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3.2.5. La enseñanza de la expresión oral. “Cada día, señores, la literatura es más escrita y menos hablada. La consecuencia es que cada día se escriba pero, en una prosa fría, sin gracia, aunque no exenta de corrección y que la oratoria sea un refrito de la palabra escrita donde antes se había enterrado la palabra hablada”. Antonio Machado, Juan de Mairena. A. Principios didácticos que deben guiar la enseñanza de la expresión oral 1. El arte de la oratoria se aprende, es un contenido académico como la escritura o la lectura. No depende únicamente del talento personal, de un don innato o del uso espontáneo ni se aprende por su uso en la vida diaria. 2. Enseñar la competencia oral en todas las edades. La expresión oral es vivencial porque representa un reto psicológico para la persona: el miedo escénico dificulta el ser uno mismo y expresarse con naturalidad. De ahí la importancia de practicar la oralidad y de acostumbrar a hablar en público. i. Las actividades de expresión oral tienen que ser una experiencia enriquecedora y gratificante en sí misma. Es fundamental la motivación, entendida como la razón que empuja a la implicación emocional y cognitiva del estudiante en la tarea que se le propone, lo cual exige buscar la manera de hacer atractivos temas académica o culturalmente relevantes . ii. No dominamos realmente los formatos textuales con explicaciones teóricas, sino a medida que los necesitamos y practicamos. iii. Conviene animar, estimular y dar la oportunidad de mejorar: no cortar, no señalar todos los errores, destacar los aciertos y dar más importancia a la fluidez que a la corrección. 3. Priorizar la oralidad formal y en público. i. Importancia de los usos monologados en contextos formales y desde la reflexión previa y posterior. ii. Favorecer el uso de temáticas relacionadas con los contenidos de las distintas áreas curriculares. iii. Practicar desde muy temprano ante audiencias más numerosas y adquirir la capacidad de controlar las emociones, los miedos y la tensión, mejorando la seguridad personal y la autoestima. 4. Definir bien la competencia oral. (Ver a continuación el punto 3)

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Page 1: 3.2.5. La enseñanza de la expresión oral

3.2.5. La enseñanza de la expresión oral.

“Cada día, señores, la literatura es más escrita y menos hablada. La consecuencia es que cada día se escriba pero, en una prosa fría, sin gracia, aunque no exenta de corrección y que la oratoria sea un refrito de la palabra escrita donde antes se había enterrado la palabra hablada”.

Antonio Machado, Juan de Mairena.

A. Principios didácticos que deben guiar la enseñanza de la expresión oral

1. El arte de la oratoria se aprende, es un contenido académico como la escritura o la lectura. No depende únicamente del talento personal, de un don innato o del uso espontáneo ni se aprende por su uso en la vida diaria.

2. Enseñar la competencia oral en todas las edades. La expresión oral es vivencial porque representa un reto psicológico para la persona: el miedo escénico dificulta el ser uno mismo y expresarse con naturalidad. De ahí la importancia de practicar la oralidad y de acostumbrar a hablar en público.

i. Las actividades de expresión oral tienen que ser una experiencia enriquecedora y gratificante en sí misma. Es fundamental la motivación, entendida como la razón que empuja a la implicación emocional y cognitiva del estudiante en la tarea que se le propone, lo cual exige buscar la manera de hacer atractivos temas académica o culturalmente relevantes .

ii. No dominamos realmente los formatos textuales con explicaciones teóricas, sino a medida que los necesitamos y practicamos.

iii. Conviene animar, estimular y dar la oportunidad de mejorar: no cortar, no señalar todos los errores, destacar los aciertos y dar más importancia a la fluidez que a la corrección.

3. Priorizar la oralidad formal y en público.

i. Importancia de los usos monologados en contextos formales y desde la reflexión previa y posterior.

ii. Favorecer el uso de temáticas relacionadas con los contenidos de las distintas áreas curriculares.

iii. Practicar desde muy temprano ante audiencias más numerosas y adquirir la capacidad de controlar las emociones, los miedos y la tensión, mejorando la seguridad personal y la autoestima.

4. Definir bien la competencia oral. (Ver a continuación el punto 3)

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i. Concretar los conocimientos y habilidades que configuran la competencia oral y detallarlos al alumnado, porque sin reflexión previa sobre la forma de hablar, la intervención en clase será informal y espontánea.

ii. Concienciar al alumno de lo que va a aprender y de lo que se le va a evaluar respecto de la oralidad para que lo pueda practicar e integrar en su repertorio verbal.

5. Organizar las actividades orales en secuencias didácticas y situar el énfasis en la planificación y en la evaluación.

i. Ofrecer y analizar modelos de oradores con buen control sobre las palabras y la comunicación no verbal que sirvan de base para una reflexión verbalizada. Si la lectura hace al escritor, conocer buenos discursos ayuda a formar al orador.

- Se orienta a los alumnos para que identifiquen discursos producidos para contar una historia o para relatar acontecimientos, para informar, para explicar, para clarificar algo complejo, para defender un punto de vista o una opinión, etc.

- Se orienta a los alumnos para que reconozcan modelos discursivos diferentes dentro de un mismo discurso.

- Se analizan los discursos desde el punto de vista de su planificación, de su estructura, de sus elementos lingüísticos y retóricos y de los elementos no verbales.

ii. El discurso oral en público tiene que ver tanto con la preparación del contenido como con la capacidad de actuación ante el público. Los estudiantes tienen que aprender a pensar, planificar y preparar el discurso oral que se va a pronunciar. Es imprescindible la atención didáctica a la preparación de la intervención oral porque en la lengua oral no hay marcha atrás, lo dicho no se puede borrar.

- Es preciso tener un contenido sólido, un orden adecuado y unos buenos recursos retóricos: selección de ideas, estructura del discurso, formalidad, argumentos, figuras retóricas, ejemplos, uso de fuentes, conectores, etc.

