119
22 EL ABECÉ DE LA PRAGMÁTICA 301 CAPÍTULO II ¿QUÉ E S L A PRAGMÁTICA? 1. DEFINICIONES Cuando se empezó a hablar de pragmática se la asociaba, medio en broma y medio en serio, con un cubo de basura don- de la lingüística tiraba los problemas de semántica e incluso de sintaxis que no podía resolver satisfactoriamente (algunos de los contenidos del cubo de basura se verán en este capítulo). Hasta cierto punto, el problema de que la pragmática carece de uni- dad teórica y metodológica y de que es difícil definirla (aunque haberla, la hay) sigue sin resolver. En un libro panorámico sobre la lingüística moderna, publi- cado en 1988, e^l autor del capítulo dedicado a la pragmática, Laurence Hora, comenta la dificultad de dar una definición, contraponiendo esta dificultad al hecho de que la pragmática ya es, por derecho propio, una disciplina académica, con un im- presionante caudal de estudios realizados y ciertas líneas o ten- dencias bien claras de investigación en curso. Pero el campo de la pragmática sigue siendo muy amplio, y todavía se discute si debe ser considerada una subdisciplina den- tro de la lingüística, si es otra lingüística (¿la lingüística alterna- tiva del fin del siglo?), o si es una ciencia social distinta de la lingüística, como quieren algunos investigadores europeos. La posición tomada en este librito es que la pragmática es una subdisciplina lingüística, y su objeto el significado del len- guaje en uso. Hasta aquí me he valido, para caracterizar la prag- mática así entendida, de metáforas que sugieren un.cambio de enfoque en el estudio del significado: he dicho, por ejemplo, parodiando a Bécquer, que la pragmática "eres tú", el hablante, y también que la pragmática estudia el exceso de significado, el que desborda a la semántica. Estas metáforas sugieren apertura, incluso apertura ilimitada, y es hora de acotar esa apertura. Para 31V Por estas razones, que no son lingüísticas, poca gente ha he- cho caso a la Real Academia en lo de la catedrático. Personas cul- tas dicen, en Castilla, Carmen es médico, o Su mujer es arquitecto, oraciones que deberían llevar el asterisco que las excluye de la gramática española. ¿Deben o no llevarlo? Ambas oraciones son agramaticales, pero así se usan normalmente, es decir, son enun- ciados que los castellanohablantes consideran correctos y ade- cuados. Es difícil resolver el problema de cómo una expresión puede estar fuera de la gramática y a la vez servir para los usos normales y aceptados del lenguaje. Como es fácil imaginar, este tipo de dilema da lugar a discusiones no siempre cordiales en- tre los lingüistas. Algunos opinan que el concepto de oración bien formada no sirve, teóricamente, para mucho. Otros opinan que si vamos a prestar atención a cómo habla la gente, jamás podremos describir las estructuras básicas de la lengua, descrip- ción que, dicen, es lo que debe interesar al lingüista. Sin contar a los puristas, que piensan que todos hablamos mal, y cada vez peor, además, de Cicerón acá (¿qué es esto de estudiar cómo usa la gente el lenguaje, si la gente usa mal el lenguaje?). Como muestran la catedrático y la poeta, la influencia de los condicionamientos sociales es tan fuerte como para mover los pilares de la gramática. ¿Debemos dejar estos condicionamien- tos fuera de la lingüística? O, para volver a lo que decíamos al principio de este apartado, ¿hasta dónde llega el contexto, y, por lo tanto, cuál es el alcance de la pragmática? Desgraciadamente, no podemos contestar a esta pregunta dentro de los límites de este librito. Pero quiero dejarla plantea- da desde el principio, porque así el lector ponderará mejor los méritos y limitaciones de las soluciones que da la pragmática a los problemas que vamos a tratar en los capítulos siguientes.

22739992 Antologia de Pragmatica

Embed Size (px)

Citation preview

  • 22 EL ABEC DE LA PRAGMTICA

    301

    CAPTULO II Q U E S L A P R A G M T I C A ?

    1. DEFINICIONES

    Cuando se empez a hablar de pragmtica se la asociaba, medio en broma y medio en serio, con un cubo de basura don-de la lingstica tiraba los problemas de semntica e incluso de sintaxis que no poda resolver satisfactoriamente (algunos de los contenidos del cubo de basura se vern en este captulo). Hasta cierto punto, el problema de que la pragmtica carece de uni-dad terica y metodolgica y de que es difcil definirla (aunque haberla, la hay) sigue sin resolver.

    En un libro panormico sobre la lingstica moderna, publi-cado en 1988, e^ l autor del captulo dedicado a la pragmtica, Laurence Hora, comenta la dificultad de dar una definicin, contraponiendo esta dificultad al hecho de que la pragmtica ya es, por derecho propio, una disciplina acadmica, con un im-presionante caudal de estudios realizados y ciertas lneas o ten-dencias bien claras de investigacin en curso.

    Pero el campo de la pragmtica sigue siendo muy amplio, y todava se discute si debe ser considerada una subdisciplina den-tro de la lingstica, si es otra lingstica (la lingstica alterna-tiva del fin del siglo?), o si es una ciencia social distinta de la lingstica, como quieren algunos investigadores europeos.

    La posicin tomada en este librito es que la pragmtica es una subdisciplina lingstica, y su objeto el significado del len-guaje en uso. Hasta aqu me he valido, para caracterizar la prag-mtica as entendida, de metforas que sugieren un.cambio de enfoque en el estudio del significado: he dicho, por ejemplo, parodiando a Bcquer, que la pragmtica "eres t", el hablante, y tambin que la pragmtica estudia el exceso de significado, el que desborda a la semntica. Estas metforas sugieren apertura, incluso apertura ilimitada, y es hora de acotar esa apertura. Para

    31V

    Por estas razones, que no son lingsticas, poca gente ha he-cho caso a la Real Academia en lo de la catedrtico. Personas cul-tas dicen, en Castilla, Carmen es mdico, o Su mujer es arquitecto, oraciones que deberan llevar el asterisco que las excluye de la gramtica espaola. Deben o no llevarlo? Ambas oraciones son agramaticales, pero as se usan normalmente, es decir, son enun-ciados que los castellanohablantes consideran correctos y ade-cuados. Es difcil resolver el problema de cmo una expresin puede estar fuera de la gramtica y a la vez servir para los usos normales y aceptados del lenguaje. Como es fcil imaginar, este tipo de dilema da lugar a discusiones no siempre cordiales en-tre los lingistas. Algunos opinan que el concepto de oracin bien formada no sirve, tericamente, para mucho. Otros opinan que si vamos a prestar atencin a cmo habla la gente, jams podremos describir las estructuras bsicas de la lengua, descrip-cin que, dicen, es lo que debe interesar al lingista. Sin contar a los puristas, que piensan que todos hablamos mal, y cada vez peor, adems, de Cicern ac (qu es esto de estudiar cmo usa la gente el lenguaje, si la gente usa mal el lenguaje?).

    Como muestran la catedrtico y la poeta, la influencia de los condicionamientos sociales es tan fuerte como para mover los pilares de la gramtica. Debemos dejar estos condicionamien-tos fuera de la lingstica? O, para volver a lo que decamos al principio de este apartado, hasta dnde llega el contexto, y, por lo tanto, cul es el alcance de la pragmtica?

    Desgraciadamente, no podemos contestar a esta pregunta dentro de los lmites de este librito. Pero quiero dejarla plantea-da desde el principio, porque as el lector ponderar mejor los mritos y limitaciones de las soluciones que da la pragmtica a los problemas que vamos a tratar en los captulos siguientes.

  • 24 EL ABEC DE LA PRAGMTICA

    eso nos resultarn tiles algunas definiciones o caracterizacio-nes recientes de la pragmtica. El lector puede quedarse con la que ms le guste (decisin que puede postergar hasta terminar de leer este cuaderno).

    Stephen Levinson, autor del ms celebrado de los manuales de pragmtica, dice lo siguiente (cito por la versin espaola):

    a partir de sucesiones de enunciados, junto con asunciones de fondo acerca del uso del lenguaje, podemos calcular inferencias muy detalladas acerca de la ndole de las. asunciones que hacen los participantes y de los propsitos para los que se utilizan los enunciados. Para participar en el uso ordinario del lenguaje, uno tiene que ser capaz de hacer tales clculos tanto en la produc-cin como en la interpretacin. Esta capacidad es independiente de creencias, sentimientos y usos idiosincrcos [...] y se basa en su mayor parte en principios bastante regulares y relativamente abstractos. La pragmtica puede entenderse como la descripcin de esta habilidad {Pragmtica, pg. 46).

    Ntese que si no tuviramos esa capacidad a la que se refiere Levinson, de nada nos valdra saber perfectamente la gramtica de nuestra lengua o de cualquier lengua: el conocimiento de las reglas gramaticales no es suficiente para usar el lenguaje efectivamente, ni siquiera en dilogos sencillos. Nuestra capaci-dad pragmtica nos permite construir enunciados, es decir, tex-tos que son parte de redes de textos, y nos permite interpretar los enunciados ajenos. La caracterizacin de Levinson sugiere que una lingstica concentrada en nuestra competencia lin-gstica, o conocimiento de las reglas de la gramtica, sera una lingstica incompleta.

    Para Georgia Green, hablar y escribir, y an ms comunicar-se (palabra, dice ella, que muchos usan como equivalente a ha-blar o escribir, como si todo uso del lenguaje alcanzara a cum-plir la meta de la comunicacin) son actos de fe, y la pragmtica es "el estudio de los mecanismos que sostienen esa fe" (Prag-matics and Natural Language Understanding pg. 1). Para Green, la pragmtica "est en la interseccin de una cantidad de cam-pos, dentro y fuera de la ciencia de la cognicin: contribuyen a su dominio no solo la lingstica, la psicologa cognitiva, la an-tropologa cultural y la filosofa (lgica, semntica, teora de la accin), sino tambin la sociologa (dinmica interpersonal y convencin social) y la retrica" (pg. 2; trad. ma).

    Horn, en el artculo de 1988 mencionado arriba, comenta

    30 2

    que la pragmtica es todava un conjunto de investigaciones di-fciles de unificar, y afirma: "la pragmtica se ha convertido en depsito de todo tipo de consideraciones extragramaticales y de los efectos de esos factores en la forma gramatical y lxica" ("Teora pragmtica", pg. 147). Unos aos despus escribe, ci-tando a Stalnaker, que la pragmtica contempornea "es el es-tudio de los actos lingsticos y de los contextos en que se rea-lizan", y contina: "abarca los aspectos del significado que dependen del contexto; estos aspectos son abstrados sistemti-camente por la semntica pura que trata de la forma lgica" ("Pragmatics, Implicature, and Presupposition", pg. 260, trad. ma.)

    Para Dan Sperber y Deirdre Wilson, autores de la teora de la relevancia, que veremos en el captulo rv, la pragmtica es "el estudio de la interpretacin de los enunciados" {Relevance, pg. 10). "La tarea de la pragmtica", escribe Diane. Blakemore, pro-ponente de la misma teora, "es mostrar cmo el oyente es ca-paz de convertir el blueprint [esbozo de significado ofrecido por la oracin] en una proposicin completa, basndose en conoci-miento contextual" {Understanding Utterances, pg. 43; trad. ma).

