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PROBEMAS DE LA ECONOMÍA KEYNESIANA Página 111 of 129 5 PROBLEMAS DE LA ECONOMÍA KEYNESIANA La economía Keynesiana ha sido una fuerte influencia en la política económica Argentina durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Estudios críticos del análisis Keynesiano abundan. 49 En este capítulo el énfasis se encuentra en los aspectos que más han sobresalido durante la gestión Kirchnerista. El capítulo se divide en cuatro secciones, (1) macro (nivel de precios) versus micro (precios relativos), (2) la Ley de Say, (3) el problema de la ilusión estadística, y (4) Kirchnerismo versus Keynesianismo. Antes de continuar, sin embargo, un breve resumen de la postura de Keynes es útil a fines de dar contexto al resto del capítulo. La obra de (Keynes, 1936) surge en el contexto de la Gran Depresión como una propuesta de política económica para lidiar con la crisis y desempleo. Según Keynes la causa de la Gran Depresión es una caída de la demanda agregada (PBI), en lugar de ser la crisis lo que produce una caída en la demanda agregada. El origen de esta caída, según Keynes, se encuentra en los espíritus animales, un comportamiento “irracional” que lleva a los inversores y consumidores a reducir sus gastos La propuesta de Keynes consiste, por lo tanto, en compensar dicha caída con un aumento del gasto público de modo tal de compensar la caída en gasto privado con el aumento de gasto público manteniendo el nivel de demanda agregada estable. El análisis de Keynes, basado en agregados económicos (PBI, 49 Algunas referencias son (Buchanan & Wagner, 1977; Hayek, 1931a, 1931b, 1932, 1972; Hazlitt, 1959; Mises, 1952, Chapters IV, V) HUTT, OTROS?

5 PROBLEMAS DE LA ECONOMÍA KEYNESIANA - … · Gran Depresión es una caída de la demanda agregada (PBI), en lugar de ser la crisis lo que produce una caída en la demanda agregada

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PROBEMAS DE LA ECONOMÍA KEYNESIANA

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5 PROBLEMAS DE LA ECONOMÍA KEYNESIANA

La economía Keynesiana ha sido una fuerte influencia en la política económica Argentina

durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Estudios críticos del análisis

Keynesiano abundan.49 En este capítulo el énfasis se encuentra en los aspectos que más han

sobresalido durante la gestión Kirchnerista. El capítulo se divide en cuatro secciones, (1)

macro (nivel de precios) versus micro (precios relativos), (2) la Ley de Say, (3) el problema

de la ilusión estadística, y (4) Kirchnerismo versus Keynesianismo. Antes de continuar, sin

embargo, un breve resumen de la postura de Keynes es útil a fines de dar contexto al resto

del capítulo.

La obra de (Keynes, 1936) surge en el contexto de la Gran Depresión como una propuesta

de política económica para lidiar con la crisis y desempleo. Según Keynes la causa de la

Gran Depresión es una caída de la demanda agregada (PBI), en lugar de ser la crisis lo que

produce una caída en la demanda agregada. El origen de esta caída, según Keynes, se

encuentra en los espíritus animales, un comportamiento “irracional” que lleva a los

inversores y consumidores a reducir sus gastos La propuesta de Keynes consiste, por lo

tanto, en compensar dicha caída con un aumento del gasto público de modo tal de

compensar la caída en gasto privado con el aumento de gasto público manteniendo el nivel

de demanda agregada estable. El análisis de Keynes, basado en agregados económicos (PBI,

49 Algunas referencias son (Buchanan & Wagner, 1977; Hayek, 1931a, 1931b, 1932, 1972; Hazlitt, 1959;

Mises, 1952, Chapters IV, V) HUTT, OTROS?

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nivel de precios –en lugar de precios relativos– oferta y demanda agregadas, etc.) da origen

a la macroeconomía. Hayek eleva dos críticas centrales a Keynes. En primer lugar, que el

uso de agregados económicos no es como debe proceder el análisis económico, los

agregados esconden las causalidades económicas prestando a confundir causa con efecto.

