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Kalandraka. 7 Leguas
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Neus Bruguera
Ursula Wölfel
Ilustraciones de
Título original en alemán: Neunundzwanzig verrückte Geschichten
Colección SIETELEGUAS© de la edición original:Thienemann Verlag (Thienemann Verlag, GmbH), Stuttgart/ Wien, 1974© del texto: Ursula Wölfel, 1974© de las ilustraciones: Neus Bruguera, 2006© de la traducción al castellano: Susana Fernández de Gabriel y Franck Meyer, 2006 © de esta edición: Kalandraka Ediciones Andalucía, 2009Avión Cuatro Vientos, 7. 41013 SevillaTelefax: 954 095 [email protected]
Impreso en Eujoa, AsturiasSegunda edición: julio, 2009ISBN: 978-84-96388-43-7DL: SE-3894-06
Reservados todos los derechos
Ursula Wölfel
Ilustraciones de
Neus Bruguera
1. LA HISTORIA DE LOS LÁPICES AFILADOS || p. 07
2. LA HISTORIA DE LA FAMILIA || p. 09
3. LA HISTORIA DE LA MÁQUINA DE ESPERAR || p. 11
4. LA HISTORIA DEL PADRE QUE SE SUBÍA POR LAS PAREDES || p. 13
5. LA HISTORIA DE LA SUPERAMA DE CASA || p. 15
6. LA HISTORIA DE LA NIÑA ALEGRE || p. 17
7. LA HISTORIA DEL LEVANTADOR DE PESAS || p. 19
8. LA HISTORIA DE LA MUJER PEQUEÑA Y DEL HOMBRE GRANDE || p. 21
9. LA HISTORIA DEL BAÑO DE ESPUMA || p. 23
10. LA HISTORIA DE LA PIRULETA || p. 25
11. LA HISTORIA DE UNA MUJER QUE HACÍA PLANES PARA TODO || p. 27
12. LA HISTORIA DEL AMARILLO Y MÁS AMARILLO || p. 29
13. LA HISTORIA DE LA MUJER PLANTADA || p. 31
14. LA HISTORIA DE LA ESTATUA ECUESTRE || p. 33
15. LA HISTORIA DE LA TOS PERDIDA || p. 35
16. LA HISTORIA DEL GATO GORDO || p. 37
17. LA HISTORIA DE LA MADRE QUE QUERÍA PENSAR EN TODO || p. 39
18. LA HISTORIA DEL HOMBRE ORDENADO || p. 41
19. LA HISTORIA DE LAS BOLSAS BARATAS DE LA COMPRA || p. 43
20. LA HISTORIA DEL NIÑO DE LOS OJOS PENETRANTES || p. 45
21. LA HISTORIA DE LAS CABEZAS DE HIERBA || p. 47
22. LA HISTORIA DE LA MUJER QUE QUERÍA ESTAR DELGADA || p. 49
23. LA HISTORIA DEL ATRACADOR || p. 51
24. LA HISTORIA DEL NIÑO OBEDIENTE || p. 53
25. LA HISTORIA DE UNA FAMILIA PARTICULAR || p. 55
26. LA HISTORIA DEL FUNCIONARIO DE FERROCARRILES || p. 57
27. LA HISTORIA DE LA PIPS || p. 59
28. LA HISTORIA DEL INVENTOR DE COLA || p. 61
29. LA HISTORIA DEL PLANTOCOX || p. 63
7
1
Una mujer quería escribir un libro muy gordo. Compró un
montón de papel, cincuenta lápices nuevos y un sacapun-
tas afilado.
Su marido y sus hijos, a partir de ese momento, deberían
hablar susurrando y caminar de puntillas, pues la mujer
quería empezar enseguida a escribir el libro.
Colocó el papel y afiló un lápiz. Luego pensó en la prime-
ra frase. Afiló otro lápiz y pensó en la primera frase. Afiló el
tercer lápiz y siguió pensando en la primera frase.
