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103 DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 25. 2011, 103-116 (ISSN 0214-4379) Resumen: El artículo aporta una reflexión sobre el panorama de los museos pedagógicos en España con dos visiones: la de la profesional de museos y la de quien se aproxima al museo para favorecer el encuentro entre enseñanza y patrimonio. A través de sus páginas, que cuentan con numerosos ejemplos sobre el funcionamiento de diferentes museos pedagógicos, se pone de relieve que éstos deben estar dirigidos a un amplio horizonte destinatario y para ello deben contar con diferentes niveles de lectura, porque no es incompatible tratar de dar vida a la historia escolar, ajustándose a la autenticidad y a los datos científicos y hacerlo de manera amena y didáctica para todos los públicos. Palabras clave: Museos pedagógicos, didáctica del patrimonio, arqueología escolar, interacción museo-comunidad, historia oral. Abstract: The article provides a reflection on the landscape of educational museums in Spain with two visions: that of the museum professional and who is close to the museum to promote the match between education and heritage. Through its pages, which have numerous examples of the operation of various museums, teaching, emphasizes that these should be aimed at a broad horizon for this recipient and require different levels of reading, because it is inconsistent to try to give life to the school history to conform to the authenticity and scientific data and do so enjoyable and educational for all audiences. Key Words: Museums pedagogical, didactic heritage, archeology school, museum, community interaction, oral history. (Fecha de recepción: marzo, 2011, y de aceptación: septiembre, 2011) Museos pedagógicos: ¿Museos didácticos? Carmen Álvarez Álvarez (Universidad de Cantabria) Marta García Eguren (Red de Museos Etnográficos de Asturias)

2011. Museos Pedagogicos-libre

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Museos y Pedagogía. Un trabajo sobre la relación en los museos, entre ambos aspectos.

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  • 103DIDCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N. 25. 2011, 103-116 (ISSN 0214-4379)

    Resumen: El artculo aporta una reflexin sobre el panorama de los museos pedaggicos en Espaa con dos visiones: la de la profesional de museos y la de quien se aproxima al museo para favorecer el encuentro entre enseanza y patrimonio. A travs de sus pginas, que cuentan con numerosos ejemplos sobre el funcionamiento de diferentes museos pedaggicos, se pone de relieve que stos deben estar dirigidos a un amplio horizonte destinatario y para ello deben contar con diferentes niveles de lectura, porque no es incompatible tratar de dar vida a la historia escolar, ajustndose a la autenticidad y a los datos cientficos y hacerlo de manera amena y didctica para todos los pblicos.

    Palabras clave: Museos pedaggicos, didctica del patrimonio, arqueologa escolar, interaccin museo-comunidad, historia oral.

    Abstract: The article provides a reflection on the landscape of educational museums in Spain with two visions: that of the museum professional and who is close to the museum to promote the match between education and heritage. Through its pages, which have numerous examples of the operation of various museums, teaching, emphasizes that these should be aimed at a broad horizon for this recipient and require different levels of reading, because it is inconsistent to try to give life to the school history to conform to the authenticity and scientific data and do so enjoyable and educational for all audiences.

    Key Words: Museums pedagogical, didactic heritage, archeology school, museum, community interaction, oral history.

    (Fecha de recepcin: marzo, 2011, y de aceptacin: septiembre, 2011)

    Museos pedaggicos: Museos didcticos?

    Carmen lvarez lvarez (Universidad de Cantabria)

    Marta Garca Eguren(Red de Museos Etnogrficos de Asturias)

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    1. La relevancia de los museos peda-

    ggicos

    Un museo es una institucin pblica o privada, permanente, con o sin nimo de lucro, que adquiere, conserva, inves-tiga y expone a la sociedad una coleccin de piezas valiosas en un campo concreto de conocimiento. En el marco educati-vo, los museos que se han ido gestando, corresponden a esta denominacin, aun-que tambin encontramos colecciones museogrficas y centros de interpreta-cin. Por lo general, reciben el nombre de museos pedaggicos, museos escola-res, aulas del ayer, etc. Entre ellos hay una enorme diversidad, tanto en Espaa como en el resto del mundo, en funcin de sus objetivos y de la coleccin que albergan (Ruiz Berrio, 1996).

    Se cree que el primer museo pedag-gico a nivel mundial fue el de Londres, surgido a partir de la exposicin univer-sal de 1851. La coleccin, inicialmente, estaba compuesta por elementos y tiles de todas las actividades de la enseanza.

    Durante el siglo XIX, asociados al desa-rrollo de la formacin del magisterio, se consolidan los museos pedaggicos en Europa y desde entonces, stos han ido proliferando y creciendo con paso firme y decidido.

    En el momento actual podemos dis-frutar de visitas a museos pedaggicos en numerosas ciudades de nuestro terri-torio nacional, en numerosas facultades universitarias de Educacin1, a travs de colecciones de personas privadas (inves-tigadores, generalmente), exposiciones temporales2 o asociaciones vecinales3, que tambin han ido gestando una colec-cin propia de objetos escolares.