En segundo lugar, que al apelar a espíritus animales sin explicar su origen o naturaleza

Keynes de hecho no tiene una explicación de las crisis económicas y esto le lleva a poner el

carro delante del caballo en lo que respecta su propuesta de política económica.

Milton Friedman reemplaza a Hayek en debate con Keynes. Friedman, sin embargo, lleva

adelante una estrategia distinta a la de Hayek. En lugar de cuestionar la nueva economía de

Keynes como método, toma el marco keynesiano para cuestionas la política económica del

keynesianismo. Es decir, contra-argumenta con las mismas herramientas propuestas por

los seguidores de Keynes. En un conocido pasaje, Friedman sostienen que en un sentido

somos todos Keynesianos, y en otro sentido ya no somos Keynesianos. Todos somos

Keyenesianos en el sentido que los economistas han adoptado su marco teórico y modelos,

peor ya nadie es Keynesiano en el sentido que su política económica ya no es aceptada en la

profesión.50

50 La frase de Friedman, “[i]n one sense, we are all Keynesians now; in another, nobody is any longer a

Keynesian”, fue fruto de erroneas interpretaciones. Ver la columna y comentario de Friedman en la revista

TIME del 31 de diciembre de 1965 y del 4 de febrero de 1966.

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5.1 MACRO VERSUS MICRO, O AGREGADOS VERSUS PRECIOS RELATIVOS

En el esquema Keynesiano son los agregados económicos, no los precios relativos, el foco

central de análisis económico. La necesidad de series económicas durante la Gran

Depresión motivó el desarrollo de mediciones macroeconómimcas, las cuales se

desarrollaron siguiendo los conceptos de la economía Keynesiana. Posiblemente la serie

económica más importante sea la del producto bruto interno (PBI).

El PBI mide el valor de mercado de todos los bienes y servicios producidos dentro del país

en un período de tiempo dado, como puede ser un año. El PBI es, entonces, la suma de

cantidades producidos por sus precios de mercado: 𝑃𝐵𝐼 = 𝑃 · 𝑄 (donde P es el vector de

precios y Q el vector de bienes y servicios de consumo.) Dadas las dificultades prácticas

observar todos los precios y cantidades producidas, el PBI se calcula y expresa en otras dos

versiones. El PBI por gasto y el PBI por ingresos.

El PBI calculado por gasto la conocida expresión: 𝑃𝐵𝐼 = 𝐶 + 𝐼 + 𝐺 + (𝑋 − 𝑍), donde C es

consumo privado, I es inversión privada, G es gasto público, X es exportaciones, y Z

representa las importaciones. Todos los bienes producidos deben encontrarse en uno de

estos componentes. Aquellos bienes producidos pero que no han sido vendidos figuran en

la cuenta de inversiones como un cambio en el nivel de stocks o inventarios. Las

exportaciones buscan agregar el valor de mercado de los bienes produciros que, al ser

vendidos al exterior, no son figuran en consumo, inversión, ni gasto público. De modo

similar, las importaciones buscan descontar los gastos en bienes no producidos

domésticamente. No se debe interpretar, entonces, que las exportaciones son algo bueno

para el PBI y las importaciones algo malo dado que las primeras suman y las segundas

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restan. De esta expresión también surge que el PBI equivale a la demanda agregada, dado

que es la suma de todos los gastos de bienes y servicios de consumo.

El PBI según ingresos surge de sumar todas las fuente de ingresos: 𝑃𝐵𝐼 = 𝑠𝑎𝑙𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 +

𝑔𝑎𝑛𝑎𝑐𝑖𝑎𝑠 + 𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎𝑠 + 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑒𝑠𝑒𝑠. Salvo errores estadísticos y ajustes contables, ambas

expresiones son equivalentes. La lógica es que el valor de mercado de los producido debe

ser igual a la suma de todos los ingresos, que a su vez debe ser igual a todos los gastos

realizados. Entonces: 𝑠𝑎𝑙𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 + 𝑔𝑎𝑛𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠 + 𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎𝑠 + 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑒𝑠𝑒𝑠 = 𝑃𝐵𝐼 = 𝐶 + 𝐼 + 𝐺 +

(𝑋 − 𝑍). Según esta expresión, el PBI también representa los ingresos a nivel nacional.

