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La finca familiar: abonos verdes y cultivos básicos

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La finca familiar: abonos verdes y cultivos básicos

Año: 2010

Elaborado por :Equipo Técnico de Acción contra el Hambre

Diseño Gráfico: Juan MoralesNoelia Rojas

Ilustración: Diana Chávez

Impreso en

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ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE es una organización internacional no gu-bernamental, privada, apolítica, aconfesional y no lucrativa, creada en 1979 para intervenir en todo el mundo. Su vocación es luchar contra el hambre, la pobreza y las situaciones de peligro que amenazan a hombres, mujeres, niños y niñas en situación de vulnerabilidad. Desde el año 2007 está pre-sente en Paraguay, a través de la implementación de proyectos de seguridad alimentaria y nutricional, desarrollo rural y fortalecimiento organizativo de comunidades campesinas e indígenas.

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AE-CID), se creó en noviembre de 1988 como órgano de gestión de la política española de cooperación internacional para el desarrollo. La AECID es una Entidad de Derecho Público adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación a través de la Secretaría de Estado para la Cooperación In-ternacional (SECI). La Agencia es responsable del diseño, de la ejecución y de la gestión de los proyectos y programas de cooperación para el desarrollo, sea directamente, con sus propios recursos, o bien mediante la colabora-ción con otras entidades nacionales e internacionales y organizaciones no gubernamentales.

AECID Paraguay

Oficina Técnica de Cooperación

Calle Venezuela Nº 141 casi Avda. Mcal. López

Tel: +(595-21)446 636 – http://www.aecid.es

Oficina de Acción Contra el Hambre

Legión Civil Extranjera y J. Eulogio Estigarribia

Edificio Firenze, “3C” Tel-Fax: +(59521)661 779

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Dirección de Extensión Agraria (DEAg)

Ruta Mcal. Estigarribia km 11 1/2 , San Lorenzo

Tel: +(59521) 570514

La Dirección de Extensión Agraria (DEAg) brinda servicios de asistencia técnica y apoyo y organizacional al sector rural; es la única institución del Ministerio de Agricultura y Ganadería que cuenta con Agencias distribui-das en todo el interior del país. En el Departamento de Caazapá, posee una cobertura de acompañamiento técnico a 334 Comités (4.425 varones, 1.538 mujeres).

C/ Los Madrazo, 34

28014 Madrid

Telf. +34 917 206 648

La Comunidad de Madrid inscribe su política de cooperación al desarrollo en el marco de la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y de los acuerdos internacionales sobre la gestión de la cooperación; Consenso de Monterrey, Declaración de París, Consenso Europeo sobre el Desarrollo y el Código de Conducta sobre la efectividad de la ayuda y división del tra-bajo. La cooperación de la Comunidad de Madrid se inscribe dentro de las grandes prioridades de la cooperación española, y aporta tanto fondos para acciones de cooperación internacional, como un valor añadido por su propia experiencia de gestión de procesos de desarrollo regionales

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IntroducciónEste manual es una herramienta de consulta para técnicos agropecuarios que tienen la importante tarea de orientar y apoyar a productores y produc-toras campesinas en el buen manejo de suelos y cultivos de fincas familiares. Su elaboración ha sido posible gracias al trabajo previo desarrollado en el Departamento de Caazapá por extensionistas de la DEAg y el Proyecto de Desarrollo Rural Regional implementado por el Ministerio de Agricultura (MAG) y la Cooperación Técnica Alemana (GTZ). Los consejos de este ma-nual proceden por tanto de la experiencia de centros paraguayos de investi-gación agronómica, técnicos y agricultores que tuvieron buenos resultados en la recuperación de suelos, así como en la siembra y manejo de cultivos tradicionales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la agricultura no es una ciencia exacta, por eso es siempre aconsejable que los productores comiencen con ensayos a pequeña escala de estas recomendaciones, con-tando con el apoyo de técnicos u otros productores experimentados. De esta manera pueden comparar con las técnicas tradicionales de producción, e ir eligiendo aquellas que le permitan mejorar de forma sostenible la produc-tividad y rentabilidad económica de sus cultivos, al tiempo que reduzcan su carga de trabajo. Destacar por último que se permite y alienta la libre reproducción y divulgación del presente documento, con la sola condición de que su uso sea sin ánimo de lucro, y de que se mencione a Acción contra el Hambre como fuente.

Las ideas y conceptos presentes en el mismo, no reflejan necesariamente la opinión de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desa-rrollo (AECID) y/o de la Agencia Regional para la Inmigración y la Coopera-ción de la Comunidad de Madrid.

Asunción, Paraguay 2010

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Índice1 - Objetivos de Acción contra el Hambre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

2 - La familia campesina, protagonista del desarrollo del departamento de Caazapá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

3 - Planificación de la finca familiar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

4 - Recuperación de la fertilidad del suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174.1. Medidas básicas aconsejadas para la recuperación de suelos . . . . . .17 4.2. Características de un suelo fértil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184.3. Principios básicos del Manejo Sustentable del suelo. . . . . . . . . . . . . 184.4. Evaluación directa de la calidad del suelo para la producción agrícola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

5. Abonos verdes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205.1. Ventajas del uso de los abonos verdes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215.2. Exigencias y características que deben reunir los abonos verdes . .225.3. Recuperación de suelos degradados con abonos verdes . . . . . . . . . .23

5.3.1. Kumada Yvyra’i . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ...255.3.1.1. Kumanda yvyra’i asociado con maíz . . . . . . . . . . . . . . .255.3.1.2. Manejo de la cobertura del kumanda yvyra’i . . . . . . .265.3.1.3. Cultivos posteriores al kumandá yvyra’i . . . . . . . . . . .275.3.1.4. Producción y almacenamiento de semillas de kumanda yvyra’i . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

5.3.2. Crotalaria juncea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285.3.2.1. Crotalaria juncea asociada con maíz . . . . . . . . . . . . . .295.3.2.2. Crotalaria juncea asociada con sorgo forrajero . . . . 305.3.2.3. Crotalaria juncea sin asociar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305.3.2.4. Crotalaria juncea y sorgo forrajero, asociados con maíz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315.3.2.5. Crotalaria juncea asociada con cultivos perennes . . . 315.3.2.6. Manejo de la cobertura con crotalaria . . . . . . . . . . . . . 315.3.2.7. Cultivos posteriores a la crotalaria . . . . . . . . . . . . . . . .325.3.2.8. Multiplicación de semillas de crotalaria . . . . . . . . . . .32

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5.3.3. Mucuna ceniza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .335.3.3.1. Mucuna ceniza asociada con maíz . . . . . . . . . . . . . . . .335.3.3.2. Cultivos posteriores a la mucuna ceniza . . . . . . . . . . .345.3.3.3. Mucuna ceniza después de cultivos cosechados en enero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .345.3.3.4. Mucuna ceniza asociada con cultivos perennes . . . . .355.3.3.5. Producción y multiplicación de semillas . . . . . . . . . . .36

5.3.4. Canavalia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .365.3.4.1. Canavalia asociada con maíz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .375.3.4.2. Producción de semilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38

5.3.5. Avena negra/lupino blanco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 385.3.5.1. Siembra de avena negra y lupino blanco después de algodón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .395.3.5.2. Manejo de la cobertura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 405.3.5.3. Cultivos recomendados en rotación . . . . . . . . . . . . . . 40

6. Cultivo del maíz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 416.1. Siembra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 416.2. Fertilización y desmalezado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .436.3. Cosecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .436.4. Rotación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .456.5. Estudio económico de 1 ha de maíz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45

7. Cultivo de la mandioca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 487.1. Preparación de suelo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 487.2. Corte y almacenamiento de rama semilla de mandioca . . . . . . . . . .497.3. Almacenamiento de ramas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 517.4. Preparación de estacas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 517.5. Variedades y época de plantación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .527.6. Densidad y método de plantación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .527.7. Asociación de la mandioca con abonos verdes . . . . . . . . . . . . . . . . . .547.8. Control de malezas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .557.9. Rendimiento y manejo de rastrojos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .567.10. Rotación de cultivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .56

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1. Objetivos de Acción contra el Hambre

A continuación se comparten los objetivos de Acción contra el Hambre-Paraguay en el ámbito de la seguridad alimentaria de familias y comu-nidades campesinas e indígenas.

● Lograr que la familia rural sea autosuficiente en su alimentación y eco-nomía mejorando así su nivel de vida.

● Conservar el suelo y recuperar su fertilidad natural mediante el fomen-to de técnicas que promueven el reciclaje natural de nutrientes, redu-ciendo el uso de plaguicidas.

● Disminuir los costos de producción sustituyendo en algunos casos, la compra de fertilizantes, plaguicidas y otros insumos químicos.

● Producir alimentos suficientes para la población actual, cuidando las bases productivas y sin comprometer a las generaciones futuras.

● Reactivar los aspectos económicos, sociales, culturales y nutricionales de las comunidades agrícolas rurales.

● Apuntar hacia la implementación de un sistema de producción integral agropecuario económicamente rentable, ecológicamente armonioso, socialmente aceptable y justo.

Para contribuir al logro de los anteriores objetivos, es necesario que los profesionales a cargo de construir junto con las familias campesinas la mejora sostenible de sus fincas, puedan ser un referente creíble y positivo en las comunidades rurales. Esto exige una sólida formación técnica, pero también otras actitudes personales como el respeto y va-lorización de los conocimientos campesinos, la horizontalidad en el trato, la capacidad de escucha, la empatía y en definitiva, compromiso y convicción en el hecho de que entre todos y todas pueden crearse al-ternativas viables para el campo paraguayo, sin renunciar a la rentabi-lidad económica, la mejora en las condiciones sociales de la población más vulnerable, y la recuperación del medio ambiente.