    Jacob Mey nos da la siguiente definicin:

    El lenguaje es el medio principal por el que la gente se comuni-ca. El uso del lenguaje para diferentes propsitos est gobernado por las condiciones de la sociedad, en la medida en que esas con-diciones determinan el acceso del usuario a ese medio de comu-nicacin, y el dominio que tiene de l. Por lo tanto la pragmtica es el estudio de las condiciones del uso hu-mano del lenguaje en cuanto determinados por el contexto de la sociedad [subrayado en el original].

    {Pragmatics, pg. 42; trad. ma)

    Mey se distancia de los estudios centrados exclusivamente en los mecanismos psicolgicos de interpretacin (vanse las defi-niciones de Sperber y Wilson y de Blakemore, especialmente) para insistir en las condiciones sociales, polticas, culturales, his-tricas, que determinan nuestro uso del lenguaje, o, como l di-ce, determinan "de quin es" el lenguaje.

    QU ES LA PRAGMTICA? 25

  • 26 EL ABEC DE LA PRAGMTICA

    2. LA SINFONA, LOS MSICOS Y SUS EJECUCIONES DEFECTUOSAS

    Hay algo en comn en las definiciones anteriores y en otras que no he citado: en todas se reconoce, explcita o implcita-mente, la existencia de un significado lingstico contextual, que por eso parece estar a caballo entre lo propiamente lin-gstico (lo gramaticalizado) y lo extralingstico. A la lings-tica del siglo xx le ha costado mucho admitir que lo extralin-gstico deba formar parte del objeto de la lingstica: es como abrir la puerta al desorden y al ruido de la calle y desbaratar la preciosa homogeneidad de lo solamente lingstico.

    Ferdinand de Saussure, padre de la lingstica moderna, dis-tingui tajantemente la lengua, o sistema gramatical virtualmen-te existente en los cerebros de todos los individuos de una co-munidad, del habla, actualizacin voluntaria de ese sistema en actos lingsticos individuales. Para Saussure el nico objeto po-sible de la lingstica es la lengua, que, dice, "puede comparar-se con una sinfona cuya realidad es independiente de la mane-ra en que se ejecute; las faltas que puedan cometer los msicos no comprometen lo ms mnimo esa realidad" (Curso de lingis-tica general, pg. 63). Saussure reconoce que no hay lengua sin habla y que esta es la fuerza motriz del lenguaje, pero elige la lengua, sistema autnomo de signos, independientes de su uso, como objeto bien deslindado y homogneo de la lingstica. Al eliminar todo lo que le pareca tericamente intratable, expulsa de la lingstica al hablante:para estudiar la sinfona, Saussure tiene que poner a los msicos de patitas en la calle, ahorrndo-se as sus ejecuciones quiz defectuosas.

    La lingstica generativa y transformacional fundada por Chomsky, sin duda la ms importante e influyente de las teoras lingsticas modernas, se propone hacer una caracterizacin for-mal de las propiedades sintcticas del lenguaje, abstrayendo el lenguaje, para ello, de las ejecuciones (ms o menos defectuo-sas) de los hablantes, y concentrndose en la descripcin del sis-tema ideal o conjunto de conocimientos que posee un hablan-te sobre su propia lengua. El corpus de enunciados de una lengua sirve, en esta teora, para confirmar (o no) la gramtica internalizada o conocimiento innato de esa lengua.

    Saussure, Chomsky y todos los lingistas que han observado el lenguaje seriamente saben que este es un fenmeno extraor-

    D03

    dinariamente complejo que no se puede explicar solamente co-mo un conjunto de propiedades inscritas en el cerebro, aisladas de toda situacin real de empleo. La decisin de amputar el len-guaje de estas situaciones no significa que nieguen la importan-cia (obvia) del uso de la lengua, sino que no le dan cabida en su teora, que pretende explicar rasgos sistemticos, generales y universales del lenguaje.

    Es esta voluntad terica la que ha ido cambiando en los l-timos treinta aos, a medida que crece el desengao por las for-malizaciones que pretenden explicar propiedades sintcticas fundadas, en ltima instancia, en las intuiciones de los mismos lingistas acerca de la aceptabilidad de esta o aquella frase, sin recurrir nunca a lo que la gente dice realmente todos los das. Actualmente ningn lingista puede poner en duda que hay re-gularidades lingsticas que no dependen solamente de reglas gramaticales, sino de la manera en que usamos el lenguaje. De ah que, mientras en los principios de la lingstica "cientfica" el hablante sala por una puerta, tres o cuatro dcadas despus, a fines de los sesenta, entraba por otra: casa con dos puertas mala es de guardar, y el indeseable hablante fue invitado a en-trar por la puerta de atrs del edificio terico de la lingstica, cuando esta se vio en dificultades para explicar ciertos fenme-nos que solo pueden explicarse acudiendo a la nocin de con-texto.

    El valor explicativo del contexto para describir regularida-des y generalidades del lenguaje se ver mejor con algunos ejemplos.

    3. EL LENGUAJE NO ES SIEMPRE GRAMATICAL NI SIEMPRE LGICO

    El caso de la catedrtico, visto en el captulo anterior, pone en cuestin una nocin bsica de la lingstica generativa, la no-cin de oracin bien formada. Segn Chomsky y sus seguidores, una lengua consiste en una serie de oraciones bien formadas; de acuerdo con este criterio, las oraciones mal formadas no per-tenecen a la lengua o el dialecto estudiado. Para explicar que la catedrtico es un caso diferente que la enfermero hay que recu-rrir, forzosamente, a nociones no lingsticas, ya que esta abe-rracin gramatical no se puede explicar dentro de los confines

    QU ES LA PRAGMTICA? 27

  • 28 EL ABEC DE LA PRAGMTICA

    tericos de un sistema gramatical autnomo, independiente del uso.

    Un ejemplo clsico de fenmeno gramatical que no puede explicarse satisfactoriamente sin acudir a informacin pragmti-ca es el del orden de palabras o distribucin de la informacin en la oracin. Obsrvense los dos ejemplos siguientes:

    (1) No hay tomates. (2) Tomates no hay.

    Las condiciones de verdad de (1) y (2) son idnticas, de modo que si es cierto que no hay tomates, tanto (1) como (2) son verdaderos. Pero (1) y (2) no se pueden usar indistintamente; el orden de palabras del espaol es muy flexible, pero elegi-mos un orden en lugar de los otros posibles por razones con-textales, no al azar. Para explicar la estructura comunicativa de (1) y de (2) tenemos que recurrir al contexto en que ambos textos pueden producirse. Limitmonos a (2), que tiene una construccin ms llamativa que (1). Para emitir (2), necesita-mos un enunciado anterior, cercano, en el que se hayan men-cionado los tomates, por ejemplo Voy a preparar salsa de tomates, a lo cual puede contestarse con (2). O bien se precisa un frame o marco de referencia (un conjunto de ideas estereotpicas so-bre algo; cfr. captulo I, 4) como, por ejemplo, el marco de referencia "ensalada". Si se est hablando de una ensalada, si se estn enumerando, pongamos, los ingredientes que hay en la nevera para hacerla, resulta normal emitir (2), aunque los tomates no se hayan mencionado antes, porque estos suelen asociarse automticamente con la ensalada, lo que los hace presentes, disponibles, en el contexto. En trminos de pragm-tica, la relevancia de nombrar los tomates al principio de la ora-cin, donde suele estar el tema del que se habla, lo ya conoci-do, se debe a que el concepto 'tomate' se recupera ms o menos automticamente a partir del de 'ensalada'. Y esto expli-ca que la oracin est construida como est: la pragmtica ex-plica la gramtica.

    Tampoco puede considerarse exclusivamente como un pro-blema gramatical independiente la fluctuacin del punto de vis-ta del hablante, que lo lleva a proferir enunciados como el si-guiente:

    QU ES LA PRAGMTICA?

    (3) [Al encontrar las llaves, despus de haberlas buscado un buen rato] Aqu estaban las malditas!

    El hablante ha elegido el pasado en lugar del presente, que tam-bin poda haber usado. El uso de un pasado como reaccin a una situacin presente (la aparicin de las llaves) es consecuen-cia de un desplazamiento del punto de vista: el hablante se re-fiere al presente indirectamente, enfocando el pasado en el cual estuvo buscando las llaves. Lo desconcertante es que el pasado estaban equivale, lgicamente, a un presente, es decir, parecen anularse distinciones muy bsicas del sistema gramatical de la lengua, en beneficio de lo que podemos llamar apropiadamen-te el significado del hablante.

    Los tratamientos nos dan un buen ejemplo de elementos gramaticales que no aportan nada al valor estrictamente semn-tico de la oracin, pero que sin embargo codifican informacin importante sobre los interlocutores y su comunicacin. El em-pleo de t y usted no altera las condiciones de verdad de un enunciado, de modo que (4) y (5) tienen el mismo valor lgico:

    (4) T eres el nuevo jefe, verdad? (5) Usted es el nuevo jefe, verdad?

    Ambos enunciados son lgicamente equivalentes, pero todo ha-blante de espaol sabe que no tienen el mismo significado. T transmite, entre otras cosas posibles, simpata, familiaridad, per-tenencia al mismo grupo, o bien muestra falta de respeto. La eleccin de t en lugar de usted (o viceversa) modela de cierta manera la situacin de habla y la relacin entre los parti-cipantes, y depende de una serie de presuposiciones sociocultu-rales.

    El traductor annimo de la novela Jane Eyre, que le con fas-cinacin en la adolescencia, decidi en el momento apropiado cambiar el tratamiento con que Mr. Rochester se diriga a jane Eyre: de usted pas a t. Como el ingls no tiene esa distincin, y el traductor quera ser fiel a ambas lenguas, reprodujo la ver-sin original neutra siguiendo las normas de uso del espaol: cuando Mr. Rochester ya no es el patrn, sino el amante, pue-de tutear a la institutriz Jane Eyre. Pues bien, el momento del paso de usted a t es memorable, y cambia drsticamente el frame de los protagonistas y el curso de la novela, y le corta la respiracin a una lectora jovencita e impresionable. Un t bien

  • 30 EL ABEC DE LA PRAGMTICA

    usado vale ms que mil discursos, en ciertas circunstancias. Y en el uso del lenguaje, todo es cuestin de circunstancias.

    El lenguaje no es ni tiene por qu ser "lgico". La conjun-cin y, por ejemplo, no es equivalente a la conjuncin lgica 8c. De acuerdo con la lgica, dos proposiciones p y q pueden coor-dinarse en cualquier orden, sin que se altere su equivalencia: p & q es lo mismo que q & p . Segn esto, Las rosas son rojas y los claveles son blancos tiene el mismo valor de verdad que Los clave-les son blancos y las rosas son rojas. Pero la conjuncin y puede ad-quirir otros valores, como 'y despus', 'y en consecuencia', etc. Los siguientes ejemplos de enunciados no son equivalentes:

    (6) Decid descansar un rato y terminar el trabajo. (7) Decid terminar el trabajo y descansar un rato.

    En ambos casos la conjuncin y significa 'y despus', y por eso (6) y (7) tienen condiciones veritativas distintas; esto es as no porque el tem lxico y quiera decir a veces una cosa y a veces otra, sino porque hay un principio pragmtico segn el cual contamos las acciones o sucesos en orden cronolgico, salvo que indiquemos lo contrario. Como este principio gua la interpretacin de (6) y (7), resulta que no podemos asignar valor veritativo a estas oraciones sin introducir un principio pragmtico.