    Estos museos son importantes para investigadores, profesorado en ejercicio y en formacin, estudiantes de todos los niveles y pblico en general porque per-miten al visitante conocer y comprender la escuela a lo largo de su surgimiento y desarrollo (Ruiz Berrio, 2006). Pese a que consideramos que este crecimiento de museos pedaggicos es francamen-

    1 Diferentes universidades poseen Aulas Museo Escolar, destinadas a la docencia, aunque se abren al pblico general con ocasin de la organizacin de exposiciones temporales y otros actos de divulga-cin. Constituyen algunos ejemplos signiicativos el de la Universidad Complutense de Madrid y el Museo Escolar instalado en la Universidad de Salamanca.

    2 Algunas de las primeras exposiciones pedaggicas de tema escolar, sobre la escuela primaria, que se presentan a la comunidad cientica, surgen en los aos ochenta. A partir de esta se detecta un fen-meno de resurgimiento del inters por la escuela y sus vestigios. La capacidad para organizar dichas exposiciones deja patente que existe numeroso material escolar y tambin que subyace la idea de recuperacin, estudio y puesta en valor de ste. Las exposiciones obtienen gran xito de pblico. An as, no se ha logrado, salvo en escasas ocasiones, poner este patrimonio en valor de una forma estable, pues en muchos casos se encuentra almacenado esperando a que una partida presupuestaria pueda ser destinada a su adecuada conservacin, exposicin y divulgacin.

    3 En el intento por reconstruir el pasado escolar tambin es encomiable la iniciativa de diversas aso-ciaciones vecinales, que luchan por instalar un pequeo rincn para el recuerdo en las escuelas de sus pueblos, mostrando el pasado escolar como si ste se hubiera congelado en un instante concreto. No obstante, en estos casos, se aprecia la falta de un proyecto museolgico y museogrico que imponga catalogacin y orden cientico, para su puesta en valor y para sacar ese importante legado patrimo-nial de la precariedad en la que se encuentra.

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    te positivo en el marco de la educacin informal y no formal, sin embargo, las autoras, nos planteamos, como profesio-nal de museos y como docente univer-sitaria en diferentes planes de estudio educativos, si los museos pedaggicos son realmente museos didcticos. Para que lo fuesen deberan asegurar al usuario una visita adecuada a sus necesidades y expectativas, lo ms interactiva posi-ble, empleando al mximo las oportuni-dades que brinda la coleccin, el tiempo disponible, etc. (Garca Eguren, 2006; Hernndez y Santacana, 2006; Landry y Meunier, 2008; Calaf 2009; Santacana y Llonch, 2009; Santacana y Martn Pinol, 2010).

    Por nuestra experiencia en la proyec-cin y gestin de un museo pedaggico, y en la atencin de visitantes, as como en la enseanza universitaria realizando frecuentes visitas a stos, con el objeto de que el alumnado de especialidades edu-cativas saque partido de estos recursos, tenemos serias dudas de que en todos los casos hablar de museo pedaggico sea lo mismo que hablar de museo didctico. En las siguientes pginas argumentare-mos nuestra afirmacin.

    2. El surgimiento de los museos

    pedaggicos en Espaa

    En Espaa se cre, por decreto del seis de mayo de 1882, el Museo Pedag-gico Nacional y alcanz un gran crdito, tanto en nuestro pas como enEuropa y

    Amrica. Fue dirigido desde 1833 por el pedagogo e historiador del arte Manuel Bartolom Cosso, hasta su jubilacin en 1927. El museo se instal en Madrid y la funcin que deba desempear, segn su director, era la siguiente: El Museo debe ayudar a la formacin de los educadores,

    siendo centro y exposicin permanente y viva del estado de nuestras escuelas;

    cumpliendo luego igual fin con respecto a las del extranjero y haciendo, por lti-

    mo, que el contraste entre unas y otras

    aparezca muy claro, excite la atencin y

    arroje la luz de todo contraste bien esta-

    blecido (Otero Urtaza, 1994: 153). Este fin, formulado en el primer cuarto del s. XX, puede ser considerado un objetivo incumplido en la actualidad. Podemos preguntarnos por qu. Si estamos de acuerdo en que un Museo Pedaggico debe contribuir a la formacin de edu-cadores, debe exponer y dar vida a las escuelas permanentemente, debe esti-mular la atencin del usuario, debe per-mitir comprender la historia que mues-tra, qu es lo que est fallando para que en muchos casos estas ideas no sean alcanzadas en la realidad? Por qu no siempre el visitante logra satisfacer su curiosidad o verla estimulada?