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2. La familia campesina, protagonista del desarrollo del departamento de Caazapá

No hay posibilidad de cambios duraderos de las condiciones de vida, o del uso y manejo de los recursos naturales si no hay un cambio efectivo de actitudes (conducta), del ser humano. Si un productor o productora está tomando decisiones que afectan la sostenibilidad de los recursos naturales, siempre hay una o más razones para que actúe así.

Por ello, el enfoque de manejo integrado de suelo, considera al ser hu-mano como el elemento central y busca entender la racionalidad que gobierna la toma de sus decisiones. Al entender por qué los productores toman ciertas decisiones, es más fácil proponer y discutir soluciones.

Figura 1: La familia campesina, protagonista del desarrollo del departamento de Caazapá.

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El cambio de actitudes o conducta de los pequeños productores y pro-ductoras pasa necesariamente por el tratamiento de cuatro aspectos:

● Aumento de la autoestima: Es básico para que la persona pueda creer en sí misma y empezar a salir del letargo en que se encuentra. Para ello, es fundamental la promoción de acciones que aumenten los ingresos económicos a corto plazo.

● Motivación: Si la población no se siente motivada, no promoverá cambios. Para ello, son importantes los mecanismos que aumenten la autoestima y la demostración de que pueden dar pasos hacia una situa-ción mejor que la actual.

● Concientización: Los cambios sólo serán sostenibles si pasan por la conciencia de las personas y cuando perciben que son ellos y ellas los verdaderos agentes de cambio de su propia realidad, pero es funda-mental que toda acción de cambio debe ser suficientemente entendida e internalizada en la conciencia de los pobladores. Cuando ellos entien-den el por qué y cómo ocurren los procesos de deterioro, estarán más dispuestos a promover los cambios necesarios para corregir las causas de los problemas que los aquejan.

● Capacitación: El cambio no debe ser un salto en la oscuridad. Los productores y productoras deben estar preparados/as para promo-ver un cambio seguro. En este sentido, el desarrollo de capacidades, habilidades y destreza es fundamental y refuerza los tres puntos anteriores.

Los cuatro aspectos mencionados deben contribuir a crear un nuevo productor o productora, con mayor capacidad de análisis y gestión de su finca y del entorno. No es una tarea fácil ni de corto plazo, pero es posible. Tomando al productor o productora y sus familias como pro-tagonistas del uso y manejo de los recursos naturales, la participación de ellos en las propuestas de cambio deja de ser un método para ser un principio de la extensión.

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La asistencia técnica, las capacitaciones realizadas, la transferencia condicionada o no de insumos de apoyo, estarán estrechamente liga-das a la:

Planificación familiar de la finca, Necesidades básicas ali-mentarias, Potencialidades, Experiencia y preferencias de la propia familia, Mejor inserción en el mercado, de acuerdo con los nichos existentes en distintas épocas.

En el cuadro siguiente se muestran algunas cifras básicas de alimentos que deben ser cubiertos con la propia producción de la finca.

Cuadro 1: Estimaciones para una producción variada que cubra las necesida-des nutricionales básicas de una familia tipo

3. Planificación de la finca familiar campesina

Estimación de requerimientos de energía para la alimentación familiar

Familia Rubros Kg/familia/mes Kg/familia/año Sup./ha

5 miembros Mandioca 150 1800 0,12

5 miembros Maíz 30 365 0,4

5 miembros Poroto 30 365 0,3

Total Sup. 0,82

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Estimación de requerimiento promedio para alimentación animal

Animal Rubros Kg/unidad/día Kg/anual Sup./ha

50 Gallinas

Balanceado 4 1497

Maíz pyta 0,5

Leguminosa (soja) 0,2

Harina de Hueso

Sal Común

Mandioca 4 1460 0,1

5 Cerdos

Balanceado 2 2125

Maíz pyta 1340 0,7

Leguminosa (soja) 680 0,3

Harina de Hueso 85

Sal Común 20

Mandioca 4 1050 0,7

Total/Sup. 2,5

Una familia de 5 miembros debe disponer en promedio de 1.17 hectáreas para producir los principales rubros que aportan energía a la alimentación: maíz chipá, poroto y mandioca. Al momento de planificar la producción se deben considerar las necesidades nutricionales de la familia.

Una familia tipo de 5 miembros puede disponer de 50 gallinas/año y 5 cer-dos/año para acceder a proteínas de origen animal, y de pequeños ingresos

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por venta de la carne de cerdo. Para esto se requiere una producción de 2.50 ha.(maíz, soja y mandioca).

Aquellos productores que no disponen de suficiente extensión de terreno para la producción de los rubros agrícolas mencionados, pueden producir 2 veces/año en una parcela (en setiembre la primera producción y en febrero la segunda). Deben contar con una huerta de 50 m2 en donde se cultiven: tomate, locote, acelga, espinaca, lechuga, cebollita, zanahoria, remolacha, perejil, orégano, entre otras hortalizas. Además de una planta de guayaba; 3 a 4 plantas de mamón y se podría complementar con una planta de acerola o mburucuya.

Figura 2: Planificación de la finca, aspecto fundamental para mejor aprove-chamiento de los recursos

La producción de la finca debe ser variada, y bien planificada ya que, no sólo debe asegurar la disponibilidad, si no la buena alimentación de la familia.

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4. Recuperación de la fertilidad del suelo en la finca familiar campesina

El suelo es la base de la producción agrícola. Por ello se deben tomar de-cisiones de manejo agronómico que lleven a que sus poblaciones de mi-croorganismos y cantidades de nutrientes permanezcan equilibradas y todos podamos beneficiarnos de las funciones que ellos desempeñan.

El hombre a través de las prácticas agrícolas que realiza (monocultivo, el laboreo excesivo, aplicación de insumos químicos y otros) rompe las cadenas alimentarias que naturalmente se establecen en el suelo y ge-nera desequilibrios que conducen a la aparición de problemas nutricio-nales y sanitarios en el cultivo debido al proceso de degradación de las características físicas, químicas y biológicas del suelo.

Sin un buen manejo del suelo, la fertilidad disminuye, las cosechas son menores, el cultivo requiere más trabajo y la familia campesina al final se empobrece. La capa fértil del suelo es la reserva de capital (o de di-nero), de cada chacra.

La formación de una cobertura del suelo permanente o semiperma-nente, con cultivos o residuos de cultivos proporciona alimentos para los organismos del suelo y protege a éste de la fuerza destructiva de la lluvia, del viento y del sol, reduce la pérdida de humedad, mejora la infiltración de agua y regula su microclima. Proteger al suelo de la erosión es el primer paso hacia una finca sostenible.

4.1. Medidas básicas aconsejadas para la

recuperación de suelos

● El manejo ecológico (en lo posible) del suelo por medio de la asocia-ción, diversificación, rotación de cultivos y conservación de la cober-tura natural.

● La siembra de abonos verdes que ayuden a fijar nutrientes al suelo y una buena cobertura del mismo para el aumento de la materia orgánica.

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● El reciclaje y uso de residuos de la finca (residuos de comidas, estiérco-les de animales, rastrojos, etc.) para la elaboración de abonos, compost y biopreparados.

● La utilización de variedades adecuadas (rústicas) a condiciones climá-ticas adversas y al uso de menor cantidad de insumos técnicos.

4.2. Características de un suelo fértil

Cualquier productor campesino podrá decir que el suelo es fértil cuando:

● Observa malezas indicadoras de fertilidad. ● No forma costra después de llover. ● Absorbe las aguas de lluvias fuertes con poco escurrimiento. ● Almacena humedad para los pe-

ríodos de sequía. ● Presenta muchos agregados

superficiales.

4.3. Principios básicos del

Manejo Sustentable del

Suelo

● No realizar remoción del suelo (no se realiza arada, ni rastreada del suelo) porque acelera la descomposición de la materia orgánica, des-truye el hábitat de las lombrices y aumenta la erosión.

● Aumentar y mantener la cantidad de materia orgánica del suelo.

● Utilizar implementos adecuados para el manejo de la cobertura (abo-nos verdes, rastrojos) y del cultivo.

Sostener la agricultura sig-nifica sostener los recursos del suelo, ya que éste es la fuente de vida del agricultor campesino.

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4.4. Evaluación directa de la calidad del suelo para la

producción agrícola

Algunas maneras rápidas de identificar un suelo sano incluyen el tacto y el olor, para este fin se debe tomar un puñado de suelo y percibir el olor. ¿Tiene olor a tierra? ¿Es suelto y poroso, hay algunas lombrices presentes?

Otra forma más sencilla y práctica es fijarse en la superficie de suelo y ver si forma una capa dura (tiene costra), la cual indica sobre las prácticas de labranza utilizadas, la materia orgánica, y la estructura del suelo. Por tanto, si existe costra, significa que el suelo ha perdido mucha materia orgánica y que su estructura está debilitada o ya no la tiene

Otro método simple para conocer cómo está el suelo es con el uso de una varilla, la cual debe penetrar en el suelo hasta unos 30 cm de pro-fundidad de donde se extrae un poco de tierra y se toca con las manos para sentir su textura. Si existe compactación debido a la continua uti-lización de arado y rastra, se habrá sentido al hincar la varilla. Voltear la tierra con una pala para buscar lombrices y sentir el olor caracterís-tico a tierra húmeda y fresca, e incluso a otros microorganismos que ayudan a estabilizar la materia orgánica en descomposición.

Se pueden observar síntomas de deficiencias de nutrientes, color de las hojas, necrosis y otros que por lo general re-quieren de experiencia para asociarlos con desequilibrios nutricionales. Sin embargo, la manera más práctica y rápida, tanto para el técnico como para el productor es extraer una planta de un cul-tivo y observar su desarrollo radicular.

“Dejar los residuos de los culti-vos sobre la superficie del suelo es como usar un sombrero: con-serva el sudor y mantiene la ca-beza fresca”

(Campesino de Abaí).

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5. Abonos verdesUn cultivo de abono verde es definido como “una cobertura vegetal viva que cubre el suelo y que es temporal o permanente, y está cultivado en asociación con otras plantas (intercalado, en relevo o en rotación)”.