La mujer afiló los cincuenta lápices hasta dejar solo unos
pedacitos minúsculos y luego afiló otros seis mil quinientos
doce lápices hasta acabar con ellos. Esto le llevó tres
semanas más o menos. Aún no había escrito la primera frase,
pero se convirtió en la campeona mundial de afilar lápices.
Salió en el periódico.
LA HISTORIA DE LOS LÁPICES AFILADOS
9
2LA HISTORIA DE LA FAMILIA
QUE SIEMPRE QUERÍA LLEVAR LA RAZÓN
Una familia que siempre quería llevar la razón fue a dar un paseo
por el parque. Era invierno y de repente sobrevino una tormenta
de nieve. El padre dijo: «El de la derecha es el camino más corto
para la salida». «¡Tonterías! –dijo la madre–. Tenemos que ir por
la izquierda». «¡Estáis locos! –exclamó la hija–. La salida está
detrás de nosotros. ¡Tenemos que dar media vuelta!».
Se quedaron parados y gritándose unos a otros. Ninguno daba
su brazo a torcer. Llegó la noche, la tormenta de nieve rabiaba y
cada vez hacía más frío. Los tres seguían discutiendo, sin darse
cuenta de que sus pies se pegaban al suelo, congelados.
Un guarda del bosque quiso cerrar la verja. Entonces descubrió
tres muñecos de nieve en el camino. Oyó cómo gritaban: «¡A la
derecha!». «¡No, a la izquierda!». «¡Media vuelta!». Desde detrás
de la nieve, las voces sonaban horrorosamente huecas y
apagadas. El guarda tuvo que tomarse siete aguardientes para
tranquilizarse un poco. Por la mañana, los tres sabelotodo
estaban completamente congelados y rígidos. Ahora vieron
dónde se encontraba la salida: justo delante de ellos.
Se alegraron de que nadie hubiera tenido razón. Pero ya no
podían hablar. Solo podían mover los ojos dentro de las órbitas.
Entonces llegó el guarda. Cuando vio cómo los muñecos de
nieve movían los ojos, tuvo de nuevo que tomarse siete
aguardientes. Luego llamó a la policía y a los bomberos.
11
3
Un día, un niño no quiso tener que volver a esperar. Por eso
construyó una máquina de esperar. Desde fuera se parecía a una
caja redonda de tabaco. El niño cerró la tapadera con espara-
drapo. Nadie sabía cómo era por dentro la máquina de esperar.
Desde entonces, para este niño ya no hubo clases aburridas.
Metía la máquina de esperar en el bolsillo del pantalón y era ella
la que esperaba en su lugar a que sonara el timbre del recreo. En
la parada del autobús la metía en la papelera del poste. Luego
se ponía a mirar tranquilamente los escaparates y los carteles
del cine, porque su máquina de esperar esperaba el autobús en
su lugar. Incluso esperaba, en lugar del niño, el día de su cum-
pleaños, la Semana Santa y las Navidades. Ya nunca más volvió
a estar impaciente. Un día la llevó también al fútbol. Él era por-
tero y no quería esperar la pelota. Así que colocó la máquina de
esperar detrás, contra la red, y se apoyó tranquilamente en un
palo de la portería. Pero, claro, la máquina de esperar no era
capaz de parar la pelota. En eso el niño no había pensado. Y, así,
su equipo perdió el partido por diecisiete a uno.
Entonces ya no quiso tener ninguna máquina de esperar.
Furioso, le dio tal patada que la mandó por encima de la valla, y
luego un camión la aplastó. Esta es la razón por la cual aún hoy
nadie sabe cómo se construyen las máquinas de esperar. El niño
nunca lo contó.
LA HISTORIA DE LA MÁQUINA DE ESPERAR
Una familia que no paraba de discutir hasta quedarse congelada,
un baño con tanta espuma que desbordará la bañera,
un levantador de pesas que levita,
una piruleta que engorda,
una enfermedad contagiosa de nombre «pips»,
o un ser enigmático llamado Plantocox,
forman parte de estas «29 Historias disparatadas»
que Ursula Wölfel nos ofrece.
Con ellas continúa la serie que inició
con las «27 Historias para tomar la sopa»
y las «28 Historias para reírse».
C O L E C C I Ó N