    En las siguientes pginas queremos destacar cuatro museos pedaggicos4 que han logrado construir un proyec-to museolgico-museogrfico para un amplio horizonte destinatario. Son: el Museo Pedagxico de Galicia, el Museo Pedaggico de Aragn, el Museo de la Escuela Rural de Astu-

    4 Existe otro tipo de museos como son las colecciones privadas, sobre las que queremos resaltar el si-guiente ejemplo: En el primer cuarto del siglo XX se establecieron en Asturias Las Escuelas Selgas, un centro escolar de organizacin graduada de carcter privado, dotado de magniicas infraestructu-

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    rias5 y el Museo Sierra Pambley de Len. Son museos consolidados, con una larga trayectoria que mantienen un horario compatible con el tiempo de ocio de los posibles visitantes. Entre ellos hay puntos en comn, pero tambin notables diferencias. En las siguientes lneas pre-tendemos que queden reflejadas las ms significativas.

    3.1. Museo Pedagxico de Galicia

    El Museo Pedagxico de Galicia (MUPEGA) est ubicado en un edificio construido ex profeso, situado a las afue-ras Santiago de Compostela y consta de las siguientes secciones: aula de india-nos, aula de restauracin borbnica, aula republicana, aula dedicada a la etapa franquista, escola de ferrado, ensean-zas especiales, enseanza profesional y exposicin de juguetes. Entre sus obje-tivos, el museo incluye la difusin de la lengua gallega, toda la informacin que ofrece est nicamente en este idioma, lo cual significa un importante impulso para la cultura autonmica, sin embar-go, se dificulta la comprensin del men-

    saje expositivo para visitantes de fuera de Galicia. Qu puede pensar ante esto un visitante de otra autonoma? An en el supuesto de que sus expectativas se vean cumplidas por la calidad de la coleccin, el visitante de otras regiones se siente vulnerado en cuanto a la divul-gacin de la informacin existente.

    La visita al MUPEGA es gratuita y a travs de ella se puede apreciar la evo-lucin en materia de educacin en Gali-cia y en Espaa en general, quedando reflejadas las singularidades propias de la autonoma. La coleccin es magnifica. La exposicin, en gran medida basada en la recreacin, es clara y resulta didc-tica, no obstante, desde nuestro punto de vista, sera recomendable implementar la exposicin con mdulos de interac-cin, que ayuden a generar la empata necesaria para comprender el mensaje expositivo: pizarras, plumines, libros reeditados palpables, etc. Se detecta, a nuestro modo de ver, una tendencia a dotar de interactividad nicamente las visitas que se producen en grupo, prin-cipalmente si estos estn formados por

    ras, impulsado por los hermanos Selgas, los cuales merced a su fortuna, dotaron al centro de riqusimo material didctico, apto para impartir un programa escolar innovador. En la actualidad el Palacio Selgas se ha convertido en un museo visitable, pero la visita resulta muy restrictiva. Tiene una alta tarifa de entrada. Los grupos se limitan a ocho personas, previa peticin de cita con gran antelacin. La visita se hace acompaado de un gua que marca la pauta del tiempo. La coleccin de la escuela se ubica descontextualizada en el local que antes ocupaba la casa de los guardeses. El tiempo que se concede para visitar la exposicin es, desde nuestro punto de vista, insuiciente y la museografa se limita a una mera exposicin de objetos.

    5 El museo naci en el ao 2005 con un proyecto museolgico que en la actualidad ha sufrido variacio-nes, el horario de apertura al pblico tambin registr cambios, aunque mantiene apertura los ines de semana, tiempo que coincide con el espacio de ocio de la mayora de los visitantes. No obstante, si bien naci con un proyecto museolgico y museogrico innovador y didctico, donde el visitante y la comunidad tenan gran protagonismo, el museo ha variado su proyecto museolgico porque no est gestionado ni atendido por personal especializado. Este museo ha sido objeto de investigacin por parte de una de las autoras del artculo (Garca Eguren, 2010).

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    nios, descuidando las opciones que se deben ofrecer al visitante adulto indivi-dual y a las familias en visita no progra-mada. Ante esta situacin nos pregunta-mos puede vivirse el patrimonio escolar sin disfrutar de su contacto fsico? El sentido de la vista es imprescindible, pero la magia que embriaga la visita a un museo pedaggico reside en buena medi-da en la posibilidad de revivir la historia escolar mediante todos los sentidos, muy especialmente a travs del tacto y el olfa-to (Alderoqui y Linares, 2005).