Aunque los abonos verdes pueden pertenecer a cualquier familia de plantas, la mayoría son leguminosas. También existen abonos verdes que no pertenecen a la familia de las leguminosas como la avena negra (Avena strigosa) y Nabo forrajero (Raphanus sativus L. var. oleiferus Metzg) los cuales son utilizados como cultivos de cobertura inverna-les para suprimir malezas y reducir la erosión del suelo en la estación previa a la siembra de maíz, algodón, mandioca y otros. En el sistema de siembra directa los abonos verdes son sinónimos de plantas de co-bertura porque siempre deben ser dejados sobre la superficie del suelo

Figura 3: Nabo forrajero, opción interesante como abono verde

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5.1. Ventajas del uso de abonos verdes

● Reducen costos: porque disminuye la necesidad de la utilización de insumos externos (fertilizantes, herbicidas, alimentos de animales); reduce el uso de la mano de obra para el desmalezado. Bajo costo para el agricultor, una vez que las semillas están disponibles (y pueden ser proveídas de agricultor a agricultor).

● Generan ingresos: por la venta de semillas, follaje para alimenta-ción de animales de granja.

● Incrementan productividad: disminuye el periodo de cultivo; in-crementa la fertilidad del suelo; disminuye la población de malezas por el efecto supresor de algunos abonos verdes (avena negra, crotalaria juncea, vicias), mejora la infiltración de agua por el efecto combinado de la cobertura vegetal y del sistema radicular, aumenta la producción de alimentos para animales y para la familia. Además, moviliza y re-cicla nutrientes desde mayores profundidades, siendo gradualmente aprovechados por los cultivos posteriores. Reduce la temperatura del suelo evitando que alcance temperaturas perjudiciales para los seres vivos.

● Reducen la degradación de recursos naturales: reduce re-siduos de agroquímicos y pérdidas de suelo por erosión; reduce la deforestación y la pérdida de biodiversidad; además de pérdidas de fertilidad del suelo por el quemado.

● Simplicidad: no hay necesidad de tener muchos conocimientos téc-nicos o herramientas sofisticadas, pero es básico y elemental que tan-to técnicos como productores interpreten muy bien cómo funciona el sistema.

● Bajo riesgo: el tamaño grande de las semillas de muchas especies facilita la siembra y reduce los riesgos de establecimiento del cultivo (canavalia, mucuna).

En resumen, los cultivos de cobertura también suprimen las malezas, ayudan a romper los ciclos de plagas, y a través de su polen y néc-tar proveen fuentes de alimento a insectos benéficos como las abejas.

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También puede influir en el ciclo de otros nutrientes, poniéndolos a disposición de los próximos cultivos, cuando se descomponen como abono verde.

5.2. Exigencias y características de los abonos verdes

● Manejo cuidadoso: para prevenir la competencia entre el cultivo de cobertura y los cultivos asociados (por ejemplo, en el sistema mucuna/maíz). En casos extremos esto puede llevar a que el cultivo de cobertu-ra sea clasificado como una maleza.

● Requerimiento de mano de obra: el establecimiento y el corte del cultivo de cobertura podría coincidir con otras actividades que deman-dan mano de obra.

● Atraen animales peligrosos: los agricultores manifiestan que los cultivos de cobertura atraen ratas y serpientes venenosas.

● Riesgo para incendios: algunos cultivos de cobertura perennes se secan en la época seca, constituyéndose en un peligro para la quema de la cobertura del suelo.

● Ocupa espacio: los cultivos de cobertura ocupan en parte o todo el año, superficie de la finca que podría ser utilizada para otros propósi-tos (cultivos agrícolas o producción ganadera).

● Contribuye con la posible presencia de plagas y/o enferme-dades: en algunas situaciones, el cultivo de cobertura podría contri-buir a inconvenientes de plagas o enfermedades en el cultivo principal. Por ejemplo, Kumanda Yvyra’i (Cajanus cajan) y lupino (Lupinus an-gustifolius) no deberían ser cultivados antes de la soja debido a que ellos incrementan la probabilidad del Cancro del Tallo. En otros ca-sos, el cultivo de cobertura puede actuar como huésped alternante de plagas.

● Efecto alelopático: algunas especies podrían tener efecto alelopá-tico en el cultivo siguiente, por ejemplo, la inhibición del crecimiento

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radicular de plantines de algodón debido a sustancias volátiles de la rizósfera, producidos por cultivos de cobertura invernales.

● Altas proporciones de carbono/nitrógeno (C/N): cultivos de cobertura no-leguminosas, que son incorporados como abono verde, podrían tener altas proporciones de C/N como para reducir la absor-ción de nitrógeno por el cultivo siguiente.

● Existen pocas especies de doble propósito: pocas especies com-binan buenas características de cobertura y que a la vez se utilicen para la alimentación humana.

En resumen, los abonos verdes deben: promover el buen control de malezas, sus semillas deben ser de bajo costo, deben ser fáciles de sem-brar y manejar, ser pocos exigentes en humedad y fertilidad de suelo para su emergencia y desarrollo.

5.3. Recuperación de suelos degradados con abonos

verdes

En casi todas las unidades productivas del Departamento de Caazapá, se constata la presencia de pie de arado, es decir, una capa compacta de suelo situada entre los 15 a 30 cm de profundidad. Esta capa es la consecuencia de muchos años de laboreo con rastrón o con arado de vertedera, ya sea con tracción animal o tractorizada. Esta capa impide a las raíces explorar el suelo en busca de nutrientes y agua.

Para superar el problema del pie de arado, es recomendable que antes de implementar abonos verdes, se verifique si hay compactación o no en el suelo. Si existe una compactación severa, hay necesidad de pasar un subsolador (cincel o escarificador) para romper la capa compacta-da y facilitar la infiltración del agua y crecimiento de las raíces de las plantas.

Si hay compactación liviana, una rotación con plantas de cobertura de raíces profundas como kumanda yvyra’i, crotalaria juncea o lupino blanco, será suficiente para eliminar esta limitación física del suelo. Si el cultivo de kumanda yvyra’i ya se ha iniciado, las raíces están con di-

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ficultad de crecimiento y, hay señales de compactación, se puede pasar el subsolador entre las hileras de la leguminosa para eliminar esa com-pactación, preferentemente antes de la poda de la misma o en algunos casos, se pueden acomodar los rastrojos de la leguminosa en hileras continuas y efectuar la escarificación, después de la poda.

El manejo de kumanda yvyra’i, es más complicado, por tanto deberá ser utilizado en los primeros dos años, cuando el suelo todavía está muy degradado. Posteriormente deberán ser utilizados otras plantas de cobertura como la mucuna, avena, vicias, nabo forrajero, otros, que son más fáciles de manejar con rollo-cuchillo.

Figura 4: Implementos utilizados en siembra directa

Subsolador

Sembradora abonadoratipo matracaRollocuchillo

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5.3.1. Kumanda yvyra’i o guandu

Para poner en marcha la recuperación de un suelo con Kumanda Yvyra’i se tienen dos alternativas: asociarlo con maíz o cultivarlo sin ninguna asociación.

5.3.1.1. Kumanda yvyra’i asociado con maíz

La preparación del suelo para la siembra puede realizarse de dos formas:

● Convencional: normalmente consiste en una corpida, si es nece-sario, y una arada profunda y/o una rastroneada para nivelación del suelo.

● Siembra directa: se deberá realizar una corpida o rolado de la ve-getación existente, ya sean los restos de un cultivo anterior o kokuere. Después, surcar la futura línea de siembra del maíz con subsolador, y sembrar después de una lluvia, en forma convencional de agosto a octubre, utilizando semillas de tamaño uniforme.

Figura 5: Asociación de Kumanda yvyra i con maíz.

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En ambos casos se recomienda sembrar 40 a 50 mil plantas por hec-tárea, una a dos semillas por hoyo, evitando más de dos plantas por hoyo para que haya una buena administración del agua de lluvia. Se necesitarán por tanto 25 Kg de semilla de maíz/ha aproximadamente.

Después de que hayan pasado 30 días luego de la germinación del maíz, en los suelos más degradados se recomienda aplicar 100 kg/ha de urea (abono nitrogenado), a 10 o 15 cm del tallo de la planta. En suelos que no sean muy pobres, se recomienda aplicar la mitad del abonado, es decir 50 Kg/ha, o ningún abonado, con el fin de comparar más adelante la diferencia de resultados. La parcela se mantendrá lim-pia de malezas a través de carpidas. En la producción agroecológica se puede utilizar 20.000 Kg/ha de estiércol vacuno, siempre y cuando el productor disponga en su finca.

A los 60 días de la germinación del maíz, entre las melgas, se sem-brarán dos hileras de kumanda yvyra’i, con sembradora manual tipo matraca, utilizando de 5 a 10 semillas por hoyo, con una separación de 50 cm entre hileras y 30 cm entre hoyos, dentro de cada hilera.El kumanda yvyra’i crecerá más tarde, sobre el maíz cosechado, ejercerá un control de las malezas y mantendrá la humedad del suelo.

5.3.1.2. Manejo de la cobertura de kumanda yvyra’i

- Manejo anual: se cortan las plantas con machete bien filoso, a una altura de 50 cm del suelo, depositando las ramas cortadas en las mel-gas, para permitir el rebrote. Esta operación se puede repetir durante tres años consecutivos, realizando el corte en un nivel más alto que el corte anterior. Las plantas de Kumanda yvyra’i volverán a rebrotar de forma natural, pudiendo cultivarse en las melgas de éste el cultivo de-seado. La plantación durante más de un año puede proporcionar una gran cantidad de materia verde para el ganado porque se llega a pro-ducir entre 15 a 50 toneladas por hectárea, (7 a 14 ton/ha de materia seca). Si el objetivo es la alimentación para el ganado, nunca se debe cortar a ras del suelo porque las plantas no se recuperan. Al cuarto año, se recomienda la eliminación, cortando con machete al ras del suelo. Luego se espera de 20 a 30 días para que las ramas se sequen. Una vez secas, se pasa el rollo cuchillo cargado con agua, para el aca-

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mado de los rastrojos y para facilitar la siembra de un nuevo cultivo, preferentemente maíz.