- No todo es espontaneidad y autenticidad, no vale todo. Es necesario tener conocimientos acerca de lo que se habla y hablar con responsabilidad, más allá de la simpatía, de la buena gestualidad natural o del carisma: hay que tener un repertorio amplio de registros y adquirirlo exige esfuerzo y preparación previa.

- La fase de planificación debe incluir la previsión de modificar el discurso en función de las circunstancias contextuales que se den.

iii. La evaluación ha de ser formativa, de modo que los estudiantes aprendan a través de ella:

- Detallada y precisa, sin limitarse a lo más evidente (tics, muletillas, nervios, velocidad). La referencia de una rúbrica ayuda al alumno y al profesor.

- Ejercida también durante el proceso de planificación y preparación. - Centrada con profundidad en la construcción del discurso y su contenido. - Participan también el propio alumno y la clase.

6. Crear contextos reales o verosímiles de comunicación en una amplia variedad de géneros

y un clima de atención en un espacio ritualizado.

i. Finalidad: Permitir que los alumnos tengan que utilizar la lengua para transmitir sus intenciones y sus conocimientos a unos interlocutores determinados y en una

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situación concreta que exija el convencimiento de su papel de orador y una escucha focalizada en el auditorio.

ii. Situaciones verosímiles en las que los estudiantes puedan hablar con la formalidad exigida: debates, exposiciones académicas, entrevistas, presentaciones, conferencias... El grupo tiene que tener asumidas unas normas de funcionamiento que permitan la seriedad y la formalidad.

iii. Las clases y actividades de lengua oral deben contener un repertorio variado de tipos de habla. Se deben trabajar multitud de géneros y abarcar varios aspectos:

- Tipo de texto: narrativo, expositivo, argumentativo. - Tipo de interacción: monologado, dialogado, dialogado en público. - Grado de formalidad: informal, semiformal, formal. - Dimensión del público: entrevista, reunión, clase, conferencia. - Ámbito: académico, político, empresarial o asociativo, cultural, publicitario,

televisivo, radiofónico, etc. - Tono: serio, humorístico. - Trabajar con los medios de comunicación, preparando programas radiofónicos,

televisivos, informativos, reportajes, documentales, entrevistas, presentaciones personales, videos, etc.

iv. Son necesarias un mínimo de actividades de observación y de reflexión sobre las principales características de la práctica discursiva específica.

- Es preciso concretar los conocimientos y habilidades que configuran la competencia oral y detallarlos al alumnado antes de cada actividad.

- Se trata de que tomen conciencia de lo que van a aprender y de lo que se les va a evaluar, para que lo puedan practicar y lo integren en su repertorio verbal.

7. Enseñar a hablar implica enseñar a escuchar: efectuar la doble planificación didáctica del habla y su escucha.

i. El profesor tiene que planificar el ajuste didáctico de esta bidireccionalidad: programar lo que hacen, dicen y aprenden los estudiantes emisores y también lo que hacen, escuchan y aprenden los estudiantes receptores, fomentando una actitud de escucha activa.

ii. Las tareas de los estudiantes receptores pueden ser muy variadas: evaluación, recogida de datos relativos al contenido del discurso, aplicar el contenido a otras actividades ya establecidas, etc.

8. Interrelacionar el lenguaje oral, escrito, audiovisual y de las TIC.

i. En el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua, tanto la lengua oral como la escrita deben tener un tratamiento equilibrado y complementario: los usos orales y escritos se interrelacionan y se crean situaciones comunicativas mixtas.

ii. Es conveniente que las secuencias didácticas incluyan actividades que partan de lo oral y audiovisual para llegar a lo escrito y viceversa. Las mismas secuencias pueden dar como resultados discursos orales, textos escritos y audiovisuales, ir de unos a otros.

9. La expresión oral es también una oportunidad para el trabajo en común, resolviendo tareas conjuntamente y presentándolas luego a la clase en un clima de aprendizaje:

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i. Se coopera en la preparación de los discursos, buscando información, repartiendo

lo que dirá cada uno y con la ayuda recíproca en los ensayos. ii. Se coopera sintiendo el apoyo psicológico de los compañeros, al lado en el

momento de una exposición en grupo. iii. Se coopera en la evaluación conjunta de las intervenciones de cada alumno, cuando

el profesor y la clase le comentan el qué y el cómo de su intervención.

10. Tener en cuenta al estudiante: gradación de dificultad y prácticas focalizadas.

i. Respetar los variados grados de talento individual y los estilos y velocidades de aprendizaje de cada estudiante.

ii. Planificar las actividades siguiendo una gradación en tres dimensiones: - Del trabajo en parejas a la intervención ante toda la clase, pasando por grupos

de 4-5 y de 10-12. - Del ejercicio lúdico y divertido, adecuado para los más pequeños y, en general,

para romper el hielo, al más formal y serio, que supone un reto mayor. - Del discurso dialogado conversacional al monólogo expositivo y argumentativo,

sin olvidar el diálogo formal (debate). - Dentro de las secuencias graduadas de aprendizaje deben reservarse espacios

para la práctica focalizada de habilidades concretas con feedback inmediato (por ejemplo, la entonación mediante la lectura en voz alta o la dramatización). Estas actividades deben estar bien definidas, con objetivos de aprendizaje concretos, limitados y compartidos con el alumnado.

B. La lengua oral: comunicación en el aula y objetivos pedagógicos Hay distintos formatos de actividad oral en el aula que conviene considerar para asegurar que su tratamiento didáctico implique reflexión y aprendizaje lingüístico y comunicativo.

1. Hablar para gestionar la interacción en el aula. Puede servir para instruir en los aspectos más elementales de la lengua oral formal: respeto de turnos, actitud de escucha, matices de entonación, formas de habla y léxico de los alumnos, etc.

2. Hablar para adquirir conocimientos y aprender a pensar. i. En la explicación del profesor, mediante un diálogo ‘pregunta-respuesta'

significativo, los estudiantes siguen procesos complejos de transformación de sus representaciones mentales del conocimiento y se adentran en las categorías propias de una disciplina. Este es el valor del diálogo crítico dentro de la clase argumentativa.

ii. Hablar para explicar hechos y conocimientos y argumentar opiniones de forma planificada.