    3.2. El Museo Pedaggico de Aragn

    El Museo Pedaggico de Aragn est situado en el mismo edificio que la Oficina de Turismo, situada en la plaza Mayor de la ciudad de Huesca. Se encuentra perfectamente publicitado en el interior de sta, donde un audiovisual recoge imgenes impactantes de arqueo-loga escolar, que constituyen sin duda una invitacin a entrar. La museogra-fa recurre a la evocacin con impactos efectistas, como la colocacin de juguetes a la entrada, que los visitantes pueden asociar a su infancia. Al estar alojado en el corazn de la ciudad, se encuentra en el centro del espacio de uso para la comu-nidad donde se ubica y para cualquier persona que llega a la ciudad. La visita est exenta de tarifa. Estos tres puntos le procuran un gran nmero de visitan-tes. Tiene una cuidada museografa con profusin de medios y unos contenidos cientficos excelentes, as como numero-sas piezas bien conservadas, para ofre-cer un discurso museogrfico coherente. A nuestro juicio, como comentbamos en el caso del Museo Pedagxico de Galicia,

    le falta integrar al visitante por medio de la interaccin con los diferentes mate-riales. Se imaginan lo que puede signi-ficar para un adulto tener la posibilidad de escribir en una pizarra como la que us en su infancia? Por otro lado, este centro se encuentra prximo al Museo de La Escuela Rural de Lins de Mar-cuello, existiendo contradictoriamente una gran desconexin entre ambos cen-tros. La simbiosis entre los dos ncleos musesticos debera ser, a nuestro modo de ver, absolutamente imprescindible. Pensamos que con la reciente apertura de un nuevo centro de interpretacin en Lins de Marcuello esta situacin que-dar subsanada.

    El discurso museogrfico aborda la escuela en tres momentos: la escuela de Alfonso XII, la escuela de la repblica y la escuela franquista. La recreacin de los ambientes anteriores se aprecia desde la distancia, puesto que no es posible entrar en la escena, acotada al pblico, el efecto de la luz y una voz de narrador van guiando al visitante por el recorrido que se propone a travs de las piezas claves que conforman el aula. La recreacin de la escuela franquista se percibe asomndose a una ventana que permite la visin del aula, desde la distancia, lo cual impide que podamos acercarnos a los materiales. En el piso superior hay una exposicin de diferen-tes materiales escolares, expuestos en vitrinas y agrupados por temas. Des-tacamos la gran profusin de medios para la realizacin de la museografa y la labor encomiable en la recuperacin restauracin y conservacin de piezas, as como la importante informacin que aportan los paneles. No obstante, pen-

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    samos que al museo le falta interactivi-dad. Imaginemos la visita de un grupo de maestros en formacin al mismo: no es posible acceder al interior de las aulas, pisar la tarima, apreciar la tex-tura del encerado, examinarse frente al mapa mudo de ros o fijar los ojos sobre algn texto significativo y por ello convenientemente elegido cmo pue-den los visitantes desarrollar empata y sentirse alumnos o maestros de esa poca, por un momento? Cmo com-prender la historia de la educacin y el significado del ajuar pedaggico si slo es posible acercarse a sus enseres a tra-vs de barreras? Deberamos establecer la diferencia entre proteger el patrimo-nio y aislarlo.

    Por otro lado, ambos museos, el de Aragn y el Museo Pedagxico de Gali-cia, recurren a una museografa que prescinde del servicio de visita guiada, como elemento de interpretacin, salvo en visitas para grupos con cita previa. La figura del gua, desde nuestro punto de vista, es esencial para interpretar el mensaje expositivo y adaptar este al nivel de conocimientos que demanden los visitantes. Ambos museos excluyen de su museografa los testimonios de vida de los protagonistas que un da se educaron en aulas similares, y estos tes-timonios no solo deben constituir la base de la museografa si no que deben que-dar reflejados en ella para que el visi-tante pueda percibirlos con la emocin que produce el recuerdo.

    3.3. El Museo de la Escuela Rural de

    Asturias

    El Museo de la Escuela Rural de Asturias (MERA), incluido en la Red de Museos Etnogrficos de Asturias, desde 2006, a diferencia de los otros tres ejem-plos citados, limita su coleccin y exposi-cin a la escuela rural en la regin, desde 1908 hasta 1970, reflejando la escuela republicana y la escuela en el periodo franquista, abordando la diferencia entre la educacin masculina y femenina, as como la vida de maestros y alumnos en el mundo rural. Asimismo, es tambin el nico de los citados con anterioridad, que se halla en su contexto: la antigua escuela de Vin, la cual data de 1908. El resto de los museos, especialmente los que se agrupan bajo el nombre de museos pedaggicos, abarcan diferen-tes facetas de la historia de la educacin, incluyendo la enseanza media y la for-macin profesional y se alojan en edifi-cios creados ex profeso. En el MERA el discurso museogrfico recrea la escuela rural hasta 1970, fecha en la que entra en vigor la Ley General de Educacin, la cual determina el cierre de la escuela de Vin y muchas otras escuelas en el mundo rural. El MERA basa igualmente la museografa en la escenografa evo-cadora (Belcher, 1997) condicionado por la modestia a la que obliga la falta de recursos econmicos. Introduce al visi-tante en el mundo rural de otras pocas invitndole a conocer la escuela a travs de la narracin de sus protagonistas6.