    La consecuencia de lo que venimos diciendo es que las ex-plicaciones pragmticas son necesarias para describir una serie de regularidades lingsticas, y que es muy difcil (y quiz teri-camente errado) estudiar el lenguaje como un sistema de reglas autnomo, es decir, independiente del uso.

    4. LA TEORA DE LOS ACTOS DE HABLA

    Las explicaciones pragmticas de algunos fenmenos grama-ticales (del tipo de las que acabamos de esbozar en los ejemplos (l)-(7)) empezaron a interesar a los lingistas a finales de los aos sesenta, cuando se intent ampliar el modelo de la lin-gstica generativa, centrada en la sintaxis. Surgieron por esos aos varias subespecializaciones o doctrinas (la semntica gene-rativa, el anlisis del discurso, la lingstica textual, entre ellas) que intentaban dar cabida al hablante en la teora de la lengua.

    -;QU ES LA PRAGMTICA?

    Algunos proyectos sucumbieron (la semntica generativa, por ejemplo), pero el intento tuvo xito, como muestra la lozana presente de la pragmtica.

    Los lingistas innovadores de los aos sesenta encontraron el campo ya cultivado por los filsofos del lenguaje que estu-diaban, desde haca tiempo, los actos de habla. El pionero, en-tre los filsofos, fue John Austin, a quien suele considerarse el iniciador de la pragmtica moderna. Su teora fue perfecciona-da y consolidada por un discpulo suyo, John Searle.

    La idea central de la teora de los actos de habla es que el lenguaje no solamente sirve para describir el mundo, sino tam-bin para hacer cosas. En una serie de conferencias dadas en Harvard en 1955 y publicadas postumamente en 1962, Austin analiz por primera vez los usos del lenguaje corriente, y ech las bases de la teora de los actos de habla.

    Austin distingui dos tipos de enunciados: los asertivos o constatativos, estudiados durante dos mil aos por la filosofa, que se caracterizan por admitir asignaciones de verdad o false-dad, y los performativos, a los que solo pueden asignrseles con-diciones de "felicidad". (8) es un constatativo, y (9) un perfor-

    , mativo:

    (8) Est nevando. (9) S, juro.

    En los enunciados performativos se hace exactamente lo que se dice, en el caso de (9) jurar. En este tipo de emisin hablar es, literalmente, hacer. Las lenguas poseen cientos de verbos que cumplen la funcin de performativos explcitos, es decir, que nombran la accin que se hace precisamente cuando se la nom-bra y solamente mediante la palabra: Juro, prometo, declaro, niego, pido, ordeno, bautizo, etc.

    Al concepto^de verdad (correspondencia entre la afirmacin de un estado de cosas y ese estado de cosas) se opone, en la teora de los actos de habla, el de felicidad, o sea, el de accin llevada a buen trmino. La verdad de las oraciones con perfor-mativos, como (9), es inverificable, porque los performativos no pueden ser ciertos ni falsos, sino solo ser afortunados o desa-fortunados, segn salgan bien o mal.

    El infortunio procede no de la mala correspondencia entre el lenguaje y la verdad, sino de una insatisfaccin (infelicidad):

  • 32 EL ABEC DE LA PRAGMTICA

    la falta de coincidencia entre lo que el enunciado dice que ha-ce y lo que en realidad hace. Para que haya matrimonio, debe decir S, quiero el contrayente y no el testigo, y no un actor que hace el papel de contrayente en el escenario, etc., ni un con-trayente a quien todava no se lo han preguntado, etc. El per-formativo hace lo que dice siempre y cuando lo use quien de-be, como se debe, donde se debe, cuando se debe, y con quien se debe.

    Despus de disear su teora de los infortunios, Austin des-construy su oposicin inicial entre actos performativos y actos constatativos, admitiendo que todas las oraciones, tambin las que afirman verdades o falsedades, sirven para cumplir actos, aunque no tengan performativos explcitos. As, Est nevando es una afirmacin, aunque no contenga el verbo afirmar.

    Esto nos permite distinguir significado de fuerza: significado del enunciado - lo que las palabras dicen- y fuerza de la enun-ciacin - lo que las palabras hacen, por ejemplo afirmar, jurar, pedir, ordenar-. El acto por el que se produce significado es locucionario (locutionary act); la fuerza, en cambio, es el poder de hacer, y proviene del acto ilocuonario {illocutionary act). A esto se agrega un tercer acto posible pero no siempre identificable, el perlqcucionario {perlocutionary act), por el cual se producen efectos en el interlocutor (convencerlo, sorprenderlo, asustarlo).

    Para Searle, los actos de habla son las unidades de la comu-nicacin lingstica, y se realizan de acuerdo con reglas: "hablar consiste en realizar actos conforme a reglas" (Actos de habla, pg. 31). Agrupando los actos de habla por gneros (por ejemplo prometer, ordenar, saludar, agradecer, etc.), Searle se propone enunciar las condiciones que hacen posible realizar esos actos de habla, y de las condiciones extraer reglas. Estas reglas son re-glas semnticas constitutivas, que determinan qu tipo de emi-sin lingstica, en qu circunstancias, cuenta como tal acto de habla.

    Entre las condiciones que permiten la realizacin afortuna-da de un acto lingstico como, por ejemplo, el de pedir, tenemos algunas de tipo general: las que hacen posible la comunicacin (por ejemplo, hablar inteligiblemente), y las con-diciones de contenido preposicional (en este caso, que el con-tenido de la emisin se refiera a un acto futuro del oyente). Otras son preparatorias (en la peticin, que el oyente sea capaz de hacer lo que se le pide, y que no parezca estar dispuesto a

    QU ES LA PRAGMTICA?

    hacerlo espontneamente). La condicin de sinceridad estipula que el hablante desea sinceramente que su interlocutor haga lo que le pide, y la condicin esencial es la que hace que una pe-ticin sea una peticin y no otro acto: dadas las condiciones an-teriores, el acto de habla cuenta como un intento de que el oyen-te haga lo que se le pide.

    Las reglas correlativas de estas condiciones sirven para defi-nir los actos de habla. Estas reglas no son meramente regulati-vas, son constitutivas, porque crean o definen una forma de com-portamiento. Las reglas constitutivas del ftbol, por ejemplo, no solamente regulan la manera de jugar al ftbol, sino que crean la posibilidad misma de jugar al ftbol; esas reglas determinan que, dadas ciertas condiciones, algunos movimientos cuenten como goles, como faltas, etc. Hablar una lengua es tambin ac-tuar segn reglas constitutivas, de modo que la emisin de cier-tas formas lingsticas, dadas las condiciones necesarias, cuente como determinado acto de habla en el marco institucional en que se desarrolla nuestra actividad lingstica.

    La regla constitutiva del acto de pedir, por ejemplo, extrada de la condicin esencial, es que la emisin de una determinada forma lingstica (nunca la forma misma, sin ser usada, claro) cuenta como el intento de que el oyente haga algo.

    Searle afirma que hay una correlacin entre la forma lin-gstica y el acto de habla, de modo que las afirmaciones se ha-cen usando formas declarativas, y las preguntas usando interro-gativos, etc., cuando el lenguaje se usa literalmente. Pero son tantos los casos en que los hablantes usan el lenguaje de mane-ra indirecta, no literal, que la teora debe proporcionar una ex-plicacin adecuada.

    Recurdese nuestro ejemplo del comensal que peda sal, en el captulo anterior. Su peticin era, literalmente, en un caso una afirmacin sobre las sopas, y en el otro una pregunta (esta ltima tpica: Me quieres pasar la sal?). Searle explica los actos de habla indirectos como la superposicin de dos actos, uno li-teral y el otro no. El oyente interpreta el "verdadero" acto de habla (el no literal) gracias a su conocimiento del contexto institucional y particular en que se realiza el acto, y a su capa-cidad para interpretar (segn principios que veremos en el ca-ptulo siguiente) la intencin del hablante al hacer la pregunta-peticin.

    La teora de los actos *de habla influy mucho en las nuevas

  • 34 EL ABEC DE LA PRAGMTICA

    corrientes de lingstica que vean el lenguaje no solamente como la asociacin de unos sonidos y unos significados, segn quera la tradicin saussureana, sino como accin. Aunque Searle no desarrolla una teora de los contextos (problema que, dijimos al final del captulo anterior, sigue siendo nebuloso), es evidente que las condiciones y reglas de los actos de habla solo se cumplen en ciertos contextos, tanto institucionales como particulares. El hecho de que un porcentaje tan alto de actos de habla no lleve intencin de literalidad nos advierte que el papel del contexto sobrepasa al de las reglas mismas. Pinsese, sin ir mas lejos, en las ironas y metforas de la conversacin, o en las "amenazas" e "insultos" tan frecuentes en los dilogos de la intimidad (Te voy a comer a besos, T lo que eres es un sinver-genza); en estos y tantos casos semejantes, es el contexto el que da su justo significado a las formas usadas. En el contexto ope-ran, como veremos en el captulo siguiente, una serie de ex-pectativas sobre la conducta lingstica de nuestro interlocutor, que contribuyen a disear el significado de lo que nos quiere decir.

    5. EL SIGNIFICADO INTENCIONAL

    Hemos dicho, a propsito de los actos de habla indirectos, que la posibilidad de interpretarlos depende del reconocimien-to de la intencin del hablante. Esto es vlido para todos los ac-tos de habla, sean indirectos o directos. Uno de los pilares te-ricos de la pragmtica es l nocin de significado intencional.

    En otra parte he tratado la diferencia entre decir, querer de-cir y decir sin querer (vase La pragmtica lingstica, cap. 2), que aqu me limito a esquematizar. Lo que decimos ene un significado que depende de las expresiones usadas y est sujeto a un anlisis de sus condiciones veritativas; lo que queremos de-cir tiene fuerza pragmtica y es la pragmtica la que conjetura cules son los principios que nos permiten interpretar esa fuer-za. Lo que decimos sin querer queda fuera de la lingstica, en principio, aunque no es un tema ajeno a nuestra disciplina, pues forma parte del significado.

    Si alguien nos dice Qu fro hace aqu interpretaremos natu-ralmente no solo el significado de sus palabras, sino la inten-cin con que las dice, lo que nos llevar, por ejemplo, a cerrar la ventana o encender la calefaccin. Comunicarse es lograr que

    QU ES LA PRAGMTICA?

    el interlocutor reconozca nuestra intencin, y no solamente el significado literal de lo que decimos. Lo que la persona en cues-tin comunica sin querer, en el ejemplo, podra ser que est en-ferma o cansada, o que se siente incmoda por estar donde est, etc. Lo que decimos sin querer, los lapsus linguae y otras gracias y desdichas de la comunicacin interesan, sobre todo, a los psiclogos.

    La pragmtica estudia el significado intencional, lo que uno quiere decir. El filsofo Paul Grice, que elabor dos teoras cla-ves para la pragmtica, la del significado "no natural" y la de las implicaturas, describe el significado intencional, que l llama no natural (meaning-nn), con la siguiente frmula, donde H signifi-ca 'hablante', O 'oyente', E 'enunciado' y z 'creencia o acto de voluntad de O' (traduzco la versin, ligeramente modificada, de Levinson, Pragmatics, pg. 16):

    H quiere decir no naturalmente z cuando profiere E si y solo si: (i) H intenta que E cause un efecto r en O.