Las crisis económicas, según el esquema Keynesiano, se debe a una caída de gasto en el

sector privado (C + I) y por lo tanto la solución es incrementar el gasto público (G) en la

misma medida: 𝛥𝐺 = −(𝛥𝐶 + 𝐷𝐼). De este modo el nivel de gasto total, es decir, el nivel de

demanda agregada, se mantiene constante. Lo que importa no es tanto en qué se gasta, sino

el nivel de gasto total. Los planes de estímulo basados en gasto público parten del supuesto

que la caída en la demanda agregada es el problema, y no un síntoma de la crisis, y que lo

importante es el nivel de gasto y no qué bienes producir.

Al presentar este esquema Keynes también plantea un cambio de concepción respecto al

origen de los ingresos. El 𝑃𝐵𝐼 = 𝐶 + 𝐼 + 𝐺 + (𝑋 − 𝑍) puede leerse de izquierda a derecha, o

de derecha a izquierda. Es decir, o es un aumento en ingresos lo que permite aumentar los

gastos, o es un aumento de gastos lo que produce un aumento de ingresos. Keynes da

vuelta la relación causa al sostener que son los gastos los que producen ingresos, y no los

ingresos los que permiten aumentar los gastos. El uso de matemáticas en economía no es

gratuito. Expresiones como la del PBI son mudas respecto a la dirección causal de las

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variables económicas. Es factible construir un modelo económico matemáticamente

consistente cuyas relaciones causales del fenómeno económico se interpretan de manera

inversa.51 No es sorpresa que un aumento del gasto público lleve a un aumento del nivel de

ingreso (PBI) dado que la construcción de las variables económicas siguen la concepción

los gastos son el origen de los ingresos.

En este esquema hay un bien ausente, el bien dinero. La demanda de dinero no es un gasto

y por lo tanto no produce ingresos. De allí que los ahorros no invertidos sean un mal, un

costo, o una pérdida en el flujo de gastos-ingresos. Por construcción, una caída de la

demanda agregada equivale a un aumento en la demanda de atesorar dinero que no es

capturado en el PBI. Es el gasto (consumo privado o público) el motor de la economía, no

los ahorros invertidos.

En la concepción de los clásicos el diagnóstico es distinto. El problema no es incrementar el

gasto público, sino corregir los precios relativos. El problema no es simplemente producir,

sino producir los bienes y servicios demandados por los consumidores para lo cual es

necesario disponer de precios relativos confiables. Las inversiones dependen de las

rentabilidades esperadas, no del nivel de consumo como parece sugerir el esquema

Keynesiano. La figura 18 captura los dos puntos de vista. La línea curva es la frontera de

posibilidades de producción (FPP) de una economía con dos bienes, x e y. Es decir, la FPP es

la capacidad productiva de estos dos bienes. La economía se encuentra en el punto A con

51 Para una discusión más detallada de este y otras dificultades en la economía matemática ver (J. C.

Cachanosky, 1985a, 1985b; Leoni & Frola, 1977; Morgenstern, 1972). COMPLETAR

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capacidad ociosa. El valor de mercado de cualquier punto sobre la FPP sería el PBI de esta

economía. Si lo que importa es el nivel de gasto, entonces lo importante es posicionarse

sobre la FPP sin importar dónde. Si lo que importa es producir la correcta combinación de x

e y entonces no da lo mismo cualquier punto sobre la FPP. La combinación de x e y que se

produce depende de los precios relativos. La solución de mercado libre a una crisis

económica sostiene que al no intervenir en los precios relativos la economía se va a mover

del punto A el punto E. Si hay, en cambio, una política de estímulo por parte del estado,

entonces los precios relativos pueden verse afectados en mayor o menor medida y la

economía se moverá al punto E’ en lugar del punto E. Ambos puntos sobre la FPP muestran

pleno empleo, pero diferente composición de actividad económica.

