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una de las mesas tenía que ver con trabajo sexual. En este momento estamos tratando de rearmar dichas ponencias, contactarnos con otras personas que han escrito sobre el tema, y generar una publicación que circule en el discurso académico, y que éste sea alternativo en relación a la legalización del trabajo sexual”. “Un zumbido molesto en el discurso hegemónico”: Liliana Pereyra. Luego de los aplausos que despedían las palabras de Juan Marco Vaggione, llegó el turno de Liliana Pereyra, segunda oradora de la charla. Era visible en su rostro, la alegría que le causaba estar allí. “No puedo suponer de antemano que todas las personas aquí presentes están totalmente convencidas de que el trabajo sexual, es un trabajo, sin embargo si puedo intuir claramente que la mayoría de los que estamos en esta sala, estamos dispuestos y abiertos a preguntárnoslo, a pensarlo, a comenzar a interrogar y a pedir explicaciones a algunas afirmaciones que se hacen pasar como verdad”, expresó Pereyra luego de agradecer la presencia de todos los concurrentes. Hizo hincapié también en el fundamental trabajo intelectual producido desde la Universidad Pública, ya que se posiciona de una manera concreta y decidida frente a problemas que resultan sustantivos de resolver en la actualidad. Dijo además, que el conocimiento sólo puede ser producto de un proceso dialógico de construcción, que no posiciona a los saberes intelectuales en un lugar distinto y superior a ningún otro saber, sino que este último se alimenta de otros. Y agregó: “En esta mezcla de conocimientos, en este enredarnos, es donde vamos aprendiendo y consolidando la convicción de que a la hora de producir conocimientos, nuestros cuerpos están implicados”. Luego de estas palabras, Liliana, habló de la mujer que se encargó de percibir todas las voluntades que existían en torno al reconocimiento del trabajo sexual, pero que se encontraban dispersas. Hacía mención a Eugenia Aravena -integrante del panel- ubicada a su derecha. “Nos ha unido en parte el amor y en parte el espanto”, pronunció con admiración y con una sonrisa. “¿Qué tiene el trabajo sexual de particular, de distinto, de todos los otros trabajos?, ¿Qué opera cuando hacemos de la genitalidad un cuerpo entero y escuchamos frases como “vender el cuerpo”?, ¿Qué otro cuerpo está en juego cuando trabajamos como médicas, ingenieros o en un call center?, ¿Qué otras partes del cuerpo no ponen en cuestión que se vendan?”, fueron preguntas “incómodas” que enunció Liliana Pereyra, luego de decir que el no estar muy a gusto con los discursos dominantes, que intentan ser considerados como verdad, es lo que permite la formulación de estos interrogantes, que tienen la intención de desmontar supuestos. Finalizando dejó en claro, que el problema a resolver de “un colectivo como este”, es discutir y posicionarse en un lugar distinto frente a otros discursos, como los de ciertos feminismos a los que no podría dejar de nominarse como “progresistas”. Asimismo, dijo esperar contar con muchas adhesiones, ya que el camino que se va a recorrer es largo y seguro será complicado, porque tiene que ver con desmontajes históricos y muy arraigados en nuestra sociedad e idiosincrasia. “Hay que pensar qué pasó en aquellos lugares en donde existen legislaciones sobre trabajo sexual, y qué pasa donde se prohíbe, con resultados muy malos por cierto”, “Debemos pensarnos como un zumbido molesto en el discurso hegemónico”, remató. (https://www.facebook.com/ Foto de Album de la RRTS) 22

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una de las mesas tenía que ver con trabajo sexual. En este momento estamos tratando de rearmar dichas ponencias, contactarnos con otras personas que han escrito sobre el tema, y generar una publicación que circule en el discurso académico, y que éste sea alternativo en relación a la legalización del trabajo sexual”.

“Un zumbido molesto en el discurso hegemónico”: Liliana Pereyra.Luego de los aplausos que despedían las palabras de Juan Marco Vaggione, llegó el turno de Liliana Pereyra, segunda oradora de la charla. Era visible en su rostro, la alegría que le causaba estar allí. “No puedo suponer de antemano que todas las personas aquí presentes están totalmente convencidas de que el trabajo sexual, es un trabajo, sin embargo si puedo intuir claramente que la mayoría de los que estamos en esta sala, estamos dispuestos y abiertos a preguntárnoslo, a pensarlo, a comenzar a interrogar y a pedir explicaciones a algunas afirmaciones que se hacen pasar como verdad”, expresó Pereyra luego de agradecer la presencia de todos los concurrentes. Hizo hincapié también en el fundamental trabajo intelectual producido desde la Universidad Pública, ya que se posiciona de una manera concreta y decidida frente a problemas que resultan sustantivos de resolver en la actualidad. Dijo además, que el conocimiento sólo puede ser producto de un proceso dialógico de construcción, que no posiciona a los saberes intelectuales en un lugar distinto y superior a ningún otro saber, sino que este último se alimenta de otros. Y agregó: “En esta mezcla de conocimientos, en este enredarnos, es donde vamos aprendiendo y consolidando la convicción de que a la hora de producir conocimientos, nuestros cuerpos están implicados”.Luego de estas palabras, Liliana, habló de la mujer que se encargó de percibir todas las voluntades que existían en torno al reconocimiento del trabajo sexual, pero que se encontraban dispersas. Hacía mención

a Eugenia Aravena -integrante del panel- ubicada a su derecha. “Nos ha unido en parte el amor y en parte el espanto”, pronunció con admiración y con una sonrisa.“¿Qué tiene el trabajo sexual de particular, de distinto, de todos los otros trabajos?, ¿Qué opera cuando hacemos de la genitalidad un cuerpo entero y escuchamos frases como “vender el cuerpo”?, ¿Qué otro cuerpo está en juego cuando trabajamos como médicas, ingenieros o en un call center?, ¿Qué otras partes del cuerpo no ponen en cuestión que se vendan?”, fueron preguntas “incómodas” que enunció Liliana Pereyra, luego de decir que el no estar muy a gusto con los discursos dominantes, que intentan ser considerados como verdad, es lo que permite la formulación de estos interrogantes, que tienen la intención de desmontar supuestos. Finalizando dejó en claro, que el problema a resolver de “un colectivo como este”, es discutir y posicionarse en un lugar distinto frente a otros discursos, como los de ciertos feminismos a los que no podría dejar de nominarse como “progresistas”. Asimismo, dijo esperar contar con muchas adhesiones, ya que el camino que se va a recorrer es largo y seguro será complicado, porque tiene que ver con desmontajes históricos y muy arraigados en nuestra sociedad e idiosincrasia.“Hay que pensar qué pasó en aquellos lugares en donde existen legislaciones sobre trabajo sexual, y qué pasa donde se prohíbe, con resultados muy malos por cierto”, “Debemos pensarnos como un zumbido molesto en el discurso hegemónico”, remató.

(https://www.facebook.com/ Foto de Album de la RRTS)

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