    (ii) H intenta que (i) se cumpla simplemente porque O reco-noce la intencin (i).

    Segn esta frmula, el significado no natural es un tipo especial de intencin destinada a ser reconocida como tal por quien la recibe. La significacin "natural" se produce, en cambio, sin in-tervencin alguna de intencionalidad, como cuando decimos Esta fiebre significa que hay infeccin; Est su abrigo en el perchero, lo que significa que ha llegado.

    Interpretar lo que otro dice es reconocerle una intencin co-municativa, y esto es mucho ms que reconocer el significado de sus palabras. La comunicacin parte de un acuerdo previo de los hablantes, de una lgica de la conversacin que permite pasar del significado de las palabras al significado de los hablantes. De esa lgica hablaremos en los dos captulos si-guientes.

    6. LA PRAGMTICA ACTUAL

    Recapitulando lo anterior, vemos que la pragmtica surgi de un descontento dentro de la lingstica, que llev a la bs-queda de mejores explicaciones para ciertos fenmenos. Esa

  • 36 EL ABEC DE LA PRAGMTICA

    bsqueda coincidi con las nuevas teoras de los filsofos sobre la relacin entre la forma lingstica, el significado y el contex-to. En los sesenta y los setenta los nuevos gramticos reivindica-ron todo lo que quedaba "ms all" de la oracin, y escribieron manifiestos sobre la centralidad terica del discurso frente a la centralidad tradicional de la oracin. Florecieron la lingstica textual y las diversas corrientes de anlisis del discurso, surgie-ron teoras funcionalistas en gramtica, y se propuso el trabajo interdisciplinar en conjuncin con la psicologa, la filosofa, la sociologa. La retrica (que muchos consideran la ms antigua de las lingsticas del texto) y la teora literaria fueron graciosa-mente invitadas a formar parte de la lingstica. Como es de su-poner, algunos lingistas opinaban que de esa mezcolanza no poda salir nada bueno.

    La pragmtica adquiere status de subdisciplina lingstica (o, para algunos, disciplina independiente) cuando Grice pre-senta una teora muy influyente sobre cmo inferimos los ha-blantes el significado implcito. De esa teora, que veremos en el captulo siguiente, han derivado las reflexiones ms intere-santes y ms fecundas sobre los procesos medante los cua-les los hablantes producimos e interpretamos significado lin-gstico.

    Hoy en da, la pragmtica sigue confundida con otras cien-cias que estudian el discurso, y est en la interseccin de una serie de enfoques sobre la comunicacin y la cognicin, como noca Green en la definicin citada arriba. La pragmtica com-parte el inters por la relacin entre lenguaje, sociedad y cultu-ra con otras disciplinas del discurso, sobre todo con dos de ellas: con la sociolingstica (especialmente la que estudia los proce-sos de interaccin lingstica), y con el anlisis de la conversa-cin. Tanto la pragmtica como la sociolingstica y el anlisis de la conversacin estudian la comunicacin lingstica en la complejidad de sus contextos. Sin embargo, la pragmtica tra-baja con enunciados construidos, como ya hemos notado, y tien-de a concentrarse en el estudio de los procesos inferenciales por los cuales comprendemos lo implcito. No todos los pragmatis-tas, sin embargo, estn dispuestos a descartar el tratamiento di-recto de las condiciones sociales del uso del lenguaje, y sigue vi-gente la pregunta sobre el alcance terico de la nocin "significado contextuar, la pregunta que planteamos al final del captulo anterior.

    La pragmtica parece concentrarse, en estos ltimos aos,

    108

    en dos conjuntos de problemas interconectados. El primer con-junto est formado por asuntos relacionados con la estructura de la lengua, y el segundo por los mecanismos inferenciales que hacen posible la comunicacin.

    Los ejemplos (l)-(7) vistos en este captulo ilustran algunos problemas del primer tipo: se trata de fenmenos lingsticos como el orden de palabras, el uso de los decticos, y tambin la estructura de los actos de habla, que no pueden explicarse co-rrectamente sin ayuda de un anlisis pragmtico, y que por lo tanto suelen aducirse para dar validez a la existencia de la pragmtica dentro de la lingstica. Podramos hablar, en este caso, de una pragmtica entendida como complemento de la gramtica, que se pregunta, sobre todo, cmo afecta la funcin comunicativa a la estructura gramatical de las lenguas.

    Algunos de los ejemplos que vimos en la introduccin y en el captulo I ilustraban, en cambio, el problema de la discre-pancia entre el significado lgico o gramatical y el significado contextual, y ponan de relieve los procesos por los cuales nos entendemos. La irona, como vimos en el ejemplo de la sopa de Mafalda, consiste en decir una cosa y querer decir otra: por qu confiamos en que nuestro interlocutor va a entender lo que no le decimos, por qu nuestro interlocutor efectivamente lo entiende (cuando lo entiende), y por qu elegimos esa manera complicada de comunicarnos?

    Si se compara el problema de la irona con el problema del orden de palabras en la oracin, por tomar dos ejemplos entre tantos, se vern, contrapuestas, las dos tendencias de la prag-mtica actual. Por un lado, una pragmtica interesada en anali-zar la lengua en relacin con su funcin comunicativa. Por otro, una pragmtica interesada en estudiar el contexto en que se produce el enunciado y que determina en gran parte lo que ese enunciado significa (los principios que guan la comprensin de lo que se comunica implcitamente, como el significado irni-co). En el primer caso, el anlisis va del lenguaje al contexto, con la intencin de describir ms adecuadamente la estructura del cdigo lingstico. En el segundo caso, se analizan sobre to-do los mecanismos de la comunicacin, que permiten explicar el significado de los signos lingsticos puestos en uso.

    En los captulos restantes veremos las dos teoras ms im-portantes de la segunda tendencia en pragmtica.

    QU ES LA PRAGMTICA? 37

  • !) n 9

    2. Pragmtica y lingstica terica

    2.1. La pragmtica como teora del uso lingstico

    El concepto de uso es un concepto de la semitica que ahora asume la pragmtica lingstica y establece como criterio de identificacin en anlisis e investigaciones de naturaleza muy diversa.

    Aunque actualmente no existe una teora pragmtica homognea ni una metodologa unificadora, ni una concepcin unnime de lo que debera ser la pragmtica homognea ni una metodologa unificadora, ni una concepcin unnime de lo que debera ser la pragmtica, existe en lingstica la conviccin de que hacer pragmtica significa ocuparse del uso lingstico.

    Una definicin de este tipo no plantea problemas hasta que se le atribuye un valor orientativo similar al que poseen las definiciones de semntica como ciencia del significado o de la sintaxis como ciencia de las propiedades combinatorias de los morfemas con todo el valor aproximativo que comportan en el plano de las informaciones sobre las operaciones lingsticas reales desarrolladas dentro de los respectivos campos disciplinarios.

    Dada la-firmeza y la constancia con la que se afirma que la pragmtica se entiende o debera entenderse como teora del uso lingstico, podramos creer que, quien trabaja en este mbito, se adhiere a un concepto de uso bien definido y unificado en todos los campos de investigacin pragmtica, como es el caso del proyecto para el handbook de pragmtica elaborado por Yerschueren, stman, Blommaert 1992.

    Sin embargo, la situacin es bien distinta; si existe una unidad entre los estudiosos que conciben la pragmtica como

  • 72 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA

    2.2. La distincin langue-parole

    Si consideramos que la posibilidad de encontrar en la oposicin saussuriana langue-parole las premisas para los desarrollos futuros de una pragmtica lingstica significa buscar en uno o en otro miembro de la oposicin el objeto de una teora del uso lingstico, entonces la labor se vuelve ms complicada de lo que la divulgacin misma del pensamiento saussuriano podra llegar a creer.

    La operacin interpretativa, que debera analizar los conceptos de langue y de parole, y la discusin de las relaciones

    110 PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 73

    teora del uso, sta no proviene de una definicin intencional del concepto, sino de la reivindicacin de la prioridad de los hechos lingsticos,.en toda su asistematicidad y fragmenta-tividad, sobre la teora gramatical que ha privilegiado los hechos ideales elaborados sin tener en cuenta el contexto.

    En efecto, para muchos-lingistas hacer pragmtica ha significado hacer lingstica a pesar de Chomsky, a pesar de la prioridad atribuida por la gramtica generativa a los hechos de competencia sobre los hechos de ejecucin. Si en la tradicin lingstica estadounidense el concepto de uso reclama inmediatamente el concepto chomskiano de ejecucin, en la tradicin de la lingstica europea dicho concepto logra orientarse hacia un nico polo de atraccin identificable.

    La reivindicacin de una lingstica de la parole, presente incluso en las reflexiones de los primeros discpulos de Saus-sure y reconocida por el propio Saussure, no puede considerarse propiamente el presupuesto del nacimiento de una pragmtica como teora genrica del Oso lingstico; la investigacin lingstica europea que estudia las funciones del lenguaje se vale incluso de la definicin de langue como sistema social para elaborar los temas centrales sobre los usos del lenguaje.

    En esta seccin discutiremos brevemente la posibilidad de una pragmtica como teora del uso sobre la base de las dos oposiciones langue-prole y compeence-performance, pasando en seguida a la presentacin de las posiciones ms recientes sobre la naturaleza del uso lingstico.

    de ambas entidades con la facultad del lenguaje exigen anlisis y procedimientos extremadamente delicados; la edicin postuma del Curso de lingstica general no establece unas conclusiones definitivas sobre los problemas indicados, y la comparacin con fuentes manuscritas insina a menudo la vacilacin del pensamiento de Saussure sobre cuestiones propias de la lingstica. El manuscrito Engler testimonia explcitamente la legitimidad de una teora de la parole: Para concluir, si bien es cierto que los dos objetos (lenguaje y acto lingstico) se presuponen recprocamente, tambin es cierto que stos son de naturaleza diversa y requieren cada uno la elaboracin de una propia teora (Engler 342, pg. 56), y aunque la famosa frase la lingstica tiene por nico y verdadero objetivo la lengua considerada en s y para s nunca haya sido pronunciada por el estudioso ginebrino (vase De Mauro 1970, cap. 5), la edicin del 1916 parece indicar que Saussure no considera la lingstica de la parole y la lingstica de la langue de igual modo.

    Si asignamos a la ciencia de la lengua su verdadero lugar en el conjunto de los estudios sobre el lenguaje, al mismo tiempo establecemos el lugar que ocupa la lingstica. Todos los dems elementos del lenguaje, que constituyen la parole, se subordinan automticamente a esta ciencia y, gracias a esta subordinacin, todas las partes de la lingstica encuentran su justificacin natural (CLG, 36).

    Y esto est en estrecha dependencia con las definiciones del concepto de parole. En la caracterizacin que Saussure establece de las dos entidades, la parole figura siempre como fenmeno individual, accesorio y ms o menos accidental, o como

    acto individual de voluntad y de inteligencia, en el que conviene distinguir:

    1. las combinaciones del cdigo de la lengua que utiliza el sujeto hablante para expresar su propio pensamiento personal;

    2. el mecanismo psicofsico que le permite manifestar dichas combinaciones (CLG, pgs. 30-31).