- Manejo definitivo en el primer año: 30 días antes de la siembra de un nuevo cultivo en la parcela, (normalmente maíz), el Kumanda Yvyra’i ya crecido se cortará con machete a ras del suelo. Las ramas cortadas se acomodarán en una misma dirección y sentido. Si se dis-pone de rollo-cuchillo, este implemento también puede pasarse sobre las plantas para que queden acamadas. Esta opción se recomienda cuando se observa en las raíces síntomas de compactación de suelo o cuando el productor necesita cultivar esa área.

- Kumanda Yvyra’i sin asociar: Esta especie se cultiva sin aso-ciar preferentemente de octubre a noviembre, con sembradora manual (tipo matraca). El espaciamiento debe ser de 50 cm. entre hileras y 30 cm entre hoyos. Se utilizan 5 a 10 semillas por hoyo (la cantidad dependerá del poder germinativo) a una profundidad de 2 a 3 cm. Se realiza una carpida, si es necesario. La cantidad de semilla requerida oscila entre 35 y 40 kg/ha.

5.3.1.3. Cultivos posteriores al kumanda yvyra’i

La siembra de cultivos posteriores sobre la cobertura del kumanda yvyra’i se hace de forma directa, previa eliminación de las malezas, si fuese necesario. Se recomienda repetir el cultivo del maíz para lue-go asociarlo con mucuna ceniza, de esta manera se consigue una ma-yor cantidad de materia vegetal que luego podrá incorporarse al suelo como abono orgánico. Sobre el rastrojo de kumanda yvyra’i, no se re-comienda el cultivo de leguminosas.

Para todos los cultivos que se deseen sembrar en siembra directa, especialmente posterior al kumanda yvyra’i, cuando se realiza con sembradora matraca, se debe cuidar que las semillas no queden su-perficialmente y en contacto con las hojas del abono verde en des-composición, porque puede dificultar la germinación y desarrollo de las plántulas.

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5.3.1.4.Producción y almacenamiento de semillas de Kumanda yvyra’i

Para cosechar semillas de Kumandá yvyra’i pueden aprovecharse plan-tas de la misma parcela utilizada como abono verde, dejando para ello franjas del cultivo sin acamar. Sin embargo, la producción de semillas es mejor cuando se realiza en cultivos poco densos con una distancia de 1 metro entre hileras y 50 cm entre plantas, implantados exclusiva-mente como semilleros. Debido a la gran susceptibilidad al ataque de gorgojos, se recomienda tratar las semillas del Kumanda yvyra’i con ceniza, cal, u otros productos (incluyendo plaguicidas químicos), para su almacenamiento. También se puede secar inmediatamente al sol (humedad de 12 a 14%.) y luego guardar en envases que puedan ce-rrarse herméticamente para evitar ataque de gorgojo (se puede utilizar envases vacíos de gaseosa con tapa). En recipientes de 2 litros se puede almacenar aproximadamente 2 kilos de granos de Kumanda yvyra’i. También se pueden utilizar tambores debido a su mayor capacidad.

5.3.2. Crotalaria juncea L.

La crotalaria es una leguminosa anual que se caracteriza por su gran producción de biomasa, recomendada para el periodo de primavera-verano. Se desarrolla bien en suelos de media a baja fertilidad y tolera

Figura 6: Cultivo de maíz sobre kumandá yvyra’i

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períodos cortos de sequía. Se destaca también por su efecto favorable en disminuir las poblaciones de nemátodos. Es una de las mayores fi-jadoras de nitrógeno en simbiosis con bacterias del género Rizobium. Por esta razón es recomendada para anteceder a cultivos exigentes en nitrógeno como maíz algodón y trigo.

5.3.2.1. Crotalaria juncea asociada con maíz

Antes de introducir la crotalaria, se siembra el maíz en forma conven-cional entre los meses de agosto a noviembre. Se debe realizar un buen control de malezas durante el cultivo de éste, con el fin de tener bien limpias las melgas de maíz, antes de introducir la crotalaria.

Aproximadamente entre los 60 y 70 días después de la siembra del maíz, la crotalaria puede sembrarse al voleo en las melgas, procuran-do distribuir bien e incorporar la semilla con azada u otro implemento adaptado para la misma. Se necesitan entre 35 a 40 Kg/ha de semilla. El peso de 1.000 semillas es de 40 a 45 gramos.

Figura 7: Asociación de crotalaria con maíz.

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También es válida la opción de sembrar la crotalaria en hileras, en cada melga de maíz, en hoyos cada 30 cm, dejando 8 a 12 semillas por hoyo. Se puede sembrar con sembradora, azada en forma manual, yvyrahakua u otros. Dependiendo de la variedad (ciclo corto, largo), el maíz se estaría cosechando aproximadamente a los 80 días o más de la siembra de la crotalaria, para facilitar el libre crecimiento de ésta hasta su corte.

5.3.2.2. Crotalaria juncea asociada con sorgo forrajero

Esta opción es aconsejable después de cultivos que se cosechan en di-ciembre, enero, o febrero como maní, poroto, maíz, sandía. Para sem-brar crotalaria y sorgo forrajero en esta época, se deben eliminar las malezas luego, se siembran al voleo las semillas mezcladas de ambas especies y se incorporan con rollo cuchillo, rastra de púa o rastra de disco sin trabar. Para este sistema se requieren 30 Kg/ha de semillas de crotalaria y 12 Kg/ha de semilla de sorgo forrajero.

5.3.2.3. Crotalaria juncea sin asociar

Esta es una buena opción para suelos degradados, pero no tolera la presencia de aluminio. La siembra se hace al voleo, procurando siem-pre una buena distribución de las semillas en la superficie, para luego ser incorporadas con rollo cuchillo, rastra de púa, rastra de disco sin trabar, o incluso pasando ramas secas.

El suelo debe tener una humedad adecuada para realizar la siembra. En este sistema sin asociar con otros cultivos, y en suelos degradados, se recomienda sembrar preferentemente en los meses de octubre, no-viembre, diciembre hasta la primera quincena de enero. Dependiendo de la época de siembra su ciclo completo varía de 180 a 270 días. Al-canza una elevada producción de masa verde que puede variar de 15 a 30 ton/ha. Se requieren 40 Kg/ha de semillas de crotalaria.

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5.3.2.4. Crotalaria juncea y sorgo forrajero, asociados con maíz

Se siembran crotalaria y sorgo forrajero en el mismo momento, al vo-leo, en las melgas de maíz, 30 días después de la germinación de éste. Se incorporan las semillas con azada, aprovechando una carpida (o con rollo cuchillo). En este sistema el maíz se siembra con una densi-dad de 1 metro entre hileras y 40 cm entre hoyos, dejando finalmente 2 plantas por hoyo.

5.3.2.5. Crotalaria juncea asociada con cultivos perennes

Antes de la siembra se deben eliminar malezas en las melgas del culti-vo perenne. La crotalaria se debe sembrar de preferencia en los meses de diciembre a marzo, cuando el cultivo perenne tenga como mínimo 1 año de implantación. La siembra se realiza al voleo en las melgas, o en hileras, dejando 30 cm entre hileras. La cobertura de las semillas en ambos casos se puede realizar con azada, rollo cuchillo u otros im-plementos adaptados. Se recomienda dejar un espacio sin crotalaria, de 1,20 cm a ambos lados del cultivo perenne. La cantidad de semilla varía de acuerdo con la densidad de plantación de los cultivos peren-nes, de 12 a 15 Kg/ha.

5.3.2.6. Manejo de la cobertura con crotalaria

La crotalaria juncea y el sorgo forrajero, con un cierto grado de hume-dad, se pueden manejar con rollo cuchillo, o con machete, inmediata-mente antes del siguiente cultivo, sin dejar pasar más de una semana entre el manejo de los mencionados abonos verdes y la siembra del cultivo. La fecha para realizar esta operación depende del cultivo si-guiente; para cultivos a implantarse en agosto, septiembre, (maíz, me-lón, sandía, mandioca, caña de azúcar), el manejo se realiza cuando la crotalaria se encuentra en su momento óptimo; es decir entre su plena floración y el inicio de llenado de las vainas.

Para cultivos a ser sembrados más tarde, como el algodón, se reco-mienda postergar el manejo hasta poco antes de que las plantas tengan semillas viables. También se puede dejar que termine el ciclo siempre

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que se cosechen las vainas porque las semillas producidas pueden con-vertirse en malezas.

El manejo de crotalaria asociada con cultivos perennes, cítricos y yer-ba mate se puede realizar cortando con machete o pasando el rollo cuchillo, posterior a la cosecha de semilla. En este caso una parte de las ramas cortadas se puede depositar en las hileras de los cultivos permanentes para que pueda servir de cobertura y generación de ma-teria orgánica. También se puede dejar que complete su ciclo hasta la maduración de las semillas, luego pasar el rollo cuchillo y dejar que se regenere naturalmente (en el caso de que no se quiera cosechar semilla y se quiera repetir crotalaria).

5.3.2.7. Cultivos posteriores a la crotalaria

La crotalaria sin asociar o asociada con otros abonos verdes, como el sorgo forrajero, es muy buena para anteceder a rubros hortícolas (to-mate, pimiento, melón, sandía y otras.). También se pueden sembrar cultivos de otoño, verano (mandioca, maíz, algodón, caña de azúcar, tabaco y otros).