- Aquí se sitúan las actividades que tienen como objeto que los alumnos aprendan a controlar las variables que intervienen en los géneros discursivos orales complejos: explicar conocimientos a los compañeros, exponer un trabajo, dar

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una conferencia, narrar historias, defender un punto de vista, contraargumentar una tesis en un debate, etc.

- Los estudiantes aprenden a analizar la situación comunicativa (intención, relación con los interlocutores, lugar y tiempo) para poder planificar unos discursos adecuados al contexto: seleccionar las ideas y razonamientos y expresarlas controlando los elementos que les dan una estructura lógica: estructuras textuales, mecanismos de cohesión, etc.

3. Hablar para comprender y compartir la lectura. Hablar sobre lo que se va a leer, comentar el propósito y lanzar hipótesis sobre la lectura que se tiene entre manos sirve para crear expectativas, anticipar ideas que van a ser confirmadas o no, y formularse preguntas que van a obtener respuesta gracias a la información que aportará el texto.

4. Hablar para aprender a hablar: practicar el habla en público. Se tienen que ofrecer espacios didácticos expresos para iniciarse, practicar y mejorar la expresión oral.

C. Características y elementos constitutivos de la expresión oral

1. COMPONENTE CONCEPTUAL Y ORGANIZATIVO: el contenido del discurso es su esencia.

Exigencia didáctica: garantizar la preparación del tema antes de hablar, seleccionando las ideas y sin decirlo todo. Un buen orador prepara con cuidado el contenido y planifica las partes de su intervención, pero no repite frase a frase un texto escrito. Ha interiorizado tanto el contenido que puede explicarlo improvisando las oraciones, aunque no sea un discurso improvisado sino bien calculado, a conciencia. El proceso es el siguiente:

i. Encontrar el tema y darle un enfoque. La primera condición para la búsqueda de la información es tener claro lo que se busca para poder concretar después el enfoque que se quiere dar:

- Ámbito o disciplina. - Tema. - Objetivo: se expresa con una oración encabezada por un verbo en infinitivo. - Idea central: es la síntesis o resumen de la idea que el orador defiende y se

expresa en una o varias oraciones. ii. Obtener la información y ordenarla.

- El conocimiento y la asimilación de lo que se habla es fundamental para que haya fluidez.

- La precisión y la concisión no provienen de la simplicidad sino de la capacidad de hacer comprensible lo complejo gracias al estudio y el orden.

- Distinguir la fiabilidad de las fuentes y evaluar la calidad de la información que encuentran.

- Tomar notas de lectura e ir organizando un esquema del tema. - Peligro del plagio. El alumnado tiene que ser entrenado para distinguir con

precisión cuándo anota una cita literal (detallar obra, autor, página), cuándo está parafraseando ideas de otros (citar igualmente) y cuándo lo que anota son ideas propias que ya tenía antes o que han surgido durante la búsqueda de información.

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- La estructuración de la información. El contenido que se va reuniendo resulta acumulativo si no se jerarquiza en esquemas bien organizados, incluyendo temas y subtemas en otros.

- Tomar nota de otros contenidos secundarios pero útiles para la oralidad: ejemplos, anécdotas, imágenes, casos reales, que dan vivacidad y confieren un carácter más implicado y personal.

iii. Planificar la estructura de la intervención oral. - Es el momento de adaptar los contenidos a lo que es propiamente una

intervención oral. Evitar que la oralidad se reduzca a una reproducción más o menos literal del discurso escrito.

- Referencias al contexto, regular la densidad informativa, cuidar la voz y la entonación, recursos para captar la atención o persuadir al destinatario.

- La estructura es la común a otros tipos de discurso: introducción, desarrollo o cuerpo central (planteamiento del problema, tesis y argumentación, en los discursos argumentativos) y conclusión.

- Temporalización aproximada: Introducción (10%-15%); Desarrollo (80%-85%); Conclusión (5%-10%). Planificar el tiempo y ensayar sistemáticamente el discurso.

- Introducción. - Función: Atraer la atención, predisponer positivamente hacia el discurso. El

inicio y la primera impresión condiciona el resto. - Se recomienda tener mucho contacto visual con el auditorio, interpelar con

preguntas. - Mostrar el interés del tema y su conexión con las circunstancias del que

escucha. - Anunciar el contenido y anticipar las partes de la intervención. - Afirmación de la autoridad y credibilidad del que habla, especialmente si no

está reconocida de antemano. No caer en la autoafirmación. - Desarrollo o cuerpo central.

- No debe tener más de cinco puntos, siendo lo ideal que sean tres. - No es aconsejable que haya muchos apartados para que no se pierda el hilo. - Los puntos pueden tener una extensión variable pero uno de ellos no puede

ser más extenso que los demás juntos, eso significaría que se ha estructurado mal el contenido.

- A lo largo del desarrollo conviene hacer indicaciones explícitas sobre la estructura del discurso, de modo que el oyente esté situado en todo momento.

- Remitir en algunas ocasiones a lo ya dicho, para facilitar la comprensión del conjunto del discurso.

- Recibir el feedback del auditorio y modificarlo si es necesario: la mejor planificación del discurso es la que permite la improvisación en el contexto, en tiempo real, según las reacciones del público.

- Conclusión. - La conclusión del discurso sirve para asegurar el mensaje, consolidar lo ya

dicho con una breve recapitulación y no aportar cosas nuevas. - La impresión final es básica. Hay que acabar bien y dejar huella, se suele

recordar más la conclusión que otras partes del discurso. Importancia del

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uso de recursos retóricos de impacto como citas, afirmaciones sentenciosas o dramáticas, preguntas retóricas, etc.

- Lo más importante de la conclusión es que se note que lo es. El auditorio quiere saber si se acerca el fin del discurso, que se le avise con la entonación y los conectores adecuados. Evitar los falsos finales porque incomodan y aburren. Acabar realmente y con puntualidad.

iv. Preparar un guión o esquema breve y útil.