  • 74 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA

    Diferenciar la langue de la parole es una exigencia meto-dolgica. Fragmentos como

    PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 75

    la ejecucin es siempre individual, el individuo es siempre el di-rector; nosotros le llamaremos parole [...]. Si separamos lengua deparle, separamos a un tiempo: 1) lo que es social de lo que es individual; 2) lo que es esencial de lo que es accesorio y ms o menos accidental (CLG, pg. 30)

    no pueden interpretarse sin tener presente que Saussure tam-bin distingue entre madre y objet de la lingstica y entre hechos externos e internos en la lengua. La totalidad de ios hechos lingsticos es materia de la lingstica, mientras la langue es el objet, es decir, el obiectum, el fin cognitivo que slo puede alcanzarse coordinando la pluralidad de los pun-tos de vista (psicolgico, sociolgico, fisiolgico, etc.) en una unidad que consiste en la reconstruccin del sistema de va-lores que hace de una determinada entidad lingstica esa en-tidad lingstica (De Mauro, 1968, n. 40).

    Por otra parte, sea la langue o la parole, ambas asumen el valor relacional frente a la facult du langage; en el ma-nuscrito 160 B Engler, la posicin de la parole al respecto apa-rece expresada de forma ntida:

    la lengua es un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el uso de la facultad del len-guaje entre los individuos. La facultad del lenguaje es un hecho distinto de la lengua, pero no puede realizarse sin ella. Con pa-role se designa tanto el acto del individuo que realiza su facul-tad por medio de la convencin social como la lengua.

    Es importante subrayar que el concepto de uso est refe-rido aqu a la facultad del lenguaje, no a la lengua; es la fa-cultad del lenguaje la que entra en uso en la parole, es la ca-pacidad de hablar la que se actualiza en la actividad locutiva, y todo ello es posible gracias a la existencia concreta de una langue que, como conjunto de convenciones sociales y esque-ma de control de las variaciones, garantiza la mutua com-prensin de los individuos:

    La lengua, no menos que la parole, es un objeto de natura-leza concreta, lo cual es una gran ventaja para el estudio. Los signos lingsticos, incluso si son esencialmente psquicos, no son abstracciones; las asociaciones ratificadas por el contexto

    La parole es la fonacin, o sea la ejecucin de las im-genes acsticas; es la suma de lo que la gente dice, no tiene nada de colectivo, sus manifestaciones son indivi-duales y momentneas (CLG, pg. 38). Caracterizada as la parole se presenta como objeto posible de la psicologa o de las disciplinas fnico-acsticas, configurndose a un tiempo como actividad de un sujeto pensante que produce significa-ciones individuales, y como el resultado observable de dicha actividad en trminos del material fnico utilizado para su realizacin.

    Respecto a estas definiciones, las de la langue se presen-tan ms problemticas: la langue se caracteriza como esque-ma, forma pura (CLG, pg. 36), como norma de realizacin, forma material (CLG, pg. 32), y como usage, o conjunto de costumbres formales (CLG, pgs. 37, 112).

    Ahora bien, como observa De Mauro 1968, la divisin de las partes del Curso establecida por los autores ha favoreci-do una tradicin exegtica que interpreta la distincin entre langue y parole como distincin entre dos entidades separa-das y contrapuestas, cuando para Saussuce la-relacin entre ambas entidades se basa en presupuestos distintos de la con-traposicin y la mutua exclusin. Consideremos las palabras siguientes:

    Sin duda, los dos conceptos estn estrechamente unidos y se presuponen mutuamente: la lengua es necesaria para que la parole sea inteligible y produzca todos sus efectos; y la parole es indispensable para que Ja lengua se establezca; histricamen-

    ' te, el hecho de la parole precede siempre. Cmo podramos aso-ciar una idea a una imagen verbal si dicha asociacin no se ma-nifestase ante todo en un hecho de parolel Por otra parte, slo escuchando a los dems aprendemos la lengua materna; sta con-sigue depositarse en nuestro cerebro como consecuencia de nu-merosas experiencias. En conclusin, es la parole la que hace evolucionar la lengua; son las impresiones obtenidas al escuchar a los dems las que modifican nuestras costumbres lingsticas. He aqu, pues, la interdependencia entre la lengua y la parole; la primera es al mismo tiempo instrumento y producto de la se-gunda [...] (CLG, pg. 37).

  • 76 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA .TERICA

    colectivo y que constituyen en su conjunto la lengua, tienen su sede en el cerebro (CLG, pg. 32).

    El problema del uso no se resuelve enteramente en el pla-no de la dicotoma langue-parole; la lingstica saussuriana distingue entre lingstica externa y lingstica interna, y con-fiere a la primera los aspectos que no inciden sobre el orga-nismo del sistema como el fraccionamiento dialectal, la rela-cin entre lengua y las instituciones de todo tipo y los factores externos del cambio lingstico. De nuevo, la distincin pare-ce tener en Saussure un valor metodolgico ms que ontoj-gico (la separacin de los dos puntos de vista se impone y debe analizarse lo ms rigurosamente posible [CLG, pg. 42)), pero sera tan incorrecto identificar iout court la lings-tica externa con una lingstica de la parole como interpretar la lingstica de la parole como teora del uso lingstico.

    2.2.1.

    Las discusiones originadas en torno a la relacin entre lan-gue y parole se han concentrado sobre un dualismo ontol-gico que ha privilegiado lecturas parciales de ambos concep-tos. As, Coseriu (1952, en Coseriu 1971), despus de haber reseado y discutido distintas posiciones sobre la relacin en-tre langue y parole, concluye:

    2. Al hablar como tal no se le puede oponer como realidad distinta la lengua, estando sta presente en el habla misma y ma-nifestndose concretamente en los actos lingsticos; los trmi-nos como lengua y parole no designan secciones autnomas ni un modo de representarse la lengua, sino ms bien puntos de vista distintos, o sea, maneras diferentes de afrontar el fenme-no lingstico, diferentes grados de formalizacin de la misma realidad objetiva.

    3-. Adoptado el criterio de los distintos grados de abstrac-cin, debe reconocerse y clasificar las diferenciaciones identifi-cadas sin intentar reducirlas a los modelos de la famosa di-

    " cotoma. 4. Es necesario realizar las distinciones en el plano de la

    conformacin del lenguaje, plano en el que se toma en consi-deracin cmo se manifiesta este fenmeno; y no en el plano

    )12 PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 77

    de su esencia, de su realidad intrnseca, que es un plano de uni-ficacin y sntesis, no de diferenciacin y de anlisis (pg. 40).

    El anlisis de la actividad locutiva, que Coseriu conside-ra prioritario, no puede prescindir de la actividad social de la lengua. Una de las contribuciones de mayor relieve de Co-seriu es el considerar al sujeto hablante c o m o individuo so-cial que al hablar no realiza nicamente un sistema funcio-nal sino tambin un sistema normal. Abandonando la distincin, difusa en el texto saussuriano, entre individuo asocial y sociedad extraindividual, Coseriu introduce un nivel intermedio de abstraccin y formalizacin'entre las ca-ractersticas concretas, infinitamente variadas y variables, de los objetos observados y sus caractersticas funcionales indis-pensables: es el nivel de la norma, el de las isoglosas que po-nen en comn los distintos fenmenos de parole en sus ma-nifestaciones como realizaciones individuales reconocidas como pertenecientes a una'lengua.

    Dicho sistema de isoglosas, analizable a poseriori en el interior de una comunidad social limitada en el espacio y en el tiempo, pertenece a una perspectiva de anlisis de la len-gua desde el punto de vista de su uso.

    Estas consideraciones, que conducen la investigacin ha-cia la exploracin de las latitudes sociales de la individuali-dad expresiva, privilegian la relacin de la parole con la len-gua como entidad de naturaleza social. La individualidad de las realizaciones lingsticas es tambin observable desde otra perspectiva, como dimensin que tiene en cuenta al sujeto hablante, analizando los aspectos ms ntimos, aqullos que escapan a la perspectiva lgica del anlisis lingstico. En esta direccin, que examina la relacin de la parole con la na-turaleza psquica de la lengua, se desarrollan las elaboracio-nes del pensamiento saussuriano realizadas, desde enfoques diferentes, por Ch. Bally y A.Sechehaye. Ambos centran su atencin en la relacin entre componentes lgicos y compo-nentes afectivos de la expresin verbal.

    Secheaye seala y afirma el poder disgregador y demo-ledor del componente afectivo respecto a las construcciones elaboradas por el intelecto:

  • 78 NACIMIENTO Y EYOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA

    una emocin intensa destruye la expresin gramatical. Cuando domina la pasin, no hay modo de sistematizar formas y par-tes: sta expresa las ideas completamente desnudas y las arroja en el orden en que se presentan sin ninguna preocupacin para la sintagmtica: Yo mentir? Mentiroso t! (Sechehaye 1950, pg. 133),

    La emocin hace variar la estructura intelectual de la fra-se bien abrevindola, bien disponiendo los trminos consti-tutivos segn rdenes distintos que responden al movimien-to espontneo de las ideas. El lenguaje emotivo es capaz de desorganizar totalmente la estructura gramatical haciendo emerger una vitalidad que trasciende las reglas de la razn. De esto, Sechehaye concluye que existe la posibilidad de

    ' una cierta adaptacin de las formas gramaticales a las necesi-dades de una expresin enrgica mediante frases breves y rde-nes significativos. Esta adaptacin no se realiza con la interven-cin de funciones sino por medio de una utilizacin ingeniosa de formas apropiadas, con la ayuda de algunos indicios suple-mentarios y alguna licencia particular. _

    En la otra vertiente de la orientacin prevalentemente psi-colgica de la investigacin de Sechehaye, en estas frases es evidente un contraste entre el plano de la afectividad y el de la intelectualidad en la estructuracin del mensaje verbal, un contraste sobre el que se rige la dinmica de la adaptabilidad propuesta en las concepciones ms recientes de la pragmti-ca (vase tambin el pargrafo 3).

    Con Ch. Bally la subjetividad y la afectividad se convier-ten en objetos de reflexin sobre la constitucin del sistema

    lingstico. | : i Al reivindicar una funcin dialctica a la parole saussu-;|riana, Ch. Bally le atribuye un carcter subjetivo y afectivo j|:qu se manifiesta en la lengua hablada siempre y cuando el ^'sistema lo haga posible. En la manifestacin de la lengua ha-

    bladi, observada en sus contenidos afectivos, el sujeto ha-blante,' el individuo ingresa en la langue. Para Bally, el pen-

    samiento mismo que la lengua expresa est compuesto de .demritos afectivos y de elementos intelectuales; el compo-

    PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA

    nente afectivo comprende nuestras emociones, nuestros sen-timientos, nuestros impulsos, nuestros deseos, nuestra con-cepcin de la realidad. Los dos componentes coexisten en el sistema lingstico. Este ltimo, en cuanto hecho social y no slo psicolgico, es capaz de expresar la individualidad tra-duciendo el pensamiento en accin: para enunciar incluso la cosa ms pequea, es necesario que el pensamiento se con-vierta en accin y se imponga por medio del lenguaje; es ne-cesario que este ltimo sea penetrante, incisivo, enrgico, su-plicante, a menudo incluso hipcrita (Bally 1913, pg. 21).