5.3.2.8. Multiplicación de semillas de crotalaria

La parcela sembrada para abono verde produce normalmente buena cantidad de semillas que pueden ser cosechadas para luego realizar el manejo de abonos verdes. Cabe destacar que los suelos ácidos son limitantes para la producción de semillas de crotalaria. Si el objetivo es la producción de semillas es conveniente sembrar en franjas angostas y largas sin asociar con otros abonos verdes para favorecer la actividad de un insecto llamado “mamangá” (Xylocopa sp. o Bombus sp.), que poliniza las flores y asegura buen rendimiento. La población de este in-secto está condicionada al clima como a la proximidad de los bosques.

Se recomienda utilizar 40 cm entre hileras y 30 cm entre hoyos (baja densidad), para permitir mayor aireación, mejor polinización, mayor retención de vainas y plantas con más ramas y por consiguiente mayor producción de semillas. Para el buen rendimiento de semilla es nece-sario realizar el despunte o capado en la etapa de crecimiento de las plantas. La maduración de las vainas se produce entre los 180 a 240

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días. La cosecha se realiza en forma manual, cortando las ramas con vainas o directamente las vainas para luego trillar con palos. Los ren-dimientos oscilan alrededor de 600 a 800 kg/ha, pudiendo alcanzar 1.200 kg/ha o más. Se necesita un semillero de 700 m2 para cosechar la cantidad de semilla necesaria para la siembra de 1 ha de crotalaria.

5.3.3. Mucuna ceniza

La mucuna es una planta rústica, tolerante a plagas y enfermedades y además tiene efecto controlador de nemátodos. Produce buena canti-dad de materia seca en condiciones de mediana y alta fertilidad.

5.3.3.1. Mucuna asociada con maíz

El maíz se siembra de forma convencional entre los meses de agosto a octubre. Se realiza un buen control de las malezas, con azada, evitando el carancheado porque dejan surcos que dificultan el trabajo del rolado posterior. Antes de hacer la siembra se efectúa una limpieza adicional de malezas, si es necesaria.

Cuando el maíz esté en etapa de floración masculina, la mucuna se siembra en 2 hileras, en cada melga de maíz, con 50 cm entre hileras y

Figura 7: Asociación de mucuna con maíz.

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30 cm entre hoyos, utilizando 2 semillas/hoyo. Se puede sembrar con azada, yvyrahakua, sembradora a mano u otro implemento. Se necesi-tan de 80 a 110 Kg/ha de semillas.

Aproximadamente 40 días luego de la siembra de la mucuna, el maíz está maduro para ser cosechado, dejando crecer libremente a la mu-cuna, hasta la finalización de la cobertura. También puede dejarse el maíz sin cosecharse durante un tiempo adicional, en este caso, se do-bla la planta del maíz (un poco) por debajo de su mazorca, para evitar que ésta se tumbe y la mazorca contacte con el suelo, con el riesgo de que ésta se pudra. El maíz puede cosecharse una vez que se seque la cobertura de la mucuna; esta especie actúa como repelente y evita el ataque de gorgojo del maíz aunque también se debe tener en cuenta en esta práctica la presencia de roedores (ratones).

En las parcelas destinadas para semillero, se recomienda asociar con maíz o mandioca (no destroncada), sembrando en melgas de por me-dio a una distancia de 1 m entre plantas. Se requieren de 10 a 12 Kg de semillas/ha.

5.3.3.2. Cultivos posteriores a la mucuna ceniza

La mucuna ceniza es muy buena para anteceder a la mayoría de los cultivos de verano, inclusive de invierno, normalmente utilizados por los pequeños productores. Sin embargo, no es conveniente sembrar cultivos de la familia de las leguminosas sobre los rastrojos de la mu-cuna para evitar eventuales problemas de plagas o enfermedades. Se obtuvieron buenos resultados con algodón, tabaco, mandioca, maíz y caña de azúcar cultivados sobre rastrojos de esta especie.

5.3.3.3. Mucuna ceniza después de cultivos cosechados en enero

Para realizar la siembra de mucuna es imprescindible eliminar las ma-lezas, para luego sembrar de igual forma que en asociación con maíz, es decir, 50 cm de melga y 30 a 40 cm entre plantas, utilizando baja densidad en suelos menos fértiles. Los cultivos cosechados en enero son, entre otros, poroto, maní.

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La mucuna puede morir naturalmente con las heladas durante el in-vierno o por término de su ciclo; en caso de que las semillas madu-ren, éstas deberán cosecharse para evitar su germinación e infestación dentro del cultivo siguiente. En lo posible se debe evitar que esto su-ceda, salvo que el objetivo sea de regeneración natural en suelo pobre.

Si no se desea cosechar las semillas de la mucuna o en caso de que ésta presente poca cobertura, puede finalizarse su cultivo en mayo o junio, con rollo cuchillo, rastra de disco, etc. Posteriormente puede sembrar-se abonos verdes de invierno (avena), sobre el rastrojo de la mucuna para alargar el periodo de cobertura del suelo. Es preferible sembrar avena negra al voleo, previo al manejo, para evitar propagación de ma-lezas antes del siguiente cultivo.

5.3.3.4. Mucuna ceniza asociada con cultivos perennes

Para cultivar mucuna se eliminan las malezas en las melgas del cultivo perenne, después se realiza la siembra (en las melgas del cultivo) con sembradora, yvyrahakua u otro implemento para el efecto, con un es-paciamiento de 50 cm entre hileras y 40 cm entre hoyos. Se recomien-da dejar un espacio sin mucuna, de aproximadamente un (1) metro a

Figura 9: Mucuna con cultivos perennes (cítricos)

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ambos lados del cultivo perenne; la siembra se puede realizar desde octubre hasta fines de enero, pero recién al segundo año de los cultivos perennes, para evitar competencia.

En este sistema, la cantidad de semillas de mucuna varía en función con la densidad de plantación del cultivo perenne. Se recomienda utili-zar mayor cantidad de semillas, en suelos de menor fertilidad.

En asociación con cultivos perennes, las guías de la mucuna deben cortase para evitar que trepe y ahogue a los mismos. Esta operación se puede hacer semanalmente con machete, a partir de los 60 días des-pués de la siembra del abono verde o según necesidad, cuando avancen las guías hacia los cultivos permanentes.

5.3.3.5. Producción y multiplicación de semillas

En general, pueden cosecharse semillas de mucuna de la misma parce-la utilizada como abono verde, sin embargo para mejorar y asegurar la producción de semillas debe tutorarse la planta (sembrar en maizal o mandiocal viejo, etc.) como también realizarse una siembra temprana y poco densa. En caso de utilizarse tutor de maíz se recomienda sem-brar 1 hilera de mucuna en cada melga de por medio de maíz (cada 2 metros) y utilizar un espaciamiento de 0,90 m entre hoyos (15 kg/ha de semillas). La mucuna debe sembrarse a los 30 días después de la siem-bra del maíz, aproximadamente, en los meses de octubre a noviembre. Para obtener semillas de mucuna para la siembra de 1 ha de abono verde debe realizarse alrededor de 1.000 m2 de semillero.

5.3.4. Canavalia

Esta especie debe sembrarse en suelos medianamente fértiles, sin em-bargo se puede escoger suelos de baja fertilidad utilizando una mayor densidad de siembra. Soporta heladas de baja intensidad y aunque a veces es atacada por insectos masticadores de hojas, consigue producir importantes cantidades de biomasa (alrededor de 6 a 7 t/ha de materia seca). Existen datos que demuestran que en suelos extremadamente

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degradados produce 2 a 4 ton/ha de materia seca. Sus hojas son de gran porte, motivo por el cual realiza una rápida cobertura inicial.

5.3.4.1. Canavalia asociada con maíz

El maíz debe sembrarse una vez que haya pasado el peligro de las he-ladas. Si el agricultor no tiene tracción animal se realiza la siembra de canavalia en forma simultánea con el maíz; sin embargo aquellos que disponen deberán sembrarla aproximadamente 30 días después de la siembra del maíz, luego de la primera carpida con carancho.

En suelos de baja fertilidad, se siembran dos hileras de canavalia en el medio de la melga de maíz, con una distancia de 50 cm entre líneas y 40 cm entre plantas, depositando dos semillas por golpe, a una pro-fundidad de 4 cm. Para esta densidad se necesita de 120 a 130 Kg de semilla/ha. En suelos de buena fertilidad se recomienda la siembra de una sola hilera de canavalia en medio de la melga de maíz, con una distancia de 1 m entre hileras y 30 cm entre plantas y realizar la mis-

Figura 10: Asociación de canavalia con maíz.

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ma cantidad de carpidas recomendadas para el maíz. Eventualmente podrá economizarse una carpida.

Una vez que el maíz haya madurado, se realiza la cosecha de éste. La canavalia continúa con el follaje verde durante todo el invierno, man-teniendo el suelo cubierto y protegido, no dejando crecer malezas. La corpida con rollo cuchillo (o machete) se debe hacer aproximadamente un mes antes de la siembra de los cultivos de verano (algodón, sésamo, maíz, otros.). Los restos del abono verde deben permanecer sobre la superficie del suelo.

5.3.4.2. Producción de semilla

Se puede realizar en la misma parcela utilizada para abono verde o también en cultivos no asociados, utilizando un espacio de 1 m entre hileras y 30 cm entre hoyos. La cosecha de semilla se realiza a medi-da que la misma va madurando, lo que ocurre a partir de los 4 meses después de la siembra, durante aproximadamente 7 meses. Luego, las vainas se deben secar al sol para facilitar la trilla. El rendimiento os-cila alrededor de 1.000 a 1.500 kg/ha. Se requiere de un semillero de 750 m2 para cosechar la cantidad de semilla necesaria para la siembra de 1 ha de canavalia.

5.3.5. Avena negra / lupino blanco

La avena negra es un abono verde muy recomendado para anteceder a las leguminosas como poroto, maní, soja. También se tienen buenas experiencias como cultivo de cobertura para sandía, melón, mandioca.