Figura 18. Salida de una crisis; política Keynesiana y de mercado libre

La política de estímulo Keynesiana no deja de sufrir de una curiosa contradicción. Por un

lado, Keynes critica a la mano invisible del libre mercado al sostener que la misma falla y

produce crisis económicas. Pero por el otro sugiere aumentar el gasto en cualquier

bien x

FPP

E'

política

keynesiana

E

A

mercado libre

bien y

c

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concepto, dado que el flujo de gastos generará ingresos y pondrá nuevamente de pie a la

economía. Pero al enfocarse en el nivel de gasto dejando de lado precios relativos

implícitamente la propuesta de Keynes depende de la mano invisible que critica en primer

lugar. En la medida que el problema económico sea producir la combinación correcta de

bienes, enfocarse en el gasto en lugar de precios relativos obvia el problema central a

resolver asumiendo que de alguna manera el mismo será resuelto siempre y cuando exista

un nivel dado de gasto.

5.2 LA LEY DE SAY

Dado que en su esquema el gasto, en lugar de la producción, es el motor de la economía en

el esquema, Keynes necesita objetar la Ley de Say. Según la Ley de Say, es la oferta la que

genera demanda, y no la demanda la que genera oferta (producción.) El motivo es que la

demanda surge de las necesidad y preferencias de los consumidores más un poder de

compra. Si el consumidor no tiene nada que ofrecer a cambio, entones no está demandando

bienes y servicios. Mi preferencia por un Aston Martin no implica que afecte su demanda si

efectivamente no tengo el dinero suficiente para intentar comprar uno de estos vehículos.

El poder de compra es el valor de mercado de los bienes y servicios ofrecidos en el

mercado.

En primer lugar, la Ley de Say no sostiene que es la producción de un bien la que genera su

propia demanda, sino que el valor de mercado de lo producido permite efectivizar demanda

de bienes y servicios en el mercado. En segundo lugar, de esta ley se desprende que a nivel

agregado la demanda agregada es igual a la oferta agregada. A nivel micro, los distintos

mercados pueden estar en desequilibrio, algunos con exceso de demanda y otros con

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exceso de oferta, pero a nivel agregado demanda y oferta agregadas son iguales dado que el

valor del total del producto es el valor del total de bienes y servicios demandados. Si

extendemos las implicancias de la Ley de Say, entonces no se pueden explicar las crisis

económicas por un exceso de oferta agregada respecto a la demanda agregada como hace

Keynes.

Esto se ve más claramente en el caso de trueque, donde los intercambios son entre bienes

sin dinero de por medio. La única manera de demandar dos naranjas es ofreciendo

manzanas a cambio. La única manera de que la demanda agregada caiga es si la oferta

agregada también cae. Si la Ley de Say es válida, entonces el esquema Keynesiano cae dado

que su cimiento es erróneo; la relación causal sugerida es la inversa a la real.

En el sistema Keynesiano la Ley de Say se quiebra al no considerar al dinero como un bien

económico. La contracara de una caída en el consumo es un aumento en la demanda de

dinero. Pero si el dinero no es considerado un bien económico, entonces un aumento en la

demanda de dinero figura como una caída en la demanda agregada sin la contrapartida de

una caída en la oferta agregada. El dinero, sin embargo, posee las características típicas de

cualquier bien económico. Posee una demanda y una oferta, y por lo tanto posee un precio.

Que el bien dinero sea utilizado como medio general de intercambio no quiere decir que no

sea un bien económico. De hecho, no podría ser un bien de cambio sin ser un bien

económico en primer lugar.52

52 Para una discusión más detallada de la Ley de Say ver (Baumol, 1999; Horwitz, 2003; Hutt, 1974).

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No sólo es cuestionable no considerar al dinero un bien económico, sino que el modo en

que (Keynes, 1936, p. 18) intenta refutar la Ley de Say no es la más rigurosa. En su crítica a

la Ley de Say, Keynes no cita al mismo J. B. Say, sino que se basa en un pasaje de J. S. Mill.

