. En Mayo de 1827escribe a Gardette, su antiguo profesor del Seminario: "Soy el úni-co sacerdote aquí. Por más que lo intento no logro dar abasto con tantas cosas como hay que hacer. Sólo yo sé lasdificultades con las que tengo que enfrentarme cada día. Situviera que enumerarlas, no sabría por dónde empezar. Peronada de esto me desanima pues el que me sostiene es el Diosfuerte". (Cartas de M. Champagnat)



El sufrimiento, las dificultades, los problemas, los obstáculos queaparecen en la vida llevan a algunas personas a la desesperación, aldesánimo, a la depresión. Para otros, son ocasión de crecimiento,de maduración, de conversión. Párate y piensa en esos momentosdifíciles que has ido encontrando en tu camino. Analízalos. Miracómo has reaccionado, qué impacto han tenido en ti. żHan sidopara ti ocasión de maduración humana y cristiana?

* ¿Cómo reaccionas ante el fracaso? ¿En quién o en qué te apo-yas?

* ¿Qué camino de purificación va Dios realizando en ti? ¿Quéconvicciones, qué rocas firmes se van consolidando con to-dos esos pequeños o grandes golpes que te da la vida?


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6ª ETAPA

* 1836 - 1840* De los 47 a los 51 años en que muere* Lugar: El Hermitage* Características: Espiritualidad de abandono total

en las manos del Señor. La prueba final.

"Padre, si es posible retira de mí este cáliz de sufrimiento; pero que nose haga mi voluntad sino la tuya" (Lc. 22, 42)

En los últimos ańos de la vida de Marcelino su itinerario de conver-sión se va aquilatando. Crece su convicción del puesto central quecorresponde a Dios en su vida. Se abandona totalmente en sus ma-nos. Desarrolla, cultiva esa dimensión tan característica suya en larelación con Dios: la confianza.

Todo esto no significa que se quede brazos cruzados, sin hacer nada,


esperando que sea Dios quien le saque las castańas del fuego. Nimucho menos. Marcelino prosigue su trabajo, su actividad; lo quecambia es la perspectiva en la que se mueve. Desconfía de los medioshumanos, de los recursos materiales, de las recomendaciones. Su mentey su corazón están fijos en Dios.

Estos últimos ańos Marcelino se debate por conseguir la aprobaciónoficial de la Congregación. Viaja varias veces a París, hace gestiones,se mueve de despacho en despacho. Tiene que pasar largos períodoslejos de su querido Hermitage, de sus Hermanos. Leer las cartas queescribe desde París es tremendamente consolador. Nos reflejan todala talla humana y cristiana que Marcelino está alcanzando.

"El lunes por la mañana, a las nueve, salgo para París.Parece que todo va bien; sin embargo yo siempre me digo:Si el Señor no construye la casa... Me da miedo quetantas precauciones, tanto querer dejarlo todo bien atado,pueda estropear los designios de Dios y echar todo portierra. Así que, Hermano rece y siga pidiendo a los Her-manos que recen" (Cartas de M. Champagnat).

"De nuevo tengo que ir a París. Hermano, encomiende esteasunto al Señor con todas sus fuerzas, para que todo sehaga según su voluntad y nada más. Yo sólo quiero lo queDios quiera, y es inútil empeñarse en lo contrario. Lo quecuenta es la voluntad del Señor" (Cartas de M. Champagnat).


Dios se va convirtiendo en el Absoluto de la vida de Marcelino.Relativiza todo lo demás. Sabe que hay que emplear medios huma-nos, pero llama la atención del Hermano joven que marcha a suprimer destino con una maleta llena de dibujos, apuntes, recursosmetodológicos, juegos. El Hermano ha pegado una gran etiqueta enel equipaje: "Grandes medios de éxito". Marcelino sonríe. La vida leenseńará a valorar qué es lo absoluto, qué es lo relativo.

La enfermedad que le dejó a las puertas de la muerte en 1825 hadejado secuelas en la salud de Marcelino. Nunca llegó a restablecersecompletamente. Tiene 50 ańos y mientras sus fuerzas vitales se vanconsumiendo, su camino de crecimiento y de maduración humana yespiritual toca límites de santidad.

En los últimos ańos, su confianza y abandono en las manos de Diospasa por nuevas pruebas. Tiene que enfrentarse con unas mediacio-nes humanas que le hacen sufrir.

Una es el fracaso de sus gestiones en París. Tanto esfuerzo, tantointerés... y nada. Parece que todas las circunstancias se alían con-tra él. No consigue la ansiada aprobación legal para el Instituto.

Otra causa de gran sufrimiento para Marcelino está en relacióncon la obediencia. En 1836, cuando la Santa Sede aprueba laSociedad de María, el P. Colin es nombrado Superior General.Un grupo de sacerdotes de la primera hora, de aquellos que ha-cían planes y sońaban en sus ańos de seminario, hacen sus votosreligiosos de castidad, pobreza y obediencia. Para Marcelino va aempezar un pequeńo calvario.