Esta mezcla de abonos verdes se recomienda para la temporada de in-vierno. Debido a la exigencia de la avena negra, es conveniente evitar suelos de muy baja fertilidad, utilizando suelos medianamente férti-les a fértiles, bien drenados. Para sembrar esta mezcla de abonos se pueden aprovechar las parcelas que quedan libres después de algo-dón, soja, mandioca, maní u otros cultivos que se cosechan a partir de febrero.

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5.3.5.1. Siembra de avena y lupino después de algodón

Existen varias opciones para sembrar esta especie. Una ellas de es la que recomienda distribuir las semillas de la avena negra al voleo, en el algodonal en pie, para después carpir inmediatamente el algodo-nal con azada, a fin de eliminar las malezas e incorporar las semillas de avena negra. Los rastrojos del algodón se cortan con machete y se distribuyen uniformemente por la parcela. Por último, se siembra el lupino blanco con sembradora a mano (tipo matraca). La siembra de esta combinación de abonos verdes debe realizarse desde la segunda quincena de marzo hasta fines de mayo, para permitir un buen desa-rrollo de biomasa.

Para la implantación de los sistemas propuestos se requiere de 40 Kg/ha de semillas de avena negra y de 80 Kg/ha de lupino blanco, utili-zando semillas con más de 90% de poder germinativo. Para la siembra del lupino blanco se recomienda utilizar un espaciamiento de 50 cm entre hileras y 30 cm entre hoyos, distribuyendo 3 a 4 semillas/hoyo; también se puede realizar al voleo.

Figura 11: Cultivo de avena negra.

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5.3.5.2. Manejo de la cobertura

El momento oportuno de manejo, tanto de la avena negra como del lupino blanco, es alrededor de los 120 días después de la siembra. Esto es importante para conciliar el momento ideal de manejo de los abonos verdes con la fecha de siembra (ideal) del cultivo que le sigue. Para el manejo de esta cobertura se recomienda proceder de la siguiente for-ma: acamar los abonos verdes con rollo cuchillo procurando no cortar-los (solamente se deben machucar las plantas), para evitar que vuelvan a rebrotar, principalmente la avena negra.

5.3.5.3. Cultivos recomendados en rotación

La mezcla de avena negra y lupino blanco es buena para anteceder a la mayoría de los cultivos realizados por el pequeño productor, como mandioca, algodón, maíz y otros, siendo mejor para arroz, maíz u otros cereales por la incorporación de nitrógeno al suelo. En este caso es im-portante que las gramíneas sean sembradas en las mismas hileras del lupino blanco, para evitar competencia por nitrógeno en su primera etapa de desarrollo.

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6. Cultivo de maízPara la implantación de sistemas de producción de maíz sin fertiliza-ción química se recomienda utilizar suelos medianamente fértiles a fértiles (que producen normalmente más de 2.000 kg/ha de granos de maíz). En suelos degradados que producen menos de 1.500 kg/ha de granos de maíz se puede implantar con fertilización química para iniciar un sistema de recuperación con kumanda yvyra’i, según se ha descrito anteriormente.

6.1. Siembra

Se recomienda realizar siembra directa sobre abonos verdes o sobre kokuere. El proceso comienza con una corpida o rolado de la vege-tación existente. Se nivela el terreno con azada u otro implemento si fuese necesario. Se eliminan los rebrotes y plantas recién germinadas (malezas o abonos verdes), a través de carpida selectiva.

Con las malezas controladas, se abren caminos (para las hileras del cultivo), con machete o azada en caso de existir exceso de masa muer-ta. El pie de arado debe eliminarse realizando un subsolado a una pro-fundidad de 15 a 25 cm, sobre todo en las hileras del cultivo. Para el efecto se puede fabricar surcadores-subsoladores a tracción animal adaptando cuchillos o dientes (elásticos viejos, etc.) sobre vértigos de arado o carancho.

Para el maíz tupí se recomienda la utilización de “variedades” por ser cultivares menos exigentes con relación a los “híbridos”. A nivel nacio-nal se destaca como buen material la variedad karape pytâ (Guaraní V-312) recomendada por el MAG.*

La época ideal de siembra para el cultivo del maíz va desde mediados de agosto a octubre. El maíz tupí produce bien también en épocas más tardías, desde diciembre hasta febrero (época alternativa o zafriña). En parcelas destinadas para recuperación de suelos con kumanda yvyra’i, el maíz deberá sembrarse lo más temprano posible, en agosto o setiembre.

* Ministerio de Agricultura y Ganadería

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Se necesitan 20 Kg/ha de semillas con más de 85% de poder germi-nativo para sembrar una hectárea de maíz. Para la variedad karape pytâ y similares se recomienda utilizar 50.000 a 60.000 plantas/ha, empleando una distancia de 0,8 a 1 metro entre hileras y 0,40 metros entre hoyos, dejando 2 plantas/hoyo. Para conseguir esta densidad, se deben echar 3 a 4 semillas por hoyo y ralear a los 20 días después de la siembra. Las semillas deben seleccionarse previamente, utilizan-do una zaranda para garantizar un buen y homogéneo tamaño de las mismas.

Puede utilizarse la sembradora manual tipo matraca. Opcionalmente puede sembrarse con sembradora a tracción animal, o abriendo hoyos con palo de punta fina (yvyrahakua), azada, etc.

La profundidad de siembra debe ser de 3 a 4 cm; cuando se utiliza el sistema de siembra directa es común que las semillas queden al des-cubierto, las cuales deben ser tapadas con tierra utilizándose palos u otros medios.

En el caso del maíz chipá, se recomienda la utilización de las varie-dades criollas adaptadas a la zona. Opcionalmente puede utilizarse la variedad Nutriguaraní V-2 introducida, mejorada y recomendada por el MAG, para su siembra en todo el país. Para la producción de semillas es conveniente contar con algunas parcelas destinadas exclusivamente para este fin. Para evitar cruzamientos con otras variedades de maíz, los semilleros deben aislarse de éstas como mínimo 200 metros o sem-brarse en épocas diferentes a las mismas, procurando que la floración difiera en por lo menos 20 días. Es fundamental que el cultivo sea ma-nejado adecuadamente y que se realice una selección rigurosa de las plantas semilleros, eliminando todas las enfermas y atípicas.

La cosecha debe realizarse en época oportuna (lo más rápido posible para evitar dejarlo mucho tiempo a la intemperie). Es muy importante almacenar las semillas en condiciones adecuadas de humedad, tem-peratura y ventilación para evitar pérdidas de su vigor y poder germi-nativo. La época ideal de siembra para el maíz chipá es julio a agosto, pudiendo la misma extenderse hasta el mes de setiembre. La distan-cia recomendada es de 0.90 a 1,0 metros entre hileras y 0,40 a 0,50

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metros entre hoyos. Se debe echar 3 a 4 semillas por hoyo y después ralear, dejando 2 plantas/hoyo.

6.2. Fertilización y desmalezado

En suelos medianamente fértiles a fértiles no se recomienda la fertili-zación química. Sin embargo, para iniciar el proceso de recuperación de suelos degradados, con maíz asociado a kumanda yvyra’i puede re-sultar conveniente fertilizar el maíz, utilizando alrededor de 60, 40 y 40 kg/ha de N, P2O5 y K2O, respectivamente.

El fertilizante puede aplicarse con la sembradora abonadora tipo ma-traca; normalmente esta sembradora puede regularse solamente para aplicarse 100 o 200 Kg/ha de fertilizante. Una forma de aportar ese fertilizante es utilizar la combinación 66-40-40, aplicando 200 Kg/ha de la formulación 10-20-20 en el momento de la siembra y 100 Kg/ha de urea (formulación 46-0-0), aproximadamente 30 días después. Durante el cultivo, se realizan 2 a 3 carpidas, con azada y carancho, evitando el surcado profundo, para favorecer la siembra directa.

Para complementar el control de orugas como la del cogollo y otras plagas, se recomienda instalar, si es posible, trampas luminosas u otras similares en los alrededores del cultivo para controlar insectos en estado adulto. Se recomienda monitorear semanalmente a partir de los 10 días de la germinación para detectar presencia de Spodoptera a fin de realizar control en momento oportuno y utilizar cantidades mínimas de insecticidas naturales.

6.3. Cosecha del maíz

La cosecha de mazorcas de maíz se realiza normalmente en forma ma-nual a partir de los 120 a 140 días después de la siembra. Opcional-mente se puede cosechar para utilizarlo como maíz choclo. Inmedia-tamente después de la cosecha, las espigas del maíz (preferentemente deschalado), deberán trasladarse a un secadero (caseta o galpón seca-dero) y mantenerlas ahí hasta alcanzar como mínimo una baja hume-dad (15 a 16 %). Posteriormente, puede realizarse la trilla del maíz, ya

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sea en forma manual o con desgranadora y someter los granos a un nuevo secado al sol (sobre pista o carpa), durante aproximadamente 3 días, hasta alcanzar por lo menos 14% de humedad. Una vez secos, los granos de maíz se pueden almacenar en silos o tambores, controlando periódicamente eventuales ataques de gorgojos o por si los granos no estén bien secos y se recalienten, ocasionando perjuicios en su vigor.

Con las recomendaciones efectuadas se espera que los rendimientos del maíz tupí sean cercanos a los 4.000 Kg/ha, mientras que los de maíz chipá alcancen entre los 2.500 a 3.300 Kg/ha.

Figura 12: Crotalaria sobre maíz

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6.4. Rotaciones del maíz

En suelos degradados, en donde se inició un sistema de recuperación con maíz/Kumanda yvyra’í, en el segundo año puede repetirse el cul-tivo de maíz asociándolo con otro abono verde de verano (mucuna ce-niza u otros). En suelos fértiles o medianamente fértiles, así como en suelos ya recuperados, se puede implementar una rotación de maíz con otros cultivos como algodón, sésamo, etc.