Más aún, el pasaje que Keynes cita de Mill sobre la Ley de Say es incompleto. La parte del

pasaje de Mill que Keynes deja afuera es justamente la explicación de que puede haber

desequilibrios parciales donde algunos mercados tienen exceso de demanda y otros

mercados exceso de oferta. Al tomar una versión simplificada e incompleta de la Ley de Say

y no considerar al dinero como bien de mercado, Keynes logra refutar un principio que ya

no es representación fiel de la Ley de Say.53

5.3 EL PROBLEMA DE LA ILUSIÓN ESTADÍSTICA

Las políticas Keynesianas llevan a lo que podríamos denominar un problema de ilusión

estadística. Por ilusión estadística me refiero a confundir buenos indicadores económicos

con una buena situación económica. Una economía sana lleva a tener buenos indicadores

económicos, pero al observar buenos indicadores económicos no podemos concluir que la

economía este en buenas condiciones del mismo modo que una persona con buena salud

no se siente enfermo, pero no sentirse enfermo no quiere decir que la persona no tenga

efectivamente alguna enfermedad. No es casualidad que el médico le pida algunos estudios

a pesar de que le diga que se siente bien.

53 Ver la discusión en (J. C. Cachanosky, 1989, pp. 30–31) ADD HAZZLITT

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El problema es, de nuevo, el énfasis en agregados macro por sobre la estructura micro. El

énfasis de Keynes en el gasto es tal que sugiere como solución al desempleo contratar a los

desempleados para cavar y tapar pozos si hace falta. Este ejemplo hace explícito el

concepto Keynesiano donde lo que importa es el gasto, no que se produce. Difícilmente se

pueda salir de una crisis económica produciendo pozos. De las crisis económicas se sale

produciendo bienes cuyo valor de mercado es mayor a su costo de oportunidad de

producción. Los doce años de gestión Kirchnerista no están ausente de ilusión estadística.

Uno de los casos más claros es el de empleados públicos. Según un estudio de OJF & Asoc.

Entre el 2002 y el 2014 el empleo público (Nación, Provincias, y Municipios) pasó de

2.387.193 a 4.026.566. ¿Cuál sería el nivel de desempleo sin el empleo superfluo del

estado? El empleo público que no produce riqueza es símil a contratar desempleados para

cavar pozos.

Al seguir la esta sugerencia, todos los desempleados que son contratados para cavar y tapar

pozos figuras en las estadísticas como empleados, por lo que la tasa de desempleo cae. Si se

utiliza el costo de producción, es decir el salario del cavador de pozos, como el valor de

mercado del pozo, entonces se puede computar en el PBI. La economía parece estar

saliendo de la crisis. Los indicadores económicos parecen darle la razón al sistema

keynesiano: el desempleo cae y el PBI sube. Si esta fuera una genuina solución a los

problemas económicos, salir de las crisis sería muy sencillo. De las crisis económicas no se

sale creando trabajo, se sale creando valor agregado. El político o Ministro de Economía no

tiene mejor información que el mercado sobre cómo crear valor agregado. Su rol no es

crear valor económico, sino asegurar las condiciones de mercado (seguridad jurídica,

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libertad económica, bajos impuestos, etc.) para que los agentes económicos en el mercado

puedan explotar las distintas oportunidades.54

El ejemplo de los pozos cumple el rol de resaltar lo absurdo de la propuesta. Las políticas

de estímulo no se concentran en construir pozos, sino en inversión pública en

infraestructura o e subsidiar la producción de bienes y servicios. Pero el principio sigue

siendo el mismo. Quizás el estímulo público produce la imagen de personas que antes

estaban desempleadas construyendo rutar, o puentes, en oficinistas, pero eso no quita que

detrás de esta visualización productiva no se esté financiando el equivalente a pozos en

términos económicos. El valor económico no depende de qué tan productivo se ve una

actividad productiva, sino de su efectivo valor de mercado. Es posible que la ruta, el puente,

o el oficinista estén produciendo bienes cuyo valor de mercado es menor al costo de

oportunidad, lo cual hace de esta actividad productiva el equivalente a los pozos de Keynes.