- Breve: escueto, sólo con palabras clave que funcionan como pistas durante la intervención, evitando acumulaciones de contenido que no pueden consultarse durante la intervención.

- Visual: fácilmente legible a distancia, esquemático. - Estructurado: destacando de manera especial el inicio y la conclusión, con los

elementos previstos para estos momentos clave. - Selectivamente detallado: con informaciones concretas que sea difícil

memorizar: fechas, cifras, títulos, citas textuales, etc. - Práctico: con indicaciones sobre el modo de exponer el tema en momentos

concretos de actuación: énfasis, pausa, enseñar fotografía, etc. - No vale un guión prolijo ni un texto completo con la totalidad de lo que se quiere

decir. La razón de hacer esto suele ser la inseguridad, el pensar que si se lleva anotado se va a recordar mejor.

2. COMPONENTE CONTEXTUAL: comunicar implica persuadir a la audiencia. Exigencia didáctica: garantizar la adecuación del discurso a la situación comunicativa. Cuando se tiene el tema, el enfoque, el esquema y los argumentos, lo más importante es analizar al destinatario y entender la situación comunicativa en la que se produce el discurso oral, para así, adaptar y reformular el discurso.

i. Las dificultades de los estudiantes en la relación con el auditorio. - Falta de cortesía lingüística. La cortesía lingüística, el saber decir bien las cosas,

utilizando fórmulas convencionales, ayuda a crear ambientes cómodos de comunicación.

- Ignorancia del auditorio. Los alumnos no utilizan conscientemente ninguna estrategia con intención retórica. No tomar en consideración las reacciones del público conlleva un fracaso comunicativo.

ii. Aprender a hablar para la audiencia: adecuación y modalización. - Adecuar el discurso a la audiencia. Antes de preparar cualquier intervención oral,

el alumno o emisor debe plantearse siempre las siguientes preguntas: ¿quién es el destinatario? ¿Qué rol ocupo yo como emisor? ¿Cuál es el propósito de la comunicación? ¿Qué registro voy a emplear? ¿Qué recursos voy a emplear para captar y mantener la atención del auditorio?

- Modalización: La modalización (distinción entre el “dictum” y un “modus”) es el

conjunto de marcas que deja el emisor en el mensaje, que funcionan como indicadores de su presencia, ya sea con procedimientos gramaticales, léxicos, discursivos o mediante la prosodia y los recursos de comunicación no verbal. - Presencia del emisor en el texto.

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- Los discursos personalizados. El emisor aparece de un modo evidente, sin esconder su presencia.

- Los discursos impersonales. El emisor no tiene un protagonismo patente.

- Los discursos con emisor colectivo. El emisor diluye su presencia en un plural, real o ficticio.

- Presencia del destinatario. El destinatario está presente en la exposición a través de la relación que el emisor mantiene con él.

- Atribución de varios grados de certeza y validación del contenido de los enunciados. - El mensaje se comunica con un grado de certeza muy alto, o se apunta

solamente como probable o posible, o expresa improbabilidad o incertidumbre.

- Transmisión de juicios de valor a través de una enunciación racional de conocimiento o de una disposición emotiva de tipo afectivo. El juicio valorativo forma parte del modo en que se expresa el enunciado, hasta el punto de que no se puede distinguir del contenido y orienta su interpretación.

- La preservación de la imagen. Es el deseo de ser entendido, aprobado, apreciado por los interlocutores. Preservar la imagen de los interlocutores contribuye a conservar la propia imagen.

3. COMPONENTE PSICOLÓGICO: la personalidad y el lenguaje no verbal forman parte constitutiva del mensaje oral. Exigencia didáctica: garantizar la adecuación y la eficacia de los rasgos de la personalidad y el lenguaje no verbal que utiliza el emisor.

i. El factor psicológico. Aprender a comunicar con la personalidad. El orador necesita atrevimiento y seguridad porque sabe que lo primero que va a comunicar es a sí mismo. La emoción se manifiesta también en el discurso oral porque el orador muestra lo que no desearía: su inseguridad, miedo y, de ahí, los nervios, la ansiedad, el miedo escénico.

ii. La comunicación no verbal. Los elementos de naturaleza no verbal tienen una capacidad comunicativa innegable: la imagen y personalidad del emisor llega con su mirada, su expresión facial, su apariencia física, sus gestos, su desplazamiento por el espacio, etc. y acompaña, refuerza o contradice el contenido de las palabras.

- La gestualidad ha de ser natural: Identificarse con lo que se dice hasta el punto de olvidarse del cuerpo y moverse con espontaneidad. Los gestos no necesitan ser aprendidos ni planificados, tan desaconsejables son las intervenciones con ausencia total de gesticulación como las gesticulaciones desmesuradas o estereotipadas - Tipos de gestos:

- Emblemas. Equivalen al lenguaje verbal, al cual pueden llegar a sustituir: el gesto de pedir silencio, de decir adiós u otros gestos de mímica.

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- Ilustradores. Complementan el discurso verbal: dibujar unas comillas en el aire, mover la cabeza o las extremidades para intensificar el valor de los cuantificadores, etc.

- Reguladores. Ayudan a ordenar y jerarquizar la información: actúan como marcadores de importancia sobre las palabras, subrayando lo esencial, indicando un apartado señalando con el dedo, etc.

- Adaptadores. Son gestos provocados por un estado emotivo concreto y que ofrecen una información adicional sobre la personalidad o el estado de ánimo de quien habla: rascarse, balancearse, tics, etc.

- El contacto visual, la expresión facial y la iluminación (el uso de pantalla y el Power point). - La expresión facial. Hay expresiones afectivas de base biológica (placer,

disgusto, atención, aburrimiento, sorpresa, enfado, interés) que tienen la función complementaria de ilustrar, o bien modificar, la expresión verbal del emisor, manifestando el estado emocional en el que se encuentra o el que quiere transmitir. Exige que haya una concordancia entre la expresión de la cara y el contenido del discurso.