    6 La museografa del Museo de la Escuela Rural de Asturias, entronca con la corriente anglosajona de museos, ya que incrementa el valor didctico incluyendo el efecto ldico. Al conocer el proyecto mu-seogrico de Escocia, que citamos a continuacin, nos result sorprendente llegar a la conclusin de

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    En sus salas, el visitante es invitado a interaccionar con distintos materiales en diferentes momentos de la visita con el objetivo de que el museo no slo se con-temple, sino se viva, se recree, en defini-tiva, que el visitante se apropie de l.

    Imagen 1. (MERA) Escuela de nias. Ir a la escuela en el pasado determinaba el tipo de edu-cacin de gnero que se reciba (Imagen propie-dad de M.G.E.).

    No obstante el impulso ms impor-tante hacia el conocimiento que debe aportar cualquier museo llega a travs de la participacin de la comunidad, ya que cuenta con antiguos alumnos que actan como guas voluntarios. Se ima-ginan visitar el museo acompaado de una persona mayor antiguo/a alumno/a de la escuela de Vin que sigue vivien-do en el pueblo? Pues es posible en este museo. Adems entre sus fondos cuen-ta con varios audiovisuales en los que antiguos alumnos y maestros narran

    sus vivencias. Estos documentos forman parte de la museografa y aportan una informacin que llena de vida los dife-rentes espacios.

    3.4. El Museo Sierra-Pambley

    El Museo Sierra-Pambley de Len circunscribe la coleccin pedaggica a la denominada Sala Cosso, nombre que le da el cofundador de la Fundacin a la que est dedicada. El museo se encuentra en el centro de la ciudad, prximo a la Cate-dral. El acceso es gratuito. El visitante hace un recorrido por la obra pedaggica de la Fundacin, iniciada con la decisin de dedicar sus bienes a la creacin de escuelas. En el invierno de 1885, Sierra-Pambley convoc en su casa de Villabli-no a los ms notables miembros de la Institucin Libre de Enseanza, como Francisco Giner de los Ros, Gumersin-do de Azcrate y Bartolom Cosso. De esta forma naci un proyecto educativo muy avanzado, orientado a los hijos de los campesinos y obreros de la zona. A la fundacin de esta escuela le siguie-ron otras por toda la provincia, en Hos-pital de rbigo, Villameca, Moreruela de Tbara y Len. A travs de la visita, se pueden apreciar los programas que estos pedagogos traan de sus viajes a otras escuelas europeas. El museo cuen-ta, fundamentalmente, con una expo-sicin de material didctico, libros de texto y otros materiales de trabajo en el

    que eran proyectos museolgicamente similares. Scotland Street Schooll Museum de Glasgow. En el museo se puede seguir la evolucin de la educacin en Escocia por medio de la representacin de tres aulas, que abarcan desde la poca victoriana, mostrando los cambios que se produjeron durante la Segunda Guerra Mundial, hasta las aulas de clase de los aos cincuenta y sesenta. A travs de la visita es posible escuchar y leer los recuerdos de la vida escolar de los antiguos alumnos. http://www.bestlaidschemes.com/moviezone/scotland-street-school.

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    aula, cuyo objetivo principal es exhibir el objeto en vitrinas, acompaadas de pequeas etiquetas y cartelas. El nico mobiliario escolar que se expone, en un intento por reconstruir un aula escolar, se reduce a dos pupitres individuales, que portan un cartel que prohbe tocar y un mapa de Espaa colgado en la pared posterior.

    Desde nuestro punto de vista, la expo-sicin resulta de gran inters para inves-tigadores, mientras que para el pblico general puede resultar una visita con escaso contenido, debido a la falta de intencin didctica en la museografa.

    Imagen 2. Se ruega no tocar. (Museo Pedag-gico Sierra- Pampley, Len). (Imagen propiedad de M.G.E.).

    4. Museos didcticos?

    En los proyectos pedaggicos citados precedentemente, est implcito el deseo

    de conservacin del patrimonio, de la memoria y de la bsqueda de explicacio-nes cientficas desde el mbito de la His-toria de la Educacin. Detrs de todos ellos hay un proyecto en el que intervie-ne la Administracin, lo cual no implica que en la actualidad el apoyo recibido sea suficiente para obtener los respaldos apetecidos. Quiz motivado por el factor econmico, estas instituciones presen-tan importantes carencias de recursos, que redundan en la falta de personal para formar el equipo interdisciplinar necesario al frente de cualquier museo, que permita otorgar una ptima difu-sin a la coleccin.

    El patrimonio etnogrfico escolar, a juzgar por las numerosas iniciativas fracasadas en este sentido, parece sufrir grandes problemas para su puesta en valor: a menudo, es rescatado de anti-guas escuelas abandonadas y pasa a con-vertirse en referencia para estudiosos, sin que la comunidad donde se inserta o el pblico potencial pueda disfrutarlo de forma continuada7.

    Consideramos que la situacin sera muy diferente si este patrimonio se pusiera en valor utilizando la modali-dad de coleccin museogrfica, museo o centro de interpretacin8.