    A parte de recordar el discurso que Scrates mantiene con Fedro sobre el arte de la oratoria, para Bally el aspecto social del lenguaje es el conocimiento de la funcin interactiva, de la presencia implcita de un interlocutor en cada actividad enunciativa. El sujeto hablante utiliza las posibilidades que ofrece el sistema en el plano sintctico, lxico, fontico, se-gn modos individuales dictados por la representacin que l mismo realiza del propio interlocutor. En este proceso de adaptacin, sostiene Bally, se encuentran en primer plano la afectividad y la expresividad (y no las formas lgicas). stos son los inicios de la teora de la enunciacin.

    El estudio de los hechos expresivos del lenguaje organi-zado desde el punto de vista de sus contenidos afectivos es, para Bally, objeto propio de una estilstica que, aunque presu-ponga una correspondencia entre hechos expresivos y unidad de pensamiento, no es una parte de la psicologa sino que se inscribe en el campo amplio de la lingstica de la que po-dramos decir que es una perspectiva de investigacin.

    La investigacin de los elementos afectivos del lenguaje, iniciada por Bally en direccin estilstica, se traduce ms tar-de en la teorizacin de la modalidad como componente im- . prescindible de la estructura lgica de la frase. En Bally 1950, las relaciones entre racionalidad y afectividad se definen en la articulacin del enunciado en dictum y modus; el primero representa el contenido objetivo del enunciado, el segundo la operacin del sujeto pensante.

    Esta ltima es el eje de laj:omunicacin, el engranaje principal de la frase, sin el que sta no puede existir (Bally 1950, pg. 66):

  • 80 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA

    La modalidad es el alma de la frase; como el pensamiento, sta se constituye esencialmente por la operacin activa del su-jeto hablante..No se puede.atribuir valor de frase a una enun-ciacin hasta que no se descubra en ella la expresin de la mo-

    dalidad, cualquiera que sea (vase pg. 66).

    Se trata de consideraciones que por un lado pueden rela-cionarse con las reflexiones de Benveniste sobre la subjetivi-dad del lenguaje (Benveniste 1958), y por otro con el anlisis semntico del enunciado por parte de estudiosos como Fill-more 1968 y Bierwisch 1980. Facilitan la investigacin de una dimensin de estudio de la lengua que trasciende los conte-nidos expresados para centrarse en el descubrimiento de los modos en que el hablante se comporta frente a su propia enun-ciacin una direccin que identifica aspectos sistemticos del uso lingstico diferentes de los relativos a la variabilidad social de la lengua. Estas consideraciones conducen a una concepcin ideal de la pragmtica como componente consti-tutivo de la estructura del lenguaje.i3s la hiptesis que desa-rrollar en Francia O. Ducrot con l nombre de pragmtica integrada (Ducrot .1984; para una valoracin de las relacio-nes entre el pensamiento de Ch. Bally y la pragmtica, vase Ducrot 1986).

    Mientras el concepto de uso. no puede considerarse cen-tral en la lingstica saussuriana, el debate que se ha desarro-llado en torno a las relaciones entre langue y parole ha pues-to en evidencia algunos problemas importantes relacionados con la posibilidad de construir una teora del uso lingstico.

    Si consideramos el uso de la lengua como un conjunto de fenmenos registrables en la ms disparatada prctica co-municativa, entonces la individualidad y la exclusividad de los actos de parole particulares emergen en toda su potencia y ofrecen al lingista la posibilidad de descubrir nicamente sus caractersticas moleculares, a menos que no se considere el problema de los distintos grados de abstraccin sobre el eje que une la parole a la facult de langage pasando por la langue e infringiendo las normas.

    En cambio, si entendemos por uso el conjunto de prin-cipios y los procesos mentales que permiten a los individuos comprenderse, y que se caracterizan por la presencia de unas constantes que subyacen a la variedad de las oscilaciones f-

    i t

    2.3. Teora del uso y la distincin competencia-actuacin

    La posicin de Chomsky respecto al uso lingstico est formulada en trminos de l dicotoma competencia-actua-cin (1965).

    ^ En los preliminares metodolgicos al estudio de las gra-mticas generativas como teora de la competencia lingsti-ca se confirman tanto la necesidad de una idealizacin en la teora del lenguaje encaminada a descubrir la realidad men-tal subyacente al comportamiento comunicativo como la con-cepcin de la actuacin como aplicacin, puesta en uso del sistema de reglas cuya realidad mental comprende:

    La teora lingstica se ocupa principalmente de un hablante-oyente ideal, en una comunidad completamente homognea; el cual conoce perfectamente su lengua y no se encuentra influen-ciado por condiciones irrelevantes gramaticalmente como las li-mitaciones de memoria, las distracciones, los cambios de inte-rs y atencin y por los errores (casuales o caractersticos) en la aplicacin de su propio conocimiento de las lenguas en el trans-curso de la actuacin efectiva [...]. Para estudiar la actuacin lingstica efectiva debemos considerar la interaccin de varios factores, y la competencia subyacente del hablante-oyente no es ms que uno de ellos. Desde esta perspectiva, el estudio del len-guaje no es distinto de la investigacin emprica de otros fen-menos complejos. Hagamos una distincin fundamental entre la competencia (el conocimiento que tiene el hablante-oyente de su lengua) y la actuacin (el uso efectivo de la lengua en si-tuaciones concretas). La actuacin es un reflejo directo de la competencia en la idealizacin enunciada anteriormente. En la realidad, obviamente, no puede reflejar directamente la compe-tencia. La grabacin de un discurso natural mostrar numero-sos comienzos falsos, desviaciones de las reglas, cambios de pro-gramacin a mitad de la conversacin, y as sucesivamente. Para

    nicas y psicosemnticas unidas a la subjetividad de la locu-cin, entonces el problema es encontrar en el sistema lings-tico los lmites y los presupuestos del uso individual.

    Como veremos, en estas dos direcciones se mueve la in-vestigacin ms reciente de la formulacin de una teora prag-mtica.

    PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 81

  • 82 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA

    el lingista, como para el nio que aprende la lengua, el proble-ma consiste en determinar, partiendo de los datos de actuacin, el sistema subyacente de reglas que el hablante-oyente posee y utiliza en la actuacin efectiva. As, en sentido tcnico, la teora lingstica es mentalista, ya que su objetivo es descubrir una rea-lidad mental subyacente a un comportamiento efectivo. Los usos observados en la lengua, las disposiciones hipotticas, costum-bres etc. pueden proporcionar pruebas sobre la naturaleza de esta

    . realidad mental, pero seguramente no pueden constituir el ob-jeto propio de a lingstica, si sta quiere ser una disciplina se-ria (pg. 45).

    Como se deduce de la ltima frase de la cita, el juicio chomskiano 'sobre la posibilidad de un estudio serio del uso lingstico ofrece serias argumentaciones contra Skinner, el comportamiento y las prcticas analticas de la lingstica des-criptiva de tipo bloomfieldiano. Poco despus se lee:

    El descriptivismo, que por principio se limita a la clasifica-cin y la organizacin de los datos, a la extraccin de configu-raciones de un corpus de discurso observado, a la descripcin de costumbres lingsticas o de estructuras de hbitos, en la medida en que existen, impide el desarrollo de una teora de la actuacin efectiva (pg. 55).

    De hecho, el planteamiento reductivo del concepto de uso lingstico, elaborado por Bloomfield en el segundo captulo deJEY lenguaje, autoriza y exige una postura ideolgica y me-

    : todolgica que devuelve a la lingstica la dimensin cogni-. Uva de su objeto de estudio.

    Bloomfield 1933 sostiene que el acto de habla, o bien el . .: hablar concreto, est precedido y seguido de eventos concre-

    tos que representan, respectivamente, un estmulo y una reac-$ cin del comportamiento. El uso de la lengua consiste en su

    intervencin entre dicho estmulo y dicha respuesta y puede ^considerarse una reaccin sustitutiva del hablante que, aduan-ado como estmulo sustitutivo sobre el oyente, permite que este _~g.jUlrao manifieste la reaccin de comportamiento deseada. ^ A h o r a , la verificacin del acto lingstico, y el transcurso de jf.los eventos concretos que lo preceden y lo siguen, dependen f;dcl conjunto de factores que caracterizan la experiencia pa-

    PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA

    sada y del estatus psicolgico inobservable del hablante y del interlocutor; esto carece de importancia para el lingista. Slo es significativo cuando el acto locutivo est relacionado con eventos concretos y reales, es decir, con estmulos y reaccio-nes. El rechazo de los factores mentales presentes en el com-plejo mecanismo del uso lingstico conduce a Bloomfield a analizar el acto lingstico en trminos-puramente fsicos y fisiolgicos, como un conjunto de movimientos muscula-res que permite la salida de ondas sonoras desde los rganos fonadores del hablante, las cuales imprimen modificaciones ondulatorias en el aire circundante y alcanzan a los rganos auditivos del interlocutor al hacerlos vibrar; esto produce efec-tos sobre su sistema nervioso que confirman que ha odo. El reconocimiento de los sonidos se produce mediante la selec-cin de rasgos distintivos que los hablantes de una lengua ad-quieren e identifican en el interior de un continuum sonoro a causa de su aparicin constante relacionada con determi-nados eventos fsicos.

    La radical posicin inicial de Chomsky tiene, pues, una motivacin bien clara y precisa.

    La adopcin del principio de idealizacin y el consiguiente rechazo de los factores considerados apriorsticamente irre-levantes para el estudio de la competencia gramatical ha ge-nerado el establecimiento de la investigacin sobre aspectos de la formalizacin y ha suscitado la reaccin de socilogos y etngrafos de la comunicacin, que contraponen la com-petencia gramatical a la competencia comunicativa como ob-jeto natural de observacin y teorizacin.

    2.3.1. Competencia gramatical, competencia comunicativa, competencia pragmtica

    En la caracterizacin chomskiana de la teora lingstica, elaborada por Hymes 1971, no se da prcticamente impor-tancia a los rasgos socioculturales que definen la variedad in-finita de los usos lingsticos. >

    La teora de la competencia estudia objetos lingsticos ideales, abstractos, de igual manera que son abstractos los in-dividuos que la teora implica, considerados como mecanis-

  • 84 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA 11 B PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 85

    Existen reglas de uso sin las que las reglas de la gramtica seran intiles. Igual que las reglas de la sintaxis pueden domi-nar algunos aspectos fonolgicos, e igual que las semnticas do-minan posiblemente aspectos semnticos, tambin las reglas de los actos del lenguaje intervienen como factor dominante en la forma lingstica en toda su totalidad (pg. 224).

    La relacin entre factores sociales y factores gramatica-les, concluye Hymes, no puede tratarse en los trminos de la rgida distincin chosmkiana competencia-actuacin. Existe una competencia del uso que es un conjunto de conocimien-tos tcitos sobre los mecanismos subyacentes de la actuacin efectiva y de la habilidad neurofisiolgica que permite usar los medios de actuacin. Si se introduce este ltimo tipo de competencia en el anlisis del lenguaje, entonces el trmino actuacin puede reservarse a los comportamientos realmen-te observables; de esta forma se resuelve la ambigedad, pre-sente en la definicin chomskiana, que lleva a identificar una teora del uso con los fenmenos del comportamiento comu-nicativo.