- La comunicación oral se establece y se mantiene mediante la mirada. - Comunica un abanico amplio de sentimientos y, por ello,

acompaña al mensaje verbal para enfatizar o para añadir una información complementaria, expresando lo que a veces las palabras no dicen.

- Es un recurso eficaz para favorecer la atención y controlar la recepción del discurso: si se pierde el contacto visual, generalmente se deja de escuchar.

- La mirada abre el canal de comunicación de modo que cuando una persona que habla mira a alguien, lo incluye en su ámbito de comunicación. Hablar sin mirar a los ojos puede interpretarse de manera negativa: falta de sinceridad, inseguridad, poca consideración. No hay que mirar a los lados, mirar a un punto fijo en el fondo de la sala o cerrar los ojos como hablando para sí...

- Las nuevas tecnologías condicionan la relación del orador con su público: la dualidad pantalla-hablante ha de ser resuelta siempre en favor del orador, de modo que no pierda protagonismo y los ojos del público sigan centrados en quien habla. Por ejemplo, si el orador lee el texto que se proyecta la oratoria desaparece y una pantalla con imágenes ocupa su lugar.

iii. Impacto de los mensajes orales traducido en porcentajes: 7% es verbal (contenido), 38% vocal (voz, ritmo, entonación, etc.), 55% no verbal.En la interacción directa, el componente verbal es de un 35% y el 65% es comunicación no verbal.

4. COMPONENTE PROSÓDICO: la voz y la entonación comunican directamente la emoción. Exigencia didáctica: garantizar la adecuación del volumen, pronunciación, entonación y ritmo en la actuación del discurso oral.

i. Características de la voz.

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- Volumen o intensidad. - El volumen de voz adecuado es relativo a las circunstancias en que se

produce el discurso oral (interior o exterior, tamaño de la sala). - La intensidad es importante para transmitir emociones, sensación de fuerza

y seguridad en lo que se dice y también tiene una función informativa en combinación con la entonación: para captar la atención, para poner énfasis en una idea, para remarcar un concepto clave y para destacar la información nueva de un enunciado o los pasajes principales del discurso.

- Velocidad, ritmo y pausas. - Señalamos lo evidente: si se habla muy lento, se aburre al público, y si se

hace demasiado rápido, se pierde el hilo o se puede llegar a no entender las palabras, porque se articulan de forma atropellada e incompleta.

- Una menor o mayor velocidad al hablar informa del carácter de la persona a la vez que se ajusta a la situación, al tipo de información y al género discursivo.

- El dominio de la pausa y el silencio es uno de los logros del orador experto y otorgan autoridad.

- La articulación. - La articulación y la pronunciación tiene gran importancia porque una mala

dicción puede dificultar la comprensión del mensaje y restar credibilidad al orador.

- La entonación. - Los efectos de la entonación atañen tanto a lo afectivo como a lo

informativo. - Permite focalizar el contenido y otorga preeminencia a unas palabras y

frases señalando lo más importante, valorando lo que se dice. - Permite seleccionar, cohesionar y destacar las ideas que se exponen

para que lleguen al receptor ya jerarquizadas y listas para su interpretación

- Indica la actitud ante lo que se dice: alegre, triste, relajada, irónica, enojada, etc.

- No cambia lo que se dice pero sí lo que se quiere decir: un mismo enunciado pronunciado con múltiples entonaciones cambia el contenido emotivo y los efectos en el receptor.

- Saber regular la entonación según los tipos de ejecución del discurso oral que se indican es uno de los aprendizajes más difíciles pero más productivos, por lo que merece la pena dedicarles tiempo. - Monotonía por apatía entonativa. El enunciado es plano, sin variación

musical ni energía, no transmite emoción al receptor, que se aburre y ausenta.

- Monotonía por repetición entonativa. Cuando hay variación entonativa en cada enunciado pero se repite siempre el mismo esquema: la mayoría de las oraciones acaban en una curva semi descendente o, lo que es peor, semi ascendente, y comparten un mismo punto de inflexión, por lo que el discurso se hace pesado y la entonación repetida se percibe como un tic del orador.

ii. Relación de la voz con las propiedades de los discursos.

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- Un discurso oral debe hallar la entonación, la intensidad y el ritmo que convienen a la situación comunicativa: al destinatario, al tema, al propósito del acto comunicativo y al contexto en el que se utiliza.

- La coherencia y la cohesión del discurso oral. La voz contribuye a dotar al discurso de coherencia, es decir, selecciona la información relevante y la organiza en una determinada estructura. - Función focalizadora. La voz subraya el valor de las unidades más relevantes

del discurso, dándole así un significado, porque muestra que el hablante interpreta y jerarquiza lo que dice y con las modulaciones de la voz transmite esa interpretación y valoración.

- Función de cohesión. La voz -con la intensidad, la entonación, el ritmo, las pausas- realiza la función de distinguir y relacionar las distintas unidades que componen un texto para darle significado: los fragmentos dotados de sentido, los elementos de una enumeración, los incisos, subordinadas, los párrafos y los distintos apartados que lo componen, etc.

iii. Relación de la voz con las actitudes y puntos de vista del hablante.

Los elementos que componen la voz tienen un valor fundamental a la hora de configurar esta relación entre contenido y modalidad de expresión.

- Valor sociolingüístico. La imagen que los receptores se forman a través de la voz y la comunicación no verbal que la acompañan puede tener mayor poder de convicción o mayor fuerza comunicativa que el contenido del propio discurso.

- Valor pragmático. La voz modaliza las palabras y las convierte en transmisoras de las actitudes y de las emociones del hablante, que son inseparables del contenido más directamente referencial.

- Valor de matización. La voz matiza y define el posicionamiento del hablante: el emisor puede acercarse o distanciarse de lo que dice y de la persona a quien se lo dice.