    Pese a que se pueden realizar visi-tas organizadas a museos pedaggicos, es posible hablar de cierto sentimiento

    7 En esta situacin se encuentra actualmente el Museo de Polanco en Cantabria, el Museo del Nio en Albacete, el Museo Pedaggico de Otones en Segovia y el Museo Pedaggico de Berlanga de Duero en Soria, donde tuvo lugar recientemente la exposicin Mi querida escuela, que el CEINCE ofreci a sus visitantes como primera muestra de su lnea de actuacin (Escolano Benito, 2006). Con frecuencia algunos de estos museos son visitados por grupos de estudiantes Educacin Primaria y Secundaria, as como estudiantes universitarios de titulaciones como Magisterio o Pedagoga.

    8 Se entiende por coleccin museogrica aquellos conjuntos estables de Bienes Culturales, que sin re-unir todos los requisitos propios de los museos, se exponen al pblico para su contemplacin de forma

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    de fracaso por parte de los docentes y tambin de los estudiantes cuyas expec-tativas quedan frustradas por el halo de pasado congelado que ofrecen estos museos, cuando deberan constituir un recurso para disfrutar y entender. Con-sideramos que ya que parecen dedicados a un pblico especfico como estudiantes o investigadores, limitando su horario a das laborables y con peticin de cita, deberan ajustar sus contenidos al grupo por medio del profesorado, mantenien-do un fuerte protagonismo de este, para efectuar una visita adecuada al nivel de conocimientos de los destinatarios.

    A lo largo de estas pginas se han citado iniciativas que no han logrado perdurar en el tiempo y otras que lo han conseguido al abrigo de universidades o fundaciones y que, debido a la escasa difusin y restriccin de horarios y citas bajo peticin, no llegan al pblico gene-ral. La comunidad educativa debe ser destinataria y usuaria de este tipo de instituciones, as mismo es imprescin-dible que el pblico general tenga acceso al conocimiento del patrimonio etnogr-fico escolar debidamente interpretado, puesto que del estudio de los materiales didcticos se vislumbran las distintas teoras de la enseanza, los modelos de profesorado y los objetivos de la escuela.

    En definitiva, de las finalidades edu-cativas, ya que la institucin escolar es fiel reflejo de los valores sociales y su estudio permite reflexionar sobre el modelo de sociedad de cada poca.

    permanente, coherente y ordenada, con un horario accesible y regular, sen los que se facilita el acceso al pblico general y a los investigadores y gocen sus fondos de las atenciones bsicas para garantizar su custodia y conservacin (Ley del Principado de Asturias 1/2001).

    Imagen 3. Esta imagen pone de relieve el valor didctico de la rplica. Puede manipularse, foto-copiarse, etc., para el trabajo cotidiano con el pblico, mientras el original debe tratarse y con-servarse con mucho ms cuidado. (Imagen pro-piedad de M.G.E.).

    Imagen 4. Uso didctico de la pizarra (MERA). Cualquier visitante asocia la pizarra escolar con un objeto al que es que necesario prestar aten-cin. Por ello, la pizarra es un recurso formida-ble para divulgar informaciones relevantes para todos los pblicos (Imagen propiedad de M.G.E.).

    Sin embargo, la situacin actual de este patrimonio, en muchos de los casos,

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    limita esta posibilidad. Debemos reco-nocer que es necesario salvar dos impor-tantes debilidades: (a) El bajo presu-puesto con el cuentan los museos, el cual incide en que, en muchos casos, disponga de escaso personal para realizar todas las labores, y (b) la precaria economa redunda, en muchos casos, en la impo-sibilidad de mantener el museo abierto con un horario estable. Lo cual hace per-der credibilidad, empaa la imagen de la institucin y cierra las posibilidades de hacer una difusin adecuada para dar a conocer su existencia.

    En todo caso, hay aspectos que no dependen del presupuesto, sino del proyecto museolgico. En este sentido, podran citarse numerosas experiencias nefastas en visitas a museos pedaggi-cos que son responsabilidad de la insti-tucin, ejemplo de ello es hacer visitas seriadas o standard, proteger y poten-ciar en exceso la museografa en detri-mento de la funcin didctica (Hernn-dez y Santacana, 2006), colocar en esca-leras y sitios de paso piezas importan-tes, no etiquetar bien algunos recursos nicos en el mundo que pueden pasar inadvertidos si no se identifican adecua-damente en varios idiomas, sobrecargar de estmulos al visitante, dejndolo que deambule entre objetos sin interpre-tar, llenar de paneles informativos las paredes, cuando est comprobado por la observacin de dinmicas de estudios de pblico que en los museos, generalmen-te no se lee (Santacana y Serrat, 2005), o peor todava, tener una coleccin fabu-

    losa en un edificio magnfico reservado a investigadores, porque el patrimonio escolar no debe ser reservado para unos pocos elegidos. Es paradjico observar que los museos que cuentan con mayor presupuesto se alejan ms del pbli-co y resultan menos interactivos9. Es habitual encontrar en ellos, carteles con la siguiente informacin: no pisar, no tocar, no fotos. Con esta actitud, apuestan por una asepsia que acaba congelando la imagen y distanciando al pblico, que debe ser el receptor ltimo del mensaje expositivo.