    Hymes define la competencia comunicativa como x la competencia que establece cundo se debe hablar y cundo callar, qu decir, a quin, cmo y de qu modo. Es la capa-cidad de cumplir un repertorio de actos lingsticos, de par-ticiparen los eventos discursivos, y de valorar su cumplimiento por parte de los interlocutores, y se integra con a compe-tencia relativa a la interrelacin del lenguaje con los dems cdigos de conducta comunicativa (pg. 223). La adquisi-cin de dicha competencia es fruto de la experiencia social, de las necesidades, de los motivos y de los xitos de la ac-cin, que a su vez es fuente de nuevos motivos, necesidades, experiencias, pero la competencia de uso forma parte de la misma matriz evolutiva que la competencia gramatical (pg. 225).

    Consecuentemente, en una teora del uso que asume el concepto de competencia comunicativa como propio expli-candum, los argumentos pertinentes no pueden ser nicamen-te de dos tipos gramatical o aceptable: el punto de vista de la persona, que esta definicin de la competencia exige, impone la valoracin de al menos cuatro puntos: 1. si (y en qu medida) algo es posible formalmente; 2. si (y en qu me-

    mos cognitivos carentes de motivacin y no personas que con-viven en un mundo social en el que los significados se ganan con el sudor de la frente y la comunicacin se conquista con el esfuerzo (pg. 216).

    Pdr otra parte, la actuacin figura como una especie de categora residual: es la manifestacin imperfecta de un sis-tema subyacente, es degeneracin (Chomsky 1965, pg. 31), y finalmente corrupcin de la competencia ideal (Katz 1967, pg. 144).

    Pero, como observa Chomsky, estos argumentos derivan ms de la observacin psicolgica del anlisis gramatical que de la atencin prestada a las variables socioculturales del uso lingstico. Para la gramtica generativa, los problemas de ac-tuacin son los relativos a la productividad, la interpretacin, la naturaleza de las estructuras formales, como muestran las consideraciones sobre las propiedades de incrustamiento, de autoinclusin, ramificacin mltiple o de las inferencias en los procesos de produccin: la grabacin de un discurso na-tural mostrar numerosos comienzos falsos, desviaciones de la norma, cambios de programacin imprevistos, etc. (Chomsky 1965, pg. 45).

    En realidad, observa Hymes, desde el punto de vista del discurso, las imperfecciones, las incorrecciones, los hechos no explicables gramaticalmente son factores funcionales a la rea-lizacin de un acto social o a la solucin de un problema en la investigacin o en la elaboracin de una estrategia de com-portamiento: Toda ocasin reclama una incorreccin apro-piada (pg. 223).

    Esto descarta una teora lingstica que reduce la organi-zacin de la lengua a un conjunto de reglas que asocian soni-dos y significados. Un modelo de este tipo presupone que la lengua expresa nicamente significados referericiales y, por tanto, slo estudia un uso determinado de la lengua: la de-signacin.

    Si consideramos la dimensin social del uso lingstico, contina Hymes, observamos que las lenguas tambin estn organizadas para lamentarse, regocijarse, suplicar, amones-tar, sentenciar, insultar, y en la realizacin de estos actos los factores sociales interfieren con los gramaticales; esta infe-rencia es relevante para el anlisis lingstico.

  • 86 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 87.1

    sentes en el uso lingstico, tan marcado en los aos setenta, se atena en parte en los ochenta. Por un lado, personalida-des como J. Gumperz realizan una revisin del concepto de competencia comunicativa en el sentido de su propiedad in-teractiva; por otro lado, la teora chomskiana plantea una de-finicin de competencia pragmtica influenciada en alguna medida por la sociologa, la filosofa del lenguaje y las cien-cias cognitivas.

    2.3.1.2.

    Gumperz 1984 considera la interaccin conversacional como un paradigma presente en cada situacin comunicati-va y se pregunta qu implicaciones tiene, para una teora del uso lingstico, un enfoque interactivo en el que se estudien los problemas de la comprensin no en trminos de signifi-cados intrnsecos a un discurso concreto, sino en trminos de los resultados de los procesos inferenciales que tienen lugar en el transcurso de intercambios comunicativos contextuali-zados. Segn Gumperz, existen buenas razones para creer que los conocimientos que permiten a los individuos interaccio-narse verbalmente no estn an claros ni para la gramtica ni para la sociologa ni pralos estudiosos de la inteligencia artificial. Preguntarse hoy qu significa la competencia co-municativa significa preguntarse en qu consiste la capaci-dad de contextualizar y tambin de dar un sentido a lo que se dice en relacin a lo que ya conocemos. En dicha capaci-

    ;dad se basa la tesis de Gumperz y est regida por habilida-des cognitivas que comparten muchas caractersticas con la competencia gramatical. Se trata de procesos de socializacin que, una vez interiorizados, se emplean automticamente sin que exista una reflexin consciente (pg. 279).

    Por tanto, la competencia comunicativa se define de nue-vo como el conocimiento de las convenciones de procesa-cin del discurso y de las normas comunicativas relativas que los participantes tienen que controlar para poder emprender y mantener la cooperacin conversacional (pg. 280).

    dida) algo es realizable con los medios de actuacin disponi-bles; 3. si (y en qu medida) algo es apropiado al contenido en el que se usa; 4. si (y en qu medida) algo se cumple y lo que su actuacin comporta.

    En cuanto a la posibilidad efectiva de elaborar una teo-ra del uso, un nmero considerable de estudios de sociolin-gustica y de etnolinglstica (Cardona 1976) han centrado su atencin ea el hecho de que los esquemas de uso no son nun-ca uniformes; tambin las comunidades pequeas relativamen-te homogneas, observadas desde la perspectiva etnogrfica, se manifiestan en toda su riqueza de variaciones vinculadas al sexo, a la clase social, a las relaciones de poder, de cultura, etc. Si a esto aadimos que, en la rpida evolucin de las so-ciedades modernas, todos estos factores dependen del conti-nuo cambio individual es evidente que sera difcil elaborar una teora en sentido estricto (en el sentido de las ciencias empricas) de la competencia comunicativa." Como mucho, se podran identificar las motivaciones que subyacen a com-portamientos verbales concretos en el interior de^sistemas so-ciales constituidos por unidades interactivas, definidas cul-turalmente y delimitadas en el tiempo y en el espacio.

    2.3.1.1.

    El contraste entre factores mentales presentes en la defi-nicin de la competencia gramatical y los factores sociales pre-

    II. F. Orletti 1973 atribuye la dificultad de elaborar una teora de la com-petencia comunicativa a la absoluta creencia en el carcter asisterntico de las informaciones contextales (pg. 82). Un estudio cientfico de la re-lacin entre lengua y contexto precisa un conocimiento cientfico esmerado de cada elemento constitutivo del contexto extralingstico. Significativamente, en los intentos de teorizacin cientfica en el mbito sociolingstico lian sur-gido problemas de idealizacin. As, J. Habermas 1971, independientemen-te de las consideraciones de D. Hymes respecto al significado atribuido a la competencia comunicativa, observa que para participar en el discurso el hablante debe poseer, adems de la competencia lingstica, las reglas fun-damentales del discurso y de la interaccin simblica; dichas reglas conside-ra que forman parte de la competencia comunicativa y que, al mismo tiem-po, comportan el dominio de una situacin ideal (idealizada), como la que crea la pura subjetividad.

  • 88 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA

    2.3.1.3.

    A pesar de rechazar' la visin de una teora lingstica como explicacin del modo en que nos comunicamos, 1 2 Chomsky 1980 vuelve a analizar la oposicin competencia/ac-

    . tuacin admitiendo la posibilidad de una competencia prag-mtica como parte del conocimiento de la lengua.

    Para Chomsky, conocer una lengua significa no simple-mente poseer la capacidad de hacer algo, sino encontrarse en un estado mental que persiste como componente relativamente estable de estados mentales transitorios. En el interior de este estado mental, caracterizado por un sistema de reglas y prin-cipios que generan representaciones mentales de naturaleza diversa, es razonable suponer que coexisten ms tipos de co-nocimientos. En concreto, el hablante ideal que conoce una lengua posee una representacin interiorizada de la gramti-ca de esa lengua, es decir, un sistema de cmputo que le per-mite generar un nmero infinito de frases, cada una con sus propiedades fonolgicas y semnticas especficas. Adems, quien conoce una lengua conoce tambin las condiciones para el uso apropiado de una frase y los objetivos que se persi-guen mediante el uso apropiado de esa frase en determina-das circunstancias sociales; como consecuencia:

    En los objetivos expositivos y de investigacin, podemos pro-ceder a distinguir la competencia gramatical de la competencia pragmtica, restringiendo la primera al conocimiento de la for-ma y del significado y la segunda al conocimiento de las condi-ciones y del modo de uso apropiado en conformidad con los distintos objetivos (1980, pg. 224). Por tanto, existen dos formas distintas de afrontar el es-

    tudio de la lengua, ambas legtimas; la primera est repre-sentada por la lingstica de la lengua-I (interna), la segunda por la lingstica de la lengua-E (externa). A esta ltima per-

    12. En la discusin de la tesis segn la cual la teora del lenguaje debe explicar how we talk (cmo hablamos), Chomsky 1980 afirma que sta deriva de la idea de que en algn sentido, la esencia del lenguaje es la co-municacin, y aade: todava no se ha elaborado una formulacin que d sentido a la posicin segn la cual la esencia del lenguaje es la comunica-cin (pg. 80).

    11

    tenecen no slo las teoras que ponen el acento sobre las ma-nifestaciones fsicas de la lengua, sino tambin aqullas que tratan la lengua como fenmeno social, como conjunto de actos o de comportamientos. Gran parte del trabajo desarro-llado en sociolingstica as como en anlisis del discurso y, en general, en pragmtica se enmarcara en este mbito; la lingstica de la lengua-I considera, estudia y analiza aquello que un hablante conoce implcitamente de su lengu a, el con-junto de los parmetros y de los principios que caracterizan su gramtica (vase tambin Chomsky 1986 y 1988).

    La lengua se concibe aqu como un instrumento que pue-de usarse; la gramtica caracteriza el instrumento especi-ficando sus propiedades fsicas y semnticas, mientras un sistema de reglas y principios que constituyen la competen-cia pragmtica determina el modo en que el instrumento pue-de usarse de forma efectiva (Chomsky 1980, pg. 224).

    En este programa, la teora de la competencia pragmti-ca, que comprende una lgica de la conversacin del tipo sugerido por Grice 1975, vincula la lengua con sus mbitos de uso institucionales, relacionando objetivos e intenciones con los medios lingsticos disponibles (vase, pg. 224) y no es coextensiva con una teora de la actuacin, la cual tam-bin debe analizar la estructura de la memoria, de las moda-lidades de percepcin de la experiencia, etc. La competencia pragmtica comporta una forma de idealizacin que le per-mite situarse en el mismo plano de las estructuras mentales hipotticas independientemente de los usos de ests estruc-turas en circunstancias comunicativas o interactivas concre-tas. As, una teora pragmtica asume el mismo estatuto epis-temolgico de la teora gramatical. En trminos de Kasher 1991:

    Parafraseando la primera definicin chomskiana de esta dis-tincin fundamental (competencia/actuacin), consideramos que la teora pragmtica tiene como objeto propio de investiga1 cin primaria un agente lingstico ideal, que produce y com-prende actos lingsticos en contextos adecuados, sin ser con-trariado por condiciones pragmticamente rrelevantes como distracciones, cambios de atencin y errores casuales. En otros

    ' trminos, la materia de la teora pragmtica forma parte del co-nocimiento lingstico del agente lingstico ideal. Concretamen-

    PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA 89

  • 90 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA

    te, es la parte que rige el uso, las relaciones de propiedad entre frases y contextos. En la actuacin ideal, empleamos un con-junto de subsistemas psicolgicos que, por una parte, represen-

    . tan el conocimiento de las reglas que rigen el uso lingstico, y por otra estn condicionados por limitaciones de memoria, cambios de inters y errores caractersticos (pg. 385).