6.5. Estudio económico del cultivo de 1 hectárea

de maíz

En los cálculos efectuados, téngase en cuenta que se han contabiliza-do como gastos todos los jornales necesarios para el cultivo. Si esta mano de obra es aportada por la familia, la rentabilidad del cultivo y los ingresos para la familia mejora notablemente. Igualmente, se han contabilizado los costes de utilización de abono sintético, el cual solo se utilizará en parcelas con muy baja fertilidad de suelo, así como con fines demostrativos.

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Cuadro 2: Costo de Producción - Base 1 ha.

Insumos físicos

Ítem Concepto Unidad Cantidad Costo unitario

Gs.

SubtotalGs.

TotalGs.

1. Corpida Jornal 6 25.000 150.0002. Arada Jornal 4 40.000 160.0003. Nivelación con

rastraJornal 1,5 40.000 60.000

4. Siembra con fertilización

Jornal 3 25.000 75.000

5. Raleo Jornal 1,5 25.000 37.5006. Carpida (2

operaciones)Jornal 18 25.000 450.000

7. Aplicación de urea

Jornal 2 25.000 50.000

8. Aplicación de insecticida (1

operación)

Jornal 1 40.000 40.000

9. Siembra de mucuna ceniza

Jornal 2 25.000 50.000

10. Cosecha Jornal 10 25.000 250.00011. Trilla Kilo 80 4.750 380.000 1.702.500

Insumos técnicosÍtem Concepto Unidad Cantidad Costo

unitarioGs.

SubtotalGs.

TotalGs.

1. Semillas Kilo 20 3.500 70.000

1.894.000

2. Fertilizante 10- 20- 20

Bolsa de 50 Kg

4 250.000 1.000.000

3. Urea Bolsa de 50 Kg

2 250.000 500.000

4. Envases (bolsas)

Unidad 84 1.000 84.000

5. Semillas de mucuna ceniza

Kilo 80 3.000 240.000

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Asociación con abono verde

Rendimiento 4.000 Gs.Precio de venta 700 Gs.

Ingreso bruto (IB) 2.800.000 Gs. Costo total (CT) 3.596.500 Gs.

Ingreso neto (=IB-CT) -796.500 Gs.

Observación: Costos de insumos técnicos actualizados según campaña agrícola 2009 1 U$S = 4680 Gs.

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7. Cultivo de mandiocaLa mandioca es un cultivo rústico que se adapta a diversas condiciones ambientales, incluso crece y produce bien en suelos muy pobres. Sin embargo, para obtener una producción comercial y rentable es necesa-rio que sea implantado en suelos medianamente fértiles a fértiles (bue-na producción de cultivos anuales).

No se recomienda plantar mandioca en suelos recién desmontados (ro-zado), dejando pasar al menos 2 años, porque puede afectar negativa-mente en la producción debido al excesivo desarrollo vegetativo, mayor susceptibilidad a enfermedades y por tener muchos troncos que obsta-culizan el desarrollo radicular.

Para favorecer el crecimiento radicular y evitar posibles problemas de pudrición de la mandioca, es muy importante que la parcela se localice en lugar alto, de manera que sea bien drenado y profundo (sin piedras y sin compactación). En caso de disponerse solamente de terrenos bajos es imprescindible realizar drenaje y construcción de camellones.

El productor debe seleccionar un terreno que no estuvo ocupado an-teriormente por mandioca u otra especie con características similares como el tártago, por un tiempo mínimo de un año. Esto es fundamental para evitar problemas de plagas y enfermedades y para mantener en equilibrio la fertilidad del suelo.

7.1. Preparación del terreno

Los principales objetivos de la preparación del terreno son la elimina-ción de las malezas y el aflojamiento del suelo para permitir la implan-tación y el desarrollo adecuado del cultivo. El productor de mandioca puede utilizar los métodos y equipos tradicionales de labranza, debien-do sin embargo incorporar a corto plazo sistemas más conservacionis-tas que consigan mejorar y mantener la productividad de los suelos.

En el sistema de siembra directa se recomienda realizar nivelado del terreno, en caso necesario, con azada u otros implementos. Eliminar

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pie de arado u otra compactación del suelo (si existe), realizando un subsolado a una profundidad un poco superior al pie de arado, (15 a 25 cm). Para esta operación pueden utilizarse surcadores-subsoladores a tracción animal los cuales pueden pasarse sobre las futuras hileras del cultivo. Se debe preparar una buena cobertura muerta, utilizando pre-ferentemente los restos de cultivos y sembrando abonos verdes (mu-cuna, avena negra, etc.). Ocasionalmente puede iniciarse la siembra directa en una parcela de kokuere, sin que ésta haya sido sometida a la quema.

Si se ha utilizado avena negra, mezclada con otros abonos verdes como rábano o lupino blanco, se recomienda realizar su acamado con rollo cuchillo, rastras a tracción animal, neumáticos usados y otros, a los 120 días después de su siembra o 10 a 15 días antes de la plantación de la mandioca. En caso de disponer solamente de avena negra la plan-tación de mandioca puede realizarse con el abono verde en pie (sin rolar). Con una carpida selectiva se eliminan rebrotes de malezas o abono verde.

En parcelas de maíz /mucuna ceniza, se recomienda acamar los restos de ambas especies con rollo cuchillo, aproximadamente 22 días antes de la plantación de la mandioca, para aplastar la cobertura existente.

Se deben eliminar los rebrotes del abono verde y las malezas recién germinadas con una carpida selectiva. Después se abren caminos para las hileras del cultivo con machete o azada en caso de existir cobertura excesiva.

7.2. Corte y almacenamiento de rama semilla de

mandioca

Para la obtención de semillas de mandioca se pueden utilizar las mis-mas plantaciones de producción, sin embargo si se pretende utilizar variedades de ciclo corto como “señorita” y “tacuara sayju”, es prefe-rible que se realice una parcela exclusiva para semilla, ya que éstas corren el riesgo de ser cosechadas totalmente antes de la maduración de sus ramas.

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Para que el material propagativo sea de buena calidad genética y fito-sanitaria que garanticen una buena brotación, vigor y rendimiento, es necesario que dicho material sea proveniente de plantaciones vigoro-sas, uniformes, libre de plagas y enfermedades y que no tengan mezcla de variedades. Para lograr esto, el cultivo debe ser instalado en suelo fértil, libre de malezas y con buen control de plagas y enfermedades. El corte de las ramas (cosecha), se debe realizar con machete bien afilado, de plantaciones maduras, (8 a 10 meses de edad), a partir de la segun-da quincena de mayo hasta mediados de junio (antes de la primera helada). Los tallos seleccionados deben presentar desarrollo equilibra-do entre leño y médula (50% y 50%), eliminando aquellas ramas que presenten signos de secamientos u otros daños físicos. Las ramas se deben orear, cortadas en el sitio, durante 3 a 4 días para eliminar hojas y el exceso de agua. Finalmente se deben almacenar en un lugar alto y al aire libre hasta su utilización.

Figura 13. Plantación de mandioca

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7.3. Cuidados para el almacenamiento de las ramas

El suelo del sitio de almacenaje debe limpiarse y removerse. Es nece-sario preparar un soporte de 70 a 80 cm de altura del suelo con dos postes y un travesaño. Las ramas se deben transportar cuidadosa-mente hasta el lugar de almacenaje para evitar daños a las yemas; si es posible preparar atados de 30 a 50 ramas. Colocar las ramas (de a una) en forma parada, apoyadas por el soporte de tal forma que la base tenga contacto con el suelo. Luego, cubrir totalmente con restos de gramíneas secas (pastos, maíz, pajas, hojas de caña, entre otros) para evitar daños por heladas, vientos, sol y temperatura alta. No se recomienda el uso de plantas de hojas anchas. Finalmente las ramas se deben atar con materiales disponibles (piolín, ysypo, otros) para darle mayor firmeza y evitar daños que puedan ocasionar animales, vientos, entre otros.

Para la plantación de una hectárea de mandioca se necesita preparar una parcela semillero de 0,25 hectáreas (3.000 a 4.000 ramas).

7.4. Preparación de estacas

Para preparar las estacas de mandioca se utilizan las ramas que fueron previamente seleccionadas y almacenadas. Se debe eliminar la parte basal y terminal de dichas ramas, dejando orear de 1 a 2 días para eliminar el exceso de agua que contienen. Mediante cortes se debe ve-rificar si las ramas semillas no tienen algunas manchas u otros daños físicos para eliminar. Si es posible, se debe efectuar una prueba de via-bilidad, consistente en realizar un corte del tallo y verificar si del mis-mo fluye látex. Si éste fluye inmediatamente significa que la rama tiene buen contenido de humedad y capacidad de brotación, en cambio, si el látex no sale o demora en salir, el material debe ser descartado. Las ramas se deben cortar en forma transversal, en el aire (no sobre toco-nes), con machete bien afilado, para obtener estacas con 5 a 6 yemas. Las estacas deben utilizarse en el día.

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7.5. Variedades y época de plantación

Para minimizar los riesgos de producción se recomienda que cada pro-ductor utilice una combinación de tres o más variedades de mandioca conocidas localmente. Las de mejor comportamiento mencionadas por los productores y que presentan alto potencial para una producción comercial destinada al consumo humano, son las siguientes:

● Señorita:...............6 a 10 meses de ciclo.

● Takuara sayju:........6 a 12 meses de ciclo.

● Lambaré:..................8 a 18 meses de ciclo.

● Cano’i:........................8 a 18 meses de ciclo.

● Pomberi:...............8 a 18 meses de ciclo.

La plantación se realiza normalmente desde agosto hasta octubre. Sin embargo, la época más recomendada en la región centro va desde me-diados de agosto hasta la primera quincena de setiembre. La planta-ción en épocas tardías puede incidir negativamente en la producción del cultivo debido al menor tiempo que dispone para su desarrollo como también al mayor riesgo de obtener mala germinación y vigor inicial, como consecuencias del deterioro que sufre el material propa-gativo con el tiempo.

En épocas muy tempranas de plantación (antes de mediados de agos-to), la mandioca corre el riesgo de ser afectada por heladas o tempera-turas bajas al inicio de su emergencia, pudiendo provocar serios daños al cultivo inclusive eliminar totalmente la plantación.