    Cuando un grupo de estudiantes universitarios va a visitar un museo pedaggico acompaado de sus profe-sores tambin, con frecuencia, suelen cometerse errores. En las facultades y escuelas universitarias no siempre se planifican bien las salidas, no se conoce la coleccin anticipadamente o se aclara el sentido de la visita yendo a ver qu pasa, qu tienen, qu nos cuentan. En estos casos, el museo y sus gestores, responsables ltimos de lo que aconte-ce en sus instalaciones, pueden mejorar considerablemente tambin su inter-vencin didctica. Con frecuencia las visitas guiadas se centran en aspectos superficiales, se hipoteca el tiempo en explicaciones sin tener delante el patri-monio del que se habla, suplantando el objeto por una imagen proyectada o ni siquiera, se apura la visita, falta un itinerario lgico en la misma (siguien-do una lnea cronolgica o temtica, por ejemplo). Entendemos que la solucin en

    9 Cuando decimos interactivos nos referimos a interactividad mental y mecnica, no a tocar un botn detrs de otro, sistema por el que no apostamos para esta modalidad de museos.

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    este ltimo supuesto radica en la falta de comunicacin entre el museo y las diferentes instituciones educativas para plantear una visita adecuada, en la que la es imprescindible la participacin del profesorado, antes, durante y despus de la visita (Landry y Meunier, 2009).

    Por todo lo argumentado en los prra-fos anteriores, cabra hacerse la siguien-te pregunta: Es posible poner en valor una buena coleccin de material escolar en su contexto, con un horario estable, que permita ser visitado por todos los pblicos, atendido por personal espe-cializado, que posibilite la interaccin y facilite el aprendizaje de forma amena con diferentes niveles de lectura?

    5. Museos pedaggicos y didcticos

    A modo de ejemplo, y sin pretender agotar las posibilidades didcticas que ofrecen los museos pedaggicos, pre-tendemos recoger algunas iniciativas desarrolladas que contribuyen a hacer ms interesantes y provechosas las colecciones.

    5.1. Construir un museo con la

    comunidad local

    A travs de nuestra experiencia, hemos podido comprobar que es posible llegar a conformar un museo y desarro-llar diversas funciones que incluyen la implementacin didctica del mismo, contando con la comunidad en la que se inserta. Crear una museografa basada en la realidad, significa crear un museo de y para la comunidad. Promovien-do la participacin de los habitantes del

    municipio y en especial la colaboracin de las personas mayores conseguiremos fundamentar el museo, sobre una base slida, que servir para asegurar su estabilidad y continuidad.Dentro de las intervenciones que realizamos sobre el patrimonio queremos destacar especial-mente la puesta en valor del patrimo-nio oral (GARCA EGUREN, 2010). En la comunidad se recabaron datos para reconstruir el mundo que rodeaba al escolar en diferentes pocas. As mismo, se planific la posibilidad de contar con algunas personas mayores del concejo, para que nos aportaran sus vivencias en la escuela y su entorno, utilizando el formato de visita guiada en grupo. La experiencia fue plenamente satisfacto-ria y se convirti en un servicio habitual del museo ya que los guas mayores poseen las caractersticas que ha de tener el buen gua: ejercen perfectamen-te la funcin de anfitriones, tanto en el museo como en el territorio.

    5.2. Las guas para adultos y los

    cuadernos de actividades para

    nios y familias

    Consideramos muy positiva la frmu-la de visita guiada, adaptada al nivel de los visitantes, pero somos conscientes de las limitaciones de personal que existen en los museos. Ante la imposibilidad de ofrecer una visita guiada a todos nues-tros visitantes, puede desarrollarse una gua didctica para que el visitante reco-rra las instalaciones acompaado de un itinerario en papel que le proporcione informacin y le sugiera interrogantes, aspectos en los que debe fijarse, etc. Cuando el visitante hace el recorrido

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    acompaado de este material, la perma-nencia en las salas se alarga, ya que se detiene delante de las unidades exposi-tivas indicadas, aprovechando mejor la visita.

    En el caso de las visitas familiares con nios y las visitas de grupos esco-lares es interesante contar con guas adaptadas o cuadernillos de actividades del museo porque con este material se desarrolla la empata del nio y se esti-mula su curiosidad durante la visita. Su intencin es que imagine la vida en otras etapas sin las comodidades tcni-cas que actualmente nos rodean y que pueda valorar los cambios que se han producido respecto a la vida cotidiana y al contexto escolar. La creacin de per-sonajes infantiles, protagonistas en las guas facilita la comprensin.