    2.3.2. El problema de a idealizacin

    Aunque son claras sus finalidades operativas (mantener la autonoma de las sintaxis), la propuesta chomskiana ha creado interrogantes como los siguientes: En qu relacin se encuentra la teora de la competencia pragmtica con los factores sociales y psicolgicos que se descartan al elevarla al rango de teora pura? Se trata de una relacin de simple aadidura o es lcito considerar la hiptesis de que estos fac-tores posean un poder estructurante en el interior de las con-figuraciones abstractas elaboradas por la teora de la compe-tencia gramatical, hasta el punto de poder justificar o establecer las premisas de su utilidad?

    Si la competencia gramatical entendida como conocimien-to del instrumento y la competencia pragmtica entendida como conocimiento de las reglas de uso del instrumento de-ben situarse en el mbito de una teora ms amplia de la ac-tuacin, qu residuo de uso colma el vaco que permane-ce para construir esta ltima? Y, si la competencia pragmtica consiste en el empleo de reglas de uso, para que la teora de la competencia pragmtica sea distinta de una teora de la actuacin, es necesario pensar que el uso al que hace refe-rencia la primera es un uso ideal?, pero ideal respecto a qu? Cules son los parmetros de idealizacin del uso entendi-do como objeto de teorizacin? Y, desde el punto de vista epistemolgico, es necesario el isomorfismo de. estos par-metros con los parmetros de idealizacin implicados en la construccin de una teora de la competencia gramatical? Si es as, cules son los correlatos empricos a dichos concep-tos abstractos e hipotticos? Y, finalmente, qu es una teo-ra de la actuacin? Si, como deducimos de la oposicin chomskiana al concepto de comunicacin como objeto de una teora lingstica, ni siquiera la teora de la competencia prag-

    PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA

    mtica se ocupa de la relacin interactiva entre hablantes reales en comunidades sociales concretas, puede hipotizarse otra teora de la competencia comunicativa distinta de la teora pragmtica y compatible con ella en un modelo global de la actuacin?

    Se trata de establecer el esquema general de una teora del lenguaje capaz de explicar cmo tiene lgarla comunicacin humana. Este esquema, podra estar constituido por:

    teora de la competencia gramatical + teora de la compe-tencia pragmtica + teora de la competencia x + teora de la competencia z + .... = teora de la actuacin?

    O bien, la pragmtica es en realidad una teora de la ac-tuacin de la que depende la observacin del sistema lings-tico desde perspectivas que tambin tienen en cuenta aspec-tos distintos de la estructura gramatical?

    En este punto, los estudiosos de pragmtica estn dividi-dos: por un lado, Kempson 1975, y Smith y Wilson 1979 si-guen las indicaciones de Katz 1977, segn el cual

    [las gramticas] son teoras relativas a la estructura de tipos de frase [...]. Las teoras pragmticas, en cambio, no intentan ex-plicar la estructura de las construcciones lingsticas o de sus propiedades y relaciones gramaticales [...]. Explican el razona-miento de los hablantes y oyentes en la elaboracin de correla-ciones contextualizadas entre una necesidad de la frase y una proposicin. Desde este punto de vista, una teora pragmtica pertenece a la actuacin (Katz 1977, pg. 19).

    Por otro lado, Gazdar 1979 y, en un enfoque diferente, Sperber y Wilson 1986, Blakemore 1987, Carston 1988 y todo el que sostiene que la pragmtica puede considerarse parte de la teora de la actuacin y no forma parte de la competen-cia gramatical, consideran que entre la competencia grama-tical y la actuacin se encuentra una cantidad de fenmenos lo suficientemente amplia y variada como para poder consti-tuirse una pragmtica cientfica' cuyo objeto de estudio se-ran dichos fenmenos. Aislando de este sistema los factores sociales y psicolgicos, de los que debe ocuparse la sociolin-gstica y la psicolingstica, podemos restringir el campo de

  • 92 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA

    ejerce sobre los slidos fijos o en movimiento, el roce, la forma del slido y la velocidad de penetracin del aire como consecuencia de su interaccin son factores relevantes. N o se puede prescindir de ellos para crear un modelo, aunque sea ideal, de los vehculos ms veloces; en cambio, se consideran irrelevantes otros factores como, por ejemplo, el color, que s es pertinente desde otras perspectivas de estudio del movimiento; se ha observado que si se colocan en las extremidades de una barra horizontal un trozo de papel negro y otro de color blanco, la barra empieza a girar en la direccin del negro, dado que ste absorbe la luz y por tanto carga energa, mientras el blanco la rechaza.

    Concluyendo: en el estudio de la lengua, como en el estudio de la naturaleza, no podemos realizar abstracciones indiscriminadas respecto a los objetivos de investigacin. Construir una teora del uso lingstico comporta, en esta perspectiva, resolver en primer lugar el problema sobre qu abstracciones son necesarias y legtimas y en qu medida respecte a los fenmenos considerados. 1 3 Es obvio que el comportamiento

    13. La idealizacin del comportamiento lingstico implica serios problemas metodolgicos. Lyons 1977 distingue tres tipos de idealizacin, cada uno de los-cuales cuenta con sus dificultades especficas. El primer tipo se denomina regularizacin, y comprende los errores de pronunciacin, los balbuceos, las correcciones, las pausas, etc., es decir, todo aquello que depende de factores como la memoria, las distracciones o las disfunciones de los mecanismos ncurofisiolgicos implicados en el comportamiento lingstico. La distincin entre competencia y actuacin encuentra su ms controvertida aplicacin respecto a este tipo de idealizacin: a los lingistas no les queda otra opcin que abstraer estos fenmenos que revisten una importancia fundamental para otras disciplinas como, por ejemplo, la psicolingsti-ca. El segundo tipo de idealizacin, que Lyons denomina estandarizacin, consiste en abstraer las diferencias de las diversas manifestaciones de los sistemas lingsticos. Dichas diferencias se refieren principalmente a las formas dialectales y los acentos regionales, pero tambin pueden exlenderse a factores como el sexo, la edad, el estatus social, etc. Lyons comenta que no tiene sentido afirmar que no existe un sistema homogneo subyacente al comportamiento lingstico de una comunidad lingstica. Esto es cierto, pero irrelevante (pg. 588). De nuevo, estas diferencias que no revisten importancia para la lingstica son centrales en otras reas de estudio. El tercer tipo de idealizacin, que exige una teora del sistema lingstico cuya formulacin no tiene en cuenta las variaciones, se denomina dcscontextuali-zacin, y consiste en la eliminacin de los rasgos que establecen una dependencia del enunciado con el contexto; entre ellos, se encuentra la elipsis (omisin de fragmentos de la frase recuperables en el contexto) y el conjun-

    estudio a un conjunto de fenmenos explicables en trminos de estructuras mentales o capacidades cognitivas que, en cuanto tales, legitiman la hiptesis de la existencia de una competencia pragmtica. Una teora de esta competencia debe recurrii a la idealizacin y caracterizar las estructuras mentales que prescinden de los usos concretos en que se aplican.

    La utilidad del principio de idealizacin es un punto crucial en ia teorizacin de las relaciones entre uso y estructura. Como observan Sperber y Wilson 1986 no todas las idealizaciones son legtimas. En particular, una idealizacin no es legtima si, al simplificar los datos, introduce alguna distorsin significativa que impide la investigacin terica (pg. 196).

    Segn Sperber y Wilson 1986, un ejemplo de idealizacin ilcita es la reduccin de la lengua a un corpus limitado de frases efectuada por la lingstica prechomskiana.

    A nosotros nos parece que el problema no es simplemente el de la legitimidad tout court de una idealizacin, sino el de la naturaleza y la entidad de las abstracciones con las que operamos en relacin con las preguntas que intentamos responder mediante la indagacin cientfica. Si la investigacin parte del presupuesto de que existen leyes racionales de estructuracin del pensamiento y de la lengua en cuanto expresin de ste, se proceder a aislar aquellos factores que se consideran interferenciales y a elaborar procedimientos de recuperacin que puedan demostrar la pertinencia de su aislamiento, Si, en cambio, la investigacin parte del presupuesto de que las lenguas reflejan mucho ms las necesidades de los individuos que no la racionalidad de la mente, entonces deber recurrirse a formas de abstraccin, pero presumiblemente sern distintas sus entidades y sus naturalezas.

    Lo que debe permanecer constante es la capacidad de recuperar el material aislado y de reinserirlo en el paradigma cientfico de forma que de ello resulten otras formas de conocimiento. As, en fsica, la ley de la gravedad se formula en trminos de condiciones ideales de vaco absoluto y abstrayendo particularidades de la forma y las propiedades del objeto que cae. Sin embargo, en aerodinmica, que tiene como objeto de estudio el movimiento del aire y la fuerza que ste

  • 94 NACIMIENTO Y EVOLUCIN DE LA PRAGMTICA TERICA

    2.4. La semntica generativa

    Uno de los movimientos que, opuestos al generativismo sintctico, han contribuido a la difusin de los hechos de ac-tuacin y a la reivindicacin de la pertinencia de la pragm-tica en el anlisis lingstico, es la semntica-generativa.

    Aunque es difcil reconstruir la historia de un movimien-to a pocos aos de distancia, Robin Lakoff 1973 asume los motivos que, en los aos setenta, provocaron en el generati-vismo sus xitos ms polmicos y que orientaron la semnti-ca generativa en su investigacin. Esta ha tomado dos direc-ciones: una ha conducido a la pragmtica en su forma cannica estadounidense y otra a la fundacin reciente de una lingstica cognitiva,

    El punto crtico en la ruptura con el generativismo sin-tctico fue el problema de la gramaticalidad parcial o jerr-quica de los enunciados: tras la constatacin de que los jui-cios de aceptabilidad de un enunciado no pueden prescindir

    to de los elementos cuya interpretacin exige necesariamente hacer reteren-> eia a la situacin enunciativa. El campo de estudio al que pertenecen estos elementos es la pragmtica. No obstante, al tratarse de elementos pertene-cientes al sistema, su anlisis se realiza en un plano diferente al de los facto-res inferenciales que dependen de los lmites de la memoria y de la atencin, as como al plano de los factores vinculados a la variacin social.

    PRAGMTICA Y LINGSTICA TERICA

    de la valoracin del contenido pragmtico del acto lings-tico que se cumple en su realizacin, se deduce que el estudio del componente pragmtico forma parte de los objetivos de la lingstica del mismo modo que el estudio de las partes de la gramtica. Y ello en cuanto componente estrechamente relacionado x o n la sintaxis y con la semntica.

    Asumiendo como componentes pragmticos fundamen-tales a) los asuntos del hablante acerca de su relacin con el destinatario, b) la situacin concreta en la que se produce la interaccin y c) la medida en que se intenta modificar una o ambas de las condiciones anteriores, Lakoff propone la exis-tencia de un componente pragmtico constituido esencialmen-te por dos r