7.6. Densidad y método de plantación

Las raíces de mandioca destinadas al mercado para consumo humano, deberán ser uniformes y de buen tamaño. Para lograr buen rendimien-to de raíces comerciales se recomienda plantar alrededor de 10.000

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estacas/hectárea en suelos medianamente fértiles, pudiendo utilizarse espaciamientos de 1 metro entre hileras y 1 metro entre plantas.

En suelos de alta fertilidad es recomendable emplear mayor densidad de plantación, pudiendo utilizarse alrededor de 12.000 plantas/hectá-rea con espaciamientos de hasta 1 m entre hileras y 0,7 metros entre plantas.

El tamaño y forma de la mandioca no son consideradas para su venta a las industrias. Consecuentemente, tanto las variedades de ciclo corto como las de ciclo mediano deben implantarse en alta densidad para lo-grar la mayor producción posible. En suelos de buena fertilidad se re-comienda utilizar alrededor de 14.000 plantas/ha, pudiendo emplear-se espaciamientos de 1 metro entre hileras y 0,7 metros entre hoyos.

La plantación de mandioca puede realizarse de dos maneras:

• Por estacas previamente preparadas:

Se deben abrir surcos con una pasada de patuca o carancho o abrir hoyos con azada o yvyrahakua, en el día de la plantación. Si se pretende abrir surcos en el sistema de siembra directa (suelos com-pactados), deben adaptarse discos cortadores de paja a los surca-dores. Existen experiencias con buenos resultados en plantaciones sobre rastrojo de mucuna o avena negra, abriendo pequeños hoyos con pala plana o yvyrahakua y depositando las ramas en forma ho-rizontal, sin abrir surco. Con este método se ahorra una e inclusive hasta dos carpidas, dependiendo de la cobertura.

Se depositan las estacas de mandioca en el fondo del surco u hoyo, en posición horizontal y en el mismo sentido de las hileras. Luego se tapan con una capa de 5 cm, de suelo, aproximadamente.

• Por estaquillas preparadas en el momento de plantación:

Se preparan pequeños hoyos abriéndolos con la punta de un ma-chete, en los cuales se introduce una rama entera de mandioca en posición inclinada, luego se corta con machete, en bisel y a ras del

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suelo, procurando dejar 5 a 7 yemas por estacas (estaquillas) sin abrir ningún surco, sobre rastrojos del abono verde. Luego se en-tierran las estaquillas pisándolas con el pie, de manera a mejorar el contacto de su base con el suelo y permitir que aflore su ápice en la superficie. Con este sistema debe cuidarse que el corte en bisel quede orientado hacia abajo, las raíces también siempre van orientadas hacia el bisel.

7.7. Asociación de la mandioca con abonos verdes

Como consecuencia de las amplias distancias de plantación, su lento crecimiento inicial y el disturbio extensivo del suelo al momento de la cosecha, la mandioca es un cultivo que tiene alto índice de erosión. La degradación del suelo puede disminuir al proteger el suelo entre las hi-leras con coberturas vivas o muertas de abonos verdes u otros cultivos, lo cual también puede ayudar a reducir el problema con las malezas (se ahorra 1 a 2 operaciones de limpieza).

El cultivo de la mandioca permite la inclusión de los abonos verdes en las fincas del pequeño productor con un costo mínimo, aprovechán-dose la parcela preparada y limpia del cultivo. El momento adecuado

Figura 14: Asociación de mandioca con canavalia

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para implantar los abonos verdes es cuando la planta de mandioca al-canza la rodilla del productor (aproximadamente 50 cm de altura). En las melgas del cultivo puede sembrarse una (suelo fértil) a dos (suelo pobre) hileras de abonos verdes de crecimiento limitado como la cana-valia, la mucuna enana, entre otros.

Igualmente, los mandiocales cortados en mayo - junio para la obten-ción de material propagativo, que dejan las parcelas descubiertas, pue-den aprovecharse para la siembra de abonos verdes de invierno como la avena negra, espérgula, vicia villosa y otros. No se recomienda el nabo forrajero, debido a que la cobertura se debe manejar indefectible-mente antes de la maduración de las vainas, práctica que es difícil de realizarse en un mandiocal ya instalado.

7.8. Control de malezas

Para evitar pérdidas importantes de producción por competencia de malezas, el cultivo de la mandioca debe mantenerse limpio durante el periodo crítico de interferencia, principalmente hasta los primeros 100 días después de su implantación.

Para mandiocales implantados en el sistema convencional se reco-mienda realizar 3 a 4 limpiezas del cultivo. Estas operaciones pueden realizarse con azada, siendo muy importante que las dos primeras sean acompañadas de aporque con carancho o patuca.

Con la utilización del “sistema de siembra directa” puede ahorrarse 1 a 2 operaciones de limpiezas, siendo éstas normalmente realizadas en forma puntual a través de carpidas con azada. En cultivos de man-dioca con más de un año, tanto en el sistema convencional como en siembra directa, deberán realizarse 1 a 2 carpidas. Esta operación se reduce si se siembra avena negra sola o asociada con lupino y vicia, inmediatamente después del destronque, inclusive en algunos casos se anula la operación de carpida. Para disminuir las operaciones mecáni-cas de control de malezas es muy importante que los mandiocales sean asociados con abonos verdes ya sea de verano o de invierno o con otros cultivos de ciclo corto como la habilla y el poroto.

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7.9. Rendimiento de la mandioca y manejo de rastrojos

Con la tecnología recomendada se pretende obtener en promedio 20 ton / ha de raíces en mandiocales de un ciclo (a partir de 9 meses hasta 1 año). Del total de producción se espera que alrededor del 70 % (14 to-neladas), sean raíces comerciales que pueden ser vendidas al mercado para consumo humano. Si se pretende vender a las industrias puede aprovecharse la producción total de mandioca. Las variedades cano-i y pomberi eventualmente pueden producir mucho menos cuando son implantadas en suelos pobres. La producción esperada en mandioca-les de segundo ciclo (normalmente 18 meses) es alrededor de 30 tone-ladas de raíces por hectárea.

En lo posible, las ramas y restos de raíces del cultivo de la mandioca deberán dejarse preferentemente en la misma parcela, de manera a re-ciclar nutrientes y proveer cobertura al suelo. Para facilitar el manejo posterior es recomendable que los rastrojos sean desmenuzados, ya sea con machete, rollo cuchillo cargado con agua, rastras de discos u otros implementos para el efecto.

7.10. Rotación de cultivos

En general se debe evitar la plantación nuevamente de mandioca o tártago después de mandioca. Por tanto, es importante implementar un plan de rotación de cultivos con otros cultivos tradicionalmente utilizados por el productor, e incluir también algunos abonos verdes en asociación o sucesión con los mismos. Algunos ejemplos de rota-ción que pueden ser adoptados por el pequeño productor de la zona de Caazapá son los que se indican en el siguiente cuadro.

Cuadro 3: Ejemplos de rotación de cultivosRotaciones Primer año Segundo año Tercer año

Opción 1 Maíz - mucuna Algodón MandiocaOpción 2 Maíz - mucuna Algodón - Abono verde

de inviernoMandioca - canavalia

Fuente: Sistemas sostenibles de producción (MAG-GTZ), Octubre. 2008.

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Bibliografía consultada

1. Derpsch, R.; Florentín, M. A.; Moriya, K. Importancia de la Siembra directa para alcanzar la Sustentabilidad agríco-la - Programa Nacional de Manejo y Conservación y Recu-peración de Suelos. MAG -GTZ, San Lorenzo, Paraguay. 2006. 40 p.

2. FLORENTIN, M. A.; PEÑALVA, M. ; CALEGARI A. AND DERPSCH, R. Abonos verdes y rotación de cultivos. de siembra directa. Pequeñas Propiedades. Proyecto Conser-vación de suelos, MAG - GTZ, San Lorenzo, Paraguay. 2006. 84 p..

3. Ministerio de Agricultura y Ganadería, Proyecto de Manejo Sos-tenible de Recursos Naturales. Sistemas Sostenibles de Pro-ducción para principales cultivos agrícolas, forestales y agroforestales de la Región Centro del Paraguay. 2008. 353 p.

4. Monegat, C. Plantas de cobertura do solo: caracteristicas e manejo em peqenas propriedades. Chapecó, (SC). 1991. 337 p.

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Equipo Técnico: Acción Contra el Hambre - ACH• Norma Ramos• Eduardo Godoy• Arnaldo Espínola• Graciela Galeano• Fátima Flecha• José María Romero• Sindulfo Daniel Villalba• Nelson Benavente• Venus Caballero• Guadalupe Rolón• Lucía Palacios• Alba Gaona• Francesco Anichini• Roque González, Cooperativa Capiibary• Carlos Valdez , Luís Caballero, Cooperativa Ycuá Bolaños

DEAg /ACH - PERIODO 2.009

• Gerardo Espinola – ALAT Caazapa• Facundo Ortiz - ALAT Caazapa• Blanca de Chamorro - ALAT Caazapa• Oscar Vidal Alarcon -ALAT F. Yegros• Carlos Bernardou - ALAT Yegros• Andresa de Bernardou – ALAT F. Yegros• Arnaldo Arevalos – ALAT Yuty• Porfirio Duarte - ALAT San Juan Nepomuceno• Richerd Ortiz - ALAT San Juan Nepomuceno• Edith de Ortiz - ALAT San Juan Nepomuceno• Maria Heisele de Riquelme - ALAT San Juan Nepomuceno• Felipe Cano – ALAT Maciel• Marciano Duarte – ALAT Maciel• Carlos Ferreira - ALAT San Agustin• Zully Espinola - ALAT Tavai• Javier Ortigoza – ALATCaazapa• Manuel Morel Paiva – ALAT Caazapa• Flaminio Miranda - ALAT Caazapa

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