D. La explicación oral con carácter académico.

1. Diferencia entre la exposición y la explicación académica. En el ámbito de la enseñanza el conocimiento se construye a través del discurso explicativo. Uno de los objetivos de la educación es conseguir que los alumnos aprendan a explicar conocimientos de forma adecuada. Explicar conocimientos exige haberlos comprendido. Si un alumno no consigue comprender e interpretar las ideas de los demás, difícilmente será capaz de ordenar las propias ideas, integrar nuevos conocimientos más complejos y abstractos y comunicarlos con claridad y eficacia.

Aunque habitualmente se usan con un significado similar, exponer y explicar tienen significados específicos. Explicar es una actividad que, partiendo de una base expositiva o informativa necesariamente existente, se realiza con una finalidad demostrativa. A diferencia de la exposición, en la explicación el emisor no se limita a informar, en el sentido de mostrar un conocimiento, sino que pretende hacer comprender el porqué de aquello sobre lo cual habla.

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La explicación académica oral requiere que la lengua y el discurso no sean sólo un instrumento para comunicar los contenidos de un área, sino que se conviertan en objetivo central de aprendizaje, dedicando tiempo a enseñar, a explicar conocimientos.

2. Valor pedagógico de la explicación oral académica. El valor de hacer un trabajo sistemático de las estrategias explicativas necesarias para conseguir que las intervenciones académicas de los alumnos sean comprensibles, organizadas y mantengan la atención de los destinatarios es el siguiente:

i. Explicar un tema implica comprender e interpretar su contenido. Por esta razón adquiere un doble valor:

- Incrementa el conocimiento sobre cualquier materia. Cuando un estudiante tiene que explicar conocimientos con la intención de hacerse entender, él mismo reflexiona y aprende sobre lo que comunica, se da cuenta de su grado de comprensión: si lo entiende por encima, o no lo entiende, será incapaz de explicarlo bien.

- Permite mejorar la expresión oral al poner en juego las estrategias necesarias para transmitir de manera clara y ordenada las ideas de la explicación.

ii. No solamente se aprende durante la preparación del discurso sino que la misma producción, si el contexto en que se enmarca es real o verosímil, se convierte en un instrumento de reflexión y de transformación de los propios conocimientos.

iii. Conocer y utilizar estrategias comunicativas -reformular, definir, ejemplificar, hacer referencia a los conocimientos de otro, anticipar lo que se va a decir, recapitular, etc.- es una manera de asimilar y de aprender de un modo personalizado el significado de los contenidos que se estudian.

3. Estrategias comunicativas a tener en cuenta al preparar un discurso oral (explicativo o expositivo).

i. Premisa: situarse en la perspectiva del oyente. En el discurso oral el oyente recibe la información que se le comunica de un modo inmediato e irreversible en la mayoría de los casos. Además, el tiempo de atención activa y focalizada de los receptores es limitado (45 minutos aproximadamente, dependiendo del tipo de discurso). Una buena exposición se caracteriza por una perfecta estructuración y una presentación del tema adecuada para el público. La tarea de quien explica es siempre intentar la convergencia del propio discurso con el proceso de comprensión del interlocutor mediante distintas estrategias:

- Seleccionar el nivel de la exposición según el tipo de público. - El tema sobre el que se versa debe interesar al público al que nos dirigimos o bien

debemos ser capaces de suscitar en ellos ese interés. - Facilitar la tarea de comprensión de conceptos e ideas y guiar el hilo conductor

del discurso. - Medir continuamente la densidad de la información, para que no sea ni obvia ni

excesiva, y no perjudique así la finalidad comunicativa.

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- Apoyar con ejemplos las principales ideas para dar un respiro al público y que pueda asimilar lo que decimos y matizar, en esos ejemplos, las opiniones de carácter general.

- Distribuir el tiempo con precisión, evitando tanto que nos sobre como que nos falte.

ii. Contenido de la exposición. - El contenido debe ser interesante y debe estar basado en la investigación y el

estudio realizados anteriormente. - El desarrollo de la exposición tiene que haber sido planificado anteriormente,

siendo conveniente el uso de un guión para facilitar su desarrollo.

iii. Explicitar la estructura del discurso con la finalidad de: - Ofrecer una visión de conjunto de lo que se va a decir, situar a los receptores y

guiarlos para que no pierdan el hilo conductor. - Mostrar el orden de las ideas y la relación que se establece entre ellas, lo que

permite focalizar una idea a cada paso, facilitando la comprensión y la retención de la información.

- Lograr que el receptor pueda establecer vínculos entre los conocimientos a través de recursos variados: anticipaciones, recapitulaciones, conectores lógico-argumentativos.

iv. Pautas a seguir al estructurar y desarrollar el discurso. - Introducción o exordio (10% del tiempo).

- Finalidad: captar el interés de los receptores para escuchar y situar e introducir en el contenido central del discurso.

- Contenido: presentar, delimitar y justificar el valor del tema, anticipando los puntos principales que se van a tratar.

- Desarrollo: estructura de las ideas (80% del tiempo). - Es la parte central del discurso en la que se desarrollan las ideas y en ella

entran en juego las estrategias de despliegue de la información mediante el uso de los organizadores lingüísticos del discurso.

- La claridad y la coherencia de la explicación se facilita si se establecen partes bien señaladas, siendo recomendable que no se establezcan más de tres apartados.

- Hay que distinguir entre lo principal y lo secundario y -si es el caso- entre los hechos y las opiniones, que siempre han de estar argumentadas.

- Conclusión o epílogo (10% del tiempo).

- Síntesis de las ideas relevantes desarrolladas anteriormente. - Dar las gracias al público y cerrar la intervención mediante fórmulas de

cierre: preguntas abiertas sobre el tema, anticipación de la continuación, planteamiento de hipótesis, abrir un debate, etc.

v. Uso de la lengua: norma, léxico e incorporación de los organizadores discursivos

formales.

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- El uso del lenguaje debe ser adecuado al auditorio, preciso en la utilización del léxico y acorde a la norma lingüística.

- Evitar las frases largas y con muchos incisos. - La claridad expositiva y la recepción en tiempo real de la explicación oral exigen

el uso de conectores y organizadores discursivos formales para orientar y acompañar al auditorio en su comprensión. - Uso de estrategias de cohesión discursiva (deixis) para señalar las partes del

texto y la relación entre ellas: ‘en primer lugar’, ‘a continuación’, ‘recapitulando lo dicho’, etc.

