3
3. Sumario Disciplinario. De la mencionada Resolución N.º 1595 surge la designación de Schuster, Mariano en funciones de Instructor Sumariante en los términos del art. 6 de la Resolución N°2283/88(CS) – Régimen Disciplinario para Estudiantes. En virtud de las potestades conferidas, su primera actuación ante el procedimiento resulta la aplicación de una suspensión académica por 3 meses en carácter preventivo, medida dictada en la Resolución Decanato N.º 2562, configurando así la inhabilitación para cursar estudios por el periodo establecido, la entrega por parte del alumno ante las autoridades académicas de la libreta universitaria y la prohibición del mismo de acceder a la Facultad, según lo conferido en los art. 17 y 18 de la mencionada resolución. Sobre esta particular actuación, cabe señalar que se ha incurrido en una aplicación contraria a la norma toda vez que del art. 12 surge que la suspensión preventiva no podrá exceder un plazo mayor a 60 días, en contraste a los 3 meses efectivamente aplicados. Más aun al respecto y en consideración a la resolución N.º 2562, que hace a la efectiva sustanciación de la suspensión preventiva, el Régimen Disciplinario recepta en el mencionado art. 12 el derecho de apelación de tales disposiciones ante el Consejo Direc- tivo, configurando a ejercerlo en el plazo de 5 días a partir de haber sido fehacientemente notificado. A la luz de un análisis sobre las actuaciones, se incurre en un grave menoscabo a las mencionadas defensas reconocidas en la medida en que, en primeras no ha habido notificación al respecto por la cual el alumno tomara contacto con el procedimiento y al menos pudiere hacer valer tales derechos; y más grave es el hecho de haber dejado firme la suspensión preventiva en un plazo inferior a lo establecido legalmente, ocurrido en fe- cha 01 de marzo del corriente y siendo que la resoluciones N.º 2562 fue dictada en dicha fecha; correspondiendo en todo caso declarar su estado firme (mediare o no apelación al respecto, o bien que no hubiese pronunciación o se denegare la apelación) el día 09 de marzo en la medida en que hubiere ocurrido la respectiva notificación fehaciente por defi- nición el día 02 de marzo, siendo éste el primer día hábil posterior al 27 de febrero, fecha en que se dicto la Resolución N.º 1595. Complementario a esta situación, surge que la medida de suspensión preventiva resulto sustanciada en detrimento del derecho a prestar declaración conferido por el art. 6 del Régimen Disciplinario, la cual en relación de lo expresado precedentemente respecto a la falta de notificación vía telegrama colacionado tal como lo exige la norma es que efec- tivamente no han podido ejercerse defensas ni en tiempo, modo y forma legalmente reco-

3. Sumario Disciplinario

Embed Size (px)

DESCRIPTION

eeeee, hola

Citation preview

3. Sumario Disciplinario.

De la mencionada Resolución N.º 1595 surge la designación de Schuster, Mariano

en funciones de Instructor Sumariante en los términos del art. 6 de la Resolución

N°2283/88(CS) – Régimen Disciplinario para Estudiantes.

En virtud de las potestades conferidas, su primera actuación ante el procedimiento

resulta la aplicación de una suspensión académica por 3 meses en carácter preventivo,

medida dictada en la Resolución Decanato N.º 2562, configurando así la inhabilitación

para cursar estudios por el periodo establecido, la entrega por parte del alumno ante las

autoridades académicas de la libreta universitaria y la prohibición del mismo de acceder a

la Facultad, según lo conferido en los art. 17 y 18 de la mencionada resolución.

Sobre esta particular actuación, cabe señalar que se ha incurrido en una aplicación

contraria a la norma toda vez que del art. 12 surge que la suspensión preventiva no podrá

exceder un plazo mayor a 60 días, en contraste a los 3 meses efectivamente aplicados.

Más aun al respecto y en consideración a la resolución N.º 2562, que hace a la

efectiva sustanciación de la suspensión preventiva, el Régimen Disciplinario recepta en el

mencionado art. 12 el derecho de apelación de tales disposiciones ante el Consejo Direc-

tivo, configurando a ejercerlo en el plazo de 5 días a partir de haber sido fehacientemente

notificado.

A la luz de un análisis sobre las actuaciones, se incurre en un grave menoscabo a

las mencionadas defensas reconocidas en la medida en que, en primeras no ha habido

notificación al respecto por la cual el alumno tomara contacto con el procedimiento y al

menos pudiere hacer valer tales derechos; y más grave es el hecho de haber dejado firme

la suspensión preventiva en un plazo inferior a lo establecido legalmente, ocurrido en fe-

cha 01 de marzo del corriente y siendo que la resoluciones N.º 2562 fue dictada en dicha

fecha; correspondiendo en todo caso declarar su estado firme (mediare o no apelación al

respecto, o bien que no hubiese pronunciación o se denegare la apelación) el día 09 de

marzo en la medida en que hubiere ocurrido la respectiva notificación fehaciente por defi-

nición el día 02 de marzo, siendo éste el primer día hábil posterior al 27 de febrero, fecha

en que se dicto la Resolución N.º 1595.