El P. Colin, que no entiende muy bien todo lo que Marcelino estáhaciendo, la fundación de los Hermanos, le envía una carta seca,autoritaria, en 1837: "Detenga cualquier proyecto relativo a los Her-manos. Deje las cosas en orden como si estuviera usted preparándosepara morir". Marcelino no entiende el por qué. Tantas veces, en elSeminario, le dijeron: "Encárgate tú de los Hermanos". Y ahora quetodo está encauzado, le dice su superior que lo deje. Su respuesta esuna oración: "María, mi Buena Madre, con toda sencillez pongo la Con-gregación de los Hermanos en manos del Superior General de la Sociedadde María" (Cartas de M. Champagnat). Quizá aquello no era más queuna prueba para ver la obediencia de Marcelino. El caso es que Colinlo reconfirma como Superior de los Hermanos. Parece que todo si-gue su ritmo. Pero pronto Marcelino recibe otra carta de su Superioren la que le manifiesta su disconformidad con la manera de dirigir a


los Hermanos: "Tiene usted lamentalidad demasiado estrecha yademás es muy terco. Así no haymanera de hacer la voluntad deDios". Palabras duras que se cla-van en el corazón sensible deMarcelino. Y que aumentarán sudolor cuando, en 1839, el men-saje que recibe de Colin es el si-guiente: "Usted nunca ha com-prendido ni el fin ni el espíritu dela Sociedad de María".

Marcelino, calla, ora, sigue po-niendo su confianza en Dios y enMaría. Cuando llega el momen-to de su muerte, al dictar su tes-tamento espiritual, coloca todasu obra en manos del SuperiorGeneral de la Sociedad de Ma-ría y heroicamente escribe:"Muero lleno de respeto, sumisióny gratitud al Superior General dela Sociedad de María. Su espíritues el mío; su voluntad es la mía".

El 6 de Junio de 1840, a los 51ańos recién cumplidos,Marcelino entrega su alma alSeńor. Es ya el cuadro perfecto,la estatua maravillosa que Diosha esculpido a lo largo de los ańoscon el cincel del sufrimiento yde la prueba, la vasija que se hadejado moldear.

Quiero acabar con el testimoniode una persona que conoció decerca toda la riqueza queMarcelino atesoraba en su inte-rior. Se trata de Juan-LuisDuplay, director espiritual y con-sejero de Marcelino:

Marcelino, calla,ora, sigue poniendosu confianza en Diosy en María. Cuandollega el momento desu muerte, al dictarsu testamento espiritual,coloca toda su obraen manos del SuperiorGeneral de laSociedad de María...


"Me ha conmovido la noticia de la muerte del P.Champagnat. Toda su vida y todo lo que ha compartidoconmigo ha sido muy enriquecedor para mí. Espero queno se pierdan tantos buenos ejemplos como nos ha deja-do. Los encontraremos en las vidas de los Hermanos que élfundó. El P. Champagnat ha pasado por muchas pruebas,soy testigo de ello, y a pesar de tanto sufrimiento supo se-guir adelante con su misión, caminando con un corazónlibre en medio de tantas dificultades. Era así porque entodo lo que emprendía nunca buscaba su interés personalsino tan sólo la gloria de Dios. Uno de los grandes méritosde este hombre ha sido su paciencia en los sufrimientos ysu silencio en los momentos de dolor"

Reflexiona y comparteLlegado al final del folleto, sería bueno que te pararas, que hicierascomo un repaso de la vida de este hombre, de las etapas que fueronmarcando su evolución humana y cristiana. żCómo ves a Marcelino?żQué te ilusiona de su vida, de su proceso de crecimiento? żQué teha llamado la atención en este folleto?

* Marcelino es un gran regalo que Dios ha querido hacernos¿Qué significa Marcelino en tu vida? ¿Qué supone para ti sucanonización?

* Si hicieras un repaso de lo que ha sido tu vida hasta hoy, ¿enqué etapas podrías dividirla? ¿Qué título les pondrías?

* Podías acabar escribiendo a Marcelino una carta o una ora-ción, en la que dejes que tu corazón se expansione. Háblalecon confianza.


ÍND ICE

0. Introducción

1ª Etapa* 1789-1805* Desde su nacimiento hasta los 16 años.Influencias que marcan a Marcelino.1. Su madre,2. Su padre,3. Su tía4. Experiencias concretas

2ª Etapa * 1805 - 1813* De los 16 a los 24 años.

3ª Etapa * 1813 - 1816* De los 24 a los 27 años



6ª Etapa * 1836 - 1840* De los 47 a los 51 años en que muere



Provincia marista IbéricaComisión provincial de Misión

Avenida de los Jesuitas, 34.28806 Alcalá de Henares (Madrid)

Tel. 91 889 13 14 . Fax 91 881 05 06E-mail [email protected]

Documents

2.- Marcelino Champagnat. Su evolución humana y cristiana