- Uso de conectores de ordenación y distribución, de énfasis y reformulación, de ejemplificación, de finalidad, de causa y consecuencia.

vi. La contextualización: la interrelación entre discurso y contexto.

- Finalidad: mostrar el anclaje del discurso en el contexto comunicativo con la intención de hacer que los interlocutores se sientan parte de la comunicación.

- El discurso se crea en el contexto y en interrelación con el contexto. La dinámica conversacional permite orientar el discurso oral desde la perspectiva del receptor: - Formularse preguntas sobre los conocimientos del receptor, definir los

conceptos más densos, la velocidad del discurso, etc. son estrategias que se llevan a cabo con el fin de adaptarse al proceso de recepción de los destinatarios.

- Generar cercanía mediante una deixis personal que señala la presencia de los interlocutores en el momento de la enunciación: “Estoy seguro de que muchos de vosotros ya sabéis que…”.

- Relacionar la nueva información del emisor con los conocimientos previos de los receptores (conocimientos, experiencias, hechos de actualidad, generación de expectativas, preguntas para guiar la reflexión…) y fomentar su participación y reflexión constituye una forma de implicación conjunta en la construcción del discurso.

- Los recursos prosódicos y el lenguaje no verbal son elementos que, además de su importancia lingüística-discursiva, tienen el valor de contextualizar la información.

vii. Cuidar la oralidad: la importancia de la prosodia y del lenguaje no verbal. - La voz es el medio humano de expresión e instrumento de comunicación del

contenido del discurso y de los estados emocionales del emisor (entusiasmo, alegría, tristeza, dolor, preocupación, vitalidad, entre otras). - El timbre de la voz es el modo propio, la forma característica, de cómo suena.

Es el sello único que también permite que una persona pueda ser identificada o reconocida por su voz.

- El tono es la inflexión de la voz y el modo singular de decir algo, de acuerdo a la intención o el estado de ánimo de quien habla.

- La intensidad es el grado de fuerza o energía con que se emite la voz. Cuando nos dirigimos a un auditorio es necesario aumentar el volumen para facilitar la audición de nuestro discurso, manteniendo el tono de la voz y no permitiendo que varíe el registro de ésta.

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- La entonación además del valor cohesivo (mostrar la organización de la información), tiene un valor enfatizador o focalizador en la medida en que destaca los elementos del discurso. Además, sirve para establecer una estrecha relación entre la palabra y el contexto pues con la entonación entramos en contacto con los receptores.

- Velocidad del discurso y silencios. El ritmo que se marca en la explicación sirve para interpretar el valor de las informaciones y la actitud del emisor. Un discurso muy acelerado o excesivamente ralentizado dificulta la recepción de lo que queremos comunicar. Es importante hacer pausas, haciéndolas coincidir con los cambios de tema o para dar relevancia a un determinado contenido.

- La mirada: es también importante mirar a diversos lugares del auditorio. Nunca permanecer con la vista baja ni mirando siempre al mismo sitio. El emisor debe fijar la mirada y dirigirla a todos los miembros del público para captar su atención.

- La gestualidad refuerza el mensaje. Conviene, sin embargo no exagerar y controlar la gesticulación al igual que mantener una postura erguida pero sin rigidez. Conviene disertar de pie moviéndose con naturalidad.

viii. La regulación de la densidad informativa. - Desplegar la información compleja con lentitud, moderando la progresión del

tema y dosificando la densidad de la información, con el fin de adecuarla a la situación en que se desarrolla el discurso.

- Hay que hallar un punto de equilibrio entre la disminución de la densidad informativa y el necesario mantenimiento del nivel conceptual para no banalizar el tema que se trata.

- Estrategias que tienen la función de regular la densidad informativa: reiteraciones que señalan lo relevante, reformulaciones mediante paráfrasis, enfatizaciones, preguntas retóricas, marcadores de importancia, énfasis expresivo, figuras retóricas, ejemplificaciones, analogías, comparaciones, etc.

ix. Acompañar al discurso con soportes visuales. - Tiene la función de dirigir e ilustrar el discurso y ayudan a mantener la atención

de los destinatarios, siempre y cuando no sustituyen o distraigan del propio discurso ni desvíen el centro de atención que ha de ser el orador.

- Contribuye a fijar visualmente la información clave y multiplica su impacto y retención.

- Permite introducir variaciones y cambios en el transcurso de la explicación oral para reconducir la atención, dar movilidad al discurso y atenuar la sensación de cansancio inherente a la escucha focalizada y activa.

E. La evaluación de la expresión oral. La evaluación del discurso oral no es una ciencia exacta y, en algunos aspectos, no se pueden mantener criterios absolutos, porque existen muchos factores emotivos que pueden variar las percepciones de los receptores.

1. Podemos señalar algunos criterios a tener en cuenta a la hora de evaluar:

i. En la expresión oral, la evaluación útil es la inmediata y cualitativa, para mejorar más que para poner una nota.

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ii. La evaluación debe ser concreta y explícita, descriptiva, detallada y argumentada, dando siempre los porqués sin vaguedades. No vale decir muy bien y nada más, hay que dar la razón. Así también los estudiantes del público aprenden a concretar.

iii. Factores concretos a considerar en la evaluación son: el acierto en la estructura del

discurso, la adecuación a la audiencia, la eficacia de los recursos retóricos usados, el uso adecuado de la voz y la riqueza en la entonación, la variación y la fuerza gestual, etc.

iv. El detalle de la evaluación es gradual a medida que avanza el curso. En las primeras

actividades el alumnado hace una valoración más subjetiva; cuando ya se han adquirido las rutinas de evaluación, se detalla más, se utilizan pautas y se reparten tareas.

v. Es recomendable insistir más en los errores de planificación (estructura, contenido)

porque son más fácilmente subsanables, mientras que los de presentación (gestualidad, movimiento en el espacio, mirada, entonación ritmo, etc.) se deben enseñar poco a poco.

vi. Es importante jerarquizar bien los problemas: por ejemplo, cuando una persona es

nerviosa, lo primero es que adquiera seguridad siendo ella misma. Con el tiempo, ya se le pedirá que mejore un aspecto concreto. Insistir en cosas concretas cuando hay problemas previos es contraproducente.