En otras palabras, no debemos dejarnos llevar por el efecto psicológico de una imagen que

parece ser productiva.

Lo importante, entonces, no es tanto si el PBI sube, sino por qué sube. La Falacia de la

Ventana Rota de (Bastiat, 1848, pp. 2–4), que precde a Keynes por casi un siglo, ilustra este

problema. En su relato, Bastiat cuenta como un niño arrojando una piedra rompe la

ventana de un sastre. La reacción inicial de las personas que presenciaron el evento es de

rechazo. Sin embargo, alguien observa que ahora el sastre deberá comprar una nueva

54 Una discusión más detallada sobre este problema en el Capítulo XXX.

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ventana, incrementando los ingresos del vidriero. Gracias a haber vendido una nueva

ventana el vidriero, a su vez, incrementará su propio consumo adquiriendo, por ejemplo,

un nuevo par de zapatos. De este modo se concluye que el haber roto la ventana produce

un flujo de gastos y por lo tanto de ingresos mejorando la situación económica en general y

que por lo tanto deberían felicitar en lugar de poner en penitencia al niño. Todos se están

de acuerdo hasta que alguien resalta que, de no haber roto la ventana, el vidriero iba de

todas maneras a gastar ese dinero en algún otro bien, como puede ser un nuevo escritorio

para su local. El flujo de gastos es el mismo con o sin la rotura de la ventana, con la

diferencia de que gracias a la piedra la sociedad es más pobre por el valor de la ventana que

se ha roto. La conclusión es que no se puede crear riqueza destruyendo riqueza.

El ejemplo de los pozos y la falacia de la ventana rota capturan el razonamiento de posturas

que sostienen que desastres naturales son buenas para las economías porque elevan las

tasas de crecimiento del PBI. También ilustra el argumento en la postura que sostiene que

Estados Unidos salió de la Gran Depresión gracias a la Segunda Guerra Mundial. El PBI no la

riqueza creada en un año, no es el stock de riqueza. El PBI es su ingreso anual, su riqueza es

su saldo bancario y el valor de mercado de sus propiedades (casa, etc.) sostener que

romper una ventana, sufrir un desastre natural, o ir a la guerra mejora su situación

económica es como decir que usted va a estar mejor si un terremoto destruye su casa y

entonces debe trabajar horas extras para compensar su pérdida. Su PBI sube, pero su

riqueza cae. Por otro lado, así como se puede llegar a pleno empleo contratando cavadores

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de pozos, también se puede llegar al pleno empleo enlistando soldados durante la Segunda

Guerra Mundial.55

5.4 KIRCHNERISMO VERSUS KEYNESIANISMO

Más allá de las críticas que se puedan elevar al esquema Keynesiano, podría decirse que el

Kirchnerismo, que tanto ha defendido sus políticas en el pensamiento de Keynes, ha hecho

una errónea aplicación de sus ideas. La obra de Keynes es en el contexto de una crisis

económica, es decir, con desempleo y capacidad productiva ociosa. Keynes sugiere, dada la

presencia de recursos que no están siendo utilizados, ponerlos a trabajar a través de un

mayor gasto público.

El Kirchnerismo, sin embargo, extendió este principio también a cuando la economía está

cerca de pleno empleo. En principio, una vez que la economía llega al pleno empleo la

política de estímulo debe ser descontinuada para no generar presiones inflacionarias. Si las

ideas de Keynes son correctas, entonces la economía debería poder seguir funcionando sola

en lugar de recaer dado que se ha invertido de manera ineficiente. En la versión

Kirchnerista de Keynes, sin embargo, se puede seguir haciendo crecer la economía vía

gasto público incluso cuando la economía está en pleno empleo. Si ese fuese el caso,

Argentina no hubiese llegado a una situación de estanflación a partir del 2011. El

55 Para una discusión más detallada de efectos de ilusión estadística en Estados Unidos durante la Segunda

Guerra Mundial ver (Higgs, 2006).

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Kirchnerismo bien podría haber aprendido de la experiencia internacional de fines de los

70.