Complementario a esta situación, surge que la medida de suspensión preventiva

resulto sustanciada en detrimento del derecho a prestar declaración conferido por el art. 6

del Régimen Disciplinario, la cual en relación de lo expresado precedentemente respecto

a la falta de notificación vía telegrama colacionado tal como lo exige la norma es que efec-

tivamente no han podido ejercerse defensas ni en tiempo, modo y forma legalmente reco-

nocidos.

De lo expuesto surge que el procedimiento de Sumario Disciplinario adolece de im-

portantes vejaciones a los derechos del alumno en la medida que no solo se han violenta-

do las propias disposiciones del Régimen Disciplinario exclusivo de la Universidad, sino

también en perspectiva a la normativa de base para la administración pública y entes au-

tárquicos, de lo cual merece especial análisis en particular.

Respecto al debido proceso adjetivo conferido en art. 1, inc f. de la Ley 19.549 se recono-

cen en tres categorías de derechos (a ser oído, a ofrecer y producir prueba y a una deci-

sión fundada) un cúmulo de defensas y seguridades válidamente exigibles en otorgamien-

to y cumplimiento, que persiguen el objetivo de que cada procedimiento sea desenvuelto

en forma legítima, racional y razonable en perspectiva a la temática de fondo sometida al

mismo.

El menoscabo a estos reconocimientos es más profundo en relación a las garantías

reconocidas en la ley suprema y en los tratados internacionales suscriptos en la misma,

toda vez que se entienden que los mencionados derechos en la norma de procedimiento,

a ser oído, presentar prueba, decisión fundada, etc. son un reflejo de los principios funda-

mentales del Debido Proceso (art. 18 de la Const. Nac.), Razonabilidad (art. 28 de la

Const. Nac.), Legalidad (art. 19 de la Const. Nac.), Derecho al Tiempo y a los Medios para

preparar la Defensa (art. 8. 2do. "c" de la Convención Americana sobre los Derechos Hu-

manos y art. 14. 3. "b" del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) y el Dere-

cho a Información Previa y Detallada de la Acusación (art. 14. 3 "a" del Pacto Internacio-

nal de Derechos Civiles y Políticos).

No puede dejarse de lado, merced a la impronta de los mencionados derechos re-

conocidos en carácter de garantías constitucionales, la especial relevancia del principio

del informalismo a favor del particular que se reconoce en el ámbito de la administración

publica y los entes autárquicos (conf. art. 1 inc "c" de la Ley 19.549). Conforme lo estable-

ce Cassagne, el procedimiento administrativo suele contener en los ordenamientos positi-

vos una serie de principios de carácter general que hacen a la propia función del procedi-

miento, a las características que demanda la actividad administrativa para poder realizar-

se con eficacia y a la debida defensa del status del administrado durante el tramite proce-

sal (Cassagne, Juan Carlos, Derecho administrativo, Buenos Aires, ed. Lexis Nexis, 2002,

7° ed. Actualizada, tomo II, pag. 529).

El principio de Informalismo que se concibe siempre a favor del administrado, tien-

de a que este puede lograr, superando los inconvenientes de índole formal, el dictado de

una decisión legitima sobre el fondo del asunto, que plantea o peticiona ante la adminis-

tración.

Este principio permite que se excuse a los interesados de la inobservancia de exi-

gencias formales no esenciales, que pueden cumplirse (conf. Sup. Corte Bs. As., causas

B. 57.700, “Montes de Oca”, sent. Del 10/9/2003).

Desde la perspectiva del accionar de la administración, no puede concebirse la

inobservancia de las formas procedimentales para cada una de las actuaciones, sea en

virtud de aquellas que hacen al impulso interno de la misma dentro del procedimiento

como también las destinadas a conceder intervención al particular en tal.

El criterio del informalismo debe a su turno estar informado por el principio de contradic-

ción de intereses contrapuestos y la indispensable imparcialidad que debe guiar el proce-

dimiento. Estos últimos principios tienden no sólo a proteger al particular contra la admi-

nistración, sino también a la administración contra sus propios funcionarios; concurren

aquí el interés público, los derechos de incidencia colectiva y el derecho individual del re-

currente (Gordillo, Agustín, Tratado de derecho administrativo y obras selectas, Buenos

Aires, F.D.A., 2014, Tomo II, Cap. 9, pag. 397).

Es así pues que debe entenderse al principio del informalismo como la potestad del

particular para exigir el efectivo respeto a las garantías constitucionalmente reconocidas

en cuanto como debe sustanciarse el procedimiento, operando como mecanismo de equi-

librio respecto a las prerrogativas que goza la administración pública en general a su obje-

tivo de bienestar común. Admitir con ligereza y convalidar las sustanciaciones en detri-

mento de tales garantías ponen en juego más que solo el interés del particular en

perspectiva a su afectación mediata e inmediata de las actuaciones realizadas, sino que

también se está gestando un quiebre directo a las bases fundamentales de convivencia

pacífica en relación al equilibrio de fuerzas, abriendo camino a arbitrariedades directas e

indirectas que conllevarían a la repulsión total del estado de derecho como construcción

empírica, y con ello la extinción absoluta de la sociedad.