2. Instrumentos para evaluar: las rúbricas o plantillas de evaluación.

i. Los factores que intervienen en el discurso oral son demasiado numerosos para que un observador, incluso experimentado, pueda abarcarlos con detalle.

ii. Las rúbricas ayudan, porque incluyen los rasgos que se quieren evaluar y sirven para

objetivar la evaluación y para que los alumnos sean más conscientes de lo adquirido y de sus carencias.

iii. La rúbrica no tiene que ser la misma siempre sino que se adapta a las características

del género discursivo que se practica. En cualquier caso, puede establecerse una rúbrica de evaluación global con mayor o menor grado de detalle.

iv. Las rúbricas pueden estar focalizadas en apartados que indican los contenidos de

observación, sobre los que se pueden establecer tres, cuatro o cinco grados de consecución.

v. La rúbrica no puede llegar a fijar o encorsetar la evaluación. Hay veces que una

evaluación cualitativa de lo más relevante (sin rúbrica) puede ayudar más al alumno.

vi. Ventajas del uso de la rúbrica:

- Los criterios de evaluación no son genéricos sino que se establecen criterios de evaluación cualitativos y cuantitativos que son conocidos por todos.

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- Promueven la responsabilidad de los alumnos: saben de qué aspectos serán evaluados y pueden tenerlos en cuenta en la preparación y en la ejecución.

- Después de la aplicación de la rúbrica, el alumnado sabe en qué aspectos tiene deficiencias y debe mejorar.

- El docente puede evaluar sus clases y la marcha del grupo de acuerdo con la progresión de los resultados de rúbricas sucesivas.

- Permiten ser utilizadas por los alumnos en la evaluación de sus compañeros. - Reducen la subjetividad en la evaluación.

vii. Ejemplo de criterios de evaluación para una rúbrica. Los criterios de evaluación del alumno tienen que estar definidos por los objetivos de la tarea propuesta y deben ser compartidos con los alumnos. Sólo así se esforzarán por mejorar aquellos aspectos que el profesor se proponga trabajar. Por este motivo, cada tarea podría tener una rúbrica de evaluación. Proponemos la siguiente como ejemplo.

- Contenido y estructura del discurso: domina el tema, se entusiasma explicándolo o se aburre. - Introducción: presenta el tema y justifica el contenido de la exposición, atrae

la atención del auditorio hacia el tema tratado. - Desarrollo.

- Textos expositivos. Organiza claramente la información; se percibe un hilo argumental definido; utiliza con acierto ejemplos, anécdotas, citas; va recapitulando y refiriéndose a las ideas mencionadas con anterioridad.

- Textos argumentativos. Exposición del problema: sintetiza con claridad los elementos del problema a tratar o las diferentes posturas que se asumen ante él. Tesis y argumentación: expresa con claridad y nitidez la tesis que defiende; argumenta con pertinencia, orden y coherencia.

- Conclusión. Concluye con la síntesis de las ideas principales o bien con un recurso retórico que refuerce a lo que ha querido exponer.

- Adecuación a la audiencia: - Objetivo. Se transmite claramente el objetivo de la comunicación; el objetivo

se enuncia en la introducción. - Tiene en cuenta al auditorio, utilizando un vocabulario adecuado a los

conocimientos de los oyentes y modulando el discurso en función de sus reacciones.

- Grado de formalidad. Mantiene el grado de formalidad adecuado a situación y al destinatario.

- Cohesión discursiva: - Organizadores textuales. Utiliza adecuadamente los elementos de conexión

que orientan la interpretación del texto. - Repetición de palabras y estructuras. Es variado en el léxico y las

construcciones; utiliza la sinonimia y la paráfrasis para evitar repeticiones. - Precisión. Utiliza palabras precisas; cambia el discurso sobre la marcha para

buscar formas más exactas de expresar una información.

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- Voz y entonación. - Volumen y timbre. Su voz llena la sala; es intensa cuando se requiere. - Entonación. La curva melódica es diferente según el significado de cada

enunciado (importancia, finalidad) ; se sirve de la entonación para influir o captar la atención del público, teniendo en cuenta sus reacciones.

- Ritmo. Tiene un ritmo adecuado en el habla, se le puede seguir; domina las pausas y el silencio; es fluido y no se interrumpe o entrecorta con dudas y vacilaciones.

- Gestualidad, mirada y posición corporal. - Posición del cuerpo. Se sitúa en una posición visible para el público;domina

el espacio y se desplaza por él; está de pie o sentado según la adecuación de la situación; está erguido y suelto.

- Gestualidad. Los movimientos de brazos y manos son suaves y armónicos al contenido e intención del discurso y no nerviosos y repetitivos, ajenos al discurso.

- Mirada. Mira al público con firmeza, fluidez y continuidad; reparte la mirada a todo el público.

- Apariencia física. Ropa, peinado, afeitado, maquillaje, etc. son convencionales y adecuados al contexto y situación; la ruptura de lo convencional es deliberada.

- En general. Los elementos no verbales concuerdan con el mensaje verbal, no hay contradicciones sino que contribuyen a la comunicación del contenido y al objetivo comunicativo.

- Instrumentos de apoyo. - Textos. Utiliza la pizarra, reparte fotocopias, muestra libros. - Complementos. Fotografías, objetos, etc.; se viste de un modo especial,

pone música, etc. - Instrumentos tecnológicos. Utiliza el ordenador, micro, etc.; utiliza el Power

Point adecuadamente y está bien elaborado como elemento de apoyo; la sala no queda a oscuras y permite el contacto visual con el público.

- En general, los medios que utiliza refuerzan el mensaje y no distraen la atención.