    5.3. Disear y personalizar las visitas

    Al recibir la peticin de cita para visi-tar un museo de un grupo de estudian-tes de cualquier nivel educativo se debe tratar de vincular sta al currculum, de manera que suponga un complemen-to a la enseanza formal y despierte en los alumnos curiosidades por resolver. Para que la visita resulte satisfactoria, es necesario efectuar una buena plani-ficacin previa, creando material didc-tico adaptado a las actividades que se van a desarrollar. Dentro de las visitas escolares podemos citar algn ejem-plo plenamente satisfactorio, como las visitas realizadas por el centro bilin-ge, IES Fernndez-Valln al MERA, puesto que la visita se convirti en un acto de referencia para el colegio y tam-bin para el museo. Comenzaba con

    una introduccin y un recorrido guia-do, realizado por la directora del cen-tro, posteriormente la visita al segundo piso del edificio se haca ntegramente en ingls, as como todas las actividades que tenan lugar en el museo. Una vez visto y comentado el audiovisual His-toria de una escuela, la visita guiada conclua. Los nios salan al recreo, que tena lugar como antao en la escuela, en la aldea de Vin, acompaados de un gua mayor que diriga sus juegos. Pasado el tiempo de recreo, los alumnos y alumnas volvan a las aulas donde les esperaban sus profesores y el material creado para la realizacin de activida-des. Las salas del museo: el aula repu-blicana y el aula franquista, se conver-tan en salas de clase, cada una de ellas con un profesor. Los nios ocupaban los pupitres y desde esa posicin comen-zaban su leccin de caligrafa, seguida de otra clase de historia. Despus de la visita se cre material para desarrollar en el aula de clase.

    Imagen 5. Un grupo de alumnos y su profesor interactan en su visita al museo (MERA, 2007) (Imagen propiedad de M.G.E.).

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    5.4. Talleres para jvenes y adolescentes

    La programacin para este tipo de pblico estuvo basada en la siguiente teora de Aeberli (2003) en Landry et Menier 2010: hacer con los adolescentes, en vez de hacer para los adolescentes. Entre otros se programaron los siguien-tes talleres:

    El taller Recupera tu historia, tena como objetivo conseguir que los adolescentes se interesaran por su pasado ms inmediato y se sumergie-ran en una pequea investigacin sobre su patrimonio familiar. Para la realiza-cin del taller, los adolescentes se con-virtieron en investigadores y cada uno de ellos realiz entrevistas a sus mayo-res, siguiendo un guin confeccionado a tal efecto, para unificar los temas a tra-tar10. Ayudados por los guas mayores que actuaron como expertos, se realiza-ron itinerarios didcticos para conocer mejor las construcciones etnogrficas y su uso. La sesin final consisti en una puesta en comn sobre las conclusiones extradas por los jvenes sobre la vida de sus mayores.

    En el taller Imagina el pasado en el Museo de la Escuela Rural, los jvenes realizaron un audiovisual, reco-gieron informacin por medio de entre-vistas y tambin a travs de su propio recuerdo como alumnado, para docu-mentar cmo es actualmente la ense-anza de los Colegios Rurales Agrupa-dos (CRAS). Con el objetivo de estable-

    cer un hilo conductor pasado-presente, donde se pone de relieve la enseanza impartida, desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Por medio del taller audiovisual los participantes reflejan los cambios y permanencias en la His-toria de la Educacin en el mundo rural, desde principios del siglo XX a principios del siglo XXI. El audiovisual constituye un recurso didctico de gran valor, y se efectu con la idea de que fuera incorpo-rado a la coleccin museogrfica.

    No debemos olvidar que un museo pedaggico resulta un elemento impres-cindible y valioso para los estudiantes todos los niveles, especialmente para los de Magisterio, Pedagoga y campos afines. El espacio del museo y sus mate-riales permiten simular una clase real retrospectiva. La museografa, tiene la capacidad para trasladar la metodolo-ga empleada en los distintos periodos de la Historia de la Educacin, donde se puede sondear dentro de los diferen-tes criterios pedaggicos. Adems lleva implcito el poder didctico que alberga un espacio que resulta diferente al habi-tual, tras l existe un modelo didctico que puede procurar una enseanza del contenido patrimonial que ofrece inno-vadoras metodologas, dentro del mbito de las ciencias sociales.

    Por todo lo expuesto anteriormen-te podemos deducir que el patrimonio etnogrfico escolar debera estar al alcance de cualquier usuario, puesto que es un patrimonio de todos y por

    10 Los resultados de las entrevistas y el trabajo aportado por los jvenes participantes en el taller, fue utilizado como fuente por la investigadora para conformar el conocimiento del mundo del nio en el municipio de Cabranes.

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    lo tanto los museos pedaggicos deben facilitar la visita con una adecuada interpretacin, que cuente con diferen-tes niveles de lectura, para poder llegar a todos los pblicos, convirtindose en un modelo de museo dialogante (Santa-cana y Martn, 2010).

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